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UNIVERSIDAD NACIONAL SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE DERECHO

TRABAJO MONOGRÁFICO

“CORRIENTES FILOSÓFICAS CONTEMPORÁNEAS: EL


PRAGMATISMO”
Asignatura: Filosofía general

Docente: Mg. María Flores Gutiérrez

Presentado por el Grupo Nº 04


 BELLIDO SALINAS JOEL UBER
 CASTILLO GUTIÉRREZ NINO
 CHUCHÓN PRADO JHONNY DIOGENES
 GODOY VARGAS ARMANDO
 HUAMÁN POMA LUIS REY

Ayacucho – Perú
2015
INDICE

INDICE……………………………………………………………………...02

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………..03
CAPITULO I……………………………………………………………......04
CONTEXTO ECONOMICO Y SOCIAL
CAPITULO II……………………………………………………………….05
CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XIX – XX
EL PRAGMATISMO…………………………………………………..........06
Orígenes históricos
El club metafísico de Cambridge
Fuentes del pragmatismo
Principales representante del pragmatismo………………………………..…08

CAPITULO III…………………………………………………………..….26
TEORÍA DE LA VERDAD DEL PRAGMATISMO

CAPITULO IV……………………………………………………………………….……….…27
EL PRAGMATISMO EN LA ACTUALIDAD
CONCLUSION……………………………………………………………..30
BIBLIOGRAFIA………………………………………………………..….31

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INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo monográfico tiene el objetivo de desarrollar y explicar,

a manera de síntesis, la doctrina filosófica del pragmatismo. En el primer

capítulo analizamos tanto sus orígenes históricos como sus características

más generales. En el segundo capitulo exponemos los máximos

representantes y destacamos las filosofías de los primeros pragmatistas

(Peirce, James, Dewey, Schiller). En el tercer capítulo centramos nuestra

atención en la teoría de la verdad del pragmatismo. Finalmente valoramos el

pragmatismo en la actualidad.

Agradecemos, con anterioridad, a la profesora encargada del curso, María

Flores Gutiérrez, quien nos brinda la oportunidad, a través de la realización

de este trabajo monográfico, de investigar y conocer un tema tan importante

en la filosofía como es el pragmatismo.

Los estudiantes.

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CAPITULO I

1. CONTEXTO ECONOMICO Y SOCIAL

En el campo económico, el capitalismo industrial del siglo XIX presentaba mayor desarrollo y
expansión debido al progreso de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de la
producción, cuyas manifestaciones son las ciencias y la tecnología. Esto generará que en el
siglo XX surja el Imperialismo como un sistema de producción globalizada, con el
establecimiento de la riqueza por la burguesía capitalista de los países desarrollados.
Muchas de las investigaciones tecnológicas científicas se concentran en el campo
armamentístico para defender los intereses e inversiones de las grandes empresas
transnacionales capitalistas que tienen negocios en los países que todavía mantienen
relaciones sociales y fuerzas productivas pre capitalistas, situación que los convierte en los
países dependientes y dominados.

En el ámbito político, el siglo XX esta fundamentalmente caracterizado por el dominio de las


potencias capitalistas, que promueve en los países de desarrollo pre capitalista la condición
de semicolonialidad y semifeudalidad. La burguesía capitalista busca el dominio económico
y político en todo los países del mundo, por ello se enfrenta con otras burguesías por las
materias primas y los mercados; esta fue la causa fundamental de la primera guerra mundial
y la segunda guerra mundial. Estados Unidos resultó victorioso en esta guerra. El desarrollo
de sus fuerzas productivas en el ámbito tecnológico, así como los inmensos recursos que
tenía como medio de producción, fueron suficientes para vencer la burguesía centro
europeas y japonesas que también deseaban el dominio del mundo. Asimismo, Estados
Unidos mantuvo a raya al imperialismo soviético que se estaba desarrollando debido a la
ayuda de los países capitalistas que lo usaron como instrumento para enfrentarse al
fascismo alemán e italiano.

En el campo social, observamos la extrema miseria de la población y de los trabajadores


que constantemente retroceden ante el empuje de los intereses de los grandes capitalistas.
Las condiciones económicas paupérrimas, la marginación y el olvido en el cual se encuentra
la población de los países dependientes y dominados, generaran un proceso de luchas y
revoluciones sociales que producirá cambios en el mapa político del mundo. En la segunda
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década del siglo XX estalla la Revolución Mexicana, realizada por sectores de la burguesía y
de la feudalidad que utiliza a la masa indígena para el logro de su propio interés.

En octubre de 1917 triunfa la Revolución Rusa dirigida por Vladimir Ilich Ulianov, Lenin,
quien lidera la construcción del primer país socialista bajo la orientación del pensamiento
marxista. Posteriormente, muchos países del mundo seguirán la experiencia rusa. Así, en
1949 triunfa la Revolución China bajo la dirección de Mao Tse-tung.

En el plano cultural se observa la hegemonía de la cultura burguesa, que busca formar


valores y actitudes individualistas y subjetivas. Se desarrollan teorías educativas,
sociológicas, biológicas y antropológicas destinadas a formar seres humanos adaptados al
sistema. Por otro lado, se produce el extraordinario desarrollo de los medios de
comunicación (radio, televisión, cine, internet) que genera la adopción de hábitos
consumistas y de la ideología alineada.

Este es el contexto económico social en que surgirán diversas corrientes y tendencias


filosóficas, cuyos filósofos asumirán una posición a favor del sistema y el gran capital, o de
crítica al orden establecido.

CAPITULO II

2. CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XIX - XX

La filosofía en el siglo XX ha sido sumamente prolífica en lo que a corrientes filosóficas se


refiere. Este periodo se ha caracterizado por la diversa y multiplicidad de corrientes,
tendencias, escuelas, círculos y movimientos filosóficos, cada uno de los cuales se enmarca
en un contexto histórico cultural determinado, una de las corrientes filosóficas surgidas en
esta época es el pragmatismo.

2.1. EL PRAGMATISMO
2.1.1. Orígenes históricos
2.1.1.1. El club metafísico de Cambridge

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El origen del pragmatismo puede situarse en las reuniones del Cambridge Metaphysical
Club, que Charles Sanders Peirce (1839-1914) había creado junto a otros intelectuales
en Harvard entre 1871 y 1872. Además de Peirce, en esas reuniones participaba William
James. En gran medida, la idea común en torno a la que se desarrollaban las
discusiones del Metaphysical Club, como ellos mismos lo denominaban, era la definición
de creencia del filósofo y psicólogo escocés Alexander Bain como “aquello a partir de lo
cual un hombre está dispuesto a actuar”. De esta definición, diría posteriormente Peirce,
se deduce el pragmatismo casi como una conclusión. A pesar de ese origen oral del
pragmatismo, los primeros textos escritos sobre él no fueron publicados por Peirce hasta
1878, bajo el título genérico de Illustrations of the Logic of Science. Los seis artículos
que componen esa serie se consideran como los primeros textos escritos sobre el
pragmatismo, aunque en ellos no se menciona ni una sola vez el término “pragmatismo”,
ni fue usado por Peirce hasta mucho después, lo que ha sido considerado como un
cierto enigma.

1.1. Fuentes del pragmatismo

Sus primeros defensores no pensaban que el pragmatismo fuera una doctrina o un


sistema filosófico cerrado, sino más bien el método filosófico por excelencia
practicado desde la antigüedad. Quizá por eso William James puso “Un nombre
nuevo para viejas maneras de pensar” como subtítulo de su libro Pragmatismo
(1907), y el propio Peirce explicó de manera sencilla la máxima pragmática como
una versión actualizada del dicho evangélico “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,
16). Ese nombre nuevo, tal como lo denomina James, procede de la palabra griega
pragma (acción), de la misma palabra griega, explicaba James, de la que viene
“práctico”. Parece sin embargo que Peirce no tenía en mente el griego al hablar de
pragmatismo, sino más bien el término alemán kantiano pragmatisch. Este término,
se refiere a lo experimental, a lo empírico, al pensamiento que se basa en la
experiencia y se aplica a ella. Ese énfasis en la experiencia será una de las
características comunes a todos los pragmatistas. Evidentemente, como afirmaba
William James, el pragmatismo no es del todo nuevo; la novedad de una idea
filosófica, afirma Peirce, es precisamente uno de los signos más seguros de que es

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falsa. Y pueden encontrarse diversas influencias en la aparición del pragmatismo.
En general podrían citarse como influencias del pragmatismo dos fuentes
principales:

1. El empirismo británico (John Stuart Mill, Alexander Bain, John


Venn), y en concreto la noción de experiencia de Bain como regla o
hábito de acción. El empirismo ponía el énfasis en el papel de la
experiencia en el conocimiento y en el análisis de la creencia como
íntimamente unida a la acción. O sostenía, como en el caso de
Berkeley, una teoría de la naturaleza práctica e inferencial del
conocimiento.

2. La filosofía alemana moderna: Kant, con sus ideas regulativas que


guían el entendimiento; Hegel, con su concepción de desarrollo; y los
idealistas románticos, que sostenían que toda razón es práctica al expandir y
enriquecer la experiencia humana.

2.1.1. PRINCIPIOS GENERALES DEL PRAGMATISMO

El pragmatismo nació en los Estados Unidos, durante las últimas décadas del siglo XIX. Su
fuerza expansiva llegó a un punto culminante en los primeros quince años del siglo XX.
La palabra PRAGAMATICO proviene de vocablo griego PRAGMATIKOS y del latín
PRAGMATICUS que significa asuntos o hechos, más específicamente asuntos humanos o
hechos humanos. Este asunto de considerar los hechos mismos dejando de lado las
especulaciones metafísicas, se muestran en la actitud de los primeros emigrantes norte
americanos que no tenían interés de dar razone sobre el fundamento de lo que hacían, por
ello necesitaban de una filosofía que les ayude a subsistir y que sirva para los asuntos
humanos o hechos humanos en la vida práctica. De ahí que el pragmatismo proponga que
la verdad de un conocimiento depende de si tiene o no éxito, si funciona en la vida práctica.

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Entre las características más importantes del pragmatismo tenemos.
a) El pragmatismo es la forma que asumió el empirismo ingles al otro lado del Atlántico,
es decir, en Estados Unidos.

b) Mientras que el Empirismo consideraba como valido aquel conocimiento que se


verifica en la experiencia, el pragmatismo plantea que la experiencia es apertura
hacia el futuro, es previsión, es regla de acción.
c) Sostiene que la verdad de una proposición determina por las consecuencias
provechosas que se pueda obtener en la vida práctica.
d) Da la espalda a los discursos filosóficos metafísicos y especulativos, dejando de lado
razones a priori, los sistemas filosóficos cerrados y los falsos absolutos.
e) Aspira a la concreción y adecuación a los hechos, esto significa que hace prevalecer
una actitud empirista sobre la racionalista; la libertad y la posibilidad contra el dogma,
el artificio y a la presentación de una verdad definitiva.
f) El pragmatismo se presenta como un método que nos aporta la mirada de los
principios, las categorías y las pretendidas necesidades absolutas para contemplar,
en cambio, las cosas ultimas, los resultados, las consecuencias y los hechos.

2.2. PRINCIPALES REPRESENTANTE DEL PRAGMATISMO


2.2.1. CHARLES SANDERS PEIRCE (Cambridge, 1839 - Milford, 1914)
Filósofo norteamericano. Hijo del astrónomo y
matemático Benjamín Peirce, recibió de su
padre, desde los primeros años, una intensa
preparación científica. Viviendo de su trabajo
científico, aunque la filosofía comenzara a
convertirse en su vocación más profunda,
trabajó desde 1861 en la United States Coast
Survey.
Auxiliar del Harvard Observatory de 1869 a
1875, inició en 1872 una importante serie de
experimentos sobre el péndulo encaminados a determinar la densidad y la forma de la

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Tierra; y en aquel año comenzó también estudios sobre la longitud de las ondas
luminosas. En 1876 fue elegido miembro de la National Academy of Sciences. Publicó a
continuación varios artículos sobre problemas matemáticos, físicos, astronómicos,
ópticos, de química y de ingeniería. Pero más significativa fue su actividad como filósofo.
Enseñó Filosofía en Harvard en 1864-65 y en 1869-70, fue después profesor de Lógica
en la Johns Hopkins University de 1879 a 1884 y desarrolló cursos durante el mismo
período en Bryn Mawr. Su primer ensayo importante, Cómo hacer claras nuestras ideas,
apareció en el Popular Science Monthly de enero de 1878 y fue traducido al francés y
publicado por la Revue philosophique al año siguiente.
Otros trabajos muy conocidos de Peirce son los Estudios de lógica (1883), La
arquitectura de las teorías (1890), Qué es el pragmatismo (1905), El nacimiento del
pragmatismo (1905). Los estudios de Peirce iniciaron, en efecto, en Norteamérica aquel
movimiento filosófico al que su mismo fundador dio el nombre de pragmatismo o
pragmaticismo. A partir de 1887, cesando prácticamente (aunque no formalmente) su
actividad en el Coast Survey, y sin recibir ya retribución del gobierno, se había retirado
Peirce a Milford.
Formó parte del comité de redacción del Century Dictionary (1889-91) y del
monumental Dictionary of Philosophy and Psychology (1901-1905), escribiendo con
mucha versatilidad artículos de ciencia, psicología, fonética, bibliografía y cartografía.
Falto de capacidad para resolver las dificultades económicas, pasó los últimos años en
medio de la mayor pobreza, solo y olvidado, atormentado por el cáncer que padecía
desde años atrás y que no le impidió, sin embargo, continuar hasta el último día su
incansable actividad.

EL PRAGMATISMO LÓGICO DE CHARLES PEIRCE

Los procedimientos para establecer las creencias

El pragmatismo de William James fue el más afortunado en su época, pero el de Charles


Peirce (Cambridge, 1839 Milford, 1914) ejerció y continúa ejerciendo en nuestros días un
influjo mucho más importante sobre las investigaciones metodológicas y semiológicas. Para
diferenciarse de la concepción de James, Peirce que fue el primero en utilizar el término
«pragmatismo» en 1898 pragmatismo, palabra lo bastante poco atractiva como para que

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nadie se la apropiase. En contra de Descartes, Peirce afirma que el conocimiento no es
intuición; contra la filosofía del sentido común de los escoceses, sostiene que el
conocimiento no es una aceptación acrítica de las suposiciones del sentido común; y contra
Kant, dice que el conocimiento no es una síntesis a priori. Según Peirce, el conocimiento es
búsqueda, y la búsqueda parte desde la duda. La irritación de la duda es la que provoca una
lucha para conseguir un estado de creencia, que es un estado de calma y de satisfacción.
Tratamos de conseguir creencias porque éstas son hábitos que determinan nuestras
acciones: La creencia no nos hace actuar de inmediato, pero nos pone en condiciones de
comportamos de una determinada manera, cuando surge la ocasión. La duda no posee
ningún efecto de esta clase, pero nos estimula a la acción hasta que aquella desaparece.
¿Cómo, por qué caminos o procedimientos, se pasa desde la duda hasta la creencia? En el
ensayo de 1877 (La fijación de la creencia), Peirce sostiene que pueden reducirse
básicamente a cuatro los métodos para establecer con fijeza una creencia: 1) el método de
la tozudez; 2) el método de la autoridad; 3) el método del a priori, y 4) el método científico. El
método de la tozudez consiste en la conducta propia del avestruz que esconde la cabeza en
la arena cuando se aproxima un peligro; es el camino que sigue aquel que solo se muestra
seguro en apariencia, pero que en su interior es terriblemente inseguro; dicha inseguridad
saldrá a la superficie siempre que se tropiece con alguna otra creencia que los demás
consideran como igualmente buena. El impulso social, escribe Peirce, se muestra contrario
a dicho método. El método de la autoridad es el que utiliza quien -mediante la ignorancia, el
terror y la imposición- pretende lograr el asentimiento de los que no piensan como él, o
conseguir la armonía con el grupo al que pertenece. Este método posee una incomparable
superioridad mental y moral con respecto al método de la tozudez, ha tenido gran éxito y en
la práctica siempre ha obtenido una y otra vez los resultados más impresionantes. Es el
método propio de la fe organizada. Sin embargo, ninguna fe organizada ha sido eterna: en
opinión de Peirce, la crítica ha ejercido sobre ellas un efecto corrosivo, y la historia les ha
otorgado una nueva dimensión y en todos los casos les ha dado un carácter particular. El
método del a priori considera que las propias proposiciones fundamentales están de
acuerdo con la razón; sin embargo, señala Peirce, la razón de un filósofo no se identifica con
la razón de otro filósofo, como demuestra la historia de las ideas metafísicas. El método del
a priori conduce al fracaso porque convierte la investigación en algo parecido al desarrollo

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del gusto; es un método que no difiere de manera esencial del método de la autoridad.
Como consecuencia, por uno u otro motivo, los tres métodos -la tozudez, la autoridad Y el a
priori- resultan inadecuados. Si queremos establecer con validez nuestras creencias, según
Peirce hemos de apelar al método científico, que es el único correcto.

Deducción, inducción y abducción

En la ciencia encontramos tres modos distintos y fundamentales de razonamiento: la


deducción, la inducción y lo que Peirce llama abducción. La deducción es un razonamiento
que no puede conducir desde premisas verdaderas a conclusiones falsas. La inducción es
una argumentación que partiendo del conocimiento de que determinados miembros de una
clase, elegidos al azar, poseen determinadas propiedades- extrae la conclusión de que
todos los miembros de la misma clase las poseerán igualmente. La inducción, afirma Peirce,
se mueve en una línea de hechos homogéneos; clasifica y no explica. En cambio, el salto
desde los hechos homogéneos hasta sus causas se produce a través del tipo de
razonamiento que Peirce califica de abducción, y cuyo esquema es el siguiente:
1. Es observado C, que es un hecho sorprendente.
2. Empero, si fuese verdad A, entonces C seria natural.
3. Por lo tanto, hay motivo para sospechar que A es verdad.

Este tipo de argumentación nos indica que, con objeto de hallar una explicación acerca de
un hecho problemático, debemos inventar una hipótesis o conjetura desde la cual se puedan
deducir consecuencias. A su vez, estas deben ser examinadas inductivamente, es decir, de
modo experimental. De esta manera la abducción queda vinculada íntimamente con la
deducción y con la inducción. Por otra parte, la abducción muestra que las creencias
científicas siempre son falibles, porque las comprobaciones experimentales siempre podrán
desmentir las consecuencias de nuestras conjeturas: Para una mente científica, una
hipótesis siempre se halla en comprobación.

Como aclarar nuestras ideas: la regla pragmática

El método para fijar las creencias es el método científico. Este consiste en formular hipótesis
y someterlas a control, basándose en sus propias consecuencias. De esta forma, Peirce
aplicaba a la lógica de la investigación científica su regla pragmática, que es válida también
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en el ámbito de la teoría del significado y que su autor presenta en el ensayo How to make
our Ideas crear (Como aclarar nuestras ideas), de 1878. En esencia, Peirce sostiene que un
concepto -el significado racional de una palabra o de otra expresión consiste exclusivamente
en sus reflejos concebibles acerca de la conducta vital; por eso, a partir del momento en que
resulta obvio que nada de lo que resulte del experimento tiene un reflejo directo sobre la
conducta vital, si uno logra definir con precisión todos los fenómenos experimentales
concebible que implique la afirmación o la negación de un concepto, se tendrá como
consecuencia una definición completa de dicho concepto, y en este no hay absolutamente
nada más. Por lo tanto un concepto se reduce a sus efectos experimentales concebibles; a
su vez estos efectos experimentales se reducen a acciones posibles (acciones que pueden
llevarse a cabo en el momento en que se presente la ocasión). La acción, por su parte, se
refiere exclusivamente a aquello que afecta los sentidos. Por ejemplo, el concepto de vino
se reduce a determinados efectos controlables de esta substancia, que constituyen para
nosotros un anuncio de que -a este respecto, ante aquellas cosas que creemos que son
vino- nos hemos de comportar de una manera adecuada a las cualidades que creemos que
el vino posee. De este modo, para nosotros las creencias son reglas de acción posible.
Así se pone en claro la máxima pragmática: Consideremos cuales son los efectos, cuyas
consecuencias prácticas sean concebibles, que pensamos que tiene el objeto de nuestra
concepción. Entonces, toda nuestra concepción del objeto consiste en la concepción de
estos efectos.

2.2.2. JOHN DEWEY (Burlington, 1859 - Nueva York, 1952)

Filósofo, pedagogo y psicólogo norteamericano. John


Dewey nació en ciudadela del "yanquismo" de Nueva
Inglaterra, en el seno de una familia de colonizadores de
humilde origen, el mismo año en que apareció Sobre el
origen de las especies, de Darwin. El "yankismo" y el
darwinismo fueron los dos puntos iniciales de una
actividad filosófica que, empezada en una época hoy
arcaica, había de terminar en 1952, y de una filosofía

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cuyas repercusiones mundiales se dejan sentir aún en nuestros días. Los fundamentos no
racionales del pensamiento de John Dewey se apoyan en la tradición "yankee" de la
práctica, del obstinado empirismo y del "sentido común y nada absurdo" procedentes, por lo
menos, de los tiempos de Benjamin Franklin, quien, como Dewey, consideró objetivos
legítimos la mentalidad y el método experimentales. Según parece, las tradiciones más
estrictamente filosóficas y morales de Nueva Inglaterra -denominadas normalmente
puritanismo- no dejaron huella en nuestro autor.
La estructura racional por él erigida sobre los mencionados fundamentos derivó,
originariamente, de Darwin; en el pensamiento de Dewey, la mente humana es un producto
de la evolución biológica, un "instrumento" que, como el cuello de la jirafa, se ha ido
desarrollando para permitir la adaptación y supervivencia del organismo en el mundo físico.
La inteligencia, pues, debería ser utilizada, juzgada y modificada de acuerdo con su eficacia
práctica de instrumento de subsistencia.
La juventud casi rural de Dewey y sus años de universidad transcurrieron en el Este; en
1884, sin embargo, inició la actividad docente en el Midwest, donde vivió durante los veinte
años siguientes. De tal región -de sus genéricos estados de ánimo y de su "liberalismo
americano" a la antigua- parece haber sido siempre el intérprete. El contacto, en los últimos
años de estudios, con la obra de Hegel había dejado, según él mismo afirma, "un poso
permanente" en su pensamiento. El intento de una nueva interpretación del ilustre filósofo
alemán en modernos términos norteamericanos -o sea "yankees" y darwinianos- fue el
primer paso en la elaboración de lo que había de llegar a ser el "instrumentalismo" (la teoría
y el nombre resultaron variantes de lo que un autor contemporáneo pero de más edad,
William James, denominó "pragmatismo").
La primera obra publicada por Dewey fue Psychology(1887); en ella demostró su autor que
la naturaleza y la función "instrumentales" de la inteligencia son el principio esencial del
pensamiento filosófico; la filosofía -da a entender allí- no es una parienta de la psicología,
sino una hija bastarda de la misma. La forma de esta descendiente empezó a aparecer en
Esbozos de una teoría crítica de la ética (Outlines of a Critical Theory of Ethics, 1891), que
tres años después se convirtió en The Study of Ethics.
Entre las dos obras, y como explicación, según Dewey, del desarrollo que se había
producido de la primera a la segunda, surgieron los Principios de psicología de James,

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quien, después de Hegel, ejerció sobre su ideología la mayor influencia. Tales estudios
iniciales sobre las bases psicológicas de la ética provocarían (Ethics, 1908) la virtual
reacción de ésta en muy pocas de sus componentes psicológicas.
Mientras tanto, Dewey había empezado a aplicar la teoría instrumentalista a otros ámbitos -
la educación y la lógica- en los cuales, con unas conclusiones alabadas por unos y
condenadas por otros, contribuiría a la aparición de revoluciones de alcance mundial.
Llegado en 1894 a la Universidad de Chicago, pronto inició aquí un curso experimental
fundamentado en los principios de la doctrina instrumentalista. Sus principios pedagógicos -
renuncia total a los métodos y objetivos tradicionales de la enseñanza- fueron expuestos en
Escuela y sociedad, texto publicado en 1903.
Dewey sitúa el fin de la educación en el adiestramiento de los hombres en la "adaptación" a
su ambiente y en la reconstitución de éste de la manera más adecuada a sus deseos y
necesidades. El razonamiento, inspirado en la mentalidad norteamericana de la iniciativa
práctica en su forma más inteligente, era formalmente impecable; sólo cabía reprocharle el
olvido de casi todos los "deseos" y las "necesidades" considerados fundamentales por
cuantos, de Mosé a Freud, habían analizado el espíritu. Ello desquiciaba además,
naturalmente (y como Dewey parecía admitir muy gustoso) el anticuado concepto de alma.
En 1916, cuando publicó su tratado más elaborado, Democracia y educación, el "Movimiento
de la Educación Progresiva" podía considerarse definitivamente en marcha. En 1903, Dewey
había escrito asimismo Studies in Logical Theory, obra que en 1938 daría lugar a Lógica. La
teoría de la investigación, pero también, singularmente, en 1920 a Reconstrucción en
filosofía, acusación plena de la metafísica tradicional y de la práctica misma de la
contemplación o de la especulación como fin en sí en cuanto lujo inútil de las ociosas clases
ricas (hablaba un democrático plebeyo).
He aquí los elementos de juicio empleados por Dewey en la comprobación de la verdad y el
valor de una idea: "¿Funciona? ¿Produce resultados provechosos?" Como en otras partes,
el problema de lo "provechoso" -o sea la cuestión fundamental de la ética clásica- no tuvo,
en la obra de nuestro autor, una respuesta satisfactoria. El "provecho" se ve equiparado, en
general, a lo que determina el "crecimiento", el "progreso", el "mejoramiento", el "desarrollo",
la "evolución"... En la base de estas vagas nociones racionalistas existía cierto horror
irracional de lo inmóvil y fijo; nos hallamos, pues, ante la convicción típicamente

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norteamericana según la cual la inmovilidad es, por sí misma, algo maléfico, en tanto que el
movimiento y el cambio resultan, ya por ellos solos, beneficiosos.
La filosofía de Dewey encontró el favor de un público ávido no sólo en América, sino
también en cualquier otro lugar del mundo en el cual hubiese aparecido la conciencia de la
necesidad del cambio, la impaciencia contra el orden tradicional, ya de la mente como de la
sociedad: Rusia, México, China, Turquía, Japón. Varios viajes y ciclos de conferencias le
llevaron al establecimiento de un contacto directo con tales países; enormes fueron los
efectos recíprocos de tales visitas. La dilatada existencia de Dewey le permitió llegar a
deplorar ciertas consecuencias, profundamente ajenas a su liberalismo humanitario, de
algunos movimientos revolucionarios alentados por sus propias teorías.
Tan prolífico en cuanto escritor, como tosco, desvaído y carente de atractivo resultara en
este mismo aspecto, compuso, entre otras obras importantes, varias interpretaciones
instrumentalistas: Naturaleza y conducta humanas, Experiencia y naturaleza, La búsqueda
de la certeza, El arte como experiencia, Experiencia y educación (Experience and
Education, 1938) y Libertad y cultura (Freedom and Culture, 1939). Su teoría de la
"adaptación" evolutiva tiende cada vez más, entre los discípulos más lejanos y menos
numerosos, a convertirse en una disciplina de conformismo a cualquier "norma" mediocre y
una especie de sutil y con frecuencia inconsciente tiranía intelectual. La inevitable rebelión
contra el "deweysmo" en el ámbito educativo ha adquirido la forma de un autoritarismo
opuesto que afirma inspirarse en Santo Tomás de Aquino.

EL INSTRUMENTALISMO DE JOHN DEWEY

Experiencia no se reduce a la conciencia o al conocimiento

Para Bertrand Russell, al igual que para otros especialistas, John Dewey (Burlington,
Vermont, 1859-Nueva York, 1952) fue el filósofo norteamericano más destacado de nuestro
siglo: Ejerció una influencia profunda, no solo sobre los filósofos, sino también sobre los
expertos en educación, estética y teoría política. Fue un hombre de gran talla, con ideas
liberales, generoso y afable en el trato personal e infatigable en el trabajo. La filosofía de
Dewey ha sido definida como naturalismo. Se trata de una filosofía que se mueve dentro de
los cauces del pragmatismo y que se sitúa en el seno de la tradición empirista. Sin embargo,

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Dewey prefirió bautizar su filosofía con el nombre de instrumentalismo, que ante todo se
diferencia del empirismo clásico en lo que se refiere al concepto fundamental de
experiencia. La experiencia de los empiristas clásicos queda simplificada, ordenada,
purificada de todos los elementos de desorden y de error: se ve reducida a estados de
conciencia claros y distintos. En Experiencia y naturaleza (1925) Dewey sostiene que la
experiencia no es conciencia sino historia. La experiencia es algo completamente distinto de
la conciencia, que es aquello que aparece de manera cualitativa y central en un momento
determinado. El hombre corriente no tiene necesidad de que se le recuerde que la
ignorancia es uno de los principales aspectos de la experiencia; también lo son las
costumbres a las que nos entregamos sin conciencia de ello, dado que actúan de manera
hábil y segura.

Precariedad y riesgo en la existencia

La experiencia es historia, una historia encaminada hacia el futuro, cargada de futuro. Para
Dewey la experiencia halla su equivalencia en cosas como la historia, la vida o la cultura. La
filosofía, a diferencia de la antropología cultural, tiene la función del desmembramiento
analítico y la reconstrucción sintética de la experiencia. Los fenómenos de la cultura,
presentados por el antropólogo, constituyen el material de trabajo del filósofo. Los
fenómenos culturales ponen de manifiesto que la existencia posee un carácter precario y
arriesgado. Según Dewey, el hombre se encuentra viviendo en un mundo aleatorio; para
decirlo con crudeza, su existencia implica un peligro. El mundo es el escenario del riesgo; se
muestra inseguro, inestable, terriblemente inestable. Sus peligros son irregulares,
inconstantes, no pueden limitarse a un tiempo o a una estación en particular. Aunque
persistentes, son esporádicos, episódicos. El momento más oscuro es el que precede al
amanecer; la soberbia antecede a la caída; el momento de mayor prosperidad es el que se
halla más cargado de malos augurios, el más oportuno para los hechizos. La peste, el
hambre, la perdida de las cosechas, la enfermedad, la muerte y la derrota se encuentran
siempre a la vuelta dela esquina, lo mismo que la abundancia, el vigor, la historia, la fiesta y
el canto. La suerte se muestra por lo general buena y mala al mismo tiempo, cuando reparte
sus dones. Sin. Duda, sería fácil y cómodo el insistir sobre la buena suerte y las alegrías
inesperadas. La comedia es algo tan genuino como la tragedia. Pero es sabido, señala
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Dewey, que la comedia se caracteriza por un tono más superficial que la tragedia. Y el
hombre teme porque existe dentro de un mundo temible, en un mundo que provoca miedo.
El mundo, en sí mismo, es precario y peligroso. El temor a los dioses fue el que creo a los
dioses. El hombre vive en este mundo: no existe la naturaleza sin hombre, ni existe el
hombre sin la naturaleza. El hombre se halla inmerso en la naturaleza y, sin embargo,
consiste en una naturaleza capaz y destinada a modificar la naturaleza misma y a otorgarle
un significado. Para asegurarse contra la inestabilidad y la precariedad de la existencia, el
hombre primero apelo a fuerzas mágicas y construyo mitos que una vez desvanecidos, trato
de sustituir con otras ideas que diesen seguridad: la inmutabilidad del ser, el progreso
universal, la racionalidad inherente al universo o el universo regulado por leyes necesarias y
universales.

La teoría de la investigación

Dewey no posee una concepcion idílica de la experiencia, la naturaleza y la existencia, ni


tampoco acepta con facilidad la noción de Un estilo magnifico y favorable, aunque se deje
sentir en su pensamiento el influjo del evolucionismo. En cualquier caso, Dewey es realista:
el mundo es algo inestable, la existencia se muestra arriesgada y precaria, y las vicisitudes
de los seres vivientes no resultan seguras. La lucha para enfrentarse con un mundo y una
existencia tan difíciles exigen comportamientos y operaciones humanas inteligentes y
responsables. Aquí es donde se introduce el instrumentalismo de Dewey y su teoría de la
investigación. La verdad, según la mayoría de los sistemas filosóficos tradicionales; es
estética y definitiva, absoluta y eterna. Dewey, sin embargo, no piensa así. Debido a sus
intereses biológicos, considera que el pensamiento es un proceso evolutivo; el
conocimiento, de acuerdo con Dewey, es un proceso llamado indagación, que en el fondo
consiste en una forma de adaptación al ambiente. El conocimiento es una práctica que ha
tenido éxito, en el sentido de que soluciona los problemas que plantea el medio ambiente
(entendido en su acepción más amplia). En su gran obra Lógica: teoría de la indagación
(1938) Dewey ordena de forma sistemática los resultados de sus investigaciones lógicas y
gnoseológicas que aparecen en otros escritos, por ejemplo Como pensamos (1910) y
Ensayos de lógica experimental (1916). En aquella obra Dewey define la indagación como
transformación controlada o dirigida de una situación indeterminada, que se convierte en
17
una situación determinada en sus distinciones y relaciones constitutivas, hasta el punto de
que los elementos de la situación originaria llegan a ser una totalidad unificada. En otros
términos, a función del pensamiento reflexivo es transformar una situación en la que se
tengan experiencias caracterizadas por la oscuridad, la duda, el conflicto, en definitiva,
experiencias perturbadas, convirtiéndola en una situación clara, coherente, ordenada y
armoniosa. En resumen, la indagación parte de problemas, de situaciones que implican
incertidumbre, perturbación, duda y oscuridad. Dewey se declaraba desconcertado ante el
hecho de que personas que se esfuerzan de modo sistemático en indagar cuestiones y
problemas (como es sin duda el caso de los filósofos) se muestren tan poco curiosas acerca
de la existencia y la naturaleza de los problemas

La teoría de los valores

Toda esta serie de factores de concebir el conocimiento como actividad eminentemente


práctica y no como contemplación, identificar la inteligencia con una fuerza activa destinada
a transformar el mundo, medir el valor de las ideas en función de su adecuación a las
situaciones problemáticas o concebir las ideas como constitutivamente corregibles era algo
que no podía dejar de innovar radicalmente también la teoría de los valores. Si las ideas
demuestran su valor en la lucha contra los problemas reales y si cada individuo tiene el
derecho y el deber de contribuir a la elaboración de ideas capaces de guiar positivamente la
acción humana, se hace evidente que tampoco las ideas morales, los dogmas políticos o los
prejuicios de la costumbre poseen una especial autoridad. También estos deben someterse
al control de sus consecuencias en la práctica, y hay que aceptarlos, rechazarlos o
modificarlos responsablemente, basándose en el análisis de sus efectos. Dewey es un
relativista: no piensa que sea posible fundamentar valores absolutos. Los valores son
históricos. Los valores son tan inestables como las formas de las nubes. Las cosas que los
poseen están expuestas a todos los azares de la existencia. En relación con los valores, el
filósofo tiene la función de examinar por una parte sus condiciones generativas
interpretando las instituciones, las costumbres y las políticas en función de los valores que
han hecho emerger en el transcurso de la historia, como fruto del ingenio humano. Por otra
18
parte, tiene que valorar la adecuación y la funcionalidad de dichos valores con referencia a
nuevas exigencias y a las necesidades que poco a poco van surgiendo en la vida asociada
de los hombres. En efecto, existen valores de hecho, bienes inmediatamente deseados, y
valores de derecho, bienes que son racionalmente deseables.

La teoría de la democracia

Dewey es un relativista porque, en su opinión, no existen métodos racionales para


determinar los fines últimos. En La Investigación de la certeza (1929) sostiene: Abandonar la
búsqueda de la realidad y del valor absoluto e inmutable puede parecer un sacrificio. No
obstante, esta renuncia es la condición para comprometerse en una vocación más vital. La
búsqueda de valores que están garantizados y sean compartidos por todos -porque se
hallen en conexión con los fundamentos de la vida social es una búsqueda en la que la
filosofía no encontrara jamás rivales, sino colaboradores, en los hombres de buena voluntad.
Por esto, Dewey se manifiesta radicalmente contrario a los filósofos utópicos: estos, al
propugnar sus visiones ideales, no se han preocupado de dedicar una cuidadosa
investigación a los medios necesarios para su puesta en práctica y ni siquiera han valorado
con atención su efectiva deseabilidad moral. La utopía suele generar el escepticismo o el
fanatismo. Según Dewey, hay que proponerse metas concretas, descender desde los fines
remotos a los más cercanos, realizables en las condiciones históricas efectivas. En
consecuencia, Dewey propone una actuación continuada en vista de un mayor conocimiento
y una mayor libertad, en el sentido de que la libertad conquistada hoy cree situaciones para
las cuales haya mañana más libertad y en el sentido de que mi libertad haga aumentar la de
los demás. Por consiguiente, Dewey se opone a la sociedad totalitaria y es un defensor
convencido de la sociedad democrática. Para el, presuponer un fin último es algo que trunca
el debate, mientras que la democracia es un debate completamente libre; es un método que
permite discutir todas las finalidades; es una discusión sin final, una colaboración y una
participación en objetivos conjuntos.

19
2.2.3. WILLIAM JAMES (Nueva York, 1842 - Chocorua, 1910)

Psicólogo y filósofo. Es el pensador


norteamericano moderno más apreciado y
admirado. Sus antepasados fueron inmigrantes
irlandeses, enriquecidos en su nueva patria.
Durante la infancia, William James, como su
hermano, acompañó a la familia en sus largas
peregrinaciones por Europa, frecuentó
numerosas escuelas en seis países distintos y
participó en las conversaciones que su fogoso y
patriarcal progenitor dirigía en las tertulias de
importantes personalidades.
La irregularidad de los estudios y la abundancia
de sus facultades innatas le hicieron difícil la
elección de una carrera, que recayó finalmente
sobre la ciencia. A los cursos de la Harvard Medical School, interrumpidos por una
expedición a la cuenca del Amazonas en compañía del naturalista Louis Agassiz y luego
reanudados, siguió una estancia de dieciocho meses en Alemania, período de lecturas,
observaciones y reflexiones al cual cabe remontar la aparición de su ideología; pero,
asimismo, etapa de inquietas decisiones y de un desaliento que rayó casi en la
desesperación suicida.
De su padre había heredado, William James, no solamente la tendencia a las
especulaciones no ortodoxas, sino también un profundo interés por los valores morales y
espirituales, la necesidad de una fe religiosa y una acusada propensión al misticismo,
que su obra científica, y más particularmente la lectura de Darwin, pusieron en grave
aprieto. A lo largo de toda su vida se sintió preocupado por el problema de la conciliación
de la tendencia interior a la fe con el pensamiento científico que parecía minarla; ello
constituyó uno de los principales móviles de su obra.
El resultado inmediato de este clásico dilema del siglo XIX, unido en tal caso a un drama
psicológico personal, fue, a su regreso a América en 1868, un período de torturadas
vacilaciones, aguda melancolía y grave crisis nerviosa que le llevó al borde de la locura y
20
dio lugar más tarde a un casi místico "juicio" cuya formulación filosófica, expresada con
crudeza, es la siguiente: aun cuando la mente, según afirma Darwin, sea en verdad un
producto de la evolución biológica, un instrumento elaborado para que el organismo
humano pueda afrontar el medio ambiente, la voluntad del hombre permanece, a pesar
de ello, "libre" bajo cualquier aspecto; la fe, siquiera privada de su contenido teológico,
mantiene, sea como fuere, sus propios derechos de íntima función al mismo tiempo
inextirpable e indispensable para el mantenimiento de la existencia; la vida merece, por
sí misma, ser vivida.
El "optimismo" Intencional con que la mentalidad sensitivamente equilibrada de William
James logró superar de esta suerte su propio desequilibrio fundamental, dio lugar a un
complicado sistema de pensamiento especulativo. En 1872 el filósofo inició en Harvard la
profesión de docente, que desempeñó a lo largo de toda su existencia; sus cursos de
Fisiología fueron ampliándose gradualmente, y llegaron a incluir la Biología, la Filosofía,
la Psicología. Al matrimonio (1878), del cual tuvo cinco hijos, siguieron los años de ardua
investigación intelectual, que dieron lugar, en 1890, a los monumentales Principios de
psicología, obra que por primera vez en América hizo de esta materia una disciplina
científica independiente. Echados los fundamentos psicológicos de su pensamiento,
William James se aprestó a elaborar sus derivaciones filosóficas. En 1897 La voluntad de
creer ofreció una justificación "interior" (o sea psicológica) del fenómeno de la "fe".
Largas investigaciones en el campo de la Psicología y de la Filosofía de las religiones le
llevaron en 1902 al texto Las varias formas de la experiencia religiosa, en el que
culminaba una tradición ideológica norteamericana iniciada un siglo y medio antes.
El criterio pragmático, ampliado al campo de las ideas, apareció plenamente descrito
como una confirmación de "verdad" filosófica en Pragmatismo (1907); tal doctrina quedó
ulteriormente elaborada, como respuesta a las críticas, en El sentido de la verdad (1909).
Él amaba la ilógica abundancia y la infinita y centelleante variedad de la vida y odiaba
cuanto redujera la existencia a una engañosa unidad sistemática cualquiera.
A lo largo de toda su vida mantuvo estrechas relaciones con filósofos y psicólogos de
Europa, donde estuvo con frecuencia. En los últimos años se vio abrumado por una serie
de honores oficiales, recibidos tanto en su patria como en el extranjero. Después de su
muerte aparecieron diversos tomos con sus textos dispersos: artículos, comunicaciones,

21
etc. Entre estas obras cabe citar, Ensayos sobre el empirismo radical (1912), y la más
humana de todas, lasLetters, publicadas en 1920 por su hijo Henry.

EL EMPIRISMO RADICAL DE WILLIAM JAMES

El pragmatismo es solo un método

John Dewey dijo que Peirce escribió como un lógico, y James, como un humanista. En
efecto, con Pierce nos enfrentamos a la versión lógica del pragmatismo, mientras que con
James aparece su versión moral y religiosa, a pesar de que James fuese doctor en medicina
y hubiese ensenado fisiología y anatomía en la universidad de Harvard. James (Nueva York,
1842-Chocorua, New Hampshire, 1910) fue quien lanzo el pragmatismo como nueva
filosofía en 1898. Bajo su dirección el pragmatismo se hizo famoso en todo el mundo. A
través de las concepciones propuestas por James, el pragmatismo llego a gran cantidad de
personas. EI pragmatismo -afirma James- representa una actitud muy corriente en filosofía,
la actitud empirista, pero la representa en mi opinión de una forma más radical y menos
criticable que en el pasado. Un pragmatista da resueltamente la espalda, de una vez por
todas, a gran número de posturas muy apreciadas por los filósofos profesionales. Huye de la
abstracción de las soluciones verbalistas, de las malas razones a priori de los principios
fijos, de los sistemas cerrados y de los falsos absolutos. Aspira a la concreción y a la
adecuación, a los hechos, a la acción y a la fuerza. Esto significa que hace prevalecer una
actitud empirista sobre la racionalista, la libertad y la posibilidad contra el dogma, el artificio y
la pretensión de una verdad definitiva. El pragmatismo no se declara a favor de un resultado
en particular.

La verdad de una idea se reduce a su capacidad de actuar

En este punto, parecería que las ideas de James sobre el pragmatismo (expuestas en su
ensayo Pragmatismo de 1907) no difieren de las de Pierce. Sin embargo, no es así
exactamente. Para James, las ideas (que son parte de nuestra experiencia) se convierten en
verdaderas en la medida en que nos ayudan a obtener una relación satisfactoria con las

22
demás partes de nuestra experiencia, resumiéndolas por medio de esquemas conceptuales
Una idea es verdadera cuando nos permite avanzar y nos lleva de una parte a otra de
nuestra experiencia, enlazando las cosas de un modo satisfactorio, actuando con seguridad,
simplificando y economizando esfuerzos. Tal es, continua James, la concepción
"instrumental" de la verdad que se ensena en Chicago con tanto éxito, la concepcion
difundida con tanta brillantez en Oxford, según la cual la verdad de nuestras ideas significa
su capacidad de "actuar". De este modo, la verdad de las ideas se identificaba con su
capacidad de actuar, con su utilidad para mejorar o volver menos precaria la condición vital
de un individuo. El haber defendido la equivalencia entre la verdad de una idea y su
capacidad de actuar -su satisfactores, su utilidad- hizo que se le dirigieran a James toda una
serie de críticas. La primera de todas afirmaba que la satisfacción inmediata del sujeto no
garantiza a la idea el amplio consenso y la validez que le brindan las técnicas de control
experimental. Por ello, en el escrito El significado de la verdad (1909), James rectifico
algunas de sus tesis, afirmando que lo verdadero es útil, con la condición de que se añada
que es útil para nuestro intelecto, que exige coherencia y referencia a los hechos.

Los principios de la psicología y la mente como instrumento de adaptación

El haber interpretado erróneamente la regla pragmática de Peirce; el haber identificado a


este con Schiller y Papini; el haber puesto en un mismo saco y no siempre con claridad el
convencionalismo de Duhem y Poincare, el empiricriticismo de Mach y de Avenarius, junto
con elementos voluntaristas, han provocado que, con respecto a la teoría del significado y la
teoría de la verdad, se alzasen contra James las críticas más diversas. En cualquier caso,
afirma A. Santucci, esto no es óbice para que aun en nuestros días el pragmatismo de
James se nos aparezca como una ventana abierta sobre las acciones humanas, dentro de
un edificio epistemológico. En 1890 James publica los dos volúmenes que constituyen sus
principios de psicología. Esta obra tuvo distintas fuentes, muy avanzadas para su epoca,
como por ejemplo la psicofísica de Fechner (para quien la intensidad del estímulo crece en
proporcion geométrica, mientras que la propia sensación crece en proporción aritmética), la
psicología evolucionista de Wundt, la psicopatología (que con Binet, por ejemplo, tocaba el
tema de la conciencia subliminal) y las doctrinas evolucionistas de Darwin y Huxley.

23
James considera que la formula senserina según la cual la esencia de la vida mental y la
esencia de la vida corporal son idénticas, esto es, la adaptación de las relaciones internas a
las externas había prestado un gran servicio a la psicología. Dicha fórmula comenta
James- puede calificarse de encarnación de la vaguedad, pero dado que considera el hecho
de que las mentes habitan en medios que actúan sobre ellas y sobre los cuales reaccionan
a su vez, y puesto que coloca a la mente en lo concreto de sus relaciones, esta fórmula
resulta

La cuestión moral: ¿Cómo se jerarquizan y se escogen ideales contradictorios?

En numerosos escritos de James está presente el problema ético, que se afronta de manera
explícita en dos escritos fundamentales para su concepción pragmatista: El filósofo moral y
la vida moral, de 1891 y La voluntad de creer, de 1897. En este último ensayo James
plantea cuestiones relativas a los valores, que no pueden decidirse apelando a las
experiencias sensibles. En primer lugar, las cuestiones morales no consienten que su
solución provenga de una prueba sensible. En efecto, una cuestión moral no es una
cuestión acerca de lo que existe, sino de lo que está bien o estaría bien que existiese. La
ciencia puede decimos lo que existe o no. Sin embargo, con respecto a las cuestiones más
urgentes tenemos que consultar las razones del corazón. Hay decisiones que debe tomar
cada hombre: se refieren al sentido último de la vida, al problema de la libertad humana, la
dependencia del mundo con respecto a una inteligencia ordenadora y rectora, la unidad
monista del mundo, etc., cuestiones que en todos los casos son imposibles de solucionar en
un plano teórico y que únicamente pueden afrontarse a través de una elección pragmática.
Volvamos al tema de los valores, no obstante. Los hechos físicos existen o no existen, y en
cuanto tales, no son ni buenos ni malos: El ser mejor no es una relación física. Lo cierto es
que el bien y el mal solo existen en relación con el hecho de que satisfacen o no las
exigencias de los individuos. Tales exigencias, que reflejan una enorme diversidad de
necesidades e impulsos diferentes, generan un universo de valores que a menudo resultan
contradictorios. Entonces, ¿cómo unificar y jerarquizar estos ideales distintos y a menudo en
contradicción? James responde a este interrogante decisivo lo siguiente: habrá que preferir
aquellos ideales cuya realización comporte la destrucción de la menor cantidad posible de
otros ideales, y un universo más rico en posibilidades. Como es natural, un universo de esta

24
clase no es un dato de hecho, no está en absoluto garantizado y se plantea como simple
regla que caracteriza la voluntad moral en cuanto tal. Pocos filósofos han exaltado tanto
como James las energías del individuo, defendiéndolo contra cualquier forma de
autoritarismo y de absolutismo ideológico. En contra de Spencer -que hablaba de un orden
moral resultante de un continuado y necesario progreso, indiferente a las iniciativas del
individuo- James (en su escrito Los grandes hombres y su ambiente, 1880) sigue las huellas
de la idea darwiniana de las variaciones espontaneas sobre las que actúa el ambiente, y
pone de manifiesto la iniciativa Y la originalidad del individuo, iniciativa y originalidad que el
ambiente puede adoptar y rechazar.

La variedad de la experiencia religiosa y el universo pluralista

La otra gran obra de William James, La variedad de la experiencia religiosa, es de 1902, y


en ella se propone antes que nada una rica fenomenología de la experiencia religiosa.
James se muestra contrario a los positivistas, que vinculaban la religión a fenómenos
degenerativos. El empirismo radical de James no quiere que la comprobación de la riqueza
de las experiencias humanas se vea obstaculizada por un juicio de valor. La vida religiosa
no da pie a equívocos: pone a los hombres en contacto con un ordenamiento invisible y
modifica la existencia humana. Según James, el estado místico es el momento más intenso
de la vida religiosa y actúa como si ensanchase el campo perceptivo, abriéndose
posibilidades desconocidas para el control racional. La actitud mística no puede convertirse
en garantía de una teología en particular.

25
CAPITULO III

3. TEORÍA DE LA VERDAD DEL PRAGMATISMO

La verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del
hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos. Verdad es lo que funciona en
nuestras vidas. Verdad es todo aquello que funciona en mi vida para atraer la
felicidad y ayudarme a sobrevivir en el mundo. Si me ayuda a adaptarme a mi
ambiente y a sobrevivir, es verdad. El hombre no es un ser pensante o teórico, sino
un ser práctico, un ser de voluntad y de acción.
La vida es para los pragmatistas esencialmente práctica. Toda actividad humana
tiene una finalidad, y su finalidad es el control de la experiencia humana con vistas a
su mejora, tanto en el individuo como en la especie. La verdad no significa sino un
medio para este fin. Las ideas, hipótesis, y teorías no son sino instrumentos que el
hombre ha forjado en orden a mejorarse a sí mismo y a su medio; y, aunque de tipo
específico, como todas las demás formas de la actividad humana existen solamente
para este fin, y son "verdaderas" en tanto en cuanto lo cumplen. La verdad es así
una forma de valor: es algo que funciona satisfactoriamente; algo que sirve a los
intereses humanos, finalidades y objetos de deseo. No hay axiomas ni verdades
auto-evidentes. Hasta que una idea o un juicio no ha probado su valor en el manejo
de la experiencia concreta, no es sino un postulado o pretensión de verdad. Ni hay
verdades absolutas o irreversibles. Una proposición es verdadera hasta el momento
en que se prueba útil, y no más. "La verdad es cualidad de una declaración. Esa
cualidad es más que el mero hecho de encajar en mi sistema de creencias actual.
Una declaración verdadera debe de enlazarse o de ser coherente con toda otra idea
mía, pero esto en sí no es garantía que es la verdad, porque es posible que mis otras
ideas no estén de acuerdo con los hechos. El pragmatismo, teoría que dice que la
verdad es solo aquello que funciona en mi vida para traer la felicidad y ayudarme a
sobrevivir en el mundo, tampoco es suficiente, porque cualquier concepto raro puede
ser defendido así a base de su supuesta funcionalidad o utilidad. Por eso, la
definición más adecuada es lo siguiente: «la verdad es cualidad de las declaraciones
que corresponden con los hechos y la realidad.» La verdad es la correspondencia

26
con la realidad. De otra forma, ¿cómo pudiéramos nunca hablar una mentira? Una
mentira es lo opuesto de una verdad" (Phillip Gray, La Verdad Para el Mundo..

CAPITULO IV

4. EL PRAGMATISMO EN LA ACTUALIDAD

Tras los pragmatistas clásicos, el pragmatismo se estancó en la década de los 30,


a medida que se fue implantando en las universidades la filosofía analítica. Sin
embargo, esa visión aceptada de que la filosofía analítica rompía profundamente
con el pragmatismo americano clásico ha sido cuestionada. Richard Berstein ha
señalado que existen tendencias pragmatistas en algunos representantes de la
filosofía analítica como Quine o Sellars, llegando a constituir el movimiento
analítico un legado pragmático que no ha cesado. Sea como sea, puede decirse
que el pragmatismo clásico revive después del positivismo, de la fenomenología,
del análisis lógico, de la epistemología naturalista y de la deconstrucción. A finales
del siglo XX el pragmatismo volvió a recibir una atención destacada gracias a la
renovación pragmatista que algunos autores llevaron a cabo en el seno de la
tradición analítica, y al trabajo de Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas en la filosofía
continental europea. Los principales pragmatistas de nuestros días, Hilary Putnam
y Richard Rorty, niegan la verdad absoluta para hacer sitio a una ciencia y a una
moral humanizadas. No hay verdades absolutas esperando ser descubiertas, no
hay fundamentos absolutos para las disciplinas, algo que rescatan de los
pragmatistas clásicos, particularmente de Peirce y de la importancia que concede
alerror. Sin embargo, aparecen claras diferencias entre los dos pensadores:
Putnam sostiene un realismo pragmático y moral, y pone el énfasis en la razón; en
algún sentido podría situarse dentro de una línea pragmatista religiosa —presente
en los pragmatistas clásicos como Peirce, James o Dewey— que afirma que para
vivir plenamente como ser humano es preciso elegir cómo vivir. Putnam sostiene
un pluralismo derivado de oponerse a la noción de verdad como correspondencia:
no hay una única descripción del mundo. Por su parte, Rorty es un materialista.
Para él todo es producto del tiempo y del azar, y puede decirse que en general su

27
pensamiento tiene carácter escéptico. Pone el énfasis en los valores de la vida
individual y privada. Para Rorty, de modo similar a Schiller, la filosofía no es una
forma de investigación sino algo literario, simplemente una continuación de la
conversación de la cultura occidental, algo convencional, conversacional.
Pueden mencionarse brevemente otros representantes del pragmatismo en
nuestros días: Stanley Fish, que convierte en central para su teoría pragmática la
noción peirceana de comunidad interpretativa, aunque a diferencia de Peirce
afirma que la verdad está enteramente constituida por la comunidad, no dejando
lugar para nada fuera de la interpretación. Al igual que Rorty, Fish tiende a un
pragmatismo idealista en el que el mundo desaparece en una multitud de
perspectivas, sin que haya nada que nos guíe para movernos entre ellas; Nelson
Goodman, fallecido en 1998, desarrolló un pragmatismo metodológico y un
relativismo en cuestiones ontológicas. Para él la realidad tenía carácter plástico y
era expresable en una variedad de sistemas de símbolos. No se puede buscar la
naturaleza de los objetos, sino que realidad es todo lo que se dice
verdaderamente que es, en cualquier lenguaje o sistema de símbolos; Sydney
Hook ha desarrollado técnicas críticas de análisis de algunas ideologías. Un ala
más científica del pragmatismo contemporáneo —o podríamos mejor decir
cientista, pues es fuertemente reduccionista — cuenta con representantes como
Paul y Patricia Churchland o Stephen Stich, y afirma que la verdad no es el fin de
la investigación, sino que tiene un carácter meramente instrumental. Otros, como
Joseph Margolis, tratan de hacer una reconciliación, lo que denominan un
“pragmatismo sin fundamentos”, en el que los elementos plausibles del realismo
se reconcilien con los elementos plausibles del relativismo. En todo caso puede
afirmarse que surgen en el siglo XX nuevas formas de pensar acerca de los
problemas filosóficos en las que aparece lo práctico y lo humano, y que por lo
tanto tienen las características centrales del pragmatismo. Aparecen nuevas
formas de pensamiento que tratan de reconciliar lo real con un falibilismo y un
pluralismo, de encontrar un punto medio entre dogmatismo y escepticismo, de
llegar a una noción de verdad a la que se pueda aspirar, que no sea inalcanzable
y que a la vez responda a ese nombre. El pragmatismo ha cambiado la escena

28
filosófica, que ya no busca sistemas de verdades eternas, y nos ha enseñado a
confiar en una razón de relativo valor, falible, pero humana y eficaz. El
pragmatismo es la noción de una filosofía que avanza hacia el futuro con
confianza.

29
CONCLUSION

En este trabajo monográfico, se han explicado las diversas características del


pragmatismo y los pensamientos de los principales pragmatistas. Con su unión de
conocimiento y acción, y su flexibilidad y variabilidad conceptual sin perder de
vista la realidad, con su correspondencia del individuo con lo social y su noción de
continuidad, el pragmatismo está bien preparado para los retos de nuestra época.
El legado del pragmatismo, tiene riqueza, diversidad y vitalidad para ayudar a
clarificar y resolver problemas con los que nos enfrentamos actualmente. El
pragmatismo puede verse por tanto como una conversación que no ha cesado en
la que hay voces diferentes e incluso disonantes, y que puede conducir más allá
de muchos de los debates estériles de la modernidad y la postmodernidad. La
tradición del pragmatismo no es una tradición olvidada y enterrada sino que sigue
viva, es constantemente reinterpretada y proporciona nuevas fuentes de
inspiración.

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BIBLIOGRAFÍA
FUENTES PRIMARIAS

James, W. (2000) Pragmatismo. Un nuevo nombre para viejas formas de pensar.


Madrid: Alianza.

Dewey, J. (1993) La reconstrucción de la filosofía. Barcelona: Planeta-Agostini.

Dewey, J. (1952) La búsqueda de la certeza: un estudio de la relación entre el


conocimiento y la acción. México: Fondo de Cultura Económica

Dewey, J. (2000) La evolución del pragmatismo norteamericano. En J. Dewey, La


miseria de la epistemología. Ensayos de pragmatismo. Madrid: Biblioteca Nueva.

Schiller, F. C. S. (1912) Humanism: Philosophical Essays. Londres: Macmillan.

Schiller, F. C. S. (2005) Studies in Humanism. Londres: Elibron Classics.

Dewey, J. (1929) The Quest for Certainty. Minton, NY: Balch and Co.

James, W. (1994) Las variedades de la experiencia religiosa: estudio sobre la


naturaleza humana. Barcelona: Planeta-Agostini.

James, W. (1922) La voluntad de creer y otros ensayos de filosofía popular.


Madrid: Daniel Jorro.

James, W. (2000) Pragmatismo. Un nuevo nombre para viejas formas de pensar.


Madrid: Alianza.

Peirce, C. S. (1931-1958) Collected Papers of Charles Sanders Peirce. Vols. 1-8.


C. Hartshorne, P. Weiss y A. W. Burks (eds.). Cambridge, MA: Harvard University
Press. Edición electrónica de J. Deely, Charlottesville, VA: InteLex.

RECURSOS ELECTRÓNICOS

Grupo de Estudios Peirceanos: http://www.unav.es/gep/


Creado en 1994 en la Universidad de Navarra, este Grupo tiene como objetivo
difundir en el mundo hispánico la obra de Peirce y de los principales pragmatistas.
En su web están accesibles traducciones al castellano de una amplia selección de
escritos, numerosos artículos sobre Peirce y el pragmatismo, así como bibliografía
primaria y secundaria.

31
Institute for Studies in Pragmaticism: http://www.pragmaticism.net/
Perteneciente a la Texas Tech University, ofrece información y bibliografía para el
estudio de Charles S. Peirce.

Peirce Edition Project: http://www.iupui.edu/~peirce/


Centro perteneciente a la Indiana University que lleva a cabo la edición
cronológica de los escritos de Peirce. En su web pueden encontrarse distintos
recursos para el estudio de Peirce, como la versión electrónica del índice de R.
Robin de los manuscritos de Peirce, Annotated Catalogue, e información detallada
sobre el trabajo de la edición cronológica.

The John Dewey Society: http://doe.concordia.ca/jds/


Sociedad fundada en 1935. Su página web incluye información bibliográfica y
otros recursos para el estudio de Dewey.

The Pragmatism Cybrary: http://www.pragmatism.org/


Sitio web coordinado por John Shook en el que puede encontrarse mucha
información sobre el pragmatismo americano, bibliografías de los pragmatistas
americanos, enlaces a otros proyectos y universidades, novedades bibliográficas,
etc.

William James Society: http://www.wjsociety.org/


Web de la Sociedad fundada por Randall Allbright para el estudio de la figura y el
pensamiento de William James. Incluye artículos y bibliografía.

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