Capacidad, Planeando la Infraestructura Por Anónimo
PublicadoHace 10 años
Última actualizaciónHace 5 años
Hoy en día, todas las áreas responsables de la administración de TI tienen el reto
de incrementar su productividad y eficiencia, a la par de reducir sus costos de operación e inversión. El proceso de Administración de la Capacidad es uno de varios procesos de ITIL, que define estándares para lograr la eficiencia y optimización de costos en la entrega de servicios de TI.� Un poco de teoría Por definición, el proceso de la administración de la capacidad tiene como objetivo asegurar el óptimo uso de los recursos de TI, de tal forma que se cumplan los niveles de rendimiento acordados con los usuarios a un costo justificado. Además, debe proporcionar información de los recursos actuales y planeados, así como la utilización de los componentes. La administración de la capacidad permite a la organización decidir acerca de cuáles componentes debe actualizar, cuándo hacerlo y el costo involucrado.
Dentro del proceso de la administración de la capacidad podemos encontrar las
siguientes actividades: • Administración de la demanda: se enfoca en el control y la influencia de la demanda de servicios de TI. • Dimensionamiento de la solución: generalmente se inicia con un nuevo requerimiento de negocio, o un cambio considerable en la infraestructura actual. Dura hasta que el nuevo requerimiento o cambio entra en operación. • Planeación de la capacidad: documenta los niveles reales de utilización de los componentes de la infraestructura y el desempeño de los servicios de TI. • Almacenamiento de la base de datos de capacidad: documenta la información de capacidad del negocio. • Modelado: se realiza el modelado de la infraestructura de TI para predecir su comportamiento bajo cambios en su volumen de trabajo. • Actividades iterativas: análisis, ajuste, implementación y monitoreo. El monitoreo se debe establecer en todos los componentes y para cada uno de los servicios. Los datos deben ser analizados de tal forma que puedan compararse contra umbrales preestablecidos. El resultado de los análisis generará reportes y ajustes a ser implementados. Estos cambios después serán monitoreados. Para ejecutar tales actividades, el proceso de la administración de la capacidad se subdivide en tres subprocesos: • Administración de la capacidad del negocio (ACN): tiene un enfoque estratégico y consiste en asegurar la consideración, planeación e implementación en un tiempo razonable de los futuros requerimientos de servicio por parte del negocio. • Administración de la capacidad de servicio (ACS): su enfoque es táctico, y se ocupa de la administración de la operación real de los servicios de TI acorde a los niveles de servicios acordados con los usuarios. • Administración de la capacidad de los recursos (ACR): su enfoque es operacional y consiste en la administración de los componentes individuales de la infraestructura de TI. Las salidas del proceso de administración de la capacidad son: un plan de capacidad, líneas base, perfiles, reportes de capacidad, umbrales y alarmas tanto para servicios como componentes. También se realizan recomendaciones en acuerdos de servicios, cambios proactivos, mejoras a servicios y componentes, y reportes de auditoria, entre otros. El plan de capacidad es posiblemente el más importante de estos productos de salida. Dentro de su contenido destaca el resumen de los servicios, capacidades y costos de la infraestructura. El plan debe indicar claramente cualquier suposición efectuada, así como cualquier recomendación cuantificada en términos de recursos requeridos, costos, beneficios e impacto. Aterrizándolo un poco Ya echamos un vistazo teórico a la estructura del proceso de administración de capacidad. Ahora vamos a aterrizarlo en ejemplo sencillo de infraestructura de servidores. Como sabemos, es muy común para el área de TI administrar el desempeño de sus servicios de forma reaccionaria, analizando y resolviendo los problemas conforme los usuarios los reportan. A través de la ejecución del proceso de administración de la capacidad, lo que nosotros buscamos es llegar al escenario donde los administradores del sistema sean capaces de evitar cuellos de botella en el desempeño de los servicios y, utilizando las herramientas adecuadas, predecir cómo los servidores deberán configurarse para soportar cargas adicionales de trabajo en el futuro. Los pasos que llevaremos a cabo para esto son los siguientes: 1. Determinar los niveles de servicio El primer paso en el proceso es categorizar el trabajo de los sistemas y cuantificar las expectativas de los usuarios en cómo se debe realizar este trabajo. Para poder realizarlo es necesario entender el concepto de cargas de trabajo. Con este concepto se busca visualizar el desempeño de un sistema en términos de negocio, en lugar de términos técnicos. Antes de definir los niveles de servicio, es necesario determinar las métricas para medir el trabajo a soportar. Una vez definidas, se establecen los requerimientos de niveles de servicio, en otras palabras: el desempeño prometido por el área de TI. Cargas de trabajo. Desde la perspectiva de la administración de la capacidad, un sistema de cómputo procesa cargas de trabajo y entrega un servicio a los usuarios. Como primeros pasos del proceso de planeación de la capacidad, se deben identificar estas cargas de trabajo y en base a ello, definir un servicio satisfactorio desde la perspectiva del usuario. Unidades de trabajo. A fin de medir las cargas de trabajo, es necesario establecer unidades de trabajo. Ésta es una métrica de la cantidad de trabajo realizado, contrario a la cantidad de recursos necesarios para completar el trabajo. En este ejemplo en específico, los recursos necesarios son procesadores, almacenamiento en disco, memoria, ancho de banda de red, etcétera. La medición de los recursos antes mencionados es importante, pero no sirven para cuantificar las cargas de trabajo o para definir las unidades de trabajo. Por ejemplo: para una carga de trabajo en línea, una unidad de trabajo puede ser una transacción. Para una carga de trabajo interactiva o por batch, la unidad de trabajo puede llegar a ser un proceso. Establecimiento de niveles de servicio. Una vez definidas las unidades de trabajo, procedemos a establecer un acuerdo de nivel de servicio. Dicho acuerdo se da entre el área de TI y el área usuaria para definir el nivel aceptable del servicio. El nivel aceptable se define típicamente desde la perspectiva del usuario, en términos de tiempo o unidades de trabajo. Idealmente, los niveles de servicio deberán ser determinados por los requerimientos del negocio. En la vida real, comúnmente se definen por experiencias del pasado, por ejemplo: “que el tiempo de respuesta del servicio sea como mínimo al tiempo registrado actualmente, aun cuando se llegue a incrementar la carga de trabajo”. En la medida que se pueda predecir o conocer la carga de trabajo, se podrá mantener el nivel de servicio requerido. Para poder definir los niveles de servicio, es necesario conocer la capacidad de respuesta de la infraestructura actual. 2. Análisis de la capacidad actual Una vez determinados los niveles de servicio, lo siguiente es analizar la capacidad actual de los sistemas para determinar si están cumpliendo con las expectativas de los usuarios, y en base a esto, hacer recomendaciones. Los pasos para realizar el análisis de la capacidad actual son: • Realizar una comparación de las mediciones de los elementos referenciados en los acuerdos de niveles de servicio, contra los objetivos especificados. Esto proveerá información básica para definir si el sistema es adecuado para soportar la capacidad requerida. Se establecen líneas base, umbrales y alarmas. • Ejecutar mediciones en los recursos del sistema (procesadores, memoria, discos, red, etcétera). El análisis de estas mediciones permitirá detectar recursos sobrecargados que podrían provocar problemas en el presente o futuro. • Identificar los recursos demandados para cada una de las cargas de trabajo existentes. Esto permite detectar y enfocar la atención en las cargas de trabajo que realizan la mayor demanda de recursos del sistema. • Una vez identificadas las cargas de trabajo, se debe realizar un análisis de los tiempos de respuesta de cada uno de sus componentes, a fin de determinar cuáles son los recursos con mayor impacto en el tiempo de respuesta. 3. Planeación para el futuro Una pregunta muy común es: ¿cómo asegurar que el próximo año los sistemas no se encuentren sobrecargados y el presupuesto del área por los cielos? La mejor forma de mitigar tal riesgo, es con un plan de capacidad basado en pronósticos de procesamiento requerido. Lo que debemos hacer es obtener un pronóstico de los requerimientos del negocio para con los sistemas de TI en el futuro. Esta información se debe registrar en forma de incrementos de cargas de trabajo, que a su vez se traducirá en una demanda de mayores recursos del sistema. En base a modelados o prototipos de estas nuevas cargas, se definirá la configuración de la infraestructura necesaria para soportarlas. Conclusión A través de la ejecución de los pasos anteriores, es posible realizar un plan de capacidad para soportar los niveles de servicios requeridos por el negocio en el presente y el futuro. Se contará con la información necesaria para realizar un presupuesto fundamentado con requerimientos del negocio y garantizar un servicio adecuado a los usuarios, sin necesidad de aprovisionar de más. Resultaría imposible poder entregar en este artículo un nivel más detallado del trabajo, actividades y procesos involucrados en la administración de la capacidad. El objetivo simplemente es resaltar la utilidad de la implementación de dichos procesos. En América Latina existe una enorme área de oportunidad para la adopción de estas prácticas, que se traduciría en empresas más competitivas con mayor valor agregado para sus clientes. Acerca del autor Ing. Juan Manuel Hernández Jiménez actualmente es el Gerente de la División de Verificación de Software de NYCE. Sus responsabilidades incluyen obtener y mantener la acreditación de NYCE como organismo de verificación de procesos y de certificación de producto de software con base en los estándares vigentes actuales, administrar las unidades de verificación y certificación, así como participar activamente en los comités técnicos de normalización en los procesos de desarrollo de nuevos estándares mexicanos de TI.