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CRIOTERAPIA

Dentro de toda la gama de elementos físicos que se cuenta en la


medicina física terapéutica o fisioterapia, se encuentra la utilización de energía térmica, de las
cuales el frio es uno de los agentes terapéuticos más utilizados, debido al fácil acceso y bajo costo
de este en el tratamiento de una gran cantidad de lesiones.

Como definición, la crioterapia se refiere al “Conjunto de procedimientos que utiliza el frio


en la terapéutica médica. Empleando diversos sistemas y el cual tiene como objetivo la reducción
de la temperatura del organismo, provocando con esto, una serie de efectos fisiológicos
beneficiosos y de gran interés en el tratamiento y manejo de diversas enfermedades”. (Gerd &
Friedrich, 2000)
CRIOTERAPIA

PRINCIPIOS BIOFÍSICOS DE APLICACIÓN

Los medios que se emplean en crioterapia pueden producir su efecto refrigerante por
medio de 3 fenómenos físicos distintos:

1. Convección
Conveccion Conduccion
2. Conducción
3. Evaporación

El método más habitual es la aplicación del elemento frio en


contacto con la piel. Si es un sólido o una bolsa con líquido o gel, la
Evaporacion
transferencia energética se hace por conducción. Si es un liquido o
gas libre, la transferencia se realiza a través de convección.

Según el objetivo terapéutico y la técnica que se aplique, se podrá lograr el enfriamiento


en un plano superficial, como por ejemplo en la piel, o también en planos más profundos, como en
los casos de articulaciones y músculos.

Otro fenómeno físico de transferencia de


energía es la evaporación, esta se produce mediante la
utilización de líquidos volátiles fríos o refrigerantes sobre
la piel, los cuales se introducen en recipientes bajo
presión y que son emitidos en finos aerosoles. El vapor
frio que se produce con la salida del líquido vaporizado,
entra en contacto con la piel y extrae el calor.

Pero, ¿De qué depende la magnitud del cambio de temperatura?:

a) La diferencia de temperatura entre el objeto frio y los tejidos: Cuando mayor sea la
diferencia de temperatura, mayores serán los cambios o resultados obtenidos.

b) El tiempo de exposición: La temperatura de la piel disminuye rápidamente al ponerla en


contacto con un elemento frio, pero se necesitaran exposiciones más prolongadas para
obtener buenos resultados en tejidos más profundos (sub cutáneo y musculo).

c) La conductividad térmica del área sobre la cual actúa el agente refrigerante: Los tejidos
tienen distinta capacidad para conducir el calor, esta propiedad se conoce como
“Conductividad Térmica”. Dado que la conductividad térmica está relacionada con el
contenido de agua, y los músculos tiene mayor cantidad de agua que los tejidos grasos, se
puede deducir que se obtiene más fácilmente una disminución de la temperatura en zonas
musculares, que en zonas grasas. La capa de tejido subcutáneo actúa como aislante y retrasa
el enfriamiento, pero también actúa prolongando el tiempo de recuperación de la
temperatura normal después del tratamiento.
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d) El tipo de agente utilizado: El grado de enfriamiento dependerá de la


forma de aplicación del agente. Se consiguen mayores efectos en el mismo tiempo con bolsas
o cubos de hielo que con paños húmedos o geles congelados.

EFECTOS FISIOLÓGICOS

Los efectos que se pretenden lograr a través del uso de la crioterapia son:

o Disminución de la temperatura y metabolismo tisular.


o Disminución del flujo sanguíneo.
o Disminución de la inflamación y el edema.
o Disminución del dolor y el espasmo muscular.

1. Efectos sobre los vasos sanguíneos

Al aplicar hielo sobre la piel, comienza a descender progresivamente la temperatura con


modificaciones circulatorias que, en aplicaciones de corta duración, producirá vasoconstricción de
arterias y venas, la cual será máxima en el área directamente tratada. Esta vasoconstricción se
produce por la acción directa del frio sobre la musculatura lisa vascular, la cual es mediada por la
liberación de epinefrina y norepinefrina y la disminución en la liberación de vasodilatadores como
histamina y prostaglandinas. De manera indirecta, el control es sobre las terminaciones nerviosas
cutáneas, las cuales da lugar a una excitación refleja de las fibras adrenérgicas; estas, al aumentar
su actividad contribuyen a la vasoconstricción.

La vasoconstricción producida conduce a una reducción del flujo sanguíneo en el área


tratada, como también a una reducción de la extravasación del fluido dentro del intersticio. A esto,
se acompaña un aumento de la viscosidad de la sangre.

La vasoconstricción se hace máxima cuando la temperatura


de la piel alcanza los 10°C, si la aplicación del estimulo frio excede
los 15 minutos y sigue descendiendo la temperatura, ocurre un Vasocontriccion Vasodilatacion
fenómeno cíclico de vasodilatación, seguido nuevamente de
vasoconstricción. Esta respuesta es llamada Hunting Reaction o
“Respuesta Oscilante” (Clarke y Lewis).

Estos autores explicaron este fenómeno, como un esfuerzo del


organismo para mantener la temperatura en el nivel adecuado con el fin de
prevenir el daño tisular, especialmente en zonas como la nariz, orejas o dedos.
Actualmente, la existencia de una “vasodilatación por frío” se encuentra
muy cuestionada. Existen datos que apuntan a que esta vasodilatación solo se
presenta al final de aplicaciones muy prolongadas y su efecto en el flujo
sanguíneo es mínimo.
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2. Efectos sobre los nervios periféricos

La aplicación del frío produce un aumento en el umbral del dolor, con la correspondiente
sensación de analgesia en el área tratada, que puede deberse tanto a la acción directa sobre
las terminaciones nerviosas sensoriales y sobre las fibras y receptores del dolor, y tambien a
factores indirectos, como la reducción de la tumefacción y del espasmo muscular que
acompañan a la zona lesionada.

El frio produce una disminución de la velocidad de


conducción de los nervios periféricos y una reducción o
bloqueo de su actividad sináptica: de ahí su efecto
analgésico. Se conoce que una temperatura bajo de 9°C
detiene la conducción nerviosa y un descenso a 5°C,
conlleva una parálisis del nervio periférico. Las fibras
nerviosas varían en su sensibilidad al frío según su
diámetro y su grado de mielinización. Las más
sensibles son las mielinizadas y de pequeño diámetro, ya
que las amielinicas necesitan temperaturas aun más bajas
para ser bloqueadas.

Los mecanismos de disminución del dolor por el frio, se explican por diferentes fenómenos:

o Anestesia de las fibras nerviosas nociceptivas y terminaciones nerviosas libres.


o Disminución del metabolismo histico, que mejora los efectos negativos de la isquemia.
o Disminución de la liberación de mediadores químicos de la inflamación y dolor.
o Reducción de la velocidad de conducción de los nervios periféricos.
o Influencias del mecanismo de la puerta de entrada (gate control).

3. Efecto sobre la fuerza muscular

La influencia del frio en la actividad muscular se debe, por un lado a su acción sobre el proceso
contráctil y por otro, al efecto de la temperatura sobre la transmisión neuromuscular. La función
muscular mejora en las horas siguientes al enfriamiento, en los casos de estimulación de corta
duración. En cambio con aplicaciones de mayor duración, se espera que la temperatura del nervio
disminuya, reduciendo la potencia muscular.

La capacidad para sostener una contracción muscular máxima depende de la temperatura y ha


resultado ser máxima a los 27°C. Por encima de esta temperatura, el incremento del
metabolismo celular provoca un comienzo de fatiga, y por debajo, intervienen mecanismos, como
el incremento de la viscosidad, que impiden la buena realización de los ejercicios.
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4. Efectos Neuromusculares

A nivel del aparato neuromuscular, la crioterapia puede reducir temporalmente la


espasticidad, ya que disminuye la amplitud de los reflejos tendinosos profundos y la frecuencia
del clonus. La disminución de la espasticidad puede deberse a la reducción del dolor y, en parte,
a que da lugar a una disminución en las descargas de las fibras musculares aferentes. El frío
facilita la actividad de las moto neuronas alfa y disminuye la de las gamma.

El frio aplicado sobre el musculo hipertónico durante 10 a 30 minutos, ejerce su efecto de


relajación por un periodo de 60 a 90 minutos, el cual es tiempo suficiente para realizar con mayor
facilidad los ejercicios que estén indicados.

5. Efecto en el síndrome post traumático

El frio puede usarse como terapia en estados post traumáticos agudos, ya que actúa sobre
el proceso inflamatorio propio de la lesión. El frío aplicado sobre la zona traumatizada produce
vasoconstricción arteriolar, lo que reduce el flujo sanguíneo y si se aplica en el momento inicial de
la lesión, puede reducir la formación del hematoma. Disminuyen, asimismo, las demandas
metabólicas y la respuesta química del área afectada.

El frío hace que disminuya la pérdida calórica y el metabolismo celular, con lo que decrece
la liberación de agentes vasoactivos (como la histamina) y, por consiguiente, la permeabilidad
capilar y la reacción inflamatoria local. La menor permeabilidad capilar hace que disminuya
también el infiltrado de líquido seroso en la zona lesionada, lo que limita la formación de edema y
disminuye la presión local, por lo que alivia el dolor. La disminución del metabolismo celular
conduce a una reducción en el riesgo de hipoxia secundaria en los tejidos sanos adyacentes a la
zona lesionada. De esta forma, además de preservar la integridad de estos tejidos, se contribuye a
disminuir la producción de edema.

El frio es considerado como un agente terapéutico de gran utilidad en los enfermos


traumatizados, sobre todo en aplicaciones de corta duración y llevadas a cabo en fases tempranas
tras la agresión. Estos efectos se potencian si unimos, a la aplicación del frío, el reposo, la
compresión, la elevación y la estabilización de la zona lesionada. (RICE). Para lograr los mejores
resultados es fundamental que el frío se aplique inmediatamente después de producido el
traumatismo (en los 5-10 minutos siguientes). La eficacia es mucho menor si el enfriamiento se
realiza transcurrido 8 a 24 horas.
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FORMAS DE APLICACIÓN

Trabajos experimentales y clínicos han demostrado que puede conseguirse una


disminución de la temperatura en estructuras como músculos, terminaciones nerviosas e incluso
articulaciones, mediante aplicaciones sobre la superficie de la piel de agentes refrigerantes.

Las formas más frecuentes de crioterapia en medicina física incluyen:


o Bolsas de hielo
o Bolsas de gel (cold-packs)
o Bolsas frías químicas
o Bolsas de agua fría
o Toallas o compresas frías
o Criomasaje
o Vaporizadores fríos
o Inmersores de agua fría
o Gases refrigerantes
o Aerosol frío
o Otros métodos (máquinas enfriadoras, manguitos enfriadores, etc.)

El resultado de la utilización de cualquiera de estos métodos es una caída casi instantánea


de la temperatura de la piel, acompañada de una disminución casi tan rápida de la temperatura
subcutánea superficial y de una, generalmente, más lenta reducción de la temperatura muscular;
esta lentitud dependerá en gran medida del espesor de la grasa subcutánea que recubre la piel y
del método de enfriamiento utilizado.

El enfriamiento conseguido dependerá de:


o el agente utilizado
o La duración de la aplicación
o El espesor de grasa subcutánea que recubre el área que hay que tratar
o La temperatura relativa de esta área

La elección del método dependerá, asimismo de:


o Su disponibilidad o accesibilidad
o La forma de la zona que hay que tratar y de su superficie
o El tamaño de la zona

Así, para el tratamiento de áreas pequeñas, como un tendón o un pequeño músculo


abdominal, será el masaje con hielo la forma más efectiva; si se trata, sin embargo, del
tratamiento de una extremidad, su inmersión en un baño frío será la mejor forma de cubrirla por
completo; si lo que pretendemos es el tratamiento de una articulación, bolsas de hielo o
compresas húmedas y frías que se adapten a la articulación serán el método de elección.
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El frío como todos los agentes que se utilizan en terapia, no está


exento de riesgos. Por ello, para su correcta aplicación es necesario conocer
a fondo el método de aplicación del agente refrigerante que estemos utilizando, las sensaciones
que notará el enfermo durante su aplicación, las reacciones esperadas y aquellas que pueden
producirse de forma inesperada y que, por su anormalidad, obligarán a la interrupción del
tratamiento.

Al fin de evitar estas reacciones anómalas, deberá efectuarse un test de hipersensibilidad


en una pequeña zona cutánea antes del comienzo del tratamiento. Uno de los métodos más
simples consiste en realizar un masaje con un cubito de hielo durante tres minutos. Tras la
aplicación del masaje, a los 5 minutos aparece un eritema en la zona, que dura otros 5 minutos,
para volver la piel a la normalidad. En casos de positividad, el eritema es reemplazado por una
pápula que cubre la zona de aplicación.

Antes de cualquier aplicación crioterápica, es necesario conocer cuáles son las etapas de
sensación por las que pasa el paciente. Básicamente, la sucesión de sensaciones es:

1. Frio
2. Dolor profundo
3. Sensación de pinchazos (parestesia) y quemazón
4. Entumecimiento

Con algunos métodos (baños helados) al retirar la aplicación suele experimentarse una
sensación de dolor pulsante, a veces con sensación de calor.

1. Bolsas de Hielo

A parte de ser un método económico, diferentes estudios han demostrado que, con esta
modalidad, se obtiene un enfriamiento de mayor intensidad y duración en tejidos profundos que
el alcanzado con las bolsas de gel congelado.

Las bolsas de hielo se preparan introduciendo en una bolsa de plástico hielo machacado. El
tamaño de la bolsa estará en consonancia con el de la zona de aplicación. Se disponen en contacto
directo con la piel, fijándose mediante toallas, almohadillas o vendas elásticas, de forma que toda
la bolsa y las zonas adyacentes queden cubiertas.

Se recomienda una duración del tratamiento mínima de 20


minutos. Para obtener un enfriamiento adecuado en tejidos
profundos, ha de mantenerse durante 30 o incluso 40 minutos, en
zonas con abundante tejido subcutáneo o grandes masas
musculares.

Para el tratamiento inmediato de lesiones agudas, la


crioterapia debe acompañarse de compresión firme, no excesiva, y
elevación de la zona o segmento lesionado.
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La bolsa de hielo se aplica cada 2-3 horas. Durante los períodos en


los que se retira la bolsa, debe colocarse el vendaje elástico y debe
mantenerse la elevación. Durante el descanso nocturno, se mantiene la compresión. Esta
aplicación intermitente de frío, como norma general, se realiza durante las primeras 12-24 horas a
partir de la producción del traumatismo.

2. Bolsas o paquetes fríos (cold-packs)

Existe una gran variedad de estos dispositivos, que tienen en común el hecho de ser
adaptables a la zona que va a ser tratada. Son bolsas comerciales con un gel de sílice que
almacena y retiene el frío mejor que el agua. Unos combinan hielo prensado con alcohol
isopropílico, en porcentaje de dos partes de hielo por una de alcohol, o una mezcla de agua y
glicerina; esta mezcla va introducida en una bolsa de plástico, preferiblemente doble, para su
posterior aplicación. La configuración de estas bolsas hace que sean de utilidad para aplicaciones
sobre zonas irregulares como el hombro.

Dada su baja temperatura, será necesaria la colocación de un paño húmedo entre la piel y
el dispositivo, a fin de asegurar que la temperatura de contacto permanece cerca de los 0°C y
evitar el enfriamiento demasiado rápido de la superficie tisular. Se recomienda no realizar
aplicaciones continuadas superiores a los 20 minutos. Estas bolsas poseen una menor capacidad
refrigerante en profundidad que las bolsas de hielo. Las bolsas mantienen su efecto durante 20-
30 minutos y deben renovarse en tratamientos más largos.

En la primera aplicación se recomienda interrumpir la sesión y comprobar el color de la


piel. Si hay cianosis, se suspende el tratamiento e investiga una posible hipersensibilidad al frío.

Las bolsas de “frio químico” producen enfriamiento mediante una reacción química
endotérmica, que se activa por compresión o contra golpeando una superficie dura. Son,
generalmente, de un solo uso y es necesario tener en cuenta que la reacción química que se
produce dentro de estos paquetes puede causar quemaduras de la piel, si se agrietan y su
contenido se derrama. Por otra parte, su rendimiento térmico en profundidad es bajo. Este tipo
se usa frecuentemente en tratamientos deportivos de urgencia.

3. Toallas o compresas frías

Si introducimos toallas o paños gruesos en un recipiente que contenga hielo picado y agua,
los extraemos y escurrimos fuera el exceso de humedad, podemos conseguir una forma de
crioterapia que puede abarcar áreas extensas.

Si las toallas tienen rizo, las introducimos en el recipiente anterior y las sacudimos
ligeramente, las partículas de hielo se adherirán a la toalla; ésta conservará así su baja
temperatura, para ser aplicada sobre la superficie articular o zona que hay que tratar.
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El enfriamiento alcanzado con este método será bastante superficial


y, por otra parte, será necesario cambiar la toalla cada 4 o 5 minutos, ya
que su calentamiento se produce rápidamente.

4. Masaje con hielo (Criomasaje)

Resulta especialmente indicado para tratamientos breves en zonas limitadas, por ejemplo
en los puntos gatillo, fibromialgias, tendinitis, lumbago, etc.

Esta técnica, también de gran simplicidad, utiliza bloques de hielo a los que se les dan
formas de fácil manipulación, como polos de helado, que se frotan sobre la superficie que va a
ser tratada con un lento y, en ocasiones, enérgico movimiento. Se puede frotar la piel
directamente con un cubito de hielo, protegiendo los dedos del operador con un guante.

Se puede tratar una zona limitada de menos de 15 cm de lado


haciendo círculos cada vez más estrechos. Como no hay efecto
acumulativo, si los desplazamientos son muy grandes, no se consigue
un enfriamiento suficiente. En la zona no debe haber prominencias
óseas ni un panículo adiposo escaso. El tiempo de aplicación viene
determinado por la sensación del paciente. Sucesivamente, nota frío,
quemazón, un ligero dolor y finalmente entumecimiento o
insensibilidad. En este momento, se interrumpe la sesión, ya que no es
útil ni recomendable prolongarla una vez conseguida la hipostesia. El
enfriamiento es poco profundo, pero puede alcanzar a una tendinitis o
sinovitis superficial, y tiene además un efecto analgésico o relajante
muscular reflejo. El masaje local con cubito de hielo es más efectivo
para bajar la temperatura que las compresas frías.

La aplicación no suele durar más de 3-10 minutos. Si la fase de quemazón y dolor se alarga
más de 3 minutos sin aparecer la hipostesia, o hay cianosis, es probable que el paciente tenga
una reacción anormal al frío que contraindique la crioterapia, o que la zona tratada sea
demasiado extensa.

En el masaje con hielo no se produce palidez cutánea sino un enrojecimiento intenso por
una reacción de tipo histamina. Según la presión con que se aplique el bloque de hielo se
consigue un masaje adicional, útil para la movilización indolora de tendones o en la fibrosis.

En el tratamiento de la contractura muscular o de los puntos gatillos se frota el músculo


con hielo desde su origen a su inserción, en líneas paralelas o desde el punto gatillo a su
irradiación, siempre seguido de elongación pasiva. Aunque el riesgo de efectos secundarios es
mínimo en este caso, se pondrá especial atención en la duración de las fases que siguen a su
aplicación: frío intenso, quemazón, dolor y analgesia. Si la piel adquiere un color blanco o
azulado, se interrumpirá el tratamiento, ya que probablemente nos encontremos ante una
técnica incorrectamente aplicada o ante una reacción de hipersensibilidad.
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Los fines que, sobre todo, persigue esta técnica son la analgesia, para
lo cual se aplica sobre pequeñas zonas, como tendones, músculos y puntos
dolorosos, o la facilitación de la actividad muscular, en cuyo caso se aplica enérgica y brevemente
sobre la piel, el dermatoma, la raíz nerviosa correspondiente o el músculo en cuestión.

5. Aerosoles refrigerantes:

También pueden producirse enfriamientos mediante líquidos volátiles, que, embotellados


a presión, se emiten en forma de ráfagas finas cuando la botella se invierte. Se pulverizan
directamente sobre la zona que hay que tratar. La reducción de la temperatura que producen es
de corta duración y el líquido utilizado no debe ser ni tóxico ni inflamable.

Originariamente se utilizaban los de cloruro de etilo, anestésico tópico empleado sobre


todo para el tratamiento de los puntos gatillos musculares, pero ha sido prácticamente
reemplazado por ser volátil, inflamable y presentar un peligro no despreciable de producir
congelación. Actualmente, los más empleados son los de cloro-fluoro-metano, mezcla de
diclorofluormetano al 15% y tricloromonofluormetano al 85%. No son inflamables y presentan
menor riesgo de producir congelación, al no dar lugar a un descenso tan elevado de la
temperatura.

El enfriamiento por estos métodos es superficial, por lo que no resultan adecuados cuando
el objetivo es enfriar tejidos profundos. Son sus indicaciones principales el tratamiento de los
puntos gatillo y de los músculos contracturados, ya que intentan su estiramiento.

La aplicación se realizará siguiendo el trayecto de las fibras musculares, desde su parte


proximal a la distal, cubriendo todo el músculo, en el caso en que tratemos contracturas, o en los
puntos gatillo, siguiendo una dirección paralela a los largo del musculo e insistiendo sobre el
punto doloroso hacia la zona de dolor referido.

Durante la aplicación se mantiene el recipiente a 30 o 45 cm de la superficie que hay que


tratar, permitiendo que el chorro incida en la piel en ángulo agudo a una velocidad aproximada
de 10 cm por segundo. Normalmente sólo son necesarios tres o cuatro barridos en una sola
dirección. El estiramiento de la zona suele combinarse con la aplicación, y debe iniciarse
conforme se inicia la pulverización.

Será necesario tener precauciones sobre los posibles fenómenos de congelación. Es


preciso proteger al paciente de la posible inhalación de estos vapores, así como sus ojos, en el
caso en que la aplicación se realice cerca de ellos.
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6. Baños de agua Fría

Para aplicarlo se emplea un cubo, lavabo o bañera con


agua, que se enfría con unos trozos de hielo hasta unos 15-
18°C. Conviene controlar a temperatura con un termómetro,
ya que si ésta desciende por debajo de 13°C, la aplicación
resulta molesta para el paciente.

7. Por gas frío

El enfriamiento local por chorro de aire, nitrógeno líquido evaporado o sublimación de


hielo carbónico, es un método introducido y perfeccionado en la última década. Los aparatos con
nitrógeno líquido aplican al paciente un chorro de gas nitrógeno recién expandido y a -130°C, que
produce un brusco e intenso enfriamiento cutáneo, con acción analgésica y antiinflamatoria casi
inmediata. Las aplicaciones han de ser muy breves, de 2 a 5 minutos, moviendo el chorro sobre la
zona a tratar para uniformizar el enfriamiento y evitar congelaciones puntuales.

8. Otros Métodos

En estos métodos se incluyen diferentes medios mecánicos; aunque existen varios en el


mercado, básicamente consisten en un depósito que contiene agua, hielo u otro líquido
refrigerante, el cual circula en el interior de unas almohadillas que se aplican sobre la zona.
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INDICACIONES

La crioterapia es necesaria ante cualquier proceso patológico que se caracterice por un


aumento el metabolismo celular, la presencia de edema, o dolor acompañado de espasmo
muscular. Este método constituye un medio terapéutico muy al alcance de la mano, en muchas de
sus variantes, el conocimiento de sus posibilidades puede ayudar al paciente desde su propio
domicilio, con una alta efectividad. A continuación se expondrán las indicaciones más importantes:

1. Traumatismo mecánico:

Luego de un trauma agudo, constituye un tratamiento de elección y su aplicación puede


ser inmediata si la piel está intacta. Para la crioterapia la piel es la barrera termorreguladora para
el seguimiento de las reacciones biológicas y para regular los parámetros de dosificación.

La crioterapia actúa sobre la secuencia de reacciones fisiopatológicas que siguen al


trauma. Se produce vasoconstricción arteriolar, con reducción del flujo sanguíneo y si se aplica en
el momento inicial de la lesión, puede reducir la formación del hematoma. Disminuyen, asimismo,
las demandas metabólicas y la respuesta química del área afectada, así como el riesgo de hipoxia.
Se reduce el metabolismo celular, y la liberación de agentes vasoactivos (como la histamina), así
como la permeabilidad capilar, el infiltrado intersticial, la reacción inflamatoria local y por ende,
previene el aumento de la presión local y el edema. Por todo esto, el frío disminuye el espasmo
muscular postraumático.

Con la aplicación de hielo se produce una reducción significativa en el volumen de sangre


local. Sin embargo, no se ha observado posteriormente una vasodilatación refleja significativa, lo
cual demuestra que la aplicación de frío está indicada después de un trauma hístico, sin riesgo de
aumento de la inflamación reactiva.

Muchas son las acciones terapéuticas que empleadas después de un trauma, se dirigen a
prevenir o disminuir el edema, tanto en su fase inicial como para combatir los factores que lo
perpetúan. Se conocen todos los daños que sobrevienen, si persiste una zona edematosa y
compacta, que compromete la circulación, bloquea la llegada de oxígeno y nutrientes, a la vez que
se acumulan metabolitos de desecho.

2. Espasmo muscular y espasticidad:

Ambos fenómenos concomitan en numerosos procesos patológicos y son causas de


discapacidad al paciente, comprometen una evolución satisfactoria, obstaculizan la ejecución del
movimiento y retrasan la recuperación funcional. La crioterapia ha resultado satisfactoria en el
manejo del espasmo y la espasticidad, tanto en pacientes con daño cerebral congénito como en el
daño adquirido en pacientes con enfermedad cerebrovascular.
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En el caso de la PC, García propone un entumecimiento con frío en la


rodilla, que cubra la cápsula articular anterior y el hueco poplíteo, realizando
masaje con hielo, baños de inmersión o aplicación de cold-packs durante 10 a 12 min, para
obtener un efecto de analgesia local y disminución del tono muscular. Posteriormente se realizan
movilizaciones pasivas o activas según la gravedad y el grado del dolor; se finaliza con otro
enfriamiento. Este proceso se repetirá 5 veces y durante un período de sesiones, hasta que la
evolución pase a una fase óptima, para ser tratada por criocinética como propone Knight y Kaori.

Siempre y cuando se reduzca la temperatura del músculo, se influye en la acción


neuromuscular y se reduce el tono. El efecto del frío se prolonga en el tiempo, debido a que con la
vasoconstricción, la capa aislante de tejido subcutáneo retrasa el calentamiento desde el exterior,
y por la misma vasoconstricción se retrasa el calentamiento desde el interior. Las temperaturas
que reducen la espasticidad, no interfieren con el entrenamiento en la destreza, aunque se afecta
temporalmente la conducción en los nervios periféricos.

El efecto de disminución de espasmos o espasticidad, debe evaluarse por la desaparición


del clonus y el reflejo osteotendinoso. Es importante conocer que la aplicación no debe pasar de
los 20 min, después se pueden producir efectos indeseables, como trastornos vasomotores,
piloerección, y dolor. Durante la aplicación de la crioterapia, no se debe aplicar, además del frío,
compresión sobre ningún nervio periférico.

La crioterapia ha sido utilizada con efectividad en el control de la espasticidad en los


pacientes con esclerosis múltiple. Se reportan la aplicación de baños fríos de alrededor de 20°C
por las mañanas, fundamentalmente en verano, y seguido de algún tipo de trabajo muscular con
estiramientos.

Con aplicaciones breves de frío de 5 minutos se produce una inmediata disminución de


reflejos tendinosos. Aplicaciones de 10-20 minutos disminuyen o suprimen, el clonus y el reflejo
miotático. Un enfriamiento rápido local, el quick icing, facilita la motilidad voluntaria en el
hemipléjico.

3. Artritis aguda o subaguda:

La aplicación de frío ante un proceso articular agudo y subagudo ha sido reportada


sistemáticamente por diferentes autores y se ha constatado en la práctica diaria.

Con esta técnica aplicada cinco veces por semana durante 20 min, alcanza un efecto
estadísticamente beneficioso sobre la amplitud de movimiento, la función y la fuerza de la rodilla,
en comparación con el grupo control. Los resultados de su estudio, son superiores a la aplicación
de bolsas de hidrocoloide, con las cuales solo disminuye la inflamación.

Por su parte, las bolsas calientes no han tenido efecto benéfico sobre el edema, en
comparación con el placebo o con la aplicación de frío.
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Un resultado interesante es el reportado por Harris y McCroskery,


los cuales demostraron que la aplicación de la crioterapia era capaz de
reducir, significativamente, la acción de enzimas proteolíticas como la colagenaza, apenas cuando
la temperatura comenzaba a descender hasta 30-35 °C.

La crioterapia es esencial en el tratamiento de la bursitis calcificada aguda, donde está


contraindicado el calentamiento selectivo de la bursa. En el caso del tratamiento integral de la
artrosis de rodilla, se ha reportado muy buenos resultados al utilizar la criocinética (combinación
de crioterapia, con movilizaciones y ejercicios) para disminuir el dolor y aumentar la estabilidad
articular; se ha podido comprobar que esta combinación puede dar mayor funcionalidad a la
rodilla. Así también resulta muy útil en las lesiones inflamatorias del codo. La técnica de aplicación
de la criocinética varía según el grado de evolución de la lesión y la existencia de crisis dolorosas.

Es necesario señalar que, a pesar de estos resultados, todavía no existe unanimidad sobre
la utilización del frío como terapia; así, diferentes autores alertan que el frío puede producir un
grado mayor de anquilosis articular. Sin embargo, una correcta aplicación en relación con los
períodos de reagudización puede aportar una analgesia tal que permita la conservación del arco
de movimiento.

4. Artroplastias y endoprótesis:

En estos casos el manejo de la crioterapia puede ser importante a la hora de disminuir la


reacción metabólica local, la respuesta circulatoria, y el edema que sigue luego de la intervención.
Bell y Lehmann han logrado reportar una disminución de la temperatura de la piel de 18,4° C, que
incluso llega al músculo con valor de 12,1°C. El masaje con hielo aplicado a la piel, puede facilitar el
tono a través del estímulo de exteroceptores, se produce vasoconstricción refleja por fibras
simpáticas, cuando disminuye la temperatura del vaso.

Se ha constatado que este proceder disminuye la tumefacción después de la artroplastia


total de rodilla y se produce un alivio parcial de la incomodidad, luego del ejercicio, en estos
pacientes.

Se han publicado al menos siete ensayos clínicos con grupo control en los que se analizó la
eficacia de la crioterapia en el posoperatorio de las prótesis de rodilla. En estos trabajos se analizó
la eficacia de una forma especial de administración de frío: se coloca una vejiga inflable alrededor
de la rodilla y se conecta a un contenedor con un termostato, que permite su relleno periódico con
agua, consiguiéndose un nivel de temperatura constante. De esta forma, se mantiene la aplicación
de frío de forma casi continua las 24 h.

En estos artículos, el grupo de estudio se comparó con un grupo control sin crioterapia; se
observaron diferencias significativas favorables, fundamentalmente en dos parámetros: menor
drenaje postoperatorio con reducción de la necesidad de transfusiones y menor demanda de
analgesia.
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Los autores concluyen que la aplicación de crioterapia en el


posoperatorio, fundamentalmente en las primeras 48 h, probablemente
reduce la pérdida sanguínea y disminuye el dolor.

En algunos de estos casos de prótesis total de rodilla, ha sido necesario tener en cuenta el
valor de la crioterapia durante el primer año de evolución del paciente; durante ese período se
han podido definir estadios de incremento de la actividad metabólica en la cara anterior de la
rodilla, donde la estructura del implante está prácticamente en contacto con la piel, que se
manifiesta con aumento de la temperatura local, rubor y dolor.

Generalmente, se recomienda la crioterapia convencional durante 20 minutos sobre la


región quirúrgica, de forma pautada cada 4 a 6 horas y al finalizar la aplicación de movilización
pasiva continua. Durante las primeras 48 horas los intervalos de aplicación deben ser más cortos.
Esta combinación de crioterapia con kinesiología produce un efecto vasodilatador mayor que la
termoterapia por sí sola.

5. Alivia el dolor:

La crioterapia ha sido reportada en el tratamiento posoperatorio de los pacientes.34 Lo


principal en este sentido es poder romper el círculo dolor-espasmo-dolor. La sensación de
quemazón y adormecimiento, puede actuar como contrairritante, activando áreas del tronco del
encéfalo, que ejercen influencias inhibitorias sobre los impulsos nerviosos percibidos como
dolorosos.

De manera que, además de todos los mecanismos expuestos, la crioterapia puede


constituir una distracción del mecanismo de dolor. Se ha descrito como muy útil en el tratamiento
del dolor de tipo miofacial, así como en el tratamiento de puntos gatillo o trigger points.

6. Quemaduras:

La crioterapia es un tratamiento inicial en las quemaduras de segundo grado, para aliviar


el dolor y disminuir las lesiones tisulares. En pequeñas quemaduras domésticas, la inmediata
inmersión en agua fría o la aplicación moderada de frío modera el aumento de la temperatura
local y evita o retrasa la inflamación reactiva.
CRIOTERAPIA

CONTRAINDICACIONES

Se pueden considerar contraindicaciones de esta terapia:

o Trastornos vasculares periféricos


o Presencia de Isquemia
o Afecciones que cursan con vasospasmos (Enfermedad de Raynaud)
o Alteraciones de la luz vascular (Arteriosclerosis, Hipertensión)
o Hipersensibilidad al frio (Urticaria al frio)
o Intolerancia al frio (Alteraciones Reumáticas)
o Anestesia o hipostesia cutánea
o Lesiones en la piel, heridas abiertas, ulceras y erosiones
o Presencia de Crioglobulinemia
o Regeneración nerviosa

COMPLICACIONES, RIESGOS Y PRECAUCIONES

El aumento de la resistencia vascular periférica, a la que conduce la vasodilatación causada


por el frio, origina un incremento transitorio de la presión arterial, lo que es importante tener en
cuenta al momento de tratar pacientes hipertensos. En el caso de tratarlos, estos pacientes deben
ser monitorizados durante toda su aplicación; si se aprecia un aumento de la presión arterial es
necesaria la interrupción de la terapia.

La evaluación de la fuerza muscular en un paciente, no debería realizarse posterior a la


aplicación de crioterapia, debido a que esta podría enmascarar la realidad por los cambios
temporales que produce sobre el musculo.

Se debe evitar la aplicación prolongada de frio sobre áreas en que las terminaciones
nerviosas se encuentras situadas muy superficialmente, por el posible problema neural. (Casos de
neuropraxia o axonotmesis), como también de problemas en la cicatrización y reparación tisular.

La aplicación de crioterapia debe ser mesurada en el tiempo (entre 10 y 20 minutos) y el


número de aplicaciones en el día (3 a 6), pues se ha asociado a un mayor índice de infecciones,
trastornos en la cascada de la coagulación e interfiere con la neo formación de tejido.

Se plantea que la rigidez articular (tipo mecánico) aumenta con el enfriamiento, debido al
incremento en la viscosidad del liquido sinovial, y tejidos articulares y peri articulares

La aplicación regular de crioterapia durante largos periodos de tiempo puede provocar


trastornos de las secuencias motoras de coordinación, a causa del enlentecimiento de la velocidad
de transmisión nerviosa y de la disminución de la capacidad de adaptación sensitiva.
CRIOTERAPIA

Si se efectúan aplicaciones durante mucho tiempo y además se


continúa con una actividad deportiva o física intensa, aumenta
significativamente el riesgo de lesión por el enmascaramiento del dolor.

Si bien no se presentan efectos secundarios en el transcurso de la sesión, hay que vigilar


constantemente la aplicación de hielo, para que no se produzcan quemaduras en la piel o daños
en el sistema nervioso. En casos de aplicación de frio muy intenso, puede llegar a producir dolor,
temor, dilatación pupilar, cambios en coloración y taquicardia.

Importante es considerar si el paciente puede tolerar bien el frio, en caso de no tolerarlo


es preciso sustituir la crioterapia por otra herramienta terapéutica.

DIFERENCIAS ENTRE EL CALOR Y EL FRIO

El calor y el frio poseen algunos efectos comunes, pero también poseen algunos efectos
antagónicos que los distinguen en sus indicaciones.

EFECTOS COMPARATIVOS DEL FRIO Y CALOR TERAPÉUTICO


EFECTO CRIOTERAPIA TERMOTERAPIA
Analgesia +++ ++
Inflamación Disminuye Aumenta
Edema Disminuye Aumenta
Hemorragia Disminuye Aumenta
Circulación Disminuye Aumenta
Metabolismo Tisular Disminuye Aumenta
Captación de Oxigeno Disminuye Aumenta
Colágeno
Extensibilidad Disminuye Aumenta
Viscosidad Aumenta Disminuye
Rigidez Articular Aumenta Disminuye
Espasticidad Disminuye =
Conducción Nerviosa Disminuye Aumenta
Cuadro 4-1. ANALGESIA POR MEDIOS FÍSICOS, Crioterapia, Juan Plaja, España, 2003.Pag 85.
CRIOTERAPIA

CONCLUSIÓN

La Crioterapia es una técnica fisioterapéutica que utiliza el frío con fines terapéuticos.
Dentro de los beneficios principales encontramos la anestesia, analgesia, disminución de la
inflamación, etc. Es una técnica de gran utilidad para los fisioterapeutas y de muy bajo costo, por
lo que el conocimiento de ésta es de gran utilidad.

Conociendo sus efectos sobre los sistemas corporales, sus indicaciones, sus modos de
administración y forma de administración, podemos obtener múltiples beneficios tanto en
patologías degenerativas, inflamatorias, accidentes caseros, lesiones deportivas, etc., sin
necesidad de aparatos analgésicos de grandes costos.
CRIOTERAPIA

BIBLIOGRAFÍA

1. Martin Corder, D. J. (2008). Agentes Fisicos terapeuticos. La Habana.

2. Martine Morrillo, M., Pastor Vega, J., & Sendra Portrero, F. (1998). Manual de Medicina Física.
Madrid.

3. Plaja, J. (2003). Analgesia por medios físicos. Madrid: McGRAW-HILL.

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