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Pinky = dedo meñique
respaldar cualquier amenaza que se hizo. Demonios, incluso tenía
tatuajes de cadenas envueltas completamente alrededor de sus brazos
y hasta las muñecas donde se supone que más dolía hacerse un
tatuaje.
Los tatuajes no eran una prueba de que un hombre era fuerte y
peligroso, sobre todo hoy en día, pero que sin duda ayudó con la
imagen. Y sin embargo aquí estaba Balin baleándose sobre sus
talones, pareciendo increíblemente preocupado.
―¿Qué? ¿Qué ocurre con él?
―Él tiene algunas cicatrices en su cuerpo – dijo Balin – Es un poco
sensible, por lo que sería mejor si fingieras no verlas, ¿vale? Ni
siquiera hables con él o le mires a los ojos, si puedes evitarlo. 6
Oh, joder.
Soy un alfa, y no voy a dejarme intimidar por un curandero que es
sensible sobre su aspecto. Las cicatrices probablemente son sólo las
cicatrices del acné o algo… ¿y Balin quiere que no mire a los ojos del
hombre, como si fuese algún Omega cobarde y sumiso?
Abrió su boca para decirle eso mismo cuando Pinky. Dios, qué
estúpido nombre, finalmente volvió con su amigo justo detrás. Una
mirada y todo lo que Stan había estado a punto de decir salió volando
por la ventana.
El hombre, el curandero, era poco más que un niño. Podría ser un
adolescente. Tenía cicatrices por todo su cuerpo, pero con la forma en
que sus hombros estaban encorvados, cómo mantuvo su cabeza
agachada, e incluso la forma en que se apoderó de su codo, daba la
impresión de que este joven no iba a ponerse violento con nadie.
En todo caso, él estaba parado y se presentó sólo le hizo lucir aún
más joven.
―¿Este es su sanador? – Preguntó Stan.
―Cuida tu tono – dijo Balin, medio gruñó sus palabras.
―Perdón, perdón – dijo Stan, aunque sólo fuera para mantener lo
que quedaba de paz. Honestamente no quería que sonara como un
insulto. No realmente. Estaba totalmente estupefacto por la visión del
joven para intentar siquiera cualquier sarcasmo.
Especialmente con la manera en que reaccionó su polla entre sus
piernas, y cómo su lobo estaba aullando dentro de su mente.
Este no es sólo un chico corriente, no puede serlo.
Stan inhaló una fuerte bocanada de aire, dejando que su lobo
tomara el aroma de la canela y la vainilla. Parecía que el chico
acababa de salir de la cocina o algo así, pero fue el olor que estaba
justo debajo de eso, lo que hizo que a Stan se le hiciera la boca agua.
Él nunca había olido este olor, por lo que era extraño que él sabía lo
que era sin haberlo experimentado antes.
Este joven es mío. Este muchacho, quién demonios sea, Bentley, es 7
mi compañero predestinado, mi alma gemela.
Es una preciosidad.
Cabello castaño sucio, tan claro que casi podría ser rubio y ojos
verde musgo que encajaban perfectamente en la cara del muchacho.
Oh por favor, por el amor de Dios, que tenga más de dieciocho años.
Stan dejó que sus ojos deambularan arriba y abajo del cuerpo del
chico, y muy rápidamente, la parte de pensamiento racional de su
cerebro comenzó a empujar a través de la lujuria que sentía,
poniéndola a un lado cuando él tomó nota de algunas cosas que
simplemente no estaban bien.
El chico estaba delgado. Demasiado delgado para alguien de su
altura, aunque él no podía medir mucho más que metro setenta. Stan
ya podía decir que iba a elevarse sobre el hombre cuando llegara el
momento de ponerse de pie.
Pero eso no fue lo que le molestaba. Él había visto y estado con
bastantes personas delgadas para saber que algunos hombres y
mujeres podían parecer jóvenes y no podían subir de peso ni para
salvar sus vidas.
Este chico, aunque... las ropas que llevaba eran demasiado
condenadamente grandes. La camiseta gris podría servir
perfectamente como una tienda de campaña. Los pantalones cortos,
probablemente encajaban bien en otro Alfa en esta Manada, le
pasaban de las rodillas. Llevaba un par de chanclas que realmente
necesitan ser substituidas, y era un milagro que el niño lograra
mantener los pantalones en sus esbeltas caderas.
Debe llevar una correa o algo.
Luego Stan finalmente tomó consciencia de las cicatrices.
Esas no son cicatrices de batalla, y definitivamente no son marcas
de acné tampoco.
Las reconoció. Hace un año o dos no lo habría hecho, pero ahora que
muchos de sus hermanos fueron apareados a dragones, había
aprendido rápidamente cuáles eran los signos de un dragón que
estaba siendo abusado. 8
Largas y finas cicatrices, como si tiras de piel hubieran sido
arrancadas. Había solamente una en la mejilla, y el resto parece
aislarse en sus brazos y piernas. Sin duda había más en la espalda. La
más larga de las cicatrices era aproximadamente de cinco centímetros
de larga. Eran las cicatrices que se conseguían cuando se arrancaban
las escamas a un dragón por la fuerza.
No es de extrañar que Balin estuviera tratando de convencerme
para que no le mirara.
Esos pálidos ojos verdes alcanzaron la cara de Stan y entonces
bajaron otra vez. Las mejillas cremosas se oscurecieron con color
rosado, pero fue la humillación y no el deseo devuelto hacia Stan.
Stan le estaba mirando, y él iba a sacar la vergüenza fuera del
sistema del chico. De forma jodidamente suave.
―Bentley, ¿crees que puede ponerte a trabajar en nuestro amigo? –
preguntó Balin, todo sonrisas cuando asintió a Stan, como si no
tuviera ni idea de lo que estaba sucediendo a su alrededor.
Este hombre había sido un Alfa durante mucho tiempo y con razón.
Él sabía que Stan le había descubierto. Stan miró de vuelta a Bentley,
que asintió con la cabeza antes de mojar sus labios.
―Puedo hacerlo.
Joder, su voz es tan condenadamente suave. ¿Tiene miedo de
hablar?
De cualquier manera, el sonido de esa voz, tan suave como lo había
sido, hizo aullar y arañar al lobo de Stan en la fina capa de fuerza de
voluntad que separaba el hombre de la bestia.
Enfócate. Necesito concentrarme.
―Ni siquiera me ha mirado todavía – dijo Stan – Y no tiene ningún
kit de primeros auxilios, tampoco.
―No necesita nada de eso – dijo Balin, y entonces miró de vuelta a
Bentley – Vamos, chiquillo, muéstrale lo que puedes hacer.
Stan miró de vuelta en el niño, en Bentley, así como él asintió con la
cabeza y caminó lentamente. 9
El joven se puso de rodillas al lado de Stan, y entonces fue
impresionante ver como las manos se colocaron y cubrieron
suavemente la desagradable y enorme herida, que corría a lo largo del
lado del brazo de Stan.
Él suspiró, él no pudo evitarlo. El alivio fue demasiado. Era como un
paño húmedo y fresco que se coloca sobre una quemadura. Stan
incluso gimió un poco.
Balin, el muy imbécil, le estaba sonriendo.
―Es bueno, ¿verdad?
―Joder, sí – dijo Stan, y cuando Bentley apartó su mano, Stan vio
una especie de luz azul saliendo de sus manos, también llegó a ver la
forma en que su carne se estaba tejiendo nuevamente cerrando la
herida.
Los hombres lobo sanaban rápidamente, pero no a esa velocidad.
Bentley estaba haciendo un puto milagro, y Stan suprimió apenas otro
quejido. Hasta que escuchó el silbido suave de Bentley.
Stan se centró en ese sonido. Él miró hacia abajo y que le partiera
un rayo si la frente de Bentley no estaba fruncida, mientras mordía
sus labios, como si fuera él que ahora estaba suprimiendo el dolor
cuando gotas de sudor brillante se reunieron en su frente y luego fue
más que evidente que algo estaba pasando.
Stan no estaba seguro de por qué sus ojos se sintieron atraídos por
ese lugar. Tal vez fue la mancha de color rojo que fue floreciendo sobre
la camiseta color gris. La manga era tan condenadamente grande que
ocultó la mayor parte del brazo superior de Bentley, pero luego incluso
no importaba ya que el rojo llegó a ser cada vez más grande.
―¡Estás herido! – dijo Stan, y llegó más rápido a apartar la manga
de lo que Bentley podría escapar.
―Stan – dijo Balin, una clara advertencia, pero Stan le ignoró.
Él abrió la boca, y todo el calor fue drenado fuera de su cara cuando
vio lo que tenía que ser una herida idéntica a la que Stan había tenido
apenas unos instantes antes. Había una herida abierta, sangrando de
forma desagradable, justo en el punto exacto donde Stan había sido 10
herido antes.
Ahora él entendía el poder de este Dragón. Bentley no era un
curandero. Él podría tomar el dolor de otras personas y sus heridas,
también.
―¿Qué coño? – gritó Stan, y él de nuevo a Balin – ¡No me dijiste que
iba pasar eso!
―¿Importa?
―¿Hice algo mal? – Preguntó Bentley, y por primera vez, Stan se dio
cuenta de que el joven le estaba mirando con miedo en sus ojos, pero
él echó un vistazo a Balin, como si esperara que el hombre lo salvara.
Oh, mierda.
Balin le dio unas palmaditas en el hombro al muchacho, y Stan
gruñó un poco en ese toque, Balin le ignoró.
―Nada, chiquitín. No te preocupes. Ve a la cocina y dile a Gretchen
que te de una porción extra de carne con tu cena.
Bentley asintió con la cabeza, pero entonces miró a Stan, todavía
asustado, esperando que lo dejara ir.
¿No lo sabe? ¿Él no siente lo que yo siento?
Stan no tuvo más remedio, que dejar ir al muchacho. A pesar de la
lesión, Bentley saltó a sus pies y corrió tan rápido como sus piernas le
llevarían lejos de Stan y lejos de Pinky y Balin.
―Ese chico necesita un sanador. Uno de verdad. No algo para
comer.
―Las proteínas ayudan a los dragones con sus habilidades
curativas, al igual que lo hace con los hombres lobo – dijo Balin,
levantándose y desempolvándose.
―¡Sabes lo que quiero decir! – Gritó Stan – Acabas de sugerir que yo
podría haber sido envenenado. ¿Qué pasa si él tomó el veneno? Como
mínimo necesita puntos de sutura hasta que cure. Y ¿qué coño estaba
pasando con todas esas cicatrices de escamas? Él es un dragón. Estoy
seguro de ello.
―Al igual que yo puedo decir cuánto quieres follártelo – dijo Balin,
mirando directamente a Stan. 11
Si Stan hubiera sido un Shifter gato, entonces él habría bufado. Aun
así, apenas pudo mantener a su lobo de atacar. El pequeño gruñido
que dejó escapar fue claramente más que suficiente para que Pinky se
involucrase, y el hombre entró en acción.
Él se lanzó, demostrando ser más fuerte y más rápido de lo que
alguien llamado Pinky debería ser cuando él rodeó con sus brazos
alrededor del cuello de Stan y le apretó hasta casi cortarle el
suministro de aire.
―¡Hey! ¿Qué coño estás haciendo? – gritó Stan, y las garras
alrededor de su garganta sólo se apretaron más.
Capítulo dos
17
31
Capítulo cuatro
―Le dejaste que te tocara – dijo Balin y luego sonó otro crack
retumbó en la sala, y la mejilla de Bentley que había escocido un
medio segundo antes ahora estaba cuando Balin lo abofeteó con más
fuerza.
Bentley odiaba ser golpeado de esa manera. Odiaba cuando era 45
castigado. Estaba avergonzado de sí mismo porque Balin quería que
sintiera vergüenza, pero al mismo tiempo estaba cabreado. ¡No he
hecho nada malo!
―Los otros lobos en la Manada toman amantes todo el tiempo – dijo
suavemente.
―¿Qué dijiste? – preguntó Balin, y el hombre dejó de caminar
alrededor en la oficina donde se hizo cargo del negocio de su Manada,
impuestos, límites de propiedad y esas cosas, pero como de costumbre,
estaba hecha un completo caos, parecía una leonera. Balin no sabía
mucho sobre papeleo o decoración, y había papeles por todo el
escritorio, el suelo y encima de los archivadores, en vez de dentro de
ellos, donde pertenecían.
―Nada – dijo Bentley rápidamente.
Balin le gruñó, pero él no lo mencionó otra vez. Él continuó su ritmo
alrededor de su oficina.
―¿Qué te he dicho sobre otros lobos? – preguntó.
―Que son... – Bentley arrastró las palabras. Él no podía decirlo. Él
no pudo terminar esa frase cuando supo que Stan no era así.
―¿Qué son? – preguntó Balin y se apoderó de la barbilla de Bentley,
apretando con fuerza, y le obligó levantar la cabeza y mirarle a los
ojos. Como si todavía fuera un niño o algo así – Termina la frase.
Bentley tragó.
―Son territoriales, toman lo que quieren sin preguntar, y raptan a
la gente de sus propias Manadas para utilizarlos para sus propios
beneficios.
Balin asintió con la cabeza.
―Eso es – dijo, y entonces sus ojos se suavizaron. Su mano en el
mentón de Bentley pasó de dura a suave, y puso sus manos sobre los
hombros de Bentley – No estoy haciendo esto para hacerte sentir mal.
Tienes que saberlo. Pero no conoces a nadie fuera de este Manada, y si
intenta sacarte de aquí, puede hacer a todo tipo de cosas sin tener que
dar ninguna explicación.
―Dijo que no me quería por mis escamas o mi poder – dijo Bentley – 46
Me dijo que no tendría que dar ninguna de mis escamas o curar a
nadie nunca más.
Eso fue claramente lo peor para decir al Alfa, porque los ojos de
Balin inmediatamente se pusieron rojos, y dejó que sus manos se
deslizaran de los hombros de Bentley.
―No te gusta ayudar a tu Manada, contribuyendo, ¿verdad?
―¡No! – dijo Bentley – ¡Eso no es lo que quise decir!
Balin actuó como si no hubiera oído una palabra que hubiera venido
de su boca.
―Ahora escúchame y escúchame bien. No eres nada especial, ¿me
entiendes? Todo el mundo en la Manada tiene un trabajo que hacer y
este es el tuyo, y si no te gusta contribuir a ayudar a poner comida en
la mesa para que los cachorros puedan comer, entonces no sé por qué
me molesté en darte un hogar durante todos estos años.
La barbilla de Bentley tembló, y ahora se sintió como un niño. Balin
no podría haber hecho que se sintiera peor, ni aunque lo hubiera
hecho a propósito. De hecho, Bentley hubiera preferido que el hombre
le hubiera vuelto a abofetear. Habría sido mejor que oír las palabras
que salían de la boca de su Alfa ahora.
―Lo siento mucho, no quise decir nada de eso – dijo Bentley.
―Nos dijiste que te dolía arrancar tus escamas, por lo que tratamos
de tomarlas sólo cuando las necesitamos.
―¿Necesitas comprar un camión nuevo? – le preguntó Bentley.
Entonces él consiguió una bofetada y un montón de gritos sobre
cómo el camión era necesario, cuando Bentley sabía perfectamente
todo el trabajo pesado que debían hacer cuando salieron los otros
Alfas para hacer trabajillos para traer dinero.
Al final del discurso, Bentley se sentía como un gilipollas ingrato, y
quería que le tragara la tierra y desaparecer del mapa.
―Vale, si quieres irte lejos con un Alfa que no conoces, que te usará
y luego te tirará a la basura. No dejes que te detenga – dijo Balin.
Bentley parpadeó. 47
―¿D-de verdad?
Balin se detuvo justo frente a él, y pareció más ofendido que nunca.
―No pareces demasiado afligido al respecto.
―Perdón – dijo Bentley, y apartó la mirada lejos de los ojos rojos
llenos de ira de su Alfa. Sostuvo su brazo, que todavía le dolía y latía
del dolor que había tomado de Stan. Casi dio la bienvenida al dolor.
Por primera vez en su vida, fue un recordatorio de otra cosa, alguien
que quería ver, y no del hecho de que constantemente estaba haciendo
cosas como está a sí mismo.
―Él es un lobo, tú eres un dragón. Tienes que ver que te está
utilizando – dijo Balin.
―Dijo que era suyo – respondió Bentley – Él me quiere para que sea
su compañero.
―¡¿Y tú te crees esa mierda?!
Tampoco tienes que decirlo como si fuera la cosa más atroz que
jamás has oído en tu vida.
―Tengo veinte años – contestó Bentley – ¿No soy yo quién debe
decidir estas cosas?
Todos los demás lo hicieron y por lo que sabía Bentley, no les
gritaron o les golpearon. No lo entendía en lo más mínimo.
Balin estuvo en silencio varios segundos y cuanto más tranquilo se
quedaba, más se preocupaba Bentley de que estaba a punto de perder
la calma, como la calma que precede a la tormenta.
―Bien, voy a hacer un trato contigo – dijo Balin.
Bentley miró a los ojos del Alfa. Ya no estaban rojos ni llenos de ira.
―¿Un trato?
Balin cruzó sus brazos, pero continuó mirando hacia abajo a Bentley
como si fuera el tonto más grande del mundo.
―Sí, un trato. No me convence que Stan Abbot no te mintiera sobre
todo el apareamiento solo para poder abrirte de piernas.
Bentley se encogía en esas palabras. Eran unas palabras demasiado
sórdidas para describir algo que se sintió tan bien. 48
―El no hizo eso – dijo.
―¿Ah no? ¿Te mordió?
―¿Cómo que si me mordió? – le preguntó Bentley.
Balin sonrió y meneó la cabeza.
―¿Ves? Ni siquiera sabes los conceptos básicos sobre los hábitos de
apareamiento de los hombres lobo. Supuestamente tiene que morderte
en el lado del cuello, donde el cuello se une con el hombro – dijo, y
luego agarró a Bentley por la camiseta y tiró de él, acercándolo. Él
estiró el cuello de algodón gris para ver por sí mismo que no había
ninguna herida allí – Veo que no te mordió.
¿Un mordisco me convierte en su compañero?
Bentley había visto un montón de hombres lobo en esta Manada
caminando con cicatrices en esa parte de sus cuerpos. Él las había
visto, pero asumió que llevaban esas cicatrices por pelearse y nada
más.
―No sabía lo que eran esos mordiscos – dijo Bentley.
―Nunca hubo una razón para decírtelo. Ninguno de los lobos aquí
querría a un dragón como compañero, por lo que no es algo que había
que explicarte cuando tuvimos la charla de las flores y las abejas.
Bentley podía recordar todavía esa conversación, y había sido
humillante para los dos.
―Supongo que no – dijo.
Balin era como un padre para él, lo más cercano que tenía a una
familia ya que su Clan había atacado este lugar y fue destruido. Balin
se lo había llevado, lo alimentó, educó y vistió, y Bentley estaba
actuando como un niño teniendo una pataleta.
Pero entonces recordó algo, y él no podía sacar el pensamiento de su
cabeza hasta que se derramó de su boca.
―¡Pinky, Freddy y Mike estaban allí!
―¿Qué? – preguntó Balin, frunciendo el ceño.
Bentley asintió con la cabeza.
―Ellos nos encontraron. ¡Tal vez él me habría mordido si ellos no
nos hubieran interrumpido! 49
Balin sonrió, y no era la sonrisa de cuando él estaba cabreado y
hacía un mal trabajo en esconderlo. Era genuina.
―Me alegro de que hayas sacado el tema, muchacho, porque eso es
en realidad parte de mi trato.
Bentley parpadeó, sin entender nada en absoluto.
―¿Lo es?
―Absolutamente – respondió Balin – Si él quiere ser tu pareja,
entonces le doy la oportunidad de probarlo. Os doy una hora a solas,
totalmente ininterrumpida. Si te muerde en ese tiempo, entonces
puedes irte con él.
El corazón de Bentley se aceleró, pero sólo por medio segundo antes
de que la expresión de Balin se volviera ceñuda.
―Pero déjame decirte ahora, y es mejor que me escuches bien – dijo
Balin, poniendo su mano en el hombro de Bentley – Si él te toma, es
mejor que sepas que no podrás volver aquí.
―Yo... ¿Qué? ¿Por qué? – le preguntó Bentley, y ahora el
pensamiento de nunca ver a Balin o Gretchen o incluso los otros lobos
de la Manada que tienden a ignorarlo, le dejó muerto de miedo. Esto
era todo lo que conocía.
―Vas a tener el olor de un lobo de otra Manada en ti. El hecho de
que tienes su olor por todo tu cuerpo ahora está haciendo que mi
propio lobo se ponga completamente territorial. Yo puedo mantenerle
a raya porque eres como un hijo para mí, y te quiero más que nada en
el mundo entero. ¿Pero el resto de la Manada? No tienen ese mismo
apego emocional que yo.
―Pero... pero... – Bentley no podía pensar. Él casi no podía respirar.
Intentó pensar si cualquiera de los otros Shifter que se habían
acoplado en diversas Manadas había regresado, y algunas imágenes
estallaron en su mente.
Él se dirigió hasta Balin, que apenas movió la cabeza.
―¿Cuántas veces tengo que decirte que no es lo mismo? Eres un
dragón. Eran lobos. No se aplican las mismas reglas. ¿Por qué crees
que sólo un lobo en un momento viene a este Manada para las 50
reuniones? A los Lobos no les gusta cuando los otros lobos están en su
territorio.
―Pero eso... eso no es justo – dijo Bentley. Sentía frío, y puso sus
brazos alrededor de él para alejar el frío. ¡Se estaba volviendo loco!
―Sé que no lo es – dijo Balin, y entonces su mano se dirigió al pelo
de Bentley en una caricia suave, como se acaricia a un animal de
compañía – Así que, si realmente quieres ir con él, emparejarte con él,
entonces vas a dejar atrás a las personas que te quieren, que te han
criado, por alguien que es relativamente un desconocido.
Algo acerca de esto no estaba bien, y todo lo que podía sentir
Bentley era que estaba totalmente y absolutamente incómodo sobre
todo el asunto, pero también triste.
Balin estaba en lo cierto. Estas fueron las personas que lo habían
criado. Lo habían cuidado cuando pudieron haberlo matado después
de que su Clan les atacara, y ahora él estaba considerando
honestamente darles la espalda.
Pero... Stan...
―Yo... Balin le creo cuando dice que somos compañeros. Nunca he
sentido esto antes. Es fuerte. No lo conozco, pero te juro que ya lo amo.
Allí, él dijo las palabras. Ahora sólo tenía que esperar y ver cómo
reaccionaba Balin. Los labios de Balin se adelgazaron, y él suspiró.
―Bien, si eso es lo que quieres.
Lo dijo tan casualmente, como si no le importara en absoluto que
Bentley entrara en pánico. Se acercó y agarró la camisa de Balin,
desesperado por hacerle entrar en razón.
―¡No es porque quiera irme! ¡No quiero irme! Pero no puedo
evitarlo. ¡Necesito estar con él!
Si Balin fue capaz de sostener a su lobo lo suficiente para que no se
volviera loco porque olía a Bentley como un miembro de una Manada
diferente, entonces quizás sería suficiente.
Podría venir de visita de vez en cuando. ¿Sería Gretchen capaz de
sujetar a su lobo?
Ella no se había convertido en su lobo en tanto tiempo que parecía 51
que tendría el control total sobre su naturaleza animal. Bentley no
tendría nada de qué preocuparse cuando se trataba de ella, no es que
él pudiera preguntarle a Balin.
―Sé que no puedes evitarlo, hijo, no te preocupes – dijo Balin, y
luego él tiró finalmente de Bentley más cerca para un abrazo, algo que
Bentley realmente necesitaba en ese momento. Balin dio unas
palmaditas en su espalda y su cabello como si fuera todavía una cría y
eso era algo que a Bentley le gustaba. Lo calmó, le recordó que Balin
lo quería y cuidó de él.
―Vamos a hacer esto, sin embargo. Recuerda, si es tu pareja,
entonces no tienes mucha opción en este sentido, ¿verdad?
Bentley asintió con la cabeza. Balin le apartó lejos de él, mucho
antes de que Bentley se hubiera empapado lo suficiente del afecto que
Balin raramente le dio.
―Así que, esto es lo que vamos a hacer. Sólo quiero comprobar que
él no se está aprovechando de ti. Nunca has estado enamorado antes,
y él es un hombre lobo que dice estar acoplado con un dragón. Eso no
es exactamente normal, así que vamos a hacer lo que dije antes.
Tiempo ininterrumpido para que te muerda en el hombro. Voy a
traerlo aquí y hablas con él acerca de esto. Si te muerde, entonces
sabrás que él no estaba tratando de conseguir tus escamas.
―No las quiere – dijo Bentley, sacudiendo la cabeza rápidamente. A
pesar de todo, él no pudo evitar sonreír en el pensamiento de obtener
una cicatriz de apareamiento de Stan.
Balin no había terminado, sin embargo. Él levantó sus manos, como
convocando paciencia.
―Pero si él no te muerde, no quiere aparearse contigo, entonces vas
a tener tu respuesta, y yo no quiero que te rompa el corazón cuando
resulte que no quiere hacerlo. ¿Entiendes? Te lo estoy advirtiendo
ahora mismo.
―No será así – dijo Bentley, y su entusiasmo estaba burbujeando
otra vez – Y siempre puedes venir a visitarme cuando me acople con
él. Tú mismo has dicho que te puedes contener, por lo no debería ser 52
un problema.
¿Estoy flipando o la vena bajo el ojo de Balin se está haciendo más
grande?
―Tienes razón, ahora vamos, salgamos de aquí. Puedes entrar en la
cabaña de invitados y esperarle. Te lo mandaré pronto después de que
haya tenido unas palabras con él.
―De acuerdo – dijo Bentley, y prácticamente corrió fuera de la
oficina desordenada de Balin en su entusiasmo por llegar a la cabaña
de Stan. Fue tan deprisa que ni siquiera vio las caras de los lobos que
se le quedaban mirando mientras corría.
Dándoles a conocer el olor que había en él. No le importaba. Ni
siquiera le importaba si estaba molestando a sus lobos interiores
hasta el punto de que algunos de ellos estaban luchando por no
atacarlo, porque este iba a ser el mejor día de la vida de Bentley.
Capítulo seis
88
Capítulo diez
102
Capítulo once
FIN
DE DRAGONES Y LOBOS
125
MARCY JACKS
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