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Interacción e interactividad:
Manual de museografía
interactiva
Manuel Gándara Vázquez
S
i Cataluña es particularmente prolífica en sus contribuciones a la mu-
seología contemporánea, Joan Santacana i Mestre, uno de los coordina-
dores del texto que aquí nos ocupa, Manual de museografía interactiva
(Santacana y Martín 2010a), es uno de los autores responsables de esa alta
productividad: tan sólo en los últimos 10 años ha escrito o coordinado más de
10 libros sobre teoría y educación en materia museológica (Hernández y San-
tacana 2006; Santacana 2009; Santacana y Llonch 2012; Santacana y Masriera
2012). Estar al día con este autor y sus colaboradores requeriría invertir varios
meses de trabajo.
Así, sin pretender un conocimiento exhaustivo de este cuerpo bibliográfico,
me atrevo a comentar el citado Manual. En su presentación, los coordinadores
señalan que las tecnologías de la información y la comunicación (tic) han lle-
gado al museo para quedarse, e incluso en las instituciones más reticentes a su
utilización —los museos de arte— tienen ya un considerable impacto. Es por
ello oportuno, argumentan, contar con un manual que aborde específicamen-
te este tema. Y tienen razón, amén de que el centro de las disertaciones no es
la tecnología en sí, sino la manera en que ésta permite hacer del museo un
espacio más horizontal: un lugar de diálogo que abre nuevas oportunidades
FIGURA 1. Portada de Manual de Museo-
grafía Interactiva, Joan Santacana I Mestre para la participación del público.
y Carolina Martín Piñol, trea, 2010. En realidad ya existían algunas publicaciones al respecto,1 pero ninguna
con la ambición y exhaustividad con la que nos regalan ahora Santacana y su
equipo: un libro que es el resultado, nos informan, de la experiencia ganada
en un curso de maestría en línea sobre museografía impartido desde la Univer-
sidad de Barcelona (Santacana y Martín 2010b:18).
Se trata de un volumen compuesto por 12 capítulos (cuyo número citaré
entre paréntesis), a los que se suman una introducción y un epílogo escritos
por el propio Santacana. Sus dimensiones corresponden con la ambición del
proyecto: 655 páginas con numerosas ilustraciones, muchas en color, casi un
tercio de las cuales están en el capítulo 2: “Análisis y clasificación de los me-
dios interactivos”, de Carolina Martín Piñol y Júlia Castell Villanueva, al que
regresaré en seguida.
1
Una bibliografía parcial aparece en Gándara (2001).
Reseña de libro 75
En la “Introducción: La museogra- destinado. También ofrecen una foto- Los siguientes tres capítulos abor-
fía y la revolución didáctica”, San- grafía de un caso real —la mayoría dan el problema de la interactividad
tacana y Martín introducen dos de proveniente de museos europeos— en distintos tipos de museos. En “La
las nociones esenciales del libro: in que ilustra su operación. Así, el lec- interactividad social de los museos”
teracción e interactividad, que rela- tor cuenta con un medio de consulta (8), Ramón Sala narra las resistencias
cionan tanto con los avances en la efectivo sobre módulos que involu- de los grandes museos nacionales eu-
pedagogía como con el contexto so- cran, por ejemplo, el sentido del olfa ropeos a la incorporación de recursos
cial y cultural creado por las nuevas to, los que cuentan con un dispositi- interactivos y, a la par, examina, con
tecnologías digitales; es inevitable, vo táctil o bien aquellos basados en varios ejemplos, los intentos de insti-
sostienen con acierto, que los museos experiencias sensoriales mecánico- tuciones museísticas del Viejo Con-
que han tenido un acercamientoini- gustativas. Este análisis, que es muy tinente por adoptarlos y modernizar
cial tibio reconozcan en las nuevas meritorio —dado que constituye una su discurso, un ejercicio que sería
tecnologías una oportunidad para especie de mapa general que permite útil reproducir para el contexto lati-
generar experiencias y aprendizajes entonces caracterizar, en principio, noamericano. Andreu Besolí Martín,
más significativos. Este argumento cualquier dispositivo interactivo—, es en “Interactividad y comunicación
se desarrolla a detalle en el capítu- una de las contribuciones centrales museográfica audiovisual en expo-
lo 1, “Introducción al análisis de mo- del volumen. Esto, por supuesto, sin siciones de arqueología e historia”
delos de museografía interactiva”, demérito del resto de los capítulos, (9), plantea con acierto los retosque
en el que Santacana liga la interac- todos ellos bien escritos, documen- presenta este tipo de recintosy cómo
tividad a aquellas características de tados y argumentados, que abordan la interactividad añade una nueva
nuestro aparato cognitivo que hacen otras temáticas de la interactividad. dimensión para mejorar su eficacia.
que estos nuevos recursos sean efica- Los capítulos 3 (escrito por Magali En adición, Victoria López Benito
ces para promover el aprendizaje; en Lladó Morales y Javiera Atenas), y 4 aborda “Las posibilidades de la mu-
efecto, la incorporación de elemen- (por María Pilar Rivero Gracia), ver- seografía interactiva en los museos
tos lúdicos y emocionales los dota san sobre los recursos en línea —en de arte” (10), un texto que de manera
de un poder pedagógico adicional. particular, con las opciones que la convincente demuestra no sólo que
De forma notable, esta contribución Web 2.0 ofrece para que los usua- la interactividad aporta a la com-
también caracteriza y categoriza los rios contribuyan en contenidos o prensión y disfrute del arte tradicio-
tipos de interactividad, con las difi- se enlacen en redes sociales—, de nal, sino que hay nuevas formas de
cultades que implica esta empresa. su impacto para una cibermuseolo- arte interactivas, por lo que, coinci-
Tras la definición de la interactivi- gía, respectivamente. Maria Feliu y diendo con esta autora, es previsible
dad como “la capacidad del receptor Clara Masriera, en “Interactividad que la tendencia hacia la interactivi-
para controlar un mensaje no lineal y mediación humanas” (5), se enfo- dad se generalizará en este tipo de
hasta el grado establecido por el can en la interacción facilitada por museos.
emisor, dentro de los límites del me- humanos, es decir, lo que se conoce Los siguientes dos capítulos regre-
dio de comunicación asincrónico” como interpretación personalizada san a cuestiones de orden más ge-
(Santacana y Martín 2010b:20), San- o mediación, donde se incluyen ca- neral: F. Xavier Hernández Cardona,
tacana (2010:30) también propone sos de interpretación dramatizada o Tania Martínez Gil y Ma. del Carmen
una clasificación tripartita: la inte- caracterizada, y estudian un par de Rojo Ariza discuten “Los límites de la
ractividad de carácter informático, la ejemplos importantes. Por su parte, interactividad” (11), en el que anali-
de carácter mecánico o manipulati- “Recursos y materiales didácticos in- zan las desventajas, o los “contras”,
vo y la de carácter humano. teractivos” (6) analiza aquellos que de la interactividad, con lo que se
Como ya se ha mencionado, el permiten extender la experiencia del balancea el volumen, que en gene-
capítulo 2 aplica esta clasificación museo hacia contextos escolares; sus ral subraya los “pros”, y se concluye
combinándola con los diferentes ti autores, Laia Coma y Neus Sallés, que, a pesar de las limitaciones (que
pos de medios y con los sentidos proponen una metodología para su van desde el costo y la obsolescen-
involucrados en cada caso, lo que diseño y desarrollo que seguro será cia hasta los efectos que tienen en la
resulta en una útil matriz con 120 útil para quienes quieran explorar experiencia de visita), será imposible
diferentes tipos o categorías (Martín esta variante de los recursos interac- prescindir de la interactividad en un
y Castell 2010:110-111). Las auto- tivos. El capítulo 7 aborda la relación mundo que demanda museos mu-
ras documentan cuando menos un entre turismo e interactividad, aun- cho más dialogantes y menos verti-
ejemplo para cada categoría, consig que su autora, Nayra Llonch Molina, cales. En “Evaluar la interactividad”
nando el tipo de medio interactivo se centra más en el papel del turismo (12), Ferran Urgell i Plaza y Cristina
en cuestión (incluido su emplaza- cultural y su efecto en museos y si- Pou hacen una excelente síntesis de
miento, costo y tiempo de uso) y el tios, es decir, en interacciones huma- los orígenes y desarrollo de los es-
segmento de público al que éste está nas, que en la tecnología. tudios de públicos —de hecho, este
Reseña de libro 77