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Dicotomías Argentinas en el cuento “Cabecita Negra” De Germán

Rozenmacher. Civilización/Barbarie y Peronismo/Antiperonismo desde las


categorías de estructura del sentir y residual de Raymond Williams

El propósito de este artículo es dar a conocer el análisis que hemos realizado desde las
categorías de estructura del sentimiento en relación con lo residual planteadas por
Raymond Williams1, sobre el cuento “Cabecita Negra” de Germán Rozenmacher2
perteneciente al libro Cabecita Negra publicado en 1962 en Argentina. Observamos que
el texto retoma un elemento residual3 de la cultura: la dicotomía civilización/barbarie4, que
está en tensión a lo largo de todo el cuento, lo que implica preocuparse por los modos y
maneras en que las divisiones son vistas por una sociedad de lo que deviene la exclusión de
un otro. El protagonista, el señor Lanari configuraría la supuesta civilización, mientras que
la china y la policía la barbarie. Esta tensión entre la dicotomía nos lleva a cuestionarnos:
1) ¿Cómo es la configuración de las figuras en el texto? 2) ¿A efectos de qué el texto
retoma la residual civilización/barbarie para la configuración de las figuras?
Para responder estos interrogantes, nos detendremos en cada uno particularmente y luego
explicaremos cómo la dicotomía residual antes planteada nos permite leer en el texto dos
estructuras del sentir, una adscribible a los sectores antiperonistas, y la otra a los peronistas.

1) ¿Cómo es la configuración de las figuras del señor Lanari por un lado y la china y el
policía por otro en el texto?

El libro Cabecita Negra, es un libro de cuentos realista que plasma las tensiones latentes en
la sociedad argentina de las décadas del ’50 y ’60: los conflictos entre los inmigrantes

1
R. Williams, Marxismo y Literatura, Barcelona: Península, 1923. p, 143-158
2
Germán Rozenmacher (1936-1971) fue un narrador, dramaturgo y periodista argentino nacido en Buenos
Aires. Se destacó por su escritura relacionada a la discriminación y preocupaciones político-sociales
derivadas de su adhesión al peronismo.
3
“Lo residual por definición, ha sido formado efectivamente en el pasado, pero todavía se halla en actividad
dentro del proceso cultural; no solo –y a menudo ni eso– como un elemento del pasado, si no como un
efectivo elemento del presente” (Williams :144)
4
Observamos que esta dicotomía es dominante a lo largo de gran parte de la historia y la literatura, pero en
Argentina esta es retomada con “Facundo” de Domingo Faustino Sarmiento en 1845. Entendemos por
dominante, siguiendo el texto citado en la nota 1, un rasgo imperante de un proceso cultural, debajo del que
éste funciona, permitiendo reconocer no solo estadios, sino también las relaciones dinámicas internas que
se dan dentro del sistema.
europeos y las clases media y alta. Los primeros, principalmente campesinos italianos y
españoles, se instalaron en los márgenes de las grandes ciudades y comenzaron a trabajar
como obreros en fábricas, por lo que las clases medias y altas sintieron una fuerte amenaza
proveniente de estos sectores marginales que “invadían” los espacios que consideraban
como propios. A estos “invasores” se los denominó “cabecitas negras”, término que los
identifica no solo por comunes rasgos físicos, de procedencia y conciencia de clase, sino
sobre todo común filiación política, transparentando así el antagonismo entre peronismo y
antiperonismo. El cuento elegido para el análisis cuya historia transcurre en Buenos
Aires, en una noche veraniega durante la madrugada cristaliza la tensión entre los sectores.
El señor Lanari, víctima de insomnio oye desde su balcón los “aullidos” de una chica joven
que se encontraba posada en la puerta de un hotel para damas, “era una china que podía ser
su sirvienta” (Rozenmacher 1962: 22). Al oír estos gritos, movido por una “vaga piedad”
Lanari sale a silenciarla para así poder dormir, lo que termina involucrándolo en una
situación incómoda para él. El hecho de salir a la calle para encontrarse con la joven,
implicaba el peligro de ser confundido con los cabecitas negras, lo que se vuelve la
problemática central del cuento: ser parte de la civilización o de la barbarie, binarismo
presentado en el ámbito de lo socio-político como conflictivo, antagónico e inconciliable.
El señor Lanari es configurado en el texto como la civilización, la cual es definida por
Maristella Svampa como un “‘movimiento’ o proceso por el cual la humanidad había
salido de la barbarie original, dirigiéndose por la vía del perfeccionamiento colectivo e
ininterrumpido por un lado; por otro lado, la noción apuntará a definir un ‘estado’ de
civilización, un ‘hecho actual’” (1994: 17).
De esta manera considerando la civilización como un determinado “estado actual” de
situación, vemos que el señor Lanari es presentado por el narrador como un hombre que se
considera a sí mismo como decente, culto, que pudo ascender social y económicamente y
que “No podía quejarse” (1962: 21), que incluso logró adquirir el trato de “señor” gracias a
que:

Había trabajado como un animal y ahora tenía esa casa del tercer piso cerca del Congreso, en propiedad
horizontal y hacía pocos meses había comprado el pequeño Renault (…) y había gastado una fortuna en los
hermosos apliques cromados de las portezuelas. La ferretería de la Avenida de Mayo iba muy bien y ahora
tenía también la quinta de fin de semana donde pasaba las vacaciones. No podía quejarse. Se daba todos los
gustos (Rozenmacher 1962: 21)

Estos logros del protagonista, nos permiten reconocer un juego con las apariencias: hay un
fuerte hincapié en sus bienes materiales y culturales, tal como dice el texto, “El señor
Lanari tenía su cultura” (1962: 26). Por otro lado, esto no se da así respecto a su apariencia
física, la que inferimos no es descrita porque puede tener semejanzas con la de los
cabecitas negras, por ende la única posibilidad de no ser confundido es por medio de la
omisión de la apariencia y la ostentación de las pertenencias, que reafirman su condición
social y cultural.

El segundo elemento dicotómico, la barbarie, en este caso conformado por la china y la


policía, es definido por Svampa como el estado opuesto a la civilización (la existencia de
un estado, demanda la coexistencia del otro necesariamente), del que ella proviene y ya ha
superado. Por medio de la delimitación de la barbarie, “no se define sino que se califica al
Otro, estigmatizado por aquel que se sitúa desde una civilización comprendida como valor
legitimante” (1994:20). Uno de los procedimientos presentes en el texto que aportan a la
estigmatización de esta barbarie es la animalización5: la china aullaba como una “perra
salvaje” y el policía “lo miraba de costado, con desprecio, con duros ojos salvajes,
inyectados y malignos, bestiales, con grandes bigotes de morsa. Un animal. Otro cabecita
negra.” (1962:24). La caracterización de estos personajes por medio de este procedimiento
permite delimitar la esfera de aquello con lo que el Señor Lanari no quiere ser confundido,
demostrando la incompatibilidad jerárquica de ambos, como así también habilita la
legitimación de Lanari como civilización. Este procedimiento delimita al mismo tiempo
los espacios en el texto: un afuera, abierto, ocupado por la barbarie: las calles, en donde
resalta la vulnerabilidad del Señor Lanari de ser confundido. Mientras que el adentro, lo
enmarcan las paredes de su departamento, en donde no existía la posibilidad de ser
confundido porque “Ahí afuera, en la calle, podían estar matándose. Pero él tenía esa casa,
su refugio, donde era el dueño, donde se podía vivir en paz, donde todo estaba en su lugar,
donde lo respetaban” (1962: 22). No obstante, el espacio “privado” de Lanari, es

5
Animalización: entendemos por este procedimiento, una figura que consiste en dotar de cualidades
propias de los animales a los seres humanos
corrompido y se encuentra bajo amenaza en el texto por los cabecitas negras, ya que él
invitó a la china y al policía a su departamento, para evitar que lo lleven preso por un
malentendido, quebrando la estructura afuera/adentro.
Otro elemento que hallamos en el texto, que aporta a la construcción de este binarismo
antagónico es el uso del lunfardo6, el cual es empleado por el policía –José– en algunas
expresiones como: “Hacete el gil”, “En cana” y “Viejito Verde”. Este léxico, contrasta con
el de el señor Lanari, quien afirma que lo trata “con la mayor consideración”, y se ve
afectado por el voseo y el trato de “che” con el que el policía se le dirige.
De esta manera, se inaugura en el texto otra acepción de la residual civilización/barbarie:
Pueblo versus Cultura7. José y la china, conformarían el pueblo, el peronismo y el señor
Lanari por ende, la cultura y el antiperonismo. Históricamente, el peronismo fue
caracterizado en Argentina por una fuerte tendencia antiintelectual, y se presentaba a sí
mismo como una forma de incultura. El 17 de octubre de 1945 con la marcha sindical y
obrera que reclamaba la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón se origina la
disputa entre peronismo y antiperonismo. Un pasaje del cuento donde se retoma el
comienzo de esta disputa es en el momento en que Lanari recuerda con desprecio “a los
negros que se habían lavado las patas en las fuentes de plaza Congreso” (1962: 26). De este
modo es que podemos observar por ejemplo en: “Hubiera querido sentarse amigablemente
y conversar de libros con ese hombre. Pero ¿de qué libros podría hablar con ese negro?”
(1962: 26) cómo la inferioridad de la barbarie/pueblo/peronismo, está dada por su
ignorancia, su irracionalidad y animalización. Sin embargo, esta construcción que
contrapone cultura/incultura, intelectuales/antiintelectuales, se vuelve irónica ya que
avanzado el relato se revela que en verdad Lanari no tenía mucho de intelectual ya que
“Nunca había podido hacer tiempo” (1962: 26) para leer los libros, y al mismo tiempo el
hecho de que él sea solo ferretero, y no un empresario dueño de fabricas e industrias, lo
que expondría un posicionamiento social y económico más elevado y de mayor prestigio.

6
Oscar Conde (2010) define al lunfardo como un modo de expresión de lo popular por medio de un
“repertorio léxico integrado por palabras y expresiones de diverso origen, utilizadas en alternancia con las
del español estándar y difundido, transversalmente, en todas las capas sociales y centros urbanos de la
Argentina”
7
M. Svampa (1994), El dilema argentino. Civilización o Barbarie. p 330-335
2) ¿A efectos de qué el texto retoma la residual civilización/barbarie para la
configuración de las figuras?
Retomando lo antes expuesto y considerando la aparición del procedimiento de la
animalización, el uso del lunfardo dentro del texto como así también la ironía presente;
observamos que el cuento retoma primeramente la dicotomía residual civilización/barbarie
a efectos de contrastar lo que sería considerado como “lo salvaje” (la china y la policía) con
“lo civilizado” (Lanari), para lo cual el primer procedimiento mencionado, el de la
animalización se torna fundamental. Este cristaliza fácilmente la inserción de un adversario
en el registro de lo irracional, a través de imágenes que lo deshumanizan y a la vez, como
ya destacamos, legitiman el status de quien se siente bajo peligro a causa de la existencia
de un otro. Ese otro se encuentra bien identificado, es la masa obrera cuyo poder político y
adquisitivo iba en ascenso, adscripta al peronismo, y que al mismo tiempo compartía
características físicas y de procedencia. No obstante a pesar de la clara identificación del
adversario, el empleo de la ironía mencionada con anterioridad, demuestra que la
diferenciación, no basta para no ser confundido con aquel. Necesariamente se deben
exhibir rasgos que identifiquen a la civilización como tal (lo que implica a la vez una
selección en cuanto a los aspectos que se quieren exponer para lograrlo), ya que de otro
modo, por definición, no existiría la dicotomía de no ser así.
Este reconocimiento del otro, puede ser analizado en términos de discriminación racial; la
cual es definida por la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación racial de 1995 como la distinción, exclusión, restricción, o preferencia
basada en motivos de raza, color, linaje u origen, que tenga por objeto o resultado anular o
menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos
humanos, libertades fundamentales, en las esferas políticas, económicas, social, cultural o
en cualquier otra esfera de la vida publica
De este modo teniendo en cuenta el concepto de discriminación racial, observamos que la
dicotomía, se complejiza y se expande hacia las disputas entre peronismo/antiperonismo,
pueblo versus cultura e intelectuales/antiintelectuales, las cuales pudimos rastrear por las
marcas históricas presentes en la obra, como por ejemplo la alusión a los hechos
acontecidos el 17 de octubre de 1945 también ya mencionados, destacándose así la
intensión de sobreponerse un elemento sobre el otro.
Es así que podemos inferir que el aprovechamiento de lo residual en el texto funciona como
anclaje para poder condensar la estructura del sentir8 de época.
Por un lado identificamos que el señor Lanari, articula reacciones y experiencias de una
estructura del sentir relacionada con la discriminación racial. Él configura los sectores
antiperonistas, que por una parte desprecian a la clase obrera y a los sectores marginales y
que por otro lado se sienten intimidados y presionados por el rápido y aparentemente
incontrolable crecimiento de los mismos.
Por otro lado, en cuanto a la estructura del sentir ligada a los sectores peronistas,
consideramos que la ironía del texto es la que nos permite comprenderla. Se trata de un
reclamo a los prejuicios que los sectores antiperonistas tienen sobre las clases obreras:
tachadas de incultas, incivilizadas, antiintelectuales, pobres e irracionales, cuando no
obstante estas características podían pertenecer a los sectores antiperonistas de igual modo,
pero que por causa del afán por ocupar un lugar más elevado jerárquicamente, estas eran
ocultadas, o no reconocidas porque se buscaba conseguir la autolegitimación de una sector
como superior al otro.

8
Estructura del sentir, según Williams, es una hipótesis cultural que busca comprender los significados y
valores y sus conexiones en una generación o período de tiempo tal como son pensados, sentidos y vividos
en una conciencia práctica presente. Usualmente queda plasmada en las obras de arte, y entabla relaciones
con lo <dominante>, lo <residual> o lo <emergente>.

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