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Yacimientos metálicos de origen ortomagmático

Los minerales metálicos acompañan, como hemos visto, a las rocas intrusivas como minerales minoritarios, en forma de
óxidos o de sulfuros, fundamentalmente, que cristalizan a la vez que el resto de componentes silicatados de la roca. En el
detalle, pertenecen a varios subtipos (ver figura):

 Yacimientos formados por inmiscibilidad líquida. Los magmas máficos a menudo contienen altas proporciones
de sulfuros metálicos, que pueden individualizarse debido a que son inmiscibles con el magma silicatado. Se
forman así yacimientos de sulfuros de Ni-Co-Cu-Fe, formados por minerales como pirrotina, pentlandita,
calcopirita..., a menudo enriquecidos en elementos del grupo del platino.
 Yacimientos formados a partir del propio magma silicatado. Existen tres grandes subtipos:
o Formados por cristalización simple. En determinados casos, no es necesaria una segregación que
produzca la concentración del mineral en cuestión: es el caso de los diamantes, cuyo alto valor
económico hace que a pesar de encontrarse en muy bajas concentraciones, sea explotable.
o Formados por cristalización más acumulación. En la mayor parte de los casos, además de la
cristalización del mineral hace falta un mecanismo que produzca un aumento de su concentración que
lo haga explotable. El principal mecanismo es la cristalización fraccionada acompañada de
acumulación preferencial por densidades en la cámara magmática. El caso más extendido de este tipo
corresponde a yacimientos de cromita en rocas máficas y ultramáficas, en los que de nuevo suelen
darse concentraciones interesantes de elementos del grupo del platino.
o Formados por cristalización más acumulación y segregación. El caso más favorable para la
explotación es aquel en el que los minerales metálicos llegan a separarse físicamente del resto del
magma, por mecanismos diversos, fundamentalmente bajo la acción de esfuerzos tectónicos. Algunos
yacimientos de magnetita corresponden a esta tipología.

Yacimientos de inmiscibilidad líquida. Son, como su denominación indica, producto de la segregación a partir de un
magma de dos líquidos: uno silicatado y otro sulfurando. Esto se debe a que a altas temperaturas estos dos componentes
son miscibles, pero al bajar la temperatura, y si la cantidad de componente sulfurado es suficiente, puede producirse la
desmezcla de los dos líquidos. Cuando el volumen de líquido sulfurado es pequeño, la segregación se produce como
gotitas a partir de las cuales se produce la cristalización de los sulfuros, que quedan diseminados dentro del conjunto de
la roca ígnea. Pero si el volumen del líquido sulfurado es suficiente, puede llegar a constituir una bolsada capaz de
migrar independientemente del líquido sulfurado, y cristalizar aparte, dando origen a un verdadero yacimiento.

Desde el punto de vista mineralógico están formados por sulfuros de hierro (pirita, pirrotina), níquel (pentlandita),
cobalto (cobaltina) y cobre (calcopirita, bornita), como minerales más abundantes, a menudos acompañados también de
magnetita. Como elementos en trazas a menudo presentan contenidos interesantes en elementos del grupo del platino, lo
que aumenta el interés económico de estas mineralizaciones. A menudo la segregación son es perfecta, por lo que suelen
presentar ganga de los silicatos formadores de la roca magmática.

Aparecen siempre en relación con rocas intrusivas máficas o ultramáficas, de tipo gabro o peridotita. En unos casos
encajan en la propia roca máfica, y en otros encajan en las rocas del entorno, o en el propio contacto entre la roca
intrusita y el encajante. Suelen constituir bolsadas de volumen variable, alcanzando tonelajes que raramente superan el
millón de toneladas de todo uno.
Ejemplos de mineralizaciones de este tipo serían las de Sudbury en Ontario (Canadá), Norilsk en Rusia, o las
recientemente descubiertas entre Badajoz y Huelva (Aguas Blancas).

Yacimientos formados por cristalización simple. La cristalización directa de minerales de interés económico a partir de
un magma solo genera un yacimiento cuando ese mineral tiene un valor económico extremadamente alto, puesto que el
mineral queda disperso en el conjunto de la roca, y su extracción presenta un coste muy alto. Es por ello que solamente
se consideren dentro de este grupo los yacimientos de diamantes, cuyo valor justifica la explotación de rocas con
contenidos en el mineral de escasos kilates por tonelada.

Los yacimientos de diamantes se encuentran albergados por unas rocas muy características, llamada kimberlitas, que
corresponden a rocas volcánicas explosivas de origen muy profundo, que encajan en formaciones por lo general
antiguas, propias de zonas de cratón (NO de Australia, Sudáfrica, África Central, Siberia). En estas zonas las kimberlitas
aparecen como chimeneas profundas y estrechas (diatremas), agrupadas en conjuntos. Por otra parte, no todas las
kimberlitas contienen diamantes.

Yacimientos formados por cristalización más acumulación. En este caso, a la cristalización del mineral sigue una
acumulación preferencial del mismo, normalmente por diferencia de densidad: se trataría de una cristalización
fraccionada de estos minerales de interés minero, concretamente de cromita en los yacimientos más característicos del
grupo: la cromita cristaliza a partir del magma, y por su mayor densidad tiende a hundirse en el fundido, acumulándose
en la parte baja de la cámara magmática.

Las acumulaciones de cromita que constituyen este tipo de yacimientos corresponden a bolsadas (pods en su
denominación en inglés) con dimensiones métricas o decamétricas, que aparecen más o menos concentradas en
localidades dentro de un macizo intrusivo por lo general máfico (gabros, peridotitas). En estas bolsadas o pods la
cromita es el mineral más abundante, y puede estar acompañada por otras menas como la magnetita, o por los silicatos
formadores del conjunto de la roca (olivino, piroxenos). A menudo estas concentraciones de cromita contienen también
concentraciones de interés de elementos del grupo del platino.

Pertenecen a este tipo los yacimientos del Complejo de Bushveld (Sudáfrica), o el denominado Gran Dique de Rodesia
(Zimbabwe).

Yacimientos formados por cristalización más acumulación y segregación. Los minerales menos valiosos que se originan
a partir de la cristalización del magma necesitan un proceso aún más efectivo de concentración, que produzca un
yacimiento explotable por tener suficiente volumen y contenidos. La magnetita, el apatito, o la ilmenita cristalizan a
partir de prácticamente cualquier magma, y si son suficientemente abundantes pueden llegar a concentrarse por
cristalización fraccionada, dando lugar a masas pequeñas, que alcanzar sus mejores características desde el punto de
vista de su posible explotación minera cuando además son segregadas del conjunto magmático. Esta segregación origina
bolsadas o rellenos de fracturas dentro de la propia roca intrusiva o en su encajante, en las que el mineral de interés
aparece fuertemente concentrado, y con volumen suficiente como para constituir masas de gran tonelaje.

Algunos ejemplos de este tipo de yacimientos son los de magnetita de Kiruna (Suecia), o los de apatito de la Península
de Kola (Rusia), o los de ilmenita de Columbia Británica.

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