Está en la página 1de 18

1988-2939 Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp.

381-398
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores.

Tratamiento psicoanalítico relacional breve,


enactment y reparación de las rupturas

Jeremy D. Safran1 y Medea M. Elvy


New School for Social Research, New York, USA

Este trabajo va dirigido a esbozar en qué consiste y cómo podría llevarse a cabo un
tratamiento psicoanalítico relacional breve. Un aspecto fundamental de este modelo es el
enfoque en el aquí-y-ahora, enfatizando la exploración en profundidad de la experiencia del
paciente y siendo cauteloso a la hora de hacer interpretaciones de la transferencia que
especulen sobre patrones relacionales generales. Así mismo, se hace hincapié en el
proceso de reparación de los diferentes tipos de rupturas de la alianza que tienen lugar
durante este proceso (los autores hablan de rupturas de retirada y rupturas de
confrontación) y en la importancia de la meta-comunicación terapéutica como herramienta
útil, describiendo una serie de principios generales subyacentes a un provechoso uso de la
misma. Para los autores son también de vital importancia los procesos internos del
terapeuta, y reflejan cómo hacer uso de todo esto sirviéndose de una viñeta clínica.

Palabras clave: Tratamiento Psicoanalítico Relacional Breve (TRB), Aquí-y-ahora,


Enactment, Reparación de rupturas, Meta-comunicación.

This paper is aimed to outline what is and how could a brief relational psychoanalytic
treatment be carried out. The basics of this model is its approach on the here-and-now,
emphasizing in-depth exploration of the patients´ experience and being cautious about
making transference interpretations that speculate about generalized relational patterns.
Likewise, it highlights the repair process of the different types of alliance rupture (the authors
refer to withdrawal and confrontation ruptures) that take place during this process and it also
highlights the importance of therapeutic metacommunication as an useful tool, describing a
number of general principles underlying the skillful use of this sort of metacommunication.
According to the authors, it is also of fundamental importance to consider the therapist
internal processes and they account for all of this by using a clinical illustration.

Key Words: Brief Relational Psychoanalytic Treatment (BRT), Here-and-now, Enactment,


Rupture repair, Metacommunication.

English Title: BRIEF RELATIONAL PSYCHOANALYTIC TREATMENT, ENACTMENT AND


RUPTURE REPAIR.

Cita bibliográfica / Reference citation:


Safran, J.D. y Elvy, M.M. (2010). Tratamiento psicoanalítico relacional breve, enactment y
reparación de las rupturas. Clínica e Investigación Relacional, 4 (2): 381-398.
http://www.psicoterapiarelacional.es/CeIRREVISTAOnline/Volumen42Junio2010/tabid/728/
Default.aspx [ISSN 1988-2939]

© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

El tratamiento psicoanalítico relacional breve (TRB) se desarrolló a partir de una síntesis del
programa de investigación empírica de Safran y colaboradores sobre el tema de las rupturas
de la alianza terapéutica (por ejemplo, Safran, 2002, 2003; Safran, Crocker, McMain, &
Murray, 1990; Safran & Muran, 1995, 1996, 1998, 2000, 2005; Safran, Muran, & Samstag,
1994; Safran & Ruiz-Cordell, 2006) con desarrollos teóricos y clínicos en el terreno del
psicoanálisis relacional (Benjamin, 1990; Mitchell, 1993; Aron, 1996; Mitchell & Aron, 1999;
Pizer, 1998; Stern, 1997). Mientras que el TRB queda limitado por las restricciones de
cualquier acercamiento breve al tratamiento, se presta bien a ser utilizado en encuadres
donde tratamientos más largos no son factibles (por ejemplo, el encuadre en salud pública)
o no son deseados por el paciente. También se presta bien a ser utilizado en investigación
empírica. Resultados de investigaciones preliminares han demostrado que 1) el TRB es tan
eficaz como la terapia cognitiva o una terapia dinámica breve que no incorpore principios
relacionales, 2) es menos probable que los pacientes abandonen un TRB que estas otras
terapias, y 3) TRB es un tratamiento particularmente efectivo para pacientes reacios a la
terapia (Muran, Safran, Samstag, & Winston, 2005; Safran, Muran, Samstag, & Stevens,
2002; Safran, Muran, Samstag, & Winston, 2005).
Algunas características claves del TRB son las siguientes:
1. Asume una psicología de dos personas y una epistemología constructivista (o para
ser más precisos, a lo que Hoffman, 1998, se refiere como una perspectiva
constructivista dialéctica).
2. Pone un intenso foco en el aquí y ahora de la relación terapéutica.
3. Realiza una exploración de colaboración continua de las contribuciones, tanto del
paciente como del terapeuta a la interacción.
4. Enfatiza la exploración en profundidad de los matices de la experiencia del paciente
en el contexto del despliegue de enactments terapéuticos y es cauto a la hora de
hacer interpretaciones de la transferencia que especulen sobre patrones relacionales
generales.
5. Hace un uso extensivo de la meta-comunicación terapéutica (es decir, intentos de
salirse de la interacción actual comentando sobre el significado relacional de la
transacción actual) y de las revelaciones contra-transferenciales.
6. Enfatiza la subjetividad de las percepciones del terapeuta.
7. Asume que el significado relacional de las intervenciones es clave.
8. Entiende la finalización como la ruptura definitiva de la alianza, una valiosa
oportunidad para enfrentarse con cuestiones críticas relacionadas con la aceptación,
el estar sólo, separación, y pérdida.

Un aspecto importante para distinguir el TRB de otros modelos dinámicos breves es que
enfatiza los problemas asociados con el desarrollo de la formulación del caso en las fases
tempranas del tratamiento ya que la perspectiva relacional asume que el terapeuta no puede
mantenerse fuera del terreno relacional para desarrollar una formulación “objetiva”. En su
lugar, TRB enfatiza el continuo ciclo de enactment y des-atrapamiento2 con una formulación
en constante evolución que va emergiendo gradualmente como parte de este proceso. Un
aspecto relacionado es que intentamos tomarnos en serio las observaciones de Bion (1967)
en relación a la importancia de abordar cada sesión sin memoria ni deseo. Esto implica un
intento de dejarse llevar tanto en lo referente a las propias preconcepciones como al propio

382
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

deseo para que las cosas sean de una determinada manera, y por lo tanto una aceptación
de las cosas tal como son, con actualidad3 y mutualidad. En la medida en que los terapeutas
puedan experimentar este estado mental, aumentará la posibilidad de relacionarse con los
pacientes como sujetos más que como objetos. Esta prescripción es, por supuesto, en
muchos aspectos, un ideal inalcanzable. Es uno, no obstante, que con todo proporciona un
correctivo útil a la sensación de esfuerzos cargados de significado que tienden a ser
intensificados tanto por los pacientes como los terapeutas cuando el tratamiento es a corto
plazo.
En este artículo, presentamos los principios básicos del TRB, así como algunos
aspectos de nuestro modelo contrastado empíricamente sobre la resolución de la ruptura de
la alianza.

Proceso de Reparación de Ruptura


Nuestro programa de investigación sobre las rupturas de la alianza empezó a finales
de los 80 (por ejemplo, Safran, Crocker, McMain, & Murray, 1990). Durante ese periodo, el
concepto de alianza terapéutica estaba emergiendo como un importante foco para los
investigadores en psicoterapia, y empezaban a aparecer datos en relación a la validez
predictiva de la alianza terapéutica en diferentes formas de tratamiento (Gaston, 1990;
Hartly, 1985; Horvath & Symonds, 1991). Nuestro programa de investigación se ha centrado
en investigar cómo las alianzas tensas o rotas pueden ser restablecidas o reparadas.
Hemos identificado dos formas principales de rupturas: rupturas de retirada y de
confrontación (Safran & Muran, 2000). En una ruptura de retirada el paciente responde a la
tensión de la relación terapéutica desconectándose o aislándose del terapeuta, y/o de
algunos aspectos de su propia experiencia. Varios procesos son utilizados por el paciente,
incluyendo: negación, reacción mínima, alternar sin ningún orden los temas presentados, e
intelectualización. Por ejemplo, un paciente podría negar sentir enfado habiéndolo
expresado indirectamente hacia el terapeuta. O un paciente podría estar de acuerdo o diferir
del terapeuta.
En una ruptura de confrontación, el enfado se expresa de manera culpabilizadora,
agresiva o “creyéndose con derecho a”. Este enfado está dirigido al terapeuta, al proceso
terapéutico o a una combinación de ambos. Por ejemplo, el paciente podría quejarse del
terapeuta como persona, criticando su estilo de interés como entrometido, o el paciente
podría encontrar los comentarios del terapeuta como inútiles y cuestionar la habilidad del
terapeuta. Los pacientes que presentan principalmente rupturas de retirada tienden a
priorizar las necesidades de relación sobre las necesidades de agencia. Los pacientes que
presentan principalmente rupturas de confrontación tienen a menudo dificultades para
expresar sus necesidades de relación. En consecuencia, la resolución de una ruptura de la
alianza no sólo facilita la ejecución de una particular tarea terapéutica; también proporciona
a los pacientes una oportunidad de aprender a negociar de forma constructiva sus
necesidades tanto de mediación como de relación.
Con el transcurso de los años hemos utilizado una combinación de métodos de
investigación cualitativos y cuantitativos para desarrollar un modelo de reparación de la
ruptura de la alianza que marca diferentes fases del proceso de cambio (Safran et al., 1990;
Safran & Muran, 1996, 2000; Safran, Muran & Samstag, 1994). Este modelo es una
abstracción de la realidad que engloba patrones que ocurren con la regularidad suficiente
para permitir algún grado de generalización y verificación empírica. Como tal, el modelo
proporciona una hoja de ruta general que puede sensibilizar al clínico en cuanto a
383
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

probabilidades, pero no debe aplicarse de forma mecánica. El modelo está compuesto de


cuatro fases: (a) Atendiendo al Marcador de la Ruptura, (b) Explorando la Experiencia de
Ruptura, (c) Explorando la Evitación, y (d) la Emergencia del Deseo/Necesidad. Aunque la
resolución empieza con el proceso de Atendiendo al Marcador de la Ruptura, y normalmente
termina con la Emergencia del Deseo/Necesidad, la repetición y ciclicidad entre las fases de
forma continua ocurre típicamente todo el tiempo.
Cuando está Atendiendo al Marcador de la Ruptura, la primera fase del proceso de
resolución, el terapeuta toma conciencia y llama la atención del paciente hacia un enactment
en el cual ambos están participando. En este punto, tanto terapeuta como paciente están
metidos en la configuración relacional, y el terapeuta puede poseer sólo reconocimiento
limitado de la naturaleza de su propia contribución al impasse. Los terapeutas empiezan por
llamar la atención del paciente sobre la ruptura e iniciando una exploración conjunta de la
contribución de ambas partes al impasse. A través de la reflexión y de hacerse cargo
explícitamente de su propia contribución, el terapeuta es capaz de iniciar el proceso de des-
atrapamiento y de iniciar el paso hacia la resolución. En este punto, el uso de la meta-
comunicación es a menudo útil. La meta-comunicación es un intento de que la
concienciación en curso influya en el proceso interactivo a medida que éste se despliega.
Facilita el proceso de salirse del ciclo relacional que está siendo representado a través de
tratarlo como el foco de una exploración conjunta y la comunicación acerca de la transacción
o comunicación implícita que está teniendo lugar. Por ejemplo, un terapeuta que encuentre
su atención “a la deriva” podría meta-comunicarse revelando explícitamente su experiencia
al paciente y preguntando entonces sobre la experiencia del paciente, por ejemplo, “Soy
consciente de haber perdido mi habilidad para concentrarme en lo que está diciendo a
medida que habla. No tengo claro por qué, pero me pregunto si estará conectado de alguna
manera con la distancia que escucho en su voz, una desconexión. ¿Alguna idea de lo que
está pasándole a Usted ahora mismo?”. Como reacción a esta intervención, el paciente es
capaz de reconocer esta retirada directamente conectada con sentirse herido por algo que el
terapeuta dijo anteriormente. La meta-comunicación puede ser también útil en el contexto de
una ruptura de confrontación. En este contexto, el terapeuta podría remarcar: “Me siento
muy incómodo diciéndole cualquier cosa, ya que me siento criticado cuando intento dirigirme
a sus preguntas y preocupaciones”. Un comentario de este tipo proporciona al paciente con
un feedback que podría, por ejemplo, ayudarle en última instancia a explorar sentimientos
disociados de odio hacia el terapeuta.
La segunda fase, Explorando la Experiencia de Ruptura, se desarrolla a medida que
el paciente comienza el proceso de autoexploración y la expresión de sentimientos asociada
con la ruptura de la alianza. La tarea del terapeuta en este punto es ayudar al paciente a
descomponer su experiencia de la interacción a través de trabajar para esclarecer los
matices sutiles de la conceptualización del paciente, y ayudar al paciente a que empiece a
articular lo que aún no ha sido explicitado del todo. Por ejemplo, en una ruptura de retirada,
los pacientes generalmente empiezan a tomar conciencia de y a expresar sentimientos
negativos de forma limitada o indirecta; mientras que en una ruptura de confrontación, el
modo de expresión del paciente será ante todo de naturaleza crítica o acusatoria. En
consecuencia, en el caso de la ruptura de retirada, el terapeuta podrá pedir al paciente que
explore la articulación directa de cualesquiera sentimientos inaceptables que el terapeuta
crea que podrían haber sido apartados o rechazados, una tarea seguida entonces de pedirle
al paciente estar al tanto de cualquier sentimiento que pueda haber surgido durante el
ejercicio. Es importante que, al explorar rupturas de confrontación, los pacientes
experimenten todo tipo de sentimientos de enfado, dolor o acercamiento que se presentan
384
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

como reales, admisibles y tolerables, incluso si son anteriores al proceso de exploración de


los anhelos existentes que son más vulnerables por naturaleza. El reconocimiento de estas
necesidades subyacentes debe emerger de manera armónica de la relación terapéutica a
través de la negociación y de trabajar hasta el fin esa concreta interacción hostil. Este
proceso es facilitado por el sostenimiento empático por parte del terapeuta.
En la tercera fase, Explorando la Evitación, terapeuta y paciente exploran los
mecanismos defensivos que bloquean la aceptación y articulación de sentimientos sobre el
terapeuta o los deseos subyacentes que están siendo evitados. La evitación queda indicada
al engancharse el paciente en estrategias defensivas como cambiar de tema, un discurso
monótono, y presentar demasiados temas generales en vez de permanecer en el aquí-y-
ahora. Estos mecanismos funcionan para evitar o manejar las emociones asociadas con la
experiencia de ruptura. Frecuentemente hay una alternación entre Explorando la Evitación y
Explorando la Experiencia de Ruptura. Explorando la Evitación actúa para liberar y facilitar
Explorando de la Experiencia en profundidad cuando ésta se bloquea, y Explorando de la
Experiencia crea un estado de ansiedad aumentado y un proceso defensivo, requiriendo por
lo tanto un Explorando la Evitación más extensivo. Hay dos procesos defensivos frecuentes
en este contexto. El primero consiste en las expectativas, esperanzas, y miedos que el
paciente tiene con respecto a la reacción potencial del terapeuta hacia sus sentimientos o
necesidades subyacentes. El segundo proceso defensivo común en este contexto es el
criticismo internalizado del paciente de sus propias necesidades o deseos. Estos criticismos
introyectados impiden la exploración de sentimientos que el paciente tiene acerca del
impasse terapéutico. En resumen, es ventajoso para el terapeuta ayudar al paciente a
distinguir y explorar estos diferentes estados emocionales en el contexto. Los terapeutas
pueden ayudar a reorientar la conciencia del paciente a las formas en las que ella o él pasa
a una postura autocrítica cuando los sentimientos asertivos se desencadenan y por lo tanto
facilitar un entendimiento de esta experiencia como un conflicto entre dos aspectos variantes
del self. El terapeuta puede entonces pedirle al paciente que empiece un diálogo entre estas
partes conflictivas del self, diciéndolo y alternando explícitamente entre el self que desea
afirmarse directamente y la parte que critica ese deseo (Safran & Murran, 2000). Este
proceso facilita al paciente desarrollar una apreciación experiencialmente arraigada de la
forma en que sentimientos asociados con la ruptura quedan bloqueados por el conflicto
intrapsíquico.
En la cuarta fase, Emergencia del Deseo/Necesidad, el paciente articula los deseos o
necesidades que se desarrollan en el contexto de la relación terapéutica y que están
bloqueados por los procesos defensivos. En las rupturas de retirada, esto ocurre
normalmente en forma de asertividad y a menudo ocasiona la apertura de sentimientos
negativos (por ejemplo, resentimiento expresado hacia el terapeuta debido a fracasos
percibidos). En las rupturas de confrontación, la expresión de deseos o necesidades
subyacentes está típicamente vinculada a una experiencia de vulnerabilidad (por ejemplo, el
deseo de sostén o crianza por parte del terapeuta).
Una vez que el terapeuta ha empezado a aceptar y después a expresar un deseo
subyacente, es importante que el terapeuta responda de manera empática y no juiciosa.
Este tipo de respuesta juega un papel importante a la hora de confrontar las expectativas
(tanto conscientes como inconscientes) que han hecho difícil que el paciente se autoafirme o
exprese un deseo en primer lugar. Un patrón común es que los pacientes se autoafirmen
inicialmente de un modo que está estructurado por su esquema relacional característico –
por ejemplo, un paciente cuyo padre fuera tiránico y crítico, le pide al terapeuta que sea más
confrontativo. Cuando el paciente se reafirma de esta manera, el terapeuta debería intentar
385
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

empatizar con el deseo del paciente, más que interpretarlo inmediatamente como un reflejo
de un esquema relacional antiguo. Esta última respuesta conlleva el peligro de que los
pacientes desalentadores puedan autoafirmarse más y puede llevarles a sumergirse más
profundamente en sus deseos subyacentes. A diferencia de esto, cuando el terapeuta
empatiza con los deseos del paciente, ayuda a que éstos se reafirmen de una forma que es
menos probable que esté estructurada por su esquema antiguo. Así, el paciente en el
ejemplo de arriba podrá finalmente ser capaz de pedirle al terapeuta que le preste más
apoyo.
La capacidad del terapeuta de empatizar genuinamente con el dolor y desesperación
del paciente puede representar una importante experiencia nueva para el paciente – una
que ayuda al paciente a empezar a salir de sus sentimientos de aislamiento y alienación, y a
desarrollar más autocompasión. Al responder a la desesperación del paciente de forma
compasiva y comprensiva, el terapeuta proporciona al paciente la experiencia de ser
cuidado y conectado con otro en su dolor.

Meta-comunicación Terapéutica:
Una parte importante de la tarea del terapeuta cuando está utilizando este tipo de
exploración con el paciente es descubrir y reflexionar sobre sus propios sentimientos y
utilizarlos como un punto de partida para la exploración conjunta. Existen diferentes formas
de exploración y descubrimiento. El terapeuta puede dar al paciente feedback con respecto
a las formas en las que él o ella impactan en los otros. Por ejemplo: “Me siento cauteloso
con Usted… como si estuviera andando sobre cáscaras de huevo”. O, “Siento como que es
difícil contactar con Usted realmente. Por un lado, las cosas de las que está hablando
parecen verdaderamente importantes. Pero por el otro, hay un nivel en el cual me resulta
difícil realmente sentirle”. O, “Me siento juzgado por Usted”. Comentarios como estos
proporcionan una apertura para la exploración de las acciones y estados del self disociados
del paciente. Por ejemplo, el terapeuta puede añadir, “¿Tiene este feedback algún sentido
para Usted? ¿Tiene Usted alguna conciencia de juzgarme?”. Es con frecuencia útil para los
terapeutas señalar con precisión ejemplos específicos de acciones provocadoras del
paciente. Por ejemplo, “Me siento rechazado o no admitido por Usted, y creo que esto está
conectado con su tendencia a no pararse y reflexionar de manera que sugiera que está
considerando realmente lo que estoy diciendo”.
A continuación están descritos una serie de principios generales subyacentes al
habilidoso uso de la meta-comunicación terapéutica:

1. Explorar con cuidadosa provisionalidad y enfatizar la propia subjetividad.


Los terapeutas deberían comunicar sus observaciones de forma experimental y exploratoria.
El mensaje tanto a nivel explícito como implícito debería ser uno que invitara a los pacientes
a participar en un esfuerzo conjunto para comprender lo que está ocurriendo, más que uno
que comunicara información de forma objetiva. Es también esencial subrayar la subjetividad
de las propias percepciones ya que esto anima al paciente a utilizar las observaciones del
terapeuta como un estímulo para la autoexploración más que reaccionar a cualquiera de
ellas como afirmaciones autoritativas de forma positiva o negativa.

386
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

2. No asumir un paralelismo con otras relaciones.


Los terapeutas deberían ser cautos al intentar establecer una conexión antes de tiempo
entre el ciclo interpersonal que está siendo actuado en la relación terapéutica y otras
relaciones en la vida del paciente. Intentos de hacer paralelismos de este tipo (aunque útiles
en algunos contextos) pueden ser experimentaos por el paciente como culpabilizadores
(especialmente en el contexto de una ruptura de la alianza) y pueden desempeñar una
función defensiva para los terapeutas. En cambio, el foco debe ser uno que explore la
experiencia y acciones internas del paciente de forma ajustada, tal y como se presentan en
el aquí-y-ahora.

3. Basar todas las formulaciones en la percepción de los propios sentimientos y aceptar la


responsabilidad de las propias contribuciones.

Todas las observaciones y formulaciones deberían estar basadas en los sentimientos del
terapeuta. El fracaso al hacer esto aumenta el riesgo de que aparezca comprensión
distorsionada influida por factores inconscientes. Es crucial aceptar la responsabilidad de las
propias contribuciones a la interacción. Siempre estamos contribuyendo a la interacción sin
darnos cuenta y un aspecto central en esta empresa consiste en explorar la naturaleza de
esta contribución de forma continua. En algunas situaciones, el proceso de aceptar
explícitamente la responsabilidad de las contribuciones propias ante el paciente puede ser
una intervención particularmente potente. En primer lugar, este proceso puede ayudar a los
pacientes a darse cuenta de sentimientos inconscientes y semi-inconscientes que tienen
dificultades en expresar. Por ejemplo, aceptar que uno ha sido crítico permite a los
pacientes a expresar sus sentimientos de dolor y resentimiento. En segundo lugar, al validar
las percepciones del paciente sobre las acciones del terapeuta, el terapeuta puede reducir
su propia necesidad de adoptar una actitud defensiva.

4. Empezar por donde estés.

La exploración conjunta de la relación terapéutica debería integrar sentimientos, intuiciones


y observaciones que están emergiendo del terapeuta en el momento. Lo que fue verdad en
una sesión puede no ser verdad en la próxima y lo que fue real en un momento puede
cambiar en el siguiente. Dos terapeutas reaccionarán de forma diferente ante el mismo
paciente, y cada terapeuta debe empezar por hacer uso de su propia y singular experiencia.
Así que, por ejemplo, aunque un tercer observador fuera capaz de adoptar una respuesta
empática hacia un paciente agresivo, los terapeutas no pueden manipularse
conceptualmente a sí mismos para dar una respuesta empática que no sienten. Deben
empezar por aceptar plenamente y trabajar con sus propios sentimientos y reacciones
subjetivas.

5. Centrarse en lo concreto, específico y en el aquí-y-ahora de la relación terapéutica.


Siempre que sea posible, las preguntas, observaciones y comentarios deberían centrarse en
momentos concretos en el aquí y ahora antes que en generalizaciones. Esto fomenta
conciencia experimental más que especulación abstracta e intelectualizada.

387
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

6. La exploración cooperativa de la relación terapéutica y el des-atrapamiento tienen lugar


al mismo tiempo.
No es necesario para los terapeutas tener una formulación clara antes de meta-comunicar.
De hecho, el proceso de pensar en voz alta acerca de la interacción a menudo ayuda al
terapeuta a desengancharse del ciclo que está siendo actuado al poner en palabras las
percepciones sutiles que de otra forma quedarían implícitas. Lo que es más, el proceso de
contar a los pacientes algún aspecto de la propia experiencia por el que uno está en
conflicto, puede hacerle posible al terapeuta ver la situación de manera más clara.

7. Recordar que los intentos de explorar lo que está ocurriendo en la relación terapéutica
pueden funcionar como nuevas versiones de un ciclo continuo interpersonal
inconsciente.
Por ejemplo, el terapeuta expresa una creciente intuición de que el paciente se está
retrayendo y dice: “Parece como si hubiera que sacarle las palabras con sacacorchos”.
Como respuesta, el paciente se retrae más y sobreviene una intensificación del ciclo
interpersonal en el cual el terapeuta aumenta sus intentos de abrirse paso y el paciente se
pone más defensivo. Es crítico examinar la calidad del grado de reacción de los pacientes a
todas las intervenciones y explorar su experiencia de las intervenciones que no han sido
facilitadoras. ¿Intensifica la intervención en la autoexploración del paciente o lleva a una
actitud defensiva o sumisión? El proceso de explorar las formas en las que los pacientes
viven las intervenciones que no son facilitadoras ayuda a clarificar la comprensión del ciclo
inconsciente interpersonal que está teniendo lugar.

Los Procesos Internos del Terapeuta:


En los últimos años nos hemos ido interesando más en investigar el tipo de procesos
internos que ayudan al terapeuta a negociar las rupturas de alianza (Safran, 2003; Safran &
Reading, 2008). Ya que los impasses terapéuticos a menudo evocan sentimientos difíciles,
dolorosos y conflictivos en los terapeutas, es importante para ellos que desarrollen la
capacidad de reflexionar sobre estos sentimientos (por ejemplo, rabia, impotencia, auto-
aborrecimiento y desesperación) sin definirse a sí mismos por estas reacciones y sin
disociarlas. Esto supone meterse en un proceso de “dejarse llevar” y rendirse ante la
experiencia propia, mientras que al mismo tiempo se mantiene y reflexiona sobre ello de una
forma no juiciosa. De hecho, una importante función de la meta-comunicación es facilitar el
desarrollo de este estado mental, a través de expresar sentimientos, los cuales parecen
inaceptables o impronunciables (Safran, 2003; Safran & Murran, 2000).
Este estado mental puede fomentarse a través del uso de un entrenamiento con
plena atención. La plena atención supone la observación continua de la experiencia tal y
como surge en el aquí-y-ahora. Está formada por tres elementos o niveles esenciales: (a) la
dirección de la atención, (b) recordar o reconstruir, y (c) conciencia no juiciosa (Safran &
Murran, 2000). Un importante subproducto de esta práctica de prestar plena atención es el
descubrimiento del espacio interno (Safran & Murran, 2000). Esto consiste en “soltar las
ataduras” de los propios procesos cognitivo-afectivos, con el objetivo de verlos como
construcciones de la mente. Esto a su vez reduce la experiencia de constricción resultante
de una sobre-identificación con estos procesos y permite que uno reflexione sobre ellos y los
use terapéuticamente. La plena atención implica la auto-aceptación radical de
pensamientos, sentimientos y comportamientos. Es esencial en esta práctica que los
388
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

terapeutas trabajen para desarrollar verdadera aceptación a través de tomar conciencia de


aspectos sutiles y no tan sutiles de lo que ellos consideran inaceptable en sus actitudes o
acciones. La verdadera compasión se desarrolla a través del esfuerzo y de aceptar
finalmente el propio dolor, limitaciones, fracasos y conflictos internos (Safran, 1999). Por
supuesto, la terapia personal puede contribuir a desarrollar este tipo de auto-aceptación,
pero la práctica de la plena atención constituye una valiosa herramienta adicional. Durante
los momentos de conflicto, es sólo a través de la aceptación radical de sus propios
sentimientos rechazados e indeseados que los terapeutas pueden empezar a ser más
tolerantes con sus pacientes. Igual que los pacientes no pueden cambiar forzándose a sí
mismos a ser de una forma más que de otra, los terapeutas no pueden desear tener una
postura más empática. La auto-aceptación juega un papel crítico al permitir a los terapeutas
a liberarse a sí mismos para reconocer sus propias contribuciones al impasse y ver nuevas
posibilidades de resolver el impasse.

Viñeta Clínica
Examinaremos ahora una breve viñeta clínica del proceso de la meta-comunicación.
Debido a que nuestro énfasis aquí está en el proceso clínico más que en la
conceptualización del caso, no se proporciona información sobre los antecedentes o detalles
del caso. La transcripción está tomada de una de las primeras sesiones con una paciente
desesperada y exasperadamente exigente a la que llamaremos Silvia. Los comentarios
sobre el material clínico aparecen en cursiva.

Terapeuta: Esta es nuestra segunda sesión juntos, y me estaba preguntando cuáles son sus
sensaciones, y si tiene algunas reflexiones o preguntas después de nuestra última sesión.
Silvia: No estoy muy contenta. En realidad, estoy muy frustrada con Usted. La última vez,
entré aquí, simplemente me senté y hablé y hablé y hablé. Y nada, absolutamente nada.
Usted se sentaba ahí, tal y como se sienta ahora, y no dijo apenas nada, y yo - - me estoy
enfadando porque si se supone que tengo que venir – si voy a terapia, si vengo aquí y estoy
haciendo esto, quiero una respuesta. No puedo simplemente hablar y hablar y hablar y
tenerle a Usted diciendo cosas que me dirigen de manera abstracta. ¿Cómo va a funcionar
esto? Necesito saber de Usted cómo va a funcionar esto. Necesito una respuesta concreta.
¿Cómo voy de donde estoy ahora a cualquier otro sitio? Necesito una forma de salir. Yo…
no sé cómo salir. He estado en terapia dos años y nada parece estar ayudando. Y Usted
tampoco está ayudando. Así que, es como, ¿qué hago?
Terapeuta: De acuerdo, sabe, estoy oyendo que Usted no está contenta con nuestra última
sesión y que se siente frustrada y también, si entiendo correctamente, que le gustaría oír
más de mí en lo que se refiere, sobre cómo funciona la terapia…
Silvia: ¿Cómo trabaja Usted? ¿Cómo hace lo que hace? ¿Cómo se supone que esto va a
ayudarme? ¿Cómo arreglo lo que está pasando?
Terapeuta: De acuerdo, intentaré responder a eso… Pero antes de que diga nada, quiero
decir que tengo cierta preocupación sobre si lo que voy a decir es lo que Usted realmente
quiere. Pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda, de acuerdo… tiene una expresión extraña
en su cara…
Silvia: No estoy segura de porqué se preocupa por eso. ¿No es ese su trabajo? Decirme

389
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

cómo se supone que deben de ir las cosas… Ahora sí que estoy confundida.
Silvia empieza la sesión expresando su enfado y frustración con la forma en que las
cosas han estado yendo y presionando al terapeuta para que le dé una explicación sobre
cómo va a ayudarle la terapia. El terapeuta meta-comunica su preocupación de que va a ser
difícil contentarla, y reparando entonces en su apariencia exasperada, empieza a explorar
su reacción ante su meta-comunicación. Aunque este primer intento de meta-comunicación
no ha llevado todavía a un cambio evidente en la cualidad de la relación terapéutica, ha
iniciado el proceso de ayudar al terapeuta a entrar en un estado mental más terapéutico.
Sirviéndose de su experiencia más que respondiendo a la presión e incomodidad que siente
sin ser consciente, y poniendo sus intuiciones en palabras, el terapeuta empieza a
desvincularse de la interacción y es capaz de evitar responder de una manera demasiado
defensiva.
Terapeuta: Sí, quiero decir que es mi trabajo hacerlo lo mejor que pueda para ayudarla e
intentar y responder a sus preguntas, sí, pero hay algo acerca de… me resulta algo difícil de
poner en palabras… pero algo acerca de la intensidad con la cual Usted me está
preguntando por cosas que me pone un poco… lo que me lleva a cuestionar mi habilidad de
darle la respuesta que está buscando. Pero lo intentaré, ¿de acuerdo? Básicamente, por
cómo yo lo veo, la forma en la que funciona la terapia es que nosotros dos trabajaremos
juntos para explorar cosas de las que Usted podría no ser plenamente consciente…
maneras de ver las cosas que son contraproducentes o maneras en las que Usted se está
enfrentando a sus sentimientos que son contraproducentes, o maneras en las cuales… está
negando con la cabeza.
Silvia: No estoy siendo contraproducente conmigo misma. No me anulo a mí misma. No
entiendo cómo venir aquí y trabajar en esos juntos va a ayudar. ¿No se supone que yo - no
se supone que debe ser que yo digo lo que está pasando y Usted me dice una respuesta –
me da una respuesta? ¿No es así la forma en la que funciona normalmente? Haces una
pregunta y obtienes una respuesta. No entiendo cómo lo que Usted está intentado hacer
podría ayudar. No creo que esté siendo contraproducente conmigo misma.
Terapeuta: Um-hm.
Silvia: No creo que esté siendo contraproducente conmigo misma en absoluto.
Terapeuta: Um-hm.
Silvia: Creo que vengo aquí a por respuestas y Usted no me las está dando.
Terapeuta: Um-hm. Indudablemente le daré respuestas hasta el punto en que las tenga.
Pero también algo de eso deberá salir de que nosotros dos exploremos realmente cosas de
forma conjunta.
Silvia: Vale, eso es demasiado abstracto para mí. Necesito algo concreto. Necesito saber
cómo llegar del punto A al punto B.
Terapeuta: Um-hm.
Silvia: Y si simplemente me voy a sentar aquí y obtener esto tan abstracto… es un poco
como perder mi tiempo, ¿no cree? Es un poco como perder mi tiempo. Eso es lo que los
últimos dos años han sido con otra gente. Es simplemente una pérdida de tiempo si sólo me
siento aquí y consigo estas cosas abstractas.
Terapeuta: Um-hm, ya, sabe, estoy intentando pensar si hay alguna forma en la que pueda
ser más concreto de lo que lo estoy siendo ahora mismo. Um, déjeme… déjeme darle un
390
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

ejemplo, ¿de acuerdo?


Silvia: Vale, eso es concreto.
Terapeuta: Incluso ahora mismo, vamos a intentar echar un vistazo a lo que está pasando
entre nosotros dos. Usted obviamente, Usted quiere una respuesta, y yo entiendo que Usted
quiere una respuesta, y yo quiero darle lo que Usted necesita. Pero creo que hay algo
acerca de – sólo estoy intentando entender lo que está pasando para mí – hay algo acerca
de la intensidad con la que me está preguntando… la presión en la que se supone que yo
debo de producir algo, que me hace difícil…
Silvia: ¿No es ese su trabajo? ¿Producir algo… darme una respuesta? ¿No es ese su
trabajo?
Terapeuta: Bueno, mi trabajo es ayudarla. Pero hay algo acerca de lo que está pasando
entre nosotros dos ahora mismo que me está haciendo difícil que realmente pueda darle lo
que está buscando o necesita.
Silvia: ¿No me está pidiendo que yo también cumpla? ¿No me está pidiendo que yo también
le dé algo a Usted?
Terapeuta: Dígame más sobre esto. ¿Parece que…?
Silvia: ¿No me está pidiendo que le transmita el qué está pasando conmigo y que exprese lo
que está pasando conmigo? ¿Y por lo tanto a mí también se me está pidiendo que cumpla?
¿O no?
Terapeuta: Me estaba preguntando si se siente criticada por lo que acabo de decir.
Silvia: Por supuesto que sí. Sentí que me estaba echando la culpa. Como que llegué aquí y
estaba intentando decir cómo me sentía e, intentando decir lo que quería de Usted… y lo
que necesitaba de Usted y se vuelve contra mí.
Terapeuta: De acuerdo… Necesito pensar sobre eso un poco. No creo que fuera mi
intención echarle la culpa… pero quizás de algún modo estaba respondiendo desde el
sentirme presionado, y quizás desde el sentirme… sentirme un poco culpado por no darle lo
que quiere. Así que en respuesta de alguna forma la estaba culpando a Usted. Así que es
como pasar una patata caliente hacia delante y hacia atrás. Sabe… tal y como Usted está
diciendo que “no estoy haciendo mi trabajo”, y yo estoy diciendo “Usted no hace su trabajo”.
¿Tiene eso algún sentido para Usted?
Silvia: Sí, un poco, sí.
Terapeuta: De acuerdo…así que si eso es lo que está pasando entre nosotros dos…
entonces… no estoy del todo seguro cómo vamos a salir de aquí… pero creo que el que
nosotros dos seamos capaces de estar de acuerdo en que eso es lo que está pasando es
un comienzo… ¿no? Y, yo estoy dispuesto a trabajar con Usted con el fin de ayudarnos a
encontrar una manera en la que salir de este punto. ¿Verdad? Y algo me dice que sería un
importante primer paso para nosotros. ¿De acuerdo?
Silvia: De acuerdo, sí, de acuerdo.
Terapeuta: De acuerdo.
Aunque el terapeuta sospecha que cualquier intento de dar una respuesta a su
pregunta fallará, intenta dar una formulación breve, sobre la suposición de que no hacerlo
será experimentado como un acto agresivo y exacerbará la situación todavía más. Tal y
391
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

como se esperaba, Silvia no encuentra la respuesta útil, y continúa expresando su enfado y


frustración. El terapeuta intenta meta-comunicarse de nuevo poniendo en palabras la forma
en que la presión que siente por parte de ella hace que le resulte todavía más difícil
ofrecerle una respuesta que ella pueda sentir como útil. Una vez más, esta meta-
comunicación no es útil de forma inmediata para Silvia, pero sigue ayudando al terapeuta a
ocuparse de su experiencia de una forma consciente y a utilizar su propia experiencia
subjetiva para explorar la interacción negativa con Silvia. Esto, a su vez, hace que sea más
fácil para el terapeuta estar abierto a una comprensión más profunda de la experiencia de
Silvia. Cuando Silvia sugiere que ella se siente presionada para hacer algo igualmente, el
terapeuta sospecha que ella ha experimentado su meta-comunicación como una acusación.
Seguir y explorar la experiencia del paciente sobre la intervención del terapeuta es un
principio clave de la meta-comunicación. En respuesta al “tanteo” del terapeuta, Silvia es
capaz de reconocer sentirse culpada. El enactment empieza a cambiar y el proceso de
desengancharse está en marcha. El terapeuta expresa cuáles son sus motivaciones y es
capaz de reconocer que quizás ha estado respondiendo de forma defensiva ante un
sentimiento de estar siendo atacado. Él encuadra las cosas en términos de un círculo
vicioso en el cual los dos están atrapados: “Usted está diciendo, que yo no estoy haciendo
mi trabajo, y yo estoy diciendo que Usted no hace su trabajo”. En este punto Silvia empieza
a ablandarse. El comienzo de una alianza queda establecido en torno a la meta de colaborar
para encontrar la salida de este enactment.

Tareas y Principios Generales del Tratamiento:


Establecer la Base Lógica de las Tareas del Tratamiento
Transmitir al paciente una base lógica significativa para el tratamiento juega un papel
importante a la hora de establecer una alianza terapéutica. Como Bordin (1979) sugería, en
la medida en que hay un acuerdo entre paciente y terapeuta sobre las tareas y metas de la
terapia, una alianza de trabajo productiva quedará establecida. Este proceso de establecer
explícitamente una base lógica para el tratamiento es algo que a menudo se rechaza en los
tratamientos de orientación psicoanalítica. Esta omisión falla al reconocer el papel crucial
que el acuerdo sobre las tareas y metas juega a la hora de establecer una alianza. A veces
le damos al paciente material de interpretación conciso al principio de la terapia y
típicamente pasamos tiempo al principio del tratamiento discutiendo cómo funciona la
terapia, prestando especial atención al papel de la conciencia y al uso de la relación
terapéutica. Es necesario transmitir una base lógica para tales tareas terapéuticas a medida
que nos vamos haciendo conscientes de la experiencia emocional, explorando creencias,
fantasías, y expectativas, y examinando lo que tiene lugar en la relación terapéutica.

Clarificar Expectativas en lo que se refiere a las Metas del Tratamiento:


A la hora de transmitir la base lógica al principio del tratamiento para terapias a corto plazo o
con límite de tiempo, es importante empezar el proceso de intentar establecer expectativas
racionales sobre lo que puede ocurrir en tal marco de trabajo. Nuestro tratamiento a corto
plazo está conceptualizado por los pacientes como un proceso que les proporciona una
nueva experiencia, la cual supone ante todo cultivar una nueva habilidad de atención y
conciencia así como un rayo de luz sobre la esencia de temas relacionales, tales que los
pacientes pueden continuar creciendo y desarrollándose después de la finalización del
tratamiento. No importa cuánto tiempo se emplee al principio del tratamiento transmitiendo
392
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

una opinión de expectativas razonables y cuánto acuerdo explícito haya por parte del
paciente sobre la naturaleza de esa meta, es inevitable que aparezcan frustraciones y
decepciones al final del tratamiento.

Oscilando entre Contenido y Proceso


Una tarea fundamental para los terapeutas en este modelo incluye hacer oscilar su atención
entre el contenido y el proceso de comunicación. Como los teóricos de la comunicación
mantienen, siempre hay aspectos de informar y mandato en cualquier comunicación. El
“informar” en la comunicación es el contenido específico. La parte del mandato es la
manifestación interpersonal o la expresión sobre la relación actual que está siendo
transmitida a través de la comunicación del paciente. El terapeuta debería observar tanto el
contenido de lo que el paciente dice y el proceso de cómo el paciente lo dice. Los pacientes
entran en terapia con mucho contenido con respecto a cómo están viviendo sus vidas fuera
de la hora de terapia. Una buena parte del tratamiento, incluido en este modelo, está
dedicada a discutir y a navegar por este material de fuera de la sesión. Prestar atención al
contenido proporciona al terapeuta con una percepción de la experiencia interna del
paciente y sobre cómo se relacionan con ellos mismos. Los terapeutas típicamente tienen
tendencia a quedarse demasiado prendados del contenido, no obstante, ante la eliminación
del registro de ser conscientes de la exposición interpersonal que el paciente está haciendo
sobre la relación con el terapeuta.

Observando el Terrero Relacional


El terapeuta debería monitorizar continuamente el terreno relacional actual a medida que va
cambiando con el tiempo. Una señal de importancia crítica sobre el terreno relacional consta
del sentimiento del terapeuta sobre el grado de contacto interpersonal o compromiso con el
paciente. Los terapeutas deben calibrar cómo de relacionados, conectados o desconectados
se están sintiendo con el paciente en todo momento. Los momentos de desconectividad
facilitan a los terapeutas información importante sobre lo que está teniendo lugar en el
presente. El sentimiento de desconexión o de falta de relación por parte del paciente puede
surgir de diferentes fuentes. Una fuente es cuando los pacientes están en un momento sin
contacto con su propia experiencia interna. En la medida en que los pacientes están en
contacto con su propia experiencia interna en el momento presente y por lo tanto en relación
consigo mismos, es más probable que el terapeuta pueda sentirse relacionado y
comprometido con el paciente. La relación surge del compromiso afectivo entre terapeuta y
paciente. Podrá haber también cambios momentáneos en la relación o periodos de falta de
relación resultantes del retraimiento o evitación del paciente sobre algún aspecto de la
relación con el terapeuta.

Explorando la Experiencia del Paciente


Al rastrear la experiencia del paciente, el terapeuta debería prestar especial atención no sólo
a los estados emocionales experienciales sobresalientes del paciente, sino también a las
transiciones en la experiencia del paciente, los hilvanajes entre un estado del self y otro.
Éstas pueden reflejar importantes procesos subyacentes que deberían ser explorados y
clarificados. A menudo, estas transiciones indican una evitación o una operación defensiva
contra una experiencia. Y a menudo, los terapeutas se hallan a sí mismos perdiendo el
393
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

contacto con el paciente como resultado de este movimiento con el que se alejan. La tarea
es ayudar al paciente a ser consciente de evitar o defenderse contra esa experiencia,
incluyendo las razones y maneras que le han llevado a hacerlo. Diferentes intervenciones
pueden ser útiles en lo que respecta a esto, desde una interpretación psicoanalítica
tradicional de la defensa a intervenciones dirigidas a lo consciente que son más
experienciales por naturaleza. Al dirigir la atención del paciente hacia las operaciones
evitativas y explorar sus implicaciones, la evitación se convierte en no automática y
subjetiva al control intencional. Es clave en tales exploraciones que haya una colaboración
entre paciente y terapeuta en un intento continuo por clarificar y articular la experiencia del
paciente.

Explorando la Propia Experiencia


Al mismo tiempo en que los terapeutas rastrean la experiencia del paciente, deben rastrear
sus propias experiencias internas también. Aquí, es fundamental ir más allá de simplemente
identificar un sentimiento como tristeza o enfado a un nivel somático más burdo e intentar
expresar la naturaleza de la propia experiencia interna de forma más diferenciada. Este
proceso implica un movimiento hacia atrás y hacia delante entre el nivel de sentimientos
basados en la experiencia sentida corporalmente y una elaboración conceptual de esos
sentimientos. Esto es paralelo a la tarea a la que invitamos al paciente a abordar. Uno de los
grandes desafíos para los terapeutas es resistirse a la tentación de aferrarse a
concepciones preestablecidas de lo que está teniendo lugar con sus pacientes, de
enfrentarse con su propia ansiedad de una interacción compleja, ambigua y amenazadora
buscando la seguridad de una teoría impuesta sobre algún aspecto de la interacción
terapéutica. Más bien, los terapeutas deberían intentar establecer un diálogo continuo entre
lo que están experimentando ellos y lo que están conceptualizando sobre su interacción con
el paciente. Uno de los obstáculos es que nos hemos armado en nuestra formación con un
portentoso arsenal de conceptos teóricos que irónicamente podemos utilizar para evitar
escuchar a nuestros corazones. Aunque los terapeutas a menudo reconocen la importancia
de explorar y llegar a ser conscientes de sus propios sentimientos, en la práctica puede ser
extremadamente difícil, especialmente cuando los sentimientos del terapeuta son
amenazantes.

Oscilando entre la Experiencia del Self y del Otro


Los terapeutas siempre están dirigiendo su atención hacia atrás y hacia delante o alternando
su atención entre la experiencia interna del paciente y su propia experiencia interna. Uno de
los primeros puntos de orientación para los terapeutas es su experiencia de contacto con la
experiencia interna del paciente. Así, la propia experiencia interna del terapeuta sirve con
una brújula emocional con la cual calibrar el grado de relación íntima o contacto empático.
Mientras que los terapeutas estén experimentando contacto empático con la experiencia
interna del paciente, estarán automáticamente proporcionando el tipo de ambiente
terapéutico en el cual el paciente necesita crecer. Todas las intervenciones fluirán
naturalmente en este sentimiento de contacto empático. Durante el transcurso de cualquier
sesión, no obstante, es frecuente que la experiencia del terapeuta de contacto empático con
la experiencia interna del paciente fluctúe, experimentando el terapeuta cambios continuos
en el grado de contacto con la experiencia interna del paciente. Cuando el terapeuta
experimenta una falta de contacto con la experiencia interna del paciente, la tarea es

394
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

restablecer ese sentimiento de contacto. Esto puede conseguirse de diferentes maneras,


pero antes, los terapeutas deben darse cuenta de que han perdido el contacto.

Participar y Desengancharse de los Enactments


El curso de la terapia supone invariablemente un continuo proceso de participar en y
desengancharse de los enacments. Estar “atrapado” dentro de un enactment es una parte
inevitable del proceso terapéutico. Es importante que los terapeutas reconozcan y acepten
el hecho de que atravesarán largos periodos de estar “metidos” sin ser conscientes de ello y
que también pasarán por largos periodos de sentirse atrapados. Durante estos extensos
impasses terapéuticos, es fundamental que el terapeuta cultive un sentimiento de
reconocimiento y aceptación del “atrapamiento”. Puede que el terapeuta quiera hablarle
explícitamente al paciente sobre el hecho de que ambos se sienten atrapados, reconociendo
de este modo la mutualidad de su experiencia. La experiencia de atrapamiento se convierte
entonces en una experiencia compartida más que en algo que les separe. El terapeuta
debería tener fe en el proceso y transmitir un sentimiento de su fe al paciente. Hay veces en
las que los terapeutas se sienten atrapados o en un callejón sin salida, y todo lo que pueden
hacer es esperar. Durante estos momentos, si uno puede cultivar un sentimiento de apertura
o de atención relajada, puede estar abierto a nuevas posibilidades a medida que van
surgiendo. Lo que es crítico aquí es ser capaz de ver cada momento de forma novedosa,
más que como una repetición de un momento anterior. La experiencia de atrapamiento es
inevitable, pero lo que mantiene esta experiencia es la inhabilidad de distinguir entre pasado
y presente. Lo que impide al terapeuta avanzar a través de la experiencia de atrapamiento
es el temor a que nunca termine. Este miedo interfiere con la habilidad del terapeuta de
dejarse llevar y relajarse en el atrapamiento y estar abierto a nuevas posibilidades que
puedan surgir de la experiencia de vacío y futilidad. Los terapeutas necesitan entender que
siempre están inmersos en alguna matriz relacional con su paciente y que están enfrentados
con la interminable tarea de desengancharse de uno y engancharse en otro con ningún otro
lugar al que poder ir (Stern, 1997). La comprensión del terapeuta de lo que está sucediendo
sólo puede ser parcial en el mejor de los casos.

Acercándose al Final
El final del tratamiento evoca naturalmente ciertos temas, a los que nos dirigiremos ahora.
Con cada paciente, queda planteado un desafío para los terapeutas que no es muy diferente
de aquellos enfrentados al trabajar a través de las rupturas con un paciente determinado
durante todo el curso de la terapia (aunque quizás más intenso). Por lo tanto, el proceso de
terminación está considerado como la resolución de la ruptura de alianza definitiva.

Separación y Pérdida
La terminación obviamente supone separación y pérdida, y por lo tanto puede evocar
tristeza así como tensión entre las necesidades de individualización y relación. Como Otto
Rank (1945) sugería, el proceso de individuación es inherentemente culpa produciendo y
cargada de ansiedad porque amenaza la relación. Paradójicamente, no obstante, la
verdadera individuación y relación son dependientes la una de la otra. Como teóricos como
Margaret Mahler (Mahler, Pine, & Bergman, 1975) y John Bowlby (1973) han sugerido, los
niños requieren un sentido de seguridad en la relación con el cuidador antes de que puedan
395
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

abordar en el tipo de conducta necesaria para facilitar la individuación. A la inversa, uno no


puede mantener una forma madura de relación con los otros hasta que ha desarrollado un
sentido de uno mismo como individuo. Este es un tema crítico que terapeuta y paciente
deben negociar a medida que el tratamiento llega a su fin.

Aceptación
El problema de la confianza es que se encuentra en la esencia del proceso de cambio
humano (ver Safran & Murran, 2000, para más debate y literatura relevante). En algún nivel
fundamental, uno tiene que tener alguna esperanza de que tiene la habilidad de cambiar y
de que el curador tiene la habilidad de ayudar a que uno cambie. En el final del análisis, los
terapeutas necesitan tener tolerancia para con su propia impotencia como ayudadores y su
propia inhabilidad para solucionar los problemas de los pacientes por ellos mismos o
eliminar su sufrimiento. Es inevitable que los pacientes quieran lo imposible de sus
terapeutas. Querrán que transformen sus vidas. Los terapeutas que tengan dificultades para
aceptar sus propias limitaciones y para ser suficientemente buenos como ayudantes
responderán defensivamente ante las demandas imposibles de los pacientes. Es por lo tanto
esencial para los terapeutas conformarse con el hecho de que al final, hay una cantidad
limitada de lo que un ser humano puede hacer por otro. No importa cómo de hondamente
empático sea el terapeuta, cuando la sesión se termina, el paciente se va a casa y el
terapeuta sigue con su propia vida. El reconocimiento de esta limitación llega a ser
particularmente agudo cuando nos enfrentamos al fin del tratamiento. Esta comprensión, no
obstante, no debe ser transformada en soberbia indiferencia, sino más bien en genuina
compasión por un ser humano que experimenta el dolor de la vida por el prójimo.

Estar sólo
En la vida, todos debemos negociar inevitablemente el hecho de que por la propia
naturaleza de nuestra existencia estamos paradójicamente solos y a pesar de todo en el
mundo con otros. Estamos solos a un nivel básico en el que hemos nacidos solos y
finalmente moriremos solos. Muchas de nuestras experiencias más privadas nunca serán
compartidas con otros. Al mismo tiempo, estamos ineludiblemente unidos a otros. Nacemos
en relación con otros y alcanzamos un sentido del self sólo en la relación con otros. Como
seres humanos, pasamos nuestras vidas negociando la paradoja de nuestra simultánea
soledad y unión. Comenzamos nuestras vidas intentando permanecer próximos a figuras de
apego, y la búsqueda de relación interpersonal continúa motivando nuestro comportamiento
a lo largo de toda una vida. No importa cuánto nos esforcemos, no podemos, excepto por
periodos breves, conseguir el tipo de unión con los otros que nos permita escapar de
nuestra soledad. Este tema puede quedar también destacado a medida que el paciente se
enfrenta al final del tratamiento y de la relación terapéutica. La tarea crítica para el terapeuta
es ayudar al paciente a trabajar a través de esta desilusión de forma constructiva. Esto
supone llegar a aceptar las necesidades y deseos propios como válidos y legítimos,
mientras que al mismo tiempo hay que vivir con el dolor de reconocer que nunca serán
satisfechos en un sentido absoluto (Safran y Muran, 2000).

Conclusiones
La creciente popularidad de la psicoterapia breve ha sido uno de los avances más
396
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

importantes en el terreno de la salud mental en los últimos años. Aunque hay considerables
pruebas de la eficacia de diferentes formas de terapia breve (Warren & Messer, 1995), es
importante no exagerar sus beneficios. En una valiosa reseña de literatura, Westen &
Morrison (2001) demostraron que cuanto más rigurosos los criterios que se utilizan para
definir lo que constituye un buen resultado, los tratamientos breves no son ni de lejos tan
provechosos como sus defensores reivindican. Es por lo tanto importante no ver a la terapia
breve como un ejemplo de optimismo ingenuo en el cual se ve al tratamiento como
alternativa a todos los problemas, o en el cual la complejidad de la experiencia humana y de
la naturaleza profunda e intratable de muchos tipos de sufrimiento humanos son negados.
De hecho, desde nuestra perspectiva, uno de los factores más importantes a la hora de
conducir tratamientos a corto plazo incluye reconocer la dificultad del proceso de cambio
humano y la imposibilidad de encontrar soluciones sencillas y definitivas a los problemas de
las personas, a la vez que se mantiene una actitud esperanzadora y realista acerca de la
posibilidad de cambio significativo tomando el cambio dentro del marco de trabajo de corto
plazo. En nuestra experiencia, el TRB puede proporcionar un marco de trabajo que permita
a los clínicos de orientación psicoanalítica una forma de experimentar con un marco de
trabajo de tratamiento a corto plazo sin violar el sentido de misterio, complejidad,
ambigüedad y profundidad que la mayoría de nosotros entiende como central en el trabajo
psicoanalítico.

REFERENCIAS
Aron, L. (1996). A meeting of minds: Mutuality in psychoanalysis. Hillsdale, NJ: Analytic Press.
Benjamin, J. (1990). An outline of intersubjectivity: The development of recognition. Psychoanalytic
Psychology, 7, 33-46.
Bion, W. R. (1967). Notes on memory and desire. Psychoanalytic Forum, 2(3), 271-280.
Bordin, E. (1979). The generalizability of the psychoanalytic concept of the working alliance.
Psychotherapy: Theory, Research and Practice, 16, 252-260.
Bowlby, J. (1973). Attachment and loss. Volume II: Separation: Anxiety, and anger. New York: Basic
Books.
Gaston, L. (1990). The concept of the alliance and its role in psychotherapy: Theoretical and empirical
considerations. Psychotherapy: Theory, Research, and Practice, 27, 143-153.
Hartley, D. E. (1985). Research on the therapeutic alliance in psychotherapy. In R. Hales & A. Frances
(Eds.). Psychiatry update (pp. 532-549). American Psychiatric Association Annual Review, Vol.4.
Washington, DC: American Psychiatric Press.
Hoffman, I. Z. (1998). Ritual and spontaneity in the psychoanalytic process: A dialectical-constructivist
view. Hillsdale, NJ: Analytic Press.
Horvath, A. O. & Symonds, B. D. (1991). Relation between working alliance and outcome in
psychotherapy: A meta-analysis. Journal of Counseling Psychology, 38, 139-149.
Mahler, M. S., Pine, F., & Bergman, A. (1975). The psychological birth of the human infant: Symbiosis
and individuation. New York: Basic Books.
Mitchell, S. A. (1993). Hope and dread in psychoanalysis. New York: Basic Books.
Mitchell, S., & Aron, L. (1999). Relational psychoanalysis: The emergence of a tradition. Hillsdale, NJ:
Analytic Press.
Muran, J. C., Safran, J. D., Samstag, L., & Winston, A. (2005). Evaluating an alliance- focused
intervention for personality disorders. Psychotherapy, 42, 532-545.
Pizer, S. A. (1998). Building bridges: The negotiation of paradox in psychoanalysis. Hillsdale, NJ:
Analytic Press.
Rank, O. (1945). Will therapy and truth and reality. New York: A. Knopf.
Rice, L. N., & Greenberg, L. S. (1984). Patterns of change. New York: Guilford Press.
Safran, J. D., Crocker, P., McMain, S., & Murray, P. (1990). Therapeutic alliance rupture as a therapy
event for empirical investigation. Psychotherapy: Theory, Research, and Practice, 27, 154-165.
397
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es
Vol. 4 (2) – Junio 2010; pp. 381-398
Jeremy D. Safran y Medea M. Elvy, Tratamiento psicoanalítico Relacional Breve

Safran, J. D., Muran, J. C., & Samstag, L. W. (1994). Resolving therapeutic alliance ruptures: A task
analytic investigation. In A. O. Horvath & L. S. Greenberg (Eds.), The working alliance: Theory,
research, and practice (pp. 225-255). New York: Wiley.
Safran, J. D., & Muran, J. C. (1995). Resolving therapeutic alliance ruptures: Diversity and integration.
In Session: Psychotherapy in Practice, 1, 81-82.
Safran, J. D., & Muran, J. C. (1996). The resolution of ruptures in the therapeutic alliance. Journal of
Consulting and Clinical Psychology, 64, 447-458.
Safran, J. D., & Muran, J. C. (Eds.) (1998). The therapeutic alliance in brief psychotherapy.
Washington, DC: American Psychological Association.
Safran, J. D. Faith, despair, will and the paradox of acceptance. Contemporary Psychoanalysis. 35(1),
5-23.
Safran, J. D., & Muran, J. C. (2000). Negotiating the therapeutic alliance: A relational treatment guide.
New York: Guilford Press. Spanish edition, 2005, Madrid: Desclee De Brouwer
Safran, J. D. (2002). Brief relational psychoanalytic treatment. Psychoanalytic Dialogues, 12. 171-
196.
Safran, J. D., Muran, J. C., Wallner Samstag, L., & Stevens, C. (2002). Repairing therapeutic alliance
ruptures (pp.235-254). In J. C. Norcross (Ed.). A guide to psychotherapy relationships that work:
Effective elements of the therapy relationship. New York: Oxford.
Safran, J. D. (2003). The relational turn, the therapeutic alliance and psychotherapy research: Strange
bedfellows or postmodern marriage? Contemporary Psychoanalysis, 39, 449-475.
Safran, J. D., Muran, J. C., Samstag, L., & Winston, A. (2005). Evaluating an alliance focused
treatment for potential treatment failures. Psychotherapy, 42, 512-531.
Safran, J. D., & Ruiz-Cordell, K. (2006). Alliance ruptures: Theory, research and practice (pp. 273-
287). In S. Hofmann & J. Weinberger (Eds.), The art and science of psychotherapy. New York:
Brunner Routledge.
Safran, J. D., & Reading, R. (2008). Mindfulness, metacommunication and affect regulation in
psychoanalytic treatment (pp. 122-139). In Steven. Hick & Thomas. Bien (Eds.), Mindfulness and
the therapeutic relationship. New York: Guildford.
Stern, D. B. (1997). Unformulated experience. Hillsdale, NJ: Analytic Press.
Warren, S. C., & Messer, S. B. (1995). Models of brief psychodynamic therapy: A comparative
approach. New York: Guildford.
Westen, D., & Morrison, K. (2001). A multi-dimensional meta-analysis of treatments for depression,
panic and generalized anxiety disorder: An empirical examination of the status of empirically
supported therapies. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 69 (6), 875-899.

Original recibido con fecha: 30/6/2008 Revisado: 24/4/2010 Aceptado para publicación: 30/5/2010

NOTAS

1
Véase en este mismo número la entrevista a Jeremy D. Safran realizada por Raúl Naranjo.
2
N. de T.: La expresión utilizada es “disembedding”, que puede ser traducida como desenganche, desanclaje,
desatrapamiento.
3
N. de T.: La expresión utilizada es “presentness”.

398
© Derechos reservados/Copyright de Clínica e investigación Relacional y los autores. Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización expresa. Este material es para uso científico y profesional exclusivamente y puede contener información clínica
sensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos y
autorizaciones a ceir@psicoterapiarelacional.es

También podría gustarte