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Noche de reyes - Escenas

Acto I

Escena I Viola y Marino

Escena II Maria, Toby y Andrew

Escena III Viola y Orsino

Escena IV Maria, Feste, Olivia, Toby y Malvolio

Acto II

Escena I Viola y Malvolio

Escena II Sebastián y Antonio

Escena III Toby, Andrew, Feste, Maria y Malvolio

Escena IV Orsino y Viola

Escena V Toby, Andrew, Feste, Maria y Malvolio

Acto III

Escena I Feste, Viola, Andrew, Toby, Olivia y María

Escena II Andrew, Toby, Feste y María

Escena III Sebastián y Antonio

Escena IV Olivia, María, Toby, Feste, Malvolio, Andrew, Viola, Antonio y guardias

Acto IV

Escena I Sebastián, Feste, Andrew, Toby y Olivia


Escena II Maria, Feste, Toby y Malvolio -

Escena III Sebastián y Olivia

Acto V

Escena única Orsino, Viola, Feste, Olivia y Sebastián

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NOCHE DE REYES

ACTO I

ESCENA I
(A orillas del mar)

Viola.- ¿Qué país es


este?

Marino.- Illiria, señora.

Viola.- Y ¿Qué he de hacer yo en Illiria? Mi hermano... ¿Acaso no se


ahogó?

Marino.- Te salvaste por


casualidad.

Viola.- ¡Pobre hermano mío! Tal vez haya corrido la misma


suerte.

Marino.- En medio del desastre distinguí a tu hermano que, muy consciente del peligro, se
agarraba de un fuerte mástil que sobresalía en el mar; desde donde luchó contra las olas
tanto tiempo como pude contemplarlo.

Viola.- Por ser portador de esta noticia, toma este oro. ¿Conoces esta
tierra?

Marino.- Si señora, muy bien; pues el lugar donde nací y fui educado está a tres horas de
aquí.

Viola.- ¿Quién gobierna aquí?

Marino.- Un noble duque.

Viola.- ¿Cómo es su
nombre?

Marino.- Orsino.

Viola.- ¡Orsino! He oído a mi padre repetir ese nombre. Entonces estaba


soltero.

Marino.- Y lo está aún o, por lo menos, lo estaba hace un mes, cuando partí de aquí. En ese
entonces solicitaba el amor de la bella Olivia.

Viola.- ¿Quién es ella?

Marino.- Una doncella virtuosa, hija de un conde que murió hace unos meses; quien la dejara
bajo la custodia de su hermano que, a su vez, ha fallecido recientemente. Por su venerado
amor, se dice que ella ha abjurado de la sociedad y presencia de los hombres.

Viola.- Quisiera entrar al servicio de la dama y no poder ser descubierta hasta que se
presente la ocasión de revelar mi nombre.

Marino.- Será difícil, no quiere ver a nadie, ni siquiera al


Duque.

Viola.- Te suplico, y te recompensaré generosamente, que disimules quien soy y me ayudes a


tomar

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el disfraz que convenga mejor a la realización de mi intento. Yo serviré al Duque, me
presentarás en calidad de eunuco. Puedes hacerlo sin comprometerte, sé cantar y le hablaré
de tantos aires de música, que me juzgará digno de su servicio. Lo que pueda suceder
después, se lo confío al tiempo. Solo pido tu silencio.

Marino.- Se su eunuco, que yo seré tu


mudo.
ESCENA II

Tobías.- ¿Qué le pasa a mi sobrina para tomarse tan a pecho la muerte de su


hermano?

María.- Sir Tobías, debería venir más temprano por las noches. Mi señora, critica mucho sus
malas horas.

Tobías.- Mejor que critique y no que la


critiquen.

María.- Debería contenerse en los prudentes límites de las buenas


costumbres.

Tobías.- ¡¿Contenerme?! Ya me contengo más de lo que me gustaría. Me contengo de beber


lo que tengo ganas. Si fuera por mi beberia un tonel entero.

María.- Esos excesos de bebida, lo perderán. Ayer mismo mi señora estaba hablando de eso, y
de ese caballero imbécil que trajo para que la cortejase.

Tobías.- ¿Sir Andrew?

María.- Claro, el mismo!!

Tobías.- Es el hombre más rico de


iliria.

María.- No gozará más de un año de su riqueza, es un


derrochador.

Tobías.- ¿Pero que dices? Toca... el bongo! Y habla corrientemente tres o cuatro
idiomas, sin diccionario. Goza de todos los dones de la naturaleza.

María.- Por supuesto!! Si es naturalmente un idiota!!Es un pendenciero! Si no gozara del don


de la cobardía , cada vez que lo retan a duelo, no tardaría en conseguir el don de la tumba.

Tobías.- Por estas manos que el que habla así de él es un sinvergüenza y un envidioso.
¿Quién es?

María.- El mismo que dice que todas las noches andan juntos bebiendo en
exceso!

Tobías.- ¡A la salud de mi sobrina! Y seguiré bebiendo mientras la bebida pase por mi garganta
y quede vino en Illiria. ¡Que son unos cobardes y serviles quienes se nieguen a beber por ella
hasta que de pies a cabeza les de vueltas como trompo de parroquia.

Andrew toca el bongo.

Tobías.- Sir Toby! Ah no... ese soy yo! Sir


Andrew!

Andrew.- Buenas tardes señora

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María.- Buenas tardes, caballero.

Tobías.- Arrímate.

Andrew.- Quien es?

Tobías.- La doncella de mi
sobrina

Andrew.- Oh! Pues, mucho gusto en conocerla madame arrimaté


(Risas)

Maria.- María, señor

Andrew.- Entonces, mucho gusto en conocerla madame María arrimaté


(Risas)

​ o has comprendido nada. Arrimate quiere decir abordala, galanteala,


Tobías.- ​(riendo) n
coqueteale, arrímate!

Andrew.- No! No no no, no podría hacer eso en público Sir


Toby

Tobías.- Si la dejas ir así nunca más desenvainaras tu


espada

Andrew.- Señora, si parte de ese modo, jamás seré digno de desenvainar mi espada de
nuevo
Maria.- ¡Qué manos frías tiene! Recuerdo ese refrán que dice, "manos frías, corazón
caliente"

Andrew.- Yo siempre he tenido las manos frías,


señora

María.- Pues entonces, póngalas en algún lugar donde se le


calienten!

Andrew.- No soy tan tonto como para andar con guantes en pleno verano, señora (María,
se va)

Tobías.- Nunca te he visto tan decaído, deberíamos tomar un buen


vino.

Andrew.- Eso no lo arreglará, Sir Toby. Justamente, todas las veces que me ha visto caído, ha
sido por el vino. Sir Toby, mañana a primera hora, parto

Tobías.- Por cua mi


caballero?

Andrew.- ¿Pourquoi? ¿Qué significa pourquoi, que sí o que no? Debería haberle dedicado
más tiempo a las lenguas extranjeras y no tanto a la cacería de osos y a las danzas. ¡Cómo
me hubiera gustado ser un políglota!

Tobías.- Lucirías entonces una hermosa


cabellera

Andrew.- ¿De qué manera habría afectado eso a mi


pelo?

Tobías.- Los poligrotas tienen bellos


rizos

Andrew.- Oh, pero lacio me queda muy bien,


¿no?

Tobías.- Maravillosamente! Cuelga como el hilo de una rueca. Ya quisiera estar yo cuando una
criada los ponga entre sus piernas y los hile de a uno.

Andrew.- Definitivamente, me voy mañana Sir Toby. Su sobrina no quiere verme, y aunque
quisiera, cuatro contra uno que no me acepta. El propio duque vive a tres pasos, y es quien la
corteja ​Page ​4 ​of ​40
Tobías.- No, nada quiere saber de él. Nada quiere saber con nadie que la supere en
rango, edad, dinero o inteligencia. Eres su hombre!!

Andrew.- Me quedaré... un mes más todavía. ¡Qué tipo raro soy! ¿Usted sabe lo que yo
disfruto en mascaradas y otras fiestas?

Tobías.- No, pero se dice que eres experto en danza de salon, de zaguan, de foyer...
y otros ambientes

Andrew.- Soy el mejor de toda Iliria, sé hacer las más deliciosas


cabriolas

Tobías.- Yo se hacer delicioso el cabrito asado. Con papitas en juliana un poquito de aceite de
oliva y pimientos para realzar el sabor.

Andrew.- En el salto atrás, no hay quien me supere en


Iliria

Tobías.- Que hace tanta destreza escondida detrás de las cortinas? No temes que se llene de
polvo? Deberías ir a la iglesia bailando y volver de la iglesia... bailando! No es este un mundo
para esconder virtudes. Yo puedo mear al ritmo que me pidas y a 5 pasos del tarro. Mire le
muestro.. Siempre pensé viendo la muy excelente constitución de tu pierna que ha sido hecha
para bailar.

Andrew.- Es vigorosa, y se ve bien bajo mi media color llama, ¿qué? ¿vamos a


divertirnos?

Tobías.- Y qué otra cosa vamos a hacer? (ríen al frente y se van al foro) A ver ese
cabrito? Y el cabrito?

ESCENA III ​(Un aposento en el


palacio del Duque)

Viola.-. Si el Duque continúa cubriéndome de favores ascenderé pronto. Solo hace tres días
que me conoce y ya no soy un extraño.

El Duque ​.- ​¡Cesario! Te lo he confiado todo; he abierto ante ti el libro de mis más secretos
pensamientos. Por lo tanto, bondadoso joven, ve a casa de Olivia. No hagas caso de
negativas. Plántate ante sus puertas y dí a sus criados que tus pies echarán allí raíces ​si es
necesario h​ asta que te conceda audiencia.
Viola.- Pero, noble señor, si es cierto que está tan sumida en su dolor, nunca querrá
recibirme.

El Duque.- Levanta la voz; pasa por encima de toda cortesía. Pero no vuelvas sin
provecho.

Viola.- Supongamos que hablo con ella, señor... y entonces...


¿qué?

El Duque.- Entonces... Despliega ante sus ojos la pasión de mi amor; sorpréndela


hablándole de mi ternura. Te quedará bien representar mis penas. Ella le prestará más
atención, encarnadas en tu juventud que en otro mensajero.

Viola: No lo creo, señor.

El Duque: Créelo, querido muchacho; pues cualquiera que diga que tu ya eres un hombre
calumniaría

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tu dichosa edad. Tienes la voz aguda y sonora de una doncella, y en todo eres semejante a una
mujer. Triunfa muchacho y vivirás tan independientemente como tu amo, pues su fortuna será
la tuya...

Viola: Haré cuanto pueda por cortejar a su dama. Ah, espinosa empresa. ¡Quisiera ser yo la
cortejada! ​(Se van)

ESCENA IV

(Música medieval hasta que Feste se


sienta)

María.- Dime dónde has estado, sino no abriré estos labios para disculparte por mi señora!!!
Ella está a punto de ahorcarte por tu ausencia!!

Feste.-Que me ahorque. Cuando uno está bien ahorcado ya no tiene temor a


nada.

María.-Siempre tienes respuesta para


todo!
Feste.-¡Y si! ¡Dios da talento a los que lo tienen! En cuanto a los imbéciles, que se arreglen
como puedan.

María.-De todas formas, te ahorcarán por tu prolongada ausencia y sino te matan, tendrás un
castigo peor, serás despedido!

Feste.-Entre ahorcarse y casarse, prefiero lo primero. Y en cuanto a ser despedido, dejá


pasar el verano.

María.-Basta, Bellaco!!! Cállate!!! Ahí viene, mi señora. Te aconsejo que te disculpes


con ella!

Feste.-Ingenio, si te place, inspírame bufonadas. Los hombres de ingenio que creen poseerte
no son generalmente más que unos imbéciles. Yo sé muy bien que me faltas, pero es posible
que algún día me crean un sabio. Más vale un tonto ingenioso que un ingenio tonto... Dios la
guarde, señora.

(Música anunciando la entrada de la


condesa)

Olivia.- Llevense a la absurda


criatura.

Feste.-No no no, a mí no, a la


señora.

Olivia.- Vete tú. Eres un tonto reseco, no quiero saber nada más de ti. Además, te has
vuelto mentiroso.

Feste.- Esos defectos los pueden corregir una abundante bebida y sanos consejos. Dé de
beber al tonto y no estará reseco. Dé consejos al mentiroso, y el mentiroso ya no mentirá.
Toda cosa corregida es una cosa remendada. La virtud que viola alguna ley está remendada
con vicio, y el vicio que se corrige está remendado con virtud. Si este sencillo silogismo puede
salvarme de la horca, tanto mejor; en caso contrario, ¿qué remedio habrá?

Olivia.- Llevense a la absurda


criatura.

Feste.-Y yo le repito, llevese a la


señora.

Olivia.- Señor, les ordené que te llevaran a


ti.

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Feste.-Permítame, que le demuestre que la absurda criatura es
usted.

Olivia.- ¿Puedes hacerlo?

Feste.-Habilidosísimamente,
señora.

Olivia.- Pruébalo. Por falta de otra distracción te ordeno que lo


pruebes.

Feste.-Querida dama, ¿por qué está de


luto?

Olivia.- Tonto, por la muerte de mi hermano.

Feste.-¿Pensar que su alma está en el infierno,


señora!

Olivia.- Sé que su alma está en el cielo,


tonto.

Feste.-Entonces, señora, más que loca debe de estar al afligirse porque el alma de su
hermano está en el cielo. Llevense a esta absurda criatura, señores.

Olivia.- ¿Qué piensas de este tonto, Malvolio? ¿No tiene


arreglo?

Malvolio.- Si señora, y solo se corregirá cuando lo sacuda el estrector de la muerte. La


debilidad de los años que hace decaer a los cuerdos, mejora a los locos.

Feste.-¡Dios le envíe cuanto antes, caballero, esa debilidad para perfeccionar su locura! Sir
Tobías jura que disto mucho de ser un zorro, pero a buen seguro que no apostaría ni dos
peniques para sostener que no es un imbécil.

Olivia.- ¿Qué dice usted a eso


Malvolio?

Malvolio.- Me maravilla que os complazcas en escuchar a semejante estúpido. El otro día lo


he visto ser derrotado por un bufón vulgar que no tenía más cerebro que una piedra. Creo que
las personas sensatas que creen en este tipo de locos no valen más que el pintado cetro de
sus bufones.

Olivia.- Oh, estás enfermo de amor propio, Malvolio. Nada hay que pueda lastimarnos en las
bromas de un bufón, aunque no haga más que bromas, así como no lastiman las censuras de
un hombre cuerdo y discreto, aunque no haga más que censuras.

Feste.-Que Mercurio le conceda el don de mentir, por haber hablado de los locos con tanto
acierto.

(Vuelve a entrar María)

María.- Señora!! Señora!!

Malvolio.- Alto!. La señorita María que está apurada.


va!

María.- En la puerta hay un joven que desea


hablarle!!

Olivia.- Del duque Orsino, ¿no?

María.- Lo ignoro señora!! Es un joven hermoso y viene con un muy buen


séquito!!

Olivia.- ¿Quién le está impidiendo el


paso?

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María.- Su tío, Sir Tobias.

Olivia.- Quitenle de en medio, se los ruego. No dice nada, sino tonterías: vergüenza sobre
él. (María se va). Malvolio, si es un enviado del duque, estoy enferma, o no estoy en
casa...: lo que quieras para deshacerte de él. ¡Rápido Malvolio! (Malvolio se va). Ahora
ves, señor, cómo tus tonterías están pasadas de moda, y a la gente le disgustan.

Feste.-Señora, ha hablado en nombre de todos nosotros como si su primogénito fuera a ser


un loco. Quiera Júpiter rellenar de cerebro el cráneo de ese pariente suyo que ahora llega.

Malvolio.- Sir Toby, que esta


borracho.
(Entra Tobías)

Olivia.- Por mi honor, medio borracho... ¿Quién es ese que está en la puerta,
tío?

Tobías.- Un caballero, gentil hombre.

Olivia.- ¿Un gentilhombre? ¿Qué


gentilhombre?

Tobías.- Un hombre, un caballero, un muchacho.. y es gentil.. bueno conmigo se mostro


gentil. Malditos arenques en vinagre! ​(a Feste) ​Eh, como esta mi compañero empinador!? (
morcilleando)

Feste.- Bondadoso, sir


Tobías...

Olivia.- Tío, tío, ¿cómo has llegado tan temprano a este estado de
exaltación?

Tobías.- Exaltado yo?! Yo te desafío aletargamiento! Sobrina, hay alguien


esperando.

Olivia.- Si, bien. ¿Quién es


él?

Tobías.- Por mi que sea el diablo, no me importa! Créeme y sino... que mas
da?!

Olivia.- ¿A qué se parece un borracho,


tonto?

Feste.-A un bufón, a un loco, a un ahogado. Una copa de más convierte al hombre en bufón, la
otra lo vuelve loco, y la tercera lo ahoga.

Olivia.- Vete y busca un médico, y que se ocupe de mi pariente, porque él ha alcanzado el


tercer grado de la bebida: está ahogado, llévatelo.

Feste.-No se preocupe señora, es sólo un loco; el bufón cuidará del


loco.

(Sale Feste llevándose a sir


Tobías)

(Entra Malvolio)

Malvolio.- Señora, este joven quiere decididamente hablaros. Le he dicho que estabais enferma
y me dijo que lo sabía y que precisamente por eso quería hablaros. Le he dicho que estabais
dormida y me dijo que lo sabia y que queria hablaros. Que le digo señora?, está atrincherado
contra toda negativa.

Olivia.- Dile que no hablará conmigo

Malvolio.- Se lo he dicho pero me dijo que se quedara hecho un poste de ser


necesario.

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Olivia.- ¿Qué especie de hombre
es?

Malvolio.- De especie humana.

Olivia.- ¿Qué modales tiene?

Malvolio.- Los peores!

Olivia.- ¿De qué porte es y cuántos años


tiene?

Malvolio.- Es demasiado joven como para ser un hombre pero no así como para ser un
muchacho, Como el guisantes cuyas valvas aún están tiernas, o la manzana cuando todavía
está verde. Nada entre dos lagos, el de muchacho y el de hombre. Tiene una cara agraciada
y habla con mucha petulancia.

Olivia.- Que se acerque... Llame a mi gentil doncella, y que traiga mi


velo.

Malvolio.- ¡Doncella!.

(Entra María)

Olivia.- Dame mi velo. Ven, ponlo sobre mi cara: oiremos una vez más la embajada de
Orsino.

(Entra Viola con Malvolio)


Malvolio.- El hombre que quiere decididamente hablaros!. ​(Se
va)

Viola.- ¿Cuál es la honorable señora de esta


casa?

Olivia.- Hábleme a mí, yo contestaré por


ella.

Viola.- Beldad radiante, exquisita, incomparable, tenga a bien decirme se lo ruego, si es la


señora de la casa porque yo jamás la he visto. Me repugnaría malgastar mi discurso porque
además de estar admirablemente escrito, con gran esfuerzo lo he aprendido de memoria.

Olivia.- ¿De dónde viene,


señor?

Viola.- No puedo decir más de lo que he estudiado, y esa pregunta no está en mi papel.
Buena y amable señora, asegúreme que es usted la señora de la casa para que pueda
comenzar con mi declamación.

Olivia.- ¿Es usted un


cómico?

Viola.- Le aseguro que no soy lo que represento. ¿Es usted la señora de la


casa?

Olivia.- Si no me usurpo el puesto yo misma, lo


soy

Viola.- Ahora continuaré mi discurso con elogios t luego le mostraré el corazón de mi


mensaje.

Olivia.- Evitemos los elogios. Vaya a lo


importante.

Viola.- ¡Ay! ¡Con lo que me costó estudiarlo!... ¡Y es tan


poético!

Olivia.- La poesía es siempre un engaño. Oí que estaba altivo en mi puerta y permití su


entrada más bien por curiosidad que para oírlo.

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Viola.- Es que yo vengo como
mensajero.

Olivia.- Diga su mensaje.

Viola.- Vengo con un ramo de olivo en la mano. Mis palabras son tan pacíficas como
importantes.

Olivia.- Sin embargo, comenzó de brusca forma. ¿Quién es usted? ¿Qué


quiere?

Viola.- La rudeza que he manifestado estaba en mi papel. Lo que soy y lo que quiero son
secretos para todos los oídos excepto para los suyos.

Olivia.- Déjenos solos. (María se va). Ahora señor, ¿Cuál es su


mensaje?

Viola.- Encantadora dama...

Olivia.- ¡El mensaje! ¡Dónde está el


mensaje!

Viola.- En el corazón de Orsino.

Olivia.- ¡En su corazón! ¿En qué capítulo de su


corazón?

Viola.- En el primer capítulo.

Olivia.- Aburridísimo, predecible, el final deja mucho que desear. ¿No tiene nada más que
decir?

Viola.- Permítame ver su rostro.

Olivia.- ¿Tiene alguna comisión con su señor por negociar con mi cara? ¡Ah, te saliste del
texto! Pero correremos la cortina y le mostraré el cuadro. Mire señor: esta soy yo, este es mi
rostro. ¿No está bien hecho?

Viola.- Admirablemente hermosa. Es belleza verdadera... Señora, es usted la mujer más


cruel del mundo si pretende llevarse toda esa belleza al sepulcro.

Olivia.- ¡Oh! Señor, no tendré el corazón tan duro. Haré un inventario y cada parte figurará
en mi testamento.
Viola.- Mi señor la ama y un amor como el suyo debe ser
recompensado.

Olivia.- ¿Cómo me ama su


señor?

Viola.- Con adoración, con fértiles lágrimas, con gemidos que atruenan de amor, con
suspiros de fuego.

Olivia.- Su señor conoce mi determinación, no puedo amarle. Podría haberse llevado su


respuesta hace mucho tiempo.

Viola.- Si yo la amara con el ardor con que la ama mi señor, si sufriera con tanto sufrir, y llevara
como él una vida que nos es más que una larga muerte, encontraría inexplicables sus
desdenes, no los comprendería.

Olivia.- ¿Por qué? ¿Qué


harías?

Viola.- Construiría ante su puerta una cabaña de sauces y con gritos reclamaría mi alma
prisionera en

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su morada. Compondría versos de amor desdeñado y los cantaría bien alto en el silencio de la
noche. Mi voz haría repetir su nombre al eco de las colinas, y el aire, herido con mis acentos,
volvería a decir a lo lejos: “¡Olivia... Olivia!”

Olivia.- Ve hasta tu señor, no puedo amarle: que no envíe a más, a menos, quizás, que sea
usted quien venga de nuevo hasta mí, para decirme como lo ha tomado. Que le vaya bien: le
doy las gracias por las molestias, acepte esto de mi parte.

Viola.- Es a mi señor a quien debe recompensar, no a mí. Quédese con ese dinero. ¡Ojalá el
amor dé un corazón de piedra a aquél a quien usted ame! ¡Que su fervor reciba, como el de
mi señor, el menosprecio como recompensa! ​(Se va)

Olivia.- Tus facciones, tu persona, tus actos, y tu altivez te blasonan cinco veces. Pero no nos
apresuremos, despacio, despacio... ¿Y si el criado fuera el amo? Me parece que las
perfecciones de ese joven, por no sé qué atracción invisible y sutil, se han deslizado
furtivamente en mis ojos. ¡Bueno! ¡Que así sea! ¡Malvolio!

(Entra Malvolio)
Malvolio.- Sí, señora.

Olivia.- Corre tras ese altivo mensajero, el hombre del duque. Se dejó aquí su anillo, a pesar
de mi negativa: dígale que no quiero saber nada de él. Dígale que no me alague ante su
señor, ni que mantenga esperanzas, no seré para él. Si el joven viniera mañana, le daré mis
razones.

(Se va Malvolio)

Olivia.- Se y no sé qué. Temo que mis ojos traicionen a mi pensamiento. ¡Destino, muestra tu
poder! No disponemos de nosotros mismos. Lo que está decretado debe cumplirse. Pues bien,
que así sea.

************

ACTO II

ESCENA I
(Una calle)

Malvolio.- ¿No estábais hace poco con la condesa


Olivia?

Viola.- Acabo de dejarla, caballero.

Malvolio.- Bueno, bueno, bueno, Ella dice que por favor le devuelva este anillo. Hubieses
podido ahorrarme el trabajo tomándolo usted mismo, si, un versito. Y que no traiga más
información del duque, a menos que sea para darle la respuesta con respecto a esto.
Tomad Tomad

Viola.- ¿Que ella recibió un anillo de mí? No es


cierto.

Malvolio.- Vamos señor. usted se lo arrojó con petulancia, así, asique le importa agachese y
sino, que sea el primero que lo encuentre, chau. ​(Se va)

Viola.- Yo no le dejé ningún anillo. ¿Qué se propone esta dama? ¡Quiera la fortuna de mi
apariencia no la haya encantado! me ha mirado mucho, tanto, que hasta pensé que sus ojos
habían encadenado
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su lengua porque me hablaba distraídamente, sin ilación... Me ama, no cabe duda. La astucia
de su pasión me invita... A través de este destemplado mensajero. Rechaza el anillo de mi
amo... ¿Cómo? Si él no le ha mandado ninguno. Yo soy su hombre, y si es así, ¡pobre mujer!
Sería mejor que amara un sueño... Disfraz, ahora veo que eres un invento del mal. ¿Cómo se
arreglará esto? Mi señor la ama apasionadamente; yo, pobre monstruo, estoy por él tanto o
más apasionada y ella, engañada, para amarme con exceso. ¿Qué resultará de todo esto?...
Como soy hombre, debo renunciar al amor de mi amo. Como soy mujer... ¡Tiempo! A ti te toca
desenredar esto, no a mí. Es un nudo muy complicado para que yo lo desate.

(Se va)

ESCENA II

(A orillas del mar)

Antonio.- ¿Está decidido a marcharse? ¿No quiere que lo acompañe? Dígame siquiera
dónde va.

Sebastián.- De ningún modo, señor. Solo el capricho determinará el rumbo de mi viaje. Sin
embargo, veo en vos tan excelente reserva de delicadeza y tanto cuidado en no hacerme
confe sar lo que quiero conservar secreto, que esto me mueve a contárselo todo. Sepa
Antonio que mi nombre no es Rodrigo, sino Sebastian. Mi padre era un tal Sebastián de la isla
de Mesalina, de quien sin duda habrá oído hablar, el cual dejó a su muerte dos hijos, mi
hermana y yo, nacidos a un mismo tiempo. Ojalá que los cielos se hubieran complacido en
hacernos morir también juntos. Pero ud., señor lo dispusiste de otra suerte, porque una hora
antes de que me arrancaste de las rompientes del mar, mi hermana había muerto ahogada.

Antonio.- Ay qué día

Sebastián.- Una dama, señor, que aunque la gente daba decir que se me parecía mucho, era
por todos considerada como una gran beldad. No soy juez competente para resolverlo; pero
me animo a declarar audazmente que ni la misma envidia hubiese podido decir de su alma que
no era hermosa... ¡Ay! Ella se ha ahogado ya , señor, en agua amarga, y yo ahora, ahogó su
recuerdo en aguas más amargas aún.

Antonio.- Si no quiere pagar por mi amor con disgusto mortal, déjeme acompañarlo como
sirviente.

Sebastián.- Si no quiere deshacer lo que ha hecho, y dar muerte a aquél que ha salvado, no
me pida eso. Adiós. Mi pecho está tan lleno de ternura y queda en mi tanto de mi madre, que
a la menor ocasión mis ojos me traicionan. Parto a la corte del duque Orsino. Adiós. (se va).

Antonio.- ¡Séante propicios los dioses! Tengo muchos enemigos en la corte de Orsino; y a no
ser por eso, no tardaría en reunirme con él. Pero suceda lo que suceda, tan vivo es el
sentimiento que me une a él, que el peligro me parece un juego. Voy a seguirle de todos
modos (se va).

ESCENA III

Entran Tobías y Andrew

Tobias.- Ah, mi buen Sir Andrew.. Quien no está en la cama después de medianoche, dos
veces madruga, ya se sabe.

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Andrew.- ¿Cómo que ya se sabe? Todo lo que se sabe es que acostarse tarde es
acostarse tarde

Tobias.- Oh, falsa conclusión! Y mas absurda que una jarra vacia... Trasnochar hasta la
medianoche e irse a la cama entonces es como acostarse después de madrugar. Asique quien
se va a la cama después de la medianoche se va a la cama muy temprano. ¿No dicen que
estamos hechos de cuatro elementos?

Andrew.- Eso dicen, sí señor. Pero yo creo que estamos hechos de comida y de
bebida

Tobias.- Cuanta sabiduría! Bebamos pues, y comamos. Mary, eh mary! Trae otro
vino!

(Entra Feste)

Feste.-¿Cómo estamos, corazones míos? ¿Siempre dedicados a la


filosofía?

Tobias.- Bienvenido el asno! Vamos! A


cantar!

Andrew.- ¡Vamos, a cantar!

Tobias.- Vamos! Seis peniques por una


canción!
Andrew.- Y medio chelín de mi parte, cuando un caballero
ofrece...

Feste.-¿Quieren una canción de amor, o una canción de


Juerga?

Tobias.- De amor!! A-mor A-mor A-mor!!! Dame la A.. dame la M.. dame la O... dame la R.
AMOR

Andrew.- Yo que soy tan


apasionado

(Música: La vie en rose; Edith


Piaf)

Feste.- (Canta) Quand il me


prend dans ses bras Il me parle
tout bas Je vois la vie en rose

Olivia.- (Canta) Quand il me


prend dans ses bras Il me parle
tout bas Je vois la vie en rose

Il me dit des mots d'amour


Des mots de tous les jours
Et ça me fait quelque chose

Andrew.-Voz meliflua es esa.

Tobias.- ¿Que es meliflua?

Andrew.- Melosa. Y cuán dulce es, palabra de


caballero

Tobias.- Contagio dulcísimo cuando canta de nariz. Vamos!! A bailar hasta que también baile el
cielo. Enganchémonos!

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Andrew.- Si en algo me estimas, enganchémonos. Pues soy buen perro para eso... del
canto

Feste.-Claro que sí; hay perros que se enganchan muy


bien.

Andrew.- Cierto. Cantemos la canción que comienza así “cierra el pico,


bribón”

Feste.-¿Cierra el pico, bribón? Caballero, para eso tendría que aguantar que lo llame
bribón.

Andrew.- No es la primera vez que obligo a alguien a que me llame bribón, ¡vamos, loco!
¿Cómo empezaba? Cier-ra-el-pi-co-bri-bón

Feste.-Si cierro el pico no cantaré


nunca...

Andrew.- Buena observación, ¡vamos, a


cantar!

(Cantan)

(Entra María)

Maria.- Pero ¿Qué escándalo es éste? Si mi señora no me pide que los ponga en la calle,
podrán llamarme embustera.

Tobias.- Mi señora, naranjas de la China, y nosotros mandarinas! Malvolio un espantapájaros


y nosotros, buah.. ¿No soy yo su consanguíneo? ¿No soy yo de su misma sangre, A+? Su
señora es MI sobrina. Por lo tanto yo hago lo que tenga ganas. ​(Canta) “​ Cierra el pica bribon..
cierra el pico..”

Maria.- Callen, por amor de Dios!!!

Entra Malvolio

Malvolio.- Señores ¿estáis locos o qué os pasa? ​(Tobías intenta hablar y Malvolio lo
interrumpe) ​¿Toman la casa de mi ama como si fuera una taberna cantando esa canción
​ No tienen respeto por el lugar,
inoportuna? ​(Tobías intenta hablar y Malvolio lo interrumpe) ¿
la hora y las personas que viven en la misma? ​(Tobías intenta hablar y Malvolio lo
interrumpe) ​¿Han perdido la noción del tiempo?

Tobias.- ¿Quién dice que hemos perdido la noción del tiempo? (acción de
granada)

Malvolio.- Sir Toby, Tobias.- (Canta) “Adiós mi corazón


pues tengo que partir...”

Maria.- Por favor, Sir Tobías...

Feste.- (Canta):
“Sus ojos ya demuestran
Que son contados sus días”

Tobias.- (Canta) “Jamas yo


partire”

(Se cae al suelo)

Feste y Andrew.- (Canta):“Asi parte sir Tobías... Sir


tobiasss...

​ Y usted? ¿Qué es usted


Tobias.- “Yooooo!!” Desentonar nosotros? ¡Mentira! ​(A malvolio) ¿
más que

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un vulgar mayordomo? ¡Largo de aquí! ¡Maria, trae una jarra de buen
vino!

Malvolio.- Señorita María, si preferís el amor de vuestra ama a su enojo no debe ser cómplice
de este escándalo. Le contare todo, lo juro, chau. (Se va)

Maria.- Hazlo, Cuéntale todo, perro faldero.

Andrew.- ¡Ah! Casi tan bueno como dar de beber a un hambriento sería desafiar a éste en el
campo del honor y luego no acudir para dejarlo en ridículo

Tobias.- ¡Bien pensado caballero! Yo me encargo de escribir el desafío o de darle de


palabra esa indignación suya!

Maria.-No, no, no, de Malvolio, me ocupo yo, que si no me burlo de él, de la mejor manera
posible y lo convierto en objeto de escarnio para todos, admitiré que no tengo talento
suficiente ni para caérme de la cama.

Tobias.- ¡Eso, eso! ¡Deleitanos! ¿Qué sabes de


él?

Maria.- Sepan pues que Malvolio es una especie


de...
Andrew.- ¡Puritano!

María.- ¡Sí! y también un solemne...

Andrew.- ¡Desagradable!

María.- No, no

Andrew.- (nervioso) ¡Oportunista!

María.- ¡Sí, eso es lo que es! Es de lo más desagradable, es un asno pomposo que se jacta de
saberlo todo sin motivo y agita su ciencia de la misma manera, con que un guadañiero siega el
heno de los prados. Tan pagado de si mismo, tan rebosante de sus perfecciones, que piensa,
que ninguna mujer puede mirarlo, sin quedar enamorada. Pues en ese defecto suyo,
encontraré yo, mi venganza.

Tobias.- ¿Y qué harás?

Maria.- Haré que Halle misteriosas cartas de amor, cartas de amor, cartas de amor, que
hagan alusión al color de su barba, a la forma de su pierna, a su postura al caminar, a la
expresión de sus ojos, a su frente, a sus facciones, de manera que no pueda dejar de
reconocerse. Puedo imitar, si quiero, de tal modo la letra de mi ama, que sería difícil
distinguir una de otra.

Tobias.- ¡Excelente! (Feste lo calla) Siento el olor de un buen


truco!

Andrew.- También me (Feste lo calla) atufa aquí en la


nariz

Tobias.- Pensara, por las cartas que vas a dejarle, que son de mi sobrina y que está
enamorada de el.

Maria.- Apuesto a ese caballo!!!. ​(Tobias hace el ruido del


caballo)

Andrew.- Y tu caballo lo convertirá en asno ​(Feste hace el ruido del


asno)

Maria.- ​(A Feste ​) Asno! Usted lo ha dicho. Un


asno!
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Andrew.- ¡Maravilloso!

Maria.- Será placer de Reyes, se los aseguro. Sé que ésta medicina surtirá su efecto. A Uds
dos, los pondré de plantón y que el loco haga de tercero, cerca del lugar donde halle la carta.
Observarán como la interpreta. Ahora, a dormir y a soñar con el éxito.
Jajajaja...Jajajaja...Jajajaja...Jajajaja. (Se va)

Andrew.- Es ingeniosa la muchacha, ¡sí


señor!

Tobias.- ¡Es una perra de raza, un Shnauzer Aleman con el porte del sabueso Serbio de las
montañas de Montenegro.. tipo beagle! o un Chihuahua!!! ¡Y me adora! ¿Qué decís a eso?

Andrew.- En otro tiempo yo también fui adorado.

Tobias.- Ya es tarde, vamos, a la cama mi caballero! Vas a tener que conseguir que te
traigan más dinero.

Andrew.- Espero poder conseguir a tu


sobrina

Tobias.- Tu busca más dinero y la


consigues.

Andrew.- No vuelvas a confiar en mí si no llego a


conseguirlo

​ a es tarde para irse a la cama, ¿Dónde está el


Tobias.- ( ​mira el reloj) Y
jerez?

Salen

ESCENA IV

(Un aposento en el palacio del


duque)

El Duque.- Acércate, muchacho. Si alguna vez llegaras a amar, en medio de los dulces
dolores, acuérdate de mí, porque tal como yo, así son los verdaderos amantes, inconstantes
y variables en todas las cosas excepto en la constante imagen de la criatura amada.
Apostaría cualquier cosa que, por joven que seas, tus ojos se han posado ya sobre objeto
amado. ¿No es así muchacho?

Viola.- Sí, un poco...

El Duque.- Cuéntame ¿Cómo es


ella?

Viola.- Como usted.

El Duque.- En ese caso no es digna de ti. ¿Qué edad


tiene?

Viola.- La suya, poco más o menos,


señor

El Duque.- Muchacho, trata de que tu amor sea más joven que tu si quieres que tu cariño
soporte la tensión, porque las mujeres son como las rosas, cuya hermosura una vez
desplegada, cae en un instante.

Viola.- Así son. Y deberían morir cuando alcanzan la cima de su


hermosura.

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El Duque.- Cesario, ve a buscar otra vez a mi cruel soberana
Olivia.

Viola.- Pero señor, si ella no puede


amarlo.

El Duque.- No puedo aceptar esa


respuesta.

Viola.- Pero debe aceptarla. Supongamos que una dama (quizás exista tal dama) sienta
por usted angustias de corazón tan grandes como las que usted siente por Olivia. No la
puede amar. Se lo dice... ¿No tendría ella que aceptar esa respuesta?

El Duque.- El amor de las mujeres no es más que una especie de apetito, no lo mueven las
entrañas sino el paladar. No compares el amor que pueda sentir por mi una mujer, con el
ardor que yo siento por Olivia.
Viola.- Pero yo sé...

El Duque.- ¿Qué sabes


tú?

Viola.- Yo sé muy bien hasta dónde puede llegar el amor de una mujer. En realidad, las
mujeres tienen el corazón tan sincero como nosotros. Mi padre tenía una hija que amaba a un
hombre tanto como yo, por ejemplo, si fuese mujer, podría amar a ud.

El Duque.- ¿Y cuál es la historia de tu


hermana?

Viola.- Un misterio, señor. Nunca reveló su amor. Pero dejó que el secreto, como un gusano
en un capullo, se alimentara del damasco de sus mejillas. La niña sufrió en silencio. Verdosa y
amarilla de melancolía parecía la estatua de la resignación sonriendo al dolor. ¿No era amor
acaso esto? Los hombres hablamos más, juramos más, pero nuestras demostraciones son
poco más que eso porque, en definitiva, ponemos mucho en nuestras protestas y poco en
nuestro amor.

El Duque.- ¿Murió tu hermana a consecuencia de su amor,


muchacho?

Viola.- Yo soy todas las hijas en la casa de mi padre y también todos los hermanos que allí
hubo... No sé... Señor, ¿iré a ver de nuevo a aquella dama?

(Entra María a hurtadillas por foro para cerrar el sobre con carta
adentro)

El Duque.- ¡Ah! Sí, de eso se trata. Ve sin perder tiempo. Dale esta joya. Dile que mi amor no
cederá. Cesario, mi amor no aceptará rechazos.

( ​Se van )​

ESCENA V

Entran Tobias, Andrew, Feste y


María

Maria.- Malvolio viene por ahí. Hace media hora que está allí abajo, al sol, practicando
cortesías con su propia sombra. (María deja caer una carta) Ya veo venir la trucha que vamos
a pescar con estos engaños. (Ruido de Malvolio) ¡Ahí viene Malvolio!!! Ocúltense detrás de los
arbustos! Vamos!!!....Rápido!!!! Sale. Entra Malvolio.

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Tobias.- Viento, viento..

Malvolio.- Maria me dijo una vez que mi señora sentía afecto por mí. Y yo le he oído casi
decir y afirmar que si quisiera a alguien sería a uno parecido a mí.

Tobias.- ¡Que soberbio...!

Andrew.- Maldición, golpearia a ese


canalla!

Feste.- ¡Silencio!

Malvolio.- Si llegara a ser el conde


Malvolio..!

Tobias.- ¡Canalla!

Andrew.- Matémosle a balazos.

Feste.- ¡Silencio!

Malvolio.- Pero, ¿qué es esto? (Recoge del suelo la


carta)

TODOS: CHAN!

Malvolio.- ¡Por vida mía! La letra de mi


ama.

TODOS: CHAN!

Malvolio.- Reconozco sus tes, sus aes, sus jotas, sus oes, está a, esta ñ, cañooooo. Bien
grande que la tiene mi señora

TODOS: CHAN!

Malvolio:- La “o”. Es su escritura,


indudablemente.

(Leyendo) “A mi desconocido amante, esta carta y mis mejores deseos” Es mi ama. No hay
duda. ¿Y si fuera dirigida a ti Malvolio?

Malvolio.-’¿y si fuera dirigido a tí, Malvolio..?

Tobias.- ¡Mamífero hediondo, que te


ahorquen!

Feste.- ¡Silencio!

Malvolio.- (Leyendo) “Puedo ordenar


a quien adoro pero el
silencio es un puñal.

(Pausa)
M.O.A.I. sobre mi vida
toda la vida ha de reinar.”

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Feste.- Un admirable enigma

Tobias.- ¡Bien lista es mi pretendida solterita, lo


repito!

Malvolio.- “M.O.A.I., sobre mi vida, toda la vida ha de


reinar.”

Feste.- ¡Qué manjar envenenado le preparó la


muchacha!.

Tobias.- ¡Y con qué rapidez de alas ha caído el


señuelo!

Malvolio.- “Puedo ordenar a quien adoro.” Claro, yo la sirvo, es mi señora. No hay duda
posible. Veamos la conclusión: ¿qué significa esta combinación alfabética?.. Mediquemos,
Meditemos..., “M.O.A.I.” M... Malvolio. Es la primera letra de mi nombre.

Feste.- ¿No le dije que la descifraría? Es demasiado buen sabueso para perder la
pista.

Malvolio.- M... Por desgracia, lo que sigue no guarda relación. Después de la M debería seguir
una A. Pero hay una O.

Tobias.- Viento viento...


¡HURACÁN!.

Malvolio.- M.O.A.I.... Está relacionado conmigo, porque cada una de estas letras entran en mi
nombre. (Leyendo) “Si esta carta cae en tus manos dale vueltas. Debes ser hostil con mis
parientes, duro con los criados. Que tu lengua no diga más que palabras graves. Acuérdate de
llevar siempre a la vista tus medias amarillas y las ligas trenzadas. Y si no, continúa siendo lo
que eres, un simple mayordomo. Adiós. La que quisiera servirte, en vez de ser servida por ti.
Una feliz infortunada.” Tan claro como la luz del día. Todo me está diciendo que mi señora se
ha enamorado de mí. Usaré medias amarillas y ligas trenzadas. Pero todavía queda una
posdata... Si correspondes a mi amor, muéstralo con tu sonrisa. Sonríe, por tanto, en mi
presencia, mi querido, mi dulce amado.” (Levanta la cabeza al cielo.) Si, si, si, sonreiré, haré lo
que tú quieras. (Se va.)

Tobias.- Por esta prueba de ingenio me casaría con


María.

Andrew.- ¡Yo también!

Tobias.- ¿Quieres apoyar tu pie en mi


cuello?

Andrew.- O sobre el mío.

Tobias.- Me apostaria a los dados mi libertad, y seria tu


esclavo.

Andrew.- Y yo también.

Tobias.- Lo has envuelto en tal sueño que cuando la imagen de este se desvanezca se
volverá loco.

Maria.- ¡Sabía que ésta carta surtiría su


efecto!

Tobias.- Como el agua ardiente a la partera, Como el sombrero a un


pelado...
Andrew.- Como el peine a un peludo...

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Tobias.- ¡Como el vino a Sir
Toby!

Maria.- Si quieren ver los gritos de ésta burla, obsérvenlo cuando se presente ante mi
señora. Se acercará con las medias amarillas, color que ella detesta, y las ligas trenzadas,
moda ya vieja. Prodigará sus sonrisas. Esto resultará insoportable para el estado de
melancolía en que ella se encuentra, lo que la llevará a rechazarlo con mayor desprecio. Si
quieren ver todo esto, síganme.

Tobias.- ¡Hasta el fin del mundo te seguiría, mi ingenioso


diablillo!

Andrew.- ¡Y yo también, ya lo creo!

(Salen)

ACTO III

ESCENA I

(Entran Viola y Feste por puertas distintas


).

Feste.- Las palabras son verdaderas prostitutas desde que las promesas las han
deshonrado.

Viola.- Qué razones tienes para sostener


eso?

Feste.- No puedo sostenerlas sin palabras, y han llegado a ser tan falsas, que me repugna
probar con ellas mis razones.

Viola.- ¿No eres el loco bufón de la condesa


Olivia?

Feste.- No, señor; la condesa Olivia no gusta de la locura, y no mantendrá ningún loco, hasta
que no esté casada. En realidad, yo no soy su loco sino su corruptor de palabras.

Viola.- Toma, aquí tienes para un


trago.

Feste.- ¡Por Júpiter! Que en el próximo reparto de pelo te toque una barba
entera.

​ ero no la quisiera ver crecer


Viola.- Una barba entera... yo suspiro por una. ​(Aparte) p
en mi mentón... Está en casa tu señora?

Feste ​.- (contemplando el dinero ​) ¿Cree que esta moneda puede


reproducirse?

Viola.- Sí; poniendo dos juntas y dándoles cierta


intimidad.

Feste.- Entonces anunciaré tu llegada para conseguirle a ésta una


pareja.

Viola.- Eso es mendigar con


habilidad.

Feste.- Mi señora está en casa, caballero. Y por una moneda le diré que
venga.

(Se va.)

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(Entran Sir Toby y Sir
Andrew)

Tobias.- ¡Salud, buen gentilhombre!

Viola.- Salud para usted también.

Andrew ​.- Dieu vous garde,


monsieur ​.
Viola.- ​Et vous aussi, votre
serviteur.

Tobías.- Usted quiere entrar a buscar a mi sobrina.. ( ​gesto


picarón)

Viola.- Por ella he venido, caballero.

Tobias.- Yo lo que quiero es que la mueva. No... a mi sobrina no! Que la mueva, que entre!
Mueva, mueva... muevaaaa, mueva.

(Entran olivia y María)

Viola.- Beldad admirable y cumplida, llueva el cielo su perfume sobre


vos!

Andrew.- Este joven es raro “Llover perfume?” Que bien que lo


dice!

Viola.- El asunto que tengo que tratar, señora, sólo tendrá sentido para sus fértiles y propicios
oídos.

Andrew.- “perfumes”, “fértiles”, “propicios”.. y qué otra cosa?

Tobias.- Oídos.

Andrew.- Apuntare esas tres palabras. Todos los dias se aprende


algo.

Olivia.- Cierre la puerta del jardín y déjennos solos. ( ​Vanse Sir Toby, Andrew y María )​
Su mano, caballero. ¿Cómo te llamas?

Viola.- Cesario, es el nombre de tu


servidor.

Olivia.- ¿Mi servidor, caballero? No, eres servidor del duque Orsino,
joven.

Viola.- Y él es tu servidor,
señora.
Olivia.- En cuanto a él, ni pienso en él. En cuanto a sus pensamientos, quisiera que
estuvieran en blanco antes que ocupados por mí.

Viola.- Señora, he venido en su nombre a excitar tu


pensamiento.

Olivia.- Después del último encantamiento que ejecutó aquí, mandé a entregarle un anillo, con
el cual me engañé a mi misma, a Malvolio, y - mucho temo - también a ti. A sus duras
interpretaciones quedé expuesta. Forcé ese anillo en tus manos con esa argucia tan
desvergonzada, ese anillo que sabías no era tuyo.. ¿Qué pudiste pensar? ¿Has puesto mi
honor en la picota, adornandolo con todos los pensamientos desenfrenados que un corazón
tiránico puede concebir? Para uno tan básico como tu, bastante he dicho. Mi luto, este vestido,
no mi pecho, oculta mi corazón. Ahora dejame oir tu

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respuesta.

Viola.- Te compadezco.

Olivia.- La compasión es un paso hacia el


amor.

Viola- No tanto. Con frecuencia tenemos compasión de nuestros


enemigos.

Olivia.- El reloj me recuerda que estoy perdiendo el tiempo. No temas, bondadoso joven. No
insistiré. Sin embargo cuando en ti maduren el ingenio y la juventud, tu esposa cosechará un
hombre entero.

Viola.- Entonces parto. No tienes nada que decir a mi


amo?

Olivia.- ¡No! Quédate. Te lo ruego. Decime lo que piensas de


mí.

Viola.- Que realmente crees no ser lo que


eres.

Olivia.- Si eso creo, también creo eso de


ti.
Viola.- Entonces crees bien. No soy lo que
soy.

Olivia.- ¡Quisiera que fueras lo que yo


quisiera!

​ i fuera mejor, señora, de lo que soy, yo también quisiera, porque ahora sólo
Viola.- ​(Enojada) S
soy tu juguete.

Olivia.- ¡Oh! ¡Hasta un gesto de desdén parece hermoso en el desprecio y cólera de sus
labios! Cesario, juro por las rosas de la primavera, por la virginidad, por el honor, por la
verdad, por todo, que te amo tanto, que, aunque le pese a tu orgullo, ni el ingenio y ni la
prudencia pueden esconder mi pasión. No retuerzas esta declaración mía, ni pienses que por
ser yo la primera en cortejar, tú quedas eximido de culpa. Antes razona, sin torturar tu razón,
que si el amor solicitado es bueno, el amor dado es aún mejor.

Viola.- Juro por mi inocencia y por mi juventud, que sólo tengo un corazón, un pecho y una
verdad y que ninguna mujer es y ninguna mujer será dueña de ellos, salvo yo. Adiós, señora,
nunca más vendré a lamentar ante tí las lágrimas de mi señor.

Olivia.- No importa, vuelve a visitarme. Porque tú tal vez puedas conmover ese corazón que
ahora lo aborrece, y hacerlo aceptar su amor... ​(Se van)

ESCENA II

Entran Tobias, Andrew y Feste

Andrew.- No, por mi vida no me quedaré aquí ni un minuto


más

Tobias.- ¿Por cua mi


caballero?

Feste.- Exponga sus razones, Sir


Andrew.

Andrew.- Por Dios, he visto que su sobrina predicaba al paje de Orsino más atenciones de las
que en

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su vida me ha concedido a mi

Feste.- Ella se ha mostrado generosa con aquel joven sólo para exasperarlo, despertar su
aletargado valor, para ponerle fuego en su corazón y salitre en las entrañas. Debe reemplazar
su falta con un loable esfuerzo de valor o astucia.

Sir Andrew.- Será con un acto de valor porque tengo aversión a la


astucia

Tobias.- Bien está, que sea el valor quien decida tu suerte. Desafía a ese mancebo del duque
a un combate y hiérele en once sitios distintos, que mi sobrina tomará buena nota de todo
esto. Y se los aseguro: no hay mejor alcahuete en el mundo para deslumbrar a una mujer que
la fama de valiente.

Feste.- Sólo le queda ese recurso, Sir


Andrew.

Sir Andrew.- ¿Quien llevara la noticia de que lo reto a


duelo?

Tobias.- ¡Tu! Escribele con mano marcial. se breve pero fiero a un tiempo. No importa que no
haya ingenio mientras haya imaginación y elocuencia. Dale un tiento, aprovecha la licencia
de la tinta, y trátalo de tú (tutealo) dos veces o más, que no es mala cosa... Carga tu hoja de
calumnias hasta llenarla toda. ¡Al trabajo! Y pon bilis en la tinta. ¡A escribir... aunque sea con
pluma de ganso! ¡Ganso!

Andrew.- ¿Dónde será el duelo?

Tobias.- Iremos a buscarte.

(Sale Sir Andrew)

Feste.- Muy caro es para usted ese títere, Sir


Toby.

Tobias.- Caro le saldré yo cuando se case con mi sobrina.. dos mil por mes.. que digo por
mes? ¡Por dia!

Feste.- Bien elocuente va a ser la carta que va a escribir. ¿Le dará


curso?

Sir Tobías.- Y tanto que lo haré, e incitaré al joven para que responda. Aunque creo que ni
arrastrados por carretas de bueyes se enfrentarán estos dos... ​En cuanto a Sir Andrew,
abremelo al medio y si le encuentras sangre suficiente en el hígado para atrapar una pata de
pulga, me como yo el resto de su anatomía...

Feste.- Y su rival, el joven, no manifiesta en el rostro un gran presagio de


crueldad. (Entra María.)

Tobias.- Ahí llega la pollita más joven de la


nidada.

Maria.- Quién se quiera divertir hasta “descoserse” de risa , que me siga!! Malvolio lleva
puestas “las" medias amarillas!!!!!!! Jajajajaja

Tobias.- ¿Y ligas
trenzadas?

Maria.- Si! ¡El muy rústico! Como un pedante pavorde de parroquia, lo he seguido, como si
fuera a asesinarle. ( ​toby repite ​) jajaja ¡Obedece punto por punto la carta que le deje caer
para burlarnos

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( ​toby repite ​) jajaja! Sonríe tanto, que tiene en la cara más arrugas que el mapamundi tras la
ampliación de las indias ( ​toby repite ​). Jaja ¡Tendrían que verlo! Dan ganas de apedrearlo (
toby repite )​ . La zurra que le va a dar mi ama! ( ​toby, mi ama, tu ama, mi sobrina ​) ¡Y como
sonreirá cuando lo tome con gran deferencia! ( ​toby repite )​ jajaj

Tobias.- ¡Vamos! ¡Llévenos hasta donde el


esta!

(Salen)

ESCENA III ​Sebastián.- Siento haberte causado la menor molestia, pero ya que es un
placer para ti el molestarte, no te reñiré.

Antonio.- No pude permanecer quieto después de su partida. Y no sólo por amor, aunque éste
hubiera sido suficiente como para impulsarme, sino por la ansiedad de lo que pudiera ocurrirle
en su viaje. Estas regiones para un extranjero sin guía y sin amigos son rudas e
inhospitalarias.

Sebastián.- Mi buen Antonio, no puedo ofrecerte otra respuesta que gracias, gracias y
siempre gracias. Por lo general es ésta la pobre moneda con que se pagan los más
importantes servicios. ¿Qué vamos a hacer? ¿Visitaremos los monumentos de esta
ciudad?

Antonio.- Mañana, señor. Mejor ocuparse hoy de encontrar


alojamiento.

Sebastián.- No estoy cansado, y faltan aún algunas horas para que llegue la noche; te ruego
visitemos los monumentos y reliquias de esta ciudad.

Antonio.- Perdón. Señor, no puedo recorrer estas calles. Cierta vez, en un combate naval
presté algunos servicios contra el duque y, si me atrapan aquí, me costaría la vida.

Sebastián.- Sin duda mataste a muchos de los


suyos.

Antonio.- No. No sería prudente. Aquí está mi cartera. Es mejor alojarse al sur de la ciudad
en la posada del Elefante. Yo mandaré preparar la cena en tanto usted visita los
monumentos.

Sebastián.- ¿Por qué me das tu


bolsa?

Antonio.- Porque ya no dispone de dinero.

Sebastián.- Yo seré tu portacartera. Te dejo por solo una


hora.

Antonio.- Ya sabe. En el
Elefante.

Sebastián.- No lo olvidaré.

ESCENA IV

[ ​Jardín de la casa de Olivia. ]​ (Olivia y María. Luego Malvolio, un Criado, Sir Tobías,
Feste, Sir Andrew, Viola, Antonio y dos guardias.)

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Olivia.- He enviado un criado a buscar a Cesáreo. Espero que venga. Cesáreo... Cesáreo...
¡Cesáreo! Si alguien escuchara desconfiaría de mi tristeza. ¿Dónde está Malvolio? Él nunca
sonríe, siempre está serio. Tenerlo al lado hace verosímil mi luto. ¿Dónde está Malvolio?

María.- Aquí viene, señora, pero lamento decirle que está


poseído.

Sir Tobías.- ¡Está poseído!

Feste.- ¡Está poseído!

Olivia.- ¿Poseído? ¿Cómo te diste cuenta?


¿Delira?

María.- No, señora; es mucho más grave,


sonríe.

Olivia: sonríe?

TODOS: si, sonríe!!(mirando a


público)

María: le pido, por favor, que no se quede sola con él...es


peligroso!!!

(Entra Malvolio)

Olivia.- Hola Malvolio. ¿Sonríes? Pero si estamos de


luto.

Malvolio.- De luto señora? mi pierna esta


muriendo.

Olivia.- ¿Y cómo está tu pierna? ¿Qué le


pasa?

Malvolio.- Esta amarilla.

Olivia.- ¿Malvolio Quieres irte a la


cama?

Malvolio.- ¿A la cama? Si, corazón,


contigo.
María.- ¿Te encuentras bien,
Malvolio?

Malvolio.- Acaso los ruiseñores contestan a los teros? “Acuérdate de llevar siempre a la
vista tus medias amarillas”

Olivia.- ¿Medias amarillas?

Malvolio.- “Y las ligas trenzadas”

Olivia.- ¿Ligas
cruzadas?

(Entra el Criado)

Criado.- Señora, ahí está el joven paje del duque Orsino. Mucho me ha costado hacerlo
venir.

Olivia.- Enseguida voy. ( ​A Toby ​) Sr Toby, confío en ustedes. No me importa tanto Malvolio...
(llora). ¡Me importa mucho! ¡Saquenle el diablo de adentro!

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(Se van Olivia, María y el
Criado)

(Entra María acompañada de Sir Tobías y


Feste)

Sir Tobías.- ¿Dónde


está?

Feste.- (A Malvolio.) ¡Allí está! ¿Cómo se encuentra,


señor?

María.- Sir Toby, cumplamos con el pedido de mi


señora.

Sir Tobías.- ( ​Como pastor )​ ¡Rechaza al diablo, piensa que es el enemigo de la


humanidad!
Feste.- Hay que llevar su orín a la
curandera.

María.- Lo haré mañana por la mañana, sin falta. Mi ama no quisiera perderlo por nada del
mundo.

Malvolio.- ¿Qué habéis dicho?

María.- ¡Oh! ¡Dios! ( ​Atorándose de


risa )​

Sir Tobías.- Calla, te lo suplico, no es así como podremos curarlo. ¿No ves que lo
exasperas?

Feste.- No hay otro camino que el de la dulzura, suave, suave,


suave.

María.- Hazle Rezar sus oraciones, Sir Toby. Hazle


rezar.

Malvolio.- ¿Mis oraciones?,


descarada.

María.- Ya ven. No quiere oír hablar de cosas


celestiales.

Sir Tobias.- Pare de sufrir!

(Se va.) (Los demás lo miran


con

( ​Entra Sir Andrew )​

Sir Andrew.- Aquí traigo la carta del desafío. Léanla. Pero con cuidado, es muy
fuerte, muy arriesgada.

Sir Tobías.- Dámela ( ​lee )​ “Joven, quien quiera que seas, no eres más que un ser
malo...”

Feste.- Está bien, y es


valiente.
Sir Tobías.- ( ​continuando la lectura ​) “ ... No te maravilles ni sorprendas de que te califique así,
porque eres malo. Vienes a casa de la condesa Olivia, y ante mi vista ella te trata amablemente.
Mientes con todo tu buche pero no es por eso por lo que te desafio.”

Feste.- Muy breve y de muy buen sentido. ( ​Aparte )​ Para un


loco.

Sir Tobías.- “... Te acecharé cuando regreses a tu casa, en donde, si por casualidad me
matas...”

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Feste.- Muy bien.

Sir Tobías.- “... me matarás porque eres


malo.”

Feste.- Claramente es malo.

María.- El joven está ahora conversando con mi señora y pronto se


despedirá.

Sir Tobías.- Muy bien! Andrew, ve al extremo del jardín y desenvaina tu espada que yo le daré
​ e dare la carta. No le voy a dar la carta! este
la carta. ​(Andrew se va por la puerta exterior.) L
joven es educado, no es malo. Para el va a ser claro que esta carta la escribió un zopenco.
Haré otra cosa. ​Atribuiré a Sir Andrew una notable fama de valiente, y aprovechándome de la
inexperta juventud de su adversario, le haré creer que Sir Andrew es rabioso, impetuoso y
malo. ​Y estarán tan aterrorizados el uno del otro que se mataran con solo mirarse.

(Entran Olivia y Viola.) (Vanse


Sir Tobías, Feste y María.)

Olivia.- Lleva esta joya para recordarme. Es mi retrato. No lo rechaces. No tiene


lengua para molestarte. Te lo ruego, vuelve mañana. Pídeme lo que quieras.

Viola.- Solamente te pido tu sincero amor para mi


amo.

Olivia.- ¿Cómo puedo dar a él lo que ya te he dado a


ti?
Viola.- Es que yo no lo quiero.

Olivia.- Vuelve mañana. Adiós. Un demonio como tu podría arrastrar mi alma a los
infiernos.

(Se va.) (Vuelven a entrar Sir


Tobías y Feste.)

Sir Tobías.- Caballero, Dios lo


guarde.

Viola.- A usted también, caballero.

Tobías.- No, a usted Dios lo guarde. Prepárate para el duelo. Tu enemigo, ávido de sangre, te
espera en aquel extremo del jardín. Es veloz, diestro, mortal y malo.

Viola.- Se equivoca. Nadie, que yo sepa, tiene que ajustar cuentas conmigo. Por favor, señor,
quién es? No soy pendenciero. Todo esto me resulta tan descortés como extraño. Le ruego
que haga el favor de averiguar con ese caballero qué ofensa le he inferido, y que sólo puede
ser efecto de mi negligencia, no de mi voluntad.

Tobías.- Así lo haré. ( ​Un guiño )​ Feste, quédate con este caballero, hasta que yo
vuelva.

( ​Se va. ​)

Viola.- Sabés quién es? Qué le


pasa?

Feste.- Sé que está irritado contra ti, y quiere un desafío a muerte, pero no sé nada más.
Cuando salga a su encuentro, yo trataré de reconciliarlos.

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Viola.- Quedaré muy agradecido.

(Se van.) (Vuelven a entrar Tobías


y Andrew.)

Tobías.- En mi vida he visto un hombre tan malo. Se asegura que fue un gran maestro de
esgrima. Es un verdadero diablo, se los digo. Pero usted podrá con el, estoy seguro.
Andrew.- ¿Diablo? Ah no... Sir Toby, me
arrepentí

Tobías.- Ah! Pero no hay como pacificarlo. Feste apenas si lo puede


contener.

Andrew.- Si yo hubiese sabido que era tan valiente y tan astuto esgrimista, no lo habría
desafiado. Enviémoslo a su casa.

Tobias.- ¿Pero como?

Andrew.- Le regaló mi caballo.

Tobías.- Bueno, lo voy a proponer. Quédate aquí o vete de mi


lado.

(se cruzan Feste y Tobias


riendo)

Tobías.- (A Viola) No hay remedio caballero. Quiere batirse con vos para cumplir su
juramento. Sin embargo ha reflexionado con más detención sobre la disputa, y halla ahora
que ni siquiera vale la pena discutirla. Por lo tanto desenvaina la espada, solo para que él
desempeñe su palabra. Asegura que no le hara ningun daño.

(se cruzan Feste y Tobias


riendo)

Tobías.- (a ​Sir Andrew )​ Sir Andrew, Sir Andrew, no hay remedio. Para descargo de su
conciencia, quiere ese caballero tirar contigo una estocada. Las leyes del duelo le impiden
renunciar. Pero ha prometido, como caballero y soldado, que no le hará daño. Vamos,
enseguida.

(Andrew y Viola ​se arrodillan como implorando


piedad)

( ​Irrumpe Antonio ​)

Antonio.- ( ​A Sir Andrew )​ : Envainen las espadas caballeros. Si este joven lo ha ofendido,
cargo yo con la falta. Si usted lo ha provocado, yo lo desafío en su nombre.

Tobías.- ¿Quién es usted?


Antonio.- Un hombre ( ​mueca de risa de todos los presentes ​)... un hombre que, por amor que
a éste otro hombre ( ​señalando a Viola ​), es capaz de todo.

Tobías.- Ya que toma sobre usted la defensa de este joven, yo tomaré la de mi amigo ( ​Se
disponen Sir Toby y Antonio para batirse a duelo ​)

( ​Entran guardias .​ )

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Feste.- Deténgase, Sir Toby... Aquí llegan los guardias. ​(Sueltan
todo)

Guardia 1°.- Es él, cumplamos con nuestro


deber.

Guardia 2°.- Antonio, en nombre del duque Orsino, lo


arresto.

Antonio.- Ahaa ¿Antonio?, acaso me ve apariencia de


Antonio.

Guardia 1°.- Le conozco bien, aunque no lleve ahora su gorro de marino. (Al otro
Guardia.) Llevémoslo: bien sabe él que lo conozco.

Antonio.- Debo obedecer... ( ​A Viola )​ Esto me sucede por andar buscándolo. Pero no hay
remedio, tendré que pagarlo caro. ¿Qué hará ahora que la necesidad me obliga a pedirle mi
cartera? Más me aflige lo que no puedo hacer por usted que lo que me ocurre a mí mismo.

Guardia 2°.- Vamos, señor, por favor


partamos.

Antonio.- Devuélvame mi cartera, se lo


ruego.

Viola.- Qué cartera, señor?

Antonio.- ¿Acaso no me reconoce,


ahora?.
Viola.- No sé a qué se refiere. No conozco ni siquiera su voz ni sus
facciones.

Antonio.- ¡Oh cielo!

Guardia 2°.- Vamos, señor, por favor


partamos.

Antonio.- Déjeme decir una palabra más, a ese joven que aquí ven. Yo lo arranqué de las
mandíbulas de la muerte. Yo le devolví la vida con total santidad de amor, ¡Qué ídolo tan vil ha
demostrado ser Sebastián! Sebastián... Sebi, has desmentido la bondad de tu fisonomía. No
hay en la naturaleza más fealdad que la del alma. Sólo los malos pueden ser llamados
deformes. Llévenme.

( ​Los Guardias se van con


Antonio. )​

Viola.- ( ​aparte ​) Me llamó Sebastián... Ahora sé que mi hermano vive en este espejo. ( ​Se va
corriendo ​)

Toby.- Ha resultado ser un hombre malo y cobarde. Es malo al abandonar a su amigo y


renegar de él y es cobarde al correr para el otro lado.

Andrew.- Si es cobarde, Sir Toby. Entonces yo lo bato a


duelo.

( ​Se van Sir Toby, Sir Andrew y


Feste ​)

( ​Cruce Viola - Sebastián, cuadrado y diagonal ,​ ​se topan, piden disculpas pero no se miran ​)

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ACTO IV

ESCENA I

Entran Sebastián y Feste

Feste.- Ah Cesareo venga


conmigo.
Sebastian.- No soy Cesareo
señor.

Feste.- Vamos Cesareo venga


conmigo.

Sebastian.- ¡Que no soy


Cesareo!

Feste.- Claro, según usted “No, no lo conozco.” Ni he sido enviado por mi ama para pedirle que
vaya a hablar con ella ni su nombre es Cesáreo. Ni ésta tampoco es mi nariz. Nada de lo que
es, es. He perdido la paciencia. ¿Volverá o no volverá a los jardines de mi señora?

(Entran Sir Andrew y Sir


Toby)

Andrew.- Al fin te encuentro!. Esto es para


tí.

Sebastian.- ¡Y esto es para ti! ¡Y esto


otro!

Tobias.- Deténgase caballero o se las verá


conmigo!

Feste.- Voy corriendo a contar todo esto a mi


ama.

(Se va)

Andrew.- (dolorido por los golpes) Déjalo, déjalo. Entablaré contra él una causa criminal por
agresión. El que mata tiene que morir!¡ Y veremos si hay o no leyes en Iliria. Que haya sido yo
el primero en golpearlo no tiene importancia ¿No?

Sebastian.- (a sir Toby) ¡Quite esa


mano!

Tobias.- No señor, no quitaré la


mano.

Olivia.- ¡Detente tío, detente! ¿Te has vuelto loco? ¡Fuera de mi vista! Querido Cesáreo, no te
ofendas. (se van Sr Toby y Sr Andrew.) Te suplico, dulce amigo, ven a mi casa y te contaré los
innumerables escándalos a que sin motivo ha dado lugar mi tío, y seguramente que reirás
oyendolos. (Sebastián envaina). No te niegues. No puedes elegir otra cosa que seguirme.
Maldito sea ese infame, que al atacarte espantó al pobre ciervo de mi corazón.

Sebastián.- Qué maravilla es esta? Hacia dónde va la corriente? Estoy loco, o esto es un
sueño. Que la imaginación continúe sumergiendo mis sentidos en el río. Si esto es soñar,
déjenme seguir soñando.

Olivia.- Ven, te ruego. ¡Oh, si te dejaras dirigir por


mi!

Sebastián.- Señora, lo haré.

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Olivia.- ¡Oh! ¡Dilo y hazlo!

(Se van)

ESCENA II

No hay texto. Casamiento. Cruce de


Viola y Sebastián. Pelea Sebastián,
Sir Toby y Sir Andrew.
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ACTO V

ESCENA ÚNICA
(Entran El Duque Orsino y
Viola.)

Orsino.- Señor, ¿pertenece a la condesa


Olivia?

Feste.- Sí, señor; figuro entre sus


ornamentos.

Orsino.- Te conozco muy bien. ¿Cómo estás,


joven?

Feste.- En verdad, señor, muy bien, gracias a mis enemigos, y muy mal gracias a mis
amigos.

Orsino.- Dirás lo contrario: muy bien gracias a tus


amigos.

Feste.- No, señor, muy mal.

Orsino.- ¿Cómo es eso?

Feste.- Mis amigos, señor, me adulan y me convierten en asno. Mis enemigos al contrario, me
dicen francamente que soy un asno, y de ahí resulta que, gracias a mis enemigos, ahondo en
elconocimiento de mí mismo, y gracias a mis amigos caigo en el error.

Orsino.- ¡Excelente razonamiento!

Feste.- No, tanto, señor, aunque le plazca contarse entre mis


enemigos.

Orsino.- Y por eso no te encontrarás mal conmigo. Toma esta moneda de oro. Pero ahora no
te daré más dinero. Si quieres decir a tu ama que he venido a hablar con ella y la traes
contigo, mi generosidad se volverá a despertar.

Feste.- Bien señor, acune a su generosidad hasta que vuelva. Como dice, señor, deje
que su generosidad se eche una siestecita. La despertaré en cuanto vuelva. (Se va.)
Viola.- Acabo de ver, señor, al hombre que me rescató. Lo han apresado tus
guardias.

Orsino.- Es aquel Antonio que capturó el Fénix y su cargamento. Acaban de aprehenderlo en


as calles de esta ciudad, donde ha tenido el descaro de mostrarse y de provocar una riña.

Viola.- Señor, él me ayudó. Sacó la espada para defenderme; pero luego ha usado un
lenguaje incomprensible que sólo puedo atribuir a la locura. Él me dijo que yo era un joven
ingrato. Me arrancó de la espumosa garganta de un mar enfurecido. Que había sido un
náufrago sin esperanza, que me había devuelto a la vida y me había dado amor, sin límites ni
reservas. Por mí se expuso a peligros de esta ciudad enemiga. Sólo por mi amor!

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(Entra Olivia con su séquito)

Orsino.- Ahí está la condesa. Ahora el cielo camina por la tierra. Las palabras de aquel
pirata son insensatas.

Olivia.- (Al duque) ¿En qué puede Olivia parecerle útil? (A Viola) Cesario, no cumples tu
promesa.

Viola.- ¡Señora...! ¡Cómo!

Orsino.- Graciosa Olivia...

Viola.- Mi señor quiere hablarte, y el deber me manda a


callar.

Olivia. ¿Vas a recomenzar el mismo estribillo? Señor, es tan desagradable para mis
oídos como escuchar aullidos después de una melodía.

Orsino.- ¡Siempre tan cruel!

Olivia.- Siempre tan insistente, señor.

Orsino.- ¿En qué? ¿En la perversidad? Mujer descortés en cuyos ingratos e inhóspitos
altares de mi alma ha encendido las más fieles ofrendas que jamás concibió la devoción,
¿qué podré hacer?
Olivia.- ¡Lo que más le agrade señor! ¡Lo que más le
sienta!

Orsino.- Muchacho, sígueme. Mis pensamientos están maduros para el mal: sacrificaré el
cordero que amo para vengarme de esta paloma de corazón de cuervo (Da algunos pasos
para alejarse.)

Viola (siguiéndolo).- Y yo, con alegría, lo seguiré dispuesta y dócilmente. Para darle
reposo, mil muertes moriría!

Olivia.- ¿Dónde vas


Cesario?.

Viola.- Detrás de aquel que amo más que a mis ojos, más que a mi vida, más mil veces más
de lo que amaré a una esposa.

Olivia.- ¡Ay de mí! ¡Desdichada! ¡Cómo me


burlan!

Viola.- ¿Quién te burla? ¿De quién te


quejas?

Olivia.- ¿Te has olvidado de ti mismo? ¿Hace acaso tanto tiempo? (A una persona de su
séquito) Llamen al sacerdote.

Orsino.- ¡Vamos! ven.

Olivia.- Cesario, esposo mío,


detente.

Orsino.- ¿Esposo?

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Viola.- Noooo... nooooo

Olivia.- Sí, esposo. ¿Puede acaso


negarlo?

Orsino.- (A Viola): ¡Tú, su esposo,


desdichado!

Viola.- No, señor, yo no.

Olivia.- ¡Ay de mí! El temor te hace renunciar a lo que ya es tuyo. Paro nada temas, Cesario;
asume tu fortuna, atrévete a ser lo que realmente eres. Tengo con Cesario un contrato de
eterno vínculo de amor confirmado por el mutuo enlace de nuestras manos. Desde entonces el
reloj me dice: hacia la tumba has caminado sólo dos horas.

Orsino.- (A Viola): ¡Oh, cachorro intrigante! ¡zorro vestido de oveja! Tu hipocresía será tanta,
que caerás en tus propias redes. Adiós, quédate con ella. Pero dirige tus pasos donde tú y yo
no podamos encontrarnos jamás.

Viola.- Señor, protesto..

(Entra Sir Andrew con la cabeza


ensangrentada)

Andrew.- Por amor de Dios, un cirujano!... Y envíen otro para Sir


Toby.

Olivia.- ¿Qué pasa?

Andrew.- Me ha roto la cabeza, también a Sir Toby. Por amor de Dios, socórranme. Daría
cuarenta libras por verme ya en casa.

Olivia.- ¿Quién ha hecho eso, sir


Andrew?

Andrew.- El paje del duque, un tal


Cesario.

Orsino.- ¿Mi paje Cesario?...

Andrew.- Aquí está! Me rompiste la cabeza por nada. Pero lo que hice, todo, fue porque me lo
indicó Sir Toby.

Viola.- Yo nunca lo lastimé. Usó la espada contra mí sin motivo, pero yo no le hice ningún
daño.

Andrew.- ¿Esto no es un daño? ¿Esto no es un daño? Si un maldito coscorrón es un daño


entonces me has dañado. Parece que no da importancia a una cabeza hecha pedazos... (entra
Sir Toby, herido y sostenido por Feste.) Aquí llega Sir Toby mal herido. Ahora va a ver. Ah, si
él no hubiera estado borracho, le habría hecho realmente cosquillas.

Orsino.- ¿Qué tal, caballero? ¿Qué le


pasa?

Tobías.- ¿Qué más da? Me hirieron, eso es todo. (A Feste) ¿Has visto al
cirujano?

Olivia.- Pero, ¿quién los ha puesto en tan lamentable


estado?

Andrew.- Voy a ayudarlo, sir Toby, así nos curarán a los


dos.

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Tobías.- ¿Tú ayudarme? ¡Tu pedazo de inutil, que no podrias enamorar ni a tu madre, que no
podrías asustar a un mosquito, que no sabes escribir ni en español, y no se te da ni el talento
para tocar el bongo? Tus neuronas se aburren por falta de ejercicio.. cabeza hueca, lenguetazo
de vaca, si no fuera por tu dinero no tendrías ni mi atención siquiera.. me canse.

Olivia.- Llevenlo a la cama y que le curen la


herida.

(Se van Feste, Tobías y Andrew. Entra


Sebastián)

Sebastián.- Siento, señora, haber herido a Sir Toby. Aquél soy yo? Tenía una hermana que
el ciego furor de las olas devoró. (A Viola). Por favor, dime qué parentesco te une a mí. Cuál
es tu país, nombre y familia?

Viola.- Soy de Mesalina, Sebastián era mi padre, y otro Sebastián era mi hermano. Y así iba
vestido cuando se hundió en su tumba líquida.

Sebastián.- Tres veces bienvenida mi ahogada


Viola.

Sebastian.- Señora, te has equivocado. Te habías comprometido con una doncella, y te juro
que no has sido engañada porque ahora estás desposada no con una doncella sino con este
hombre.

Orsino.- (A Viola) Muchacho, mil veces me has dicho que nunca amarías a una mujer tanto
como a mi.

Viola.- Y todos esos dichos, los volvería a jurar


ahora.

Orsino.- ¡Dame tu mano, y que te vea cuanto antes vestida de


mujer!

Olivia.- ¿Dónde está Malvolio?

Malvolio.- Señora, nos vamos a la


playa.

Olivia.- ¿Que dices Malvolio?

Malvolio.- Que nos vamos a la playa, sucundun


sucundun.

ESCENA FINAL

(...)

***FIN***

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