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al
Amanecer
Daniel Devia
1º parte
Los cuerpos y la periferia
Ya estoy viejo
Las palabras se comieron
mi vida entera
mi familia, mi casa y mis sueños
y ahora sé
que puedo morir sin casa
y hasta sin familia
pero no
sin el fuego
tras estas palabras.
Intimidad de reciclaje
Zapatos oscuros
y corbata al cuello
las ansias de ser amada por su madre
palpitando en los ojos
Dorisma va caminando
mochila a la espalda
-ahí donde los secretos arden-
y la adolescente que será pronto se rompe.
Dorisma va a la escuela
donde le gritarán que los negros son sucios
y le harán sancadillas
Esa escuela
donde odiará y temerá
y entre romper a otros
y romper a su familia
ella aceptará
irse rompiéndose por dentro
en esa escuela.
Alzheimer
Este lugar
doloroso como cuerpo enfermo
y bello de contradicción
Ella te ama
aunque ya no a tu cuerpo
y sin pronunciar
algo que pueda romperte
juega a la carne con otros
guardando para ti
una oscuridad más íntima
tierna
patética
dolorosa
honesta
y tú, que escuchas con ojos cerrados
respondes:
No hay mucho que romper
en quien ha perdido tanto
Es suficiente el afecto
callar y estar
con eso basta
Lo demás, todo lo demás
a esta altura
contradicción o no
importa poco
o importa nada.
Sobre ti mismo
Nadie va a querer
Levantarse todos los días
Con las cicatrices del mundo en la frente
Jean Jacques Pierre Paul.
y así y así.
Como decía, es mejor no confiar en un chileno
a menos que tenga cierta rara sensibilidad
probablemente lo encontrarás en un bar de Recoleta
o se esté muriendo en Lampa
fumando pasta
en una noche negra.
Cama del resguardo
Cada noche
acostados uno junto al otro
suenan celulares y computadoras
entre sus dedos
Espacio vacío
Mi cara en el espejo
no es fealdad que encontré en la calle
es fealdad para reconocerse
Porque en universos de imágenes
donde a cada forma sigue otra
hay detrás un sí mismo, un olvidado
palpitando más allá de cada espejo
más allá de la fealdad, aparente o real
por eso el dedo
toca la superficie
queriendo ir adentro
De pronto el gesto adecuado
es no dar nombre
a esa imagen, ni a ninguna
No hay más secreto en las palabras
ni en el pesar por la fealdad
o el anhelo por la belleza
Mejor es voltearse, descubrir
aún con sorpresa
ese universo que hay
sin desvío ni máscara
en esta fealdad.
Hacia la decapitación
Azotea
para Jazmín
El tiempo
enorme y devorador
se ha bebido las ganas de amar
La canción se está acabando otra vez
y este palpitar
ya no puede enviar su sonido
a ningún oído
en este mundo.
Para Rodrigo Lira
Patio de comidas
Nos observamos
y me alargo y te alargas
aplastados, pesados
el cuerpo falla
y el silencio es cierto
Tan cierto como habitar
esta chatarra.
Sesión con trabajadora social
No hables ya
no tienes que responderle a nadie
ésta, tu sensibilidad
que alguien podría quitarte
ese espía que pretende justicia
sicólogo o juez que quiere el testimonio real
"cómo fue que te tocaron, cómo fue
que te penetraron"
Quédate aquí, otra vez
deja que tu sensibilidad te abrace
habita ahí
No hay ojos que puedan entrar
a los lugares donde existimos de verdad
los que dicen conocerte mienten
incluso la familia
y no han logrado matar
tu sensibilidad
en pos de una oscura justicia
que realmente
nadie conoce.
La televisión y tú
Son 50 años de hacer lo mismo. Lo hace para construir lo que haría su padre si estuviera
vivo. Cada domingo los goles los sonríe y los grita, solo, sentado en el sillón, con una Coca
Cola y un paquete de papas fritas. Cuando el partido acaba, el silencio que se espesa, hace
mover sus manos hacia su miembro, abre el cierre y se erecta. La eyaculación es fría, pero
no la emoción, de recordar a alguien que besó su vientre y su miembro una vez, hace
años, hace años. Y no sabe, al final de este partido, si está preparado para levantarse
nuevamente.
Frente a la puerta del hogar
Ella se acerca a la puerta del hogar, cargada con bolsas del supermercado. Se detiene ahí y
siente que podría abandonarlo todo. Macharse sin decir adiós. Botar la compras, la carne
para el marido, los yogurt para los hijos, la crema depilatoria, los cepillos para los niños.
Dejar todo y solo marcharse. Aprieta las manos y entra rápido - la carne para el marido, el
yogurt para los niños, la crema para cocinar- para que esta emoción, tan profunda, no
penetre más en el corazón.
3º parte
Darse de alta
Siempre
cuando la comida se acaba
y después de acostarme contigo
digo, sin hablar,
gracias, por recibir este caos
sin preguntarme nada
No tengas miedo
de los gritos de esta noche
en esta oscuridad
los fantasmas no mienten
y es más cierto
este calor oscuro
que todos los gritos
que oímos de día.
Un rincón de tu casa
Me he rebelado a hablar
porque la gota rebalsó el vaso
Ustedes no,
pero alguien
lo entenderá.