Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estimados Señores:
Los suscritos María Fernanda Contreras Castro, con C.C. No. 1.020.718.547 y Jimena Andrea
Fajardo Pedroza, con C.C. No. 53.911.248, autor(es) del trabajo de grado titulado Aplicación de la
ley 1090 en la actividad del psicólogo forense en los casos de abuso sexual infantil en Colombia
presentado y aprobado en el año 2009 como requisito para optar al título de Psicólogo;
autorizamos a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos,
muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad
de su contenido de la siguiente manera:
Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en Biblos, en los sitios
web que administra la Universidad, en Bases de Datos, en otros Catálogos y en otros sitios
web, Redes y Sistemas de Información nacionales e internacionales “Open Access” y en las
redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio la Universidad
Javeriana.
NOTA IMPORTANTE: El autor y o autores certifican que conocen las derivadas jurídicas que se
generan en aplicación de los principios del derecho de autor.
AUTORES
Apellidos Completos Nombres Completos
PADILLA ANDREA
FACULTAD: PSICOLOGIA
PROGRAMA: Carrera X Licenciatura ___ Especialización ____ Maestría ____ Doctorado ____
Palabras clave: Evaluación forense, ética, ley del psicólogo, abuso sexual
El presente estudio tiene como objetivo aplicar los criterios de la ley 1090 en la
práctica profesional de la psicología forense en los casos de abuso sexual infantil
en Colombia. Respecto a la metodología se utilizó un diseño de tipo exploratorio-
descriptivo, y se recolectó información a partir de entrevistas semi-estructuradas
que se aplicaron a una muestra intencional compuesta por un juez, dos fiscales y
tres psicólogo(a)s forenses con experiencia en casos de abuso sexual infantil. Así
mismo, se realizó un estudio de tres procesos judiciales cuyo delito es el abuso
sexual infantil, en las que hayan participado psicólogos forenses a lo largo del
proceso, determinando la aplicación de los criterios de la ley 1090, Código de ética
que reglamenta la actuación de los Psicólogos en Colombia. Las categorías de
estudio que permitieron analizar la información son las siguientes: el secreto
profesional, la confidencialidad, el consentimiento informado, las competencias
profesionales, el uso de instrumentos, el diagnóstico y los deberes frente al
usuario. El resultado más importante del estudio fue hacer evidente la necesidad
de desarrollar y profundizar los aspectos éticos dentro de la Ley 1090, que permita
puntualizar clara y exhaustivamente las condiciones bajo las cuales se debe llevar
a cabo el buen ejercicio del psicólogo forense en Colombia.
This study has as objective to apply the criteria of the law 1090 in professional
practice of forensic psychology on child sexual abuse cases in Colombia. About
the methodology, it was used an explorative-descriptive type of design and was
collected information from semi-structured interviews which were applied to an
intentional sample by one judge, two prosecutors and three forensic psychologist
with experience in child sexual abuse. Moreover, it was developed a research of
three judicial processes in which the crime was the child sexual abuse, where
forensic psychologists had participated during the process, determining the
application of the criteria of the law 1090, ethic code which regulates the forensic
psychologist role in Colombia. The categories that allowed the information of the
research data are the following: the confidentiality, the informed consent, and the
professional skills, the instruments used during their work in the cases, the
diagnostic and the duties towards the user. The most important result of the
research was to make clear the need to develop and deepen the ethic aspects
inside the 1090 law, which shall may clear the conditions under which must be
applied this law in forensic psychologist practice.
Aplicación de la ley 1090 en la actividad del psicólogo forense en los casos de
abuso sexual infantil en Colombia
Facultad de Psicología
2009
*Coautor y docente del Trabajo de Grado, docente Facultad de Psicología Pontificia Universidad Javeriana, Master en Psicología clínica,
Legal y forense de la UCM
Aplicación ley 1090 en ASI 2
Resumen
(2009)
Palabras clave: Evaluación forense, ética, ley del psicólogo, abuso sexual
El presente estudio tiene como objetivo aplicar los criterios de la ley 1090 en la práctica
profesional de la psicología forense en los casos de abuso sexual infantil en Colombia.
Respecto a la metodología se utilizó un diseño de tipo exploratorio-descriptivo, y se
recolectó información a partir de entrevistas semiestructuradas que se aplicaron a una
muestra intencional compuesta por un juez, dos fiscales y tres psicólogo(a)s forenses con
experiencia en casos de abuso sexual infantil. Así mismo, se realizó un estudio de tres
procesos judiciales cuyo delito es el abuso sexual infantil, en las que hayan participado
psicólogos forenses a lo largo del proceso, determinando la aplicación de los criterios de la
ley 1090, Código de ética que reglamenta la actuación de los Psicólogos en Colombia. Las
categorías de estudio que permitieron analizar la información son las siguientes: el secreto
profesional, la confidencialidad, el consentimiento informado, las competencias
profesionales, el uso de instrumentos, el diagnóstico y los deberes frente al usuario. El
resultado más importante del estudio fue hacer evidente la necesidad de desarrollar y
profundizar los aspectos éticos dentro de la Ley 1090, que permita puntualizar clara y
exhaustivamente las condiciones bajo las cuales se debe llevar a cabo el buen ejercicio del
psicólogo forense en Colombia.
Aplicación ley 1090 en ASI 3
Tabla de Contenido
0. Introducción
0.3 Objetivos 63
1. Método 67
1.2 Participantes 68
1.3 Instrumento 68
1.4 Procedimiento 70
2. Resultados 71
3. Discusión 91
4. Conclusiones 108
Referencias
Apéndices
Aplicación ley 1090 en ASI 4
0. Introducción
importancia de su labor en el ámbito jurídico, sino también permita adoptar una posición
critica sobre su quehacer, que provea a la legislatura de elementos para cubrir los vacios
legales existentes.
Aplicación ley 1090 en ASI 6
La psicología se incluye dentro del actuar jurídico mediante la labor del perito.
Esbec Rodríguez (2000) se refiere a ésta como,
Es así como el artículo 372 del Nuevo Código de Procedimiento Penal del 2004,
expone que “las pruebas tienen por fin llevar a conocimiento del juez más allá de duda
razonable, los hechos y circunstancias materia de juicio y los de la responsabilidad penal
del acusado, como autor o participe”.
marco de referencia legal dentro de la formación del psicólogo, que oriente la aplicación de
elementos de protección tanto del usuario, como del profesional, entendidos como el
secreto profesional, la confidencialidad, el consentimiento informado, las competencias del
perito, el uso de técnicas o de instrumentos de evaluación para de ésta forma garantizar el
bienestar del usuario y la correcta recolección, sistematización y análisis de datos.
Por otra parte, la admisibilidad de las pruebas está sujeta a la decisión del juez (Art.
414) y a la apreciación de la prueba pericial (Art. 420) en donde se establece la idoneidad
técnico-científica y moral del actuar del perito, pero, no se establecen cuales son los
mecanismos para la valoración de las pruebas presentadas por el perito en psicología y
tampoco el procedimiento en el que se evalúa dicha idoneidad.
Este vacío en la reglamentación del actuar psicológico, deja que las acciones del
profesional estén valoradas de acuerdo a sus perspectivas y es allí donde entran en juego los
valores éticos del mismo.
Respecto a esto, es importante resaltar que el actuar del psicólogo debe denotar
durante todo el proceso del peritaje un comportamiento ético donde se incurra en acciones
honestas y la realización de informes con “claridad, precisión, rigor y expresión del grado
de fiabilidad, llenando de contenido de su labor y siendo asertivo en la defensa de criterios
científicos” (Urra, 2007. P.95) Todo lo anterior va ligado directamente al cumpli miento de
la Ley 1090, la cual rige el comportamiento del psicólogo, más específicamente con los
artículos 14, 23, 24, 25 estipulados en el capítulo I del título VII del código deontológico y
bioético para el ejercicio de la profesión de Psicología, y el artículo 45 contenido en el
capítulo VI del mismo título.
consentimiento informado, las competencias profesionales, entre las que se encuentran las
diferentes metodologías utilizadas, como teorías, técnicas e instrumentos; y finalmente el
uso adecuado de instrumentos y la validez que estos mismos representan dentro de cada
caso. Categorías que denotan un trabajo ético por parte del profesional, estableciendo una
vía para la correcta aplicación de la psicología como ciencia, de modo que contribuya a la
formación de saberes dentro de la disciplina y que den cuenta de un trabajo ético.
No obstante, se considera que los escasos conocimientos acerca de los criterios que
rigen la práctica profesional psicológica en el ámbito de la psicología forense en Colombia,
sumado a la falta de criterios éticos que enmarquen la realización de las funciones del
Aplicación ley 1090 en ASI 12
psicólogo forense, y la nula diferenciación de los roles del psicólogo forense y del clínico
en su trabajo en los casos de abuso sexual infantil, hacen vulnerable tanto al profesional,
como al usuario a la mala praxis, por lo tanto, la pregunta problema que guiará el desarrollo
de ésta investigación es: ¿Cual es la aplicación de los criterios de la ley 1090 dentro de la
labor del psicólogo forense en los casos de Abuso Sexual Infantil en Colombia? pregunta
que resulta relevante, ya que al establecer bajo qué criterios se rigen los peritos en
psicología jurídica forense para desarrollar sus informes, hace posible adquirir una posición
crítica sobre el quehacer del psicólogo dentro del ámbito jurídico y la relevancia que éste,
como profesional, representa dentro de la administración de justicia y resolución de casos
relacionados con el Abuso Sexual Infantil, proveyendo elementos y/o criterios claves para
el mejoramiento de los vacíos legales que se encuentran en la ley 1090 en la actualidad, al
igual que nuevos elementos para el Tribunal de Ética con los cuales trabajar en la
regulación del actuar del profesional psicológico forense. Igualmente, esta pregunta nos
permite adquirir conocimiento sobre la reglamentación específica que rige el ejercicio de la
Psicología en Colombia y la pertinencia que estas normas poseen dentro de la práctica
judicial.
Aplicación ley 1090 en ASI 13
Dentro de este marco, el perito, es definido como el profesional que actúa como
auxiliar de la justicia y que contribuye al esclarecimiento de hechos o situaciones
particulares que requieran de conocimientos específicos. En palabras de De Santo (1997),
se constituye en la “actividad de personas especialmente calificadas por su experiencia o
por sus conocimientos técnicos,(…) en relación a hechos también especiales, que exigen
esa capacidad particular para su adecuada percepción y para la correcta verificación de s us
relaciones con otros hechos (…), o simplemente, para su valoración o interpretación” (De
Santo, 1997, P.36).
dentro de la administración de la justicia. (Rodríguez Cely, 2005). Por lo tanto, según las
afirmaciones de Esbec Rodríguez (2001), citado por Rodríguez Cely (2005),
Respecto a la actividad del perito, Rodríguez Cely (2005) hace referencia a los
planteamientos de Altavilla (1970) y Franmarino del Malesta (1955) aseverando que
inicialmente “los peritos son testigos especiales” ya que “el testimonio pericial tiene como
objeto cosas que para ser percibidas requieren una especial capacidad (…) es un testimonio
acerca de hechos científicos y técnicos, de sus relaciones y consecuencias” (Rodríguez
Cely, 2005, P.2) sin embargo, no testifica en torno a tales relaciones, sino a las deducciones
que hace por medio de un proceso lógico. (Franmarino, 1955, citado por Rodríguez Cely
2005)
Es importante hacer referencia también a la doble función que realizan los peritos
dentro del proceso. Por un lado se evidencian los hechos particulares, y por otro, la
interpretación que se hace de éstos a partir de su experiencia profesional, lo que en términos
de Carnelutti (1955) citado por Rodríguez Cely (2005) constituye las reglas de la
experiencia producto de la preparación técnica, científica o especializada.
Por otro lado, se hace necesario tener en cuenta la diferenciación entre los conceptos
de peritación y peritazgo, sobre lo cual Echeverry (1981) afirma que “el peritaje, entendido
como peritación, es actividad sensorial o intelectual, y como peritazgo es conclusión; como
peritación es acción de probar, como peritazgo es evaluación del producto o del producto
mismo” (Echeverry, 1981, P. 8)
En el mismo sentido Gaser y Frosh (1997) citados por Rodríguez Cely (2003),
hacen referencia al concepto de Abuso Sexual Infantil, afirmando que cualquier tipo de
actividades realizadas por una persona sexualmente madura, ya sea por participación
directa o por permitir la realización de actos de naturaleza sexual que tengan como
Aplicación ley 1090 en ASI 16
propósito una gratificación sexual de dicho adulto, dirigidas a cualquier niño por debajo de
la edad de consentimiento puede considerarse como abuso sexual.
Por su parte, Sotelo y González (2006), citan a Sierralta (2005), quien a su vez hace
referencia a la Academia de Pediatría de EEUU, planteando que “Ocurre un abuso sexual
cuando un niño es comprometido en actividades sexuales que éste no puede entender y para
el cual no está preparado, ni puede dar consentimiento consciente y que viola las leyes y/o
las prohibiciones legales” (Sotelo y González, 2006, P. 398)
Así mismo, dentro del abuso sexual se encuentran una gran cantidad de
comportamientos y relaciones, que se pueden clasificar en dos c lases de abuso sexual:
Abuso sexual con contacto, el cual “incluye comportamientos que involucran el contacto
físico con la boca, los pechos, los genitales, el ano o cualquier otra parte corporal, cuando el
objeto de dicho contacto es la excitación o satisfacción sexual del agresor. Este tipo de
abuso incluye tanto el tocar y el acariciar, como la penetración genital anal u oral”
(Rodríguez Cely, 2003, P. 59).
Rodríguez Cely (2003) plantea que estos tipos de abuso pueden presentarse tanto a
nivel intrafamiliar, es decir, cuando el abusador es un miembro de la familia, a nivel
extrafamiliar, cuando la persona que comete el abuso es ajeno a la familia que cuida al
menor, o finalmente pueden ser personas extrañas “que utilizan al niño con fines eróticos o
comerciales”. (Rodríguez Cely, 2003, P. 59)
Aplicación ley 1090 en ASI 17
Por otra parte, y como marco de referencia para hablar del ASI, es necesario
establecer el tipo de normativas que se encuentra n estipuladas frente a este delito en
Colombia. El código penal Colombiano, en su título IV, habla sobre los delitos contra la
libertad, integridad y formaciones sexuales; en su Capítulo I, específicamente en los
artículos 205, 206 y 207 hace referencia a la penalidad que acarrea el transgredir a una
persona en su integridad física y sexual, estipulando así una variación entre los tres y
quince años de cárcel dependiendo de las características del delito.
Artículo 208. Acceso carnal abusivo con menor de catorce años. El que acceda
carnalmente a persona menor de catorce (14) años, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho
(8) años. Nota: Este artículo fue declarado exequible por la Corte Constitucional en la
Sentencia C-1095 de 2003, Providencia confirmada en la Sentencia C-355 de 2004.
Artículo 209. Actos sexuales con menor de catorce años. El que realizare actos
sexuales diversos del acceso carnal con persona menor de catorce (14) años o en su
presencia, o la induzca a prácticas sexuales, incurrirá en prisión de tres (3) a cinco (5) años.
Nota: Este artículo fue declarado exequible por la Corte Constitucional en la Sentencia C-
1095 de 2003, Providencia confirmada en la Sentencia C-355 de 2004.
Artículo 210. Acceso carnal o acto sexual abusivos con incapaz de resistir. El que
acceda carnalmente a persona en estado de inconsciencia, o que padezca trastorno mental o
que esté en incapacidad de resistir, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años. Si no
se realizare el acceso sino actos sexuales diversos de él, la pena será de tres (3) a cinco (5)
años de prisión.
psicólogo como perito se constituye cuando se verifican ciertos hechos que requieren de
conocimientos especiales, en este caso psicológicos, en cuanto a la aplicación de teorías,
métodos, técnicas, instrumentos y experiencias particulares propias de esta ciencia. Todo
con el objeto de “formar la convicción del juez sobre hechos de condiciones psíquicas,
conducta humana, para ilustrar a fin que comprenda mejor y pueda apreciarlos
correctamente” (Rodríguez Cely, 2005, P.1), y se constituyan como prueba esencial en el
esclarecimiento de los hechos, los cuales, en palabras de Devis Echandía (1984), son
entendidos como
todo lo que puede representar una conducta humana, los sucesos, acontecimientos,
hechos o actos humanos, voluntarios o involuntarios, individuales o colectivos, que
sean perceptibles, inclusive las simples palabras pronunciadas, sus circunstancias
de tiempo, modo y lugar y el juicio o calificación que de ellos se tenga (…) los
estados y hechos síquicos o internos del hombre, incluyendo el conocimiento de
algo, cierta intención o voluntad (Devis Echandía, 1984, P. 92)
Los estados o hechos psíquicos de los sujetos no son tomados como hechos
materiales en sí mismos, sino como hechos reales, susceptibles de ser conocidos y de
generar una apreciación subjetiva, como afirma Devis Echandía (1984)
Aplicación ley 1090 en ASI 19
Así, el estado mental o síquico de una persona, su aptitud para entender y tomar
decisiones conscientes, es un hecho real que influye en la validez de actos o
contratos, lo mismo que en la responsabilidad penal. (Devis Echandía, 1984, P. 95)
Dicho estado de la realidad que reporta el dictamen realizado por el perito, es al cual
se hace referencia cuando se habla de “medios de prueba”, específicamente a la actividad
del juez o de las partes donde se provee el conocimiento de los hechos del proceso, dando
lugar a las confesiones del perito; y por otro lado, el perito, como ente participante del
proceso, hace parte de los instrumentos y órganos que le proporcionan dicho conocimiento
al juez. (Devis Echandía, 1984)
Es relevante conocer la posición del perito en el sistema judicial, para que sea tenido
en cuenta como prueba fundamental en el esclarecimiento de la verdad. Es por esto que
Devis Echandía (1984) afirma que gracias a la clasificac ión se identifican los conceptos de
medio y de prueba, donde comúnmente se incurre en una confusión en el lenguaje
legislativo y forense. Es por esta razón que es de suma importancia el total conocimiento de
la legislatura y del léxico que en ella es utilizado.
Por lo tanto, según el consenso teórico que manifiesta el nuevo Sistema Penal
Acusatorio, se entiende como perito aquella persona que posee especiales conocimientos
teóricos y prácticos, que informa al juez sobre puntos en controversia relacionados con su
saber, por lo cual debe dar cuenta de dónde viene su conocimiento y su práctica para
establecer los elementos definitorios de su investigación como objetivos, método y el grado
de aceptación por parte de la comunidad científica frente a estos métodos. El nuevo sistema
Aplicación ley 1090 en ASI 20
penal acusatorio, hablando sobre el rol del perito y de la policía judicial, aunque expone
diferentes formas de explicación científica desde donde se pueden inscribir los peritos,
expone el modelo nomológico- deductivo como el más eficaz en el momento de hacer una
exposición científica de un hecho discutido, ya que éste modelo en su parte nomológica se
refiere a las leyes que gobiernan un saber y lo deductivo hace referencia a los procesos
lógicos que son necesarios para obtener la conclusión buscada. (Puentes, 2004) Igualmente,
para la aceptación del perito dentro del proceso es importante establecer los antecedentes
personales del perito, ya que éstos influyen directamente en la credibilidad de su palabra
como profesional.
El artículo 210 del código de procedimiento penal expone entre las características
metodológicas la necesidad de tener una rigurosidad tanto investigativa como en la
presentación de sus reportes y conclusiones. Sin embargo, en este mismo código, en el
artículo 385 se hace referencia a las excepciones constitucionales en la que se contemplan
los casos. Aparte de los que están determinados por las relaciones de familia, el juez puede
contemplar casos especiales frente al deber de declaración, a menos que la persona llamada
a juicio renuncie a éste derecho. Entre estos casos particulares se encontrarían a manera de
Aplicación ley 1090 en ASI 21
ejemplo, las relaciones entre clérigo con el feligrés, periodista con la fuente, investigador
con el informante y psiquiatra, psicólogo o terapeuta con su paciente.
Todas las leyes referidas anteriormente determinan la labor del psicólogo forense,
por lo tanto enmarcan y estipulan de una u otra forma las competencias con las cuales éste
profesional debe actuar para la realización de su trabajo como perito.
Una vez conocida la legislación colombiana, y con el objeto de obtener una mirada
más amplia sobre la legislatura que regula el trabajo del psicólogo forense, es importante
hacer referencia a la legislación en torno al trabajo pericial de éste en el contexto
internacional, con el objeto de establecer un marco referencial sobre la situación y
establecimiento de las diferentes leyes respecto a la labor pericial y un contraste con los
elementos de las leyes colombianas.
En el caso del proceso civil español, los artículos 335.2 y 342.1 hacen referencia a
la obligación por parte del psicólogo forense a actuar de manera objetiva, es decir, de tener
en cuenta todo lo que pueda favorecer o perjudicar a cualquiera de las partes. (Picó, 2001)
Otros deberes del perito son la aceptación del cargo cuando sea designado (art. 342.1), dar
aviso sobre el momento, lugar y objetos en los que tendrá lugar los estudios (art. 345.2), dar
un informe por escrito y hacerlo llegar al tribunal (art. 346) y finalmente intervenir en el
juicio según la reglamentación. (Picó, 2001) Constituyendo de ésta forma algunos de los
deberes que se deben evidenciar para evitar incidir en la mala praxis profesional.
Por otra parte, Picó (2001) hace referencia a la responsabilidad del perito, la cual
consta de tres aspectos: la responsabilidad penal, civil y disciplinaria. La primera de ellas
tiene lugar en el conocimiento por parte del perito, antes de emitir su informe, que es
posible recaer en una actuación tipificada penalmente, como lo es el delito de cohecho (art.
422), falso testimonio (art. 459 y 460) y delito o falta de perturbación del orden en el
juzgado (arts. 558 y 633) reglamentado en la legislatura española. (Picó, 2001)
Respecto a lo anterior, Rodríguez Cely (2005) afirma que el perito, dentro de las
leyes del sistema penal colombiano, puede ser objeto de sanciones penales cuando
sin que esto sea cierto, o afirma una conclusión sin tener certeza de ella, o da un
concepto contrario a la realidad por interés o sentimientos de amistad o enemistad.
(Rodriguez Cely 2005, P. 10)
penal cuando se comenten delitos como el de cohecho, falso testimonio, etc. (Esbec
Rodríguez, 2000)
En el mismo sentido, Rodríguez Cely (2005) plantea, que dentro del sistema
colombiano, la responsabilidad procesal disciplinaria y sus respectivas sanciones tienen
lugar cuando en primera instancia, no se presente a comparecer, a posesionarse o a no
asumir el cargo oportunamente y por no rendir su informe dentro de los plazos establecidos,
lo que conllevaría a su reemplazo; se inhabilitaría el perito para desempeñar funciones
como tal, y sería suprimido de las listas oficiales cuando cometa delitos como dolo o culpa
grave en el ejercicio del cargo; asimismo, puede ser objeto de multas pecuniarias cuando
incurra en los delitos nombrados anteriormente; y en como última modalidad de sanción se
presenta la pérdida o disminución de los honorarios, cuando el dictamen es considerado
como ineficaz o nulo ya sea por vicios de forma o defecto de fondo. (Rodríguez Cely,
2005)
Asimismo, todas las actuaciones del psicólogo forense, deben ser justificadas de una
u otra forma por la validez misma que presente su informe, y su actuar en la audiencia para
evitar caer en responsabilidades disciplinarias. A esto hace referencia Rodríguez Cely
(2005), citando a Devis Echandía (2002), quien plantea una serie de “requisitos para la
validez del dictamen pericial” (Rodríguez Cely, 2005) haciendo referencia a los
requerimientos con los que debe contar, tanto el perito, como la prueba, para que mantenga
su validez probatoria en el caso.
cual debe ser presentado por escrito y se expone oralmente, ya sea en las audiencias o en las
diligencias del proceso; cuando se presenta de forma escrita, debe firmarse y ser auténtico.
(Rodríguez Cely, 2005)
Se encuentra también como causa de nulidad, el hecho que los estudios en los cuales
se basa el dictamen sean realizados por personas diferentes al perito escogido para tal
trabajo. Sin embargo, no se excluye que otras personas asesoren al profesional en el
transcurso de la tarea. Lo mismo ocurre con el establecimiento de las conclusiones producto
del dictamen, las cuales deben hacerse en su totalidad por el mismo perito. (Rodríguez
Cely, 2005)
Por otra parte, se establece que la obtención de medios de forma ilegitima e ilícita es
causa suficiente para la nulidad del trabajo realizado por el perito. De la misma manera, las
causas que afecten el derecho de defensa de la parte imputada son causales de la no
aceptación del trabajo del psicólogo forense. (Rodríguez Cely, 2005)
Sin embargo, la validez del dictamen pericial no sólo depende de los aspectos que
puedan generar la nulidad del mismo, sino también en el valor probatorio que éste tenga.
Para ello, Devis Echandía, (2002) citado por Rodríguez Cely (2005), afirma que es
necesario que el informe contenga una serie de requisitos tanto de fondo, como de
contenido.
Aplicación ley 1090 en ASI 26
El primero de ellos radica en que la peritación sea un hecho contundente para probar
el hecho en particular; y en segunda instancia, que el hecho objeto del peritaje, sea
pertinente, es decir, que el establecimiento o esclarecimiento de los hec hos por parte del
dictamen tenga una influencia importante en la decisión del juez. (Rodríguez Cely, 2005)
Es necesario que no exista motivo alguno para dudar del desinterés, imparcialidad y
sinceridad del perito, es decir, que exista algún tipo de vínculo del perito con alguna de las
partes, a parte de la relación laboral durante el peritaje y tampoco de la formulación de una
objeción respecto al dictamen.
En este mismo sentido, Rodríguez Cely (2005) afirma que las conclusiones deben
ser convincentes y que no parezcan improbables, absurdas o imposibles; que no existan
otras pruebas que desvirtúen el dictamen o lo hagan d udoso, como es el caso de la
existencia de otros peritajes; que no haya rectificación o retractación por parte del perito;
que el dictamen sea rendido de forma oportuna, es decir, dentro de los limites de tiempo
establecidos tanto para la entrega del informe escrito, como para la presencia en la
audiencia. No obstante, el informe sigue teniendo su carácter probatorio si se vencen los
límites de tiempo en la entrega del trabajo escrito, según lo estipulado en la legislación
colombiana. (Rodríguez Cely, 2005)
No obstante, dentro del ámbito legal, la labor del perito forense adquiere una gran
relevancia dentro de evaluación de la credibilidad de los testigos, la valoración de las
funciones psicológicas básicas de éstos, la determinación de la capacidad del acusado para
asistir al juicio, la realización de la autopsia psicológica, el establecimiento de las secuelas
neuropsicológicas acaecidas a raíz del evento tratado y determinar la capacidad mental de
los diferentes actores (Soria, 1998). En este sentido, resulta importante establecer unas
condiciones estándares que establezca una unificación en los criterios de la evaluación y
presentación de los informes periciales, para poder garantizar un mayor grado de validez y
confiabilidad, así como un ejercicio ético e imparcial de la labor pericial, que permita
establecer certeramente los hechos objeto de investigación.
Aplicación ley 1090 en ASI 29
Es así, que en los casos de Abuso Sexual Infantil, gracias a la labor del perito, se
hace posible establecer las secuelas psicológicas que pueden acaecer a partir de un evento
funesto, y siendo el caso el manejo de víctimas de abuso sexual infantil, la relevancia y
compromiso social que recae sobre el perito en psicología jurídica y forense adquiere gran
importancia. Cantón y Cortés (2003) manifiestan que para conocer las secuelas que el
evento ocasiona en un niño es necesario conocer los síntomas que tanto niños en edad
preescolar, como en edad escolar y adolescentes presentan consecutivamente al abuso.
Algunos síntomas que según Cantón y Cortés (2003) resultan comunes entre los menores
víctimas de ASI son el miedo constante ante circunstancias que anteriormente no causaban
ninguna reacción, pesadillas y alteraciones del sueño, desorden de estrés postraumático,
conducta antisocial agresiva, retraimiento social, neurosis, enuresis o encopresis, depresión,
trastornos somáticos, conducta sexual inapropiada, delincuencia, problemas escolares e
hiperactividad.
Cantón y Cortés (2003) manifiestan que los síntomas que se hacen visibles en los
menores entre los 6 y los 11 años de edad son de carácter interno, y se hacen más visibles
cuando se presenta depresión, comportamientos agresivos, miedos y pesadillas.
Para puntualizar un poco más sobre la validez, resulta pertinente entrar a considerar
las definiciones que adquieren los conceptos de validez y confiabilidad, para determinar la
relevancia de éstos dentro de la acción del perito. De acuerdo a Baptista, Fernández y
Aplicación ley 1090 en ASI 31
En el análisis de las evidencias dadas por los testigos, las víctimas y los victimarios
es importante establecer el grado de mentira, simulación, distorsión y disimulación dadas
por sus reportes, para así establecer la veracidad de los hechos y la forma como se vieron
estos actores implicados dentro de los mismos.
sintomatología, hecho que concuerda con una de las características principales de los
trastornos fácticos.
Rogers (1997), citado por Jiménez & Sánchez (2002) propone un segundo modelo
el cual denomina como criminalizador, en donde una persona diagnosticada con un
trastorno antisocial de la personalidad, dentro de la evaluación pericial decide no cooperar y
finge estar enfermo, haciendo evidentes incoherencias y actitudes psicopatológicas para un
experto.
Por último, el tercer modelo explicativo de Rogers, citado por Jiménez & Sánchez
(2002), hace referencia a un modelo adaptacional, en donde la simulación se atribuye a una
necesidad de protección de la persona frente a un posible peligro o en función de un
beneficio consecuente con la declaración.
Haciendo énfasis en este hecho, Tapias (2004) sostiene que “Ya sea en el peritaje
victimológico o en el peritaje por inimputabilidad ambos deben fundamentarse en el
diagnóstico según el DSM-IV”. Al tener como criterio de evaluación un sistema de
clasificación como el DSM-IV, se debe tener en cuenta el hecho de que se vean afectadas
más de un área de funcionamiento vital actual del individuo, ya que la presentación del
síntoma por si solo puede significar una simulación, por tanto, es necesario hacer una
rigurosa evaluación de los objetivos teniendo en cuenta un adecuado manejo de los datos
obtenidos sobre el desarrollo del individuo en las áreas de funcionamiento antes y después
de ocurrido el incidente sobre el cual se está desarrollando el litigio.
Aplicación ley 1090 en ASI 35
Según Tapias (2004), además de establecer el grado de afectación que puede haber
sufrido un individuo bajo un evento, es necesario descartar también elementos de
simulación dentro de la evaluación o la testificación del individuo. Hace referencia a este
hecho planteando que el trabajo del psicólogo forense se complementa con el diagnóstico o
descarte de simulación de psicopatologías, como si fuera la constante verificación de
diagnóstico diferencial, para lo cual es necesario tener presente que estos procesos
presentan frecuentemente manipulación, engaño o distorsión motivacional, pues los
evaluados tratan de engañar al perito, presentan la más positiva imagen de sí mismos, y
sobredimensionan su sufrimiento para obtener mayores beneficios judiciales.
legales. Harán lo posible para garantizar por parte de los otros el uso debido de las
técnicas de evaluación. (Rodríguez y Ricaurte, 2008)
Para ello, los psicólogos forenses deben saber manejar y aplicar en su totalidad las
diferentes pruebas que son aplicadas en el ámbito de la psicología forense, al igual que
deben conocer y dominar los protocolos diseñados para tal propósito. (Rod ríguez y
Ricaurte, 2008)
el psicólogo(a) forense debe tener gran fortaleza en investigación desde dos puntos
de vista; uno en cada informe psicológico forense hay un proceso de recolección de
datos, de sistematización de los datos de análisis, y esos resultados están dados por
un planteamiento del problema, por unos objetivos, por unas hipótesis que hay que
contrastar y verificar; entonces indispensablemente el psicólogo(a) forense debe
tener una gran formación en esos procesos metodológicos y de investigación para
hacer sus respectivos reportes. (Rodríguez y Ricaurte, 2008, P. 6)
Sin embargo, en muchas ocasiones los errores que pueden llegar a cometer los
psicólogos en su práctica jurídica recae en el desconocimiento, en algunos casos, de las
leyes y obligatoriedades que adquieren al aceptar la realización del peritaje, es por lo
anterior que muchas veces la mala praxis puede basarse en la omisión de tales normas y
leyes. A esto es a lo que hacen referencia López y Molina (2005), en su artículo “La
psiquiatría forense en México: retos, fortalezas y debilidades” cuando afirman que muchas
veces se desconocen los términos jurídicos y no se cuantifican los alcances del actuar legal
de los peritos. Dicho conocimiento es necesario, ya que la incurrencia en la mala praxis
profesional, por parte de los peritos, puede afectar el honor, la reputación y la imagen del
sujeto imputado. (Esbec Rodríguez, 2000) A esto se refiere Jiménez (2001) cuando afirma
que es indispensable el conocimiento de los términos legales, ya que lo que se le pide al
perito es que exija la aplicación de sanciones penales ante la presencia de la acción
delictiva.
Por lo tanto, antes de puntualizar sobre los aspectos que determinan la mala praxis,
es necesario resaltar los planteamientos hechos por Urra (2007) respecto a las
consecuencias de la mala práctica, aseverando que
El quinto tipo de error radica en el mal uso involuntario del los tests psicológicos,
donde con frecuencia son mal interpretados y sobre interpretados. Por ejemplo, los
informes generados por computador deben ser usados de manera prudente y cautelosa por
parte del profesional, ya que éste debe interpretar adecuadamente la validez de d ichos
informes, como sugiere la Asociación Psicológica Americana. (Esbec Rodríguez, 2000)
Finalmente, el sexto de los errores es el mal uso voluntario de los tests, donde los
peritos psicológicos usan de manera fraudulenta las afirmaciones aisladas contenidas en
manuales o interpretaciones computarizadas de perfiles con el objetivo de reafirmar una
impresión y de esta forma concluir que los instrumentos utilizados confirmaron las
impresiones clínicas establecidas. (Esbec Rodríguez, 2000)
Por otro lado, el psicólogo jurídico debe resaltar que el contenido de sus
evaluaciones e informes es únicamente de carácter científico, por lo tanto, su valoración
dentro del caso está totalmente sometida a la sensatez del juez, evitando de esta forma ser
considerado como ente determinante del dictamen final. (Esbec Rodríguez, 2000)
Respecto a lo anterior, Rodríguez Cely (2005) cita los estudios realizados por la
British Psychological Society, en torno a las situaciones en las que existe una mayor
probabilidad de incurrir en errores o en la mala praxis profesional, entre los que se
encuentran factores como, cuando el profesional lleva la práctica profesional más allá de
sus competencias, cuando se somete su trabajo a la presión del cliente producto de la falta
de entrenamiento; cuando se hace uso de técnicas inapropiadas que se basan en
fundamentos científicos escasos; cuando se carece de una adecuada supervisión hacia los
Aplicación ley 1090 en ASI 40
Respecto a lo anterior, se genera una fuerte crítica por parte de autores como
Bembibre e Higueras (2006), quienes plantean, como se había referido anteriormente, la
existencia de una “psicologización de la justicia” la cual se evidencia de diferentes formas,
la primera de ellas se hace referencia al problema que se le presenta al perito cuando se
encuentra en medio de un conflicto de intereses que pone en tela de juicio su objetividad, o
bien cuando el conocimiento de la previa existencia de un delito condiciona la evaluación
realizada por éste. En otras palabras, se le exige al psicólogo forense la realización de la
evaluación por el simple hecho de la existencia del delito y se busca a toda costa la
conexión entre el diagnóstico de la posible enfermedad con el acto. Por otro lado, afirman
que a través de la “idea del sujeto imputable”
Consecuentemente, se afirma que todos los individuos son capaces hasta que se
demuestre lo contrario, de responder a intereses privados, proponiéndolo como un sujeto
político y no como un sujeto psicológico. Lo que afecta significativamente la praxis del
psicólogo forense, ya que no se pretende “mejorar la ejecución de un procedimiento técnico
sino la relación del hombre con su propia actividad” (Bembibre e Higueras, 2006, P. 479)
trastorno se debe realizar una entrevista en la que se establezca el funcionamiento del sujeto
antes del incidente.
Por otro lado, Tapias (2004) plantea otro tipo de protocolo para realizar peritajes en
donde la situación del sujeto denote la posibilidad de inimputabilidad de los cargos.
Tomando el concepto de inimputabilidad como lo plantea Sotomayor (1996), basado en los
planteamientos de Welzel (1973), se asume que la inimputabilidad se presenta cuando “el
autor es capaz de autodeterminación conforme a sentido, esto es, de motivarse de acuerdo
con la norma, o, lo que es igual, que es “capaz de culpabilidad” (imputable) (…) señalar la
capacidad vital o existencial del individuo de comprender y actuar conforme al valor”
(Sotomayor, 1996. P.42)
paso a seguir consiste en decidir si la psicopatología tiene relación con los hechos, donde se
debe hacer explicita la conexión entre las características del trastorno mental y la conducta,
es decir, que la existencia de la patología justifique la realización de dichos actos; para lo
cual se puede hacer uso de “sencillos estudios de frecuencia estadística” (Tapias, 2004, P.
53). Finalmente, se puede realizar una sugerencia de una medida de control adecuada, en
donde se señala el tipo de tratamiento que puede requerir el paciente y de esta manera
orientar en cierta medida al jurista que impone la sanción.
Es por esta razón que la labor pericial en el contexto colombiano carece de rigidez
en cuanto al contenido de los informes periciales. A este respecto, Rodríguez y Ricaurte
(2008) afirman que no se establece claramente las condiciones del perito, los objetivos del
informe, los datos básicos de la persona evaluada, ante lo cual es necesario que dentro del
informe se de cuenta de la confidencialidad y del secreto profesional, en los métodos, las
técnicas, los instrumentos, las entrevistas, las pruebas psicométricas y psicodiagnósticas,
junto con el proceso estadístico que establezca la validez, la confiabilidad, la
normalización, la estandarización de las pruebas. Asimismo se deben hacer explicitas las
hipótesis a comprobar y que le dan lugar a la discusión forense y a la conclusión.
Respecto al contenido del dictamen pericial, Witthauss (1991) plantea que dicho
documento “necesariamente debe contener los principios científicos en que se funda y la
explicación detallada de las operaciones técnicas realizadas, ya que en su defecto carece de
valor de prueba y en realidad no constituye un dictamen” (Witthauss, 1991, P. 57) y debe
poseer de igual manera, una explicación detallada ya que en el contexto jurídico, para que
Aplicación ley 1090 en ASI 45
sea tomado en cuenta como una prueba, no puede asumirse un sobre entendimiento de las
explicaciones.
Se exige de la misma forma que los peritos proporcionen copias del informe
pericial, evitando la perdida de tiempo tanto del tribunal como de las partes, para que de
esta manera se haga un análisis del contenido del dictamen con el objeto de pedir
explicaciones o refutar dicho informe. En caso tal que se requiera una explicación,
Witthaus (1991) afirma que dichas explicaciones deben ceñirse totalmente al interrogatorio,
sin incluir nuevos puntos de pericia, a lo cual el perito debe responder únicamente ante las
aclaraciones o “subsanar omisiones” (Witthaus, 1991, P. 60)
Por su parte, plantean también que los encuestados consideraron como importante,
con aproximadamente el 50% de los participantes, la inclusión de la descripción situacional
de las circunstancias en las que el déficit del demandado puede comprometer de mayor o
menor forma sus competencias. En cambio consideraron como contraindicado, con un 53%,
la inclusión de las visiones u opiniones que pueda tener el imputado sobre el hecho.
(Nicholson y Norwood, 2000)
En igual sentido, estos estudios hacen referencia también a las evaluaciones entorno
a la responsabilidad criminal, donde consideran como esencial que en el contenido del
informe se incluyan elementos clínicos como la información sobre últimos registros de
salud mental, diagnósticos psiquiátricos, información sobre la presencia o ausencia de
consumo de sustancias, junto con la información que pueda proporcionar la policía sobre el
comportamiento del sujeto en el momento del presunto delito. (Nicholson y Norwood,
2000)
Por otra parte, se encuentra que además de las técnicas utilizadas por el perito, éste
debe contar con una serie de competencias en el recinto de la audiencia, que denoten tanto
su experiencia, como su ética. Respecto a lo anterior, Díaz (2003) plantea que como
primera medida se debe comunicar eficazmente el trabajo, independientemente del
comportamiento propio, es decir, conductas como la postura, el tono de voz, el aspecto
físico, etc. Todo lo anterior se hace necesario en respuesta a los planteamientos por
Granados, Ramírez, Ibáñez (1990) y De Luis (1998), citados por Díaz (2003), quienes
afirman que dentro de los juicios son comunes los intentos de desacreditación del trabajo
del perito de las partes; por lo tanto, las habilidades de éste se ponen en cuestión, y debe
“conocer sus niveles de inferencia y de responsabilizarse de las afirmaciones que hace”
(Díaz, 2003, P.132) para no dejarse influir por las presiones que se manejan comúnmente
en el recinto, y que su desempeño continúe denotando su excelente ejercicio.
Para ello, Díaz (2003) plantea que una buena actuación en sala estriba en la buena
devolución del informe, es decir, que las partes conozcan previamente el contenido del
mismo, y gracias a dicha claridad en la información y las conclusiones, se evite que durante
la sesión en sala se exponga el contenido general y las preguntas formuladas al perito sean
únicamente de carácter aclaratorio, lo que impide el sesgo de la información.
Igualmente, las destrezas que debe tener el pro fesional para notar las habilidades
psicolegales del sujeto radican en la interpretación de los resultados, en los que se le debe
Aplicación ley 1090 en ASI 48
dar especial atención a los esquemas de codificación utilizados, ya que ellos varían a lo
largo de los estudios. (Nicholson y Norwood, 2000)
Por otro lado, se encuentra también la importancia del rol de los psicólogos forenses
en el establecimiento de la inimputabilidad de los cargos a un sujeto. Respecto a esto, las
estadísticas planteadas por Nicholson y Norwood (2000) establecen que en un 41% de los
reportes se incluye la pregunta de si el sujeto sabía o era conciente de lo que estaba
haciendo en el momento del presunto delito. Como muestra de esto, 27% de los reportes,
hacían referencia al conocimiento de las consecuencias del acto por parte del demandado, o
el 29% del conocimiento de la ilicitud del mismo. A partir de esto, se observó que en
cuanto al estado mental del sujeto en el momento del ilícito, el análisis se basaba
principalmente en la narrativa proporcionada por el sujeto (Nicholson y Norwood, 2000) lo
cual puede incurrir en gran medida a la mala praxis del perito en el afán por responder tales
preguntas.
De la misma forma, las encuestas realizadas por Nicholson y Norwood (2000) tocan
el tema de las percepciones de los abogados respecto a la calidad del trabajo hecho por los
expertos en los casos que involucran la custodia de niños. Se encontraron respuestas muy
Aplicación ley 1090 en ASI 49
Todo lo anterior, gracias a las deficiencias que aún se encuentran en los informes
periciales evidencia, según Nicholson y Norwood (2000), que la práctica de los psicólogos
forenses está muy lejos de las aspiraciones profesionales establecidas en las directrices que
guían el actuar de los peritos psicológicos, por lo menos en los Estados Unidos,
representados por instituciones como American Psychology – Law Society / Division 41 y
la American Academy of Forensic Psychology. (Nicholson y Norwood, 2000)
Otras críticas evidenciadas en los trabajos estudiados por estos autores radican en la
carencia de utilización de métodos de evaluación y de procedimientos con contundente
evidencia de fiabilidad y validez, donde los profesionales no hacen ni la más mínima
referencia sobre los métodos utilizados para la realización del informe (Elwork, 1984;
Grisso 1986, citados por Nicholson y Norwood 2000), necesarios para cumplir con los
lineamientos con los que debe cumplir no solo el informe mismo, sino también el adecuado
desarrollo de su labor como perito
Ahora bien, dentro del ámbito en el que se enmarca el trabajo del psicólogo forense,
se encuentran también criticas que giran en torno a los roles que desempeñan tanto los
Aplicación ley 1090 en ASI 50
psicólogos forenses, como los psicólogos clínicos, en los casos donde estos son llamados
ante la urgencia de la opinión de un experto. Una de las fuentes que presenta mayor
confusión en la psicología forense es la aparente falta de consciencia sobre el rol del
psicólogo forense. Uno de los debates más importantes de esta materia, se refiere al rol que
adopta el psicólogo cuando trabaja con clientes ya sea de manera terapéutica o evaluativa.
Muchos comentaristas argumentan por una separación clara de dichos roles. (Day y
Whetham, 2001)
Ante esto, autores como Greenberg y Shuman (2007) establecen la diferencia entre
los trabajos realizados por los psicólogos que se desempeñan en el campo de la clínica,
junto con los profesionales dedicados al ámbito de la psicología forense. Razón por la cual
estos autores plantean que, no sólo porque un psicólogo sea rotulado como terapista,
significa que pueda o sea competente en la realización de exámenes forenses. Así mismo,
un profesional calificado como “examinador forense”, en términos de Greenberg y de
Shuman (2007), no significa que sea competente en el contexto terapéutico, lo que en pocas
palabras, no significa que dichos profesionales sean capaces de proporcionar los dos tipos
de servicios al mismo sujeto. Según los planteamientos de Urra (2007), el “verdadero
problema se genera cuando se confunden los papeles de terapeuta y perito entrándose en
una relación dual, pues aún se difumina más la percepción de quien es el cliente” , lo que en
ultima instancia genera “una marcada distorsión sobre la necesaria objetividad del perito”
(Urra, 2007, P. 98)
En este punto, es necesario ahondar en las razones por las cuales estos profesionales
no pueden desarrollar el mismo rol en los casos jurídicos. Inicialmente, Greenberg y
Shuman (2007) establecen que los requerimientos dentro del ámbito legal son diferentes
para estos profesionales; por ejemplo, a diferencia de los psicólogos clínicos, los expertos
forenses deben presentar ante la corte un informe escrito sobre el estado mental del
imputado, mientras que los psicólogos clínicos declaran únicamente respecto al impacto de
su propio trabajo en el estado mental de dicha persona.
Por otro lado, las diferencias también se pueden evidenciar en aspectos establecidos
en la ley 1090, como lo es el uso o la aplicación del consentimiento informado, donde en el
Aplicación ley 1090 en ASI 51
caso de la terapia, el trabajo del profesional esta encaminado en su totalidad al beneficio del
paciente. No obstante, en el trabajo del perito psicológico, su deber es la obtención de un
testimonio veraz, sin hacer énfasis en el bienestar del paciente y sin tener en cuenta el daño
que dicho testimonio pueda generarle al sujeto. (Greenberg y Shuman, 2007)
En tercera instancia, Greenberg y Shuman (2007) señalan que las preguntas que se
generan los profesionales cuando se encuentran ante un caso, pueden variar tanto en las
respuestas como en las mismas preguntas que se formulan. La diferencia no radica en las
capacidades del terapeuta en el diagnóstico de las patologías, sino en que los propósitos de
dicho diagnóstico son sustancialmente diferentes.
Es importante tener en cuenta que el psicólogo clínico puede dar su opinión basada
en evidencia científica, por lo tanto, sus afirmaciones están cubiertas por bases científicas y
constituyen una opinión dentro del caso; por lo tanto, las cortes son las que asumen tales
consideraciones. Sin embargo, aquellos psicólogos clínicos que no se adhieren a los
estándares de Daubert y testifican como expertos científicos, no están cumpliendo con los
principios éticos de la APA. (Gratz y Orsillo, 2003)
donde a diferencia de los informes o trabajos dentro del contexto clínico, los psicólogos
forenses deben tener la habilidad de conducir unas evaluación que suministre una base
valida y confiable para el testimonio en cuestiones psicolegales, donde su actitud debe
puntuarse en términos de neutralidad y objetividad, mientras que al trabajo clínico no le
concierne de la misma forma, el establecimiento de la verdad como se presenta en el ámbito
legal y jurídico. (Heltzel, 2007)
Por su parte, cada uno de los profesionales especializados en las dos vertientes de la
psicología a la que se hace referencia, tienen opciones diferentes respecto a los dos tipos de
servicio, tanto clínico como forense, constituyendo dos tipos de decisiones excluyentes
entre sí, en cuanto a la relación que se establece entre el profesional y el individuo. En el
caso clínico, la relación se establece por los principios de verdad y empatía, mientras que
en el rol del psicólogo forense se basa en la duda y la distancia, como afirman Greenberg y
Shuman (2007). Consecuentemente, las hipótesis planteadas por éstos son radicalmente
diferentes, ya que una se establece con el objetivo de determinar el tipo de tratamiento más
efectivo, mientras que los psicólogos forenses establecen hipótesis respecto a la conexión
entre los elementos legales y el caso adjudicado al sujeto. Definiendo de esta manera su rol
con deberes como la evaluación, el juzgamiento, y el reporte a terceras partes como los
abogados, los jueces y los jurados. (Greenberg y Shuman, 2007)
Un hecho que comprueba lo anterior es que, a pesar de las críticas, los estudios
realizados por Nicholson y Norwood (2000) establecen que en cuatro de los seis estados
participantes del estudio, los informes fueron realizados en aproximadamente 50% a 80%
de los casos por psicólogos en nivel de doctorado, (Nicholson y Norwood, 2000) más no
especializados en el contexto forense, evidenciando así la necesidad de establecer la
importancia en la diferenciación de los roles.
Aplicación ley 1090 en ASI 53
En relación a las diferencias entre los informes clínico y forenses, Rodríguez Sutil
(1999) hace referencia a los planteamientos de Grisso (1987), quien afirma que “para que
las evaluaciones psicológicas forenses lleguen a alcanzar el estatus que les corresponde
dentro del contexto jurídico, según Grisso, han de apropiarse diversas líneas de desarrollo
de investigaciones” (Rodríguez Sutil, 1999, P.1), entre las que se encuentran el
establecimiento de nuevos modelos conceptuales, realizar una traducción del conocimiento
psicológico y el diseño de instrumentos de evaluación forense.
Es por esta razón que todas las actuaciones del psicólogo forense, mas allá de estar
regidas por las leyes y normas propias de cada país, debe n estar enmarcadas dentro de las
guías que proporcionan la ética y la moral, ya sea para el psicólogo como profesional, ó
Aplicación ley 1090 en ASI 54
para el psicólogo forense en sus diferentes funciones dentro del ámbito jurídico y legal.
Respecto a lo anterior, Godwin (2001) plantea que la ética presenta unos lineamientos en
donde el experto tiene una obligación hacia la integridad profesional, al igual que la
responsabilidad de promover ésta en los diferentes campos de la psicología forense. Así
mismo, en otras palabras, la ética le proporciona al psicólogo una piedra angular para su
actuación y la toma de decisiones tanto en su cotidianidad, como en los casos en que se le
presenten dilemas éticos en ésta. (Crespi y Politikos, 2005)
profesionales necesarios no han sido establecidos, sin embargo, debe hacerse un juicio
cuidadoso y tomar ciertas precauciones para el bien de las personas a las cuales de está
trabajando. (Godwin, 2001)
Respecto a esto, Nicholson y Norwood (2000) gracias a sus encuestas, afirman que
es posible evidenciar la adhesión a los lineamientos éticos dentro de la evaluación forense.
No obstante, la falla encontrada al respecto dentro de la muestra obtenida en el estado de la
Florida, señala que muchos de los reportes fracasaron respecto a la notificación del
imputado sobre el propósito de la evaluación, poniendo en tela de juicio los principios del
consentimiento informado y de la confidencialidad, con aproximadamente un rango del
30% al 37% de omisión de este principio.
Lo anterior nos lleva a distinguir los diferentes deberes del perito en la realización
de los dictámenes periciales, para ello, Rodríguez Cely (2005), citando a Devis Echandía
(2002), establece que como primera medida el perito debe asumir el cargo cuando la
designación no es hecha directamente por la parte, sino por el juez; debe comparecer ante
éste cuando existe una formalidad, puede suplirse por aceptación, por oficio o
comunicación por correo, según el sistema legal; debe posesionarse y prestar juramento;
debe practicar personalmente las operaciones necesarias para su dictamen bajo el control
del juez y en la forma como la ley lo determine; debe obrar y concertar con lealtad,
imparcialidad y buena fe; debe fundamentar su dictamen y rendirlo de forma clara y
precisa; y debe guardar el secreto profesional cuando el caso lo requiera. (Rodríguez Cely,
2005)
Para ello, el perito debe actuar con cautela y recibir instrucciones únicamente de la
instancia legitima y no de las partes implicadas en el conflicto, evitando de ésta forma
cualquier tipo de relación dual. (Urra, 2007)
Aplicación ley 1090 en ASI 56
Por otro lado, respecto a los organismos que establecen el actuar del profesional,
Day y Whetham (2001) plantean que las leyes y los códigos éticos son los mayores
mecanismos de responsabilidad que han sido desarrollados para proteger al cliente. Ambos
ofrecen al psicólogo guías para el comportamiento ético. La mayoría de las asociaciones de
profesionales tienen comités éticos donde su función principal es educar a los miembros
sobre los códigos éticos y proteger al público sobre la mala praxis.
En cuanto a los principios generales establecidos por este código, y que son
aplicables en el contexto en el que se desenvuelve el psicólogo forense en su práctica, se
encuentra el principio de fidelidad y responsabilidad, en el cual el profesional debe ser
conciente de sus responsabilidades tanto profesionales como científicas hacia la sociedad y
Aplicación ley 1090 en ASI 57
En cuanto a los estándares éticos establecidos por la APA, se encuentra que dentro
del trabajo del psicólogo forense se pueden encontrar situaciones que denotan conflictos
éticos como quejas inadecuadas en las que el psicólogo no debe presentar denuncias
basadas en ignorancia voluntaria de los hechos, con el objetivo de refutar una afirmación.
Paralelo a esto se presenta el deber del psicólogo con relación a la confrontación de los
demás colegas, a lo que Brodsky y McKinzey (2002), responden que estas están matizadas
en su mayoría por argumentos, cuando supuestamente sospechan que el otro ha sido
inexcusablemente negligente, ignorante o anti ético, con el objeto de tener un impacto en la
litigación.
Respecto a esto, Urra (2007) afirma que el profesional que trabaja dentro de la
Administración de Justicia “tiene la obligación de conocer en profundidad las
características, conceptos y operaciones del sistema jurídico en el que actúa. En su rol de
profesional esta obligado a evitar ofrecer conclusiones sobre las leyes, su interpretación o el
sistema legal” (Urra, 2007, P. 94) como parte de sus competencias.
Por otra parte, dichos estándares se presentan también en situaciones en las que se
debe hacer advertencias o declaraciones públicas; en el caso jurídico, puntualmente se
refiere a los testimonios, en donde los psicólogos deben abstenerse de solicitar testimonios
de personas que sean vulnerables a influencias. (Ethical Principles of Psychologists and
Code of Conduct, APA, 2002)
Asimismo, se resaltan los estándares que regulan las declaraciones o los testimonios
de los psicólogos, quienes inicialmente deben basar sus opiniones, reportes, declaraciones
sobre diagnósticos o evaluaciones y conclusiones a partir de información o técnicas que
sustenten sus resultados. De esta misma forma, los psicólogos sólo deben proveer opiniones
de las características psicológicas de los individuos, únicamente después de haber realizado
una evaluación adecuada que permita soportar sus afirmaciones o conclusiones sobre éste.
(Ethical Principles of Psychologists and Code of Conduct, APA, 2002)
caso del consentimiento informado en las declaraciones, su uso queda exento cuando dicho
testimonio es ordenado por la ley o por regulaciones gubernamentales. (Ethical Principles
of Psychologists and Code of Conduct, APA, 2002)
que se sepa que los resultados del examen no son confidenciales, podrán y de hecho
serán conocidos por los operadores jurídicos; que la exploración no supone un
tratamiento y que él (refiriéndose al imputado) no esta obligado a responder a las
preguntas, si bien y si no lo hace, se reflejará en el dictamen su negativa. (Urra,
2007, P. 96)
De igual forma, Urra (2007) afirma también que el consentimiento informado debe
prevalecer en todo caso, y se debe consignar la aceptación de la persona objeto de estudio y
de terceras personas que el psicólogo considere necesarias; en caso tal que el
consentimiento no sea dado, éste puede ser suplido por una orden judicial.
Por otra parte, Melton (1999) plantea un importante aspecto, respecto al uso de las
conclusiones u opiniones que el psicólogo forense puede llegar a proporcionar en la
resolución de un caso, donde no se le debe exigir al profesional la emisión de dictámenes y
sus resultados como ultima instancia, es decir, que el informe sólo exprese la situación
mental del sujeto; en otros términos, no se deben proporcionar opiniones sobre el
procedimiento a seguir tanto legal como moralmente. No obstante, sí puede proporcionar
Aplicación ley 1090 en ASI 61
un marco de referencia cognitivo en el que se pueda suministrar otro punto de vista para
juzgar la evidencia.
En esta medida, las afirmaciones hechas por Urra (2007) refiriéndose a las posturas
que debe adoptar el psicólogo forense en el ámbito legal, resúmen lo dicho anteriormente,
por lo tanto el profesional,
No obstante, y continuando con las afirmaciones hechas por Urra (2007), es necesario
distinguir nueve dilemas éticos a los cuales puede estar expuesto el psicólogo forense
dentro de su practica profesional. Dilemas como, entrenar al cliente en “técnicas de
credibilidad” antes de declarar en juicio; hacer una evaluación sobre custodia de menores
sin ver a ambos progenitores; recibir al progenitor que, no teniendo la custodia del niño,
acude con el mismo en busca de un informe, con desconocimiento por parte del otro
progenitor; realizar un contra- informe pericial basado sólo en el informe elaborado con
anterioridad por un colega; un consultante solicita una valoración de su personalidad, pues
ha sido objeto de un informe “psicopatológico” en el que se dictaminaba su incapacidad
para ejercer la patria potestad, y en este mismo caso, emitir un informe contra el informe
del colega si llegamos a la conclusión de que el informe previo no es correcto; realizar un
informe para una de las partes y comparecer en el juzgado como testigo de la otra;
denunciar a nuestro propio colegio profesional si estimamos que este no defiende nuestros
intereses o los del colectivo en general; hacer un “trueque” con un interno en prisión,
Aplicación ley 1090 en ASI 62
De estos dilemas, es importante resaltar aquel que recibe una mayor cantidad de
denuncias por mala praxis en el territorio español, “Realizar un contrainforme pericial
basado solo en el informe elaborado con anterioridad por un colega”, con un 41.9% de
ocurrencia, según los registros hechos por Urra (2007).
Dentro de los resultados obtenidos por la encuesta realizada por este autor, es
necesario referenciar sus afirmaciones respecto a las de fensas o argumentaciones de
quienes han vivido situaciones similares y de quienes no lo han hecho, con el objeto de
dimensionar la dificultad para estandarizar los lineamientos éticos dentro de la práctica del
psicólogo jurídico. Urra (2007) establece que
A esto es a lo que se refiere Urra (2007) adoptando una postura radical sobre el papel
de la ética en la práctica, afirmando que “la practica profesional o es ética o es una mala
praxis, que daña no solo a quien la sufre y a quien la ejerce, sino al colectivo que ampara al
infractor” (Urra, 2007, P. 95) evidenciando de esta manera el compromiso ético del
psicólogo forense con la sociedad y ante la legislatura que enmarca su labor.
0.3 Objetivos
0.3.1Objetivo general
Deberes frente al usuario: Los deberes del psicólogo frente al usuario, son
reglamentados en el Código Deontológico y Bioético por los artículos 33, 34 y 35, en los
que se establece la obligación que tiene el psicólogo frente a la prestación de sus servicios a
las personas que lo necesiten dentro de las limitaciones establecidas po r la ley, por la moral
y la honestidad profesional. Así mismo, se establece la relación del psicólogo con el
usuario, lo cual, en el ámbito forense, se entabla por casos de solicitud voluntaria o por el
cumplimiento del deber, producto de una relación legal o contractual. Por otra parte, el
psicólogo puede rehusarse a la atención de un caso cuando sobrepase los límites de su
conocimiento, cuando el usuario no acepte los costos o por imposibilidad o enfermedad
física del profesional.
Aplicación ley 1090 en ASI 66
Respecto a los deberes del perito, Devis Echandía (2002) citado por Rodríguez Cely
(2005), instaura como deberes aspectos tales como asumir el cargo cuando la designación
no es hecha por la parte, comparecer ante el juez cuando existe una formalidad,
posesionarse y prestar juramento, practicar personalmente las operaciones necesarias para
su dictamen bajo el control del juez y en la forma como la ley procesal lo determine, obrar
y concertar con lealtad, imparcialidad y buena fe, fundamentar su dictamen y rendirlo de
forma clara y precisa, y finalmente, guardar el secreto profesional cuando el caso lo
requiera y siempre durante el sumario.
1. Método
1.2 Participantes
1.3 Instrumentos
Por otra parte, el estudio de caso es definido por Hernández, et. al (2006), como los
estudios que analizan profundamente una unidad o caso, encaminados a responder al
planteamiento del problema, probar hipótesis y desarrollar alguna teoría. Tal unidad puede
tratarse de individuos, una pareja, una familia, un objeto, una organización, un sistema, etc.
Este tipo de estudio se utilizó con el objeto de investigar las actuaciones de los psicólogos
forenses en casos específicos de abuso sexual infantil, respecto a la aplicación de la ley
1090.
1.4 Procedimiento
Posteriormente se realizó una búsqueda de los participantes que cumplieran con las
características del estudio, en lugares como el complejo judicial de Paloquemao y la Unidad
de Delitos Sexuales de la Fiscalía y los peritos privados fueron contactados por
recomendaciones. Una vez escogidos los participantes del estudio, se realizaron las
entrevistas a cada uno de ellos, no sin antes explicar la naturaleza del estudio y la
confidencialidad de la información recolectada en la grabación de las respuestas obtenidas
Las respuestas recolectadas de los participantes, fueron sistematizadas y clasificadas en
Aplicación ley 1090 en ASI 70
matrices a partir de cada una de las categorías del estudio (Apéndice 4) para su posterior
análisis.
2. Resultados
Esta información, al ser contrastada con la percepción que poseen otros funcionarios
del sistema judicial, nos permite ver que aunque éstos, conocen el concepto como un
elemento fundamental de la labor del psicólogo, existen ciertas dudas en cuanto hasta qué
punto se mantiene el secreto profesional y en qué aspectos dentro del ámbito jurídico y
cómo cobija el mismo la labor del psicólogo. En este sentido se puede observar cómo para
el juez es claro que el secreto profesional es la reserva que debe tener un profesional para
no revelar información que se le ha sido confiada, sin embargo no resulta claro para él
mismo, hasta qué punto esta reserva puede ser aplicada por los peritos en psicología, ya que
en su papel como profesionales, deben responder a ciertos interrogante que posee aquel que
Aplicación ley 1090 en ASI 72
contrata sus servicios, entonces ésta reserva va a estar conferida al hecho de no divulgar la
información solicitada fuera de la persona o institución que le solicite el informe.
En el caso de los fiscales se encontró que la claridad del concepto no resulta similar
para los dos profesionales, ya que aunque los dos fiscales manifiestan haber escuchado el
concepto y tener algún imaginario sobre lo que trata el mismo, la aplicación del concepto
no resulta fácilmente aplicable para los dos, y resulta aún más contradictorio cuando se
piensa dentro del contexto profesional del psicólogo como perito, en cuyo caso para uno de
los fiscales la divulgación de la información puede estar medida por el criterio del
profesional y de las circunstancias del juicio; en el caso del otro fiscal el secreto
profesional debe estar enmarcado dentro del ámbito de aplicación y del derecho que tie nen
las víctimas a la justicia y reparación, y en éste sentido, considera que los intereses del
psicólogo como perito pueden modificarse en función de los intereses de la comunidad, por
lo tanto no considera que este concepto se pueda aplicar en un sentido estricto en el ámbito
jurídico, y aún menos cuando se le pide que realicen una entrevista psicológica. En el caso
del psicólogo clínico, los dos profesionales manifiestan que el secreto profesional es un
derecho que cubre tanto al profesional como al paciente, y en ningún caso puede ser
violado, a menos que exista una condición judicial que interfiera, en cuya situación el
profesional puede aún elegir no revelar la información obtenida dentro del ámbito
terapéutico.
Dentro de los casos revisados, se encontró que en uno de ellos este criterio no es
tenido en cuenta, ni se hace referencia al mismo, sin embargo, se puede entrever que no es
posible hacer uso del secreto profesional desde la evaluación de las víctimas de ASI, ya que
el psicólogo debe presentar una trascripción o informe escrito de los elementos encontrados
en la entrevista de manera minuciosa, el cual, posteriormente es puesto en consideración de
las partes procesales en la búsqueda de la resolución del caso, por tanto la información
obtenida se deja al conocimiento público.
En tercer lugar, referente al uso del consentimiento informado, los tres peritos
coinciden al afirmar que es el primer paso, el punto de partida para hacer la investigación
con el niño. En los casos de ASI, al ser los menores de edad las presuntas víctimas, éste
consentimiento debe estar firmado por su representante legal dando su autorización. Dentro
Aplicación ley 1090 en ASI 74
del consentimiento informado, los representantes legales obtienen una explicación sobre el
procedimiento a llevar a cabo con el niño, específicamente la aplicación de las pruebas, de
las técnicas a emplear y la función e importancia de la información que de ellas se deriva.
Por su parte, uno de los peritos privados explicó puntualmente lo que contiene el
consentimiento informado que se aplica en el lugar donde trabaja, encontrando
características tales como la explicación de los recursos a los cuales pueden acceder si
encuentran alguna práctica inadecuada; se le explica al representante legal que el peritaje va
a ser utilizado con fines de docencia pero haciendo uso del principio de confidencialidad en
la omisión de los datos personales; se les explica también las condiciones bajo las cuales se
realiza el peritaje, como el cumplimiento de citas y la duración de las sesiones; se debe
hacer una claridad que enmarque el protocolo utilizado, el cual tenga la posibilidad de ser
mostrado posteriormente; finalmente se debe hacer explícita la aplicación del secreto
profesional y la confidencialidad en el ámbito jurídico.
Por otro lado, uno de los peritos explica las características con las que debe contar el
consentimiento informado, comenzando por el nombre del representante legal quien firma
que conoce las implicaciones de la entrevista, que la información recolectada va a ser
conocida por otras personas vinculadas al proceso en el juicio oral y que de la misma
forma, conoce las limitaciones y técnicas que se van a emplear para la entrevista.
No obstante, en una de las entrevistas con los peritos privados, se hace referencia a
que en instituciones como CTI y DIJIN se comenzó a hacer uso del consentimiento
informado después de perder algunos casos dentro del Sistema Penal Acusatorio, sin
embargo, las falencias que se evidencian actualmente radican en que no se anexa dicho
Aplicación ley 1090 en ASI 75
consentimiento al informe. Respecto a lo anterior, el perito del CTI afirma que gracias a la
nueva reglamentación sobre el consentimiento informado y a su obligatoriedad, se comenzó
a hacer uso de éste y a convertirse en un hábito.
En contraste con ésta especificación de la que hacen cuenta los peritos, en el caso
del juez y uno de los fiscales, no se tiene conocimiento sobre a que hace referencia el
término de conocimiento informado y mucho menos acerca de su aplicación. En el caso de
la fiscal del CTI no solo se manifiesta su conocimiento sobre éste concepto, sino que
además retoma la importancia del mismo, en especial cuando se trata de víctimas menores
de edad, en donde el consentimiento informado debe ser firmado por el representante legal
y en el caso de que esté realizando una entrevista judicial, se debe contar además con la
presencia de un defensor de familia, quien garantiza la protección de la víctima, además de
ser quien en caso de no haber representante legal, asume la firma del consentimiento
informado en los casos en que el menor hace una declaración, ya que ésta es la base de la
administración de justicia. Sin embargo se hace la aclaración que dentro del código de
procedimiento penal, se estipula que en los casos en que la víctima no desee hacerse
exámenes físicos o psicológicos ésta no puede ser obligada a realizárselos, citando de ésta
forma el articulo 250 mencionando “En todo caso deberá obtenerse el consentimiento
escrito de la víctima o de su representante legal cuando fuere menor de edad o incapaz”.
Este criterio parece ser ampliamente conocido por la psicóloga que realizó la
entrevista psicológica en uno de los casos estudiados, ya que hace énfasis en que dentro del
procedimiento realizado en la evaluación de la víctima se contó con la autorización de la
madre de la ésta, procedimiento que se realiza, incluso en los casos en que sea la misma
víctima la que se acerca de manera voluntaria a rendir declaración.
En cuarto lugar, haciendo referencia a las competencias con las que debe contar un
perito, se indagó no solo respecto a dichas competencias, sino también sobre la forma de
reglamentación que de ellas se encuentran en el ámbito jurídico, sobre las diferentes
opiniones acerca de la aplicación de la ley 1090 en dicho contexto, y finalmente sobre las
diferencias entre la labor del psicólogo clínico y de psicólogo forense en los peritaje s.
Aplicación ley 1090 en ASI 76
Respecto a las competencias con las que debe contar un perito, los tres entrevistados
dan diferentes aptitudes con las que deben contar los profesionales que trabajan en el
peritazgo psicológico, entre las que se encuentran competencias tales como obtener un tipo
de maestría en psicología jurídica. Sin embargo, en el caso del perito del CTI, este
considera que no son necesarias las especializaciones; es necesario tener una experticia en
el campo a desarrollarse; en el momento de la audiencia debe realizar un buen informe para
llegar a una buena presentación, debe demostrar esa experticia a través de la experiencia en
la labor, debe ser capaz de realizar una declaración sobre lo que vio y analizó, dar
respuestas completas pero puntuales que correspondan a la verdad del informe y finalmente
tener una buena oratoria para poder sustentar eficientemente los informes y explicar de
forma sencilla las conclusiones. Para alcanzar lo anterior, es necesario hacer uso de
términos claros para un contexto no psicológico, tener el conocimiento sobre el lenguaje y
los tiempos jurídicos y de la misma forma tener claridad sobre su rol como perito dentro de
los casos, la forma como su labor es considerada como prueba. Tener claridad y buena
fundamentación científica en los informes, gracias a la inclusión de referencias
bibliográficas y siguiendo lo que ha definido la psicología sobre el procedimiento a seguir
para cada caso y realizarlo de manera ética. Asimismo, debe conocer el contexto en el que
trabaja, no solo en términos de cómo se desarrolla su labor en él, sino también estar
actualizado de manera constante sobre nuevas técnicas y avances en la disciplina. Es
importante resaltar las competencias que debe tener el perito en cuanto al conocimiento
teórico que este debe tener, donde se encuentran conocimientos tales como teorías de abuso
sexual, ciencias del desarrollo, psicología evolutiva, desarrollo psico-evolutivo, procesos
básicos como memoria, lenguaje, etc; y de igual forma saber sobre el contexto clínico y el
manejo del DSM- IV y el CIE 10 y conocer la forma como se diagnostica basado en dichos
textos.
Frente a estas competencias con las que debe contar el perito, según la percepción
manifestada por el juez, éstas se hacen evidentes en la labor que desempeña el perito dentro
de la administración de justicia, mediante la aplicación de pruebas psicológicas y su
consecuente presentación, en donde la certeza, la contundencia, y las demostraciones
científicas se destacan como elementos fundamentales para la disminución de las
Aplicación ley 1090 en ASI 77
En las declaraciones que hace la psicóloga en uno de los casos es posible reconocer
la importancia que tiene la adecuada aplicación de instrumentos de evaluación psicológica,
así como la acreditación científica de su saber para así sustentar las conclusiones a las que
llegan. Igualmente da cuenta de los conocimientos y la preparación que ha tenido frente a la
evaluación de casos de ASI y el manejo de las víctimas del mismo, destacando como
Aplicación ley 1090 en ASI 78
elemento fundamental el establecimiento de empatía con ésta como mecanismo para evitar
que el niño sea victimizado nuevamente dentro del proceso.
Es así como se puede entrever que en uno de los casos analizados, el interés frente a
los conceptos que emite el perito en psicología está mediado por la fundamentación que
este mismo hace de las formas en que ha desarrollado su conocimiento frente al área, es así
como la sustentación de su labor frente al caso se ve antecedida por la aclaración sobre los
estudios, la preparación, la idoneidad y la experiencia laboral con que el mismo cuenta,
poniendo en duda su experticio ya que para el momento de la entrevista sólo contaba con
tres días de labor dentro de la institución dando cabida a preguntas sobre su labor de
acuerdo a su saber y entender, además sobre los elementos científicos, filosóficos y
técnicos empleados dentro de la entrevista.
Pero esta necesidad de lograr una mejor preparación y capacitación de los peritos en
las técnicas de evaluación y manejo de víctimas de abuso sexual infantil no solo es una
preocupación que se le confiera de manera exclusiva a los peritos, ya que la acreditación de
la preparación de los mismos resulta como un elemento fundamental en la credibilidad que
le otorgan tanto jueces como fiscales a la labor realizada por un perito. Esto es expuesto en
el discurso del juez quien comenta que lo que en su profesión principalmente se valora al
momento de proferir una sentencia es la acreditación, la idoneidad y la experiencia con la
que se ha presentado a ese perito por una de las partes ya que esto confiere la validez y la
importancia que se pretende mostrar del peritazgo dentro del proceso, ya que según su
experiencia, los procesos penales sobre delitos sexuales culminan con una sentencia
inadecuada por la inadecuada acreditación de los peritos y la falta de credibilidad del
peritazgo lo cual deja dudas que finalmente se resuelven a favor del procesado, frente a esto
se plantea entonces que las especialidades del conocimiento tienden más a la perfección,
más seguridad en cuanto a la labor que se está realizando, sin embargo el Código de
Procedimiento Penal, no debe establecer las pautas que especifiquen hasta qué punto son
adecuadas las mismas. En este sentido, tanto el fiscal independiente como el del CTI,
considera que para el juez no resulta relevante tener conocimiento acerca de la escuela
psicológica que habla del problema o que teorías se aplican, sino lo que interesa es que se
sustenten los eventos que están en discusión de modo que puedan hacer más concretos los
elementos del caso.
Esta preocupación de los diferentes miembros del sistema por la preparación del
perito en psicología se reflejan en preguntas, realizadas dentro del juicio oral, tanto por los
fiscales como la defensa que intentan determinar el grado de acreditación del mismo.
Preguntas como ¿cuál es su profesión?, ¿donde se graduó?, ¿Cuantos años estudia usted
para obtener su título?, ¿donde labora?, ¿cuáles son sus funciones específicas del cargo?,
¿Tiene otros estudios?, son preguntas que continuamente surgen dentro de los casos
explorados como mecanismos de dar acreditación y validez al testimonio del psicó logo en
los casos de ASI.
Este elemento resulta de gran preocupación en el caso del juez, ya que éste
considera que un error en la peritación puede llevar a que el juicio tenga una resolución
inadecuada, ya que si se da espacio a la duda, las partes procesales puede controvertir y
desacreditar el informe, por tanto se vuelve no valido, ya que el juez no posee los
conocimientos psicológicos para determinar el sentido y verdad del testimonio realizado
por la victima o testigos, opinión que es apoyada por el fiscal independiente quien
manifiesta que la mala praxis del psicólogo no le permite saber al juez que lo que se está
diciendo no es verdad, y frente a esto nuevamente se recalca que la mala conclusión de un
perito puede dañar un proceso y llevar a que no se haga justicia frente al caso expuesto.
En respuesta a lo anterior, los peritos coinciden al afirmar que se hace necesaria una
reglamentación de los protocolos y de las competencias con las que debe contar el perito en
psicología específicamente. En cuanto a los protocolos, se afirma que es fundamental la
reglamentación del mismo por la protección, tanto de los psicólogos como de las víctimas.
De la misma forma, se deberían reglamentar las competencias desde la formación
universitaria de los futuros peritos, y acordes con las diferentes ramas de la psicología
jurídica, ya que para cada una de ellas se requieren competencias diferentes; establecer unas
competencias mínimas con la que cuente el psicólogo jurídico para ser idóneo en su labor
como perito.
Aplicación ley 1090 en ASI 81
Contrario a esto, el fiscal del CTI manifiesta que no considera que se haga necesario
el establecimiento de un protocolo que unifique la labor de los peritos, ya que éstos no se
enfrentan a un único caso específico sin que por el contrario estos son diversos y por tanto
cada perito tiene una forma particular de proceder, y es por ello que el Código de
Procedimiento Penal no exige una formalidad para un informe base pericial, sino que hay
unos requisitos mínimos para su realización, lo cual no afecta la presentación y ampliación
de los datos obtenidos, ya que el verdadero testimonio se desarrolla en el juicio y es por ello
que el informe pericial nunca corre el riesgo de ser invalidado. El Juez por su parte
menciona que aunque estos protocolos no existen dentro de la reglamentación, si dentro del
criterio de los perito y de los psicólogos en general, se encuentran mecanismos más
eficaces para facilitar el entendimiento de los procesos psicológicos por parte del juez,
considera que esto pueden ser bien vistos por parte de la administración de justicia ya que
resultarían de mucha ayuda. Por otra parte la fiscal independiente no reconoce que sea
necesario el establecimiento de una reglamentación, ya que considera que los criterios
establecidos dentro del código de procedimiento penal sobre la idoneidad del perito resulta
suficiente para cualquier disciplina, opinión que se ve apoyada por la fiscal del CTI quien
expresa que existe un requisito general de cómo se deben rendir los informes periciales que
se fortalecido por el artículo 417 que hace referencia a como se deben realizar los peritajes
y sobre la acreditación de los mismos, lo cual se debe revertir en la práctica.
Por otro lado, se encuentra también que en relación con las diferencias entre la labor
del psicólogo clínico y el psicólogo forense en la realización de peritajes, coinciden al
afirmar que son miradas totalmente diferentes, por lo tanto no pueden ser llamados como
peritos ya que son ámbitos distintos, con objetivos de intervención e informes diferentes,
por ejemplo el psicólogo jurídico hace una valoración judicial, mientras que el psicólogo
clínico hace una valoración clínica. Respecto a lo anterior, uno de los peritos privados
consultados, considera que los psicólogos clínicos que asisten en calidad de perito a los
casos, son los primeros que deberían ir al tribunal de ética porque allí es donde no hay un
consentimiento informado acerca de la exposición de la información y por ende están
violando el secreto profesional así como la confidencialidad.
considera que tiene credibilidad. No obstante el perito perteneciente al CTI, considera que
no cambian las percepciones de los jueces y/o fiscales, ya que si es llamado como perito, es
porque van a aportar al caso y a ayudar al diagnostico del juez. Finalmente, uno de los
peritos hace referencia a la inexistencia de reglamentación que establezca cual de los dos
profesionales es más idóneo para realizar la labor de perito, sin embargo, otro de ellos
considera que no hay uno más idóneo que el otro, sino que depende de las competencias y
de la divulgación de la diferencia entre las competencias entre uno y otro.
Esta opinión es compartida por los dos fiscales para quienes la resolución del caso y
la claridad de su informe es el único criterio de preferencia frente a un profesional en
psicología, la única diferencia que establecen frente a la labor de uno u otro está dada por la
necesidad de la presencia de un defensor de familia en el momento en que el perito en
psicología jurídica y forense realiza su entrevista, y como lo plantea el fiscal del CTI, éste
profesional tiende a enredarse más por sus conocimientos en derecho, entonces en algún
sentido el reporte ofrecido por el psicólogo clínico puede verse favorecido en el sentido de
que se realiza de una manera más desprevenida, sin embargo, finaliza diciendo que el
psicólogo es psicólogo independientemente de ser clínico o jurídico forense y por ello ya
poseen una credibilidad.
Igualmente, se halló que dentro de uno de los casos evaluados, no se estableció una
diferencia significativa entre la labor del psicólogo clínico y la posible labor de un perito en
psicología jurídica y forense, aunque si bien en este caso se podría contemplar que el
profesional clínico fue llamado a juicio en calidad de testigo, no se hizo uso de un perito en
Aplicación ley 1090 en ASI 84
psicología jurídica y forense ya que parece que se considero que la labor del clínico fue lo
suficientemente válida para aclarar el proceso.
aplicado el WAIS solo cuando lo necesita realmente o solo lo hace como ejercicio de
práctica.
Es importante resaltar que en las respuestas obtenidas por parte de los per itos
privados, se hace referencia a la importancia de que las pruebas tengan una validación
dentro del contexto colombiano.
Se pudo encontrar además que en cuanto al uso de instrumentos por parte de los
peritos en psicológica jurídica y forense, tanto los fiscales como el juez consideran que
estas adquieren importancia solo en la medida en que puede llegar a aclarar los eventos que
circundan la investigación judicial. Esto es expuesto por el juez como que la idoneidad del
informe se establece dependiendo de si esclarece las dudas a la luz de los elementos
científicos de su ciencia y de esta forma es expuesto en el informe, sobre el cual él después
dentro de sus funciones hará una sana crítica de la prueba testimonial.
Para el fiscal del CTI, la labor del perito adquiere relevancia en cuanto a las
conclusiones que devienen de su intervención, por ello las sustentaciones teóricas y las
especificaciones del protocolo utilizado no resultan relevantes, ya que lo que le resulta
relevante como profesional es precisamente el informe psicológico que es presentado.
Afirma igualmente, que en su trabajo conjunto con peritos en psicología jurídica no se
utilizan pruebas psicométricas sino psicológicas, ya que las psicométricas se pueden
desvirtuar fácilmente por otros profesionales como los abogados, ya que éstos incurren en
el error de estandarizar los comportamiento de las personas y dejan de lado elementos
esenciales como la descripción de las reacciones de las personas dentro de la entrevista, lo
cual es fundamental para entender las circunstancias de cada persona dentro del evento
estudiado.
jugando es la libertad de una persona, por consiguiente no se pueden hacer trabajos rápidos,
descuidados y antiéticos.
De esta manera, el fiscal independiente coincide en afirmar que la labor del perito
resulta fundamental en la resolución de los casos de abuso sexual infantil, y que es
precisamente por ello que su labor debe estar centrada en la resolución de las dudas que
puedan surgir tanto en el juez como en los fiscales, ya que toda duda favorece al sindicado
llevándolo a obtener la libertad, lo cual vuelve a ser como la re victimización del niño, ya
que no ha habido una reparación de sus daños.
En igual sentido, otro de los peritos privados dice que es necesario demostrar que
muchas veces quienes terminan damnificados por el mal trabajo del psicólogo son las
mismas víctimas porque en el juicio se cae la prueba, y el niño no tiene la culpa de q ue el
peritaje haya sido deficiente. Esto coincidiendo con las afirmaciones del otro perito
privado, quien dice que producto de ese daño se genera una estigmatización, donde la vida
del niño y de la familia se ven seriamente deterioradas; un mal diagnóstico puede dañar o
alterar hasta los procesos de reparación; se hace un daño a la sociedad producto de la mala
praxis al entorpecer la labor y por ende se desprestigia no solo el psicólogo, sino también a
la disciplina.
En este mismo orden, para el fiscal independiente, el perito puede incurrir en mala
praxis no siendo certero con sus conclusiones y llevando a la duda a l no dar respuesta sobre
lo que se está buscando en la presentación de las mismas, y cuando incurre en negligencia,
donde coincide con el juez al establecer que no es necesario que en la intervención del
perito en psicología se encuentren elementos condenatorios siempre que se realice un
trabajo acucioso y se aclaren los elementos encontrados.
Dentro de las afirmaciones del perito del CTI se encuentra que ante el error es
necesario hablar y decir que se cometió de manera elegante y con argumentos, establecer
que su mirada inicial fue diferente y que ahora no está de acuerdo con eso, así sea a favor
del indiciado. Igualmente opina que el psicólogo dentro de su labor tiene que ser muy
imparcial, tiene que tener claro que no es perito de parte, así esté represe ntando a la fiscalía,
tiene que estar en la mitad, tiene que ser honesto en la sustentación de su trabajo.
En este sentido, el Juez retoma la importancia que debe tener en la labor del
psicólogo la actuación regida bajo unos marco éticos que guíen de el desarrollo de la
aplicación y presentación de pruebas, dentro de un contexto en que los intereses de las
diferentes partes puede tratar de interferir y tergiversar los resultados obtenidos por el
mismo. Consecuentemente, para el juez, la labor del perito no debe centrarse en interpretar
la información obtenida, sino mostrar la verdad de lo que se le es expuesto de manera que
el juez pueda tomar una decisión basada en una información objetiva. Para el fiscal del CTI
es precisamente, la exposición de los resultados obtenidos, lo que hace que la labor del
Aplicación ley 1090 en ASI 89
perito resulte relevante dentro del proceso penal, ya que es la especificidad de su labor lo
que hace que sea consultado dentro de estos casos, y por lo mismo se espera que realice una
declaración de los elementos encontrados dentro de la evaluación y la entrevista
psicológica, independientemente de cuál sea el resultado de eso hallado.
Por otro lado, otro de los peritos privados expone una problemática en cuanto a la
aplicación de la ley 1090, y es que hay un desconocimiento de dicha ley dentro de los
profesionales en psicología, por lo tanto no se hacen los procedimientos adecuados. De
igual forma, y en los casos donde se conozca la ley, se debe cumplir a cabalidad con el
Código de Procedimiento Penal, con la ley 1090 y 1098 para tener certeza de que la labor
está correctamente hecha desde los procedimientos reglamentados.
Por último, en séptimo lugar, respecto al diagnóstico forense, los peritos difieren
significativamente, ya que evalúan y diagnostican de manera diferente como se ha expuesto
anteriormente. Inicialmente, el perito del CTI basa sus afirmaciones únicamente en las
entrevistas que realizan en su institución, afirmando que se escoge el relato como la única
técnica para el análisis por medio del cumplimiento de ciertos criterios. Asimismo, se debe
tener en cuenta el contexto en el que se da la revelación, evaluar la consistencia, la
coherencia de todas las declaraciones que ha habido, conocer los indicadores fisiológicos,
psicológicos, conductuales antes de realizar la entrevista y los cambios en el
Aplicación ley 1090 en ASI 90
comportamiento. Todo lo anterior, sin dejar de lado la teoría del abuso. Asevera también
que el diagnóstico forense del abuso sexual no parte únicamente de una mirada forense,
sino que hay que tener en cuenta las miradas de otros profesionales que complementen los
diferentes aspectos del relato.
3. Discusión
información va a ser conocida por terceros a raíz de la forma en que se desarrolla el juicio
oral, y resaltan la diferencia entre el ámbito juríd ico y el ámbito clínico en donde el
profesional en psicología debe hacer un uso estricto de este principio estableciéndose como
una de las categorías principales en la relación terapeuta paciente, diferenciando así su
aplicación en los diferentes contextos. En cambio, tanto los jueces como fiscales evidencian
no tener un conocimiento claro de la forma como se debe aplicar el secreto profesional por
parte de los psicólogos jurídicos, y establecen que se debe mantener una reserva que se
debe dejar al criterio ético del profesional, lo cual es observado igualmente en los casos
analizados, ya que en ninguno de ellos se hace referencia al secreto profesional en la
intervención de los psicólogos dentro del juicio oral.
Lo anterior, permite evidenciar que la aplicación del principio de secreto
profesional, al no estar reglamentada de manera especifica y en relación a la posición que
adopta el psicólogo forense en el ámbito jurídico, genera un gran desconocimiento por parte
de entes judiciales como los jueces y los fiscales, quedando su cumplimiento a
consideración únicamente del psicólogo, lo que plantea una nueva problemática de carácter
ético, ya que según la evidencia encontrada, la totalidad de la información obtenida dentro
de la entrevista psicológica puede verse expuesta a ser revelada dentro de este contexto; no
obstante, se desconoce qué hacer con aquella información que no haga parte del caso
materia de juicio que pueda ser revelada a los psicólogos por parte de las víctimas durante
las entrevistas, como se evidenció también en la literatura consultada.
En relación al principio de confidencialidad, según el Código de Conducta de la
APA, se conoce como la mínima intrusión en la privacidad del sujeto, y en el caso de la
psicología forense se evidencia como el abordaje únicamente de la información relacionada
con el caso; en el código deontológico se plantea que tanto el profesional como la
institución que solicite la información están en la obligación a no difundirla fuera del
contexto para el cual que fue solicitada. Ahora bien, la información recibida por parte de
los psicólogos forenses, los fiscales y el juez revela cierta similaritud con la situación del
secreto profesional, ya que la información será conocida durante el proceso por terceras
personas, sin embargo plantean también que hace parte de la confidencialidad el no revelar
la identidad del menor en los casos de ASI, y no divulgar la información a medio de
comunicación o a fuentes que puedan alterar el proceso.
Aplicación ley 1090 en ASI 93
En contraste, según la opinión recibida por parte del juez, es posible observar, al
igual que en el caso del secreto profesional, que no hay claridad en los límites en los que se
debe mantener la confidencialidad en el sistema de juicio oral y por consiguiente la
información está expuesta a la comunidad; lo mismo ocurre en el caso de uno los fiscales
entrevistados. Sin embargo, en el caso del fiscal de la Unidad de Delitos Sexuales, se
evidencia que el perito no esta obligado a revelar cierta información, aunque afirma que el
perito es llevado a juicio por el fiscal dependiendo de la información que éste revele. En
este punto se genera una fuerte controversia, ya que en los casos donde el psicólogo no
revele ciertos aspectos que el fiscal considere necesarios, su labor no será tenida en cuenta
dentro del juicio; las limitaciones que genera esta posición por parte de los jueces y de los
fiscales pueden ser evidenciadas en los casos analizados, ya que al no ser formuladas
preguntas relacionadas con la confidencialidad, no es posible determinar la ap licación de
éste principio durante la declaración de los peritos, y en este mismo sentido se deja abierta
la posibilidad que dentro de los juicios se aborde a los peritos con cuestionamientos que
ponen en entredicho la intimidad de la persona y extralimitan los lineamientos del proceso.
Lo expuesto revela que en este caso el principio de confidencialidad es aplicado por
parte de los psicólogos forenses en los términos que la ley 1090 establece, sin embargo no
se hace referencia a la inclusión en la privacidad de los sujetos, ya sea en relación o no con
el caso estudiado. No obstante, por parte de los jueces y de los fiscales se evidencia un
claro desconocimiento de la ley, lo que conlleva, una vez más al juzgamiento de la
situación únicamente por parte del perito psicólogo, dejando en manos de éste la correcta
aplicación del principio, a partir del conocimiento y la experiencia que tengan.
Lo anterior genera un nuevo reto para la academia, ya que a partir de los
conocimientos enseñados a los psicólogos dentro del contexto jurídico, es posible que los
profesionales adopten una posición ética tanto en relación al secreto profesional, como a la
confidencialidad.
Por otro lado, el uso del consentimiento informado se establece en la literatura como
una obligación, tal como plantea Godwin (2001) al afirmar que en el consentimiento debe
dejarse claro al conducir o realizar una entrevista que no se puede revelar información
confidencial en cuanto a una investigación criminal, es decir, se incluyen todos los aspectos
concernientes al secreto profesional y a la confidencialidad. Igualmente, en los principios
Aplicación ley 1090 en ASI 94
éticos de los psicólogos del Código de conducta de la APA se establece que cuando los
servicios son ordenados por instancias jurídicas, los psicólogos deben informar de manera
anticipada sobre la naturaleza de los servicios prestados por éste, incluyendo de quién
provino la orden para su realización, y los límites de la confidencialidad. No obstante,
dentro de la revisión de la literatura realizada, se encontró que en éste mismo documento de
la APA se establece que el uso del consentimiento informado en las declaraciones queda
exento cuando el testimonio es ordenado por la ley o por regulaciones gubernamentales. En
contraposición a lo anterior, Urra (2007) plantea que el consentimiento informado debe
prevalecer en todo caso y se debe consignar la aceptación de la persona en toda situación;
en situaciones donde se presente una negativa ante dicho consentimiento, éste puede ser
suplido por una orden judicial, haciendo exento su uso como lo plantea el Código de
Conducta de la APA.
De hecho, los peritos psicólogos participantes en la investigación, coincidieron al
afirmar que el consentimiento informado es el primer paso para la realización de su trabajo
con las presuntas víctimas, y que en el caso de ASI, este es firmado por el representante
legal del menor. En relación a los casos estudiados, se encuentra que respecto al uso del
consentimiento informado, en uno de ellos, la psicóloga hace referencia a la autorización
que obtuvo por parte de la madre de la víctima al inicio de su intervención, sin embargo, en
contraste a éste, se hallo que en otro de los casos este principio pasó desapercibido, no
habiendo en este sentido un control frente a la exposición de la información, y dejando
expuesta a la victima frente al manejo de la información que ofreció dentro de la entrevista
psicológica.
De igual forma, los peritos establecen que en el consentimiento se hace referencia al
procedimiento que se llevará a cabo, a la aplicación de pruebas, a las condiciones del
peritaje, entre otros aspectos, y que gracias a su uso, los padres de los niños se sienten
reconocidos al poder comprender los procedimientos. No obstante, también afirman que en
las instituciones estatales no se anexan los consentimientos al informe que realizan
reduciendo la validez de sus conclusiones.
Por otra parte, el juez y uno de los fiscales desconocen el término de consentimiento
informado, evidenciando una vez más la problemática que se genera entorno a las leyes que
reglamentan el trabajo del psicólogo. Sin embargo, y en contraposición a lo anterior, el
Aplicación ley 1090 en ASI 95
De forma paralela a esto, el perito debe contar con un buen manejo de los criterios
estadísticos de las pruebas psicométricas, es decir, elementos como validez, confiabilidad,
normalización y estandarización de cada una de las pruebas de las que se haga uso en los
casos a su cargo; y de igual forma debe tener un buen uso de los criterios clínicos de
intervención psicopatológica y de las técnicas para determinar los niveles de simulación,
disimulación, mentira y distorsión (Rodríguez Cely, 2007)
En relación a esto, los peritos coinciden con la necesidad de que los psicólogos
forenses adquieran este tipo de competencias nombradas anteriormente para desarrollar de
manera adecuada su labor, no obstante, y a diferencia de los peritos privados entrevistados,
el perito del CTI afirma que no se hacen necesarias las especializaciones, sino que es
imperante tener una experiencia en el campo. Frente a esto, el juez expone como
competencias del perito la imparcialidad, la capacitación, la experiencia y la idoneidad,
coincidiendo con uno de los fiscales quien afirma que es necesaria la experiencia para ser
considerado como perito. Otro de los fiscales entrevistados resalta la importancia de que el
experto sea incorruptible y que de la misma forma pueda sustentar efectivamente lo que
plasma en el informe incluyendo así elementos éticos a las competencias del perito.
Respecto a la información encontrada a partir del análisis de los casos, se encuentra
que la acreditación del psicólogo como tal es un punto fundamental para la aceptación de
éste como perito, es por esta razón que en los tres casos estudiados las pre guntas tanto de
los fiscales como de los defensores se hacen en torno a los estudios y la experiencia del
profesional para demostrar la idoneidad de éste.
Por otro lado, los participantes coinciden al afirmar que no existe una
reglamentación específica en cuanto a las competencias del perito psicólogo, sin embargo
los peritos privados afirman que es necesario que se reglamenten dichas capacidades
dependiendo del área en que se desarrolle cada perito, para que éstos sean considerados
como idóneos para la realización de los peritajes. En cambio, el juez considera que los
peritos ya deben contar con dichos elementos.
Al ser no sólo importantes las competencias con las que debe contar el perito, sino
también las competencias específicas referentes a los casos que se están evaluando, éstas se
deben tener en cuenta para establecer si el profesional que esta realizando la labor de perito
podrá establecer conclusiones válidas y confiables para ser considerado como un medio de
Aplicación ley 1090 en ASI 97
Ahora bien, uno de los aspectos más relevantes para esta investigación, surge de las
opiniones por parte de los entrevistados, concernientes a la reglamentación existente, es
decir, a la Ley 1090 del 2006. Los participantes afirman que la ley es muy amplia y que en
la práctica de la psicología forense se continúa re-victimizando a los niños a raíz de la
carencia de elementos donde se establezcan procedimientos y consecuencias para labores
deficientes; lo anterior genera una gran preocupación para el juez, ya que en consecuencia a
una mala peritación, se generará una inadecuada resolución.
En ese orden de ideas, se hace evidente a lo largo de las opiniones tanto de los
peritos como del juez, la necesidad del establecimiento de una reglamentación de los
protocolos a usar, aclarando que no se pueden estandarizar la totalidad de las situaciones a
las que se debe enfrentar el profesional en psicología forense, sino únicamente unos
mínimos para cumplirla de manera adecuada y que faciliten el entendimiento de los
resultados por parte del juez; por el contrario, el fiscal y el perito pertenecientes a la Unidad
de Delitos Sexuales, consideran que no se hace necesaria una reglamentación, ya que es
suficiente con la demostración de la idoneidad del perito y con los conocimientos y
elementos implementados por cada uno de los psicólogos; sin embargo, deja una nueva
problemática por resolver, siendo la forma como el profesional sustenta su idoneidad, es
decir, no solo se hace necesario exponer los estudios realizados, o la cantidad de los casos
en los que ha trabajado, sino también convertirse en un elemento importante para la
determinación de los hechos, gracias a la sustentación de sus conocimientos a partir sólidos
estándares científicos, que le permitan la construcción de un protocolo que responda a las
características especificas de cada uno de los casos en los que labora.
En definitiva, los peritos participantes concuerdan en afirmar que la ley 1090 no se
estructura adecuadamente para la labor del psicólogo forense, por lo tanto y a pesar de ser
los psicólogos forenses los profesionales de la disciplina más demandados por mala praxis,
los controles para el cumplimiento de dicha ley hasta ahora se están forjando, en
consecuencia, los usuarios y la administración de justicia aún se encuentran expuestos a la
realización de informes deficientes que re-victimicen los niños o que generen nuevas
víctimas a lo largo de los procesos; y en respuesta a esto, las instituciones mismas son las
que están generando protocolos y escasas reglamentaciones para sus profesionales, que de
Aplicación ley 1090 en ASI 99
una u otra forma homogenicen el ejercicio del profesional, como se puede evidenciar en la
declaración de una de las psicólogas en los casos analizados.
Por otra parte, se encuentra un elemento que genera una amplia discusión para la
psicología y su reglamentación, y es la diferenciación entre la labor realizada por un
psicólogo forense y el psicólogo clínico en el contexto jurídico y forense, encontrando en la
literatura fuertes críticas ante el desconocimiento del rol del psicólogo forense y las
diferencias en sus capacidades y competencias para desenvolverse en el ámbito jurídico con
el clínico (Greenberg y Shuman, 2007), donde “el verdadero problema se genera cuando se
confunden los papeles de terapeuta y perito entrándose en una relación dual, pues aún se
difumina más la percepción de quien es el cliente” (Urra, 2007) demostrando claramente la
posición ambivalente del psicólogo forense ante la mirada de entes externos como los
jueces y los fiscales.
Es por esta razón, que se generan las opiniones del juez y de los fiscales, en donde
se cree que estos dos tipos de profesionales son lo mismo, y la diferenciación entre uno y
otro depende de cual de los dos es más acertado en su criterio, la claridad del mismo y la
acreditación que cualquiera de los dos posea, es decir, su elección no depende de las
competencias, sino de lo que el caso y la situación ameriten; los fiscales comparten esta
misma opinión, ya que ellos aseveran que la resolución del caso y la claridad en el informe
es el único criterio de preferencia ante el profesional en psicología, de hecho, con sólo ser
acreditado como psicólogo ya lo hace idóneo para la realización de los peritajes y la
credibilidad de sus conclusiones. Esto se observa claramente en que en uno de los casos
estudiados no se hace una diferenciación explícita entre los dos roles, aunque el psicólogo
clínico fue llamado en calidad de testigo, no se consideró al psicólogo forense para obtener
otro tipo de mirada y/o de opinión al respecto.
A propósito de esto, los peritos privados hacen referencia a que el desconocimiento
es la razón por la cual se carece de diferenciación entre los profesionales. No obstante, ellos
son concientes de que son miradas y ámbitos diferentes por lo tanto los resultados de sus
opiniones son radicalmente disímiles. Es entonces que expresan una importante
problemática, y es que muchas veces los psicólogos son llamados a realizar peritajes sin
diferenciar su área de especialización, sólo porque pertenecen a una u otra institución, por
ejemplo, si un psicólogo clínico hace parte de un hospital o de alguna de las entidades de
Aplicación ley 1090 en ASI 100
justicia estatales, puede ser llamado y consecuentemente es apto para realizar la labor de
perito, ante la mirada de fiscales y posteriormente de jueces.
Surge entonces una nueva dificultad para la correcta administración de justicia, ya
que al trabajar estos profesionales en contextos diferentes, los requerimientos, las hipótesis,
las preguntas, la aplicación de instrumentos, las conclusiones, etc, son muy distintos entre
los mismos. Por lo tanto la aplicación de los estándares estipulados en la ley 1090 son
considerados y empleados heterogéneamente; lo que genera importantes preguntas sobre la
posición ética que adoptan los profesionales que desconocen las consecuencias que resultan
de la desigual aplicación de los procedimientos que en última instancia evitan la
victimización de los menores.
Por otra parte, dentro de las categorías materia de estudio se encuentra el uso de
instrumentos como elemento de análisis de la labor realizada por los psicólogos forenses,
donde la revisión bibliográfica establece amplios conceptos alrededor de su uso en los
diferentes casos que se presentan en la administración de justicia. A partir de esto se
encuentran planteamientos como el de Devis Echandía (2002), citado por Rodríguez Cely
(2005) quien afirma que todas las actuaciones deben estar justificadas por la validez misma
del informe, lo que se articula directamente por el establecimiento de cuatro factores para
determinar si las pruebas ofrecidas por el experto son fiables o no, encontrando aspectos
como si la teoría o la técnica utilizada por el experto ha sido sometida a revisión o a
publicaciones; si las técnicas o métodos usados tienen una medida o rango determinados
donde pueden surgir errores y finalmente si la metodología empleada ha sido aceptada en
general por la comunidad científica (Wingate y Thornton, 2004). En efecto, en el caso del
uso de la entrevista como herramienta de diagnóstico, plantean que se hace necesario que
los informes periciales estén basados en varias fuentes de investigación además de la
entrevista psicológica (Jimenez, 2001) y con un estricto reporte de los resultados obtenidos
en cada una de ellas para determinar el grado de probabilidad de los resultados obtenidos,
elemento que solo encontramos como relevante en las afirmaciones de los peritos privados,
ya que en los casos de los peritos adscritos a algún ente judicial, la posibilidad de un
posterior encuentro a una entrevista inicial se ve restringida por elementos de tiempo,
espacio y metodología de trabajo, los cuales se ven determinados por la institución que
requiere su labor.
Aplicación ley 1090 en ASI 101
Es importante, además, recalcar que el uso de los instrumentos debe estar basado en
un objetivo claro, que justifique su implementación y resulte en una adecuada realización
de la evaluación; y que, como afirman Rodríguez Cely y Ricaurte (2008), las técnicas
utilizadas deben ir encaminadas a la promoción del bienestar y de los mejores intereses de
los usuarios, por lo tanto, los psicólogos forenses deben saber y aplicar en su totalidad las
diferentes pruebas que son aplicadas en el ámbito de la psicología forense, al igual que
conocer y dominar los protocolos diseñados para dicho propósito. Deben tener una gran
fortaleza en la investigación que le permita al profesional hacer un adecuado uso de los
tests psicológicos, es decir, interpretarlos de manera adecuada (Esbec Rodríguez, 2000).
Asimismo, deben hacer referencia sobre los métodos utilizados para la realización del
informe (Elwork, 1984; Grisso 1986, citados por Nicholson y Norwood, 2000), de tal
manera que se concluya que son válidos y confiables para la obtención de las conclusiones
de la investigación.
Ante el uso de instrumentos, se obtuvieron opiniones disímiles entre los peritos, ya
que los expertos privados aplican una gran cantidad de pruebas y recursos como McCarthy,
Tamai, CBCL, SVA, CVCA, CSL, SATAG, WAIS y protocolos como el NICHD,
complementarios a la entrevista, aclarando que la aplicación de las diferentes pruebas
depende de las hipótesis que el experto establezca para el caso, y por lo tanto se espera que
las mismas apoyen o desvirtúen las preconcepciones que le surgen al perito al momento de
abordar los elementos de discusión. Mientras que el perito del CTI solo hace uso de la
entrevista, lo que se corroboró con las respuestas obtenidas por parte de uno de los peritos
privados, donde hace referencia a que la aplicación de las pruebas en instituciones estata les
como DIJIN, CTI y Medicina legal no se realiza, ya que se asume que la evaluación
pericial se realiza solo con una entrevista, sin tener en cuenta siquiera las condiciones bajo
las cuales ésta se efectúa. Lo anterior es además evidenciado en las opiniones del perito del
CTI, cuando expone la carencia de herramientas psicológicas forenses y su escaso
conocimiento por parte de los funcionarios, lo que obviamente evita su aplicación y se
difunde el discurso de su escasa necesidad para la elaboración de lo s informes.
Por otra parte, en cierto modo, la importancia del uso de instrumentos es compartida
por jueces y fiscales, en tanto que a partir de ellos se logre aclarar los eventos motivo de
investigación, aunque no es importante para ellos la teoría o los estándares que sustenten
Aplicación ley 1090 en ASI 102
que dichos instrumentos son adecuados o válidos para la elaboración de las hipótesis. La
fiscal de la Unidad de Delitos Sexuales entrevistada opina que en este lugar las pruebas
psicométricas no son utilizadas, ya que pueden ser desvirtuadas fácilmente por los
defensores.
No obstante, en una de las audiencias estudiadas se explicitó el uso de pruebas y
entrevistas enfocadas a la determinación y verificación de los elementos de malestar en el
menor, de tal manera que se evaluó gracias a la aplicación de herramientas como las
pruebas y entrevistas, los procesos básicos de éste, resaltando la importancia de estas
técnicas para la determinación de la probabilidad de certeza de los hechos, lo cual le
proporciona una importante validez a las declaraciones y conclusiones expuestas por el
profesional.
En sumatoria, lo anterior genera una serie de cuestionamientos importantes no solo
sobre la forma como se aplican los instrumentos, sino también las razones por las cuales los
profesionales no las aplican, lo que de una u otra forma puede evidenciar que al ser
aplicados de manera errónea, su desconocimiento y la carencia de las herramientas, el
informe puede ser controvertido en el juicio, evitando así su uso por parte de los
profesionales pertenecientes a la Unidad de Delitos Sexuales. Sin embargo, la literatura
hace evidente la necesidad de utilizar instrumentos y protocolos actualizados para
determinar los hechos y su veracidad, revelando así una fuerte problemática para la
administración de justicia, ya que se presentan informes muy diferentes por los psicólogos
forenses privados y los pertenecientes a las entidades de justicia, generando una posición
ambivalente en cuanto la determinación de la validez de los informes.
En consecuencia, se evidencia una clara diferencia en los diagnósticos
proporcionados entre los psicólogos forenses; hecho que llevo al surgimiento del
diagnóstico forense como una categoría emergente durante la obtención y análisis de los
resultados, ya que en las respuestas obtenidas, se encuentra que los peritos privados opinan
radicalmente diferente al perito del CTI quien única mente hace uso de la entrevista y del
relato como técnica de análisis; sin embargo aclara que cumple ciertos criterios para su
realización y tiene en cuenta el contexto en que se da la revelación de la presunta víctima.
En contraposición, los peritos privados afirman que a parte de realizarse una entrevista
siguiendo ciertos pasos establecidos, se hace necesario que se realice de manera adecuada,
Aplicación ley 1090 en ASI 103
resaltando las condiciones en las que se debe llevar a cabo, es decir, en sitios como la
cámara de Gesell, que se realice una entrevista grabada, y que posteriormente se anexen las
transcripciones de la misma al informe. Paralelamente plantean otra serie de aspectos que
se deben tener en cuenta para efectuar un diagnóstico apropiado, como el análisis de
documentos para la elaboración de las hipótesis, tener en cuenta factores externos a la
declaración como las evidencias, y finalmente se debe estudiar la totalidad del expediente
para verificar situaciones ó aspectos determinantes a lo largo del tiempo.
Ahora bien, en los casos estudiados se evidencian ciertos aspectos que exponen las
formas en las que se está llevando a cabo el diagnóstico forense de los casos, en una de las
intervenciones de los psicólogos en juicio, se hizo referencia al uso de un protocolo
determinado por la institución a la que dicho profesional pertenece, así como la descripción
del espacio en el que se realizó la entrevista, la forma como se plantearon las hipótesis y el
diagnóstico e intervención empleados para el estudio con la víctima.
De modo similar, la literatura expone la importancia de la homogenización de las
maneras de efectuar y presentar un diagnóstico forense por medio del aumento de la
eficacia en los protocolos, de tal forma que se evite la presentación de informes poco
rigurosos, que cuenten las condiciones especificas del perito, con los objetivos del informe,
donde se evidencien los principios que establece la ley 1090 como la confidencialidad o el
secreto profesional, y que expliciten los métodos, las técnicas, los instrumentos, las
entrevistas, las pruebas, junto con el proceso estadístico que establezca la validez, la
confiabilidad, la normalización, la estandarización de las pruebas (Rodríguez y Ricaurte,
2008). Asimismo, se plantea que el documento donde se presente el diagnóstico forense
“necesariamente debe contener los principios científicos en que se funda y la explicación
detallada de las operaciones técnicas realizadas, ya que en su defecto carece de valor de
prueba y en realidad no constituye un dictamen” (Witthaus, 1991, P. 57).
Igualmente, y de acuerdo a las opiniones obtenidas por parte de los peritos privados,
los dictámenes periciales deben contener tanto antecedentes como explicaciones que
justifiquen las conclusiones que el informe estriba, junto con la exposición de diligencias
practicadas y las opiniones proporcionadas por el perito, expresando así las razones que
fundamentan la opinión a la que llega el profesional. (Witthaus, 1991). Por consiguiente, un
buen informe debe permitir la explicación de las conductas por medio de las teorías que las
Aplicación ley 1090 en ASI 104
una estigmatización donde tanto la vida del niño, como de sus familias se ven seriamente
deterioradas, repercutiendo en un daño a la sociedad y de la disciplina como tal.
Lo que interviene directamente con la influencia de la labor del psicólogo forense,
se encuentra los principios de responsabilidad y de justicia que debe tener el profesional
frente a la sociedad a la que pertenece (Ethical Principles o Psychologists and Code of
Conduct, APA, 2002).
Por otra parte, en cuanto a la legislatura que regula el actuar del psicólogo forense,
Day y Whentham (2001) establecen que la responsabilidad de la protección del cliente
radica principalmente en las leyes y los códigos éticos de las diferentes disciplinas, no
obstante, como se ha referenciado anteriormente mediante el análisis de las demás
categorías inductivas, la legislatura colombiana respecto al psicólogo, expresada
directamente en la ley 1090 de 2006, se encuentra en un proceso de conformación, como lo
afirman los peritos; conjuntamente, la falta de divulgación y conocimiento de la misma por
parte del sistema judicial evita un control estricto sobre el cumplimiento de la ley,
cuestionando en última instancia el lugar de la protección de las víctimas en la
administración de justicia.
No obstante, a lo anterior se suma una problemática que expone uno de los peritos
privados, al afirmar que hay un desconocimiento de la ley dentro de los profesionales de
psicología, lo que conlleva a la mala realización de los procedimientos.
Sin embargo, en los casos donde la ley expone ciertas características, como es el
caso del Código de Procedimiento Penal, cuando establece unos mínimos con los que debe
cumplir el informe pericial y la forma como éste debe ser expuesto, en forma de resumen,
se cuestiona la ética de los profesionales, ya que para la sustentación en el juicio oral del
trabajo realizado por estos, no sólo se debe llevar un resumen del mismo para cada una de
las partes, sino también el informe completo, el cual no se constituye tan sólo de una breve
descripción de los procedimientos y de las conclusiones, sino también de las justificaciones
que sustentan la metodología utilizada, los protocolos, las técnicas y los instrumentos, de
tal manera que se exponga una visión sólida de la forma en que se llevó a cabo el peritaje y
que en última instancia permita su contrastación y replicación, en caso tal que se requiera.
Finalmente, la realidad y la importancia de la labor del psicólogo forense y de los
deberes que éste adquiere frente al usuario en la realización de los peritajes es evidenciada
Aplicación ley 1090 en ASI 107
en las audiencias analizadas en los casos, donde el testimonio del experto en psicología se
convierte en eje fundamental en la resolución de los casos de ASI, aportándole tanto al
juez, como a los fiscales, al representante del ministerio público, al abogado representante
de las víctimas y a la sociedad, los factores que le dan certeza de los hechos, y
consecuentemente elementos científicos para el acercamiento a la certeza sobre estos. No
obstante, dentro de toda la labor que realiza el perito es importante evidenciar la aplicació n
de la ley 1090, ya que por medio de ésta se protege con el trabajo mismo del psicólogo
forense, los derechos de todas las víctimas que surgen de los casos de abuso sexual infantil,
para así poder evidenciar las falencias que giran en torno a las formas como se realizan los
procesos y así protegerlos cada vez más.
Aplicación ley 1090 en ASI 108
Conclusiones
Se hace necesaria una nueva estructura que sustente la legislación en torno a la labor
del psicólogo forense, de tal forma que se que haga explícita la forma en la que se debe
llevar a cabo la aplicación de los principios y artículos que componen la ley 1090.
Por otra parte, se encuentra también que los profesionales en ésta d isciplina carecen
de una postura epistemológica que les imposibilita determinar claramente su objeto de
estudio. Asimismo, no se reconocen los aspectos éticos, metodológicos, instrumentales y
teóricos dentro de los trabajos realizados por éstos lo que posibilite determinar su buena
labor en la administración de justicia. No obstante, lo anterior trae consigo una nueva
problemática, la cual radica en que estos aspectos pueden reconocerse en algunos de los
trabajos realizados por los peritos privados, pero no en aquellos desarrollados por los
peritos adscritos a las entidades de justicia estatales, siendo éstos últimos los profesionales
que tienen contacto directo con las presuntas víctimas, por lo tanto deberían contar tanto
con los conocimientos, como con competencias que les posibilite aplicar estos aspectos de
manera válida y confiable.
En este punto es donde surge un importante reto tanto para la psicología forense en
Colombia, como para los profesionales que conforman tanto el Colegio Colombiano de
Psicólogos como su Tribunal de Ética, ya que es imperativa la creación de una lista que
acredite a los profesionales que cuentan con las competencias y conocimientos necesarios
para llevar a cabo un riguroso y excelente informe pericial, de tal forma que se garantice la
protección de las víctimas, en este caso del abuso sexual infantil.
rigurosidad, que les permita no solo obtener resultados validos, sino también, por medio de
ellos lograr tanto la protección de las víctimas como de si mismos en la realización de los
informes. Producto de la rigurosidad que aplique cada uno de los profesionales en el
desarrollo de sus informes, se proporciona un diagnostico forense confiable, que le permita
a la administración de justicia, específicamente al juez, ayudar a develar los hechos materia
de estudio, para que en ultima instancia sea posible un acercamiento a la verdad.
Referencias
Altamirano, O (2003) Análisis del proceso judicial en casos de abuso sexual infantil,
Perspectiva de las psicólogas clínicas medico forenses de Madrid. Psicopatología
Clínica Legal y Forense, Vol. 3, pp. 29 – 48.
Brodsky, S.; McKinzey, R. (2002). The ethical confrontation of the unethical forensic
colleague. Profesional Psychology: Research and Practice, 33 (3) pp. 307-309.
Recuperado el 23 de Septiembre de 2008 de PsycARTICLES database.
Boccaccini, M.; Murrie, C; Duncan, S. (2006). Screening for malingering in a criminal-
forensic simple with the Personality Assessment Inventory.Psychological
Assessment, 18 (4), pp. 415-423. Recuperado el 4 de Agosto de 2008 de
PsycARTICLES database.
Burnett, L. (2001). Ethics in profiling. En: Godwin, G. (2001) Criminal psychology and
forensic technology: A collaborative approach to effective profiling. USA: CRC
Press
Camic, P.; Rhodes, J.; Yardley, L. (2004). Qualitative research in psychology. U.S.A: APA
Código Penal. (2007). Ley 599 de 2000. Legis Editores S.A. Colombia: Bogotá.
Cortés & Cantón, M.J. (2003) Consecuencias del Abuso Sexual Infantil. Capitulo 5.
Crespi, T.; Politikos, N. (2005). Short forms in psychological assessment- ethical and
forensic concerns for school psychology: comment on Thompson, LoBello, Atkinson,
Chisholm, and Ryan (2004). Professional Psychology: Research and Practice 36 (5)
pp. 517-518. Recuperado el 4 de Agosto de 2008 de PsycARTICLES database.
Esbec, E. (2000). El psicólogo forense y la prueba pericial psicológica. En: Esbec, E.;
Gomez-Jarabo, G. (2000). Psicología forense y tratamiento jurídico – legal de la
discapacidad. Madrid: Edisofer.
Gratz, K. ; Orsillo, S. (2003). Scientific expert testimony en CSA cases: Legal, ethical, and
Scientific considerations. Clinical Psychology: Science and Practice. 10 (3) pp. 358-
351. Recuperado el 22 de Junio de 2008 de Proquest database.
Greenberg, S. ; Shuman, D. (2007). When worlds collidle: Therapeutic and forensic roles.
Profesional Psychology: Research and Practice. 38 (2) pp. 129-132. Recuperado el 23
de Septiembre de 2008 de PsycARTICLES database.
Kocsis, R.; Coleman, S. (2001). En: Godwin, G. (2001) Criminal psychology and forensic
technology: A collaborative approach to effective profiling. USA: CRC Press
Ley de psicología No. 1090. Facultad de Psicología. Bogotá: Editorial Pontificia
Universidad Javeriana
Melton, G. (1999). Due care, not prohibition of expert opinions. Clinical Psychology:
Science and Practice. 6 (3) pp. 335-337. Recuperado el 22 de Junio de 2008 de
Proquest database.
Nuevo Código Penal y de Procedimiento penal (2008), Editorial Unión, Bogotá D.C.
Pons- Salvador, G., Martínez, A., Pérez, M., Borras, J. (2006) La evaluación del abuso
sexual infantil: comparación entre informes periciales en función del diagnostico de
abuso. Intervención psicosocial. Intervencion Psicosocial. 13 (3) pp. 317-330.
Recuperado el 11 de Agosto de 2008 de EBSCOhost database.
Rodríguez, L. (2007). Retos de la psicología forense en los casos de abuso sexual infantil.
En: Piraquive, A. Lo que debes saber sobre el abuso sexual infantil. Bogotá: GEW
Ltda.
Torres, A.; Boccaccini, M.; Miller, H. (2006). Perceptions of the validity and utility of the
criminal profiling among forensic psychologists and psychiatrists. 31 (1) pp. 51-58.
Recuperado el 4 de Agosto de 2008 de PsycARTICLES database.
Aplicación ley 1090 en ASI 115
Urra, J. (2007). Dilemas éticos de los psicólogos jurídicos. Anuario de Psicologia Juridica.
Vol. 17 pp. 91-109. Recuperado el 10 de Agosto de 2008 de EBSCOhost database.
Apéndice
Apéndice 1
Entrevista Juez
1. ¿Cuál es su nombre?
2. ¿Cuál es su profesión?
3. ¿Qué estudios ha realizado?
4. De los reportes presentados por los peritos en psicología jurídica y forense, para el
establecimiento de una sentencia condenatoria dentro del sistema judicial, ¿Cuáles cree
que son los elementos que se deben tener en cuenta al proferir una sentencia?
5. ¿Considera que en la labor pericial ejercida por el psicólogo (a) jurídico y forense se
hace necesario el establecimiento de un protocolo en la aplicación de pruebas
psicológicas y en la recolección de información?
6. En el ejercicio de su profesión, concretamente como juez, ¿Cuál ha sido su experiencia
en casos de abuso sexual infantil?
7. ¿Qué elementos probatorios resultan relevantes en el establecimiento de la inocencia o
culpabilidad de un acusado en los casos de abuso sexual infantil?
8. ¿Cuáles son las principales ventajas para el veredicto justo que otorga la labor que
realiza un psicólogo forense, en calidad de perito, en los casos de ASI?
9. Para usted, ¿Cuáles cree son los errores comúnmente cometidos por un psicólogo
forense, en calidad de perito, en los casos de ASI?
10. De los elementos de evaluación psicológica que usted conoce, ¿Cuáles considera que
han resultado útiles para la resolución de los procesos de ASI que usted ha conocido?
11. Para usted, ¿Cuáles son los elementos que se destacan como fundamentales en la
presentación del informe pericial y su sustentación oral en el juicio?
12. ¿Considera que la mala praxis con que actúe un perito, específicamente en psicología
forense, influye de forma negativa en las determinaciones judiciales que se adoptan en
la administración de justicia? ¿Por qué?
13. ¿En qué casos cree que debe invalidarse el informe proporcionado por el psicólogo
forense?
14. ¿En el ámbito jurídico, en que aspectos puede incurrir el psicólogo jurídico en la mala
praxis?
15. ¿En el ámbito ético, en que aspectos puede incurrir el psicólogo jurídico en la mala
praxis?
16. ¿Cuáles cree usted que son los elementos que le dan veracidad a un informe
proporcionado por un psicólogo forense en la administración de justicia?
17. Para usted como juez, ¿qué significa el secreto profesional?
18. ¿Sabe usted cómo se aplica el secreto profesional en el campo de la psicología jurídica?
Aplicación ley 1090 en ASI 117
Apéndice 2
Entrevista a fiscales:
1. ¿Cuál es su nombre?
2. ¿Cuál es su profesión?
3. ¿Qué estudios ha realizado?
4. ¿Considera que en la labor pericial ejercida por el psicólogo (a) jurídico y forense se
hace necesario el establecimiento de un protocolo en la aplicación de pruebas
psicológicas y en la recolección de información?
5. ¿Cuáles son las principales ventajas para el veredicto justo que otorga la labor que
realiza un psicólogo forense, en calidad de perito, en los casos de ASI?
6. Para usted, ¿Cuáles cree son los errores comúnmente cometidos por un psicólogo
forense, en calidad de perito, en los casos de ASI?
7. ¿Qué tan significativa resulta la función del perito en psicología jurídica y forense
en la investigación de punibles de abuso sexual infantil?
8. ¿Tiene usted conocimiento sobre las normativas que rigen la labor del psicólogo
como profesional en el contexto colombiano?
9. Para usted, ¿Cuáles son los elementos que se destacan como fundamentales en la
presentación del informe pericial y su sustentación oral en el juicio?
10. ¿En qué casos cree que debe invalidarse el informe proporcionado por el
psicólogo forense?
11. ¿Cuáles cree usted que son los elementos que le dan veracidad a un informe
proporcionado por un psicólogo forense en la administración de justicia?
12. Para usted como juez, ¿qué significa el secreto profesional?
13. ¿Sabe usted cómo se aplica el secreto profesional en el campo de la
psicología jurídica?
14. ¿Considera que los peritos aplican dicho concepto en su labor?
15. ¿Cómo se emplea el concepto de secreto profesional entre la administración de
justicia, específicamente en los casos de ASI?
16. ¿Sabe usted cómo maneja la confidencialidad el psicólogo forense en el momento de
la presentación de informes dentro de los casos ASI?
17. ¿Considera que los peritos en psicólogos jurídicos conocen la forma como debe
manejarse la confidencialidad en la psicología jurídica, y en los casos de ASI?
18. ¿Cómo influye este concepto de confidencialidad en la presentación de informes
periciales y la consecuente resolución de los casos, específicamente los referentes a
ASI?
19. ¿Conoce usted a qué hace referencia el concepto de consentimiento informado?
20. ¿En qué casos cree usted que se debe hacer uso de este recurso por parte de los
peritos?
Aplicación ley 1090 en ASI 120
42. ¿Cómo se determina si las pruebas aplicadas son adecuadas para el caso en
particular?
43. ¿En el ámbito técnico, en qué aspectos puede incurrir el psicólogo jurídico en la
mala praxis?
44. ¿Cree usted que los informes presentados por los psicólogos forenses cumplen con
suficientes criterios para determinar su validez y confiabilidad?
45. Teniendo en cuenta el deber de confidencialidad al que deben ceñirse los
profesionales en psicología ¿En qué casos considera que se debe hacer caso omiso a
este deber, para hacer una denuncia ante las autoridades partiendo de la información
recolectada a lo largo de su labor?
46. Desde su labor dentro de la administración ¿Cuáles considera que son los criterios
bajo los cuales se determina la responsabilidad civil o penal de los peritos en casos
de ASI?
47. ¿Qué tipo de consecuencias devienen de la atribución de éste tipo de responsabilidad
penal o civil al perito?
Aplicación ley 1090 en ASI 122
Apéndice 3
Entrevista a psicólogo(a)
1. ¿Cuál es su nombre?
2. ¿Cuál es su profesión?
3. ¿Qué estudios adicionales ha realizado?
4. ¿Cuál ha sido su experiencia laboral?
5. ¿Cuánto tiempo lleva ejerciendo funciones dentro de la administración de justicia?
6. ¿Posee alguna especialización temática dentro de la administración de justicia?
7. ¿Posee experiencia en la peritación de casos de ASI?
8. ¿Qué tipo de evaluaciones psicológicas emplea para establecer la validez de los
testimonios en casos de ASI?
9. ¿Cuáles considera que son los elementos fundamentales a tener en cuenta en el
momento de establecer un diagnóstico de ASI?
10. ¿Cuales criterios utiliza para la realización de informes periciales?
11. ¿Cuales estrategias emplea para la validación de sus informes periciales?
12. ¿Cuáles son los criterios que se deben tener en cuenta para la presentación de los
informes periciales en audiencia?
13. ¿Qué protocolos utiliza para el establecimiento de lesiones y secuelas psíquicas en
víctimas de Abuso Sexual Infantil?
14. ¿Considera que es necesario el establecimiento de algún protocolo en la aplicación
de pruebas psicológicas y en la recolección de información por parte de los
psicólogos?
15. ¿En qué casos cree usted que debe invalidarse el informe proporcionado por el
psicólogo forense?
16. ¿Tiene usted conocimiento sobre las normativas que rigen la labor del psicólogo
como profesional en el contexto colombiano?
17. ¿Qué elementos destaca como fundamentales en la presentación del informe pericial
y su sustentación oral dentro del juicio?
18. ¿Cuáles cree usted que son los elementos que le dan veracidad a un informe
proporcionado por un psicólogo forense en la administración de justicia?
19. ¿A qué hace alusión el concepto de secreto profesional?
20. ¿Sabe usted como se aplica el secreto profesional en el campo de la psicología
jurídica?
21. ¿Cómo maneja el concepto de secreto profesional en la presentación de informes
periciales para la resolución de casos de ASI?
22. ¿Cómo se maneja la confidencialidad en el momento de la presentación de informes
en los casos ASI?
23. ¿Considera que los peritos en psicología jurídica conocen la forma como debe
manejarse la confidencialidad en su labor, y en los casos de ASI?
24. Desde su labor ¿Cómo influye este concepto de confidencialidad en la presentación
de informes periciales y la consecuente resolución de los casos, específicamente los
referentes al ASI?
25. ¿Conoce usted a qué hace referencia el concepto de consentimiento informado?
Aplicación ley 1090 en ASI 123
26. ¿En qué casos cree usted que se debe hacer uso de este recurso por pa rte de los
peritos?
27. ¿Conoce algunas condiciones bajo las cuales la administración de justicia se ve
exenta de hacer uso de este recurso?
28. ¿Conoce algún tipo de reglamentación que respalde el uso del consentimiento
informado?
29. ¿En todas sus labores usted informa sobre la naturaleza de sus servicios a sus
clientes?
30. ¿Informa usted a sus clientes sobre los límites que tiene la confidencialidad en el
ámbito legal?
31. ¿En qué condiciones usted no haría uso de este recurso?
32. ¿Cree que se ha favorecido la capacidad de decisión del cliente, con la información
proporcionada por el perito en el consentimiento informado?
33. ¿Con que herramientas cuenta como profesional en psicología para la identificación
de la falsedad de testimonio tanto en testigos, víctimas y victimarios en las
entrevistas psicológicas?
34. ¿Cómo debe ser la actuación del psicólogo forense en la identificación de dicha
falsedad, en los casos de ASI?
35. ¿Cuáles considera que son las competencias fundamentales con las que debe contar
un perito psicólogo para la realización de un informe pericial confiable?
36. ¿Cree usted que dichas competencias están suficientemente reglamentadas?
37. ¿Considera que estas competencias deberían estar reglamentadas? De ser así, ¿cómo
cree que debe reglamentarse la labor del perito psicólogo?
38. ¿Qué características debe tener tal reglamentación sobre las competencias del
psicólogo forense?
39. ¿Tiene usted conocimiento de la ley 1090?
40. ¿Qué tipo de control se emplea para determinar el cumplimiento de la ley 1090, entre
los peritos en psicología jurídica y forense?
41. ¿Cuáles considera que son las fortalezas y debilidades que presenta la ley 1090
frente a la labor del psicólogo como perito dentro de la administración de justicia?
42. ¿Considera usted que el código de bioética del psicólogo es cumplido correcta mente
en el ámbito jurídico?
43. ¿Cree usted que los psicólogos forenses conocen las variaciones de dicha ley en la
psicología jurídica?
44. Dentro del juicio oral ¿cree usted que existe alguna diferencia entre la labor realizada
por el psicólogo clínico y el psicólogo forense?
45. Entre los documentos realizados por los psicólogos forenses y los realizados por los
psicólogos clínicos ¿cree usted que existen diferencias? ¿De qué tipo?
46. ¿Considera que existen preferencias, por parte de jueces y fiscales, a la hora de
determinar la credibilidad de los reportes periciales, entre un psicólogo clínico y un
psicólogo forense?
47. ¿Cree usted que la validez del informe en el ámbito jurídico varia entre psicólogos
forenses y psicólogos clínicos? De ser así, ¿cómo cree que afecta esto el desarrollo
de los informes en los casos de ASI?
48. ¿En la legislatura colombiana se reglamenta cuál de estos dos profesionales es más
idóneo para la realización de los informes psicológicos?
Aplicación ley 1090 en ASI 124
49. ¿Cuáles son los mecanismos que emplea para la presentación de informes y
contrainformes en los juicios orales?
50. ¿Qué criterios utiliza para garantizar un uso adecuado de pruebas psicométricas y
psicodiagnósticas en la labor pericial que realiza como psicólogo?
51. ¿Conoce la existencia de protocolos para la aplicación de p ruebas y el manejo de los
resultados de las mismas dentro de la legislación colombiana?
52. ¿En el ámbito técnico, en que aspectos puede incurrir el psicólogo jurídico en la
mala praxis?
53. ¿Cree usted que los informes presentados por los psicólogos forenses cump len con
suficientes criterios para determinar su validez y confiabilidad?
54. ¿Existe alguna forma de corroborar la correcta aplicación de dichas pruebas?
55. ¿Cómo se determina si las pruebas aplicadas son adecuadas para el caso en
particular?
56. ¿En qué casos considera que se debe denunciar u omitir la confidencialidad en la
labor del psicólogo forense?
57. ¿Cuáles considera que son los errores cometidos por los psicólogos forenses, que
conllevan a la comisión de un delito?
58. ¿Qué consecuencias cree usted que dichos erro res generan tanto a las víctimas como
a la sociedad y a la labor que realiza el psicólogo forense en la administración de
justicia?
Aplicación ley 1090 en ASI 125
Apéndice 4
CATEGORIAS JUEZ
- “Lo jurídico es que el perito tiene que conocer muy bien las
implicaciones que trae su…el no decir la verdad, el no…el
dejarse digamos corromper, o lo que sea, no? Porque eso trae
implicaciones también penales y todo lo demás, no? Faltar a la
verdad…”
- “La parte ética, si? y sobre todo esas que son fundamentales…el
conocimiento, la capacitación, el tiempo, no? Que sea apto
finalmente para presentar informes, no? No es lo mismo, que tu
digas, como decíamos hacía rato, cuánto tiempo tienes de ser
profesional, „un año‟ y frente a otro que diga que tiene 10 años,
que ha hecho tantas especializaciones en el tema, o sea. Porque
pues ser psicólogo es lo general, no? pero ser psicólogo perito en
cuestiones sexuales es muy especifico, entonces no podría venir
otro perito que es de balística o de perito no se qué, avenir a
hablar de cuestiones sexuales con la misma idoneidad, con la
misma experiencia, con la misma capacidad…o un simple
psicólogo general que pues sabe todo, como decir nosotros,
abogados, pero no abogados especializado en penal, si no en
civil o en administrativo, hablando de cosas grandes.”
perfeccionando más”
- “Bueno, eso es muy difícil de uno de decir cuáles son los errores
no? Yo siempre creo que los errores están en no sé…en dejar
duda…La clave es…”
alternativa.”
- “Una indemnización…”
Diagnóstico forense
Aplicación ley 1090 en ASI 135
PERITO PSICOLOGO 1
Secreto Profesional - “Si claro, y en este caso, es algo que se les aclara a los
padres de familia. En este caso nosotros no tenemos el secreto
del médico, del psicólogo clínico, del padre, sacerdote; todo lo
contrario, nosotros tenemos que plasmar un informe de lo que el
niño dice y que más adelante otras personas, que hacen parte del
proceso, van a tener conocimiento a través de una audiencia,
después de la audiencia preliminar preparatoria, después de la
preparatoria, todos conocen todo. Sin embargo, uno aclara, el día
de mañana si llegamos a llegar a una audiencia de juicio oral, el
niño…en su testimonio no va a ser visto por otras personas, sino
por las partes pertinentes, que las del público salen; sin embargo,
eso afecta a veces, afecta la espontaneidad del niño, sobre todo
el adolescente”
- “Yo tengo que medir, saber, que eso que me está diciendo
el niño, de un momento a otro, si está mediado por la
imaginación, él en algún momento tuvo que haberlo vivido,
Aplicación ley 1090 en ASI 141
- “Yo pienso que hay que ser muy recursivos en esto, desde
las especializaciones que uno tenga, desde la posibilidad de que
la fiscalía nos capacite, es más, yo siento que la fiscalía se olvida
cada vez más del psicólogo y es algo…es una angustia que a mí
me carcome casi todos los días pensando en que nosotros somos
los que estamos yendo a juicio, nosotros… Desafortunadamente
en este momento, la parte investigativa es muy buena, pero se
están quedando solamente en… en la investigación, pero qué
pasa no están yendo a juicio. Si ustedes van a una audiencia,
cuántos investigadores van a hablar de lo que hicieron, están
hablando solamente de credibilidad de los psicólogos, cuando la
credibilidad no solamente es desde la técnica del CSA, sino
desde la coherencia, la investigación y lo que el niño dijo.
Entonces a veces, yo pienso que nos falta mucho, nos están, nos
capacitan pero ya como que esas tres capacitaciones, o las cuatro
o las cinco que hemos tenido, como que, como que no nos tienen
en cuenta para que nos den maestrías. La Procuraduría, la
Defensoría, están capacitando a sus psicólogos, les están dando
maestrías, les están dando especializaciones pagadas por la
misma…pero Fiscalía, jamás.”
- “Yo creo que sí. Por ejemplo, que haya más capacitación,
que haya más capacitación, que haya permanente capacitación
para por lo menos el psicólogo, el psicólogo que está en
entidades gubernamentales, que están a favor del niño, que está
en este tipo de trabajo forense, es necesaria. Yo siento que nos
dejan solas, que si uno quiere estudiar, tiene que hacer…mejor
dicho, mil cosas, mil sacrificios económicos para uno poderlo
hacer. Que los cursos que nos han dado, nos han capacitado
mucho, es en serio, nos han capacitado mucho, pero en realidad,
en cuanto a psicología como tal, cursos de psicología
especializados, muy pocos.”
Aplicación ley 1090 en ASI 145
excelente.”
- “Pero uno tiene que decirlo, pero uno tiene que decirlo de
manera elegante, uno tiene que saberlo decir para que uno no
diga „uy tan bruta, no mire, es que no…‟ no, simplemente
decirlo, saberlo decir, saberlo argumentar.”
PERITO PSICOLOGO 2
- “yo creo que el problema no es que tenga que ser uno, sino
que la persona sea experta en ese y pueda argumentar por qué
utilizó este y otro no, y esa argumentación tiene que ir desde la
investigación y desde la academia”
Aplicación ley 1090 en ASI 159
proceso investigativo”
PERITO PSICOLOGO 3
Aplicación ley 1090 en ASI 169
Competencias - “Pues primero para que haya una buena presentación debe
profesionales haber un buen informe, si yo no he hecho un buen informe
difícilmente voy a hacer una buena presentación, pienso que se
deben utilizar términos claros, y términos claros para un
contexto que no es psicológico sino que es un contexto judicial,
en esos términos se debe explicar que hice yo, como lo hice,
para que lo hice, que encontré, cual es mi concepto profesional
al respecto, esa claridad de presentarlo también debe llevar una
fundamentación científica y para eso hay que citar personas que
han contribuido a desarrollar las técnicas, los instrumentos, los
protocolos y la forma de evaluación, porque no podemos pensar
que yo me inventé la psicología o que yo he estado 10 años y yo
lo he hecho así, y por eso se volvió esta técnica que estoy
utilizando una prueba científica, porque yo tengo que ser
consciente tanto de las posibilidades como de las limitaciones de
la disciplina y en base a eso tengo que presentar eso resultados
de una manera y también tengo que citar a los autores, tengo
que la técnica de validez de credibilidad de testimonio fue
diseñada por Stember en el año 1950, desarrollada por él y ha
hecho diferentes investigaciones, y que entre las investigaciones
que ha hecho que autores han dicho esto, que Garzón y Cortes
son autores que han desarrollado el tema, que tienen un texto
muy importante y que el análisis a establecido tal cosa, porque
eso le va a dar fuerza a lo que yo estoy diciendo, y es que esas
conclusiones son producto de investigaciones que se han
realizado y que yo no estoy inventando, simplemente estoy
aplicando lo que debo aplicar según mi disciplina y en base a
Aplicación ley 1090 en ASI 172
contexto aplicar.”
Diagnóstico forense - “pues desde la entrevista, que sea una entrevista basada en
un protocolo que este ya hecho específicamente para recoger el
testimonio del niño y la niña víctimas de abuso sexual, entonces
ya hay protocolos de entrevista realizados el Michigan, algunas
personas utilizan el Satag que fue una capacitación que dio la
embajada americana a través de incitap, pero esta tiene algunos
inconveniente ya que hay uso de muñecos anatómicos, pero
bueno eso pues depende de la persona que haga la entrevista,
pero si definirse por una entrevista específica para casos de
abuso sexual infantil, que sea como te digo, el Michigan, el
Satac, más una entrevista específica para estos casos. Lo
segundo, pues que siempre se debe grabar la entrevista como
elemento de prueba, como posibilidad de identificar el
testimonio, si el niño ya lo dice y luego se retracta, como
posibilidad de realizar a través del tiempo la transcripción del
relato y hacerle un análisis de credibilidad de testimonio desde el
relato, entonces a mi me parece que la grabación es
indispensable, esto no puede faltar, y la grabación en lo posible
que sea en video y en audio, no solamente en audio”
FISCAL 1
Secreto Profesional - “No sería, por ejemplo yo no sé, yo pensando aquí en una…que
de pronto usted…yo no se, es que ustedes lo saben más que yo,
pero que de pronto un ciudadano del común se acerque para que
ustedes, al que ustedes le tengan que realizar un peritaje y el tipo
diga „mire yo quiero aparecer como responsable de eso porque el
que realmente lo hizo fue mi hijo y yo no quiero que esto se
sepa‟, o sea, ahí yo creo que eso es secreto profesional. Ahora,
cómo lo maneja ustedes, no sé si eso lo podrán hacer o tendrán
que ir a decir la verdad y decir que fue el hijo, bueno eso si no
sé, pero ese sería un secreto profesional que no sé ustedes si se
han visto en esa situación. Que de pronto les diga una persona,
que está siendo investigada, una cosa de esas. Entonces no „si,
si, si yo…diga que yo fui y que yo era que ta ta ta porque
yo…fue mi hijo y yo no quiero que mi hijo este en eso…o fue
mi mujer y yo no quiero que mi mujer aparezca involucrada en
eso‟ no sé…ese sería un secreto profesional.”
- “Tiene que persistir… no, el cumple, tiene que persistir, tiene que
persistir, porque es secreto profesional, ese es un secreto
profesional. Si persiste, tú no tienes que decírselo al fiscal, tu no
le dices al fiscal si no solamente lo que puedes decirle, a mi me
parece, es mi forma de ver, no? No sé si estaré equivocada, pues
no creo…pero ese es un secreto tuyo y de tu paciente que no
puede salir a la luz pública.”
Consentimiento --------
informado
- “Tienen que ser incorruptibles, eso es para mí…eso tiene que ser
una condición esencial de un peritaje, de un perito...una persona
que no se deje ensuciar las manos.”
- “Aquí dice, podrán ser perito las siguientes personas: las que
tengan titulo legalmente reconocido con las respectivas ciencia,
técnica o arte. En circunstancias diferentes podrán ser
nombradas las personas de reconocido entendimiento en las
respectivas ciencias, técnicas, arte, oficio y función, aunque se
carezca de título –los estudiantes, valga decir-. A los efectos de
la cualificación podrán utilizarse en todos los medios de prueba
admisibles, incluido el propio testimonio del declarante que se
presenta como perito."
Uso de instrumentos - “El juez al momento de mirar las pruebas y sopesarlas para
establecer que lo que han dicho unos y lo que han dicho los otros
corresponde o no a la realidad, que son lo que podría permitir
que se incurra en una falsedad en ese testimonio.”
Deberes frente al - “En que cree duda, sería un error, en dejar abierta la posibilidad
usuario de que uno dude, eso es un error. Además porque todo se
Aplicación ley 1090 en ASI 190
- “Si, no, no pueden hacer juicio de valor. Eso es una falta creo, es
una falta dentro de lo de los peritos del lado de los peritos es una
falta que hagan juicio de valor y simplemente es de decir, lo que
les dice Orlando, ellos simplemente dicen, „el testimonio…deja
duda con relación a no sé qué porque el menor viene de una…‟,
me imagino yo una cosa así, „que viene de una familia donde
está acostumbrado a mentir, porque sus papás han hecho
tantas…‟ yo no sé… ahí den el análisis ustedes y dejan abierta la
posibilidad de que uno diga, „ no, esto no es‟, entonces no
podrían entonces ustedes expresamente decir, „esta prueba no
podemos….‟, significa que el mintió, que esa es una valoración
que ustedes no están llamados a hacer.”
Diagnóstico forense - “El perito no puede hacer análisis jurídico, eso le está prohibido a
perito, él simplemente tiene que dar un análisis de lo que él sabe,
o sea es un análisis científico de acuerdo a su conocimiento, pero
el perito jamás puede entrar a valorar…”
Aplicación ley 1090 en ASI 193
FISCAL 2
Confidencialidad
- “En estos casos los que hay que hacer es concienciar a la víctima
y hacerle entender que sin su colaboración no vamos a lograr
justicia, entonces se le informa y se le dice que por favor
colabore, se le informan las consecuencias de que ella no quiera
colaborar, pero si ella se mantiene en no dar su consentimiento
no podemos hacer absolutamente nada.”
sea perito”
- “Hay profesionales con los que uno habla, o ve sus informes, uno
dice esta persona es buena, me voy a ir con esta, cuando uno se
da cuenta es psicólogo jurídico, o de pronto uno dice mire esta
psicóloga clínica del centro de cómo se llama, del CAMI de
Patio Bonito, mire la psicóloga me hizo una buena entrevista, me
dio unas conclusiones muy buenas porque es que a veces ni
Aplicación ley 1090 en ASI 199
- “Yo estoy por su puesto de acuerdo con los informes, pero los
contrainformes no me convencen ¿por qué? Porque me piden el
testimonio de la psicóloga quien analizara la documentación que
descubrió la fiscalía, entonces dicen ay es que la psicóloga, la
psicóloga puede analizar esa información, o la psicóloga puede
hacer una valoración jurídica de una entrevista que yo le voy a
entregar en un papel al abogado defensor, entonces no me parece
no me parecen científicos unos contrainformes, que le va a hacer
valoración psicológica a la documentación, ¿valoración
psicológica a una documentación? Eso está como extraño,
entonces eso es lo que está pasando con la defensoría pública,
voy a traer a la perito fulanita de tal, psicóloga experta en
Aplicación ley 1090 en ASI 200
Uso de instrumentos - “No, no creo que sea necesario un solo protocolo, porque hay
casos tan diversos y cada psicólogo tiene una formación
diferente y opta por cualquier protocolo que él crea que se
adapta más a su profesión a su labor.”
vio a la niña, que le dijo, lloró o no lloró, ¿sí? Que eso es lo que
percibe el juez, el juez no percibe si esa prueba psicométrica ha
sido aplicada en 3.800 personas y en Bogotá ha sido aplicada en
no sé qué y validada por el protocolo de no se que, al juez eso no
le interesa, al juez lo que le interesa es lo mismo que al fiscal,
que hizo la niña, que le contó la niña, como reaccionó, no ella
lloraba desesperadamente, no ella estaba muy calmada, pero eso
es entendible por tal cosa, es decir, más el trabajo de del
psicólogo, de la conducta, que me analice la conducta de esa
persona que me entrevistó.”
Deberes frente al - “Yo creo que no está obligado, pero resulta que si es un perito de
usuario la fiscalía pues él tiene que ir a contar que pasó o sino no lo
llevo a juicio porque no me va a servir para nada, y si es un
perito que ha sido contratado por el defensor, pues tiene que ir a
contar lo que pasó o si no le va a servir para nada al defensor, y
si van a contratar a una persona que si vaya y cuente, cuente lo
que paso”
- “Sobre todo que ese perito sea, que nos diga lo que pasó en
verdad, que nos diga siempre la verdad, independientemente de
la conclusión a la que llegue, si ese perito no nos ha dicho la
verdad puede haber consecuencias civiles o penales, pero si el
perito nos dice la verdad no puede haber consecuencias penales
o civiles, entonces depende de la actuación de ese perito, de la
ética con la que actúe ese perito, si uno ve un perito que actúa
éticamente, difícilmente se va a ver involucrado en algún
problema.”
Diagnóstico forense - “Los peritos en psicología tienen que ser más arriesgados al
momento de emitir sus opiniones psicológicas, porque es que al
perito si se le permite emitir conclusiones, a diferencia del
testigo lego que no puede emitir conclusiones, el perito sí y para
eso está allá, para que nos explique sus conclusiones
psicológicas.”