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TRABAJO MONOGRÁFICO
Ayacucho – Perú
2015
INDICE
INDICE……………………………………………………………………...02
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………..03
CAPITULO I……………………………………………………………......04
CONTEXTO ECONOMICO Y SOCIAL
CAPITULO II……………………………………………………………….05
CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XIX – XX
EL PRAGMATISMO…………………………………………………..........06
Orígenes históricos
El club metafísico de Cambridge
Fuentes del pragmatismo
Principales representante del pragmatismo………………………………..…08
CAPITULO III…………………………………………………………..….26
TEORÍA DE LA VERDAD DEL PRAGMATISMO
CAPITULO IV……………………………………………………………………….……….…27
EL PRAGMATISMO EN LA ACTUALIDAD
CONCLUSION……………………………………………………………..30
BIBLIOGRAFIA………………………………………………………..….31
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INTRODUCCIÓN
pragmatismo en la actualidad.
Los estudiantes.
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CAPITULO I
En el campo económico, el capitalismo industrial del siglo XIX presentaba mayor desarrollo y
expansión debido al progreso de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de la
producción, cuyas manifestaciones son las ciencias y la tecnología. Esto generará que en el
siglo XX surja el Imperialismo como un sistema de producción globalizada, con el
establecimiento de la riqueza por la burguesía capitalista de los países desarrollados.
Muchas de las investigaciones tecnológicas científicas se concentran en el campo
armamentístico para defender los intereses e inversiones de las grandes empresas
transnacionales capitalistas que tienen negocios en los países que todavía mantienen
relaciones sociales y fuerzas productivas pre capitalistas, situación que los convierte en los
países dependientes y dominados.
En octubre de 1917 triunfa la Revolución Rusa dirigida por Vladimir Ilich Ulianov, Lenin,
quien lidera la construcción del primer país socialista bajo la orientación del pensamiento
marxista. Posteriormente, muchos países del mundo seguirán la experiencia rusa. Así, en
1949 triunfa la Revolución China bajo la dirección de Mao Tse-tung.
CAPITULO II
2.1. EL PRAGMATISMO
2.1.1. Orígenes históricos
2.1.1.1. El club metafísico de Cambridge
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El origen del pragmatismo puede situarse en las reuniones del Cambridge Metaphysical
Club, que Charles Sanders Peirce (1839-1914) había creado junto a otros intelectuales
en Harvard entre 1871 y 1872. Además de Peirce, en esas reuniones participaba William
James. En gran medida, la idea común en torno a la que se desarrollaban las
discusiones del Metaphysical Club, como ellos mismos lo denominaban, era la definición
de creencia del filósofo y psicólogo escocés Alexander Bain como “aquello a partir de lo
cual un hombre está dispuesto a actuar”. De esta definición, diría posteriormente Peirce,
se deduce el pragmatismo casi como una conclusión. A pesar de ese origen oral del
pragmatismo, los primeros textos escritos sobre él no fueron publicados por Peirce hasta
1878, bajo el título genérico de Illustrations of the Logic of Science. Los seis artículos
que componen esa serie se consideran como los primeros textos escritos sobre el
pragmatismo, aunque en ellos no se menciona ni una sola vez el término “pragmatismo”,
ni fue usado por Peirce hasta mucho después, lo que ha sido considerado como un
cierto enigma.
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falsa. Y pueden encontrarse diversas influencias en la aparición del pragmatismo.
En general podrían citarse como influencias del pragmatismo dos fuentes
principales:
El pragmatismo nació en los Estados Unidos, durante las últimas décadas del siglo XIX. Su
fuerza expansiva llegó a un punto culminante en los primeros quince años del siglo XX.
La palabra PRAGAMATICO proviene de vocablo griego PRAGMATIKOS y del latín
PRAGMATICUS que significa asuntos o hechos, más específicamente asuntos humanos o
hechos humanos. Este asunto de considerar los hechos mismos dejando de lado las
especulaciones metafísicas, se muestran en la actitud de los primeros emigrantes norte
americanos que no tenían interés de dar razone sobre el fundamento de lo que hacían, por
ello necesitaban de una filosofía que les ayude a subsistir y que sirva para los asuntos
humanos o hechos humanos en la vida práctica. De ahí que el pragmatismo proponga que
la verdad de un conocimiento depende de si tiene o no éxito, si funciona en la vida práctica.
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Entre las características más importantes del pragmatismo tenemos.
a) El pragmatismo es la forma que asumió el empirismo ingles al otro lado del Atlántico,
es decir, en Estados Unidos.
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Tierra; y en aquel año comenzó también estudios sobre la longitud de las ondas
luminosas. En 1876 fue elegido miembro de la National Academy of Sciences. Publicó a
continuación varios artículos sobre problemas matemáticos, físicos, astronómicos,
ópticos, de química y de ingeniería. Pero más significativa fue su actividad como filósofo.
Enseñó Filosofía en Harvard en 1864-65 y en 1869-70, fue después profesor de Lógica
en la Johns Hopkins University de 1879 a 1884 y desarrolló cursos durante el mismo
período en Bryn Mawr. Su primer ensayo importante, Cómo hacer claras nuestras ideas,
apareció en el Popular Science Monthly de enero de 1878 y fue traducido al francés y
publicado por la Revue philosophique al año siguiente.
Otros trabajos muy conocidos de Peirce son los Estudios de lógica (1883), La
arquitectura de las teorías (1890), Qué es el pragmatismo (1905), El nacimiento del
pragmatismo (1905). Los estudios de Peirce iniciaron, en efecto, en Norteamérica aquel
movimiento filosófico al que su mismo fundador dio el nombre de pragmatismo o
pragmaticismo. A partir de 1887, cesando prácticamente (aunque no formalmente) su
actividad en el Coast Survey, y sin recibir ya retribución del gobierno, se había retirado
Peirce a Milford.
Formó parte del comité de redacción del Century Dictionary (1889-91) y del
monumental Dictionary of Philosophy and Psychology (1901-1905), escribiendo con
mucha versatilidad artículos de ciencia, psicología, fonética, bibliografía y cartografía.
Falto de capacidad para resolver las dificultades económicas, pasó los últimos años en
medio de la mayor pobreza, solo y olvidado, atormentado por el cáncer que padecía
desde años atrás y que no le impidió, sin embargo, continuar hasta el último día su
incansable actividad.
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nadie se la apropiase. En contra de Descartes, Peirce afirma que el conocimiento no es
intuición; contra la filosofía del sentido común de los escoceses, sostiene que el
conocimiento no es una aceptación acrítica de las suposiciones del sentido común; y contra
Kant, dice que el conocimiento no es una síntesis a priori. Según Peirce, el conocimiento es
búsqueda, y la búsqueda parte desde la duda. La irritación de la duda es la que provoca una
lucha para conseguir un estado de creencia, que es un estado de calma y de satisfacción.
Tratamos de conseguir creencias porque éstas son hábitos que determinan nuestras
acciones: La creencia no nos hace actuar de inmediato, pero nos pone en condiciones de
comportamos de una determinada manera, cuando surge la ocasión. La duda no posee
ningún efecto de esta clase, pero nos estimula a la acción hasta que aquella desaparece.
¿Cómo, por qué caminos o procedimientos, se pasa desde la duda hasta la creencia? En el
ensayo de 1877 (La fijación de la creencia), Peirce sostiene que pueden reducirse
básicamente a cuatro los métodos para establecer con fijeza una creencia: 1) el método de
la tozudez; 2) el método de la autoridad; 3) el método del a priori, y 4) el método científico. El
método de la tozudez consiste en la conducta propia del avestruz que esconde la cabeza en
la arena cuando se aproxima un peligro; es el camino que sigue aquel que solo se muestra
seguro en apariencia, pero que en su interior es terriblemente inseguro; dicha inseguridad
saldrá a la superficie siempre que se tropiece con alguna otra creencia que los demás
consideran como igualmente buena. El impulso social, escribe Peirce, se muestra contrario
a dicho método. El método de la autoridad es el que utiliza quien -mediante la ignorancia, el
terror y la imposición- pretende lograr el asentimiento de los que no piensan como él, o
conseguir la armonía con el grupo al que pertenece. Este método posee una incomparable
superioridad mental y moral con respecto al método de la tozudez, ha tenido gran éxito y en
la práctica siempre ha obtenido una y otra vez los resultados más impresionantes. Es el
método propio de la fe organizada. Sin embargo, ninguna fe organizada ha sido eterna: en
opinión de Peirce, la crítica ha ejercido sobre ellas un efecto corrosivo, y la historia les ha
otorgado una nueva dimensión y en todos los casos les ha dado un carácter particular. El
método del a priori considera que las propias proposiciones fundamentales están de
acuerdo con la razón; sin embargo, señala Peirce, la razón de un filósofo no se identifica con
la razón de otro filósofo, como demuestra la historia de las ideas metafísicas. El método del
a priori conduce al fracaso porque convierte la investigación en algo parecido al desarrollo
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del gusto; es un método que no difiere de manera esencial del método de la autoridad.
Como consecuencia, por uno u otro motivo, los tres métodos -la tozudez, la autoridad Y el a
priori- resultan inadecuados. Si queremos establecer con validez nuestras creencias, según
Peirce hemos de apelar al método científico, que es el único correcto.
Este tipo de argumentación nos indica que, con objeto de hallar una explicación acerca de
un hecho problemático, debemos inventar una hipótesis o conjetura desde la cual se puedan
deducir consecuencias. A su vez, estas deben ser examinadas inductivamente, es decir, de
modo experimental. De esta manera la abducción queda vinculada íntimamente con la
deducción y con la inducción. Por otra parte, la abducción muestra que las creencias
científicas siempre son falibles, porque las comprobaciones experimentales siempre podrán
desmentir las consecuencias de nuestras conjeturas: Para una mente científica, una
hipótesis siempre se halla en comprobación.
El método para fijar las creencias es el método científico. Este consiste en formular hipótesis
y someterlas a control, basándose en sus propias consecuencias. De esta forma, Peirce
aplicaba a la lógica de la investigación científica su regla pragmática, que es válida también
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en el ámbito de la teoría del significado y que su autor presenta en el ensayo How to make
our Ideas crear (Como aclarar nuestras ideas), de 1878. En esencia, Peirce sostiene que un
concepto -el significado racional de una palabra o de otra expresión consiste exclusivamente
en sus reflejos concebibles acerca de la conducta vital; por eso, a partir del momento en que
resulta obvio que nada de lo que resulte del experimento tiene un reflejo directo sobre la
conducta vital, si uno logra definir con precisión todos los fenómenos experimentales
concebible que implique la afirmación o la negación de un concepto, se tendrá como
consecuencia una definición completa de dicho concepto, y en este no hay absolutamente
nada más. Por lo tanto un concepto se reduce a sus efectos experimentales concebibles; a
su vez estos efectos experimentales se reducen a acciones posibles (acciones que pueden
llevarse a cabo en el momento en que se presente la ocasión). La acción, por su parte, se
refiere exclusivamente a aquello que afecta los sentidos. Por ejemplo, el concepto de vino
se reduce a determinados efectos controlables de esta substancia, que constituyen para
nosotros un anuncio de que -a este respecto, ante aquellas cosas que creemos que son
vino- nos hemos de comportar de una manera adecuada a las cualidades que creemos que
el vino posee. De este modo, para nosotros las creencias son reglas de acción posible.
Así se pone en claro la máxima pragmática: Consideremos cuales son los efectos, cuyas
consecuencias prácticas sean concebibles, que pensamos que tiene el objeto de nuestra
concepción. Entonces, toda nuestra concepción del objeto consiste en la concepción de
estos efectos.
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cuyas repercusiones mundiales se dejan sentir aún en nuestros días. Los fundamentos no
racionales del pensamiento de John Dewey se apoyan en la tradición "yankee" de la
práctica, del obstinado empirismo y del "sentido común y nada absurdo" procedentes, por lo
menos, de los tiempos de Benjamin Franklin, quien, como Dewey, consideró objetivos
legítimos la mentalidad y el método experimentales. Según parece, las tradiciones más
estrictamente filosóficas y morales de Nueva Inglaterra -denominadas normalmente
puritanismo- no dejaron huella en nuestro autor.
La estructura racional por él erigida sobre los mencionados fundamentos derivó,
originariamente, de Darwin; en el pensamiento de Dewey, la mente humana es un producto
de la evolución biológica, un "instrumento" que, como el cuello de la jirafa, se ha ido
desarrollando para permitir la adaptación y supervivencia del organismo en el mundo físico.
La inteligencia, pues, debería ser utilizada, juzgada y modificada de acuerdo con su eficacia
práctica de instrumento de subsistencia.
La juventud casi rural de Dewey y sus años de universidad transcurrieron en el Este; en
1884, sin embargo, inició la actividad docente en el Midwest, donde vivió durante los veinte
años siguientes. De tal región -de sus genéricos estados de ánimo y de su "liberalismo
americano" a la antigua- parece haber sido siempre el intérprete. El contacto, en los últimos
años de estudios, con la obra de Hegel había dejado, según él mismo afirma, "un poso
permanente" en su pensamiento. El intento de una nueva interpretación del ilustre filósofo
alemán en modernos términos norteamericanos -o sea "yankees" y darwinianos- fue el
primer paso en la elaboración de lo que había de llegar a ser el "instrumentalismo" (la teoría
y el nombre resultaron variantes de lo que un autor contemporáneo pero de más edad,
William James, denominó "pragmatismo").
La primera obra publicada por Dewey fue Psychology(1887); en ella demostró su autor que
la naturaleza y la función "instrumentales" de la inteligencia son el principio esencial del
pensamiento filosófico; la filosofía -da a entender allí- no es una parienta de la psicología,
sino una hija bastarda de la misma. La forma de esta descendiente empezó a aparecer en
Esbozos de una teoría crítica de la ética (Outlines of a Critical Theory of Ethics, 1891), que
tres años después se convirtió en The Study of Ethics.
Entre las dos obras, y como explicación, según Dewey, del desarrollo que se había
producido de la primera a la segunda, surgieron los Principios de psicología de James,
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quien, después de Hegel, ejerció sobre su ideología la mayor influencia. Tales estudios
iniciales sobre las bases psicológicas de la ética provocarían (Ethics, 1908) la virtual
reacción de ésta en muy pocas de sus componentes psicológicas.
Mientras tanto, Dewey había empezado a aplicar la teoría instrumentalista a otros ámbitos -
la educación y la lógica- en los cuales, con unas conclusiones alabadas por unos y
condenadas por otros, contribuiría a la aparición de revoluciones de alcance mundial.
Llegado en 1894 a la Universidad de Chicago, pronto inició aquí un curso experimental
fundamentado en los principios de la doctrina instrumentalista. Sus principios pedagógicos -
renuncia total a los métodos y objetivos tradicionales de la enseñanza- fueron expuestos en
Escuela y sociedad, texto publicado en 1903.
Dewey sitúa el fin de la educación en el adiestramiento de los hombres en la "adaptación" a
su ambiente y en la reconstitución de éste de la manera más adecuada a sus deseos y
necesidades. El razonamiento, inspirado en la mentalidad norteamericana de la iniciativa
práctica en su forma más inteligente, era formalmente impecable; sólo cabía reprocharle el
olvido de casi todos los "deseos" y las "necesidades" considerados fundamentales por
cuantos, de Mosé a Freud, habían analizado el espíritu. Ello desquiciaba además,
naturalmente (y como Dewey parecía admitir muy gustoso) el anticuado concepto de alma.
En 1916, cuando publicó su tratado más elaborado, Democracia y educación, el "Movimiento
de la Educación Progresiva" podía considerarse definitivamente en marcha. En 1903, Dewey
había escrito asimismo Studies in Logical Theory, obra que en 1938 daría lugar a Lógica. La
teoría de la investigación, pero también, singularmente, en 1920 a Reconstrucción en
filosofía, acusación plena de la metafísica tradicional y de la práctica misma de la
contemplación o de la especulación como fin en sí en cuanto lujo inútil de las ociosas clases
ricas (hablaba un democrático plebeyo).
He aquí los elementos de juicio empleados por Dewey en la comprobación de la verdad y el
valor de una idea: "¿Funciona? ¿Produce resultados provechosos?" Como en otras partes,
el problema de lo "provechoso" -o sea la cuestión fundamental de la ética clásica- no tuvo,
en la obra de nuestro autor, una respuesta satisfactoria. El "provecho" se ve equiparado, en
general, a lo que determina el "crecimiento", el "progreso", el "mejoramiento", el "desarrollo",
la "evolución"... En la base de estas vagas nociones racionalistas existía cierto horror
irracional de lo inmóvil y fijo; nos hallamos, pues, ante la convicción típicamente
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norteamericana según la cual la inmovilidad es, por sí misma, algo maléfico, en tanto que el
movimiento y el cambio resultan, ya por ellos solos, beneficiosos.
La filosofía de Dewey encontró el favor de un público ávido no sólo en América, sino
también en cualquier otro lugar del mundo en el cual hubiese aparecido la conciencia de la
necesidad del cambio, la impaciencia contra el orden tradicional, ya de la mente como de la
sociedad: Rusia, México, China, Turquía, Japón. Varios viajes y ciclos de conferencias le
llevaron al establecimiento de un contacto directo con tales países; enormes fueron los
efectos recíprocos de tales visitas. La dilatada existencia de Dewey le permitió llegar a
deplorar ciertas consecuencias, profundamente ajenas a su liberalismo humanitario, de
algunos movimientos revolucionarios alentados por sus propias teorías.
Tan prolífico en cuanto escritor, como tosco, desvaído y carente de atractivo resultara en
este mismo aspecto, compuso, entre otras obras importantes, varias interpretaciones
instrumentalistas: Naturaleza y conducta humanas, Experiencia y naturaleza, La búsqueda
de la certeza, El arte como experiencia, Experiencia y educación (Experience and
Education, 1938) y Libertad y cultura (Freedom and Culture, 1939). Su teoría de la
"adaptación" evolutiva tiende cada vez más, entre los discípulos más lejanos y menos
numerosos, a convertirse en una disciplina de conformismo a cualquier "norma" mediocre y
una especie de sutil y con frecuencia inconsciente tiranía intelectual. La inevitable rebelión
contra el "deweysmo" en el ámbito educativo ha adquirido la forma de un autoritarismo
opuesto que afirma inspirarse en Santo Tomás de Aquino.
Para Bertrand Russell, al igual que para otros especialistas, John Dewey (Burlington,
Vermont, 1859-Nueva York, 1952) fue el filósofo norteamericano más destacado de nuestro
siglo: Ejerció una influencia profunda, no solo sobre los filósofos, sino también sobre los
expertos en educación, estética y teoría política. Fue un hombre de gran talla, con ideas
liberales, generoso y afable en el trato personal e infatigable en el trabajo. La filosofía de
Dewey ha sido definida como naturalismo. Se trata de una filosofía que se mueve dentro de
los cauces del pragmatismo y que se sitúa en el seno de la tradición empirista. Sin embargo,
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Dewey prefirió bautizar su filosofía con el nombre de instrumentalismo, que ante todo se
diferencia del empirismo clásico en lo que se refiere al concepto fundamental de
experiencia. La experiencia de los empiristas clásicos queda simplificada, ordenada,
purificada de todos los elementos de desorden y de error: se ve reducida a estados de
conciencia claros y distintos. En Experiencia y naturaleza (1925) Dewey sostiene que la
experiencia no es conciencia sino historia. La experiencia es algo completamente distinto de
la conciencia, que es aquello que aparece de manera cualitativa y central en un momento
determinado. El hombre corriente no tiene necesidad de que se le recuerde que la
ignorancia es uno de los principales aspectos de la experiencia; también lo son las
costumbres a las que nos entregamos sin conciencia de ello, dado que actúan de manera
hábil y segura.
La experiencia es historia, una historia encaminada hacia el futuro, cargada de futuro. Para
Dewey la experiencia halla su equivalencia en cosas como la historia, la vida o la cultura. La
filosofía, a diferencia de la antropología cultural, tiene la función del desmembramiento
analítico y la reconstrucción sintética de la experiencia. Los fenómenos de la cultura,
presentados por el antropólogo, constituyen el material de trabajo del filósofo. Los
fenómenos culturales ponen de manifiesto que la existencia posee un carácter precario y
arriesgado. Según Dewey, el hombre se encuentra viviendo en un mundo aleatorio; para
decirlo con crudeza, su existencia implica un peligro. El mundo es el escenario del riesgo; se
muestra inseguro, inestable, terriblemente inestable. Sus peligros son irregulares,
inconstantes, no pueden limitarse a un tiempo o a una estación en particular. Aunque
persistentes, son esporádicos, episódicos. El momento más oscuro es el que precede al
amanecer; la soberbia antecede a la caída; el momento de mayor prosperidad es el que se
halla más cargado de malos augurios, el más oportuno para los hechizos. La peste, el
hambre, la perdida de las cosechas, la enfermedad, la muerte y la derrota se encuentran
siempre a la vuelta dela esquina, lo mismo que la abundancia, el vigor, la historia, la fiesta y
el canto. La suerte se muestra por lo general buena y mala al mismo tiempo, cuando reparte
sus dones. Sin. Duda, sería fácil y cómodo el insistir sobre la buena suerte y las alegrías
inesperadas. La comedia es algo tan genuino como la tragedia. Pero es sabido, señala
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Dewey, que la comedia se caracteriza por un tono más superficial que la tragedia. Y el
hombre teme porque existe dentro de un mundo temible, en un mundo que provoca miedo.
El mundo, en sí mismo, es precario y peligroso. El temor a los dioses fue el que creo a los
dioses. El hombre vive en este mundo: no existe la naturaleza sin hombre, ni existe el
hombre sin la naturaleza. El hombre se halla inmerso en la naturaleza y, sin embargo,
consiste en una naturaleza capaz y destinada a modificar la naturaleza misma y a otorgarle
un significado. Para asegurarse contra la inestabilidad y la precariedad de la existencia, el
hombre primero apelo a fuerzas mágicas y construyo mitos que una vez desvanecidos, trato
de sustituir con otras ideas que diesen seguridad: la inmutabilidad del ser, el progreso
universal, la racionalidad inherente al universo o el universo regulado por leyes necesarias y
universales.
La teoría de la investigación
La teoría de la democracia
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2.2.3. WILLIAM JAMES (Nueva York, 1842 - Chocorua, 1910)
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etc. Entre estas obras cabe citar, Ensayos sobre el empirismo radical (1912), y la más
humana de todas, lasLetters, publicadas en 1920 por su hijo Henry.
John Dewey dijo que Peirce escribió como un lógico, y James, como un humanista. En
efecto, con Pierce nos enfrentamos a la versión lógica del pragmatismo, mientras que con
James aparece su versión moral y religiosa, a pesar de que James fuese doctor en medicina
y hubiese ensenado fisiología y anatomía en la universidad de Harvard. James (Nueva York,
1842-Chocorua, New Hampshire, 1910) fue quien lanzo el pragmatismo como nueva
filosofía en 1898. Bajo su dirección el pragmatismo se hizo famoso en todo el mundo. A
través de las concepciones propuestas por James, el pragmatismo llego a gran cantidad de
personas. EI pragmatismo -afirma James- representa una actitud muy corriente en filosofía,
la actitud empirista, pero la representa en mi opinión de una forma más radical y menos
criticable que en el pasado. Un pragmatista da resueltamente la espalda, de una vez por
todas, a gran número de posturas muy apreciadas por los filósofos profesionales. Huye de la
abstracción de las soluciones verbalistas, de las malas razones a priori de los principios
fijos, de los sistemas cerrados y de los falsos absolutos. Aspira a la concreción y a la
adecuación, a los hechos, a la acción y a la fuerza. Esto significa que hace prevalecer una
actitud empirista sobre la racionalista, la libertad y la posibilidad contra el dogma, el artificio y
la pretensión de una verdad definitiva. El pragmatismo no se declara a favor de un resultado
en particular.
En este punto, parecería que las ideas de James sobre el pragmatismo (expuestas en su
ensayo Pragmatismo de 1907) no difieren de las de Pierce. Sin embargo, no es así
exactamente. Para James, las ideas (que son parte de nuestra experiencia) se convierten en
verdaderas en la medida en que nos ayudan a obtener una relación satisfactoria con las
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demás partes de nuestra experiencia, resumiéndolas por medio de esquemas conceptuales
Una idea es verdadera cuando nos permite avanzar y nos lleva de una parte a otra de
nuestra experiencia, enlazando las cosas de un modo satisfactorio, actuando con seguridad,
simplificando y economizando esfuerzos. Tal es, continua James, la concepción
"instrumental" de la verdad que se ensena en Chicago con tanto éxito, la concepcion
difundida con tanta brillantez en Oxford, según la cual la verdad de nuestras ideas significa
su capacidad de "actuar". De este modo, la verdad de las ideas se identificaba con su
capacidad de actuar, con su utilidad para mejorar o volver menos precaria la condición vital
de un individuo. El haber defendido la equivalencia entre la verdad de una idea y su
capacidad de actuar -su satisfactores, su utilidad- hizo que se le dirigieran a James toda una
serie de críticas. La primera de todas afirmaba que la satisfacción inmediata del sujeto no
garantiza a la idea el amplio consenso y la validez que le brindan las técnicas de control
experimental. Por ello, en el escrito El significado de la verdad (1909), James rectifico
algunas de sus tesis, afirmando que lo verdadero es útil, con la condición de que se añada
que es útil para nuestro intelecto, que exige coherencia y referencia a los hechos.
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James considera que la formula senserina según la cual la esencia de la vida mental y la
esencia de la vida corporal son idénticas, esto es, la adaptación de las relaciones internas a
las externas había prestado un gran servicio a la psicología. Dicha fórmula comenta
James- puede calificarse de encarnación de la vaguedad, pero dado que considera el hecho
de que las mentes habitan en medios que actúan sobre ellas y sobre los cuales reaccionan
a su vez, y puesto que coloca a la mente en lo concreto de sus relaciones, esta fórmula
resulta
En numerosos escritos de James está presente el problema ético, que se afronta de manera
explícita en dos escritos fundamentales para su concepción pragmatista: El filósofo moral y
la vida moral, de 1891 y La voluntad de creer, de 1897. En este último ensayo James
plantea cuestiones relativas a los valores, que no pueden decidirse apelando a las
experiencias sensibles. En primer lugar, las cuestiones morales no consienten que su
solución provenga de una prueba sensible. En efecto, una cuestión moral no es una
cuestión acerca de lo que existe, sino de lo que está bien o estaría bien que existiese. La
ciencia puede decimos lo que existe o no. Sin embargo, con respecto a las cuestiones más
urgentes tenemos que consultar las razones del corazón. Hay decisiones que debe tomar
cada hombre: se refieren al sentido último de la vida, al problema de la libertad humana, la
dependencia del mundo con respecto a una inteligencia ordenadora y rectora, la unidad
monista del mundo, etc., cuestiones que en todos los casos son imposibles de solucionar en
un plano teórico y que únicamente pueden afrontarse a través de una elección pragmática.
Volvamos al tema de los valores, no obstante. Los hechos físicos existen o no existen, y en
cuanto tales, no son ni buenos ni malos: El ser mejor no es una relación física. Lo cierto es
que el bien y el mal solo existen en relación con el hecho de que satisfacen o no las
exigencias de los individuos. Tales exigencias, que reflejan una enorme diversidad de
necesidades e impulsos diferentes, generan un universo de valores que a menudo resultan
contradictorios. Entonces, ¿cómo unificar y jerarquizar estos ideales distintos y a menudo en
contradicción? James responde a este interrogante decisivo lo siguiente: habrá que preferir
aquellos ideales cuya realización comporte la destrucción de la menor cantidad posible de
otros ideales, y un universo más rico en posibilidades. Como es natural, un universo de esta
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clase no es un dato de hecho, no está en absoluto garantizado y se plantea como simple
regla que caracteriza la voluntad moral en cuanto tal. Pocos filósofos han exaltado tanto
como James las energías del individuo, defendiéndolo contra cualquier forma de
autoritarismo y de absolutismo ideológico. En contra de Spencer -que hablaba de un orden
moral resultante de un continuado y necesario progreso, indiferente a las iniciativas del
individuo- James (en su escrito Los grandes hombres y su ambiente, 1880) sigue las huellas
de la idea darwiniana de las variaciones espontaneas sobre las que actúa el ambiente, y
pone de manifiesto la iniciativa Y la originalidad del individuo, iniciativa y originalidad que el
ambiente puede adoptar y rechazar.
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CAPITULO III
La verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del
hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos. Verdad es lo que funciona en
nuestras vidas. Verdad es todo aquello que funciona en mi vida para atraer la
felicidad y ayudarme a sobrevivir en el mundo. Si me ayuda a adaptarme a mi
ambiente y a sobrevivir, es verdad. El hombre no es un ser pensante o teórico, sino
un ser práctico, un ser de voluntad y de acción.
La vida es para los pragmatistas esencialmente práctica. Toda actividad humana
tiene una finalidad, y su finalidad es el control de la experiencia humana con vistas a
su mejora, tanto en el individuo como en la especie. La verdad no significa sino un
medio para este fin. Las ideas, hipótesis, y teorías no son sino instrumentos que el
hombre ha forjado en orden a mejorarse a sí mismo y a su medio; y, aunque de tipo
específico, como todas las demás formas de la actividad humana existen solamente
para este fin, y son "verdaderas" en tanto en cuanto lo cumplen. La verdad es así
una forma de valor: es algo que funciona satisfactoriamente; algo que sirve a los
intereses humanos, finalidades y objetos de deseo. No hay axiomas ni verdades
auto-evidentes. Hasta que una idea o un juicio no ha probado su valor en el manejo
de la experiencia concreta, no es sino un postulado o pretensión de verdad. Ni hay
verdades absolutas o irreversibles. Una proposición es verdadera hasta el momento
en que se prueba útil, y no más. "La verdad es cualidad de una declaración. Esa
cualidad es más que el mero hecho de encajar en mi sistema de creencias actual.
Una declaración verdadera debe de enlazarse o de ser coherente con toda otra idea
mía, pero esto en sí no es garantía que es la verdad, porque es posible que mis otras
ideas no estén de acuerdo con los hechos. El pragmatismo, teoría que dice que la
verdad es solo aquello que funciona en mi vida para traer la felicidad y ayudarme a
sobrevivir en el mundo, tampoco es suficiente, porque cualquier concepto raro puede
ser defendido así a base de su supuesta funcionalidad o utilidad. Por eso, la
definición más adecuada es lo siguiente: «la verdad es cualidad de las declaraciones
que corresponden con los hechos y la realidad.» La verdad es la correspondencia
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con la realidad. De otra forma, ¿cómo pudiéramos nunca hablar una mentira? Una
mentira es lo opuesto de una verdad" (Phillip Gray, La Verdad Para el Mundo..
CAPITULO IV
4. EL PRAGMATISMO EN LA ACTUALIDAD
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pensamiento tiene carácter escéptico. Pone el énfasis en los valores de la vida
individual y privada. Para Rorty, de modo similar a Schiller, la filosofía no es una
forma de investigación sino algo literario, simplemente una continuación de la
conversación de la cultura occidental, algo convencional, conversacional.
Pueden mencionarse brevemente otros representantes del pragmatismo en
nuestros días: Stanley Fish, que convierte en central para su teoría pragmática la
noción peirceana de comunidad interpretativa, aunque a diferencia de Peirce
afirma que la verdad está enteramente constituida por la comunidad, no dejando
lugar para nada fuera de la interpretación. Al igual que Rorty, Fish tiende a un
pragmatismo idealista en el que el mundo desaparece en una multitud de
perspectivas, sin que haya nada que nos guíe para movernos entre ellas; Nelson
Goodman, fallecido en 1998, desarrolló un pragmatismo metodológico y un
relativismo en cuestiones ontológicas. Para él la realidad tenía carácter plástico y
era expresable en una variedad de sistemas de símbolos. No se puede buscar la
naturaleza de los objetos, sino que realidad es todo lo que se dice
verdaderamente que es, en cualquier lenguaje o sistema de símbolos; Sydney
Hook ha desarrollado técnicas críticas de análisis de algunas ideologías. Un ala
más científica del pragmatismo contemporáneo —o podríamos mejor decir
cientista, pues es fuertemente reduccionista — cuenta con representantes como
Paul y Patricia Churchland o Stephen Stich, y afirma que la verdad no es el fin de
la investigación, sino que tiene un carácter meramente instrumental. Otros, como
Joseph Margolis, tratan de hacer una reconciliación, lo que denominan un
“pragmatismo sin fundamentos”, en el que los elementos plausibles del realismo
se reconcilien con los elementos plausibles del relativismo. En todo caso puede
afirmarse que surgen en el siglo XX nuevas formas de pensar acerca de los
problemas filosóficos en las que aparece lo práctico y lo humano, y que por lo
tanto tienen las características centrales del pragmatismo. Aparecen nuevas
formas de pensamiento que tratan de reconciliar lo real con un falibilismo y un
pluralismo, de encontrar un punto medio entre dogmatismo y escepticismo, de
llegar a una noción de verdad a la que se pueda aspirar, que no sea inalcanzable
y que a la vez responda a ese nombre. El pragmatismo ha cambiado la escena
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filosófica, que ya no busca sistemas de verdades eternas, y nos ha enseñado a
confiar en una razón de relativo valor, falible, pero humana y eficaz. El
pragmatismo es la noción de una filosofía que avanza hacia el futuro con
confianza.
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CONCLUSION
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BIBLIOGRAFÍA
FUENTES PRIMARIAS
Dewey, J. (1929) The Quest for Certainty. Minton, NY: Balch and Co.
RECURSOS ELECTRÓNICOS
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Institute for Studies in Pragmaticism: http://www.pragmaticism.net/
Perteneciente a la Texas Tech University, ofrece información y bibliografía para el
estudio de Charles S. Peirce.
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