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Gabriela Andretich
Material para uso interno del curso de capacitación para directivos. AMSAFE
2012
Ahora bien, creo que un nudo importante es pensar esto de la autonomía desde cada
sujeto (como individuo) o desde lo colectivo y emancipador.
Es interesante a partir de estas consideraciones sobre la autonomía, revisar qué sucedió en los
90’.
Estas reformas, llamadas de segunda generación porque a diferencian de las de los 70’ y 80’
donde se buscó básicamente un achicamiento del E (con privatización, desregulación y
desconcentración) impuesto verticalmente.En las de 2da generación, las reformas de los 90’, el
eje estaba puesto más bien en cambios cualitativos de búsqueda de mayor eficiencia del sistema.
Esto se intentó centrando la mirada en lo institucional, pensando a la escuela (en
educación) como unidad de cambio.
Para garantizar la gobernabilidad del sistema se implementan tecnologías de gestión (Hard) que
fueron detalladas y analizadas en el trabajo.
Resulta evidente, dicen Gluz y Sofocarda (2008) que el concepto de autonomía desde el que se
formulan estas propuestas es equiparable al concepto de libertad negativa1, es decir, autonomía
pensada como cierto grado de independencia respecto del Estado central, en un espacio
1 “Libertad negativa” refiere a una concepción de libertad de acuerdo con la cual el espacio de libertad de un sujeto se contrapone
con el de los demás. Es una concepción de libertad centrada en el individuo y pensada como relación inversa respecto de las leyes
y el Estado, es decir, como un espacio que el individuo se reserva para sí y que queda constituido por todo aquello que no está
prohibido. La libertad es pensada como un derecho natural del individuo.
delimitado; concebida en términos individuales e individualizantes, en tanto las
responsabilidades por los resultados de una tarea eminentemente social como lo es la educación,
se vuelven responsabilidades de cada docente y cada escuela.
Esto se funda y relaciona en la concepción de autonomía que “hace creer” a los sjetos que pueden
cambiar las cosas. “NOSOTROS PODEMOS”. Esto se vio muy bien en los casos estudiados.
CULPABILIZAR DE LOS FRACASOS A LOS SUJETOS
Esto se relaciona con el 2do concepto de autonomía del esquema. Autonomía por sí misma. La
autonomía se entiende aquí como libertad de las escuelas para producir “procesos
educativos diferenciados, ofertas educativas distintas, que contribuyen a ampliar la
cantidad de opciones de los consumidores de la educación (padres y alumnos) (Cámpora
en Feldfeber)
Esa tendencia a la autonomía institucional fue entendida en sentido amplio como supresión de
algunos impedimentos estatales en la gestión
Esta acepción admite, a su vez, la idea de planos o tipos de autonomía. Hay quienes distinguen
tipos o planos de autonomía para las instituciones escolares:
financiera,
de gestión,
organizativa y
didáctica.
Esta clasificación, tal como dice Isuani, podría aportar para analizar lo sucedido al interior de las
escuelas en el proceso de modalización ya que allí se pudo observar cómo la escuela gozó –desde
esta perspectiva- de cierta autonomía organizativa y pedagógica.
La autonomía invita a hacer a los sujetos desde una fuerte racionalidad discursiva que
apela a la participación de la sociedad civil.
En los años 90 el principio que rige es que las comunidades locales, las escuelas y los individuos
deben asumir activamente la defensa de sus intereses en reemplazo del E.
De los sujetos se espera que cada uno sea capaz de autorregularse, que sea activo, responsable,
participativo y dinámico. Todos estos componentes harán posible que las escuelas solucionen
internamente sus problemas.
Esto se vio en forma contundente en los dos casos estudiados en el trabajo de maestría donde las
capacidades ya instaladas en las escuelas fueron las que potenciaron la respuesta a las demandas
del gobierno una vez puesta en marcha la parafernalia de dispositivos provinciales para la
modalización.
Resulta interesante agregar o nombrar a estos sujetos como “sujetos con capacidades blandas o
flexibles” (Beltrán LLavador). Esto significa ser “buen oyente”, estar dispuesto a cooperar,
tener motivación, comunicación y creatividad.
Las exigencias de autonomía ponen en evidencia el déficit básico en los soportes que
caracterizan la situación de los individuos en el mundo actual donde la carencia de bienes
asegurados y los lazos estables en un contexto de anomia, atomización y dessocialización
afecta principalmente a los grupos más vulnerables. (ejemplo en la investigaciones de la
UNER)
Esta mixtura entre lo que pasa a nivel social con lo que se espera de los actores intitucionales,
como se analizó en el trabajo deja como lamentable saldo –por lo menos en estas escuelas-:
el reforzamiento del status quo
rechazo a propuestas de grandes cambios por ser interpretada como pérdida,
sentimientos de miedo y culpa.
situación de no conflictividad explícita o lo que es más preciso, de invisibilidad y falta de
conciencia de los conflictos por parte de los sujetos.
Muy escasa crítica y por ende no hay tampoco resistencia.
Las escuelas estudiadas y más que nada los docentes quedan atrapados entre el deseo genuino –
demostrado históricamente en cada caso- de dar respuestas a las problemáticas de sus alumnos y
las promesas (de autonomía) y las nuevas regulaciones de su trabajo.
Es una autonomía entendida como autonomía en sí misma, individual más que como
construcción colectiva.
Bibliografía
Feldfeber, M. Una transformación sin consenso: apuntes sobre la política educativa del gobierno
de Menem. Versiones. Revista de la Secretaría de Extensión Universitaria, Universidad de Buenos
Aires, Buenos Aires, n. 11, p. 8-20, 2000.