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Terapia breve
orientada a la solucién,
con adolescentes dificiles
MATTHEW D. SELEKMAN

El método de la terapia breve orientada a la solucién fue desa-


rrollado por William H. O'Hanlon y Michele Weiner-Davis (O’Han-
lon, 1987; O’Hanlon y Weiner-Davis, 1989; Weiner-Davis, 1992). El
modelo se basa fundamentalmente en las ideas terapéuticas del bri-
llante hipnotista Milton H. Erickson (Erickson, 1954, 1964; Erick-
son y Rossi, 1983; Erickson, Rossi y Rossi, 1976; Rosen, 1982); el
método de la terapia breve centrada en la solucién, creado por Ste-
ve de Shazer y sus colegas (de Shazer, 1982, 1984, 1985, 1988, 1991;
de Shazer y otros, 1986; Gingerich y De Shazer, 1991; Gingerich, De
Shazer y Weiner-Davis, 1987; Lipchik, 1988; Lipchik y de Shazer,
1986; Weiner-Davis, de Shazer y Gingerich, 1987); y el método de la
terapia breve centrada en el problema, de los teéricos del Mental
Research Institute (Fisch, Weakland, y Segal, 1982; Watzlawick,
Weakland, y Fisch, 1974).
Sin embargo, en la bibliografia sobre terapia breve y terapia fami-
lia hay muy pocos trabajos sobre el uso del método de la terapia bre-
ve orientada hacia la solucién cuando se trabaja con poblaciones de
adolescentes dificiles (Berg y Gallagher, 1991; Selekman, 1989, 1991;
Todd y Selekman, 1991). Para muchos terapeutas es una pesadilla
tratar a adolescentes que presentan problemas tan «dificiles» como
trastornos de la alimentacién, consumo de drogas, depresién y com-
portamiento delictivo. Cuando asesoro a terapeutas que relatan ex-
. — periencias escalofriantes con adolescentes, «atascados», los comenta-

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rios que escucho con mayor frecuencia son los siguientes: el adoles-
cente es «resistente»; la familia es «excesivamente apegada» o «de-
sapegada» o «caética»; el padre «se niega a asistir a las sesiones»;
«para resolver el problema serán necesarias» soluciones drasticas y
complejas; el adolescente «necesitara una terapia de largo plazo»;
y por último, «No sé qué hacer con esta familia».
_ En este capitulo presento mi versién ampliada del modelo de tera-
pia breve orientada hacia la solucién. Por razones de brevedad ex-
pondré rdpidamente siete útiles supuestos tedricos, algunas de las
principales tareas terapéuticas y mis motivos fundamentales para
ampliar el modelo, con el fin de facilitar el trabajo con adolescentes di-
ficiles. Luego presentaré el caso de un joven delincuente de 16 aúos.

Supuestos tedricos orientados a la solucién

i Los siguientes siete supuestos tedricos son sumamente pragmá-


ticos y ofrecen a los terapeutas una nueva lente a través de la cual
contemplar el caso del adolescente difícil. Estos supuestos permiten
abordar los problemas del adolescente y la terapia breve desde la
perspedel
ctibienest
vaar.
El concepto de resistencia no es útil
El concepto de «resistencia», usado tradicionalmente en psicoterapia,
ha sido una desventaja y un obstáculo para los terapeutas (De Sha-
zer, 1984). Implica que el cliente no quiere cambiar y que el terapeu-
ta está separado del sistema de los clientes. De Shazer (1982, 1984)
ha sostenido convincentemente que los terapeutas deben abordarel
caso de cada nuevo cliente desde una posiciónde cooperación,.en
vez
depens
en ar
términos de resistencia, poder-y control. Según De Sha-
zer (1982), «cada familia intenta a su manera cooperar y, por lo tan-
to, la tarea del terapeuta consiste primero en describir para si esa
peculiar manera y luego en cooperar con la modalidad de la familia,
promoviendo así el cambio» (pp. 9-10).
Como Columbo, el detective de la serie televisiva, debemos escu-
char y observar cuidadosamente en busca de las claves que nos ayu-
den a identificar el patrón de respuesta colaborativa propio de nues-
tro cliente. Esas claves incluyen las diversas maneras que tienen los
familiares de responder a nuestras preguntas y de cumplir las ta-
reas terapéuticas entre sesiones. Por ejemplo, si una madre es pesi-
mista acerca de la posibilidad de que su descontrolg.da hija cambie,
el terapeuta puede probar con la «pregunta por el milagro» en vez de
seguir haciendo «más de lo mismo» (Watzlawick y otros, 1974) y for-
eguntas o rientadas& a la excep
ey
cion. Y si eso no tii ‘
muâsp;uede imitar la actitud pesimista de lé; madre preg\m&nd&.
<t<?gémo es posible que las cosas no iónempeoren:y. Hay también Otray
ê la cooperacion terapeuta-cliente:
0 i el uso del
de favorecer
f;ª;?: ylas creencias clave del cliente, 1&_1 asignación de AUevos ré-
tulos positivos & comportamientos negativos, la normah?.amón, el
humor, los elogios y hasta los vítores (De Shazer, 1988; O'Hanlon y
Weiner-Davis, 1989)

El cambio es inevitable A i
El cambio es un proceso continuo. Las familias que tratamos están
en un estado constante de flujo evolutivo. Si usted espera que se
produzea el cambio en sus clientes adolescentes, su expectauv'a F
influirá sobre los comportamientos de sus clientes. Una de las pri- .
meras cosas que hago en la entrevista inicial con un adolescente es
tratar de transmitirle a la familia la idea de que lo que está en dis- .
cusién no es si el cambio se producird, sino cudndo habrá
de produ- &
cirse. Gingerich y sus colegas (1987) han demostrado que existe una
relacidn directa entre el hecho de que el terapeuta entable con sus
clientes una «conversacién sobre el cambio» y los resultados positi-
vos del tratamiento. Esto se pone de manifiesto en el seguimiento.
Los terapeutas que practican la «concersacién sobreel cambio» usan
un lenguaje de presuposiciones, que da por sentadas ciertas cosas
positivas; y dedican la mayor parte de la sesion a indagar en los
clientes lo que funciona positivamente, a amplificar la excepcién y
hasta a hacerles imaginar soluciones hipotéticas.

Sólo es necesario un cambio pequerio


Erickson creia que en el sistema del cliente los cambios pequefios po- "
dian crecer como una bola de nieve hasta convertirse en grandes cam-
bios (Gordon y Meyers-Anderson, 1981). Por lo general, cuandolos pa-
dres llevan 2 sus hijos adolescentes a terapia tienen una larga lista de
comportamientos que desaprueban y querrian ver modificados. En-
tonces el terapeuta tiene que negociar un problema resoluble. Es
imposible cambiar la falta de respeto a los horarios para volver a casa
de noche, el desafio a las reglas parentales y la haraganeria, todo al
mismo tiempo. En presencia de este escenario es preciso preguntarles
a los padres: «;Cudl de estas dificultades querrian ustedes cambiar
primero?; «;Cémo sabran que el problema estd resuelto?™; y «;Qué
les pareceria un pequefio signo de progreso en la proxima semana?.
Los objetivos del tratamiento deben ser limitados, concretos y realis-
tasSi se alienta a los clientes a valorar los cambios minimos es más
‘probable que esperen producir cambios mayores.

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Los clientes tienen la fortalezq
y los recursos necesarios Par
a cambiar

mo consultores expertos y ademés involu-


Cro a sus pares en el proceso del tratamiento. Por ejemplo, para sus-
mta.r Un Juclo experto en un cliente adolescente, puedo hacerle la
51gmen'te pregunta: «Si yo tuviera que trabajar con una adolescente
como tá, ;qué consejo me darias como consultor para ayudarla a sa-
lir de la situacién®. Trabajando con adolescentes dificiles descubri
que }as respuestas a esta pregunta de final abierto suelen allanar el
camino para entablar relaciones terapéuticas cooperativas con la
gente joven.

Los problemas son intentos infructuosos


de resolver dificultades
En muchas situaciones clinicas, es precisamente el intento de solu-
cién de la familia el que mantiene el problema (Fisch y otros, 1982;
Watzlawick y otros, 1974). Los miembros de la familia están atasca-
dos, ven de una sola manera al cliente identificado y reiteran una y
otrz vez las mismas interacciones repetitivas. Por ejemplo, mien-
tras más los padres superresponsables se enfrenten con su irres-
ponsable y descontrolada hija, con más irresponsabilidad se com-
portará ella. Además de prestar atencion a las cosas que hacen los
padres que s6lo son «mas de lo mismo», los terapeutas deben tomar
conciencia de que tal vez ellos también hacen algo que no funciona,
en relacién con la familia. En los casos de adolescentes que han te-
nido múltiples experiencias de tratamiento es imprescindible que el
terapeuta explore junto con la familia lo que les gusté o les desagra-
dó en los terapeutas anteriores, a fin de no cometer los mismos erro-
res terapéuticos.

No es necesario saber demasiado sobre el problema


9 para resolverlo
— — Porlo general en la pauta del problema de cada cliente hay excep-
— ciones, es decir, situaciones en las que el problema no se: presenta
(De Shazer, 1985). Estas excepciones o pautas de comportamiento y
pensamiento no problemdticos pueden ser utilizadas por el terapeu-
ta como bloques para co-construir soluciones con las familias. Wei-
ner-Davis y sus colegas (1987) han demostrado que con frecuencia
los clientes dan importantes pasos hacia la resolucién de sus difi-
cultades en el lapso que media entre su llamada telefénica 2 la cli-
nica y la primera sesién. Cuando el cliente estuvo en una lista de
espera o transcurrié un periodo considerable entre la llamada a la
clínica y la primera sesión, suele ser conveniente iniciar la entrevis-
ta con la siguiente pregunta: «;De modo que las cosas andan me-
jorm. Esa pregunta transmite a los clientes la idea de que el tera-
peuta cree que ellos tienen la fortaleza y los recursos necesarios
para cambiar, y además da por sentado que ya se han producido al-
gunos cambios. Y tal idea puede poner en marcha una profecia que
se autorrealiza.

Muiltiples perspectivas
Hay muchas maneras de ver una situacién, y ninguna es mas «co-
rrecta» que las demás. Para cada acontecimiento que se produce en
el mundo hay por lo menos dos o més explicaciones. Bateson (1980)
se refirió a esta forma de descripcién como «comparacién doble o
multiple» (p. 97). Para la realidad no hay explicaciones definitivas.
Como miembros del nuevo sistema de observacién terapeuta-fami-
liz, basaremos nuestras interpretaciones del problema familiar que
nos ocupa en nuestros propios mapas teéricos y en nuestras expe-
riencias personales en el mundo (Efran y Lukens, 1988; Maturana y
Varela, 1987; Varela, 1979; Von Foerster, 1981). En la escena tera-
péutica, las interpretaciones de la dificultad famimilar que el tera-
peuta elabora deben ser percibidas como ajustadas al sistema de
creencias de la familia o por lo menos como aceptables para ese sis-
sac

tema. Como existe una relacién recursiva entre significado y com-


portamiento, los cambios en las creencias de los familiares acerca de
-.

Ja situacién problemética pueden modificar aquellos de sus compor-


tamientos que tienden a mantener el problema.

Intervenciones orientadas a la solucion

De Shazer y sus colegas (De Shazer, 1985, 1988, 1991; Gingerich


y De Shazer, 1991; Lipchik y De Shazer, 1986; Weiner-Davis y
otros, 1987) han elaborado un conjunto de categorias de pregunta s
péuticas y de intervenciones del tipo «llave maestra» que pue-
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den interrumpir las pautas de interaccién que contribuyen a man-
tener el problema, cambiar las creencias familiares anticuadas y
amplificar más las pautas de comportamiento basadas en la excep-
ción que ya existan. La discusién exhaustiva de las más importan-
tes preguntas y tareas terapéuticas orientadas hacia la solucién ex-
ceden los limites de este capituio. Por lo tanto, presentaré sélo
algunas de las categorias de preguntas y de las intervenciones del
tipo «llave maestra» que reconoci como más útiles durante mi tra-
bajo clinico con adolescentes dificiles.

La entrevista sistémica deliberada


I..os terapeutas orientados hacia la solucién formulan preguntas de-
hl?eradas y luego evalian las pautas de respuesta colaborativa del
cliente y adaptan sus preguntas a esas pautas (de Shazer, 1988,
1991; Lipchik, 1988; Lipchik y de Shazer, 1986; O’Hanlon y Weiner-
Davis, 1989). Por ejemplo, si el terapeuta usa preguntas orientadas
a la excepción y eso genera en el cliente un importante material so-
bre las excepciones, será conveniente que continúe en esa línea de
interrogatorio y que gradualmente impulse al cliente hacia el futu-
ro por medio de preguntas presuposicionales (O'Hanlon y Weiner-
Davis, 1989). Las preguntas presuposicionales son poderosos ins-
trumentos de intervención para sondear qué resultado tiene el
cliente como objetivo, para transmitir la inevitabilidad del cambio,
y para co-crear una realidad futura libre de problemas. En las pri-
meras entrevistas me gusta hacerles a las familias las siguientes
preguntas presuposicionales: «Si usted me mostrara una videocinta
sobre cómo estarán las cosas en esta familia cuando el problema se
resuelva, ;qué veriamos que ha cambiado?» y también «;Qué será
diferente?». La «pregunta por el milagro» (De Shazer, 1988, 1991),
basada en la intervención «con pseudoorientación temporal» de
Erickson (1954), produce resultados similares a los que se obtienen
con las preguntas presuposicionales. Se le formula a la familia la si-
guiente pregunta: «Supongamos que ustedes cuatro se van a casa y
por la noche, mientras duermen, sucede un milagro y su problema
se resuelve. (Por qué a la mafiana siguiente ustedes podrán asegu-
rar que se ha producido un milagro?». El terapeuta debe favorecer
en cada miembro de la familia un aumento de las posibilidades de
cambios que se producirán debido al milagro y de las diferencias que
las otras personas significativas advertirdn en él.
.as preguntas de escala (De Shazer, 1985, 1991) son útiles para
una medicién cuantitativa del problema de la familia antes
y en el momento de iniciarse este, como también del
familiares quisieran estar en el plazo de yna sema-
ramienta para &.
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pre: guntas es una valiosa her
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i la primera sesion
Tur ea fo rm alrm iz
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iz ad ae de la pri mer ses ióm (De Shazer, 1985; De
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La «tarea fo De Shazer y
986) fue disefiada originalmente por
col abo rad ore s, par a cli ent es que de:
acul1’ 1de n a la terapia con a ma.les-
susl
e b
vag os. Al fin ali zar la pri mer a ent revista se les da la siguiente
tares
que nos encontremos,
directiva: «Desde ahora hasta la proxima vez
de_scríbírmel_o, qué
quisiera que observaran, de modo que puedan endo»
sucedi
sucede én su familia que ustedes querrian que siguiera vez
(De Shazer, 1985, p. 137). Después de indicar esta tarea, rara ta-
tuve una segunda sesión sin por lo menos dos excepciones presen
das por un cliente.

Tareas de observación
Las tareas de observacion (De Shazer, 1988; O’Hanlon y Weiner-Da-
vis, 1989) son particularmente útiles con padres sobreprotectores y
sumamente reactivos. Se puede instruir a los padres para que du-
rante una semana observen atentamente el comportamiento de sus
hijos adolescentes con el objetivo de detectar pautas o alentar todo
signo de progreso, a fin de que puedan ayudar mejor al terapeuta en
su intento de comprender ese comportamiento. El mero acto de ha-
cer que los padres se distancien de sus hijos adolescentes y estudien
su comportamiento puede producir una diferencia o cambio. Asimis-
mo, cambiardn también las percepciones originales de los padres -
acerca de sus hijos. Yo uso esta tarea con familias para ayudarles a
ampliar sus pautas de comportamiento de excepcién y para incitar-
las a llevar registro de los cambios. :

La tarea de hacer algo diferente


La siguiente tarea centrada en la solución también es útil con pa-
dres sobreprotectores o sumamente reactivos.Yo les explico a los pa-
dres que su hijo o hija conocen su comportamiento, y pueden prever
cada uno de sus movimientos. Después de esta breve argumentación
para demostrarles que deben ser menos predecibles, les doy la si-
guiente directiva: «Desde ahora hasta nuestra próxima reunión,
quisiera que cada uno de ustedes hiciera algo diferente, por extraiio,
raro o estrafalario que pueda parecer» (De Shazer, 1985, p. 123). En
respuesta a esta instruccién me ha sucedido que algunos padres
acudan a la siguiente sesién con algunas de las estrategias parenta-
es más creativas y estrafalarias que he visto.
93
Ampliar el modelo orientad
o a la solucién
o â::lz;osãâzãõlos( CI)n,âdelos terapéuti
cos, la terapia breve orientada
i i n anlon y Wemer-Davis, 1989) tiene sus
se trata con familias muy atrincherada limita-
lescentes que
s y con ado-
I i1 han : sido castigad
1 gadosos p por múlt
múltiiples interven
rvenci
ciones del
o) tituciones. Por ot: art la
bibliografia sobre terapipia
breve hay muy po il i SBEA ot
que el terapeuta puede > hacer delel yoY y de.los
Pl T e
métodos de improvisa-
Que se usan para introducir informacién interesante en el sis-
tema del cliente, para reforzar los cambios y para interrumpir las
pautas de interaccién nocivas en el consutorio.

El terapeuta de la terapia breve


como un artista de la improvisacion
,‘ En mis sesiones de terapia todo es valido. iNo hay reglas! Yo me es-
| fuerzo por crear un clima terapéutico ameno y lleno de sorpresas,
- ] que puede incluir desde gestos amistosos informales hasta un gran
: despliegue de humor desprejuiciado. Cada nuevo caso con un ado-
— lescentees abordado con pasión, espontaneidad y una utilización
- humorística de ciertos elementos divertidos de la historia del clien-
v te. La creatividad del terapeuta sólo puede fluir libremente cuando
— — nosliberamos de nuestra preocupación por adherir religiosamente
a las reglas de nuestro modelo terapéutico y de nuestra necesidad
de ser técnicamente precisos (Selekman, en prensa).
Me gusta comparar mi estilo terapéutico con el estilo musical de
los saxofonistas de jazz Charlie Parker y Ornette Coleman. Parker
dijo en una ocasién: «La música es tu propia experiencia, tus pen-
samientos, tu inteligencia. Si no la vives, no brotard de tu instru-
mento» (Williams, 1939, p. 77). Coleman, uno de los padres del jazz
de vanguardia, describié asi su modo de tocar: «Un dia la música
será mucho más libre. El patrén de la melodia será olvidado, y la
melodia misma será su patrón, y ya no se verá obligada a adaptar-
se a lo convencional. La creación musical es tan natural como el
i ramos. Creo que la música es una actividad realmen-
disfrutarla de todas las maneras que te sea posi-

o Coleman eran fieles a sus intuiciones, no te-


negaban a someterse a las reglas de la teo-
al. Al permitirse tocar con total libertad, libe-
condena a quedar estancado en lo ya tan
rtas a cambios vertiginosos en sus ideas
se utilizaron a si mismos como agen-
tes de cambio de «segundo orden» (Watzlawick y otros, 1974). Los te-
rapeutas encontrardn que al utilizar los métodos de improvisacién
de Parker y Coleman serdn más creativos, se divertirdn más y co-
producirdn con los adolescentes y sus familias cambios significati-
vos como nunca antes (Selekman, en prensa).

Integracidn de ideas tomadas de Michael White


El terapeuta de familia australiano Michael White ha hecho mu-
chas contribuciones importantes al campo de la terapia familiar
(White, 1984, 1985, 1986, 1987, 1988; White y Epston, 1990). La
idea terapéutica más innovadora de White es la «externalizacién del
problema» (White y Epston, 1990). Con el uso cuidadoso del lengua-
je de los familiares y de sus creencias acerca del problema, el tera-
peuta redefine el problema como un tiranc externo objetivado que
oprime a la familia, incluyendo al cliente identificado. Por ejemplo,
si todos los familiares se refieren al problema diciendo que se trata
-de depresidn, el terapeuta puede formular las siguientes preguntas
externalizadoras: «;Cudnto tiempo hace que la depresién los estd
molestando a todos ustedes? y, dirigiéndose al cliente identificado:
«Cuando la depresién trata de arrebatarte lo mejor que tienes jqué
tipo de cosas hacen tus padres para ayudarte a enfrentarla?. Según
mi experiencia clinica con adolescentes suamamente atrincherados,
las familias sienten gran necesidad de hablar de su larga historia de
opresién por el problema y en general no responden bien a las pre-
guntas orientadas hacia la solucién (Selekman, en prensa; Todd y
Selekman, 1991). La externalizacién del problema puede ser una
opción terapéutica muy conveniente una vez que el terapeuta ha ago-
tado las posibilidades del método de la terapia breve orientada ha-
cia la solucién.
Hay otras dos categorias de preguntas terapéuticas muy útiles,
que fueron desarrolladas por White (1988): las dirigidas al «relato
único» y a la «redescripcién única». Estas preguntas incitan a los fa-
miliares a asignar nuevo significado a las excepciones que ellos re-
gistran en su situacién, Junto con las preguntas por la excepción
azer, 1988; O'Hanlon y Weiner-Davis, 1989), las vinculadas
ato único» y la «redescripcién única» amplifican aun más
epciones de los familiares acerca de ellos mismos y
, lo que hace que estas experiencias de excepción sean
ivas todos. He aqui algunos ejemplos de preguntas de
de «redescripción única»: «;Como se las arregló us-
importante paso para revertir las cosas?»; «4Qué
ismo para prepararse para este gran paso?»;
erca de usted mismo que le importe mucho
95
saber?; «;De qué manera esta nueva imagen de usted mismo como
padre cambió su relacién con su hijo?.
A White y Epston (1990) les gusta celebrar las victorias de las fa-
milias sobre sus opresivos problemas dando fiestas y otorgando cer-
tificados y trofeos. Estos rituales de finalizacién de terapia autori-
2an a la familia a seguir buscando un nuevo rumbo en su vida. En
mi trabajo clinico con adolescentes dificiles yo he descubierto que los
rituales de fin de terapia como dar fiestas y otorgar certificados sue-
len complementar muy bienel método de la terapia breve orientada
hacia la solucién positiva (Selekman, en prensa).

El terapeuta de la terapia breve como colaborador


en grandes instituciones
Poco es 1o que existe en la bibliografia de terapia breve sobre cómo
trabajar solidariamente con el personal asistencial de grandes ins-
tituciones. En muchos de mis casos de adolescentes dificiles hubo
miltiples agentes involucrados en el proceso, que representaban al
sistema de justicia, la escuela, los programas de rehabilitacién de la
drogadicción, el hospital psiquidtrico y, en algunos casos, el sistema
de proteccién de los menores. El terapeuta no debe limitarse a inte-
ractuar con la familia del adolescente, dando por sentado que los
cambios terapéuticos serán notados por el personal asistencial que
interviene, quienes forman parte del sistema del problema (Selek-
man, en prensa), que abarca a todos aquellos individuos involucra-
dos en la «identificacién» de un problema y la intencién de resolver-
lo (Goolishian y Anderson, 1981).
Siempre que me derivan un caso en el que trabajan activamen-
te multiples agentes asistenciales, prefiero realizar una evalua-
cién macrosistémica (Coppersmith, 1985; Selekman y Todd, 1991)
con la familia, a fin de averiguar a través de ellos qué individuos
constituyen el sistema del problema y deben ser incluidos en las
futuras reuniones de terapia. Una vez que los miembros clave del
sistema del problema han sido movilizados para asistir a las reu-
niones familiares de conjunto (que incluyen a los múltiples agen-

hian, Pulliam, y Winderman, 1986). Según mi ex-


las reuniones con multiples agentes asistencia-"
a. En el contexto de estas sesiones he asis-
icos realmente impactantes (Selekman, en

meter la asistencia de algunos de los


problema a las reuniongs menciona-
i
stumbro organizar i
citas por Sep arado con estos a,agenteg
ales en sus proropios 4mbitosG laborales, con el Rpropésito )
de
asistenciBes
448,79
escuchar sus preocupaciones y facilitar su colaboracién conmigg,
Con frecuencia los agentes asistenciales aprecian mucho el hecho de
. que yo dedique tiempo a encontrarme con ellos en su propio terreno,
coo-
un acto que por si solo suele favorecer una relacién de tr_abaJo
perativa. Para los terapeutas de la terapia bre_ve., çrab_a;ar solida-
riamente con el personal asistencial de grandes instituciones puede
ser una enriquecedora experiencia de aprendizaje; y en muchos ca-
sos el equipo de trabajo puede lograr que la terapia breve sea aun
más breve (Selekman, en prensa).

Ejemplo de caso
Randy, un joven de 16 afios con discapacidad de aprendizaje,
pasó un mes en un centro de detención juvenil, luego de lo cual el
tribunal le ordenó un afio de terapia de familia. Se le impuso el cum-
limiento de tareas comunitarias por los delitos de hurto en tiendas,
robo de bicicletas, posesión de marihuana y vagancia. En el hogar
Randy violaba frecuentemente las reglas establecidas por su madre
y no colaboraba con ninguna tarea de la casa. Los padres de Randy
se habian divorciado debido al alcoholismo del padre y su comporta-
miento violento. La madre, Mary, trabajaba como mecánica para
una compania de equipamiento para la construcción. Desde los pri-
meros aíos de la escuela primaria Randy habia sido ubicado en pro-'
gramas especiales para alumnos con discapacidad de aprendizaje.
Habia estado dos veces en tratamiento ambulatorio por problemas
de conducta.
Cuando leí el formulario de admisión me encontré con una buena
noticia: el gestor del caso, que había intervenido en el tema de la
probation, era un funcionario que yo estimaba especialmente. Bill
—asf se lamaba- tenia una licenciatura en psicologia y además ha-
bia hecho un afio de formacién en terapia familiar. Lo que más me
gustaba de Bill era su sensibilidad y su dedicacién para ayudar a los
adolescentes problemáticos a revertir las cosas. Crefa firmemente
en la eficacia de la terapia para los delincuentes y en la convenien-
cia de colaborar estrechamente con los terapeutas asignados & sus
casos.
La primere ista
En la ta estuvieron presentes Randy y su madre,
. : mado antes de la sesión para avisarme que
97
estaba demorado en ios tribunales y
no
Como en otros casos en los
riormente, Bill me dio carta
\ siera y para determinar con la fami
qui i
li a la frecuenciai -
siones. Ambos concordamos
vencion con el personal doce K% st

do con Bill,
.Después de entrar en contacto amigable con cada uno de los
miembros de la familia respecto de sus virtudes e intereses, inicié
la entrevista explorando qué cambios previos al tratamiento (Wei-
ner-Davis y otros, 1987) se habian producido después de la libera-
ción de Randy del centro de detencidn juvenil, lo que habia sucedido
dos semanas antes de nuestra sesién inicial. Como estoy convenci-
do de que todos los clientes tienen las virtudes y los recursos nece-
sarios para el cambio, confiaba en que la familia ya habria dado
algunos pasos importantes para mejorar su situacién problemaética.
En el comienzo de la entrevista Randy se habia referido al centro
de detencién juvenil llaméndolo el «juvi». A continuacién reproduz-
co una transcripcién de la primera entrevista entre Mary (M),
Randy (R) y yo (T):
T; Desde que Randy salié del juvi ;qué cosas han notado ustedes
que estdn mejor?
M: ;Todo ha sido estupendo! Ha estado yendo al colegio y obedece
mis instrucciones.Ya no fuma marihuana. Es como si fuera otra
persona. '
T: jFantástico! ;Cémo consiguió usted que él haga tantas cosas ex-
celentes? . é .
[Aquí inicio las congratulaciones, para hacer resaltar estas ex-
cepciones. Las p ' que empiezan con «;Cémo? son adecua-
es se congratulen por los muchos
das p m h 2 . n

M: Bu buscarlo al centro juvenil, que no


te disparate, y que de ahora en ade-
las con su padre al-
o se irá a vivir

mente? Déjeme ver sus


y y le palpo el brazo dere-
un ejemplo de mi estilo te-
rapéutico, que incluye la improvisacién. Mientras Mary me
contaba cómo se habia puesto más firme como madre, en mi
mente aparecié esta imagen de Popeye el marinero. Mis co-
mentlalrios y actos irdénicos sirven para fortalecer a la madre en
su rol.
: (Riéndose.) No me gusta la espinaca, pero me entreno bastante
en mi trabajo.
R

iEs un biceps impresionante! ;Se dedica a retorcer las maquinas


con las que trabaja?
: (Riéndose.) Créame que algunos dias me siento como si hubiera
1A R

estado retorciendo máquinas todo el dia.


R

Randy: ;Cómo fuiste capaz de hacer tantas cosas importantes


después de salir del «juvir?
Bueno... Me imagino que fue porque ese lugar no me gusté para
nada y alld tuve mucho tiempo para pensar.
(Qué clase de cosas pensaste en el «juvi» que te llevaron a deci-
dir: «Cuando salga de este lugar voy a cambiar todo»?
[Aqui utilizo una pregunta de «relato único» para hacer que
Randy adscriba significado a lo que preparó el terreno para que él
se trazara un nuevo rumbo en la vida despusés de salir del instituto
juvenil].
R: Bueno... Pensé que ese no es mi lugar. Ese lugar es muy loco,
hermano... todas las peleas y la lacra, las pandillas de violado-
res... Realmente me alegro de haber salido de alli.
T: ;Qué tipo de cosas te dijiste a ti mismo en el «juvi» que te hicie-
ron decidir: «Cuando salga voy a ser una persona diferenten?
{Decidi reformular mi pregunta de «relato único» previa, en la es-
i peranza de que Randy sería más específico sobre el cambio en sus
ideas con respecto a la nueva persona en la que queria convertirse
al salir del uvi».]
R: Bueno... Me dije: «Puedo proceder mejor para no terminar en lu-
gares cumo éste». «Tengo que dejar de fumar yerba». «Debo dejar
de faltar al colegio». «Tengo que escuchar a mi mama». Cosas asi
te das cuenta?
M: {Vaya! Parece q mente estuviste haciendo examen de con-

esta vez se esfuerza en serio.


muestra que esta vez se esfuerza en se-

aje de la madre para extraer mds ma-


engola «conversacién sobreel
vista.]
en la casa. Además, ya no lo veo
99
andar con esos muchachos de aspecto de drogadictos con los que
salia antes. Tampoco he encontrado radios o bicicletas escondi-
das en el sétano, como encontraba antes.
T: iExcelente! jEso es fantdstico! ;X con respecto a Randy ;qué hace
de diferente ahora, en comparacién con antes de que entrara en
el Guvin?
[Ademds de las congratulaciones para reforzar aun mas los
cambios de Randy y la conciencia que la madre tiene de ellos, tra-
to de marcar una distincién entre el antiguo estilo parental de la
madre y las cosas que ahora hace de otro modo y que le parece que
funcionan].
M: Bueno, lo vigilo y ya no retrocedo nunca más. Yo le he dicho que
estoy orgullosa de él en sus dias buenos, pero todavia hay dias
en que vuelve a ser perezoso... en que...
* T: ;Cémo se le ocurrieron todas estas buenas ideas?
[La mayoria de Jos terapeutas se sentirian tentados de indagar
acerca de los dias malos de Randy, cuando «vuelve a ser perezoso».
Pero yo creo que es más útil para la familia mantener el foco en lo
que funciona. Por eso formulo una pregunta del tipo «;Cémo...?,
para destacar la eficiencia de la madre y para que podamos volver a
nuestra conversacién «sobre el cambio».]
M: Bueno, yo creo que él responde mejor cuando no le dejo pasar
nada. Antes le disculpaba un montén de cosas. La idea de elo-
giarlo viene de que siempre pensé que Randy tiene baja autoes-
tima. Su padre alcohélico lo humillaba.
T: ;Qué más tendrd que seguir haciendo para que Randy manten-
ga las buenas cosas que suceden ahora? $
(Al usar yo la pregunta del «;Cómo?» efectivamente volvemos a la
«conversación sobre el cambio» y logro suscitar evidencias de la efi-
ciencia y sensatez de Mary en su rol]
M: Lo vigilo de cerca, no le dejo pasar nada, lo elogio por las cosas
buenas que hace.
T; Randy, ;qué tendrás que hacer para mejorar todavia más a la ex-
celente persona en que te has convertido?
R: Escuchar a mamá cuando me dice cosas asi como que saque la
basura o no me junte con Curt y Roger.
M: v tiene razén. Esos dos muchachos no sirven para nada.
ser no estuvo en el centro juvenil?
en el «juvi» un par de veces. Siempre alardea con eso.
t to yo quisiera interrumpir la sesión y reunirme
separado. Mary, jquerria usted reunirse con-

go nada más que hablar con usted. Ya


dije todo lo que tenia que decix. ¢Por qué no se juntan ustedes,
bres? g
[Ié)\sx::iohfr?bajo con adolescentes me parece conveniente da_.rles
tiempo individual a ambas partes, padres e hijos. Utilizo este tiem-
po con el adolescente para negociar el objetivo parental o establecer
un objetivo distinto. También descubro a través del adolescente si
hay un privilegio que quiera negociar con los pgdres. A veces le
ofrezco al joven cliente el rol de «consultor experto» sobre temas de
adolescencia.]
Tt Randy ¢qué te parece si nos quedamos solos por un rato?
R: Bien. (Mary sale de la habitacién.)
T; Parece que has hecho un trabajo sensacional. jChoque! ([A la
manera norteamericana) hago chocar mi mano en alto con la de
Randy, en senal de felicitacion por su buen trabajo.)
[Casi siempre mis clientes adolescentes se sorprenden por la fa-
miliaridad con que hago el tradicional gesto de complicidad chocan-
do las manos en alto. Este es otro ejemplo de improvisacién tera-
péutica.] 3
Tt El«uvi» no era un buen lugar ;no?
R: No, claro. Yo lo odiaba, hermano.
T: ;Sabes? Yo trabajo con muchos muchachos que están en libertad
condicional o han tenido problemas con los policias y tal vez va- ;::
yan a parar al «juvi». Entonces, me gustaria utilizarte como ase-i&
sor. ;Qué cosas sobre el «juvi» te parece que podria decirles a <"
esos muchachos, cosas que les sirvieran para algo?
[Aqui utilizo a Randy como experto asesor para darle mayor re-
conocimiento en el nuevo rumbo de su vida, para tratarlo como un
joven responsable] * ” '
R: Sí, no es un buen lugar para estar. Hay pandillas de violadores,
tipos pesados. Los chicos están siempre peleando. Podria contar-
te algunas cosas que he visto allá. Vi a un muchacho quedar pa-
ralítico.
T: iNo me digas! ;Qué pasó?
R: Verás, era en las duchas, estaba ese chico, y le puso la mano en
el hombro a un tipo negro... te das cuenta ;no?... Creo que pensó
que era un marica. jConoces esos vasos de plastico de las cafete-
rias? Bueno, el tipo rompi6 un vaso de esos y se lo clavé al mu-
chacho en la columna vertebral. El muchacho cayó al suelo re-
volcándose. jHubieras visto la cara del tipo! El chico se retorcia
el suelo... tenia una cara...
Es impresionante. Yo podria contarles esa historia de terror

es W, hermano. He visto peleas y el personal se

: 101
quedaba sentado mientras un muchacho olpeab la c ê
otro contrala pared. Se quedaban mir golpeaba la cabeza d
iEso es increíble! ando, no hacian nada.
Cuando
A estaba
A en el «juvi», , una vez entré en una S ¢
kg
tipo empezó a2 hablar de mi madre. iXo no permito que nadie ha-
ble
e mal
s de mi madre! Me tiré un | golpe
golpe y yo 1 1o mandé é al suelo de

T gg:ãx una combinación de gancho de izquierda y cross de dere-

[A'quí aplico el sentido del humor. Sin duda algunos terapeutas


habrian explorado cuánto tiempo hacía que Randy tenía dificulta-
des para controlar sus impulsos y manejar su ira.]
R: (Sonriendo) Si, claro, así. (Se rfe.) Después que desmayé a ese
tipo me pusieron en confinamiento solitario por dos días. Y al se-
gundo dia vino un tipo raro, un doctor que me hizo unos tests
mentales.
No sabias que tenias condiciones de boxeador ¢no?
El novio de mi mamá me ensefi6 a boxear.
Cuéntame de esos tests mentales. ;Cémo eran?
W

Yo creo que cuando uno tiene una pelea grande te hacen esos tests
para entrar en tu cabeza te das cuenta? Ese tipo raro, el doctor,
me dijo que probablemente yo estariade vuelta en el «juvi» tres se-
manas después de haber salido.
T; iNo me digas! ;Hay algo más que yo pueda contarles a esos mu-
chachos que se estdn buscando ir al quvi»?
[Yo habia tomado nota mentalmente de la prediccién del psi-
cólogo de que Randy terminaria de nuevo en el «juvir. Pensé que
más tarde podria usar ese dato para establecer una ruptura.
También decidi seguir con los servicios de Randy como experto
asesor.]
R: Bueno, escuchar a la madre de uno tiene sus ventajas.
T: ;Por ejemplo cudles?
R: Y.. si uno le presta atencién a su madre, casi seguro que no ter-
mina en un lugar como ese. También a veces te hace buenos re-
galos si te comportas bien. Hay que hacer la tarea en la escuela.
Y ntes hice la tarea.
'

o pudiste llegar a eso?


las congratulaciones y a las preguntas del
ar el cambio positivo.)
me tomo la escuela más en serio. Sé que
tener un buen trabajo y ganar dinero.
T: iEso es excelente! {Es algo totalmente responsable! ;Chocamos?
(Choco palmas con Randy.)
R: Gracias, hermano.
T: Yo también te agradezco el asesoramiento. He aprendido mu-
cho sobre el «wjuvim y ahora puedo contarles a mis otros clien-
tes jévenes tus experiencias allá. Te propongo que probemos
que ese doctor se equivocd. Cuando haga tres semanas que sa-
liste del «juvi» te seguird yendo muy bien y entonces podremos
reirnos en su propia cara. (Nos estrechamos las manos en se-
fal de acuerdo.)
R: jPodré reirme en su cara dentro de nueve meses! Entonces podré
reirme en su propia cara.
[Randy quedaria libre en nueve meses. En este punto establezco
una ruptura entre Randy y el «doctor» pesimista. Esta estrategia da
buenos resultados con los adolescentes porque a ellos les encanta
demostrar que las figuras de autoridad se equivocan. Randy desple-
g6 un alto nivel de reactividad en su deseo de demostrar que «ese
tipo raro, el doctor» estaba equivocado. Fue una buena seiial de que
esta intervencién funcionaria.]
T: Bien, ahora me tomaré diez minutos para estar solo y pensar en
todas las cosas que tú y tu madre me dijeron. Después les daré
una tarea muy útil. (Randy sale del consultorio y se reúne con su
madre en la sala de espera.)
[Durante la pausa elaboré varios elogios para cada uno de los
miembros de la familia. Como la familia habia identificado gran
cantidad de excepciones, me resulté bastante fácil redactar los elo-
gios y elegir una tarea terapéutica adecuada. Era evidente que tan-
to Mary como Randy tenian plena conciencia de lo que hacian y de
1o que debian hacer para evitar que se presentaran problemas. La
intervencién más lógica que yo podia hacer era darle a la familia
la sencilla tarea terapéutica de tomar nota de todas las cosas útiles
que hicieran entre sesiones. Esta tarea se adaptaria muy bien a su
singular pauta de respuesta cooperativa.]
T: (Al volver a reunirme con la familia.) Hay una serie de cosas por
las que me gustaria felicitar]os a los dos. De hecho, tuve que re-
sumir tres paginas de felicitaciones en una sola. Asi que esta es
«la mejor» lista de felicitaciones de las tres paginas. En primer
lugar, Mary, quierc decirle que estoy muy impresionado con la
forma en que se comprometi6, como madre, en allanarle el cami-
no a Randy para que llegue a ser un joven responsable. Me im-
presiona que haya usted reconocido que al ponerse firme con él
respecto de que debe respetar sus reglas, al no ceder, al elogiar-
— locuando se comporta bien, lo ha ayudado a ser más responsable
103
y ha aumentado su autoestima. También aprecio que haya ad-
vertido todos los pasos responsables que dio Randy desde que sa-
1ió del «juvi»: no falta a la escuela, obedece sus instrucciones, no
sale con Curt y Roger, y usted no ha vuelto a encontrar radios o
bicicletas en el sétano.
Randy: me cayó muy bien que aparecieras por aqui esta noche;
podrias haberme dejado plantado. Te aseguro que muchas veces me
dejan plantado. Estoy impresionado porque desde que saliste del
juvi empezaste a convertirte en una persona madura y responsable.
Me parece evidente que hiciste un gran examen de conciencia allá;
pensaste: «Este no es lugar para mi»; «Tengo que ir al colegio»; «Ten-
go que dejar de fumar yerba»; «Tengo que escuchar lo que me dice mi
madre». Y también decidiste que tenias que apartarte de Curt y Ro-
ger. Me senti muy impresionado por las cosas sensatas y útiles que
comentaste conmigo cuando te pregunté qué podia decirles a otros
muchachos que se están buscando entrar al juvi. Tal vez tendria que
organizarte algunas charlas en las escuelas.A propésito, jcudles son
tus honorarios como consultor?
M: (Se rie.)
R: (Se rie.) Atino te cobro, hermano.
T: Como ustedes dos hacen un trabajo tan bueno como familia,
quisiera darles unas vacaciones de mi asesoramiento, como voto
de confianza. ;Cudndo les gustaria volver aqui? ;En dos o tres
semanas?
M: Podriamos volver dentro de dos semanas.
T: Para sus vacaciones quisiera darles una tarea. Entre ahora y la
préxima vez que nos encontremos, me gustaria que los dos re-
gistrasen las diversas cosas que hagan para mejorar aun más su
relacién. Pueden tomar nota mentalmente o poner todo por es-
crito. Espero con intcrés conocer los nuevos progresos.
M: Gracias por todo. Nos vemos en dos semanas.
R: Gracias. Adiós.
(Les estrecho la mano a Randy y a su madre.)

Resumen del tratamiento


Vi a Randy y a su madre seis veces en un lapso de 9 meses. Las *
sesiones 2 a 6 se caracterizaron por importantes cambios indivi-
ales y familiares. Randy no volvié a estar involucrado en cues-
gales o de drogas, como se vio en el seguimiento, un afio
Jas sesiones familiares subsiguientes, después de la
lifiqué los cambios y destaqué las diferencias con el
propésito de consolid ar los
logros individuales y familiares. Como
voto de confianza par a la familia les
di intervalos cada vez más
colaboré con perso-
largos entre sesiones. Durante esos intervalos
nal escolar clave y con el funcionario encargado de la libertad con-
dicional. Juntos abordamos sus preocupaciones acerca de Randy.
Se realizaron dos reuniones entre la familia y miltiples agentes
asistenciales, a fin de darles a estos últimos la oportunidad de ad-
vertir los cambios en el comportamiento de Randy. Para celebrar
la exitosa finalizacién de la probation de Randy organicé una fies-
ta para la familia. Les obsequié una torta y destaqué sus principa-
les cambios.
La mayor alegria de nuestra sesién final juntos fue escuchar la
Ieçtura de la bien redactada carta que Randy planeaba mandarle al
psicólogo del instituto de detención para jóvenes. Randy puntuali-
zaba que recordaba muy bien la sombria predicción de que volvería
al «juvi» y declaraba que, nueve meses después, queria demostrarle
al psicélogo que se habia equivocado. Después que Randy leyó esta
maravillosa carta, su madre y yo lo aplaudimos de pie.

Preguntas del compilador


Pregunta: Es evidente que la actitud y las expectativas del terapeuta
respecto del cambio tienen gran influencia sobre los resultados tera-
péuticos. ;Qué comentarios podria hacer sobre este punto, dentro del
contexto de su trabajo con adolescentes? Y ademds, cuando se siente
pesimista acerca del progreso de una terapia, ;qué hace para recupe-
rar su optimismo?
Respuesta: Cada vez que me derivan un adolescente, tengo la con-
viccién de que tanto el joven como su familia poseen la fortaleza y
Jos recursos necesarios para cambiar. También espero que mis clien-
tes me enseãen a cooperar con ellos. Cuando un adolescente acude a
“ la primera sesién de terapia con la familia, considero que este joven
rta-
= —a pesar de lo perturbador o crénico que pueda ser su compo
o.
~ miento— es responsable y está preparado para el cambi
como una se-
Cuando me atasco con un caso adolescente, lo tomo
icamente di-
fial de advertencia de que necesito hacer algo terapéut
ones: 1) Evalúo jun-
ferente. Entonces elijo una de las siguientes opci
tamiento es demasiado
to con los clientes si nuestro objetivo del tra un ob-
renegociamos
rigido; si llegamos a la conclusién de que lo és, familia, invito a un
con la
jetivo menor o diferente. 2) Si trabajo solo ofrezca algu-
colega para que observe nuestra siguiente sesión y nos a la familia
erar mejor. 3) Coloco
idea
nas Sdea nu as sobre cómo coop
s s nuev
105
en la posicién del experto y la invito a deci ó
otra familia parecida. me cómo debo tratar a

á_Q'ué pasos da para convertir al


nicialmente no se muestra coope-
con los padres y personal de las
1es | nuolucra al adolescente en el pro-
ceso terapéutico? ;
R: Con familias que se presentan con una cerrada «conversación so-
b.re el problema» y que no responden a mi indagación orientada ha-
cia la búsqueda de excepciones, paso rápidamente a formularles la
«pregunta por el milagro» o saco a relucir mi fiel bola de cristal ima-
ginaria y hago que cada integrante de la familia describa con minu-
cioso detalle cómo se verá en el futuro la solución hipotética. Estas
preguntas no sólo allanan el camino para la construcción de la solu-
ción con mis clientes, sino que también ponen en claro qué objetivos
se proponen en cuanto a resultados del tratamiento.
En las situaciones en que el adolescente está fisicamente presen-
te en la sesión con la familia pero se comporta como espectador, uti-
lizo una de las siguientes tres estrategias para captar su interés: 1)
Reconozco la posición del adolescente de sentir que fue obligado a
asistir; y acepto el objetivo individual que el adolescente quiere lo-
grar. 2) Establezco una división entre la persona que derivó el caso
(por ejemplo, el funcionario judicial) y yo, y le ofrezco a mi joven
cliente sacarle a esa persona de encima. 3) Como el detective Co-
lumbo, adopto un perfil bajo, una estrategia que, con una actitud no
amenazante, invita al adolescente espectador a ayudar al confundi-
do e incompetente terapeuta a entender cómo y por qué lo llevaron
a terapia.
He trabajado en muchos casos en los que sólo vi en terapia a
los padres, al profesional que hizo la derivación y a otros agentes
asistenciales. De hecho, en la mayoria de los casos con adolescen-
tes los verdaderos «clientes» de la terapia son los padres, la per-
sona que derivó o los agentes asistenciales intervinientes. Como '
estos miembros clave del sistema del problema son los más com-
". tidos en el proceso de cambio, tiene sentido colaborar con
la resolución del problema. En muchos casos con adoles-
llevo a cabo todos mis cambios terapéuticos a través de
otros miembros del sistema del problema ¥ nunca ne-
cesito que el adolescente asista a las sesiones. Cuando trabajo
únicamente con los padres y otros agentes asistenciales, sélo tra-
to de entrar en contacto directo con el adolescente si en él o ella no
se producen cambios.

P: ;En qué circunstancias exploraria usted las cuestiones histéricas


de la familia (por ejemplo, en este caso, la relacién del adolescente
con su padre alcohólico) ? :
R: Dado que mi método terapéutico está orientado hacia el presente
y el futuro, yo prefiero indagar el pasado con los padres sólo para
-explorar las estrategias de resolución de problemas que ellos usaron
y que sirvieron para solucionar otros comportamientos problemáti-
cos exhibidos por su hijo. Sin embargo, no adhiero a mi modelo te-
rapéutico tan rigidamente como para creer que no hay espacio para
la narración histórica. Algunas familias tienen una larga historia
que contar, y en esos casos el relato de acontecimientos traumáticos
del pasado y de experiencias negativas de tratamiento no debe ser
modificado por el terapeuta. Cierta vez trabajé con una familia que
habia atravesado 16 experiencias previas de terapia, muchas de las
cuales habian exacerbado aun más su situacién problemética. Mi
detallada investigacién de aquellas experiencias negativas me pro-
porcionó una informacién muy útil acerca de lo que debia hacer de
diferente con ellos.
Mi contrato con Randy y su madre establecia que nos concen-
trariamos en lo que podiamos hacer para mantener a Randy libre
de dificultades legales. Como antes de nuestra sesién terapéutica
inicial la familia ya habia generado algunas soluciones creativas y
eficaces, mi trabajo consistié simplemente en amplificar lo que ya
funcionaba bien. Ni una sola vez durante nuestra experiencia te-
rapéutica Randy o su madre expresaron el deseo de explorar la re-
lacién negativa del adolescente con su padre alcohélico. Incitar a
Randy y a su madre a hablar de la relacién negativa que el joven
habia tenido con su padre en el pasado hubiera fomentado una
«conversacién sobre el problema» y probablemente hubiera hecho
retroceder a la familia.

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