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Marta Morineau PDF
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EL DERECHO COMPARADO
Marta MORINEAU
1. Historia
1
Zweigert, Konrad y Kötz, Hein, An Introduction to Comparative Law, 2a. ed., Gran
Bretaña, North-Holland Publishing Company, 1992, p. 48.
XVII
XVIII MARTA MORINEAU
2
David, René, Los grandes sistemas jurídicos contemporáneos, Madrid, Aguilar, 1973,
p. 3.
3
Morineau, Marta, Una introducción al Common Law, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, 2001, pp. 13-15.
4
David, René, op. cit., nota 2, p. 4.
5
Idem.
EL DERECHO COMPARADO XIX
6
Ibidem, p. 9.
7
Gutteridge, H. C., Comparative Law. An Introduction to the Comparative Method of
Legal Study & Research, Cambridge, Cambridge University Press, 1946, p. 1.
XX MARTA MORINEAU
8
Idem.
9
Ibidem, pp. 8-10.
EL DERECHO COMPARADO XXI
10
Cruz, Peter de, Comparative Law in a Changing World, 2a. ed., Londres, Cavendish
Publishing Limited, 1995, p. V.
11
Zweigert, Konrad y Kötz, Hein, op. cit., nota 1, p. 2.
12
Fix-Zamudio, Héctor, “La modernización de los estudios jurídicos comparativos”,
Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, UNAM, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, 1989, p. 65.
XXII MARTA MORINEAU
cer, apreciar y valorar más certeramente su derecho, esta tarea se verá agi-
lizada con la utilización del método comparativo; constituyendo éste un
instrumento indispensable para llevar a cabo la renovación de la ciencia
jurídica, a la vez que nos permitirá conocer mejor, profundizar y compren-
der el derecho propio.
Según René David, el papel del derecho comparado es parecido al de la
historia; dándole al estudioso del derecho nacional la perspectiva necesa-
ria para tener una visión adecuada de los puntos fundamentales y la evolu-
ción de su derecho, y permitiéndole, por otro lado, un planteamiento más
exacto de los posibles problemas que se presenten, para lograr una mejor
solución a las cuestiones jurídicas que se deban resolver.
No se puede hablar de una cultura jurídica sobre la base exclusiva del
derecho nacional.
Pretender limitar la ciencia jurídica a fronteras nacionales y querer ex-
ponerla o perfeccionarla sin tomar en cuenta, tanto la teoría como las prác-
ticas extranjeras, es limitar la potencialidad del jurista, puesto que el derecho
nacional, y más hoy en día, está influenciado tanto por fenómenos y cir-
cunstancias internas, como externas.
El conocimiento de otros derechos; la unificación de derechos.13 El dis-
tinguido profesor de la Universidad de Edimburgo, Alan Watson, cuando
busca la naturaleza del derecho comparado, comienza por decir lo que no es
y enuncia sus diferencias con otras disciplinas académicas.
Para empezar, el derecho comparado no consiste en el estudio de un
sistema jurídico extranjero o de alguno de sus elementos.
En segundo lugar, un recuento elemental de varios sistemas legales o de
varias “familias”14 jurídicas no es el objetivo propio del derecho compara-
do como disciplina académica autónoma, ya que tal descripción carece de
contenido intelectual.
En tercer lugar, Watson agrega que el derecho comparado no debe limi-
tarse meramente a establecer comparaciones. De tal forma, si uno concep-
tualiza al derecho comparado como una disciplina intelectual, hay que con-
siderar que su alcance rebasa el estudio de un derecho extranjero con el fin
13
David, René y Jauffret-Spinosi, Camille, Les grands systèmes de droit contemporains,
11a. ed., París, Dalloz, 2002, pp. 4-8.
14
Watson, Alan, Legal Transplants. An Approach to Comparative Law, 2a. ed., Ate-
nas, The University of Georgia Press, 1993, p. 4.
EL DERECHO COMPARADO XXIII
Estos dos elementos —historia y filosofía del derecho— que se derivan del
estudio de las relaciones entre sistemas jurídicos, son los ingredientes esen-
ciales del derecho comparado, como disciplina intelectual autónoma, por
derecho propio, además de que, la importancia de la historia de las normas
jurídicas, ha sido reconocida, desde hace tiempo, por los comparatistas. 15
15
Ibidem, p. 7.
XXIV MARTA MORINEAU
En segundo lugar, la relación interna, que debe considerar que las simi-
litudes entre los pueblos y su desarrollo no dependen solamente de sus
posibles contactos históricos, sino de las relaciones espirituales y psicoló-
gicas entre dos grupos sociales diferentes.
Por último, la relación que existe entre los modelos de desarrollo teóri-
co, que se basa en la noción de los que creen que todos los sistemas jurídi-
cos, en su inicio, y ulterior desarrollo, atravesaron por las mismas o parecidas
fases de evolución.16
Sin embargo, Watson aclara que es imposible generalizar en cuanto a la
presencia de esta última relación, sin desconocer que pueda existir entre
algunos sistemas jurídicos tempranos.
Resumiendo lo anterior, el autor señala que el derecho comparado como
disciplina académica autónoma, se refiere al estudio de las relaciones, so-
bre todo la relación histórica, que puedan existir entre los sistemas jurídi-
cos o entre las normas de más de un sistema.
Watson piensa que es importante delimitar el campo de acción del dere-
cho comparado, tal como se ha hecho con la lingüística comparada, por
ejemplo.
Aunque Watson considera que los estudios comparativos deben referir-
se a las similitudes y diferencias en el contexto de una relación histórica,
destaca también que el conocimiento de un sistema jurídico extranjero puede
ser muy valioso, tanto desde un punto de vista académico, como desde el
lado práctico.
Un ejemplo del primer caso puede ser el hecho de que un investigador
llegue a conclusiones específicas sobre el desarrollo de un sistema y pueda
confirmar la posibilidad de la existencia de ese desarrollo al comprobar
que un desenvolvimiento jurídico parecido ocurrió en otro lugar.17
El valor práctico se manifiesta cuando los encargados de modificar su
derecho, para mejorarlo, lo hagan a través de soluciones adoptadas por
otros sistemas. Nuestro autor agrega, además, que no es necesario que la
16
Ibidem, pp. 7-9.
17
Ibidem, p. 9.
EL DERECHO COMPARADO XXV
18
Ibidem, pp. 16-20.
EL DERECHO COMPARADO XXVII
Existen en el campo del derecho, al igual que en las demás ciencias, catego-
rías generales que sobresalen por encima de la gran variedad de los dere-
chos particulares; en dichas categorías, cuyo número es limitado, nos es
posible agrupar los diferentes derechos. Del mismo modo que el teólogo o
el especialista en ciencia política acepta la existencia de ciertos tipos en la
realidad religiosa (cristianismo, islamismo, budismo, fetichismo) o entre
los diversos regímenes políticos (monarquía, oligarquía, democracia parla-
mentaria o presidencialista), también el comparativista puede clasificar los
diferentes sistemas jurídicos reduciéndolos a ciertos tipos. 19
Por otro lado, es importante destacar que cuando los especialistas re-
únen a los derechos nacionales en grupos más amplios, que constituyen las
familias jurídicas, la tarea es arbitraria y subjetiva, y aunque los autores
generalmente coinciden cuando señalan el contenido de los diferentes gru-
pos, también se encuentran diferencias entre ellos. Al respecto, René Da-
vid se expresa con las siguientes palabras: “En las ciencias sociales no se
puede aspirar a la precisión matemática”.20
1. Terminología
A. Familias jurídicas
19
David, René, op. cit., nota 2, p. 10.
20
Ibidem, p. 13.
21
David, René y Jauffret-Spinosi, Camille, op. cit., nota 13.
XXVIII MARTA MORINEAU
clase a los derechos nacionales que tengan algún parentesco, utilizan en-
tonces el nombre de familias de derechos.22
Para el establecimiento de estas familias, los profesores franceses to-
man como base esencial la estructura del derecho, esto es, su división en
diferentes ramas; las fuentes de creación del derecho, en cada una de las
familias, su jerarquización y también el concepto que adoptan de la norma
jurídica. Distinguen las siguientes familias.
a. Familia romano-germánica
22
Ibidem, p. 15.
23
Ibidem, p. 17.
24
En esta tesis se utiliza el nombre de familia romano-canónica por considerar que el
derecho canónico, junto con el derecho romano son los dos elementos formativos más
importantes de esta familia.
EL DERECHO COMPARADO XXIX
25
David, René y Jauffret-Spinosi, Camille, op. cit., nota 13, p. 221.
26
Ibidem, p. 19.
27
Ibidem, pp. 347-466.
XXX MARTA MORINEAU
28
Ibidem, p. 373.
29
Ibidem, p. 375.
XXXII MARTA MORINEAU
30
Morineau, Marta, op. cit., nota 3, p. 53.
31
Ibidem, p. 54.
EL DERECHO COMPARADO XXXIII
32
David, René y Jauffret-Spinosi, Camilla, op. cit., nota 13, p. 447.
33
Zweigert, Honrad y Kötz, Hein, op. cit., nota 1, p. 63.
34
Ibidem, p. 63.
35
Ibidem, p. 69.
XXXVI MARTA MORINEAU
36
Ibidem, pp. 76-136.
37
Para el estudio de esta institución Zweigert y Kötz remiten al lector a la 1a. ed. de su
libro.
38
Jean-Étienne-Marie Portalis, uno de los juristas más famosos de su tiempo y tam-
bién uno de los redactores del Código Civil francés, nació en Le Beausset, Provenza, en
1746 y murió en París, en 1807.
39
Zweigert, Konrad y Kötz, Hein, op. cit., nota 1, p. 89.
EL DERECHO COMPARADO XXXVII
40
Ibidem, p. 140.
41
Ibidem, p. 141.
XXXVIII MARTA MORINEAU
42
Zweigert, Konrad y Kötz, Hein, op. cit., nota 37.
43
Idem.
44
Documento redactado por las partes en un juicio, en el que se hacían constar la
pretensión del actor y la defensa del demandado, y que era la base sobre la que el juez
dictaría sentencia. En su edicto, el pretor comunicaba las distintas fórmulas que se po-
drían utilizar en su tribunal.
45
No hay un equivalente exacto de la palabra writ en español. Se ha traducido como
mandamiento, auto, decreto, escrito, orden, proveído o mandato.
EL DERECHO COMPARADO XXXIX
46
Zweigert, Konrad y Kötz, Hein, op. cit., nota 1, p. 193.
47
Ibidem, p. 287.
XL MARTA MORINEAU
Les parece aún más difícil, incluir a la familia nórdica dentro de la fami-
lia romano-canónica, por más que tengan una cercana relación. Agregan
que la gran familia romano-canónica incluye a los derechos de la Europa
continental que fueron influenciados, en mayor o menor medida, por el dere-
cho romano y que tradicionalmente han sistematizado sus derechos con base
en la ley y códigos comprensivos de las diferentes ramas jurídicas.
Añaden que el rol del derecho romano en el desarrollo de los derechos
escandinavos fue muy limitado, sobre todo si los comparamos con Alema-
nia; además, los países nórdicos no cuentan con códigos como los códigos
civiles alemán y francés. No obstante, que ambas familias muestren ras-
gos estilísticos comunes, que permitirían asimilar a los países nórdicos
dentro de la familia romanista, los autores que se analizan, prefieren ubi-
carlos como una familia jurídica especial, al lado de las familias jurídicas
romanista y germánica.48
Históricamente el derecho de los países nórdicos se basó en los dere-
chos germánicos, aunque con algunas especificidades dentro de los dife-
rentes territorios.
Durante los siglos XVII y XVIII el derecho fue codificado tanto en
Dinamarca, como en Suecia. De esta manera se logró la unificación del
derecho privado, y de los derechos penal y procesal.
Aunque el derecho de los países nórdicos no tuvo el mismo desenvolvi-
miento histórico, no se puede negar que haya tenido relaciones con los de
otros países de Europa continental.
Especialmente Suecia, que después de la Guerra de los Treinta Años, se
convirtió en una gran potencia, tuvo también una importante presencia en
la política del Continente, y en el siglo XVII tuvo también un estrecho
contacto con la ciencia jurídica de los otros países europeos.
Años después, la codificación napoleónica influyó en el derecho escan-
dinavo, sobre todo en las áreas del derecho familiar y sucesorio.
Sin embargo, la existencia de un pasado cultural e histórico común y el
incremento de las relaciones comerciales, fueron las causas por las que
desde finales del siglo XVIII los países nórdicos iniciaran un proceso de
cooperación en el ámbito legislativo.
Se logró la unificación del derecho que regula los instrumentos nego-
ciables, marcas y patentes, registros mercantiles, sociedades y el derecho
marítimo.
48
Idem.
EL DERECHO COMPARADO XLI
Tras afirmar que después del desmembramiento del bloque de los países
socialistas en Europa, la mera existencia de un derecho socialista es cues-
tionable, los autores que se comentan, sostienen que todavía es difícil pre-
decir si “la familia jurídica socialista está muerta y enterrada”.51 Por ello,
consideraron conveniente analizar los principios básicos del marxismo-
leninismo, el papel que el derecho desempeña en esta teoría y sus
implicaciones en relación con la práctica profesional y la economía.52
Consideran que quien quiera conocer el papel que el derecho representa
en los países socialistas, debe conocer el concepto de “legalidad socialis-
ta”.53 Se ha dicho que el marxismo-leninismo considera que el desenvolvi-
miento social sigue determinados objetivos y leyes naturales ineluctables.
Estas leyes pueden ser demostradas científicamente, conforme un grupo
social se aparta del capitalismo y se acerca primero al socialismo y des-
pués al comunismo. A la cabeza del proceso se encuentra el Partido Comu-
nista, cuyos líderes tienen la capacidad para evaluar su desarrollo. Como el
derecho debe apegarse a la “legalidad socialista”, debe estar en armonía
con los objetivos del desarrollo social, según lo establezca el Partido.
49
Ibidem, p. 293.
50
Ibidem, p. 295.
51
Ibidem, p. 297.
52
Ibidem, p. 299.
53
Ibidem, p. 300.
XLII MARTA MORINEAU
B. Tradiciones jurídicas
La denominación de familias jurídicas o familias de derechos, señalada
en el apartado anterior, no es generalmente aceptada por los comparatistas
de los países anglosajones, así, por ejemplo, John Henry Merryman utiliza
el término de tradición jurídica y al respecto señala:
Una tradición jurídica, como el término lo indica, no es un conjunto de
normas jurídicas acerca de contratos, de asociaciones y delitos, aunque ta-
les normas serán casi siempre en cierto sentido un reflejo de esa tradición.
Son más bien un conjunto de actitudes profundamente arraigadas y condi-
cionadas históricamente acerca de la naturaleza de la ley, acerca de la fun-
ción del derecho en la sociedad y en la forma de gobierno, acerca de la
organización y operación apropiadas de un sistema jurídico y acerca del
modo como el derecho debe crearse, aplicarse, estudiarse, perfeccionarse y
enseñarse. La tradición jurídica relaciona el sistema jurídico con la cultura
de la cual es una expresión parcial. Coloca al sistema jurídico dentro del
ámbito cultural.54
54
Merryman, John Henry, La tradición jurídica romano-canónica, México, Fondo de
Cultura Económica, 1971, p. 15.
EL DERECHO COMPARADO XLIII
III. BIBLIOGRAFÍA
55
Merryman, John Henry, La tradición jurídica romano-canónica, 2a. ed., México,
Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 15.
56
Cruz, Peter de, op. cit., nota 10, p. 31.
57
Idem.
XLIV MARTA MORINEAU