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NOCHE DE REYES

William Shakespeare
Traducción: John Sanderson
Dramaturgia y canciones:
JUAN LUIS MIRA

Personajes

Viola Joven náufraga que se hace pasar por hombre para servir a un duque.

Orsino Duque que sufre por amor a Olivia no correspondido.

Olivia Joven enlutada por muerte de su hermano, vive en una mansión.

Sebastián Hermano gemelo de Viola, en su busca tras el naufragio.

Tobías Regüeldo Tío borrachín parásito de Olivia.

María Ama de llaves de Olivia.

Leonor Asistenta de Olivia

Malvolio Altivo mayordomo de Olivia

Sacerdote Oficiador de boda..

Feste (Fabián) Bufón de Olivia.

Andrés Aguado Compañero de juergas de Tobías.

Capitanes 1 y 2 Guías de la naúfraga Viola

Antonio Guía del naúfrago Sebastián

Valentino Mayordomo de Orsino

CURIO Asistenta de Orsino.

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ACTO I

ESCENA I

INTRO MUSICAL:
Pues la vida es un momento
Un suspiro que se pasa
Como un mero pasatiempo
Que el tiempo siempre te gana
Ama hoy que ya veremos
Qué te pasará mañana
Aunque sea a contratiempo
Sueña, ríe, vive y ama.

No hagas caso a lo que digan


Ni creas en tu mirada
Que a veces lo que parece
No es lo que tú pensabas
Que como dicen los sabios
Las apariencias engañan
Y hay mentiras en la vida
Que son lecciones del alma.
Ama hoy que ya veremos
Qué te pasará mañana
Aunque sea a contratiempo
Sueña, ríe, vive y ama.

El palacio del duque Orsino.


(Entran EL DUQUE ORSINO, VALENTINO; los músicos están tocando)

ORSINO
Si la música alimenta al amor, seguid cantando. Atiborradme, y así, con el exceso, el
apetito quizás enferme y muera. ¡Tócala otra vez!
MÚSICOS
Ama hoy que ya veremos
Qué te pasará mañana
Aunque sea a contratiempo
Sueña, ríe, vive y ama.

ORSINO
¡Basta ! No es tan dulce como lo era. ¡Espíritu de amor! ¡Cuánta hambre tienes! Quien
en ti se sumerge, por mucho que se precie, en un instante cae en el desprecio. Adoptas
tantas formas que nada hay tan fantástico.
CURIO
¿Comienza la caza, señor?

2
ORSINO
¿De qué?
CURIO
Del oso.
ORSINO
Oso, yo, ser el cazado. Al posar mis ojos sobre Olivia por vez primera, ¡creí que ella
limpiaba el aire de toda peste! Pero aquel instante osado me convirtió en un oso acosado
desde entonces por mi deseo, el más cruel perro de caza que persigue a mi alma. (Entra
VALENTINA) ¿Alguna noticia?
CURIO
Paciencia, mi señor, no pude entrar en su casa. Mas por su fiel criada os diré que ni al
aire, hasta que pasen siete veranos, le mostrará ella el rostro. Como una monja, con la
cara cubierta, regará su alcoba con lágrimas una vez al día para honrar el amor de su
hermano muerto, que ella quiere mantener fresco y duradero en su enlutado recuerdo.
ORSINO
Ay, si el corazón de tan sublime ser paga así la deuda de amor a un hermano, ¿cómo
amará cuando su cerebro, su alma y también su corazón sean saciados por un mismo
rey?

Yacen ante Orsino, en un lecho de flores,


Pensamientos de amor bordados en colores. (Salen)

ESCENA II

La costa.
(Entran VIOLA y DOS CAPITANES)

VIOLA
¿En qué tierra estamos?
CAPITÁN
En Iliria, señora.
VIOLA
¿Iliria? ¿Y qué hago yo aquí, si mi hermano estará en el más allá? O, con suerte, no se
habrá ahogado. ¿Qué pensáis?
CAPITÁN
¡Qué suerte que os salvarais!
VIOLA
¡Mi pobre hermano! Que la suerte le acompañe a él.
CAPITÁN
Que así sea, señora.
Si os sirve de consuelo, os aseguro que, cuando nuestro barco naufragó y los pocos
supervivientes nos agarramos a un bote salvavidas, vi a vuestro hermano, previsor ante
el peligro, amarrarse, con la esperanza y el coraje como maestros, a un mástil que
flotaba por el mar, hasta que las olas me hicieron perderle de vista.
VIOLA
Mi propia salvación despierta mi esperanza, apoyada por vuestro testimonio, de que él
corriera igual suerte. ¿Conoces estas tierras?

3
CAPITÁN
Yo, sí, señora, pues nací y crecí apenas a tres horas de aquí.
VIOLA
¿Y aquí quién manda?
CAPITÁN
Un duque noble, en nombre y manera de actuar.
VIOLA
¿Y cuál es su nombre?
CAPITÁN
Orsino.
VIOLA
¡Orsino! A mi padre le oí hablar de él. Era soltero, entonces.
CAPITÁN
Y lo sigue siendo, al menos hasta que marché de aquí. Corría entonces un vivo rumor,
ya sabéis que los plebeyos siempre chismorrean sobre los nobles, de que buscaba el
amor de la bella Olivia.
VIOLA
¿Y quién es ella?
CAPITÁN
Una doncella virtuosa, hija de un conde fallecido hace un año que la dejó entonces bajo
la protección de su hijo, que también falleció poco después. Se dice que por amor a su
querido hermano muerto, Olivia reniega de la vista y compañía de cualquier otro varón.
VIOLA
Si pudiera servir a esa dama, sin tener que revelarle al mundo, hasta que el momento
justo se presente, cuál es mi estado...
CAPITÁN
Eso será difícil, ya que no admite que nadie la importune, ni siquiera el duque.
VIOLA
Entonces… serviré al duque. Os ruego, y os colmaré de riquezas en recompensa, que no
reveléis lo que soy y me sirváis de ayuda para encontrar un disfraz con ese fin. Eso es.
Serviré a ese duque. Sólo tenéis que servirme de… puente para llegar a él, os aseguro
que lo cruzaré… y lo demás… será coser y…

Lo que os suceda luego


En manos del tiempo dejo
reclamo vuestro silencio
Para poder llegar lejos…
Que como dicen los sabios
Las apariencias engañan
Y hay mentiras en la vida
Que son lecciones del alma.

CAPITANES (se suman en el estribillo)


VIOLA (Chista.)
Vamos.
(Salen)

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ESCENA III

La mansión de Olivia
TOBÍAS REGÜELDO, borracho perdido, y MARÍA.

TOBÍAS REGÜELDO
¿Por qué se tomará mi sobrina Olivia así la muerte de su hermano? Eso es enemistarse
con la vida.
MARÍA
Tenéis que volver más temprano por la noche, Tobías. Mi señora, vuestra sobrina, pone
serias objeciones a vuestras horas tardías.
TOBÍAS REGÜELDO
¿Objeciones? Yo no objeto.
MARÍA
Pero debéis recogeros ciñéndoos a unos límites.
TOBÍAS REGÜELDO
Con lo ceñida que vas, si no me pones límites vas a saber tú lo que es re- cogerte… (Le
intenta meter mano…) ¿Recoger? ¿Recoger objetos hasta qué límites?
MARÍA
La bebida te va a desquiciar. Mi señora lo comentaba ayer, y además contó lo de ese
tonto caballero que trajisteis una noche para cortejarla.
TOBÍAS REGÜELDO
¿Andrés Aguado?
MARÍA
Ese.
TOBÍAS REGÜELDO
Tiene mucho valor.
MARÍA
¡Qué tendrá eso que ver!
TOBÍAS REGÜELDO
Me refiero a que tiene una renta de tres mil ducados al año.
MARÍA
Pues en menos de un año lo perderá todo. Es tonto y derrochador.
TOBÍAS REGÜELDO
No hay quien le toque, y eso que él no ha tocado un libro en su vida, aunque se las da de
hablar tres o cuatro idiomas. Eso sí, la naturaleza le ha dotado de otras grandes virtudes
MARÍA
Naturalmente. Además de tonto, es un gran camorrista, pero con la gran virtud de
recular una vez ha montado la camorra; si no, ya lo habrían enterrado virtuosamente.
TOBÍAS REGÜELDO
¡Ahí viene!
ANDRÉS AGUADO
¡Don Tobías Regüeldo! ¿Cómo estás?
TOBÍAS REGÜELDO
¡Don Andrés Aguado!

5
ANDRÉS AGUADO
(A María.) Os bendigo, bella mujerzuela. (Quería ser un halago que sale mal.)
MARÍA
Lo mismo digo.
TOBÍAS REGÜELDO
Aproxímate.
ANDRÉS AGUADO
¿Mmmm?
TOBÍAS REGÜELDO
Es la asistenta de mi sobrina.
ANDRÉS AGUADO
¿Aproxímate? Qué nombre más raro… Pues… Doña aproxímate, quisiera conoceros
mejor.
MARÍA
Me llamo María.
ANDRÉS AGUADO
Ah: María Aproxímate.
TOBÍAS REGÜELDO
No, “aproxímate” quiere decir que te arrimes.
ANDRÉS AGUADO
Aunque no sea su primo, yo me arrimo hasta que me corte el racimo…¡No voy a
arrimarle en vuestra presencia!
MARÍA
Adiós, señores.
TOBÍAS REGÜELDO
¿Y vas a dejar que se vaya, Andrés, sin desenfundar la espada?
ANDRÉS AGUADO
Si os vais, señora, nunca más desenfundaré mi espada. ¿No os llevaréis nada entre
manos?
MARÍA
Para lo que presumo que presumís prefiero irme con las manos vacías…
ANDRÉS AGUADO
Tomad mi mano. (María le coge de la mano.)
MARÍA
Pues metedme mano antes de que se os arrugue del todo (Le pone la mano en la teta.)
ANDRÉS AGUADO
¿Qué queréis decir?
MARÍA
(Le mira la mano, decepcionada.) ¡Que de tanto cascar la tenéis muy cascada! (Le quita
la mano.)
ANDRÉS AGUADO
¿Tengo cascada la mano o es la mano la que me la casca?
MARÍA
¡Menuda cascaruja estáis hecho! ¡Qué seco sois!
ANDRÉS AGUADO
¿Y tenéis algún remedio para eso?
MARÍA
Sí. Menos cáscara y más cascos. (Se toca la cabeza. Sale.)
TOBÍAS REGÜELDO
Te falta un buen vaso de vino. Nunca en la vida te he visto tan abatido.

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ANDRÉS AGUADO
Es que me siento como un batido. Tengo menos gracia que un cristiano. A lo mejor es
porque como mucha ternera, que dicen que pierde la gracia.
TOBÍAS REGÜELDO
Eso será.
ANDRÉS AGUADO
Pues se acabó la ternera. Mañana me vuelvo a la ciudad, Tobías.
TOBÍAS REGÜELDO
¿Pourquoi?
ANDRÉS AGUADO
¿Puerco? No, ternera. Ay, ojalá le hubiera dedicado más tiempo a los idiomas que a la
esgrima, la danza y la caza. ¡Si le hubiera dado a las letras...!
TOBÍAS REGÜELDO
(Le señala la cabeza calva.) No tienes un pelo de tonto en la frente.
ANDRÉS AGUADO
¿Me tomas el pelo?
TOBÍAS REGÜELDO
Tampoco es que tengas demasiado
ANDRÉS AGUADO
Pero, ¿ verdad que me sientan bien estas entradas?
TOBÍAS REGÜELDO
Maravillosamente bien, te da una desnudez a la cara de lo más apetecible… ¡Ojalá se lo
pusiera una hilandera entre las piernas para darle vueltas.
ANDRÉS AGUADO
Está decidido. Mañana me vuelvo a la ciudad. Tu sobrina Olivia no quiere ni verme; y si
me viera, me juego cuatro a uno a que no querría saber nada de mí. El duque ese que
vive por aquí la corteja.
TOBÍAS REGÜELDO
No quiere saber nada del duque. Jamás se casará con nadie de mayor rango social que
ella, ni de más dinero, talento o edad. La he oído jurarlo. Así que aún hay esperanzas,
hombre.
ANDRÉS AGUADO
Me quedaré otro mes entonces. Soy un tipo tan raro: sólo quiero ir al teatro y salir a
bailar.
TOBÍAS REGÜELDO
¿Se te da bien el meneo…?
ANDRÉS AGUADO
Casi tan bien como a ti…
TOBÍAS REGÜELDO
A mí lo que se me da bien es el agarrado… Agarro cada una…
ANDRÉS AGUADO
Pues yo hago buenas cabriolas. (Se pone a bailar).
TOBÍAS REGÜELDO
Tú haces bien el cabrito. (Salen bailando)

ESCENA IV

Palacio del duque Orsino

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(Entran VIOLA, con atuendo de hombre, y VALENTINA y CURIO)
VALENTINA
Si el duque persiste con esos favores hacia vos, Cesáreo, pronto ascenderéis
CURIO
Os conoce apenas hace tres días y ya parecéis como de la casa, le resultáis cercano.
VIOLA
O teméis por su constancia o por mi aptitud. Si dudáis que esto pueda ir a más…
ORSINO
¿Cesáreo? ¿Cesáreo?
VIOLA
A vuestro servicio, Señor…
ORSINO
Cesáreo, de mí sabes ni más ni menos que todo; te he abierto el libro de mi alma secreta.
Así que dirígete a casa de Olivia, que no te nieguen la entrada, preséntate ante su puerta
y diles que allí te plantarás hasta que te den audiencia.
VIOLA
Seguro, mi señor, que si está tan abandonada a su lamento como se dice, no me recibirá.
ORSINO
Pues entonces te saltas todas las barreras de la cortesía antes que volverte de vacío.
VIOLA
Y si consigo hablar con ella… ¿qué?
ORSINO
Despliega la pasión de mi amor, cautívala hablando de mi devoción, representa ante ella
mi congoja. Prestará más atención a tu juventud que a un mensajero más maduro.
VIOLA
No lo creo, mi señor. ¿Señor?
ORSINO
Pues créetelo, buen mozo. Quien diga que ya eres un hombre no se ha fijado bien en tu
edad. Tus labios son tan suaves y rojizos como los de la diosa Diana; tu aflautada voz,
como el órgano de una joven, agudo y claro; y el resto también tiene una apariencia
femenina. Las estrellas nos son propicias. (A sus ayudantes). Acompañadle. Id todos
con él. (A Viola) Si tienes éxito, vivirás tan libre como tu señor, haciendo uso de su
fortuna.
VIOLA
Dedicaré cuerpo y alma al cortejo a vuestra dama. (Aparte).

Tarea enrevesada.
Me pide que la corteje,
Y es ella la que querría
Ser la cortejada

(Sale.)

ESCENA V

En la mansión de Olivia
(Entra MALVOLIO a los aposentos donde se encuentra OLIVIA. Viola en plano cenital
aparte)

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MALVOLIO
Señora, hay un joven que jura y perjura que hablará con vos. Le he dicho que la señora
está enferma, a lo que me ha respondido...
VIOLA
Ya lo sé, por eso he venido
MALVOLIO
Le he insistido: no se le puede molestar, la señora duerme en este momento, a lo que me
ha respondido:
VIOLA
Ya lo sé, por eso he venido.
MALVOLIO
¿Qué le digo, señora? Está blindado contra toda negativa.
OLIVIA
Decidle que no hablará conmigo.
MALVOLIO
Ya se le ha dicho, y dice: Haré guardia ante la puerta de vuestra señora hasta que pueda
hablar con ella.
OLIVIA
¿Qué clase de hombre es?
MALVOLIO
Inclasificable, señora.
OLIVIA
¿De qué manera actúa?
MALVOLIO
Con muy malas maneras: hablará con vos, queráis o no.
OLIVIA
¿Qué aspecto y años tiene?
MALVOLIO
Aún no tiene edad para ser hombre, ni juventud para ser niño. Como un capullo sin
florecer, un fruto inmaduro. A medio camino entre niño y hombre. Uno diría que hace
poco que le han destetado.
OLIVIA
¡Que venga! Y llama a mis asistentas.
MALVOLIO
(Va a la puerta) ¡María! ¡Leonor! Os llama la señora. (Sale).
OLIVIA
(Entran María y Leonor) Poneos el velo en la cara. Oigamos juntas los nuevos recados
del duque Orsino.(Entra VIOLA vestida de Cesáreo)
VIOLA
¿Quién es la excelentísima señora de la casa?
OLIVIA
Podéis dirigiros a mí. Yo respondo por ella. ¿Qué queréis?
VIOLA
Lamentaría desperdiciar mi discurso, con lo que me ha costado prepararlo y
aprendérmelo de memoria… Señoras mías, menos burlas… que por muy hombre que
sea, uno también tiene su sensibilidad.
OLIVIA
¿De dónde sois, señor?

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VIOLA
Lamento deciros que no he venido a hablar de mí, así que… respetable y hermosa
dama…, simplemente confirmadme si sois la señora de la casa, para que pueda proceder
con mi discurso
OLIVIA
¿Sois actor?
VIOLA
Por supuesto que no. Pero tampoco soy lo que represento. ¿Sois la señora de la casa o
no?
OLIVIA
Si nadie me ha arrebatado el papel, lo soy.
VIOLA
Si lo sois, sí que es un arrebato, pues lo que podéis ofrecer no lo debéis guardar. ¡Me
estoy saliendo de mi papel! Veamos. Empezaré con las loas de mi discurso antes de
pasar a su contenido.
OLIVIA
Id al grano. Os perdono las loas.
VIOLA
Pero es que me ha costado mucho aprendérmelas; son muy poéticas.
OLIVIA
Por tanto, fingidas: guardáoslas. Me han hablado de vuestro descaro a mi puerta, por eso
os dejo entrar: más vale un vistazo que mil habladurías. Si hacéis locuras, marchad. Si
mantenéis la cordura, sed breve. Esta luna no me pone de humor para perder el tiempo
con lunáticos.
MARÍA
(A Viola.) ¿Desplegáis ya las velas?
LEONOR:
Si zarpáis, gustosamente os indicaremos la ruta… es por aquí.
VIOLA
Atracaré en este puerto un poco más. (A Olivia) Calmad a vuestra tripulación, dulce
señora. Vos disponéis; yo sólo soy un mandado.
OLIVIA
Malas nuevas traeréis, con tan espantoso ritual. Soltad el recado.
VIOLA
Sólo concierne a vuestro oído. No vengo a declarar la guerra, ni a recaudar impuestos.
Llevo una palma de olivo en la mano. Mi mensaje es de paz.
MARÍA
Pues empezasteis dando mucha guerra.
VIOLA
Mi guerra la hizo estallar el recibimiento que tuve. Lo que soy y quiero son cuestiones
íntimas. Divino para vuestros oídos; profano para los demás.
OLIVIA
(A las asistentas) Dejadnos solos. Oigamos a la divinidad. (Salen). ¿Qué dicen vuestros
versículos?
VIOLA
Mi dulce señora...
OLIVIA
Ya empezamos con la repostería…¿De dónde lo habéis sacado?
VIOLA
Del pecho del duque Orsino.

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OLIVIA
¿De qué capítulo?
VIOLA
Siguiendo vuestro estilo, del primero de su corazón.
OLIVIA
Ya lo he leído, y es una herejía. ¿No tenéis nada más que contarme?

VIOLA
Buena señora, dejad que os vea la cara.
OLIVIA
¿Vuestro señor os permite negociar con mi cara? Os estáis saliendo del texto. ¡Está
bien… levantemos el telón para mostraros el escenario! (Se descubre.) Mirad, señor.
Esta es mi apariencia. ¿Os parece bien?
VIOLA
Señora, seríais muy cruel si os llevarais tanta gracia a la tumba sin dejar sucesión.
OLIVIA
No soy tan despiadada. ¿Os han mandado hasta aquí para alabarme?
VIOLA
Ya veo que sois altiva, pero aunque fuerais el mismo diablo, sois preciosa. Mi amo y
señor os ama. Y tal amor debería ser correspondido, aunque os hubieran coronado como
la reina de la belleza.
OLIVIA
¿Cómo me ama?
VIOLA
Con fértiles lágrimas de adoración, con gemidos que truenan de amor, con suspiros de
fuego...
OLIVIA
Vuestro señor ya sabe lo que siento: no puedo amarle. Le creo virtuoso y sé que es
noble. Se habla muy bien de él: libre, cultivado, valiente, una persona agraciada, según
los moldes de la naturaleza. Pero aún así, no puedo amarle. Debió aceptar esa respuesta
hace mucho.
VIOLA
Si yo os amara con la pasión de mi señor, con tanto sufrimiento, con tanta muerte en
vida, a vuestro rechazo no le encontraría sentido, no lo entendería.
OLIVIA
¿Y qué haríais?
VIOLA
¿Lo cuento o lo canta?
OLIVIA:
Como mejor os plazca…
VIOLA: (canta)
Construiría una cabaña
Al lado de vuestra casa
Os cantaría baladas
Hasta la madrugada
Gritaría vuestro nombre
Por valles y montañas
Sin descanso noche y día
Hasta abrir vuestras entrañas…

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¡Olivia, Olivia!
Alivia…me el corazón…
Alíviame, Olivia…
Con toda su pasión…
OLIVIA
¿Qué posición tenéis?
VIOLA
( Que se ha quedado en mitad de la reverencia tras la canción)
Ahora un poco incómoda, pero si os referís a mi linaje, soy un caballero.
OLIVIA
Volved a vuestro señor. No puedo amarle. Decidle que no me envíe más mensajes si no
es por vuestra boca para que me contéis personalmente cómo se lo ha tomado. ¡Adiós!
Os agradezco las molestias (le ofrece dinero). Gastáoslo a mi salud.
VIOLA
No soy mensajero a pagar contra reembolso. Guardaos el monedero. Es mi señor, no yo,
quien merece compensación. Ya que el fervor de mi amo tratáis con tal desprecio con
vuestro rocoso corazón, espero que algún día, a quien améis, os trate igual. Adios, bella
crueldad. (Sale.)
OLIVIA
“Soy un caballero.” Juraría que lo eres. Tu lengua, cara, brazos, actos y espíritu son tu
blasón con cinco guirnaldas. Ojalá él fuera su amo. ¿Esto qué es? ¿Tan deprisa se
vuelve una loca? Siento como la perfección de ese joven, sutil y sigilosamente, me
penetra por los ojos. Bien, dejémoslo estar. ¡Malvolio! (Entra Malvolio).
MALVOLIO
Señora, a vuestro servicio.
OLIVIA
Corre tras ese joven testarudo, el mensajero del duque. Ha dejado aquí este anillo, lo
quisiera yo o no. ¡Dile que no quiero ningún anillo de su señor! Dile que no le dé
ánimos ni vanas esperanzas: no soy para él. Y de paso le dices al joven que vuelva
mañana y así le explicaré los motivos. ¿A qué esperas, vamos… Malvolio.
MALVOLIO
Corro a por el mequetrefe ese, señora… Sí, señora. (Sale.)

Se tararea canción

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ACTO II
ESCENA I

ANTONIO
¿No me dejáis acompañaros?
SEBASTIÁN
Las estrellas me son esquivas. La fatalidad que se cierne sobre mí puede infectaros. Así
que os ruego que me dejéis enfrentarme a mis penas yo solo.
ANTONIO
Al menos decidme adónde os dirigís.
SEBASTIÁN
No puedo. Vagaré sin destino. Mas como percibo vuestra prudencia al no sonsacarme lo
que quiero ocultar, haré un esfuerzo para contaros lo que pueda. Que sepáis, Antonio,
que mi nombre es Sebastián, aunque me hago llamar Rodrigo. Mi padre fue Sebastián
de Mesalina, de quien ya habéis oído hablar. Me tuvo a mí y a mi hermana a la vez, y, si
Dios lo hubiera querido, me habría gustado morir a la vez que ella, si vos lo hubierais
evitado.
ANTONIO
¡Qué tragedia!
SEBASTIÁN
Decían que éramos iguales, por eso me sonrojaba cada vez que proclamaban su belleza.
Os aseguro que mucho más hermoso era su espíritu.
ANTONIO
Siento no poder consolaros.
SEBASTIÁN
Querido Antonio, disculpadme por causaros tantos problemas.
ANTONIO
Me asesináis al no dejar que os sirva.
SEBASTIÁN
Si no queréis malograr lo ya logrado, es decir, matar a quien salvasteis, dejadlo estar y
despediros, aunque os agradezco de corazón todo lo que habéis hecho por mí. Me dirijo
a la corte del duque Orsino. ¡Adiós! (Sale.)
ANTONIO
¡Que los dioses os acompañen! Si no fuera por los enemigos que me esperan en la corte
de Orsino, os seguiría aunque me lo impidierais.

Escena adelantada - Acto III Escena III

SEBASTIÁN (viendo que ANTONIO se esconde tras él)


No os escondáis, no serviríais para espía. Acompañadme si así lo deseáis…
ANTONIO
No podía quedarme atrás. Me inquietaba lo que os pudiera pasar durante el viaje, pues
desconocéis unas tierras que, para un inexperto e indefenso forastero, pueden resultar
rudas e inhóspitas.

SEBASTIÁN
No puedo daros más que gracias, y más gracias, y siempre gracias. Las buenas acciones
a menudo se saldan con esta moneda de curso no legal, pero si mi fortuna fuera tan

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sustancial como mi conciencia, tened por seguro que os recompensaría por ello. Y bien,
¿qué hacemos ahora? ¿Turismo por la ciudad?
ANTONIO
Mañana, señor. Primero buscaos alojamiento.
SEBASTIÁN
No estoy cansado, y aún queda mucho para la noche. Os lo ruego, démosle gusto a la
vista con los monumentos y famosos lugares que dan renombre a esta ciudad.
ANTONIO
Ruego que me disculpéis, pero corro peligro si camino por sus calles. Si me reconocen
sería mi fin.
SEBASTIÁN
¿Tan sangriento fue el delito que cometisteis?
ANTONIO
Mi ofensa no es de naturaleza sangrienta, aunque la tensión del momento habría
justificado que derramáramos alguna sangre. Sólo sé que si tengo un tropiezo aquí lo
pagaré caro.
SEBASTIÁN
Pues entonces no os dejéis ver en exceso.
ANTONIO
Como os habréis percatado, no se me da bien esconderme, pero lo intentaré. Coged mi
bolsa (le da dinero.) En un barrio del sur está ‘el Elefante’, el mejor alojamiento de la
ciudad. Yo me encargaré de la comida mientras disfrutáis del día y alimentáis vuestro
conocimiento con sus vistas. Me encontraréis allí después.
SEBASTIÁN
¿Por qué vuestra bolsa?
ANTONIO
Por si os apetece comprar cualquier bagatela, que vuestra fortuna no está para muchos
dispendios.
SEBASTIÁN
Seré el guardián de vuestra bolsa hasta que nos veamos en una hora
ANTONIO
En el Elefante.
SEBASTIÁN
Lo recordaré. (Salen.)

ESCENA II

(En la calle)

MALVOLIO
¿Estabais ahora mismo con la condesa Olivia?
VIOLA
Ahora mismo, señor, pero a paso ligero he llegado hasta aquí.

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MALVOLIO
Os devuelve este anillo, señor. Podríais haberme ahorrado las molestias llevándooslo.
Añade, además, que debéis dejarle desesperanzadamente claro a vuestro señor que ella
no quiere saber nada más de él. Y una cosa más: que ni se os ocurra meteros en sus
asuntos, salvo para venir a su casa a informarle sobre cómo se lo ha tomado vuestro
señor. Os hago entrega del mismo.
VIOLA
(Sorprendida.) Yo no lo quiero.
MALVOLIO
Vamos, señor. Se lo arrojasteis bruscamente, y su voluntad es que así os sea devuelto
(tira el anillo al suelo). Si os vale la pena agacharos, ahí está, a vuestra vista; si no, que
se lo lleve quien lo encuentre. (Sale).
VIOLA
No le di anillo alguno, ¿Qué quiere esta mujer? Me miraba mucho; tanto, que pensé que
los ojos se le habían comido la lengua, porque hablaba a empellones. ¡Se ha enamorado!
Con su astuta pasión me incita a través de este tosco mensajero. No quiere ningún anillo
de mi señor ¡Si no le dio ninguno! Yo soy el hombre que ella ama. Si fuera así, pobre
mujer, mejor que amara a un sueño. Disfraz, eres ruin; el diablo te lleva. ¡Qué fácil le
resulta a un hombre guapo y mentiroso moldear a su gusto los corazones de cera de las
mujeres! Sómos frágiles, no es culpa nuestra. Así nos crearon, y así somos. ¿A dónde
nos llevará esto? Mi señor la ama, y yo, pobre atracción de feria, me temo que le quiero
tanto a él como ella, erróneamente, me quiere a mí. ¿Qué voy a hacer ahora? Si paso por
hombre, nunca conquistaré a mi señor, y si soy como soy, mujer, ¡qué desgracia!, los
suspiros de Olivia jamás tendrán consuelo.
Con el tiempo se deshará este enredo.
Aflojar nudo tan prieto no puedo. (Sale)

ESCENA III

Cantan una canción BUFÓN, TOBÍAS, ANDRÉS, y entra MALVOLIO

¿Qué es el amor? No es más que estar contento


Reírse mucho y vivir el momento,
¿Dé qué sirven los remordimientos
Pues venga, dame un beso y déjate de cuentos.

MALVOLIO
¡Estáis locos o qué! ¿No tenéis cordura, modales ni humildad para dejar de canturrear
como posesos a estas horas de la noche? ¿Queréis convertir la mansión de mi señora en
una taberna en la que desgañitaros con cantinelas sin el menor asomo de pudor o

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remordimiento? ¿No hay respeto por la hora, el lugar y la armonía que reina en esta
casa?
TOBÍAS
Armonía la de nuestra canción. ¡Que te cuelguen!
MALVOLIO
Tobías, hablaré claro. Mi señora me ha pedido que te dijera que te da cobijo únicamente
por razones de cosanguinidad, pero que no aprueba vuestro desorden. Si os reformáis,
seguiréis siendo bienvenido a esta casa. Si no, y os complaciera marcharos, ella estaría
más que dispuesta a despediros
TOBÍAS
¡Adiós con el corazón! Pues yo ya me marchaba...
(Entra María)

MARÍA
¡No, dulce Tobías!
BUFÓN
Se puede leer en sus ojos que su vida ya se acaba.
MALVOLIO
¿Así va a ser entonces?
TOBÍAS
Siempre seguiré con vida
BUFÓN
¡Qué mentira más verdadera!
MALVOLIO
Vuestro comportamiento os deja en buen lugar.
TOBÍAS
¿Le digo a este que se vaya?
BUFÓN
¡Que alguna ventaja haya!
ANDRÉS AGÜADO
¿Que lo echen a patadas?
BUFÓN, ANDRÉS y TOBÍAS
¡Y se deje de bobadas!
TOBÍAS
Desafináis, y mentís. (A Malvolio.) ¡Si no eres más que un criado! ¿Qué te crees, que tu
rectitud nos va a dejar sin cerveza y pasteles?
BUFÓN
¡Por Santa Ana, si vamos a repetir!
TOBÍAS
¡Ya lo creo! Vete a sacarle brillo a tu correa de perro. ¡María, más vino!
MALVOLIO
Doña María, si estuvierais agradecida a vuestra señora en lugar de despreciarla, no
daríais pie a semejante comportamiento tan grosero. Os aseguro que se lo voy a
notificar. (Sale.)
MARÍA
¡Vete a hacer palmas con las orejas! Me voy a encargar yo de este Malvolio. Va a
quedar como el mayor tonto del mundo.
TOBÍAS
¿Se te ocurre cómo?

16
MARÍA
Está tan creído, tan colmado de su excelencia, que cree que quien le ve se enamora de él
perdidamente. Así que dejaré caer una misteriosa carta de amor en su camino para que
la crea dirigida a él. Y sé imitar la letra de Olivia tan bien que muchas veces ni yo
misma la sé distinguir.
TOBÍAS
¡Creerá que la ha escrito Olivia y que está enamorada de él!
MARÍA
Ese es el plan (Se lo cuenta a Tobías en el oído) Y ahora a dormir la mona, que mañana
otro será quien haga el mono.
(salen cantando la canción del principio de la escena)

ESCENA IV

Palacio del duque Orsino.


(Su séquito encadena la melodía de los borrachos… hasta que entra ORSINO y les
hace callar)

ORSINO
Cantad esa canción antigua que oí anoche. Alivió mi pasión mucho más que estas
tonadillas ligeras y letras repetitivas que se llevan en estos tiempos tan acelerados y
cambiantes. Aunque sea un sólo verso, vamos, cantadla.
VALENTINA
No está por aquí ahora quien debiera interpretar esa canción
ORSINO
¿Quién era?
VALENTINA
Feste, el bufón, mi señor, un tonto que le hacía las gracias al padre de Olivia. Estará por
la casa.
CURIO
¡Es tan resbaladizo como un sapo enjabonado!
ORSINO
Buscadle, y mientras tanto cantad algo que me entretenga…(Sale Valentina, suena la
música. Se dirige a Viola). Ven, chaval. Si alguna vez amas, recuérdame entre tanto
dolor agridulce. Tal y como estoy yo ahora están todos los amantes sinceros, variables
en todo salvo en la imagen constante de la criatura a la que aman. ¿Te gusta la música?
VIOLA
Es el eco del trono donde se asienta el amor
ORSINO
Eso ha estado bien…Me jugaría la vida a que, pese a lo joven que eres, ya te has
quedado prendado alguna vez. ¿A que sí?
VIOLA
¿Prendéis vos el fuego, señor?
ORSINO
¿Y cómo es ella?
VIOLA
Tiene una tez como la vuestra.
ORSINO

17
Seguro que no te merece. ¿De qué edad?
VIOLA
Como la vuestra.
ORSINO
¡Qué vieja, por Dios! ¡Que se busque ella a alguien mayor! Chico, por muy elevado
concepto que tengamos los hombres de nosotros mismos, mareamos la perdiz a cada
momento, hoy nos gusta una y mañana otra.
VIOLA
¡Así es, mi señor!
ORSINO
Que te quiera alguien más joven, o tu amor no se mantendrá firme. Las mujeres son
como las rosas, muy florecientes, pero a la hora están caídas.
VIOLA
¡Qué cierto es! ¡Así lo son!
Muere su belleza tras llegar la perfección

(Entran VALENTINA , BUFÓN )


ORSINO
¡Hombre, ven! ¡La canción de anoche! ¡Escucha, Cesáreo! Es antigua y sencilla. La
cantan las costureras y vestidoras de santos. Dice verdades como templos, y se regodea
en la inocencia del amor, como en la edad clásica.
BUFÓN
¿Listo, señor?

ORSINO
Adelante.

BUFÓN
Cuando yo era pequeño, hacía viento y llovía
cualquier cosa que hubiera, a mí me distraía.
Mas cuando me hice hombre, hacía viento y llovía
me cerraron las puertas, yo no lo merecía.
Y cuando me casé, hacía viento y llovía,
mi esposa destapó todas mis fantasías
Y cuando me hice viejo, hacía viento y llovía,
yo seguía bebiendo, casi todos los días.

ORSINO
(Le da dinero.) Esto por las molestias
BUFÓN
No es molestia señor, cantar es un placer.
ORSINO
Pues pago por vuestro placer.
BUFÓN
Por todo placer se paga, tarde o temprano.
ORSINO
Me place que os vayáis…
BUFÓN

18
¡Que vuestro lánguido dios te proteja; y que el sastre os haga un jubón de seda chillona,
porque vuestra mente es más gris que el otoño. ¡Adiós! [Sale]
ORSINO
Podéis retiraros. [Salen todos excepto Orsino y Viola.] Una vez más, Cesáreo, dirígete a
esa soberana crueldad, y dile que mi amor, más noble que el mundo entero, no le da
valor a sus posesiones Que las propiedades que le han legado me resultan inapreciables,
por fortuna. Son sus preciosas cualidades naturales las que anhelo poseer.
VIOLA
¿Y si ella no puede amaros, señor?
ORSINO
No puedo aceptar tal respuesta.
VIOLA
Pero debéis. Si una mujer tuviera clavada tal espina en el corazón como la que tenéis
por Olivia y no pudierais amarla y se lo dijerais. ¿No debería ella aceptar tal respuesta?
ORSINO
No hay corazón de mujer tan grande para aguantar tanto. Son glotonas del amor, pero
no les va al corazón, sino al paladar; se lo comen, se lo tragan y lo vomitan. Pero mi
capacidad de amar es oceánica, todo lo puede abarcar. No compares el amor que una
mujer puede darme con el que yo siento por Olivia.
VIOLA
Pero yo conozco...
ORSINO
¿Qué conoces?

VIOLA
... demasiado bien el amor que una mujer puede sentir por un hombre, tan sincero como
el nuestro. Mi padre tuvo una hija que amó a un hombre tanto como, quizás, si yo fuera
mujer, os amaría.
ORSINO
Cuéntame su historia.
VIOLA
Una página en blanco. Nunca le manifestó su amor. Su secreto la carcomió, como un
gusano a una rosa. Se sumió en la tristeza, y con amarillenta melancolía se asentó como
una lápida ante una tumba, con una mueca de sonrisa ante la adversidad. ¿No era esto
amor? Nosotros los hombres decimos más, juramos más y demostramos más de lo que
sentimos. Por la boca mucho ardor,
pero no en el corazón
que es donde de verdad
habla el amor

ORSINO
¿Pero murió tu hermana de amor?
VIOLA
Yo soy la única hija que queda en la familia, y el único hijo, pero aún no conozco el
desenlace. ¿Marcho a ver a la señora?
ORSINO: Esa es tu tarea.

19
Música

ESCENA V

(Entra MARÍA con la carta.)


TOBÍAS
¿Qué tal, joya del Nilo?
MARÍA
Ahora toca esconderse, ya viene hacia aquí. Lleva media hora al sol posando ante su
propia sombra. Disfrutad de la burla, porque con esta carta va a hacer el ridículo. (Se
esconden. María deja caer la carta.) Esconded el anzuelo, que ahí viene la trucha que
vamos a pescar al vuelo. (Sale. Entra MALVOLIO)
MALVOLIO
Es el azar, todo es el azar. Ella me tiene afecto, ya me lo contó María. Y a la propia
Olivia le he oído decir que, si se enamorara alguna vez, sería de alguien de mi planta. Y,
me trata con más respeto que a los demás. ¡Qué otra cosa puedo pensar!
TOBÍAS
¡Será creído el sinvergüenza!
BUFÓN
¡Callad! Se admira tanto que parece un pavo contoneándose con su plumaje.
ANDRÉS
¡Por Dios! Le daría una paliza.
TOBÍAS
¡Callad!
MALVOLIO
¡Sería el conde Malvolio!
TOBÍAS
¡Sinvergüenza!
ANDRÉS
¡Pegadle un tiro!
TOBÍAS
¡Callad!
MALVOLIO
Hay un precedente. La señora de Strachy se casó con el que le ordenaba los armarios.
ANDRÉS
¡Así te caiga un rayo en el culo!
MALVOLIO: (Ve la carta.) ¿Y esto qué es?
BUFÓN
El merluzo muerde el cebo.
MALVOLIO
¡Es la letra de mi señora! Es su ce, su o, su eñe. ¡Sus pes mayúsculas! No hay duda de
que es su letra. (Lee.) Para mi insospechado amado, con mis mejores deseos. Son frases
suyas. Y lleva su sello. Es de mi señora. ¿Y para quién será? (Abre carta.)
Unos nacen grandes, otros consiguen la grandeza, y a otros les cae algo
grande encima. Sé hostil con la familia, y arisco con tus criados. Quien esto te
recomienda, quiere verte vestido con calcetines amarillos y falda escocesa. Recuérdalo.
Si no, sigue siendo un criado. Adiós. Lo firma quien quiere serviros: la infeliz
afortunada. Esto está tan claro como la luz del día. ¡Mi señora me ama! Ahora recuerdo
que comentó algo sobre mis calcetines amarillos, y sobre mis piernas, con la falda
escocesa, y ahora manifiesta su amor diciéndome que le gusta ese atuendo. Por ella me

20
lo pongo en seguida. Un momento, hay una postdata: Ya te imaginas quién soy. Si me
amas, demuéstramelo con una sonrisa. ¡Eres tan guapo cuando sonríes! Hazlo siempre
que estés cerca de mí, cariño mío. Lo seguiré al pie de la letra. (Sale.)

BUFÓN
Esto no me lo habría perdido ni aunque la diosa fortuna me pasara una pensión de mil
libras.
TOBÍAS
Sólo por esto me casaría con María.
ANDRÉS
¡Y yo!
TOBÍAS
Y no le pediría más dote que la de otro truco como este.
ANDRÉS
Y yo tampoco.
(Entra María.)
BUFÓN
Aquí viene la muy noble cazadora de gansos.
TOBÍAS
Pisadme el cuello si queréis.
ANDRÉS
Y el mío.
TOBÍAS
Reniego de mi libertad, y me convierto en tu esclavo.
ANDRÉS
Y yo.
TOBÍAS
Le has hecho soñar tanto, que cuando despierte se volverá loco.
MARÍA
¿Ha servido de algo?
TOBÍAS
De medicina para un enfermo.
MARÍA
Pues si queréis ver los frutos de esta siembra, no os perdáis cuando se encuentre con mi
señora. Ella aborrece el amarillo, no soporta los escoceses y, además, no está para risitas
ridículas … ¡así que seguidme!
ANDRÉS, TOBÍAS Y BUFÓN
¡Hasta el infierno!

ACTO III

ESCENA I
(En casa de OLIVIA, entra VIOLA vestida como Cesáreo).
OLIVIA
Dadme la mano, señor.

21
VIOLA
A vuestras órdenes y a vuestro más humilde servicio
OLIVIA
¿Cómo os llamáis?
VIOLA: Cesáreo se llama vuestro servidor, bella princesa.
OLIVIA
¡Mi servidor, señor! A dónde vamos a llegar, si a la humildad fingida se le considera
halago. No sois mi servidor, joven, lo sois del conde Orsino
VIOLA
Pero él es el vuestro, así que todo lo suyo es vuestro. El servidor de vuestro servidor es
vuestro servidor, señora.

OLIVIA
No pienso en él, y en cuanto a sus pensamientos, los prefiero en blanco a que rebosen de
mí.
VIOLA
Mi único pensamiento ahora es que penséis en él.
OLIVIA
Os lo ruego, no le mencionéis. Si insistierais en otro cortejo, vuestro ruego sería música
para mis oídos.
VIOLA
Querida señora...
OLIVIA
Alzaos. Os diré algo. Cuando me hechizasteis la última vez os envié un anillo, abusando
de mi criado, de mí misma, y me temo que de vos también. Mal concepto tendréis de mí
al forzaros a llevároslo con tan vergonzoso truco, pues bien sabíais que no era vuestro.
¿Qué pensaréis de mí? ¿Le habréis echado los perros a mi honor? Mi transparente
corazón se me sale del pecho. Dejadme oiros hablar.

VIOLA
Me dais pena.
OLIVIA
Ese es el primer paso hacia el amor.
VIOLA
Ni paso ni pisada. Lo corriente es que os den pena vuestros enemigos.
OLIVIA
Pues ya es hora de que vuelva a sonreír. No temáis, joven, no os molesto más. Cuando
vuestro ingenio y juventud maduren, vuestra mujer cosechará un buen marido. El
camino de vuelta a casa es al oeste.
VIOLA
Pues al oeste me voy. Os deseo lo mejor. ¿No tenéis ningún recado para mi señor?
OLIVIA
No. ¡Esperad! Os ruego que me digáis que pensáis de mí.
VIOLA
Que no pensáis en quién sois.
OLIVIA
Yo pienso igual de vos.
VIOLA
Es que yo no soy lo que soy.

22
OLIVIA
Ojalá fuerais lo que quiero que seáis.
VIOLA
¿Es mejor que lo sea, en vez de lo que soy? Ahora mismo lo que soy es tonto.
OLIVIA
(Aparte) ¡Qué guapo es hasta cuando se enfada y me desprecia!

CANCIÓN:
Antes finge una asesina su culpa
que una enamorada su amor oculta.
Ni en el ocaso el amor se modera. (A Viola)
Por todas las rosas de primavera,
por el honor y la virginidad,
te amo tanto que, la verdad,
pese a tu orgullo, no encuentro razón
para tener que ocultar mi pasión.
No asumas que, si yo te pretendo,
en tu estima yo ahora desciendo.
y razona que, siempre, el amor.
si llega sin buscarlo es mejor.
Por mi inocencia y juventud puedo jurar
que tengo un corazón, un pecho, una verdad.
Y jamás mujer alguna existió
que haya sido su dueña, sólo yo.
Así que se despide un servidor,
que no habla del llanto de su señor

Escena II
Entran ANDRÉS, TOBÍAS y BUFÓN.

ANDRÉS AGUADO
¡No me quedo un minuto más!
TOBÍAS REGÜELDO
¡Razones, fiero amigo, dame razones!
BUFÓN
¡Razonad vuestras razones, Don Andrés!
ANDRÉS AGUADO
He visto a vuestra sobrina prestarle más atenciones al lacayo del duque que a mí. Lo he
visto en el huerto.
TOBÍAS REGÜELDO
¿Y ella te ha visto a ti?
ANDRÉS AGUADO
Igual que te veo yo ahora.

23
BUFÓN
Esa es la gran prueba de su amor por ti.
ANDRÉS AGUADO
¡Por Dios! ¿Te burlas de mí?
BUFÓN
Le ha colmado de atenciones ante ti sólo para despertar tu amodorrada hombría, para
echarle fuego a tu corazón y azufre a tu hígado. Tendrías que haberte arrimado a ellos, y
con dos monadas recién acuñadas, al chaval lo habrías tumbado. Te lo ha puesto a tiro,
y has fallado, a no ser que ahora te redimas ante mi señora con tu talante valiente o
político.
ANDRÉS AGUADO
Prefiero el valiente, porque detesto la política. Antes hereje que político.
TOBÍAS REGÜELDO
Pues basa tu estrategia en la valentía. Reta al chaval del duque a un duelo. Pégale en
once sitios, y mi sobrina tomará nota. No hay mejor alcahuete para conseguir a una
mujer que un alarde de valentía.
BUFÓN
Es la única forma, Andrés.
ANDRÉS AGUADO
¿Podéis ir a decirle que le reto a un duelo?
TOBÍAS REGÜELDO
Escríbele tú mismo sin que te tiemble el pulso. Sé agudo y breve; no importa el ingenio,
sino la elocuencia y la imaginación. Rétale desde detrás de la barrera del papel. Tutéale,
¡tres veces! ¡Échale agallas a la tinta, aunque escribas con pluma de oca!
ANDRÉS AGUADO
¿Dónde os veo después?
TOBÍAS REGÜELDO
Nos pasaremos por tu cubículo. ¡Vete! [Sale Andrés Aguado]
BUFÓN
¡Le sacáis partido a ese títere!
TOBÍAS REGÜELDO
Es buen partido. Le he sacado ya dos mil ducados.
BUFÓN
Una carta comprometida: ¿la entregaréis?
TOBÍAS REGÜELDO
No lo dudes; y provocaré una respuesta del joven. Carros y carretas harán falta para
enfrentarles. Por las venas de Andrés Aguado, haciendo honor a su apellido, no corre
sangre, corre el agua.
BUFÓN
Pues anda que su adversario, el joven mensajero, no es que sea un tipo muy peleón que
digamos. [Entra MARIA]
MARIA
Si queréis desternillaros de risa, esperad. Os juro que no habéis visto nada igual. Dan
ganas de echarle una moneda… de lo mono que se ha puesto… Shhhh, mi señora.

24
Escena IV
OLIVIA
He mandado a por él. Dice que vendrá. ¿Cómo le agasajo? ¿Qué le puedo dar? La
juventud se paga, no se pide ni se presta. Hablo demasiado. (A Leonor.) ¿Dónde está
Malvolio? Es serio y taciturno, y me viene bien un asistente así en el estado en el que
me encuentro.
LEONOR
Ya viene, señora, pero…
OLIVIA
¿Le pasa algo?
MARÍA
Depende de cómo se mire…
OLIVIA
Dile que venga. (Salen María y Leonor.) No puede haberse vuelto más loco que yo.
Triste y alegre a la vez. Yo estoy igual de loca.
¿Triste y alegre? ¿No dicen que los extremos se tocan?

(Entra MALVOLIO con calcetines amarillos y falda escocesa, y MARÍA)

¿Cómo estás, Malvolio?


MALVOLIO
Dulce señora. ¡Ja, ja!
OLIVIA
¿Sonríes? Pues he mandado a por ti con un triste cometido.
MALVOLIO
¿Triste, señora? Podría ponerme triste, porque estos calcetines me aprietan demasiado,
pero ¿qué más da? Si resulta grato a la vista, como dice el poeta: “para poderse uno
lucir, primero ha de sufrir…”
OLIVIA
¿Estás seguro de que no te pasa nada?
MALVOLIO
La carta tenía destinatario, y sus órdenes se cumplirán. Creo que reconocemos esa dulce
letra.
OLIVIA
Anda, vete a la cama, Malvolio.
MALVOLIO
Por supuesto, querida, detrás de ti.
OLIVIA
¡Dios te ampare! ¿Por qué sonríes tanto, y te besas tanto el dedo?
MARÍA
¿Cómo estáis, Malvolio?
MALVOLIO
¿Cómo osáis?
MARÍA
¿A qué se debe este ridículo atrevimiento mostrado ante nuestra señora?
MALVOLIO
¿Cuándo se ha visto a un ruiseñor contestar a una cacatúa?
(Sale María)

25
MALVOLIO
“No temas la grandeza”. Bien escrito.
OLIVIA
¿Qué quieres decir, Malvolio?
MALVOLIO
“Unos nacen grandes”
OLIVIA
¿Eh?
MALVOLIO
“Otros consiguen la grandeza”
OLIVIA
¿Qué dices?
MALVOLIO
“Y a otros les cae algo grande encima”
LEONOR
¡Y tan grande! (Entra María.)
MARÍA
Ha sido difícil hacerle regresar, pero Señora, el joven asistente del duque Orsino ya os
espera aquí.
OLIVIA
Voy a verle. (A María.) María, que le peguen un vistazo al compañero. ¿Dónde está mi
tío Tobías? Que se ocupe de él. (Salen María y Olivia.)
MALVOLIO
Nada menos que Don Tobías se ocupará de mí. Esto encaja perfectamente con la carta.
Le manda a propósito para que me muestre altivo con él. “Sé hostil con la familia,” dice
ella, “y arisco con tus criados”, y me indica como he de manejarme, con maneras de
gran señor. ¡La he cazado para mí! Y cuando se iba, me ha llamado “compañero”. ¡No
Malvolio, sino “compañero”! Sin duda, todo coincide, hasta el último detalle, y el
detalle del detalle. Nada puede ya interponerse entre mí y el objeto de mi deseo. Es la
voluntad de Dios, y a él le estoy agradecido. (Entran TOBÍAS, BUFÓN y MARÍA).
BUFÓN
¿Cómo te va, hombre?
MALVOLIO
Marchaos, os rechazo. Quiero disfrutar de mi intimidad. ¿Vamos, no me habéis oído?
Retiraos.
MARÍA
¡Cómo le sale esa voz tan endemoniada de dentro! ¿No os lo he dicho? Mi señora os
ruega que os ocupéis de él.
MALVOLIO
¿Eso quiere?
TOBÍAS
Vamos, vamos. Paz, paz. Debemos tratarle con cuidado. Dejadme solo. ¿Cómo estás,
Malvolio? ¿Cómo te va? ¡Enfréntate a tus demonios, enemigos de la humanidad!
MALVOLIO
¡Que os cuelguen a todos! ¡Gandules superficiales, no sois de mi clase! Ya sabréis más
de mí. (Sale. Todos ríen. Entra ANDRÉS.)

26
ANDRÉS
Ya estoy listo con el desafío, picante y avinagrado. (Le entrega la carta a Tobías.)
MARÍA
Pues ahora es buen momento para encontrarle. Está con mi señora tratando sus asuntos,
y pronto se tendrá que marchar.
TOBÍAS
En cuanto le veas ponte en guardia, desenfunda tus guantes y haz tu más terrible
juramento, con pose altiva y viril.
ANDRÉS
¡Pues no soy nadie yo jurando! (Sale.)
TOBÍAS
Y yo me voy a buscar al otro a informarle de que Andrés le reta a un duelo, y que es un
portento de valor, e impetuoso en el campo de batalla. Como el otro es joven, se lo
creerá, y cuando se encuentren se morirán los dos del susto nada más verse. (Entran
OLIVIA y VIOLA.)
BUFÓN
Ahí viene con tu sobrina. Déjalos que despachen, y luego ve a por él. (Salen.)
OLIVIA
Algo hay dentro de mí que reprueba mi desliz, pero mi desenfreno es tan intenso que
desdeña cualquier reprobación.
VIOLA
Con esa misma intensidad se retuercen las penas de mi señor.
OLIVIA
Ponéos este camafeo, lleva mi retrato. No lo rechacéis, no tiene lengua para
importunaros. Y os ruego que volváis mañana. Pedidme lo que queráis, que no os lo
negaré siempre que se respete mi honor.
VIOLA
Solamente esto os pido: vuestro amor sincero por mi señor.
OLIVIA
¿Cómo puedo honestamente darle lo que ya os he entregado a vos?
VIOLA
Os lo devuelvo.
OLIVIA Adiós, vuelve mañana.
(Sale. Entran BUFÓN y TOBÍAS)

TOBÍAS
Caballero, Dios te proteja
VIOLA
Y a vos.
TOBÍAS
Falta os va a hacer. (Le entrega la carta.) La naturaleza de vuestra fechoría la
desconozco, pero el damnificado, tan rencoroso y sangriento como un cazador, te
espera. Prepárate, porque vuestro contrincante es rápido y mortal.

VIOLA
Os equivocáis, señor. No he tenido ningún enfrentamiento con nadie, tengo buena
memoria en ese sentido.
TOBÍAS

27
No me equivoco, os lo aseguro. Por tanto, si tenéis en alguna estima a vuestra vida,
poneos en guardia, porque vuestro adversario rebosa juventud, fuerza, habilidad y odio.
VIOLA
¿Quién es?
TOBÍAS
Un caballero de la corte con los puños preparados, pero todo un demonio en broncas de
andar por casa. Ha separado ya a tres cuerpos de sus almas, y ahora está tan encendido
que sólo aplacará sus ansias con vuestra muerte y vuestro entierro. Su lema es: “Que me
maten si no mato”.
VIOLA
Regresaré a la casa y pediré protección a la señora. No soy un luchador. Ya sé que hay
hombres que buscan pelea para probar su valor. Este debe de ser uno de esa calaña.
TOBÍAS
No. Su indignación se basa en una ofensa fundada, así que disponeos a satisfacerle. No
huyáis, preparaos para lo peor, salvo que queráis despachar conmigo lo que pretendéis
evitar con él. (Entra ANDRÉS retador. Tobías se dirige a él, Viola se queda con el
bufón.) Es el diablo en persona. Con una virilidad muy refinada. He cruzado algún que
otro mandoble con él y me ha dado un golpe de flanco mortal. Y cuando se la quieres
devolver, te deja en el sitio. Dice que fue defensor del Marajá de la alhaja rajada
ANDRÉS
¡Vaya, hombre! Si llego a saber esto, a buena hora le reto a un duelo. ¿Y si le regalo mi
caballo y lo dejamos estar?
TOBÍAS
Voy a interceder, pero tú mantente firme. Procuraré que esto acabe sin la perdición de
ningún alma. (Aparte.) Me lo monto tan bien con él que acabaré montando su caballo.
(Al bufón aparte.) Ya tengo su caballo para acordar el armisticio. Le he convencido de
que el chaval es la encarnación del diablo.
BUFÓN
(A Tobías aparte.) Pues este está igual. Jadea y palidece como si le persiguiera un oso.
TOBÍAS
(A Viola aparte.) No hay vuelta atrás, señor. Se enfrentará a vos para honrar su
juramento. Pero ha reconsiderado los motivos, que ahora cree insignificantes. Así que
simplemente desenfundad para que el cumpla con sus votos. Asegura que no os hará
ningún daño.
VIOLA
(Aparte.) ¡Que Dios me proteja! ¡Cuánto echo en falta lo que me falta para ser hombre!
BUFÓN
(A Andrés aparte.) Recula si le ves muy enfadado.
TOBÍAS
(A Andrés aparte.) Vamos, no hay remedio, Andrés. El caballero, por su honor, te da
sólo una oportunidad. Las reglas del duelo lo exigen. Pero me ha prometido, como
caballero y soldado que es, que no os hará ningún daño.
ANDRÉS
¡Por Dios, que cumpla lo que promete! (Entra Antonio.)
VIOLA
(A Andrés aparte.) Os aseguro que esto es en contra de mi voluntad. (Sacan guantes.
Inician los preparativos del duelo.)
ANTONIO
(A Andrés) ¡Deteneos! Si este joven os ha ofendido en algo, asumo la ofensa. Y si sois
vos quien le ofende, yo os desafío en su nombre.

28
TOBÍAS
¿Y vos quién sois?
ANTONIO
Alguien que, por afecto, se atreve a hacer más por él de lo que él se proponga hacer.
SOLDADO
Antonio, quedas detenido por orden del duque Orsino.
ANTONIO
Me confundís, señor.
SOLDADO
De eso nada. Os reconozco, aunque no llevéis puesto el sombrero de corsario. (Se
dispone a llevárselo.)
ANTONIO
Debo obedecer. (A Viola.) Esto me pasa por buscaros, pero ya no hay remedio.
Responderé por ello. Por pura necesidad debo pediros mi bolsa. Me apena más no poder
ayudaros que lo que se me viene encima. Estáis aturdido; no os preocupéis.
SOLDADO
¡Vamos!
ANTONIO
Debo pediros el dinero.
VIOLA
¿Qué dinero? Por el arrojo mostrado, y en parte por vuestra situación actual, os prestaré
algo en la medida de mis posibilidades, ya que no tengo mucho. Dividiré lo que tengo
en dos (le ofrece dinero.)
ANTONIO
(Lo rechaza.) ¡Ahora renegáis de mí! ¿Todo lo que he hecho por vos no os conmueve?
¡No pongáis a prueba mi miseria, pues podría hacer algo tan poco digno como enumerar
los favores que me debéis!
VIOLA
No reconozco ninguno, como tampoco reconozco vuestra voz ni vuestra cara.
ANTONIO
¡Dios!
SOLDADO
¡Vamos!
ANTONIO
¡No! Tengo algo que decir. Saqué a este joven de entre las fauces de la muerte, y cuidé
de él con tal tierno amor y devoción que ...
SOLDADO
¡Y a mí qué! ¡El tiempo pasa! ¡Vamos de una vez!
SOLDADO
¡Qué falsa efigie he idolatrado! Sebastián, avergüénzate de tu apariencia. (Salen.)

VIOLA
Ojalá fuera cierto que me haya confundido,
mi imaginación vuela, con mi hermano querido.
TOBÍAS
¡Ven aquí, caballero! ¡Ven aquí, bufón! A ver si nos inventamos también algún pareado.
VIOLA
Me llamó Sebastián, al ver en mi reflejo
a quien yo siempre encuentro cuando miro al espejo. (Sale.)
BUFÓN

29
Ni a Shakespeare le hubiera salido mejor…
TOBÍAS
¡Vaya chaval más traicionero! Y es más cobarde que una liebre. Traidor, renegando de
su amigo y dejándole a su suerte. En cuanto a su cobardía, pregúntale al bufón.
BUFÓN
Una gallina, a su lado, un toro salvaje.
ANDRÉS
Pues voy a por él y le doy una paliza.
BUFÓN
¡A ver qué pasa!
TOBÍAS
Apuesto... a que no pasa nada.

ACTO IV
Escenas I y III

(Donde se encuentra SEBASTIÁN, entran ANDRÉS AGUADO, BUFÓN y TOBÍAS.)


ANDRÉS AGUADO
(A Sebastián) Otra vez por aquí, eh… pues toma, toma y toma…(Le pega.)
SEBASTIÁN
¡Se puede saber a qué viene eso? Pues… quien las da las…(Le pega.) toma, toma, y
retooooma. ¿Es que se ha vuelto todo el mundo loco?(Saca una navaja.)
TOBÍAS
(Retiene a Sebastián) Abajo esos puños
BUFON
Que los puños los carga el diablo…Mejor se lo cuento a mi señora. (Sale.)
TOBÍAS
Parad, señor.

ANDRÉS AGUADO
No, déjale. Me las veré con él de otra manera. Le voy a denunciar por agresión
injustificada. Es verdad que le he dado yo primero, pero sabré salir de esta.
SEBASTIÁN:
(A Tobías). ¡Suéltame!
TOBÍAS
No os voy a soltar.
SEBASTIÁN
Yo me soltaré. (Se suelta.) ¿Y ahora qué?
TOBÍAS
Me obligáis a extraeros un par de litros de sangre impura. (Saca su espada/ navaja.
Entra OLIVIA con BUFÓN.)
OLIVIA
¡Para, Tobías! ¡Por tu vida te ordeno que pares!
TOBÍAS
¡Señora!

30
OLIVIA
¿Siempre tienes que estar así? Patoso desgraciado, tendrías que vivir en una cueva en
las montañas donde jamás llegó la buena educación. ¡Fuera de mi vista! (A Sebastián.)
No os ofendáis, querido Cesáreo. (A Tobías.) ¿No habéis oído, fuera de mi vista! (Salen
Tobías y Andrés). Os ruego, gentil amigo, que sea vuestra bella prudencia, y no vuestro
indignación, la que prevalezca ante esta embestida impulsiva e injustificada contra
vuestra tranquilidad. Venid conmigo a casa y allí os contarán sobre sus muchas inútiles
trastadas hasta haceros esbozar una sonrisa. No toméis otra opción que la de venir. No
os neguéis. ¡Que el diablo se lleve a Tobías! Me ha dado un vuelco el corazón por su
culpa.
SEBASTIAN
(Aparte.) ¿Me estoy volviendo loco? Quizás sueño despierto.

OLIVIA
Venid aquí, os lo ruego. Y dejaos llevar.
SEBASTIAN
Yo me dejo, pues claro que me dejo, aunque no entienda nada.
OLIVIA
Lo que sea, será. (Le da un anillo y sale.)
SEBASTIAN
Esto es el aire, esto el glorioso sol, y esto un anillo que me acaba de dar esa hermosa
mujer. Lo toco y lo veo, y aunque tengo mis dudas, sé que no estoy loco. ¿Dónde se
habrá metido Antonio? No le vi en “El elefante”, con lo bien que me vendrían sus
consejos, porque o yo estoy loco, o esta loca esta hermosa mujer, por mucho que
parezca tan respetable. Algo pasa que no termino de entender. Pero ahí vuelve la
señora. (Entra OLIVIA con un CURA.)
OLIVIA:
No me echéis en cara mis prisas. Si vuestra intención es honesta, venid conmigo y con
este hombre de Dios a la capilla. Ante él, y bajo el consagrado techo, juradme fidelidad
para que mi alma pueda vivir de una vez en paz. Él no lo contará a nadie hasta que
queráis que se haga público y celebraremos una ceremonia acorde a mi rango y
distinción. ¿Qué decís?
SEBASTIAN
Haré mi juramento, y siempre os seré fiel.
OLIVIA
Id vos delante, padre. ¡Por fin ya brilla el sol,
y da su visto bueno a esta feliz unión!

CANCIÓN

ACTO V

Escena I
(Entran ORSINO y VIOLA a la puerta de casa de Olivia, donde está BUFÓN)
ORSINO
Nos volvemos a ver… Tú sirves a Doña Olivia. ¿Cómo te va?

31
BUFÓN
Mejor con mis enemigos que con mis amigos
ORSINO
Será al revés. Mejor con tus amigos.
BUFÓN
No señor, peor.
ORSINO
¿Cómo puede ser?
BUFÓN
Porque mis amigos me adulan y me hacen quedar como un idiota, mientras que mis
enemigos me dicen directamente que soy un idiota. Así que me conozco mejor gracias a
mis enemigos, porque mis amigos me engañan.
ORSINO
Eres realmente bueno.
BUFÓN
No, señor, aunque queráis ser uno de mis amigos.
ORSINO
Por mí no te irá peor. Toma una moneda. (Se la da.)
BUFÓN
Pero lo que digo tiene doble sentido, así que habría que doblarlo todo.
ORSINO
Está mal doblar las cosas, porque se pueden romper.
BUFÓN
Meteos la mano en el bolsillo y vuestra gracia... donde os quepa. Dejaos llevar por la
carne...
ORSINO
Pecaré. Ahí va otra (le da otra.)
BUFÓN
Ya puestos, no hay dos sin tres…
ORSINO
Por ahora tu ingenio no me sacará más dinero. Así que hazle saber a tu señora que
quiero hablar con ella, y si la traes aquí, puede que aumente el botín.
BUFÓN
Que el botín se eche una siesta, que ahora mismo vengo a despertarlo. (Sale Bufón.
Entran ANTONIO y SOLDADO.)
VIOLA
Ese es el hombre que me rescató.
ORSINO
Esa cara la recuerdo bien, pero cuando la vi por última vez estaba tiznada de negro. Era
el capitán de un barquichuelo que se enfrentó con tal fiereza contra nuestra noble flota
que fue elogiado hasta por aquellos a quienes derrotó. ¿Qué sucede?
SOLDADO
Le hemos arrestado por enzarzarse continuamente en peleas por la ciudad.

32
VIOLA
Me defendió, señor, pero para mí que no anda bien de la azotea: me decía unas cosas
demasiado raras.
ORSINO
Notable pirata, ladrón de agua salada, ¿qué estúpido atrevimiento te ha puesto ahora en
manos de aquellos a los que robaste y asesinaste?
ANTONIO
Jamás fui ladrón ni pirata, pero confieso que no me faltaron motivos para ser vuestro
enemigo. Un acto de brujería me ha traído hasta aquí. A ese ingrato que tenéis a vuestro
lado lo rescaté del mar. Por él me expuse al peligro en esta ciudad enemiga y
desenfundé mi valor al verle amenazado. Pero al ser yo arrestado, el astuto traidor evitó
compartir el peligro conmigo y negó conocerme, como si hubieran pasado veinte años
sin vernos. Ni siquiera quiso devolverme el dinero que le había prestado apenas media
hora antes.
VIOLA
¿Cómo puede ser esto?
ORSINO
(A Antonio.) ¿Cuándo llegó a la ciudad?
ANTONIO
Hoy, tras pasar tres meses junto a mí, día y noche, sin separarnos un solo minuto.

ORSINO
Aquí viene la condesa, el cielo pisa la tierra. En cuanto a ti, tus palabras son de loco:
tres meses lleva este joven a mis órdenes. Seguiremos hablando después. Apartaos.
OLIVIA
(Acompañada por María y Leonor) ¿Qué desea el señor de la servicial Olivia, aparte de
lo que no puedo darle? Cesáreo, no cumples tu juramento.
VIOLA
Señora...
ORSINO
Dulce Olivia...
OLIVIA
¿Qué dices, Cesáreo? Buen señor...
VIOLA
Mi amo quiere hablar, mi deber es callar.
OLIVIA
¿Ya estamos con la misma cantinela? Me resulta tan burda y empachosa al oído como
un aullido tras una canción.
ORSINO
¿Aún tan cruel?
OLIVIA
Aún tan constante, señor.
ORSINO
¿Constante en vuestra perversidad? Malcriada señora, ¿qué puedo hacer?
OLIVIA
Lo que le venga bien hacer al señor.
ORSINO
Escuchadme. Ya que desdeñáis mi amor, seguid viviendo así de déspota, si os hace
feliz. Pero a este siervo carnal, que sé que amáis, y a quien yo tengo en gran estima, se
lo arrebato a vuestros crueles ojos. Salgamos de aquí.

33
OLIVIA
¿Dónde vais, Cesareo?
VIOLA
Detrás de a quien yo quiero.
OLIVIA
¡Qué desprecio! ¡Cómo he podido ser engañada!
VIOLA
¿Quién os ha engañado? ¿Quién os hace algún mal?
OLIVIA
(A Viola) ¿Os habéis olvidado? ¿Un siglo pasó ya?
Llamad al Santo Padre. (Sale LEONOR)
ORSINO
¡Nos marchamos de aquí!
OLIVIA
¿A dónde, Cesáreo? ¿Huyes, esposo, así?
ORSINO
¿Esposo?
OLIVIA
Sí, esposo. No lo puede negar.
ORSINO
¿Tú eres su esposo?
VIOLA
Yo no, señor, jamás.
OLIVIA
(Entra cura.) Bienvenido, padre. Os ruego, por vuestra autoridad divina, que, aunque
pretendíamos mantener entre tinieblas lo que los acontecimientos nos obligan a revelar,
proclaméis lo que ha acontecido entre este joven y yo.
CURA
Un contrato de vínculo de amor eterno, corroborado por la unión de vuestras manos,
sellado con un sagrado beso, fortalecido por el intercambio de vuestros anillos, y con
toda esta ceremonia rubricada según mi oficio, y mediante mi testimonio. Desde aquel
momento, mi reloj me dice que he avanzado dos horas hacia mi tumba.
ORSINO
¡Querubín traicionero! ¿Qué va a ser de ti
cuando el tiempo te siembre todo el pelo de gris?
VIOLA
Señor, os aseguro...
OLIVIA
¡Si no juras, mejor! (Entra ANDRÉS AGUADO)
ANDRÉS AGUADO
¡Por el amor de Dios, un médico! ¡Mandádselo a Tobías!
OLIVIA
¿Qué sucede?
ANDRÉS AGUADO
A mí me han abierto la cabeza, y a Tobías le han dejado la cresta ensangrentada . ¡Por el
amor de Dios, socorro!
OLIVIA
¿Quién ha sido?
ANDRÉS AGUADO

34
Un asistente del duque, un tal Cesáreo. Le tomábamos por cobarde, pero es la
encarnación del diablo
ORSINO
¿Mi caballero Cesáreo?
ANDRÉS AGUADO
¡Dios, mi vida, está aquí! (A Viola.) Me has abierto la cabeza sin motivo, porque lo que
hice me lo encargó Tobías.
VIOLA
¿Por qué me decís eso? Nunca os hice daño alguno. Os mostrasteis agresivo sin mediar
provocación, pero os hablé con cordura y no os hice daño.
ANDRÉS AGUADO
Tengo la cabeza hecha una escabechina… ¿no tenéis bastante con una cabeza
escabechinada. Y aquí viene Tobías cojeando. Y esta vez os aseguro que no es la
borrachera lo que le hace cojear…
ORSINO
(A Tobías.) ¿Cómo estáis, caballero?
TOBÍAS
No me cojo, digo, no me quejo. Me ha hecho daño, y eso es todo. (A Bufón.)
Borrachuzo. ¿Has visto al doctor Ricardo?
BUFÓN
Sí, posiblemente está más borracho que tú, si eso es posible,.
TOBÍAS.
Imposible.
OLIVIA
Lleváoslo. ¿Quién os ha hecho tanto mal?
ANDRÉS AGUADO
Te echo una mano Tobías, y ya puestos que nos venden a la vez.
BUFÓN
Sí, que os vendan, pero barato.
OLIVIA
Que los acuesten y los curen. (Salen Tobías, Andrés Aguado y Bufón. Entra
SEBASTIÁN, MARÍA y LEONOR).
SEBASTIÁN
Lamento, señora, haberle hecho daño a vuestro pariente, pero aunque hubiera sido mi
hermano de sangre, no habría hecho menos en defensa propia. Me da la impresión de
que me miráis mal, ¿Acabo de decir algo que os haya ofendido? Perdonadme, amor,
aunque sólo sea por los votos que nos acabamos de jurar.
ORSINO
Una cara, una voz, un atuendo y dos personas. ¡Un espejismo natural, que es y no es!
SEBASTIAN
Antonio, ¡mi querido Antonio! ¿Dónde os habéis metido? Esta vez sí que os habéis
escondido bien!!!
ANTONIO
¿Sois Sebastián?
SEBASTIAN
¿Acaso lo dudas?
ANTONIO
¿Cómo os habéis dividido? Una manzana partida en dos no es más gemela que estas dos
criaturas. ¿Quién de los dos es Sebastián?

35
OLIVIA
¡Qué maravilla!
SEBASTIAN
(Se da cuenta de que está Viola.) ¿Estoy yo ahí de pie? Nunca tuve un hermano, ni tuve
jamás el don de la ubicuidad. Sí tuve una hermana, a la que devoraron las ciegas olas.
Por caridad, ¿qué parentesco guardáis conmigo? ¿Qué patria? ¿Qué nombre? ¿Qué
linaje?
VIOLA
Nací en Mesalina. Sebastián fue mi padre; y un Sebastián fue mi hermano también, y
esa ropa llevaba de camino a su tumba marina. Si las almas toman forma y ropaje, venís
a darnos un susto.
SEBASTIAN
Si fuerais mujer, derramaría lágrimas en vuestra mejilla y diría: “¡Tres veces
bienvenida, ahogada Viola!”
VIOLA
Mi hermano tenía un lunar en el ....
SEBASTIAN
Y mi hermana tenía un lunar en la ...
VIOLA
Mi padre murió el día en el que Viola, desde su alumbramiento, contaba trece años.
SEBASTIAN
Ese fue su último acto mortal, el día que mi hermana cumplió trece años.
VIOLA
Si lo único que nos impide ser felices es este atuendo masculino, no me abracéis hasta
que las circunstancias de lugar, tiempo y fortuna logréis encajar y os hagan saltar a la
conclusión de que soy Viola. Un alma bondadosa de esta ciudad me salvó la vida y
ocultó mi ropa de mujer para que pudiera servir a este noble duque. Todo lo que me ha
sucedido desde entonces ha tenido que ver con mi relación con esta dama y este señor.
[A Olivia] Resulta, dama, que habéis errado; mas la naturaleza es sabia. Os habrías
casado con una moza; pero no os equivocasteis del todo, que yo sepa, pues mozo aún
me mantengo.
ORSINO
[A Olivia] No os sorprendáis; bien noble es su sangre. Si todo es como la imagen que se
refleja, quiero formar parte de este feliz naufragio. [A Viola] Mil veces me has dicho
que jamás querrías a una mujer como a mí.
VIOLA
Y todo lo dicho lo volveré a jurar. Y lo jurado sigue tan cierto en mi alma como el fuego
que alimenta al sol para separar el día de la noche.
ORSINO
Dame la mano. Esa ropa de mujer te sienta muy bien.
OLIVIA
(A Orsino.) Señor, una vez hayáis reflexionado, espero que os complazca tenerme como
cuñada más que como esposa, y que mañana rubriquemos esa alianza.
ORSINO
Acepto gustoso la oferta. (A Viola.) Vuestro señor os libera, y por vuestro servicio
prestado, contra la naturaleza de vuestro sexo y vuestra delicada crianza, y ya que me
habéis llamado señor tanto tiempo, aquí tenéis mi mano, para que paséis a ser la señora
de vuestro señor.
OLIVIA
Y mi cuñada. (Llega Tobías, con la cabeza vendada) ¿Qué tal esa cabeza, tío Tobías?

36
TOBÍAS
Maravillosamente descalabrada, sobrina…
MARÍA
Yo le haré sentar la cabeza, señora…
BUFÓN
Presiento que le sentará bien sentarla…
VALENTINA:
Si queréis yo puedo ser vuestro asiento
(Entra MALVOLIO.)
MALVOLIO
¿Y de lo nuestro, señora mía?
OLIVIA
¿De lo nuestro?
MALVOLIO
Bueno, de lo mío…

OLIVIA
Por ahí viene Andrés Aguado…
ANDRES AGUADO
¿Hablabais de mí?
OLIVIA
Decía que vos y… Malvolio… haríais una buena pareja, no es así, reverendo… (Llega
el cura)
CURA
Par inter pares, tal para cual… amen. (Los bendice…) Fronti nulla fides…
LEONOR
Which means..
TODOS
¡No te fíes de las apariencias!

BUFÓN: (canta) Desde que el mundo es mundo, hacía viento y llovía,


pero esta obra se acaba, con humor y alegría.
TODOS:

Que como dicen los sabios


Las apariencias engañan
Y hay mentiras en la vida
Que son lecciones del alma.

Ama hoy que ya veremos


Qué te pasará mañana
Aunque sea a contratiempo
Sueña, ríe, vive y ama.

T E L Ó N

37

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