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Mala Praxis en Psicología Clinica y Forense
Mala Praxis en Psicología Clinica y Forense
179-196
Resumen
En este artículo se analizan los problemas más significativos en la práctica
de la Psicología Clínica y Forense que han llegado a los tribunales de justicia
españoles en los últimos años. Entre estos problemas de mala praxis se incluyen:
a) ausencia de consentimiento informado en relación con el diagnóstico y el
tratamiento psicológico, b) errores en el diagnóstico debidos a una negligencia
profesional, c) transgresión del secreto profesional y revelación de información
confidencial del paciente en determinadas circunstancias, d) negligencia para
prevenir el daño para el propio paciente u otras personas (suicidio u homicidio),
e) conflictos relacionados con la protección o conservación de la historia clínica,
f) problemas relacionados con la hospitalización psiquiátrica involuntaria y con el
manejo del riesgo en pacientes suicidas o violentos y g) peritajes contradictorios
en los tribunales. Se comentan asimismo algunas sugerencias para las
investigaciones futuras en este campo.
PALABRAS CLAVE: mala praxis, Psicología Clínica, Psicología Forense, tribunales de
justicia españoles.
Abstract
This paper reviews the most relevant ethical and malpractice issues in
Clinical and Forensic Psychology arising in Spanish courts of justice. The main
issues related to malpractice include: a) lack of informed consent regarding
diagnosis and psychological treatment, b) mistakes in diagnosis because of
professional negligence, c) violation of the professional secrecy and disclosure of
confidential information without the consent of the individual in various
circumstances, d) clinical negligence in preventing harm to patients or other
people (suicide or homicide), e) negligence in protecting clinical records
regarding the ownership of psychological records and data, f) involuntary
psychiatric hospitalization and risk management with suicidal or violent patients
and g) contradictory expert reports in courts. Suggestions for good practice in
this field are considered.
KEY WORDS: malpractice, Clinical Psychology, Forensic Psychology, Spanish courts.
Correspondencia: Enrique Echeburúa, Facultad de Psicología, Universidad del País Vasco, Avda. de
Tolosa, 70 20018 San Sebastián (España). E-mail: enrique.echeburua@ehu.es
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Introducción
Fue condenado por asesinato en segundo grado, pero los padres de Tatiana
demandaron a la Universidad de California por no haber revelado los terapeutas
las intenciones del paciente y tomado las medidas de precaución oportunas. En
1974 la Corte Suprema de California consideró que, a pesar del deber de
confidencialidad, un terapeuta tiene la obligación de advertir a la potencial
víctima si se trata de evitar un daño grave causado por un trastorno mental de un
paciente (Salinas, 2007).
En el Código Penal (art. 450) se considera una infracción cuando una persona
no pone en conocimiento de la autoridad la comisión de un delito actual o próximo
contra la vida, la integridad física o psicológica, la salud, la libertad o la libertad
sexual. Según el artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, quienes por
razón de su profesión tengan noticia de algún delito público están obligados a
denunciarlo inmediatamente al Ministerio Fiscal, al Juez o a la policía. No se exime al
personal sanitario de la obligación de denunciar los hechos delictivos que conozca
por razón de su oficio, como sí se hace, en cambio, con sacerdotes y abogados (art.
263). Asimismo, según la reforma de la Ley de Protección Jurídica del Menor
(2014), cualquier profesional que conozca en el ejercicio de sus funciones
cualquier delito contra un menor estará obligado a informar al fiscal o incurrirá
en un delito de omisión.
De este modo, se puede plantear un conflicto al terapeuta entre la
obligación del secreto profesional y el deber de denunciar a la justicia la comisión
de un delito. Este conflicto debe resolverse acudiendo al conflicto entre deberes
propio del estado de necesidad (art. 20.5 del Código Penal): “cuando entran en
conflicto dos deberes, y la única manera de resolverlo es infringir uno de los dos
(conflicto absoluto), en virtud del principio del interés preponderante (mal menor)
el deber de rango inferior tiene que retroceder ante el de mayor valor”. En
consecuencia, debe prevalecer el deber del sigilo o secreto profesional (derecho a la
intimidad del ciudadano), salvo que entre en conflicto con bienes superiores. Así,
en general, se debe violar el secreto profesional (solo en lo estrictamente necesario)
cuando el peligro estimado es grave, concreto e inminente para el paciente (riesgo
alto de suicidio) o para otra(s) persona(s) (riesgo de homicidio o de agresión sexual),
siempre con los límites del sentido común y del buen hacer profesional. En estos
casos el derecho al secreto debe ceder ante el deber de denunciar delitos que
atenten o pongan en peligro la vida, la salud o la libertad sexual de las personas
(Echeburúa, 2002).
A este respecto, el Código Deontológico del psicólogo, en su artículo 65,
advierte que «cuando un psicólogo se vea en el conflicto de normas adversas,
incompatibles, ya legales, ya de este código, que entran en colisión para un caso
concreto, actuará en conciencia, informando a las partes interesadas y a la
Comisión Deontológica».
Si el psicólogo clínico es llamado a declarar ante un juez o tribunal como
testigo, deberá hacerlo. En este caso deberá referirse a cuestiones generales sobre la
patología del paciente, sin estar obligado a revelar datos confidenciales no
autorizados por el sujeto. Puede expresarse en términos de diagnóstico y de
tratamiento, pero no puede abordar asuntos que impliquen nexo causal o discusión
forense sobre imputabilidad, idoneidad u otras competencias legales que
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distinta es el falso testimonio (art. 459 del Código Penal), que es un delito en el
que incurre un perito si falta a la verdad de forma consciente en algún punto
central del informe para beneficiar a su cliente.
La frontera entre los informes tendenciosos o mal construidos técnicamente
y los informes falsos es difícil de establecer, porque no es sencillo deslindar lo
erróneo o lo científica o pericialmente opinable de las falsedades cometidas a
conciencia. Una cosa es equivocarse y otra bien distinta es mentir. Por ello, es
poco frecuente la aplicación de un delito de falso testimonio a un dictamen
pericial. Es determinante en este sentido la STS, de 28/05/1992 (Moner Muñoz,
1992), al haber señalado respecto a este punto de los informes periciales que «no
se ha considerado falsedad penal una desacertada opinión científica, sino la
censurable e intencionada falta de verdad en la constatación de las bases fácticas
sobre la opinión científica que emite». Se exige, por tanto, un dolo, que es
diferente a negligencia, poca capacidad o impericia de quien dictamina. Es
también excepcional una condena por errores diagnósticos, salvo que la
equivocación sea inexcusable (STS de 12/03/1990) (Puerta Luis, 1990). .
Es más, la coexistencia de dos o más informes periciales confrontados y
opuestos no implica necesariamente que uno de ellos sea falso. «Cuando las
divergentes conclusiones de los peritos informantes se fundan en distintas
concepciones técnicas o teóricas, la mera discrepancia científica o el desacierto,
desde el punto de vista técnico, de un informe no será, como regla general,
suficiente para estimar cometido un delito de falso testimonio…, sino la
censurable e intencionada falta a la verdad…» (SAP de Baleares, sec. 1ª, de
10/04/2008) (Díaz Sastre, 2008). Además, «los Tribunales apreciarán la prueba
pericial según las reglas de la sana crítica, sin estar obligados a sujetarse a los
dictámenes de los peritos» (STS, Sala 1ª, de 02/11/2012) (Gimeno-Bayón Cobos,
2012).
Uno de los problemas más frecuentes que puede derivar en sanciones
penales es cuando el profesional, al que se ha citado en forma legal, no acude a
la ratificación del informe en el juicio oral. Las consecuencias de esta omisión son
diversas: 1) si no hay protesta por la incomparecencia, se puede aceptar la pericial
sin ratificación; 2) se puede declarar la nulidad de actuaciones por no
suspenderse el juicio; 3) se absuelve al procesado por aplicación de la norma "in
dubio pro reo” (SAP de Jaén, de 20/12/2006) (Passolas Morales, 2006); 4) se
conduce al perito por los agentes de la autoridad (SAP de Pontevedra, de
24/01/2000 (Carrera Ibarzábal, 2000); 5) se condena al perito como autor
responsable de un delito de obstrucción a la Justicia, según el art. 463 del Código
Penal (SAP de Alicante, de 14/03/2002) (Magro Servet, 2002).
A nivel del Código Deontológico, las reclamaciones más habituales de
vulneración del Código (infracciones deontológicas) se relacionan con los
problemas de los adultos o los menores en los divorcios contenciosos (informes
psicológicos tendenciosos o de parte presentados en el juicio como prueba), que
se presentan en los Juzgados de Familia, o con la ruptura del secreto profesional.
También puede haber relaciones inadecuadas de tipo sexual (relaciones duales) o
aquellas en que el psicólogo aprovecha para beneficio propio o de terceros la
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Conclusiones
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