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HISTORIA DE PSICOLOGIA

El problema del intrusismo en Psiquiatría en el Uruguay


por el Dr. José María Reyes Terra
Es necesario recalcar que estas sesiones tienen para nosotros, médicos psiquiatras,
un interés común previas las discrepancias de criterio en la apreciación de los
hechos, que hayan de llevarnos luego, felizmente a la obtención de un fin único, útil
y justo.
Nadie viene a atacar ciega ni apasionadamente, ni es el tema de discusión las
doctrinas ni los sistemas, nadie puede venir, tampoco, a defender intereses
personales ni de grupo, en pugna con el interés común, superior, de una
colectividad médico-profesional. El yo y el tú tienen que desaparecer de la escena
ante el nosotros.
Intrusismo y profesiones liberales
El intrusismo es un hecho frecuente en las profesiones liberales, debido a incentivos
de orden múltiple. el económico entre otros; se encuentra, sin embargo, en algunas
de ellas, con limitaciones y trabas poco menos que insalvables, como en Derecho,
donde el intruso se enfrentaría directa y riesgosamente con los institutos y
representantes de la Ley, que, sorprendiéndolo, pueden promover su castigo. En
cambio, la perentoria necesidad de la salud quebrantada, el inevitable plano de la
intimidad en que se desarrolla en gran parte el proceso de su reparación y las
mayores posibilidades de impunidad en que puede desplegarse la actividad curativa
cuando es furtiva. han hecho que el intrusismo en la profesión médica sea algo
mucho más difundido y por lo mismo, más peligroso.
La clandestinidad vulgar choca con la valla y el correctivo de las acciones policial y
penal respectivamente y es fácilmente evitable, por lo menos momentáneamente,
cuando la organización represiva y judicial llega a sus os más perfectos. pero esas
soluciones son más difíciles cuando el intrusismo adquiere formas más refinadas, ya
no clandestinas sino ostensibles. que pueden escudarse aún tras títulos académicos
o lo que es más cobijarse bajo una insuficiente vigilancia oficial, o la tácita que se
desprende del nombramiento para un cargo presupuestal.
Intrusismo médico psiquiátrico
El intrusismo médico tiene una distribución desigual entre sus ramas: algunas han
quedado aún indemnes de él; otras le son desde mucho tiempo atrás
tradicionalmente preferidas; el curanderismo, burdo o no, es bien conocido en
ginecología y obstetricia, en el tratamiento de fracturas y esguinces. en medicina
interna.
Al decir curanderismo, utilizamos el término, no en un sentido peyorativo, sino en la
acepción que tiene para el Art. 17 de la Ley Orgánica de Salud Pública, del 12 de
enero de 1934 cuando dice: "El que teniendo un título legalmente expedido para
ejercer la medicina o cualquiera de los ramos anexos del arte de curar. lo utilizare
para cohonestar o encubrir las actividades de un curandero o paro sustraerlo de lo
aplicación de esas mismas sanciones”.
Curandero es, simplemente, quien ejerce el arte de Curar sin estar legalmente
habilitado para ello. No todas las veces. curanderismo y charlatanismo son
homologables.
En Psiquiatría es necesario hacer distingos: como en cualquier otra especialidad, su
ejercicio ilegal se configura cuando concurren la tenencia de un local, la prestación
continuada de asistencia y la percepción de honorarios; pero así como hay formas
de intrusismo que pueden asimilarse, por su empirismo simplista o por sus
procedimientos mágicos a lo que el vulgo entiende por curanderos, hay otras en
que se trata de autodidactas pseudotécnicos; y finalmente, hay otras en que el
intrusismo se desarrolla en un plano trascendente, científico, en el que lo discutible
no es ya el método empleado, sino el alcance que se le pretende dar, y sobre todo.
la capacitación médico-profesional de la persona que lo utiliza y aplica.
Dejaremos de lado las formas rudimentarias y primitivas de intrusismo. de
competencia predominantemente policial; lo que interesa mas en esta ocasión es lo
que podría llamarse el intrusismo científico, es decir, el conjunto de prácticas
médicos terapéuticas realizadas por quienes no son médicos. En este grupo están
comprendidos los psicólogos “clínicos” y psicoterapeutas y los psicoanalistas no
médicos, profanos o legos en medicina.
El problema tiene diversas vertientes a considerar, una de orden legal; la otra
de orden profesional y gremial y otra, finalmente de orden técnico y científico; pero
antes de analizarlas, es necesario puntualizar con toda precisión que no se trata
aquí de desconocer ni discutir la importancia de la Psicología como ciencia. ni de la
Psicología Médica o de la Psicoterapia en sus vinculaciones con la Medicina Mental,
como que se está bien lejos de renegar de Freud y de Su concepción genial; sólo se
busca de delimitar las atribuciones de que se pueden sentir investidos quienes, sin
ser médicos y médicos especializados en aquellas disciplinas, las utilizan para tratar
enfermos.
El Aspecto Legal
La preceptiva legal es inexorable. La ignorancia de la ley no implica, como para los
códigos morales o religiosos, impunidad. Si nos atenemos a la letra de la ley, una vez
establecida ésta, hay que cumplirla. Su violación es un delito, y quien la viola, un
delincuente.
El ejercicio de las profesiones liberales está en nuestro país, codificado, legislado y
reglamentado.
El Código Penal castiga, en su Art. 167, a quienes se cargaren títulos académicos o
ejercieren profesiones para cuyo desempeño se requiere una habilitación especial.
Esta habilitación para el ejercicio de las profesiones científicas está encomendada a
la Enseñanza Superior, por ley del 14 de julio de 1885. Como se puede ver, los
preceptos legales son claros en cuanto a que las profesiones científicas serán
ejercidas por quienes Sean puestos en las condiciones debidas por los institutos de
enseñanza superior, que naturalmente integran la Universidad.
En lo que se refiere particularmente a la Medicina, la ley 9202 (Ley Orgánica de
Salud Pública, de julio 12 de 1934), establece en su Art. 13, que la profesión de
médico-cirujano no podrá ejercerse por quien, previamente no inscriba el título que
lo habilite para ello, en las oficinas del Ministerio de Salud Pública. En su Art, 15
agrega que ejercer ilegalmente la medicina, el que, sin título regularmente expedido
o revalidado por la ley se dedique al tratamiento de enfermedades, ejerciendo actos
reservados a quienes el Estado habilita para tal fin. En Su Art. 16 establece que
también ejerce ilegalmente quien se atribuye condiciones para curar enfermedades
por cualquier medio, aun cuando no sean los habitualmente empleados por la
ciencia. Ya hemos hecho referencia, a "curandero" a los contenidos del Art. 17. Por
fin, el Art. 18 excluye de lo preceptuado en los otros artículos a los practicantes de
medicina y enfermeros, cuya actuación será reglamentada por la autoridad
sanitaria.
A partir de esta ley ha habido dos reglamentaciones de concursos para técnicos de
Salud Pública, en la que se establecen entre éstos, diversas categorías. Ambas
reglamentaciones hacen el distingo entre Técnico profesional, Técnico especializado
y Auxiliar especializado.
La reglamentación del 9 de octubre de 1953 dice en su Art. 9 que la Comisión de
Salud entre sus cometidos, "introducirá todas aquellas especialidades o disciplinas
que surjan de la evolución de las ciencias médicas o que no hayan sido previstas en
el presente reglamento", etc. En su Art. 25 incluye entre los técnicos especializados
junto a los dietistas, electrofisiológicos y electrotécnicos, a los psicólogos. Entiende
por Técnicos especializados a diferencia de los Técnicos profesionales. que deben
ser universitarios titulados, "a quienes tienen preparación científica adecuada".
En la nueva reglamentación, del 2 de Mayo de 1956, se especifica más claramente
qué se entiende por Técnico especializado: se requiere "acreditar preparación
científica adecuada. Se "reconoce como tal, la que resulte de títulos, diplomas o
certificados de estudio expedidos por organismos universitarios o de diplomas o
certificados de estudio expedidos por organismos oficiales nacionales no
universitarios, o privados reconocidos por el Ministerio de Salud Pública. que
capaciten para un desempeño técnico”
En resumen, capacitación para un desempeño técnico, testimoniado mediante
documento expedido por organismos oficiales, universitarios o no, o privados
reconocidos por el Ministerio de Salud Pública.
El Aspecto Profesional y Gremial
La Medicina es algo mas que el arte de curar, pero es también y por sobre todo, el
arte de curar, por lo menos en su más explicita proyección social, es además, como
ciencia, una disciplina investigadora de las causas de los mecanismos normales y de
los mórbidos, una exposición y arquitecturacion de sus expresiones fenoménicas;
una técnica de pesquisa para la captación de estas y una dialéctica de la causalidad
sintomática. Y es también una integración de ramas del saber afines, que
complementan sus propósitos
Es médico, quien, como mínimo, tiene esto como adquisición docente siempre que
lo complete con un proceso formativo vivido espacial y temporalmente en un medio
que lo penetre de “sustancia de medico” y con un transcurrir que familiarice su
personalidad con los basamentos teóricos y con el material humano sobre el que
dirigirá su saber en forma de aptitud y de intención de éxito.
Para aplicarse al arte de curar, se necesita pues, una capacitación, y ella la da la
Facultad de Medicina, que otorga un título universitario que, ya se dijo, se debe
registrar ante el Ministerio de Salud Pública, momento desde el cual, el médico
queda bajo el contralor oficial en el desempeño de su profesión, entra en la
competencia profesional y se ve sometido a diversos atributos impositivos.
¿Con qué se encuentra el médico, lanzado al ejercicio liberal? Con la competencia
desleal, no sometida al régimen tributario alguno, no sólo de idóneos y otras artes
menores, sino de dos grupos de innegable jerarquía la intelectual y cultural, que, en
una clandestinidad sólo teórica, se le enfrentan en una injusta desventaja, o por su
origen foráneo y por tanto improcedente. o por eludir el régimen tributario al que el
médico, por el hecho de serlo se ve sometido o por sortear sin esfuerzo toda la
preparación larga y penosa que debe cumplir para saber curar pese a lo cual
también pretenden curar. Dichos grupos son el de los psicólogos clínicos y
psicoterapeutas y el de los analistas no médicos.
El aspecto técnico
En nuestro país, la enseñanza superior de la Psicología se imparte en la Facultad de
Humanidades, cuya ley de creación estableció como propósito, la formación, no de
profesionales sino de investigadores, nunca de terapeutas que por antonomasia
deben egresar además de por ley de la Facultad de Medicina.
Dicha ley, del 5 de octubre de 1945, establece en su Art. 2, que dicha Facultad
tendrá como finalidad esencial la enseñanza superior en Filosofía, Letras, Historia y
Ciencias; en el inciso A de ese artículo expresa que fomentará la especialización e
investigación superiores; en el inciso C, que instituirá cursillos de especialización
que abarquen cuestiones científicas, etc.; en el inciso D que organizará
investigaciones de seminario sobre asuntos que atañen a la cultura superior. En el
art. 6 dice que el plan de estudios sólo comprenderá estudios desinteresados y la
enseñanza que se imparte en las Escuelas y Facultades profesionales.
El psiquiatra no puede dejar de ser psicólogo. es más. debe serlo. Como perito de la
patología mental no puede dejar tener presente la contrapartida que significa la
normalidad psíquica actuante, a partir de la cual va a edificar sus conceptos de
morbidez, es decir, de alteración de aquélla.
El técnico psicólogo no médico, tiene que tener vedado el arte de curar, primero
por la ley, pero, sobre todo, por la distinta orientación de su formación técnica. Será
un idóneo en determinados aspectos del funcionamiento mental, es un técnico
insustituible, necesario, en la manualidad de determinados métodos de
investigación y de diagnóstico, pero no puede desbordar esa aptitud de pesquisa,
con su sola formación 'extra-médica, para encarar los problemas de la salud y la
enfermedad, con una jerarquía, y sobre todo con una libertad que no le
corresponden.
Puede trabajar con el psiquiatra, pero a su servicio y bajo sus órdenes; los asesorará
pero no resolverá por si, sino que sólo aportará elementos a tener en cuenta para
el-diagnóstico y el tratamiento. - Este es el punto fundamental de la discusión, el
que se refiere a la terapia, pero hay otro que también merece ser discutido: la ley.
se dice, veda al psicólogo no médico, el arte de curar, no el de orientar, guiar o
aconsejar (4, pág. 56).
Posiblemente se quiere salvar Con esto, para el psicólogo no médico, además de su
función auxiliar, no discutida, otra, más autonómica, la de guía, consejero u
orientador. El problema tiene menos interés y la proscripción de actuar como tal,
menos imperiosa. Sin embargo, creemos que el más indicado en términos
generales. debe ser el médico especializado. En efecto, el médico, experto
conocedor de la salud por la que lucha y de sus alteraciones a las que combate, está
condiciones mejores que el fisiólogo. ducho de la investigación experimental de los
mecanismos de la salud para indicar o prohibir determinadas actividades físicas
cuando éstas pueden mantener o alterar el estado de salud. En la misma forma
supera el médico psicólogo al no médico cuando debe encarar problemas de orden
psicológico: por ejemplo, el de la orientación vocacional. Es difícil que el no médico
pueda indicar aptitudes vocacionales con justeza, pues corre el riesgo de tomar
índices captados, como irreductibles y primarios, desconociéndolos como máscaras
y resultantes de mecanismos mórbidos, cuyo diagnóstico. necesario, está impedido
de elaborar, por carencia de formación médica.
El Psicoanálisis en su aplicación terapéutica
El psicoanálisis, dice Hendrick (5, pág. 2 1), es la ciencia creada por Sigmund Freud y
por sus discípulos, que trata las funciones inconscientes de la mente y de la
personalidad. El término psicoanálisis se aplica con propiedad en los siguientes
casos: l) Para designar las observaciones empíricas de aquellos factores
determinantes de la personalidad y de la conducta humana que no son accesibles; a
la investigación de los pensamientos y las motivaciones racionales, ya se realice
mediante la introspección o por el estudio directo del prójimo.
para calificar la técnica especial de Freud destinada a demostrar ya a estudiar estos
fenómenos mentales inconscientes, así como a tratar los trastornos de la
personalidad y los síntomas neuróticos
2) Para significar el sistema teórico de psicología constituido por la abstracción
de estas observaciones y por las conclusiones de ellas inducidas. En un sentido más
amplio y menos científico. el término psicoanálisis puede emplearse correctamente
para enunciar las aplicaciones del conocimiento del hombre logrado por tal estudio
a muchos campos afines, como la sociología, la criminología, la economía, el arte y
la literatura, la pedagogía, la antropología, la religión y la ética".
"El psicoanalista, dice a su vez la Asociación Médica Británica (British Medical
Journal, suplemento, apéndice 2, junio 29 de 1 929, págs. 288, parágrafos 27-28) (7,
pág. 166) es una persona que usa la técnica de Freud, y todo aquel que no use esta
técnica, cualquiera sea el método que pueda emplear, no debe esta definición, y
con el propósito de evitar confusiones, el término psicoanalista debe reservarse
apropiadamente para los miembros de la Asociación Psicoanalítica Internacional".
Esta, pues, o sus filiales son quienes, previa severa preparación, autorizan a
practicar psicoanálisis.
Ateniéndose a estas definiciones, el Psicoanálisis desborda el campo de la Medicina:
es un sistema teórico de psicología abstraído del conocimiento de la personalidad y
de la conducta del hombre en todas las maneras de Su actividad, en el aspecto
individual y colectivo, a lo largo del tiempo y todos los ámbitos, luego de la
compulsa de sus actos y de sus factores determinantes ajenos a la conciencia y a la
razón. pero también es una técnica para esa búsqueda y para tratar trastornos y
síntomas; en este sentido se expide la Revista del Psicoanálisis Argentina (7),
cuando dice que "el Psicoanálisis nació como una necesidad terapéutica para
interpretar y aliviar los trastornos de un determinado sector de pacientes". aunque
"su evolución ulterior le condujo a ampliar el campo de sus actividades médicas y de
su material inicial constituido por los psiconeuróticos “, "extendiéndose en un
sentido para dar una interpretación más profunda de los mecanismos mentales
ocurrentes en la Psiquiatría”; y agrega "por otra parte aspectos insospechados hasta
entonces de la Medicina interna pasaron a ser campo fértil para sus investigaciones.
De ahí surgió la actual Medicina Psicosomática"... etc.
Es decir, que el Psicoanálisis no es sólo Medicina, pero también lo es en cuanto es
aplicable a sus propósitos, investigar y curar trastornos como no son Medicina la
Química, la Electrónica, la Cibernética, la Radiología, aunque pasan a serlo en
cuanto son utilizadas y aplicadas a ella.
Para mejor ratificar lo antedicho, valgan las afirmaciones de Lagache, transcriptas
por Cáceres (2, pág. 38): "La cura psicoanalítica es un tratamiento médico y su
aplicación debe estar subordinada a un examen clínico practicado por un médico
competente", y, "el estudio profundizado de los casos individuales es el propio de
los métodos clínicos, y el psicoanálisis puede considerarse como ultraclínico", para
terminar que toda terapia psicoanalítica "reposa en la relación del terapeuta con el
paciente", y, "un psicoanálisis os pues una psicoterapia". En esto, la coincidencia
con el propio Freud es total (6, pág. 83).
En el mismo sentido pugnan los conceptos vertidos por el psicoanalista didacta que
actúa en nuestro medio, Prof. Baranger en el homenaje rendido a Freud, en la
Facultad de Medicina de Montevideo, con motivo del Centenario del nacimiento del
genio de Viena.
Refiriéndose al psicoanálisis aplicado, dice Baranger (23. págs. 1 3 y Sig.): "Por eso
me parece inadecuada la expresión psicoanálisis aplicado". No se trata en realidad
de "aplicar" el pensamiento analítico en campos donde le faltan verificaciones
directas, sino de pensar contextos distintos con una mente psicoanalítica. No aplicar
sino sintetizar. por eso, prácticamente, es deseable que el analista que investiga
fenómenos sociológicos sea al mismo tiempo. sociólogo, que el que investiga
cuestiones de lenguaje sea al mismo tiempo. filólogo, que el que investiga
cuestiones psicosomáticas, sea al mismo tiempo, médico. Ya pasamos la era donde
el pensamiento analítico era cosa tan novedosa que se podía "aplicar" a cualquier
campo con la seguridad de descubrir algo interesante. Tenemos ahora más
exigencia hacia nosotros mismos, porque el primer trabajo de exploración ya ha
sido realizado por Freud y sus discípulos inmediatos".
'"No pensamos entonces que, en la actualidad, se puede "aplicar" el pensamiento
analítico a cualquier campo de las ciencias del hombre. prescindiendo de los
conocimientos. adquiridos en este campo".
La razonable intención de destacar su originalidad justifica la afirmación de que el
Psicoanálisis es una ciencia del significado y del diálogo (3. pág.43) es decir que se
basa en la interpretación verbal de una expresión también verbal, pero puede acaso
negarse que la Medicina en su totalidad y por su mero carácter de ciencia, es otra
cosa que la interpretación verbal de una expresión muchas veces nada más que
verbal en busca de un significado?
Naturalmente que, en su estricta vinculación médica, utiliza técnicas especiales que
la individualizan, en su propósito de curar o aliviar, pero eso no descarta que en la
formación del analista no deba concurrir, junto con la preparación analítica. la basal
médica, y mejor aún, la médico-psiquiátrica. No deben tomarse ambas situaciones
como opuestas y excluyentes, sino, por el contrario, como concurrentes y
complementarias.
La terapia analítica por no médicos
¿La existencia de analistas terapeutas no médicos obedece a una necesidad, o es
una situación de hecho aparecida al azar? ¿Se debe insistir en seguir formando
nuevos? ¿Debe admitirse a los ya existentes? ¿Debe impedirse que en el futuro se
formen más? Esa necesidad de que existan obedece a que deben ser expresamente
no médicos o a que siendo los médicos analistas escasos no se da abasto con los
pacientes, ¿y en tal caso la preparación de los profanos exige menos tiempo que la
del médico y por tanto ofrece más tiempo de rendimiento?
"No se ha planteado ningún problema en el uso del psicoanálisis con propósitos de
investigar por parte de científicos no médicos", dice Kubie Profesor de Psiquiatría de
la Universidad de Yale y Profesor del Instituto Psicoanalítico de Nueva York (15, pág.
233). En cambio. se pregunta si al hombre común, a no médico, se le puede permitir
tratar gente psicológicamente enferma.
Los primeros analistas procedieron no sólo de entre los enfermos que consultaron
por sus males, sino de muchos campos de actividad cultural, filosófica y humanista,
además de psiquiatras.
Había pues, como un impulso hacia la nueva doctrina, o una necesidad de curación
o una curiosidad ante una nueva corriente científica. En ciertos casos, dice Kubie
(15, pág. 234), la falta de formación científica general permitió que hipótesis
científicas se desprendieran de especulaciones no controladas y se planteó la duda
de que hubiera compensación entre los riesgos y las ventajas de una situación de tal
naturaleza.
una de las condiciones exigibles para ser psicoanalista dice Ey (17, pág 131) es que
él debe ser médico y médico psiquiatra "Esta condición, que el buen sentido exige,
no sólo no es requerida por Freud, sino que ha sido formalmente repudiada por él,
lo que ha abierto el círculo psicoanalista a una turba de de io que la clínica
psicopatológica, de tal manera que los problemas que son sometidos a su sagacidad
son peligrosamente mutilados e incomprendidos". etc.
Freud sostiene (6, págs. 66 y sig.) que "no puede ejercer el análisis nadie que no
haya conquistado, por medio de una determinada preparación, el derecho a una tal
actividad". En esto no cabe discrepancia; ella surge cuando agrega que "el que tales
personas sean o no médicos, me parece secundario La ventaja de ser médico
radicaría en la capacidad de diagnóstico y de alertar sobre las intercurrencias
somáticas (6, pág. 79).
En cambio (6, pág. 66-67) dice que "los médicos no pueden alegar en modo alguno
un derecho histórico a la exclusividad en el ejercicio del análisis, pues hasta hace
muy poco tiempo han empleado contra él toda clase de armas. desde la leve ironía
hasta las más graves calumnias", refiriéndose con esto a la amargura que le provocó
la manera como fue recibida en Viena su doctrina por sus colegas, y haciéndolo
escéptico en cuanto a posibilidades de un cambio para el porvenir. aunque ese
porvenir, que hoy es un pasado de más de 30 años, ha demostrado lo contrario.
Referente a la capacitación que recibe, o mejor, recibía el médico de la época, dice
que esa educación era casi opuesta a la que exige la preparación analítica, orientada
hacia hechos anatómicos, físicos y químicos, sin despertársele el interés por las
fuentes anímicas de los fenómenos vitales, cuyo estudio no interesa, dice, a la
medicina.
Sin embargo, la orientación moderna de la medicina tiene justamente un carácter
unitario, integrativo y un ejemplo de ello es el criterio psicosomático de enfoque de
los problemas médicos, gracias, precisamente a la importancia y fundamental
contribución del psicoanálisis.
La psiquiatría de hoy ha dejado de ser, como la de su tiempo, que, "al ocuparse de
las perturbaciones de las funciones anímicas, lo hacía buscando las condiciones
físicas de esas perturbaciones y las trataba como oros motivos de enfermedad".
Hoy la psiquiatría ha perdido esa orientación organicista, que justificaría su
distanciamiento de las corrientes psicologistas, para buscar de integrarlas a sus
métodos y a sus contenidos.
El temor de que el médico, formado en el desinterés de los factores psíquicos de la
vida, los considere ajenos a su ciencia y a su arte, y no les dé importancia ya no
tiene vigencia, porque, si no la actividad docente, por lo menos la intención docente
oficial actual, busca de promover ese interés.
La no concreción de esa intención en el terreno pragmático de la pedagogía medica
, es el motivo de otro temor de Freud, basado en el estado actual de las relaciones
entre la enseñanza académica y los institutos analíticos.
El que muchos conocimientos que adquiere el médico sobran, "ocupan lugar" para
el análisis, pierde sentido. No interesa "descriptivamente el conocimiento" de los
huesos del pie, la composición del hidrógeno, el trayecto de las fibras nerviosas del
cerebro o los descubrimientos sobre microbios, sueros o neoplasmas (6, pág. 87)
pero interesan "formativamente" por su valor cultural, y no por su aplicación
práctica al análisis.
Puede esto significar prolongar una preparación, que por lo demás una vez
terminada sería de una solidez ponderable, pero permite en cambio, una plausible
selección natural de los más capaces, de quienes podrán llegar al análisis previa esa
formación.
Cuando este ideal de armonía entre lo académico y lo analítico cristalice, el analista
profano desaparecerá por gravitación natural, confirmando el carácter transitorio
que le ha atribuido Alexander (13).
Los americanos, a la inversa de los analistas europeos, que juzgan superflua la
psiquiatría general para lo formación del analista, "están convencidos de que una
práctica psiquiátrica general, previa a la especialización en el análisis, procura una
comprensión de los problemas diagnósticos y terapéuticos que la práctica analítica
no puede ofrecer por sí sola" (5, pág. 29 y sig.) No es sólo por las intercurrencias
somáticas que es preferible el analista médico; lo es también en el campo de las
etiologías, como lo pone en evidencia el problema de las psicosis sintomáticas.
La Asociación Médica Americana exige (15. pág. 225) la graduación en una escuela
médica, el internado médico general, durante un año como mínimo, una cabal
formación psiquiátrica con otro año de internado y una preparación adecuada en
los fundamentos de la neurología. Esto rige desde 1938 (5, pág. 293).
La cuestión del análisis profano va siendo resuelto favorablemente en favor de la
exigencia de ser médico, no sólo en Estados Unidos, donde han intervenido la Asoc.
Psiquiátrica N. Americana, y varias comisiones estatales de graduación médica (5,
pág. 293) sino en algunos países europeos como Holanda. Suiza, Bélgica y en
nuestro continente, entre otros en Brasil y Chile.
Es de sumo interés, por razones obvias agregar algo sobre los criterios seguidos por
el grupo psicoanalítico argentino, del cual es filial el uruguayo.
"Los requisitos de formación analítica", dice L. Rosenthal (5. pág. 305), "que rigen en
el Instituto de Psicoanálisis de Buenos Aires se ajustan, en términos generales, a las
normas del Inst. Psicológico de Berlín y de la Americana Psychoanalytic Asociation.
filiales. como la Asociación Psicoanalítica Argentina, de la Asociación Psicoanalítica
Internacional.
Transcribimos a continuación textualmente lo que se exige como "A Requisitos de
Admisión", en lo que tiene que Ver con el problema que se discute: " I. Preparación
científica; a) Título de médico para los analistas adultos y título pedagógico para los
candidatos a analistas de niños; b) Concurrencia a un servicio de psiquiatría bajo
vigilancia directa de un analista didáctico que dirige la enseñanza de la psiquiatría
psicoanalítica”, etc.
La conducta seguida o aconsejada ante los terapeutas legos
Hemos visto que la tendencia actual es a hacer que el terapeuta analista sea
médico. Rey lo apoya en parte (3, pág. 45) cuando dice que "la tendencia del
psicoanálisis en el mundo y la de la Asoc. Psicoanalítica del Uruguay no es de
facilitar el ingreso a personas carentes de formación universitaria, sino todo lo
contrario. Lo deseable en este sentido seria llegar a un acuerdo con las autoridades
universitarias".
pero lo ratifica categóricamente la Asoc. Psicoanalítica Americana (5, pág. 293). que
admite "que profanos de reconocida capacidad en otras profesiones (asistencia
social, pedagogía, antropología, sociología, adquirir la capacitación psicoanalítica
necesaria para la aplicación de esta ciencia en su propio sector de estudio, siempre
que se comprometan a no utilizar tal instrucción para el tratamiento de enfermos".
Esta intromisión del profano en la terapéutica ha motivado una importante
declaración del I O Congreso Latinoamericano de Salud Mental, realizado en San
pablo en julio de 1954 donde se aprobó una
ponencia por la que se considera infractores legales a los que no siendo diplomados
realicen entre otras, psicoterapia analítica, por entender que ésta corresponde al
ejercicio de la medicina (8). En dicho Congreso, Flaminio Favero. catedrático de
Medicina Legal de San Pablo y presidente de la Sociedad de Medicina Legal y
Criminología de la misma ciudad, y Pinheiro Cinna, psiquiatra del Manicomio Judicial
del Estado y Presidente de la sección de psiquiatría de aquella sociedad,
entendieron en el trabajo que presentaron (13), entre otras cosas, que el
psicoanalista, además de médico ha de ser psiquiatra y que el título de médico
psicoanalista se dará en un curso de post-graduados, al especializado en psiquiatría,
previa una adecuada preparación sobre la materia. sobre la base de conocimientos
teóricos y prácticos de la materia correspondiente.
Las conclusiones que pueden extraerse de 10 que antecede son las siguientes:
1 ) Con un estricto sentido legal, tanto el curanderismo como las intromisiones de
psicoterapeutas y psicoanalistas legos en el arte de curar, caen en el ámbito penal.
2) El arte de Curar los trastornos mentales está limitado y es privativo de los
médicos psiquiatras cualquiera sea la orientación técnica y doctrinaria que hayan
elegido.
3) La formación de técnicos auxiliares y con más razón la de investigadores
puros puede pertenecer a Otros institutos docentes que la Facultad de Medicina.
4) La formación de médicos psicológicos y psicoanalistas debe competir a la
Facultad de Medicina, que está obligada a capacitarse para proporcionar la
especialización adecuada.
5) Si bien el psicotécnico no médico puede ser considerado como un auxiliar
técnico especializado, y por lo tanto actuar junto al médico, pero supeditado a su
contralor, esto no cabe en lo referente al analista profano, que carece de formación
médica y médico-psiquiátrica, teórica y clínica, lo que le impiden actuar con la
autonomía absoluta que la propia naturaleza del análisis exige. Ambas situaciones
no son equiparables y por tanto admisibles en una misma situación reglamentaria.
6) Los argumentos en favor del analista profano han ido perdiendo su vigor
inicial y los hechos que lo han desvirtuado han determinado a las propias
autoridades analíticas de muchos países a declarar la necesidad de ser médico para
hacer análisis terapéutico.
7) Si la escasez de médicos-psicólogos y médicos psicoanalistas responde a
insuficiencias o defectos de planes de la Facultad de Medicina, es necesario proveer
a ésta de lo necesario para que las correspondientes enseñanzas sean
proporcionadas (9, pág. I l).
Como corolario de lo dicho, la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay dría proponerse,
en este problema, los siguientes fines:
l) Difundir entre quienes corresponda la actualidad de esta forma de
intrusismo médico en defensa de sus asociados, de los psiquiatras en
general y de la Psiquiatría.
2) Provocar el celo de la Universidad para que delimite el cometido de
cada una de sus facultades.
3) Provocar idéntico celo de las autoridades sanitarias para vedar el
ejercicio del arte de curar a profanos o legos.
4) Enterar a las entidades gremiales para que colaboren en la lucha
contra el ejercicio ilegal y la competencia desleal en el campo profesional.
5) Promover la habilitación de la Facultad de Medicina para
proporcionar a sus graduados la formación que se requiere para ser
Médico Psicólogo y Médico Psicoanalista buscando la contribución de los
institutos y las personas habilitadas y aptas y estableciendo Con ellos los
vínculos necesarios (9, l l , 13. 14).

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