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Kernberg)
El interés de la Teoría de los Afectos está en que estos son uno de los elementos que
constituyen un puente entre lo físico y lo psíquico. Así, ayudan a entender las relaciones
entre cerebro y mente.
Afectos como un elemento esencial en la vida, ya que son las experiencias subjetivas de
placer o de dolor, teniendo una implicación motivacional.
Sin embargo las teorías de los afectos están todavía en procesos de exploración.
Personalidad
¿Y los afectos?
Afectos
El aspecto psíquico incluye una experiencia subjetiva de placer o de dolor, estos son afectos
básicos. Los afectos complejos derivan de la integración gradual de los afectos más
simples. El aspecto refiere a que tenemos la capacidad innata de expresar y de leer afectos.
Aspectos neurobiológicos: el cerebro límbico es el que más nos interesa en relación a los
afectos. El cerebro límbico está constituido por hipotálamo, amígdala y el hipocampo. Estas
tres estructuras controlan los afectos primitivos.
Es decir que, relación entre hipotálamo, amígdala, hipocampo y corteza producen una
unión entre lo cognitivo y lo afectivo. Y los transforma en lo que llamamos sentimientos,
que son afectos complejizados por significados cognitivos. En este procesa es
esencialmente la corteza prefrontal y preorbitaria.
Estrés
Ejemplo de defensa biológica contra el estrés, contra al trauma, que se replica en defensas
psicológicas frente al trauma excesivo:
Estrés crónico, es decir exceso de cortisol, esto envenena el hipocampo y destruye células
nerviosas, produciendo que el organismo “proteja” la memoria del estrés intolerable,
borrando las memorias afectivas.
Afectos y pulsiones
Freud: primera teoría afectos y pulsiones eran lo mismo, luego los afectos eran producto de
descarga neurofisiológica de pulsiones, y al final los afectos eran un potencial del yo.
(Psicoanálisis ignoraba a los afectos).
E. Jacobson: “nunca en la clínica vemos afectos puros, siempre implica una relación del
individuo con alguien más, siempre implican una representación de si mismo interactuando
con otra persona”
Finalmente, devino la teoría de relaciones objetales contemporáneas. La cual plantea
que, hay afectos intensos de tipo positivo y negativo, los cuales se establecen en la memoria
afectiva del sistema límbico. A temprana edad hay dos sistemas independientes;
representaciones buenas (madre buena o mala, yo bueno o malo) y representaciones malas.
Hay segmentación de relaciones de objeto idealizadas por un lado y por otro el persecutorio
(tendencia más primitiva). Esta es una separación natural de memorias afectivas, y estas
estructuras deben ser modificadas paulatinamente por una integración cognitiva.
Sin embargo, hay situaciones en que esta integración de afectos positivos y negativos no se
produce a temprana edad, resultando en un Síndrome de Difusión de Identidad. Esto se
produce cuando hay exceso de afectos negativos, y predominio de este, habiendo una
mantención de esta ruptura entre el segmento idealizado y persecutorio. Para proteger los
aspectos idealizados, se mantiene la separación, y el individuo sigue dividido entre
imágenes del sí mismo buenas y malas, imágenes de los demás idealizadas y persecutorias.
Los síntomas de este síndrome entre otros son no saber lo que se quiere en la vida, falta de
motivación, graves conflictos en las relaciones intimas, etc.