Está en la página 1de 79

Breve Historia

del
Catecumenado
MICHEL DUJARIER

Biblioteca Catecumenal
DDB
BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
Michel Dujarier

_________
 

Versión  electrónica  creada  sin  fines  de  lucro  para  ser  puesta  al  servicio  de  la  Nueva  
Evangelización  queriendo  hacer  llegar  este  texto  a  quienes  tengan  dificultad  para  
obtenerlo  en  su  versión  impresa
cruzgloriosa.org
MICHEL DUJARIER

BIBLIOTECA NEOCATECUMENAL
BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO, por Michel Dujarier
INICIACIÓN CRISTIANA DE LOS ADULTOS, por Michel Dujarier

BREVE HISTORIA
DEL
CATECUMENADO

DESCLÉE DE BROUWER
1986
Título original: Breve Histoire du catéchuménat.
© Instituí Catholique d'Afrique de l'Ouest (ICAO), Abidjan
1982 (2.' ed.)
Versión castellana de A.C.

PREFACIO

La historia es maestra de la vida. No hay discontinui-


dad absoluta entre el pasado, el presente y el futuro. Aun
cuando el presente no es una repetición pura y simple del
pasado, lleva más o menos la marca de éste, de la misma
manera que orienta el futuro, tanto de los hombres, de
© Editorial Española Desclée de Brouwer, S. A. 1986 las culturas y de la política, como de la vida social y
Henao, 6. Bilbao religiosa.
Esta es la realidad universal que la sabiduría Fon
expresa a su manera con el dicho popular siguiente: Kan
xoxo o nu uie, e no gbeyoyo o do, la cuerda nueva se trenza
con el extremo final de la vieja. En otros términos, el
presente se construye sobre el pasado o a partir del
pasado. El hombre permanece idéntico a sí mismo a
través de la evolución y las mutaciones del crecimiento
que le conduce del nacimiento a la muerte. Lo que es
verdad del hombre en su individualidad lo es también
del hombre en cuanto cuerpo social. ¿No podría igual-
mente serlo a nivel de la pastoral y de la iniciación
cristiana?

ISBN: 84-330-0692-4 El cristianismo es una religión que está fundada


D. L.: BI-1642/86 esencialmente sobre la historia y que tiene su Tradición y
Fotocomposición: DIDOT, S. A. sus tradiciones. Si hacemos abstracción del Cristo histó-
Imprime: G. GARVICA - Islas Cananas, 17 - 48015-BILBAO
8 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO PREFACIO 9

rico y de su vida en medio de los hombres, nuestra responsable de una gran zona rural en la que se le
religión no tiene ningún sentido. Es verdad, en cuanto presentan cotidianamente los problemas que él trata
africanos, nosotros podríamos estar tentados a realizar aquí con acierto y competencia. El segundo está vincula-
u n a opción: la de adherirnos al Cristo histórico, ex- do al modo esmerado de redacción, con claridad, simpli-
cluyendo deliberada y totalmente los elementos socioló- cidad y profundidad. El tercero, en fin, está en el hecho
gicos, culturales, eclesiásticos y disciplinares que otros de que esta Breve historia del catecumenado constituye las
pueblos han reunido en un sistema de pensamiento y de primicias de los trabajos de investigación realizados por
acción construido a partir de Cristo y de su mensaje. un profesor del Instituto Católico del África Occidental
Ceder a semejante tentación, sin ningún cuidado de (Abidjan) y editado en África.
discernimiento, sería violentar la historia, la Tradición, Ojalá sea bien acogido, ayude eficazmente a la
con el riesgo de construir una Iglesia desprovista de edificación de la Iglesia en África y en otras partes, y
raíces. Esto no quiere decir que estemos obligados a abra la vía a otras muchas publicaciones del I.C.A.O.
acompañar pura y simplemente, con un mimetismo
infantil y recalcitrante, toda la reflexión y creatividad Mons. Isidoro de S O U Z A
que otros han hecho en tiempos y lugares diversos.
Ex-Rector del I.C.A.O.
Nosotros debemos inspirarnos en ellas, digerirlas, asimi-
Arzobispo coadjutor de C O T O N O U
larlas, para estar en condiciones para una creación
auténtica, fiel al pasado y asumiendo el presente. Este
proceso es, por otra parte, tanto más necesario y oportu-
no en cuanto que nos encontramos, aquí en África, en
una situación extrañamente semejante a la de la Iglesia
primitiva a la que se le planteaba el mismo problema:
¿Cómo hacer pasar al hombre, individuo y sociedad, de
la ignorancia al conocimiento de Cristo, del paganismo
al Evangelio?
El estudio de los primeros siglos de la Iglesia es para
nosotros, en consecuencia, de capital interés. Este libro
de Michel Dujarier nos viene a ayudar en un punto bien
preciso: la iniciación de los adultos hacia el bautismo en
los primeros siglos de la Iglesia.
A este interés fundamental le podemos añadir otros
tres. El primero se refiere a la persona del autor, que no
«es un investigador de laboratorio, sino que es párroco,
ÍNDICE

Prefacio 7
índice 11
Abreviaturas 13
Introducción 15

C A P I T U L O 1: Las grandes o p c i o n e s d e la
é p o c a neo-testamentaria 19
Algunas normas de los primeros tiempos 19
U n a objeción de todas las épocas 22
Las exigencias de la admisión al bautismo . . . . 27
Las prácticas judías y esenias 30

C A P I T U L O 2: El c a t e c u m e n a d o se estructura
internamente (siglos II y III) 37
U n interés permanente de autenticidad pastoral 38
En Roma hacia el año 150 42
En Egipto hacia el 190-200 48
En el Norte de África hacia el 200-210 51
En Roma hacia el 215 56
En Egipto y en Palestina hacia el 230-240 62
En Siria-Palestina hacia eí 250 72
Al alba del siglo I V 78

C A P I T U L O 3: Las vicisitudes del catecume-


n a d o (siglos IV al VI) 83
Los nuevos problemas 84
12 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

Preocupación de autenticidad 90
El catecumenado hacia el 350-420 96
La cuaresma: un catecumenado de recuperación 104
El renacimiento pascual 111
Juicio sobre los siglos I V y V 115

Conclusión 121

A N E X O 1: ¿Se p u e d e escribir la historia del


catecumenado? 125 ABREVIATURAS
Mirada de conjunto 125
Estudios particulares 128

A N E X O 2: O c a s o y despertar del catecumena- BA Bibliothéque Augustinienne, Desclée de Brou-


d o del s i g l o V I al X X 133 wer, París
El período de desaparición 133 CCL Corpus Christianorum, serie latina, T u r n h o u t
Los esfuerzos de las misiones modernas 137 CNRS Centre National de Recherche Scientifique,
La renovación conciliar 142 París.
DACL Dictionnaire d'Archéologie Chrétienne et de
A N E X O 3. L o s t e x t o s d e l Vaticano I I sobre e l LiUirgie, París.
catecumenado 147 DTC Dictionnaire de Théologie Catholique, París.
ES Collection «Les Ecrits des Saints», éd. du
A N E X O 4: El Magisterio posconciliar 153 Soleil Levant, N a m u r
GCS Die Griechische Christlichen Schriftsteller,
Leipzig, Berlín
ISPC Instituí Supérieur de Pastorale Catéchétique,
París.
LC Lettres chrétiennes, colección A. H a m m a n , Le
Centurión, París
L Q F 39 La Tradition Apostolique de S. Hippolyte, -B.
Botte, colección «Liturgie, wissenschaftliche
Quellen und Forschungen», Heft 39, Münster,
1963
MD «Maison-Dieu», revista, 29, boul. Latour-
Maubourg, París 7e
14 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

MO «Masses Ouvriéres», 12, avenue Soeur Rosa-


lie, París, 13e
NTS New Testament Studies, revista, Cambridge
OS «L'Orient Syrien», revista, París
PA M . Dujarier, Le Parrainage des Adultes aux
trois premiers siécles de l'Eglise, colección
«Parole et Mission» 4, París, 1962
PG Patrologie Grecque, Migne
PL Patrologie Latine, Migne INTRODUCCIÓN
PLS Patrologie Latine, suplementos, A. H a m m a n ,
París
PO Patrologie Oriéntale, París
RTAM Recherches de théologie Ancienne et Médiéva- En el esfuerzo actual que hace la Iglesia, según las
le, revista, Lovaina perspectivas del Vaticano II, para que su rostro refleje
SC «Sources Chrétiennes», colección, éd. du Cerf, más el espíritu del Evangelio, la renovación de la
París iniciación cristiana de los adultos ocupa un lugar privile-
ST Studi e Testi, colección, Cittá del Vaticano giado.
TD Textes et Documents pour l'étude historique La restauración del itinerario catecumenal es en
du christianisme, colección, H . H e m m e r y P. efecto benéfico no solamente para preparar a los conver-
Lejay, París sos a recibir los sacramentos, sino también para hacer
TU Texte und Untersuchungen, Leipzig progresar a los bautizados en la vida de Cristo.
Conscientes de ello, hemos querido ponernos a la
escucha de la Iglesia de los orígenes. En un m u n d o
todavía extraño al Evangelio, los primeros cristianos
descubrieron con alegría la novedad radical del mensaje
cristiano. El modo cómo ellos acogían, educaban y
sostenían a sus catecúmenos es para nosotros rico en
enseñanzas.
Sin querer reproducir servilmente lo que ellos hicie-
ron entonces, nos tenemos que inspirar en su espíritu, en
sus esfuerzos, y eventualmente incluso en sus fracasos,
para lograr hoy día una iniciación mejor a la vida
cristiana.
16 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO INTRODUCCIÓN 17

Esta Breve Historia del Catecumenado que pre- Dedicamos esta obra a todos los catequistas con
sentamos vuelve a tomar los elementos que habíamos quienes, con alegría, vivimos día tras día esta apasionan-
hecho aparecer en la primera parte de nuestro estudio te búsqueda catecumenal tan llena de esperanza para
C a t e c u m e n a d o (1). Los hemos desarrollado añadiéndo- nuestra Iglesia.
les numerosos complementos que nuestra enseñanza en
el I C A O nos ha permitido descubrir y cuyo interés nos lo M. Dujarier
ha demostrado nuestra experiencia pastoral. B.P.116, A L L A D A
(República Popular de Bénin)
U n anexo proporciona elementos de bibliografía con
vistas a continuar la investigación sobre la historia del
catecumenado. Asi mismo, y para hacer mejor el puente
entre la práctica de los orígenes y la de hoy día, un
segundo anexo describe brevemente el ocaso y el despertar
del catecumenado desde el siglo VI hasta el X X . En fin,
un tercer anexo presenta todos los textos del Concilio
Vaticano II que tratan de la iniciación catecumenal.
Apoyándonos totalmente en una documentación pre-
cisa, que se menciona en las notas, nos hemos atenido a
lo que el texto deja fácilmente entender. Porque la
finalidad a la que nosotros apuntamos es la de prestar
servicio al mayor número posible de catequistas, religio-
sos y presbíteros que, metidos en el esfuerzo de la
evangelización, necesitan instrumentos de reflexión for-
mativos y accesibles a la vez.
Damos las gracias de modo especial al rector, a los
profesores y a los estudiantes de Instituto católico de
África Occidental con los que y para los que estas
páginas han sido pensadas y escritas. Nuestras gracias
igualmente para los numerosos amigos que nos han
ayudado a publicar este trabajo.

1. LAURENTIN, A. y DUJARIER, M. Catéchuménat. Données de


l'histoire et perspectives nouvelles. Centurión, París, 1969, 437 pp.
CAPITULO 1
LAS G R A N D E S O P C I O N E S D E
LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA

Sin querer buscar en el Nuevo Testamento un catecu-


menado institucional que no se podría encontrar, es útil
descubrir en él cómo, desde los orígenes, la Iglesia ha
puesto ciertas exigencias para acceder a los sacramentos
y especialmente al bautismo (1). Los Hechos de los Apóstoles
están interesados primariamente en la vida del Espíritu,
de sus manifestaciones en las primeras comunidades y de
los carismas que conducen a los hombres a Jesucristo.
Pero se puede también discernir en ellos sólidas referen-
cias a la práctica pastoral, que están también bajo la
moción del mismo Espíritu.

A L G U N A S N O R M A S D E LOS P R I M E R O S
TIEMPOS

U n a lectura atenta d e los Hechos y de las Epístolas nos


muestra que, para admitir a alguien a un cargo eclesial o

1. Sobre este capítulo, cfr. PA, pp. 68-171.


20 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 21
a un estado de vida consagrado, la Iglesia ha obrado
La elección de predicadores es igualmente minuciosa.
siempre con circunspección. Ella exigía del candidato
El mismo Pablo, que empezó a predicar desde su
ciertas cualidades e incluso un tiempo de prueba que
conversión (Hch. 9, 20-22), tendrá que hacerse admitir
permitiera juzgar efectivamente sobre sus aptitudes.
por los responsables, después de haber sido presentado
Esta exigencia, que existe desde los primeros años, se por Bernabé, miembro de la comunidad, capaz de
irá precisando a continuación en un código bastante garantizar su conversión, su bautismo y hasta la ortodo-
detallado, como lo demuestra la comparación de las xia de su doctrina (Hch. 9, 26-28). De igual manera,
cartas de Pablo con los Hechos de los Apóstoles. Notemos Pablo no se j u n t a r á a Timoteo sino bajo el testimonio
igualmente que antes de decidir sobre la admisión del dado a su respecto por los hermanos (Hch. 16, 2-3).
sujeto, el responsable apelaba frecuentemente al testimo- En las Epístolas pastorales, se encuentra la misma
nio de la comunidad. seriedad, pero con exigencias más precisas. La Iglesia,
Desde el principio de la Iglesia, la e l e c c i ó n d e los que se ha organizado, ha establecido ciertas codificacio-
ministros se hacía con discernimiento. nes (2).
El obispo tiene que satisfacer una lista de cualidades
La narración de la elección de los primeros diáconos
netamente definidas (1 T m . 3, 2-7). De igual modo, los
pone de relieve las cualidades requeridas en los candida-
diáconos son elegidos a partir de criterios detallados y
tos y la intervención de la comunidad cristiana. Son, en
después de haber sido sometidos a un tiempo de prueba,
efecto, los hermanos quienes los eligen y testimonian
d u r a n t e el cual pueden demostrar que poseen todas las
sobre su aptitud, antes de presentarlos a los responsables
virtudes requeridas.
para su ordenación:
También los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados
Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: a beber mucho vino ni a negocios sucios; que guarden el
«No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se les
Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán
entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de diáconos. (1 Tm 3, 8-10)
Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este Las viudas constituyen también desde ahora un
cargo; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y grupo reconocido dentro de la Iglesia. Pero solamente
al ministerio de la Palabra». Pareció bien la propuesta a son agregadas a él mujeres que hayan proporcionado el
toda la asambleay escogieron a Esteban, hombre lleno defe y testimonio de una buena conducta respondiendo a los
de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, criterios establecidos (1 T m 5, 9-11).
a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; los
presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les
impusieron las manos. (Hechos 6, 2-6) 2. Cf. D A U V I L L I E R , J . Les temps apostoliques. Siglo I. Sirey, París 1970,
pp. 744.
22 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 23

¿No se encuentran también las mismas exigencias mismo, una respuesta a los que quieren bautizar a
fundamentales de prueba y aptitud en la d i s c i p l i n a candidatos indignos.
bautismal? Por otra parte el discurso mismo de Pedro les hubiera
Desde que el Espíritu de Pentecostés irrumpió en el ofrecido la posibilidad de aclararse, si hubieran querido y
m u n d o , el nuevo Pueblo de Dios vive en situación puesto atención. Dice en efecto: «Convertiosy que cada uno
escatológica. Todo es gracia, y parece que, en la era del de vosotros se haga bautizar en el nombre defesucristo...» Y
Espíritu Santo, no había ya lugar para largos noviciados. enseguida, el autor de la narración añade: «Con otras
muchas palabras les conjuraba y les exhortaba: «Salvaos de
Aun cuando esta afirmación sea real, no nos tiene que esta generación perversa». Entonces sus oyentes acogieron sus
hacer olvidar que, incluso en sus principios, la Iglesia no palabras con avidez; creyeron y fueron bautizados; y «aquel
ha conferido j a m á s el bautismo a la ligera. día se les unieron unas tres mil almas». ¿Cómo no compren-
der que dentro de la expresión «con otras muchas palabras...»
omitidas por la brevedad de la narración, Pedro se esforzó en
U N A O B J E C I Ó N DE T O D O S LOS T I E M P O S obtener que ellos se salvaran de esta generación perversa?
Esta fórmula no es más que la breve indicación de lo que
¿Cuántas veces la lectura de los Hechos de los Apóstoles Pedro se esforzaba en inculcarles. La frase: «Salvaos de esta
no ha despertado, en el ánimo de los pastores, una cierta generación perversa» expresa la idea principal; pero para
duda sobre la necesidad de las etapas catecumenales? Si obtener este resultado, Pedro insistió mucho más largamente.
los cristianos de Pentecostés y el eunuco de Etiopía (3)
fueron bautizados tan rápidamente, ¿por qué querer ser Las exigencias fundamentales de la admisión al
tan exigentes hoy día? bautismo emergen claramente de esta primera narración
bautismal (Hch 2, 37-41). Contrariamente a la opinión
La objeción no es nueva. Siempre se han encontrado
que quiere ver aquí un bautismo administrado sobre el
hombres que, refiriéndose a la narración de Lucas, han
terreno, se halla precisamente un proceder bastante
tratado de justificar una pastoral bautismal demasiado
desarrollado, aun cuando una redacción más tardía ha
rápida. Estos han sido ya refutados desde los primeros
podido proyectar sobre los orígenes unas costumbres
siglos. Lejos de presentar una dificultad, estos textos
más evolucionadas que las de el tiempo en el que el
revelan la presencia de los elementos fundamentales que
acontecimiento tuvo lugar. Se descubre, en particular, el
nosotros tratamos.
itinerario de una conversión seria, que se manifiesta
S. Agustín reagrupó los argumentos de los que creían activamente por etapas (4).
en un bautismo sin preparación en el Nuevo Testamento,
para mostrar su vaciedad. Así, a propósito de los tres mil
3. De fide et op. 13; BA 8, p. 379.
c o n v e r s o s d e Pentecostés, subraya que la catcquesis 4. Cf. más adelante en este mismo capítulo: las exigencias de la
moral no fue olvidada y que el texto bíblico es ya, por sí admisión al bautismo.
24 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 25
Por otro lado, hay que señalar un error de interpreta-
Del resto, el silencio de la Escritura nos deja entender todo el
ción, que se hace frecuentemente leyendo Hch 2, 41:
detalle de los gestos de Felipe en el bautismo del eunuco. Al
«Aquel día se les unieron unas tres mil almas»... a los
decirnos: «Felipe lo bautizó», ha querido hacernos comprender
discípulos. Se piensa espontáneamente que «aquel día»
que se realizaron todos los ritos que la narración omite para
es el día de Pentecostés. Ahora, evidentemente, «aquel
abreviar, pero de lo cual una tradición continua nos hace saber
día» es una expresión escatológica. Se nos acaba de
la necesidad. Igualmente el texto: «Felipe anunció al eunuco
decir: «los que acogieron su Palabra fueron bautizados»
la Buena Nueva del Señor Jesús» no nos permite dudar que su
y aquel día es el día del bautismo y no el día de
instrucción comportara igualmente la conducta moral de todo el
Pentecostés; aquel día pone de relieve el papel escatológi-
que cree en el Señor Jesús. Anunciar a Jesucristo no es
co del bautismo: el día en el que Dios agrega a su pueblo
solamente declarar lo que hay que creer respecto a Cristo, sino
hombres de todas las lenguas y de todas las razas.
también lo que debe observar quien se apresta a ser insertado en
A propósito del e u n u c o etíope, escuchemos ante el cuerpo de Cristo. (6)
todo a Tertuliano: Que nos baste releer el texto de los Hechos para ver
en él que se han tomado todas las garantías. Lucas ha
Si Felipe bautizó tan rápidamente al eunuco, recordemos que puesto claramente de relieve las disposiciones del postu-
el Señor le había testimoniado su favor de una manera lante: es ya un creyente, puesto que ha ido en peregrina-
manifiesta y explícita: había sido el Espíritu el que había ción y estudia la Biblia (Hch 8, 27-28), y la calidad de
dado la orden a Felipe de tomar aquella ruta. El eunuco, por sus disposiciones ha sido testimoniada por Dios mismo
su parte, no se encontraba inactivo: no fue un deseo repentino (8, 26 y 29). El candidato ha hecho un largo proceso
el que le empujó a pedir el bautismo, sino que había ido al personal (8,34) y, después de haber escuchado una
Templo a rezar y se aplicaba leyendo la Sagrada Escritura. catequesis bíblica centrada sobre el Cristo (8,35), puede
(5) proclamar su fe que le abre el acceso al bautismo.
Queda, sin embargo, el que el autor de los Hechos
En el mismo sentido, Agustín muestra que este pasaje
presenta el acontecimiento como un hecho excepcional.
de los Hechos no significa absolutamente que se pudiera
Parece que su intención ha sido la de mostrar la esponta-
bautizar a alguien sin preparación. Todo lo contrario, no
neidad y la intensidad de la conversión del corazón y
solamente ha realizado Felipe todos los ritos litúrgicos
sobre todo el poder del Espíritu, que interviene de
esenciales, sino que se ha tomado el tiempo de formar al manera milagrosa (7).
eunuco: no ha omitido nada, «ni de lo que se refiere a la
fe, ni de lo que concierne a las costumbres de los fieles».
6. Defide et op. 9, 14; BA 8, pp. 381 y 383.
7. En la narración del bautismo del Eunuco, los Hechos no tienen la
intención de dar un ejemplo de la preparación, tal y como se
practicaba en la época. Parece incluso que el comportamiento de
5. De Bapt. 18, 2; SC 35, pp. 91-92. Felipe, en lo que se refiere a la administración del bautismo, no ha
26 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 27
No parece, por lo tanto, que los Apóstoles hayan
miento de las obras muertas y de la fe en Dios; de la
bautizado siempre rápidamente, aun cuando lo hicieran
instrucción sobre los bautismos y de la imposición de las
alguna vez (8). Sea lo que fuere, los textos insisten sobre
manos; de la resurrección de los muertosy del juicio eterno. Y
la necesidad de un discernimiento. Se puede incluso
así procederemos con el favor de Dios. (Hb. 5,12 - 6,3)
afirmar que, muy pronto, la disciplina eclesial se estruc-
turó más y más firmemente, en base a las exigencias
fundamentales que se perciben desde el principio de los
LAS E X I G E N C I A S DE LA A D M I S I Ó N
Hechos.
AL BAUTISMO
~L2L Carta a los Hebreos lo testimonia, cuando recuerda a
los cristianos lo que fue su tiempo de formación, ese Desde Pentencostés, la fe es evidentemente el elemen-
tiempo de la «leche» en el que han recibido «la enseñan- to central de la conversión: una fe propiamente «cristia-
za elemental sobre el Cristo», «los artículos fundamenta- na», es decir, que no sea solamente creencia en el Dios
les». Este tiempo debía haber sido bastante serio como creador (como los paganos), ni tampoco en el Dios del
para que no se haya de volver a él después del bautismo, Antiguo Testamento (como los judíos), sino en el Dios de
tiempo del alimento sólido. Jesucristo. La carta más antigua de Nuevo Testamento
En efecto, debiendo ser ya maestros en razón del tiempo, lo dice de manera explícita mostrando el itinerario de los
volvéis a tener necesidad de ser instruidos en los primeros convertidos:
rudimentos de los oráculos divinos, y os habéis hecho tales de
Os convertisteis a Dios, tras haber abandonado los ídolos,
tener necesidad de leche en lugar de manjar sólido. Pues todo
para servir a Dios vivo y verdadero, y esperar así a su Hijo
el que se nutre de leche desconoce la doctrina de la justicia,
Jesús que ha de venir de los cielos, a quien resucitó de entre
porque es niño. En cambio el manjar sólido es de adultos; de
los muertos y que nos salva de la Cólera venidera. (1 Ts 1,
aquellos que, por costumbre, tienen las facultades ejercitadas
9-10)
en el discernimiento del bien y del mal. Por eso, dejando
aparte la enseñanza elemental de Cristo, elevémonos a lo La narración de l o s bautismos d e Pentecostés
perfecto, sin reiterar los temas fundamentales del arrepenti- deja incluso entrever dos momentos en el acceso a la fe,
dos períodos marcados por dos umbrales.

sido siempre ejemplar. El caso de Simón el Mago (Hch 8, 9-25)


Está ante todo el anuncio kerigmático (Hch 2, 14-36).
muestra su tendencia a proceder más deprisa de lo que se debía; se Este primer período, que proclama el misterio del Cristo
podría uno preguntar si su vinculación a la comunidad de Cesárea resucitado, aboca a un primer umbral: «Al oir esto,
(Hch 21, 8-9), que puso fin a su admirable carisma itinerante
(mientras que S. Pablo inauguraba el suyo) no fue motivado por la dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los demás
necesidad de equilibrarlo y limitarlo por una autoridad establecida. apóstoles: «¿Qué hemos de hacer, hermanos?» (Hch
8. TURCK, A. Aux origines de catechumenat, in Rev. des Se. phil. rt théol. 2,37). Esta pregunta, casi ritual, reaparece habitualmen-
48 (1964) pp. 20-31.
te en un contexto kerigmático: manifiesta la primera
GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 29
'•M BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
una casa (10, 17 y 25). Es, en efecto, la primera etapa, la
conversión que permite dar un paso hacia el bautismo. de presentación al responsable que hace la pregunta
Se trata, en efecto, de una fe real y profunda, pues está tradicional: ¿«cuál es tu motivo»? (10, 21 y 29). El
dispuesta a pasar a los hechos (9). candidato responde mostrando que él es «justo y temero-
Pero no está todavía afianzada. Debe ser consolidada so de Dios» (10, 22 y 30) y pidiendo ser admitido a la
por una enseñanza más profunda, expresada en la frase catequesis (10, 22 y 33). Su petición está apoyada por
«con otras muchas palabras», cuya importancia ha unas garantías: testimonio del Ángel (10, 4 y 31), de los
subrayado muy bien Agustín. Después del primer um- tres enviados (10, 22) y de la comunidad j u d í a (10, 22).
bral tiene, por tanto, lugar un cierto período de cateqjie- Y, como se constatará en otros textos posteriores, la
sis (Hch 2, 38-40). Este tiempo de instrucción y de admisión a la catequesis está significada por la entrada a
formación termina en un segundo umbral en el que se la casa (10, 23 y 37).
trata de constatar si los candidatos han hecho pasar el
mensaje a sus vidas, si han «acogido la palabra» (Hch 2, Entonces tiene lugar la catequesis propiamente dicha
41), es decir, si han obedecido prácticamente al Cristo, si (10, 34-43). Está centrada sobre el Cristo (10, 36), cuyo
han cambiado suficientemente su comportamiento como señorío se prueba por los acontecimientos que van desde
para ser admitidos al bautismo. el bautismo de J u a n a las apariciones del Resucitado (10,
37-41) y cuyos predicadores se hacen garantes (10, 42).
Por tanto, el acceso al bautismo parece implicar ya
Semejante instrucción tiene por finalidad despertar la fe
dos etapas distintas y dos umbrales. Aun cuando, al
plena en el Cristo, y por eso mismo conducir al bautismo
nacer la Iglesia, estas etapas están todavía muy j u n t a s , el
(10, 43).
redactor de la narración las ha mencionado claramente:
una primera evangelización que aboca a un acto de fe, Si esta fe es manifiesta, el bautismo puede tener
global pero real, puesto que implica la existencia; des- lugar. Pero hay que verificar, ante todo, su cualidad. En
pués una catequesis más detallada que debe traducirse el caso particular de Cornelio, en el que los «seis
en acto en lo concreto de la vida. hermanos» no osaban dar una opinión favorable, fue
La narración del bautismo de Cornelio (Hch 10, necesario que Dios mismo diese testimonio (15, 8)
1-11, 18) es aún más clara. Su estructura sugiere lo que enviando su Espíritu (10, 44-48).
podían ser las etapas bautismales en la época en que los
Las narraciones de los Hechos proporcionan, pues, los
Hechos fueron redactados, en el último tercio del siglo I
indicios de un doble examen encuadrando un tiempo de
(10).
catequesis; pero estos indicios se hallan fuertemente
Las diversas descripciones que tenemos de la escena reforzados por las dos constataciones siguientes: esta
comportan un primer acto, que se desarrolla fuera de estructura será corriente cien años más tarde y existe
ciertamente ya en algunas prácticas judías contemporá-
9. C o m p a r a r con Hch 16, 30; 22, 8-10 y Le 3, 10.
10. Cf. cuadro presentado en PA, p p . 391-393. neas al redactor de los Hechos.
30 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 31

LAS P R A C T I C A S J U D I A S Y E S E N I A S Los recientes descubrimientos de Q u m r á n han con-


firmado y precisado lo que ya sabíamos por Flavio Josefo
Las corrientes judías que florecían en la época neotes- sobre su sistema de admisión que comporta dos períodos
tamentaria, especialmente el judaismo y el esenismo, (12).
aclaran también nuestra búsqueda, en la medida en que
algunos de sus usos han podido ejercer una influencia en El postulante es sometido ante todo a un año de prueba
las instituciones cristianas hacia los años 70-100, es durante el cual se ejercita en el estilo nuevo de vida, pero
decir, en el momento en que la Iglesia, comenzando a fuera de la comunidad:
desarrollarse, tuvo que darse una forma más estructura- «Los que desean entrar en esta secta no son admitidos
da. inmediatamente. El candidato hace una etapa exterior de un
año, durante la cual está obligado rigurosamente al género de
vida de los esenios, pero sólo en cuanto al régimen alimenticio y
El e s e n i s m o a la obligación del trabajo.»
Ciertos autores como P. Benoit piensan que «el Su admisión al estadio siguiente depende del éxito de
esenismo ha ejercido ciertamente una influencia sobre el esta prueba.
cristianismo, pero menos sobre sus orígenes que sobre su
Entonces hace un noviciado de dos años durante el que
evolución ulterior». (11) En efecto, si se convirtieron
puede participar progresivamente en algunos ritos, pero
bastantes esenios a Cristo después de la catástrofe del 70,
todavía no en todos.
pudieron haber dado a la Iglesia el contributo de ciertos
principios de organización de su Comunidad. Nos aten- «Cuando ha dado prueba de templanza, durante el tiempo
dremos aquí a las llamativas analogías entre las etapas prescrito, entonces es asociado, aún más estrechamente, al
de iniciación en la comunidad de Q u m r á n y en las régimen de la fraternidad: participa en las inmersiones del
primeras comunidades cristianas. baño de purificación, pero aún no se le admite a las comidas
en común. Porque, después que ha mostrado dominio sobre
sus sentidos, aún necesita dos años para demostrar su
11. BENOIT, P.: Qumrán et le nouveau íeslament, NTS, 7, 1961, pp. carácter. Si la prueba es manifiestamente satisfactoria, se le
276-296. —La influencia de las prácticas bautismales en el esenis-
mo y el judaismo es mantenida por A. Jaubert: «Los Hechos admite en la comunidad.»
mencionan que muchos sacerdotes obedecían a la fe (Hch 6, 7)... Estos datos nos sugieren dos relieves importantes. En
Parece razonable admitir que (estos sacerdotes) venían de círculos
en desacuerdo con las orientaciones oficiales, y afines a Juan primer lugar, se trata de u n a iniciación progresiva que
Bautista. Así es como la primitiva comunidad cristiana pudo hace pensar en las etapas catecumenales tal y como las
recibir poco a poco el influjo de una larga tradición sacerdotal,
preciosa para su organización litúrgica», en Les Premien Chrétiens,
encontraremos enseguida en Hipólito de Roma. Más
París 1967, pp. 9-10. Cf. THOMAS, J. Le mouvement baptiste en
Palestine et Syrie (150 antes de J.C.-300 después de J.C.), Louvain,
1935.
12. FLAVIUS JOSEPHE, La Guerre desjuifs, II, VIII, 7, n° 137-144.
32 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 33

aún, cada una de estas etapas es considerada como un no es inútil considerar como los paganos convertidos
tiempo de formación y de experimentación. Para ser eran admitidos dentro de la comunidad de la Antigua
admitido a cada uno de estos dos estadios hay que haber Alianza (15).
hecho sus respectivas «pruebas» y sobre todo en cuanto a
El bautismo de los prosélitos, cuya codificación escri-
las costumbres y a la vida.
ta data de la primera mitad del siglo I I , estaba ya en
Los documentos de Q u m r á n vienen hoy día a com- vigor al final del siglo I. Su ritual menciona un examen
pletar la descripción hecha por Flavio Josefo (13). Estos de admisión muy serio, en el curso del cual tres rabinos
precisan que el paso del postulantado al noviciado estaba tratan de saber por qué el pagano quiere entrar en el
sometido a la aprobación de toda la comunidad. Cada Pueblo Elegido, incluso ponen a prueba la calidad de su
uno de los dos años de noviciado termina con un nuevo conversión tratando de desanimarle con el recuerdo de
examen del candidato: su paso al grado superior depende las persecuciones padecidas por los judíos en el mundo.
de la opinión de los miembros que deben juzgar sobre su
Si en la época actual viene un hombre para hacerse prosélito,
aptitud.
hay que hablarle de este modo:
La sinceridad absoluta de la conversión se exige, en «¿Cuál es la razón de tu deseo en hacerte prosélito? ¿Tú no
efecto, como condición «sine qua non». Como lo dirán sabes que Israel, en la época actual, está perseguido,
más tarde Tertuliano y Orígenes, el baño de agua es oprimido, humillado y aplastado, y que el sufrimiento lo
ineficaz para el hombre que rehusa vivir según la ley de sofoca?»
Dios. A propósito de los hipócritas, la regla de la comunidad Si responde: «Lo séy no soy digno», se le admite enseguida.
es severa: (16)
«que un hombre tal no entre en las aguas para acceder a la Si el candidato manifiesta la solidez de su decisión,
purificación de los hombres de Santidad, porque es impuro entonces se le admite a la instrucción. Solamente cuando
entre todos los transgresores de Su palabra (14).» él conozca bien los mandamientos de Dios y sus sancio-
nes, así como las perspectivas del m u n d o futuro, podrá
La a d m i s i ó n d e los prosélitos ser circuncidado y bautizado en presencia de dos o tres
testigos.
Si nuestro rito bautismal cristiano ha podido quedar
marcado, en alguno de sus elementos, por los usos judíos, Si ha aceptado, es circuncidado sobre el terreno...
Apenas se cura, se le bautiza. Entonces, dos hombres instrui-
13. PA, pp. 99-111. Para más detalles, leer DEI.COR, M , Le vocabulai- dos tienen que estar a su lado y darle a conocer algunos
rejuridique, culluel el mystique de l'initiation dans la sede de Qumrán, en:
Qumrán-Probleme, Berlín, 1963, pp. 109-134. Completar con el
excelente estudio de POULLY, j . La Regle de la communauté de 15. PA, pp. 73-97.
Qumrán. Son évolution littéraire, Gabalda, París, 1976. 16. Ver también Guerim I, en PA, p. 82. Comparar con Le, 7, 1-10,
14. Regle 5, 13-14; trad. CARMIGNAC, J., Les Textes de Qumrán, t. I, donde se reencuentra la misma actitud, con la frase característica:
París, 1969. «No soy digno».
34 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO GRANDES OPCIONES DE LA ÉPOCA NEOTESTAMENTARIA 35

mandamientos menores y algunos mayores. Cuando sale de su admite sin preparación, sin criterios, ni sin garantías.
inmersión, es considerado a todos los efectos como un israelita. Estos rasgos permiten constatar que la entrada en el
(17) cristianismo no se hizo j a m á s en ruptura con las costum-
En los primeros tiempos, la Iglesia, que permaneció bres de las comunidades religiosas del judaismo contem-
fiel a las prácticas judías y a la comunidad j u d í a (Hch 3 poráneo, aun cuando, en los primeros años, la inminen-
al 15) realizó baños rituales con estos ritos y costumbres. cia de la Parusía llevó a los primeros cristianos a
No es sorprendente reencontrar huellas de ellos. precipitar las etapas.
Ciertos autores dudan en afirmar la influencia de Sin duda, aún no se han terminado de poner de
ritos judíos sobre los ritos cristianos. Sin embargo, nos relieve, dentro del Nuevo Testamento, los indicios de
parece que tal influencia ha debido existir, al menos en una iniciación progresiva que tanto la admisión de los
los medios judeo-cristianos, tanto en occidente como en prosélitos como el noviciado de los esenios permiten
oriente. Encontramos un indicio de esto en la expresión identificar mejor.
«prosélito de Cristo» que se aplica a los catecúmenos en
algunos textos del siglo II y hasta el siglo I I I (18).
Todavía más que la entrada en la antigua Alianza, la
entrada en la Nueva Alianza es un don de Dios al que el
hombre debe corresponder con toda sinceridad.

Este breve examen del Nuevo Testamento manifiesta


que la Iglesia primitiva no admite a los sacramentos de
iniciación más que a los sujetos cuya fe de conversión ha
constatado primero y cuyo estilo de vida ha puesto a
prueba seguidamente, a lo largo de la catequesis. No

17. Ver también Gerim I, en PA, p. 89.


18. B A G A T T I , B. L'Eglise de la Circuncisión, J é r u s a l e m , 1965 p p .
195-206. A los testimonios aportados en este sentido por su autor,
a ñ a d a m o s aún: J U S T I N , Dialogue asee Tryphon, 122, 5; O R Í G E -
N E S , Hom. injos. I X , 9; y muchos otros citados por L A M P E en A
Patristic Greek Lexicón, p . 1171.
CAPITULO 2
LA E S T R U C T U R A C I Ó N I N T E R N A
DEL C A T E C U M E N A D O
(Siglos II-III)

Hasta el 313, la Iglesia vive aún en una situación


difícil. Cuenta numéricamente con pocos adeptos toda-
vía; socialmente, sus miembros se encuentran sumergi-
dos en un mundo paganizado; políticamente, no ha
adquirido derecho de ciudadanía y sufre persecución.
Pero hasta la dificultad de esta situación representa una
exigencia permanente que, al fin, será fuente de calidad
pastoral. La Iglesia ejerce su apostolado en un contexto
eminentemente misionero. Es precisamente en esta épo-
ca cuando el catecumenado se va a estructurar y a
producir sus más hermosos títulos de autenticidad (1).

Vamos a repasar las grandes etapas de este desarrollo


a través de algunos ejemplos-claves. Pero conviene mos-
trar, ante todo, el espíritu que guiaba este esfuerzo
pastoral.

1. P a r a todo este capítulo, cf. PA, p p . 173-344.


38 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 39

U N INTERÉS PERMANENTE DE única y misma entrada en una única y misma fe, pero por
AUTENTICIDAD PASTORAL etapas sucesivas. En relación a la fe, el itinerario catecu-
Ya hemos subrayado con qué cuidado, desde los menal se expresa con estos tres verbos: acceder a la fe,
orígenes, se esmeraban los ministros del bautismo en entrar en la fe, sellar la fe. Recíprocamente, el bautismo
discernir la sinceridad de la conversión de los candida- se realiza progresivamente, desde un temor de Dios
tos. El mismo interés de autenticidad va a guiar a la inicial hasta la experiencia sacramental de Dios, por
Iglesia misionera de los siglos II y I I I en su función medio de la fe sana y penitente. Es cuanto él expresa,
materna. En efecto, es fundamental no olvidar nunca que hacia el año 200, a los catecúmenos de Cartago, cuya
el poder salvífico de Cristo no puede desarrollarse allá lentitud en completar su conversión «procedía de una
donde, sin fe, falta un medio favorable (Mt 13, 58). En temeraria confianza en el poder del bautismo»:
otras palabras, no se puede administrar el sacramento a El Señor empezará por verificar la calidad de la penitencia,
un sujeto mal dispuesto o cuya fe no ha transformado antes de concedernos una recompensa tan magnífica como la
realmente su vida. vida eterna.— 9. ¿Quién, por tanto, osaría concederte a ti,
Detengámonos en dos testimonios bien característi- cuya penitencia es tan incierta, la aspersión de una sola gota
cos, entre los que han puesto de relieve la necesidad de de no importa qué agua?— 12. Algunos estiman que Dios
un cierto tiempo para consolidar la conversión y formar está obligado a conceder, incluso a los indignos, algo de lo
al convertido. que El ha prometido: ellos transforman su generosidad en
servidumbre.— 16. El baño bautismal es el sello de la fe:
E n África d e l N o r t e pero esta fe tiene su punto de partida en la sinceridad de la
Para Tertuliano, el bautismo es «el sello de la fe» (2), penitencia y en ella halla su garantía.— 17. A nosotros no se
de una fe que ha habido que despertar y profundizar nos sumerge en el agua para que no pequemos; sino porque ya
precedentemente. La iniciación es concebida como una hemos puesto fin al pecado, ya estamos lavados en (nuestro)
corazón: he aquí el primer bautismo del oyente (de la
2. La expresión «sello de la fe» es frecuente en Tertuliano, con algunas
variantes: la inmersión es el signo de la fe («obsignatio fidei»). De Palabra). De ahí un temor perfecto que el Señor reconocerá,
Penitentia VI, 16, CCL I, 331; De idol. 10, 6, 12; Ad Nat. 8, 16; el una fe sana y una conciencia que ha abrazado la penitencia,
bautismo es también «signado fidei», De Spect. 4, 1; 24, 2, 3, CCL I,
231, p. 248. Tertuliano hablará de la fe recibida y sellada en el de una vez por todas.— 22. ¿A quién consideras tú como al
bautismo («suscepta atque signata»), De Corona 11,4, CCL II, 1057. más digno, sino al mejor corregido, y quién es el mejor
Bajo forma lapidaria dirá que el agua sella la fe («fidem aqua corregido, sino aquel que tiene el temor de Dios más grande y
signat»), De Praesc, 36, 5, CCL I, 217. Se entenderá en el mismo
sentido la expresión «obsignatio baptismi» por el que se vive la fe, que, por eso mismo, ha hecho verdaderamente penitencia?
De Bapt. 13, 2 CCL I, 289; cf. Adv. Marc. 1, 28; De anima, 1; ver (3).
VILLETTE, L. (o.c, nota 2, p. 53), T. I, pp. 111-112. - Sobre el
bautismo, sello de la fe en el Nuevo Testamento cf. DE LA
POTTERIE, I, Bíblica 40 (1959), pp. 12-21; solamente habría que 3) TERTULIANO, De penitentia VI, 1-22; TD 3' ed.; P. de LABRIO-
matizar las afirmaciones de que la unción no hace alusión a ningún LLE; CCL I, pp. 329-332. Este texto, un poco polémico, parece
rito en los orígenes cristianos. minimizar demasiado la eficacia de la gracia.
40 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 41

A esta enseñanza debe corresponder la actitud de los vuestros vicios habituales y aplacar vuestras costumbres
«prepósitos» (agentes) cuyo papel es precisamente el de bárbaras, para que, habiéndoos revestido de dulzura y de
discernir la sinceridad de los candidatos, para evitar el humildad, podáis recibir la gracia del Espíritu Santo (5).
ser engañados por quienes se acercaran con fraude. Venid catecúmenos, haced penitencia para recibir el bautismo
Tertuliano arremete contra los que se escudan en el en remisión de vuestros pecados. Recibe el bautismo con vistas
Evangelio para evitar el retrasar o rechazar una petición a la remisión de los pecados el que cesa de pecar. Sin
de bautismo: embargo, si alguien viniera al bautismo mientras continúa
Que aquellos que tienen esta función sepan que el bautismo no pecando, para él no hay remisión de los pecados. Por esto es
debe darse a la ligera. «Da a todo el que te pida» (Le 6, 30) por lo que yo os suplico, no vengáis al bautismo sin mirarlo
se refiere, en sentido propio, a la limosna. (Para el de cerca y sin una reflexión profundizada, sino mostrad antes
bautismo) hay que tomar, más bien, en consideración esta dignos frutos de penitencia» (Le 3, 8). Pasad un cierto
(palabra): «No deis las cosas santas a los perros y no tiempo con una buena conducta y guardaos puros de todo vicio
arrojéis vuestras perlas a los puercos» (Mt 7, 6),y aún: «No y de toda (clase de) grosería; de este modo, obtendréis la
impongáis las manos a la ligera y no os hagáis cómplice de remisión de los pecados cuando os hayáis puesto, vosotros
los pecados ajenos» (1 Tm 5, 22) (4). mismos, a despreciar vuestros pecados (6).
Veremos enseguida cómo se realizan estas exigencias.
Retengamos solamente, por un instante, la afirmación
En Palestina categórica, — t a n t o en Oriente como en Occidente—, de
la necesidad de un período preparatorio para el bautis-
Las homilías pronunciadas por Orígenes en Cesárea,
mo, que permite al candidato efectivamente cambiar de
hacia el año 240, hacen eco a los principios de pastoral
vida en función de su nueva fe, para que la recepción del
enunciados por Tertuliano. El bautismo es ciertamente
sacramento no sea un simulacro.
un don de Dios, pero un don que, para ser eficaz, supone
por parte del hombre un cambio real de vida, una 5. ORÍGENES, Hom. in Lev. 6, 2; GCS 6, 361; SC 286, p. 275.
trasformación de costumbres a la luz de la ley de Cristo. 6) ORÍGENES, Hom. in Luc. 21,4; GCS 9, 140; SC 87, pp. 294-295; las
notas 2 y 3 de SC son muy interesantes, sobre las conversiones en
Deseáis recibir el bautismo y merecer la gracia del Espíritu, Orígenes. Orígenes precisa más adelante: «Juan habla a las gentes
entonces tenéis que ser purificados a partir de la ley; ante que SALÍAN para hacerse bautizar (Le 3, 7). Si alguien quiere hacerse
bautizar debe SALIR. Mientras que permanezca en su primer
todo, oyendo la Palabra de Dios, tenéis que desarraigar estado, sin cambiar de conducta y de hábitos, le faltan totalmente
las disposiciones requeridas para acercarse al bautismo. Para
comprender lo que quiere decir SALIR para ser bautizado, hay que
4. TERTULIANO, De Bapt. 18, 1; SC 35, p. 91. Habría que estudiar estar atento al testimonio dado por las palabras de Dios a Abrahám:
salde la tierra...etc. (Gn 12, 1)»; (Hom 22, 5; ver también 22, 6). Para
el uso que los Padres de la Iglesia han hecho de estas citas bíblicas al
Orígenes, la primera etapa consiste en salir del pecado, de los
aplicarlas precisamente a los sacramentos que no se deben adminis- antiguos hábitos y de sí mismo. En este sentido, ver también los
trar sin discernirmiento. Cf. Biblia Patrística en vías de publicación textos citados más adelante, notas 1 y 2, p. 38.
por el CNRS de París, et infra p. 55, nota 2.
42 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 43

Catecúmenos, estad atentos; escuchadj aprovechaos de lo que catequética (9). Hacia el 140 en Roma, en una época en
os digo para prepararos, mientras todavía no estáis bautiza- la que el término técnico de «catecumenado» todavía no
dos. Venid a la fuente, sed lavados para la salvación; no os se emplea. El Pastor de Hermas es testigo de que existe un
contentéis con ser lavados, como algunos que lo han sido, pero verdadero itinerario para los que se preparan a los
no lo han sido para la salvación, que han recibido el agua y sacramentos. En la visión tercera, H e r m a s ve a la Iglesia
no han recibido el Espíritu Santo, mientras que los que son bajo la imagen de una torre en construcción «edificada
lavados para la salvación reciben el agua y el Espíritu Santo sobre las aguas con brillantes piedras cuadradas.» Seña-
todo junto (7). la a una categoría de piedras que «caían cerca del agua y
no llegaban a rodar hasta ella, a pesar de su deseo».
Por tanto, a la luz teológica del vínculo esencial que Estas piedras, se dice, representan:
une la fe y el sacramento vamos a poder ahora considerar a los que han escuchado la palabra de Dios y quieren ser
la evolución de la pastoral catecumenal de los siglos I I y bautizados en el nombre del Señor. Lo único que, al acordarse
III, en las diversas Iglesias del m u n d o mediterráneo. de la santidad que exige la verdad, cambian de opinión y se
colocan de nuevo a remolque de sus malas pasiones (10).
Sin d u d a nos hallamos aquí ante la huella de exigen-
cias bautismales netamente expresadas por la Iglesia a
E N R O M A H A C I A EL A Ñ O 150 los «oyentes de la palabra» que son los candidatos. Si
algunos de estos cambian de opinión, es que existe un
Hacia el año 180 vemos nacer lo que acostumbramos tiempo de prueba antes de el bautismo y que hay que dar
a llamar hoy día «catecumenado» (8). En realidad, se signos de conversión.
trata menos de una institución que de una manera de
La organización de catecumenado que encontrare-
hacer cuyo uso, bastante rápidamente difundido, fue
mos con Hipólito hacia el 215 no apareció súbitamente.
reconocido enseguida por la Iglesia como el medio más
Es el fruto de un esfuerzo pastoral que fue precisándose a
apto para preparar a los conversos para el bautismo.
lo largo del siglo II. De esta lenta maduración, visible ya
Al final del siglo I en Siria, según la Didajé, la en la obra de H e r m a s , tenemos otro testimonio en la
iniciación cristiana presuponía ya una cierta enseñanza primera Apología de J u s t i n o (11). Citemos el pasaje más

9. La doctrina de los doce apóstoles (Didajé), SC 248, VII, I: «después de


7. ORÍGENES, Hom. in Ezech. 6, 5; GCS 8, 383. haber dicho antes todo lo que precede, bautizar...». - RORDORF,
8. CAPELLE, B. L'introduction du catechumenat a Rome, RTAM 5 (1933), W. (p. 170, nota 3) no acepta la interpretación de AUDET el cual
pp. 129-154. considera esta expresión como una interpolación tardía.
LEBRETON, J. Le développement des institutions ecclésiastiques a lafindu 10. HERMAS, El Pastor, SC 53 bis, visión III, 2, 9 y 7, 3.
second siécle et au debut de troisíeme, Rech. Se. Reí. 24 (1934), pp. 11. JUSTIN, 1' Apología, 61-66; en T D I, ed. L. PAUTIGNY París
129-164. 1904, pp. 126-140.
44 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 45

importante. No describe más que la iniciación bautismal


La e v a n g e l i z a c i ó n previa
propiamente dicha (con sus tres elementos: última pre-
paración litúrgica comunitaria, bautismo, eucaristía).
Pero también hace claramente alusión a una instrucción En esta época, el trabajo apostólico no estaba reser-
precedente cuyas características trataremos de precisar vado a algunos especialistas. Cada cristiano tiene el
nosotros. cuidado de conducir a la fe a sus vecinos. Justino, por
ejemplo, nos cuenta la historia de esa mujer que, «cuan-
61, 1. Expondremos ahora cómo, renovados por el Cristo, nos do conoció las enseñanzas de Cristo, se enmendó y trató
consagraremos a Dios. Si omitiéramos este punto en nuestra de persuadir a su marido para que se enmendara
exposición, apareceríamos en falta. 2. Todos los que están igualmente, refiriéndole las enseñanzas y exponiéndole el
convencidos y creen verdaderas las cosas que enseñamos y castigo del fuego eterno reservado para los que viven en
decimos, y que aseguran que podrán vivir de esa manera, son el mal y contrariamente a la sana razón (12)».
enseñados, en el transcurso del ayuno, a rezary a implorar de
Dios la remisión de todos sus pecados pasados, mientras que
El anuncio de la Buena Nueva no es el privilegio de
nosotros oramos y ayunamos con ellos. 3. Entonces los
los sacerdotes ni de los sabios: es la misión que todos los
conducimos a donde haya agua y, según el rilo de regenera-
cristianos, aun los menos instruidos, deben preocuparse
ción por el cual nosotros mismos fuimos regenerados, ellos
de cumplir, según su propia gracia y la de su tiempo.
también son regenerados, pues, en el nombre de Dios, padre y
maestro de todas las cosas,y de Jesucristo nuestro salvador,y
del Espíritu Santo, son bañados en el agua... Entre nosotros, se pueden entender y aprender estas cosas aun
65, 1. En cuanto a nosotros, después de haber bañado a aquel de aquellos mismos que no conocen los caracteres de la
que cree y se ha añadido a nosotros, le conducimos a donde escritura, gente simple y de hablar inculto, pero sabios y de
están reunidos los que llamamos hermanos, haciendo con espíritu fiel, incluso si están enfermos o privados de la vista
fervor las oraciones comunes, por nosotros, por el iluminado, (13).
por todos los otros, estén donde estén, a fin de ser juzgados
dignos de ser instruidos en las verdades y de ser estimados, a La evangelización se hace de manera flexible y
través de nuestras obras, buenos ciudadanos y guardianes de espontánea, por tanto, pero debe ser, sin embargo, seria
los mandamientos, de manera que seamos salvados con y la instrucción bastante profunda. Se ve que ciertos
salvación eterna... cristianos se consagran más especialmente a esta tarea de
66, 1. Entre nosotros este alimento se llama «eucaristía»;y a despertar a la fe y de enseñanza, abriendo «escuelas»
nadie se le concede tomar parte a no ser a aquel que cree
verdadero lo que nosotros enseñamos, ha sido bañado con el
baño para la remisión de los pecados en vistas de la
regeneración, y que vive como lo ha transmitido el Cristo. 12. JUSTINO, 2- Apología, 2, TD I, p. 151.
13. JUSTINO, !• Apología, 60, TD, I, p. 124.
46 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 47

como las filosóficas de esa época: éstos son grupos Finalmente, una vida transformada: hay que «asegu-
privados, pero no institucionales (14). rar que se es capaz de vivir según esta doctrina» (61-2).
La Iglesia jerárquica aún no asume directamente la ¿Cómo se podría hacer esto si no hubiera habido ante-
responsabilidad de la enseñanza que allí se da. Pero el riormente un período suficiente para actuar, paralela-
hecho está ahí: los mismos laicos aseguran con cuidado mente a la instrucción, una verdadera conversión de
la evangelización y la instrucción de los convertidos. costumbres? Tanto se trate de la Eucaristía como del
bautismo, el sacramento no se concede sino a aquel que
«vive así como lo ha transmitido el Cristo» (66-1).
Criterios del acceso al bautismo El período de formación, tan flexible como se quiera
todavía en esta época, está sometido por tanto al discer-
La admisión al bautismo representa, por lo tanto, el
nimiento de la Iglesia que juzga la aptitud de los
final de una preparación bastante larga. Está sometida a
candidatos a través de estos tres criterios fundamentales.
ciertas exigencias, bien precisas, que se pueden reducir a
tres. Pero esto no es, tan pronto aún, el bautismo. La
administración del sacramento viene precedida por un
En primer lugar, al arrepentimiento de las faltas,
lapso de tiempo al que se puede llamar «período bautis-
pues el bautismo es un «baño para la remisión de los
mal».
pecados» (66-1). Justino insiste sobre este punto, citando
el texto famoso de Isaías (1, 16-20): «cesad de hacer el
mal, aprended a hacer el bien», que los Padres comentan
£1 p e r í o d o bautismal
frecuentemente en su catequesis bautismal ( l 1 Apología
61, 6-9). Antes del bautismo hay algunos días de preparación
Después, la fe en la Iglesia como maestra de verdad: litúrgica. Esta era ya la costumbre en Siria desde el final
todo lo que ella enseña, todo lo que ella dice, debe ser del siglo primero. La Didajé dice en efecto:
acogido como verdadero. Esta exigencia (61-2) supone «Que el que bautiza, el bautizado y otras personas que lo
evidentemente una seria enseñanza precedente. quieran ayunen antes del bautismo; pero ordena al bautizado
ayunar uno o dos días antes» (15).
En la época de Justino, muchos fieles se j u n t a n a los
14. Es el caso de Justino mismo. Detenido y conducido ante un futuros neófitos. Con ellos rezan y ayunan (61, 2). Los
tribunal, dice al juez: «Yo habito donde un tal Martín, junto al inician activamente al culto comunitario. Finalmente, les
baño de Timoteo. ... Yo no conozco otro lugar de reunión. A todos
los que han querido reunirse allí les he comunicado la doctrina de a c o m p a ñ a n al lugar del bautismo y les hacen entrar en la
la verdad», Act. Justin. III, 3. En esta época aún no se trata de
escuela catequética en sentido estricto, como existirá en Alejandría
en el siglo III, y aun más pronto probablemente. Ver nota 16 de
este capítulo. 15. VII, 4; SC 248, pp. 172-173.
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 49
48 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

La erudición aconseja al maestro que exponga los dogmas


comunidad más amplia de los «hermanos» para^celebrar
principales, le ayuda a persuadir a sus oyentes, provoca la
la Eucaristía (65-66).
admiración de los catecúmenos y los forma en la Verdad (1
El testimonio de Justino manifiesta así lo esencial de Str. 19, 4).
las etapas y de las exigencias catecumenales. A lo largo Parece que la mayor parte de los que inscriben su nombre,
de las décadas siguientes, estas etapas y estas exigencias como los compañeros de Ulises, son rudos seguidores de la
se codificaron de manera más y más estricta. Palabra... Pero el que recoge lo que hay de útil en los
(estudios helénicos) para la instrucción de los catecúmenos no
E N E G I P T O , H A C I A 190-200 debe abstenerse de (usar) su erudición, sino hacerla contribuir
lo más posible en ayudar a los oyentes (VI Str. 19, 4).
En Egipto, al final del siglo II, todavía no hay
codificación aparente del catecumenado. Pero existen Constatamos que esta instrucción mira a aumentar la
costumbres y todo un vocabulario que manifiestan la fg.de los que se preparan al bautismo:
existencia de una formación catecumenal seria. La catequesis conduce progresivamente a la fe, la fe en el
Según Eusebio de Cesárea, Panteno habría fundado momento del santo bautismo recibe la instrucción del Espíritu
en Alejandría una «escuela de catequesis» y Clemente le Santo (Ped. 1,30, 2). Los «seres de carne» puede decirse que
habría sucedido hacia el 190 a la cabeza de esta escuela. son los nuevos catecúmenos todavía «muy pequeños» en
Algunos autores han querido contestar esta afirmación, Cristo. El Apóstol, en efecto, da el nombre de «espirituales»
pero parece más bien que las indicaciones proporciona- a los que tienen ya la fe por el Espíritu Santo, mientras que
das por Eusebio sean exactas (16). De todas maneras, las llama «camales» a los nuevos catequizados que no han
obras de Clemente testimonian sin ambigüedad el em- recibido aún la purificación (del bautismo) (Ped. I, 36,
pleo de la palabra «catecumenado» y la práctica de una 2-3).
auténtica disciplina catecumenal. Los textos en este Esta educación no es puramente intelectual. Notemos
sentido son numerosos. He aquí algunos que se aclaran bien en dónde se sitúa la distinción entre los bautizados y
mutuamente. los que se preparan al bautismo: los catecúmenos «quie-
ren» vivir en cristiano, mientras que los fieles, gracias al
La catequesis sacramento, han recibido además el «poder». Sin ningu-
na duda, los convertidos no han sido admitidos al
En primer lugar, por parte de los catequistas, vemos
sacramento sino después d e u n examen acerca de la
un esfuerzo intelectual muy grande apoyándose en los
seriedad de su cambio de vida:
valores de la filosofía griega:
Con unos ya hay, junto con la voluntad, también el poder
obrar, habiéndolo desarrollado por el ejercicio y habiéndose
16. Ver a este respecto M E H A T , A. Etude sur les «Stromates» de Ciément purificado; los otros, aun cuando no tienen todavía el poder,
d'Alexandrie, Seuil, París, 1966, p p . 62-70.
50 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 51
poseen por lo menos el querer. ..Ya buen seguro, no se miden
catecumenado en Alejandría hacia el año 200. Ellas
los actos solamente después de su ejecución, sino que se les
afirman claramente que hay catecúmenos que inscriben
juzga también según la intención deliberada de cada uno: ¿se
sus nombres y reciben durante varios años una instruc-
hizo la elección a la ligera? ¿se han arrepentido de sus faltas?
ción y una formación en vistas al bautismo. Aun cuando
¿se ha tomado conciencia de sus caídas y las han reconocido?
la estructura de la escuela de catequesis es muy flexible;
(II Str. 26, 4-5).
aun cuando los paganos y los neófitos se mezclan a los
catecúmenos para escuchar esta enseñanza, una cosa es
segura: existe un grupo de convertidos que siguen una
El catecumenado
formación especial antes de ser admitidos a los sacra-
Todo deja suponer que esta conversión vital ha mentos de la iniciación.
tenido que exigir un cierto tiempo de formación. Clemen-
«No es posible creer que el uso de palabras tan especializadas
te nos deja entender que dura por lo menos tres años
como catequesis y catecúmenos hayan sido empleados por
desde la inscripción (17):
Clemente en un sentido enteramente distinto al que empleará
(La ley) no permite que se recoja un fruto imperfecto de Orígenes en la siguiente generación, o al que les dará
árboles imperfectos, sino (que quiere) que, después de tres Tertuliano casi en la misma época» (18).
años, se consagre, en el cuarto año, las primicias de la
recolección a Dios, cuando el árbol viene a alcanzar su
perfección. Esta imagen agrícola nos puede dar una lección; E N EL N O R T E DE Á F R I C A , H A C I A EL 200-210
nos enseña la necesidad de podar las excrecencias de las
faltas, y esa vana vegetación del pensamiento que crece al Efectivamente, en la época en la que Clemente
mismo tiempo que los frutos naturales, hasta que la joven enseña y escribe en Egipto vemos a las comunidades
planta de la fe haya adquirido su talla perfecta y su solidez. cristianas del Norte de África que viven la misma
Es, en efecto, hacia el cuarto año —pues se necesita tiempo realidad catecumenal y que utilizan el mismo vocabula-
para una sólida formación catecumenah— cuando el cuarteto rio. Baste con mencionar la Pasión de Perpetua y de sus
de virtudes se consagra a Dios, la tercera etapa tocando ya a compañeros. Los acontecimientos que narra se desarro-
la cuarta que es la morada del Señor (II Str. 95,3 - 96,2). llaron en el 202-203. Desde las primeras líneas, el relato
Así pues, podemos concluir con M E H A T que las nos pone frente a un grupo de catecúmenos detenidos por
obras de Clemente manifiestan la existencia de un su fe:

18. Id, p. 69. Sobre lo que pueden ser los ritos bautismales en esta
17. id., p. 221, que contrariamente a CAMELOT, estima que este época, cf. SAGNARD, F. Clément d'Alexandrie. Extracts de Théoiote,
texto es una «cierta alusión al catecumenado». Para la inscripción, SC 23, pp. 229-239: «Le baptéme au deuxiéme siécle et son
id., p. 68. interprétation valentinienne».
52 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 53

Jóvenes catecúmenos fueron arrestados: Revocatus y Felici- cosas santas a los perros y las perlas (por otra parte falsas) a
dad, compañera de esclavitud, Saturnino y Secundulus. Con los puercos... Los catecúmenos son definitivamente iniciados
ellos, Vibia Perpetua, de noble linaje, de educación cuidada, antes de ser instruidos (20).
casada y matrona, que aún tenía a su padre, a su madre y a
dos hermanos, uno de los cuales era catecúmeno (I, 1). En su tratado De Poenitentia, Tertuliano da a los
catecúmenos el nombre de «novicios» (novicioli) (6,1) y
habla a propósito de ellos de «noviciado militar» (tiroci-
nia, en plural, que corresponde a «las clases» de la
Los c a t e c ú m e n o s a r m a d a francesa: 6, 14). Estas expresiones militares
distinguen bien entre el joven recluta que hace su
Si queremos discernir las huellas de la aparición del preparación básica y el soldado que ha prestado jura-
catecumenado, hay que estar atentos a los diversos mento y ha sido marcado con un sello. Esto lo hallamos
términos que designan a los convertidos en marcha hacia en Cómodo, escritor africano que vivió en el siglo III. Se
el bautismo. La palabra «catecúmeno» es la que tendrá lee en sus Instructiones un párrafo dirigido a los «catecú-
más fortuna, pero no es ni la única, ni tampoco la menos» en el que se establece netamente la equivalencia
primera. Ya hemos encontrado la de «prosélito de entre «tiro» y «catecúmeno»:
Cristo» (19). Hay también otras.
Creyentes todos de Cristo que habéis abandonado los ídolos,
Al lado de la expresión «catecúmeno», transcrita del yo os aconsejo, en pocas palabras, para vuestra salvación.
griego, que es frecuente bajo la pluma de Tertuliano, Si en los primeros tiempos tú vivías en el error,
hallamos también, lo mismo que en Clemente y bien consagrado a Cristo desde ahora, abandona todo
pronto en Cipriano, el bien conocido nombre de «oyen- y, puesto que tú conoces a Dios, sé buen recluta,
te» (audiens, auditor). Menos frecuentemente usado, (hazte) probado,
pero particularmente interesante es el término de «reclu- y que tu virginal pudor viva en el Cordero.
ta» (tiro) empleado en oposición a «soldado» (miles). Que el espíritu de los buenos permanezca en vigilia:
Estas dos apelaciones corresponden exactamente a la guárdate de pecar como lo hiciste en otro tiempo;
distinción que Tertuliano establece entre «catecúmeno» el bautismo borra solamente la mancha original (21).
y «fiel» cuando critica a los de Marción de que, entre
ellos,
20. T E R T U L I A N O : Traite de la prescription contre les hérétiques, SC 46,
no se sabe quién es catecúmeno y quién es fiel; ellos entran del X L I , 2, 4. V e m o s aquí la indicación clara de las tres categorías: los
paganos, q u e no entran; los catecúmenos, q u e escuchan; los fieles,
mismo modo, escuchan del mismo modo, rezan igualmente.
que rezan.
Incluso cuando se presentaran paganos, ellos arrojarían las 2 1 . En su deseo de luchar, como en otro tiempo T e r t u l i a n o , contra los
catecúmenos que se creen libres de pecado p o r q u e aún no han sido
bautizados, el a u t o r se ha dejado llevar a escribir u n a frase que
h a b r í a q u e matizar.
19. Cf. s u p r a p . 19, n o t a 4.
54 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 55

Si un catecúmeno llega a pecar, por el pecado y, al mismo tiempo, nos armamos anticipada-
incurre en una pena; mente contra las tentaciones futuras...
marcado por una pena, tú podrás vivir (en Cristo), Vosotros, por tanto, los benditos, a quienes la gracia de Dios
pero no sin daño. aguarda, los que vais a pasar el baño más santo del nuevo
Ante todo: evita siempre las faltas graves (22). nacimiento, que por primera vez vais a tender vuestras manos
Es cierto, por tanto, que, en los años 200-210, en a una Madre y con unos hermanos, pedid al Padre, pedid al
Cartago como en Alejandría, existe un tiempo de forma- Señor como don especial de su gracia la abundancia de sus
ción catecumenal a la que se someten todos los que carismas (De Bapt. 20, 1 y 5).
aspiran al bautismo. No son admitidos a la iniciación El bautismo, en sí, puede tener lugar en cualquier
sacramental más que cuando la Iglesia, por sus respon- día, pero se da preferentemente el día de Pascua «cuando
sables, ha constatado la seriedad de su conversión. (23). se ha consumado la Pasión del Señor en la cual somos
bautizados». Pero se puede también conferir en Pente-
costés que, en esta época, no es aún la fiesta particular
El p e r í o d o bautismal del día cincuenta, sino la fiesta de los cincuenta días del
Al término de su catecumenado, los que así son tiempo pascual, «el tiempo en el que la gracia del
admitidos forman el grupo de «los que van a acceder al Espíritu Santo fue comunicada a los discípulos y que
bautismo» (ingressuri baptismum). Estos son los «bendi- dejó entrever a su esperanza el retorno del Señor» (De
tos» (benedicti). Pasan un cierto tiempo, probablemente Bapt. 19, 1-2).
una semana (24), viejos y jóvenes, en oración: Sobre el modo como se desenvuelve el mismo bautis-
Los que van a acceder al bautismo deben invocar a Dios con mo, Tertuliano no nos ha dejado sino pequeñas indica-
fervientes oraciones, ayunos, genuflexiones y vigilias. Se ciones (25). Citemos la más explícita, que se encuentra
prepararán también con la confesión de todos sus pecados en su tratado De Corona:
pasados... Afligiéndonos la carne y el espíritu, satisfacemos En el momento de entrar en el agua, allí mismo, bajo la
mano del obispo, afirmamos renunciar al demonio, a sus
pompas y a sus ángeles (26). Después se nos sumerge tres
22. Instrud. I I , 5. Cf. los dos estudios de D U R E L , J . Les Instructions de
Commodien, traduction et commentaire y Commodien. Recherches sur la
doctrine, la langue et le vocabulaire de poete, Leroux, París, 1912, C C L , 25. Sobre este tema, ver el estudio fundamental de D E K K E R S , E.
128,43. P r e p a r a m o s un estudio sobre el uso catecumenal de la Tertullianus en de Geschiedenis der Liturgie, Bruges, 1947, p p . 163-216.
p a l a b r a «tiro» (como también de la expresión «prosélito de Sobre la historia del c a t e c u m e n a d o , S. C i p r i a n o no aporta nada
Cristo»). Encontramos unos ejemplos bastante significativos bajo realmente nuevo con relación a T e r t u l i a n o , sino la p r u e b a de una
la p l u m a de Minucio Félix, de Agustín de Q u o d v u l t d e u s , de clericalización de los catequistas. A este respecto, leer S A X E R , V.
J e r ó n i m o y de Isidoro de Sevilla. Vie liturgique et quotidienne a Carthage vers le milieu du 3e siécle, Vatican,
23. Cf. PA, p p . 220-230. Lo mismo el texto de Tertuliano arriba citado, 1969, p p . 106-144.
nota 2, p. 22, y su De Spect. 1. 26. Sobre el sentido de esta expresión, leer B O I S M A R D , M . E. Je
renonce d Satán, a ses pompes et a ses oeuvres, en L u m i é r e et Vie n° 26
24. Cf. PA, p p . 231-232.
(marzo 1956), p p . 105-110.
56 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 57

veces, dando una garantía en cierto modo mayor que lo que 15. Aquellos que se presentan por primera vez, para escuchar
prescribe el Señor en el Evangelio. Acogidos a la salida (del la palabra, serán conducidos primeramente delante de los
baño), se nos da a gustar una mezcla de leche y miel, y, a doctores, antes de que llegue todo el pueblo, y se les
partir de este día, nos abstenemos durante toda la semana del preguntará sobre la razón por la que vienen a la fe. Los que
baño cotidiano (3, 2-3). los han traído testimoniarán a este respecto (por cuanto lo
sepan) si son capaces de escuchar (la palabra). Se les
interrogará acerca de su estado de vida: ¿tiene una mujer? ¿es
E N R O M A H A C I A EL 215 esclavo? Si es un esclavo de un fiel y si su dueño se lo permite,
escuchará la palabra. Si su dueño no testimonia en favor de él
Al inicio del siglo III, la Tradición apostólica de Hipóli- (diciendo) que es bueno, se le devolverá. Si su dueño es
to de Roma es testigo de que las etapas catecumenales no pagano, se le enseñará a agradar a su dueño, para que él no
son una palabra vana. No sólo el catecumenado es un sea calumniado (27).
largo tiempo de formación, puesto que dura habitual- En este punto, los candidatos aceptados son informa-
mente tres años, sino que se encuentra entroncado entre dos acerca de las exigencias fundamentales de la vida
dos exámenes de admisión extremadamente serios. Cier- cristiana:
tamente no hay que tomar este término de examen en su
Si un hombre tiene una mujer o si una mujer tiene un marido,
acepción escolar, sino en el sentido de control. Esto nos
se les enseñará al hombre a contentarse con su mujer y a la
revela la importancia de las preguntas que se hacían en
mujer a contentarse con su marido. Si uno no vive con
estos momentos claves y de las garantías que se pedían
ninguna mujer, se le enseñará a no cometerfornicación, sino a
en respuesta.
tomar mujer conforme a la ley o bien a permanecer como está.
Si uno está poseído por el demonio, no escuchará la palabra
de la enseñanza hasta que sea purificado.
La entrada e n el catecumenado
Se exige también que los postulantes abandonen los
La admisión al catecumenado opera ya una criba oficios que son contrarios a las costumbres cristianas, es
entre los candidatos. Algunos son rechazados a causa de decir, aquellos que llevan a cometer uno de los tres
la impureza de motivos de su solicitud. Aquellos a los grandes pecados: idolatría, homicidio, impureza:
que llamamos hoy «padrinos», es decir, los cristianos que
16. Se investigará (para saber) cuáles son los oficios y
han evangelizado a esos postulantes y que les acompa-
profesiones de los que son conducidos para la instrucción.
ñan ante la Iglesia, tienen que testimoniar sobre su
Si uno es propietario de una casa de prostitución, cesará o
aptitud a ser desde ahora «catecúmenos». ¿Tienen una fe
será rechazado.
suficiente para «escuchar la palabra» en la catequesis? Se
pregunta incluso el parecer de los patronos cristianos,
27. H I P Ó L I T O D E R O M A , Tradition Apostolique, SC 11 bis, n" 15, p p .
cuando se presentan sus empleados. 69 y 71. L Q F 39, n° 15, p p . 34-35 (la cita está hecha según L Q F ) .
BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 59
Si uno es escultor o pintor, se le enseñará a no fabrica)
ídolos; cesará o será rechazado. Si hemos omitido alguna otra cosa, las mismas profesiones os
Si uno es actory hace representaciones teatrales, cesará o será instruirán, porque todos tenemos el Espíritu de Dios (28).
rechazado,
El que da enseñanza a los niños, es mejor que cese; si no tiene
otro oficio se le permitirá (enseñar). La catequesis
Del mismo modo, el auriga que concursa o el que toma parte
en los juegos cesará o será rechazado. El gladiador o el que La catequesis está asegurada por los doctores, cléri-
enseña al gladiador a combatir, o el que lucha con las fieras gos o laicos. Esta dura, en principio, tres años:
en el circo, o el funcionario que se ocupa de los juegos de los 17. Los catecúmenos escucharán la palabra durante tres años.
gladiadores, cesará o será rechazado. Sin embargo, si uno tiene celo y se aplica mucho a ello, no se
El sacerdote de un ídolo o el guardián del ídolo, cesará o será mirará al tiempo, sino que se mirará a la conducta.
rechazado. 18. Cuando el doctor ha terminado de hacer la catequesis, los
El soldado subalterno no matará a nadie. Si recibe esta catecúmenos rezarán aparte, separados de los fieles. Las
orden, no la ejecutará, y no prestará juramento. Si se niega mujeres rezarán en un lugar separado en la iglesia, ya se
será rechazado. trate de fieles como de catecúmenas.
El que tiene el poder de la espada o el magistrado de una Cuando acaben de rezar, no se darán el beso de paz, porque
ciudad, que lleva la púrpura, cesará o será rechazado. El su beso no es aún santo.
catecúmeno o el fiel que quieren hacerse soldados serán 19. Cuando el doctor, después de la oración, ha impuesto la
rechazados, porque han despreciado a Dios. mano sobre los catecúmenos, rezará y los enviará. Así hará
La prostituta o el invertido o el afeminado y todo el que hace todo el que enseña, sea clérigo o laico (29).
cosas de las que no se puede hablar, serán rechazados, porque
son impuros. La catequesis se hace a lo largo de la celebración
comunitaria, que tiene lugar habitualmente por la maña-
No se admitirá tampoco a examen al mago. El encantador, el
na, antes de ir al trabajo. No parece, pues, que a los
astrólogo, el adivino, el intérprete de sueños, el charlatán, el
catecúmenos se les forma en un g r u p o especial. Ellos son
«cortador» de franjas de piezas (¿de vestidos?, ¿de mone-
ya de la Iglesia, aun cuando no sean todavía enteramente
das?) o el fabricante de amuletos, cesarán o serán rechaza-
miembros de ella. Participan en la liturgia de la palabra
dos.
La concubina de uno, si es su esclava, si ha criado a sus hijos
y se ha vinculado a él solo, escuchará (la palabra); si no,
28. ídem, n° 16, SC 11 bis, pp. 71-75; L Q F 39, pp. 34-39. Tertuliano
será rechazada. nos informa sobre las exigencias de la Iglesia respecto a las
El hombre que tiene una concubina cesará y tomará mujer profesiones en su tratado De idolatría, especialmente en los nn. 3-12,
19 y 24 cuya bellísima conclusión se cita en PA p. 224.
según la ley: si se niega, será rechazado. 29. ídem, n» 17-19, SC 11 bis, pp. 75 y 77; LQF 39, pp. 38-41.
60 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 61

al mismo tiempo que los fieles (30), pero tienen un lugar lo largo de una semana (6). C a d a día, los elegidos son
particular en el lugar de la reunión y no se dan el beso de exorcizados por una imposición de manos, después el
la paz (31). obispo hará un exorcismo más solemne.
Al final de esta liturgia común, el catequista hace una
A partir del momento en el cual se les pone aparte, se les
oración especial por los catecúmenos. La imposición de impondrá la mano, todos los días, exorcizándolos. Cuando se
manos que la precede es, sin duda, un gesto de exorcismo acerca el día en el que van a ser bautizados, el obispo
(32). exorcizará a cada uno de ellos para saber si está puro. Si
alguno no es bueno o no es puro, se le descartará, porque no
£1 acceso al bautismo escuchó la palabra con fe, porque es imposible que el
Extranjero se enmascare siempre.
La admisión al bautismo supone un nuevo examen. Se advertirá a los que deben ser bautizados que se bañen y se
Los padrinos deben aún testimoniar, pero, esta vez, la laven el jueves. Si una mujer está en sus reglas, se la
atestación trata acerca de la conducta de los catecúme- descartará y recibirá el bautismo otro día. Los que van a
nos durante su tiempo de instrucción. Los que sean recibir el bautismo ayunarán el viernes.
juzgados aptos serán entonces «elegidos» y podrán escu- El sábado, el obispo reunirá en un mismo lugar a los que van
char el Evangelio, es decir, acceder a la liturgia bautis- a recibir el bautismo. Se les ordenará a todos rezar y doblar
mal. las rodillas, e imponiéndoles las manos, (el obispo) conjurará
20. Cuando se elige a los que van a recibir el bautismo, se a todo espíritu extraño que les abandonen y que no vuelvan
examina sus vidas: ¿Han vivido honestamente mientras han más a ellos. Una vez haya terminado de exorcizar, soplará
sido catecúmenos? ¿Han honrado a las viudas? ¿Han visitado sobre su rostro,y después de haberles signado en la frente, en
los oídos y en las narices, les hará levantarse. Pasarán toda
a los enfermos? ¿Han hecho toda clase de buenas obras? Si
la noche en vigilia; se les harán lecturas y se les instruirá.
los que los han llevado dan testimonio de cada uno: «ha
Los que van a ser bautizados no llevarán consigo nada, sino
actuado así», escucharán el Evangelio (35).
solamente lo que cada cual aporta para la eucaristía.
Entonces se abre el período bautismal que, como lo Conviene, en efecto, que el que se ha hecho digno ofrezca la
hemos visto en Tertuliano, se extiende probablemente a oblación a la misma hora (35).

Después de haber descrito la celebración de la inicia-


30. Ver también id. n° 41. Esta costumbre la confirma Orígenes. Cf.
NAUTIN, P., Origine. Homélies sur Jérémie. T. I. SC 232, pp. ción (36), Hipólito añade una frase muy significativa.
100-112.
31. Así los catecúmenos tampoco participan totalmente en la comida 34. Cf. supra p. 32 nota 1.
del ágape (n° 27). Están allí presentes, pero no reciben más que un 35. Ver nota 5, p. 35.
pan de exorcismo (n° 28). 36. La descripción del bautismo y de la Eucaristía que le sigue
32. Cf. SAGNARD, o.c. supra p. 30 nota 1, p. 234. inmediatamente se hace en el n°21, SC 11 bis, pp. 81-95. En Roma
33. HIPÓLITO DE ROMA, Tradition Apostolique, SC 11 bis, p. 79; como en Cartago, se les presenta a los neófitos leche y miel.
LQF 39 pp. 42-54.
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 63
62 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

Subraya que el bautismo y la Eucaristía, lejos de ser un como en el siglo I I . Ya entonces tiene en sus labios estas
punto final, son un principio, el principio de una vida palabras que nos tocan directamente hoy día:
que h a b r á que hacer crecer incesantemente: Si juzgamos las cosas según la verdad... tenemos que reconocer
que no somos fieles. Entonces se era verdaderamente fiel,
Terminado esto, cada cual se aplicará a hacer buenas obras,
a agradar a Dios y a portarse bien, a tener celo por la cuando el martirio golpeaba desde el nacimiento (en la
Iglesia, haciendo lo que ha aprendido y progresando en la Iglesia)... cuando los catecúmenos eran catequizados en medio
piedad (37). de los mártires y de la muerte de los cristianos que confesaban
la fe hasta el final, y estos catecúmenos, superando estas
U n a disciplina catecumenal tan estricta como la que pruebas, se vinculaban sin miedo al Dios vivo... Es entonces
presenta la Tradition apostólica no es un caso único en esta cuando los fieles eran poco numerosos, sin duda, pero verdade-
época. Hemos visto lo qué ha sido en germen desde los ramente fieles, avanzando por la vía estrecha y áspera que
orígenes apostólicos y cómo nació, poco a poco, a lo largo lleva a la vida. (39).
del siglo I I . Hemos visto que existían las mismas exigen-
cias hacia el 200 en las Iglesias de Alejandría y de Con este cuidado permanente por un cristianismo
Cartago (38). Vamos a encontrarlas reafirmadas clara- auténtico Orígenes trabajaba por un catecumenado de
mente en las décadas siguientes, especialmente en la calidad. Examinemos ante todo cómo concebía él esta
parte oriental del m u n d o mediterráneo. institución. A continuación podremos precisar las dos
grandes etapas que constituyen la evangelización y la
catequesis.
E N E G I P T O Y P A L E S T I N A H A C I A EL 230-240

Los testimonios más hermosos sobre la vitalidad de U n catecumenado por etapas


las etapas catecumenales en la primera mitad del siglo : Orígenes comparó varias veces la preparación bautis-
III, en Egipto y en Palestina, nos los proporciona el gran mal al acontecimiento bíblico del Éxodo: él consideró
catequeta Orígenes. H o m b r e de dinamismo sorprenden- frecuentemente la travesía del desierto por el pueblo
te, no cesa de velar por la seriedad de la formación j u d í o como una imagen de la vida cristiana, que va desde
bautismal. En una Iglesia en crecimiento, el sufre al ver el bautismo al acceso al cielo, él considera también
que el número corre el riesgo de d a ñ a r a la calidad; él fácilmente este acontecimiento como imagen del itinera-
lucha para que persista la pureza de la vida cristiana, rio catecumenal, que se desarrolla a partir de la conver-
sión (salida de Egipto) y la entrada en el catecumenado
37. SC 11 bis, p. 95. Notar a este propósito el papel que debe jugar
toda la comunidad en la educación catecumenal por su ejemplo: n°
41, p. 133; «Dando así, pues, ejemplo, vosotros los fieles todos, a los
catecúmenos». 39. ORÍGENES. Homélies sur Jérémie, 4, 3; GCS 3, ed. E. Klostermann,
38. Cf. supra pp. 28-31. p. 25; PG 13, (2) 880, SC 232, pp. 264-265.
64 BREVE HISTORIA' DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 65

(paso del m a r Rojo) hasta el bautismo (paso del J o r d á n ) ,


Estos textos son testimonios de importancia primor-
que marca la entrada en el Reino de Cristo (Tierra
dial acerca de la existencia de etapas catecumenales.
prometida). He aquí cómo se dirige a los catecúmenos:
Presentan, además, la ventaja de utilizar unas imágenes
Cuando abandonas las tinieblas de la idolatría y deseas bíblicas muy expresivas, fáciles de explicar de m a n e r a
llegar al conocimiento de la ley divina, entonces empiezas tu viva a los catecúmenos.
salida de Egipto. Cuando has sido agregado a la multitud de
los catecúmenos y has comenzado a obedecer a los manda-
mientos de la Iglesia, entonces has atravesado el mar Rojo. La evangelización
En las paradas del desierto, cada día, te aplicas a escuchar la En el itinerario hacia el bautismo, el catecumenado
ley de Dios y a contemplar el rostro de Moisés que te descubre no es la primera etapa; viene después de un período de
la gloria del Señor. Pero cuando llegues a la fuente espiritual búsqueda y de descubrimiento, que se olvida demasiado
del bautismo y, en presencia del orden sacerdotal y levítico frecuentemente. Es el tiempo de la evangelización, perío-
seas iniciado en estos misterios venerables y sublimes que do durante el cual un hombre percibe el interés por
conocían solamente los que tienen derecho a conocerlos, Cristo y por el cristianismo, toma contacto con cristia-
entonces, habiendo atravesado el Jordán, gracias al ministe- nos, sin pasar por los organismos institucionales. Es el
rio de los sacerdotes, entrarás en la tierra de la promesa, esa período en el que la Buena Noticia es anunciada y suscita
tierra en la que Jesús, después de Moisés, te toma a su un acto de fe global en el misterio cristiano. Es el período
cuidado y se hace el guía de tu nueva ruta (40). de la primera conversión a Cristo, que implica una
Cuando, desde las tinieblas del error, se es conducido a la luz decisión de transformar su vida, sin la cual nadie habría
del conocimiento, cuando, de una vida terrestre, se convierte de ser admitido al catecumenado.
uno a los principios de la vida espiritual, entonces se sale de
Egipto y se pasa al desierto, es decir, a un género de vida en ¿Quiénes son los agentes de esta evangelización? Hay
el cual, en medio del silencio y de la calma, uno se ejercita en algunos que continúan la misión itinerante de los apósto-
las leyes divinas y se le impregna de los oráculos celestes. les:
Después, cuando se ha sometido uno a su formación y a su
dirección, después de haber atravesado el Jordán, se apresura Los cristianos, en lo que depende de ellos, trabajan en
hasta la Tierra prometida, es decir, por la gracia del extender la doctrina por todo el universo. Para ello, algunos
bautismo, se llega hasta los preceptos evangélicos (41). han emprendido el recorrido no solamente de ciudades, sino de
pueblos y aldeas, con el fin de llevar a otros al servicio de
Dios (42).
40. ORÍGENES, Homélies injesu Nave, 4, 1; SC 71, ed. A. Jaubert, pp.
148-149.
41. ORÍGENES, Homélie sur les Nombres, 26, 4; SC 29, p. 501. Esta
interpretación bíblica se seguirá en el siglo IV. 42. ORÍGENES: Contra Celsum, 3, 9; GCS 1, 209-210, ed. M. Borret,
París, 1967;.SC 136 (t. 2) pp. 30-31.
66 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 67
La tarea misionera es de toda la Iglesia. Al lado de
los permanentes de la evangelización, está la masa de los infinita. Así se despertaba la fe en los que se sentían
creyentes que anuncian la Buena Noticia alrededor de atraídos por la manera de vivir de los cristianos y
ellos. Lo hacen espontáneamente en la vida cotidiana, no empezaban a acoger al Cristo. Eso es lo que Orígenes
por táctica, sino por esas relaciones profundas que responde a Celso, aun cuando el siguiente pasaje se
establecen con sus padres, sus amigos y sus compañeros refiere sin duda a la primera catequesis, lo mismo que las
de trabajo, cada cual según su carisma. conversaciones sin continuidad en las tiendas y por las
casas:
Orígenes cuenta en estos términos como un pagano,
llamado Celso, describía, hacia el 180, la acción evange- Celso no tiene razón al pensar que escondemos los principios
lizadora de los laicos: sagrados de nuestra doctrina. Todo lo contrario, los predica-
mos en pleno día. A los mismos que vienen a nosotros por
Se ven cardadores de lana, zapateros remendones, gentes de la
primera vez les inculcamos el desprecio de todos los ídolos y
mayor ignoranciay desprovistos de toda educación, los cuales,
estatuas; después elevamos su pensamiento hasta el Creador
en presencia de maestros, hombres de experiencia y de juicio,
de todas las cosas, apartándoles de dar a las criaturas un
no se atreverían a abrir la boca; pero que tomando en
homenaje que no se debe más que a Dios; en fin, les
particular a los niños de la casa o a mujeres que no tienen
mostramos la venida de aquel que estaba anunciado, tanto a
más conocimiento que ellos mismos, se ponen a tratar con
partir de las numerosas profecías hechas a este respecto como
ellos de maravillas... Ellos solos saben cómo hay que vivir...
a partir de los Evangeliosy de los escritos apostólicos que han
De modo que los que quieren saber la verdad dejan a
sido transmitidos con cuidado a los que pueden comprenderlos
preceptores y padres y van con las mujeres y la chiquillería al
con mayor conocimiento (44).
gineceo o al tenducho del zapatero, o a la tienda del batanero,
a fin de aprender allí la vida perfecta. He ahí cómo se Es siempre el mismo fondo común que ya encontra-
conducen para ganar adeptos (43). mos en germen en 1 Ts. 1, 9-10; rechazo de los ídolos con
Nos gustaría conocer el contenido de este primer reconocimiento del único creador y fe en Cristo. Esto
anuncio, de este kerygma. Parece que tocaba el problema viene acompañado con una exposición sobre la excelen-
del Dios Vivo, de cara a la idolatría: el Dios creador, el cia y la pureza del cristianismo, que se completa con una
Dios único que a m a a los hombres, al que se llega a llamada explícita a recibir el Reino (45).
conocer en la vida y en la historia. Frente a las autorida-
des religiosas del paganismo se presentaba a Jesús, el La a d m i s i ó n al c a t e c u m e n a d o
enviado de Dios, que asume nuestra condición hasta la
muerte para darnos acceso a una vida transformada e La e n t r a d a en el catecumenado no se hace en el acto.
Es necesario ante todo un cierto tiempo de formación y

43. ídem, 3, 55; GCS 1, 250-251. 44. ídem, 3, 15; GCS 1, 214.
45. ídem, 3, 57-59; GCS 1, 251-253.
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 69
68 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

tacto vivo con cristianos; era un testimonio evangélico, y


de prueba, podríamos decir de «postulantado». El postu-
los cristianos realizaban más bien el papel de padrinos
lante no será «agregado al número de los catecúmenos»
que de doctores; se trataba de la irradiación de una
sino después de haber acogido el kerigma, es decir,
comunidad cristiana insertada en la vida h u m a n a y no
después de haber hecho un acto de fe y manifestado su
en una enseñanza de tipo intelectual, dada en el cuadro
conversión por un inicio de cambio de vida. No se admite
de una institución.
a cualquiera a la catequesis.
Hipólito hablaba solamente del examen de admisión
Los filósofos que montan discusiones en público no seleccio- en el catecumenado, sin describir el rito litúrgico propio
nan a sus oyentes sino que se para a escucharles quien quiere. que debía acompañarle, para hacer del postulante un
Los cristianos, por el contrario, en cuanto es posible, catecúmeno. En un pasaje de su Exhortación al martirio,
empiezan por poner a prueba las almas de los que les quieren Orígenes probablemente hace alusión a este rito. Escri-
escuchar y por formarlas en particular. Cuando estos audito- biendo a cristianos, asustados ante la eventualidad del
res, antes de ser admitidos a la comunidad, parecen mostrar sacrificio supremo, les recuerda el compromiso que han
suficientemente los progresos realizados en su voluntad de tomado, en un cierto momento, que constituye el inicio
vivir bien, entonces los introducen (46). de la catequesis. Si este compromiso no hubiera sido
asumido, el catequista no hubiera tenido nada más que
Reencontramos aquí el examen de admisión al cate- ver con ellos, como lo muestra Orígenes en un diálogo
cumenado mencionado por Hipólito. Pero, además de ficticio:
afirmar su existencia, Orígenes nos informa también
acerca de la evangelización precedente, de la que no Al principio, cuando teníais que ser catequizados, pudo ser
habla la Traditio apostólica. El ha hecho ver que la primera razonable el deciros: «Si no os gusta servir al Señor, elegid
instrucción trataba, sobre todo, de despertar a la fe, que hoy aquel a quien queréis servir, bien a los dioses de vuestros
tenía lugar en las casas y en los talleres y no de manera padres, de la otra parte del río, bien a los dioses de los
institucional. Lo que nosotros llamamos hoy, muy im- amorreos, entre los que vosotros habitáis sobre la tierra»
perfectamente, «precatecumenado» era entonces un con- (Josué 24, 15). Y el catequista os habría dicho: «Yoy mi
casa, serviremos al Señor que es santo» (ibid.). Ahora,ya no
es tiempo de hablaros así; porque habéis dicho: «¡Lejos de
46. ídem, 3, 51; GCS 1, 247-248. Cf. PA pp. 271-278. - El neoplatónico nosotros el abandonar al Señor para servir a otros dioses! El
Porfirio, contemporáneo de Orígenes, en su obra Contra los cristia-
nos, también él es testigo de la existencia del catecumenado. A Señor nuestro Dios es el que nos ha sacado de Egipto, a
propósito de la palabra de Cristo: «Apacienta mis corderos, nosotros y a nuestros padres, y nos ha guardado durante todo
apacienta mis ovejas», escribe: «Yo supongo que las ovejas son los
fieles que han avanzado ya hasta el misterio de la perfección,
el camino por el que hemos marchado» (ibid. 16-17). Y en
mientras que los corderos significan el grupo de aquellos que son los acuerdos concernientes a vuestra actitud hacia Dios,
todavía catecúmenos y que se les nutre con la leche de la doctrina». habéis respondido poco a vuestros catequistas: «Nosotros
(Fragmento n" 26).
70 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 71

serviremos al Señor, porque El es nuestro Dios» (ibid. 21, cual; están ahí para permitir captar el valor y la validez
24) (47). del compromiso.
Semejante texto, ignorado por muchos historiadores
del catecumenado, da una buena idea de lo que podía ser
El tiempo del catecumenado
la decisión de fe exigida del postulante para ser admitido
a la catequesis. Hay que hacer notar que éstas son las El catecumenado es un tiempo de formación en la fe y
mismas palabras del diálogo de Josué con los Hebreos, costumbres cristianas (48). Orígenes precisa que existen
cuando el pacto de Siquem (Josué 24, 14-24). Estas son dos grupos de catecúmenos:
unas fórmulas de Alianza decisivas; y los que hacen Un grupo particular lo forman los principiantes que apenas
alianza son ellos mismos testigos de su compromiso han sido introducidos y que todavía no han recibido el
(ibid. 22, 22; cf. 27). El principio de la catequesis supone, símbolo de la purificación; otro está compuesto por los que
por lo tanto, para el oyente, un acontecimiento análogo han mostrado en la medida de lo posible su determinación de
al de Siquem. Por eso la aplicación de este texto a los no querer nada que no convenga a cristianos (49).
catecúmenos es perfectamente pertinente y la manera
El primer grupo es el de los catecúmenos propiamen-
como Orígenes les enseña a leer su experiencia en la
te dichos. El segundo es el de los «elegidos», que han
Palabra misma de Dios es admirable.
acabado prácticamente su formación. Estos han sido
Si bien Orígenes expresa claramente el compromiso elegidos por la Iglesia como aptos para el bautismo
tomado al inicio de la catequesis, ignoramos la forma en porque se ha constatado que pueden vivir en cristiano, y
que se podía presentar. ¿Se daban ritos litúrgicos? ¿una no solamente que lo quieren. De éstos habla Orígenes
reunión especial? Es verosímil, pero el texto precedente más adelante cuando escribe:
no basta para afirmarlo pues parece claro que las
Cuando estos convertidos que progresan han manifestado que
palabras puestas por Orígenes en la boca del catequista y
han sido purificados por la palabra y que pueden vivir mejor,
de los catecúmenos no han sido j a m á s pronunciadas tal
entonces los llamamos para la iniciación junto a nosotros
(50).
47. O R Í G E N E S : Exhortación al martirio, 17, G C S 1, 16; PG 11, 585; la
expresión: «Entais peri theosebeias sünthekais» que nosotros he-
mos traducido «los acuerdos concernientes a vuestra actitud hacia 48. C L E M E N T E de Alejandría había escrito: «Para u n a sólida forma-
Dios» es significativa: «süntheke» tiene el sentido de tratado, ción c a t e c u m e n a l se necesita tiempo» (Cf. s u p r a p . 29 y nota 1).
pacto, alianza, acuerdo en sentido fuerte, que ha sido establecido O R Í G E N E S insiste en estos términos: « H a c e falta tiempo antes de
con Dios, delante del catequista; sin d u d a la p a l a b r a se refiere al ser a d m i t i d o al bautismo, p o r q u e es necesario que los cinco
p a c t o de Siquem, pero éste no es el término de los L X X ni del sentidos de n u e s t r a alma sean espiritualizados» (Sobre Pascua, 18)
Nuevo T e s t a m e n t o ; «diatheke», es u n a p a l a b r a más corriente de la en G U E R A U D , O . de, y N A U T I N , P., Origine. Sur la Pague, París,
misma familia. En cuanto a la «theosebeia», no la hemos traducido 1979, p . 189, con el comentario p . 125.
por el término acostumbrado de «piedad» sino por una perífrasis 49. O R Í G E N E S , Contra Celsum, 3, 5 1 ; P G 11, 987.
que conserva su aspecto sintético. 50. í d e m . 3, 59; P G 11, 999; G C S 1, 254.
72 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 73
Como en Roma, los dos exámenes de admisión al
La Didascalia
catecumenado y al bautismo se efectúan, pues, muy
seriamente y llevan los dos a una transformación de vida. Esta obra, escrita por un obispo, trata de estructurar
Por otra parte, no es el candidato mismo el que juzga especialmente la disciplina penitencial. Lo hace basán-
sobre su propia aptitud, sino miembros de la Iglesia, dose precisamente en la disciplina catecumenal. ¿No es
designados para ello, y cuyo juicio se apoya en los la penitencia, como lo había subrayado ya Orígenes (52),
testimonios de los cristianos que han evangelizado a los una cierta vuelta al bautismo que exige por lo tanto una
nuevos sujetos; esto está muy claro para la admisión a las nueva prueba por etapas? De este modo, indirectamente,
etapas del catecumenado: la Didascalia se ve inducida a describirnos las etapas del
catecumenado tal y como las vive la Iglesia en Siria hacia
Algunos tienen el encargo de informarse acerca de la vida y el 250.
costumbres de los que se presentan, para impedir a los que
hacen cosas reprobables participar en su reunión comunitaria La evangelización es obra de los laicos que convierten
y, en contrapartida, acoger de todo corazón a los otros, para a sus amigos, los «amansan» para introducirlos ensegui-
ayudarles a ser mejores de día en día (51). da en la Iglesia «llenos de decisión y de fe» (53).

La admisión al catecumenado supone una conversión


auténtica:

E N S I R I A - P A L E S T I N A H A C I A EL 2 5 0 Nosotros no privamos a los paganos de la vida eterna si se


arrepienten, se alejan de sus errores y los arrojan lejos de
La práctica de las etapas catecumenales que acaba- ellos... Los paganos que quieren hacer penitencia, que lo
mos de observar en todos los países del m u n d o medite- prometen, y que dicen ser creyentes, son recibidos en la
rráneo al principio del siglo I I I no representa la concep- comunidad para que escuchen la palabra, pero no nos comuni-
ción aislada de algunos catequistas originales. Es verda-
deramente una manera habitual de hacer, que se desa-
rrolló por todas partes espontáneamente y cuya autenti- al. Cf. PA pp. 285-290. Habría que profundizar en este paralelismo
cidad y necesidad reconoció la Iglesia. U n a nueva entre las etapas del catecumenado y las del sistema penitencial
estudiando especialmente:
prueba de ello nos la da un documento canónico- — Para el siglo II, las huellas que se encuentran en Hermas,
litúrgico escrito en Siria en los años 230-250: La Didasca- Tertuliano y Cipriano. Cf. ALES, A.d': L'édit de Calliste, p. 54 s. y
lia de los Apóstoles. pp. 409-421.
— Para el siglo III, La epístola (asíilamada) canónica de Gregorio el
Taumaturgo, PG X, 1019-1048.
53. Didascalia II, 56, 4, Ed. F.X. Funk, Didascalia et constitutiones
Apostolorum, I Paterborn, 1905, p. 159; cf. trad. francesa de F. Ñau,
51. Ver nota 49 de esta pág. La Didascalie des douze Apotres, Anc. lit. can. Syr., fase. 1, París 1912,
trad. del siríaco, p. 111.
74 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 75
camos con ellos hasta que hayan recibido el sello y hayan sido
mismo modo, la admisión al bautismo no se hace sin
plenamente iniciados (54).
haber examinado la fe y vida de los catecúmenos.
A continuación el catecumenado será ese tiempo de
En resumen, volvemos a encontrar aquí la estructura
formación en el que los candidatos «escuchan la pala-
de dos períodos, desembocando cada uno en un examen
bra» y muestran dignos frutos de penitencia, hasta el día
sin el cual no se puede franquear el umbral siguiente.
en que ellos serán juzgados aptos para entrar en el
período bautismal.

Los escritos c l e m e n t i n o s
Los H e c h o s Apócrifos de los A p ó s t o l e s
Al lado de la Didascalia, que refelja la disciplina A título de ejemplo, consideremos uno de estos
querida por la jerarquía, poseemos varios escritos popu- escritos que hallamos en Las Homilías clementinas. Este es
lares que pretenden narrar la vida de los apóstoles. otro tipo de escrito popular del siglo III, que se asemeja
Ciertamente no son obras inspiradas y por eso se las ha mucho a los Hechos apócrifos. Narra la conversión de un
calificado de apócrifas. Pero estos escritos de edificación tal Clemente.
son de gran interés para nosotros, porque contienen aquí Clemente fue trastornado un día por la predicación
y allá informaciones sobre la práctica catecumenal tal pública de Bernabé, en Alejandría. Algunos cristianos
como existía en la primera mitad del siglo tercero o anunciaban, en efecto, la Buena Noticia de Cristo a todos
incluso, en algunos, al final del siglo I I . los que pasaban, en la esquina de las calles, como lo
Sería demasiado largo estudiarlos uno por uno (55). hacían los filósofos. Igual que en los tiempos de Pablo,
Subrayemos solamente lo que revelan referente a la esta arenga suscitó diversas reacciones, la mayor parte
estructura de la iniciación. de las cuales fueron hostiles.
Utilizan el esquema estereotipado del «fuera» y Tocado por la gracia, Clemente trató de calmar a la
«dentro» para presentar el itinerario de los candidatos. turba amotinada y se esforzó incluso por convencerla.
La primera predicación se hace habitualmente en la calle Después, para sustraer al predicador del populacho, lo
o en un lugar público. La catequesis, por el contrario, se invitó a su casa y aprovechó para hacerse instruir acerca
hace dentro de una casa, puesto que se dirige solamente de los «rudimentos» de la verdad.
a convertidos cuyo retorno se ha podido verificar. Del El segundo cuadro de la narración se desarrolla en
Palestina, en Cesárea. V a m o s a ver cómo el predicador
54. Didascalia II, 39, 4-6, F.X. Funk, ibid., p. 127; cf. F. Ñau, ibid., introduce al nuevo convertido ante Pedro, jefe de la
texto ligeramente diferente, pp. 94-95; ver también Didascalia II, comunidad, para testimoniar la sinceridad de su fe y por
14, 3-6, F.X. Funk, vol. 1, pp. 51-53. lo tanto de su aptitud para recibir la catequesis. Es el
55. Ver sobre este tema PA pp. 297-312.
mismo Clemente el que habla:
76 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 77

Yo pedí que se me indicara la morada de Pedro. Apenas fui


enseñanza de la verdad que yo voy a dispensar de pueblo en
informado, me presenté a su puerta. Las personas de la casa,
pueblo hasta Roma mismo (56).
habiéndome observado, se preguntaban entre ellos quién era
yo y de dónde venía. He aquí entonces que Bernabé se Por tanto, solamente después de haber manifestado
adelantó y, en cuanto se dio cuenta, me saltó al cuello la sinceridad de su conversión y gracias a la garantía de
derramando abundantes lágrimas de alegría. Después, co- quien lo había evangelizado, Clemente es admitido a la
giéndome de la mano me introdujo ante Pedro y me dijo: «He catequesis propiamente dicha.
aquí a Pedro, a quienyo te he presentado como al hombre más
Lo que hay que retener pues de esta narración — q u e
versado acerca de la sabiduría de Dios y a quienyo no he
recuerda extrañamente la de la conversión de Cornelio
cesado de hablarle de ti. Entra derecho, puesyo le he hablado
(Hch. 10-11)— es la distinción bien neta establecida ya
con toda sinceridad acerca del bien que hay en ti y le he
comunicado, al mismo tiempo, tu plan, de suerte que, él desde ahora entre el período de la evangelización y el de
también, desea vivamente verte. Tú eres un gran regalo que la instrucción sistemática. El primer período debe con-
mis manos le ofrecen». Diciendo esto, me presentó diciendo: ducir a la fe (57). El candidato no será admitido al
«Pedro, he aquí a Clemente». segundo período sino cuando la Iglesia reconozca la
calidad de su conversión, manifestada concretamente y,
Al oír mi nombre, el excelente Pedro se lanzó sobre mí y me si es posible, garantizada por quien ha sido el instrumen-
dio un beso. Después, habiéndome hecho sentar, me dijo to de esta conversión.
enseguida: «Tú realizaste una noble y bella acción cuando,
Volvemos a encontrar la misma seriedad para el
para honrar al verdadero Dios, diste hospitalidad a Bernabé,
examen que concluye el período de la catequesis y que
el heraldo de la verdad, sin avergonzarte, sin temer la cólera
permite al catecúmeno ser admitido al bautismo. Y así,
de la turba grosera. Serás bienaventurado. Porque como tú
Clemente no fue bautizado por Pedro sino después de
has acogido como huéspedy colmado de honores al embajador
haberlo seguido durante tres meses, escuchando sus
de la verdad, la verdad a su vez hará de ti, que eres un
extranjero, un ciudadano de su propia ciudad. Será entonces predicaciones y manifestando su cambio de vida.
para ti gran alegría el ver que, por una señal de benevolencia La ceremonia de iniciación es siempre precedida por
de poca duración que tú prestas ahora —yo entiendo por ello algunos días de ayuno. El bautismo tiene lugar en un
la preferencia que tú das a la verdadera doctrina— serás lugar de agua, en presencia de algunos parientes y
heredero de bienes que no se pierden jamás. No te molestes en amigos. Después todos vuelven en cortejo para celebrar
hablarme de tus disposiciones, pues el verídico Bernabé nos la Eucaristía con los hermanos (58).
ha puesto al corriente de todo lo que se refiere a ti,
hablándonos casi cada día bien de ti. Y, para decírtelo en una
56. Homélies CUmentines, I, 15-17, trad. A. SIOUVIIXE: Les Homélies
palabra, como a un amigo verdadero: si nada te lo impide, Clémeniines, París, 1933.
acompáñanos en nuestros viajes, para que tengas parte en la 57. Este itinerario hacia la fe puede ser, a veces, muy largo, como se ve
en Hom. Clém. XV, 10-11.
58. Cf. PA, pp. 312-328.
78 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 79

Sin querer forzar el valor probativo de cada texto, En el 325, el Concilio de Nicea constatará con pesar
que habría que precisar según su origen, se desprende, que se han bautizado «hombres que apenas habían
con todo, de todos estos escritos populares una convic- pasado de la vida pagana a la fe y que no habían sido
ción de conjunto: en el siglo I I I , la práctica catecumenal instruidos sino durante muy poco tiempo». Dará tam-
presenta por todas partes la misma estructura. bién esta prescripción: «Es justo que, en el porvenir, no
se obre más así, porque el catecúmeno necesita tiempo
(con vistas al bautismo)» (c.2) (59).
A L A L B A DEL SIGLO I V

Las informaciones que nos proporcionan algunos La basílica de T i r o


concilios, al alba del siglo IV, son menos pintorescas.
Pero es interesante señalar que confirman la pedagogía Al término de este vuelo sobre los siglos I I y I I I que
catecumenal descrita anteriormente. Aunque dejan ya nos ha permitido asistir al nacimiento y expansión de la
suponer un cierto aflojamiento de la disciplina, mues- disciplina catecumenal, se presenta ante nosotros una
tran, con todo, que la estructura de las etapas es siempre imagen para ilustrar la situación a la que hemos llegado.
mantenida y que se afirma sin cesar la necesidad de una Es la de la célebre basílica construida por Paulino,
cierta duración de la formación. obispo de Tiro, después de la paz de la Iglesia, y cuyo
elogio hizo Eusebio hacia el 317 (60).
En una larga descripción, en la que no es siempre
Los c o n c i l i o s hacia el 300-325
fácil discernir el sentido de cada detalle, Eusebio presen-
Hacia el 300, en España, el Concilio de Elvira ta las diferentes partes de este magnífico templo como las
testimonia el mantenimiento de las exigencias en cuanto etapas de la vida espiritual de los cristianos. Nosotros
a los oficios de los que hay que abstenerse para ser vemos en ellas bastante claramente los diversos momen-
«recibido» en la catequesis: ser cortesana (c.44), conduc- tos del itinerario catecumenal.
tor de carro y actor de teatro (c.62). Muestra que existe El orador habla ante todo del gran vestíbulo situado
un rito de entrada en el catecumenado, la imposición de del lado de oriente que «invita, por así decir, a los que
las manos, por el cual se llega a ser «cristiano» (c.39). son extraños a la fe a volver las miradas hacia las
Pide que la formación dure dos años, salvo caso de primeras entradas» (n° 38). Estas están confiadas a
urgencia debido a enfermedad (c.42). Esto es un poco
menos que las prescripciones de Clemente y de Hipólito,
pero por el contrario, ciertas faltas graves pueden prolon- 59. Consultar HEFELE: Histoire des Concites, trad. Leclercq. Recorde-
gar la duración del catecumenado hasta tres años (c.4) o mos la frase similar de CLEMENTE de Alejandría citada supra p.
29: «pues el tiempo es también necesario para una sólida formación
cinco años (c.73) o incluso hasta el momento de la catecumenal».
muerte (c.68). 60. Histoire Ecclésiastique, X, IV, especialmente 37-65, SC 55.
LA ESTRUCTURACIÓN INTERNA (S. II Y III) 81
80 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
Nuevo Testamento se desarrolló progresivamente. El
guardianes encargados de «guiar a los que entran» (n° período bautismal, con su examen de admisión, fue lo
63). primero que se estructuró. Después llegó a institucionali-
Entre estas entradas y el templo mismo hay un zarse también el período catecumenal mismo y fueron
amplio espacio rodeado de cuatro pórticos (n° 39). «Ahí formulados con precisión los criterios de entrada en el
se han colocado los símbolos de las purificaciones sagra- catecumenado. Con esto mismo se subrayaba la necesi-
das», es decir, unas fuentes. Este espacio está, pues, dad de un tiempo previo de evangelización.
destinado a las exigencias de «aquellos que tienen aún La historia habla por sí misma. En los cuatro ángulos
necesidad de las primeras iniciaciones (n° 40) y que se les del m u n d o mediterráneo, la Iglesia misionera puso en
hace avanzar ayudándoles a superar las primeras dificul- práctica las exigencias de una seria preparación bautis-
tades del sentido literal de los cuatro evangelios» (n° 63). mal. En el siglo III hallamos la imagen más auténtica del
Vemos aquí una alusión a quienes, habiendo sido en otro catecumenado: el testimonio de los mártires, el diálogo
tiempo extraños a la fe, se han convertido y han entrado de los cristianos, la vida de la comunidad despiertan la fe
en el grupo de los catecúmenos. de los convertidos. La comunidad, entonces, se hace
Después descubrimos numerosos vestíbulos que cargo de ellos y les hace caminar. Los lleva en su seno,
abren las entradas hacia el templo (n° 41). Aquí están los los instruye y los forma, a fin de que, en sucesivas etapas,
que «se acercan estrechamente a los dos lados de la puedan entrar en esta vida nueva que debe crecer
basílica: son todavía catecúmenos, ocupados en el creci- incesantemente y traer frutos.
miento y el progreso de la fe, sin estar, con todo, alejados
por mucho tiempo de ver los objetos interiores que
contemplan los fieles» (n° 63). Tenemos aquí, sin d u d a ,
la descripción del grupo de los «electi» elegidos para el
próximo bautismo.
Finalmente, a cada lado del templo están «los locales
necesarios para quienes tuvieren aún necesidad de la
purificación y de las abluciones conferidas por el agua y
el Espíritu Santo» (n° 45). Ahí son iniciadas «las almas
puras que son purificadas a la manera del oro por un
baño divino» (n° 64).

** *

De Justino a Eusebio, por tanto, la evolución se


siguió con normalidad. Lo que estaba en germen en el
CAPITULO 3
LAS V I C I S I T U D E S DEL C A T E C U M E N A D O
(Siglos I V al VI)

La paz constantiniana del 313 señala un giro impor-


tante en la historia de la Iglesia. De ser una religión
ilícita como hasta entonces, el cristianismo pasa a un
régimen de tolerancia legal, que se transformará ensegui-
da en régimen de libertad privilegiada, hasta llegar a ser,
en 391-392, la única religión autorizada (1).
Los cristinaos se regocijarían, con motivo, de poder
profesar su fe, a partir de entonces, sin el miedo de ser
inquietados. Pero este cambio estará cargado de proble-
mas pastorales completamente nuevos, especialmente
cuando el cristianismo llegue a ser no sólo religión
permitida, sino la religión oficial.
Nos detendremos, ante todo, en el estudio de los
nuevos problemas. Veremos cuan lejos están de consti-
tuir un progreso cualitativo. Ante esta debilitación,
debida a las facilidades de un régimen de cristiandad, los

1. Para detalles acerca de las decisiones imperiales y su evolución ver:


JOANNOU, P.-P., La législation impértale et le christianisme de l'empire
'romain (311-476), Or. chr. An., Roma 1972, p. 166.
84 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 85
obispos lucharán por mantener en la pastoral de los
sacramentos la misma autenticidad que en los siglos desposar a un cristiano. Si este deseo puede constituir
misioneros precedentes. muy bien un punto de partida, frecuentemente lleva a
ciertas personas a simular una fe que no tienen. Y los
casos no son raros. Y así, en Jerusalén, Cirilo quiere
hacer una labor de discernimiento entre los candidatos
LOS N U E V O S P R O B L E M A S
que vienen a dar su nombre con vistas al bautismo:
Ya hemos oído a Orígenes echar de menos, en cierta Que no haya entre vosotros ningún Simón Mago (Hch. 8,
manera, los períodos de persecución, por que los peligros 9-24), ninguna hipocresía, ninguna curiosidad por conocer
obligaban entonces a los catecúmenos a una fe de gran los ritos. Sucede también que a uno le conduce un motivo
cualidad. Con las facilidades de la época constantiniana, extraño. Que un hombre sea llevado por el deseo de agradar a
la cualidad va a disminuir desgraciadamente en prove- una mujery que éste sea el motivo de su venida. Digamos que
cho de la cantidad. Semejante descenso de fervor se los mismo sucede también a las mujeres. Frecuentemente se
manifiesta a través de la insuficiencia de motivos de trata de un esclavo que quiere agradar a su amo (3).
conversión y el retraso dado al bautismo.
Cirilo ha mencionado el deseo de agradar a un amo o
a un amigo. Ahora bien, algunos de estos amigos son a
La insuficiencia d e los motivos de c o n v e r s i ó n veces «altos funcionarios» y se viene a pedir el bautismo
incluso por razones de ambición política. En efecto, por
La insuficiencia de los motivos de conversión consti- el rito de entrada en el catecumenado, se hace uno
tuye la desviación más característica y más grave de este «cristiano» y este simple título facilita el acceso a un
período. Desde el momento en que los obstáculos que cargo público. El obispo de Milán, Ambrosio, denuncia
anteriormente debían superar los candidatos al bautismo con valentía esta manera de proceder:
empiezan a allanarse, se hace más fácil el entrar en la
Ahí va uno que viene a la Iglesia porque busca honores de los
Iglesia y esta facilidad corre el riesgo de d a ñ a r la
emperadores cristianos, finge pedir el bautismo con respeto
cualidad de la conversión. Los motivos de la gestión de
simulado, se inclina, se postra, pero no dobla las rodillas con
los nuevos candidatos están lejos de ser siempre sobrena-
el espíritu (4).
turales y muchos parecen fundados en el interés (2).
En todo esto, lo que es grave, dice Ambrosio, es la
Sucede, por ejemplo, que la solicitud de entrar en el
hipocresía, la doblez:
catecumenado está motivada por el único deseo de
Para poder tener una esposa cuyos padres cristianos los
2. Leer a este respecto a TARDIF, H., Catéchuménat d'hier et d'aujour-
rechazarían —porque ellos eran paganos—, algunos simu-
d'hui MO 137, enero 1958, pp. 13-24. En estas obras matícense las
afirmaciones según las cuales se bautizaba muy rápidamente, en
ausencia de catecumenado. 3. CIRILO DE JERUSALÉN, Protocatequesis, 17, 35-36.
4. AMBROSIO, in Psalm. 118, 20, 48-49. PL 15, 1499, A-C.
86 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 87

lan durante algún tiempo tenerfe, después manifiestan que lo El problema se plantea ciertamente para los niños
que confesaban exteriormente lo negaban en su fuero interno cuyos padres cristianos los han llevado a la Iglesia para
(4). hacerlos catecúmenos y que, a continuación, nadie los va
A todos estos hipócritas, Agustín opone el caso de a instruir en la fe cristiana. Estos permanecerán así
alguno que quiere hacerse sinceramente cristiano y no catecúmenos de por vida, a no ser que se opere en ellos
p a r a «obtener la mano de alguna joven cristiana que una conversión verdadera cuando sean adultos. En este
quiere desposar» (5). Por eso él aconseja siempre tratar caso tenemos a Basilio, Gregorio Nacianceno, Agustín y
de discernir los motivos que han conducido a un hombre tantos otros. Agustín, desde la infancia, había sido
a pedir la instrucción: «signado con el signo de la cruz de (Cristo), y sazonado
con su sal»; ante una enfermedad se habló de bautizarlo,
Deseando ser cristiano, ¿espera alguna ventaja de parte de
pero habiendo mejorado su salud, retrasó todavía la
hombres de quienes teme la enemistad o la suspensión del
recepción del sacramento, que recibió finalmente a los 33
favor? Entonces no desea hacerse cristiano sino fingir el
años, es decir, después de su conversión (7).
serlo... Ciertamente es útil informarnos antes —a través de
personas que le conocen— sobre su estado de ánimo y sobre ¿Pero qué decir de aquellos adultos que se han hecho
los motivos que le han hecho venir a recibir la enseñanza catecúmenos sin el menor deseo de acceder al bautismo?
religiosa... Si se ha presentado con fingimiento en el corazón, Llevan el nombre de cristianos, pero no lo son de hecho,
deseando ventajas materiales o huyendo de molestias, cierta- puesto que no están convertidos.
mente mentirá (6). Contra tales abusos los obispos no cesan de protestar
con vigor. En occidente, es en el momento de la Epifanía
cuando los predicadores tratan de despertar a estos
El retroceso del bautismo
catecúmenos adormecidos para que vayan a «dar su
La degradación de los motivos de conversión hace nombre» al principio de la cuaresma con vistas a los
aumentar el número de los que piden hacerse cristianos bautizos que se celebrarán en la próxima Pascua. Pero su
entrando en el catecumenado sin tener la fe suficiente. llamada queda frecuentemente sin respuesta. El dolor de
Pero al mismo tiempo origina una segunda desviación en un obispo como Ambrosio es grande cuando, comentan-
sentido inverso: la de permanecer catecúmeno indefini-
damente y posponer siempre el bautismo para más tarde.
Lo que los candidatos han tratado de obtener es el título 7. AGUSTÍN, Confesiones, I, 11. Un siglo más tarde, SEVERO de
de «cristiano» y, en consecuencia, no se da en ellos Antioquía se llenará de ansiedad al leer las homilías de Basilio y de
Gregorio acerca del retraso del bautismo, «porque él no había
ningún deseo del bautismo. recibido aún el bautismo divino, según la costumbre de su pueblo.
Esta costumbre que se había implantado allí como una ley, quería
que nadie, a no ser que fuera obligado por la muerte, fuera
5. AGUSTÍN, Sermón 47, 17. bautizado antes de crecerle la barba», Vida de Severo según Juan, PO 2,
6. AGUSTÍN, De Cat. Rui V, 9. BA 11, p. 38. PL 40, 316. 217; y 2, 10-11.
88 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 89

do la pesca milagrosa de Le. 4, 5, constata que nadie ha Gregorio Nacianceno se empeña en p r o b a r que no
respondido: existe ningún motivo válido para diferir el bautismo:
Señor,yo también sé que es noche para mí cuando tú no das la Hagámonos bautizar hoy para no estar obligados a hacerlo
orden. Todavía no se ha inscrito nadie, todavía es noche para mañana. No retardemos sus beneficios como si se nos hiciera
mí. Yo he lanzado la red de la palabra en la Epifanía y un daño. No esperemos a haber pecado más para que se nos
todavía no he cogido nada (8). perdonen más pecados. Esto sería hacer de Cristo una
Basilio invita insistentemente a los que han sido ya especulación comercial: cargarnos con un peso mayor del que
«concebidos» (por la entrada en el catecumenado) a podemos llevar, correr el riesgo de ver perecer su nave
acercarse al sacramento que les «traerá al mundo»: totalmente y perder en un naufragio todo el fruto de gracia del
que uno no ha sabido contentarse (10).
¿Catequizado desde muchacho, todavía no das tu asentimien-
to a la verdad? ¿Tú que no cesas de estudiar, todavía no has Gregorio de Nisa denuncia también como detestables
llegado al conocimiento? ¿Tú que pruebas la vida, explorador los motivos alegados: bajo una falsa apariencia de humil-
hasta la vejez, terminarás siendo cristiano?... Vela para no dad, en realidad se trata de no querer renunciar al
acabar sorprendido haciendo promesas más largas que tu pecado. Esto es lo que retiene a estos hombres compara-
vida. Tú no sabes lo que te reserva el mañana, no prometas lo bles al servidor malvado que entierra su talento (11).
que no te pertenece. Hombre, nosotros te llamamos a la vida; Agustín toma a Nicodemo como ejemplo de los que
¿por qué escapas a esta llamada?... Si distribuyera oro a la retrasan su bautismo (11 bis). Para ellos dice:
asamblea, tú no me dirías «ya vendré mañana y me darás De nada sirve el ser concebido, hay que nacer también para
mañana»; sino que tú reclamarías tu parte de la distribución
llegar a la vida eterna (12).
y soportarías de mala gana el que te pasaran delante; y
cuando el gran dispensador te propone, no ya una materia Con la misma virulencia, J u a n Crisóstomo lucha
cambiante, sino la pureza del alma, tú vas a buscar excusasy contra la costumbre de relegar el bautismo in extremis:
a enumerar pretextos, mientras que tendrías que correr a la «¿Cómo no ser el último grado de locura el hecho de
distribución... Apóyate en el Señor. Da tu nombre, inscríbete aplazar continuamente el bautismo? Escuchad, vosotros
en la Iglesia... Inscríbete en este libro, para participar en la catecúmenos y vosotros que retardáis vuestra salvación
inscripción en el del cielo. Instruyete, estudia la constitución
evangélica... Haz morir el pecado; crucifícate con Cristo;
pon todo tu amor en el Señor (9). 10. GREGORIO DE NACIANZO, Sermón sobre el Santo Bautismo, orat.
40, n" 11, PG 36, 372 B-C, pronunciado en el 381.
11. PG 45, 416-432.
11 bis. Tr. i n j o XI y XII.
8. AUBROISE: Exp. in Luc. 4, 76; SC 45 bis, p. 181; igualmente en 7, 12. Quaest. ad Simpl. 1, 2, 2; BA 10, ed. J. Boutet, 1952, pp. 444-445;
221, SC 52, p. 91. PL 40, 111-112. Agustín se sirve del ejemplo de los catecúmenos
9. BASILIO, Hom. XIII sobre el Bautismo, 1 y 3, PG 31, 425 B-C y 429 para ilustrar su tesis: El hombre empieza a recibir la gracia desde
el momento en que empieza a creer en Dios, porque es movido
hacia la fe por una moción interior o exterior.
90 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 91

hasta vuestro último aliento (13)». Semejante inercia sobre una pendiente fatal. Ellos son los primeros en
constituye por otra parte un escándalo que hace reír a los reconocer un cierto relajamiento, no sólo en el retraso
paganos. Si se cree verdaderamente en la grandeza del que caracteriza a los adultos en hacerse bautizar, sino
sacramento, ¿por qué esperar a la hora de la enferme- también en la debilidad de los presbíteros que se ven
dad? O b r a r así se asemeja al soldado que espera que tentados a admitir al bautismo a hombres que pretenden
termine la guerra para alistarse a filas (14). tener fe sin vivir cristianamente. Frente a estos abusos,
En realidad, este uso revela hasta qué nivel de no d u d a n en recordar la doctrina tradicional, según la
debilitación llega un catecumenado en el cual el título de cual la salvación no se otorga en el sacramento sino a los
catecúmeno ha perdido su significación profunda, por- individuos que tienen una fe verdadera y una vida de
que no corresponde ya a una verdadera conversión. ¿Por acuerdo con esta fe. De esta doble exigencia resulta la
qué admirarse, entonces, ante la decadencia del catecu- necesidad de una disciplina catecumenal.
menado propiamente dicho? Los obispos, escandalizados
de una indiferencia masiva, empujan a los catecúmenos a
hacerse bautizar, con todos los riesgos de formalismo que N e c e s i d a d d e una fe profunda
esto conlleva. En esta época se habla mucho de los
Los obispos, que tienen el encargo de predicar a los
catecúmenos; pero si bien hay muchos catecúmenos, hay
catecúmenos, recuerdan ante todo que la fe está íntima-
muy pocos convertidos verdaderos. Q u e se trate de niños
mente vinculada al sacramento (15). Este último no se
instruidos en los rudimentos de la fe pero que todavía no
debe administrar si falta la primera. «En realidad la fe y
han dado su asentimiento a la verdad, o de adultos
el bautismo son dos modos de salvación estrechamente
venidos a la Iglesia por motivos insuficientes, el título no
vinculados entre sí e indivisibles, pues si la fe recibe del
corresponde ya a la realidad que expresaba en otro
bautismo su perfección, el bautismo se funda sobre la fe»
tiempo. Y sin embargo, los pastores no han cesado de
(16), escribe Basilio de Cesárea, cuya predicación vuelve
recordar las exigencias teológicas de una auténtica pasto-
frecuentemente sobre este tema:
ral de los sacramentos.

15. Leer CHENU, M.-D., Foi etsacrement, MD 71, pp. 69-77; VILLET-
TE, L., Foi et sacrement, coll. Travaux de PInstitut catholique, t. 1,
P R E O C U P A C I Ó N DE A U T E N T I C I D A D du Nouveau Testament á S. Augustin, París, 1959; t. 2, du moyen
age á nos jours, París 1964; MONJARDET, A., Autre Eglise, autre
foi, l'Epi, París, 1967, pp. 171-188; GERBE, P. y MARCUS, E., lis
Es instructivo mencionar el esfuerzo realizado por los demandent le baptime pour leur enfant, Le Cerf, París, 1966; ver también
Padres de los siglos I V y V para no dejarse arrastrar FRISQUE, J., LAURENTIN, A., MARCUS, E., MASSAUT, J.,
MAERTENS, T., POTEL, E., Foi et sacrament, la sacramentaliza-
ción de los no-practicantes, Brujas, 1964, con un boletín bibliográ-
fico sobre el problema Fe y Sacramento, por A. Laurentin, pp.
13. PG 59, 115. 53-68.
14. PG 60, 23-25. 16. De Spirítu Sancto, 12, 28; SC 17, p. 157.
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 93
92 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
N e c e s i d a d d e una vida s e g ú n la fe
Id, dice el Señor, enseñad a las naciones, bautizándolas en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El Agustín tuvo que escribir todo un tratado sobre la fe y
bautismo, en efecto, es el sello de la fe,y la fe es una adhesión las obras para denunciar el uso que tendía a instaurarse
a la Divinidad. Ante todo hay que creer, y después ser en ciertos lugares de bautizar a los pecadores:
marcado por el bautismo (17). Es inadmisible, dice, admitir al baño de la regeneración, que
Apoyándose igualmente en el mandato de Cristo se realiza por Cristo Jesús nuestro Señor, a todos los
antes de su Ascensión, Atanasio y J e r ó n i m o recuerdan la candidatos indistintamente, incluso cuando la inmoralidad de
misma exigencia: su conducta y el escándalo de sus faltas son totalmente
conocidas, si se niegan a cambiarla y declaran abiertamente
El Salvador no ha mandado solamente bautizar, sino que
su intención de perseverar en ella (21).
dice ante todo: «enseñad», después «bautizad», afín de que
la enseñanza nazca de una fe recta y con la fe seamos Y que nadie se excuse diciendo: «Enseguida se le
iniciados por el sacramento (18). enseñará lo que está mal y, después de su bautismo, se le
Los Apóstoles enseñan ante todo a todas las naciones: una instruirá p a r a reformar sus costumbres», pues semejante
vez que les han enseñado, les dan la ablución del agua. En uso es contrario a la práctica de la Iglesia:
efecto, no se puede hacer que el cuerpo reciba el sacramento Guardémonos bien, con la ayuda del Señor nuestro Dios, de
del bautismo, si antes el alma no ha acogido la verdad de la dar a las gentes una falsa seguridad, diciendo que una vez
fe (19). bautizados en Cristo, sea cual fuere su conducta en estafe,
U n a de las finalidades del catecumenado es precisa- llegarán a la salvación eterna (22).
mente hacer crecer la fe de aquellos cuya «gracia de la fe Este es el tema fundamental que reaparece en mu-
no tiene todavía el grado suficiente para obtener el Reino chos de los sermones de Cuaresma en esta época. La vida
de Dios» (20). bautismal no puede penetrar sino en sujetos que han
Esta exigencia de cierta madurez en la fe para recibir rechazado toda hipocresía y tienen ya el hábito de vivir
el bautismo bastaría ya por sí sola para justificar la de acuerdo al Evangelio. Escuchemos a Cirilo de Jerusa-
necesidad de una catequesis pre-bautismal seria. Pero lén:
otra exigencia viene aún a confirmar la utilidad de un
cierto tiempo de formación previo: la fe que da acceso al 21. Defide et op. 1, 1; BA 8, p . 355; ver también 1, 2; 6, 8 y 18, 33.
baño del nuevo nacimiento no es una fe muerta, sino la fe 22. í d e m 26, 48; BA 8, p . 455. Sobre la noción mágica de la eficacia del
bautismo, cf. a ú n estas p a l a b r a s de Agustín: «Creen que pueden
viva, animada por el amor efectivo. permitirse cometer adulterio bajo el pretexto de que son catecúme-
nos y osan apelar a la mujer adúltera del Evangelio «que no fue
c o n d e n a d a » . Q u e nadie diga «la mujer adúltera ha obtenido el
17. P G 29, 655. perdón, yo soy todavía catecúmeno, cometeré adulterios pues
18. A T A N A S I O , / / or. adv. Ar., n° 3; P G 26, 237, A-B. o b t e n d r é el perdón de ellos», Serm. 20, 6; ed. G. Morin, Miscellanea
19. P L 26, 218. Agostiniana, p . 116; cf. t a m b i é n Serm. 16 A, C C L 41, p. 222.
20. Ver la nota 12 de este capítulo.
94 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 95

puesto que el Espíritu Santo es un don que no llega de


Aquí, la presencia de tu cuerpo sin la de tu inteligencia no
ninguna manera a quien es engendrado de esta forma: la
serviría de nada. Un día, también Simón Mago se presentó
maldad del alma injuria al rostro de Dios (25).
al bautismo. Fue sumergido, mas no iluminado. El introdujo
su cuerpo en el agua, pero no proporcionó a su corazón la luz Al principio del siglo sexto, se oirá aún el mismo tema
del Espíritu. Su cuerpo descendió y volvió a salir, pero su en los sermones de Cesáreo de Arles, dirigidos a los
alma no fue puesta en la tumba con Cristo para resucitar con futuros bautizados:
El... Porque si tú permaneces en tus malas disposiciones, Es una cosa buena lo que venía a buscar, una cosa grande, la
aquel que te habla no tiene culpa, pero tú no te esperes recibir suprema bienaventuranza, la eterna felicidad. Os aviso, por
la gracia: el agua te recibirá a ti ciertamente, pero el tanto, siendo tan importante el objeto al que aspiráis, que
Espíritu no te acogerá (23). preparéis fielmente, con la ayuda de Dios, tanto vuestro
En su segunda catequesis a los futuros iluminados, corazón como vuestro espíritu. Si Dios quisiera ofreceros a
J u a n Crisóstomo saca la conclusión práctica de esta cada uno hábitos de seda, no podríais tomarlos con las manos
enseñanza tradicional: sucias o untadas; ¡con cuanta más razón cuando es él mismo
Lo he dicho otras veces, lo digo todavía hoy y lo seguiré el que se digna ofrecerse a vosotros, no deberéis acogerlo con
repitiendo: si alguno no se ha corregido de sus deplorables un corazón purificado por la fe! Si según el precepto del
costumbres y no se ha ejercitado en la virtud hasta hacérsele Señor, «nadie pone vino nuevo en odres viejos», ¿cómo podrá
fácil, que no se haga bautizar... Mirad a vuestra alma como acoger a Dios mismo el que no haya querido borrar todas las
a un retrato que tenéis que pintar. Antes de que el Espíritu manchas de su conducta anterior? (26).
Santo venga a pasarle su pincel divino, borrad vuestros malos Así pues, del siglo I V al V I , los obispos mantuvieron
hábitos (24). firmemente los principios teológicos de la pastoral de los
Gregorio de Nisa no teme afirmar que el bautismo sacramentos, en un período en el que la paz constantinia-
conferido a un candidato mal preparado no es solamente na corría el riesgo de arrastrar a los catecúmenos por una
ineficaz, sino que constituye una injuria a Dios mismo: pendiente fácil. ¿Cómo se a d a p t ó la institución catecu-
menal a las nuevas situaciones? Esto es lo que vamos a
Si al cuerpo se le confiere el baño sin que el alma haya
estudiar ahora.
borrado la porquería de sus desórdenes y de sus pasiones, por
audaces que parezcan estas palabras las quiero decir sin La descripción del catecumenado, hacia el 400, nos
reticencia: el agua que les es conferida no es más que agua, mostrará cómo la Iglesia trató de guardar un justo
discernimiento entre la misericordia y el dejar correr.
Agustín había visto muy bien que el exceso donatista,
23. Protocatequesis 1-2 y 4. Lo mismo en su catequesis 17, 36, CIRILO
dice del Espíritu Santo: «El examina el alma y no arroja las perlas
a los puercos. Si tú disimulas, entonces los nombres te bautizan, 25. Or. Cat. 40, PG 45, 101, B-D, cf. 104 A.
pero el Espíritu no te bautizará».
26. Ser. 200, 2; CCL 104, 808.
24. II Hom. ad Ulum. PG 49, 234 (Antioquía, cuaresma 388).
96 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 97
que tendía a constituir una «iglesia de puros», es tan
entra en el «competente» para esconderse dentro de su alma
peligroso como el abandono de la disciplina eclesial. En
como en una tienda de lino. En tercer lugar, el Espíritu Santo
la pastoral hay que saber aliar la firmeza a la bondad,
llega a la cumbre en el «fiel» a través de los grados de virtud
«sin mostrarnos débiles en nombre de la paciencia, ni
como a los aposentos superiores de la casa» (28).
duros bajo pretexto de celo» (27).

Esto es también lo que expresa de manera imaginati-


va un texto muy hermoso de Agustín apoyándose en la
comparación del trigo que se trilla, se recoge en el
granero, se convierte en harina amasada y finalmente en
EL C A T E C U M E N A D O H A C I A EL 350-420
pan:
¿Qué quedó de las etapas de iniciación, hacia los años
Habéis sido conducidos hasta la era del Señor, habéis sido
350-420? Vamos a dar una idea general que revelará una
triturados por el trabajo de los bueyes, es decir, por los que os
neta debilitación del catecumenado propiamente dicho,
han anunciado el Evangelio. Una vez catecúmenos, habéis
que una nueva estructuración de la Cuaresma se esforza-
sido almacenados en el granero. Habéis dado vuestros
rá por remediar.
nombres, habéis comenzado a ser molidos por los ayunos, los
Aparentemente, el vocabulario empleado deja enten- exorcismos. Después habéis venido a la fuente, habéis sido
der que la estructura catecumenal está siempre viva. bautizados, habéis llegado a ser un solo cuerpo. Habéis sido
Ciertas homilías muestran claramente que la conversión cocidos por el fuego del Espíritu Santo y os habéis convertido
es un camino en cuatro fases; en otro tiempo, cuando en el pan del Señor» (29).
éramos paganos, fuimos convertidos por el anuncio del
Evangelio; después hemos llegado a ser catecúmenos; a Se habla siempre, pues, de las mismas etapas que en
continuación ha habido una formación intensiva de los
el siglo III y se emplea siempre el mismo vocabulario.
elegidos durante la cuaresma; después el bautismo. En
Pero ¿qué realidad encubre este modo de hablar?
este sentido es muy claro el testimonio que nos da el
obispo español Gregorio de Elvira:
El Señor le ordenó a Noé que hiciera un arca de tres
habitaciones, como figura de la Iglesia. Ante todo, en efecto, 28. PSEUDO-ORIGENES, Tratado sobre los libros de las sagradas Escritu-
la palabra de la Ley penetra en el hombre catecúmeno como en ras, 12, PLS 1, 431. - Sobre la imagen del arca de Noé aplicada a la
Iglesia en función del catecumenado, cf. ya en PA, p. 224.
la entrada del cuerpo. Después, el misterio del sacramento 29. Citado en HAMMAN, L'Eucharistie, Les pires dans lafoi, p. 247, PL
46, 834. Ver también p. 254: «Habéis sido cribados con ayunos,
meditaciones, vigilias, exorcismos. Exorcizándoos os han triturado.
Pero no se puede amasar sin agua: por eso habéis sido bautizados».
27. Defid. et op. 5, 7; BA 8 p. 367. PLS 2, 554-556. Ver también p. 236, PL 38, 1099-1101 y p. 240, PL
38, 1246-1248.
98 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 99

¿Se p u e d e hablar aún d e catecumenado? Tres obras orientales dejarían creer que la práctica
Nos acordamos con qué seriedad se hacía en otro atestiguada por Hipólito está todavía viva; se trata de los
tiempo el examen de admisión a la catequesis, examen Cánones de Hipólito (hacia el 360, en Egipto), el Testamento
que hacía entrar al postulante en la Iglesia después de de Nuestro Señor Jesucristo (siglo IV, en Siria) y las
haber probado la calidad de su itinerario. En el siglo I V , Constituciones apostólicas (siglos IV-V, en Siria) que hablan
parece que aún existe el rito, pero raramente representa de un examen de entrada en el catecumenado. Pero allí
la sanción de una conversión profunda y sincera. se trata de tres escritos que se han inspirado directamen-
te en la Tradición apostólica de Hipólito. Recuerdan un
Los padres tienen costumbre de presentar a sus hijos ideal, pero no testimonian ya una práctica, salvo precisa-
a los presbíteros, para hacerlos catecúmenos. Aquí el rito mente en algunos detalles en que difieren de su fuente
esencial es la signación (30) acompañada, en África, de (33).
la gustación de la sal (31). Pero es el caso de los adultos
el que hay que examinar más de cerca. Sólo un documento puede alegarse como testimonio
Poseemos, en efecto, algunos documentos que testi- de valor: el tratado de Agustín sobre la catequesis de
monian la existencia del rito mismo —signo de la cruz principiantes. En estos términos describe los ritos de
con imposición de manos— pero parece que se trata sólo entrada en el catecumenado:
de conversiones milagrosas (32). El papel de la Iglesia y
de los cristianos allí parece poco activo. Una vez hecha esta instrucción, hay que preguntar al
candidato si él cree estas verdadesy si desea conformar a ellas
su vida. Y una vez que haya respondido «sí», se deberá hacer
30. J U A N C R I S O S T O M O , In Ep. I ad Cor. in Hom. 12,7; P G 6 1 , 106; sobre él, según el rito, la señal de la cruzy tratarlo según la
M A R C O S el diácono, Vida de Porfirio de Gaza, 6, 45, P G 6 5 , 1242;
cf. trad. G R E G O I R E H., K U G E N E R , M.A., París, 1930, col. de
costumbre de la Iglesia. (Sigue el rito de la sal que se debe
estudios bizantinos, publicados bajo el p a t r o n o de la Asociación G. explicar) (34).
Budé, Société Les Belles Lettres, p p . 37-38 y 118 (final del siglo
I V ) . La mayor parte de los Padres de la Iglesia q u e nosotros
conocemos, hacía el siglo IV, fueron inscritos desde su infancia La administración de este rito supone una profesión
como catecúmenos y fueron bautizados en edad adulta, después de
haberse convertido personalmente; así ocurrió con S. Basilio, S.
previa de fe: el candidato ha debido d a r su adhesión a la
Gregorio de Nacianzo, S. Agustín (Gonf. I, 1, 11), S. J u a n
Crisóstomo, si bien su conversión no les h a y a traído d e lejos, c o m o
en el caso de Agustín.
33. B O T T E , B., Les plus anciennes collections canoniques, O S n° 19, p p .
31. A G U S T Í N , Confesiones I, 1, 11, P L 32, 668; De cat. rud. 26, 50.
331-350. - Les canons d'Hippolyte, texto y trad. R.-G. Coquin, P O
32. Vida de Porfirio, 4, 29 PG 65, 1226; cf. trad. Gregoire, H . y K u g e n e r ,
X X X I , 273-444. - L'evoluzione del catecumenato nella Chiesa antica dal
M.A., París, 1930, p p . 26-27; A M B R O S I O , In Psalm. 118, P L 20,
punto di vista pastorale, en «Valori attuali della catechesi patrística»
168. Se encuentran m u c h a s conversiones de este tipo en la Vida de
(Bibl. di Se. Reí. 25) Las-Roma, 1979, p p . 22-49.
S. Martín de Sulpicío Severo, SC 133, p p . 283, 285, 291; lo m i s m o
34. De C a t . Rud. 26, 50; BA 11, p. 137. Sobre el simbolismo de la sal,
en Dial. I I , 4, 9, P L 20, 204.
leer L A U R E N T T N , A., Catéchuménat, p p . 227-229.
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 101
100 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

mente su bautismo. Los muy decididos, por el contrario,


presentación de conjunto del mensaje cristiano que se le
accederán demasiado rápidamente al sacramento.
acaba de hacer, y renunciar al servicio de los ídolos (35).
Hemos visto que al principio del siglo I V en España
El principio queda, pues, a salvo, pero hay que (38), los obispos exigían todavía dos años. Pero parece
reconocer sin embargo que no siempre había habido allí cierto que hacia el 400 no se precisaba ninguna duración
una evangelización suficiente. Si bien algunos habían mínima. El catecumenado propiamente dicho ya no
leído personalmente la Escritura (36), muchos otros existe. Los catecúmenos van o no van ya a la Liturgia de
venían sin preparación, incluso, a veces, con malas la Palabra según el grado de su convicción. Ya no serán
disposiciones (37). ¿Cómo una precatequesis que se seguidos de cerca por unos responsables en grupos
reducía a una entrevista de menos de dos horas habría estructurados. La Iglesia parece más preocupada en
podido transformar a un hombre? «empujar» al bautismo a los candidatos amorfos que de
Nos vemos obligados a constatar que la situación ha retardar con un largo tiempo de prueba el celo de los
cambiado mucho con respecto al siglo precedente. Si, a pocos candidatos demasiado precipitados. Y si se en-
pesar de la gran cantidad de escritos patrísticos fechados cuentra alguno particularmente bien dispuesto, se le
en el siglo IV, poseemos tan pocos testimonios de un admite muy deprisa a la iniciación (39).
serio examen de admisión al catecumenado, es cierta- En principio, sin embargo, la Iglesia mantiene la
mente porque, desde ahora, el rito se confiere demasiado necesidad de un cierto tiempo de catecumenado, como lo
fácilmente. Se usa de él como de un cebo, mientras que escribe Agustín en su obra De fide et operibus:
debería sancionar una conversión. Y si no hay conver- ¿Qué ocurre durante todo el tiempo en el que los catecúmenos
sión verdadera, es un gesto sin significación. Se compren- guardan su lugar y su nombre? Se les enseña lo que debe ser
de por qué tales «catecúmenos» se preocuparán tan poco la fe y la conducta del cristiano; después de lo cual,
por formarse para el bautismo. habiéndose probado ellos mismos, podrán comer en la mesa
del Señory beber en su copa... Ahora bien, si esta instrucción
dura todo el tiempo que los candidatos al nombre de Cristo
¿Qué queda del catecumenado p r o p i a m e n t e d i c h o ?
figuran en el rango de los catecúmenos, sabiamente fijado por
La duración de la catequesis es muy variable. Los la Iglesia, se intensifica mucho más activamente durante los
catecúmenos poco convencidos pospondrán indefinida- días en que, habiendo dado su nombre para recibir el
bautismo, son llamados «competentes» (40).
35. Sobre esta práctica de la admisión al c a t e c u m e n a d o , ver a ú n
A G U S T Í N , Contr. Cresc. 2, 5, 7, BA 31, 164-165 y De un bapt. 11,19, 38. C a n o n 42; Hefele I, 212 ss. Ver «Al alba del siglo IV», en cap. 2.
BA 3 1 , 704-705. 39. Es el caso, por ejemplo, de Mario Victoriano del que Agustín nos
36. A G U S T Í N , De Cat. Rud. 8, 12; BA 11, p. 47: «si un candidato llega habla en Conf. V I I I , 2, 5.
a vosotros, cultivado ya por los estudios clásicos... es c o m p l e t a m e n - 40. De fide et op. 6, 9; BA 8, p. 371. La nota de BA 8, p . 507, habla de la
te improbable que no conozca varios pasajes de nuestras Escritu- instrucción recibida, sin precisar si trata de enseñanza reservada a
ras». los catecúmenos, o solamente de la predicación en la misa.
37. í d e m 5, 9; BA 11, p p . 39-40.
]02 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 103
He ahí el principio. ¿Pero qué sucede de él en la
realidad? Los catecúmenos poco convencidos no han a una profunda conversión de las costumbres. ¿Lo
debido frecuentar mucho la predicación, si lo juzgamos hubiera hecho si el catecumenado anterior se hubiera
por el contenido de las alocuciones del principio de vivido seriamente?
cuaresma. No obstante, a los que han dado su nombre jóvenes atletas, el estadio está abierto, he ahí los espectadores
con vistas al próximo bautismo, hay que predicarles aún en el graderío del anfiteatro, a la cabeza está el presidente de
la conversión, la pureza de intención y la transformación los juegos. Entonces, no hay término medio: o caer vilmente y
de las costumbres. retirarse cubiertos de vergüenza, o comportarse valerosamente
Según los términos que emplea en su protocatequesis, y obtener la corona y el premio. Así estos treinta días sirven
Cirilo de Jerusalén se dirige a candidatos que se puede para la lucha, el aprendizaje, el ejercicio (42).
d u d a r hayan seguido j a m á s un catecumenado serio. Aun En efecto, es muy urgente cambiar de vida. El orador
cuando hubieran ido antes a algunas instrucciones, lo siente y tiene prisa por ver los resultados concretos,
ciertamente no habían comprendido todavía las exigen- puesto que, seis días más tarde, dice:
cias vitales de la Palabra de Dios: Hace muy pocos días, hermanos míos, que os he hablado, y
Nosotros, ministros de Cristo, hemos acogido a cada uno, y, vengo ya a reclamar el fruto de mis instrucciones. En efecto,
desempeñando el papel de porteros, hemos dejado la puerta no hablamos solamente a vuestros oídos, sino a vuestros
libre. Es posible que tú hayas entrado con un alma manchada espíritus, a fin de que ellos retengan nuestras palabras y
de pecados y con una intención sucia... Si tu alma vestía como vosotros nos las hagáis ver por vuestras obras, o más bien, no
hábito la avaricia, ponte otro y entra. Despójate del vestido a nosotros, sino a Dios que conoce el fondo de vuestros
que has llevado, no te pongas nada encima; despójate de la corazones. También llamamos a nuestra instrucción «catc-
fornicación y de la impureza, te lo ruego, y vístete con el quesis», porque es necesario que aun en nuestra ausencia
luminosísimo vestido de la castidad. Dispones de un largo resuene en vuestras almas el eco de nuestras palabras...
período: tienes una penitencia de cuarenta días... Se te Vosotros, por tanto, que habéis recibido nuestras palabras y
llamaba «catecúmeno» mientras te encontrabas nada más que las habéis puesto en práctica, perseverady avanzad. Y los que
envuelto como de un eco, oyendo hablar de una esperanza sin aún no habéis puesto manos a la obra, comenzad desde ahora,
verla, de misterios sin comprenderlos, de unas Escrituras sin y que en el porvenir vuestros esfuerzos os salven de la
discernir su profundidad. El eco ya no resuena más alrededor acusación de negligencia (43).
de ti, suena dentro de ti (41). Semejantes palabras no se hubieran podido hallar en
Solamente treinta días antes del bautismo, J u a n labios de Hipólito o de Orígenes a pocas semanas del
-risóstomo se ve obligado aún a invitar a los candidatos
42. JUAN CRISOSTOMO, / Cat. ad illum. 4, PG 49, 228 (Antioquía,
cuaresma 387). LC 5 pp. 179180.
43. JUAN CRISOSTOMO, / / Cat. ad illum. PG 49, c. 231 (Antioquía,
• CIRILO DE JERUSALÉN, Protocatequesis, 4 y 6. cuaresma 387). LC 5, p. 185.
104 LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 105
BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

bautismo. Pero en el siglo I V el catecumenado ya no es lo bautismo de Pascua. Egeria nos describe esta ceremonia
que era cien años antes. Los catecúmenos no parecen de manera detallada, exponiendo la práctica de la Iglesia
convencidos. Aun cuando vienen a la iglesia, la predica- de Jerusalén hacia el 381-384:
ción no parece penetrarles: todavía no tienen una fe
capaz de transformar la vida. Ninguna institución espe- He creído un deber el escribiros cómo se instruye a los que son
cial les respalda ni les presenta exigencias. bautizados en Pascua. El que da su nombre lo da la víspera
de Cuaresma y un presbítero anota todos los nombres; dicho
de otro modo, se trata de la vigilia de las ocho semanas
durante las cuales he dicho que aquí se observa la Cuaresma.
LA C U A R E S M A : U N C A T E C U M E N A D O Cuando el presbítero ha tomado nota de todos los nombres, el
DE R E C U P E R A C I Ó N día siguiente, inicio de la Cuaresma, día en que comienzan
las ocho semanas, se coloca una sede para el obispo en medio
Precisamente para remediar esta grave laguna de un de la iglesia mayor, es decir, en el Martyrium; a los dos
catecumenado relajado la Iglesia va a desarrollar la lados, sentados en asientos, están los presbíteros y, de pie,
Cuaresma como un tiempo de formación bautismal. todos los laicos. Después se llevan uno a uno los candidatos;
si se trata de hombres vienen con su padrino; si se trata de
mujeres, con su madrina. Entonces, por cada uno, el obispo
La i n s c r i p c i ó n del nombre al p r i n c i p i o interroga a los vecinos del que ha entrado diciendo: «¿Lleva
de la Cuaresma una vida honesta, respeta a sus padres? ¿no está entregado a
la embriaguez ni a la mentira?» Y hace este interrogatorio
Para salvaguardar las exigencias de la admisión al respecto a todos los defectos de una cierta gravedad en la vida
bautismo, se estableció la costumbre de considerar a la de un hombre. Si el candidato es reconocido sin reproche por
Cuaresma como una sesión intensiva de formación. Los todos los que han sido interrogados en presencia de testigos, el
así llamados catecúmenos, si aceptan dar su nombre, van obispo mismo, con su propia mano, anota su nombre. Pero si
a realizar en algunas semanas la transformación vital es acusado sobre algún punto, el obispo le hace salir diciendo:
que, en el siglo precedente, requería dos o tres años. «Que se enmiende, y cuando se haya enmendado, entonces
Este período se abre con la inscripción solemne del accederá al bautismo». Procede así a este interrogatorio,
nombre. Es como una vuelta a la ceremonia de entrada primero para los hombres, después para las mujeres. Los
en el catecumenado que no se había fundado en una extranjeros acceden menos fácilmente al bautismo, a no ser
conversión verdadera. Pero, ¿después de años de somno- que haya testigos que les conozcan (44).
lencia, están preparados efectivamente los catecúmenos
para seguir a Cristo?
Los candidatos que finalmente se han decidido a 45. Itinerario de la Virgen Eteria, 45 (trad: A. Arce) B.A.C. 416, Madrid
recibir el sacramento van a enrolarse para el próximo 1980.
106 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 107

Según este documento, el examen de aquellos a cuaresma, sino quince días antes de Pascua (46). ¿No
quienes se llama desde ahora «competentes» (es decir: será esto una confirmación suplementaria de lo que
los que solicitan juntos) se realiza aparentemente con hemos constatado más arriba? Al principio de la Cuares-
cuidado. Se hace una investigación sobre el estilo de vida ma, los candidatos apenas están convertidos; suponiendo
de los candidatos. Pero, en estas liturgias, frente a todo una conversión sincera y probada, su inscripción litúrgi-
un pueblo, ¿consigue el rito verdaderamente lo que ca no puede tener lugar demasiado rápidamente. Por lo
quiere significar? Hacia la misma época encontramos lo tanto hay que posponerla más y más con el riesgo de
mismo en la descripción que nos da Teodoro de Mop- reducir así la cuarentena, ya demasiado breve, a algunas
suestia de la ceremonia, tal y como se realizaba en semanas o incluso a algunos días (47).
Antioquía:
En este sentido es significativa la pregunta que los
Cánones de Hipólito (hacia el 360) ponen en labios del
Que se presente a la Iglesia de Dios, por tanto, quien desee
obispo y que j a m á s se hubiera encontrado la víspera del
acceder al don del santo bautismo. Será recibido por quien
bautismo en el siglo I I I :
está designado para ello, según el uso establecido de inscribir
a los que acceden al bautismo. Este se informará de sus ¿Estás dudando, o bien obligado por una causa o por el respeto
costumbres. Este oficio está desempeñado, para los que son humano? Pues nadie se burla del reino de los cielos, sino que
bautizados, por uno a quien llaman «fiador» (el que éste es entregado a los que lo aman de todo corazón (48).
garantiza). Pues bien, el que está designado para esto
¡Finalmente, hacia el 500, veremos celebrar la entra-
inscribe tu nombre en el libro de la Iglesia y añade allí
da en el catecumenado y el bautismo en una sola y
también el del testigo, o el del pastor de esa ciudad o de esa
misma ceremonia! Así, en los escritos del Pseudo-
parroquia (45).
Dionisio se explica el simbolismo de los ritos de forma
Este texto, que proporciona entre otras cosas amplias maravillosa. ¿Podrán decir algo todavía esos simbolis-
informaciones sobre el padrinazgo, requiere sin embargo mos, si las etapas litúrgicas ya no están escalonadas en el
una reserva. Ya hemos visto que J u a n Crisóstomo tiempo, en función del crecimiento de la fe? (49).
solamente acogía a los candidatos treinta días antes del
bautismo. Con Teodoro de Mopsuestia, un estudio
46. ROQUES, L., Le parrainage des adultes d'apres les homélies de Théodore
detallado de las homilías lleva a pensar que la ceremonia de Mopsueste, ISPC, París, 1961. - JANERAS, V.S., En quels jours
de inscripción no tenía lugar en el primer domingo de furent prononcées les homélies catéchétiques de Théodore de Mopsueste?, en
«Memorial Mgr. Gabriel Khouri-Sarkis», Louvain, 1969, pp.
121-133.
47. En su sermón (cf. supra, nota 2, p. 56), S. Cesáreo dice que la
45. TEODORO DE MOPSUESTIA, Hom. XII (I sobre el bautismo), inscripción del nombre se hace «varios días antes de Pascua», o
n° 14. En Les Homélies catéchétiques de Théodore de Mopsueste, ed. R. sea, poco antes.
Tonneau y R. Devresse, ST 145, 1949, p. 343, cf. Introd. p. XXIX. 48. Canon 19, PO XXXI, 377.
49. De Hier. eccl., II, 2.
108 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 109
£1 retiro d e la Cuaresma
hora de tercio, y a que la catequesis dura estas tres horas... Y
El período cuaresmal es un tiempo de formación así la instrucción se hace tres horas al día, durante siete
doctrinal y vital. A la asiduidad en acudir a la predica- semanas (50).
ción debe corresponder una transformación de las cos-
tumbres. A esta catequesis sobre la Escritura y sobre el Credo
(51), ciertas Iglesias le añaden una sobre el Padre
A los futuros bautizados se les hace una catequesis Nuestro (52). En efecto, al final de la cuaresma tienen
continuada y profundizada. Egeria nos hace una bella lugar las dos ceremonias llamadas «entregas», por las
descripción de la Iglesia de Jerusalén: que se transmiten el Credo y el Padre Nuestro a los
futuros bautizados. En Jerusalén, la devolución del
Aquí hay la costumbre de que aquellos que van a acceder al Credo («redditio») por parte de los candidatos tiene
bautismo, durante los cuarenta días de ayuno, sean ante todo lugar habitualmente el domingo de Ramos (53).
exorcizados por el clero por la mañana, temprano, cuando ha
A lo largo de esta formación, Dios comunica su fuerza
tenido lugar la despedida de la Anástasis. Enseguida se
a los futuros bautizados a través de los sacramentos y
coloca una sede para el obispo en el Martyrium, en la iglesia
particularmente de los exorcismos de los que ha hablado
mayor, y alrededor del obispo se sientan todos los que van a
Egeria anteriormente.
ser bautizados, hombres y mujeres. Están también los
padrinos y madrinas. Y además todos los que quieren Todas las acciones litúrgicas y penitenciales que se
realizan durante la Cuaresma, explica el obispo africano
escuchar, de entre el pueblo, entran y se sientan, pero si son
Quodvultdeus, hay que considerarlas como un alimento
fieles únicamente. Los catecúmenos no entran mientras el
d a d o por la Madre-Iglesia a los hijos que lleva en su seno
obispo está instruyendo sobre la ley de la manera siguiente:
y que dará a luz en Pascua:
durante estos cuarenta días, comenzando por el Génesis, el
obispo recorre todas las Escrituras, explicando en primer Todos los ritos sacramentales que se hacen sobre vosotros por
lugar el sentido literal, derivando después el sentido espiri- el ministerio de los servidores de Dios, los exorcismos, las
tual. Lo mismo también sobre la resurrección,y paralelamen- oraciones, los salmos, las insuflaciones, el cilicio, las
te sobre la fe, se les instruye sobre todo durante estos días; es
lo que se llama la catequesis. Al cabo de cinco semanas de 50. O. c. 46. Cf., por ejemplo, las catequesis, de la 4 a la 18, de S. Cirilo
de Jerusalén y las homilías de Teodoro de Mopsuestia, de la 1 a la
instrucción reciben el Símbolo, cuya doctrina se les explica, 10.
como la de todas las Escrituras, frase a frase, en primer 51. Las catequesis principales sobre el Credo son citadas en nuestra
obra: l'initiation chrétienne des aduttes. Commentaire historique et pastor
lugar el sentido literal, después el sentido espiritual; del du nouveau rituet, ICAO, Abidjan, 1983, p. 93, nota 151.
mismo modo se explica también el Símbolo. Y de ello resulta 52. Cf. por ejemplo, la homilía 11 de Teodoro de Mopsuestia.
que, en estos países, todos los fieles siguen las Escrituras 53. Cf. nota 1, más arriba; sobre el uso de la «transmisión del Símbolo»
(traditio symboli) y la «transmisión del Pater» (traditio orationis
cuando se les lee en la iglesia, porque todos son instruidos Domini), en Hipona, cf. POQUE, S., Augustin d'Hippone, sermons
durante estos cuarenta días, desde la hora de prima hasta la pour la Pique, SC 116, pp. 59-69.
110 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 111

inclinaciones de cabeza, las genuflexiones... todo esto,ya lo Santo». Lo mismo que cuando tú dices: «Renuncio» y te
he dicho, es el alimento con que vuestra madre que os lleva en abstienes absolutamente, demuestras que a partir de ahora no
su seno os alimenta, para haceros renacer del agua del volverás más, que no te complacerás más en su compañía; así
bautismo y presentaros a Cristo exultante de alegría (54). cuando tú dices: «me comprometo con voto», demuestras que
habitarás decididamente cerca de Dios y que desde ahora tú
Además de los exorcismos cotidianos hechos por los
serás con él indestructible, que de ninguna manera te
clérigos sobre los «competentes», hay que subrayar el
apartarás de él y que desde ahora considerarás como la cosa
exorcismo final realizado solemnemente por el obispo, el
más preciosa para ti el vivir y conversar con él y el adecuarte
cual comporta una unción con aceite. Por este rito, Dios
a sus leyes...
escruta el fondo del corazón de los candidatos para
Esta consignación con la que eres señalado es el signo de que
expulsar de él hasta la última impureza. Pero el Dios que
has sido marcado desde ahora como oveja de Cristo, como
libera del espíritu malo no actúa más que en los corazo-
soldado del Rey del cielo...
nes decididos a vivir según el Evangelio. Por eso Agustín
Cierto, al principio tú estás desnudo, pues tal es el aspecto de
insiste en la parte personal que deben tomar en esta
los cautivos y de los esclavos; pero cuando has sido marcado,
ceremonia que es un verdadero combate (55).
extiendes sobre tu cabeza un velo de lino, que es el signo del
Teodoro de Mopsueste hace una descripción con un estado libre al que has sido llamado (56).
largo comentario en el que adquiere todo su sentido el
simbolismo del vestido (de la desnudez al velo de lino) y
de las actitudes (sobre los cilicios, de pie, manos extendi-
das hacia Dios, después de rodillas). Es la renuncia EL R E N A C I M I E N T O P A S C U A L
definitiva a Satanás que nos tenía esclavos. Es un
contrato de vinculación a Cristo, maestro único de la Empezada ya durante la Cuaresma, la celebración
vida. del bautismo entra en su fase esencial con la Semana
Santa.
Después de haber dicho: «Renuncio a Satanás, a sus ángeles,
a su servicio, a su vanidad y a su extravío secular», tú
añades: «y yo me comprometo con voto; yo creo y soy
La celebración pascual
bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
La ceremonia bautismal propiamente dicha comien-
54. Sermo ad Catech. De Symb. PL 40, 659-660. za la víspera de Pascua y se desarrolla a lo largo de toda
55. Serm. 216, 6-7, «Lo que empezamos en vosotros con los exorcismos la Vigilia. La fiesta de la resurrección de Cristo es, en
hechos en el nombre de vuestro Redentor, completadlo con un
examen apropiado de vuestra alma y con la contrición del cora-
zón... No os pido más que una cosa, la de prestar el concurso de
56. Hom. XIII, 13 y 17 y 19. TONNEAU, R. y DEVRESSE, R., Les
vuestra voluntad a vuestro Redentor que viene a liberaros». - Sobre homélies catéchétiques de Théodore de Mopsueste, ST 145, Vaticano, 1949,
el modo de hacer los escrutinios, cf. o.c. nota 2, capítulo VI. pp. 391-401.
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 113
112 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
alegra, exulta y no se contiene de alegría, así la Iglesia, en su
efecto, la más apta para celebrar el sacramento por el maternidad espiritual, por cuanto los considera sus propios
cual morimos y resucitamos con Jesús (57). hijos, entra en la alegría y el júbilo, viéndose como un campo
No es nuestro propósito describir aquí sus ritos fértil cargado de espigas espirituales (60).
detallados (58). Señalemos solamente que esta fiesta de
Desde ahora, los nuevos bautizados son llamados
la iniciación, que comprende los tres sacramentos bautis-
«fieles» porque su fe ha sido sellada por el Espíritu Santo
mo, confirmación y eucaristía vividos como un todo, es
(61). Pero no bastará con guardarla, h a b r á que desarro-
una fiesta de toda la comunidad cristiana. Escuchemos
llarla sin cesar:
cómo describe J u a n Crisóstomo la alegría de esta cele-
bración pascual: Imitad, por tanto, a Dios según vuestra capacidad y, según
su mandato, en todo lo que él os ha confiado. Creced en la
Apenas los neófitos salen de las piscinas sagradas, todos los santidad que habéis recibido; haced brillar y resplandecer
asistentes les abrazan, les saludan, les dan el beso, les más la justicia y la gracia de vuestro bautismo; actuad como
felicitan y comparten su alegría de que, esclavos y cautivos en S. Pablo, el cual aumentaba cada día por medio de sus
otro tiempo, han llegado a ser en un instante hombres libres, trabajos, por su actividady por su celo las riquezas que Dios
hijos sentados a la mesa real. De hecho, apenas salidos de las le había comunicado (62).
piscinas, son conducidos a la sublime mesa, fuente de mil
favores, en la que reciben el cuerpo y la sangre del Señory se
convierten en morada del Espíritu: son revestidos del mismo
U n a n u e v a vida
Cristo y, en cuanto tales, aparecen por donde van semejantes
a ángeles terrestres, tan radiantes como elfulgor del sol (59). A lo largo de la semana que sigue inmediatamente
La Iglesia de Dios se alegra a causa de sus hijos. En efecto, después de la celebración del bautismo, los neófitos
como una madre amante que se ve rodeada de sus hijos se vuelven diariamente a la iglesia, para escuchar allí un
comentario de los sacramentos que acaban de recibir.
Son las catequesis mistagógicas que, según Egeria, suscitan
57. En el 385, en su Epístola a Himerius de Tarragona, el p a p a Siricio, el entusiasmo:
(384-399) precisa que u n a antigua costumbre r o m a n a quiere q u e
no se bautice a los adultos sino en Pascua y en el tiempo de alegría, Solamente los neófitos y los fieles que quieren oír hablar de
hasta Pentecostés, salvo en caso d e peligro de muerte; Ep. I, 3, P L los misterios entran allí. Se cierran las puertas para que no se
13, 1134-1135; cf. Trad. Ap., n° 22 y ss., L Q F , p p . 55 y ss. citadas en
p. 75. Ver también T E R T U L I A N O : De Bapt., 19, 1-3: C C L I, 293;
y S A N L E Ó N , p a p a , Carta 16, 1-5, dirigida a los obispos de Sicilia,
21 oct. 447, L C 5, p p . 282-287, PL 54, 695. 60. I V , I; id. p . 182.
58. Sobre este tema ver D A N I E L O U , J . , Bible et liturgie, 1958, p p . 6 1 . Sobre la distinción entre catecúmeno y fiel, ver nuestro artículo: Sur
29-96, y el capítulo V I I de nuestra obra anteriormente citada, nota le statut du cate'chumene dans l'Eglise, M D 152, 1982, p p . 143-173.
2, p . 64. 62. J U A N C R I S O S T O M O , / / Cat. ad Illum., 1; LC 5, p. 187. N o t a r
59. SAN J U A N C R I S O S T O M O , Cal. adlllum. 2, 27 (Antioquía, poco también los nombres de «nuevo iluminado» (p. 187) y de «neófito»
después del 388); SC 50, p p . 148-149. Sobre el sentido del vestido (p. 201) dados al nuevo b a u t i z a d o .
blanco, cf. Cálao n° 47.
114 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO 115
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI)
acerque ningún catecúmeno. Mientras el obispo trata todos
Es justo que los que tienen a Cristo, no sólo representado en
estos temas y los expone, los gritos de aprobación son tales
una vestidura, sino habitando dentro de su alma,y con Cristo
que, incluso fuera de la iglesia, se oyen las voces de la gente
su Padrey la presencia del Espíritu Santo, den prueba de una
(63).
firme seguridad y muestren a todos, por la exactitud de su
¿De qué habla el obispo? En algunas Iglesias, el conductay la vigilancia de su vida, que ellos llevan la imagen
predicador explica a los nuevos bautizados los diversos real (67).
ritos de la iniciación para ayudarles a tomar conciencia
de la realidad que han experimentado. En otros lugares,
la catequesis trata más bien sobre las exigencias morales J U I C I O S O B R E LOS SIGLOS I V Y V
de una vida auténticamente cristiana (64). En efecto, la
educación catecumenal no ha tenido otra finalidad que la Después de esta rápida descripción de la práctica
de conducir al nuevo nacimiento. De este modo, por catecumenal en los siglos IV y V, ¿qué lecciones pode-
tanto, el bautismo, lejos de ser el final del itinerario, es el mos sacar de la evolución constatada? Nuestro juicio
principio de una vida con Cristo y en él: debe ser crítico, discerniendo tanto lo negativo como lo
El Apóstol dice: «Todos los que habéis sido bautizados en positivo.
Cristo, os habéis revestido de Cristo». Que los nuevos
bautizados, desde ahora, hagan todo y actúen por doquier
como gente en quien habita Cristo creador del universo y señor Balance negativo
de nuestra naturaleza. Y cuando hablo de Cristo, hablo En relación a la práctica del siglo I I I se imponen dos
también del Padre y del Espíritu Santo (65). constataciones que señalan un retroceso en la calidad de
Imitadle también vosotros, os lo ruego,y podréis ser llamados la pastoral catecumenal.
neófitos no solamente por dos, tres, diez o veinte días, sino
que podréis merecer todavía este nombre dentro de diez, veinte Primera constatación: desapareció el catecumenado
o treinta años y, a decir verdad, durante toda vuestra vida propiamente dicho. Hemos detallado las causas de esto;
(66). he aquí el balance.
La entrada en el catecumenado perdió el carácter de
Este es el sentido del vestido blanco que ha revestido
camino de fe. Al no haber sido suficientemente profunda
al neófito. Invita a llevar una vida según Cristo, que sea
la evangelización, los candidatos no están preparados
testimonio permanente ante los hombres:
p a r a «escuchar la palabra». No están verdaderamente
63. Diario, 47; SC 21, p. 261. O. c. 47.
convertidos. Entran en una Iglesia a la que ellos perciben
64. Cf. nuestro artículo, Le temps du néophytat (en Le Cálao 47), como una simple institución de la que esperan única-
particularmente la nota 12.
65. JUAN CRISOSTOMO, Catcquesis IV, 4; SC 50 bis, p. 184.
66. Catequesis V, 20, id. p. 210. 67. Catequesis IV, 17; id. pp. 191-193. Leer también 18-19.
116 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 117
mente algunas ventajas h u m a n a s . Ignoran el principio
pos recuerdan siempre las exigencias bautismales, pero
mismo de su existencia que es la comunión en la fe, en
sus esfuerzos muestran precisamente qué falsa concep-
virtud del cual solamente pueden ser admitidos los que
ción del bautismo tienen muchos... Se mantienen los
creen en Cristo. La deficiencia de la fe va paralela con la
principios pero la práctica es completamente otra.
indiferencia respecto a una conversión de tipo evangéli-
co; el fervor de las comunidades se apaga y la fecha del Algunos consideran incluso el bautismo como un
bautismo se pospone indefinidamente. Es muy importan- seguro que se recibiría en el caso limite, es decir para
te comprender que la devaluación de la entrada en el sacar de él el máximo de ventajas al menor coste, o como
catecumenado está en el origen de la devaluación del una obligación penosa a la que uno se tiene que someter
mismo catecumenado. Pues la formación catecumenal no para evitar el infierno. Contra tal concepción eleva su
se puede vivir de modo válido sino por individuos que voz, y con razón, Gregorio de Nacianzo:
creen efectivamente en Cristo, que han captado vital- Conozco tres maneras de buscar la salvación: la de los
mente las exigencias de la llamada del Señor y que están esclavos, la de los mercenarios y la de los hijos. Si eres
decididos a ir hasta el bautismo. La fe de conversión esclavo, teme los golpes; si eres mercenario, no mires más que
implica el deseo del sacramento. Allí donde no se da, a la ganancia; pero si te alzas a la dignidad de hijo, ama
todo está falseado y la más bella de las organizaciones no respetuosamente a tu Padre. Haz el bien por la belleza de la
podrá suplir esto. J u a n Crisóstomo opina que vale más obediencia gratuita a tu Padre,y no olvides que tu recompen-
a b a n d o n a r el catecumenado antes que llevar hipócrita- sa es agradar a tu padre (69).
mente un título que no corresponde a nada:
Los abusos subrayados por los Padres procedían de
¿Dudáis aún de la divinidad de Jesucristo? Pues bien, salid la situación misma de la Iglesia en el mundo. A causa de
de este lugar, no escuchéis más la palabra santa y borrad la libertad que gozaba desde el 313 y de los privilegios
vuestro nombre de la lista de los catecúmenos. Pero si creéis que le fueron concedidos a partir de entonces, corría el
en Cristo Dios y hombre, y si estáis iluminados sobre la riesgo de dejarse contaminar por la mentalidad del
religión, ¿a qué vienen esos retrasos, esas demoras, esa m u n d o y de olvidar que ella debe ser «el alma del
negligencia (68)? mundo» viviendo un estilo de vida evangélico (70). A
pesar del esfuerzo maravilloso de ciertos obispos, esta
Segunda constatación: se ha vaciado el verdadero vida evangélica se convirtió en patrimonio de los monjes
sentido del catecumenado. Mientras que para Hipólito el únicamente. Y esto nos invita a tomar conciencia de que
acceso al sacramento era «una elección», parece que la renovación del catecumenado no podrá hacerse sin
ahora algunos catecúmenos ven en ello un derecho. Está una profunda renovación de todas nuestras mismas
lejos la enseñanza de Tertuliano. Ciertamente los obis- comunidades cristianas.

68. Hom. in Act. Ap., I, 8; PG 60, 24-25 (Constantinopla, cuaresma 400). 69. Oratio XL in sanctum Baptisma, 13; PG 36, 373 D; 376 A; LC 5, p. 119.
70. Cf. A Diogneto, 5-6.
118 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 119
Balance p o s i t i v o bautizados seguir las etapas catecumenales con los
Se puede poner en el activo de los pastores de esta «competentes» (72).
época la organización catecumenal de la Cuaresma, por Por otra parte, la mística de los siglos anteriores se
la cual se pensaba remediar un poco la situación. El hace más consciente, para compensar la relajación de la
m u n d o pagano había suministrado entonces a la Iglesia pastoral. Los Padres emplean frecuentemente una ima-
una pléyade de hombres formados en la cultura clásica gen para explicar la necesidad de las etapas catecumena-
dotados tanto para el gobierno y la especulación como les: la de la gestación de un niño en el seno de su madre
para la organización de la liturgia. (73). La signación a la entrada del catecumenado, que
Hemos visto cómo el período cuaresmal se estructuró sanciona el primer acto de fe, se considera como la
en función de la preparación directa al bautismo. En concepción del convertido en el seno de la Iglesia. Aquel
principio, las exigencias de la entrada en el catecumena- que ha comenzado así a vivir no está preparado, sin
do son ocho semanas antes de Pascua y estas largas embargo, para venir aún al m u n d o por el alumbramiento
semanas son el cuadro de una formación intensa y seria del bautismo y sería criminal traer a la luz un ser todavía
de los futuros bautizados. Por lo tanto se trató de realizar frágil para subsistir. Por eso, durante todo el catecume-
de modo condensado las etapas normales del antiguo nado considerado como un tiempo de gestación, la
catecumenado (71). Iglesia, cual buena madre, nutre, por sus enseñanzas y
sus ritos litúrgicos, a aquel a quien ella hará renacer en la
Pero la supresión del catecumenado «real» en prove-
piscina bautismal.
cho del catecumenado cuaresmal arrastró fatalmente a
este último a la decadencia; esta evolución es inevitable: Este simbolismo presenta la ventaja de subrayar que
allí donde los signos litúrgicos no corresponden ya al la noción de etapas es fundamental en la iniciación
itinerario humano, cuando se les priva de su soporte cristiana. No solamente una catequesis seria y un tiempo
normal, cuando ya no son expresión de una realidad de prueba eficaz son una necesidad vital, sino que hay
vivida, entonces ya no se explica la necesidad d e su que asegurar la etapa previa a la catequesis, aquella que
distribución en el tiempo. Es la misma noción de «itine-
rario hacia el bautismo» la que se debilita progresiva-
mente y que la difusión del bautismo de niños ha hecho 72. En la época de Cesáreo, los padres debían llevar a las ceremonias
catecumenales del tiempo de Cuaresma a sus hijos que iban a
desvanecer completamente, aun cuando, inicialmente, se bautizar en Pascua. Pero ya algunas madres trataban de escapar a
haya pedido a los padres de los niños que iban a ser esta costumbre (Serm. 84, 6). Sobre el tema de la evolución del
ritual bautismal, bajo la influencia del bautismo de infantes, leer
RICHE, P., Education et culture dans l'occident barbare 6e-8e sueles,
Patrística Sorboniensa 4, París, 1962, pp. 532-535 y DIDIER,
71. La reducción del catecumenado al período cuaresmal señalaba el J.-Ch., Une adaptation de la liturgie baptismale au bapteme des enfants dans
principio de una gran decadencia. Sobre esta decadencia, ver más l'Eglist anüenne, Mél. Se. Reí. 22, 1965, pp. 79-90.
adelante Anexo II. 73. Estudio de este tema en DUJARIER, M., Le caléchuménat et la
maternité de l'Eglise, MD 71, pp. 78-93.
120 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

permite ofrecer la semilla de la fe a los hombres capaces


de acogerla en su corazón y en su vida. Este simbolismo
de la gestación subraya igualmente que las etapas del
sacramento deben coincidir con las de la fe. Los ritos
sacramentales no dispensarían en ningún caso de una
verdadera educación de la fe. E inversamente, la madu-
ración de la fe debe poder aprovechar las riquezas que
Cristo ha puesto en su liturgia.
CONCLUSIÓN

Hemos insistido mucho en el período más vivo del


catecumenado (siglo III), con el riesgo de dejar en la
sombra aquel en el que las etapas litúrgicas se han
solidificado ritualmente y han perdido progresivamente
su función. El proceso de esta solidificación de los ritos,
que comienza en el siglo IV, merecería un estudio para él
solo. Podría explicarse en su conjunto como el proceso de
fijación de las leyes sobre el padrinazgo; cuando el
padrinazgo vivido y espontáneo está a punto de desapa-
recer, se busca remediarlo estableciendo fiadores, para
sostener y animar al catecúmeno; se tiene la ilusión
momentánea de revivificar poniendo en marcha un
cuadro sólido; pero faltando la vida, la evolución se
paraliza y el cuadro permanece, hasta el día en que,
desvitalizado, caerá por sí mismo.
Tomemos ahora un poco de distancia para despejar
el sentido de la experiencia catecumenal a lo largo de los
seis primeros siglos.

Conversión y fe
La acción sacramental no tiene nada de mágico o
automático. Cierto que, por parte de Dios, sigue siendo
122 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LAS VICISITUDES (S. IV AL VI) 123

un don sobrenatural totalmente gratuito. Pero la Iglesia, d a d o el paso de la conversión a Cristo. En efecto, sólo
que ha recibido el encargo de comunicar este don, no lo un creyente puede acceder a la catequesis.
puede transmitir sin discernimiento (1), pues éste requie-
re una disposición activa por parte del hombre que lo — La catequesis, cuyo objetivo es a la vez doctrinal y
acoge. vital, d u r a necesariamente un tiempo bastante largo.
— En el curso de su lenta formación, el candidato ya está
En lo que se refiere al bautismo, y para respetar este
unido, en cierto modo, a la Iglesia, a título de la
principio, la Iglesia ha exigido siempre del candidato una
conversión que ella le reconoce; por eso los Padres lo
fe auténtica y viva. Con este fin, no ha aceptado nunca
llaman ya cristiano (2). Puede recibir ciertos sacra-
conferir el sacramento sin una verificación previa acerca
mentales, pues Dios es ahí quien nutre a sus hijos, a lo
de la calidad y la vitalidad de la conversión. Ella quería
largo de esta gestación.
igualmente poner todo lo que permitiera una formación
adecuada de esta fe: ella quería... pero todo esto se ha — El catecumenado es una comunidad en la cual la fe
quedado muchas veces en el terreno de las abstracciones, halla su crecimiento durante varios años. Los catecú-
con una trágica contradicción entre las declaraciones y la menos tienen allí el tiempo de encontrar su puesto, de
realidad. vivir y de dilatarse.
— La acción sacramental, sin embargo, no alcanzará su
plena realización sino después del examen de aptitud
Estructuras d e itinerario que abre el período solemne de admisión a los sacra-
La preparación al bautismo asumida al principio de una mentos.
forma muy flexible y bastante rápida (siglos I y I I ) , se Históricamente, cuando mejor se realizó la autentici-
afirmó muy pronto con realismo (siglos II y I I I ) . Este d a d de esta perspectiva pastoral fue durante los tres
último período, que parece típico, presenta las caracte- primeros siglos, en los que la Iglesia misionera trabajaba
rísticas siguientes: en un mundo hostil. El día en que la Iglesia fue
— La evangelización precede al catecumenado; es la reconocida oficialmente, tuvo que hacer frente a un
proposición del mensaje cristiano a los hombres de contexto social nuevo y no supo adaptarse a él. Todo lo
buena voluntad. que se le adhería resultaba «iglesia»; y este medio
cristiano entorpecido, que parecía haber llegado al tér-
— Pero la buena voluntad no basta: la entrada al
mino de su itinerario, perdió el vigor evangélico de su fe
catecumenado está abierta únicamente a los que h a n

1. Por esto los Padres utilizan tan frecuentemente, a propósito del 2. AGUSTÍN, Tract. injo. 44, 2. Cf. también 11, 3; Serm. 136, 3; y el
catecumenado, la palabra de Cristo: «No deis a los perros lo que es Serm. ad catech. publicado en R. Bén. 50, 1938, pp. 186-193; así
santo, no arrojéis vuestras perlas a los cerdos». (Mt. 7, 6). Ver cap. también Serm. 294, 14, en PLS 2, 192-195. Ver también nuestro
2, nota 4 y cap. 3, nota 23. artículo antes citado, nota 61, cap. 3.
124 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

(3). Ya no estaba en condiciones de suscitar la conver-


sión, ni de sostener el caminar de los catecúmenos hacia
la Eucaristía.
Ahora bien, tanto se trate de una Iglesia joven como
de una Iglesia ya m a d u r a por los siglos, permanecerá
constantemente la necesidad de salvaguardar el espíritu
tradicional de una formación catecumenal seria y progre-
siva. Las modalidades podrán cambiar, deberán incluso
ANEXO 1
adaptarse a las situaciones históricas concretas, pero lo
harán respetando el caminar del hombre hacia su Señor, ¿SE P U E D E ESCRIBIR LA H I S T O R I A
como el Señor mismo lo ha respetado para venir hasta DEL C A T E C U M E N A D O
nosotros.

M I R A D A DE C O N J U N T O

Son numerosos los estudios sobre la liturgia bautis-


mal, pero todavía no existe un estudio moderno que
refiera de manera exhaustiva la historia del catecumena-
do. Sin pretender establecer la bibliografía sobre este
tema, nos parece útil presentar aquí ciertas obras que
puedan ayudar en la investigación.
No hay que tratar con desdén las viejas obras de los
siglos X V I - X I X . Aun cuando su documentación sea
evidentemente menos completa que la nuestra de hoy
día, es frecuentemente muy buscada (1).

1. Señalamos, entre otras, las dos obras siguientes en lengua francesa:


— CHARDON, Ch., Histoire des Sacraments, París, 1745, t. 1, pp.
4-153: «Des préparations au baptéme, ou du Catéchuménat».
— CORBLET, J., Histoire dogmatique, liturgique et archéologique du
sacrament de baptéme, París, t. 1 (1881), pp. 443-474: «De la
Sobre el empleo y el sentido de esta palabra «vigor» por los préparation au baptéme». En su tomo 2 (1882), pp. 583-592, da
escritores cristianos del Norte de África en el siglo III, especialmen- una bibliografía muy completa y en todas las lenguas de las obras
te S. Cipriano, leer DANIELOU, J., Les origines du christianisme latín, referentes al bautismo publicadas desde el siglo XVI hasta el
Cerf, 1978, pp. 349-355. XIX.
126 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO ¿SE PUEDE ESCRIBIR LA HISTORIA DEL CATECUMENADO? 127

A principios del siglo X X , la única investigación un Los manuales de liturgia, centrados sobre los ritos del
poco documentada es la que Dom D E P U N I E T publicó bautismo, han desarrollado poco la historia del catecu-
en el Dictionnaire d'archéologie et de liturgie (2). Aunque menado (6). O bien lo han visto casi únicamente a través
antigua ya, queda aún como obra bien documentada y es de los grandes sacraméntanos, es decir, en una época en
siempre un buen punto de referencia. Naturalmente hoy la que los ritos litúrgicos no correspondían ya a una
está superada por los descubrimientos realizados a lo práctica efectiva (7).
largo de los últimos setenta años. Nuestros conocimien- Las grandes colecciones históricas y jurídicas no nos
tos sobre el catecumenado antiguo se han iluminado con proporcionan tampoco las informaciones que esperaría-
nueva luz al reconstituir o publicar textos tan preciosos mos de ellas. Señalemos solamente, para los tres prime-
como la Tradición apostólica de Hipólito de Roma, el Diario ros siglos, las páginas de P. L E B R E T O N en la Historia de
de viaje de Egeria, las Homilías de Teodoro de Mopsuestia, la Iglesia de Fliche et Martin (8) y las de P. D A N I E L O U en
o ciertas Catequesis de S. J u a n Crisóstomo. su Nueva Historia de la Iglesia (9). Y para los siglos I V y V,
Muchos de los viejos trabajos, por otra parte, no han
considerado más que el aspecto litúrgico del bautismo, 6. El m á s interesante es el de R I G H E T T I , M., Storia Litúrgica, Milán,
t. 4 (1959), p p . 21-146: «II battesimo». Señalamos también
sin examinar la práctica catecumenal por sí misma. Es el B E R A U D Y : L'initiation chrétienne, en «L'Eglise en priére», París, 3*
caso, por ejemplo, del capítulo que Mons. D U C H E S N E ed. 1965, p p . 534-543. Anotamos igualmente como dignos de
• ha consagrado a la iniciación cristiana en su estudio interés, pero muy poco desarrollados, los capítulos escritos en las
cuatro obras siguientes:
sobre los orígenes del culto cristiano (3). — Communion solennelle et profession de foi, París, 1952, c. 1: «La
iniciación, en R o m a , en la antigüedad y la alta edad media», p p .
En los años siguientes no se ha visto aparecer una 14-32.
historia del catecumenado más detallada. La mirada de — D A N I E L O U , J . Bible et liturgie, París, 2' ed. 1958, c. 1: «La
conjunto que da G. B A R E I L L E en el Dictionnaire de preparación (al bautismo)», p p . 29-49.
— J U N G M A N N , J . La liturgie des premiers sueles, París, 1962, c. 7:
théologie catholique (4), por interesante que sea, no tiene «El bautismo y la preparación al bautismo», p p . 119-136 (cf.
gran amplitud. Y es lástima que los diccionarios recien- también 382-386).
tes no hayan concedido más espacio en sus columnas a — B E N O I T , A., Le bapteme, sa célébration et sa signification dans
l'Eglise ancienne, en Bapteme sacrement d'unité, M a m e , 1971, p p .
una institución tan tradicional que sería útilísima para la 9-84.
renovación pastoral de hoy día (5). 7. C i t a m o s en este sentido:
— C R O G A E R T , A., Bapteme, Confirmation, Eucharistie: sacrements de
l'initiation chrétienne, Bruges-París, 1946.
2. P U N I E T , P. de, Catkhuménat, D A C L I I , 2 (1910), col. 2579-2621. — S C H M I D T , H.A.P., Introductio in liturgiam occidentalem, Herder,
Consultar su bibliografía que cita m u c h a s obras alemanas de finales 1960, c. 14: «Initiatio christiana», p p . 238-296.
del siglo X I X , especialmente a M A Y E R , J., Geschichíe des Katechume- — N O C E N T , A., lniziazione cristiana, pro manuscripto, Roma,
nats und der Katechese in den ersten sechs Jahrhunderten, K e m p t e n , 1868. 1972, especialmente p p . 203-335.
3. D U C H E S N E , L., Origines du cuite chrétien, 5 a ed. 1920, p p . 309-360 8. F L I C H E , A. - M A R T I N , V., Histoire de l'Eglise, París, t. 1 (1938),
4. B A R E I L L E , G., Catéchuménat, D T C , I I , 2, col. 1968-1987. p p . 263-265 y 366-367; t. 2 (1943), p p . 66-69.
5. Por ejemplo, BARDY, G., Catéchuménat, Catholicisme t. 2, col 9. D A N I E L O U , J . - M A R R O U , H., Nouvelle Histoire de l'Eglise, 1, p p .
664-667. 99-104 y 191-194.
128 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
¿SE PUEDE ESCRIBIR LA HISTORIA DEL CATECUMENADO? 129
un capítulo d e la Historia del Derecho y de las Instituciones de
la Iglesia en Occidente (10). n e s , tratan de la preparación al bautismo. Limitándonos
a la colección «Sources chrétiennes», mencionamos por
Al cabo d e algunos años, saludamos con alegría la
ejemplo:
aparición de obras que completan afortunadamente los
viejos estudios sobre el ritual bautismal. Se trata en — B O T T E , B.: «Hippolyte de Rome. La tradition apostoli-
primer lugar del libro de A. S T E N Z E L , que otorga que», SC 11 bis, pp. 28-29.
amplio espacio a los ritos del catecumenado (11). El de — B O T T E , B.: «Ambroise de Milán. Des sacrements. Des
Th. M A E R T E N S está todavía demasiado centrado so- mysteres. Explication du Symbole», SC 25 bis, pp. 25-40.
bre el aspecto litúrgico solamente, y bajo un ángulo — R E F O U L E , F.: «Tertullien. Traite du bapteme», SC 35,
demasiado occidental (12). Mucho más rico y profundo p p . 29-45.
es el estudio de G. K R E T S C H M A R , actualmente el más
— W E N G E R , A.: «Jean Chrysostome. Huit catécheses baptis-
documentado (13).
males inédites», SC 50 bis, pp. 66-104.
— P O Q U E , S.: «Augustin d'Hippone. Sermons pour la F1
ESTUDIOS PARTICULARES aque», SC 116, pp. 21-39.
— LEMARIE, J.: «Chromace d'Aquilée. Sermons», t. I, SC
Esperando que aparezca una verdadera historia del 154, p p . 87-103.
catecumenado, ya podemos aprovecharnos de algunos — D E L A G E , M.-J.: «Ce'saire d'Arles. Sermons au peuple»,
buenos estudios particulares que describen la práctica
t. I, SC 175, p p . 161-165.
catecumenal de una época o de una región determinadas.
H e aquí algunos que habría que completar con una — A U B I N E A U , M., «Hésychius de Jérusalem, Basile de
investigación sistemática. Séleucie, Jean de Bérite, Pseudo- Chrysostome, Léonce de
Constantinople. Homélies paséales», SC 187.
Citamos ante todo algunas ediciones de obras de
algún que otro autor antiguo que, en sus introduccio- Son numerosos los artículos y las obras que tratan de
u n autor antiguo e n particular que ponen de relieve lo
que él nos da a conocer sobre la práctica catecumenal.
10. GAUDEMET, J.: L'Eglise dans l'Empire Romain (4e-5e s.), París,
1958, pp. 56-68. Citamos por ejemplo:
11. STENZEL, A.: Die Taufe, Innsbrück, 1958.
12. MAERTENS, Th.: Hisíoire et pastorale du rituel du catéchuménat et du — Para Tertuliano:
bapteme, Bruges, 1962. D E K K E R S , E., Tertullianus en de Geschiedenis der Litur-
13. KRETSCHMAR, G.: Die Geschichte de Taufgottesdienstes in der alten
Kirche, en «Leiturgia», lief. 31-34, Kassel, 1964-1966. Citamos aún gie», Bruges 1947, pp. 163-216.
la pequeña tesis no editada de STIENAERS, Liturgie en catechese in — Para Ambrosio:
het catechumenaat, tijdens de eerste vijfeeuwen, Leuven, 1971, XXVII +
198 p. PARODI, B.: «La catechesi di Sant'Ambrogio», Genova,
1957.
130 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO ¿SE PUEDE ESCRIBIR LA HISTORIA DEL CATECUMENADO? 131

R E R E S S O N , T . M . : «La iniciación cristiana en el testimo- — C A P E L L E , B.: «L'introduction du catéchuménat a Rome»,


nio de San Ambrosio de Milán», tesis ciclostilada, 2 vol., R T A M 5, 1933, pp. 129-154.
París, s.d. — D U F F E S , J.-L. et GEAY, Cl.: «Le bapteme dans l'Eglise
C A P R I O L I , A.: «Battesimo e confermazione. Studio storico copie», Le Caire, 1973, Libro I, p p . 1-75.
sulla liturgia e catechesi di S. Ambrogio», Várese, 1977,
— F E R N A N D E Z , A.J.: «La curia pastoral en la España
tesis de la Gregoriana.
romano-visigoda», Roma, 1955.
— Para S. J u a n Crisóstomo:
— F I S H E R , J . D . C . : «Christian Initiation. Baptism in the
F I N N , T h . M . : «The Liturgy of Baptism in the Baptismal
medieval West. A study in the Desintegration of the primitive
Instructions of St. John Chrysostom», Washington, 1967.
Rites of Initiation», London, 1965.
— Para Teodoro de Mopsuestia: — F R E I T A G , A.: «Die Erziehung der Taufkandidaten im
C U R T I N , T.A.: The baptismal Liturgy of Theodore of altchristlichen Katechemenat», Zeit. fíir Miss. 17 (1927)
Mopsuestia, Washington, 1971. pp. 177-194.
— Para Agustín:
— G A R C Í A D E L V A L L E , C : «Jerusalén, un siglo de oro de
R O E T Z E R , W.: «Des heiligen Augustinus Schriften ais vida litúrgica», Madrid, 1968, pp. 65-140.
Liturgie geschichtliche Quelle», München, 1930.
B U S C H , B.: «De initiatione christiana secundum doctrinam — G I S T E L I N C K , F., «De christelijke initiatie in Romeins
sancti Augustini», Vaticano, 1939. Afrika gedurende de derde eeuw», Louvain, 1966 (Tesis).
VAN D E R M E E R , F., «Saint Augustin pasteur d'ames», — M O N A C H I N O , V.: «S. Ambrogio e la cura pastorale a
Colmar, 1955, vol. 2, pp. 113-169. Milano, Cartagine e Roma nel secólo quarto», Roma, 1947.
G R O S S I , V.: «La liturgia battesimale in S. Agostino», — R E N T I N K , P., «La curia pastorale in Antiochia nel IV
Roma, 1970, pp. 13-74. sec», Roma, 1970, pp. 17-56.
L A T T E , R. de: «Saint Augustin et le bapteme. Etude — RILEY, H . M . : «Christian initiation. A comparative Study
lüurgico-historique du rituel baptismal des adultes chez saint ofthe Interpretaüon of the Baptismal Liturgy in the Mystago-
Augustin». Questions Liturgiques, 1976, pp. 177-223. gical Writings of Cyril of Jerusalem, John Chrysostom,
Son particularmente interesantes los estudios que Theodore of Mopsuestia and Ambrose of Milán», Washing-
tratan más ampliamente de toda una é p o c a o de toda ton, 1974.
una región. Mencionamos entre otros: — SAXER, V.: «Vie liturgique et quotidienne a Carthage vers
— A K E L E Y , T.C.: «Christian Initiation in Spain c. 300- le milieu du 3e siécle. Le témoignage de S. Cyprien et de ses
1100», London, 1967. contemporains d'Afrique», Vaticano, 1969, pp. 106-144.
— B L U D A U , A.: «Das Katechumenat in Jerusalem im 4.
(N.d.T.). Para una orientación segura en el campo de la bibliografía
Jahrhundert», Theol. und Glaube 16 (1924), p p . 225- catequética general consúltese: GEVAERT, J. Studiare catechetica, Elle
242. Di Ci. Leumann (Turín) 1983.
132 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

Muchos de los primeros estudios acerca del catecu-


menado se han extendido excesivamente en los siglos I V
y V, en detrimento de los siglos precedentes. Es cierto
que esa época es rica en documentos catequéticos y pasa
fácilmente como la edad de oro de la catequesis; pero
sería equivocado pretender hacer de ella también la edad
de oro del catecumenado. En efecto, si bien los «catecú-
menos» son en ella numerosos aún, el cuadro catecume-
nal en sí mismo se ha debilitado y ya no existe más que ANEXO 2
en el período cuaresmal solamente. O C A S O Y D E S P E R T A R DEL C A T E C U M E N A D O
Es en el siglo I I I cuando el itinerario hacia el DEL SIGLO VI AL X X
bautismo es más exigente y está mejor estructurado. Lo
que Hipólito de Roma dice de él ya lo pone de manifies-
to. Pero los historiadores no han mostrado aún suficien- Para comprender mejor de qué manera la historia del
temente que la práctica de Hipólito, lejos de ser una catecumenado en los primeros siglos de la Iglesia, que
afortunada excepción, refleja en realidad la manera acabamos de describir, es la fuente de la renovación
habitual de hacer de las diferentes Iglesias esparcidas actual de la iniciación cristiana, puede ser útil resumir a
por el m u n d o mediterráneo. Para llegar a una justa grandes líneas la evolución de la práctica catecumenal
comprensión de las etapas catecumenales es, pues, indis- del siglo VI al X X (1).
pensable estudiar más profundamente este período (14).
Haría falta alargar la investigación hasta el siglo I. EL P E R I O D O D E D E S A P A R I C I Ó N
La pastoral de la Iglesia naciente, si bien no conoce aún
la institución catecumenal en el sentido estricto del Los historiadores tienen la costumbre de explicar la
término, con todo revela una preocupación de autentici- desaparición del catecumenado por la generalización del
dad en la preparación bautismal que está en los orígenes bautismo de niños. Aunque está bien subrayar que se
de las exigencias de la disciplina posterior (15). extendió la costumbre de bautizar a los recien nacidos,
también habría que tener la honestidad de mirar todos
los aspectos de la situación. Porque, ¿cómo olvidar que,

1. Volvemos a tomar aquí las páginas que hemos publicado sobre este
tema en Becoming a catholic christian, Sadlier, New-York, 1978, pp.
14. PA, pp. 177-344. 14-18, aportando a ello algunos complementos.
15. ídem, pp. 71-171.
OCASO Y DESPERTAR (S. VI AL XX) 135
134 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

en tantas regiones, sobre todo del siglo VI al I X , la En las zonas de misión, ante la exagerada rapidez de
Iglesia estaba aún en situación de misión, y que bautiza- los bautismos de adultos, se levantaron s i e m p r e v o c e s
ba muchos más adultos que niños? para reaccionar y pedir un mínimo de preparación
seria. Estos esfuerzos, por desgracia, no siempre aporta-
Recordemos brevemente algunos hechos que nos ron muchos frutos (5), pero es interesante mostrar los
obligarán a un examen de conciencia saludable. dos ejes de reforma que fueron propuestos.
Ante todo subrayemos que hubo u n cierto catecu-
Siguiendo a los papas Siricio (385) y León M a g n o
m e n a d o para los niños. (447), el concilio de Agde (506) y el p a p a Gregorio I I (a
Es interesante constatar que los niños no eran bauti- principios del siglo V I I I ) insistieron para que no se
zados en una única ceremonia. El desarrollo de los siete bautizara más que en las fiestas de Pascua y de Pentecostés. Al
escrutinios de Cuaresma en base a los días de la semana reducir, de este modo, el número de celebraciones,
se hizo en una época en la que había muchos niños pensaban ellos que se podría asegurar más fácilmente
(bebés) entre los candidatos (2). El testimonio de S. una seria preparación. Desafortunadamente, algunos
Cesáreo de Arles en el siglo V I es irrecusable: él habla a opusieron el pretexto de que era urgente convertir a los
las madres que llevan a sus bebés a los escrutinios y les paganos y que los curas eran demasiado pocos como
anima a no faltar a esas celebraciones (3). para contentarse con dos días de bautismos al año.
Semejante costumbre era ciertamente una supervi- De todas maneras, lo más importante era asegurar un
vencia de la tradición según la cual los bebés eran mínimo de tiempo para una preparación, si no seria, al
bautizados al mismo tiempo que los adultos. Manifesta- menos mínima. Entre los apóstoles que lucharon particu-
ba también que el ritual-tipo de la iniciación cristiana es larmente en este sentido, citamos:
el bautismo por etapas, pues el sacramento supone la fe y
— Martín de Braga, apóstol de los Suevos, que logró que
por lo tanto un progreso de la fe.
el Concilio de Braga (572) votara un canon exigiendo
Pero esta costumbre presentaba también la gran tres semanas de preparación para que los catecúme-
ventaja de hacer participar a los padres de estos niños en nos tuvieran el tiempo de ser instruidos sobre el Credo
la preparación bautismal. Puesto que ellos «respondían» (6).
por sus hijos, era normal que ellos mismos siguieran el
itinerario catequético y litúrgico del acceso al bautismo
5. Para este período y los períodos siguientes, cf:
(4). — KILGER, L.: Zar Entwicklung der Katechumenatspraxis vom 5. bis 18.
Jahrhundert, en «Zeitschrift flir Missionswissenschaft» 15 (1925),
pp. 166-182.
2. CHAVASSE, A.: Histoire de l'initiation chrétienne des enfants, de l'antiqui- — MENSAERT, G.: La préparation des adultes au bapteme en Ierre
té a nos jours, en Maison-Dieu 28, p. 32. páienne, en «Revue d'histoire des missions» 16 (1939), pp. 250-255
3. BONNET, Louise: Les fonctions de parrainage d'apres les Homélies de y 510-514.
Saint Césaire d'Arles, Mémoire de l'ISPC, París, 1968, pp. 33-40. 6. PL 84, 571.
4. Especialmente los Sermones 84, 225, 6 y 229, 6.
136 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO OCASO Y DESPERTAR (S. VI AL XX) 137

— A principios del siglo V I I I , el célebre apóstol de que la realidad catecumenal no puede desaparecer de la
Alemania, Bonifacio, instruía a sus catecúmenos du- Iglesia.
rante dos meses, o aún más (7). En el siglo X I I , un teólogo como Hugo de San Víctor
— Frente al bautismo que Carlomagno imponía por la trata aún del catecumenado en su «De sacramentis fidei
fuerza, Alcuino logró lanzar una cierta reforma cate- christianae» (10). En el siglo siguiente. Santo Tomás
cumenal. Apoyándose en el «De catechizandis rudi- también habla varias veces de los «catecúmenos» en sus
bus» de S. Agustín, invitaba a una catequesis seria y «Cuestiones sobre el Bautismo» (11). Pero, por desgra-
libre. Prácticamente, él exigía una preparación de cia, parece muy cierto que, en los países de misión, se
siete días por lo menos, pero que no tenía que volvió a los bautismos en masa, administrados después
sobre-pasar los cuarenta (8). de unos pocos días de preparación.

Reforma ésta todavía muy tímida, ciertamente, pero Asi mismo, en los rituales de esta época, se vuelven a
que, en el contexto de la época, marcaba un progreso encontrar los elementos de las antiguas etapas catecume-
real. Desgraciadamente, estas orientaciones 'fueron rápi- nales. Pero están cada vez más mezcladas, y sobre todo
damente olvidadas (9). Aun cuando se las insertó dentro se celebran en una sola ceremonia. Ciertamente subsis-
de algunos escritos canónicos, fueron letra muerta en los ten, pero como órganos residuales que han perdido tanto
siglos sucesivos. Y con todo, cuando más tarde se su significación como su uso.
intentará relanzar la práctica catecumenal, se referirán
aún a Martín de Braga, en espera de hacer referencia
directa a las costumbres de la Iglesia primitiva. LOS ESFUERZOS DE LAS MISIONES
MODERNAS
Durante la Edad Media, el catecumenado práctica-
mente no existe. Y sin embargo, quedan dos huellas de
Del siglo X V I al X X , asistimos a una verdadera
él: una en el pensamiento teológico y la otra en la
corriente de rectificación (12). Por todos los lugares por
liturgia. Huellas realmente pequeñas, pero que muestran
donde los misioneros anuncian el Evangelio, un fuerte
impulso trata de restaurar la preparación catecumenal
7. FLASKAMP, Fr.: Die Missionsmethode des hl. Bonifatius, en Zeitschrift
para reaccionar contra el dejar-correr.
für Missionswissenschaft 15 (1925), pp. 18-49, especialmente 85-86. Impulso magnífico, pero que se enfrenta a una
8. Sínodo de Donau en el 796. Sobre el esfuerzo catequético de esta
época, ver ETCHEGARAY CRUZ, A.: Le role du De catechizandis pesada resistencia. Para llegar a vencerla, harán falta
rudibus de Saint Augustin dans la catéchese missionnaire des 710jusqu 'a 847,
en Studia Patrística XI (T.U. 108), pp. 316-321.
9. Hay que decir que frecuentemente, sobre todo en la época de 10. Liber II, pars IV, cap. 9 (de catechizatione), PL 176, 455 s.
Carlomagno, el bautismo fue impuesto bajo pena de muerte. Ver 11. Especialmente Illa, q. 68, art. 2, 3 y 4; y q. 71, art. 1.
ya la legislación de Justiniano en el 526; cf. ROMANO Melodio, 12. BECKMANN, J.: L'initiation et la célébration baptismale dans les
Himno 52, SC 283, pp. 330-331. missions, du XVIe siecle a nos jours, en MD n. 58, pp. 48-70.
138 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO OCASO Y DESPERTAR (S. VI AL XX) 139

cinco siglos y los esfuerzos perseverantes que, como En Asia y en África:


oleadas sucesivas, se alzarán y se abatirán en América La misma tendencia a la facilidad existía en África
Latina, después en Asia, luego en África, antes de central y en las primeras misiones de Asia. El mismo
difundirse por la vieja Europa. S- Francisco Javier, en los comienzos de su apostolado,
Refiramos brevemente las tres grandes oleadas que bautizó muy rápidamente cantidades de personas.
han permitido a esta corriente tener éxito. Esquemática- Pero los hechos hablaban por sí solos. Ante los
mente, se puede decir que corresponden a tres tiempos. numerosos neófitos que abandonaban casi enseguida su
fe cristiana, brotó una reacción espontáneamente, orga-
nizada por el mismo S. Ignacio de Loyola. Bajo sus
En el siglo X V I consejos, se empezó a crear en la India desde 1552 «casas
de catecumenado» en donde los convertidos eran reagru-
En América Latina: pados para prepararse al bautismo durante tres meses.
Desde el 1500, bajo el impulso del poder temporal, Es también en esta época cuando se redactaron los
los franciscanos apuntaban sobre todo a las conversiones primeros catecismos.
en masa. Los «indios» fueron bautizados por decenas de Ciertamente hubo opositores, pero los obispos logra-
miles sin gran preparación. ron hacer progresar esta disciplina (14).
Esta manera de hacer chocó con los misioneros
dominicos y agustinos que fueron llegando a partir del En los siglos X V I I y X V I I I
1526. Ellos trataron de reaccionar (13). La victoria no se había logrado aún, pero el movi-
• En 1534, los agustinos exigieron no bautizar más miento se había lanzado bien. Varios liturgistas y misio-
de cuatro veces al año (Pascua, Pentecostés, San neros trataron entonces de proporcionarle unas bases
Agustín, Epifanía). más sólidas y de actuar para una puesta en práctica más
• En 1538, una conferencia episcopal invitó a los radical.
pastores a volver a los principios misioneros de Hombres de valor están en la base de la renovación (15):
Alcuino y a exigir cuarenta días de catecumenado
El cardenal Julio Antonio Sanctorius, brazo derecho
con ayuno, catequesis, exhorcismos y escrutinios.
de Pío V, después de Gregorio X I I I y de Clemente V I I I ,
• Pero la práctica no se generalizó. En el 1585, unos
sínodos provinciales se ven a ú n obligados a recor-
14. En lo que se refiere a este esfuerzo en el Japón, leer LÓPEZ GAY,
dar estas exigencias. }•'• El catecumenado en la Misión del Japón del s. XVI, Roma, 1966.
15. Un esfuerzo de retorno a las fuentes aparece desde 1523 en el ritual
compuesto por e¡ dominico Alberto CASTELLANO. Léase a este
13. CHRISTIAENS, J.: L'organisation d'un catéchuménat au XVIé sude, en respecto, RENOUX, A.: L'ancien rituel romain du catéchuménat et notre
MD n" 58, pp. 71-82. ordo du bapteme des adultes, MD 71, pp. 39-40.
140 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
OCASO Y DESPERTAR (S. VI AL XX) 141
hizo investigaciones sobre las antiguas liturgias. Al cabo
de veinticinco años de trabajos, en 1602 publicó un umbrales en esta ascensión hacia el bautismo, pero no se
«Ritual romano rehecho a partir del uso de la Iglesia trataba propiamente de ritos litúrgicos. Y finalmente, en
antigua» que escalonaba la liturgia bautismal a lo largo el siglo X I X , se fue extinguiendo poco a poco esta
de toda la duración del catecumenado. Este ritual de 721 pedagogía progresiva que, sin embargo, era fiel a la
páginas no fue nunca promulgado, pero fue por lo menos tradición de la Iglesia y a d a p t a d a a las necesidades de la
distribuido a los miembros de la comisión encargada de pastoral.
la redacción de un Ritual.
Curiosamente, fue un carmelita, preocupado de favo- En los s i g l o s X I X y X X
recer el apostolado misionero, quien hizo conocer este
magnífico trabajo. Este carmelita, llamado T o m á s de Este esfuerzo secular para la renovación del catecu-
menado se va a relanzar precisamente en África. Gracias
Jesús, redactó en 1613 un grueso libro de 926 páginas
a ello veremos con gozo extenderse a la Iglesia universal
«Sobre la manera de procurar la salvación a todos los
el trabajo realizado con perseverancia en los cuatro
paganos». En esta obra vuelve a tomar el proyecto de
puntos cardinales por generaciones de misioneros.
Sanctorius añadiéndole sugerencias prácticas para la
catequesis de los catecúmenos y hasta de los neófitos. Desde el siglo X V I I I , capuchinos y espirituales
habían tratado de restaurar la preparación bautismal.
Los esfuerzos para una pedagogía catecumenal en Asia serán Pero es mérito del cardenal Lavigerie el haber vuelto a
particularmente importantes, pero les faltará una dimensión poner en vigor la disciplina catecumenal tradicional
litúrgica. (16).
La Congregación para la Propagación de la Fe, • La preparación al bautismo se debe hacer por
fundada en 1622, distribuía la obra de Tomás de Jesús a etapas, marcando cada etapa el progreso de la
los misioneros que partían para Asia. A partir de esto los catequesis y de la conversión.
primeros Vicarios Apostólicos de las Misiones Extranje- • La preparación al bautismo supone una cierta
ras de París redactaron en 1665 sus «Instrucciones» q u e duración sin la cual no puede haber iniciación seria
daban consejos muy prácticos para realizar una verdade- que conduzca a una vida cristiana perseverante.
ra iniciación catecumenal. Prácticamente estos dos principios lo llevaron a
instaurar un tiempo de postulantado (dos años), seguido
Sobre esta base, las jóvenes Iglesias asiáticas van a
d e un tiempo de catecumenado (dos años) y finalmente
apoyarse para crear un itinerario por etapas que favore-
el gran retiro para el bautismo.
cía el progreso de los catecúmenos en la fe. Desafortuna-
damente, el ritual litúrgico en curso no c o m p o r t a b a
ninguna etapa. Ciertamente se utilizaron algunos signos 16 P E R R A U D I N , J . Le catéchuménat d'aprh le Cari. Lavigerie, en P M n°
14, p p . 386-395.
para marcar con ceremonias el paso de los diversos
142 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO OCASO Y DESPERTAR (S. VI AL XX) 143

Por desgracia, también aquí faltaba la dimensión para la Iglesia. La restauración del catecumenado está, a
litúrgica. La imposición de medallas, de rosarios y de la vez, hecha y por hacer. Las decisiones fundamentales
cruces trataba ciertamente de significar el progreso de los se han tomado y las líneas de trabajo han sido propues-
catecúmenos, pero no había etapas litúrgicas que permi- tas, pero queda aún todo por hacer.
tieran significar el don gradual de la gracia de Dios.
Habrá que esperar a que el viejo continente europeo, Las decisiones fundamentales se han tomado
despertándose con retraso a la pedagogía catecumenal, en dos tiempos:
aporte a su vez una piedra más al esfuerzo eclesial que
verá entonces coronar su búsqueda. Sin esperar a la apertura, por otra parte muy cerca-
na, del Concilio, la Sagrada Congregación de Ritos publicó el
Este ejemplo de los catecumenados africanos es el
16 de abril 1962 el Decreto de restauración del ritual
que dio a las Iglesias de Europa el empujón para el
bautismal por etapas (18):
despertar (17). Lo que le caracterizó más específicamen-
te fue la restauración, «ad experimentum», de las etapas — El Ordo del bautismo se reparte en diversas etapas
litúrgicas que acompañan el itinerario de los catecúme- que, según la antigua tradición de la Iglesia, vendrían
nos. a sostener al catecúmeno a lo largo de su formación y
de su marcha hacia el bautismo.
LA RENOVACIÓN CONCILIAR — Este Ordo se puede utilizar ya allí donde los obispos
lo estimen necesario.
Por tanto, hemos llegado hoy día a un momento
— Pero el texto es todavía el del antiguo Ritual del
crucial en el cual lo que está enjuego es muy importante
bautismo de los adultos. Se han contentado con
dividirlo en siete etapas, y nada ha sido modificado en
17. Sobre la historia de la renovación en Francia, ver Vers un catéchumé- los ritos y en las oraciones, que muchas veces están
nat d'adultes, en Documentation catéchistique n° 37 (jul. 1957) que
fue revisado y desarrollado en Problemes du catéchuménat, suplemento fuera de su auténtico lugar o constituyen implicacio-
de Catéchése, París, 1961. - Ver también VERNETTE, J. y nes lamentables. Este Decreto, válido en cuanto al
BOURGEOIS, H.: Seront-üs chrétiens?, París, Chalet, 1975. Para camino que abre, apela a una reforma del ritual.
Italia, citamos: «Iniziazione cristiana. Un catecumenato rinnovato
secondo il Concilio e l'Ordo dell'iniziazione cristiana degli adulti», El Concilio Vaticano II precisó y consagró esta decisión
Ed. Nigrizia, 1972, y «Adulti iniziazione cristiana e catecumenato. en sus diversos documentos (19):
Prospettive e proposte pastorali-catechetique», Via, veritá e vita,
n° 41, 1973. - Para España, FLORISTAN SAMANES, C : El
catecumenado, Madrid, 1974. - Para Asia, AMALORPAVADASS, 18. AAS LIV, 1962, pp. 310-338. Para comprender este Decreto, leer
S.S.: Adult catechumenate and Church Renoval, Bangalore, India, 1970 - el número especial MD 71: «Catéchuménat et Liturgie», 1962, 3.
Para los EE.UU. de América, «Made not Born. New Perspectives o.c, LURENTIN, A.: Le nouveau rituel du bapteme d'adulte, Par. et
on Christian Initiation and the Catechumenate», Notre Dame, Lit. 1963, 1, pp. 1-27.
Indiana, 1976, y «Becoming a Catholic Christian. A Symposium
19. Ver en el Anexo 3: «Los textos del Vaticano II sobre el catecume-
on Christian Initiation», Sadlier, New-York, 1978.
nado», pp. 86-89.
OCASO Y DESPERTAR (S. VI AL XX) 145
144 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
iniciación cristiana de adultos», promulgado para la
— La Constitución sobre la Sagrada Liturgia promulga
Iglesia universal el 6 de enero de 1972 (20).
la restauración del «catecumenado de adultos distri-
buido en varias etapas» (n° 64). Pero esta publicación no pone fin a la búsqueda.
Todo lo contrario, nos invita al trabajo creativo.
— El Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia
presenta la naturaleza y el sentido de los diversos Para favorecer la redacción de rituales en lenguas
locales, acaba de aparecer el segundo libro de esta
momentos del itinerario de la iniciación cristiana (n°
colección. Proporciona un comentario histórico y pasto-
13-14).
ral del nuevo ritual de la iniciación cristiana de adultos
— Otros textos aportan ocasionalmente algunas preci-
(21).
siones:
• sobre el deber que tienen los Obispos de restaurar
el catecumenado (Ministerio pastoral de los Obis-
pos, n° 14)
• sobre la función maternal de la Iglesia en la acción
catecumenal (Const. dogm. sobre la Iglesia, n" 14)
• sobre la función maternal de la Iglesia en la acción
catecumenal (Ministerio y vida de los Presbíteros,
n° 6)
• sobre la reforma del ritual de la iniciación cristiana
(Const. de Liturgia, n° 65-66)
• sobre la Eucaristía como cima de la iniciación
(Minist. y vida de los Presbíteros, n° 5).
Unas líneas de trabajo fueron propuestas por las
comisiones competentes después de las consultas a las
Iglesias.
El Consilium de Liturgia redactó primeramente en
1966 un proyecto de Ritual, transmitido a diversas
Iglesias del m u n d o para ser experimentado. Después del
examen de las respuestas, se formuló otro proyecto y fue
comunicado en 1969 para obtener observaciones y suge- 20. Ordo initiationis christianae adultorum. Editio Typica, Vaticano, 1972.
rencias más abundantes. 21. Citado antes, p. 64, nota 2. - Ha sido ya publicado en inglés,
DUJARIER, M.: The Rites of christian Initiation. Historical and
A partir de las respuestas enviadas a este segundo Pastoral Reflections, Sadlicr, New-York, 1979.
proyecto fue cuando se redactó el nuevo «Ritual d e la
ANEXO 3
LOS TEXTOS DEL VATICANO II
SOBRE EL CATECUMENADO

La enseñanza del Concilio Vaticano II sobre el


catecumenado se encuentra esencialmente en el Decreto
sobre la actividad misionera de la Iglesia. Pero hay que
reunir con este texto fundamental todas las otras alusio-
nes esparcidas que subrayan con qué espíritu se debe
vivir la iniciación cristiana de los adultos (1).

RESTAURACIÓN DEL CATECUMENADO

A propósito de la enseñanza catequética, el Decreto


sobre el encargo pastoral de los obispos en la Iglesia prescribe:
Los obispos deben esforzarse también en restaurar o disponer
el catecumenado de los adultos, (párr. 14).
La Constitución sobre la sagrada liturgia precisa en
qué perspectiva se debe hacer esta restauración:

1. Seguir aquí la traducción del Concilio Vaticano II, BAC, Madrid 1965,
consultando, al mismo tiempo, también el original latino (N.d.T.).
148 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO
LOS TEXTOS DEL VATICANO II 149
Restaúrese el catecumenado de adultos, distribuido en varias
etapas, cuya práctica estará sometida al juicio del Ordinario Trayendo consigo este tránsito un cambio progresivo de
del lugar: de este modo se obtendrá que el tiempo del sentimientos y de costumbres, debe manifestarse con sus
catecumenado, destinado a una formación apropiada, pueda consecuencias sociales y desarrollarse poco a poco durante el
ser santificado con ritos sagrados que se celebrarán en catecumenado. Siendo el Señor, al que se confia, blanco de
tiempos sucesivos, (párr. 64). contradicción, el nuevo convertido sentirá con frecuencia
rupturas y separaciones, pero también gozos que Dios concede
sin medida. La Iglesia prohibe severamente que a nadie se
obligue, o se induzca, o se atraiga por medios indiscretos a
LAS E T A P A S D E LA I N I C I A C I Ó N
abrazar la fe, lo mismo que exige el derecho a que nadie sea
apartado de ella con vejaciones injustas.
Dentro del itinerario de la iniciación cristiana, hay
Investíguense los motivos de la conversión y, si es necesario,
que distinguir dos períodos sucesivos. He aquí cómo se
purifiqúense según la antiquísima costumbre de la Iglesia.
describen en el Decreto sobre la actividad misionera de la
(párr. 13).
Iglesia.
El primero es el de la primera evangelización que La segunda etapa es la del catecumenado propia-
mente dicho que es una profundización de la conversión
suscita la conversión. Corresponde a lo que algunos
y una iniciación vital progresiva en la que las etapas
llaman, a falta de algo mejor, el pre-catecumenado:
litúrgicas corresponden a las etapas catequéticas y a los
Dondequiera que Dios abre la puerta de la Palabra, para
progresos en la manera de vivir:
proclamar el misterio de Cristo a todos los hombres confiada
y constantemente hay que anunciar al Dios vivo y a Los que han recibido de Dios, por medio de la Iglesia, la fe
Jesucristo, enviado por El para salvar a todos, a fin de que en Cristo, sean admitidos con ceremonias religiosas al
los no cristianos, abriéndoles el corazón el Espíritu Santo, catecumenado, que no es una mera exposición de dogmas y
creyendo se conviertan libremente al Señory se unan a El con preceptos, sino una formación y noviciado convenientemente
sinceridad, quien, por ser «camino, verdady vida», satisface prolongado de la vida cristiana, en que los discípulos se unen
todas sus exigencias, más aún, las colma. con Cristo, su Maestro. Inicíense, pues, los catecúmenos
Esta conversión hay que considerarla ciertamente inicial, pero convenientemente en el misterio de la salvación, en el ejercicio
suficiente para que el hombre sienta que, arrancado del de las costumbres evangélicas y en los ritos sagrados que han
pecado, entra en el misterio del amor de Dios, que lo llama a de celebrarse en los tiempos sucesivos, y sean introducidos en
iniciar una comunicación personal consigo mismo en Cristo. la vida de fe, de liturgia y de caridad del pueblo de Dios.
Puesto que por la gracia de Dios el nuevo convertido Libres luego por los sacramentos de la iniciación cristiana del
poder de las tinieblas, muertos, sepultados y resucitados con
emprende un camino espiritual por el que, participando ya
Cristo, reciben el Espíritu de hijos de adopción y asisten con
por la fe del misterio de la muerte y de la resurrección, pasa
todo el pueblo de Dios al memorial de la muerte y
del hombre viejo al hombre nuevo perfecto según Cristo.
resurrección del Señor.
150 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO LOS TEXTOS DEL VATICANO II 151

Es de desear que la liturgia del tiempo cuaresmaly pascual se Revísense ambos ritos del bautismo de adultos, tanto el
restaure deforma que prepare las almas de los catecúmenos simple como el solemne, teniendo en cuenta la restauración del
para la celebración del misterio pascual, en cuyas solemnida- catecumenado, e insértese en el Misal romano la misa propia
des se regeneran para Cristo por medio del bautismo. «In collatione baptismi». (párr. 66).
Pero esta iniciación cristiana durante el catecumenado no
deben procurarla solamente los catequistas y los presbíteros,
sino toda la comunidad de los fieles,y de un modo especial los LA IGLESIA I N I C I A D O R A
padrinos, de suerte que sientan ya los catecúmenos, desde el
principio, que pertenecen al pueblo de Dios. Y como la vida La Constitución dogmática sobre la Iglesia subraya
de la Iglesia es apostólica, los catecúmenos han de aprender que la Iglesia ejerce en el catecumenado su función
también a cooperar activamente en la evangelización y maternal:
edificación de la Iglesia con el testimonio de la vida y la
Los catecúmenos que, por la moción del Espíritu Santo
profesión de la fe.
solicitan con voluntad expresa ser incorporados a la Iglesia,
Expóngase, por fin, claramente en el nuevo Código el estado
se unen a ella por este mismo deseo, y la madre Iglesia los
jurídico de los catecúmenos. Porque ya están vinculados a la
abrazaya amorosa y solícitamente como a hijos, (párr. 14).
Iglesia,ya son de la casa de Cristo y con frecuencia ya viven
una vida de fe, de esperanza y de caridad, (párr. 14). El papel educador de la comunidad eclesial se halla
mencionado en el Decreto sobre el ministerio y la vida de los
El decreto sobre el ministerio y la vida de los presbíteros
presbíteros:
recuerda finalmente que «la Eucaristía es la fuente y
cumbre de toda la evangelización», y que «los catecúme- La comunidad local no debe atender solamente a sus fieles
nos son conducidos progresivamente a participar en sino que, imbuida también por el celo misionero, debe
ella», (párr. 5). preparar a todos los hombres el camino hacia Cristo. Siente,
con todo, una obligación especial para con los catecúmenos y
neófitos, que hay que formar gradualmente en el conocimiento
LA L I T U R G I A DE LA I N I C I A C I Ó N y práctica de la vida cristiana, (párr. 6).
Habría que citar también todos los textos conciliares
En cuanto a los ritos mismos, la Constitución sobre la que insisten en la tarea misionera de la Iglesia que, por
sagrada liturgia precisa: medio de todos sus miembros, debe anunciar la Buena
En los países de misión, además de los elementos de Noticia a los que no la conocen todavía (2).
iniciación contenidos en la tradición cristiana, pueden admi-
tirse también aquellos que se encuentran en uso en cada
pueblo en cuanto puedan acomodarse al rito cristiano, según
la norma de los art. 37-40 de esta Constitución, (párr. 65). 2. Ver en particular: La Iglesia, n" 17; La Liturgia, n" 9; El Apostolado de
los Seglares, n° 6.
A N E X O 4 (*)
EL M A G I S T E R I O P O S C O N C I L I A R

El Magisterio posconciliar, de Pablo V I y J u a n Pablo


I I , invita a estructurar «bajo las formas de un catecumena-
do» (1) la «catequesis permanente» (2) para aquellos
adultos que, «por diversas circunstancias, fueron insufi-
cientemente o nunca educados en su fe y, en cuanto
adultos, son verdaderos catecúmenos» (3).
Es lo que ya contempla el Ritual de la Iniciación cristiana
de adultos (4) en su capítulo IV. En él se refiere a los
adultos bautizados en la primera infancia y que no han
recibido después una ulterior catequesis... «Por tanto, su
conversión se funda en el Bautismo ya recibido, cuya
virtud deben desarrollar después». (n° 295).
Concluimos este apéndice con algunas expresiones,
sin comentario, —referentes al tema que nos ocupa—,

* A los 6 años de su primera edición francesa (1980), en sintonía y con


la autorización expresa de M. Dujarier introducimos este Anexo 4
para utilidad de los lectores de lengua castellana (N.d.T.)
1. Pablo VI, Exh. Apost. Evang. Nuntiandi, 44.
2. Juan Pablo II, Catech. Tradendae, 43.
3. ídem. o. c. 44.
4. Sgda. Congr. Culto Divino, Ritual de la Iniciación cristiana de Adultos,
Roma, 1976.
154 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO EL MAGISTERIO POSCONCILIAR II 155

del Comunicado final del Sínodo extraordinario de obispos I I , D, 4. «Esforzarse por una generosa evangeli-
(5), reunido en Roma del 24 octubre al 8 de diciembre zación... de las culturas. Estas deben ser
1985, para conmemorar, celebrando, verificando y pro- regeneradas mediante el encuentro con la
mocionando el Concilio Vaticano I I , en el 20 aniversario Buena Nueva. Pero este encuentro no se
de su clausura. producirá si la Buena Nueva no es procla-
mada» (cf. Evang. Nuntiandi n° 20)
I I , A, 5. «Hay que promover también la espiri-
tualidad misma de los laicos fundada sobre A esta imperiosa instancia del Magisterio contempo-
el bautismo». ráneo creemos q u e responda precisamente el Camino
neocatecumenal (6), experiencia sólida y fructífera, extendi-
II, B, a) 2. «La evangelización es el primer deber no
da ya en unas 80 naciones, con el apoyo firme de los
sólo de los obispos, sino también de los
Papas y de numerosísimos Obispos, en los últimos 20
presbíteros y de los diáconos, más aún de
años del posconcilio (7).
todos los cristianos». «La evangelización no
sólo mira a la misión en el sentido común En la audiencia particular del 9 dic. 1985 (8), apenas
del término, esto es «ad gentes» (a los concluido el Sínodo Extraordinario de los Obispos, J u a n
paganos). La evangelización de los no
creyentes supone, en efecto, la autoevangeli- 6. Para una información general objetiva sobre esta realidad eclesial
zación de los bautizados e incluso, en cierto posconciliar cfr:
— G. ZEVINI: Experiencias de iniciación cristiana de adultos en las
sentido, de los diáconos, de los sacerdotes y comunidades neocatecumenales, Concilium 142, feb. (1979) 240-248.
de los obispos. La evangelización se d a Neocatecumenato, Nuovo Dizionario di Spiritualitá, Ed. Paoline,
mediante testimonios... no sólo con las pala- Roma 1982, cois. 1056-1076 (Artículo éste injustificada e incom-
prensiblemente suprimido en la traducción española, N.d.T.).
bras, sino también con la propia vida... — R. BLAZQUEZ: Comunidades neocatecumenales: un camino de inicia-
testimonio = «martyrium...» ción cristiana (discernimiento teológico), Teología y Catequesis,
Madrid, 4 (1984) 603-641.
I I , B, b) 2. «Las catequesis, como ya sucedía al Para una información particular acerca de la etapa de «entrega» y
inicio de la Iglesia, deben volver a ser un «devolución» (Traditio-Redditio Symboli) del Credo como se reali-
za en estas CC.NN. cfr:
camino que introduzca en la vida litúrgica» — S. SABUGAL: Actualidad del símbolo de la Fe, Augustiniana, 4
(catequesis mistagógicas). (1985) 67-74.
7. Para una documentación exhaustiva de las múltiples intervenciones
I I , C, 1. «El Bautismo es la puerta y el fundamen- pontificias, con ocasión de sus visitas pastorales periódicas a las
to de la koinonía/comunión en la Igle- parroquias de su Diócesis de Roma (con más de 400 CC.1NN.), asi
como en ocasión de los encuentros internacionales tenidos con los
sia...» párrocos, presbíteros e itinerantes de estas comunidades, en diversas
oportunidades, Cfr. DOCUMENTACIÓN PONTIFICIA, con
ilustraciones fotográficas, publicada por el Centro Neocatecumenal
5. Synodus Episcoporum, Comunicadofinal,Bollet, Infor. 9 dic. (1985), Diocesano de Madrid, 1986.
n" 44. 8. Cfr. L'Oss. Romano, 11 dic. (1985) p. 5.
EL MAGISTERIO POSCONCILIAR II 157
156 BREVE HISTORIA DEL CATECUMENADO

itinerantes mandándolos por todo el mundo. La Iglesia, por


Pablo II dice a los 2000 presbíteros, la mayor parte de
lo tanto, es ciertamente itinerante, en camino,y podemos decir
ellos párrocos de estas comunidades, venidos de los cinco
que también el Papa trata de ser, cada vez más, itinerante, si
continentes a Roma para una Convivencia especial de
bien con métodos más «sofisticados» y, tal vez, menos
relanzamiento de la evangelización en los próximos 20
auténticos que los vuestros, porque vosotros sois itinerantes
años, en sintonía con la preocupación fundamental de los
pobres, «sin aéreos»... Pero ojalá que todos seamos, —el
Padres sinodales:
Papa incluido—, con todos los medios posibles, itinerantes
«Este camino, camino de la fe, camino del bautismo del Evangelio, esto es, itinerantes de la Vida eterna... Esta
redescubierto, debe ser un camino del hombre nuevo...» (n° vida, que nosotrosya tenemos..., nos empuja... Ay de mí si no
1). evangelizare...
«Los objetivos que se proponen vuestras comunidades neocate- Entre vosotros hay muchos convertidos que han reencontrado a
cumenales corresponden ciertamente a uno de los interrogantes Cristo, han reencontrado a Dios, viniendo muchas veces de la
más angustiosos de los pastores de almas de hoy, especialmen- orilla opuesta. Os deseo la alegría que viene de la conversión
te en los aglomerados urbanos. Vosotros tratáis de llegar a la de las personas... Hay más alegría por un pecador que se
masa de bautizados adultos, poco instruidos en la fe, para convierte que por los 99 justos... Os deseo esta alegría y que
conducirlos, a través de un camino espiritual, a redescubrir así sea recompensada vuestra üinerancia y vuestro camino
las raíces bautismales de su existencia cristiana y para neocatecumenal.»
hacerlos siempre más conscientes de sus deberes...»
«Haced de manera que vuestras comunidades, sin perder
nada de su originalidad y riqueza, se inserten armoniosa y
fructuosamente en la familia parroquialy en la diocesana...»
(n° 4).
«Finalizo este grato encuentro con vosotros renovando mi
confianza en vuestro servicio eclesial... Continuad con nuevo
entusiasmo vuestro camino y que os acompañe, así como a
todas las comunidades neocatecumenales confiadas a vuestra
guía, mi Bendición Apostólica» (n° 6)
A continuación se dirigió calurosamente a los «itine-
rantes» allí presentes, de manera espontánea:
«Debo deciros que los primeros que fueron a Belén y
reconocieron el misterio de la Encarnación fueron «itineran-
tes»: los pastores. Después, el mismo Jesús se hizo itinerante
a los 30 años... El, además, hizo a todos sus apóstoles

También podría gustarte