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La física de los
superhéroes
ePub r1.0
nalasss 13.10.14
Título original: The Physics of
Superheroes
James Kakalios, 2005
Traducción: Pedro Crespo
Prólogo: Lawrence M. Krauss
LAWRENCE M. KRAUSS
Cleveland, Ohio, abril de 2005
PREFACIO
La incorporación de principios
científicos en las aventuras de los
superhéroes se halla tan sólo
ocasionalmente en las historietas a
partir de la década de 1940 (llamada
por los aficionados «la Edad de Oro»
de los cómics), pero es mucho más
común en los cómics a partir de finales
de los años cincuenta y sesenta (época
conocida como «la Edad de Plata»).
Entre esas dos épocas se halla la «Edad
Oscura» de los cómics, cuando las
ventas descendieron y el propio
concepto de los superhéroes cayó bajo
el ataque de psiquiatras, educadores y
congresistas. Esas circunstancias que
condujeron a que se produjeran dos
«edades» en los comic books de
superhéroes son también responsables,
puede argumentarse, del tono
«científico» de los cómics de la Edad
de Plata publicados en la era posterior
al Sputnik. Puesto que nos apoyaremos
en superhéroes para ilustrar conceptos
científicos en el resto de este libro, es
útil dedicar un momento a considerar
las raíces tempranas de esos personajes
misteriosos.
De un solo salto
Superman comienza con una gran
velocidad inicial (fig. 4). En la cima de
su salto (una altura h = 200 metros por
encima del terreno), su velocidad final
debe ser cero, o bien éste no sería el
punto más alto de su salto, y seguiría
subiendo. La razón por la que
Superman se va frenando es que una
fuerza externa, es decir la gravedad,
actúa sobre él. Esta fuerza actúa en
sentido descendente, hacia la superficie
de la Tierra, y se opone a su elevación.
Por consiguiente la aceleración en este
caso es realmente una deceleración que
lo frena, hasta los 200 metros, en que
queda quieto. Imagine que está
patinando sobre hielo con un viento
fuerte y constante. Inicialmente usted
empuja sobre el hielo y se empieza a
mover rápidamente en contra del
viento. Pero el viento ejerce una fuerza
continua que se opone a su
movimiento. Si usted no sigue
empujando de nuevo, entonces este
viento constante lo irá frenando hasta
que ya no se mueva más y quede
quieto. Pero el viento lo sigue
empujando todavía, de modo que
seguirá teniendo una aceleración y
ahora empezará a deslizarse hacia atrás
por el camino de donde procedía. En el
instante en que alcance su posición de
salida, se estará moviendo tan deprisa
como cuando empezó, solamente que
ahora lo hará en sentido opuesto. Este
viento constante en la dirección
horizontal le afecta como patinador del
mismo modo que la gravedad actúa
sobre Superman cuando salta. La
fuerza de la gravedad es la misma al
comienzo, en medio y en el punto más
alto de su salto. Puesto que F = m a,
su aceleración es igualmente la misma
en todo momento. Con el fin de
determinar qué velocidad inicial
necesita Superman para saltar 200
metros, debemos comprender cómo
cambia su velocidad en presencia de
una aceleración constante g en sentido
descendente.
Fig. 4. Viñeta del n.º 1 de
Superman (junio de 1939) que
muestra a Superman en el
proceso de lanzarse de un
salto… Bueno, ya se sabe.
© 1938 National Periodical Publications Inc.
(DC)
en la que ρK y RK representan la
densidad y el radio de Krypton y ρT y
RT son la densidad y el radio de la
Tierra, respectivamente. Al comparar
la aceleración debida a la gravedad en
Krypton con la de la Tierra, todo lo que
necesitamos saber es el producto de la
densidad por el radio de cada planeta.
Si Krypton tuviera el mismo tamaño
que la Tierra debería ser 15 veces más
denso; si, por el contrario, tiene la
misma densidad, entonces sería 15
veces más grande.
Ahora, si tal como dijimos al
comienzo de este libro, la esencia de la
física consiste en hacer las preguntas
correctas, entonces es tan cierto en la
física como en la vida que cada
respuesta que uno obtiene le conduce a
más cuestiones. Hemos determinado
que con el fin explicar la capacidad de
Superman para saltar 200 metros (la
altura de un rascacielos) de un solo
salto sobre la Tierra, el producto de la
densidad por el radio de Krypton, su
mundo de origen, debe de haber sido 15
veces mayor que el que corresponde a
la Tierra. Nos preguntamos a
continuación si es posible que el
tamaño de Krypton sea igual al de la
Tierra (RK = RT) de modo que todo el
exceso de gravedad de Krypton pueda
atribuirse al hecho de ser más denso
que la Tierra (ρK/ρT =15 veces más
denso, para ser precisos). Resulta que
si suponemos que las leyes de la física
son las mismas en Krypton que en la
Tierra (si no estamos de acuerdo con
eso, el juego habría terminado antes de
empezar y podríamos dejarlo aquí), en
tal caso es extremadamente improbable
que Krypton sea 15 veces más denso
que la Tierra.
Acabamos de hacer uso del hecho
de que la masa es igual a la densidad
multiplicada por el volumen, lo cual es
justamente otro modo de decir que la
densidad de un objeto es la masa por
unidad de volumen del mismo. Ahora,
para entender lo que limita esta
densidad, y por qué no podemos hacer
fácilmente la densidad de Krypton 15
veces mayor que la de la Tierra, hemos
de dar un paseo rápido hacia el nivel
atómico. Tanto la masa total de un
objeto como el volumen que adopta
resultan estar gobernados por sus
átomos. La masa de un objeto es una
función de la cantidad de átomos que
contiene. Los átomos están compuestos
de protones y neutrones dentro de un
pequeño núcleo, rodeado por electrones
más ligeros. El número de protones
cargados positivamente en un átomo
está compensado por un número igual
de electrones cargados negativamente.
Los electrones son muy ligeros
comparados con los protones o los
neutrones, que son partículas sin carga
eléctrica que pesan ligeramente más
que los protones y residen en el núcleo
(en el capítulo 15 trataremos de lo que
hacen los neutrones en el núcleo).
Aproximadamente toda la masa de un
átomo está determinada por los
protones y neutrones de su núcleo,
debido a que los electrones son casi
2.000 veces más ligeros que los
protones.
El tamaño de un átomo, por otra
parte, está determinado por los
electrones o, más específicamente, por
sus órbitas cuánticas. El tamaño de un
núcleo es aproximadamente la
trillonésima parte de un centímetro,
mientras que el radio de un átomo se
calcula por la distancia al núcleo a la
que es probable hallar un electrón, que
es de unas diez mil veces mayor que el
núcleo. Si el núcleo de un átomo fuera
del tamaño de una canica (1 cm de
diámetro) y se colocara en la zona del
final de un campo de fútbol, el radio de
la órbita del electrón se extendería
hasta el final de la zona opuesta, unos
90 metros más lejos. El espacio entre
los átomos de un sólido está gobernado
esencialmente por el tamaño de los
propios átomos, por lo que no se les
puede empaquetar más cerca que el
límite que impone su propio tamaño.
En consecuencia, si la mecánica
cuántica es la misma en Krypton que
en la Tierra, el espacio ocupado por un
determinado número de átomos en una
roca, por ejemplo, no depende
significativamente del planeta en el
cual reside la roca. La roca pesará más
en un planeta con una gravedad mayor,
pero el número de átomos que contiene
(así como el espacio entre sus átomos,
con su densidad determinada por
ambas cosas) será independiente del
planeta en el que se encuentre la roca.
Debido a que el número de átomos
determina también la masa de la roca,
se sigue de aquí que la densidad de un
objeto dado será la misma, con
independencia del planeta de origen. La
mayoría de los objetos sólidos tiene a
grandes rasgos la misma densidad, al
menos dentro de un factor de diez. La
densidad del agua, por ejemplo, es de 1
g/cm3, mientras que la densidad del
plomo es de 11 g/cm3 (un gramo es la
milésima parte de un kilogramo). En
otras palabras, un cubo que mida 1 cm
de lado tendrá una masa de 1 g si está
compuesto de agua y de 11 g si está
compuesto de plomo. Esta mayor
densidad del plomo es debida casi por
completo al hecho de que un átomo de
plomo posee una masa diez veces
mayor que una molécula de agua.
Aunque hay mucha agua en la
superficie de la Tierra, hay mucha más
roca sólida en el interior del planeta, y
así la densidad media de la Tierra es de
5 g/cm3. De hecho, la Tierra es el
planeta más denso de nuestro sistema
solar y Mercurio y Venus la siguen de
cerca. Incluso si Krypton fuera de
uranio sólido, tendría una densidad
media de 19 g/cm3, que es menos de
cuatro veces mayor que la de la Tierra.
Para que Krypton tuviese una gravedad
15 veces mayor que la Tierra debido
solamente a la densidad, ésta debería
ser de 75 g/cm3, y ninguna materia
normal es tan densa.
Si la densidad del planeta Krypton
fuera la misma que la de la Tierra,
entonces, con el fin de dar cuenta de la
gravedad mayor de Krypton, su radio
debería ser 15 veces mayor que el de la
Tierra. Sin embargo, resulta que esto
no es más fácil de cumplir que el
ajustar la densidad. Mientras que los
planetas de nuestro propio sistema
solar son de todos los tamaños —desde
Plutón con un radio de un quinto del
terrestre, haciéndolo poco más grande
que algunas lunas, hasta Júpiter con un
radio de más de once veces el de la
Tierra— la geología del planeta es una
función delicada en relación con su
tamaño. Los planetas mayores que
Urano con un radio cuatro veces mayor
que el de la Tierra incluyen Neptuno,
Saturno y Júpiter. Estos planetas son
gigantes gaseosos, faltos de un manto
sólido sobre el cual se puedan construir
edificios y ciudades, incapaces de
soportar siquiera la vida de tipo
humano. De hecho, si Júpiter fuera diez
veces mayor, sería del tamaño de
nuestro propio Sol. En este caso la
presión gravitatoria en el núcleo de
Júpiter iniciaría una fusión nuclear, el
proceso que hace que el Sol brille. Así
pues, si Júpiter fuera solamente un
poco mayor, no sería un planeta
gigante sino más bien una estrella
pequeña. Los planetas grandes son
gaseosos porque si usted tiene que
construir un planeta muy grande
necesitará muchísimos átomos, y casi
toda la materia prima disponible es
hidrógeno o helio gaseosos. Para ser
precisos, el 73% de la masa elemental
del universo es hidrógeno y el 25% es
helio. Todo lo demás que podría
utilizar para fabricar un planeta sólido
—carbono, silicio, cobre, nitrógeno,
etc.— comprende solamente el 2% de
la masa elemental del universo
conocido. Planetas tan grandes son casi
siempre gigantes gaseosos, con órbitas
alejadas de una estrella, donde la
radiación solar más débil no puede
evaporar las superficies gaseosas
acumuladas. La concentración de
elementos más pesados con los cuales
se pueden formar planetas sólidos es
mucho menor, de modo que tenderán a
ser más pequeños y más cercanos a una
estrella. Si esos planetas sólidos
interiores fuesen muy grandes, las
fuerzas gravitatorias de marea
provocadas por su sol pronto los
romperían en pedazos. La civilización
avanzada de Krypton, con científicos
capaces de construir un cohete espacial
apenas lo bastante grande como para
albergar a un único bebé, no podrían
haber surgido en un gigante gaseoso
con un radio de 15 veces el de la
Tierra.
Así pues, ¿es eso? ¿Es la historia de
Superman y Krypton, con una
superficie del tipo de la de la Tierra y
una gravedad 15 veces la de ella,
totalmente falsa? No necesariamente.
Recuerde que antes se subrayó que
ningún material normal podría ser 15
veces más denso que la materia que
hay sobre la Tierra. No obstante, los
astrónomos han descubierto materia
exótica con densidades
excepcionalmente altas, que es el
remanente de explosiones de
supernovas. Como se mencionó,
cuando el tamaño de un planeta
gaseoso excede de un cierto umbral, la
compresión gravitatoria en su centro es
tan grande que los núcleos de átomos
diversos se funden literalmente entre
sí, creando núcleos mayores y
liberando el exceso de energía en el
proceso. La fuente de esta energía está
expresada por la famosa ecuación de
Einstein, E = m c2. Dicho de otro
modo: la Energía E es equivalente a la
masa m multiplicada por la velocidad
de la luz c al cuadrado. La masa de los
núcleos producto de la fusión es
realmente una parte ínfima de la de los
dos núcleos inicialmente separados. La
pequeña diferencia de masa, cuando se
multiplica por la velocidad de la luz al
cuadrado (un número ciertamente muy
grande) da como resultado una gran
cantidad de energía. Esta energía se
irradia hacia el exterior del centro de la
estrella, produciendo un flujo hacia
afuera que equilibra la fuerza atractiva
dirigida hacia el interior, manteniendo
estable el radio de la estrella. Cuando
todo el hidrógeno del núcleo se haya
fundido en forma de núcleos de helio,
parte de, estos núcleos se fundirán a su
vez en núcleos de carbono, algunos de
los cuales se comprimen igualmente
para formar nitrógeno, oxígeno y todos
los elementos más pesados hasta llegar
al hierro. El proceso de fusión se
acelera a medida que la estrella genera
núcleos más y más pesados, de forma
que todo su hierro y su níquel se crea
durante la última semana de la vida de
la estrella. A medida que se combinan
núcleos más y más pesados, el proceso
se vuelve cada vez menos eficaz, de
modo que la energía liberada cuando se
funden los núcleos de hierro es
insuficiente para contrarrestar de forma
estable la presión gravitatoria hacia el
interior. Llegados a este punto la
gravedad vence claramente,
comprimiendo rápidamente el material
en un volumen mucho menor. En este
breve momento la presión en el centro
de la estrella es tan enorme que tiene
lugar un último aliento de fusión, y se
generan elementos más pesados en el
rango que alcanza hasta el uranio, con
una tremenda liberación de energía
concomitante. Esta última etapa en la
vida de las estrellas más grandes se
conoce como la fase «supernova». Con
esta explosión final de energía, los
elementos que habían sido sintetizados
en el interior de la estrella son
despedidos al espacio, en donde la
gravedad podría eventualmente
agruparlos en aglomerados que pueden
formar planetas u otras estrellas. Cada
átomo único de su cuerpo, de la silla en
la que está sentado o del papel y tinta
del número 1 de Action Comics fue
sintetizado dentro de una estrella que
murió y expulsó seguidamente su
contenido. Así pues, todos estamos
compuestos de polvo de estrellas o, si
se siente un poco más cínico,
excremento solar.
Para estrellas realmente grandes la
presión gravitatoria en el centro es tan
enorme que incluso después de la fase
supernova queda un gran núcleo
remanente cuya gravedad comprime a
los protones y electrones formando
neutrones, que están estrujados hasta
tocarse entre sí, y se convierte en un
sólido compuesto de materia nuclear.
Los remanentes de tales estrellas
masivas se llaman «estrellas de
neutrones» y su densidad es
sobrepasada solamente por la de los
agujeros negros (remanentes de la
muerte de estrellas todavía mayores,
cuya atracción gravitatoria es tan alta
que ni siquiera la luz puede escapar a
su empuje). Comparado con la
densidad del plomo (11 g/cm3), la
densidad del material de una estrella de
neutrones es de cien billones de gramos
por centímetro cúbico. Es decir, sobre
la Tierra una cucharadita de té de la
materia de una estrella de neutrones
pesaría más de 100 millones de
toneladas. Ésta es precisamente la
materia necesaria para aumentar la
gravedad de Krypton.
Si un planeta del tamaño de la
Tierra tuviera un pequeño volumen de
materia de estrella de neutrones en el
interior de su núcleo, la masa adicional
aumentaría espectacularmente la
gravedad en la superficie del planeta.
De hecho, solamente haría falta una
esfera de materia de estrella de
neutrones con un radio de 600 m
(aproximadamente la longitud de seis
campos de fútbol) en el centro de un
planeta del tamaño de la Tierra para
crear una aceleración de la gravedad en
su superficie de 150 m/s2, mientras que
la gravedad debida a la Tierra es de 10
m/s2. Así, para que la gravedad de
Krypton haya sido 15 veces mayor que
la de la Tierra, debe haber tenido un
núcleo de materia de estrella de
neutrones en su centro.
¡Y así vemos por qué explotó
Krypton! Un núcleo tan denso
produciría esfuerzos enormes sobre la
superficie del planeta, haciendo que la
distribución estable de materia fuese a
lo sumo algo tenue. En cierto momento
de la historia del planeta, la actividad
volcánica y la tectónica de placas dio
como resultado convulsiones masivas.
Tales terremotos previos al desastre
habrían puesto en guardia a los
científicos, quienes llegaron a la
conclusión de que había llegado el
momento de colocar a su niño en un
cohete y enviarlo a algún otro planeta
distante, preferiblemente a uno que no
tuviera el núcleo de una estrella de
neutrones.
Hagamos una pausa para admirar la
perspicacia científica de Jerry Siegel y
Joe Shuster. Esos adolescentes de
Cleveland, Ohio, o bien tenían una
comprensión de la astrofísica y de la
mecánica cuántica que excedía la de
muchos profesores de física de 1938, o
bien eran unos adivinos muy
afortunados. Solamente cinco años
antes los astrónomos Walter Baade y
Fritz Zwicky habían propuesto la
existencia de las estrellas de neutrones,
cuya evidencia definitiva no sería
encontrada hasta la década de 1960.
Quizás si Sheldon Mayer, de National
Publications, no se hubiera arriesgado
con sus tiras de Superman, Siegel y
Shuster podrían haber considerado su
publicación en una revista científica
como Physical Review, y la historia
tanto de la ciencia como de los cómics
sería muy distinta en la actualidad.
3. El día en que
murió Gwen Stacy
IMPULSO Y
MOMENTO
Fig. 7. Continuación de la
escena de la muerte de Gwen
Stacy, donde Spiderman
recibe una dura lección de
física, y el genio científico
del Duende verde queda en
entredicho
© 1973 Marvel Comics
Comida rápida
Para calcular cuánto debe comer Flash
para poder correr a supervelocidad,
necesitamos calcular su energía
cinética. Los físicos tratan siempre de
ahorrar trabajo, así que reciclaremos
las matemáticas del capítulo 1 para que
no tengamos que esforzarnos más.
Hablando de trabajo, con el fin de
cambiar la energía cinética de un
objeto, bien sea acelerándolo o
frenándolo, uno debe hacer Trabajo.
Escribimos Trabajo con mayúscula
porque en física el término tiene un
significado específico que es
ligeramente distinto del corriente.
Cuando una fuerza actúa sobre un
objeto a lo largo de una distancia
determinada, decimos que la fuerza
realiza Trabajo sobre el objeto y,
dependiendo de la dirección de la
fuerza, aumentará o disminuirá la
energía cinética del objeto. De este
modo Trabajo es justamente otro
término para la energía, y tendrá las
mismas unidades. Para una masa m que
cae, la fuerza que actúa sobre ella es su
peso debido a la gravedad F = mg, y la
distancia sobre la que actúa la fuerza
sobre el objeto es precisamente la
altura h desde la que cae. Así pues,
Trabajo = (Fuerza) × (distancia) =
(mg) × (h) = mgh. Esto resulta ser la
energía potencial que tenía el objeto a
una altura h, de modo que en este
ejemplo el Trabajo puede contemplarse
como la energía necesaria para
aumentar la energía potencial de un
objeto.
Consideremos a Gwen Stacy
cayendo (capítulo 3) o a Superman
saltando (capítulo 1). En cada caso el
Trabajo que efectúa la gravedad está
dado por Trabajo = mgh. Para Gwen
el Trabajo aumenta su energía cinética,
y para Superman disminuye su energía
cinética. La diferencia está en que en el
caso de Gwen la fuerza la empuja hacia
abajo en la dirección de su
movimiento, mientras que en el del
hombre de acero la fuerza sigue siendo
hacia abajo, pero se opone a la
dirección de su salto. Gwen comienza
sin energía cinética, pero la fuerza
gravitatoria que actúa a distancia (lo
alto de la torre del puente) le
proporciona una velocidad final grande
antes de chocar contra el agua. La
conexión entre su velocidad final v y la
distancia de caída h venía dada por v 2
= 2gh, donde g es la aceleración
debida a la gravedad. Ésta es una
afirmación cierta y, de acuerdo con
nuestra regla de álgebra (ver Prefacio),
podemos multiplicar y dividir ambos
lados de una expresión cierta por la
misma cantidad, y seguirá siendo
cierta. Así si dividimos por 2 ambos
lados de v 2 = 2gh, el resultado es v 2/2
= gh. Si ahora multiplicamos los dos
lados por la masa m de Gwen,
obtenemos mv 2/2 = mgh. El lado
derecho es el Trabajo que la gravedad
efectúa sobre Gwen. El lado izquierdo
debe por lo tanto describir su cambio
en energía cinética, es decir su energía
cinética final menos su energía cinética
inicial. Puesto que comenzó sin energía
cinética (sin movimiento no hay
energía cinética, aunque tenía mucha
energía potencial) su energía cinética
final queda establecida como Energía
cinética = 1/2 mv 2. Enhorabuena,
acaba de efectuar otro cálculo de
física[38].
Ejercicios de respiración
profunda
Para correr, Flash necesita la energía
almacenada en la comida, que está
retenida en moléculas complejas.
Hemos descrito esta energía como
semejante a la energía potencial de una
torre de bloques, en cuya construcción
han de emplear trabajo las plantas.
Nosotros transformamos esta energía
almacenada, luego de haber consumido
las plantas, en energía cinética cuando
derribamos la torre. Pero ¿cuál es el
disparador que hace caer esta torre?
¿Cómo sabe la torre cuándo necesita la
célula que se libere energía? Hay
mucha bioquímica en el proceso de
liberación de energía por la
mitocondria en las células del cuerpo,
pero el paso esencial implica una
reacción química de incorporación de
oxígeno y emisión de dióxido de
carbono. Cuanto más rápido corre
Flash, más energía cinética manifiesta
y necesita liberar más energía potencial
almacenada en sus células y respirar
más oxígeno. Ya hemos discutido el
hecho de que necesitaría comer una
pasmosa cantidad de comida para dar
cuenta de la energía cinética que
exhibe rutinariamente. ¿Qué hay del
oxígeno que inhala? ¿Tendrá que
consumir toda la atmósfera terrestre
cuando corre?
Para responder a esta pregunta
necesitamos primero saber cuánto O2
utiliza Flash cuando recorre una milla.
El volumen de oxígeno consumido por
un corredor dependerá de su masa, y
las mediciones indican unos 70 cm3 de
O2 por kilogramo del corredor y por
minuto, para atletas de élite a una
marcha de seis minutos por milla.
Suponiendo que la masa de Flash sea
de 70 kg, utilizará casi 30 litros de O2
por cada kilómetro que recorre (un litro
es igual a mil centímetros cúbicos).
Supongamos que su razón de consumo
de O2 es la misma incluso para grandes
velocidades. Treinta litros de O2
contienen algo menos que un millón de
trillones de moléculas de oxígeno, y a
una velocidad de 16 km/s esto significa
que Flash inhala alrededor de un millón
de trillones de moléculas de O2 cada
segundo. Esto suena a mucho, pero
afortunadamente hay muchas más
moléculas de O2 en nuestra atmósfera
que eso. Muchísimas más. De hecho,
grosso modo, la atmósfera de la Tierra
contiene más de diez millones de
trillones de trillones de moléculas de
O2. Así, incluso a una razón de
consumo de un millón de trillones de
moléculas por segundo, tendría que
correr así de rápido (16 km/s) y
respirar a este ritmo sin cesar durante
más de 500 mil millones de años antes
de agotar nuestra provisión de oxígeno.
Cuanto más deprisa corre, más deprisa
consumirá nuestro aire, pero incluso
corriendo a casi la velocidad de la luz
(de lo cual es capaz, aunque no lo haga
con frecuencia) tardaría más de dos
millones de años, corriendo sin parar y
respirando a este ritmo, en agotar
nuestra atmósfera. Así pues, al menos
en lo que hace a este aspecto de su
supervelocidad, podemos respirar
tranquilos.
La atmósfera de la Tierra puede
estar segura, pero naturalmente esto
supone que Flash es capaz de respirar
mientras corre. Es decir, corriendo a
varios cientos de kilómetros por hora,
¿será capaz de llegar a respirar
profundamente? Afortunadamente para
el velocista escarlata, lleva una reserva
de aire consigo mientras corre. En el
número 167 de Flash, esta región de
aire estacionario (con respecto a Flash)
se describe como su «aura», mientras
que en dinámica de fluidos recibe el
nombre de «zona de no deslizamiento».
De cualquier modo que se le llame,
ésta es la razón por la que tienen
abolladuras las pelotas de golf. Para
comprenderlo, intentemos este sencillo
experimento casero de física: abramos
el grifo de agua fría del lavabo del
cuarto de baño, solamente lo justo para
que se abra la válvula. Para conseguir
los mejores resultados, quite primero el
filtro de la boca del grifo. Cuando
empieza a salir el agua, puede ver que
se mueve muy suavemente desde el
grifo, con la apariencia de un cilindro
pulido, más ancho en la salida del grifo
y adelgazándose ligeramente debido a
la tensión superficial. Si se ignora el
sonido del agua al caer en el lavabo
resulta difícil distinguir si el agua se
está moviendo y no es realmente una
estructura rígida. Este tipo de flujo de
agua, en el que todas las moléculas de
agua se mueven suavemente en la
misma dirección, se llama flujo
laminar. En el extremo opuesto, abra la
válvula del todo. El agua se agita y
forma remolinos moviéndose en
muchas direcciones con un amplio
rango de velocidades. Este tipo de flujo
de agua se denomina turbulento.
Naturalmente, si quiere que el agua
pase a través de una tubería del modo
más eficaz posible, querrá que el flujo
sea laminar, en donde todas las
moléculas de agua se mueven en una
misma dirección a lo largo de la
tubería, en lugar de turbulento, en
donde los vórtices y los remolinos
implican necesariamente que algunas
moléculas de agua se mueven contra la
corriente.
Incluso en un flujo laminar a través
de una tubería, todas las moléculas
pueden moverse en la misma dirección
pero sin que todas participen de la
misma velocidad. Las moléculas de la
parte exterior tropezarán con las
paredes de la tubería, transfiriendo su
energía cinética a la misma (que es
rígida, de modo que la tubería se
calentará un poco pero no se moverá) y
se detendrán. Justo en la cercanía de las
paredes de la tubería se forma una
delgada capa de agua que no se mueve.
El agua próxima a esta capa que no se
mueve pierde algo de su energía
cinética, aunque no toda, porque a
diferencia de los átomos de la tubería,
las moléculas de agua de la «zona de
no deslizamiento» se pueden mover. En
el siguiente anillo más cercano al
centro de la tubería, el agua se mueve
un poco más deprisa. Así pues, incluso
en el flujo laminar uniforme, existe una
serie continua de anillos concéntricos,
cada uno de los cuales se mueve
progresivamente más rápido que el
adyacente. El agua del centro exacto de
la tubería es la que se mueve con
mayor velocidad. En el flujo laminar
todos los anillos son uniformes,
mientras que en el flujo turbulento hay
un movimiento caótico a través de la
sección de la tubería.
La situación es simétrica en el caso
de una tubería en movimiento
empujada a través de agua en reposo.
El agua más cercana a las paredes de la
tubería es arrastrada con ella, mientras
que el agua próxima a este anillo se
mueve algo más lentamente, y así en
adelante. Pero en cada caso, tanto si es
el agua la que se mueve a través de la
tubería o es la tubería la que se mueve
a través del agua, el agua cercana a la
tubería está estacionaria relativamente
a la tubería. En tanto el flujo sea
laminar, cerca de un objeto que se
mueve se produce una delgada capa de
aire (los razonamientos hechos con
relación al agua se aplican igualmente
a un fluido como el aire) que no se
mueve con respecto al objeto. Al igual
que en el ejemplo del grifo de agua,
esta zona laminar de no deslizamiento
es más robusta cuanto más lento es el
movimiento a través del fluido. A una
velocidad muy alta la transferencia de
energía a través de los anillos
concéntricos se vuelve desordenada y
se origina la turbulencia. Un objeto que
se mueve a una velocidad determinada
ha de gastar más energía al generar
flujo turbulento que si el flujo es
laminar.
Ésta es una razón de por qué tienen
abolladuras las pelotas de golf. Los
salientes de la pelota de golf
disminuyen la sección transversal del
torbellino que se forma tras la bola que
se mueve a velocidades altas. Dicho
burdamente, las abolladuras reducen la
fricción de la bola, al perderse menos
energía en el menor torbellino. Este
efecto se descubrió por casualidad. A
mediados del siglo XIX, las pelotas de
golf eran esferas lisas de goma de
gutapercha. Los golfistas se dieron
cuenta de que las pelotas viejas y
magulladas, con rasguños y golpes
alcanzaban distancias mayores en un
determinado swing que las nuevas y
lisas. El estudio experimental y una
comprensión teórica de la mecánica de
fluidos condujeron al diseño óptimo de
las pelotas de golf con abolladuras.
Lo que es bueno para una pelota de
golf es bueno para Flash. Cuando el
velocista escarlata corre, la capa de
aire que está en contacto con él
permanece estacionaria relativamente a
su cuerpo, de manera que dispone de
una bolsa de aire que lleva consigo
constantemente a su alrededor. Incluso
en una capa de solamente unos pocos
centímetros de grosor hay casi un
millón de trillones de moléculas de O2.
Esta «reserva» de aire debe refrescarse
continuamente con aire nuevo del
exterior de la capa límite, con el fin de
que el velocista escarlata pueda correr
durante más que unos pocos segundos
cada vez.
En los cómics de Flash la zona de
no deslizamiento o «aura» que rodea al
velocista escarlata no solamente le
permite respirar mientras corre sino
que también lo libera de otras
consecuencias molestas del rozamiento
del aire. Si un meteorito se quema en la
atmósfera, por ejemplo, debido a las
extremadas fuerzas de fricción que
experimenta al desplazar el aire de su
trayecto mientras penetra en la
atmósfera a gran velocidad[43],
entonces ¿por qué no se quema Flash
cuando corre a grandes velocidades?
El número 167 de Flash daba una
respuesta a esta cuestión, pero se
trataba de una solución que pocos
aficionados hallaron satisfactoria. De
acuerdo con esta explicación, el «aura
protectora» que Flash había adquirido
junto con sus poderes de
supervelocidad había sido
proporcionada por un «duende
inexperto de un mundo de diez
dimensiones» llamado Mopee. En esta
historia, utilizando sus capacidades
mágicas, Mopee (con un parecido más
que pasajero con Woody Allen)
eliminó el «aura» de Flash pero no su
supervelocidad. En consecuencia, Flash
podía seguir corriendo a grandes
velocidades, pero no podía impedir
quemarse debido a la tremenda
resistencia del aire que encontraba en
su carrera.
Que Flash tuviera un duendecillo
que le acosara no era tan sorprendente
como el hecho de que el Flash de la
Edad de Plata hubiera dejado
transcurrir sesenta y dos números de su
propio cómic antes de tropezarse con
él. En los años cincuenta y sesenta, casi
parecía que cada superhéroe publicado
por DC Comics tenía su propio ser
extradimensional dañino. El primero de
tales personajes fue Mr. Mxyzptlk, un
ser de un mundo de cinco dimensiones
contra cuyos poderes mágicos los de
Superman no tenían efecto. Mxyzptlk
solamente podía ser obligado a volver a
la quinta dimensión si se conseguía que
dijera su nombre al revés, después de
lo cual era incapaz de regresar a
nuestro mundo tridimensional durante
al menos tres meses (seguramente para
que los lectores no acabaran
aburriéndose con él y sus apariciones
merecieran atención). Para no ser
menos que el Hombre de acero,
Batman tenía su propio duende mágico,
llamado Bat-Mite, cuyos intentos para
honrar a su ídolo, el inimitable
Cruzado Enmascarado, tenían con
frecuencia un efecto contraproducente
y creaban caos y dificultades para
Batman y Robin. J’onn J’onnz, o
Detective Marciano, tenía un
compañero alienígeno llamado SOC,
mientras Aquaman tenía un diablillo
llamado Quisp. De los siete miembros
fundadores de la Liga de la Justicia,
solamente Linterna Verde y la Mujer
Maravilla no han tenido nunca un
espíritu sobrenatural o
extradimensional propio.
No se debió al hecho de que Flash
adquiriera finalmente su diablillo lo
que disgustó a los aficionados a los
cómics, sino más bien a que Mopee
pretendió haber usado sus poderes
mágicos para otorgar a Barry Allen sus
poderes de supervelocidad. Los
aspectos de ciencia ficción que
introdujeron en la Edad de Plata con la
creación del Flash los guionistas John
Broome, Gardner Fox, Robert Kanigher
y el editor Julie Schwartz parecían
menoscabados por la pretensión de que
los poderes de Flash tenían de hecho un
origen mágico. Mopee no volvió a los
cómics de Flash y, por lo que
concierne a la mayor parte de los
aficionados de la Edad de Plata, el
número 167 de Flash nunca llegó a
existir.
12. El caso del
trabajo pendido
LAS TRES LEVES DE
LA
TERMODINÁMICA
VOLTAJE = CORRIENTE X
RESISTENCIA
La detección de ondas
electromagnéticas creadas por los
pensamientos de alguien es una cosa,
pero ¿podemos invertir el proceso para
determinar las corrientes neuronales
que las generaron, es decir podemos
realmente leer e interpretar los
pensamientos de otra persona? Sí, el
profesor X y Saturn Girl
probablemente lo hacen del mismo
modo que funciona la «televisión
invertida». Déjeme explicarle cómo
funcionaría esto.
Las señales de televisión consisten
en ondas electromagnéticas enviadas
por un transmisor potente que, luego de
tropezar con la antena del tejado, hace
que las cargas oscilen con una
frecuencia y amplitud característica de
la señal incidente. La información
codificada en la onda electromagnética
se envía entonces al televisor. El
corazón del conjunto es el tubo de
imagen que consiste en una gran
superficie de vidrio en el cual se ha
evaporado un material fosforescente
que emite un breve destello de luz
cuando es golpeado por un electrón
energético. Esta cara de vidrio es uno
de los lados de una caja de vidrio de
forma irregular. En el extremo estrecho
de la caja hay un cable, calentado por
una corriente eléctrica de modo que los
electrones son expulsados del mismo.
Estos electrones, ahora libres, se
dirigen, mediante placas «guía»
metálicas a voltajes convenientes,
hacia el otro extremo del tubo de
imagen, es decir hacia el extremo que
tiene la gran superficie recubierta de
material fosforescente. Eligiendo el
voltaje correcto en las placas metálicas
de guía, los electrones pueden dirigirse
para que choquen en una región
específica de la pantalla. El interior del
tubo del televisor está al vacío, para
reducir así el número de moléculas
vagabundas de aire que podrían
provocar desviaciones no deseadas del
haz electrónico. Mí donde el haz choca
con la pantalla, depositando su energía
cinética en el material fosforescente,
provoca que se emita un destello de
luz. Los voltajes aplicados a las placas
de guía se ajustan a continuación, y el
haz de electrones se dirige ahora a otra
posición de la pantalla, iluminando
otro fósforo o dejándolo oscuro si el
haz se ha detenido. Este proceso sigue
hasta que el haz de electrones se ha
desplazado a través de toda la pantalla.
Una serie determinada de regiones
iluminadas y oscuras a través de la
pantalla proporciona una imagen en la
cara delantera del televisor.
Al cambiar ligeramente la imagen
proyectada sobre la pantalla se puede
producir la ilusión de movimiento. Una
emisión de radio simultánea con la
transmisión de las señales luminosas
proporciona el sonido. Si en el punto en
que incide el haz de electrones se
utilizan tres fósforos distintos o filtros
emitiendo luz roja, verde y azul,
entonces mediante ligeros ajustes de la
cuantía en que debe iluminarse cada
filtro en cada posición se tendrá como
resultado una imagen en color. La
física básica que es el fundamento de la
televisión es que la información
codificada en la onda electromagnética
contiene un conjunto de instrucciones
sobre la magnitud y la duración de los
voltajes a aplicar a las placas guía.
El haz de electrones variable en el
tubo de imagen produce a su vez su
propio conjunto de ondas
electromagnéticas, diferente de las
ondas recibidas por la antena, pero
relacionadas con la imagen del
televisor. Una antena sensible situada
cerca de este monitor podría detectar
esas ondas electromagnéticas y, con el
software apropiado, reconstruir la
imagen que la corriente electrónica
trata de crear. Este «televisor inverso»
es una forma muy ineficaz de tener dos
aparatos mostrando la misma imagen,
pero sería un método mediante el cual
una persona podría leer la información
proyectada sobre el monitor de un
ordenador sin intervenir directamente
en el mismo. O por el cual enviar
información de un cerebro a otro.
¿Qué hay del Profesor X utilizando
el poder de su mente de imitante para
controlar las acciones de otros?
Experimentos recientes sugieren que
esta situación podría no ser tan
improbable. Se ha demostrado que no
solamente podemos detectar los débiles
campos magnéticos creados por las
corrientes iónicas del cerebro sino que
también es posible el proceso inverso.
Los neurocientíficos han desarrollado
una herramienta de investigación
llamada Estimulación Magnética
Transcraneal (EMT)[66]. En este
procedimiento se aplica a la cabeza de
un sujeto de prueba un campo
magnético variable al azar,
proporcionando estimulación eléctrica
a regiones seleccionadas del córtex
cerebral. El tiempo de reacción del
sujeto y su capacidad para iniciar un
movimiento voluntario de la mano son
estorbados por la aplicación del campo
magnético externo.
La capacidad para controlar las
acciones de otro, utilizando solamente
el poder de la mente, no está limitada a
los mutantes y a los héroes del siglo
XXX de la luna Titán de Saturno. De
hecho, he llegado a conocer una
demostración de tales asombrosos
poderes mentales. Mis clases inducen
con frecuencia en mis estudiantes a
salir de estampida del aula o a caer en
un profundo amodorramiento.
SECCIÓN III
Física moderna
20. Viaje al
microuniverso
FÍSICA ATÓMICA
Éste es un fenómeno
intrínsecamente propio de la mecánica
cuántica, en el sentido de que
clásicamente no hay modo posible de
que usted se encuentre en la segunda
cancha. Este proceso cuántico se llama
efecto túnel, lo que es un mal apodo, ya
que usted no cava un túnel al atravesar
la pared. No se deja ningún agujero
detrás, ni tampoco pasa usted por
encima de la pared o por debajo de ella.
Si ahora tuviera que pasar en la otra
dirección por la pared, ésta sería una
barrera tan formidable como cuando
usted se hallaba en la primera cancha, y
ahora tendrá la misma probabilidad
mínima de volver a la primera cancha.
Pero efecto túnel es el término que los
físicos utilizan para describir este
fenómeno.
Cuanto más rápido corra usted
hacia la pared, mayor es la
probabilidad de que aparezca en el otro
lado, aunque no se mueva tan deprisa
como para saltar por encima. Es sin
duda de esta forma como Flash, tanto
en la versión de la Edad de Oro como
en la de la de Plata, es capaz de utilizar
su gran velocidad para pasar a través de
objetos sólidos, como se muestra en la
figura 33. Es capaz de aumentar su
energía cinética hasta el punto en que
la probabilidad de atravesar la pared,
según la ecuación de Schrödinger, se
convierte casi en certeza.
Fig. 33. Escena del n.º 123 de Flash, en el que
Jay Garrick, el Flash de la Edad de Oro,
demuestra el proceso de la mecánica cuántica
llamado efecto túnel. La onda de materia de
un objeto tiene una probabilidad pequeña
pero no nula de atravesar una barrera sólida.
Cuanto más rápidamente se dirige el objeto
hacia la barrera mayor es la probabilidad de
la transición. Como observa correctamente
Jay, la barrera no resulta afectada por el
proceso de efecto túnel.
© 1961 National Periodical Publications Inc. (DC)
Irónicamente, el rayo de
magnetismo inverso de Iron Man tiene
una oportunidad mejor de funcionar
sobre objetos no magnéticos. Recuerde
nuestra discusión del capítulo 18
relativa a Magneto y al fenómeno de la
levitación diamagnética. A diferencia
de metales como el hierro o el cobalto,
para los cuales los campos magnéticos
atómicos internos se alinean en la
misma dirección, muchos materiales,
incluyendo el agua, son diamagnéticos.
En este caso cuando están expuestos a
un campo magnético externo los
imanes atómicos se orientan para
oponerse al campo aplicado. En este
caso todos los polos sur de los imanes
atómicos se alinean para apuntar en la
dirección del polo sur del imán
externo, es decir, en la forma opuesta a
la que se comportaría un imán de
hierro. Así pues el proceso mismo de
intentar magnetizar al objeto conduce a
una fuerza repulsiva. En el capítulo 18
dijimos que si el campo magnético
creado por Magneto es más que
200.000 veces mayor que el campo
magnético terrestre, entonces esta
fuerza repulsiva puede sobrepasar al
peso del objeto, levantándolo del suelo.
De modo parecido, el magnetismo
inverso de Iron Man podría repeler
objetos, pero solamente si fueran
diamagnéticos, y no funcionaría con
objetos metálicos que son o bien
ferromagnéticos o bien paramagnéticos
(los que se alinean con el campo
aplicado). Magneto crea esos grandes
campos magnéticos mediante su poder
mutante, pero Iron Man debe hacerlo a
la antigua usanza mediante
electroimanes (parecidos al construido
por Superboy en el capítulo 18). Puesto
que Iron Man no transporta una dinamo
eléctrica consigo, unos pocos disparos
de este rayo de magnetismo inverso
agotarían sus baterías más deprisa que
una pelea con Hulk. Es más, el culatazo
de tales armas es considerable. Cuando
se proporciona una gran fuerza que
golpea su objetivo, se inducirá una
fuerza igual y opuesta sobre el cañón y
el tirador que lo sostiene. Tony Stark
fue inteligente al montar sus rayos de
repulsión en sus guantes. Cerrando los
servomotores que permiten moverse a
sus brazos blindados, su traje de hierro
proporciona una masa inercial grande y
rígida para absorber el retroceso
siempre que dispare su arma basada en
los guantes.
Aunque es posible que el
«magnetismo inverso» no sea
físicamente práctico, armas portátiles
de pulsos de energía han empezado a
hacer la transición desde las fantasías
de los cómics a la investigación
militar. Desde luego tales armas no
pueden ser lo mismo que los
«repulsores magnéticos» que utiliza
Iron Man, por las razones antes
expuestas. La energía necesaria para
generar un campo magnético lo
bastante grande como para desviar un
objeto utilizando solamente la
repulsión diamagnética es tan grande
que sería más eficaz emplear
armamento convencional. No obstante,
sistemas de energía «pulsante» se
hallan bajo desarrollo activo por el
ejército. Generando un gran voltaje en
el interior del arma que se pueda
descargar rápidamente en una milésima
de segundo, la potencia (energía
dividida por tiempo) podría ser muy
elevada. Este pulso electromagnético,
si se dirige contra un objetivo,
depositaría su energía en una región
localizada en menos tiempo del
necesario para que se disipe el calor de
modo seguro. En los laboratorios de
física se utilizan rayos láser de alta
intensidad asestados mediante pulsos
extremadamente breves, para derretir
casi instantáneamente una región
pequeña de una superficie cristalina, y
en principio el mismo proceso podría
emplearse con fines ofensivos. El gran
problema es el requisito de energía de
un arma de ese tipo. Si uno debe
transportar una planta de energía en
miniatura con el fin de disparar un
arma de energía pulsante de ese tipo, se
perdería el elemento sorpresa en
cualquier situación de combate.
Eventualmente Superman se
volvería tan fuerte que, como se
muestra en la figura 38 del número 86
de World’s Finest, podría transportar
dos edificios de oficinas de gran altura,
uno en cada mano, como si fuera
llevando dos pizzas, a la vez que vuela.
Un examen de esta figura revela una
razón por la que es capaz de llevar esos
edificios desde Gotham City a una
exposición al aire libre en Metrópolis:
no estaban conectados a ningún
suministro eléctrico o de agua de la
ciudad. Tan asombroso como esta
exhibición de fuerza es el comentario
de Superman: «He obtenido permiso
para tomar prestado los dos edificios
de Gotham City que me han pedido».
No soy capaz de imaginar a quién hay
que pedir permiso exactamente para
llevarse dos edificios de gran altura.
Dudo que ninguno de los
superintendentes de esos edificios
tenga autoridad para permitir que
Superman los tome prestados. Pero es
difícil decir no cuando Superman pide
si puede llevarse su rascacielos
volando a otra ciudad para un acto de
beneficencia. Es mejor evacuar el
edificio de todos sus trabajadores y
equipo directivo y decir: «¡De acuerdo,
Superman!».
Incluso si usted acepta que
cualquier persona, ya sea un visitante
extraño de otro planeta o un científico
nuclear bombardeado accidentalmente
con radiación gamma, pudiera ser lo
bastante fuerte como para levantar un
edificio, hay una violación aparte de
principios físicos asociados con esas
escenas: simplemente coloque
edificios, trasatlánticos y aviones de
gran tamaño no diseñados para ser
alzados. Están pensados para
permanecer quietos, tal como un
edificio de oficinas, o bien sujetos en
varios puntos, como por ejemplo las
tres ruedas bajo un aeroplano en la
pista o, en el caso de un buque de
guerra, mantenido a flote
uniformemente por el agua que
desplaza. El problema al levantar un
rascacielos, por ejemplo, es que
cualquier ligero desvío de la vertical
dará como resultado que la gravedad
cree un momento de torsión no
compensado que intenta torcer al
edificio más hacia la horizontal.
Los edificios como rascacielos o
castillos son grandes, de modo que la
distancia del borde a su centro de
masas es considerable (llamada el
«brazo de momento» en el capítulo 8).
Esas estructuras son bastante pesadas,
de forma que hay un peso significativo
que intenta girar el edificio. Cuanto
mayor es el objeto mayor es la
distancia de su borde al punto en el
cual Superman o Hulk lo sustenta, y
mayor será el «brazo de momento» del
momento de torsión que intenta
retorcerlo. El momento de torsión en el
caso de los edificios transportados por
Superman en la figura 38 es varias
veces mayor de lo que el hormigón
armado (hormigón con varillas de
acero en su interior para aumentar su
rigidez) puede soportar antes de
fracturarse. De forma realista, si usted
levanta un edificio y lo lleva volando a
algún sitio, irá dejando tras de sí un
chorro continuo de deshechos de
construcción. Superman debería llegar
al acto de beneficencia de Gotham City
llevando unos pocos cascotes en cada
mano, y no dos rascacielos con su
integridad estructural intacta. Más que
pedir permiso para tomar prestados los
edificios, Superman debería pedirlo
para destruirlas.
Algunos de los últimos escritores
de cómics han reparado en que es
imposible, independientemente de su
nivel de superfuerza, levantar un
edificio y que no se desmorone en sus
manos. En el número 249 de Los
Cuatro Fantásticos de Marvel, el
reemplazo de Superman, de nombre
clave Gladiator (Gladiador), levanta el
borde del Edificio Baxter (el cuartel
general de los CF) por su base y lo
mece adelante y atrás sin dañar
físicamente el rascacielos. Reed
Richards, el más inteligente del
universo Marvel, reconoce
instantáneamente que lo que Gladiador
hace es imposible. Elabora la teoría de
que Gladiator posee un superpoder sin
nombre de quinesis táctil, definida en
los cómics como la capacidad para
levitar un objeto con el que uno está en
contacto físico. No existe, por
supuesto, tal cosa como la quinesis
táctil, pero eso reduce a un número
controlable la cantidad de excepciones
milagrosas necesarias para que la
historia continúe.
Si comparamos a Giant-Man con
una sequoia (y no debido a que su
personalidad fuera a veces un poco
rígida) observamos que cuanto más
alto es el árbol, más ancho es el tronco.
Con el fin de proporcionar soporte para
la gran masa de encima, un árbol
necesita una base muy ancha. Por la
época de la firma de la Declaración de
Independencia americana, dos
matemáticos, Euler y Lagrange,
demostraron que una columna más
corta que una cierta altura es estable, y
estaría comprimida por el peso de
material que hace presión hacia abajo
sobre su base, pero por encima de una
cierta altura (cuyo valor depende de la
fuerza del material que compone la
columna) la torre resulta inestable en
cuanto a torcerse. La más ligera
perturbación que la aleja de una
orientación exactamente vertical
conduce a una fuerza de torsión grande,
es decir a un «momento de torsión»
como en el caso del columpio del
capítulo 8, que hará que la columna se
doble bajo su propio peso. Giant Man
podría, en principio, crecer tan alto
como una secoya, pero tendría que ser
igual de móvil (suponiendo que se
mantenga bajo el límite de altura
establecido por la ley del cubo-
cuadrado —ver capítulo 10—).
Cualquier intento para perseguir a un
supervillano o luchar contra él llevaría
inevitablemente a que la parte superior
de su cuerpo se incline hacia delante
sobre sus piernas. El peso de su tronco
superior haría entonces que su cuerpo
girara y, antes de que usted pueda decir
«Stan Lee», el viejo Highpockets se
hallaría tumbado en el suelo.
Un destino tal le ocurriría
inevitablemente a Stilt-Man, un
temprano adversario de Daredevil.
Stilt-Man poseía un traje mecanizado
que contenía dos piernas hidráulicas
que, cuando se extendían del todo, le
hacían alcanzar una altura de varios
pisos. Con la misma seguridad que el
verano sucede a la primavera,
Daredevil utilizaría el cable de su club
de policía para anudar las piernas de
Stilt-Man, provocándole una pérdida de
estabilidad que hizo que la aventura del
ejemplar terminara rápidamente.
Otro misterio relacionado con el
centro de masas depende de cómo el
enemigo de Spiderman, el Doctor
Octopus, es capaz de caminar. El
científico Otto Octavius empleaba
cuatro brazos robóticos sujetos a un
arnés en torno de su pecho, con el cual
manipulaba isótopos radiactivos. El
inevitable accidente de explosión
radiactiva hizo que el arnés y los
brazos se fundieran con Octavius, y así
nació el Doctor Octopus. Pero esos
brazos eran muy pesados, y con
frecuencia lo vemos de pie mientras los
cuatro brazos se mueven tras él.
Deberían crear en consecuencia un gran
momento de torsión que hiciera caer de
espaldas al Doc Ock, o de cara si se
hallaban delante de él. Spidey debería
ser capaz de neutralizar (ya que no
desarmar) al Doctor Octopus por el
sencillo método de tirarle una manzana
siempre que viera que los brazos no lo
anclaban al suelo.
La rápida e insatisfactoria
resolución de esas historias cuando la
física se toma demasiado en serio
debería dejar muy claro por qué no hay
una gran demanda de profesores de
física para escribir cómics.
El superpoder secreta de
todo físico
Cuando no está luchando contra el
delito como Atom, la identidad civil de
Ray Palmer es igualmente heroica,
puesto que es un profesor de física en
la Universidad de Ivy. Como se dijo en
el capítulo 12, fue el descubrimiento de
un extraño meteorito a última hora de
la noche lo que condujo al progreso en
su investigación que permitió a Palmer
desarrollar una segunda carrera como
un luchador contra el crimen
disfrazado. Como se muestra en la
figura 39, Palmer descubre que el
meteoro es de hecho un trozo de
materia de una estrella enana blanca
que le hará posible miniaturizarse a sí
mismo y controlar independientemente
su masa. Ray se esfuerza en elevar y
transportar el meteorito, que tiene un
diámetro aproximado de unos treinta
centímetros, a su coche. Somos
partícipes de los pensamientos del
profesor Palmer mientras se debate con
el enorme peso. «¡Es tan pesado que a
duras penas puedo elevarlo! ¡Puf! No
conozco la probabilidad de que una
enana blanca choque con otra en el
espacio, ¡puf!, pero podría ocurrir, y
cuando sucedió, este trozo fue a la
deriva hasta que aterrizó en este
campo.» (Por cierto, como se deja ver
también en la figura 39, los profesores
de física de mediados de los años
sesenta conducían normalmente
Cadillacs descapotables.)
Aquí el razonamiento de Ray es
acertado. Cuando una pequeña masa de
una estrella de un cierto tamaño ha
consumido la mayor parte de su
combustible elemental, la energía
liberada por las reacciones de fusión es
insuficiente para contrarrestar el
empuje gravitatorio del núcleo de la
estrella. La enorme fuerza en el centro
de la estrella lleva a una compresión
masiva. El núcleo inerte remanente que
sigue a la explosión de la supernova se
comprime hasta que su densidad es de
tres millones de gramos por centímetro
cúbico, en cuyo caso llamamos a lo que
queda una enana blanca. El empuje de
la gravedad en el núcleo remanente de
una estrella enana blanca es tan enorme
que solamente una explosión
cataclísmica generaría suficiente
energía como para permitir que un
trozo pequeño del núcleo se rompa y se
separe del resto de la estrella para
flotar a través del espacio. Si, como
han sugerido algunos astrofísicos, la
luz detectada de un tipo particular de
explosión de supernova (llamado
Supernova Ia) resulta de la colisión de
los núcleos de dos estrellas enanas
blancas, entonces a partir de la
frecuencia de tales supernovas
podemos decir que las colisiones de
enanas blancas tienen lugar más o
menos una docena de veces por año.
¿Cuál es la proeza de un
superhéroe más increíble
aunque físicamente
correcta?
Aunque sorprendente, una
característica personal de un héroe de
tipo mágico resulta ser correcta desde
el punto de vista físico, en el supuesto
de que permitimos la excepción
milagrosa estándar, naturalmente.
Cuando el dios noruego Thor
necesitaba trasladarse de un lugar a
otro, utilizaba su fuerza descomunal
para hacer girar a gran velocidad su
martillo Mjölnir. Lanzándolo en la
dirección en que quería moverse,
soltaba momentáneamente la correa
que sujetaba el mango del martillo para
volverlo a agarrar enseguida de nuevo,
lanzándose así a través del aire como
un misil no guiado. Esto tiene la
apariencia de una violación del
principio de conservación del
momento. De hecho, en el número 3 de
Batman Comics (que presenta las
aventuras del alter ego en versión
superhéroe de Bart Simpson),
Radioactive Man está tan furioso
cuando espía a un personaje del estilo
de Thor que levanta el vuelo de esa
manera que le propina un puñetazo
diciendo «esto es por romper las leyes
de la física». Y, no obstante, tal medio
de transporte es físicamente plausible.
Cuando Thor hace girar su martillo,
el poderoso Mjölnir, planta su pie
firmemente en el suelo, acoplando el
centro de masas de su cuerpo con el de
la Tierra. Esto es probablemente lo que
hace que Blob, el villano de la Patrulla
X, se mueva con dificultad —su
capacidad mutante le permite acoplar
fuertemente su centro de masas con el
de la Tierra— de modo que desplazar a
Blob requiere mover la Tierra entera a
menos que se rompa la conexión.
Cuando Thor está listo para levantar el
vuelo, todo lo que debe hacer es saltar
ligeramente (rompiendo su conexión
con la Tierra) en el instante en que
lanza su martillo en la dirección
deseada. Ni siquiera necesita seguir
con esa táctica de liberar y retomar la
correa del martillo. Los atletas no
experimentados pueden confirmar que
perder pie durante el lanzamiento del
martillo puede provocar un corto viaje
indeseado. Si uno es tan fuerte como un
dios del trueno, puede utilizar esta
técnica para volar por el aire con la
mayor de las facilidades. No hay que
extrañarse de que nombren un día de la
semana en honor de este tipo.
¿Quién es más rápido,
Superman o Flash?
Flash.
¿Qué es el adamantio?
Un metal de enlace covalente libre de
defectos[90].
La resistencia de los materiales está
gobernada principalmente por la
naturaleza de los enlaces químicos que
mantienen unidos a los átomos en la
fase sólida. Los enlaces químicos más
fuertes se llaman enlaces covalentes,
en los cuales los átomos individuales
comparten mecanocuánticamente sus
electrones periféricos con sus átomos
vecinos. Para romper esos enlaces,
habría que retirar los electrones de
todos los enlaces que conectan un
átomo con todos los de sus vecinos, un
proceso energéticamente costoso. Los
metales normales no tienen enlaces
direccionales que los mantengan
unidos, por lo que se pueden doblar
fácilmente como ocurre con los cables.
El adamantio, el material más fuerte
del Universo Marvel, debe combinar de
algún modo las propiedades eléctricas
de los metales normales con los fuertes
enlaces covalentes hallados en los
diamantes. Además, el adamantio debe
estar libre de defectos. En un diamante
se producen defectos o imperfecciones
en regiones del sólido en donde los
enlaces atómicos, debido a tensiones o
a la inclusión de impurezas, se rompen
o se debilitan, y es en esos lugares
donde la red de enlaces covalentes se
rompe con más facilidad.
Sección I. Mecánica
Aunque este libro cubre muchos de los
temas tratados en un curso
introductorio a la física, aquellos
lectores insaciables que deseen
consultar un manual tradicional de
física (o bien verificar que no estoy
tratando de engañar a nadie) pueden
encontrar de ayuda el libro Conceptual
Physics, de Paul G. Hewitt (Prentice
Hall, 2002). Está escrito como un texto
de física de bachillerato, de modo que
las matemáticas se mantienen a un
nivel algebraico. Recomendamos
encarecidamente una versión abreviada
de las brillantes conferencias de física
de Richard Feynman, que cubre las
bases de la física clásica, Six Easy
Pieces (Perseus Books, 1994)
[traducción al castellano: Seis piezas
fáciles: la física explicada por un
genio, Editorial Crítica, 2004].
Hay muchas biografías excelentes
de Isaac Newton. El lector interesado
en aprender más acerca de este
pináculo del intelecto puede considerar
The Life of Isaac Newton, de Richard
Westfall (Cambridge University Press,
1994) [traducción al castellano: Isaac
Newton: una vida, Ediciones Folio,
2004]; Newton’s Gift, de David
Berlinski (Touchstone, 2000); e Isaac
Newton, de James Gleick (Pantheon
Books, 2003).
La discusión sobre la teoría
especial de la relatividad del capítulo 6
fue tan fugaz que su brevedad puede
atribuirse a la contracción de Lorentz.
El primer libro que debería leer
cualquiera que esté interesado en este
tema es What Is Relativity, de L. D.
Landau y E. B. Romer (traducido al
inglés por N. Kemmerl (Dover, 2003)
[la traducción al castellano más
reciente es ¿Qué es la teoría de la
relatividad?, Editorial Rubiños, 1993]),
que en sólo 65 páginas (figuras
incluidas) explica claramente, sin
ecuaciones, los conceptos físicos que
son la base de la teoría de Einstein. Se
pueden hallar tratamientos más
avanzados de este fascinante tema en:
Relativity and Common Sense, de
Hermann Bondi (Dover Publications,
1962); An Introduction to the Special
Theory of Relativity, de Robert Katz
(D. Van Nostrand Co., 1964);
Introduction to Special Relativity, de
James H. Smith (W. A. Benjamin,
1965) [traducción al castellano:
Introducción a la relatividad especial,
Editorial Reverté, 1978]; y Discovering
the Natural Laws: The Experimental
Basis of Physics, de Milton A.
Rothman (Dover, 1989). Queda
advertido de que todos estos tratados
presentan la matemática concerniente a
la relatividad así como los conceptos
físicos.
Sección II. Energía, calor y
luz
Se pueden hallar excelentes visiones de
conjunto para el no especialista sobre
cómo se crea y se transforma la
energía, en particular a escala
molecular, en The Stuff of Life, de Eric
P. Widmaier (M. H. Freeman &
Company, 2002); The Machinery of
Life por David S. Goodsell (Springer-
Verlag, 1992); y Stories of the
Invisible, de Philip Ball (Oxford
University Press, 2001). Información
de fondo sobre esta misteriosa
magnitud se halla disponible en
Energies: An Illustrated Guide to the
Biosphere and Civilization por Vaclav
Smil (MIT Press, 1998) [traducción al
castellano: Energía: una guía ilustrada
de la biosfera y la civilización,
Editorial Crítica, 2001] y Energy: Its
Use and the Environment, de Roger A.
Hinrichs y Merlin Kleinbach (Brooks
Cole, 2001), tercera edición.
Este último es un libro de texto
escrito en un nivel prácticamente libre
de matemáticas, con abundante
información relativa a los sucesos
ambientales implicados en la
transformación de la energía.
Excelentes informes populares
sobre la fascinante historia de la
termodinámica son: A Matter of
Degrees, de Gino Segre (Viking, 2002);
Understanding Thermodynamics, de H.
C. Van Ness (Dover Publications,
19691); y Warmth Disperses and Time
Passes: The History of Heat, de Hans
Christian von Baeyer (Modern Library,
1998). Cuestiones relativas a la
medición de la temperatura se
consideran de un modo accesible en
Temperatures Very Low and Very High,
de Mark W. Zemansky (Dover Books,
1964), mientras que las transiciones de
fase se discuten en The Periodic
Kingdom, de Peter W. Atkins (Basic
Books, 1995); y Gases, Liquids and
Solids, de D. Tabor (Cambridge
University Press, 1979).
Relatos populares sobre la historia
de la electricidad y el magnetismo se
hallan en: Electric Universe: The
Shocking True Story of Electricity, de
David Bodanis (Crown, 2005)
[traducción al castellano: El universo
eléctrico: la sorprendente aventura de
la electricidad, Editorial Planeta,
2006]; The Man Who Changed
Everything. The Life of James Clerk
Maxwell, de Basil Mahon (John Wiley
& Sons, 2003); y A Life of Discovery:
Michael Faraday, Giant of the
Scientific Revolution, de James
Hamilton (Random House, 2002).
G × [MASA 1] × [MASA 2]
Fuerza = (Pág.
distancia2
52)
La sencilla expresión, hallada también
por Sir Isaac Newton, para la fuerza
atractiva entre dos puntos masivos
cualesquiera. La fuerza es proporcional
al producto de las masas de cada objeto
e inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia que los separa.
La relación de De Broglie pλ = h
(Pág. 251)
El movimiento de cualquier materia
que tiene un momento p está asociado
con una onda de materia de longitud de
onda λ, siendo el producto del
momento por la longitud de onda la
constante h de Planck.