Está en la página 1de 3

¿Qué es el neoliberalismo en la

Universidad?
(arde filo se quema sociales)

Observar la miseria del llanto de barro y ahogar el río que hace vibrar la tierra en
una cantidad X de lágrimas que se secan en un cuadro de doble entrada como
variable consecuente de vaya a saber qué otra pena convertida en árida categoría.

Encontrarse en algún lugar obscuro con quienes han (des)hecho el mundo bailando
alrededor del fuego en calles y campos, apagar la música y encender las luces,
terminando la fiesta en una agenda de tiempos que yacía pisoteada en la pista de
baile.

Extender certificados de defunción, informar al vivo que está muerto, mantenerlo


en el cajón a golpe de noticias en el pecho, maquillar el cadáver pintando sonrisas
sobre los gusanos, comunicar incansablemente que de aquí en más el velorio se
extiende por tiempo indeterminado, y sobre todo, cuidar que nadie se escabulla
hasta la vereda y cuente un chiste de esos con final inesperado.

Hacer un trabajo de pericia policial monográfica ocultando en la pared impecable de


la cultura las manchas de sangre, los muertos, los hoyos que dejaron las balaceras
artísticas de la política estética, patrullar el fortalecimiento de la pared hasta que
rápidamente se vuelva edificio, preferentemente el de una Facultad.

¿Es entonces el neoliberalismo universitario un pensamiento de derecha?

Siempre queda vestir los insultos al comprensivismo de departamento de sociología


de universidad yanqui de los ropajes fabriles del marxismo. ¿Han encontrado
últimamente detrás del concepto de lucha de clases otra cosa que un supraíndice
que refiere a alguna edición castellana del Manifiesto? ¿Han encontrado en ella la
pasión con que se mueve el pensar en cualquier lucha, el calor popular en las calles
que dilata la línea de bronce temporal, la creatividad y el miedo de pararse al borde
del nuevo abismo? ¿Han encontrado en ella algún motor? ¿Han encontrado en el
concepto de lucha de clases alguna lucha?

Siempre queda elegir entre la micro y la macro, ficcionar un trueque amargo entre
modo de producción o la estadística microeconómica, pararse en una escuela, o en
la otra. Nos resta elegir por una catástrofe evaluadora iluminada de Berkeley para
no perecer bajo los manotazos ahogados de ex-funcionarios de la dictadura. O
gemir una cátedra progre (montada, eso sí, sobre las encantadoras estructuras de
bronce que el estatuto exige) en pos de olvidar los maltragos de prepararse para el
oficio de exponer ante los pares. Pero nunca hablar desde abajo, recuperando las
voces que cantaron el fin de la estatalidad ¿Han visto en la biblioteca a alguien
dialogando con los muertos? ¿Han podido hablar el lenguaje de quienes
(des)hicieron la historia? ¿Han estrechado las manos con los puños de sangre que
nuestros libros ahogan?

Siempre queda autoproclamarse valientemente a la izquierda o a la derecha de un


profesor de literatura relegando toda nuestra producción a una cantidad equis igual
dos de parciales por materia cursada, disfrazarse de rizoma o quitarse enojado la
máscara para denunciar con firmes palabras la frivolidad y el carácter volátil de
ciertas teorías. Siempre queda ser materialista. Que para el caso, es convertir en
ladrillo del edificio la palabra que había lastimado la pared, la palabra que fue
tremendo cascote pintado contra ella. ¿Han alguna vez abierto un libro y cerrado un
cascote? ¿Lo han levantado para escribir caminando las calles, para pintar una
ciudad nueva, unas paredes que hablen de nosotros en su estética? ¿Han
encontrado en nuestras paredes alguna polémica? ¿Han encontrado en nuestras
polémicas alguna discusión?

1
Siempre queda montar el escenario del teatro trágico, aleccionar con la tristeza,
golpear bajo o alto, pero siempre golpear. ¿Han percibido algún camino desde la
imagen de la miseria del poder a la imaginación?

Siempre queda La Elección: ¿gustaría sentarse a la Derecha del Orden o a la


Izquierda del Orden?.

¿Gustaría sentarse a la derecha o a la izquierda de este enorme coro? Si no


desentona, si mantiene la armonía, si responde al ademán que indica su turno, si
respeta los tiempos, podrá hacer uso de sus cuerdas vocales. Aún más, cantaremos
todos juntos la canción más revolucionaria que se le ocurra.

El pensamiento académico (y su versión política) habla constantemente a través de


nosotros. Nos cierra la voz cuando nos abre la boca. Cuando el impulso de la
novedad integral apasiona el estómago terminamos escupiendo unas cuantas
categorías, que se cierran sobre sí mismas bajo cualquiera de los mecanismos con
que el Orden absorbe todo pensamiento: positivismo, lógica, deconstrucción,
materialismo dialéctico, empirismo lógico, coherencia interna, relevancia teórica,
desterritorialización, etc. ¿Hay alguna palabra de nuestro archivo académico que en
el contexto real en que se enuncia no se refiera más que al profesor, al libro dentro
de la mochila o al próximo parcial?

La fuerza del Monstruo del Orden tuerce los significados propios y los organiza en
su coherencia inherte, se come todo, lo digiere y escupe una feliz pluralidad liberal
tolerante de todas las corrientes e interpretaciones, que refuerza el totalitarismo
que nos deja sin voz. Dentro del Orden Académico (sentados a la izquierda o a la
derecha)...

Hasta ahora no pudimos decir nada.

¿Qué es el neoliberalismo en la Universidad?

Imaginen una muchedumbre, digamos de entre 20.000 y 25.000 personas.


Imaginen que pasan, digamos sin exagerar, la mitad de su tiempo estudiando
distintas manifestaciones de lo social. Imaginen que esas 20.000-25.000 personas
comparten un espacio físico al que acuden, digamos aproximadamente, 3 veces por
semana. Imaginen que se cruzan en los pasillos, hablan en aulas, polemizan en los
bares, se lamentan noticias, intercambian puntos de vista, analizan y escriben.
Imaginen ahora, y permítanse llorar, que a pesar de todo este trabajo no pueden
decir una sola palabra.

Hasta ahora nunca hablamos.

Hemos tenido la intención, junto a muchos otros en estos pocos años, de hablar a
través del Pensamiento del Orden, de anudarlo de otro modo, de producirle otras
referencias, de despabilarlo de su adormecimiento eterno de semana de parciales.
Hemos intentado escapar de la red invencible que vive sólo para sí misma, pero no
hemos dicho demasiado, las pocas palabras frescas se las ha engullido el Monstruo
a través de nuestros propios oídos y los de nuestros compañeros. No renunciamos
al intento, pero por el momento estamos agotados y aburridos de no poder hablar.

Hasta ahora estamos mudos.

En virtud de lo antedicho, enumeramos a continuación los puntos de esta


DECLARACIÓN DE GUERRA AL ORDEN ACADÉMICO:

1. El neoliberalismo en la Universidad es estar mudo. La impronta es


recuperar la voz.

2
2. El objetivo estratégico de esta guerra es producir la posibilidad de una
pensamiento de lo social (en todas sus manifestaciones reales) a través de la cual
hablemos los que no tenemos voz, dentro y fuera de la facultad.

3. Dada la dificultad que presenta dar la lucha desde dentro, la táctica


consistirá en una ofensiva frontal al Orden de la Academia, bajo la forma
de recuperación y creación de otros espacios ajenos a la coherencia
interna del Monstruo, con la perspectiva de indigestarlo. Es decir,
debilitarlo en su ímpetu devorador de deseos, sacudirlo en su fortaleza
espiritual de época, desajustarlo en su impermeabilidad, hacerle fracturas
que nos permitan introducir nuestro grito.

4. En cumplimiento del punto anterior presentamos nuestra renuncia, en tanto


miembros de AFSQS, a ser estudiantes de: Sociología, porque no seremos la sequía
de la lucha; Historia, porque no seremos los aguafiestas de la ruptura; Cs. de la
Comunicación, porque no seremos los funebreros de la poesía política; Letras,
porque no seremos la policía de estas paredes.

5. El horizonte primero de acción son las Facultades de Filosofía y Letras y


Cs. Sociales de la UBA, a las que pertenecemos, más allá de abrir la
posibilidad a la incorporación autónoma de cualquier otro grupo a este
emprendimiento.

6. Será considerado ENEMIGO todo aquel que se erija en defensa del Monstruo, todo
aquel que se convierta en su personificación consciente, en cualquiera de sus
diversas expresiones, a saber: su boca teoricista o sus divergentes brazos (el
izquierdo y el derecho), sus oídos comprensivos o sus inconmovibles ojos de
funcionario académico. Serán ENEMIGOS DE PRIMER GRADO quienes militen esta
personificación.

7. Esta guerra NO es de DEFENSA de la Universidad actual, ya sea bajo la


forma de reivindicación de la Reforma del ‘18 o contra el llamado "embate
neoliberal". Esta guerra es de OFENSIVA a la Universidad actual, en la
medida en que todo lo dicho demuestra que existe YA como UNIVERSIDAD
NEOLIBERAL.

8. Aunque nos gustaría serlo (debido a la pobreza de nuestro pensamiento político),


negamos toda posibilidad de ser acusados o festejados de Vanguardia, ya que bajo
nuestra condición de mudos no podemos adoctrinar ni a las Masas de panadería.

9. Anticipamos desde ya nuestro despatarrarnos de risa ante


calificaciones del estilo "marxistas posmodernos", "anarquistas new age",
"foquistas lingüísticos", "pequeña burguesía en descomposición" y
cualquier otra etiqueta del Poder a la que la mediocridad de la impotencia
gusta denominar "herramientas teóricas". Que conste en actas, así mismo,
que si hacemos lo que hacemos no es por desconocer el programa político
que otras agrupaciones tienen.

10. Esta declaración permanecerá indeclinable hasta que ardan las gargantas que
gritan la verdadera voz.

También podría gustarte