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FORO DE DERECHO DE EJECUCIÓN PENAL

A causa del hacinamiento, muchos de los presos en el Perú tienen que


dormir en los pasillos, baños o en el suelo y pagar dinero para compartir
una cama. La tugurización, además, agrava los pésimos servicios básicos
que existen en los penales. De la misma manera, la mala alimentación y
falta de higiene, así como el acceso al alcohol y las drogas, hacen que
enfermedades como el VIH y la tuberculosis se propaguen dentro y fuera
del penal.

En estas condiciones, la resocialización es imposible, pues los que


ingresan por primera vez a un penal, en lugar de salir resocializados, entran
a un ambiente perverso donde pueden ser abusados, iniciándose en las
drogas o formar parte de una organización criminal dedicado a la extorsión
o sicariato. Según el caso planteado responda lo siguiente:

Establezca las debilidades y fortalezas del actual Sistema


Penitenciario en el Perú. Fundamente su respuesta.

En el Perú, mensualmente ingresan más de mil hombres a los 68 recintos penales del
Instituto Nacional Penitenciario (INPE); Esta cifra es realmente preocupante si sabemos
que la capacidad de albergue para los internos es de 28,257 y la población actual
sobrepasa los 56,055.

Si la misión del INPE es brindar tratamiento penitenciario integral al interno, en adecuados


establecimientos con óptimas condiciones de seguridad y eficiente gestión para contribuir
a la seguridad ciudadana

Responsabilidad realmente difícil es la de transformar conductas antisociales y tener


excelencia en el control de los internos cuando se cuenta solamente con 983 profesionales
en tratamiento y 3,811 en seguridad, añadiéndose a este escaso capital humano la
inadecuada infraestructura y el deficiente material logístico.

Pretender que menos de 1,000 profesionales en tratamiento (educadores, trabajadores


sociales, psicólogos, abogados, enfermeras y médicos) trabajen diariamente con toda la
población recluida es simplemente imposible.

¿Cómo producir entonces un cambio en las conductas de los internos que no cuentan con
un seguimiento adecuado?

Tal vez se ignore, pero la labor penitenciaria implica diversas y complejas tareas, tales
como: resguardar el orden dentro de los recintos carcelarios, trasladar internos de alto
riesgo a otros penales por regresión en su tratamiento, a diligencias judiciales y hospitales.
Controlar el ingreso de visitas, torreones, cercos perimétricos y puertas de ingreso. Con
3,811 hombres –por más capacitados que se encuentren– es realmente inconcebible.

Pese a estos obstáculos, más de 6,000 funcionarios y trabajadores a escala nacional


dirigen y administran el Sistema Nacional Penitenciario.
Ellos entregan su mejor esfuerzo para cumplir con la meta de reeducar a aquellos que
equivocaron su camino y que la sociedad simplemente rechaza.

Alguien dijo que a un país se le conoce por sus cárceles; los peruanos, entonces, no
deberíamos ser ajenos a tan álgida problemática. Los recintos penitenciarios deberían
formar parte de nuestra obligación y nuestro aporte debería ir más allá de la simple crítica.

Un país con seguridad ciudadana será posible cuando todos tomemos conciencia de que
las prisiones son nuestra responsabilidad. Comencemos apoyando quizá con la
aprobación de una partida presupuestal que permita en el más corto plazo la construcción
de penales, la adquisición de herramientas modernas para la seguridad, la incorporación
de más profesionales en tratamiento y seguridad penitenciaria, y finalmente las
capacitaciones permanentes para los trabajadores actuales en nuevas técnicas
carcelarias.

Todas estas acciones tendrán éxito paralelamente con el esfuerzo de un Poder Judicial
que trabaje hombro a hombro con el INPE, de manera especial con un verdadero interés
en la descarga procesal.

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