Está en la página 1de 28

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................................... 01

CAPÍTULO I: EL ACOSO ....................................................................... 03

1.1 ANTECEDENTES DEL ACOSO ................................................. 03

1.2 EL ACOSO CALLEJERO ........................................................... 04

1.3 TIPOS ......................................................................................... 06

1.4 EL PERFIL DEL ACOSADO ....................................................... 09

1.4.1 OBJETO SEXUAL ........................................................... 12

1.4.2 MACHISMO ...................................................................... 12

CAPÍTULO II: DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA................................... 14

2.1 CAUSAS DEL ACOSO CALLEJERO ......................................... 14

2.2 CONSECUENCIAS DEL ACOSO CALLEJERO ......................... 15

2.2.1 PORNOGRAFÍA ................................................................ 18

CAPÍTULO III: ¿QUÉ HACER FRENTE AL ACOSO CALLEJERO? ..... 19

3.1 ACTIVISMOS.............................................................................. 19

3.1.1 USAR LA TECNOLOGÍA Y LAS REDES SOCIALES......... 19

3.1.2 PERSPECTIVA DE LA COMPRENSIÓN DE VALORES ... 21

3.2 DENUNCIAR AL AGRESOR ...................................................... 22

3.3 LEYES Y NORMAS .................................................................... 23

ANEXOS ................................................................................................ 24

0
INTRODUCCIÓN

Trujillo. Al parecer, ni la ley contra el acoso sexual callejero impide que


algunos desadaptados continúen hostigando y aprovechándose de
situaciones que denigran públicamente a las mujeres.

Así se pudo evidenciar el último domingo en el corso primaveral cuando, en


medio de la multitud, un depravado sujeto frotaba sus partes íntimas en una
menor de edad. Más del 70 % de féminas son víctimas —o lo han sido— del
acoso sexual callejero. (Botton, I., 2015)

En las unidades de transporte público ocurre con mayor frecuencia este tipo
de acoso, aunque también puede presentarse en las calles más transitadas,
(Av. Perú y Av. Vallejo) paraderos públicos, mercados y cualquier otro espacio
que concentra gran afluencia de personas.

La literatura acerca de la violencia contra la mujer por razones de género es


cada vez más importante, pero aún permanece el vínculo entre violencia de
género y agresiones intrafamiliares, es decir, maltrato de índole psicológico
y/o físico generado en el ámbito doméstico, o la violencia generada en
determinados espacios como el centro laboral. Esto podría deberse a que, en
general, la mujer ha sido relacionada con la casa y el espacio privado. No
obstante, debido, entre otros aspectos, a los diversos movimientos que
buscan reivindicar la posición social de la mujer, en la actualidad está
creciendo el interés por estudiar otras manifestaciones de violencia de género
ejercida, particularmente, en espacios públicos (Achugar, 2001).

Es así que el estudio del acoso sexual callejero y su vinculación con el nivel
de sexismo ambivalente tiene relevancia, particularmente en un contexto
social en el que las posiciones tradicionales pueden colocar en situación de
desventaja a las mujeres.

En la presente investigación se llevará a cabo una revisión teórica actualizada


respecto al acoso sexual callejero en las Av. Perú y Av. Vallejo de la ciudad

1
de Trujillo, en el contexto urbano., buscando establecer sus causas,
consecuencias de Acoso Callejero. Para ello, se empieza definiendo el acoso
callejero y sus diversas manifestaciones. Se recalca la diferencia entre
situaciones de ese tipo de acoso y el piropo en sí mismo, dándose a conocer
las consecuencias emocionales y físicas que se presentan cuando se padece
de acoso callejero, y la situación de vulnerabilidad en la que se ubican las
víctimas.

Por su parte, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y


Erradicar la Violencia Contra la Mujer define la violencia contra la mujer es
“cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño
o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público
como en el privado” (Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana, 2011).

Esta definición implica que las agresiones ejercidas contra la mujer pueden
realizarse en diferentes espacios y ser ejercidas por personas conocidas o
desconocidas como una manifestación de dominación. De acuerdo a lo
señalado, el acoso sexual callejero es una manifestación de acoso sexual y
de violencia de género, que incluye tanto conductas verbales como no
verbales, realizadas generalmente por los hombres en lugares públicos,
quienes invaden el espacio físico y mental de una mujer desconocida de una
forma irrespetuosa, atemorizante e insultante (Bowman, 1993; Kearl, 2010).

2
CAPÍTULO I: EL ACOSO

1.1 ANTECEDENTES DEL ACOSO

En efecto, diversos estudios han hallado altos porcentajes de incidencia

de las situaciones de acoso sexual callejero mencionadas. Kearl (2010),

en su estudio con 811 mujeres canadienses, reportó que el 95% de ellas

manifestó ser objeto de miradas fijas o de reojo y de silbidos o bocinazos.

El 87% dijo haber sido víctima de comentarios sexistas y el 45% de ellas

dijo haberlos padecido más de 25 veces en su vida. Más del 37% de las

mujeres participantes mencionó haber tenido a un extraño masturbándose

en frente de ellas.

En el estudio de Lenton, Smith, McMaster y Morra (1999), con una

muestra canadiense, se halló que el 81% de las mujeres ha sido “mirada”

de una forma que la hizo sentir incómoda, una o más veces desde los 16

años de edad, mientras que el 28% presenció actos exhibicionistas. Gober

y Roszak (s.f.), con una muestra polaca, hallaron que el 73% de las

mujeres padeció de “coqueteos” intrusivos, el 68% reportó haber recibido

silbidos, al 64% se le dirigieron bocinazos.

En el estudio del Instituto de Opinión Pública de la PUCP (marzo, 2013),

con una muestra peruana, se halló que el 45.7% de mujeres señaló haber

recibido silbidos, el 40% fue objeto de miradas persistentes e incómodas,

además de otras situaciones de acoso. Además, en todos los casos, el

porcentaje de mujeres que padecieron tales manifestaciones de acoso

3
sexual callejero es más alto que el porcentaje de hombres que señala

haberlos experimentado.

Lenton et al. (1999) identificaron que el espacio público en el que se

presentan las situaciones de acoso con mayor frecuencia es la calle (37%)

y el transporte público (13%), seguidos por teatros, hoteles, restaurantes,

ascensores, centros comerciales, eventos recreacionales, bares y otras

locaciones, en un porcentaje menor. Así mismo, se encontró una relación

significativa entre la edad y el estado civil y la frecuencia del acoso sexual

callejero. De igual modo, DeKeseredy et al. (1999) hallaron que las

mujeres que manifestaron haber experimentado algún tipo de acoso, eran

ligeramente más jóvenes (edad promedio de 35.78 versus 43.10 años)

que las que no. El espacio geográfico también es un referente. Aquellas

mujeres que viven en zonas metropolitanas reportan más acoso sexual

que las que viven en lugares más pequeños, especialmente en pueblos

(Bowman, 1993; Lenton et al., 1999).

1.2 EL ACOSO CALLEJERO

El acoso sexual callejero es un tipo de violencia particular, ya que por lo

general no implica una relación entre la víctima y su agresor. Esta

violencia incluye prácticas como silbidos, comentarios sexualmente

explícitos, miradas fijas, masturbación pública, seguimiento, tocamientos

(meter la mano), exhibicionismo (mostrar los genitales), entre otros, del

que son víctima las mujeres cotidianamente en la calle o en el transporte

público.

4
Decimos que es violencia pues, además de ser no deseada, ocasiona en

las mujeres impactos negativos como temor a transitar solas por las calles,

demoras innecesarias al evitar ciertas zonas consideradas inseguras,

gastos extra para poder costear transporte privado, dependencia de otros

hombres (padres, hermanos, parejas, entre otros) a quienes piden

compañía y protección en las calles, abandono de centros de trabajo (si la

zona del trabajo es considerada insegura para una mujer), entre otros.

Pese a ello, lamentablemente el acoso sexual callejero es culturalmente

aceptado, tanto por hombres como por mujeres. Los hombres no ven su

acción como violencia: asumen que es su derecho dirigirse a las mujeres

de esa forma.

Las mujeres rara vez se defienden de ella: asumen el acoso callejero es

el precio que hay que pagar por ser mujer y transitar sola por la calle (sin

un hombre que la acompañe).

Todo comportamiento de carácter sexual no deseado que realiza, en el

contexto de una relación de empleo, una persona respecto de un/a

trabajador/a con el propósito o el efecto de atentar contra su dignidad y

crear un ambiente intimidatorio, ofensivo u hostil para él o ella. (OIT, )

5
1.3 TIPOS

Se establecen tres tipos:

 Según el grado de acoso: Donde inciden factores como la existencia

de contacto físico o no, la presión ejercida sobre la victima…)

 Según el tipo de conducta.

 Según los individuos intervinientes.

Según el grado de acoso

Aparecen tres tipos de acoso:

 Acoso de carácter leve: Entre otras conductas presenta: chistes de

contenido sexual sobre la mujer, piropos, comentarios sexuales,

insinuaciones sexuales etc.… sobre las trabajadoras. Son las conductas

de acoso más frecuentes.

 Acoso de carácter grave: Presenta entre otras conductas: abrazos o

besos no deseados, tocamientos y pellizcos, acorralamientos…. Tienen

una incidencia más baja pero no menos importante.

 Acoso sexual muy grave: Se produce cuando existe una fuerte

coacción para mantener una relación sexual independiente de que haya

contacto físico sexual.

Según el tipo de conducta

Se distinguen dos tipos básicos de acoso sexual, en función de que exista

o no un elemento de chantaje en el mismo, desarrollados en la NTP 507

del INSHT:

6
 El acoso quid pro quo o chantaje sexual.

 El acoso ambiental.

El acoso quid pro quo o chantaje sexual

Fuerza al trabajador a elegir entre someterse a los requerimientos

sexuales o perder o ver perjudicados ciertos beneficios o condiciones del

trabajo.

Se trata de un abuso de autoridad, por lo que sólo puede realizar desde

una posición de poder. En estos casos, la negativa de una persona a una

conducta de naturaleza sexual se utiliza explícita o implícitamente como

una base para una decisión que afecta el acceso de la persona a la

formación profesional, al empleo continuado, a la promoción, al salario o

a cualquier otra decisión sobre el empleo.

Atendiendo a la forma, se distingue entre chantaje explícito o implícito:

 Chantaje explícito: Es una proposición directa y expresa de solicitud

sexual bien sin prescindir de la voluntad del trabajador agredido o bien

requerimiento sexual, también expreso, acompañado de coacción física

prescindiendo de la voluntad del trabajador agredido.

 Chantaje implícito, indirecto o tácito: Se produce cuando el trabajador

nunca ha sido solicitado o requerido sexualmente, pero otros

trabajadores de su mismo sexo, en idénticas o similares circunstancias

profesionales, ascienden de categoría, mejoran sus salarios o reciben

7
beneficios o mejoras laborales por aceptar condiciones de un chantaje

sexual, lo que incita implícitamente a su aceptación.

Atendiendo a los efectos:

 Chantaje sexual que implica pérdida de derechos: El empresario o

directivo cumple su amenaza si el trabajador no se somete a la condición

sexual (no contrata, despide, no aumenta salario...).

 Chantaje sexual sin pérdida de derechos laborales: Sucede cuando,

a pesar de la negativa del trabajador, el empresario o directivo no cumple

su amenaza.

El acoso ambiental

Los acosadores crean con su actitud un ambiente de trabajo humillante,

hostil o amenazador para el acosado. Puede ser realizado por personas

de superior o igual categoría que la víctima, o terceras personas

ubicadas de algún modo en la empresa.

Según los individuos intervinientes

Esta situación pude darse entre:

 Compañeros.

 De superior a subordinado.

 De subordinados a superior (poco habitual).

 De superior a subordinados con la colaboración de los compañeros del

acosado.

8
 De compañeros a compañeros, con el conocimiento del superior, sin

intención de evitarlo.

1.4 EL PERFIL DEL ACOSADO

El acoso sexual surge ante un desequilibrio de poder, la mujer como

víctima de acoso sexual en la mayoría de los casos, se convierte en un

objeto sexual favorecido por una situación de partida no igualitaria.

Se constata que ese desequilibrio y uso de poder no está unido a la

posición jerárquica, de clase o status social, sino que tiene que ver con el

poder de género, de ahí la dificultad de entender a veces que se ha

producido acoso si la persona acosadora no es un superior en el puesto

de trabajo.

Factores que favorecen el acoso sexual

No existe un perfil tipo de mujer acosada; más bien, los estudios existentes

muestran que el acoso recorre todo el escenario laboral, sucede en las

distintas etapas de la vida y en los distintos sectores y ámbitos de

actividad.

Pero determinados factores o situaciones personales aumentan el riesgo

de sufrir acoso sexual:

Mujeres separadas o divorciadas.

 Mujeres jóvenes.

 Mujeres de incorporación reciente a la vida laboral.

 Personas que tienen una discapacidad.

 Personas homosexuales.

 Inmigrantes.

9
Se dirige más a profesiones con costumbres y horarios más atípicos, como

camareras, azafatas, periodistas, actrices, etc.

Según un estudio realizado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos

Sociales; aunque puede existir el acosador psicópata, la mayoría de las

personas que ejercen acoso sexual no tienen por qué presentar ningún

tipo de psicopatía ni responder a un perfil definido.

En los casos leves no existe un perfil definido, dado que “cualquiera”

puede incurrir en una conducta de acoso ambiental, muchas veces sin

conciencia de ello. Sin embargo, sí se pueden establecer algunos indicios:

suele tratarse de compañeros con el mismo nivel en el organigrama, o

incluso inferior; presentan una conducta sexista en general, son

inmaduros y se suelen enorgullecer de ‘sus conquistas’. Del discurso

social se derivan dos caracterizaciones: el inseguro, retraído, dominado

por su pareja, y el atractivo y prepotente, que se cree irresistible.

En los casos graves y muy graves, el perfil de acosador es el siguiente:

 Datos sociodemográficos: La edad no parece ser un elemento

determinante, sí el estado civil: suele tratarse de hombres casados

(o con pareja estable) y con hijos, que utilizan como argumento el

mal funcionamiento de su matrimonio.

 Situación laboral: Suele ocupar un cargo superior a la víctima

(normalmente, mando intermedio) y cuenta con el respaldo

incondicional de la dirección de la empresa, así como con una larga

10
trayectoria laboral en la misma. Como jefe, presenta un carácter

dominante y es calificado de déspota y abusador, ya que utiliza su

poder para sus pretensiones personales y trata de manera

incorrecta a sus subordinados.

 Perfil psicosocial: Es una persona más fría que impulsiva o

pasional, ocupando un papel secundario y calificado incluso de

‘perverso’ y ‘maquiavélico’.

 Su autopercepción no se ajusta a la imagen que transmite:

Desde fuera se percibe narcisista, endiosado, soberbio, arrogante,

prepotente, manipulador. Además, se cree invulnerable.

 Presenta cierto carácter infantil y caprichoso: No acepta un ‘no’

por respuesta y puede resultar vengativo si no consigue lo que

pretende, llegando a ejercer sobre la víctima acoso laboral,

aislamiento, insultos y vejaciones.

 Sexista y machista: No considera a las mujeres como sus iguales,

dado que su acercamiento a ellas se produce desde el

embaucamiento, el abuso de poder y, finalmente, el chantaje.

 Muestra escasa empatía hacia los demás, especialmente hacia

las mujeres, ya que no las valora: Es consciente de estar

infringiendo un daño a la otra persona, sabe que se trata de una

conducta ilícita o reprochable, aunque no en todos los casos lo

entienda exactamente como acoso sexual (puede que se niegue a

admitirlo, a pesar de que la acosada haga patente su rechazo).

11
 Se suele observar en ellos cierta tendencia al acoso: Es decir,

no se trata de que se obsesionen con una trabajadora, de manera

excepcional, sino que suelen presentar una conducta repetitiva de

menosprecio de género.

1.4.1 OBJETO SEXUAL

No obstante, cuando el cuerpo de la mujer se convierte en objeto

sexual y se reduce a las asociaciones mujer-sensualidad, mujer-

sexualidad y mujer-cuerpo expresado a través de mensajes

persistentes e incómodos, se llega a una forma de violencia de

género en la que las afectadas terminan por experimentar

consecuencias a nivel intrapsíquico. (Achugar, 2001).

La violencia de género puede mostrarse a través de conductas

sutiles que son percibidas como formas aceptadas que los hombres

utilizan para ejercer autoridad. (Velázquez y Fernández, 2013).

1.4.2 MACHISMO

“El machismo es como el aire que respiramos todos: hombres,

mujeres, hombres de clase alta, hombres de clase baja. Las

palabras usadas son otras, los comentarios otros, la forma de

aproximarse a las mujeres es otra, pero al final, diversas clases

sociales en América latina terminan compartiendo la idea de que

una mujer es un ser pasivo, una musa que debe recibir; y que los

hombres tienen la obligación de andar “galanteando” o “piropeando”

mujeres como prueba de su virilidad”, sostiene Rivera Vallejo.

12
Los hombres machistas (no todos) no se acostumbran aun a ver

mujeres en la calle, solas o en compañía de otras mujeres. Estas

mujeres van a estudiar, a trabajar o simplemente a disfrutar del

espacio público. Hay hombres a los que aún les cuesta verlas en la

calle, ganando el espacio que antes era exclusivamente para ellos.

Mujeres vistiéndose como mejor les parece, retándolos de esta

forma y mandándoles el mensaje de que son independientes y que

no los necesitan ya tanto como antes”.

Los hombres argumentan que lo hacen para halagar a las mujeres

y otros afirman que, las mujeres al vestirse provocativamente, son

las culpables; pero no hay argumento suficiente para que les digan

groserías, les cierren el paso, ni para que las coman, como si fueran

animales, con una mirada; por no decir cosas peores, que se

pueden ver en las noticias del día a día. Buscan cualquier excusa

para evadir la responsabilidad del respeto que le tienen que tener a

la mujer, pues, lamentablemente vivimos en una sociedad machista

y parece “normal” este tipo de situaciones.

Lo que se busca hoy en día en la sociedad es una participación

positiva para llegar al bien común, este posee dimensiones: La

material e inmaterial pero la más relacionada con el tema que

estamos desarrollando es la inmaterial o también llamada espiritual.

13
CAPÍTULO II: DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA

2.1 CAUSAS DEL ACOSO CALLEJERO

Las causas de la normalización y aceptación de estas conductas son

muchas, pero todas asociadas a la misma raíz:

 Una cultura machista que valora la agresividad masculina y que lejos

de llamar la atención sobre las conductas de estos hombres,

culpabiliza a las mujeres de ellas: “ellas los provocan con esas faldas”,

“si no quieren que les pase nada, ¿por qué salen solas a esas horas”,

“los hombres son así, una tiene que acostumbrarse”.

Los medios de comunicación hacen lo suyo cada vez que celebran

prácticas como esas, considerándolas divertidas o halagadoras; es el

caso de un reportaje emitido en el programa al Sexto Día (canal 5) en

abril de este año. El informe llamado “El arte de la seducción a la

peruana” (que parecía ser más un sketch) usaba de “carnada” a dos

mujeres muy descubiertas, para luego motivar (micrófono en mano) a

que los hombres les digan cosas, fomentando una especie de

competencia para ver quién decía el “piropo” más “ingenioso”.

El ámbito académico no ha sido ajeno a prejuicios. Personalmente he

podido comprobar el poco interés de mis pares masculinos, no solo por

el estudio del tema, sino también por aceptar que las prácticas

mencionadas son violencia. Me he encontrado en más de una ocasión

tratando de explicar que son prácticas repetitivas y no casuales, que

se focalizan en la población femenina, que tienen impactos reales en

14
su vida diaria y que fomentan la desconfianza, el mayor enemigo de

una convivencia sana en la ciudad.

Por todo esto: los impactos en las vidas de las mujeres, la banalización

del tema en los medios de comunicación y la invisibilización del tema

en los ámbitos académicos, es que decidimos crear el Observatorio

Virtual de Acoso Sexual Callejero, en el cual buscamos recoger casos

y difundir información, de forma que el problema deje de ser parte de

discusiones vergonzosas en ámbitos privados y pase a ser tratado

como lo que es, un problema público.

Nuestra apuesta es por ciudades en las que hombres y mujeres

puedan transitar con igual libertad y sin miedo. Buscamos que la

ciudad sea un lugar de encuentro entre personas que se reconocen

como iguales y donde ninguno busca imponer sus deseos al otro.

(VALLEJO, E. 2012)

2.2 CONSECUENCIAS DEL ACOSO CALLEJERO

Por lo que se refiere a las consecuencias del acoso sexual sobre la vida

de las personas que lo padecen, ya sugirieron que las víctimas solían

experimentar un síndrome de acoso sexual general cuyas

manifestaciones incluirían depresión y una variedad de síntomas físicos

inducidos por el estrés, con sintomatología como palpitaciones, apatía,

malos sueños, insomnio, dificultades para respirar, desgana, baja

autoestima, angustia, depresión… dando lugar a bajos rendimientos y

cambio en la actitud en el lugar de trabajo, así como falta de

15
concentración, entre otros efectos (Fundación Mujeres, 2012; Portero,

2009). Y, en general, diferentes trabajos muestran que estar siendo

víctima de acoso representa una fuente significativa de estrés psicológico

para las mujeres trabajadoras. (Tong R., 1984).

Se consideró que para comprender adecuadamente las consecuencias

negativas del acoso sexual habría que tener en cuenta dos vertientes: Por

una parte, estarían las consecuencias psicosociales relevantes para la

vida profesional de la mujer, que incluirían el modo como el acoso sexual

influye en sus sentimientos sobre el trabajo, en sus habilidades para

realizarlo, en su rendimiento, en su satisfacción laboral, etc.; y, por otra,

estarían las consecuencias psicosociales relevantes para la vida personal

de la mujer, que incluirían efectos sobre su bienestar psicológico, sus

condiciones emocionales, sus relaciones con familia y amigos, etc. En

definitiva, este autor considera que las reacciones psicosociales al acoso

son multideterminadas y que su forma exacta estará determinada en gran

medida por la naturaleza del acoso que padezca la mujer. (Pryor, J.,

1995).

No hay que olvidar que en el proceso de socialización del acoso sexual

las mujeres acosadas tienden a afrontar la situación en solitario, ocultando

lo ocurrido y circunscribiéndolo a la esfera personal. No es hasta que

aumenta la gravedad de la situación cuando se lleva a cabo una búsqueda

de apoyo en el entorno cercano (mayoritariamente de amigas y/o

compañeras).

16
Además, a las consecuencias directas de haber sufrido acoso sexual se

suman algunas indirectas que agravan el sufrimiento de la víctima de este

tipo de violencia. Entre éstas se encuentran la percepción de la víctima de

que el ámbito donde ha experimentado acoso sexual trata sus

declaraciones de lo sucedido con incredulidad o incluso la culpabiliza,

criticando su comportamiento provocador (Eyre, 2000).

El acoso “ocasiona en las mujeres impactos negativos como temor a

transitar solas por las calles, demoras innecesarias al evitar ciertas zonas

consideradas inseguras, gastos extra para poder costear transporte

privado, dependencia de otros hombres (padres, hermanos, parejas, entre

otros) a quienes piden compañía y protección en las calles y abandono de

centros de trabajo (si la zona del trabajo es considerada insegura para una

mujer). (Página web del Observatorio de Perú)

En definitiva, el acoso sexual tiene costes y consecuencias a muy

diferentes niveles. Así, desde el punto de vista de la víctima implica

sufrimiento psicológico (humillación, disminución de la motivación, pérdida

de autoestima,...), alteraciones del comportamiento (aislamiento, deterioro

de las relaciones sociales,…), enfermedades físicas y mentales

producidas por el estrés (abuso de alcohol o drogas, suicidio….), y pérdida

de oportunidades laborales o abandono del empleo; desde el punto de

vista de los/as empleadores/as implica disminución de la productividad de

la empresa, desmotivación, absentismo, falta de espíritu de equipo,…. y

desde el punto de vista social implica costes y gastos en sanidad,

desempleo, pensiones, etc. (OIT, 2007).

17
2.2.1 PORNOGRAFÍA

La pornografía predispone a algunos hombres a cometer actos de

acoso sexual callejero. No cabe la menor duda de que la

predisposición para algunos hombres puede encontrarse solamente

en el área de la pornografía, "en otras palabras, para algunos

hombres es solamente la pornografía -y nada más- la que crea la

predisposición para cometer acosos sexuales callejeros. De hecho,

hay una causa directa y una conexión de efecto. Hay algunos

hombres cuya actitud y comportamiento, de cómo ven a mujeres y a

chicas y lo que les hacen, está determinado por la pornografía: ésta

les atrapa y les da ideas.

Crecemos en una sociedad totalmente sexista y las personas

pueden ser influenciadas positiva o negativamente y la gente puede

cambiar. Aquí aparece un fuerte argumento para crear una ley en

contra de la pornografía porque, si está comprobado que la

pornografía es capaz de influir sobre actitudes y comportamientos,

entonces, si no existiera, la gente no estará influenciada y nos

encontraremos con un potencial para el cambio: "no únicamente

esto", "podremos por fin tener imágenes positivas del sexo y de la

sexualidad". La desnudez, en sus diferentes facetas, será vista de

forma natural al igual que la representación de la sexualidad dentro

de relaciones igualitarias.

18
CAPÍTULO III: ¿QUÉ HACER FRENTE AL ACOSO CALLEJERO?

3.1 ACTIVISMOS

3.1.1 USAR LA TECNOLOGÍA Y LAS REDES SOCIALES

Según el Instituto de Opinión Pública (IOP) de la PUCP, 7 de cada

10 mujeres de 18 a 29 años han sido víctimas de acoso en las calles

alguna vez en su vida. Con el fin de frenar esta estadística, se ha

iniciado la campaña ‘Por una Ciudad con Respeto’, cuyo video ya

circula en YouTube.

“Con la aprobación de la Ley para prevenir y sancionar el acoso

sexual en espacios públicos, el Estado reconoce al acoso callejero

como una forma específica de violencia, y nos brinda, como

colectivo, herramientas para continuar nuestra lucha contra el

mismo. Si bien la ley obliga únicamente al sector público a tomar

acción frente a esta forma de violencia, es importante que la sociedad

civil y el sector privado también se involucren, como lo está haciendo

Tappsi”, señala Johana Fernández, Directora de Paremos el Acoso

Callejero-Observatorio Ciudadano.

En el video de YouTube se presentan los mitos que existen detrás

de esta problemática y cómo muchas personas aceptan el acoso

callejero como algo normal y lo justifican al considerarlo una

“provocación” por parte de las mujeres.

19
A esta campaña también se ha unido ‘Tappsi’ (plataforma para

solicitar taxis a través de un celular) y los choferes serán capacitados

“sobre el tema con la intención de reforzar su cultura de respeto por

los pasajeros, difundiremos información a través de todos nuestros

canales de comunicación, incluidas las unidades de transporte;

transmitiremos información audiovisual en radio y televisión con el

objetivo de crear conciencia entre nuestros clientes y la sociedad en

general. Queremos una sociedad justa donde se respeten los

derechos humanos”. (Sugar Ordoñez, 2015)

La campaña ‘Por una Ciudad con Respeto’ ya inició y durará 2

meses. Esta cuenta con una animación 2D realizada, la cual pone en

evidencia la existencia de los mitos detrás esta problemática para

reconocerlos y lograr una ciudad con respeto.

¿QUÉ HACER SI ERES VÍCTIMA DE ACOSO CALLEJERO?

1) Identificar al acosador: si el sujeto usa uniforme o puedes

identificar su lugar de trabajo, podrás comunicarte con dicha

compañía e informar de esta conducta.

2) Responde con seguridad y sin insultos: puedes contestarle y/o

alzarle la voz siempre que te encuentres en una situación segura

para involucrar al resto de la gente.

3) Llama a la línea 100*: marca desde tu teléfono el número 100, y

podrás recibir apoyo y orientación gratuita.

20
3.1.2 PERSPECTIVA DE LA COMPRENSIÓN DE VALORES

Es importante pensar en medidas educativas, donde se trabaje una

educación sexual integral desde la apertura y no la represión ni el

tabú, que prepare a hombres y mujeres para decidir sobre su

sexualidad de manera responsable, capaces de reconocer sus

cuerpos, valorarlos y sentirlos.

Una educación que apueste por la formación de hombres no

misóginos, ni homofóbicos y lograr el compromiso de más hombres

capaces de cuestionar el sistema patriarcal-machista.

Instancias como el Ministerio de la Mujer y el Ministerio de Educación

deben tomar medidas políticas capaces de regular los mensajes y

prácticas de los medios de comunicación que a diario cosifican el

cuerpo de la mujer y mercantilizan el sexo.

Si dejamos de pensar en los hombres como seres instintivos,

podremos plantear mejores alternativas de solución. Para ello, es

clave repensarnos como seres sociales dotados de una conciencia y

con juicio de valores, que solo se construye y reconstruye dentro de

un sistema social.

Finalmente, la complicidad masculina, principalmente, coadyuva a

que estos actos se normalicen. Lograr cambiar cada una de las

creencias en los hombres requiere de esfuerzos de los diferentes

frentes, desde el estado pero también desde el sector civil, y desde

lo personal. Es una tarea fundamental empezar a cuestionarnos

21
desde lo personal, pero también cuestionar las estructuras sociales

que mantienen este sistema que oprime a muchas mujeres, y a los

propios hombres en otras formas y medidas. Lo importante es

empezar hacer todas las acciones posibles, no solo desde las

mujeres, sino sobre todo romper esa complicidad desde los propios

hombres.

3.2 DENUNCIAR AL AGRESOR

Si las mujeres se quedan calladas y permiten que las silben o les digan

algo ofensivo o, peor aún, que las toquen; los hombres seguirán

molestándolas. Sin embargo, si actúan, reaccionan y responden que no

les gusta que les hagan eso, a los hombres les llamará la atención, se

“bajarán” y la próxima vez que piensen en tomar este mal

comportamiento, lo pensarán dos veces; esta respuesta de la víctima

es preferible si el agresor no está tan cerca de ella y si este está solo y

no en compañía ya que de lo contrario, pueden hacerle un daño mayor.

Otra forma de reaccionar antes esto es denunciando el acto o buscar a

alguna “autoridad” como policías, serenazgos o hasta guachimanes,

que puedan ayudar a la víctima. Pero a veces, lamentablemente, ellos

(las autoridades) también participan en este tipo de acoso.

22
3.3 LEYES Y NORMAS

El Congreso de la República del Perú aprobó el proyecto de ley N°

3539 que busca combatir el acoso contra las mujeres en las calles.

Se aprobó esta norma que busca prevenir y sancionar el acoso

sexual. La llamada Ley de prevención, atención y sanción del acoso

sexual en los espacios públicos está enfocado en la protección de

niños, adolescentes y mujeres.

Los acosadores pueden ser sancionados con hasta 12 años de cárcel.

Esta condena se aplicaría en caso que el acto provoque daños físicos

o mentales en la víctima. En el caso que se trate de tocamientos

indebidos, la pena sería no menor de uno ni mayor de tres años. Si se

ejerce violencia o amenaza, la pena aumentaría a cinco. Si el

acosador fuera docente, serían siete años de condena y si la víctima

fuera menor de siete años la pena aumentaría a diez.

Este proyecto de ley se presentó en junio del 2014 y fue firmado por

el colectivo Paremos el Acoso Callejero, el Ministerio de Educación,

el Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia, el Ministerio Público,

los gobiernos locales, la Municipalidad Metropolitana de Lima, la

Municipalidad Provincial del Callao, representantes de las empresas

de transportes.

23
ANEXOS
La voz griega ‘pyropus’ –literalmente “de ojos de fuego”– derivó al latín para

referirse al piropo como una piedra preciosa, el granate, adquiriendo el valor

metafórico de lo brillante. El piropo como expresión lisonjera tiene un origen,

al menos lingüístico, de admiración reluciente y luminosa.

Pero la galantería tiene fronteras, últimamente establecidas según ley. Y

cuando esta se traspasa, ya sea con incorrección o violencia, lo que debía ser

destello se vuelve hiriente quemadura. Además de un delito.

Hace casi un año los peruanos fuimos testigos de cómo la actriz Magaly Solier

denunciaba haber sido víctima de acoso sexual callejero: Daniel Durand

Tenazoa se habría masturbado frente a ella en un bus del Metropolitano. No

obstante, a la fecha, el acosador no ha sido sancionado principalmente por un

vacío normativo. Si bien el acoso sexual callejero siempre ha existido, es a

partir de este lamentable evento que el problema adquirió un mayor

protagonismo.

De igual manera, la actriz Erika Villalobos, figura de la recientemente

estrenada película de Aldo Miyashiro, “Atacada” –que narra la historia de una

mujer que es violentada sexualmente–, recuerda experiencias de su infancia:

“Me han metido la mano mil veces cuando iba en micro con uniforme escolar

y […] nunca me sentía con la fuerza como para enfrentar a un hombre que me

hacía esto, simplemente quería desaparecer”.

24
Así como Magaly Solier y Erika Villalobos, en el Perú diariamente cientos de

mujeres son objeto de actos de acoso sexual que pasan desapercibidos por

las autoridades. Un grupo especialmente vulnerable al acoso es el de las

menores de edad, a quienes muchas veces les resulta más difícil defenderse

o denunciar el hecho por vergüenza o por miedo. Además, al estar expuestas

desde temprana edad a estas conductas, se atenta directamente contra su

desarrollo sexual natural.

Es en este contexto que el pasado 4 de marzo el pleno del Congreso de la

República aprobó la ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios

públicos por una amplia mayoría: 76 congresistas votaron a favor, 0 en contra

y 2 se abstuvieron.

Ahora bien, a pesar de que esta medida pretende reducir la incidencia de

casos de acoso sexual, aún quedan serias dudas acerca de su efectividad.

Según una encuesta de Ipsos, de las personas que están informadas acerca

de la ley, el 41% considera que el acoso sexual se mantendrá igual.

Para poder entender este complejo flagelo, es necesario desgranar el tema y

así llegar al meollo del asunto.

25
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 ACHUGAR, M. (2001). Piropos as Metaphor for Gender Roles in Spanish


Speaking Cultures. Pragmatics, 11 (2), 127 – 137.
 BOWMAN, C. (1993). Street Harassment and the Informal Ghettoization of
Women. Harvard Law Review, 106 (3), 517 – 580.
 EYRE, Linda (2000). The discursive framing of sexual harassment in a
university community. Gender and Education, 12(3), 293-307.
 VALLEJO, E. (2012). Artículo: “La Violencia Invisible”. El acoso sexual
callejero a mujeres”.
 BOTTON, I. (2015). Artículo: “Más del 70 % de mujeres son víctimas de
acoso callejero”.
 Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana (2011). Guía de asistencia
integrada: violencia de género en contexto doméstico. Universidad de
Chile.
 Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2007). Acoso sexual en el
lugar de trabajo. Recuperado el 17 de marzo de 2010 de:
http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_norm/---
declaration/documents/ publication/wcms_decl_fs_115_es.pdf
 SUGAR O. (2015). Artículo: “YouTube: Campaña busca frenar el acoso
callejero en Perú | VIDEO”
 PORTERO, C. (2009). Guia sindical. Violències de gènere a l’empresa.
Barcelona: Secretaria de la Dona de CCOO de Catalunya.
 PRYOR, J. (1987). Sexual harassment proclivities in men. Sex Roles, 17,
269-290.
 Academia de la Magistratura (2007). Código Procesal Penal. Lima: Súper
Gráfica.
 Gaytán, P. (2007). El acoso sexual en lugares públicos: un estudio desde
la Grounded Theory. El Cotidiano, 22 (143), 5 – 17.
 Gaytán, A. (2011). Calle, cuerpo y género. La identidad como proceso en
la ciudad de México. Acta Sociológica, 55, 37 – 54.

26
 Instituto de Opinión Pública de la PUCP (marzo, 2013). Estado de la
Opinión Pública. Acoso Sexual Callejero. Boletín VIII.
 Instituto de Opinión Pública de la PUCP (mayo, 2013). Estado de la
Opinión Pública. Violencia contra las mujeres y Feminicidio. Boletín VIII.
http://www.conectapyme.com/gabinete/p3/guia/nivel4apartado1.html
 http://elcomercio.pe/politica/actualidad/analisis-nueva-ley-contra-acoso-
sexual-bajo-lupa-noticia-1797730
 https://cuestionessociales.wordpress.com/2013/06/07/no-al-acoso-
sexual-callejero/
 http://puntoedu.pucp.edu.pe/opinion/la-violencia-invisible-el-acoso-
sexual-callejero-a-mujeres/
 http://www.accesoglobal.info/acoso-callejero-el-trasfondo-cultural-y-la-
lucha-por-el-respeto/
 http://www.accesoglobal.info/acoso-callejero-el-trasfondo-cultural-y-la-
lucha-por-el-respeto/
 http://laprensa.peru.com/redes-sociales/noticia-youtube-campana-acoso-
callejero-peru-video-47665
 https://www.youtube.com/watch?v=8tBabuMg7j4
 http://rpmasc.blogspot.pe/2014/07/los-hombres-y-el-acoso-sexual-
callejero.html
 http://www.laotrapagina.com/articulo-33.html

27

También podría gustarte