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"La interpretación de los sueños"; Freud (resumen)

La interpretación de los sueños

Resumen de Freud S, La interpretación de los sueños, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva,
1981, 4° edición.

En este texto del año 1900, Sigmund Freud plantea a los sueños como una realización alucinatoria
de deseos, y por tanto como una vía privilegiada de acceso al inconciente, mediante el empleo del
método interpretativo, fundado en la asociación libre. El texto es también importante, según
muchos, por exponer aquí Freud en forma sistemática su primera teoría del aparato psíquico (o
primera tópica).

* relación del sueño con la vigilia

* la memoria en el sueño

* estímulos y fuentes de los sueños

* el olvido del sueño al despertar

* características psicológicas del sueño

* sentimientos éticos en el sueño

* función del sueño

* sueño y enfermedad mental.

2. El método para interpretar los sueños

Freud considera que todo sueño es interpretable, es decir, puede encontrarse su sentido. Esto
significa 'sustituirlo' por algo que puede incluirse en la concatenación de nuestros actos psíquicos
como un factor de importancia y valor equivalentes a los demás actos psíquicos. La labor de
interpretar no recae sobre todo el sueño en su conjunto sino sobre sus partes componentes: el
ejemplo del sueño que tuvo Freud con Irma muestra cómo aquél va interpretando cada parte por
separado. El llamado 'método descifrador' no sirve, pues se basa en una especie de libro de los
sueños, donde cada cosa soñada significa tal otra cosa en forma rígida, sin considerar la

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peculiaridad de cada sujeto. El ejemplo del sueño de Irma ilustra el método para interpretar los
sueños: primero se descompone el relato en partes, y recién al final surge la interpretación final o
global, en la cual se nos revela el sueño como una realización de deseos.

3. El sueño como realización de deseos

El sueño no es meramente actividad somática: es un acabado fenómeno psíquico de realización de


deseos, y por tanto debe ser incluído en el conjunto de los actos comprensibles (no
incomprensibles) de nuestra vida despierta, constituyendo el resultado de una actividad intelectual
altamente complicada. Por ejemplo, en el sueño de Irma, Freud satisface su deseo de vengarse de
su amigo Otto y el doctor M.

4. La deformación onírica

El deseo aparece disfrazado en el aspecto manifiesto del sueño, en lo efectivamente soñado,


proceso denominado 'deformación onírica'. Freud se pregunta porqué tiene que haber una
deformación, ya que podría haber ocurrido que el sueño expresara el deseo en forma directa, sin
deformación. Esta deformación es intencional y se debe a la censura que el sujeto ejerce contra la
libre expresión de deseos, por encontrarlos censurables por algún motivo.

Hay sueños negativos de deseos, donde lo que aparece es el incumplimiento de un deseo. Para
esto se dan varias explicaciones, entre las cuales está la satisfacción de una tendencia masoquista.
No obstante sigue en pie la conclusión general de Freud: los sueños son realizaciones disfrazadas
de deseos reprimidos.

Resumen ampliado del capítulo 4

Nos preguntamos cómo los sueños de contenido penoso podían ser interpretados como
realizaciones de deseos, y ello es perfectamente posible cuando ha tenido efecto una deformación
onírica; esto es, cuando el contenido penoso no sirve sino de disfraz de otro deseado. Los sueños
penosos contienen, algo penoso para la Cc., pero que al mismo tiempo cumplen un deseo del Inc.
El análisis nos demuestra que el sueño posee realmente un sentido: el de una realización de
deseos. En el tratamiento analítico de un psiconeurótico comunico al sujeto todos aquellos
esclarecimientos psicológicos con ayuda de los cuales he llegado a la comprensión de los síntomas;

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pero estas explicaciones son siempre objeto, por parte del enfermo, de una implacable crítica, se
niegan a aceptar que todos los sueños son realizaciones de deseos, como por ejemplo esta
paciente histérica:

- Dice usted que todo sueño es un deseo cumplido. Pues bien: le voy a referir uno que es todo lo
contrario. En él se me niega precisamente un deseo: «Quiero dar una comida, pero no dispongo
sino de un poco de salmón ahumado. Pienso en salir para comprar lo necesario, pero recuerdo que
es domingo y que las tiendas están cerradas. Intento luego telefonear a algunos proveedores, y
resulta que el teléfono no funciona. De este modo, tengo que renunciar al deseo de dar una
comida.»

¿De qué material ha surgido este sueño?. Su marido, un carnicero, le había dicho el día anterior
que estaba demasiado gordo e iba a comenzar una dieta y haría gimnasia, y sobre todo, no
aceptaría ya más invitaciones a comer fuera de su casa. Hace mucho tiempo que ella tiene el deseo
de tomar caviar, pero no quiere permitirse el gasto que ello supondría. Naturalmente, tendría el
caviar deseado en cuanto expresase su deseo a su marido. Pero, por el contrario, recientemente le
ha pedido que no se lo traiga nunca para poder seguir embromándole con este motivo.

La paciente se ve obligada a crearse en la vida un deseo insatisfecho. Su sueño le muestra también


realizada la negación de un deseo. Después de una corta pausa, declara que ayer fue a visitar a una
amiga suya de la que se halla celosa, pues su marido la celebra siempre extraordinariamente. Por
fortuna, dice, está muy seca y delgada y a su marido le gustan las mujeres de formas llenas. Su
amiga habló durante la visita, de su deseo de engordar. Además, le preguntó: «¿Cuándo vuelve
usted a convidarnos a comer? En su casa se come siempre maravillosamente.»

- Es como si ante la pregunta de su amiga hubiera usted pensado: "¡Cualquier día te convido yo,
para que engordes hartándote de comer a costa mía y gustes luego más a mi marido!". De este
modo, cuando a la noche siguiente sueña usted que no puede dar una comida, su sueño realiza su
deseo de no colaborar al redondeamiento de las formas de su amiga. La idea de que comer fuera
de su casa engorda le ha sido sugerida por el propósito que su marido le comunicó de rehusar en
adelante toda invitación de este género, como parte del régimen al que pensaba someterse para
adelgazar. Ahora bien, ¿Por qué ha escogido usted en su sueño precisamente «salmón ahumado»?

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- Sin duda porque es el plato preferido de mi amiga. (Casualmente a esta señora le sucede con este
plato lo mismo que a mi paciente con el caviar; esto es, que, gustándole mucho, se priva de él por
razones de economía.)

Este mismo sueño es susceptible de dos interpretaciones que no se contradicen, sino que
constituyen un ejemplo del doble sentido habitual de los sueños. Su deseo es que no se realiza un
deseo de su amiga, pero en cambio sueña que no se le realiza a ella otro suyo. La sujeto no se
refiere a sí misma en el sueño sino a su amiga, sustituyéndose a ella en el contenido manifiesto, es
decir se identifica con ella.

La identificación es un factor importantísimo del mecanismo de los síntomas histéricos, y


constituye un medio por el que los enfermos logran expresar en sus síntomas los estados de toda
una amplia serie de personas y no únicamente los suyos propios. De este modo sufren por todo un
conjunto de hombres y tienen la facultad de imitar todos los síntomas que en otros enfermos les
impresionan. El proceso psíquico en la imitación histérica equivale a un proceso deductivo
inconsciente. Por ejemplo “si tales causas provocan ataques como ese, también yo puedo tenerlos,
pues tengo idénticos motivos”. Si esta conclusión fuera capaz de conciencia, conduciría al temor de
padecer tales ataques, pero como tiene efecto en un terreno psíquico distinto, se produce el
síntoma temido. Así pues, la identificación no es una simple imitación, sino una apropiación
basada en la misma causa etiológica, expresa una equivalencia y se refiere a una comunidad que
permanece en lo Inc. La identificación es utilizada casi siempre en la histeria para la expresión de
una comunidad sexual. Ella se identifica en sus síntomas con aquellas personas con las que ha
mantenido comercio sexual o con las que lo mantienen con las mismas personas que ella. Tanto en
la fantasía histérica como en el sueño basta para la identificación que el sujeto piense en
relaciones sexuales, sin necesidad de que las mismas sean reales. Así pues el sueño de la bella
carnicera expresa los celos que su amiga le inspira sustituyéndose a ella en él e identificándose con
ella por medio de la creación de un síntoma, el deseo prohibido. La sujeto ocupa en su sueño el
lugar de su amiga porque ésta ocupa en el ánimo de su marido el lugar que a ella le corresponde y
porque quisiera ocupar en la estimación del mismo el lugar que aquélla ocupa.

El resumen agregado al capítulo 4 ha sido realizado por:

Andrea D’Abate, Bachiller y Profesora de Psicología. Universidad Católica de Salta. Salta, Argentina

5. Material y fuente de los sueños

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Las fuentes de donde los sueños extraen su material, vale decir su temática o contenido, son las
siguientes:

5. Material y fuente de los sueños

Las fuentes de donde los sueños extraen su material, vale decir su temática o contenido, son las
siguientes:

a. Lo reciente y lo indiferente

b. Experiencias infantiles

c. Fuentes somáticas

d. Fuentes comunes a todo el género humano (sueños típicos)

En los sueños solemos encontrar restos diurnos, experiencias del día anterior: esto es lo reciente.
Sin embargo el sueño no acoge todas esas experiencias, sino sólo aquellas que son indiferentes o
secundarias vistas desde nuestra vida despierta. Este carácter nimio de lo manifiesto, sin embargo,
remite siempre a algo sumamente importante en el nivel latente. El sueño puede surgir también de
impresiones infantiles que durante la vigilia hemos olvidado. Habitualmente estas impresiones no
aparecen en forma directa sino a través de alguna alusión, y entonces la interpretación desarrolla y
completa esta impresión infantil.

Los sueños poseen con frecuencia varios sentidos (varias realizaciones de deseos). Incluso una de
ellas puede encubrir a la otra, hasta que debajo de todas ellas encontramos un deseo primordial
de nuestra primera infancia.

Otras fuentes del material onírico son los estímulos somáticos. Estas fuentes se agregan a las
anteriores, de manera que la teoría del sueño como realización de deseos sigue en pie. Un
estímulo somático importante es la necesidad de dormir, y aquí entonces el sueño tiene por
función preservar ese dormir. Un estímulo somático, placentero o displacentero, puede generar en
el sueño una escena como producto psíquico (la sensación de sed evocada en la imagen del
desierto); y al revés, sucede también que un contenido psíquico reprimido puede sustituírse

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fácilmente por una interpretación somática (por ejemplo la sobreprotección materna puede
sustituírse como asfixia orgánica).

Por último, hay ciertos sueños típicos que sugieren que hay fuentes comunes a todos los seres
humanos. Por ejemplo el sueño de sentir vergüenza ante la propia desnudez, la muerte de
personas queridas, los sueños de dar examen, el sueño de volar, etc.

6. La elaboración onírica

La elaboración onírica es un mecanismo por el cual las ideas latentes (lo más importante del
sueño) son disfrazadas o transformadas en otro código: el contenido manifiesto. Mediante la
elaboración entonces lo latente aparece disfrazado en lo manifiesto, tarea que se lleva a cabo
mediante mecanismos como la condensación, el desplazamiento, etc.

La brevedad del sueño manifiesto, comparada con la amplitud y riqueza de lo latente, nos obliga a
pensar que hay un trabajo de condensación, por el cual en un contenido manifiesto se condensan
varias ideas latentes. La condensación se ve especialmente cuando en el sueño aparecen palabras
raras (las cuales condensan varias ideas).

El desplazamiento consiste en representar una idea latente en otros contenidos manifiestos que
aparentemente no tienen nada que ver. En la elaboración onírica se manifiesta un poder psíquico
que despoja de su intensidad a los elementos de elevado valor psíquico (latentes) y crea, además,
por la super determinación de otros elementos menos valiosos, nuevos valores, que pasan
entonces al contenido manifiesto.

Condensación, desplazamiento, super determinación son proceso de elaboración llevados a cabo


por la influencia de la censura, que obliga a disfrazar lo latente. Lo latente debe encontrarse lo
suficientemente disfrazado como para 'engañar' la barrera de la censura, de la resistencia.

Un tercer mecanismo de elaboración es la simbolización, o sea el empleo de símbolos para


expresar lo latente. Por ejemplo, el sombrero como símbolo de los genitales masculinos. Tales
símbolos no tienen un significado fijo o rígido, y dependen de cada sujeto.

En la elaboración onírica se da también un 'cuidado de la representabilidad', lo que significa que


ideas abstractas e incoloras como suelen ser las ideas latentes, se traducen en lo manifiesto como
expresiones plásticas y concretas, con lo cual entonces lo latente aparece aún más disfrazado. En
general, el trabajo de elaboración hace que los sueños aparezcan como absurdos.

Lo interpretable no es solamente el sueño, sino además también todas nuestras opiniones y


sensaciones que el sueño nos suscita una vez que hemos despertado. El sueño no es solamente
una expresión de ideas latentes, sino también de afectos latentes. Las manifestaciones afectivas
que aparecen en el sueño guardan relación con afectos latentes.

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Un cuarto y último mecanismo de elaboración es la elaboración secundaria, que le da una
apariencia lógica al sueño incoherente, disfrazándolo entonces aún más. En general, la elaboración
no piensa, ni calcula, ni juzga: se limita a transformar o disfrazar, dando como resultado un
producto llamado sueño. Las ideas latentes, para poder encontrar expresión en él, deben primero
sustraerse a la influencia de la censura, lo cual se logra gracias al desplazamiento de las
intensidades psíquicas hasta lograr la transformación de todos los elementos. La reproducción de
las ideas debe llevarse a cabo mediante imágenes visuales o acústicas, desplazamientos que se
logran gracias al cuidado de la representabilidad.

7. Psicología de los procesos oníricos

Freud enumera aquí una serie de características psicológicas del sueño, que nos ayudarán a
entenderlo mejor.

En primer lugar encontramos el olvido de los sueños, lo cual se debe a la censura. Al revés, el
estado de reposo hace posible la formación de sueños, al debilitarse aquella censura endo
psíquica.

Otra característica del sueño es la regresión, y en este sentido el sueño se opone a muchas de
nuestras actividades de la vigilia. En el estado vigil vamos desde lo sensorial, desde la huella
mnémica, hacia el polo motor. Por ejemplo, una emoción o una idea suscita una acción. En el
sueño ocurre a la inversa, habiendo una regresión del polo motor hacia la huella mnémica. Este
mismo proceso regresivo podemos tenerlo incluso despiertos, como por ejemplo cuando
recordamos algo (vamos hacia la huella mnémica). Lo que en el sueño sucede es lo siguiente: la
excitación toma un camino regresivo, y en lugar de avanzar hacia el extremo motor del aparato, se
propaga hacia el extremo sensible y acaba por llegar al sistema de las percepciones, produciendo
alucinaciones. En los síntomas neuróticos aparecen también fenómenos regresivos. El mecanismo
regresivo del sueño es explicado por Freud mediante un esquema, que se conoce habitualmente
con el nombre de 'esquema del peine'.

Otra característica es el sueño como realización de deseos. No obstante, Freud aclara que un deseo
insatisfecho durante el día no basta para producir un sueño esa noche: el deseo conciente sólo es
un estímulo para un sueño cuando consigue despertar un deseo inconciente de efecto paralelo con
el cual reforzar su energía, y este deseo inconciente es un deseo infantil.

Otra característica: el sueño de alguna forma interrumpe el reposo porque recibe excitaciones o
estimulaciones que no vienen del exterior pero sí de la intimidad anímica. Sueños muy intensos
pueden llegar a despertarnos, tales como los sueños de angustia. Cuando la realización de deseos
en el sueño conmueve intensamente lo preconciente amenazando con interrumpir el reposo, el
sueño deja de cumplir su otra función, que es preservar el dormir.

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También podemos decir que el sueño se rige por el proceso primario, (y no el secundario que
dirige el pensamiento lógico de la vigilia). Este proceso primario lo lleva a cabo el sistema
inconciente, mientras el secundario el sistema pre-conciente.

El proceso primario se denomina de esta manera no sólo por su mayor importancia, sino porque
está presente desde el principio, mientras que los procesos secundarios van desarrollándose
después en forma paulatina con el fin de coartar o someter a los procesos primarios, y así poder
dominarlos.

Los procesos primario y secundario son dos modos de derivación de la excitación. Por ejemplo, los
primeros surgen siempre que las representaciones son abandonadas por la carga pre-conciente,
quedando entregadas a sí mísmas y pudiendo realizarse con la energía no coartada de lo
inconciente, que aspira a una derivación o descarga de esa excitación.

No debemos pensar por esto que la representación psíquica circula de un lugar a otro dentro del
psiquismo (sentido tópico), sino mas bien que está inervada de distinta manera (sentido dinámico).
Entonces inconciente y conciente no son estrictamente hablando lugares sino cualidades de la
representación psíquica: esta podrá ser conciente, preconciente o inconciente no según el lugar
que ocupa sino según su modo de inervación.

Lo inconciente es lo psíquico verdaderamente real: su naturaleza interna no es tan desconocida


como la realidad exterior, y nos es revelada por el testimonio de nuestra conciencia tan
incompletamente como el mundo exterior nos es revelado por los sentidos.

A continuación de resume con mayor detalle el punto B de este capítulo 7

En sus intentos por explicar el mecanismo de los sueños, Freud desarrolla en esta sección de "La
interpretación de los sueños" su primera teoría del aparato psíquico, también llamada primera
tópica freudiana.

El sueño es un acto psíquico importante y completo, y su fuerza impulsora es siempre un deseo por
realizar. Su aspecto, en el que nos es imposible reconocer tal deseo, y sus muchas singularidades y
absurdidades proceden de: 1) la influencia de la censura psíquica que ha actuado sobre él durante
su formación, pero a más de la necesidad de escapar a esta censura, han colaborado en su
formación, 2) una necesidad de condensar el material psíquico, 3) un cuidado de que fuera posible
su representación por medio de imágenes sensoriales y, 4) además -aunque no regularmente-, el
cuidado de que el producto onírico total presentase un aspecto racional e inteligente.

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Deberemos investigar la relación recíproca existente entre el motivo optativo y las cuatro
condiciones indicadas, así como las de estas últimas entre sí. Por último, se incluirá al sueño en la
totalidad de la vida anímica.

En un sueño analizado anteriormente, quedó establecido que fue para permitir una realización de
deseos que el proceso mental del reposo quedó convertido en un sueño.

En dicho sueño, la idea latente sería: «Veo un resplandor que viene de la habitación en la que está
el cadáver. Quizá haya caído una vela sobre el ataúd y se esté quemandoel niño.» El sueño
reproduce sin modificación alguna el resultado de esta reflexión, pero lo introduce en una
situación presente y percibida por los sentidos como un suceso de la vigilia. Este es, como
sabemos, el carácter psicológico más general y evidente del sueño. Una idea, casi siempre la que
entraña el deseo, queda objetivizada en el sueño y representada en forma de escena vivida.

Un examen más detenido nos hace observar que la forma aparente de este sueño nos muestra dos
caracteres casi independientes entre sí. El primero es la representación en forma de situación
presente, omitiendo el «quizá». El otro es la transformación de la idea en imágenes visuales y en
palabras.

Por ejemplo, en el sueño de la inyección de Irma la idea latente aparece en optativo: «¡Ojalá fuese
Otto el culpable de la enfermedad de Irma!» El sueño reprime el optativo y lo sustituye por un
simple presente: «Sí; Otto tiene la culpa de la enfermedad de Irma.» El presente es el tiempo en
que el deseo es representado como realizado, lo que también se ve en la ensoñación diurna.

El segundo de los caracteres es, en cambio, peculiar al sueño y lo diferencia de la ensoñación


diurna, y consiste en que el contenido de representaciones no es pensado, sino que –por lo
general- queda transformado en imágenes sensoriales a las que prestamos fe y que creemos vivir
(al igual que en la alucinación). Asimismo hay en todo sueño algo externo, elementos que no han
quedado transformados en imágenes sensoriales y que son simplemente pensados o sabidos del
mismo modo que en la vigilia.

Para Fechner, las escenas oníricas son distintas de aquellas donde se desenvuelve la vida de
representación despierta, y dice que sólo esto puede hacernos comprender las singularidades de la
vida onírica.

La idea que así se nos ofrece es la de una localidad psíquica. La localidad psíquica corresponderá a
un lugar situado en el interior del aparato anímico, donde surge uno de los grados preliminares de
la imagen. En el microscopio y en el telescopio son estos lugares puntos ideales; esto es, puntos en
los que no se halla situado ningún elemento concreto del aparato.

Nos representamos, pues, el aparato anímico como un instrumento compuesto a cuyos elementos
damos el nombre de instancias o sistemas. Tales sistemas presentarían una orientación especial
constante entre sí, de un modo semejante a los diversos sistemas de lentes del telescopio, situados

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unos detrás de otros, de manera que existiría un orden fijo de sucesión establecido por la
circunstancia de que en determinados procesos psíquicos la excitación recorre los sistemas
conforme a una sucesión temporal determinada, orden que puede quedar modificado en otros
procesos. De los componentes del aparato hablaremos en adelante con el nombre del «sistema y».

Lo primero que nos llama la atención es que este aparato compuesto de sistema y posee una
dirección. Toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos (internos o externos) y termina en
inervaciones. De este modo adscribimos al aparato un extremo sensible y un extremo motor. En el
primero hay un sistema que recibe las percepciones, y en el motor, otro que libera la motilidad. El
proceso psíquico se desarrolla en general pasando desde el extremo de percepción hasta el
extremo de motilidad. Así, pues, el esquema más general del aparato psíquico presentaría el
aspecto de la FIGURA 1 (ver al final), y no es más que la realización de la hipótesis de que el
aparato psíquico tiene que hallarse construido como un aparato reflector.

En el extremo sensible, las percepciones dejan en nuestro aparato psíquico una huella mnémica
(referida a la función de la memoria). Tal huella mnémica no puede consistir sino en
modificaciones permanentes de los elementos del sistema. Pero, el que un mismo sistema haya de
retener fielmente modificaciones de sus elementos y conservar, sin embargo, una capacidad
constante de acoger nuevos motivos de modificación supone no pocas dificultades. Para salvarlas,
podemos distribuir estas dos funciones en sistemas distintos, suponiendo que los estímulos de
percepción son acogidos por un sistema anterior del aparato que no conserva nada de ellos, esto
es, que carece de toda memoria, y que detrás de este sistema hay otro que transforma la
momentánea excitación del primero en huellas duraderas. La FIGURA 2 corresponde a este nuevo
aspecto del aparato psíquico (ver al final).

Sabido es que las percepciones que actúan sobre el sistema P perduran algo más que su contenido.
Nuestras percepciones demuestran hallarse también enlazadas entre sí en la memoria, conforme a
su primitiva coincidencia en el tiempo (hecho conocido como asociación). Ahora bien: el sistema P
no puede conservar las huellas para la asociación, puesto que carece de memoria. Cada uno de los
elementos P quedaría obstruido en su función si un resto de una asociación anterior se opusiera a
una nueva percepción. Debemos, pues, suponer que los sistemas mnémicos constituyen la base de
la asociación. Esta consistirá entonces en que, siguiendo la menor resistencia, se propagará la
excitación preferentemente de un primer elemento Hm a un segundo elemento, en lugar de saltar
a otro tercero. Un detenido examen nos muestra, pues, la necesidad de aceptar la existencia de
más de uno de estos sistemas Hm, en cada uno de los cuales es objeto de una distinta fijación la
excitación propagada por los elementos P. El primero de estos sistemas Hm contendrá de todos
modos la fijación de la asociación por simultaneidad, y en los más alejados quedará ordenado el
mismo material de excitación según otros distintos órdenes de coincidencia, de manera que estos
sistemas posteriores representarían, por ejemplo, las relaciones de analogía, etc.

Intercalemos aquí una importante indicación. El sistema P, que no conserva las modificaciones,
esto es, carece de memoria, aporta a nuestra conciencia toda la variedad de las cualidades
sensibles. Por el contrario, nuestros recuerdos son inconscientes en sí. Pueden devenir

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conscientes, pero despliegan todos sus efectos en estado inconsciente. Aquello que denominamos
nuestro carácter reposa sobre las huellas mnémicas de nuestras impresiones, y precisamente
aquellas impresiones que han actuado más intensamente sobre nosotros, o sea las de nuestra
primera juventud, son las que no se hacen conscientes casi nunca.

Pero cuando los recuerdos se hacen de nuevo conscientes no muestran cualidad sensorial alguna o
sólo muy pequeña, en comparación con las percepciones. Todo lo que hasta ahora hemos
supuesto sobre la composición del aparato psíquico en su extremo sensible ha sido sin tener en
cuenta para nada el sueño ni las explicaciones psicológicas que de su estudio pueden deducirse.
Este estudio nos proporciona, en cambio, gran ayuda para el conocimiento de otro sector del
aparato. Hemos visto que nos era imposible explicar la formación de los sueños si no nos
decidíamos a aceptar la existencia de dos instancias psíquicas, una de las cuales somete a una
crítica la actividad de la otra; crítica de la que resulta la exclusión de esta última de la conciencia.

La instancia crítica mantiene con la conciencia relaciones más íntimas que la criticada, hallándose
situada entre ésta y la conciencia a manera de pantalla. Hemos encontrado, además, puntos de
apoyo para identificar la instancia crítica con aquello que dirige nuestra vida despierta y decide
sobre nuestra actividad voluntaria y consciente. Si ahora sustituimos estas instancias por sistemas,
quedará situado el sistema crítico en el extremo motor del aparato psíquico supuesto. Incluiremos,
pues, ambos sistemas en nuestro esquema y les daremos nombres que indiquen su relación con la
conciencia: ver FIGURA 3 al final.

Al último de los sistemas situados en el extremo motor le damos el nombre de preconciente para
indicar que sus procesos de excitación pueden pasar directamente a la conciencia siempre que
aparezcan cumplidas determinadas condiciones; por ejemplo, la de cierta intensidad, etc. Este
sistema es también el que posee la llave del acceso a la motilidad voluntaria. Al sistema que se
halla detrás de él le damos el nombre de inconsciente porque no comunica con la conciencia sino a
través de lo preconciente, sistema que impone al proceso de excitación, a manera de peaje,
determinadas transformaciones.

Situaremos el estímulo de la formación de los sueños en el sistema Inc., aunque, como más
adelante explicaremos, no es esto rigurosamente exacto, pues la formación de los sueños se halla
forzada a enlazarse con ideas latentes que pertenecen al sistema de lo preconciente. Pero también
averiguaremos en otro lugar, al tratar del deseo onírico, que la fuerza impulsora del sueño es
proporcionada por el sistema Inc., y esta última circunstancia nos mueve a aceptar el sistema
inconsciente como el punto de partida de la formación de los sueños. Este estímulo onírico
exteriorizará, como todos los demás productos mentales, la tendencia a propagarse al sistema
Prec. y pasar de éste a la conciencia.

La experiencia nos enseña que durante el día aparece desplazado por la censura de la resistencia, y
para las ideas latentes, este camino que conduce a la conciencia a través de lo preconciente.
Durante la noche se procuran dichas ideas el acceso a la conciencia, surgiendo aquí la
interrogación de por qué camino y merced a qué modificación lo consiguen. Si el acceso de estas

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ideas latentes a la conciencia dependiera de una disminución nocturna de la resistencia que vigila
en la frontera entre lo inconsciente y lo preconciente, tendríamos sueños que nos mostrarían el
carácter alucinatorio que ahora nos interesa. El relajamiento de la censura entre los dos sistemas
Inc. y Prec. no puede explicarnos, por tanto, sino aquellos productos oníricos exentos de imágenes
sensoriales.

Hay que pensar que en el sueño alucinatorio sucede lo siguiente: la excitación toma un camino
regresivo: en lugar de avanzar hacia el extremo motor del aparato (como en la vigilia, dirección
progresiva), se propaga hacia el extremo sensible, y acaba por llegar al sistema de las
percepciones.

Esta regresión es muy importante en el sueño pero se ve también en el recordar voluntario, la


reflexión y otros pensamientos normales donde se retrocede desde un acto complejo de
representación al material bruto de las huellas mnémicas en que se basa.

Pero, porqué no sucede también esto en el sueño? Ya habíamos dicho que la elaboración del sueño
llevaba a cabo una total transmutación de todos los valores psíquicos, despojando de su intensidad
a unas representaciones para transferirlas a otras. Esta modificación del proceso psíquico
acostumbrado es la que hace posible cargar el sistema de las P hasta la completa vitalidad en una
dirección inversa, o sea partiendo de las ideas.

En suma, hablamos de regresión cuando la representación queda transformada, en el sueño, en


aquella imagen sensible de la que nació anteriormente. Considerando el proceso onírico como una
regresión dentro del aparato anímico, puede ahora explicarse porqué las relaciones intelectuales
de las ideas, latentes entre sí, desaparecen en la elaboración del sueño o no encuentran sino muy
trabajosamente una expresión. En efecto, estas relaciones intelectuales no se hallan contenidas en
los primeros sistemas Hm, sino en otros anteriores a ellos, y tienen que perder su expresión en el
proceso regresivo hasta las imágenes de percepción.

Mas ¿por qué transformaciones resulta posible esta regresión, imposible durante el día?
Sospechamos que se trata de modificaciones de las cargas de energía de cada uno de los sistemas;
modificaciones que los hacen más o menos transitables o intransitables para el curso de la
excitación. Esta circunstancia constituiría aquel «apartamiento del mundo exterior» en el que
algunos ven la explicación de los caracteres psicológicos del sueño. Sin embargo, al explicar la
regresión del sueño habremos de tener en cuenta aquellas otras regresiones que tienen efecto en
los estados patológicos de la vigilia; regresiones a las que nuestra anterior hipótesis resulta
inaplicable, pues se desarrolla, a pesar de no hallarse interrumpida la corriente sensible, en
dirección progresiva.

Las alucinaciones de la histeria y de la paranoia y las visiones de las personas normales


corresponden, efectivamente, a regresiones, esto es, son ideas transformadas en imágenes. Pero
en estos casos no experimentan tal transformación más que aquellas ideas que se hallan en íntima
conexión con recuerdos reprimidos o inconscientes.

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Freud menciona aquí algunos ejemplos, como el del niño que cuando quería dormir lo asaltaban
visiones de caras verdes, que tenían relación con el aspecto de la cara que según su madre tenía
por masturbarse. Estos y otros ejemplos robustecen la afirmación de que en estos casos de
transformación represiva de las ideas hemos de tener en cuenta la influencia de un recuerdo
reprimido o inconsciente, infantil en la mayoría de los casos. Este recuerdo arrastra consigo a la
regresión; esto es, a la forma de representación, en la que el mismo se halla dado psíquicamente, a
las ideas con él enlazadas y privadas de expresión por la censura.

Si recordamos cuál es el papel que en las ideas latentes corresponde a los sucesos infantiles o a las
fantasías en ellos basadas; con cuánta frecuencia emergen de nuevo fragmentos de los mismos en
el contenido latente, y cómo los mismos deseos del sueño aparecen muchas veces derivados de
ellos, no rechazaremos la probabilidad de que la transformación de las ideas en imágenes visuales
sea también en el sueño la consecuencia de la atracción que el recuerdo, representado
visualmente, y que tiende a resucitar, ejerce sobre las ideas privadas de conciencia, que aspiran a
hallar una expresión. Según esta hipótesis, podría también describirse el sueño como la sustitución
de la escena infantil, modificada por su transferencia a lo reciente. La escena infantil no puede
conseguir su renovación real y tiene que contentarse con retornar a título de sueño.

La importancia de las escenas infantiles en el sueño torna superflua la hipótesis de Scherner de


que este se debe a una excitación interna del órgano de la visión. En todo caso, este estado de
excitación ha sido creado por el recuerdo y constituye la renovación de la excitación visual
experimentada en el momento real al que corresponde.

Concretando: la regresión es siempre un efecto de la resistencia, que se opone al avance de la idea


hasta la conciencia por el camino normal, y de la atracción simultánea que los recuerdos
sensoriales dados ejercen sobre ella. Aquello que en el análisis de la elaboración onírica hemos
descrito con el nombre de cuidado de la representabilidad podría ser referido a la atracción
selectora de las escenas visualmente recordadas, enlazadas a las ideas latentes.

En la teoría de la formación de síntomas neuróticos desempeña la regresión un papel no menos


importante que en la de los sueños. Distinguimos aquí tres clases de regresión: a) Una regresión
tópica, en el sentido del esquema de los sistemas omega. B) Una regresión temporal, en cuanto se
trata de un retorno a formaciones psíquicas anteriores. C) Una regresión formal cuando las formas
de expresión y representación acostumbradas quedan sustituidas por formas correspondientes
primitivas. Estas tres clases de regresión son en el fondo una misma cosa, y coinciden en la
mayoría de los casos, pues lo más antiguo temporalmente es también lo primitivo en el orden
formal, y lo más cercano en la tópica psíquica al extremo de la percepción (adición de 1914).

Finalmente, digamos que el acto de soñar es por sí una regresión a las más tempranas
circunstancias del soñador, una resurrección de su infancia con todos sus impulsos instintivos y sus
formas expresivas. Detrás de esta infancia individual se nos promete una visión de la infancia
filogénica y del desarrollo de la raza humana; desarrollo del cual no es el individual, sino una
reproducción abreviada e influida por las circunstancias accidentales de la vida. Sospechamos ya

13
cuán acertada es la opinión de Nietzsche de que “el sueño continúa un estado primitivo de la
humanidad, al que apenas podemos llegar por un camino directo” y esperamos que el análisis de
los sueños nos conduzca al conocimiento de la herencia arcaica del hombre y nos permita
descubrir en el lo anímicamente innato.

a. Lo reciente y lo indiferente

b. Experiencias infantiles

c. Fuentes somáticas

d. Fuentes comunes a todo el género humano (sueños típicos)

En los sueños solemos encontrar restos diurnos, experiencias del día anterior: esto es lo reciente.
Sin embargo el sueño no acoge todas esas experiencias, sino sólo aquellas que son indiferentes o
secundarias vistas desde nuestra vida despierta. Este carácter nimio de lo manifiesto, sin embargo,
remite siempre a algo sumamente placentero o displacentero importante en el nivel latente. El
sueño puede surgir también de impresiones infantiles que durante la vigilia hemos olvidado.
Habitualmente estas impresiones no aparecen en forma directa sino a través de alguna alusión, y
entonces la interpretación desarrolla y completa esta impresión infantil.

Los sueños poseen con frecuencia varios sentidos (varias realizaciones de deseos). Incluso una de
ellas puede encubrir a la otra, hasta que debajo de todas ellas encontramos un deseo primordial
de nuestra primera infancia.

Otras fuentes del material onírico son los estímulos somáticos. Estas fuentes se agregan a las
anteriores, de manera que la teoría del sueño como realización de deseos sigue en pie. Un
estímulo somático importante es la necesidad de dormir, y aquí entonces el sueño tiene por
función preservar ese dormir. Un estímulo somático, placentero o displacentero, puede generar en
el sueño una escena como producto psíquico (la sensación de sed evocada en la imagen del
desierto); y al revés, sucede también que un contenido psíquico reprimido puede sustituírse
fácilmente por una interpretación somática (por ejemplo la sobreprotección materna puede
sustituírse como asfixia orgánica).

Por último, hay ciertos sueños típicos que sugieren que hay fuentes comunes a todos los seres
humanos. Por ejemplo el sueño de sentir vergüenza ante la propia desnudez, la muerte de
personas queridas, los sueños de dar examen, el sueño de volar, etc.

6. La elaboración onírica

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La elaboración onírica es un mecanismo por el cual las ideas latentes (lo más importante del
sueño) son disfrazadas o transformadas en otro código: el contenido manifiesto. Mediante la
elaboración entonces lo latente aparece disfrazado en lo manifiesto, tarea que se lleva a cabo
mediante mecanismos como la condensación, el desplazamiento, etc.

La brevedad del sueño manifiesto, comparada con la amplitud y riqueza de lo latente, nos obliga a
pensar que hay un trabajo de condensación, por el cual en un contenido manifiesto se condensan
varias ideas latentes. La condensación se ve especialmente cuando en el sueño aparecen palabras
raras (las cuales condensan varias ideas).

El desplazamiento consiste en representar una idea latente en otros contenidos manifiestos que
aparentemente no tienen nada que ver. En la elaboración onírica se manifiesta un poder psíquico
que despoja de su intensidad a los elementos de elevado valor psíquico (latentes) y crea, además,
por la superdeterminación de otros elementos menos valiosos, nuevos valores, que pasan
entonces al contenido manifiesto.

Condensación, desplazamiento, superdeterminación son proceso de elaboración llevados a cabo


por la influencia de la censura, que obliga a disfrazar lo latente. Lo latente debe encontrarse lo
suficientemente disfrazado como para 'engañar' la barrera de la censura, de la resistencia.

Un tercer mecanismo de elaboración es la simbolización, o sea el empleo de símbolos para


expresar lo latente. Por ejemplo, el sombrero como símbolo de los genitales masculinos. Tales
símbolos no tienen un significado fijo o rígido, y dependen de cada sujeto.

En la elaboración onírica se da también un 'cuidado de la representabilidad', lo que significa que


ideas abstractas e incoloras como suelen ser las ideas latentes, se traducen en lo manifiesto como
expresiones plásticas y concretas, con lo cual entonces lo latente aparece aún más disfrazado. En
general, el trabajo de elaboración hace que los sueños aparezcan como absurdos.

Lo interpretable no es solamente el sueño, sino además también todas nuestras opiniones y


sensaciones que el sueño nos suscita una vez que hemos despertado. El sueño no es solamente
una expresión de ideas latentes, sino también de afectos latentes. Las manifestaciones afectivas
que aparecen en el sueño guardan relación con afectos latentes.

Un cuarto y último mecanismo de elaboración es la elaboración secundaria, que le da una


apariencia lógica al sueño incoherente, disfrazándolo entonces aún más. En general, la elaboración
no piensa, ni calcula, ni juzga: se limita a transformar o disfrazar, dando como resultado un
producto llamado sueño. Las ideas latentes, para poder encontrar expresión en él, deben primero
sustraerse a la influencia de la censura, lo cual se logra gracias al desplazamiento de las
intensidades psíquicas hasta lograr la transformación de todos los elementos. La reproducción de
las ideas debe llevarse a cabo mediante imágenes visuales o acústicas, desplazamientos que se
logran gracias al cuidado de la representabilidad.

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7. Psicología de los procesos oníricos

Freud enumera aquí una serie de características psicológicas del sueño, que nos ayudarán a
entenderlo mejor.

En primer lugar encontramos el olvido de los sueños, lo cual se debe a la censura. Al revés, el
estado de reposo hace posible la formación de sueños, al debilitarse aquella censura endopsíquica.

Otra característica del sueño es la regresión, y en este sentido el sueño se opone a muchas de
nuestras actividades de la vigilia. En el estado vigil vamos desde lo sensorial, desde la huella
mnémica, hacia el polo motor. Por ejemplo, una emoción o una idea suscita una acción. En el
sueño ocurre a la inversa, habiendo una regresión del polo motor hacia la huella mnémica. Este
mismo proceso regresivo podemos tenerlo incluso despiertos, como por ejemplo cuando
recordamos algo (vamos hacia la huella mnémica). Lo que en el sueño sucede es lo siguiente: la
excitación toma un camino regresivo, y en lugar de avanzar hacia el extremo motor del aparato, se
propaga hacia el extremo sensible y acaba por llegar al sistema de las percepciones, produciendo
alucinaciones. En los síntomas neuróticos aparecen también fenómenos regresivos. El mecanismo
regresivo del sueño es explicado por Freud mediante un esquema, que se conoce habitualmente
con el nombre de 'esquema del peine'.

Otra característica es el sueño como realización de deseos. No obstante, Freud aclara que un deseo
insatisfecho durante el día no basta para producir un sueño esa noche: el deseo conciente sólo es
un estímulo para un sueño cuando consigue despertar un deseo inconciente de efecto paralelo con
el cual reforzar su energía, y este deseo inconciente es un deseo infantil.

Otra característica: el sueño de alguna forma interrumpe el reposo porque recibe excitaciones o
estimulaciones que no vienen del exterior pero sí de la intimidad anímica. Sueños muy intensos
pueden llegar a despertarnos, tales como los sueños de angustia. Cuando la realización de deseos
en el sueño conmueve intensamente lo preconciente amenazando con interrumpir el reposo, el
sueño deja de cumplir su otra función, que es preservar el dormir.

También podemos decir que el sueño se rige por el proceso primario, (y no el secundario que
dirige el pensamiento lógico de la vigilia). Este proceso primario lo lleva a cabo el sistema
inconciente, mientras el secundario el sistema pre-conciente.

El proceso primario se denomina de esta manera no sólo por su mayor importancia, sino porque
está presente desde el principio, mientras que los procesos secundarios van desarrollándose
después en forma paulatina con el fin de coartar o someter a los procesos primarios, y así poder
dominarlos.

Los procesos primario y secundario son dos modos de derivación de la excitación. Por ejemplo, los
primeros surgen siempre que las representaciones son abandonadas por la carga pre-conciente,

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quedando entregadas a sí mísmas y pudiendo realizarse con la energía no coartada de lo
inconciente, que aspira a una derivación o descarga de esa excitación.

No debemos pensar por esto que la representación psíquica circula de un lugar a otro dentro del
psiquismo (sentido tópico), sino mas bien que está inervada de distinta manera (sentido dinámico).
Entonces inconciente y conciente no son estrictamente hablando lugares sino cualidades de la
representación psíquica: esta podrá ser conciente, preconciente o inconciente no según el lugar
que ocupa sino según su modo de inervación.

Lo inconciente es lo psíquico verdaderamente real: su naturaleza interna no es tan desconocida


como la realidad exterior, y nos es revelada por el testimonio de nuestra conciencia tan
incompletamente como el mundo exterior nos es revelado por los sentidos.

A continuación de resume con mayor detalle el punto B de este capítulo 7

En sus intentos por explicar el mecanismo de los sueños, Freud desarrolla en esta sección de "La
interpretación de los sueños" su primera teoría del aparato psíquico, también llamada primera
tópica freudiana.

El sueño es un acto psíquico importante y completo, y su fuerza impulsora es siempre un deseo por
realizar. Su aspecto, en el que nos es imposible reconocer tal deseo, y sus muchas singularidades y
absurdidades proceden de: 1) la influencia de la censura psíquica que ha actuado sobre él durante
su formación, pero a más de la necesidad de escapar a esta censura, han colaborado en su
formación, 2) una necesidad de condensar el material psíquico, 3) un cuidado de que fuera posible
su representación por medio de imágenes sensoriales y, 4) además -aunque no regularmente-, el
cuidado de que el producto onírico total presentase un aspecto racional e inteligente.

Deberemos investigar la relación recíproca existente entre el motivo optativo y las cuatro
condiciones indicadas, así como las de estas últimas entre sí. Por último, se incluirá al sueño en la
totalidad de la vida anímica.

En un sueño analizado anteriormente, quedó establecido que fue para permitir una realización de
deseos que el proceso mental del reposo quedó convertido en un sueño.

En dicho sueño, la idea latente sería: «Veo un resplandor que viene de la habitación en la que está
el cadáver. Quizá haya caído una vela sobre el ataúd y se esté quemandoel niño.» El sueño
reproduce sin modificación alguna el resultado de esta reflexión, pero lo introduce en una
situación presente y percibida por los sentidos como un suceso de la vigilia. Este es, como
sabemos, el carácter psicológico más general y evidente del sueño. Una idea, casi siempre la que
entraña el deseo, queda objetivizada en el sueño y representada en forma de escena vivida.

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Un examen más detenido nos hace observar que la forma aparente de este sueño nos muestra dos
caracteres casi independientes entre sí. El primero es la representación en forma de situación
presente, omitiendo el «quizá». El otro es la transformación de la idea en imágenes visuales y en
palabras.

Por ejemplo, en el sueño de la inyección de Irma la idea latente aparece en optativo: «¡Ojalá fuese
Otto el culpable de la enfermedad de Irma!» El sueño reprime el optativo y lo sustituye por un
simple presente: «Sí; Otto tiene la culpa de la enfermedad de Irma.» El presente es el tiempo en
que el deseo es representado como realizado, lo que también se ve en la ensoñación diurna.

El segundo de los caracteres es, en cambio, peculiar al sueño y lo diferencia de la ensoñación


diurna, y consiste en que el contenido de representaciones no es pensado, sino que –por lo
general- queda transformado en imágenes sensoriales a las que prestamos fe y que creemos vivir
(al igual que en la alucinación). Asimismo hay en todo sueño algo externo, elementos que no han
quedado transformados en imágenes sensoriales y que son simplemente pensados o sabidos del
mismo modo que en la vigilia.

Para Fechner, las escenas oníricas son distintas de aquellas donde se desenvuelve la vida de
representación despierta, y dice que sólo esto puede hacernos comprender las singularidades de la
vida onírica.

La idea que así se nos ofrece es la de una localidad psíquica. La localidad psíquica corresponderá a
un lugar situado en el interior del aparato anímico, donde surge uno de los grados preliminares de
la imagen. En el microscopio y en el telescopio son estos lugares puntos ideales; esto es, puntos en
los que no se halla situado ningún elemento concreto del aparato.

Nos representamos, pues, el aparato anímico como un instrumento compuesto a cuyos elementos
damos el nombre de instancias o sistemas. Tales sistemas presentarían una orientación especial
constante entre sí, de un modo semejante a los diversos sistemas de lentes del telescopio, situados
unos detrás de otros, de manera que existiría un orden fijo de sucesión establecido por la
circunstancia de que en determinados procesos psíquicos la excitación recorre los sistemas
conforme a una sucesión temporal determinada, orden que puede quedar modificado en otros
procesos. De los componentes del aparato hablaremos en adelante con el nombre del «sistema y».

Lo primero que nos llama la atención es que este aparato compuesto de sistema y posee una
dirección. Toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos (internos o externos) y termina en
inervaciones. De este modo adscribimos al aparato un extremo sensible y un extremo motor. En el
primero hay un sistema que recibe las percepciones, y en el motor, otro que libera la motilidad. El
proceso psíquico se desarrolla en general pasando desde el extremo de percepción hasta el
extremo de motilidad. Así, pues, el esquema más general del aparato psíquico presentaría el
aspecto de la FIGURA 1 (ver al final), y no es más que la realización de la hipótesis de que el
aparato psíquico tiene que hallarse construido como un aparato reflector.

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En el extremo sensible, las percepciones dejan en nuestro aparato psíquico una huella mnémica
(referida a la función de la memoria). Tal huella mnémica no puede consistir sino en
modificaciones permanentes de los elementos del sistema. Pero, el que un mismo sistema haya de
retener fielmente modificaciones de sus elementos y conservar, sin embargo, una capacidad
constante de acoger nuevos motivos de modificación supone no pocas dificultades. Para salvarlas,
podemos distribuir estas dos funciones en sistemas distintos, suponiendo que los estímulos de
percepción son acogidos por un sistema anterior del aparato que no conserva nada de ellos, esto
es, que carece de toda memoria, y que detrás de este sistema hay otro que transforma la
momentánea excitación del primero en huellas duraderas. La FIGURA 2 corresponde a este nuevo
aspecto del aparato psíquico (ver al final).

Sabido es que las percepciones que actúan sobre el sistema P perduran algo más que su contenido.
Nuestras percepciones demuestran hallarse también enlazadas entre sí en la memoria, conforme a
su primitiva coincidencia en el tiempo (hecho conocido como asociación). Ahora bien: el sistema P
no puede conservar las huellas para la asociación, puesto que carece de memoria. Cada uno de los
elementos P quedaría obstruido en su función si un resto de una asociación anterior se opusiera a
una nueva percepción. Debemos, pues, suponer que los sistemas mnémicos constituyen la base de
la asociación. Esta consistirá entonces en que, siguiendo la menor resistencia, se propagará la
excitación preferentemente de un primer elemento Hm a un segundo elemento, en lugar de saltar
a otro tercero. Un detenido examen nos muestra, pues, la necesidad de aceptar la existencia de
más de uno de estos sistemas Hm, en cada uno de los cuales es objeto de una distinta fijación la
excitación propagada por los elementos P. El primero de estos sistemas Hm contendrá de todos
modos la fijación de la asociación por simultaneidad, y en los más alejados quedará ordenado el
mismo material de excitación según otros distintos órdenes de coincidencia, de manera que estos
sistemas posteriores representarían, por ejemplo, las relaciones de analogía, etc.

Intercalemos aquí una importante indicación. El sistema P, que no conserva las modificaciones,
esto es, carece de memoria, aporta a nuestra conciencia toda la variedad de las cualidades
sensibles. Por el contrario, nuestros recuerdos son inconscientes en sí. Pueden devenir
conscientes, pero despliegan todos sus efectos en estado inconsciente. Aquello que denominamos
nuestro carácter reposa sobre las huellas mnémicas de nuestras impresiones, y precisamente
aquellas impresiones que han actuado más intensamente sobre nosotros, o sea las de nuestra
primera juventud, son las que no se hacen conscientes casi nunca.

Pero cuando los recuerdos se hacen de nuevo conscientes no muestran cualidad sensorial alguna o
sólo muy pequeña, en comparación con las percepciones. Todo lo que hasta ahora hemos
supuesto sobre la composición del aparato psíquico en su extremo sensible ha sido sin tener en
cuenta para nada el sueño ni las explicaciones psicológicas que de su estudio pueden deducirse.
Este estudio nos proporciona, en cambio, gran ayuda para el conocimiento de otro sector del
aparato. Hemos visto que nos era imposible explicar la formación de los sueños si no nos
decidíamos a aceptar la existencia de dos instancias psíquicas, una de las cuales somete a una
crítica la actividad de la otra; crítica de la que resulta la exclusión de esta última de la conciencia.

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La instancia crítica mantiene con la conciencia relaciones más íntimas que la criticada, hallándose
situada entre ésta y la conciencia a manera de pantalla. Hemos encontrado, además, puntos de
apoyo para identificar la instancia crítica con aquello que dirige nuestra vida despierta y decide
sobre nuestra actividad voluntaria y consciente. Si ahora sustituimos estas instancias por sistemas,
quedará situado el sistema crítico en el extremo motor del aparato psíquico supuesto. Incluiremos,
pues, ambos sistemas en nuestro esquema y les daremos nombres que indiquen su relación con la
conciencia: ver FIGURA 3 al final.

Al último de los sistemas situados en el extremo motor le damos el nombre de preconciente para
indicar que sus procesos de excitación pueden pasar directamente a la conciencia siempre que
aparezcan cumplidas determinadas condiciones; por ejemplo, la de cierta intensidad, etc. Este
sistema es también el que posee la llave del acceso a la motilidad voluntaria. Al sistema que se
halla detrás de él le damos el nombre de inconsciente porque no comunica con la conciencia sino a
través de lo preconciente, sistema que impone al proceso de excitación, a manera de peaje,
determinadas transformaciones.

Situaremos el estímulo de la formación de los sueños en el sistema Inc., aunque, como más
adelante explicaremos, no es esto rigurosamente exacto, pues la formación de los sueños se halla
forzada a enlazarse con ideas latentes que pertenecen al sistema de lo preconciente. Pero también
averiguaremos en otro lugar, al tratar del deseo onírico, que la fuerza impulsora del sueño es
proporcionada por el sistema Inc., y esta última circunstancia nos mueve a aceptar el sistema
inconsciente como el punto de partida de la formación de los sueños. Este estímulo onírico
exteriorizará, como todos los demás productos mentales, la tendencia a propagarse al sistema
Prec. y pasar de éste a la conciencia.

La experiencia nos enseña que durante el día aparece desplazado por la censura de la resistencia, y
para las ideas latentes, este camino que conduce a la conciencia a través de lo preconciente.
Durante la noche se procuran dichas ideas el acceso a la conciencia, surgiendo aquí la
interrogación de por qué camino y merced a qué modificación lo consiguen. Si el acceso de estas
ideas latentes a la conciencia dependiera de una disminución nocturna de la resistencia que vigila
en la frontera entre lo inconsciente y lo preconciente, tendríamos sueños que nos mostrarían el
carácter alucinatorio que ahora nos interesa. El relajamiento de la censura entre los dos sistemas
Inc. y Prec. no puede explicarnos, por tanto, sino aquellos productos oníricos exentos de imágenes
sensoriales.

Hay que pensar que en el sueño alucinatorio sucede lo siguiente: la excitación toma un camino
regresivo: en lugar de avanzar hacia el extremo motor del aparato (como en la vigilia, dirección
progresiva), se propaga hacia el extremo sensible, y acaba por llegar al sistema de las
percepciones.

Esta regresión es muy importante en el sueño pero se ve también en el recordar voluntario, la


reflexión y otros pensamientos normales donde se retrocede desde un acto complejo de
representación al material bruto de las huellas mnémicas en que se basa.

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Pero, porqué no sucede también esto en el sueño? Ya habíamos dicho que la elaboración del sueño
llevaba a cabo una total transmutación de todos los valores psíquicos, despojando de su intensidad
a unas representaciones para transferirlas a otras. Esta modificación del proceso psíquico
acostumbrado es la que hace posible cargar el sistema de las P hasta la completa vitalidad en una
dirección inversa, o sea partiendo de las ideas.

En suma, hablamos de regresión cuando la representación queda transformada, en el sueño, en


aquella imagen sensible de la que nació anteriormente. Considerando el proceso onírico como una
regresión dentro del aparato anímico, puede ahora explicarse porqué las relaciones intelectuales
de las ideas, latentes entre sí, desaparecen en la elaboración del sueño o no encuentran sino muy
trabajosamente una expresión. En efecto, estas relaciones intelectuales no se hallan contenidas en
los primeros sistemas Hm, sino en otros anteriores a ellos, y tienen que perder su expresión en el
proceso regresivo hasta las imágenes de percepción.

Mas ¿por qué transformaciones resulta posible esta regresión, imposible durante el día?
Sospechamos que se trata de modificaciones de las cargas de energía de cada uno de los sistemas;
modificaciones que los hacen más o menos transitables o intransitables para el curso de la
excitación. Esta circunstancia constituiría aquel «apartamiento del mundo exterior» en el que
algunos ven la explicación de los caracteres psicológicos del sueño. Sin embargo, al explicar la
regresión del sueño habremos de tener en cuenta aquellas otras regresiones que tienen efecto en
los estados patológicos de la vigilia; regresiones a las que nuestra anterior hipótesis resulta
inaplicable, pues se desarrolla, a pesar de no hallarse interrumpida la corriente sensible, en
dirección progresiva.

Las alucinaciones de la histeria y de la paranoia y las visiones de las personas normales


corresponden, efectivamente, a regresiones, esto es, son ideas transformadas en imágenes. Pero
en estos casos no experimentan tal transformación más que aquellas ideas que se hallan en íntima
conexión con recuerdos reprimidos o inconscientes.

Freud menciona aquí algunos ejemplos, como el del niño que cuando quería dormir lo asaltaban
visiones de caras verdes, que tenían relación con el aspecto de la cara que según su madre tenía
por masturbarse. Estos y otros ejemplos robustecen la afirmación de que en estos casos de
transformación represiva de las ideas hemos de tener en cuenta la influencia de un recuerdo
reprimido o inconsciente, infantil en la mayoría de los casos. Este recuerdo arrastra consigo a la
regresión; esto es, a la forma de representación, en la que el mismo se halla dado psíquicamente, a
las ideas con él enlazadas y privadas de expresión por la censura.

Si recordamos cuál es el papel que en las ideas latentes corresponde a los sucesos infantiles o a las
fantasías en ellos basadas; con cuánta frecuencia emergen de nuevo fragmentos de los mismos en
el contenido latente, y cómo los mismos deseos del sueño aparecen muchas veces derivados de
ellos, no rechazaremos la probabilidad de que la transformación de las ideas en imágenes visuales
sea también en el sueño la consecuencia de la atracción que el recuerdo, representado
visualmente, y que tiende a resucitar, ejerce sobre las ideas privadas de conciencia, que aspiran a

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hallar una expresión. Según esta hipótesis, podría también describirse el sueño como la sustitución
de la escena infantil, modificada por su transferencia a lo reciente. La escena infantil no puede
conseguir su renovación real y tiene que contentarse con retornar a título de sueño.

La importancia de las escenas infantiles en el sueño torna superflua la hipótesis de Scherner de


que este se debe a una excitación interna del órgano de la visión. En todo caso, este estado de
excitación ha sido creado por el recuerdo y constituye la renovación de la excitación visual
experimentada en el momento real al que corresponde.

Concretando: la regresión es siempre un efecto de la resistencia, que se opone al avance de la idea


hasta la conciencia por el camino normal, y de la atracción simultánea que los recuerdos
sensoriales dados ejercen sobre ella. Aquello que en el análisis de la elaboración onírica hemos
descrito con el nombre de cuidado de la representabilidad podría ser referido a la atracción
selectora de las escenas visualmente recordadas, enlazadas a las ideas latentes.

En la teoría de la formación de síntomas neuróticos desempeña la regresión un papel no menos


importante que en la de los sueños. Distinguimos aquí tres clases de regresión: a) Una regresión
tópica, en el sentido del esquema de los sistemas omega. B) Una regresión temporal, en cuanto se
trata de un retorno a formaciones psíquicas anteriores. C) Una regresión formal cuando las formas
de expresión y representación acostumbradas quedan sustituidas por formas correspondientes
primitivas. Estas tres clases de regresión son en el fondo una misma cosa, y coinciden en la
mayoría de los casos, pues lo más antiguo temporalmente es también lo primitivo en el orden
formal, y lo más cercano en la tópica psíquica al extremo de la percepción (adición de 1914).

Finalmente, digamos que el acto de soñar es por sí una regresión a las más tempranas
circunstancias del soñador, una resurrección de su infancia con todos sus impulsos instintivos y sus
formas expresivas. Detrás de esta infancia individual se nos promete una visión de la infancia
filogénica y del desarrollo de la raza humana; desarrollo del cual no es el individual, sino una
reproducción abreviada e influida por las circunstancias accidentales de la vida. Sospechamos ya
cuán acertada es la opinión de Nietzsche de que “el sueño continúa un estado primitivo de la
humanidad, al que apenas podemos llegar por un camino directo” y esperamos que el análisis de
los sueños nos conduzca al conocimiento de la herencia arcaica del hombre y nos permita
descubrir en el lo anímicamente innato.

Pulsiones y destinos de pulsión (1915)

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Freud define a la pulsión como un concepto básico convencional y lo llena de contenido. Construye
en concepto diferenciándolo del instinto y de la genitalidad.

Primeramente lo diferencia del estimulo (donde una fuerza de choque momentánea que proviene
desde el afuera aportada al tejido vivo es descargada tbm hacia fuera mediante una acción acorde
al fin y se basa en el ppio de constancia donde el sistema nervioso se quiere conservar libre de
todo estimulo – modelo del arco reflejo), en la pulsión el estimulo proviene desde el interior del
propio organismo y es un esfuerzo constante (DRANG) por lo que una huida no es efectiva.

Al estímulo pulsional lo llama necesidad y lo que la cancela es la satisfacción de la fuente interior


del estímulo y sólo puede alcanzarse mediante una modificación del mundo exterior, apropiada a
la meta.

El aparato psíquico se rige por el ppio del placer (regulado por sensaciones de la serie
placer/displacer): el sentimiento de displacer tiene que ver con un incremento del estímulo y el del
placer con su disminución.

Principio de placer/displacer è rompe con el principio de constancia.

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Por lo que la pulsión es un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático (es lo que le permite
a Freud limitar la especificidad y el valor propio de la sexualidad para el psicoanálisis y lo que le
permite despegar de la biología). Es el REPRESENTANTE psíquico de los estímulos que provienen
del interior del cuerpo y alcanzan el alma, es una medida de exigencia de trabajo que es impuesta
a lo anímico debido a su traba con lo somático.

Ante la ineficacia de la huida surge la necesidad de los cuidados ajenos, esto adquiere una
relevancia en la construcción del concepto de pulsión, por ejemplo: el acto del amamantamiento.

Esta intervención del otro permite entender los cuidados maternales, los que además de intervenir
en la satisfacción de la necesidad producen un efecto de erogeneización del cuerpo (zonas
erógenas).

Vemos como esto no cancela la necesidad pero se arma un recorrido que la toma como punto de
partida (se apoya en la primera experiencia de satisfacción) y en la dimensión biológica de los
estímulos de la necesidad (de las cuales se independiza). Por esto es que Freud enuncia que la
pulsión nace apoyada en las funciones de la conservación de la especie pero rápidamente se
independiza de ellas. Dualismo pulsional: Pulsiones de conservación vs. Pulsiones sexuales

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El niño crea un recorrido basado en las necesidades donde si fue alimentado a pecho materno
entonces chupa el pulgar. Se apoya en el ppio. de conservación pero se independiza y se afirma en
lo sexual (la búsqueda del placer). Al mismo tiempo existe un cambio en el estatuto del objeto, si
era el pecho materno luego es el pulgar.

Si la pulsión se independiza podemos decir que es parcial respecto de la necesidad, aparece


entonces la pulsión localizada en el cuerpo propio (pulsión parcial y autoerótica)

Freud separa las pulsiones en dos grandes grupos:

a) las pulsiones yoicas o de autoconservación, del lado de la necesidad interior, el individuo es lo


principal, éste aprecia a la sexualidad y a la satisfacción sexual como una necesidad.

b) las pulsiones sexuales, el individuo es un apéndice temporario y transitorio del plasma germinal
para las próximas generaciones. La LIBIDO es la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión sexual.

Resumiendo: Freud construye el concepto de pulsión a partir de una diferenciación de la


sexualidad biológica y el instinto.

Pulsión: insuficiencia a causa de la prematuración de la fuga, de la insuficiencia de la acción


especifica para cancelar la satisfacción de la necesidad y esto ayuda a que se introduzca el otro en
los cuidados ajenos. Otro que marca el cuerpo y aparece como soporte de la repetición (en este
sentido no existe diferencia entre pulsión y deseo) porque en ambos casos (pulsión y deseo)
aparece una función estructurante de ese otro en los cuidados ajenos al mismo tiempo que en

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ambos aparece fugado algo de lo temporal: la temporalidad de un intento de repetición de una
satisfacción previa.

Pulsión: sistema dual entre pulsión sexual y pulsión de conservación. Se apoya en las funciones de
conservación pero después se independiza.

Nace apoyada en aquellas partes del cuerpo que cumplen una función biológica, de cualquier
parte de la piel o de las mucosas, tiene cierto valor sexual en realidad son zonas de intercambio en
los cuidados ajenos. El cuerpo pulsional va deviniendo en cuerpo erógeno a partir de los cuidados
maternales.

Freud considera cuatro elementos que están asociados al concepto de pulsión: esfuerzo, meta,
objeto y fuente de la pulsión.

Esfuerzo: (Drang) fuerza o empuje, posee una fuerza constante, es su factor motor, la suma de
fuerza o la medida de la exigencia de trabajo que ella representa. Es la esencia de la pulsión. Es el
efecto de que el objeto de la pulsión es un objeto perdido, de no haber se perdido entonces
existiría satisfacción plena.

Fuente: es el proceso somático (interior de un órgano o parte del cuerpo) cuyo estimulo es
representado en la vida anímica por la pulsión. Punto de anclaje de la pulsión en el cuerpo (zona
erógena), proceso excitante de un órgano, no se trata de una geografía anatómica sino de una
geografía libidinal. El órgano existe luego de la erogeneización del mismo. Zona de intercambio de
los cuidados maternales, depende de un estado de estimulación que para Freud supone una
medida de exigencia de trabajo para el aparato psíquico (algo a resolver).

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Meta (Ziel): es la satisfacción que sólo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación de la
fuente de la pulsión (la zona erògena). No existe una única vía de satisfacción. ¿Cómo?

Objeto: (Objekt) es aquello por lo cual se alcanza la meta. Aparece como perdido pero aparecen
objetos sustitutivos. (Por ejemplo, el pulgar en el niño ante la perdida de la teta, entonces
chupetea el pulgar), es de allí que Freud enuncia que es lo mas variable y contingente en la pulsión
y se asocia a la pulsión de acuerdo a su aptitud para posibilitar la satisfacción, no existe un único
objeto sustituto, ninguno alcanza a sustituir el objeto original. No necesariamente es un objeto
ajeno, puede ser también parte del cuerpo propio (autoerotismo) y también puede generar un lazo
íntimo con la pulsión (fijación)

¿Que tienen en común los objetos? Son todos determinados a llevarlos a las labios, que quedaron
estimulados por el pecho materno, por lo que para cancelar la pulsión le aplico más estímulo. Sólo
así se entiende la particularidad de la sexualidad humana (la descarga) y sólo así se explican los
momentos previos al acto sexual. En ese placer preliminar se da un acrecentamiento de los
estímulos que no tienen que ver con la descarga y pone en juego ciertas zonas erógenas que no
necesariamente están conectadas con la reproducción.

Vemos que existen zonas erógenas que no están ligadas a la totalidad biológica, que son punto de
partida de un recorrido (de un movimiento) que parte de la fuente y que retorna a la fuente y en
donde el objeto se perdió, aunque no exista porque no había objeto, decimos entonces que las
pulsiones son parciales.

Desde este lugar es entendible que las zonas erógenas se den bajo la forma de agujeros en el
cuerpo (por el vacío), que es una condición para el movimiento de la pulsión.

Hay otra dimensión que tiene que ver con los objetos, no se satisface de la misma manera pero
que posibilita el segundo objeto como instrumento de satisfacción.

27
Como se habla de un 2do estímulo Freud ya no lo asocia con la descarga por eso va a hablar de una
ganancia de placer, no es un placer ligado a la descarga sino que tienen que ver con un placer
ligado a las zonas erógenas, Freud lo llama placer asociado a la zona de descarga.

Diferencia entre pulsión y deseo - Existen dos elementos que comparten los 2 conceptos:

a) función estructurante del otro en los cuidados ajenos: en el caso del deseo se lo satisface en la
experiencia de satisfacción, el cuidado ajeno deja una marca que no siempre es la misma.

b) Temporalidad particular: la temporalidad de la repetición y la necesidad de la repetición de la


satisfacción previa.

Pulsión: búsqueda de un placer ya experimentado y recordado, la satisfacción plena es la


repetición de la 1ra vivencia de satisfacción.

El objeto de la pulsión no se diferencia tanto del objeto del deseo, aunque existen elementos del
concepto de pulsión que no participan del concepto de deseo:

a) En lugar del objeto perdido aparece el objeto alucinatorio

28
b) En la pulsión se sustituye por el cuerpo propio (autoerotismo de la fuente de la pulsión, el
órgano de la pulsión). En el campo del deseo el cuerpo propio no tienen lugar; esto es que la
fuente de la pulsión no está presente en el concepto de deseo.

NO cuerpo propio (SOLO EN PULSION) —> la satisfacción se encuentra en el recorrido, sale del
propio cuerpo y vuelve al propio cuerpo.

La satisfacción de la pulsión se ubica en el campo no de la descarga sino del acrecentamiento, la


satisfacción esta en el recorrido de la pulsión que implica el propio cuerpo y tbm el del otro.

Consecuencias de la sexualidad en términos del concepto de pulsión: La sexualidad es la causa de


las neurosis, donde lo sexual no se reduce a lo genital, para esto hace falta el concepto de pulsión a
partir del cual no hace falta la presencia de un adulto seduciendo a un niño para que se desarrolle
su sexualidad.

El autoerotismo, la pulsión hace referencia al cuerpo propio, como modalidad propia de


satisfacción. Lo que antes Freud ubicaba en el nivel de la vivencia ahora lo ubica en el nivel de la
fantasea.

El síntoma ahora aparece en el campo de querer argumentar el surgimiento de la sexualidad sin


intervención de un tercero. El síntoma aparecía ligado a situaciones traumáticas (VSPT) y ahora
aparece como una realización o cumplimiento de deseo (caso Dora).

Con el concepto de pulsión el síntoma aparece como una nueva modalidad de satisfacción
pulsional. El síntoma es la práctica sexual de los neuróticos.

29
Fijación: lazo intimo de la pulsión con los objetos resignados en la niñez. Se configura un modo
particular de satisfacción de la pulsión. Una porción de la libido queda fijada a esta satisfacción
pulsional.

Los destinos de las pulsiones son formas de defensa contra las pulsiones, contra si misma, existen
dos destinos que son defensa de toda pulsión: sublimación y represión.

a) El trastorno hacia lo contrario: se da en dos procesos: 1) La vuelta de la pulsión de la actividad


a la pasividad (sadismo-masoquismo, ver-exhibir 2) trastorno en cuanto al contenido (la mudanza
del amor en odio).

b) La vuelta hacia la persona propia: el masoquismo es un sadismo vuelto hacia el propio yo y la


exhibición lleva a mirarse el propio cuerpo. Vemos que cambia el objeto pero se mantiene
inalterada la meta.

c) La represión (en capítulo aparte), Freud la ubica como parte del concepto del pulsión.

d) La sublimación (no la describe en este escrito): es un destino de pulsión sin represión.


Destino en el cual se adquieren los logros culturales. Es la capacidad de producir algo diferente con
la pulsión que no sea la represión y la consiguiente neurosis.

30
Transferencia (1912)

Todo ser humano, por sus disposiciones innatas y por los influjos que recibe en su infancia,
adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea para las
condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como las metas que habrá
de fijarse. Esto da por resultado un clisè o varios, que se repiten a lo largo de la vida de acuerdo a
las circunstancias exterior y la naturaleza de los objetos de amor asequible. (Uno ama
determinadas cosas/personas de determinada manera).

Solo una parte de esas mociones determinantes de la vida amorosa ha recorrido un pleno
desarrollo psíquico y es asequible a la personalidad conciente. Otra parte solo se despliega en la
fantasía o ha permanecido en el icc.

Si la necesidad de amar de una persona no esta satisfecha de manera exhaustiva por la realidad, él
ser verá precisado a volcarse hacia cada nueva persona que aparezca y es muy posible que las 2
porciones de su libido (la cc y la icc) participen de ello.

31
Vemos que es normal e inteligible que la investidura libidinal de alguien que esta insatisfecho se
vuelva hacia el medico anudándose a uno de esos clisés, o sea, insertará al medico en una de las
series psíquicas que el paciente ha formado hasta el momento (imagen paterna, materna,
hermano mayor).

La transferencia es un concepto fundamental que aborda la experiencia significativa del análisis.


Posee do valores o funciones:

a) motor

b) obstáculo

La resistencia aparece como la vía regia por donde el análisis puede ocurrir, es el terreno donde se
sitúa más fuertemente el concepto de que la clínica atraviesa y aborda los obstáculos sin olvidarse
de ellos y esto es lo que hace que la experiencia del análisis no sea cómoda..

El analista supera la transferencia cuando demuestra al enfermo que sus sentimientos no


provienen de la situación presente sino que esta repitiendo algo que le ha sucedido con
anterioridad.

La transferencia como motor: el analista invita al paciente a asociar libremente, a que hable, que
cuente, que narre,…a que despliegue su neurosis. El dispositivo analítico conecta el síntoma con la
asociación libre, y de esa manera se puede tener acceso al Icc. El paciente le otorga un sentido al
síntoma, el sentido se libera y el paciente dispone de ese saber reprimido, aborda otros aspectos
de su vida y de esa manera promueve la acción. La transferencia es al analista porque este con sus
intervenciones permite revelar el sentido del síntoma que no está a su disposición. Son las ganas
que tiene el paciente de ponerse a trabajar, de ir a sesión, de contarle al analista, de producir
enlaces y asociaciones para encontrar la respuesta a la pregunta que le plantea el síntoma.

32
El analista tiene un “saber supuesto” por el paciente y se produce la transferencia por
desplazamiento, es la transferencia articulada al retorno de lo reprimido y sostiene la producción
de saber ICC. Como analista se ocupa el lugar de un resto diurno, como apoyatura de las
representaciones reprimidas en ideas.

La transferencia de obstáculo (resistencia): supone el silencio, la detención de ocurrencias. El


paciente deja de asociar o habla sin asociar. Al tiempo que se detienen las ocurrencias surge el
interés por el analista que Freud coloca en la vertiente del amor, pero no como un enamoramiento,
sino como una preocupación por la persona del analista, que pasa a ocupar el lugar del síntoma.
Según sea hostil o tierna se dice que es negativa o positiva respectivamente. El punto en que se
detienen las ocurrencias vale como resistencia, que no es definitiva, dado que con la intervención
del analista pueden reiniciarse las asociaciones, y puede ser que gracias a la transferencia como
obstáculo aparezcan en cadena asociativa algo que ayude a atravesar lo que está dormido o
latente.

Recordar, Repetir, Reelaborar

El paciente no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa, no lo


reproduce como recuerdo sino como acción; lo repite, sin saber que lo hace. (agieren) La
repetición es su manera de recordar.

Lo que mas le interesa a Freud es la relación entre la compulsión a repetir con la transferencia y la
resistencia. La transferencia misma es un acto de repetición del pasado olvidado, no solo sobre el
medico sino sobre todos los otros ámbitos de la situación presente (ej: dos novios, dos embarazos,
dos abortos, dos analistas). Cuanto mayor sea la resistencia, tanto mas será sustituido el recordar
por el actuar (el repetir)

¿Qué repite y actúa? Todo cuanto de lo reprimido ya se abrió paso hacia lo manifiesto (los rasgos
patológicos y los síntomas). Mientras el paciente lo vivencia como algo real-objetivo y actual el
analista, desde el trabajo terapéutico, reconducciona al pasado.

33
Neurosis de transferencia: se trata de sustituir su neurosis ordinaria por una neurosis de
transferencia, de la que puede se curado en virtud del trabajo terapéutico. La transferencia crea un
reino intermedio entre la enfermedad y la vida, en virtud de la cual se cumple el tránsito de
aquella a esta. El nuevo estado constituye todos los caracteres de la enfermedad, pero una
enfermedad artificial totalmente asequible a la intervención del analista.. Debido a las reacciones
de repetición, se logra despertar los recuerdos, que vencidas las resistencias, sobrevienen con
facilidad en la cadena asociativa.. Esto es una arda tarea para el analizado y una prueba de
paciencia para el medico, siendo la pieza que produce mejores resultados

Notas sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis (1912)

Es uno de los trabajos más importantes de Freud dado que fundamenta la existencia de procesos
psíquicos inconscientes y expone las diversas maneras en que usó el vocablo inconsciente
(descriptivo, dinámico y sistémico) Es preliminar a LO INCOSCIENTE (1915)

El enfoque metapsicológico consiste en la elaboración de modelos teóricos que no están


directamente vinculados a una experiencia práctica o a una observación clínica; se define por la

34
consideración simultánea de los puntos de vista dinámico, tópico y económico. La metapsicología
se refiere en psicoanálisis a dos conceptos diferentes:

En el sentido lato, designa la forma en que Freud aislaba los aspectos teóricos centrales de su
teoría psicoanalítica, distinguiéndolos de las definiciones de la psiquiatría clásica de la época por el
establecimiento de su concepción innovadora acerca de la existencia de una causalidad psíquica.
(Es en este primer sentido que su colección de escritos de 1915 sobre Pulsiones y destinos de la
pulsión, La represión y Lo inconsciente se publicó bajo el título de Trabajos sobre metapsicología).

En un sentido estricto, Freud describe como análisis "metapsicológico" una manera precisa de ver
un proceso, mecanismo o fenómeno psíquico, considerando para su descripción tres aspectos:

a) Aspecto dinámico: Cuáles son las fuerzas en conflicto que intervienen en la dinámica de su
aparición y desarrollo;

b) Aspecto tópico: donde acontece, es decir en qué sistema psíquico ocurre

c) Aspecto económico: cómo cambian las investiduras energéticas, qué ocurre a nivel de la
distribución y equilibrio de energía pulsional (aspecto económico).

Freud inicia su trabajo de Notas… enunciando que sólo en el psicoanálisis se atribuye el término
inconsciente.

Latencia: una representación puede estar presente en la conciencia y luego desaparecer de ella,
puede reflotar luego de un intervalo y hacerlo desde el recuerdo y no como una nueva percepción
sensorial, pero no podemos afirmar nada en cuanto a la forma de existencia en cuanto a la vida
anímica y era latente en cuanto a consciencia.

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Llama consciente a la representación que esta presente en nuestra conciencia y de las que nos
percatamos, en cambio las latentes están contenidas en la vida anímica las llama inconscientes
(representaciones de las que no nos percatamos)

a) Descriptivo: es tópico, se refiere al conjunto de contenidos no CC

b) Dinámico: acción eficiente que mantiene a un pensamiento alejado de la cc (fcional).

c) Sistémico: relaciones, conjuntos y procesos que se llevan a cabo.

a) Descriptivo: se basa en el experimento hipnótico de Bernheim, donde se le da una orden al


sujeto bajo hipnosis y al despertar realiza el acto que se le había ordenado aunque sin saber por
qué. Queda así definida la latencia: intervalo entre el pensamiento y el acto psíquico que nos da
cuenta del inconsciente descriptivo, donde el pensamiento no esta a nuestra disposición, pero
puede volver a emerger si es enlazado con algo, esto lleva a Freud a plantearse la dinámica del
proceso.

b) Dinámico: Existe un pensamiento que no penetra en la conciencia por más intenso que sea sin
embargo la idea se transfiere a la acción tan pronto como la conciencia se percató de su presencia.
Esto es que la idea no devino un mero objeto de la conciencia, sino que es eficaz (tiene el poder de
realizar) y eficiente (que produjo resultados). La vida anímica de los histéricos rebosan de estas
ideas eficientes pero inconscientes y de allí provienen todos los síntomas. Pueden devenir
conscientes si sobrepasan la resistencia. Freud observa que todo pensamiento latente lo era a
consecuencia de su debilidad, y devenía consciente tan pronto cobraba fuerza (los llamó
preconscientes) y que hay otros que permanecen latentes y no penetran nunca en la conciencia
por más intensos que sean y los llamó inconscientes. Confiere, de esta manera, un carácter
dinámico debido a la capacidad de los pensamientos latentes de devenir conscientes o no.

Define un preconsciente eficiente que pasa a la conciencia sin dificultad, y un inconsciente


eficiente que permanece inconsciente y parece estar cortado de la conciencia. Al producto de lo
inconsciente eficaz le es imposible penetrar en la conciencia sin realizar un gasto de esfuerzo. “Un
pensamiento inconsciente es excluidos de la conciencia por unas fuerzas vivas que se contraponen
en su aceptación, mientras no estorban a otros, los preconscientes”. Todo acto psíquico comienza
en el Inconsciente y puede permanecer como tal o bien devenir consciente según tropiece o no

36
con la resistencia. La defensa es la que hace el distingo entre actividad preconsciente e
inconsciente (pensamientos precc que pueden acceder a la conciencia en cualquier momento y
aquellos que lo tienen prohibido).

c) Sistémico: Freud relaciona el producto psíquico del soñar, el proceso de figurabilidad del sueño,
con el inconsciente. Los restos diurnos hallan conexión con deseos reprimidos excluidos de la
conciencia y los pensamientos pueden devenir conscientes en la forma de sueño. Los
pensamientos preconscientes, los deseos de la vida de vigilia que son atraídos por el deseo
inconsciente. De esa manera afirma que el inconsciente pertenece a un sistema de actividad
psíquica y lo define como “el sistema que se da a conocer por el signo distintivo de ser
inconscientes los procesos singulares que lo componen” y lo define como el sentido más
importante que el término inconsciente asume.

LO INCONSCIENTE

La serie de trabajos sobre la metapsicología son los escritos teóricos más importantes en los
escritos de Freud, y LO INCOSCIENTE es la culminación de esa serie. El concepto de que existen
procesos anímicos inconscientes es fundamental en la teoría psicoanalítica. Su interés no era
filosófico sino que tenía fines prácticos dado que sin el supuesto del ICC no podía describir una
variedad de fenómenos.

Freud afirma que el supuesto de lo inconsciente tiene existencia lógicamente necesaria y


científicamente legítima y que debe ser interpretado para dar cuenta de os pensamientos
conscientes. Necesario porque desde la clínica observa que existen actos psíquicos cuya
explicación presupone otros actos de los que la conciencia no es testigo (ej: actos fallidos, sueños,
síntomas, obsesiones, etc). Enuncia que es insostenible que todo cuanto ocurre en la vida anímica
deba personas deba ser notorio para la conciencia y que la mayor parte del conocimiento
consciente poseen un estado de latencia, es decir de inconciencia (necesario) y es legitimo porque
existen múltiples pruebas de su existencia.

37
Multiplicidad de puntos de vista

Se trata de pensamientos Icc que nunca devendrán al sistema precc/cc

Datos Icc

Pensam. latentes que los califico de Icc pero son posibles de alcanzar la cc

Condensación

Procesos Icc Desplazamiento

Figurabilidad

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Se trabaja en 2 líneas Representación

Quantum

Freud habla de los Icc afirmando que se trata de las huellas mnémicas (de la interpretación de los
sueños) y como se relaciona con los otros sistemas. El aparato de constituye en principio por las
imágenes auditivas y visuales como Hm que están del lado del Icc, que es eficaz y produce efectos
que son registrables.

Freud dice que el Icc tiene existencia necesaria y legitima porque no se pueden explicar los hechos
de la conciencia sino a través de las formaciones del inconsciente. El Inconsciente aparece como
una otredad (otra cosa) algo que no es sabido por el yo.

FASES del ACTO PISQUICO

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Plantea al Icc como una inscripción de huellas, enunciado que todo pensamiento (todo acto
psicológico) comienza en el Icc e implica 2 fases (entre las cuales opera la censura) y una
intermediación.

1º Fase: dinámica: ICC

El acto psíquico es Icc y pertenece al sistema Icc, si a raíz de la censura se le deniega el paso a la
segunda fase se dice que es reprimido y tiene que permanecer Icc. Intenta pasar via condensación,
desplazamiento, figurabilidad y puede ser que la represión secundaria le de caza. Si pasa la
censura accede a un segundo sistema que llama Sistema Cc y lo hace como formación sustitutiva o
formación sintomática.

2º Fase: Descriptiva. Precc

Aún no es consciente, sino que es susceptible de conciencia sin ser objeto de la resistencia, debido
a ello es que tbm se llama PRCC al sistema CC. Entre ambos sistemas no existe la censura (solo
entre el ICC y el PRCC/CC)

40
Con la aceptación de estos 2/3 sistemas psíquicos (ICC, PRCC, CC) Freud se aleja de una concepción
descriptiva imperante y adopta una concepción dinámica (las funciones que se llevan a cabo) y
tópica (el lugar, el sistema donde y entre cuales se lleva a cabo el acto psíquico)

Freud se plantea una nueva pregunta si un acto psíquico experimenta una transposición del Icc al
CC, debe suponer que se liga a una fijación nueva (como una segunda transcripción) que se aloja
en la nueva localidad psíquica quedando además la transcripción originaria inconsciente? o
debemos creer que la transcripción consiste en un cambio de estado que se cumple con el mismo
material y en el mismo lugar? ((esto es dos localidades entonces 2 fijaciones y 2 transcripciones o
una sola que cambia de estado)

Freud afirma que la tópica psíquica no tiene nada que ver con la anatomía, sino que se refiere a
regiones del aparato psíquico donde quiera que estén situadas dentro del cuerpo.

Sentimientos inconscientes

Las emociones son siempre registrales entonces son conscientes (amor, odio, enojo, tristeza) Esos
afectos CC tienen un enlace hacia el monto de afecto o quantum pulsional. La energía con la que
trabaja el aparato psíquico proviene del Quantum Pulsional (no cualificable, si lo hago entonces
pertence al sistema CC)

41
La pulsión es Icc, no existen afectos Icc, si hay representaciones Icc de esos afectos. Las
representaciones son investiduras de huellas, los afectos y los sentimientos son procesos de
descarga cuyas percepciones últimas se perciben como sensaciones.

"Opino, en verdad, que la oposición entre conciente e inconsciente carece de toda pertinencia
respecto de la pulsión. Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia; sólo puede
serlo el representante de la representación. Esta representada en el inconsciente por la
representación. Si la pulsión no se adhiriera a una representación ni saliera a la luz como un estado
afectivo, nada podríamos saber de ella. Entonces, cada vez que pese a eso hablamos de una
moción pulsional inconsciente o de una moción pulsional reprimida, no es sino por un inofensivo
descuido de la expresión. No podemos aludir sino a una moción pulsional cuyo representante de la
representación es inconsciente, pues otra cosa no entra en cuenta.

Tópica y Dinámica de la Represión

Cap IV Lo inconsciente, 2º hipótesis (funcional) del ICC: el paso de un sistema Icc a uno contiguo
no acontece mediante una transcripción nueva sino mediante un cambio de estado, una mudanza
de investidura

No cambia el lugar, sino que cambia la función. La misma huella Icc DEVIENE Precc y cumple otra
función.

La represión es un proceso que se cumple sobre representaciones en la frontera de los sistemas Icc
y Prcc(Cc). El mecanismo de la represión secundaria es la sustracción de la investidura energética.

42
Si la representación no esta asociada a un quantum, si no tiene fuerza, no tiene posibilidades de
devenir prcc.

En el Icc la representación tiene investidura Icc (por eso es que sigue actuando desde las sombras),
por lo tanto, los mecanismos de la represión son:

a) Sustracción de investidura Prcc: queda desinvertida impidiendo que la representación devenga


Prcc, la inscripción es de investidura Icc.

b) Sustitución de la investidura Prcc por Icc: recibe investidura Icc

c) Conservación de Investidura Icc: conserva la investidura Icc que ya tenía

Freud observa que la sustracción de investidura Prcc no funcionaría cuando estuviera en juego la
figuración de la represión primordial (en caso de que una representación Incc que aun no ha
recibido investidura Prcc y por lo tanto no puede ser desinvestida).

Freud da cuenta de otro mecanismo: la contrainvestidura, proceso por el cual se mantiene la


represión secundaria y cuida la producción y la permanencia de la represión primaria. El prcc se
protege contra el asedio de la represión ICC. Procura que lo Icc sea siempre reprimido. Es el
proceso mediante el cual el sistema Prcc se protege contra el asedio de la representación Icc. La
contrainvestidura es una fuerza constante que garantiza que lo reprimido primordial sea siempre
reprimido primordial (que nunca fracase la represión)

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La contrainvestidura consiste en una operación del yo por la cual carga con intensidad a una
representación que actuará como impedimento al devenir consciente de la misma.

Cuando lo que esta en juego es lo reprimido primordial que no recibió investidura del prcc la
misma no puede ser sustraída. Se necesita de otro proceso, que mantenga la represión secundaria
y cuide que lo reprimido primordial se mantenga de esa manera: la contrainvestidura, mediante la
cual el sistema precc se protege, es el único mecanismo de la represión primordial. Opera desde el
sistema prcc.

Represión 1º

Represión 2º

Tópica

Icc

Frontera Prcc/cc

Dinámica

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contrainvestidura

Sustracción de investidura prcc (se asocia a una representación nimia)

Propiedades del sistema Icc

Inconsciente

Consciente

a) Ausencia de contradicción: no existe grado alguno de duda o certeza. Sòlo hay contenidos
investidos con mayor o menor intensidad. Cuando existen dos pulsiones que son activadas al
mismo tiempo 2 mociones de deseo se forma una meta intermedia, (un compromiso)

Es contradictorio

b) Proceso Primario: movilidad de las cargas por condensación y desplazamiento

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Procesos secundarios (funciones cognitivas)

c) Atemporal; no posee orden cronológico y no se modifican con el transcurso del tiempo

Ordenado cronológicamente

d) Realidad Psíquica

Realidad exterior

e) Núcleo del Icc: representante representativo de la pulsión.

El comercio entre los dos sistemas

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El Icc es algo vivo susceptible de desarrollo y mantiene con el precc una serie de relaciones, entre
otras la de cooperación. El Icc se continúa en los retoños, es asequible a las vicisitudes de la vida,
influye sobre el precc y a su vez esta sometido a influencias por parte de este.

El discernimiento de lo icc 3ra Hipótesis

Desde el estudio de la esquizofrenia Freud intenta dar cuenta de otra perspectiva de lo Icc.
Observa que en estos pacientes existe una conducta particular respecto de la oposición entre el yo
el objeto. En el caso de la esquizofrenia, tras la sustracción de libido del objeto no se busca uno
nuevo, sino que se recoge en el yo, por lo tanto se resignan las investiduras de objeto y reproduce
un estado de narcisismo primitivo, carente de objeto.

En la esquizofrenia se observa una serie de alteraciones del lenguaje, una particular


desorganización sintáctica que las vuelve incomprensibles y muchas veces pasa a un primer plano
referencias de órganos o inervaciones corporales.

En la esquizofrenia las palabras son sometidas al proceso psíquico primario (como los
pensamientos oníricos latentes crean las imágenes de los sueños), son condensadas y por
desplazamiento transfieren entre si sus investiduras al punto de que una sola palabra puede
subrogarse una cadena integra de pensamientos.

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Freud observa que en los esquizofrénicos existe un predominio de la referencia de la palabra sobre
la referencia de la cosa (toman a las palabras como cosas, la palabra cumple la función de la cosa).

En el Icc esta inscripta la huella de la imagen de la cosa que tiene que haber pasado por el polo
perceptivo, si se trata de una investidura Prcc debe estar asociada a una representación palabra (la
huella que nombra a un representante)

La sustracción de investidura precc es la sustracción de la posibilidad de la palabra. La


representación es la representación objeto, es la suma de las 2.

Inconsciente

Consciente

Representación cosa

Representación palabra + representación cosa

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El sistema Icc contiene las investiduras de la cosa de los objetos, que son las investiduras de los
objetos primeras y genuinas, el sistema Prcc nace cuando esa representación cosa es
sobreinvestida por el enlace con las representaciones palabra que le corresponden.

Tales investiduras son las que producen una organización psíquica más alta que posibilitan el
pasaje de un proceso primario a uno secundario que gobierna el sistema Prcc. El acto psíquico no
sobreinvestido con la palabra queda en el interior del Icc como algo reprimido.

http://www.slideshare.net/cecilsabb13/cuadernillo-de-plastica#

Alrededor de un vacío

François Regnault

(...) un psicoanalista sólo tiene derecho a sacar una ventaja de su posición, aunque ésta por tanto
le sea reconocida como tal: la de recordar con Freud, que en su materia, el artista siempre le lleva
la delantera, y que no tiene por qué hacer de psicólogo donde el artista le desbroza el camino. (1)

49
Jacques Lacan

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Conocemos, de entrada, la inversión operada por Lacan en relación a la perspectiva freudiana: no


existe psicoanálisis aplicado a las obras de arte. La declaración más clara se halla en Juventud de
Gide. Lacan aparta la idea de que el libro de Jean Delay, que él comenta: "haya corrido ni aún por
un instante el riesgo de parecerse a lo que el mundo analítico llama una obra del psicoanálisis
aplicado. Ante todo, rechaza lo que esta calificación absurda traduce acerca de la confusión que
reina en ese paraje. El psicoanálisis sólo se aplica, en sentido propio, como tratamiento y, por lo
tanto, a un sujeto que habla y oye." (2)

(pulse en la imagen que aparece en la parte inferior del cuadro)

(...) Si el arte organiza la obra en torno al agujero, procediendo mediante la represión, podemos
concebir que el psicoanálisis aplicado, según Freud, intenta hacer sobresalir un retorno de lo
reprimido en la obra o en el artista: eso es lo que intentó con respecto a Leonardo da Vinci, del que
es preciso estudiar sus mecanismos de sublimación para descubrir en el fondo, detrás de la sonrisa
enigmática de la Gioconda, no sólo una clave sobre los recuerdos de infancia que relata, sino
también algo de la homosexualidad masculina, en la perversión, del sadomasoquismo, de la
oralidad, etc. En ese caso, todo lo que constituye un rasgo singular del artista puede devenir, a su
vez, desarrollo teórico de un concepto analítico (...).

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(...) No parece que haya en Lacan el propósito de percibir lo que el artista o la obra reprimen sino,
más bien, que la obra y el artista interpretados hacen percibir lo que la teoría desconocía. (...)

Así, Los Embajadores de Holbein, con la anamorfosis del cráneo, enseñan qué son el falo y la
mirada, La Antígona de Sófocles revela qué es el entre-dos-muertes; Hamlet, lo que concierne al
falo; la trilogía de Claudel enseña lo que concierne al deseo, etc. Diría incluso que Los
embajadores, Las Meninas, enseñan qué es un cuadro; Sófocles, Claudel, qué son lo trágico
antiguo y lo trágico moderno. Ahora bien, la teoría de los conceptos fundamentales del
psicoanálisis, especialmente de la pulsión, no puede prescindir de saber qué es un cuadro, la Ética
del psicoanálisis no puede prescindir de lo trágico. El arte, pues, no se contenta con adornar, con
ilustrar, realmente organiza. (...)

(...) "La última vez tomé el ejemplo esquemático del vaso para permitirles captar dónde se sitúa la
Cosa en la relación que coloca al hombre en función de medio entre lo real y lo significante. Esta
Cosa, cuyas formas creadas por el hombre son del registro de la sublimación, estará representada
siempre por un vacío, precisamente en tanto que ella sólo puede ser representada por otra cosa.
(...)

(...) "Todo arte se caracteriza por cierto modo de organización alrededor de ese vacío.

1. J. Lacan, "Homenaje a Marguerite Duras..." en Intervenciones y Textos, vol. 2, Manantial, Buenos


Aires, p. 65

2. J. Lacan: "Juventud de Gide..." en Escritos, p. 65.

Fragmentos de 'El arte según Lacan y otras conferencias' de François Regnault,

obra y la sublimación

Según la etimología griega, el hacer del artista es hacer pasar algo del no-ser a la existencia. Arte
deriva del latín ars que significa habilidad y del griego tékhne que significa saber hacer algo con
maestría, producir algo.

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Cuenta Aristóteles que, en la tragedia antigua, en el plano de la representación –es decir, del orden
significante–, cuando tenía que irrumpir un dios, lo hacía por un sistema de poleas, de correaje. El
modo de representar la idea de revelación era a través de un artificio que hacía que el dios llegara
a escena, el correaje lo depositaba en medio de la escena y representaba, así, su carácter irruptivo.

El autor, con su obra, irrumpe dentro de la escena del cuadro de nuestras vidas… La obra se
presenta como un enigma insondable. Una estructura que posibilita que algo de un saber se
revele.

Lacan dice en su Seminario VII que todo arte se caracteriza por un cierto modo de organización
alrededor de un vacío. De este modo, el arte presentaría algo de esta dimensión de vacío. El artista
en la creación bordea un vacío el cual causa obra.

Lacan propone que consideremos un vaso como un objeto hecho para representar la existencia de
un vacío en el centro de lo real que se llama La Cosa. Ese vacío se presenta como un nihil, como
nada. Aquí introduce la metáfora del alfarero, quien, dice, crea el vaso alrededor de ese vacío con
su mano, lo crea igual que el creador mítico, ex nihilo a partir de su agujero. Ahora bien, La Cosa
aparece como no representable. La dificultad surge con relación a la representación de La Cosa.

La sublimación es un proceso ubicado por Freud como uno de los destinos de la pulsión y Lacan
destaca en ésta su articulación a un vacío central, en relación con el objeto faltante. En la
experiencia analítica que caracteriza a un sujeto, al objeto y a su deseo, el objeto que se trata de
reencontrar está perdido por natura-leza, pero nunca fue perdido ni fue dicho. La sublimación
puede, en la medida en que se relaciona con La Cosa, aportar a la pulsión una satisfacción
diferente. Lacan formula que Freud nos dejó frente al problema de una hiancia siempre renovada
en lo que respecta a La Cosa. Ésta se presenta velada, la representa siempre un vacío, que es
posible de contornear. Es el significante faltante, que hace mover la cadena y desde el punto de
vista topológico, es el agujero.

El objeto de arte, como modo de organización en torno a este vacío, puede cumplir la función que
le permite no evitar La Cosa como significante. En este sentido, organiza el agujero de La Cosa.

De todos modos, nos encontramos aquí con una cuestión. No todo el arte tendría estas
características, sino que también podemos encontrar una estética que funcionaría a modo de velo,

52
evitando ese vacío. Aunque podemos observar que también en este caso el vacío se encontraría en
el centro de la escena.

SENTIMIENTO DEL TIEMPO

"Y por la justa luz,

cayendo sólo una sombra violeta

sobre la cumbre menos alta,

la lejanía abierta a la mesura,

cada latido mío, como el corazón suele,

pero ahora lo escucho,

te apremia, tiempo, a ponerme en los labios

tus labios últimos".

Giuseppe Ungaretti, Sentimiento del tiempo.

Thanatos: Según el Psicoanálisis, es la pulsión de muerte que engloba los componentes agresivos
de la actividad mental y la conducta. Puede ser destructiva si no está mediatizada por la pulsión de
vida o Eros.

Sepa que: Según Sigmund Freud, el Eros o pulsión de vida y el Thanatos o pulsión de muerte son
las dos pulsiones fundamentales. Siempre se dan conjuntamente, ninguna actividad psíquica o
conducta es producto de una sola pulsión aislada.

Pulsión: Según el Psicoanálisis, es una fuerza o componente psíquico, biológicamente determinado,


que está dirigido a un objeto externo o interno y que cuando actúa produce un estado de tensión o
excitación psíquica que impulsa al sujeto a la descarga o gratificación de la pulsión.

Sepa que: Según Sigmund Freud, el Eros o pulsión de vida y el Thanatos o pulsión de muerte son
las dos pulsiones fundamentales. Siempre se dan conjuntamente, ninguna actividad psíquica ni
comportamiento es producto de una sola pulsión aislada.

Eros: Según el Psicoanálisis, es la pulsión psicosexual que engloba las pulsiones de vida. Es una
pulsión de vinculación, tiene un componente erótico de unión integradora con el otro.

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Sexualidad : Psicoanálisis: En Psicoanálisis en concepto de sexualidad es más amplio que el
concepto de acto sexual. Engloba la tendencia al erotismo, la integración y la vinculación en las
relaciones, la vida, etc.

La interpretación de los sueños, según Carl Gustav Jung

Carl Gustav Jung fue uno de los pioneros de la psicología profunda. Jung conoció a Sigmund Freud
en 1907 en Viena. Jung ya conocía los trabajos de Freud sobre el psicoanálisis y los valoraba
mucho. Al igual que Freud, Jung también estaba interesado en elaborar un método de análisis e
interpretación de los sueños, con finalidad terapéutica.

Para Jung hay dos tipos de inconsciente: el personal y el colectivo. Ambos influyen en los sueños.

A) El inconsciente personal. Constituye la memoria individual y profunda de la persona. Contiene


las vivencias y experiencias individuales, los pensamientos (incluso los olvidados), las sensaciones,
los deseos y las proyecciones a acciones futuras.

B) El inconsciente colectivo. Se construye a partir de los símbolos y conceptos universales,


comunes a todos los seres humanos. Son los instintos, los mitos, la cultura, las religiones, la
historia, etc. Jung llamó “arquetipos” a este conjunto de imágenes y representaciones universales.

Según Jung, en los sueños aparecen a menudo cinco arquetipos:

1) La persona. Es la apariencia del individuo, lo que se muestra a los demás. Los individuos
adaptan su conducta, actitudes y personalidad según el grupo social al que pertenecen. La
‘persona’ es lo que uno mismo y los demás piensan que es.

2) La sombra. Agrupa a todo lo que un individuo no quiere que se conozca, lo que se resiste a
tomar consciencia. Son los defectos, los malos recuerdos, las angustias, las experiencias dolorosas,
etc. Esta parte negativa de la personalidad aparece en los sueños como imágenes de sujetos
transgresores. La sombra es lo que se prefiere no ver.

3) El alma. Este arquetipo tiene dos formas distintas: el ‘animus’ y el ‘anima’. Son dos polaridades.
La energía masculina (animus) nos empuja a ser racionales. La energía femenina (anima) incita al

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uso de la intuición y la imaginación, es el polo más afectivo. En los sueños se representan
respectivamente como figuras masculinas y figuras femeninas.

4) El espíritu. Este arquetipo aparece ante una situación crítica y decisiva en la vida. En los sueños
aparece en forma de figuras ancestrales de autoridad: magos, sacerdotes, monjes, patriarcas, etc.

5) El sí-mismo. Es el arquetipo central, la totalidad del Hombre. Es una entidad sobre-ordenada al


Yo. Abarca el consciente y el inconsciente. En los sueños está representado por el embarazo, por
un niño o un bebé.

Para Jung, a diferencia de Freud, las imágenes del sueño no esconden un deseo insatisfecho, sino
que revelan significados profundos. No están generadas necesariamente por un conflicto interno.
Jung tiene un planteamiento más constructivo que Freud, en cuanto cree que el sueño tiene una
función compensadora y educativa.

El método de investigación de los sueños de C.G. Jung

Carl Jung consideraba que el método de asociaciones libres era insuficiente para interpretar los
sueños. Para Jung era necesario analizar detalladamente el contexto, las relaciones asociativas que
se agrupan alrededor del sueño. En el método de Jung se procede mediante preguntas
“concéntricas” que buscan la “amplificación” de los significados del sueño. De esta manera se evita
el reduccionismo a que lleva el método freudiano de asociaciones libres

Reseña de Luciano Lutereau

“El vacío como eje y acento”, dice Fernando Silberstein en este libro que presenta una selección de
textos de tres artistas rosarinos (Hugo Padeletti, Julián Usandizaga, Mauro Machado), destinada
inicialmente para acompañar una muestra realizada en el mes de noviembre de 2006 en Rosario. Y
aunque se trate de un detalle especioso que el lector descubrirá recién al final, es preciso
destacarlo desde un comienzo: Silbestein escribe a la luz del momento y en un tiempo
dependiente de la ocasión de la escritura, como un maestro Zen, reconstruyendo el mundo y la
ciudad en la que su texto aparece - recordando las esculturas de Lucio Fontana en Rosario; y a otro
maestro, Juan Grela -, evocando la presencia de la historia del arte rosarino a partir del relato de la

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obra de tres artistas. Porque el vacío no tiene otro método que el de hacerse visible a través de la
evocación, presente en la ausencia. Entonces Silberstein abre la vía de la meditación:

En el taoísmo, “la introducción de áreas no pintadas o de partes negras, ciegas, para dar ilusión de
volumen, o bien de elementos intermediarios entre otros dos para relacionarlos, constituyeron
estrategias visuales que se fundaron en el objetivo de hacer que la pintura evoque antes que
represente”. Lo inefable, lo difuso, lo brumoso, son todos elementos que en la pintura china tienen
la función de manifestar una operación generadora del vacío: antes que de una nada, la falta aquí
es metaforizada como donación de sentido. “Podemos decir, desde esta perspectiva, que se ve por
lo otro, por la sombra, por el corte, por la relación en que aquello que vemos se nos da, aunque
esta relación sea de ausencia, de oscuridad, de oquedad”. Esta concepción dinámica del vacío
puede verse en distintos niveles. Por ejemplo, en la idea taoísta de causalidad, donde las
consecuencias de un efecto son inversas a la causa, o bien, en la noción oriental de tiempo como
expansión activa hacia el pasado y EL FUTURO. Asimismo, la presencia de una ausencia constitutiva
se encuentra también en la prosa de autores occidentales tan distintos como Merleau-Ponty (para
quien lo invisible no era el opuesto lógico de lo visible sino, en-lo-visible, su condición, tal como la
iluminación es el soporte invisible en la percepción de objetos) o Peirce (que, en su noción de
interpretante, encuentra una terceridad constitutiva de la relación entre los otros dos elementos
del signo).

Pero si el vacío es un elemento formador de la obra, entonces cabe también su planteo en una
estética de la experiencia creativa. “Lo construido por un creador muestra su puesta en escena, su
modo de contar antes que aquello que se supone está diciendo, su punto de vista”. Punto de vista
que es ciego para aquél que crea, como lo recuerda Padeletti al relatar una anécdota infantil acerca
de su primer encuentro con un papel blanco rasgado.

Padeletti, Usandizaga y Machado, tres artistas rosarinos, aunque de distinta manera, han trabajado
con la noción de vacío constituyente. Padeletti, en sus collages de papeles arrugados. Usandizaga,
en la recreación de retratos vaciados. Machado, en la construcción de formas poligonales que
apuestan al devenir. Los textos de Padeletti, Usandizaga y Machado tienen, en su diferencia, un
rasgo común, esto es, la manifestación de la experiencia y de los puentes que cada uno ha
atravesado, ya sea a partir de ciertas influencias programáticas, del anecdotario personal, en la
autenticidad como ética del artista, en los encuentros con amigos y maestros. “Con tonos distintos,
tanto Julián [Usandizaga] como Padeletti hablan de la misma afirmación. Sus obras padecen de la
misma intencionalidad de decir más allá de las modas y superficiales imposiciones de caprichosa
volubilidad de los que buscan legitimarse buscando las tendencias que puedan ser exitosas. Es una

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cualidad que comparten con Machado”. Como en una metáfora de la exposición taoísta, nos
encontramos con tres artistas que, en su relación, y por la diferencia que establecen, permiten
destacar aspectos invisibles entre ellos. En el contraste vemos a cada uno de ellos y apreciamos su
trabajo creador.

Si un libro pudiera ser un objeto delicado, éste sería de tal condición. Mucho antes de que en
nuestro país contásemos con traducciones que pusieran al servicio del “consumidor” libros hoy
clásicos, como Vacío y plenitud (de F. Cheng, multicitado a partir de su dedicatoria a Lacan) o las
recientes Cinco meditaciones sobre la belleza (también de Cheng), Fernando Silberstein
comenzaba una enseñanza a través de un método sencillo aunque no menos riguroso: enseñar a
ver haciendo hablar al silencio.

Fernando Silberstein. "Vacío y creación. La experiencia creativa en tres artistas rosarinos" (UNR
Editora, C. Académica, Rosario, 2008)

.- Comer.

2.-Descansar.

3.-Vagabundear en los periodos intermedios.

4.- Ser fiel.

5.-Amar a los hijos.

6.-Meditar a la luz de la luna.

7.-Aguzar el oìdo.

8.- Cuidar de los huesos.

9.- Hacer el Amor.

10.-Aullar a menudo.

Publicado por PP en 0:15` La sombra china de Jacques Lacan

El ensayista y semiólogo François Cheng introdujo la poesía y la filosofía orientales en el ideario


lacaniano. Dos de sus libros, que ahora se consiguen en Buenos Aires, influyeron en las teorías del
brillante y controvertido seguidor de Freud

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Cheng difundió la sensibilidad de Oriente. Foto: Sygma

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"Quien ama en exceso se agota"

Su nombre no suena con demasiada frecuencia por aquí. Quizás ahora un poco más, con la
reciente llegada a las librerías porteñas de dos de sus libros fundamentales: Vacío y plenitud
(Ediciones Siruela) y La escritura poética china (Pre-textos). François Cheng (nacido en Pekín en
1929 y luego nacionalizado en Francia, país adonde se trasladó en 1948) es, sin embargo, el más
reconocido experto en el conocimiento y difusión de la espiritualidad de Oriente. Sus reflexiones
fueron fundamentales, entre otros, para su admirador y amigo Jacques Lacan, cuyas
investigaciones en torno al valor del significante confluyeron naturalmente con la teoría de
palabras llenas y palabras vacías o muertas que Cheng elaboró al analizar la escritura poética china.
El sueño tiene la estructura de una frase, decía Lacan en su estilo enigmático que armonizaba con
el de Cheng cuando éste comentaba aspectos de la escritura poética china: el ritmo desempeña
una función primordial, ya que indica la forma en que se agrupan las palabras y permite decidir
cuál es su verdadero sentido.

Filólogo, poeta, ensayista, calígrafo, traductor, novelista y semiólogo, Cheng ha sido un estrecho
colaborador de Lacan. El psicoanalista francés lo presentó en uno de sus célebres seminarios (abril
de 1977) con su ironía habitual: "François Cheng, que en verdad se llama Cheng-Tai-Tchen, se ha
puesto François con el objeto de reabsorberse en nuestra cultura, aunque esto no le ha impedido
mantenerse muy firme en lo que hace, un trabajo de gran utilidad para los que aquí se consideran
analistas".

La zambullida china de Lacan nada tuvo que ver con el exotismo que a veces provoca en Occidente
aquel mundo lejano de ikebana, té verde, dragones y flores de loto. Lacan vio una clave de sus
teorías en los estilizados ideogramas chinos. La forma genera sentidos inesperados. La forma, debe
subrayarse una vez más, arrastra por añadidura el contenido y no al revés, como antes se creía. La
poesía china es eminentemente metafórica. Sólo así puede concebirse (por ejemplo) que la unión
nube/lluvia aluda por elevación al acto sexual; el jade, a la mujer de bellas formas o que la luna
llena señale un reencuentro de amantes. Según el imaginario chino estudiado por Cheng, la
montaña pertenece al yang y la nube al yin. En ese caso la montaña designa al hombre y la nube
(inalcanzable), a la mujer. Las voces que emanan de ellos, entonces, son: "Viajo pero, como la
montaña permanezco contigo" y "Estoy aquí pero, como la nube, mi pensamiento viaja contigo".
Esto, aunque resulte arduo de asimilar para el lector occidental, está resumido en un dístico de

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Wang Wei, destacada figura poética junto a Li Tai Po durante el reinado de la floreciente dinastía
Tang.

El lago se vuelve sobre un instante/

La verde montaña rodea la nube blanca

Lacan leyó con atención a los poetas chinos y en ellos, de la mano de Cheng, observó que los
ideogramas generan sentido en los versos. Algo análogo sucede en el diván del analista. Simples
sonidos evocan situaciones más complejas que trascienden ampliamente las palabras
pronunciadas. En su libro La escritura poética china , Cheng cita el "sencillo" ejemplo de un
ideograma que, por sus componentes gráficos, suscita una imagen poética. En China la expresión
po-gua (literalmente, "melón partido") designa los dieciséis años de una joven deseable y
casadera. A partir de una imagen gráfica se llega, al final de la cadena significante, a la idea erótica
de carne tierna (melón) y fresca, mordedura sensual, etcétera. La partición del melón podría ser
interpretada como pérdida de la virginidad. Este raro juego de espejos se entendería mejor, claro,
si se viera el dibujo partido del ideograma correspondiente.

En su Seminario 24, Lacan les dice a sus alumnos: "Yo quisiera llamar la atención sobre algo: el
psicoanalista depende de la lectura que hace de lo que dice el paciente. Y lo que escucha no puede
ser tomado al pie de la letra [ ]. ¿La verdad despierta o adormece? Me gustaría que antes de
responder leyeran a François Cheng, ya que con la ayuda de lo que se llama escritura poética
ustedes pueden tener la dimensión de lo que podría ser la interpretación analítica".

Eran habituales las caminatas y conversaciones entre Lacan y Cheng, quien no casualmente dedica
su libro Vacío y plenitud "al maestro Jacques Lacan", cortesía que el psicoanalista francés solía
devolver en el mismo tono. Leyendo poemas chinos de la Antigüedad o analizando pinturas donde
las áreas en blanco eran muy evidentes, los dos pensadores concibieron la noción de vacío no
como algo vago e inexistente sino como un elemento dinámico y activo.

El vacío pasa a ser un signo; es origen y elemento central en el surgimiento de " las diez mil cosas"
del mundo. La pincelada del calígrafo o del artista acaba diciendo mucho más de lo que se había
propuesto, tal como sucede con el paciente en el consultorio. Lo dicho se traduce en un
malentendido eterno. ¿Por qué? Porque una palabra no revela claramente su sentido (por
ejemplo, la voz china dao o tao no refiere sólo al camino aludido). Más bien conduce a otras voces
en una cadena lingüística así como un sentido conduce a otros. Siempre decimos más de lo que

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nos proponemos. Esto último se produce mediante los conocidos mecanismos inconscientes de
desplazamiento (desvío) y condensación. La digresión es el recurso preferido en estos casos. Sólo
hay algo nuevo en el significado cuando hay algo también nuevo en el significante. El sujeto que
habla no es amo y señor de lo que dice. En los hechos, termina diciendo más de lo que quiere.
Termina expresando (siempre) otra cosa. Desde el análisis lacaniano se afirma que hay que
entender al paciente más allá de lo que dice. En cuanto se quiere afirmar algo, se producen
incidentes inevitables: de ahí la confusión y la imposibilidad del diálogo como absoluto lazo de
unión. Cada uno de nosotros es hablado por la lengua. Por eso, en principio conviene que no nos
tomemos a pecho ni a nosotros ni a los demás. El oficio propio del analista es escuchar al paciente
casi como si hablara a través de ideogramas chinos: diciendo mucho más allá de lo que dice.
Interpretar es escuchar al sujeto no en lo que él cree pronunciar sino en el deseo que fluye a través
del significante que por algún motivo eligió.

En función de estos razonamientos, Cheng se detuvo especialmente en los poemas de Li Bo (o Li


Tai Po) y otras tantas obras maestras que, como se ha dicho, iluminaron el cielo del arte bajo el
imperio de los Tang, durante los siglos VII y IX de nuestra era. Entre varios centenares de poemas,
Cheng eligió para su análisis -realizado al unísono con Lacan- una conocida cuarteta ("Escalinata de
jade") que podría traducirse así:

Del umbral de la escalinata de jade

Brota un rocío blanco/

La larga noche penetra en las medias de seda/

Dejando caer la cortina de cristal/

Contemplada al trasluz por la luna de otoño.

El tema abordado es la noche de espera de una mujer ante la puerta de su casa vacía. La espera es
inútil porque su amante no llegará. Desilusionada y con frío, la mujer se retira a su cuarto. Allí baja
la celosía de cristal y se queda un rato más, confiándole su pena y su deseo a la luna, cercana y
lejana a la vez. Li Bo invita al lector a vivir los sentimientos del personaje desde dentro. Pero sólo
entenderá mejor la idea que sobrevuela allí el lector familiarizado con el valor simbólico de los
significantes chinos:

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Escalinata de jade: piel lisa y suave de una mujer. Rocío blanco: noche fresca, hora solitaria,
lágrimas. Y tiene un matiz erótico. Media de seda: cuerpo de mujer. Celosía de cristal: interior del
gineceo. Luna de otoño: presencia lejana y deseo de reencuentro.

Con esta secuencia de imágenes -dice Cheng-, el poeta crea un mundo coherente y misterioso. Las
cosas parecen derivar unas de otras de manera inexorable. Por intermedio de los signos, la luna
adquiere su estatus de símbolo primordial de los poetas chinos clásicos, artistas de una
sensibilidad nocturna que revela el secreto de una noche de mito y comunión. El amor (que Lacan
ha definido como dar lo que no se tiene a quien no es) se conecta con la idea del vacío esencial, es
decir, fuente permanente del deseo aunque no excluya -en esa búsqueda infinita- el dolor y la
melancolía que inevitablemente nacen de la ausencia

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