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I.

Antecedentes históricos del modelo de Milán

En la década de los cincuenta, algunos terapeutas de orientación psicoanalítica


comenzaron a incorporar a la familia dentro de la terapia individual, con la idea
central de comprender mejor al paciente, dando inicio a la Terapia Sistémica
Familiar. Bajo las ideas de Gregory Bateson, Jay Haley, Don Jackson y Milton
Erickson, intentan inventar una técnica específica para la terapia de familias con
pacientes anoréxicos o psicóticos, debido a que el método psicoanalítico no
lograba los resultados esperados, especialmente en pacientes considerados
graves (Boscolo & Bertrando citado en Roizblatt, 2005).

De esta manera en 1971, a partir del equipo del Centro para el Estudio Sistémico
de la Familia, se da inicio al grupo de Milán, encabezado por Mara Palazzoli
Selvinni quien invita a otros psicólogos de orientación psicoanalítica, como Luigi
Boscolo, Gianfranco Cecchin y Giulana Prata, quienes en conjunto adoptan el
enfoque sistémico de Palo Alto y desarrollan la intervención contraparadógica,
diseñada para anular el doble vínculo patológico, trabajado con anterioridad por
Watzlawick, Jackson y Beavin. Adoptando en su trabajo, los conceptos de
sistemas, retroalimentaciones, dobles vínculos, coaliciones y paradojas.

Hoy en día, la Terapia Sistémica Familiar de Milán es utilizada en el trabajo


individual, de pareja, grupos y organizaciones. Surge en la línea de terapias
estratégicas y se funda sobre los principios de la cibernética batesoniana,
desembarcando en el constructivismo, el construccionismo social, el
posmodernismo y la narrativa (Boscolo & Bertrando citado en Roizblatt, 2005).

De esta manera, se da inicio a una terapia sistémica en donde las dificultades


familiares son vistas como problemas en la interrelación comunicacional y no
como el padecimiento de un individuo portador del síntoma consultado. Adoptando
un enfoque holístico, en donde son los patrones quienes mantienen la
disfuncionalidad familiar y el síntoma en sí mismo. Intentando cambiar las reglas
que imperan en el sistema para provocar un cambio.
La escuela de Milán propone una estrategia formulada en las múltiples
investigaciones y experimentos realizados en familias en transición psicótica o con
un miembro diagnóstico con esquizofrenia. Dichos resultados dan pie para generar
estrategias e intervenciones para su tratamiento.

Es así como en 1975, Selvinni encabeza una investigación realizada por el Centro
para el Estudio de la Familia y junto a sus compañeros, escriben la obra llamada
“Paradoja y Contraparadoja” (1988), donde intentan demostrar la validez de la
hipótesis del modelo cibernético, estudiando familias en transición psicótica o que
presentaban un miembro diagnosticado con esquizofrenia, logrando determinar
que éstas son sistemas autorregulados y autocorrectivos, gobernados por reglas
que se conforman mediante las interacciones comunicacionales. Lo anterior,
permitió un cambio en la visión de la familia como elementos de un circuito, en
donde se buscará cambiar las reglas que gobiernan dicho sistema para generar un
cambio y en donde el cambio de uno de sus integrantes generará el cambio en los
demás.

El equipo de terapeutas otorga gran importancia a la significación que la familia ha


construido a lo largo de su historia, sus creencias y sus modos de ejercer la
influencia entre sus integrantes (Del Rio, s/f). Es así como los planteamientos de
Baterson permitieron llevar las ideas de la cibernética al campo clínico,
incorporando una nueva forma de recolectar la información y elaborarla en las
intervenciones. Lo anterior, tienen repercusión en las sesiones terapéuticas que se
fundamentan en tres ejes principales: la formulación de hipótesis, la circularidad y
la neutralidad.

Más adelante, Selvini junto a Prata se alejan de la escuela y continúan


investigando acerca de los juegos familiares y sus tipologías, mientras que
Boscolo y Cecchin desarrollan una Escuela Sistémica en donde se desarrolla el
juego de roles como estrategia terapéutica.

No podemos dejar de mencionar, los aportes de Maturana y Varela en la Terapia


Sistémica de Milán, incorporando en la posición del terapeuta la invalidez de las
interacciones instructivas, determinando que la realidad es un constructo entre el
individuo y su entorno en donde no es posible la objetividad o la realidad
independiente del observador (Boscolo & Bertrando citado en Roizblatt, 2005). A
partir de lo anterior, surge la cibernética de segundo orden en donde el foco de la
terapia, ya no está puesto en el comportamiento observado, sino en el intercambio
de información, emociones y significados entre terapeutas y clientes.

Bibliografia

- Roizblatt, A. (2005). Terapia familiar y de pareja. Departamento de


psiquiatría oriente. Facultad de Medicina. Editorial: Mediterráneo. Santiago-
Buenos Aires.
-
- Del Río, A. (s/f). La perspectiva sistémica. Diferentes modelos y formas de
intervención. Visitado en:
http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/bitstream/handle/123456789/2801/Per
spectiva_Rio.pdf?sequence=1

- Rodríguez Cervantes, A., & Uranga Barri, R. (2012). La escuela de Milán.


Juárez, Chih: Presentación para clase. Visitado en:
https://cursoirefam.wikispaces.com/file/view/ensayo+escuela+de+milan.pd

- Selvini Palazzoli, M. (1988). Paradoja y Contraparadoja. España: Paidós


Ibérica.

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