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A todo esto, podemos decir que el Derecho Civil y su ley codificada no están aptos
para la satisfacción jurídica, científica ni de manera normativa las exigencias de la
agricultura.
Citando al maestro González Linares Nerio: “El civilista olvida que la agricultura es
una realidad económica, social, productiva, ambiental y cultural diferente de las
realidades que contiene cualquier otra actividad realizada por el hombre. Olvida
que la agricultura tiene su propia disciplina jurídica especial, que es la agraria.”
Entonces quedaría una interrogante sobre si existe una civilización del derecho
agrario, porque algunos creen todavía que lo agrario puede ser regulado por la ley
civil. Pensar este tipo de cosas solo pertenece a quien no está consciente sobre el
moderno derecho agrario.
Pues el desprendimiento del derecho agrario del derecho civil, no significa que el
agrario sea civil, o que se haya trasladado de lo general a lo especial, o que solo
fue por cumplir los fines de una reforma agraria; esto sería absurdo.
Para finiquitar, como diría González, Nerio: “Si bien el Derecho Agrario emergió
del Derecho Civil – como los demás derechos especiales- no significa que sea
Derecho Civil”.
Dentro de esta relación se habla sobre el trabajo rural y el agrícola, pero el trabajo
rural constituye un esquema propio del derecho agrario; en cambio, el problema se
encuentra en el trabajo agrícola. Pues los laboralistas y agraristas aun no se
ponen de acuerdo que si el trabajo agrícola dependiente de tipo capitalista debe
de estar bajo el sometimiento de las normas del Derecho Laboral o Agrario.
Nuestro ordenamiento jurídico se inclina por que este tipo de trabajo agrícola es
materia del derecho laboral.
Con la concordancia del código civil, la propiedad del subsuelo no le compete los
yacimientos mineros (esto se encuentra en el artículo 9540) siendo la concesión
minera “un inmueble distinto y separado del precio donde está ubicado”(TEXTO
UNICO ORDENADO DE LA LEY GENERAL DE MINERIA ART. 90°). Por
consecuencia el dueño de un predio no le corresponde derecho alguno sobre los
minerales que se puedan encontrar en el subsuelo y en la superficie del bien del
cual el estado puede otorgarlo a terceros.
Existe una gran relación entre el Derecho Agrario y el Derecho Ambiental, pues,
ambos tienen el derecho y deber de conservar los recursos naturales renovables
que son el objeto físico de la actividad agraria y algunos elementos que son
indispensables para la conservación de los ecosistemas.
Pues dicha relación no es del todo factible, ya que el deterioro del ambiente del
que no puede reclamarse inocente la actividad agraria, pues no solo existe una
agricultura contaminada sino también una agricultura contaminante, tanto por la
sobrexplotación de los minifundios como por el uso de pesticidas, insecticidas,
fertilizantes causando grandes efectos tóxicos.
No cabe la menor duda que hablar del urbanismo como ordenamiento del territorio
es relacionarlo con el derecho agrario, por la ciudad y el campo no se hayan
divorciados si no que forman un inseparable.
10.7 Derecho Agrario y Derecho Alimentario
Como bien lo dice el maestro Guillermo Figallo para hablar sobre esta relación: “El
planteamiento de un nuevo derecho alimentario que enturbiaría el contenido del
derecho agrario strictu sensu reduciéndolo el campo de la empresa agrícola ha
obligado a los agraristas a revisar sus conclusiones y adentrarse en el estudio de
nuevas orientaciones del derecho agrario que impone la nueva estructura de la
economía mundial”.
Es importante resaltar la gran vinculación que tiene el derecho agrario con otras
ciencias sociales como la naturaleza en los que destacan la economía agraria, la
política agraria, sociología rural, historia de la agricultura; por otro lado la
agronomía, geografía, ecología y biología.
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