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Discurso de Egresión
Discurso de Egresión
Hoy nos despedimos de nuestra escuela Secundaria para iniciar una nueva etapa. La experiencia vivida en estos tres años
nos llena de entusiasmo para seguir fuera de la misma. Ya que aquí comprendimos el verdadero significado de la
amistad, la unión, la solidaridad, la alegría y la confianza.
A lo largo del tiempo, tuvimos en nuestro camino a diversas personas que son difíciles de olvidar por que han dejado una
huella importante en nuestro corazón, al acompañarnos en un instante de nuestra vida, sin embargo no podemos
quedarnos siempre junto a ellos pero por muy corto que haya sido el tiempo que se compartió, nos dejan una parte de
ellos que siempre estará presente para ayudarnos a crecer.
Esta graduación es el resultado del esfuerzo de nuestros padres, hermanos y maestros, cada uno de ellos se encargó de
sembrar en nosotros conocimientos y valores que permanecerán en nosotros.
Por eso a nombre de los alumnos de esta generación les damos nuestro agradecimiento:
En primer lugar a nuestros padres y hermanos, por impulsarnos y darnos su apoyo a pesar de las dificultades económicas
y familiares. Siempre están con nosotros.
A los maestros y directivos; por brindarnos sus conocimientos, prepararnos académicamente, por compartir su
experiencia, por su tiempo aún fuera del horario de trabajo, por su exigencia y sus consejos para poder enfrentarnos al
mundo que nos espera.
A nuestros amigos, por estar al pendiente de nosotros en cada situación, tener la palabra de aliento en el momento
preciso, por sus consejos, apoyo, sabiduría, cooperación, sentido del humor y gran amistad que surgió.
Nos vamos con la gran satisfacción de haber encontrado a grandes amigos y aquellas personas que nos acompañaron en
el camino.
Esta generación es única, ya que cada uno puso todo de sí mismos, para triunfar como grupo. Será imposible olvidar los
concursos de tablas rítmicas, los de escoltas, las tardes estudiando, sobre todo para los exámenes, las reuniones en la
casa de algún compañero, y las travesuras que amenizaron nuestra estancia, que nos harán recordar que a pesar de
nuestra edad siempre llevaremos un niño dentro, aunque a veces se distrae para descubrir nuevos sentimientos, para ser
más precisas, en esta etapa algunos conocieron a su primer amor.
Es difícil despedirse de la institución que por tres años se encargó de nuestra formación, sabemos que lo que viene no
será fácil, pero nos entusiasma saber que siempre contaremos con ustedes.
GRACIAS no es suficiente para expresar lo que sentimos, esta mezcla de tristeza, de felicidad y satisfacción al llegar a la
meta, y tener que decir ADIOS a esta familia, ¡Nuestra familia¡.
Solo nos queda desearles mucho éxito y recordarles que siempre podrán contar con nosotros.
1. Habla despacio. Cuando te encuentras frente a un montón de gente, con el corazón latiendo y la boca seca,
podría ser tentador acelerar las cosas. Los buenos discursos, sin embargo, casi siempre se pronuncian despacio,
con fuerza y sentimiento tras cada palabra. Recuerda bajar el ritmo.
2. Escucha un discurso de Martin Luther King, Jr., uno de los oradores públicos más eficaces de todos los tiempos, y
presta atención a cuán despacio hablaba. Los discursos lentos suenan realmente bien porque permiten a la
audiencia ir procesando lo que oyen.
3. Practica la pronunciación de tu discurso en una grabadora y escúchate. Notarás que incluso cuando creías que
estabas hablando realmente lento, se escucha mucho más rápido de lo que imaginabas. Siempre se puede
hablar más despacio.
4. Pausa para enfatizar. No tengas miedo a respirar profundo un par de veces tras pronunciar una frase. Da tiempo
a tu audiencia para que le encuentre el sentido a lo que estás diciendo. Haz una pausa después de decir una
frase realmente motivadora para profundizar en el sentido de la frase.
5. Ten el discurso casi memorizado. Tener memorizado el discurso te ayudará a no mirar tanto tus notas, y no
leerlo de un pedazo de papel. Si lees el discurso sonará robótico, quitándole su ritmo natural y la fluidez del
lenguaje.
6. Mantén buen contacto visual con tu audiencia. Tener contacto visual te permitirá atrapar a la audiencia no solo
con tus palabras, sino también con tus ojos y tu presencia. Esta habilidad es algo realmente importante para un
orador público, pero se suele pasar por alto con facilidad porque es difícil de dominar.
7. Escanea a tu auditorio de vez en cuando. Si estás leyendo el discurso, obviamente pasarás mucho tiempo
mirando al papel. Cuando acabes una frase, sin embargo, echa un vistazo general desde el estrado a las personas
que te escuchan. Esto te ayudará a recuperar el aliento.
8. No tengas miedo de enfocarte en una persona por un momento. No es raro que un discursante se fije en una
persona de la audiencia por dos tres o cuatro segundos. (¡Cuatro segundos es un tiempo realmente largo cuando
estás en un estrado!). No lo hagas todo el tiempo, pero prueba a hacerlo de vez en cuando.
9. No te preocupes por las equivocaciones. Si estropeas una frase, no te preocupes ni te disculpes. Déjala así y
sigue adelante. Cuanto menos remuevas tus errores (los cuales cometerás; todo el mundo los comete), menos se
notarán.
10. Infunde sentimiento a tu voz. No divagues con una voz monótona por ocho minutos o dormirás a todo el
mundo. Mantén el entusiasmo con tu discurso, y deja que tu entusiasmo se refleje en tu voz. Modula tu voz
cambiando el tono, la velocidad y el volumen para que tu presentación sea aún mejor.
11. Se confiado, no chulesco. Confía en tu habilidad para hacer reír a las personas, para hacer que te entiendan
mejor, para motivarlas a ser mejores personas y darse cuenta de su auténtico potencial. Tú estás pronunciando
ese discurso por una razón, ¿verdad? Confía en la gente que confió en ti y recompénsalas por su confianza.
12. Si te empiezas a poner nervioso, prueba el viejo truco de imaginar a alguien desnudo entre la audiencia. No te
obsesiones con él, solo imagínatelo. Te ayudará a sacar algunas mariposas del estómago y te ayudará a
concentrarte en ofrecer el discurso con mayor confianza.
13. Practica tu discurso con suficiente tiempo. Practicar el discurso con tiempo de antelación, tal vez delante de
algunos amigos de confianza, te ayudará de dos formas:
14. Te indicará qué funciona y qué no en el discurso. Todavía tendrás tiempo de cambiar ese chiste que nadie
entendió, o enfocarte en esa parte que de verdad les gustó a tus amigos.
15. Te ayudará a memorizar el discurso, lo cual rebajará tu nivel de nerviosismo y te dará aplomo.