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7.

LOS DEBERES DEL ESTADO CON LOS CIUDADANOS


El Estado protegerá a la familia y a todos los hijos, vengan de la familia que vengan y sean como sean sus padres.
Para el Estado, da igual si los padres están casados o no. Además, los padres tienen obligación de cuidar a los
hijos, a todos los que tengan (lo que no significa que les dejen hacer lo que les dé la gana, porque los hijos
tienen la obligación de respetar y obedecer a los padres).

El Estado intentará que el dinero que recauda a través de Hacienda (el fondo), se reparta de manera justa entre
las comunidades españolas, para que no haya unas en las que se viva muy mal y otras en las que se viva muy
bien. Es que se ha demostrado que, cuando una parte está muy bien y otra extremadamente mal, empiezan los
problemas que, al final, acaban afectando a todos. Para que no haya muchas diferencias es importante que no
haya paro (personas sin trabajo), y por eso el Estado se encarga de evitarlo.

Las instituciones del Estado cuidarán de que las condiciones de trabajo sean buenas: por ejemplo: los sueldos,
las horas que hay que estar trabajando, los lugares de trabajo, los centros de aprendizaje de los trabajadores.
Es verdad que los ciudadanos tenemos el derecho y el deber de trabajar para conseguir dinero con el que poder
vivir, pero eso no significa que tengamos que hacer cualquier cosa por dinero: no tenemos que hacer cosas que
vayan contra nuestros derechos para poder trabajar.

El Estado tiene que mantener la Seguridad Social, que es la que te permite subsistir si te pasa algo grave: te
pones enfermo o te quedas sin trabajo o si te jubilas por la edad. De hecho, todos los trabajadores pagamos
parte de nuestro sueldo para formar el fondo de la Seguridad Social. Así, cuando nos pasa algo, podemos recibir
parte de ese dinero hasta que el problema se solucione. Si la gente se escaquea y no paga a la Seguridad Social,
luego no habrá dinero en caso de necesidad.

El Estado tiene que proteger la salud de los ciudadanos, así que tiene que organizar bien los hospitales y
servicios sanitarios para cuando estamos enfermos y fomentar que podamos hacer deporte y actividades que
beneficien nuestra salud. Por eso, de vez en cuando se organizan campañas a favor del deporte, de la buena
alimentación o en contra del tabaco y las drogas.

El Estado también tiene que facilitar y promover otras cosas que mejoran nuestra calidad de vida: como que
todos tengamos acceso a la cultura, o sea, bibliotecas, museos, cine, música, teatro, y todas las artes, en
general. O también mejorar las condiciones para la investigación científica y conservar y proteger el medio
ambiente. Se vive mucho más feliz en un entorno bien cuidado que en un sitio que está hecho un asco. Otra
cosa que debe conservar el Estado, son las obras de arte, la cultura y las tradiciones de los pueblos españoles.
La cultura y las tradiciones de los lugares en los que hemos nacido forman parte de nuestras raíces, nos ponen
en contacto con nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos...con los antepasados y quienes contribuyeron a
formar los lugares que ahora conocemos. Son importantes para la persona y porque contribuyen a la diversidad:
a que unos lugares sean distintos de los otros y aporten cosas diferentes. Por eso, y aunque el Estado tiene que
protegerlo, los ciudadanos tenemos la obligación de cuidar esa riqueza también, respetando la que aportan los
demás.

El Estado tiene que proteger el derecho a una vivienda digna de todos los españoles. Je, je, je. Ultimamente se
habla mucho de este derecho. No significa que a todos nos tengan que regalar una casa automáticamente, pero
lo que sí tiene que hacer el Estado es luchar contra la especulación, es decir, contra las maniobras de algunos
para intentar que suban los precios de las casas. Hay cosas con las que, si se especula, no es un gran problema:
los diamantes, los abrigos de piel... Si sube mucho el precio de estas cosas, pues vale, habrá muchas personas
que no tendrán diamantes, no pasa nada. Pero si sube mucho el precio de las viviendas y muchas personas no
pueden acceder a una, entonces ¿qué hacen? ¿dónde viven? ¿y a la sociedad le interesa tener a un montón de
gente en la calle, sin casa? La vivienda es algo necesario, y por eso hay que protegerlo. Pero no sólo el Estado,
sino el resto de los ciudadanos. Por eso, la obligación del Estado es evitar la corrupción de los políticos que se
encargan de decidir qué terrenos se dedican a la construcción e impedir que haya ciudadanos que se pongan a
jugar al "Monopoli" con las viviendas. Una vez más, este problema se resuelve con la colaboración de la Justicia
y de los ciudadanos.

El Estado tiene que ayudar especialmente a los ciudadanos que lo tienen más difícil por sus desventajas físicas
o mentales y a los ancianos: por ejemplo, los jubilados cobrarán pensiones, o sea, que cuando ya son mayores
y dejan de trabajar, cobran un sueldo que sale de la Seguridad Social, porque para eso han estado pagando una
parte, todos los meses, mientras estaban trabajando.

El Estado vigilará para que las cosas que compramos estén en buenas condiciones y no nos timen. Los que
compramos, o sea los consumidores, tenemos que estar informados y denunciar los engaños para evitar que
los timadores sigan a su bola. Es muy interesante formar asociaciones de consumidores para luchar contra el
timo.

Para controlar que el Estado cumple con sus obligaciones y que no hay abusos contra los ciudadanos, está el
Defensor del Pueblo, al que pueden pedir ayuda los ciudadanos si tienen algún problema con el Estado.

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