Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Kierkegaard Vivo PDF
Kierkegaard Vivo PDF
T ra d u c c ió n d e A n d rés-P e d ro S án ch ez Pascual
£1 libro de bolsillo
H W 1 i Alianza Editorial
^ Madrid
Título original: Kierkegaard vivant
Traductor: Andrés-Pedro Sánchez Pascual
© U. N. E. S. C. O., 1966
© El texto de la edición castellana es propiedad de Aliar
Editorial, S. A., Madrid, 1968
Mártires Concepcionistas, 11; '^ 2 5 6 5957
Depósito legal: M. 9.394- 1968
; Cubierta: Daniel Gil
‘Impreso en España por Ediciones Castilla, S. A.
Maestro Alonso, 21. Madrid
i
jitroducción
7
° Kierkegaard vi,
Señoras y señores:
Desde hace algún tiempo la Unesco tiene costumbre
le rendir homenaje a ciertos pensadores y artistas cuyas
abras son hoy patrimonio común de la humanidad. El
mo pasado conmemoramos a Jean-Jacques Rousseau y
muy pronto celebraremos a Shakespeare.
Esta tarde tengo el honor de recibir, en nombre de la
Unesco, a algunos de los filósofos más representativos del
pensamiento contemporáneo, a fin de clausurar el «A ño
Kierkegaard», que, inaugurado el 5 de mayo de 1963,
:iento cincuenta aniversario del nacimiento del pensador
danés, va a finalizar dentro de unos días.
El hombre a quien estamos rindiendo este homenaje
internacional fue, y quiso ser, un hombre solitario. La
abra exaltada por los filósofos en el curso de este año
conmemorativo fue escrita como un desafío a la filoso
fía: se proclamaba a sí misma excepción y escándalo.
La soledad, no padecida, sino querida y, por así de
9
cirio, reivindicada, se fue ahondando a lo largo de tod
su vida, hecha de desgarrones sucesivos: la ruptura d
los esponsales; la piedad absoluta exigida por el padre
piedad primero dominadora y luego rechazada; la esté
tica, cara al entusiasta del teatro, al escritor conscienti
de sus talentos, considerada al final como una forma ve
lada de desesperación; la ética p uesta en suspenso; la:
certezas más íntimas desgarradas por la ironía crítica
L os vínculos con el ser más am ado tuvieron que ser re
tos del modo más doloroso; cuanto más próxima y má
viva haya sido la fe, más dura será la exigencia y má¡
apasionada la negación.
Renunciar a todo apoyo externo, a toda creencia pres
tada, para asumir el riesgo entero, total, de la existencia
verdaderamente individual, de la única evidencia inte-;
rior; osar llevar el experimento a su límite extremo de
tensión, hasta lo absoluto de la subjetividad, para lograi
una verdad que sea propia: esta manera de vivir y de
experimentar la soledad la sintió y la practicó Kierke
gaard como la realización m isma de su destino. «S i tu
viera que pedir — escribe— que se pusiera una inscrip
ción en mi tumba, no querría sino ésta: Fue el Indivi
duo; y si esta palabra no es comprendida aún, algún día
lo será de verdad».
H a llegado ese día, en el que la obra lanzada delibe
radamente a contracorriente de su época ha aparecido
como un punto de referencia para nuestra época. La ex
cepción se ha revelado como una de las influencias pro
fundas que han dejado su huella en la filosofía, en el
sentimiento religioso y en la sensibilidad moderna ente
ra, habiendo aportado un estilo nuevo en literatura. E!
«gran solitario» ha encontrado interlocutores en todas
partes.
¿Quiere esto decir que Kierkegaard es comprendido
tal como él esperaba serlo? H a ocurrido que muchos que
no conocían apenas el existencialismo más que de nom
bre, han hecho de su pensamiento, que su autor creía
vocado a lo inactual, una moda, mientras que otros eli
gen el escándalo como tema de tesis.
piscurso inaugural 11
Kierkegaard, 4
Gabriel Marcel:
Kierkegaard en mi pensamiento
Señoras y señores:
D eseo expresar en primer lugar mi agradecimiento a
los organizadores de este coloquio, que me han honrado
con su invitación a participar en él. M e explico fácil
mente que hayan creído deber hacerlo, pues a mí se me
considera como uno de los representantes de la filosofía
de la existencia. Y se piensa con razón que, en último
término, ésta procede del pensamiento de Kierkegaard.
H e dicho: en último término, y no tardarán ustedes en
comprender por qué he introducido aquí ese matiz, esa
ligerísim a reserva.
Me encuentro, desde luego, en un gran apuro, e in
cluso me siendo como falto de base en que apoyarme, y
estoy obligado a decirles en seguida por qué. En la me
dida en que yo puedo hacer inventario de las influencias
ejercidas al comienzo sobre el desarrollo propio de mi
pensamiento, me parece que la influencia de Kierkegaard
fue prácticamente inexistente. Un hecho es cierto en cual
quier caso: yo no leí a Kierkegaard, y no en su conjunto,
51
52 Gabriel Marcel
,; Kierkegaard hoy
I
a D ios: 'N osotros no podemos, no queremos doblegarnos
ante ese poder’; pero, claro está, si hacen esto de un
modo honesto, sincero, sin reservas, abierto, directo, en
tonces, aunque pueda parecer muy extraño, yo estoy con
ellos, pues lo que yo quiero es sinceridad. Y yo puedo
estar en todo lugar donde hay sinceridad.
»Q uiero correr riesgos por esta sinceridad; en cambio,
no digo que los corra por el cristianismo. Suponiendo
68 Karl Jaspers
73
74 Jeanne Hersch
Señoras y señores:
E l que se me haya invitado a venir hoy aquí para ex
poner ante ustedes, aunque sea sólo de modo esquemá
tico, las relaciones que existen entre el pensamiento de
una de las personalidades más importantes de la vida fi
losófica del siglo x x y la obra de Kierkegaard, constituye
para mí un honor a la vez insigne y temible: insigne por
que Georg Lukács ha ejercido un influjo decisivo sobre
la filosofía y la sociología de nuestro tiempo; y temible
también, por tres razones que creo debo mencionar:
En primer lugar, porque esta presentación la hago im
provisadamente, pues sólo en el último momento se me
pidió que expusiera ante ustedes las ideas de Georg Lu
kács acerca de Kierkegaard. D espués, porque estoy poco
familiarizado con el pensamiento de este último, que yo
conozco sobre todo a través de los escritos de Lukács.
Y , en fin, porque si bien Kierkegaard ha sido para Lukács
hasta el día de hoy uno de sus interlocutores más impor
tantes, también es verdad que aquél representó siempre
97
Kierkegaard, 7
98 Luden Goldmann
1
¿E n qué ha entrado la filosofía, en la época presente,
en su estadio final?
Con demasiada facilidad entendemos el final de algo en
un sentido puramente negativo, como simple cesación,
como detención de un proceso, o incluso como deterioro
e impotencia. Por el contrario, la expresión «final de la
* No habiendo sido accesible el texto alemán de _Heidegger,
el traductor se ha visto obligado a verter este trabajo desde el
francés. Se atiene, pues, a la «interpretación» de J . Beaufret,
autor, junto con François Fedier, de la versión francesa. (Nota
del T.)
126 Martin Heidegger
Kierkegaard, 9
M artin Heidegger:
E l final de la filosofía y la tarea del pensar 1
se p a r a de la ruta
en la que los mortales no pueden hacer
m á s que divagar a merced de lo que consideran como
verdadero. La ’Xkrfieia no es nada mortal, como tam po
co lo es la muerte misma.
E l hecho de que yo me obstine en traducir la palabra
’AXV¡0sia por estado de no encubrimiento no se debe
a mero amor por la etimología, sino a preocupación por
aquello de que es preciso tratar para permanecerle fiel me
ditando sobre lo que es nombrado: ser y pensar! E l no-
encubrimiento es, por así decirlo, el elemento en cuyo
seno tanto el ser como el pensar son el uno para el otro
y son lo mismo. La ’AXr¡0sia está bien nombrada desde
el comienzo de la filosofía; pero, en el correr del tiempo,
ésta no ha pensado, como tal, en lo que tiene de propio.
Pues el asunto de la filosofía en cuanto metafísica consis
te, desde Aristóteles, en pensar el ente como tal en modo
onto-teológico.^
Si esto es así, tampoco nos está permitido creer que
la filosofía haya descuidado algo, lo haya dejado perder,
con lo cual estaría manchada por una falta fundamental.
Señalar hacia lo que, en la filosofía, permanece impensa
do no constituye una crítica de la filosofía. Si en este
momento fuera necesaria una crítica, ésta debería refe
rirse, más bien, a la empresa que, después de Sein und
Zeit, no deja de hacerse cada día más urgente: plantear,
al final de la filosofía, la cuestión de una tarea posible
para el pensar.
Pero ha llegado el tiem po de preguntarse: ¿por qué
el vocablo griego ’AXr¡6 sia no es traducido ya aquí por
la palabra clásica: «v erd ad »? Y la respuesta debe decir: \>
en la medida en que se entiende la palabra «verdad» en
el sentido corriente que tiene en la tradición, y que es
la concordancia — concordancia manifestada ella misma al
nivel del ente— del conocimiento con el ente, e incluso
cuando la verdad es interpretada como la certeza del
saber referente al ente, no está permitido hacer coincidir
la ’A\y¡0sta, el estado de no-encubrimiento, tal como es
traído por lo abierto, con el concepto de verdad. Por el
contrario, es la ’AXr¡0eta, es su no-encubrimiento lo úni-
148 Martin Heidegger
J. Beaufret
Profesor del Liceo Condorcet, París
F. T . Billeskov-Jansen
Profesor de la Universidad de Copenhague
J. Brun
Profesor de la Universidad de Dijon
F. Brunner
Profesor de la Universidad de Neuchâtel
Rvdo. P. J . Colette
Profesor del Colegio Dominicano de Filosofía y Teología de La
Sarthe-Huy (Bélgica)
Rvdo. P. Fessard
L. Goldmann
Director de estudios de la Escuela Práctica de Estudios Supe
riores, París
161
Kierkegaard, 11
162 Coloquio sobre Kierkegaard
J. Havet
Srta. J . Hersch
Profesora de la Facultad de Letras, Universidad de Ginebra
J. Hyppolite
Profesor del Colegio de Francia
E . Levinas
Profesor de la Escuela Normal Israelita Oriental de París
G . Marcel
Miembro del Instituto de Francia
E. Paci
Profesor del Instituto de Filosofía, Universidad de Milán
Pastor N. Thulstrup
Secretario de la Asociación Internacional Soeren Kierkegaard
Sra. Thulstrup
Rvdo. P. W . Rahula
Monje budista, profesor de la Universidad de Ceilán
G . Widmer
Profesor de la Facultad Autónoma de Teología Protestante, Uni
versidad de Ginebra
J. Wahl
Profesor de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, Univer
sidad de París
Prim era sesión del coloquio
j . h y p p o l i t e : E s t o c o n fir m a « s i n g u l a r » m á s b ie n q u e
« in d iv id u o » .
j . w a h l : E s m e jo r ser m e d ia t a m e n t e c r is tia n o q u e in
m e d ia t a m e n t e c ristia n o , lo c u a l e s c o n tr a d ic t o r io .
l . g o ld m an n: A l fin a l, sí.
f . t . b x l l e s k o v -j a n s e n : E n nombre mío y en el de mi
compatriota N. Thulstrup, yo diría simplemente que he
mos escuchado con mucho interés todas estas comunica
ciones y hemos percibido que los problemas de Kierke-
gaard están muy vivos. Pero creo que es bueno decir que
no se puede profundizar en él sin realizar un trabajo
asiduo y continuado. Hay problemas de texto que se plan
tean, por ejemplo, para las traducciones.
Hace un poco recordaba J . Wahl las traducciones de
Tisseau. Para mí estas traducciones son muy bellas, muy
exactas y fieles, y sentiré mucha alegría el día en que
puedan ser reunidas en Francia. A ambas partes, señores,
a protestantes y católicos, yo os invito a reuniros para
realizar esa obra. Si Dinamarca puede contribuir en al
guna medida, estaremos dispuestos a ello.
Otra cosa también: el pastor Thulstrup me ha regalado
dos ediciones suyas de las M igajas y del P ost-scriptum
que están llenas de comentarios, de un comentario que se
nutre de los textos mismos de la época de Kierkegaard.
Muchos de ustedes leen el danés, otros leen el inglés, y
la edición de las M igajas existe ya en inglés; en cambio,
el Post-scriptum sólo existe en danés. Si nosotros pode
mos contribuir a una mejor comprensión de Kierkegaard,
será a través de estos comentarios.
Y con ello vuelvo a mi primer propósito de ayer; es,
sin duda, la época contemporánea la que da frecuente
mente la explicación de tal reacción, de tal opinión. E xis
te la comprensión histórica y existe la interpretación
actual; pero si una utilización actual, para ser legítima,
debe fundarse constantemente en una sana interpretación
del texto, es cierto que, para el lector medio, es muy
fácil ir de la explicación a la aplicación, como me decía
hace poco N. Thulstrup. Si nosotros tenemos un pequeño
deber en este gran trabajo, en esta misión de hacer cono
cer bien y hacer actuar bien el pensamiento de Kierke
gaard, es haciendo intervenir ciertos datos que proceden
Grupo de discusión 231
Kierkegaard, 16
f
In d ice
Introducción ..................................................................................... 7
René Maheu: Discurso inaugural ................................................ 9
Jean-Paul Sartre: El universal singular ..................................... 17
» Gabriel Marcel: Kierkegaard en rni pensamiento ................ 51
* “ Karl Jaspers: Kierkegaard hoy .................................................. 63
i "Jeanne Hersch: «E l instante» .................................................. 73
j —Enzo Paci: Kierkegaard vivo y la significación genuina de
la Historia .................................................................................... 87
|i. Lucien Goldmann: Kierkegaard en el pensamiento de Georg
Lukács ........................................................................................... 97
- Jean Beaufret: Presentación del texto de Heidegger ....... 123
«.-Martin Heidegger: E l final de la filosofía y la tarea del pen-
<; sar (Resumen y puesta a punto del autor) ........................ 125
6 - Martin Heidegger: E l final de la filosofía y la tarea del
pensar (in extenso) ................................................................... 130
■ > Jean Wahl: Discurso de clausura .............................................. 153
I Coloquio sobre Kierkegaard: Grupo de discusión ............ 159
Lista de los participantes en el coloquio ............................. 161
Primera sesión del coloquio .................................................. 163
Segunda sesión del coloquio .................................................. 197
■ Niels Thulstrup: Sören Kierkegaard, historiador de la filo
sofía de Hegel ........................................................................... 239
243