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Contraloría General de la República

Dictamen  012894N14
 
Texto completo
N° 12.894 Fecha: 20-II-2014

Se ha dirigido a esta Contraloría General don Miguel Ángel Chaves Pérez,


abogado, en representación de la señora Mariella Dentone Salgado,
funcionaria del Consejo de Defensa del Estado, para reclamar en contra de la
medida disciplinaria que le fue aplicada a través de la resolución N° 258, de
2013, de ese servicio, el que sostuvo en su informe que corresponde
desestimar la solicitud del peticionario, ya que sus actuaciones se han
ajustado a derecho.

En primer lugar, es menester puntualizar que la señora Dentone Salgado fue


sancionada mediante el individualizado instrumento, por haber cometido
conductas constitutivas de acoso laboral, debiendo agregarse que esta
Institución Fiscalizadora verificó la conformidad del mismo con el
ordenamiento jurídico, sin apreciarse errores, por lo que fue tomado razón.

Luego, es oportuno recordar, en concordancia con lo expresado en el


dictamen N° 69.001, de 2012, de este Órgano Contralor, que el castigo
impuesto a un funcionario no puede modificarse después de que el acto que
lo materializa supera el indicado examen de juridicidad, a menos que, previa
reapertura del expediente, se pruebe inequívocamente que al emitirse, se
incurrió en un defecto de legalidad o bien que existen hechos nuevos, no
conocidos y cuya magnitud permite alterar lo resuelto, de modo que si el
recurrente estima que hay antecedentes que cumplan con tales condiciones,
debe dirigirse ante la autoridad de la que emanó la resolución que cuestiona,
pidiendo que se reabra la investigación.

No obstante lo anterior, es necesario referirse a las alegaciones que plantea el


ocurrente, las que, en todo caso, son análogas a las que hizo en los descargos
y en el recurso de reposición deducidos en el sumario incoado.

Al respecto, en lo que atañe a que no habrían sido respetadas las


disposiciones del Oficio Circular N° 5.333, de 2011, del Consejo de Defensa del
Estado -que establece el procedimiento de reclamo por acoso laboral y sexual
en esa entidad-, cabe aclarar que dicha circunstancia no vicia el acto
sancionatorio de que se trata, pues la regulación de los procesos para
acreditar la responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos, está
contenida en el Título V de la ley N° 18.834, la que fue observada en la
tramitación de aquél que sirvió de antecedente a la consignada resolución N
°258, de 2013.

En este orden de ideas, resulta pertinente aclarar que el hecho de que el fiscal
haya sido alguien no incluido en el listado que prevé el artículo 4 del ya
individualizado Oficio Circular N° 5.333, de 2011 -relativo a los funcionarios
designados y capacitados para investigar el acoso laboral o sexual-, tampoco
afecta la regularidad del proceso, pues el artículo 133 de la ley N° 18.834, que
contempla taxativamente las causales de recusación del sustanciador, no
establece que la circunstancia alegada inhabilite a este último, aseveración
que es acorde con el criterio contenido en el dictamen de este origen No
30.365, de 2013.

Seguidamente, el requirente arguye que la apreciación de la prueba fue


sesgada, toda vez que no se tuvo en cuenta aquella que exculpaba a la señora
Dentone Salgado.

Al respecto, es dable reseñar que de acuerdo a lo manifestado en el oficio N°


28.984, de 2011, de esta procedencia, el que se le otorgue valor a ciertas
probanzas o se deseche el de otras, no implica una infracción al debido
proceso, si tal determinación carece de arbitrariedad, como en la situación en
análisis.

En efecto, según se desprende de lo expuesto en el considerando duodécimo


de la vista fiscal, han sido las pruebas indicadas en el considerando décimo
de la misma, las que, por ser contestes entre sí, le han permitido al instructor
concluir que la señora Dentone Salgado incurrió en responsabilidad
administrativa, de lo cual se sigue que le fue dada primacía a los medios
probatorios armónicos entre ellos, no siendo efectivo que haya habido una
exclusión injustificada de los testimonios a que se refiere el interesado.

Asimismo, conviene destacar que sólo en una de las tres declaraciones


aludidas por el señor Chaves Pérez -la de doña Soledad Garrido Becerra-, se
sostiene expresamente que no existieron los actos en cuestión, mientras que
en las otras dos, los señores Daniel Parra Mardones y Gabriel Urrutia Haschke
plantean, el primero, que no le consta que hubiere ocurrido el acoso laboral, y
el segundo, que solamente presenció un incidente de esa naturaleza.

Luego, agrega el solicitante que la responsabilidad de su representada no


estaría acreditada, siendo necesario señalar que este Órgano Contralor ha
informado, entre otros, en el dictamen N° 58.022, de 2010, que el valor de los
elementos de convencimiento que obren en el proceso, debe ser apreciado por
quien lo sustancia y por quien ejerce la potestad disciplinaria, sin que esta
Entidad Fiscalizadora haya advertido alguna irregularidad en tal ponderación.

En este sentido, tratándose de la prueba testimonial -la que el reclamante


estima insuficiente, por corresponder sólo a las declaraciones de las víctimas
y de otros denunciantes-, cabe precisar, en consonancia con el criterio
contenido en los dictámenes de este origen Nos 49.980 y 66.506, ambos de
2013, que respecto de faltas como la de la especie, el hecho que la única
probanza directa sean los dichos de quienes sufrieron tales actuaciones, no
es óbice para que el fiscal o la autoridad puedan formarse la convicción
acerca de su acaecimiento, de modo que en este caso, al contarse incluso con
las deposiciones de empleados que no fueron objeto de los actos en comento,
es posible inferir que la responsabilidad de la señora Dentone Salgado se
encuentra acreditada.
Además, en lo que atañe a las declaraciones de las personas que no fueron
víctimas del acoso laboral -quienes, argumenta el ocurrente, carecerían de
imparcialidad, por haber acusado a la señora Dentone Salgado de incurrir en
las conductas indagadas-, cumple aclarar que la ley N° 18.834 no establece
causales de inhabilidad para los testigos, razón por la cual la circunstancia
alegada no impedía que el fiscal interrogase a esos funcionarios y ponderase
en conciencia sus afirmaciones, acorde con lo preceptuado en el artículo 35
de la ley N° 19.880, aplicable en la situación que nos ocupa, conforme a lo
informado en el dictamen N° 57.131, de 2013, de este Organismo de Control.

Finalmente, en lo relativo a que las acciones denunciadas no constituirían


acoso laboral, conviene tener presente que según lo manifestado en el oficio N
° 4.767, de 2012, de este origen, la calificación de los hechos y la
determinación del grado de responsabilidad que en ellos cabe a los
inculpados, corresponde a los órganos de la Administración activa,
competiéndole a esta Institución Fiscalizadora objetar lo resuelto por el
servicio, si del examen de los antecedentes se aprecia una infracción al
debido proceso, a la normativa legal o reglamentaria que regula el tema o si se
observa alguna decisión de carácter arbitrario.

Ahora bien, dado que la calificación efectuada tanto por el fiscal como por la
superioridad respectiva, en cuanto a que las conductas imputadas
configuraban acoso laboral, se condice con el mérito del expediente, procede
concluir, en concordancia con el criterio jurisprudencial referido en el párrafo
precedente, que en relación con este aspecto, no existen irregularidades que
esta Contraloría General deba cuestionar.

En consecuencia, se desestiman los reclamos del peticionario.

Transcríbase al Consejo de Defensa del Estado y restitúyase el sumario


administrativo remitido.

Saluda atentamente a Ud.

Patricia Arriagada Villouta


Contralor General de la República
Subrogante

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