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CLASIFICACIÓN DE LOS SERES TERRESTRES Todos los seres de la tierra pueden ser clasificados de

muy diversas maneras, según el punto de vista desde el cual se les mire. Si atendemos a la falta o a
la presencia de vida, por ejemplo, podemos dividirlos en minerales, vegetales y animales. Si
atendemos a sus órganos o la falta de éstos, los podemos clasificar en seres orgánicos y seres
inorgánicos. Si lo que tenemos en cuenta es su corporeidad, serán entonces corpóreos o
incorpóreos. Desde el punto de vista de la materia o del espíritu, son materiales o espirituales. Por
su visibilidad o invisibilidad, son visibles o invisibles. Por su tamaño pueden ser grandes o
pequeños. Por su altura, altos o bajos. Por su extensión, largo o corto, anchos o angostos. Por su
color, colorados o incoloros, verdes o no verdes, amarillos o no amarillos, rojos o no rojos, etc. Si a
todas estas clasificaciones y a otras posibles agregamos las subclasificaciones, el número se
prolonga al infinito. Tomaremos la siguiente división: el universo todo está compuesto de seres
materiales y de seres ideales. Los seres materiales, a su vez, o tienen vida o no la tienen; esto es, o
son vivientes o no lo son. Los vivientes, o son vegetales o son animales. Los animales, a su vez, o
son irracionales o son racionales. Con estos últimos hemos llegado al hombre. El hombre, con la
razón que se le ha dado, puede crear o descubrir un mundo nuevo, hasta cierto punto
independiente del natural: el mundo de las ideas y del espíritu. Divide entonces todos el universo
en dos grandes porciones: la de las cosas materiales o de la naturaleza y la de las cosas espirituales
o de la razón y la idea. Surge de esta manera la cultura. NATURALEZA Y CULTURA rickert
contrapone al concepto de naturaleza el concepto de cultura, y dice: Los productos naturales son
los que brotan libremente de la tierra. Los productos cultivados son los que el campo da, cuando
el hombre lo ha labrado y sembrado. Según esto, es naturaleza el conjunto de lo nacido por sí,
oriundo de sí y entregado a su propio crecimiento. Enfrente está la cultura, ya sea como lo
producido directamente por un hombre actuando según fines valorados, ya sea, si la cosa existe
de antes como lo cultivado intencionadamente por el hombre, en atención a los valores que en
ello residan.i Si atendemos a estos conceptos, los cuales nos parecen acertados, llegaremos a la
conclusión de que la razón, el espíritu, o como se le quiera llamar, es también naturaleza, forma
parte de la naturaleza, ya que la razón es una cosa natural, innata, en el hombre. No es éste el que
la crea, el que la produce; desde que nace ya viene con ella; lo único que puede hacer es
desarrollarla. Cuando decimos que el hombre cultiva su razón, hablamos en sentido figurado, y
queremos decir con ello que el hombre desenvuelve, ejercita, su facultad de pensar o razonar;
pero malamente podríamos tomar a la razón misma como producto de la cultura, o como un algo
distinto a la naturaleza, pues, precisamente, por medio de la naturaleza, pues, precisamente, por
medio de la razón, del espíritu, el hombre crea la cultura. Por eso a las llamadas ciencias culturales
se la ha llamado también ciencias del espíritu, terminología esta última que Rickert critica si se
toma la palabra espíritu como sinónimo de psíquico.ii De modo que podemos diferenciar la
cultura, diciendo que es la manera como el hombre trasforma la naturaleza por medio de la razón.
Este concepto, bueno o malo, nos ayudará a comprender mejor la diferencia, hasta cierto punto
relativo, que existe entre la naturaleza y la cultura. De todo lo dicho se corrige que podemos
definir la naturaleza por exclusión, diciendo que todo lo que no es cultura es naturaleza. El hombre
vive inmerso en ésta, y aun él mismo es parte de ella; por medio de la razón descubre los valores,
trasforma la realidad y crea los productos de la cultura. Dentro de estos productos culturales que
el hombre crea, encontramos, como uno de los principales, el derecho; o más bien dicho: el
hombre, por medio de la razón, descubre el derecho o lo crea. De modo que el derecho forma
parte, algunas veces, de la naturaleza (derecho natural stricto sensu y derecho racional), y otras,
de la cultura (derecho estatal). De todas maneras, siempre aparece como un producto social.
NOTAS i RICKERT, op. Cit., IV, p. 50. ii LASK, Emil, hace esta misma critica (véase filosofía jurídica,
trad. Roberto Goldschmidt, Depalma, Buenos Aires, 1946, p. 78).

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