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AMÉRICA SIN NOMBRE

AMÉRICA SIN NOMBRE es el Boletín anual de la Unidad de Inves-


tigación de la Universidad de Alicante: «Recuperaciones del mundo
precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano» (Pro-
yectos MEC/HUM 2005-04177/FILO y MCIFFI2008-03271/
FILO). Este número ha sido publicado por el programa de finan-
ciación de revistas del Vicerrectorado de Investigación, Desarrollo
e Innovación de la UA. Boletín de la Unidad de Investigación de la
Director: José Carlos Rovira (Universidad de Alicante) Universidad de Alicante: «Recuperaciones del mundo
Subdirectora: Carmen Alemany Bay (Universidad de Alicante) precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano»
Secretaria académica: Remedios Mataix Azuar (Universidad de Alicante)
Nos 11-12, diciembre de 2008 - 11 €
Secretaria administrativa: Claudia Comes Peña (Universidad de Alicante)

Consejo editorial:
Beatriz Aracil Varón (Coordinación general) (Universidad de Alicante)
Miguel Ángel Auladell Pérez (Universidad de Alicante)
Eduardo Becerra Grande (Universidad Autónoma de Madrid)
Helena Establier Pérez (Universidad de Alicante)
Teodosio Fernández Rodríguez (Universidad Autónoma de Madrid)
José Mª Ferri Coll (Universidad de Alicante)
Virginia Gil Amate (Universidad de Oviedo)
Mar Langa Pizarro (Universidad de Alicante)
Rosa María Grillo (Universidad de Salerno)
Ramón Lloréns García (Universidad de Alicante)
Francisco José López Alfonso (Universidad de Valencia)
Sonia Mattalía (Universidad de Valencia)
Pedro Mendiola Oñate (Universidad de Alicante)
Francisco Javier Mora Contreras (Universidad de Alicante)
Ramiro Muñoz Haedo (Universidad de Alicante)
Ángel Luis Prieto de Paula (Universidad de Alicante)
José Rovira Collado (Universidad de Alicante)
Mónica Ruiz Bañuls (Universidad de Alicante)
Eduardo San José Vázquez (Universidad de Oviedo)
Francisco Tovar Blanco (Universidad de Lleida)
Eva María Valero Juan (Universidad de Alicante)
Abel Villaverde Pérez (Universidad de Alicante)

Comité científico:
Mª Ángeles Ayala Aracil (Universidad de Alicante)
Giuseppe Bellini (Universidad de Milán)
Trinidad Barrera (Universidad de Sevilla)
Guillermo Carnero Arbat (Universidad de Alicante)
Fortino Corral Rodríguez (Universidad de Sonora)
Óscar Armando García Gutiérrez (Universidad Nacional Autónoma de México)
Margo Glantz (Universidad Nacional Autónoma de México)
Aurelio González (El Colegio de México)
Mercedes López-Baralt (Universidad de Puerto Rico)
Miguel Ángel Lozano Marco (Universidad de Alicante)
María Águeda Méndez (El Colegio de México)
Daniel Meyran (Universidad de Perpignan)
Nelson Osorio Tejeda (Universidad de Santiago de Chile)
Rocío Oviedo Pérez de Tudela (Universidad Complutense)
Rita Plancarte Martínez (Universidad de Sonora)
Juan Antonio Ríos Carratalá (Universidad de Alicante)
Enrique Rubio Cremades (Universidad de Alicante)
Carmen Ruiz Barrionuevo (Universidad de Salamanca)

Colaboradores:
José Ramón Albarrán, David García Vergara, Connie Marchante Sáez, Francis-
co Mollá Ruiz, Elena Pellús Pérez, Rafael Sellers Espasa, Paola Madrid Mocte-
zuma, Víctor Manuel Sanchís Amuat.

Foto portada:
Imagen reciente de Elena Poniatowska.

Este boletín está asociado a la actividad del CENTRO DE ESTUDIOS IBERO-


AMERICANOS «MARIO BENEDETTI»

ISSN: 1577-3442
Depósito Legal: MU-2335-1999
Composición e impresión: COMPOBELL, S.L. Murcia

ARBITRAJE: Los trabajos recibidos serán sometidos a arbitraje especializado y anónimo. Los dos próximos números se anuncian cada vez en la cubierta posterior
de la revista. Las normas de colaboración y de presentación de originales están publicadas junto a la edición electrónica en:
www.ua.es/grupo/literatura-hispanoamericana/menu/publicaciones_revistas.html
AMÉRICA SIN NOMBRE
sumario
José Carlos Rovira 3 Dedicatoria a Elena Poniatowska
Rocío Oviedo Pérez de Tudela 5 Presentación

LA VOZ DE LOS CREADORES

Bárbara Jacobs 11 El aparato luminiscente


Álvaro Mutis 15 Unas palabras para Elena
José Emilio Pacheco 17 Tres sonetos a Elena Poniatowska ante el primer tomo de sus Obras Reunidas
Rocío Oviedo 18 Dama de Laguna

AMIGOS Y CRÍTICOS

María C. Albin 21 El Bildungsroman femenino en Hasta no verte Jesús mío de Elena Poniatowska
Rosario Alonso Martín 29 La sorprendente parodia teatral de Elena Poniatowska: Me lees y te leo
Gabriella de Beer 42 Biografía, autobiografía y ficción: el caso de Elena Poniatowska y Nellie Campobello
Vittoria Borsò 49 Elena Poniatowska, autobiografía y tecnología(s) del yo: la escritura como resistencia y
forma de vida
Pablo Brescia 59 «Siento que también yo podría borrarme con facilidad»: epistolaridad y constitución
del(os) sujeto(s) en Querido Diego, te abraza Quiela
Juan Bruce-Novoa 70 Elena Poniatowska y la Generación de Medio Siglo. Lilus, Jesusa, Angelina, Tina … y
la errancia sin fin
María Caballero 79 La Flor de Lis
Aurora Camacho de Schmidt 87 Revelaciones: los textos fotográficos de Elena Poniatowska
Vicente Cervera Salinas 94 Elena Poniatowska y la polifonía nocturna de Tlatelolco
Linda Egan 101 De la «muerte florida» al activismo civil: Elena Poniatowska rompe el fuerte silencio
ancestral
Oswaldo Estrada 113 Ciclos represivos y conflictos de identidad en las crónicas de Elena Poniatowska
Julio Ortega 123 La rara poética de la veracidad
Claudia Parodi 127 México álgido, las voces de la resistencia en la ciudad: La noche de Tlatelolco, Nada,
nadie y Amanecer en el Zócalo
Liliana Pedroza 133 La múltiple mirada. El cuento y los personajes femeninos en Elena Poniatowska
Gilberto Prado Galán 138 Querido Diego, te abraza Quiela. Pliegues y repliegues del amor intransitivo
Alicia Rueda-Acedo 141 De la mirada al texto: la entrevista literaria de Elena Poniatowska
Silvana Serafín 148 La piel del cielo: desestructuración del arquetipo femenino patriarcal
Evangelina Soltero Sánchez 156 Apunten, disparen, flash: Elena Poniatowska / Víctor Casasola y Manuel Álvarez
Bravo
José Ignacio Uzquiza 163 Encuentros con Elena Poniatowska
Marta Herrero Gil 166 Bio-bibliografía de y sobre Elena Poniatowska Amor
e Isabel Díez Ménguez
AMÉRICA SIN NOMBRE
Dedicatoria a Elena Poniatowska
José Carlos Rovira
Director

Conocí a Elena Poniatowska, la mejor novelista mexicana contemporánea, en una situación


divertida: yo había propuesto, a ella y a Mario Benedetti, como candidatos al Premio Cervantes
2004, y Elena había sido nombrada también miembro del jurado, con lo que su primer acto tuvo que
ser la renuncia a la candidatura. Sentada a mi lado durante el tiempo de las deliberaciones, caídas en
las votaciones todas las mujeres que habían sido presentadas, en un descanso, tuve una intervención
inoportuna de las que cada vez más me gusta hacer: llamé la atención sobre los pocos premios Cer-
vantes que se han otorgado a mujeres –en 30 años y treinta y un premios, sólo a dos– y conté que un
hijo mío me había pedido que propusiera al Ministerio de Cultura la creación de un premio «Dulci-
nea del Toboso» en el que a lo mejor se premiaba a alguna escritora...
Nos reímos esa noche en una cena en la que conocía por fin a una mujer a la que llevaba mucho
tiempo leyendo. Elena tiene 76 años bellísimos, inteligentes, sensibles, frágiles, tímidos. Descubrí su
escritura, no en su faceta de narradora, sino en la de periodista, con un libro revelador, La noche de
Tlatelolco (1969), un ejemplo de literatura testimonial basada en la oralidad y dedicado a una matan-
za que conmovió al mundo desde aquel México que se preparaba para unas Olimpiadas inmediatas,
viviendo la inexplicable molestia de que los estudiantes estaban masivamente en huelga y protestas,
por lo que había que silenciarlos. El 2 de octubre de 1968 los estudiantes, concentrados en la históri-
ca Plaza de Tlatelolco, fueron acribillados por francotiradores y por el ejército regular. Un número
considerable y aún discutido de asesinados, más de un millar de heridos y cinco mil detenidos es el
cálculo aproximativo de una masacre de la que se prohibió informar. Tuvo mala suerte el presidente
Díaz Ordaz de que, entre los heridos, se encontrara la periodista Oriana Fallaci, que desde el hospi-
tal consiguió anunciar la tragedia. Un año después de la misma, Elena Poniatowska realizaba con su
libro la primera recopilación del horror de aquellos días.
Supe después su intensa biografía, que comienza con su nacimiento en Francia en 1932 con el
nombre bautismal de Princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor,
que parece el de seis personas, pero que responde a su condición de descendiente directa de la Casa
Real de Polonia, aunque ella siempre ha confesado que no ha tenido relación con los Poniatowski
polacos, ya que sabían que era una «roja». Con su madre María Dolores Amor se fue a los nueve
años a México y redescubrió aquel país como el suyo, dedicándose inicialmente al periodismo. Las
contraseñas biográficas de su vida y de su descubrimiento de México están en la Mariana de La flor
de lis (1988), una novela con rasgos de su propia vida que recomiendo leer.
Aunque siempre, para empezar con su lectura, sugiero los bellísimos relatos de Lilus Kikus,
publicados en 1954, los sueños de una niña, las fantasías y la imaginación de una protagonista infantil
que hizo escribir a Juan Rulfo: «Todo en este libro es mágico y está lleno de olas de mar o de amor
como el tornasol que sólo se encuentra, tan solo en los ojos de los niños».
Hasta no verte Jesús mío (1969), Querido Diego, te abraza Quiela (1978) Tinísima (1991) –una
biografía novelada de Tina Modotti–; Paseo de la reforma (1997), La piel del cielo –premio Alfaguara
en el 2001–, o la muy reciente El tren pasa primero (2005) son títulos imprescindibles de una gran
escritora sobre la que estoy escribiendo como dedicatoria de este monográfico de América Sin Nom-
bre.
Lo último que he leído de ella, Amanecer en el zócalo (2007), es de nuevo un libro que cons-
truye una crónica, la de los 50 días de agosto y septiembre de 2006, en los que el Zócalo y las calles
adyacentes de la ciudad de México estuvieron ocupados por millares de personas en «plantones»,
para protestar por el presunto fraude electoral que mantuvo a la derecha en el poder. Elena Ponia-
towska ha creado crónicas memorables de México, aparte de excelentes novelas y cuentos: junto a
La noche de Tlateloco, ya mencionada, en Nada, nadie/ las voces del temblor, narró aquel terremoto
del 1985 que destruyó parcialmente el centro de la ciudad. Su técnica periodística es el «collage» de
voces para construir un testimonio; lo ha intentado de nuevo, y junto a las voces, recortes de prensa,
fragmentos de discursos de López Obrador, líder de los millares de personas por entonces «levan-
tados en almas», reflexiones propias y diario de su actividad, forma una taracea compleja de días de
esperanza.
Repaso momentos que viví un día de aquel septiembre cerca de esta mujer que, por las tardes y
hasta el amanecer, convivía con los desposeídos de riqueza y de resultado electoral. El tono de diario
construye intermitencias confesionales: «Aprendí más de esa multitud sobre el amor y la compasión,
el desinterés y la entrega que todo lo aprendido en el mundo de las apariencias», nos dice.
Agradezco a Rocío Oviedo la coordinación de este número.

Noviembre de 2008
Presentación
Rocío Oviedo Pérez de Tudela

Conocí a Elena Poniatowska gracias a la invitación que le cursó el maestro y amigo Sáinz de
Medrano en el curso de verano de El Escorial sobre literatura de mujeres. La amistad que me brindó
se ha consolidado con el tiempo y ha producido una singular admiración que sobrepasa las diferen-
cias y las afinidades, para volcarse en un cariño incondicional, movida y conmovida siempre por sus
continuos detalles y por sus palabras que dejan una huella imborrable en mi corazón.
Hace ya casi dos años José Carlos Rovira me ofreció coordinar este volumen de homenaje,
tarea que ha permanecido en el tiempo gracias al interés de la Universidad de Alicante y a la voluntad
y paciencia del amigo. Un resultado que mucho debe a los colaboradores que han querido poner de
relieve los aspectos más actuales de una escritura que emergió, en tiempos ya lejanos, con la fuerza de
la originalidad y el compromiso.
A lo largo de estos años la tarea de coordinar este volumen me ha brindado la posibilidad
de gratos encuentros con antiguos y nuevos amigos. Entre otros quiero destacar la amabilidad de
Alvaro Mutis, quien me obsequió con un maravilloso café colombiano, y especialmente extensiva a
la disponibilidad y grata acogida de Carmen, y la no menos cariñosa de Micifuz, el gato. Agradezco
la inmediata respuesta de José Emilio Pacheco cuyos poemas, junto con el maravilloso texto de Bár-
bara Jacobs, llevan guardados en el corazón del ordenador cerca de dos años. Y Julio Ortega, con su
ilustrador texto como todos los que convoca su escritura. Las voces de los creadores se suman a las
de los críticos, con los rigurosos textos de Silvana Serafín, siempre cordial amiga y cuya actividad
a favor de la unión entre las dos orillas y de la escritura de mujeres, es constante. Gabriella de Beer
ha indagado con acierto en la literatura de mujeres y envió hace ya casi dos años el texto. Y fue un
placer compartir con Aurora Camacho la amistad de Elena en la Universidad de Brown y asistir a su
excelente ponencia sobre las relaciones con la fotografía en la obra de Elena Poniatowska. Mientras,
desde la península llegaban las colaboraciones de Ignacio Uzquiza, tan entrañable, junto a la mirada
ponderativa de Marita Caballero, la crítica rigurosa de Vicente Cervera, y el análisis documentado y
esclarecedor de Evangelina Soltero, Isabel Díez Mengue y Marta Herrero. Lugar destacado merece el
ensayo sobre una obra tan original y desconocida como Me lees y te leo, analizado por Rosario Alon-
so, amiga de Elena y autora, por otra parte, de la tesis doctoral en torno a su obra y su personalidad.
Las contribuciones mexicanas han tenido un resultado positivo gracias a los esfuerzos de la
Dra. Sara Poot de Herrera, quien se ha encargado de recopilar los textos procedentes del grupo de
investigación UC-Mexicanistas (Borsò, Brescia, Bruce Novoa, Egan, Estrada, Parodi, Rueda, etc).
Trabajos de profundo calado que aportan una nueva luz a la colección de estudios sobre la escritora
mexicana que, como se recoge en la bibliografía, ya mantiene una dilatada trayectoria.
El volumen se orienta sobre todo hacia los temas de mayor actualidad en el estudio de la obra
de Elena Poniatowska, con la salvedad de aquellas contribuciones que son más un recuerdo o una
recreación literaria de ese amplio y variado caleidoscopio que es Elena. El espacio autobiográfico
comparte el pódium con las artes plásticas y, de modo especial con la fotografía, herencia de un arte
que en México ha mantenido un dilatado y excepcional progreso. A su lado caminan las imágenes de
unas mujeres que convocan a hacer viva la palabra de sus relatos.
Madres, hijas, amantes, el mosaico que empedra el suelo de México, se sustenta en el murmullo
tantas veces olvidado de las mujeres. Y Elena las hace hablar para que resurja su mundo, cobre vida y
se haga manifiesto frente a los varones que deambulan, olvidadizos, internados en su propio mundo
como ocurre con El Tren pasa primero o la Quiela-Angelina, o las mujeres que dan vida a ese cielo
que mira ajeno, desde su propia piel.
Como dirá Álvaro Mutis en la entrevista que se transcribe, Elena, o Poni, es una mujer de una
extraordinaria energía. Incansable, imparable, comprometida con todos aquellos que han experimen-
tado el vacío, la pérdida trágica, ya sea por la muerte o por la injusticia social. Su trabajo ha sido salir
a la calle, denunciar, con un inconformismo que ha recibido el reconocimiento del pueblo. La calle
que ella ha recorrido, las plazas como el Zócalo, lugar definitivo de su último testimonio a medio
camino entre la realidad más vívida y la ficción (Amanecer en el Zócalo), donde ha logrado encontrar
un nuevo espacio transformado en virtud de una unidad frente al México colapsado por la indife-
rencia. Es el México solidario el que se hace presente a lo largo de las semanas en las que se colapsa
el centro. Pero es también el del México que se desvanece, lugar donde los sueños se destruyen y la
conquista se disuelve como la lluvia. Queda, sin embargo el reconocimiento a su actuación desinte-
resada, hombres y mujeres que la paran por la calle, «Estamos con usted, señora Elena». Es la señora,
la madre que lucha, la que les ha dado su voz y se ha alzado como una figura agigantada en la que los
desfavorecidos encuentran un eco, mientras ella, la señora, repite, lírica y ciegamente su desvalido y
al tiempo austero desprendimiento. Es el mensaje de una mujer de cultura dual, Europa y América
unidas, que esgrime una literatura emergente a través de una voz a su vez mestiza: denuncia real del
periodismo, avalada por la ficción de un sueño. Inconquistable y conquistada, dulce e irónica, amiga
y enemiga, en lucha constante, dialéctica vivida de una forma irreconciliable ¿Hibridismo, heteroge-
neidad? Elena busca siempre un imposible mestizaje. Aquel que ha sentido vivir en su madre, que la
serenaba, que la colmaba. Su familia, sus hermanos, conciliación y desarraigo. Es extraña al mundo
en el que vive, en el que todavía sigue buscando su lugar.
Sigue la huella, la sombra que han dejado al paso predecesoras, como Elena Vicario, como
Rosario Castellanos. En ellas funda su palabra, ruptura del canon establecido, para vomitar el dolor
en el habla cortada de su soldadera, Jesusa Palancares, que lo ha vivido todo, que lo ha bebido todo y
cuya recompensa ha caído en le olvido de los desheredados. Es su autodefensa de esas mujeres rotas
por los hombres, a los que incompresiblemente aman. Esclavizadas, siervas, como Jesusa y su extraña
relación con su padre, con su hijo. Doblegadas sobre el trabajo que acogen con tremendo fatalismo.
Dibuja un mosaico de protagonistas que coinciden en el eje común de la incomprensión.
Pero son las mujeres que se organizan desde La noche de Tlatelolco a Amanecer en el Zocalo,
o Nada, nadie, las voces del temblor. Sus heroínas son paradigmáticos espejos en los que se mira a
diario para afirmarse. Desnuda de máscara a la historia y la desnuda de su maquillaje, para hacernos
enfrentar otra realidad, la que ella contempla desde el caleidoscopio de su casa de Chimalistac, para-
dójicamente frente por frente de la Iglesia, como retrata el dibujo de ese hermoso libro infantil, Boda
en Chimalistac.
No se resigna a la condición servil de tantas mujeres, de los olvidados, los desvalidos que
transitan por México, en busca de un trabajo, desarraigadas (Luz y luna, las lunitas), con una his-
toria cargada como costal a la espalda. Trata de solucionar mediante su palabra la justicia olvidada
que ella trata de reponer. Es heredera del espíritu revolucionario de esas mismas soldaderas que
retrata desde su escritura ficcional más temprana: Jesusa (Hasta no verte Jesús mío) y ella tienen
más de un punto en común. Elena y Jesusa se solapan en el texto, igual que Lilus Kius, la Flor
de Lis, Gaby Grimmer, Tina Modotti, Quiela, o los propios recuerdos de Paula Amor (No me
olvides). Es medularmente autobiográfica al tiempo que reivindica el mundo indígena, la herencia
de la raza, desde modelos como Rosario Castellanos. Refleja una literatura en la que el espacio
de México es su espacio y su sintonía. Su intención ha sido hacer enrojecer hasta la punta de las
sandalias a una sociedad aparentemente frívola o falaz, hipócrita. Y lo hace sin contemplaciones,
desde una postura que extrema los planteamientos, desde la revolución. Su actitud es la misma que
vemos en aquellas mujeres de la independencia que se presentaron a Bolívar como voluntarias para
combatir.
Sus mujeres se desgarran entre las manos de la sociedad, se brindan asombradas a los estertores
de un terremoto o soliviantan la libido de los varones (De noche vienes). Pero son también las que
marchan al lado de sus hombres, las que les cobijan y les protegen como Jesusa, como Tina, pero
también son las terriblemente abandonadas, las desconocidas. O las que se rebelan contra el destino
como Gaby Grimmer, que no se resigna a verse confinada en una silla de ruedas. Las mujeres son
también su madre, Paula Amor, la mujer luz, manzano arraigado y protector de su hija manzana.
Respuesta a la interrogación de los inquietos y bellos ojos de Elena.
Su trayecto transita por la angustia y la melancolía profunda en sus poemas Rondas de la niña
mala, negatividad que es un guiño y es conciencia de su rebeldía. Es un deseo de encontrar respues-
tas, y al tiempo es negación previa a aceptarlas. Criolla hasta la médula, vive en ella la simbiosis de la
cultura. Plena tensión dialéctica que no encuentra jamás reposo.
La voz de los creadores
AMÉRICA SIN NOMBRE
Dedicatoria a Elena Poniatowska
José Carlos Rovira
Director

Conocí a Elena Poniatowska, la mejor novelista mexicana contemporánea, en una situación


divertida: yo había propuesto, a ella y a Mario Benedetti, como candidatos al Premio Cervantes
2004, y Elena había sido nombrada también miembro del jurado, con lo que su primer acto tuvo que
ser la renuncia a la candidatura. Sentada a mi lado durante el tiempo de las deliberaciones, caídas en
las votaciones todas las mujeres que habían sido presentadas, en un descanso, tuve una intervención
inoportuna de las que cada vez más me gusta hacer: llamé la atención sobre los pocos premios Cer-
vantes que se han otorgado a mujeres –en 30 años y treinta y un premios, sólo a dos– y conté que un
hijo mío me había pedido que propusiera al Ministerio de Cultura la creación de un premio «Dulci-
nea del Toboso» en el que a lo mejor se premiaba a alguna escritora...
Nos reímos esa noche en una cena en la que conocía por fin a una mujer a la que llevaba mucho
tiempo leyendo. Elena tiene 76 años bellísimos, inteligentes, sensibles, frágiles, tímidos. Descubrí su
escritura, no en su faceta de narradora, sino en la de periodista, con un libro revelador, La noche de
Tlatelolco (1969), un ejemplo de literatura testimonial basada en la oralidad y dedicado a una matan-
za que conmovió al mundo desde aquel México que se preparaba para unas Olimpiadas inmediatas,
viviendo la inexplicable molestia de que los estudiantes estaban masivamente en huelga y protestas,
por lo que había que silenciarlos. El 2 de octubre de 1968 los estudiantes, concentrados en la históri-
ca Plaza de Tlatelolco, fueron acribillados por francotiradores y por el ejército regular. Un número
considerable y aún discutido de asesinados, más de un millar de heridos y cinco mil detenidos es el
cálculo aproximativo de una masacre de la que se prohibió informar. Tuvo mala suerte el presidente
Díaz Ordaz de que, entre los heridos, se encontrara la periodista Oriana Fallaci, que desde el hospi-
tal consiguió anunciar la tragedia. Un año después de la misma, Elena Poniatowska realizaba con su
libro la primera recopilación del horror de aquellos días.
Supe después su intensa biografía, que comienza con su nacimiento en Francia en 1932 con el
nombre bautismal de Princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor,
que parece el de seis personas, pero que responde a su condición de descendiente directa de la Casa
Real de Polonia, aunque ella siempre ha confesado que no ha tenido relación con los Poniatowski
polacos, ya que sabían que era una «roja». Con su madre María Dolores Amor se fue a los nueve
años a México y redescubrió aquel país como el suyo, dedicándose inicialmente al periodismo. Las
contraseñas biográficas de su vida y de su descubrimiento de México están en la Mariana de La flor
de lis (1988), una novela con rasgos de su propia vida que recomiendo leer.
Aunque siempre, para empezar con su lectura, sugiero los bellísimos relatos de Lilus Kikus,
publicados en 1954, los sueños de una niña, las fantasías y la imaginación de una protagonista infantil
que hizo escribir a Juan Rulfo: «Todo en este libro es mágico y está lleno de olas de mar o de amor
como el tornasol que sólo se encuentra, tan solo en los ojos de los niños».
Hasta no verte Jesús mío (1969), Querido Diego, te abraza Quiela (1978) Tinísima (1991) –una
biografía novelada de Tina Modotti–; Paseo de la reforma (1997), La piel del cielo –premio Alfaguara
en el 2001–, o la muy reciente El tren pasa primero (2005) son títulos imprescindibles de una gran
escritora sobre la que estoy escribiendo como dedicatoria de este monográfico de América Sin Nom-
bre.
Lo último que he leído de ella, Amanecer en el zócalo (2007), es de nuevo un libro que cons-
truye una crónica, la de los 50 días de agosto y septiembre de 2006, en los que el Zócalo y las calles
adyacentes de la ciudad de México estuvieron ocupados por millares de personas en «plantones»,
para protestar por el presunto fraude electoral que mantuvo a la derecha en el poder. Elena Ponia-
towska ha creado crónicas memorables de México, aparte de excelentes novelas y cuentos: junto a
La noche de Tlateloco, ya mencionada, en Nada, nadie/ las voces del temblor, narró aquel terremoto
del 1985 que destruyó parcialmente el centro de la ciudad. Su técnica periodística es el «collage» de
voces para construir un testimonio; lo ha intentado de nuevo, y junto a las voces, recortes de prensa,
fragmentos de discursos de López Obrador, líder de los millares de personas por entonces «levan-
tados en almas», reflexiones propias y diario de su actividad, forma una taracea compleja de días de
esperanza.
Repaso momentos que viví un día de aquel septiembre cerca de esta mujer que, por las tardes y
hasta el amanecer, convivía con los desposeídos de riqueza y de resultado electoral. El tono de diario
construye intermitencias confesionales: «Aprendí más de esa multitud sobre el amor y la compasión,
el desinterés y la entrega que todo lo aprendido en el mundo de las apariencias», nos dice.
Agradezco a Rocío Oviedo la coordinación de este número.

Noviembre de 2008
Presentación
Rocío Oviedo Pérez de Tudela

Conocí a Elena Poniatowska gracias a la invitación que le cursó el maestro y amigo Sáinz de
Medrano en el curso de verano de El Escorial sobre literatura de mujeres. La amistad que me brindó
se ha consolidado con el tiempo y ha producido una singular admiración que sobrepasa las diferen-
cias y las afinidades, para volcarse en un cariño incondicional, movida y conmovida siempre por sus
continuos detalles y por sus palabras que dejan una huella imborrable en mi corazón.
Hace ya casi dos años José Carlos Rovira me ofreció coordinar este volumen de homenaje,
tarea que ha permanecido en el tiempo gracias al interés de la Universidad de Alicante y a la voluntad
y paciencia del amigo. Un resultado que mucho debe a los colaboradores que han querido poner de
relieve los aspectos más actuales de una escritura que emergió, en tiempos ya lejanos, con la fuerza de
la originalidad y el compromiso.
A lo largo de estos años la tarea de coordinar este volumen me ha brindado la posibilidad
de gratos encuentros con antiguos y nuevos amigos. Entre otros quiero destacar la amabilidad de
Alvaro Mutis, quien me obsequió con un maravilloso café colombiano, y especialmente extensiva a
la disponibilidad y grata acogida de Carmen, y la no menos cariñosa de Micifuz, el gato. Agradezco
la inmediata respuesta de José Emilio Pacheco cuyos poemas, junto con el maravilloso texto de Bár-
bara Jacobs, llevan guardados en el corazón del ordenador cerca de dos años. Y Julio Ortega, con su
ilustrador texto como todos los que convoca su escritura. Las voces de los creadores se suman a las
de los críticos, con los rigurosos textos de Silvana Serafín, siempre cordial amiga y cuya actividad
a favor de la unión entre las dos orillas y de la escritura de mujeres, es constante. Gabriella de Beer
ha indagado con acierto en la literatura de mujeres y envió hace ya casi dos años el texto. Y fue un
placer compartir con Aurora Camacho la amistad de Elena en la Universidad de Brown y asistir a su
excelente ponencia sobre las relaciones con la fotografía en la obra de Elena Poniatowska. Mientras,
desde la península llegaban las colaboraciones de Ignacio Uzquiza, tan entrañable, junto a la mirada
ponderativa de Marita Caballero, la crítica rigurosa de Vicente Cervera, y el análisis documentado y
esclarecedor de Evangelina Soltero, Isabel Díez Mengue y Marta Herrero. Lugar destacado merece el
ensayo sobre una obra tan original y desconocida como Me lees y te leo, analizado por Rosario Alon-
so, amiga de Elena y autora, por otra parte, de la tesis doctoral en torno a su obra y su personalidad.
Las contribuciones mexicanas han tenido un resultado positivo gracias a los esfuerzos de la
Dra. Sara Poot de Herrera, quien se ha encargado de recopilar los textos procedentes del grupo de
investigación UC-Mexicanistas (Borsò, Brescia, Bruce Novoa, Egan, Estrada, Parodi, Rueda, etc).
Trabajos de profundo calado que aportan una nueva luz a la colección de estudios sobre la escritora
mexicana que, como se recoge en la bibliografía, ya mantiene una dilatada trayectoria.
El volumen se orienta sobre todo hacia los temas de mayor actualidad en el estudio de la obra
de Elena Poniatowska, con la salvedad de aquellas contribuciones que son más un recuerdo o una
recreación literaria de ese amplio y variado caleidoscopio que es Elena. El espacio autobiográfico
comparte el pódium con las artes plásticas y, de modo especial con la fotografía, herencia de un arte
que en México ha mantenido un dilatado y excepcional progreso. A su lado caminan las imágenes de
unas mujeres que convocan a hacer viva la palabra de sus relatos.
Madres, hijas, amantes, el mosaico que empedra el suelo de México, se sustenta en el murmullo
tantas veces olvidado de las mujeres. Y Elena las hace hablar para que resurja su mundo, cobre vida y
se haga manifiesto frente a los varones que deambulan, olvidadizos, internados en su propio mundo
como ocurre con El Tren pasa primero o la Quiela-Angelina, o las mujeres que dan vida a ese cielo
que mira ajeno, desde su propia piel.
Como dirá Álvaro Mutis en la entrevista que se transcribe, Elena, o Poni, es una mujer de una
extraordinaria energía. Incansable, imparable, comprometida con todos aquellos que han experimen-
tado el vacío, la pérdida trágica, ya sea por la muerte o por la injusticia social. Su trabajo ha sido salir
a la calle, denunciar, con un inconformismo que ha recibido el reconocimiento del pueblo. La calle
que ella ha recorrido, las plazas como el Zócalo, lugar definitivo de su último testimonio a medio
camino entre la realidad más vívida y la ficción (Amanecer en el Zócalo), donde ha logrado encontrar
un nuevo espacio transformado en virtud de una unidad frente al México colapsado por la indife-
rencia. Es el México solidario el que se hace presente a lo largo de las semanas en las que se colapsa
el centro. Pero es también el del México que se desvanece, lugar donde los sueños se destruyen y la
conquista se disuelve como la lluvia. Queda, sin embargo el reconocimiento a su actuación desinte-
resada, hombres y mujeres que la paran por la calle, «Estamos con usted, señora Elena». Es la señora,
la madre que lucha, la que les ha dado su voz y se ha alzado como una figura agigantada en la que los
desfavorecidos encuentran un eco, mientras ella, la señora, repite, lírica y ciegamente su desvalido y
al tiempo austero desprendimiento. Es el mensaje de una mujer de cultura dual, Europa y América
unidas, que esgrime una literatura emergente a través de una voz a su vez mestiza: denuncia real del
periodismo, avalada por la ficción de un sueño. Inconquistable y conquistada, dulce e irónica, amiga
y enemiga, en lucha constante, dialéctica vivida de una forma irreconciliable ¿Hibridismo, heteroge-
neidad? Elena busca siempre un imposible mestizaje. Aquel que ha sentido vivir en su madre, que la
serenaba, que la colmaba. Su familia, sus hermanos, conciliación y desarraigo. Es extraña al mundo
en el que vive, en el que todavía sigue buscando su lugar.
Sigue la huella, la sombra que han dejado al paso predecesoras, como Elena Vicario, como
Rosario Castellanos. En ellas funda su palabra, ruptura del canon establecido, para vomitar el dolor
en el habla cortada de su soldadera, Jesusa Palancares, que lo ha vivido todo, que lo ha bebido todo y
cuya recompensa ha caído en le olvido de los desheredados. Es su autodefensa de esas mujeres rotas
por los hombres, a los que incompresiblemente aman. Esclavizadas, siervas, como Jesusa y su extraña
relación con su padre, con su hijo. Doblegadas sobre el trabajo que acogen con tremendo fatalismo.
Dibuja un mosaico de protagonistas que coinciden en el eje común de la incomprensión.
Pero son las mujeres que se organizan desde La noche de Tlatelolco a Amanecer en el Zocalo,
o Nada, nadie, las voces del temblor. Sus heroínas son paradigmáticos espejos en los que se mira a
diario para afirmarse. Desnuda de máscara a la historia y la desnuda de su maquillaje, para hacernos
enfrentar otra realidad, la que ella contempla desde el caleidoscopio de su casa de Chimalistac, para-
dójicamente frente por frente de la Iglesia, como retrata el dibujo de ese hermoso libro infantil, Boda
en Chimalistac.
No se resigna a la condición servil de tantas mujeres, de los olvidados, los desvalidos que
transitan por México, en busca de un trabajo, desarraigadas (Luz y luna, las lunitas), con una his-
toria cargada como costal a la espalda. Trata de solucionar mediante su palabra la justicia olvidada
que ella trata de reponer. Es heredera del espíritu revolucionario de esas mismas soldaderas que
retrata desde su escritura ficcional más temprana: Jesusa (Hasta no verte Jesús mío) y ella tienen
más de un punto en común. Elena y Jesusa se solapan en el texto, igual que Lilus Kius, la Flor
de Lis, Gaby Grimmer, Tina Modotti, Quiela, o los propios recuerdos de Paula Amor (No me
olvides). Es medularmente autobiográfica al tiempo que reivindica el mundo indígena, la herencia
de la raza, desde modelos como Rosario Castellanos. Refleja una literatura en la que el espacio
de México es su espacio y su sintonía. Su intención ha sido hacer enrojecer hasta la punta de las
sandalias a una sociedad aparentemente frívola o falaz, hipócrita. Y lo hace sin contemplaciones,
desde una postura que extrema los planteamientos, desde la revolución. Su actitud es la misma que
vemos en aquellas mujeres de la independencia que se presentaron a Bolívar como voluntarias para
combatir.
Sus mujeres se desgarran entre las manos de la sociedad, se brindan asombradas a los estertores
de un terremoto o soliviantan la libido de los varones (De noche vienes). Pero son también las que
marchan al lado de sus hombres, las que les cobijan y les protegen como Jesusa, como Tina, pero
también son las terriblemente abandonadas, las desconocidas. O las que se rebelan contra el destino
como Gaby Grimmer, que no se resigna a verse confinada en una silla de ruedas. Las mujeres son
también su madre, Paula Amor, la mujer luz, manzano arraigado y protector de su hija manzana.
Respuesta a la interrogación de los inquietos y bellos ojos de Elena.
Su trayecto transita por la angustia y la melancolía profunda en sus poemas Rondas de la niña
mala, negatividad que es un guiño y es conciencia de su rebeldía. Es un deseo de encontrar respues-
tas, y al tiempo es negación previa a aceptarlas. Criolla hasta la médula, vive en ella la simbiosis de la
cultura. Plena tensión dialéctica que no encuentra jamás reposo.
Bárbara Jacobs:
Escritora, ensayista y traductora,
es hija de emigrantes libaneses y
licenciada en psicología por la Uni-
versidad Autónoma de México. En
1970 comenzó a publicar cuentos
que posteriormente recogió en re-
copilaciones como Un justo acuer-
do (1979), Doce cuentos en contra
(1982) o Antología del cuento triste
(1992) con Augusto Monterroso.
Entre sus ensayos destacan Escrito

EL APARATO LUMINISCENTE en el tiempo (1985) y Juego Limpio


(1997) y entre sus novelas Las
hojas muertas (Premio Villaurrutia
BÁRBARA JACOBS (1987), Las siete fugas de Saab,
alias el Rizos (1992), Adiós huma-
nidad (2000), etc.

Querida Elena, Hélène, Elenita, Poni, Po- voz a ti, la voz que quienes te lean, repetirán,
nia, ¿cuántos nombres te habrán dado ya y te para sus adentros o mediante un altavoz. Se
darán? Pero querida, como sea que te llamen podría decir que esta voz callada necesitaba
en tu presente y tu futuro, en ese tiempo que expresarse, y tú lo has logrado a través de tu
es todo futuro para mí y que yo no conoceré, libro.
en mi presente que es pasado para ti y que Con frecuencia me pregunto por qué uno
a tu modo en cambio tú sí conociste para hace lo que hace y no cualquier otra cosa que
mí eres Elena. Gracias por darme voz. Tu podría o incluso querría hacer. Y no he logra-
Querido Diego, te abraza Quiela, me hizo do encontrar una respuesta satisfactoria. Me
ruborizarme como cuando tenía doce años y pondré de ejemplo. ¿Por qué, si desde chica
Yuri y Boris me seguían y se detenían detrás pintaba, al grado de obtener una beca para
de mí para ver cuál de los dos lograba desatar asistir como estudiante a la Academia de Be-
el moño del delantal encima de mi uniforme. llas Artes de mi San Petersburgo para seguirlo
Al leer tu libro sentí que, de la biografía de haciendo, de pronto desistí? ¿Qué ocurrió,
Bertram Wolfe, La fabulosa vida de Diego o qué no ocurrió, entre aquel principio que
Rivera, habías extraído la esencia y por lo me señalaba con un augurio promisorio y
tanto me habías convertido en perfume. Un esta nada en la que ahora deambulo? ¿Qué
perfume rincón, pero perfumado al fin. me detuvo? ¿Por qué mi nombre no pasó a la
No sé si viste todo lo que había que ver de Historia sino como el de una de las mujeres
mi alma, de mi existencia, de yo guante por de un pintor famoso?
fuera y guante desenvainado de adentro hacia Tú te salvaste, Elena, porque en un mo-
afuera. Pero en donde estoy no cuento con mento dado el giro de tus circunstancias te fa-
otra información que la almacenada, por cier- voreció, lograste hacerte una vida propia. Eres
to en desorden, en mi memoria, y tampoco tú por ti, y esto es algo que no todo mundo,
puedo hacer contacto con nadie que viera más sean hombres o mujeres, pueden decir. Yo me
que yo de mí, y sobre todo, que me entendiera detuve. Me enredé y no conseguí ni siquiera
más de lo que yo me entiendo. Así, conmigo hacerme viuda negra y convertir mi tela de
misma como única fuente de información y araña en obra de arte mortal. Es muy raro no
de referencia y de percepción, trataré de co- olvidar la felicidad echada a perder. Es terri-
municarte mis impresiones sobre tu libro. Si ble recordar la felicidad pasada que el tiempo
las tomas a mal, estoy lo suficientemente lejos cuestiona. ¿Fui feliz? ¿O creí que era feliz? O
de ti como para que tu ira me alcanzara. Pero fui feliz, pero ahora, que esa felicidad pasó,
sé que las vas a tomar bien. Por una razón: ¿qué me quedó de ella? Si me contestas que
porque te viste en mí y, en un sentido entre el recuerdo, tendrías que calificarlo de triste,
cosmológico e intuitivo, yo también pude porque pasó, porque dejó de ser.
darte voz a ti. ¡Cuánta incongruencia nos jalonea a su
Esta correspondencia de identidades se antojo en la vida! Yo llegué a creer que mi
dará, sin duda, entre tus lectores, mujeres y hijo era mi mundo, cuando mi hijo había
hombres. Por lo que hace a mí, sentirme cul- muerto y cuando yo tenía que reconocer que,
pable por estar en deuda contigo se compensa mientras vivió, permití que otros lo cuidaran El aparato luminiscente
con esta loca hipótesis de que yo también te di por mí. ¿Por qué hice eso? Lo cierto es que, BÁRBARA JACOBS

11
para esos padres prestados, mi hijo fue el que ¿Qué habrías hecho tú en mi lugar? Durante
ellos siempre anhelaron y nunca tuvieron. casi un año, después de doce cartas que le es-
No puedo negar que a ratos me amargue la cribí, no recibí una sola respuesta. ¡Habíamos
interrogación, ¿Quién lo quiso más, tú, que convivido diez años! Existía por él y para él.
lo formaste en tu cuerpo, o ellos, que lo ama- Una vez sin él, yo dejé de existir. Dejó de
ron y lo cuidaron mientras vivió? ¿A quién existir Angelina Bellof, dejó de existir Quiela,
se lo quitó la muerte? «¿Tienes hijos?», es la dejó de existir Azul, el pájaro que ladeaba la
pregunta clave abracadabresca que la sociedad cabeza y la posaba sobre el hombro del padre
Bárbara Jacobs. te hace con sonrisa de payasa pintada. La so- de mi hijo muerto, el pájaro cantaba, con el
ciedad es una mueca asimétrica. La sociedad pico cerrado, su canto era gitano, era un canto
es una uña larga. La sociedad es la distorsión de lamentos.
de la vida. ¿Cuál es el secreto de tu libro, Elena? To-
La segunda interrogante que te plantea, do lo que existe guarda un secreto en el centro
una vez que debidamente le contestaste si tie- lumbre de su corazón. Y cada espectador de
nes hijos o no, lo hayas hecho con la verdad cualquier algo debe encontrar el secreto es-
en la punta de la lengua, o mintiendo, con tu condido en el cofre del amor. Por excelencia,
mejor tono de inocencia, es peor. Consiste en la obra de arte, como tu libro, lo tiene. Es su
querer saber por qué. Hay pocas mujeres que razón de ser. Presiono mi índice en la sien y
contestan con gusto y con verdad cualquiera reflexiono: el de Querido Diego, te abraza
de las dos respuestas o tres posibles que cada Quiela puede colmar a los principiantes de fe
una de las preguntas tiene. Tú recogiste algu- en su oficio de artistas. Yo lo descubrí el día
nos de los comentarios que hizo el padre de en que, con el cuaderno de apuntes del que
mi hijo respecto a nuestro hijo. «Si me moles- no me separaba ni un instante, tomé notas
ta, lo arrojo por la ventana», fue uno de ellos; de unos estudiantes que atravesaban la Rue
el otro, «Mi hijo y Apollinaire murieron de lo de Rennes hacia el colegio y, de pronto, me
mismo: la estupidez humana». ¿Cómo crees di cuenta de que para el pintor, el lápiz hacía
que me sentí al oír semejante comparación? las veces de la cámara para el fotógrafo. ¡Es
Estoy de acuerdo en que la guerra, toda gue- una gran revelación! Gracias, querida Elena,
rra, puede ser estúpida; pero, ¿el amor, Elena, por destacarla, en ella podía estar mi paso a la
es una guerra? ¿No es amor, sólo amor, y posteridad. En otras palabras, preferiría que
ninguna otra cosa que amor? por esta observación pasara yo a la Historia,
Aun ahora, cuando doy vueltas en redon- y no por un amor que me destruyó. Cuando
do para hacer énfasis en lo que es la existencia vi niños que no eran un prospecto de retrato,
humana, en el estado en que ésta se encuentre, sino colegiales de carne y hueso, supe que yo
en el tuyo o en el mío, pienso que el único había muerto. Y de mis cenizas no resurgió
problema de la mujer es ser mujer. Si no fuera sino la sombra de un sapo, el padre de mi hijo
mujer, si fuera perfume, si fuera viuda negra, muerto.
te aseguro que problemas no tendría. ¿Qué Hubo un tiempo en que fui feliz. Y lo fui
pensaste de que el padre de mi hijo, mientras cuando sonriente pensé que ojalá hubiera una
yo atendía a mi compatriota y amiga M. (a Angelina que cuidara de mí como yo cuidaba
quien no pienso nombrar), la embarazara de otro. Era el tiempo en que la pintura me
también a ella? Elena, ¿qué es el amor? ¿Es hacía perder la noción de la realidad, del mun-
lo mismo para el hombre que para la mujer? do circundante, de las obligaciones, pintaba y
¿O es una máscara que se quita y se pone? Es creía en mi pintura. Ya en San Petersburgo,
una máscara variable, ¿verdad? La vida no es antes de venir a París, había padecido la du-
sueño, Pedro Calderón de la Barca; la vida es da. Se lo debo a una compañera a la que los
teatro, un drama montado en un escenario elogios con los que el maestro de la Academia
imaginario, con telón que se abre y se cierra a distinguió mi trabajo, perturbaron. Desper-
voluntad de mecanismos fuera de la realidad, taron su envidia o sus celos. Pero, una vez
indiferentes a la realidad y, más que a nada, sola, sin embargo, reflexioné y sufrí: ¿Qué
al deseo. tal si no sé nada, si no voy a llegar a ningún
Los extremos a los que yo llegué en mi lado, si yo y lo que yo hago somos espejismos
propia búsqueda, tanto cuando tenía ilusión en el desierto que es la humanidad? Fue el
como cuando la perdí, son humillantes. Pero principio de un cuestionamiento que, a ratos
si tú los recogiste, no voy a intentar ni siquie- tenue, desde entonces no me ha abandonado.
El aparato luminiscente ra bajarles el tono. Paseé de una confianza que ¡Qué digo! Es una incertidumbre que se ha
BÁRBARA JACOBS duró diez años, a la pérdida de la esperanza. convertido en mi segunda naturaleza, Elena.

12
Ya ves que ahora ya no me formulo ningún autocrítica con que intenté arreglármelas sola
interrogante, porque ya sé que perdí la batalla. en el mundo, sin lograrlo.
Que, si tuve fuego, éste se extinguió. «Juega», me recomendaba; «juega como
Cuando quería recuperar al padre de mi Picasso sugiere que hagamos. No tomes las
hijo muerto fui servil. Por carta, lo que em- cosas tan en serio». Se ve que para él, el traba-
peora la vergüenza. Ofrecí serle útil. Dios jo equivalía a la guerra, al amor, a todo lo que
mío, Dios mío: ¡A qué llegué! Molería sus co- soportara el adjetivo de estúpido en lugar del
lores, limpiaría su paleta, tendría los pinceles de serio, en serio es sin engaño ni burla.
en perfecto estado para el momento en que él Pensé que la mejor manera de honrar a
los necesitara; sería su ayudante. Le prometí, mis padres muertos era venir a París a seguir
Elena, date cuenta de a qué llegué; le prometí, mis estudios de pintura. A papá lo enorgulle-
te decía, ¡no embarazarme! Llegué a sentir ció enormemente la beca que gané. Supongo
dolor ante la idea de que él dejara, es decir, que creían en mí, él y mamá. Yo también; yo
de que hubiera dejado de necesitarme; no de también creía en mí. No sé lo que sucedió des-
quererme: de necesitarme. pués. Ya no puedo pintar; ya no quiero pintar.
Marie Blanchard, Juan Gris (de quien el Los bocetos que intento, ya no me salen. Lle-
padre de mi hijo decía que era mulato y que gué a sentir, según lo revelas, querida Elena,
sólo fingía ser español), Picasso, Ehrenburg, que si el padre de mi hijo muerto dejaba de
Gorki, Modigliani, Diaghilev, Apollinaire. La quererme, ni yo ni nuestros amigos podría-
posguerra. Los racionamientos. La dispersión mos seguir queriéndome. ¡Qué daría hoy por
de los amigos. El eco mismo que se apagaba. ir a visitar a mi tía Natasha, en estos precisos
No volveré a La Rotonde; me cambiaré de momentos! ¡Qué nostalgia me produce el
casa; abandonaré Montparnasse, el barrio, pasado, la cotidianeidad, la familia antes de
las paredes, el café que atestiguaron nuestra hacer conciencia de lo que son las familias!
dicha. ¿Nuestra dicha? ¿Digo bien? ¿No ¡Qué hondamente pesa el conocimiento!
debí dejarlo en singular, Elena, limitarme en En una ocasión, acompañé a mi tía al tea-
toda modestia a referirme a mi dicha, propia, tro, todavía en San Petersburgo; pero, una vez
subjetiva, personalizada, específica, mofable, ahí, sentí con una intensidad tan apremiante
trastornada, irrecuperable, irrecuperable, irre- que lo que me llamaba era la pintura que, sin
cuperable? pensar en lo que hacía, me di media vuelta y,
Del padre de mi hijo muerto rescato dejando a mi tía plantada en su asiento, salí
algunas lecciones, más que verdaderas en- corriendo directamente a mi mesa de trabajo.
señanzas, que apliqué durante un tiempo, Cuando quise volver a visitarla, me cerró la
cuando tuvieron eficacia. Consejos como el puerta en las narices. Cuando insistí, ya ha-
de expresarme en vez de rumiar en secreto; bía muerto. Qué caro se cobra la vida, como
o el de estar en acción; o el de dibujar todos dices, Elena, lo que medianamente logramos
los días; él quería que yo hiciera y dijera, hacer en ella, con ella, de ella.
en lugar de ensimismarme y meditar. Pero Siempre en San Petersburgo, era capaz de
ya no es hora de subrayar nada; que cada dejar todo por la pasión con que tomé mi ofi-
quien ponga el énfasis en donde guste, o la cio. Ni el teatro, ni los paseos, ni los amigos
interpretación según la corriente que siga su lograban atraerme más que la pintura. ¿Te das
facultad de pensar. cuenta de que para compenetrarme con ella
Quizá ahí debiste dejar mi voz, Elena, en hasta sus últimas consecuencias incluso su
el aspecto positivo de la vida, y no revelar el física y su química estudié?
deterioro que me consumía y del que ya nada ¿Se puede ser pintora y mujer a la vez? ¿Se
podía liberarme. Si conseguía una solicitud de puede ser pintora, mujer, y amar a un pintor?
ilustraciones o de grabados, cumplía con ella. ¿Se puede ser pintora, mujer, amar a un pintor
En mi soledad, me atrevía a sentarme ante y no convertirse en su sombra? ¿O en dónde
el caballete de él, e imaginariamente pedirle está la sombra, en las cataratas de quienes te
permiso de bajar por un momento la tela que miran? ¿Cómo lograste tú no ser sombra de
dejó a medias y, con la promesa de reinstalarla nadie? ¿Cómo lograste tú, querida Elena,
apenas terminara yo mi encargo, ponerme tener vida propia? ¿Ser luciérnaga en lugar
manos a la obra y trabajar. Trabajé, Elena; de sombra? Me gustó mucho la enumeración
pero por carta le preguntaba a él qué le parecía que hiciste de todo lo que yo quería dejar de
y, del mismo modo en que le preguntaba si ser por un único día: dulce, tranquila, decen-
me quería, ay de mí, su falta de respuesta era te, sumisa, comprensiva, resignada, maternal. El aparato luminiscente
más contundente que los últimos brotes de ¿Te imaginas al padre de mi hijo muerto BÁRBARA JACOBS

13
consciente de cualquiera de estos atributos de dinero? ¡Eso no se hace! Pintarrajearía de
en una mujer, o hasta en un hombre? Yo no. aguacate las paredes de su estudio en México;
Y yo sí los considero atributos, siempre que, untaría sus telas de baba de sapo.
por supuesto, nadie que no los tenga abuse de Si, según sugieres, le hubiera dicho que
ellos en quien sí los tiene. ¡Pensar que podía habría preferido unas líneas suyas que el di-
defraudar a alguien; equivocarme y sentirme nero que me mandaba, no habría mentido un
avergonzada por ello! ¡A los veinte años no poco, según consignas, Elena querida; sino un
hay quien no esté nervioso, quien no se sienta mucho. ¡No quiero nada de él! Su partida, el
inseguro! ¡Por Dios! ¿Y por qué permitir que abandono que hizo de nuestra relación, acabó
mi forma silenciosa de ser tuviera que mo- con Angelina Beloff y quien siguió metida
dificarse? ¿Desear ser digno del amor, de la en mi ropa, ocupando mi cama, y sonriendo
atención de un sapo? ¡Por Dios, Elena! ¿Qué cuando había que sonreír, era otra; otra, que
fue lo que me sucedió? ni siquiera fantasma llegaba a ser, pues tam-
¿Qué es esto de nacer persona y que las bién se había arrancado a tirones su disfraz
circunstancias vayan amputándote incluso de sombra. Toda Angelina sobraba; toda
abstracciones como la de la confianza en uno Angelina sobró, llegó a estorbar; toda Ange-
mismo? ¿Has visto, Elena, alguna obra mía en lina fue una equivocación, sin posibilidades,
algún museo del mundo? ¿Quién me desen- además, ni siquiera de ser rescatada, reparada,
cuadernó? ¿El padre de mi hijo muerto? ¿O reconstruida. O, dime tú, ¿existo afuera de tu
la gente, que no hacía sino preguntarme por libro, Elena? ¿Aspiro a ser reencuadernada, o
él? Por qué se fue; por qué no había regresa- lo que es de mí es el designio fatalista de una
do: qué le había hecho yo para que él se fuera condena?
y no regresara. En todo caso, murmurarían, No lo cuentas, pero, ¿qué te sugiere el
querida Quiela, por qué no te saludó, o no apodo Quiela? ¿No es la españolización sin-
te vio, o ¿te reconoció?, cuando tú por fin tética de qui est là? Y este qui, desde las uñas
te desplazaste a través del Atlántico a, según de los dedos de mis pies hasta el cabello que
tú misma, «tu» patria, México, a hablar «tu» cubre mi cráneo, desgarra mi autoestima cada
idioma, aunque, como declarabas quizá co- vez que pienso en él. El que pregunta en fran-
quetamente, lo estropearas apenas si abrías cés, Qui est là? Del otro lado de una puerta
la boca. cerrada, digamos, puede justificar o ignorar
Estoy muy enojada, Elena; no contigo; no efectivamente quién está ahí. Y, en este caso,
porque me dieras voz en tu libro, ciertamente; este qui es, además de un desconocido en
no. Estoy enojada porque llegué temprano a potencia, un nadie, puesto que no es alguien,
la Historia, a la Historia con mayúscula. Si alguien específico, quiero decir. Pero, llamar
hubiera nacido en tu época, Elena, además a quien tienes enfrente, o debajo, o encima,
de que habríamos sido amigas, Angelina Be- o cuyos labios besan tus pies en tanto que
loff habría existido por ella misma, hubiera tus labios besan los pies de él, o, en pocas
tenido el amante que hubiera tenido, y así lo palabras, llamar a quien tienes a tu lado qui,
considerara su hijo, su Dios, su patria. ¿Sabes preguntar por este qui que, si está en alguna
por qué? Porque lo habría hecho con conoci- parte, es en ti, es desgarrador. No soy, qui vo-
miento de causa, por no decir que con maña, us savez, Monsieur? C’est moi qui est là, vous
por no decir que, al llamarlo tiernamente savez Monsieur? Moi. Moi, je suis là. Et moi
«Amor», lo habría hecho hasta con astucia. je m’appelle Angelina; je m’appelle Angelina,
¿Por qué un sapo anuló a Angelina Beloff? Mi et vous, Monsieur, vous le savez bien. Este je,
maestro, mi Dios, mi inspiración. ¡Dios mío, Elena, este moi, se refiere a Angelina, Elena, la
Elena; Dios mío! ¿Creyó que con las remesas Angelina que una vez fue pájaro, que alguna
de dinero que me llegó a mandar aplacaba mi vez aleteó en la cara de un sapo para espantar-
deseo de él; borraba su responsabilidad ante le las moscas, fue su abanico y lo refrescó, fue
el amor? ¿No te parece peor que un sarcasmo su brisa, con el aleteo de sus alas, y fue gozo,
que me hubiera tratado de convertir en el fue mujer, fue pintora, fue feliz, vous savez,
pneumatique mediante el cual pudiera hacerle Monsieur. Pero basta; sea como fuere, querida
llegar a la traidora de M. sus propias remesas Elena, te abraza Angelina.

El aparato luminiscente
BÁRBARA JACOBS

14
Álvaro Mutis
Álvaro Mutis, poeta y novelista,
nacido en Bogotá, ha sido director
de revistas muy diversas. Amigo
de autores como García Márquez,
Luis Buñuel, Octavio Paz, Carlos
Fuentes o Elena Poniatowska, ha
residido habitualmente en México,
donde llegó como exiliado. Inter-
nado en la cárcel de Lecumberri,
escribió una obra teatral sobre uno
de los presos, El Cochambres, y

UNAS PALABRAS PARA ELENA la obra El diario de Lecumberri.


Entre sus obras poéticas iniciales
destacan Los elementos del desas-

ENTREVISTA A ÁLVARO MUTIS tre (1953) o Los trabajos perdidos


(1963), a la que sigue Summa de
Maqroll el Gaviero (1973). Entre
ÁLVARO MUTIS su obra destaca también el perio-
dismo, como su columna «Bitácora
del reaccionario» (1977), o el libro
de poemas Caravansary (1981).
Muchas de estas obras se recopilan
en Poesía y prosa (1982). Nuevas
producciones son sus poemarios:
Los emisarios (1983), Crónica re-
R.- ¿Con qué adjetivo calificaría a Elena A.M.- No, no, llevaba apenas un año vi- gia y alabanza del reino (1985),
Poniatowska? viendo en México. Vine para refugiarme. Un Un homenaje y siete nocturnos
(1986). La figura de Maqroll el
A.M.- Una mujer excepcional. amigo me avisó: «Mira, el general Rojas Pini- Gaviero inicia su andadura en la
R.- ¿Cuándo la conoció? lla va a hacerte un juicio, tienes que irte», y me novela con La nieve del almirante
A.M.- Conocía Elena Poniatowska en la fui al dia siguiente, y me vine a México. (1986), y continúa con Ilona llega
con la lluvia (1988), Un bel morir
Galería de Antonio Sousa, un galerista muy R.- ¿Ella contribuyó a dar a conocer su (1989), La última escala del Tramp
importante (que ya no nos acompaña) que tu- situación? Steamer (1989), Amirbar (1990),
Abdul Bashur, soñador de navíos
vo una galería de pintura contemporánea. Era A.M.- Sí, sí, desde luego. (1991) y Tríptico de mar y tierra,
una exposición y al mismo tiempo un centro R.- ¿Qué opina de Elena como escritora? integrados en Empresas y tribu-
laciones de Maqroll el Gaviero
de conversación y de encuentro muy grato. A.M.- Es un conjunto de apreciaciones. (1993), y la recopilación Caminos
Yo había trabajado en Colombia, durante dos Pero lo que me sorprende, lo que me encanta y encuentros de Maqroll el Gaviero
años, en la embajada de Polonia, en el Depar- de Elena es su energía constante. Es una espe- (2001). Ha ganado el Premio Prín-
cipe de Asturias (1997), el Premio
tamento de Información, durante la guerra, cie de pila eléctrica. No escribe por escribir, Grinzane Cavour (1998) y el Pre-
y me enamoré de ese país, de sus escritores ni se detiene en temas superfluos ni vanos, va mio Cervantes (2002).

y músicos. Fue un placer enorme conocer a al fondo de los problemas, con una responsa-
alguien descendiente del rey de Polonia, su bilidad y un criterio y una lucidez realmente
ilustre abuelo. magníficos.
R.- Cómo calificaría a E. Poniatowska R.- ¿Qué libro o qué obras destacaría?
como persona y como amiga. A.M.- Me pasa una cosa muy curiosa, no
A.M.- Como amiga fue para mí una bendi- se me ocurre destacar ninguna. Cada una tiene
ción, porque estuve 16 meses en la cárcel aquí su propia luz. Es la energía vital y la lucidez
en México: el gobierno dictatorial del militar que se hacen presentes, en cualquier libro.
Rojas Pinilla, había pedido mi extradición. Reflejo de su propia vitalidad.
Elena me iba a visitar con frecuencia. Ya nos R.- ¿Qué opina de «Amanecer en el Zo-
habíamos conocido en la Galería de Antonio calo»?
Sousa, y fue una amiga extraordinaria. En A.M.- Está muy bien. Dice cosas que
esa situación, la compañía y la solidaridad es, en México no suelen hacerse públicas, y las
realmente, muy necesaria. Desde ese momen- dice con una gran lucidez, y con una gran
to se creó una amistad inolvidable. responsabilidad. Ese libro es ejemplar y muy
R.- Ella defendió su causa, a través del necesario en este momento para el país.
periodismo. R.- Como escritor, ¿cómo ve el futuro de
A.M.- No, mi causa no era defendible. esa literatura testimonial?
Suponía crear problemas con la embajada de A.M.- Bien, muy bien. Tenga en cuenta
Colombia y yo prefería que no se hiciera. Sí, que hay una tradición en Europa de esa litera-
escribió mí, sobre mi obra y mi poesía pero tura. Los textos de los escritores que recogie-
sobre el asunto que me tenía preso no. Por ron la voz del pueblo durante la Revolución
fortuna. Francesa hoy día son clásicos.
Unas palabras para Elena
R.- ¿En aquel momento era usted muy R.- ¿En México cree que va a haber una Entrevista a Álvaro Mutis
conocido en México? continuidad? Álvaro Mutis

15
A.M.- Desde luego, esos libros de Elena A.M.- No, no. Son distintas las dos, muy
quedan como un testimonio deslumbrante auténticas las dos, muy razonadas las dos,
del México que ella vivió. El tiempo no ac- pero son completamente distintas
tuará contra esos libros. Serán siempre libros R.- ¿En qué radicaría esta diferencia?
vivos. A.M.- En el caso de Octavio el hizo una
R.- Qué cree que ha innovado más Elena, inmersión en su más profundo ser, buscan-
en el terreno del periodismo por su atrevi- do el México que llevaba adentro y que él
miento, por las preguntas y los interrogantes conocía.
en la sociedad mexicana, o ha abierto un ca- En el caso de Elena, es una visión muy
mino más en el terreno literario. clara, pero hay más interés en la vida diaria,
A.M.- En los dos. En los dos. Ella escri- que también son la misma vida mexicana, y
Álvaro Mutis.
be en forma paralela siendo un testigo de su reflejan la misma vida mexicana, pero por
tiempo y a la vez creando un mundo de fic- otro camino.
ción que es tan real como el otro. R.- Me hubiera gustado continuar la en-
R.- Respecto a esa relación que ha mante- trevista, pero como le dije, solo iban a ser diez
nido con las letras mexicanas, ¿cómo ha sido la minutos, no quería robarle más tiempo.
relación con Elena y, por otro lado, con las le- A.M.- Ah, sí, pues nos veremos en Ma-
tras mexicanas que rodeaban su vez a Elena? drid.
A.M.- Elena ha sido una persona muy R.- ¿Cuándo va?
independiente, sí ha tenido contacto con A.M.- Me dieron el premio Rosalía de
los demás escritores, pero ella es ella. Yo he Castro. Voy a Santiago, que es una región
tenido… tuve amistad muy, muy cercana –y que adoro. Soy un gran lector de Alvaro
me lleno de gratitud al solo pensar en él– con Cunquiero…
Octavio Paz. Lo conocí a los pocos días de Esta mujer, Rosalia de Castro, es increíble.
llegar a México y conocí también a Carlos Piense en una mujer: hija natural de un abad
Fuentes y a través de ellos conocí a muchos de Padrón y de una señora de alta sociedad.
otros escritores y siempre he tenido una rela- Hasta los 15 años vive con las hermanas de
ción con ellos muy, muy cordial. su papá. Después se va a vivir con su mamá,
Respecto al modo de hacerlo, Elena ha se casa, empieza a escribir: su marido apoya
escrito sobre todos estos escritores y siempre mucho su vocación y su producción. Tiene
ha escrito como es ella, no inventa, siempre siete hijos, todos mueren, uno detrás del otro.
ha reflejado su verdad, recuerda y constata lo ¡Y ella muere a los 47 años! Y esa vida la ve
que recuerda. usted en su poesía. Pero al mismo tiempo se
R.- Aparte de Elena, sus relaciones, enton- presiente su amor por el paisaje, la inmersión
ces, serían más con Fuentes y con Paz, dentro en el paisaje… Las aves, las flores, las frutas,
de la literatura. los animales, los caminos, los ríos, eso la sal-
A.M.- Sí, con Paz fue muy positiva porque va, le permite servir viviendo. A mí me tiene
me acompañó en esta gran dificultad, y en traspasado esa mujer…
esos meses de prisión, fue constante, estuvo R.- Es cierto. Tenemos que continuar esta
presente conmigo y Carlos también. conversación en España. Entonces, ¿cuándo
Tuve una gran acogida en el ámbito litera- podemos vernos?
rio de México. A.M.- En septiembre o en octubre, porque
Yo no puedo conformarme con la ausencia estoy recibiendo un grupo de marinos retira-
de Octavio. No está ausente, lo tengo presen- dos que han creado un premio, Nostromo, la
te a diario. Escribió sobre México un libro de novela de J. Conrad y quieren que yo vaya a
una lucidez absoluta que es el Laberinto de la entregar los premios. A lo mejor me encuen-
Soledad. Allí está México. tro con Maqroll el Gaviero.
R.- ¿Serían complementarias la visión del Ya me gustaría…
Mexico de Elena con la visión del Mexico de
Paz?

Unas palabras para Elena


Entrevista a Álvaro Mutis
Álvaro Mutis

16
José Emilio Pacheco
Destacado poeta, ensayista, traduc-
tor, novelista y cuentista. Pertenece
a la generación de los años cin-
cuenta, en la que destaca por su ori-
ginalidad y la orientación con que
influye en otros poetas y escritores
como Carlos Monsiváis, Eduardo
Lizalde, Sergio Pitol, Juan Vicente
Melo, Vicente Leñero, Juan García
Ponce, Sergio Galindo y Salvador
Elizondo. Ha sido profesor en la

TRES SONETOS A ELENA PONIATOWSKA UNAM, en Maryland y Essex. Pre-


mio José Donoso (2001), Octavio
Paz (2003), Pablo Neruda (2004),

ANTE EL PRIMER TOMO DE SUS Alfonso Reyes (2003), García Lor-


ca (2005), etc. Entre sus obras
poéticas destacan Los elementos de

OBRAS REUNIDAS* la noche (1963), El reposo del fue-


go (1966), No me preguntes cómo
pasa el tiempo (1969), Irás y no
JOSÉ EMILIO PACHECO volverás (1973), Islas a la deriva
(1976), Desde entonces (1980) y
Trabajos en el mar (1983), reuni-
dos en el volumen Tarde o tempra-
no. En prosa ha escrito El viento
distante y otros relatos (1963),
Morirás lejos (1967), El principio
del placer (1972) y Batallas en
1 Escribe un libro inmenso y otro breve el desierto (1981). Junto a Carlos
Elena, medio siglo se ha cumplido Con el mismo dominio, igual maestría, Monsiváis dirigió el suplemento de
la revista Estaciones. También es
Del primer «Lilus Kikus». Ya es la hora Aunque pida perdón porque se atreve secretario de redacción de la Revis-
De las obras completas y hoy se añora ta de la Universidad de México y
La cultura de México.
El México que salvas del olvido. A hacer la historia de lo que hemos sido,
Lo que nos estremece y nos conmueve
Es demasiado México el vivido Y le da a la experiencia su sentido.
Por nosotros y todo se atesora
En tus libros. Su luz más cegadora 3
Enciende nuestra noche y da sentido Hoy se prodiga a diestra y a siniestra (*Leídos en la Feria de Libro de
Un término gastado. Yo quisiera Guadalajara, México, el 23 de
noviembre de 2005 pero no pu-
A haber estado aquí por tantos años. Recuperarlo con su luz primera, blicados con anterioridad.)
Sin ti este medio siglo quedaría Decir que me parece obra maestra
Sin brillo ni recuento de los daños.
«Querido Diego» porque la comparo
Y si has hecho la crónica sombría A Ovidio y a Mariano Alcofarado,
De Tlatelolco y el temblor, es cierto Sea quien fuere el autor del desolado
Que hallaste el agua en medio del desierto Epistolario de la monja. Es raro

Y en la noche has sembrado luz de día. Si tanto abunda el desamor, hallarlo


Expresado con arte y tanta hondura
2 En un libro que, intento subrayarlo,
En este primer tomo veo a otra Elena José Emilio Pacheco.
Que introdujo en la prosa mexicana Me parece que es gran literatura.
El tema de la infancia. Gracia plena Danos siempre la luz esplendorosa
Tuvo de nacimiento y no se ufana. Que brilla en el diamante de tu prosa.

Más bien se esconde. ¿Será que le da pena


Ser tan buena escritora en la mañana
Y de noche también? Llena la escena
Hoy como ayer, y si le da la gana

Tres sonetos a Elena Poniatowska


ante el primer tomo de sus Obras
Reunidas
JOSÉ EMILIO PACHECO

17
Rocío Oviedo
Es poeta y Catedrática de Literatura
Hispanoamericana en la Univer-
sidad Complutense y doctora en
Filología Hispánica y Periodismo.
Desde su tesis doctoral en torno al
periodismo de Fernández de Lizar-
di, la literatura mexicana ha sido
objeto de su investigación. Entre
otros autores, destacan los estudios
dedicados a Octavio Paz (México
en la encrucijada) así como la
lírica contemporánea («Narciso en
la laguna», «Poesía mexicana des-
de los años 30» en Historia de la
DAMA DE LAGUNA
literatura hispanoamericana, Tri- ROCÍO OVIEDO
nidad Barrera ed.) y especialmente
la poesía de José Emilio Pacheco.
En el año 2002 conoció a Elena
Poniatowska y desde entonces ha
consolidado la investigación sobre
la escritora («Palabra y tierra: entre-
vista a Elena Poniatowska», «Los
cuerpos del disfraz. La narrativa de
(A Elena Poniatowska) Lejanía de los mares y montañas
Elena Poniatowska») y una fecunda sus dedos han quebrado las cadenas
amistad. La busca el amor por sus pupilas, y atraen al amigo que se ausenta
asedian sus lagos ojos inquietos y gravita como imán a sus miradas.
que asoman por los huecos de la calle. Cobertor de haz de luna y mano blanca:
Niños que requieren su calor y su reposo, aquieta en un susurro de cariño
mujeres que rodean su estatura el grito, rojo hasta la médula,
y reclaman en la lucha su escritura. la verdad de las voces silenciadas.
Recoge su cobija para el débil Soledad que se recoge en su laguna
y enlaza por los brazos la justicia y nos da su reflejo en la palabra,
y sacude su voz como un trofeo, espejo en el que miran las águilas,
sorpresa de la flor en una página. pájaro que extiende —imparable— las alas.

La persiguen, cogidos a su falda, Su mirada de mar embravecido


Elena Poniatowska y Rocío
Oviedo. hombres inánimes, niños descalzos, encierra la verdad insatisfecha
mujeres rotas, silenciadas, y la eterna pregunta de los mundos
quebradas por la vida y el rechazo y el por qué continuado de los niños.
y se asoman a su página caldeada Y el por qué del dolor en la existencia,
y escuchan su cariño en su regazo... Y el por qué tantos se han ido,
Y el por qué Dios no da respuesta.
Busca en la ley a los amores,
rastrea en la huella de los daños, Reduce al hombre culto en la ironía
y logra en esa entrega, y admirada, y enreda las alturas de la ciencia
la radiante armonía de la aurora: y nos gana con un gesto de cariño
si llegara a alcanzar la luz del cielo y deshace con ternura la dureza.
a raudales doblaría el despilfarro. Domadora de los daños solitarios,
caricia de justicias innombradas...
Ha parado en la estación de los afectos Sus ojos: dos lagunas que interrogan.
los trenes enganchados de distancias Dos lagunas en el aire bailarín de la nostalgia.
y ha enlazado con sonrisas de colores
la disputa y el abrazo de los sabios.

Dama de Laguna
ROCÍO OVIEDO

18
Amigos y críticos
María C. Albin
University of Minnesota. Ha si-
do profesora en la Universidad de
Columbia (Nueva York) y en la
Universidad de Washington. Sus
investigaciones han girado en torno
a escritoras como Gertrudis Gómez
de Avellaneda o la figura femenina
en las obras satíricas de la Colonia,
así como en Sor Juana Inés de
la Cruz. Entre sus investigaciones

EL BILDUNGSROMAN FEMENINO EN
encontramos ensayos dedicados a
la lírica de José Lezama Lima.

HASTA NO VERTE JESÚS MÍO DE


ELENA PONIATOWSKA
MARÍA C. ALBIN

La novela Hasta no verte Jesús mío (1969) partir de la toma de conciencia de su situación 1
Elena Poniatowska, «Hasta no
de Elena Poniatowska se basa en la vida de personal, emprende un proceso de aprendizaje verte Jesús mío», Vuelta, II:24
una mujer de pueblo, Josefina Borquez, quien y desarrollo en busca de su autenticidad. La (marzo 1978), p. 5.
adoptará el nombre de Jesusa Palancares co- escritora nos describe las etapas en la vida de 2
mo la protagonista de la obra. La escritora Jesusa que marcan su lucha por la sobrevivencia Ibid., p. 10.
se interesó por Jesusa al escucharla hablar en y autorrealización en una sociedad patriarcal. 3
un lavadero y según ella misma nos cuenta: La novela comienza con la declaración de Ibid., p. 11.
«me pareció formidable su lenguaje y sobre Jesusa de que era la tercera vez que regresaba a
4
todo su capacidad de indignación»1. En ese la tierra y que nunca había sufrido tanto como De ahora en adelante, se em-
momento decidió pedirle que le narrara su en esta reencarnación, ya que en su existencia plearán las siglas HJM para
referirse al título de la novela.
vida, a lo cual Jesusa accedió a regañadientes. previa había sido reina. Jesusa intenta hallar
Poniatowska iba todos los miércoles de cua- una explicación que justifique la pobreza y los 5
trabajos que padece en su vida presente, por Elena Poniatowska, Hasta no
tro a seis de la tarde a casa de Jesusa con el verte Jesús mío, México, Edicio-
objetivo de que ésta le narrara sus vivencias. lo que se interroga así misma: «¿Por qué vine nes Era, 1969, p. 10.
En la elaboración de la novela, la escritora de pobre esta vez si antes fui reina? Mi deuda
6
utiliza el procedimiento periodístico de la debe ser muy pesada ya que Dios me quitó a Ibid., p. 41.
entrevista, el cual combina con el elemento de mis padres desde chica y dejó que viniera a
ficción que distingue a toda obra literaria. Al abonar mis culpas sola como lazarina»5.
respecto declara: Jesusa pierde a su madre a una edad tem-
prana, por lo que queda junto con sus dos
Utilicé las anécdotas, las ideas y muchos de los hermanos, Emiliano y Efrén Palancares, bajo
modismos de Jesusa Palancares pero no podría la custodia del padre; mientras que su única
afirmar que el relato es una transcripción directa de hermana Petra es raptada por un peón. El
su vida ... podé, cosí, remendé, inventé... me limité a padre adquiere el hábito de mudarse de un
adivinar a la Jesusa. Acumulé aventuras, siempre me lugar a otro y de cambiar constantemente de
le adelanté…2. empleo al igual que de amantes. Por lo tanto,
desde los primeros años de su infancia Jesusa
Poniatowska confiesa que quería destacar se acostumbra a deambular de un lado a otro,
en el texto aquellas cualidades de su personaje según ella misma nos cuenta:
femenino que la distinguían de la imagen tra-
dicional de la mujer mexicana, tales como su Allá íbamos Emiliano y yo. Así tuviera yo mucho
rebeldía, independencia y combatividad3. La quehacer y mucho amor a la casa y todo, pues a liar
protagonista de Hasta no verte Jesús mío no el petate y vámonos a donde Dios diga. Pero a mi
está delimitada ni por las características que me daba harto contentamiento andar de única mujer
usualmente se adjudican al género femenino, con mi papá6.
ni por el comportamiento asignado a la mujer El Bildungsroman femenino en
en la sociedad4. Elena Poniatowska presenta a El carácter andariego de Jesusa va acom- Hasta no verte Jesús mío de Elena
Poniatowska
su personaje femenino como una mujer que a pañado de los celos que experimenta ante las MARÍA C. ALBIN

21
7 diferentes amantes que tiene el padre. La niña diato decide rebelarse. En un acto de rebelión
Ibid., pp. 67-68.
llega a la conclusión de que las mujeres con contra Aguilar, lo confronta verbal y física-
8 que su padre mantiene relaciones son por lo mente diciéndole que no le permitirá que le dé
Ibid., p. 42.
general abusivas, borrachas, glotonas y ade- más palizas e incluso amenaza con balacearlo.
9 más despilfarran el dinero de la familia7. La Desde ese momento, Jesusa no acepta más la
Ibid., p. 78. única amante del padre que se convierte en subordinación al marido y se vuelve:
10 su madrastra es Evarista Valencia, la hija de la
Ibid., p. 51. rectora de una prisión. Jesusa pasa un tiempo ... muy peleonera, muy perra. Y con los años me fue
11 en el presidio bajo el cuidado de Evarista, aumentando el instinto de dar antes de que me den.
Ibid., p. 97. quien la enseña a trabajar, pero al mismo tiem- Se acabó aquello de agacharse a que me llovieran ca-
12
po hace sufrir mucho a su hijastra: «Diario chetadas y cintarazos. Supe defenderme desde el día
Ibid., p. 102. me pegaba mi madrastra con leños prendidos; en que me escondí la pistola en el blusón12.
13
¡Uy, si yo sufrí bastante!»8.
Ibid., p. 133. Los años de la adolescencia de Jesusa Durante una escaramuza de la revolución
transcurren dentro del marco de la Revolu- matan a Pedro, por lo que Jesusa hereda el
14
Ibid., p. 142. ción Mexicana, pues la joven sigue al padre mando de los soldados que su marido dirigía.
que se enlista en una corporación del ejército Sin embargo, rehusa quedarse a cargo de la
revolucionario. La experiencia de acompañar tropa de su difunto esposo como quería el
a las tropas revolucionarias permite que la general Juan Espinosa y Córdova. Debido a
joven adolescente alcance la independencia esta decisión, el general no le paga lo que le
emocional de la figura patriarcal, pues Jesusa corresponde como viuda de un combatiente
observa cómo la corporación llega a rechazar revolucionario. Entonces Jesusa emprende el
a su padre debido a su conducta irrespon- viaje de regreso a Tehuantepec, pero al llegar
sable, ya que parecía que su único interés a la ciudad de México, donde le correspon-
eran las mujeres. Además, Jesusa se queja de día transbordar a otro tren, un cargador le
la doble moral que caracteriza/distingue las roba todo el equipaje. Una vez más se queda
relaciones entre los sexos. La joven alega que desvalida sin un centavo, sin ropa y sin nada,
las mujeres son acusadas de ser poco castas, según ella misma confiesa: «... me quedé sola,
mientras que son los varones los que siempre abandonada aquí en México, rascándome
están dispuestos a tener una relación carnal9. con mis uñas. Parecía una guajalota a la que
Al quedarse prácticamente huérfana, se le perdieron los guajolotitos»13. Ante esta
Jesusa se ve obligada a aprender cómo sobre- situación de desamparo, Jesusa se ve obligada
vivir sola y a luchar por su autorrealización a iniciar una nueva vida en la gran ciudad,
en una sociedad patriarcal en que una mujer donde Raquelita e Isabel Chamorro le mues-
pobre se halla totalmente desamparada y tran la importancia y la utilidad del dinero
en desventaja debido a su clase y a su sexo. y también le enseñan cuáles eran los días de
Jesusa confiesa que al verse desvalida: «Me la semana y los meses del año. Ella misma
dediqué a buscarme la vida como Dios me reconoce su ignorancia: «Yo era muy cegada,
diera a entender. Si no, ¿cómo comía yo?»10. muy cegada»14.
Jesusa decide emprender un viaje de regreso a Jesusa comienza a ganarse la vida como
Tehuantepec, su tierra natal, pero no lo logra criada en casa de una señora española, doña
y acaba casándose sin consentimiento previo Pepita, donde se hace cargo de todo el queha-
con Pedro Aguilar, un oficial de la revolución cer doméstico: lavar, planchar y limpiar. Des-
mexicana. El matrimonio con el capitán ca- pués de desempeñarse como sirvienta en casa
rrancista le ocasiona un gran sufrimiento físi- de otra señora, decide abandonar el oficio de
co y psíquico, pues para todo la golpea. Pedro criada doméstica para trabajar como aprendiz
no le permitía bañarse, ni peinarse e incluso en una fábrica de cajas de calzado. A partir de
le prohibía que se cambiara de ropa para que ese momento, según nos dice ella misma su
así ningún hombre se fijara en ella. Además, vida transcurrió entre
la obligaba a dormir tapada con el rebozo. Al
respecto, declara Jesusa: «Así que yo fui már- ...fábricas y fábricas, y talleres y changarros y pique-
tir. Ora no, ora ya no soy mártir. Sufro como ras y pulquerias y cantinas y salones de baile y más
todo el mundo pero no en comparación de fábricas y talleres y lavaderos y señoras fregonas y
lo que sufrí cuando tenía marido»11. Después tortillas duras y daleque dale con la bebedera del
El Bildungsroman femenino en de unos meses de abuso y humillación, Jesusa pulque, tequila ... Y amigos y amigas que no servían
Hasta no verte Jesús mío de Elena
Poniatowska toma conciencia de la situación de opresión a para nada, y perros que me dejaban sola por andar
MARÍA C. ALBIN que la tenía sometida su marido, y de inme- siguiendo a sus perras. Y hombres peores que perros

22
del mal y policías ladrones y pelados abusivos. Y yo ta que le impone la sociedad.
siempre sola, y el muchacho que recogí de chiquito De ahí que el Bildungsroman
y que se fue y me dejó más sola ... cada vez más femenino recurra a diversas es-
desmadejada en esta chingadera de vida15. trategias narrativas con el obje-
tivo de lograr una inversión o
HJM puede ser considerada un Bildungs- reverso irónico de las normas
roman femenino que se desvía del modelo de comportamiento que se esta-
masculino de este género literario. El Bil- blecen para la mujer a partir de
dungsroman es el concepto empleado para un sistema de códigos genéricos
definir aquellas narraciones cuyo tema es la rígido17.
representación literaria de las experiencias Lagos aclara que además de considerar las 15
de un personaje que se somete a un proceso novelas de formación de un personaje feme- Ibid., pp. 147-148.

de aprendizaje y maduración que tiene como nino una desviación del modelo masculino 16
objetivo la integración del individuo a su de Bildungsroman, algunas críticas proponen María Inés Lagos, En tono mayo,
Santiago de Chile, Ed. Cuarto
contexto social. Según la definición clásica de que se establezcan distinciones en la termi- Propio, 1996, pp. 30-32.
Bildungsroman, término acuñado por Wil- nología con que se designan estos textos. Por
17
helm Dilthey, este tipo de novela se distingue ejemplo, las editoras de The Voyage In sugie- Ibid., pp. 34-36.
por presentar el desarrollo metódico en la ren que se llamen a estos relatos de formación
vida de un personaje como una serie de eta- «ficciones de desarrollo femenino» ((fictions 18
Rita Felski, Beyond Feminist Aes-
pas, las cuales se encuentran vinculadas entre of female development); mientras que Rita thetics: Feminist Literature and
sí, ya que la anterior sienta los cimientos de Felski opina que es necesario llevar a cabo Social Change, Cambridge,
Harvard University Press, 1989,
la próxima fase. De ahí que las disonancias una clasificación de este corpus heterogéneo pp. 122-153.
y conflictos que experimenta el individuo de escritos. La crítica denomina «narrativas de
a lo largo de su vida, sean necesarios en el auto-descubrimiento femenino» (narratives
transcurso de su desarrollo hacia la madurez of female self-discovery) a aquellos relatos
y armonía consigo mismo. Por lo tanto, es- contemporáneos que se centran en la mujer
tos relatos de formación ponen énfasis en el y que logran superar la dicotomía matrimo-
proceso de crecimiento del protagonista que nio-muerte. Además, establece una diferencia
puede abarcar el desarrollo emotivo e intelec- entre los textos en que la protagonista llega a
tual del sujeto en cuestión16. la conclusión de que no es posible alcanzar
La interacción individuo-sociedad rige es- un desarrollo pleno en la sociedad patriarcal,
tas novelas de aprendizaje, por lo que el relato a los cuales clasifica como «Bildungsroman
se estructura en base a las relaciones que se femenino» ((feminine Bildungsroman), y las
van forjando entre el protagonista y el medio novelas del despertar o auto-descubrimiento
social. El personaje principal no controla su (novel of awakening) en que el personaje
destino, sino que más bien reacciona frente a principal, una mujer, percibe su identidad
sus circunstancias. El contexto socio-político, femenina como una fuerza que se opone a los
las relaciones que va estableciendo con otros valores socio-culturales vigentes18.
individuos, los hábitos y códigos de conducta Por otro lado, Lagos señala que las edito-
de su clase social y de su género sexual, cons- ras de la colección de ensayos sobre las no-
tituyen el trasfondo sobre el cual se entreteje velas de formación femenina, Abel, Hirsch y
la acción en estos textos en los que se narra Langlad, en su introducción a The Voyage In,
cómo se va configurando la identidad del revisan y amplian la definición del género al
protagonista. incluir variantes que no se tomaban en cuenta
En su estudio sobre los relatos de forma- en el concepto tradicional. Según las editoras,
ción de la protagonista femenina en la lite- entre las obras que integran las versiones
ratura hispanoamericana, María Inés Lagos femeninas del Bildungsroman se encuentran
ofrece una caracterización más amplia del textos que presentan la posibilidad de un
género. La crítica alega que en la introducción yo coherente, pero que no llega a asumir la
al libro The Voyage In, las editoras nos brin- postura de un sujeto autónomo; relatos que
dan una definición más flexible del Bildungs- muestran una confianza total en el proceso
roman que se puede aplicar a las novelas de de aprendizaje y crecimiento del personaje
las escritoras. Por lo general, en el relato de femenino; narraciones que se dedican a des-
formación femenino se subvierten los valores cribir un lapso de tiempo en el que ocurre el
que se subrayan en su versión masculina, y se desarrollo de la protagonista; y novelas en las El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jesús mío de Elena
da una marcada discrepancia entre los deseos que se enfatiza el contexto social. Las editoras Poniatowska
de la protagonista y el modelo de conduc- llegan a la conclusión de que esta variedad de MARÍA C. ALBIN

23
obras constituye una prueba de La protagonista confronta un medio social
que en el caso de las mujeres, las que espera que la mujer se defina a sí misma
alternativas de desarrollo y ac- en base al amor, al matrimonio y a la mater-
ción resultan más limitadas que nidad. La dualidad que experimenta Jesusa
las de los hombres. Además, se manifiesta en la contradicción que percibe
alegan que la ficción femenina entre la libertad que desea y las limitaciones
se distingue de la masculina en que le impone el medio externo. La heroína de
que el proceso de desarrollo de Poniatowska entra en conflicto con el modelo
la protagonista suele ser menos de feminidad establecido, pues rechaza la ma-
directo y más conflictivo, y ad- ternidad biológica y después de quedar viuda,
vierten que por lo general la decide no volver a contraer matrimonio nunca
Palacio de Bellas Artes. mujer aspira a alcanzar su auto- más. Además, Jesusa denuncia el doble criterio
nomía e independencia al mis- para juzgar la moralidad de hombres y muje-
19 mo tiempo que quiere mantener relaciones res. Esta disparidad entre las convenciones y
Lagos, op. cit., pp. 45-46.
íntimas. Por último, las editoras concluyen normas de conducta que le impone la sociedad
20 que los relatos femeninos se diferencian de los y su búsqueda de autonomía y autodetermina-
Poniatowska, HJM, pp. 153,
295.
masculinos con respecto al carácter del proce- ción, propicia el despertar de la protagonista
so de desarrollo, pues en el caso de la mujer quien toma conciencia del dilema que repre-
éste no es gradual, sino que se realiza a través senta su interacción con el ámbito social.
de momentos epifánicos y no se circunscribe Por lo general, los personajes femeninos
a la etapa de la adolescencia19. eran representados en las novelas como in-
La novela de Poniatowska se aparta del dividuos pasivos anulando la posibilidad de
modelo masculino del Bildungsroman, pos- que surgiera un sujeto femenino autónomo
tura que asumen algunas escritoras que ar- y dinámico. Antes de que el movimiento
ticulan en sus obras el tema del crecimiento feminista comenzara a cuestionar la imagen
y desarrollo de una protagonista femenina. tradicional de la mujer, las protagonistas que
HJM como novela de formación de un perso- se encontraban avanzadas en el proceso de
naje femenino, es un relato que al abordar el crecimiento y desarrollo acababan por ser
tema de la configuración de la identidad de la derrotadas al final del relato: unas morían o
mujer desestabiliza el modelo tradicional de se suicidaban, mientras que otras optaban
feminidad y de ese modo permite la elabora- por la locura o alguna forma de seclusión del
ción de nuevos discursos sobre la diferencia mundo exterior.
del género sexual. Pero el relato de la escri- Por el contrario, Elena Poniatowska revisa
tora no sólo difiere del modelo establecido este modelo pasivo de lo femenino en HJM, al
porque trata del desarrollo de un personaje adjudicar a su protagonista Jesusa Palancares,
femenino, sino también porque muestra la un carácter dinámico que le permite desa-
historia de un período político y cultural con rrollar el «arte de vivir» y de «sobrevivir».
respecto a las aspiraciones de las mujeres y las Jesusa posee un temperamento independiente
limitaciones que le impone la sociedad en el y rebelde, y además valora profundamente el
proceso de formación y crecimiento debido a ser libre que en su caso está intimamente vin-
la existencia y propagación de unas ideas fijas culado a la soledad. Ella misma declara: «Por
sobre las categorías sexuales y las diferencias eso yo soy sola, porque no me gusta que me
genéricas. gobierne nadie» y más adelante reitera «Soy
La trama de la novela de Poniatowska muy feliz aquí solita. Me muerdo yo solita y
muestra las tensiones que configuran el proce- me rasguño, me caigo y me levanto yo solita.
so de aprendizaje y desarrollo de su personaje Soy muy feliz. Nunca me ha gustado vivir
femenino, a la vez que encubre una postura acompañada»20.
de rebelión por parte de Jesusa. En HJM el Desde niña, Jesusa se acostumbró a ser
conflicto que la protagonista enfrenta en el andariega. Primero, siguió a su padre de un
proceso de crecimiento e integración a su lado a otro y luego acompañó a su marido du-
medio social se ve complicado por el contexto rante la lucha armada revolucionaria. Una vez
socio-político que adquiere importancia en el radicada en el D.F., se muda constantemente
relato. La acción de la novela se sitúa en una dentro de la ciudad, pues como ella misma
época de disturbios y de cambios sociales y nos explica:
El Bildungsroman femenino en políticos que añaden complejidad al proceso
Hasta no verte Jesús mío de Elena
Poniatowska de la constitución de la identidad del perso- Como a nadie le tengo que rendir cuentas, nomás
MARÍA C. ALBIN naje femenino. me salgo y adiós. Me voy por allí sin rumbo o

24
por un camino que yo sola discurro. Así soy, hija El personaje femenino de
de la mala vida, acostumbrada a ir de un lado a Jesusa no sólo rompe con el
otro y a poner en cualquier parte los palos de mi código de conducta asignado
sombrajo21. a las mujeres, sino que además
rechaza y se rebela en contra
Jesusa se desvía del modelo de compor- del dominio masculino sobre su
tamiento femenino, pues declara no haber sexo. Jesusa valora demasiado
nacido para cocinar y, en cierto modo, cues- su independencia y libertad
tiona la maternidad como destino de la mujer. como para dejarse gobernar
Ignacia, la esposa de su hermano Efrén, trata por un hombre. Ella se siente
de enseñarle cómo hacer tortillas. Al respecto, capaz de realizar todo lo que
nos cuenta Jesusa: «Decía que a manazos tenía los varones hacen y la única Torre de la Catedral.
que enseñarme, pero pues no nací para echar relación que logra establecer
tortillas y nunca he sabido tortear»22. Por con ellos es la de ser su amiga o compañera 21
Ibid., p. 238.
otro lado, a pesar de que cría a Perico, el hijo de parrandas: «A mi al cabo ni me gustan los
de una amiga difunta, rechaza la maternidad, pelados. A mi, sáquenme a bailar, llévenme a 22
Ibid., p. 280.
pues alega que «lavar es pesado, pero según tomar y jalo parejo, invítenme a dar la vuelta
yo, es más pesado cuidar niños. A mi los ni- por todo México; denme harto que comer y 23
ños nunca me han gustado. Son muy latosos tomar, pero eso sí a mí no me digan que les Id.

y malas gentes»23. Por lo tanto, el personaje pague con lo que Dios me dio. Eso si que no... 24
de Jesusa se aparta de la imagen convencional Soy de todos por las buenas, pero de nadie Ibid., p. 173.
que se tiene de la mujer mexicana que perte- por las malas»26. 25
nece a la clase humilde. Desde una edad temprana, Jesusa muestra Ibid., pp. 177-178.
Después de quedar viuda de Pedro, Jesusa una predilección por las actividades que llevan 26
decide nunca más volver a casarse y perma- a cabo los muchachos para divertirse, tales co- Ibid., p. 153.
necer soltera por el resto de su vida, ya que mo: correr gallo, cantar con la guitarra, jugar
27
prefiere estar sola a tener que rendirle cuentas al trompo o a las canicas y matar lagartijas a Ibid., p. 70.
a un hombre. Dos extranjeros le proponen pedrazos. La propia Jesusa confiesa: «Yo era
28
matrimonio, un banquero y un capitán que muy hombrada y siempre me gustó jugar a la Ibid., p. 206.
conoce en Marfa, TX, pero a ambos rechaza. guerra, a las pedradas... a la lucha, a las pata-
La protagonista de HJM confronta un medio das, a puras cosas de hombres...»27. La inclina-
social que espera que la mujer se defina a sí ción de Jesusa por imitar el comportamiento
misma en base al amor, al matrimonio y a masculino se manifiesta una vez más cuando
la maternidad, lo cual propicia el despertar decide reclutarse como voluntaria en la guerra
de Jesusa, quien se percata de que la mejor de los cristeros, pues como ella misma nos
opción para ella es permanecer sola si aspira dice: «como que no, si se trataba de echar
a alcanzar su autonomía e independencia. En balazos, vamos a darle. Me fui y cualquier día
el siguiente pasaje, Jesusa asume de forma ex- me vuelvo a ir donde se arme la bola, pero que
plícita la postura de un sujeto autónomo que haya balazos, muchos balazos...»28.
prefiere dejar a un lado las relaciones íntimas Elena Poniatowska concluye que detrás
con el sexo opuesto: de esa imagen de mujer recia y osada, Jesusa
Palancares esconde una gran humanidad que
Dicen que el buey solo bien se lame, ¿por qué la vaca expresa en la ternura y compasión que siente
no? ¿Cómo podía adivinar si me iba a ir bien, casada por los demás. Por ejemplo, recoge a Rufino y
con un extranjero? Para ser malo el hombre, lo mis- Perico, dos niños desamparados. Al primero
mo es extranjero que mexicano. Todos pegan igual lo encuentra vagando por Ciudad Valles, por
... Mejor pasar necesidades que aguantar marido. A lo que lo alberga, lo viste, lo calza y le da de
mi los hombres no me hacen falta ni me gustan, más comer, e incluso le enseña un oficio. Pero al
bien me estorban aunque no están cerca de mi, ¡Ojalá cabo de dos años de vivir bajo su techo, Rufi-
y no nacieran!24. no huye de la casa de Jesusa llevando consigo
los cuchillos de la matanza de cochinos y la
Más adelante, denuncia el carácter de los báscula. A pesar de haber recibido un mal
hombres y reitera su propuesta de emanci- pago por su caridad y bondad, se hace cargo
pación femenina: «Los hombres son siempre de Perico, el hijo de su vecina Felícitas, quien
abusivos. Como si eso fuera ser hombre... muere dejando huérfanos a varios niños. Los El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jesús mío de Elena
Y se equivocan porque no todas somos sus hijos de Felicitas viven tres años con Jesusa Poniatowska
yeguas mansas»25. porque el padre, José del Carmen Vidales, MARÍA C. ALBIN

25
los tenía abandonados y no se libre y nadie se burla de uno... ¡Mil veces mejor ser
ocupaba de ellos. Al respecto, hombre que mujer! ¡Bendita la mujer que quiere ser
Jesusa concluye: «Los hombres hombre!33.
que después ni se ocupan de
los hijos, sí se ocupan de andar Por lo tanto, Jesusa representa una heroína
contando por las esquinas que cuyo carácter y conducta no se hallan deli-
ya les nació un hijo. Y con ese mitadas por su género sexual, ya que según
pretexto agarran la borrache- hemos visto exhibe características tradicional-
ra29. mente asignadas a cada uno de los sexos.
Jesusa llega a criar a Perico La relación entre la mujer y el lenguaje
e intenta que el joven asista ha sido estudiada por las feministas france-
Torre Latinoamericana. a la escuela para que llegue sas, quienes han desarrollado el concepto de
a convertirse en un hombre l’écriture féminine. El término alude a una
29 de bien. Sin embargo, Rogaciana, la tía del práctica de la escritura en lo femenino que
Ibid., p. 306.
muchacho le aconseja que ya que sabía leer socava las convenciones linguísticas, sintác-
30 y escribir debía dejar a Jesusa e irse a traba- ticas y metafísicas de la narrativa occidental.
Ibid., p. 312.
jar. Perico sigue el consejo que le da su tía y El concepto de l’écriture féminine ha sido
31 abandona a Jesusa, quien nos cuenta: empleado por Hélène Cixous para referirse a
Ibid., p. 186.
un modo de escribir que afirma la diferencia y
32 Perico estuvo conmigo mientras me necesitó; pero explora los poderes de la mujer. Para Cixous,
Ibid., p. 305. apenas pudo agarró su camino. Yo nunca he deseado la escritura femenina implica la inscripción
33 hijos, ¿para qué? Si con trabajos me mantengo yo... A en el lenguaje del cuerpo femenino en toda
Ibid., p. 186. Perico lo crié porque no tenía madre. Eso es recoger su diferencia mediante la liberación del in-
a un inocente. Pero no lo crié para que me durara consciente reprimido de la mujer. La crítica
toda la vida ... al fin que todo está predestinado por francesa llega a la conclusión en dos de sus
la mano omnipotente30. ensayos, «Le rire de la Méduse» (1975) y «La
Venue à l’écriture», que la economía pulsional
Después de quince años, Perico regresa a o libidinal femenina se traduce en una escri-
casa de Jesusa quien ya está vieja. Sin embar- tura que no se puede definir o teorizar. En
go, recibe una vez más alojamiento y comida sus escritos, Cixous denuncia las restriccio-
a pesar de que cree que el retorno del joven se nes que la cultura dominante y masculina ha
debía a que quería heredar las pocas pertenen- impuesto a la mujer impidiéndole sentir que
cias de la anciana. tiene derecho a escribir, al mismo tiempo que
Jesusa Palancares representa una nueva hace un llamado a las mujeres a acercarse a su
versión del personaje femenino en la litera- cuerpo y al placer de la escritura.
tura, una heroína que reúne características Este tipo de escritura no se limita exclusi-
atribuídas tanto al género masculino como vamente a las mujeres, sino que se trata más
al femenino. Jesusa posee el dinamismo, la bien de un estilo de escritura vanguardista.
independencia, la combatividad y la valentía Para las críticas francesas, l’écriture féminine
que generalmente se asocian al sexo mascu- está vinculada a los ritmos biológicos del cuer-
lino. Ella misma confiesa: «El coraje, ese me po femenino y al goce sexual ((jouissance), y es
sostenía. Toda mi vida he sido mal geniuda, en sí misma un modelo de escritura subversi-
corajuda», y luego añade: «Para mi no existe vo y revolucionario. Las críticas sostienen que
el miedo. ¿Miedo a qué? Solamente a Dios»31. las escritoras deben de intentar representar
Por otro lado, a pesar de declararse «madre en sus textos todo aquello que se encuentra
seca,» exhibe las características de ternura e silenciado en la cultura. Esta es precisamente
instinto de protección que se le adjudican al la estrategia que adopta Poniatowska en su
género femenino por su capacidad biológica novela al dejar hablar aquello que permanecía
de la maternidad32. Jesusa no reniega el ser silenciado, pues le otorga voz a una mujer
mujer, pero está plenamente consciente de humilde que nos relata su propia historia que
que el ser hombre le otorgaría un mayor está vinculada a la de su pais.
grado de libertad en la sociedad. De ahí que Poniatowska cree en ese poder del silencio
confiese abiertamente: que al romperse por medio de la literatura,
llega a ser escuchado alcanzando así su ma-
El Bildungsroman femenino en ...pero de gustarme, me gusta más ser hombre que yor vigor. De ahí que titule uno de sus libros:
Hasta no verte Jesús mío de Elena
Poniatowska mujer. Para todas las mujeres sería mejor ser hom- Fuerte es el silencio (1980). Pero este silencio
MARÍA C. ALBIN bre, seguro, porque es más divertido, es uno más al que estaba sometida su protagonista feme-

26
nina hasta que la escritora la deja hablar en su hambre que antes. Al referirse a los revolucio- 34
Hélène Cixous, «The Laugh of
novela, se caracteriza también por su fuerza narios declara: «A mí esos revolucionarios me the Medusa», en Elaine Marks
subversiva y de transgresión. Hélène Cixous, caen como patada en los... bueno como si tu- and Isabelle de Courtivron (eds.),
New French Feminisms: An An-
la más conocida teórica de l’écriture féminine, viera güevos. Son puros bandidos, ladrones... thology, New York, Schocken,
thology
así lo confirma en su manifiesto «Le rire de ¡Puro revolucionario cabrón!»36. A pesar de 1981, p. 249.
la Medusa» cuando declara que la escritura ser una mujer de pueblo carente de educación 35
representa la misma posibilidad de cambio, formal, se siente capacitada para emitir un jui- Ibid., p. 258.
esto es, el espacio que fomenta el pensamiento cio sobre la revolución a la que describe como
36
subversivo que hace posible la transformación una maniobra de poder. Al respecto nos dice: Poniatowska, HJM, p. 137.
de las estructuras culturales y sociales34. Más «Así fue la revolución, que ahora soy de éstos,
37
adelante, la crítica añade que un texto feme- pero mañana seré de los otros, a chaquetazo Ibid., p. 71.
nino no puede ser más que subversivo porque limpio, el caso es estar con el más fuerte, el
en sí mismo es volcánico35. que tiene más parque...»37. 38
Ibid., p. 95-96.
Por lo tanto, el proyecto de una escritura Jesusa cuestiona la versión que elabora la
femenina definido por Cixous con su énfasis historia oficial en torno a una figura desta- 39
Ibid., p. 136.
en el cuerpo de la mujer y en la erupción del cada del proceso revolucionario: Francisco
goce femenino, al ser un modo de escribir que Villa, por quien siente un gran desprecio. En 40
Ibid., p. 265.
cuestiona los aparatos conceptuales heredados el pasaje a continuación, ofrece una versión
puede instaurar una revolución en el discurso. femenina que contradice la que postula la
La crítica francesa afirma que son las mujeres historia oficial al presentar a Villa no como
quienes se encuentran más capacitadas para un héroe de la revolución mexicana, sino co-
llevar a cabo dicho proyecto, el cual traería mo un cobarde bandido que acostumbraba a
consigo cambios en el inconsciente, en las despojar a los demás de sus bienes y a abusar
relaciones entre los sexos, y en la vida social de las mujeres:
y política.
La voz de Jesusa en HJM resulta subver- No peleaba como los hombres, sino que se valía de
siva por diversas razones. Primero, porque dinamitar las vías cuando iban pasando los trenes... Si
al narrar sus experiencias en el proceso de el tren era de pasajeros también lo volaba y se apode-
desarrollo se desvía de las normas de conducta raba del dinero y de las mujeres que estaban de buena
que la sociedad le impone a su sexo. Segundo, edad... Ahora es cuando le resulta dizque una ‘señora
porque el lenguaje que Jesusa emplea para re- esposa’ y dizque hijos y que hijas. ¡Mentira! Esas son
latar los acontecimientos que marcan su vida, puras vanaglorias que quieren achacarle para hacerlo
lejos de ser sumiso y sentimental, se distingue pasar por lo que nunca fue38.
por su carácter contestatario. Es decir, al asu-
mir una postura de un sujeto autónomo pero En el transcurso de su vida, Jesusa llega a
consciente de haber sido marginada en la so- conocer personalmente a dos presidentes de
ciedad, desestabiliza el modelo tradicional de la república: Venustiano Carranza y Lázaro
feminidad y de ese modo, en los intersticios Cárdenas, sobre los cuales también nos da
del discurso subyace y se inscribe la posibi- su opinión. Conoce a Carranza durante una
lidad de un lenguaje que denuncia el orden audiencia que tiene con el presidente en la
vigente, en particular en lo que se refiere al que le solicita que le pague la pensión que
papel asignado a la mujer en la sociedad. Por le corresponde como viuda de un soldado
lo tanto, el lenguaje que emplea Jesusa esta- revolucionario. El presidente se niega a darle
blece un discurso de crítica social. el dinero que le pertenece alegando que no
El contexto socio-político adquiere una le hacía falta porque ella era una mujer joven
gran importancia en el relato de su vida, pues que podía trabajar para mantenerse a sí mis-
le toca vivir una época de disturbios políticos ma. Jesusa confiesa que la injusticia cometida
y de cambios e inestabilidad en la sociedad por el presidente le «dio harto coraje. Sentí
mexicana. La crisis política agudiza la con- que la ruina me subía y hasta se me volvió su-
ciencia de la protagonista, quien observa con dor... Pero Carranza se quedó con mi dinero,
cautela esta sociedad en transformación y emi- maldecido»39.
te sus comentarios al respecto. Jesusa expresa Por otro lado, nos cuenta que conoció a
su descontento con la revolución, pues alega Lázaro Cárdenas como soldado raso antes de
que no ha logrado implementar las reformas que llegara a la presidencia «y no de fanfarrón
necesarias en la sociedad, e incluso llega a la con todo su Estado Mayor, con su gente, El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jesús mío de Elena
conclusión de que la situación de los pobres dando órdenes de secretito a todos sus achi- Poniatowska
ha empeorado porque siguen más muertos de chincles...»40. Jesusa se queja de que una vez MARÍA C. ALBIN

27
41 se encontró con Cárdenas, pero que éste no BIBLIOGRAFÍA
Id.
la reconoció «porque los jefes no se pueden
fijar en las gentes y más cuando son pobres Abel, Elizabeth, Marianne Hirsch, y Eliza-
como yo»41. beth Langland (eds.), The Voyage In: Fic-
Según hemos visto, Poniatowska en su no- tions of Female Development, Hanover,
vela hace partícipe del proceso histórico mexi- N.H., University Press of New England,
cano a su personaje femenino, una mujer de 1983.
pueblo que al romper su mutismo nos brinda Cixous, Hélène, «The Laugh of the Medusa»,
una versión de la historia distinta de la versión en New French Feminisms: An Anthol-
oficial. De ese modo, la escritora no sólo pre- ogy, ed. Elaine Marks and Isabelle de
senta a Jesusa como agente de la historia, sino Courtivron, New York, Shocken, 1981,
también como un testigo que observa y narra pp. 245-64.
los acontecimientos históricos ofreciendo su Felski, Rita, Beyond Feminist Aesthetics: Fem-
propia interpretación de los mismos. A modo inist Literature and Social Change, Cam-
de conclusión, se podría decir que, en la nove- bridge, Harvard University Press, 1989.
la de Elena Poniatowska, Jesusa también llega Lagos, María Inés, En tono mayo, Santiago de
a adquirir una filosofía de la vida en el proceso Chile, Editorial Cuarto Propio, 1996.
de su aprendizaje y gradual conocimiento de Poniatowska, Elena, Hasta no verte Jesús mío,
sí misma y de la naturaleza del mundo. México, Ediciones Era, 1969.
– «Hasta no verte, Jesús mío», Vuelta II; 24,
(marzo 1978), pp. 5-11.

El Bildungsroman femenino en
Hasta no verte Jesús mío de Elena
Poniatowska
MARÍA C. ALBIN

28
Rosario Alonso Martín
Universidad de Salamanca. De-
dicada a la literatura mexicana,
Rosario Alonso escribió su Tesis
de Maestría sobre el Testimonio
Hispanoamericano y la obra de
Elena Poniatowska «Hasta no ver-
te Jesús mío». Su Tesis Doctoral
(La obra de Elena Poniatowska)
trató sobre el autobiografismo y
el compromiso social de la obra
completa de la escritora mexicana

LA SORPRENDENTE PARODIA TEATRAL a la que ha dedicado numerosos


trabajos. Autora de un ensayo pu-
blicado en México sobre el teatro

DE ELENA PONIATOWSKA: del dramaturgo Hugo Argüelles


titulado Hugo Argüelles, el teatro
de la identidad, ha trabajado la

ME LEES Y TE LEO fotografía de Mariana Yampolsky,


la novela de Sabina Berman y las
relaciones entre Poniatowska y el
ROSARIO ALONSO MARTÍN resto de las escritoras mexicanas
contemporáneas.
(Universidad de Salamanca)

Dedicado, humildemente, al insigne maes- las publicaciones de entonces solicitaban todo la en el tiempo ni situarla en
su trayectoria aunque podemos
tro Don Luis Saínz de Medrano. tipo de trabajos. adivinar que se escribió a finales
de la década de los cincuenta o
a comienzos de los sesenta.
Con la publicación en julio de 2008 de Hace muchos años escribí una obra de teatro que se
su último libro hasta la fecha, Rondas de la llama Melés y Teleo, pero nunca quise escribir teatro. 4
Poniatowska ha definido así esta
niña mala1, Elena Poniatowska incursiona La escribí porque me la pidió Víctor Alba, que era obra, como tendremos ocasión
en un género que, hasta el momento, había el director de la revista Panoramas, y de la Galería de comprobar.
practicado para sí misma: la poesía. La ori- de Arte del Excélsior [...]. No recuerdo si me pidió
5
ginalidad de la propuesta nos devuelve a una exactamente una obra de teatro, pero sí algo teatral Jaime Torres Bodet, nacido en
autora singular capaz de manejarse con igual para la revista. Me dijo que mi colaboración apare- México en 1902 y muerto en
1970, poeta y autor de impor-
soltura en los numerosos moldes genéricos cería publicada al lado de la de Torres Bodet5 y de la tantes ensayos literarios, fue el
de un discurso continuado que ha hecho de de Raúl Prieto, Nikito Nipongo6. Como yo estaba fundador de la revista Contem-
muy chavita pensé que era un gran honor publicar poráneos en torno a la cual se
ella una de las escritoras más fecundas y sor- creó el grupo homónimo.
prendentes de la literatura hispanoamericana con ellos; entonces escribí la obra, pero sin tener la
actual. Nuestro objetivo sin embargo, no es menor idea de cómo escribirla, la prueba es que tiene 6
Nikito Nipongo era el seudóni-
analizar en profundidad su capacidad de re- ciento sesenta y tres escenas y representarla tardaría mo de Raúl Prieto (México 1918-
inventar dicho discurso, sino recuperar uno tres días con treinta y siete horas. La obra es una 2003), estudioso, lexicógrafo,
caricaturista y crítico. Controver-
de los textos más antiguos y determinantes a sátira a los intelectuales. Nunca la he releído porque tido, Nikito Nipongo se carac-
nuestro entender de su ya legendaria trayec- me da mucha vergüenza7. terizó por su furibunda crítica a
la Real Academia Española de
toria, un texto de difícil acceso al público en el la Lengua y fue autor de miles
que ensaya el género teatral desde la frescura de artículos periodísticos, sobre
y originalidad de sus primeros años como 1 la propia autora a Esteban todo en su legendaria columna
Elena Poniatowska, Rondas de Ascensio: Era la historia de «Perlas Japonesas», publicada a
periodista y escritora. la niña mala, México, Edicio- una periodista, que era yo, lo largo de más de medio siglo
Melés y Teleo2, la única experiencia teatral nes ERA, 2008. a quien le sucedían cosas en diversos medios, incluido el
rarísimas; por ejemplo, iba diario La Jornada para el que
publicada de la autora3 es una obra de apren- 2 a entrevistar a un escritor y sigue trabajando Elena Ponia-
dizaje fruto de los inmediatos comienzos de Elena Poniatowska, Melés descubría que en realidad no towska.
y Teleo, Revista Panoramas era él quien hacía los escritos,
Poniatowska como periodista cultural y tes- (México), 2 (1956). sino que una muchacha ma- 7
tigo directo del medio intelectual mexicano de riguana le dictaba todas sus Esteban Ascensio, Me lo dijo
los años cincuenta. Concebido como «una sá- 3 obras. La periodista estaba Elena Poniatowska, op. cit. p.
Poniatowska ha escrito una se- medio loca, como yo, subía 73.
tira a los intelectuales»4, el texto, publicado en gunda obra de teatro titulada las escaleras, se le caía el za-
1956, nació de una sugerencia de Víctor Alba, Interwied que nunca ha sido pato y nunca lo encontraba,
publicada. En ella hace una puras estupideces... (Esteban
quien le pidió a la escritora una colaboración sátira de su propia persona, Ascensio, Me lo dijo Elena Po-
para la revista teatral Panoramas. La práctica dibujándose como una entre- niatowska, México, Ediciones
vistadora torpe que se enfren- del Milenio, 1997, p. 73). La
de múltiples géneros literarios era un rasgo ta a todo tipo de situaciones autora siempre se ha referido La sorprendente parodia teatral de
propio de los escritores de la época, a quienes descabelladas, como señala a esta obra inédita sin fechar- Elena Poniatowska: Me lees y te leo
ROSARIO ALONSO MARTÍN

29
Como hiciera en el relato de alusiones jocosas que acentúan la parodia:
de la gestación de su primer «Alcatraz Pando» es un personaje encerrado
texto de ficción, Lilus Kikus, en el hecho literario y sus apellidos aluden a la
Elena Poniatowska incide en la prisión por excelencia, Alcatraz, y a la palabra
inconsciencia que subyace en la que en la jerga carcelaria mexicana designa a la
producción de dichos trabajos celda de castigo, «apando»; Dimas Manrique
que necesitan un estímulo exte- responde al calambur «Di más» y es un autor
rior para ser publicados. Ambos obsesionado por leer a cualquier oyente sus
textos, impulsados por figuras obras. Ambos interlocutores sufren una tras-
patriarcales, Juan José Arreola8 mutación y se convierten en personajes de
en el primero y Víctor Alba en una pelea prehistórica representando a Caín
el segundo, han tenido con el y a Abel bajo los nombres de Melés y Teleo.
paso del tiempo una historia Trasunto irreverente de la Historia Sagrada
8 muy distinta: Lilus Kikus ha sido recuperado aprendida con las religiosas del Eden Hall,
Juan José Arreola fue maestro de
escritura literaria de Poniatowska en numerosas ocasiones, al contrario que Me- el internado norteamericano donde estudió
e inició con Lilas Kikus en 1954 lés y Teleo, uno de los dos únicos textos que Poniatowska, la escena muestra a un Teleo
la colección Los Presentes.
hasta la fecha no se han reeditado9. empecinado en leerle a su hermano el pri-
9 Esta pieza teatral no ha merecido mucha mer capítulo de su inacabable Historia de la
El segundo texto de Poniatowska
que no ha sido reeditado es
atención por parte de los estudiosos de la Creación. La parodia está llena de efectos
el volumen de entrevistas Pala- ingente obra de Poniatowska, y es la propia humorísticos y muestra el ambiente cainita de
bras Cruzadas, publicado por autora la primera en considerarlo un texto los intelectuales quienes, según la autora, sólo
Ediciones ERA en 1961, aun-
que muchas de las entrevistas fallido. A nuestro parecer, el acercamiento aspiran a ser leídos por otros intelectuales
contenidas en este volumen han insólito a un género tan complejo como el que a su vez, desean ser leídos. El calambur
sido reeditadas por la Editorial
Diana en sus recopilaciones de teatral merece una atención detallada por «me lees, te leo» constituye el título de esta
entrevistas bajo el título de Todo numerosas razones y además nos descubre historia hiperbólica protagonizada por un
México, serie que se iniciará
en 1990 y cuyo último volumen
una actividad juvenil de la autora desconocida variopinto grupo de creadores, algunos de los
para nuestro conocimiento se por el gran público: la de intérprete teatral. cuales pueden ser perfectamente reconocibles
fecha en el 2002. La editorial Actriz en montajes de grupos amateurs de la por los lectores y que constituyen divertidas
Fondo de Cultura Económica,
que publica las obras completas Colonia Francesa en su adolescencia, con los y sangrientas caricaturas, liderados por un
de la autora, tampoco en los que se dedicaba a representar obras de autores personaje central, Pablo Batalla, el arribista
dos volúmenes aparecidos hasta
el momento ha rescatado Melés católicos como Claudel, Mauriac o Bernados, provinciano que representa al «intelectual
y Teleo. Poniatowska era consciente de los principios comprometido». Batalla desea ser postulado
genéricos del hecho dramático, pero no do- como candidato del partido dominante y em-
minaba los resortes de la escritura teatral, barca al resto de sus compañeros en una cam-
y su texto, nacido de un encargo, resultará paña para demostrar la utilidad del intelectual
irrepresentable debido a sus ciento sesenta y ante la sociedad. Convencidos, los autores
tres escenas y a sus larguísimas acotaciones. A viajan para conocer a una maestra rural, Do-
pesar de todo, el interés de la obra resulta in- minga Rosas, quien representa la inocencia de
cuestionable: Melés y Teleo es el fruto de una la provincia mexicana y que fue abandonada
etapa de experimentación, responde al espíri- en su juventud por Pablo Batalla. Enfrentado
tu de su tiempo y es, a su vez, un reflejo de su por la casualidad al pasado, el líder duda en-
época; constituye el resultado de la observa- tre regresar al amor perdido o continuar con
ción lúcida de Poniatowska, recién llegada al su amante, una mujer cercana al poder que,
mundo intelectual mexicano de los cincuenta, finalmente, será postulada como candidata en
y contiene muchas de las claves de las que su lugar. Decepcionada, la maestra rural per-
serán las líneas maestras del pensamiento que manecerá en la provincia; desencantados, los
rige su trayectoria posterior. Por todo ello, intelectuales seguirán acudiendo a sus lecturas
consideramos básico el acercamiento a este públicas en medio de un ambiente desolador.
texto fundacional: una parodia acusadora del Situada en el México de 1956, la obra
ambiente intelectual. se ambienta en dos espacios antitéticos: el
La acción de la obra se inicia en una ofici- decorado sombrío en el que se mueven los
na pobre y desordenada, sede de los intelec- escritores, situado en la ciudad deshumaniza-
tuales, donde Efrén Alcatraz Pando y Dimas da, y el pueblo de Tequispayán, un entorno
Manrique dialogan sobre su deseo de abando- lleno de bucolismo y pureza provinciana que
nar la literatura. Recurriendo a la onomástica se describe de forma costumbrista. Entre los
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo evocadora, ampliamente usada por la autora, dos extremos se desarrolla esta obra primeri-
ROSARIO ALONSO MARTÍN Poniatowska teje una red significativa llena za que adolece de un marcado maniqueísmo.

30
En ella se oponen, sin matices, la provincia para preparar la versión definitiva que ahora nos 10
Melés y Teleo, op. cit., p. 144.
idealizada y el cainita ambiente de la capital hemos visto forzados a presentarles en borrador11. A partir de ahora, las citas de
representados a través de las dos figuras pro- De su indulgente colaboración dependerá que este la obra están extraídas de la
única edición de la misma y las
tagonistas: la maestra romántica y entregada y texto se convierta en la obra realista que se atrevió páginas están señaladas entre
el «intelectual comprometido». Inserta en esta a soñar la autora en un momento de irresponsable paréntesis.
bipolaridad, la acción dramática se desarrolla optimismo...) (299). 11
interrumpida por las profusas acotaciones Las cursivas son de la autora.
teatrales, textos descriptivos que constituyen La autora lamenta en este cierre «ha-
la voz personal de la autora y que sirven para ber abrumado al lector» –no al espectador,
dibujar ambos espacios, biografiar a sus pro- insistimos, es una pieza para ser leída, no
tagonistas y expresar sus propias opiniones. representada–, por lo tanto es perfectamente
El uso de las acotaciones es una de las consciente de haber escrito una obra excesi-
características más originales de esta obra. vamente prolija y precipitada que nos hemos
Excesivamente largas, acentúan el carácter de visto forzados a presentarles en borrador. Co-
teatro para ser leído y no representado que nocedora como actriz que fue de los mecanis-
tiene Melés y Teleo y son una buena muestra mos básicos de la escritura teatral, reconoce
de la escritura de Poniatowska, en ocasiones las posibles deficiencias de este texto y solicita
lírica: (a la manera de las peticiones que se realizan
en ciertos artículos periodísticos), las sugeren-
Los habitantes de Tequispayán son muy ceremonio- cias del público para que este juego satírico se
sos, y cada día de la semana sabe a domingo. Todos convierta en una obra realista. Melés y Teleo
participan en esa vida pueblerina digna y callada que constituye pues, un sueño, una parodia llena
sólo perturban a veces los bebedores de pulque. El de juego, un borrador que precisa colabora-
día empieza con la misa de cinco que hace surgir a ciones externas para convertirse en un texto
los primeros transeúntes10 definitivo, es decir, en una obra realista. La
ironía de la autora parece esconder un propó-
y muchas veces, humorística y paródica: sito crítico: la parodia que realizará a lo largo
de la obra y la sátira deben ser tomadas por
En el elegante departamento de Popo Sosa, un los lectores como un sueño, como un juego.
mesero les sirve whiskies (el mesero es el valet de Si los lectores consideran verosímil la acción
chambre personal de Popo). Juvencio Lapa, Leo de Melés y Teleo, las consecuencias pueden
Luces, el Tepetate y Efrén Alcatraz Pando hablan ser imprevisibles y la sátira se convertiría en
siempre de lo mismo. Chismes literarios, la campaña acusación. La habilidad de Poniatowska para
política, «lo universal y lo nacional», el tono menor mostrarse inocente es sorprendente.
de la literatura mexicana y las influencia en los textos Melés y Teleo adolece además de ciertos
de cada escritor... Salen a relucir Kafka, Borges, An- fallos de acumulación y de una trama amoro-
dré Bretón, Michaux, Sartre y hasta la pobrecita de sa excesivamente convencional, sin embargo,
Francisquita Sagan… el departamento de Popo tiene el interés de esta obra teatral no radica en la
grandes ventanales, pinturas modernas de contem- anécdota; se centra en otros valores, como
poráneos, un bar americano, una increíble discoteca en su capacidad para criticar numerosos ele-
con un tocadiscos que tiene una manija en forma de mentos característicos del mundo intelectual
lengua viperina... (191). y político mexicano y hacerlo mediante un
complejo procedimiento textual consistente
Las amplias acotaciones y la acción pa- en crear unos personajes caricaturescos de
recen excesivamente prolijas y los diálogos ficción que recitan parlamentos directamente
resultan en ocasiones sumamente pesados en extraídos de las auténticas declaraciones de
su longitud y densidad, lo que impide al lec- los intelectuales que son criticados. La pro-
tor centrarse en los hallazgos de la escritura. ducción de Melés y Teleo surgió del trabajo
Melés yTeleo ha sido concebida como una periodístico de la autora y de su observación
obra de teatro para ser leída, lo que se indica directa de un mundo que parodiará utilizando
en la captatio benevolentiae con la que Ponia- sus propias palabras. Caricaturizados hiper-
towska cierra la pieza a la manera de las obras bólicamente, los personajes ficticios recitan
clásicas del teatro barroco: parlamentos reales, todo con el objetivo de
criticar el ambiente cultural de mediados de
(Cae el telón en la imaginación abrumada de los los años cincuenta, del que es testigo y par-
La sorprendente parodia teatral de
lectores a quienes se solicita humildemente envíen tícipe Poniatowska únicamente en su calidad Elena Poniatowska: Me lees y te leo
sus críticas, correcciones y añadiduras a Popo Sosa de periodista y no de autora. Un ambiente en ROSARIO ALONSO MARTÍN

31
el que los intelectuales ocupan maestros rurales, Julio Torri16 y Héctor Azar17, que
puestos administrativos pro- reaccionaron contra las afirmaciones del idealista
porcionados por un gobierno Martínez, y tú [Octavio Paz] que me respondiste
que les maneja con este recurso. «En México no hay crítica, sólo un curioso proce-
Consciente del mecanismo que dimiento de elogiosas y breves notitas donde no se
ella misma ha puesto en funcio- economizan incoloros adjetivos»18.
namiento, la autora, maliciosa-
mente, antepone una «Adver- A tenor de los nombres citados por Po-
tencia» previa a la obra: niatowska, apreciamos que su recorrido abar-
caba un amplio espectro de la intelectualidad
Al elaborar Melés y Teleo hemos tenido mexicana del momento: Julio Torri era un
Iglesia de la Vera Cruz en el DF. la impresión de que más que una obra respetado miembro del grupo Contemporá-
personal, hacíamos un relato anónimo y neos, Martínez era por entonces una figura
colectivo cuya propiedad literaria debía registrarse a consagrada, como Octavio Paz, y por lo que
nombre de todos los escritores de México. (138) respecta a Héctor Azar, se trataba, práctica-
12 mente, de un coetáneo suyo. Hemos de supo-
Fernando Benítez (México 1910-
1998), promotor cultural, perio- Poniatowska, recordemos, era en 1956 ner que las respuestas de este variado grupo
dista y escritor de numerosos una recién llegada al mundo intelectual mexi- fueron recogidas por la reportera en las entre-
ensayos históricos. Fue el inicia-
dor de los grandes suplementos
cano, había empezado a escribir en 1953 tras vistas que publicaba en el suplemento México
culturales de los años cincuenta. sus estudios de secundaria en una internado en la Cultura, respuestas que alimentaron
religioso norteamericano. A instancias de su los parlamentos de los personajes de Melés y
13
Antonio Castro Leal, La poesía director, Fernando Benítez12, inició una serie Teleo y que debemos analizar de forma vicaria
mexicana moderna. Antología, de entrevistas a los escritores y estudiosos a través del relato que hace ella misma acerca
México, Editorial Fondo de Cul-
tura Económica, 1954. Castro mexicanos con motivo de la polémica desper- de estas declaraciones en su ensayo sobre
Leal había escrito un importante tada por la publicación de una cuestionable Octavio Paz.
ensayo sobre José Vasconcelos
(«José Vasconcelos» en Repasos
antología poética recogida y prologada por El procedimiento utilizado por Ponia-
y defensas, Fondo de Cultura Antonio Castro Leal13. El relato del desarro- towska para convertir la materia textual ex-
Económica, México, 1987) y llo de este trabajo y de las respuestas de sus traída de sus entrevistas, materia documental
era un crítico muy renombrado
representante de los intelectuales interlocutores es evocado por la autora en el y testimonial, en materia ficcional se aprecia
institucionales. Castro Leal sería ensayo biográfico publicado en 1998 dedica- muy claramente observando una de las pri-
el primero en definir el concepto
de «Novela de la Revolución» do a Octavio Paz subtitulado Las palabras meras entrevistas que realizó a Octavio Paz
y había realizado la nómina y del árbol: transcrita en el ensayo dedicado al poeta:
clasificación de la misma: In-
troducción a la Novela de la
Revolución y Segunda época Don Antonio Castro Leal, muy orondo (es un Elena Poniatowska. - ¿Y por qué no se puede vivir
de la Novela de la Revolución adjetivo que le va bien) publicó en el Fondo de aquí de la literatura?
Mexicana, México, Editorial
Aguilar, 1960. Cultura Económica una Antología, La poesía mexi- Octavio Paz. - Porque no hay público, ni editoriales
cana moderna. En sus notas introductorias decía que para la literatura mexicana, muy pocos lectores –y
14
Periodista mexicano muy famoso todos los poetas hombres eran «finos y sutiles», y muchos menos editores– se interesan por ella.
por sus columnas de quien no las mujeres de «una delicada sensibilidad». Inicié E. P. - ¿A qué se debe esa falta de interés?
hemos podido encontrar otra
referencia.
entonces una encuesta en la que participaron Xavier O. P. - En primer lugar, a la ignorancia. No hay clase
Icaza14 (Panchito Chapopote), José Luis Martínez15, media lectora. Por otra parte está el desdén general
15 quien se pronunció en contra de la vanidad de los para toda la literatura de habla española. Yo creo que
José Luis Martínez (Jalisco 1918
- México DF 2007), Director de literatos que «tañen en soledad egoísta una pequeña este desdén es un reflejo provinciano de Francia e
la Real Academia de la Lengua lira oxidada» y declaró que los escritores debían ser Inglaterra, que ignoran casi toda nuestra literatura19.
Mexicana, destacado crítico y
estudioso literario autor de nu-
merosos ensayos sobre literatura
ráneos, escribió ensayos, poe- sior. Poeta y ensayista, se ha
Las palabras de Octavio Paz se van a con-
mexicana e identidad nacional
como La emancipación literaria mas y cuentos que destacan destacado como autor teatral vertir en Melés y Teleo en un intertexto, una
por el lirismo de su prosa y su con obras como El milagro y inserción que no deja lugar a dudas sobre su
de México (1955), La expresión
cuidado estilo como el poema- su retablo (1959), Olimpia
nacional (1955) y El ensayo origen. El parlamento real del poeta se con-
rio Ensayos y poemas (1917) (1964) o más recientemente
mexicano moderno (1958).
y el ensayo literario De la lite- Diálogos de la clase médium vertirá, casi textualmente, en el parlamento
ratura española (1940). (1980).
16 de uno de los personajes de la obra, el filósofo
Julio Torri (México 1889-1970),
partícipe del grupo Contempo- 17 18 Popo Sosa, cuyo nombre alude paródica-
Héctor Azar (Puebla 1930 - Elena Poniatowska, Octavio
México DF 2000), miembro de Paz. Las palabras del árbol,
mente al volcán Popocatépetl visible desde la
la Generación del Medio Siglo México, Editorial Plaza y Ja- ciudad de México:
y compañero de Poniatows- nés, 1998, p. 53.
La sorprendente parodia teatral de ka en el Centro Mexicano de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo Escritores, Azar fue también 19 Popo Sosa (rimbombante): -Lo que pasa es que,
ROSARIO ALONSO MARTÍN redactor del periódico Excél- Ibid. p. 54. además de que no hay una clase media lectora,

32
existe un desdén general por toda la literatura de su seña de identidad. Partícipe
habla española. Yo creo que ese desdén es un reflejo de dicho grupo, Poniatowska
provinciano de Francia e Inglaterra, que nos ignoran realiza, de forma precoz en esta
olímpicamente (157). obra de teatro, una sátira vi-
rulenta contra los vicios de un
Las palabras de Octavio Paz se convierten grupo de artistas enredados en
en un fértil referente textual con el que Ponia- capillas y mafias dedicados a
towska articula los diálogos de sus personajes la promoción mutua a quienes
en un proceso de ficcionalización que repite define muy crudamente con las
la cita real prácticamente de forma textual. palabras de uno de sus perso-
Las observaciones del poeta acerca del papel najes: «Los escritores escriben
de la crítica literaria y el uso irónico que hace exclusivamente para las socie- Jardín de la casa de Frida Kahlo.
de los adjetivos utilizados por Castro Leal en dades mutualistas de protección
su introducción son utilizadas por ella para y de elogio, para esas revistas y coleccioncitas
construir sus parlamentos perfectamente im- que parecen asilos de retrasados mentales»
bricados en el marco de un vivo diálogo. (157). 20
Ibid. p. 55.
Declaraciones de Octavio Paz: En el texto se denuncia la existencia de
grupos de poder que se ayudan mutuamente 21
Se consideran miembros de la
Mucho más importante es el problema de la crítica: la y entre los que no existe una crítica seria, si- Generación del Medio Siglo
ausencia total de verdadera crítica literaria y artística no un mecanismo de promoción sumamente el novelista y poeta Salvador
Elizondo, la también poeta y
entre nosotros. El escritor trabaja en soledad abso- discutible: «Anímense ustedes. Si no hay novelista Rosario Castellanos, el
luta, sujeto a un personal desconcierto [...] Nunca crítica, en cambio tenemos publicidad» (156), dramaturgo y crítico Emilio Car-
falta la crítica reducida a un curioso procedimiento opinión de uno de los personajes extraída de ballido, la narradora Amparo
Dávila, el novelista Carlos Fuen-
de elogiosas y breves notitas, donde no se econo- las duras acusaciones reales de Octavio Paz tes, el poeta y narrador Juan
mizan incoloros adjetivos. En ellas, el autor aparece acerca de la falta de crítica en el panorama García Ponce, la propia Ponia-
towska, el novelista Sergio Pitol,
generalmente como «joven», «distinguido», «fino», literario mexicano: el periodista y ensayista Carlos
«inteligente» o «sutil»20. Monsiváis y el poeta y novelis-
ta José Emilio Pacheco. Autores
Elena Poniatowska. -¿Y la colección que acaba de que se caracterizan por recibir
Fragmento de Melés y Teleo: hacer Castro Leal? apoyo incondicional por parte
Octavio Paz. -Es una prueba más, particularmente de los suplementos culturales,
las editoriales emergentes y los
Pablo Batalla: -¡Ah, sí! Aquella en que todos los horrible, de nuestra falta de críticos. Esta antología es proyectos culturales de la época.
poetas quedaron colocados en primera fila, todos mala y perjudica de manera muy grave a la causa de Son una generación de autores
muy diferentes entre sí, unidos
contentos, todos jóvenes y distinguidos, cuando no la poesía mexicana. Nuestra poesía, que es muy va- por un tiempo comprometido
brillantes promesas o cumplidas realidades. liosa, es casi ignorada por el público. La antología de con la realidad mexicana y por
su producción interdisciplinal.
Popo Sosa (interrumpiendo): -Sí, sí, y siempre «finos Castro Leal en lugar de revelarla, la oculta. Conozco
y sutiles». a muchas personas que piensan lo mismo que yo, que 22
Garabito (sincero): -¿Qué querían que hiciera? El critican a Castro Leal, pero que se quedan calladas. Ibid. p. 56.

escritor trabaja en soledad absoluta sujeto a su perso- El silencio general y constante de todos los que son
nal desconcierto. El crítico debe estar junto a él para capaces de decir algo le ha dado a Castro Leal una
asistirlo y guiarlo (157). especie de impunidad.
E. P. –Así que en materia de crítica estamos en la
Hemos de suponer que el mecanismo que fosa.
se opera con respecto a los textos originales O. P. –Pero anímese usted: tenemos en cambio la pu-
de Octavio Paz se aplica sobre el resto de las blicidad [...] Nunca los escritores habían tenido tanta
declaraciones de los diferentes interlocutores publicidad como ahora, pero nunca han sido tan
de Poniatowska, cuya originalidad consiste poco leídos, o por lo menos, nunca fueron juzgados
en crear una parodia con las declaraciones de con tanta superficialidad22.
aquellos que participan en el ambiente que es
parodiado. La opinión autorizada de Octavio Paz
La crítica al ambiente dominante en la mostraba una atmósfera de cuestionamiento
cultura no era privativo de Poniatowska, y de cambio frente a una situación en la que
sino uno de los rasgos característicos de los nadie se atrevía a criticar por miedo a ser a su
miembros de la Generación del Medio Siglo21, vez criticado. Ahora era posible cuestionar
jóvenes que hacían de su posicionamiento abiertamente el servilismo de los intelectuales
crítico ante las instituciones y personalidades ante un poder que no duda en neutralizar-
La sorprendente parodia teatral de
que, aún en la década de los cincuenta, do- les mediante un sistema de adjudicación de Elena Poniatowska: Me lees y te leo
minaban el panorama intelectual mexicano, trabajos oficiales. Pagados por el poder y ROSARIO ALONSO MARTÍN

33
partícipes del sistema, los in- convertir la Constitución Mexicana en una
telectuales institucionales no obra poética y tan ridículos como viajar a la
pueden criticarlo, una situación provincia para ser maestros rurales sin voca-
de sometimiento que analiza el ción. Ejemplo de intelectuales que intervienen
historiador Enrique Krauze: en política por su propio beneficio, los escri-
tores no son los únicos en ser parodiados La
La relación entre el poder y los intelec- clase política y sus formas son blanco de la
tuales (jóvenes y viejos) había vuelto sátira de la autora, quien critica a los cuadros
a los viejos y sonrosados tiempos de municipales del partido único que dirigen el
Don Porfirio. «Chambas y más cham- pueblo donde vive Dominga Rosas y que se
bas23» era la consigna [...] El régimen de sirven de la ignorancia de sus habitantes:
Palacio Bellas Artes y Torre Latinoamericana. Alemán24, en suma, había logrado en
seis años lo que Porfirio en treinta: la Para gobernar a toda esta gente bruta, no hacen falta
subordinación indirecta de los intelec- manifiestos y sonseras. No más darles un jarro de
23 tuales «agarrados por las tripas». Como entonces, pulque a cada uno el día de las elecciones y al día
«Chamba» en el argot mexicano
significa «trabajo». los intelectuales consintieron en el sacrificio de su siguiente los metes a la cárcel por borrachos pa que
libertad política, lo cual podía tener consecuencias sepan lo que es la autoridá (sic) (197).
24
Recordemos que el sexenio pre-
desastrosas en términos políticos y morales. Pese a
sidencial de Miguel Alemán se todo, muchos intelectuales podían repetir, legítima- La proximidad de ciertos intelectuales
inició en 1946 acabando en
1952.
mente, la frase de Cosío Villegas; sin su concurso, al poder le permite a Poniatowska satirizar
aquel México moderno no hubiese llegado adonde una de las costumbres más practicadas por el
25 estaba. Por lo demás, la subvención estatal les per- Partido Institucional Mexicano, PRI, consis-
Enrique Krauze, La Presidencia
Imperial, Barcelona, Tusquets mitía seguir trabajando en lo más preciado: la obra tente en incitar a los candidatos a hacer una
Editores, 1997, pp. 166-167. personal25. campaña inútil por cuanto la decisión sobre su
elección ya está tomada de antemano por los
La crítica expuesta en la obra también cuadros superiores. Denominado de «gallo
abarca al intelectual dedicado a la política, tapado», este mecanismo de «elección» em-
personificado en Pablo Batalla quien afir- puja a Pablo Batalla a una campaña absurda e
ma que «Los intelectuales también saben imposible que finaliza cuando un importante
ser hombres de acción y buscan el contacto miembro del partido le revela finalmente al
directo con el pueblo, porque pertenecen a escritor que se han decantado por su propia
su patria y a su tiempo» (147). Su discurso amante, revelación que resuelve en una escena
público aboga por la necesidad de una clase en la que el político, interesado sexualmente
intelectual «útil» que participe de la vida civil por la poetisa, juega con Batalla al ajedrez:
sin aislarse en su soledad creadora, una teoría
de José Luis Martínez: El Jefe. –Y si no me equivoco, va a darle a usted
mucho gusto que una mujer tan valiosa y tan de su
Pablo Batalla. -Sí, es verdad que yo soy un poeta, es cuerda llegue al poder, Olivia representará a todos los
cierto que hasta el día de hoy he pulsado en soledad intelectuales y a la vez, a todas las mujeres de México,
egoísta una pequeña lira oxidada. Pero mi corazón que entran con pie derecho en la vida civil de la pa-
de patriota ha empezado a latir con el ritmo de los tria. Como ve usted, así matamos dos pájaros de una
tambores militares [...] Conmigo entra la poesía a sola piedra y no malgastamos las curules. Exaltamos
prestar su colaboración en la vida pública de México. a la mujer, sí, pero a una que es también representante
Muy pronto saldrá a la luz mi primer trabajo de del espíritu (273).
poeta civil. Sí, señoras y señores, estoy poniendo
en verso nuestra constitución, como un homenaje El machismo subyacente en el político y
del espíritu a la letra. Nosotros no queremos ser un en el sistema también es una constante en la
adorno retórico de las filas esforzadas del partido, sátira de la obra. Olivia constituye un ejemplo
sino miembros activos y responsables. Nuestros de mujer machista, como machistas lo son to-
caudillos revolucionarios ya hicieron su parte. Ahora dos y cada uno de los intelectuales cuya visión
toca el turno a los civiles, y yo lanzo mi candidatura, de la mujer se limita a percibirla como musa
como una corona de laurel en la frente augusta de la y no como compañera. A pesar de la inclina-
revolución de la que soy hijo y partidario (165). ción feminista de la autora, no hay tampoco
excesiva piedad para las lacras de las mujeres,
El discurso, marcadamente institucional, quienes en esta obra aparecen como enemigas
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo revela una clase intelectual que pretende ser de las propias mujeres frente a un sistema
ROSARIO ALONSO MARTÍN útil, pero cuyos frutos son tan inútiles como reaccionario que se muestra partidario de

34
mantener a la figura femenina en un espacio nes– se desarrolla la parodia que parte de los 26
Elena Poniatowska ha recono-
de abnegación y sacrificio. Únicamente la mismos nombres de los partícipes en la obra cido a Cynthia Steele en una
extravagancia de la artista o la posición social en un atrevido juego de onomástica evoca- entrevista personal en 1990 que
el personaje de la amante de
de la mujer dedicada a la política se toleran, ya dora al que ya hemos hecho alusión. Con la Pablo Batalla, Olivia, estaba ba-
que sirven al sistema. El personaje femenino excepción del trío amoroso constituido por sado en la persona de la poetisa
de Olivia representa para la autora una opor- Dominga, Pablo y Olivia, y de los habitantes Lidia Zúñiga, perteneciente al
PRI y muy conocida en los años
tunidad para satirizar a las mujeres dedicadas de Tequispayán, el resto de los personajes, cincuenta.
a la literatura: un bullicioso coro de escritores y políticos,
27
se nombra con un juego de palabras o un Jalisco es estado natal de Rulfo y
¿Y las mujeres literatas? Giran en otro planeta, en apodo mordaz alusivo a sus características. de Arreola.
torno a sí mismas. Son volcánicas y desconocen los Entre el grupo de intelectuales, se distingue 28
remansos [...] Las mujeres se ponen la cultura como la caricatura de dos personajes reales de las En declaraciones a la autora de
si fuera colorete o pintura de labios. Se untan un poco letras mexicanas perfectamente identificables este trabajo, Elena Poniatowska
afirmó que había conocido a
de poesía azulada en los ojos. Un poco de espirituoso por el público lector: Juan José Arreola y Juan Rulfo en casa de Juan José
rimel en las pestañas (148). Juan Rulfo, Garabito y el Terrón de Tepetate Arreola. La joven periodista acu-
día al Taller Literario del Maestro
respectivamente. y Rulfo visitaba la casa como
La crítica de Poniatowska, se centra a El relato paródico de ambos escritores es amigo personal del escritor y de
su esposa. Posteriormente, Rulfo
través de este personaje, en las mujeres que se uno de los más sorprendentes hallazgos de fue el supervisor de Poniatowska
dedicaban a la política en los años cincuenta26, esta obra, sobre todo en el caso del sombrío en el Centro Mexicano de Escri-
propuestas para cargos públicos por el mero esbozo de Rulfo «El Terrón de Tepetate», tores en 1957. También según la
escritora, Rulfo fue siempre su-
hecho de serlo. Mujeres que, para la autora, literalmente, «terrón de adobe», ladrillos de mamente cordial con ella, con lo
participan de la vida política como si esta fue- tierra reseca amarillenta que usan en Jalisco27 que es de suponer que no le mo-
lestase el retrato que le hizo en
ra una sucesión de actividades de sociedad: para construir las casas más modestas. «Te- Melés y Teleo. Rulfo incluso llegó
rrón de Tepetate» es asimismo el título de la a fotografiarla en varias ocasio-
nes, fotografías que Poniatowska
Además, tiene usted que firmar inmediatamente esta entrevista que Poniatowska28 realizó al autor nunca tuvo oportunidad de ver.
carta de adhesión al senador Mac Carthy (sic) que va en enero de 1954 para el periódico Excélsior29, Recordemos también que el au-
a meter en la cárcel a todos los comunistas... También algunos de cuyos fragmentos están repro- tor escribiría un texto laudatorio
acerca de Lilus Kikus incluido
quieren la firma de la nueva diputada Olivia... Y no se ducidos en Melés y Teleo incorporados a las en la edición de la Universidad
olvide que tiene un cóctel en la embajada de Andorra; descripciones que del personaje hace la autora Veracruzana de 1967.

por cierto que la Señora Embajadora no ha hecho en las múltiples acotaciones que le retratan. 29
más que meter patas en la redacción del estatuto de la El mecanismo textual es el mismo que el que La entrevista con Juan Rulfo se
publicó en 1961 en el volumen
Asociación de Retrasados Mentales... (278) convierte las declaraciones de los intelectuales Palabras Cruzadas al que ya
en parlamentos teatrales, aunque en este caso, nos hemos referido.
En la obra, las actividades benéficas de las Poniatowska utiliza sus propios textos. En su 30
caritativas damas políticas del «Pret», parodia entrevista a Rulfo de 1954, la autora escribe: Elena Poniatowska, Palabras
burlesca de las siglas del PRI, Partido Revolu- Cruzadas, op. cit. p. 139.

cionario Institucional, merecen el comentario Rulfo niño vio pasar a los cristeros por las faldas
despectivo de una de las secretarias de estas del cerro, y su mamá le tapaba los ojos para que
mujeres cuyos nombres llenos de múltiples no se le quedara grabado el siniestro monigote de
títulos y descritas en su aspecto físico con un ahorcado, o la marioneta de hilos rotos que los
proporciones desmesuradas, son cruelmente soldados llevaban a empujones hasta el paredón de
parodiadas por la autora: fusilamiento30.

Todavía no estoy muy segura si vale más la pena El texto original se convierte en la obra en
cortarles a ustedes el sombrero con todo y cabeza o un parlamento solemne del escritor y filósofo
hacer de modo que ya no haya niños tan desvalidos al Popo Sosa –trasunto de Octavio Paz, que
alcance de sus garras caritativas [...] y con permiso de no tiene el carácter protagónico de estos dos
ustedes voy a ver si funciona la guillotina (281). autores–, quien se dirige a un auditorio de
escritores utilizando la segunda persona en un
La sátira expresada en el texto no se sirve intento retórico de captar la atención de los
únicamente de los parlamentos de sus per- oyentes con la descripción de la tragedia de la
sonajes. Se nutre de creaciones verbales que que es espectador el niño Rulfo:
parodian estilos periodísticos y de atrevidas
imágenes esperpénticas basadas en rasgos Tomen ustedes en cuenta que el Terrón vio bajar a los
significativos de los intelectuales de la época. cristeros por la falda del cerro. Acuérdense de que su
La sorprendente parodia teatral de
En los retratos caricaturescos de los mismos mamá le tapaba los ojos para que no viera el moni- Elena Poniatowska: Me lees y te leo
–retratos hechos en las múltiples acotacio- gote de los ahorcados que encogen las piernas en el ROSARIO ALONSO MARTÍN

35
31 último aliento, privados para siempre de la tierra... Los parlamentos teatrales de Melés y Teleo
Coreógrafa, bailarina y escri-
tora, Nellie Campobello es una vio llegar, a escondidas, la marioneta sin hilos que los ilustran el malestar provocado por la obra y
figura singular en la literatura soldados llevaban al paredón de fusilamiento (159). la personalidad de Rulfo con el comentario
mexicana, considerada la única
autora de la novela clásica de
de Pablo Batalla quien acusa al autor de no
la Revolución con Las manos de La comparación del reo de muerte con sumarse al optimismo institucional generali-
mamá y Cartucho (Galería de una marioneta sin hilos, sugerente y hábil, se
escenas revolucionarias), ambos
zado: «No has hecho más que pintar gentes
títulos incluidos en el volumen La mantiene en ambos textos. La mirada infantil iguales a ti, oscuras y atravesadas, que dando
Novela de la Revolución Mexi- sobre los desastres de la lucha nos recuerda la palos de ciego acaban por romper la piñata de
cana de Antonio Castro Leal ya
mencionado. Nadie sabe su fe- prosa descarnada y al mismo tiempo inocente la realidad mexicana» (180). Para los persona-
cha exacta de nacimiento, situa- propia de la escritora Nellie Campobello31, jes de Poniatowska, el Terrón de Tepetate es
da entre 1907 y 1913, tampoco
nadie sabe cuándo y cómo mu-
quien en sus novelas describe las atrocidades un reconcentrado sujeto cuyo éxito literario
rió. Poniatowska ha prologado con la distanciada y perturbadora inocencia les desconcierta ya que se trata «de un hombre
la edición norteamericana de la que parece evocar Poniatowska:
obra de Campobello y colaboró
elemental» que no pertenece «a ninguna de
con la estudiosa escocesa Irene nuestras camarillas». Las críticas más acerbas
Matthews en su biografía Nellie ¡Terrible cosa! Mis ojos estaban acostumbrados a ver vienen de otro originario de Jalisco, Juan José
Campobello. La Centaura del
Norte, Ediciones Cal y Arena, morir con plomo caliente, hecho pedacitos dentro del Arreola, quien desde su caricatura de «Gara-
México, 1997, y le dedicó un cuerpo. A una mujer la depositaron en sus propias bito», reprocha al Terrón el evocar la Revo-
capítulo de su ensayo Las siete
cabritas, México, Ediciones ERA,
enaguas y la amarraron como bulto de ropa. A un lución y unir el concepto de hombría con las
2000. jovencito lo pusieron cuidadosamente a un lado de vivencias terribles de la misma:
32
la vía. No se le veía un solo golpe, estaba pálido, con
Nellie Campobello, Las manos los ojos abiertos. Yo me pregunté por qué miraría Garabito. –Los dos tenemos un concepto muy
de mamá, incluido en el volu- así; parecía vivo. Le echaron un puño de tierra y se distinto de lo que es ser hombre. Para ti significa
men La Novela de la Revolución
Mexicana, presentación de Ro- le borró la mirada32. haber tenido un abuelo en la Revolución, que hayan
berto Suárez, México, Ediciones matado a casi todos tus parientes, que se robaran
Patria, 1985, p. 819.
La obra de Rulfo era opuesta al proceso tus tierras, quemaran tus milpas y a ti no te hicieran
33 modernizador que en los años cincuenta nada [...].
Rulfo escribió dos obras funda- determinó la economía, las ideas y la cul-
mentales, el conjunto de relatos
Terrón. (Inquisitivo) –Bueno, y pa´ti ¿Qué significa?
El llano en llamas, publicado en tura mexicanas. En una época definida por (sic).
1953 y la novela Pedro Páramo, el desarrollo, la preeminencia de la urbe, el Garabito. –Respaldar los actos humanos con una
publicada en 1955.
optimismo, la intensa desnacionalización y el decisión profunda del espíritu.
34 triunfalismo propios del gobierno de Miguel Terrón. –Si, ya sé. Te quieres quedar aquí a oír tu
Jorge Ruffinelli, «La leyenda de
Rulfo», incluida en el volumen
Alemán, Rulfo crea un mundo propio que eterno Vivaldi, a construir avioncitos, a jugar tus
Juan Rulfo. Toda la obra, Edi- se refugia en el campo, en el tiempo y en el interminables partidos de ajedrez... y a dar clases
ción Crítica de Claude Fell, Ma- mito33. Su visión desoladora de la Revolución
drid, Colección Archivos, 1992,
a señoras que te halagan y que tienen pretensiones
pp. 447-470. Mexicana y de las Guerras Cristeras y su literarias... (194).
personalidad sombría lejos de todo deseo de
35
Entre la obra de Arreola des- participar en la promoción de su obra, pro- Las diferencias entre ambos no consisten
tacamos dos libros de relatos: vocaba incomodidad en los círculos políticos únicamente en sus antagónicas aficiones: el
Varia Invención, publicado en
1949 y Confabulario de 1952.
que buscaban el camino a la modernidad bajo amor por Vivaldi, el ajedrez y las clases con
el progreso engañoso que suponía dar la es- alumnas eran de conocimiento público en
palda al pasado, al campo y a las tradiciones, el caso de Arreola, (nótese como la autora,
y su éxito molestaba a ciertos intelectuales autoparódica, se burla del Taller Literario de
de la época, como señala el especialista Jorge su antiguo Maestro) mientras que Rulfo, soli-
Ruffinelli: tario, prefería la fotografía. Las verdaderas di-
ferencias residen en su escritura y, fundamen-
La obra de Rulfo –ante todo Pedro Páramo– creó un talmente, en sus actitudes literarias. La prosa
profundo malestar en la cultura mexicana, junto a de ambos representa la dicotomía propia de
una admiración colectiva: el malestar y la admiración la narrativa de los cincuenta. Arreola35 poseía
provocados por aquello que no se entiende. Que no un mundo intensamente personal, en el que el
se entiende cómo surgió, cuál es su densidad de signi- juego con la palabra y la fantasía creaban una
ficados, cómo descifrar su ambigüedad, su misterio. prosa obsesionada con la forma y la aguda
Entonces el imaginario cultural mexicano reaccionó inteligencia. Rulfo se centraba en la preocupa-
glorificando y deificando aquel fenómeno, colocando ción social y recuperó el juego con el tiempo
a autor y obra en una posición desde la cual no sería y el mito. Ambos inician la innovación técnica
ya necesario interpretar ni cuestionar ni preguntarse en la nueva escritura mexicana, ambos exami-
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo por sus límites. Esta es la manera como la lectura nan al país criticando el pasado, en el caso de
ROSARIO ALONSO MARTÍN mítica mitificó lo que leía34. Arreola, utilizando la imaginación, la alegría

36
y el juego; en el caso de Rulfo, definiendo el su famoso número de exaltación de la mujer
concepto de lo llamado «mexicano» desde la en general para conquistar a la mujer en par-
perspectiva del paisaje y de la esencia mítica ticular. Garabito va de un lado a otro, se frota
de un especialísimo realismo mágico. las manos, se alisa el pelo, se queda brusca-
La otra gran diferencia entre ellos, su mente como ensimismado, triste, silencioso y
actitud ante el mundo literario, marca las abatido» (182)– contrasta con su tratamiento,
preferencias de Poniatowska. Para la autora ciertamente admirativo, de la persona de Juan
de Melés y Teleo, el personaje de Arreola no Rulfo. Ambos retratos muestran claramente
despierta sus simpatías y la acotación con la los posicionamientos de la autora y obligan
que describe a su antiguo maestro está escrita al lector a preguntarse por qué Poniatowska
con trazos valleinclanescos, constituyendo dibujó una caricatura tan poco favorecedora
un retrato hiperbólico y esperpéntico del de quien había sido su maestro y había pro-
narrador: movido su primera publicación.
Junto a ambos escritores, a lo largo de las
Garabito es alto, sinuoso como un sarmiento, y pare- numerosas escenas de la obra se sucede una
ce que sus miembros se van a desprender de su cuerpo nómina amplísima de personajes que ilustran
a cada movimiento. Tiene un extraño parentesco con el mundo de los intelectuales y conforman el
los espantapájaros. Cuando está desocupado recurre paisaje humano de la ciudad con sus centros
a inevitables compromisos con el espíritu y hay mo- de poder, así como el ambiente provinciano
mentos en que le da por el misticismo [...]. Garabito en el que trabaja Dominga Rosas. Espacios
es un crítico literario concienzudo, que ordena frases antitéticos cuyos habitantes también se en-
menudas, corrige acentos y hace declaraciones que frentan entre sí, agrupados en torno a un
no comprometen a nadie (152). triángulo cuyo vértice es Pablo Batalla quien
une ambos mundos.
El recurso de la onomástica evocadora El tratamiento de los personajes responde
constituye una red significativa de alusiones a esta bipolaridad: en la ciudad se suceden las
jocosas que retratan rasgos identificadores máscaras, los apodos, las caricaturas. Ningu-
del personaje. El cierto maniqueísmo del que no de los intelectuales tiene nombre, son un
adolece la obra se muestra en estas dos figuras coro abigarrado en el que un lector despierto
antitéticas, ya que la autora describe negativa- puede jugar a descubrir qué personaje público
mente a «Garabito», literalmente «garabato», se esconde detrás de la caricatura cuyas figu-
y muestra sus simpatías por el «Terrón» en la ras principales son El Terrón de Tepetate y
acotación con la que le retrata en oposición a Garabito. Dicho juego da buena muestra del
su compañero: talante irreverente, desmitificador y antiso-
lemne de una voz crítica. Por el contrario, los
(El Tepetate, en cambio, es un hombre que parece un personajes provincianos, incluso el coro de
elemento. No habla por iniciativa propia, así es que niños a los que enseña Dominga, poseen iden-
nunca se equivoca. Los sonidos que emite pueden tidad, nombre, no están caracterizados como
frecuentemente ser traducidos al lenguaje común de caricaturas, lo que constituye un posiciona-
los hombres, pero casi siempre significan un cordial miento: se trata de seres más «auténticos», ale-
desprecio a las actitudes literalizantes de sus amigos jados de toda pose. Hemos afirmado ya que
y un terco amor al agua, a la tierra y al viento de su Melés y Teleo adolece de cierto maniqueísmo
barranca natal) (195). muy notorio en la caracterización de los per-
sonajes, y en esos extremos destacan las dos
Indudablemente, el posicionamiento de mujeres protagonistas: Dominga y Olivia.
Juan Rulfo ante la literatura y la vida pública La maestra rural, romántica, útil, paciente
despierta más simpatías en Poniatowska que y abnegada, contrasta con la poetisa dedicada
la actitud exhibicionista de la figura de Arreo- a los actos sociales, perezosa y manipulado-
la, a cuya caricatura le otorga el siguiente ra. La primera es idealista y fantasiosa, «De
parlamento: «Este procedimiento de insultar pequeña me dormía y poblaba mi almohada
a todos me parece muy objetable. Cada vez de actos increíbles. Apagaba yo incendios,
que me hacen entrevistas trato de quedar bien revivía ahogados. Pero la mañana siguiente
con todos y llevarles la corriente hasta a los me devolvía a mi rincón, como una Juana de
más extremistas. Soy el compadre universal Arco irrisoria y desarmada» (229); la segun-
y a mucha honra» (152). El sarcasmo con da es frívola y rastrera. El enfrentamiento
La sorprendente parodia teatral de
el que construye su caricatura de Juan José entre ambos modelos de mujer se produce Elena Poniatowska: Me lees y te leo
Arreola –«Garabito se aprovecha para hacer cuando Batalla regresa al pueblo y recupera ROSARIO ALONSO MARTÍN

37
36 los derechos sobre su antiguo amor. Alertada concede una última oportunidad: espoleada
Paul Claudel (1868-1955) poe-
ta, diplomático y dramaturgo por su ausencia, la poetisa visita a la maestra por el ejemplo de Dominga, decide cambiar
francés muy unido a Mallarmé –su llegada está precedida por una acotación de vida y casarse con Pablo. El desenlace del
quien influyó poderosamente en
su obra. Autor de dramas teatra-
escrita en versos alejandrinos muy hábil des- triángulo resulta así ciertamente sentimental
les como La anunciación hecha de el punto de vista verbal y que ridiculiza y previsible:
a María o El zapato de raso, absolutamente al personaje– teniendo lugar
presididos por el barroquismo y
la grandiosidad retórica, su obra entre ellas una escena dramática definida Olivia: -Por eso tú y yo vamos a casarnos. Además,
se caracteriza por su regreso a por la propia autora como «claudeliana». La es muy conveniente para no dar lugar a habladurías.
la religiosidad. Claudel sostiene
que la redención puede lograrse distancia que Poniatowska mantiene con su Y tú y yo juntos trataremos de elevarnos día a día,
mediante un acto que borre el propio texto en esta escena le permite redactar porque los dos somos débiles. No creas que yo
pecado, aunque esto implique
un sacrificio cuya aceptación
acotaciones explicativas donde hace gala de sólo he tomado esta campaña como un cauce a mi
finaliza una crisis personal: «En sus conocimientos literarios y de su profunda vanidad. Es mucho más grave de lo que tú te crees,
1893, le thêatre de Claudel ironía ante los parlamentos de sus propios y me he propuesto de veras cumplir con todas mis
prend sans doute son véritable
départ avec L´échange, drame personajes: promesas. Dominga vive en la verdad y en el amor,
dur et cruel, où la pureté se aunque no te tenga a ti. Tú y yo también viviremos
trouve prise dans l´ouragan des
passions, et où le symbolisme Entra en una de esas situaciones claudelianas en que según la verdad, Pablo, corazón...
des caractères atteint déjà à la un ser depende tan estrictamente del otro, que delega Pablo: -(Volviendo a la realidad) Pero por favor,
densité des drames ultérieurs.
Et c´est cette densité symbolique
el problema de su salvación personal en un ajeno Olivia, no me digas corazón como le dices a tus
qui, jointe à l´influence decisive designio. Olivia se pone en manos de Dominga, y cincuenta mil amigas, a tus sirvientas, al perro, al
d´une crise personnelle, donne provoca su decisión favorable otorgándole taima- gato... (287).
toute sa puissance dramatique à
l´oeuvre posterieure de Claudel» damente la ocasión de hacer un sacrificio integral.
(AAVV., XX Siécle, Collection La hace caer en «la tentación del bien». Como ya La ironía es uno de los rasgos caracterís-
Littéraire Lagarde-Michard, Pa-
rís, Bordas, 1973, p. 196). no puede recurrir a lo sublime, al igual que Claudel, ticos de la escritura de Poniatowska, quien
recurre a lo grotesco (256). parece parodiar el desenlace de su propia
37
Nos referimos a películas como
trama amorosa. Su capacidad irónica también
Enamorada (1946) o Río Es- Conocedora de la obra del poeta y dra- se muestra en las pequeñas intervenciones de
condido (1947), dirigidas por maturgo francés, Poniatowska evoca la idea los muchos personajes secundarios, uno de
el Indio Fernández y fotogra-
fiadas por Gabriel Figueroa, de la redención que preside muchas de las los cuales podemos identificar como la propia
que explotaban las imágenes piezas teatrales de Claudel36, marcadas por los autora, cronista de sociedad en sus primeros
idealizadas de la provincia y
utilizaban el arquetipo de mujer dramas pasionales y las crisis que se resuelven tiempos:
abnegada propio del imaginario a través del sacrificio y de la redención. La
mexicano.
fuerza del sacrificio supremo, épica y sublime Entra al salón la joven periodista tímida y poco es-
en la obra del francés, se vuelve grotesca en cotada con un vestido de color salmón que deambula
este drama entre dos mujeres que se enfren- entre las parejas pidiendo nombres en un susurro
tan por el mismo hombre. Poniatowska es humilde. Los asistentes dejan caer el suyo como la
plenamente consciente de que está utilizando limosna en la charola de la iglesia (276).
el mecanismo «claudeliano» de la redención a
través del sacrificio recurso que, arteramente, En el abigarrado mosaico de personajes
le propone Olivia a la abnegada maestra quien que constituye Melés y Teleo, máscaras y ar-
debe renunciar al hombre que ama para que quetipos se confunden con los protagonistas
éste prospere en la ciudad. Sin embargo la au- en una obra coral marcada por la parodia y
tora también es perfectamente conocedora de cierta condescendencia de la autora, quien
que hace un uso grotesco, paródico, de dicho mira a sus protagonistas desde la lejanía que le
mecanismo. da un distanciamiento irónico y divertido con
Olivia logra su propósito y, además, se su propia historia concebida como un mero
convierte en candidata mientras la mujer ejercicio. El desenlace de las criaturas ficti-
dulce, sumisa y abnegada permanece en su cias no es trágico, ni siquiera el de Dominga,
provincia idílica, la misma que retrataban las personificación de la inocencia sacrificada. En
películas de La Edad de Oro Mexicana en los este melodrama hiperbólico, la única tragedia
años cuarenta a través de los personajes inter- es la injusticia que se descubre en el México
pretados por María Félix o Dolores del Río37. donde se mueven los personajes. Personajes
Sacrificada por el hombre, Dominga es una que han de cambiar esta sociedad injusta.
víctima del machismo del sistema, el mismo Uno de los ejes argumentales de la obra
machismo que practica Pablo Batalla al sentir al que no nos hemos referido hasta este mo-
interés por ella cuando descubre que el grupo mento se centra el papel de los intelectuales en
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo de intelectuales la visita, el mismo machismo la sociedad y en su discutible «utilidad» para
ROSARIO ALONSO MARTÍN con el que actúa Olivia, a quien Poniatowska ejercer su influencia. En un país cuya mo-

38
dernización, según Cosío Villegas, no puede nos. Mientras beben martinis brillan los espléndidos 38
En el sexenio de Miguel Alemán,
entenderse sin el ejercicio de los intelectuales, anuncios de Poca Cola, de Felone Morris, de Son of sólo veinticinco mil mexicanos
Poniatowska observa un nivel de analfabetis- a Gold, de Woolphey and Co. (150). de una población de veinticinco
millones tenían un título univer-
mo y pobreza que contrasta con la trepidante sitario. Datos extraídos del libro
vida cultural de la capital38, y convierte el pro- El discurso social de Poniatowska abre y de George S. Wise, El México
grama político de su candidato, Pablo Batalla, cierra la pieza. Concebida como una sátira a de Alemán, México, Editorial
Atlante, 1952.
en una cruzada para que los intelectuales se los intelectuales, la obra finaliza en un salón
conviertan en «maestros rurales» y escriban literario. Uno de los personajes lee Melés y 39
Enrique Krauze afirma con
libros de texto. Secundados por su líder, «Sí, Teleo, la lectura provoca un sueño al Terrón mucha ironía: «Con un costo
muéranse de hambre, pero sirvan para algo. de Tepetate en el que los escritores se ponen aproximado de veinticinco mi-
llones de dólares, la Ciudad
Enseñen ustedes a leer y a escribir» (180), los en huelga, algo que a nadie importa, puesto Universitaria era el monumento
escritores viajarán a la provincia para entrevis- que la vida, según él, genera nueva poesía. del presidente a su régimen. De
tarse con una maestra rural cuya alocución so- Cansado de las servidumbres de la vida litera- ahí que, para culminarla, en el
centro de la inmensa explanada
ñada ante el Secretario de Educación Pública ria, el Tepetate se marcha, y el regreso noctur- erigiera una estatua. Represen-
es un alegato a favor de la escuela básica: no y solitario a su casa le ofrece una metáfora taba, naturalmente, al presidente
Miguel Alemán». Enrique Krau-
de México acorde con su prosa pesimista: una ze, La Presidencia Imperial
Imperial, op.
Hace unos cuantos días usted inauguró un edificio perra famélica en la calle es acosada por una cit. p. 115.
muy curioso en la Ciudad Universitaria donde dicen turba de perros en celo, escena descrita en una
que los estudiantes mexicanos van a aprender a hacer larga acotación por Elena Poniatowska: «Ella
bombas atómicas ¡Dios nos libre de que eso fuera se entrega ya sin resistencia y entran los capi-
cierto! [...]. Pero yo quiero que no se vaya de nuestra tales extranjeros, las grandes inversiones, los
escuela sin darse cuenta de que aquí nos hacen falta intercambios «Made in México» [...] ¡Cómo
muchas cosas. Las bancas están ya casi todas podridas es duro México!» (219).
y hay veces que todos los niños hacen sus apuntes Ambas acotaciones que describen los de-
con un solo lápiz ¡Mire nomás qué libros de primeras primentes regresos nocturnos de Pablo Batalla
letras está editando ahora la Secretaría de Educación! y del Tepetate, son la voz de una autora om-
¡Mire qué papel! Si usted no le da la vuelta con cuida- nisciente que incluye en su comedia satírica
do se queda con la página en la mano (216). un elemento trágico: la visión de una ciudad
devastada por la pobreza y la desigualdad y
El contraste entre los fastos con los que sometida a la rapiña de los poderosos, repre-
se inauguraban durante el sexenio de Miguel sentados por las grandes firmas norteamerica-
Alemán los edificios de la recién creada Ciu- nas que esquilman al país. Poniatowska, quien
dad Universitaria39 y las deficiencias de las en 1956 se cuestionaba la conveniencia de se-
escuelas primarias rurales, es uno más de los guir ejerciendo o no el oficio de la escritura, se
ejemplos que ilustran la dolorosa desigualdad sirve de sus acotaciones para reflexionar sobre
que sufre el país mexicano y de la que Ponia- la utilidad del arte:
towska es muy consciente. Sus acotaciones,
que describen el decorado, caracterizan a los ¿Qué es escribir? ¿Es acaso sentarse angustiado y
personajes y muestran sus propias reflexiones, tenebroso a esperar que la musa nos sople algún
nos ofrecen, en una de las primeras escenas versito seductor que tendrá muchas posibilidades
de la obra, a un Pablo Batalla que camina en de ser falso? ¿Tenemos derecho a hacer literatura de
medio de la noche por una ciudad marcada salón cuando mueren tantos niños de miseria en los
por la desigualdad social y el servilismo a la pueblos de México? (291).
riqueza norteamericana:
Su escritura en 1956 muestra algunas de las
Así es México. Pobres, ricos e intelectuales. A veces que serán las señas de identidad de su produc-
siente uno vergüenza de tanto edificio lujoso cons- ción periodística y ficcional: su compromiso
truido en un suelo fangoso, como sobre la espalda social con una realidad desfavorecida que apa-
de los pobres [...]. Junto al palacio, la choza, junto rece en Melés y Teleo en forma de largas aco-
al pobre que parece una hormiga, el elefante millo- taciones acusadoras; su capacidad para crear
nario que chapotea en el lujo atestado de gualdrapas un personaje femenino –ciertamente simplista
europeas. México recuerda a esos templos orientales, y excesivamente maniqueo- caracterizado por
porque al trasponer el pórtico suntuoso se encuentra su afán de entrega e inocencia, modelo que se
el patio desnudo, donde se alinean las gastadas san- repetirá a lo largo de su trayectoria; su visión
dalias de los pobres ¿Dentro de cuanto tiempo será lúdica y lúcida de la lucha feminista ya expre-
La sorprendente parodia teatral de
México un gran país?... En las terrazas de los hoteles sada sutilmente en su primera obra de ficción Elena Poniatowska: Me lees y te leo
y de los restaurantes de lujo reinan los norteamerica- Lilus Kikus, y su valentía al arremeter contra ROSARIO ALONSO MARTÍN

39
40 la mujer priísta que participa del poder por el Básico a nuestro entender para compren-
Cynthia Steele, «Entrevista a Ele-
na Poniatowska», Hispamérica, mero hecho de serlo, y contra la mujer que der el discurso posterior de Poniatowska, un
Revista de Literatura, 53-54 vive una parodia de intelectualidad a la som- discurso que se caracteriza por la compleja im-
(1989), pp. 89-105.
bra del patronazgo masculino sin perder un bricación de realidad y ficción, reelaboración
41 atractivo sexual que se convierte en moneda de textos testimoniales en esquemas narrativos
Prueba de ello es la publicación, de cambio. y, sobre todo, por la insólita valentía de sus
por parte de la editorial Planeta
del título Amanecer en el Zócalo Con respecto al estilo, Melés y Teleo tam- críticas sociales que, hasta la fecha le suponen
en el 2007, crónica periodística, bién constituye una obra fundacional en cuan- la crítica de los poderosos41, este texto supone
testimonial, diario personal y
ensayo político que ha relatado to que supone el uso de algunos de los rasgos para el especialista una fuente referencial de
un hecho particularmente polé- que caracterizarán su discurso ya practicado constantes fundacionales que se reiterarán a lo
mico de la realidad mexicana,
el Plantón u ocupación de las
en los textos periodísticos escritos durante largo de su amplísima trayectoria. El talento
arterias centrales de la capital los tres años que lleva en activo. Poniatowska paródico y autoparódico de Poniatowska, su
de México por los partidarios utiliza en esta obra su humorismo irreverente despiadado humor y su agudísima inteligencia
del candidato López Obrador
para protestar por el discutido apto para la parodia y la sátira caricaturesca para mostrarse inocente ante el interlocutor
recuento electoral que le ha da- dirigida en especial hacia su persona y hacia lo ya había sido suficientemente probado en sus
do el poder al presidente Felipe
Calderón. que le resulta más próximo, conocido, y hasta originales entrevistas, sin embargo, en Melés
querido. Melés y Teleo es un ejercicio satírico y Teleo aparece con una fuerza inusitada.
donde se parodian con gran destreza las for- Cierto es que la autora tiene sobradas razones
mas del lenguaje administrativo, la prosa de estilísticas para no autorizar su republicación,
las crónicas de sociedad, y en el que cobran se trata de un texto con evidentes defectos y
vida las declaraciones públicas vertidas por que resulta sólidamente anclado al tiempo en
los mismos intelectuales a los que caricaturi- el que se escribió y que precisa numerosas
za, dotada de una innegable capacidad para la acotaciones para los lectores. Producto de su
ironía y para la descripción costumbrista. tiempo, la obra no ha conseguido trascender;
El texto, subversivo, es el fresco despiada- sin embargo, qué sorprendente resulta descu-
do de una época de la que Poniatowska fue es- brir a una Elena Poniatowska recién llegada
pectadora y partícipe. La recepción del mismo capaz de captar en un tiempo inusitadamente
en el ambiente intelectual fue, siempre según breve las miserias de un ambiente complejo
la autora, negativa. Indudablemente, como en el que se mezclan la política, la creación,
broma parecía excesiva y como sátira era más la fama, la historia contemporánea y la do-
conveniente no reparar en sus acusaciones: lorosa desigualdad social que asola México.
Leída desde una perspectiva actual, la obra
Yo no más escribía diálogos, pero no tiene un nudo explica una época, critica una situación que
dramático ni nada; es una mamarrachada. Pero a se mantiene a pesar del paso del tiempo y
Víctor Alba le divirtió... aunque los intelectuales resulta mucho más letal que un divertimento
todos se enojaron porque dijeron que era una sátira salido de la pluma de la periodista agudísima
de ellos. No les gustó nada; dijeron que yo era una que era Poniatowska. Plena de hallazgos,
irrespetuosa y una rencorosa40. sorprendente, divertida, cruel, no tan inusual
para el lector avezado de la autora y capaz de
En definitiva, Melés y Teleo constituye sobreponerse a sus defectos, su única obra
una crítica sin paliativos, un retrato en clave teatral publicada merece la atención detenida
de las figuras literarias que marcaron una del crítico y del lector. Como todos los textos
época. Asimismo supone una lectura crítica de Elena Poniatowska Amor explica México,
del alemanismo y de una etapa decisiva en la analiza México, se duele de México y lo hace,
que cambiaron las relaciones de poder entre de nuevo, tan tempranamente, desde la valen-
los intelectuales y el aparato gubernamental. tía y el desgarro, travestidos en esta ocasión de
Irreverente, provocador e insólito, el primer y un humor paródico tan sorprendente como el
hasta la fecha único intento teatral publicado de la calaca de Posada, una suerte de humor
de Elena Poniatowska se convirtió también en negro puramente, absolutamente mexicano.
un homenaje implícito a Juan Rulfo, el autor
que no participa de las vanidades de un mun- BIBLIOGRAFÍA:
do cultural cegado por el cainismo, objeto y
protagonista de esta sátira compleja y prime- Poniatowska, Elena, Melés y Teleo, México,
riza que ya apunta una de las constantes que Revista Panoramas 2 (1956).
pronto caracterizarán a Elena Poniatowska: la ____, Octavio Paz. Las palabras del árbol,
La sorprendente parodia teatral de
Elena Poniatowska: Me lees y te leo valentía para mostrar las luces y las sombras México, Editorial Plaza y Janés, 1998.
ROSARIO ALONSO MARTÍN de un mundo al que pertenece.

40
____, Las siete cabritas, México, Ediciones Matthews, Irene, Nellie Campobello. La Cen-
ERA, 2000. taura del Norte, Ediciones Cal y Arena,
____, Rondas de la niña mala, México, Edi- México, 1997.
ciones ERA, 2008. Ruffinelli, Jorge, «La leyenda de Rulfo»,
Ascensio, Esteban, Me lo dijo Elena Ponia- incluida en el volumen Juan Rulfo. Toda
towska, México, Ediciones del Milenio, la obra, Edición Crítica de Claude Fell,
1997. Madrid, Colección Archivos, 1992.
Campobello, Nellie, «Las manos de mamá», Steele, Cynthia, «Entrevista a Elena Ponia-
en Roberto Suárez (ed.), La Novela de la towska», Hispamérica, Revista de Liter-
Revolución Mexicana, México, Ediciones atura, 53-54 (1989), pp. 89-105.
Patria, 1985. VVAA, XX Siécle, Collection Littéraire La-
Castro Leal, Antonio, La poesía mexicana garde-Michard, París, Bordas, 1973.
moderna. Antología, México, Editorial Wise, George S., El México de Alemán, Mé-
Fondo de Cultura Económica, 1954. xico, Editorial Atlante, 1952.
Krauze, Enrique, La Presidencia Imperial,
España, Tusquets Editores, 1997, pp. 166-
167.

La sorprendente parodia teatral de


Elena Poniatowska: Me lees y te leo
ROSARIO ALONSO MARTÍN

41
Gabriella de Beer
Sus estudios se han centrado en el
análisis de la escritura de mujeres,
como su ensayo «Feminismo en
la obra de Rosario Castellanos»
(Revista de Crítica literaria lati-
noamericana). Durante los últimos
años se ha dedicado a la indagación
en la obra de escritoras mexica-
nas desde Elena Poniatowska a
predecesoras como Elena Garro,
y contemporáneas como María
Luisa Puga, Silvia Molina, Brian-
da Domecq, Carmen Boullosa o
Angeles Mastretta, y otros autores
BIOGRAFÍA, AUTOBIOGRAFÍA
mexicanos como José Vasconcelos
o la correspondencia entre Alfonso
Reyes y Pedro Henríquez Ureña.
Y FICCIÓN: EL CASO DE ELENA
Entre otras publicaciones destacan
Cinco escritoras mexicanas y con
Raquel Chang Rodríguez el volu-
PONIATOWSKA Y NELLIE CAMPOBELLO
men recopilatorio La historia en la
literatura iberoamericana.
GABRIELLA DE BEER
The City College of New York (CUNY)

1 Los términos biografía y autobiografía se decir, reinventa su propia vida»3. Por su parte,
Richard D. Woods, Mexican Au-
tobiography/La autobiografía prestan a varias definiciones e interpretacio- Sylvia Molloy señala acertadamente que «la
mexicana, New York, Greenwo- nes y como géneros a diversas elaboracio- autobiografía siempre es re-presentación y no
od Press, 1988, p. xxi.
nes. Biografía es la historia de un personaje depende de los acontecimientos sino de la ar-
2 histórico contada por otro; autobiografía es ticulación de los acontecimientos guardados
Ibid., p. xxiii. la historia relatada por su protagonista. Este en la memoria y reproducidos luego a través
3 segundo término ha preocupado más a los de la rememoración y la verbalización»4.
Ibid., p. viii. estudiosos de la literatura hispanoamericana.
4 En cuanto a la literatura mexicana, el profesor ANGELINA BELOFF REPRESENTADA
Sylvia Molloy, At FACE value: Richard D. Woods hizo una compilación de POR ELENA PONIATOWSKA
autobiographical writing in
Spanish America, Cambridge,
autobiografías mexicanas que abarca más de
Cambridge University Press, trescientas fichas, desde la colonia hasta la Cuando abordamos Querido Diego, te
1991, p. 5. La traducción de década de los ochenta del siglo XX. En este abraza Quiela (1978) de Elena Poniatowska
todas las citas de la obra de
Sylvia Molloy es mía. útil libro el autor intenta aclarar el término (1933) y las Memorias (1986) de Angelina
autobiografía separando sus diversas elabora- Beloff (1879-1969) nos intriga el roce de
5
Véase, Bertram D. Wolfe, The ciones en categorías. De acuerdo con Woods biografía, autobiografía y ficción. Esta novela
Fabulous Life of Diego Rivera, la autobiografía es el esfuerzo del sujeto por epistolar de Elena Poniatowska, inspirada en
NewYork, Stein and Day, 1963.
presentar todas las etapas de la vida desde la la biografía de Diego Rivera por Bertram D.
perspectiva de la madurez mientras la memo- Wolfe5 la conforman doce cartas ficcionaliza-
ria se limita a un período de la vida; esta úl- das, fechadas entre 1921 y 1922, y dirigidas a
tima generalmente incluye años significativos Diego, quien está en México, por Angelina,
del autor como, por ejemplo, su participación quien está en París. Inmediatamente nos pre-
en un evento histórico1. Según Woods, otras guntamos por qué la autora escogió la forma
categorías posibles son la autobiografía oral o espistolar para novelar este breve período en
autobiografía narrada, obra que resulta de la la vida de Angelina Beloff.
colaboración de un autor y su sujeto, la nove- La carta es un instrumento que vacila
la autobiográfica, el ensayo autobiográfico y entre el pasado, al releerla, y el futuro, al
la autobiografía basada en entrevistas2. Ray- presuponer el deseo de una respuesta o la
mundo Ramos en el «Estudio preliminar» a su realización de un deseo. Esta característica
Memorias y autobiografías de escritores mexi- distingue al género de la autobiografía y
canos, una antología de selecciones breves, del diario. Para Juan Bruce-Novoa la carta
también se ocupa de estas definiciones. Según les permite a Poniatowska y a Angelina
Biografía, autobiografía y ficción:
el caso de Elena Poniatowska y su criterio, «memorias son diarios con pers- Beloff, espíritus afines y conectados por el
Nellie Campobello pectiva» en las que «el escritor recuerda, es acto de la escritura, participar en un diálogo
GABRIELLA DE BEER

42
de transformación, liberación y solidaridad vida que compartieron le pregunta si todavía
femenina. Esta opinión concuerda con la de la quiere: no emprendería el viaje a México
Claudia Schaefer para quien Poniatowska «si ya no sientes nada por mí o si la mera idea
es intermediaria y punto focal de la obra de mi presencia te incomoda»12. Todavía el
porque emplea el género epistolar como base 2 de febrero ofrece ir a México a trabajar, a
de la metamorfosis del personaje que va ayudarle; no quiere ser un estorbo13. Cree que
de la historia al texto literario. Las cartas los dos juntos, como en los años compartidos
de Querido Diego, te abraza Quiela no en París, pueden realizarlo todo. Califica los
equiparan la literatura y la historia reflejando años parisinos como «los mejores de mi vida.
la realidad objetiva: ofrecen en su lugar la Si se me concediera volver a nacer, volvería
Nellie Campobello.
interpretación subjetiva. La subjetividad es a escoger esos diez años, llenos de dolor
lo más distintivo de la carta; ésta reduce y felicidad que pasé contigo, Diego»14. En
el tiempo y lo concentra en momentos varias de las comunicaciones Angelina habla
para expresar una crisis en el desarrollo del de su trabajo, sus grabados e ilustraciones 6
personaje. Además, la autora de una carta para casas editoriales y le envía a Diego sus Elena Poniatowska, Querido
Diego, te abraza Quiela, Méxi-
puede expresarse de manera no censurada dibujos en busca de su aprobación. Después co, Era, 1978, p. 9.
porque el destinatario no está presente. Las de cinco meses, el 22 de julio de 1922, le dirige
cartas de Querido Diego, te abraza Quiela su última carta en la cual describe el dolor que 7
Ibid., p. 10.
forman un monólogo autoexploratorio ya que sufre por su silencio, por la falta de siquiera
la reciprocidad inherente al género epistolar una línea y por su situación económica preca- 8
Ibid., p. 17.
no se realiza. ria. Está enterada de su nuevo amor y ya no
Las doce cartas noveladas de Querido piensa escribir pero sí quiere una respuesta. 9
Ibid., p. 23.
Diego, te abraza Quiela varían en cuanto En una posdata le pregunta, «¿qué opinas de
a extensión y tono. Con la excepción de la mis grabados»15? 10
última, escrita después de un lapso de más de A través de la obra de Elena Poniatowska Ibid., p. 25.

cinco meses, las otras siguen una frecuencia vemos, escuchamos y nos imaginamos los 11
de entre ocho y quince días de intervalo. Las sentimientos más íntimos de una mujer tierna, Ibid., p. 39.
tres primeras cartas—19 de octubre, 7 de no- amorosa, orgullosa y fuerte. Las cartas captan 12
viembre y 15 de noviembre de 1921—son la el ansia de Angelina Beloff, sus cambios de Ibid., p. 46.
expresión de una mujer sufrida, abnegada y humor, sus instantes de conciencia de sí mis- 13
carente de autoestima: su vida sin Diego no ma, su fuerza de carácter, su amor profundo Ibid., p. 65.
vale nada. Entre unos rayos de esperanza dice: por Diego y su admiración por él como artista
14
«yo podría borrarme con facilidad»6, «per- brillante. Forman una visión breve de Angeli- Ibid., p. 68.
dona la debilidad de tu mujer»7, «sin ti, soy na Beloff en un momento crítico de su vida; a
15
bien poca cosa, mi valor lo determina el amor la vez ofrecen el retrato de una exiliada en un Ibid., p. 71.
que me tengas y existo para los demás en la mundo y una cultura extranjeros, y su lucha
16
medida en que tú me quieras»8. Las próximas por establecerse y lograr su independencia Se comunicaron en francés, len-
cartas—2 de diciembre, 17 de diciembre, 23 como profesional. gua que ella hablaba bien y
de diciembre y 29 de diciembre de 1921—por él mal.

la mayor parte se concentran en su propia ANGELINA BELOFF VISTA POR ELLA


carrera de artista que ocupó, durante su vida MISMA
con Diego, un lugar secundario. Describe en-
tonces un estado de frenesí en el cual asume el En 1986, a los ocho años de la publicación
cuerpo de Diego y se posesiona de su espíritu: de Querido Diego, te abraza Quiela, aparecen
«eras tú y no yo el que estaba dentro de mí, las Memorias de Angelina Beloff. Son unas
que este deseo febril de pintar provenía de ti y memorias inconclusas, escritas casi completa-
no quise perder un segundo de tu posesión»9. mente en francés en la década de los sesenta
Sin embargo, este sentimento lo mitiga la falta cuando la pintora tenía más de ochenta años.
de fe en sí misma: «… y yo tengo la absoluta En unas cuantas páginas resume los treinta
conciencia de que no llegaré mucho más lejos primeros años de su vida en Rusia e inme-
de lo que soy»10, y «no sólo he perdido a mi diatamente pasa a sus experiencias en París
hijo, he perdido también mi posibilidad crea- y su encuentro con Diego Rivera durante un
dora, ya no sé pintar, ya no quiero pintar»11. viaje a Brujas (Bélgica) con la artista María
Las cuatro cartas que siguen—2 de ene- Blanchard. A pesar de la dificultad de comu-
ro, 17 de enero, 28 de enero y 2 de febrero nicarse en una lengua que los dos dominaran16 Biografía, autobiografía y ficción:
el caso de Elena Poniatowska y
de 1922—parecen conversaciones imaginarias los intereses comunes forjaron la atracción Nellie Campobello
con Diego o con ella misma. Al rememorar la mutua. Se reunieron en París, primero como GABRIELLA DE BEER

43
17 novios; finalmente se casaron en junio de otro aspecto de su carrera. Para ella lo esen-
En 1986 la revista Plural publi-
có dos cartas inéditas (18 de 1911, después de una separación de un año cial fue su propia sobrevivencia. A través de
septiembre de 1910 y 1ro de para reflexionar17. En sus Memorias Angelina su vieja amiga María Blanchard conoció a un
marzo de 1911) de Diego Rivera
a Angelina Beloff.
nos retrata el período efervescente, antes de la primo mexicano de ella, Germán Cueto. Éste
primera guerra mundial, cuando París era el la convenció que se trasladara a México; y en
18 centro de los nuevos movimientos artísticos. mayo de 1932 Angelina Beloff desembarcó
Angelina Beloff, Memorias,
trad. Gloria Taracena, México, Menciona a los artistas que conocieron, entre en Veracruz.
UNAM/SEP, 1986, p. 40. ellos, Picasso, Matisse, Modigliani; al juzgar Beloff comenzó así una nueva etapa de su
19 el carácter voluble de Diego y su incapacidad vida. Por intermedio de Palma Guillén, que
En Madrid frecuentaban la casa de sostener una relación, comenta percepti- ocupaba un puesto en el Ministerio de Edu-
de Alfonso Reyes, Martín Luis
Guzmán y Jesús T. Acevedo, vie-
vamente que «su amistad con la gente solía cación Pública, consiguió trabajo de maestra
jos amigos y colegas de la época durar más que la de Diego»18. Cuando estalló de arte e hizo juguetes y muñecos; al mismo
del Ateneo de la Juventud. Diego la guerra en 1914 los dos estaban en España tiempo se dedicaba a pintar y a grabar. Con-
continuó sus pinturas cubistas
empleando colores y texturas donde permanecieron por varios meses19. El fesó que de cierto modo su éxito se debió a
aún más brillantes. Beloff nos di- nacimiento de su hijo, en agosto de 1916, la haber sido la «primera mujer de Diego Ri-
ce que en una galería madrileña
los críticos rieron escandalizados infidelidad de Diego, la trágica muerte del vera»25. Menciona de manera muy prosaica
y el público no pudo más que niño a los 14 meses de edad—probablemente haber visto sus frescos en el Palacio de Cortés
mirar con asombro esas pinturas
de Rivera. La crítica describió un
el período más traumático de la vida de An- en Cuernavaca y en Chapingo y también sus
lienzo de un paisaje de Mallorca gelina—nos lo narra medio siglo después de retratos de Zapata, Hidalgo y Morelos. Co-
como «un viaje al interior de una una manera escueta, directa y sin revelar el menta además: «me producía gran satisfacción
sandía» (p. 51).
agudo dolor de esas viejas heridas. En menos ver que Diego era realmente el gran pintor,
20 de una página nos cuenta cómo Diego entró aquél de quien yo había descubierto su excep-
Beloff, op. cit., p. 56.
en relaciones con una artista rusa cuando ella cional talento y con quien viví los diez años
21 todavía estaba internada en la clínica después que estuve en París»26.
Ibid., p. 57.
del nacimiento del hijo. Cuando rememora la La activa y fructífera etapa mexicana de
22 experiencia dice escuetamente: «no quiero ha- Angelina Beloff abarcó unos 37 años. Par-
Ibid., p. 60. blar más de aquello»; al describir la reconcilia- ticipó plenamente en la vida cultural de su
23 ción, comenta: «todavía lo amaba demasiado país adoptivo: por su temprana relación con
Ibid., p. 62. para no aceptarlo otra vez»20. Y sobre el otro Diego y con sus amigos y colegas mexicanos,
24 doloroso suceso que siguió—la muerte de México no fue para ella un país ni descono-
Ibid., p. 67. Dieguito en octubre de 1917 de una pulmonía cido ni extranjero. Había llegado a amarlo
25
bronquial—lo resume con sencillez al obser- primero indirectamente, y después con todas
Ibid., p. 84. var: «la vida continuó como antes»21. sus emociones. Su viaje a México no fue un
26
En sus Memorias Beloff subordina las pro- intento de perseguir a Rivera ni de reanudar
Ibid., p. 86. pias emociones a su deseo de describir el de- su contacto con él. Beloff trabajó para el
sarrollo artístico de Rivera. Nos informa, por Ministerio de Educación Pública, dio clases
27
Su libro Muñecos animados, un ejemplo, que en 1918 el mexicano abandonó de dibujo, enseñó francés, ilustró la revista
estudio ilustrado de este estilo el cubismo para dedicarse a paisajes, natura- El Maestro Rural y colaboró con el «teatro
teatral, fue publicado en 1945.
lezas muertas y retratos mientras ella aten- guiñol»27. Su obra se exhibió frecuentemente
dió a «trabajos secundarios»22. Comprendió en galerías y, en 1967, en el Palacio de Bellas
entonces la naturaleza volátil de Rivera. Por Artes. Trabajó con dibujo a pluma, grabado
ello explica así su relación: «pienso que aque- en metal y madera, pinturas al pastel y óleos.
lla comunidad de intereses hizo que nuestra Al igual que su temperamento, su arte fue
vida juntos durara diez años»23. En junio de delicado y tranquilo, a menudo con líneas
1921 Diego partió a México. Angelina cuenta sencillas, blanco y negro o tonos claros. An-
como pasó los próximos once años tratando gelina Beloff murió en México en 1969 a la
de establecer una vida independiente. En sus edad de 90 años.
Memorias, con la excepción de comentar que En sus Memorias, Beloff, ya avanzada en
«Diego se había ido en junio de 1921; me años, nos proporciona una representación
escribía y me contaba de los murales que le lingüística que complementa su obra artís-
habían encargado»24, no hay otra mención de tica. Su estilo es tranquilo y directo: no hay
cartas intercambiadas, ninguna reminiscencia indignación ni amargura, ninguna cuenta que
de los buenos tiempos que compartieron, ni ajustar, ningún historial que rectificar, ningu-
esperanza explícita de una reconciliación. Pa- na angustia que consignar para la posteridad.
Biografía, autobiografía y ficción: ra Angelina la partida de Diego respondiendo Beloff había hecho las paces con ella misma
el caso de Elena Poniatowska y
Nellie Campobello a la invitación (1921) de José Vasconcelos, hacía mucho. Sus palabras reflejan la fuerza
GABRIELLA DE BEER Ministro de Educación Pública, no fue sino de su carácter, su independencia y el orgullo

44
en su propia obra. Vemos y escuchamos a una su ventana»30. Al leer Cartucho, libro de 56
mujer práctica, moderna para su época, nunca relatos o estampas, y Las manos de Mamá,
impulsiva. Más que nada posee una extraor- obra de 17 fragmentos, nos preguntamos in-
dinaria capacidad de adaptación. Como todas mediatamente si son verdaderas memorias de
las autobiografías o memorias, éstas también la niñez o cuentos recordados y retocados31.
son selectivas y aún más por permanecer Campobello nos dice en el «Prólogo» de Mis
inconclusas. En cuanto a las Memorias de libros (1960)32 que concibió Cartucho con el
Beloff, vale resaltar que, con la excepción de propósito de poner las cosas en orden, de
las últimas páginas escritas en español, el texto referir esa etapa de la Revolución tal como la
(escrito en francés) fluye fácilmente de un su- vio y la vivió, y de ensalzar las virtudes y el
ceso importante al otro. No hay revelaciones heroísmo de Francisco Villa y sus soldados
sensacionales, ni tampoco los lamentos de una a quienes se les había vilipendiado. Propone
mujer abandonada por el único hombre que su relato como la «verdadera» historia de la
amó. Al contrario, la narradora reconoce el guerra civil en el norte de México:
genio de Diego Rivera y el papel que desem-
peñó en su propio desarrollo profesional. Las narraciones de Cartucho,…, son verdad históri-
Al equiparar Querido Diego, te abraza ca, son hechos trágicos vistos por mis ojos de niña
Quiela con las Memorias estamos frente a en una ciudad, como otros ojos pudieron ver hechos 28
Molloy, op. cit., p. 8.
dos percepciones muy distintas. La obra de análagos en Berlín o Londres durante la Guerra
Elena Poniatowska nos da una visión breve de Mundial; caso igual para mi pequeño corazón, que 29
Elena Poniatowska, Las siete
Angelina en un momento crítico de su vida; la lloraba sin lágrimas33. cabritas, México, Era, 2000,
de Beloff proporciona una visión prolongada p. 157.
porque los eventos traumáticos asumen las En 1958, en una entrevista que le hicie-
30
proporciones que les da la perspectiva. Acier- ra Emmanuel Carballo, Campobello habló Ibid., p. 168.
ta Molloy cuando dice que en las autobiogra- nuevamente de Cartucho y dijo de modo
31
fías «el pasado evocado es moldeado por la terminante: Para un estudio comprensivo de
imagen de sí mismo guardada en el presente: las varias ediciones, de la crítica
y una bibliografía general y
la imagen que el autobiógrafo tiene, la que Lo escribí para vengar una injuria. Las novelas que específica, véase, Blanca Rodrí-
él o ella quiere proyectar o la que el público por entonces se escribían, y que narran hechos gue- guez, Nellie Campobello: eros
exige»28. Ambas obras se complementan y rreros están repletas de mentiras contra los hombres y violencia, México, UNAM,
1998.
comparten elementos ficticios. Si ponemos de la Revolución, principalmente contra Francisco
de lado la verosimilitud de lo expresado por Villa. Escribí en este libro lo que me consta del villis- 32
Citamos la obra de Nellie Cam-
Poniatowska y de los detalles evocados por mo, no lo que me han contado34. pobello por esta edición: Nellie
Beloff, nos quedamos con un retrato de esos Campobello, Mis libros, México,
Compañía General de Edicio-
años en Francia, España y México sumamente Para nosotros, más que evocaciones o im- nes, 1960.
importante para la historia del arte moderno. presiones de su niñez, estos cuentos son ver-
Asimismo, presenciamos el rico ambiente y siones estilizadas de recuerdos y de episodios 33
Ibid., p. 17.
las influencias mutuas que produjeron a un relatados a la escritora; ella a su vez los recreó
Diego Rivera y a una Angelina Beloff. Am- adaptándolos a cierto estilo. Las estampas que 34
Emmanuel Carballo, «Nellie
bas obras ofrecen el testimonio de una mujer a primera vista parecen frías e indiferentes, Campobello», en Protagonistas
valiente que, a pesar de un gran desengaño, brutales y primitivas, crueles e infantiles, están de la literatura mexicana, Méxi-
co, SEP, 1986, p. 417.
siguió adelante y logró una nueva vida inde- intencionalmente concebidas para sobresaltar
pendiente. al lector con la normalidad de lo absurdo, la 35
indiferencia ante lo cruel y lo corriente de lo Campobello, op. cit., p. 16.

LAS «MEMORIAS» DE NELLIE CAM- horrible. La escritora ha aludido en más de


POBELLO: CARTUCHO una ocasión a la búsqueda de una estructura
adecuada para sus cuentos: «Me propuse des-
Nellie Campobello (1900-1986), una de de aquel momento, aclarar, hablar las cosas
Las siete cabritas de Elena Poniatowska, nos que yo sabía, y así lo expuse a mis amigos.
hunde plenamente en la cuestión de biografía, Pero quererlo no me hacía capaz; necesitaba
autobiografía y ficción con sus obras Car- yo una disciplina»35. La palabra «disciplina»
tucho (1931) y Las manos de Mamá (1937). con sus connotaciones de exactitud, rigor
Elena Poniatowska observa que «las nove- y forma, constituye la esencia estilística de
las de Nellie son autobiográficas»29. Añade Cartucho. En esto concordamos con Kemy
que sus dos principales obras «son libros de Oyarzún cuando apunta certeramente que «la Biografía, autobiografía y ficción:
el caso de Elena Poniatowska y
memorias, los atroces recuerdos de una niña escritura de Nellie Campobello no tiene nada Nellie Campobello
que ve a la muerte pasar todos los días bajo de ‘espontáneo’ ni ‘natural’. La elección del GABRIELLA DE BEER

45
36 género es resultado de una auténtica batalla tiempo, es una figura de carne y hueso, un ser
Kemy Oyarzún, «Identidad fe-
menina, geneología mítica, his- por la forma… hace una elección consciente al humanitario capaz de lágrimas y compasión.
toria: Las manos de Mamá», en recurrir a la autobiografía»36. Para otro críti- El general se presenta también como un jefe
Sin imágenes falsas, sin falsos
espejos: narradoras mexicanas
co, Max Parra, el estilo de Nellie Campobello carismático cuyas palabras más insignificantes
del siglo XX, ed. Aralia López es un intento deliberado de «reproducir la eran mandatos obedecidos inmediatamente.
González, México, El Colegio de percepción y el impacto psicológico que tu- Cuando en «La voz del general» les pide a 500
México, 1995, p. 63.
vieron los sucesos de sangre y de muerte en la hombres que lo acompañen—«Hay que irnos
37 conciencia personal y colectiva»37. a auxiliar a los muchachos, están apurados,
Max Parra, «Memoria y guerra
en Cartucho de Nellie Cam- Como narradora Nellie Campobello apa- los changos están sobre ellos. Vámonos»45—el
pobello», Revista de Crítica Li- rece en su obra de dos maneras: como tes- efecto fue más un reflejo que una reacción
teraria Latinoamericana, 24:47
(1998), p. 167.
tigo de un suceso, comparte con el lector razonada. Los hombres se levantaron en
sus observaciones empleando una expresión conjunto; dejan todo para acudir a la llamada
38 directa y compacta; otras veces figura como del jefe.
Estos conceptos se encuentran
más elaborados en el estudio de participante. Son dos papeles distintos: en el
Laura Cazares H. primer caso es una persona mayor que recuer- LAS MANOS DE MAMÁ: LA REVOLU-
39 da a la niña; en el otro es la niña-personaje CIÓN COMO HISTORIA FAMILIAR
Campobello, op. cit., p. 71. del relato38. Como el año 1900 se estableció
40
recientemente como la fecha de nacimiento La madre de Nellie Campobello, su per-
Ibid., pp. 89-90. de Campobello, podemos descartar la idea de sona y su espíritu, marcan las páginas de
41
que sus escritos son los de una niña o de una Cartucho de tal modo que su obra más lírica,
Ibid., p. 103. adolescente. Pertenecen a una joven formada Las manos de Mamá, publicada unos seis años
quien elaboró el estilo con el propósito de después, parece ser una consecuencia natural
42
Ibid., pp. 125-126. crear un efecto particular. de la colección anterior. La Mamá de Cartu-
Los diversos episodios de Cartucho están cho es la fuerza, el apoyo y el consuelo de la
43
Ibid., p. 145.
unidos por el tema de la brutalidad de una familia. Ni el temor al abuso verbal o físico,
lucha que enfrenta a mexicano contra mexi- ni la constante intrusión de la guerra hace que
44 cano; en su inmenso alcance ésta envuelve su espíritu se doblegue o que su autoridad
Ibid., p. 173.
también a la población civil. Cada episodio desfallezca. Descuella como mujer y madre
45 de Campobello expresa sucintamente cómo dispuesta a enfrentarse a todo un ejército, si
Ibid., p. 155.
se convive con la guerra, quiénes son sus fuera necesario, para proteger hogar y familia.
46 víctimas. Así, los muertos y heridos de la Cuando los federales entraron a su casa en «El
Ibid., pp. 97-98.
Revolución pueblan las páginas de Cartucho. general Rueda»46, y la amenazaron con que-
47 En «El fusilado sin balas»39, Catarino Acosta marla a menos que entregara armas y dinero,
Ibid., p. 97. es torturado y lo dejan en la calle para morir solamente pidió que no tocaran a sus hijos.
48 sin el beneficio del tiro de gracia; Babis de «La Después que destrozaron la casa, la madre
Ibid., pp. 105-107. sentencia de Babis»40, el vendedor de dulces quedó orgullosamente sin lágrimas y callada.
49 en la tienda de la esquina, fue encarcelado y En palabras de la autora, «los ojos de Mamá
Ibid., p. 105. quemado vivo; en «Desde una ventana»41, un hechos grandes de Revolución, no lloraban, se
50
soldado anónimo que suplica clemencia es fu- habían endurecido recargados en el cañón de
Ibid., p. 115. silado y nadie recoge el cadáver por tres días; un rifle de su recuerdo»47.
51
Perfecto Olivas, arropado en un sarape gris, La madre de Campobello con frecuencia
Id. es derribado por una lluvia de balas en «Las es la fuente de las estampas. Más de una vez
águilas verdes»42; Samuel Tamayo, temeroso y la autora afirma que lo descrito se lo contó su
52
Ibid., pp. 117-118. hasta tímido, abrazó la muerte tal como había madre. Por ejemplo, en «Los hombres de Ur-
eludido la vida en «El cigarro de Samuel»43. bina»48, la primera oración es: «Le contaron a
Como narra Campobello en «Las hojas de Mamá todo lo que había pasado»49; cuando se
Martín López»44, este segundo de Villa muere sitió la ciudad y se saquearon las casas en «La
violentamente y más tarde es desenterrado camisa gris»50 las últimas líneas atribuyen la
por los carrancistas quienes le temían incluso estampa a Mamá: «Cuentos para mí, que no
después de muerto. olvidé. Mamá los tenía en su corazón»51. En
Además de los nombrados y los anónimos, otras ocasiones, por ejemplo, en «La sonrisa
hay dos figuras cuya presencia actúa como de José»52, el episodio captado por la estampa
común denominador en Cartucho: Francisco se lo contó a Mamá otra persona, y ésta a su
Villa y la madre de la escritora. Ellos son los hija.
Biografía, autobiografía y ficción: hilos conductores de los escritos de Cam- Las manos de Mamá es una especie de
el caso de Elena Poniatowska y
Nellie Campobello pobello. El Villa de Nellie Campobello es canto o elogio a la madre de la autora. En esta
GABRIELLA DE BEER más que nada militar, soldado y jefe; al mismo obra ella es la figura central. Mientras que en

46
Cartucho es fuerte, orgullosa y valiente ante cotidiano para los hombres, las mujeres y los 53
Ibid., pp. 207-208.
la guerra civil, aquí es evocada como amable, niños que la vivieron. Su estilo fragmentario
tierna, cariñosa y juguetona. Campobello se y a veces ingenuo, sus impresiones de los 54
Ibid., pp. 223-226.
refiere a su progenitora como «Ella»: «Ella» acontecimientos casuales y la falta de expli-
dio belleza y juventud a sus hijos; «Ella» caciones o interpretaciones constituyen la 55
creatividad de Nellie Campobello. La Mamá Ibid., p. 223.
proporcionó el calor y el consuelo necesarios
para soportar lo insoportable. Su persona, de Las manos de Mamá tampoco se retrata 56
simbolizada por sus manos y su falda, formó con precisión; su figura se esboza. Cuando Doris Meyer, «Nellie Campo-
bello´s Las manos de Mamá:
una coraza protectora que nada ni nadie podía Campobello cuenta la historia de su madre a Rereading», Hispania, 68
destruir: «La falda de Ella era el refugio salva- desde la selectiva memoria filial también nos (december 1985), p. 738.
dor. Podía llover, tronar, caer centellas, soplar narra su propia historia. El lector no puede 57
huracanes: nosotros estábamos allí, en aquella ni debe aceptar la verosimilitud de todos los Ibid., p. 749.
puerta gris, protegidos por Ella»53. Esta madre hechos presentados. En obras autobiográficas
fue cabeza de familia en todos los sentidos y biográficas intervienen elementos ficticios,
de la palabra, y muy en especial después de ya sea por falta de confiabilidad del recuerdo
la muerte del padre, durante la Revolución. o por el propósito específico del autor. Esto se
Las manos de Mamá es una obra pletórica de evidencia en la imagen de Angelina Beloff de
amor y admiración por una mujer de firmeza Elena Poniatowska, en la imagen que la artista
y fe. Pero en sus páginas también aparecen rusa da de ella misma, y en la representación
escenas de horror y de muerte distintas y a la de la madre y de la narradora en las obras de
vez parecidas a las de Cartucho. El ritmo de Nellie Campobello.
estas estampas es más lento y las descripcio-
nes, generalmente brutales, son más extensas. BIBLIOGRAFÍA
En «El mudo»54, el hermano de Nellie perdió
una mano como resultado de un balazo y Ma- Beloff, Angelina. Memorias. Trad. Gloria Ta-
má recogió los dedos y «los tenía guardados racena. México: UNAM/SEP, 1986.
en un frasco de alcohol donde nadaban como Bruce-Novoa, Juan. «Subverting the
pececillos contentos»55. Dominant Text: Elena Poniatowska’s
En su estudio de esta obra Doris Meyer Querido Diego». Knives and Angels:
nos sumerge en la cuestión de biografía y Women Writers in Latin America. Ed.
autobiografía. Para ella, «la madre de Cam- Susan Bassnett. London: Zed Books, 1990.
pobello es el sujeto de una biografía selecta y 115-31.
fragmentaria narrada desde el foco emocional Campobello, Nellie. Mis libros. México:
y movedizo de la memoria filial»56. Según Compañía General de Ediciones, 1960.
Meyer, Campobello nos relata la vida de su Carballo, Emmanuel. «Nellie Campobello».
madre para dar sentido a su propia vida; al Protagonistas de la literatura mexicana.
hacerlo, refleja la relación entre el biógrafo México: SEP, 1986.
y el autobiografiado de manera que la «bio- Cazares H., Laura. «Eros y Tanatos: infan-
grafía se transforma en autobiografía cuando cia y revolución en Nellie Campobello».
el yo se identifica y crea al otro»57. De este Escribir la infancia: narradoras mexicanas
modo Campobello recrea su propia identidad contemporáneas. Eds. Nora Pasternac,
y a la vez rescata la de su madre del olvido Ana Rosa Domenella y Luzelena Gutiér-
histórico. rez de Velasco. México: El Colegio de
Como en el caso de Querido Diego, te México, 1996. 37-58.
abraza Quiela de Elena Poniatowska y las D’Lugo, Carol Clark. The Fragmented Novel
Memorias de Angelina Beloff, Cartucho y in Mexico: The Politics of Form. Austin: U.
Las manos de Mamá de Nellie Campobe- of Texas P., 1997.
llo no encajan en categorías establecidas. Jörgensen, Beth E. The Writings of Elena Po-
Concordamos con Sylvia Molloy cuando niatowska. Austin: U. of Texas P., 1994.
subraya que las imágenes guardadas en el Meyer, Doris. «Nellie Campobello’s Las
presente moldean las pasadas. Las obras de manos de Mamá: A Rereading.» Hispania,
Campobello son autobiográficas y biográfi- 68 (December 1985): 747-52.
cas, creadas conscientemente con elementos Molloy, Sylvia. At Face Value: Autobiographi-
ficticios para cumplir con el próposito de cal Writing in Spanish America. Cam-
la escritora. En Cartucho, Campobello nos bridge: Cambridge UP, 1991. Biografía, autobiografía y ficción:
el caso de Elena Poniatowska y
retrata el mundo caótico de la Revolución Oyarzún, Kemy. «Identidad femenina, ge- Nellie Campobello
en el cual vida y muerte forman el ambiente neología mítica, historia: Las manos de GABRIELLA DE BEER

47
Mamá». Sin imágenes falsas, sin falsos es- Letters in Elena Poniatowska’s Querido
pejos: narradoras mexicanas del siglo XX. Diego, te abraza Quiela and Gaby Brim-
Ed. Aralia López González. México: El mer». Textured Lives: Women, Art, and
Colegio de México, 1995. 51-75. Representation in Modern Mexico. Tus-
Parra, Max. «Memoria y guerra en Cartucho con: U. of Arizona P., 1992. 61-87.
de Nellie Campobello». Revista de Crítica Sifuentes-Jauregui, Ben. «Loss, Identifica-
Literaria Latinoamericana 24.47 (1998): tion and Heterosexual Tendencies in Po-
167-186. niatowska’s Querido Diego, te abraza
Poniatowska, Elena. Querido Diego, te abra- Quiela». Latin American Literary Review
za Quiela. México: Era, 1978. 29.57 (Jan.-June 2001): 71-86.
— Las siete cabritas. México: Era, 2000. Unruh, Vicky. «Choreography With Words:
Ramos, Raymundo, ed. Memorias y autobio- Nellie Campobello’s Search for a Writer’s
grafías de escritores mexicanos. México: Pose». Performing Women and Modern
UNAM, 1967. Literary Culture in Latin America. Aus-
Rivera, Diego. «Cartas inéditas de Diego tin: U. of Texas P., 2006.
Rivera a Angelina Beloff». Plural: Revis- Wolfe, Bertram D. The Fabulous Life of
ta Cultural de Excélsior 180 (septiembre Diego Rivera. New York: Stein and Day,
1986): 56-63. 1963.
Rodríguez, Blanca. Nellie Campobello: eros y Woods, Richard D. Mexican Autobiography/
violencia. México: UNAM, 1998. La autobiografía mexicana. New York:
Schaefer, Claudia. «Updating the Epistolary Greenwood Press, 1988.
Canon: Bodies and Letters, Bodies of

Biografía, autobiografía y ficción:


el caso de Elena Poniatowska y
Nellie Campobello
GABRIELLA DE BEER

48
Vittoria Borsò
Catedrática de la Universidad
Heinrich-Heine en Düsseldorf.
Düsseldorf
Varios de sus ensayos abordan la
oralidad en la literatura mexicana.
Esta orientación antropológica se
manifiesta en uno de sus últimos
ensayos Unidad y pluralidad de
la cultura latinoamericana. Géne-
ros, identidades y medios (2006).
Otros estudios se han centrado en el
análisis del grupo Onda, de México

ELENA PONIATOWSKA, (Literatura mexicana hoy). Singu-


larmente ha prestado atención a la
diferencia de acuerdo con la llama-

AUTOBIOGRAFÍA Y TECNOLOGÍA(S) da escritura del cuerpo. La obra de


Elena Poniatowska la ha trabajado
en su libro Fronteras del poder

DEL YO: LA ESCRITURA COMO y umbrales corporales. Sobre el


poder performativo de lo popular
en la literatura y la cultura de ma-

RESISTENCIA Y FORMA DE VIDA sas de México (Rulfo, Monsiváis,


Poniatowska).

VITTORIA BORSÒ
Universidad Heinrich-Heine, Düsseldorf
UC-Mexicanistas
UC-Mexicanistas/ Universidad
Nacional Autónoma de México/
Instituto Tecnológico de Monte-
rrey/ Universidad del Claustro
de Sor Juana, 2007, p. 510).
Para la definición de autobio-
grafía cf. Norma Klahn, «(Re)
Las autobiografías ficticias1, al negociar leza performativa del sujeto y de los géneros Mapeos literarios: desplazamien-
entre ficción y realidad, proponen otras op- que se producen por las prácticas culturales tos autobiográficos de escritoras
chicanas», Debate Feminista, 25
ciones de formas de vida. Como en el caso (Judith Butler), la concepción dinámica de (2002), pp. 321-358.
de La «Flor de Lis»2 de Elena Poniatowska, una sujetividad que se crea en el medio lin-
2
Mariana, el personaje a la vez ficcional y auto- güístico-estético no hace diferencia de género. Elena Poniatowska, La «Flor de
biográfico, es el eje de una «escritura situada» Más bien, obviamente, la emergencia del yo Lis», México, Era, 1988. En lo
siguiente, las cifras entre pa-
que busca un posicionamento en el mundo. en y por la escritura es un momento clave de réntesis en el texto se refieren a
En ella, la exaltación del yo, típica de la au- la narrativa moderna, cuyo escritor emblemá- esta edición.
tobiografía, se transforma en el dispositivo de tico es Marcel Proust. Sobre la base de éste,
3
una mirada subversiva hacia la sociedad o la Roland Barthes propuso considerar el yo En su análisis de variados tex-
escritura de la historia3. De hecho, el yo, que como emergente dentro del espacio textual. tos fundadores (de Sarmiento
a la autobiografía de Victoria
en el discurso realista decimonónico trataba El yo se construye en la escritura misma, es O’Campo) Silvia Molloy enfoca
de borrar su presencia, se apodera otra vez del un producto del acto de escribir y se moldea las técnicas transversales con las
que las autobiografías hispano-
espacio de la escritura con una nueva función. y transforma según los caminos de la escritura americanas revelan la memoria
El texto personal transtrueca la topografía del en los laberintos de la memoria o de los sue- represiva de Occidente (Silvia
poder propiamente porque en la autobiogra- ños. La escritura es –dice Barthes– una cues- Molloy, La autobiografía en len-
gua española en el siglo veinte,
fía el yo de la escritura no solamente escribe tión de ética, de la «moralidad de la forma»5. Lausanne, Sociedad Suiza de
y elabora contextos sociales, sino porque se En el contexto de los estudios sobre nuevas Estudios Hispánicos, 1991).

escribe explorando su posicionalidad frente formas de vida, un planteamiento semejante 4


al mundo (Klahn 2007, 509), cambiando el merece hoy en día más atención que la simple Margo Glantz, Las genealogías,
México, Martín Casillas, 1981
mapa que está dibujado políticamente bajo discusión de la escritura autobiográfica como (Premio Magda Donato 1982).
los conceptos de nación, identidad y –en el género cuya ley sería el «pacto autobiográfi-
caso de México– mestizaje. Tenemos aquí co», es decir, la identidad de escritor y narra- 5
Roland Barthes, Le degré zéro
el gran logro de la escritura del yo de Elena dor6 que presupone conceptos esencialistas de l’écriture, Paris, Seuil, 1953,
Poniatowska y de otras escritoras mexicanas p. 17.

que se escribieron en textos autobiográficos, 1 gicos y genéricos: La ‘Flor 6


ofreciendo con su escritura «otra» posiciona- Norma Klahn propuso este de Lis’ como auto-bio-grafía Philippe Lejeune, Le pacte au-
concepto para «narrativas crítica», en Cien años de leal- tobiographique, Paris, Seuil,
lidad con respecto al mundo. Las genealogías que constituyen un género tad en honor a Luis Leal/One 1975.
de Margo Glantz4 fue una de las primeras mixto que para su inspiración Hundred Years of Loyalty:
toman sucesos y personajes In Honour of Luis Leal
Leal, Sara
apariciones. verificables pero insisten, a Poot Herrera, Francisco A. Elena Poniatowska, autobiografía
Si bien debemos a los gender studies la la vez, en su transformación Lomelí y María Herrera-Sobek y tecnología(s) del yo: la escritura
sensibilización de los críticos hacia la natura- imaginaria» (Norma Klahn, (eds.), México, University of como resistencia y forma de vida
«Cuestionamientos genealó- California, Santa Barbara/ VITTORIA BORSÒ

49
7 de realidad y ficción, así como la existencia a la biopolítica o la geopolítica. En su calidad
Michel Foucault, Introduc-
tion à l’usage des plaisirs, en de un sujeto definido anterior y exterior al de técnica del yo, el texto autobiográfico
L’Histoire de la Sexualité, vol. acto de escribir. Son asunciones ya inacepta- vierte una luz crítica hacia la formación del
3, Paris, Gallimard, 1984. Cito
de la versión alemana: Michel
bles no solamente frente a los alcances de la individuo según el Bildungsroman porque
Foucault. Einleitung zu «Der Ge- literatura o del cine moderno, sino también a enseña que su constitución es el resultado
brauch der Lüste», Postmoder- la luz de los recientes estudios neurológicos de las «pratiques divisantes», esto es, de las
ne und Dekonstruktion: Texte
französischer Philosophen der sobre la memoria o el sueño. Referir el texto prácticas que establecen fronteras, que divi-
Gegenwart, Peter Engelmann
Gegenwart de Elena Poniatowska a discursos de género den al sujeto en dos ámbitos, que diferencian
(ed.), Stuttgart, Reclam, 1990,
pp. 244-274 y p. 265. literario sería por lo tanto obliterar la parte entre lo mismo y lo otro, entre uno mismo y
más productora de su autobiografía en cuanto los otros. Sin embargo, además de confinar
8
Foucault, Einleitung, op. cit.,
espacio de un «training» del yo en busca de su a las personas en espacios acotados y de so-
p. 263. posición frente al mundo. La autobiografía es meterlas, la técnica del yo posibilita también
9
asimismo una técnica que explora formas de tácticas de rebelión. El medio del «training del
Convengo con Norma Klahn vida y la emergencia de un «ethos» que para yo», como concientización del poder social y
acerca del impacto crítico de Poniatowska se transformó en el signum de de subversión contra él, es la escritura.
la autobiografía que, desde la
escritura del yo, reconfigura toda su obra. Propiamente en el texto de Poniatowska,
conceptos de nación, identidad Como es conocido, para la formulación la emergencia del yo se manifiesta como toma
y origen en el discurso de la
mexicanidad (el mestizaje).
de una teoría performativa de la «sujetividad» de conciencia del régimen de la categorización
Judith Butler se funda en los estudios del y de fronteras, y provoca a la vez una resisten-
10 «cuidado de sí» y de la «gouvernabilité» efec- cia contra él. La autobiografía se transforma
Comparten la crítica de las bio-
ciencias inaugurada por la bio- tuados por Michel Foucault en sus últimos por ende en la escena dramática de un yo que
política de Michel Foucault tam- escritos, en los que el filósofo francés pasa aprende a reconocerse frente al deseo de la
bién escritoras y escritores como
Judith Butler, Giorgio Agamben del análisis del poder al de la ética expresada lucha contra las diferencias sociales o territo-
u otros a los que nos referimos a través del concepto de ‘gobierno’ (gouver- riales, y propiamente esto es el hilo conductor
más adelante.
nement des hommes). Sabemos, por lo tanto, de toda la práctica de escritura de Poniatows-
11 que el sujeto no es soberano en el sentido ka. Precisamente en este punto comienza
Foucault menciona además de de una substancia o una instancia jurídica, nuestro metódico interés por escrutar en la
los Hypomnemata, también la
correspondencia. Al fungir el fundante, sino que es fundado o constituido autobiografía de Poniatowska no solamente
destinatario como alter ego, el por las tecnologías del yo, por supuesto, dis- en relación con la geopolítica que es, de he-
género epistolar pone en marcha
la introspección y el ejercicio del tintas y discontinuas a lo largo de la historia. cho, uno de los grandes temas9, sino también
yo frente a lo cotidiano. Dichas prácticas son procesos paradójicos con las biociencias, a las que actualmente se
12
que constituyen el yo subjetivándolo, sujetán- confía la interpretación del ser humano10. Ve-
Foucault se refiere al Peri Eu- dolo (assujettissement); son pues formas que remos así que en la escritura se va perfilando
thmias (De Tranquillitate) de Foucault denomina ‘ascéticas’ porque requie- un ethos hacia otras formas de vida, hacia otra
Plutarco. La ética no significa
una moral entendida como la ren el ajuste a una manera de ser de acuerdo antropología.
exigencia de obedecer a un sis- con las normas sociales y morales. De hecho, el «training del yo» encuentra
tema de reglas, sino más bien
un arte de vivir, una aspiración Conviene recordar las líneas centrales que en la escritura su instrumento privilegia-
a construirse a sí mismo como nos permiten hablar de una «escritura del do: diarios, cartas, ejercicios de la memoria
una obra de arte.
yo». Michel Foucault entiende por «moral» (Hypomnemata), son unas de las técnicas que
13 el código de las técnicas del yo, en concreto aseguran la existencia (techne tou biou). La
Michel Foucault, «La bibliothè- un «conjunto de valores y reglas de actua- escritura es un ejercicio del yo que se afirma
que fantastique», Travail de
Flaubert, Raymonde Debray-
Flaubert ción que se imponen a los individuos y a construyendo el lugar de lo otro en el orden
Genette et al. (eds.), Paris, Seuil, los grupos por medio de diversos aparatos de los discursos y una mirada ajena para re-
1983, pp. 103-122.
reguladores: familia, instituciones educativas, conocerse a sí mismo, y es a esta ambivalencia
iglesia, etc.»7. La reflexión moral es por tanto que debemos su función productiva. Frente a
la elaboración y estilización de una actividad los ojos del destinatario, el yo intensifica la
en la que los hombres (y las mujeres) «preci- vigilancia sobre uno mismo11 –es una función
samente han de hacer uso de su derecho, de ethopoiética que transforma la verdad en
su poder, de su autoridad y de su libertad: las ethos y carácter12– y a la vez se desdobla en
prácticas sexuales»8. En tanto que prácticas «otro», en una instancia que inscribe también
«pastorales» someten el sujeto a las artes de lo excluido, lo asujetado, el cuerpo y el re-
la existencia («técnicas del yo») domeñando cuerdo (en la autobiografía de Poniatowska
el deseo que amenaza la integridad del yo y es el padre Jacques Teufel).
estableciendo fronteras entre el mundo inte- Foucault mismo reconoce en el medio de
Elena Poniatowska, autobiografía rior y el exterior, entre el yo y los otros. Por la escritura un espacio subrepticio13 en el que
y tecnología(s) del yo: la escritura
como resistencia y forma de vida ello, la individualización está estrechamente se expresa lo excluido y se constituye la suje-
VITTORIA BORSÒ vinculada a la diferencia entre los sexos como tividad como «otra» posicionalidad. Además,

50
toda forma de articulación del sujeto hacia el social del mundo (son los años
mundo discurre sobre un medio, el cuerpo, 40-50 del siglo XX), ocurren
que vincula a las personas a su mundo vital más y más citas de una visión
lo que hace la articulación del yo potencial- orientada hacia la cartografía
mente móvil y plural. Especialmente en la social del mundo circundante
rememoración del pasado el «training» del que va desde las imágenes de
yo usa y transforma los logoi sociales, así que Hollywood18, hasta las estrellas
la escritura autobiográfica conlleva tanto la mexicanas en el Club Hípico
consolidación de la identidad social como la Francés (Dolores del Río, etc.,
dilución de dicha identidad. p. 61) hasta las idées reçues católicas y porfi-
En lo siguiente quiero arrojar luces sobre ristas de la familia. 14
dicha ambivalencia. En ella encontramos la Ahora bien, propiamente el dispositivo La pregunta se formula clara-
zona indeterminada de la que el sujeto emerge de la visión, que en Occidente es el trato mente la primera vez cuando
la narradora es consciente de
y toma posición. Es la zona de pasaje entre yo de unión entre el sujeto y el mundo que lo las aporías geopolíticas en la
y el mundo, el interior y el exterior, o según rodea, hace que el yo de la escritura tope interacción social con los mexi-
canos (p. 114, cf. Norma Klahn
Gilles Deleuze, ‘el interior de un exterior’ («le con lo extraño: la fugitividad de Luz, su 2007, p. 511), sin embargo
dedans du dehors»). Veremos que, en el caso madre, o el temperamento angustiado del está presente desde el primer
momento en el que la niña pisa
de La «Flor de Lis», tal indeterminación es la padre, la diversidad del mundo circundante, tierra mexicana («Sofía y yo
escena de la escritura en el pasaje a México son mediadores de un desdoblamiento que no sabíamos que mamá era
hasta las primeras fases de la socialización hace que Mariana, en contra de su hermana mexicana», p. 32) y se repite en
varias formas a lo largo del texto
en la que el yo experimenta las separaciones Sofía (representante de la sabiduría social), (por ej., pp. 43, 50, 69, 73-75;
y toma conciencia de las fronteras geopo- mantenga abierta la búsqueda de su propia especialmente en la interacción
con Casila, p. 119). Luego va
líticas y sociales. Norma Klahn ya apuntó destinación, y es solamente más tarde, cuan- transformándose en un discurso,
al momento clave de la novela, es decir, la do Mariana forma su capacidad discursiva en no carente de exotismo, sobre
la naturaleza y la cocina de
imposibilidad de corresponder al deseo social el ambivalente diálogo con el padre Jacques México.
de territorialización. Es la experiencia extra- Teufel, tomando conciencia de que el ímpetu
ñante que el yo repite varias veces de sentirse disidente es desde el comienzo el hilo con- 15
Cf. Vittoria Borsò, «Topologie als
mexicana y no corresponder a los «logoi» de ductor de su vida. literaturwissenschaftliche Metho-
la mexicanidad14. de. Die Schrift des Raums und
der Raum der Schrift», Topo-
Pues bien, resumiendo, cabe subrayar el I. LA FLUIDEZ DEL MUNDO MATE- logie. Zur Raumbeschreibung
proceso de producción y de mediación de RIAL Y LA EMERGENCA DE «OTRA» in den Kultur- und Medienwis-
senschaften, Stephan Günzel
emergencias en la forma lingüístico-estética ANTROPOLOGÍA (ed.), Bielefeld, transcript, 2007,
del espacio temporalizado de la escritura15, pp. 279-295, y Vittoria Bor-
en la que el signo material, en el momento Al comienzo del texto, la focalización sò, «Grenzen, Schwellen und
andere Orte», Kulturelle Topo-
contingente de escribir16, difiere del sentido interna de la niña, además de ser una con- graphien, Vittoria Borsò und
«social». Por ello, la escritura autobiográfica vención de la autobiografía que, por ejemplo, Reinhold Görling (eds), Stuttgart,
Metzler, 2004, pp. 13-41.
pone en escena no solamente las articulacio- Jean Jacques Rousseau adopta en el primer
nes del sujeto, sino también los procesos y los capítulo de Confessions, sirve para mediati- 16
Por el desplazamiento, el con-
medios con que él emerge. De hecho, al co- zar la emergencia de un espacio que, a los cepto de la escritura sustituye a
mienzo de La «Flor de Lis», el yo de Mariana ojos de la niña, todavía no es estructurado las nociones de estructura. Véase
se expresa en un medio fluido e indetermina- por separaciones. La visualidad es el medio Jacques Derrida, L’écriture et la
différence, Paris, Seuil, 1967.
do en el que las imágenes toman forma y son con el que la narradora experimenta el con- Véase también Jacques Derrida,
percibidas por el sujeto tras las mediación del flicto entre el espacio abierto y los límites «Signature événement contexte»,
Marges de la philosophie. Criti-
cuerpo y según la modalidad de dispositivos que lo separan en zonas distintas (interior vs. que (1972), pp. 365-393.
ópticos, como la fotografía y el cine. En otras exterior, yo y los otros, el sujeto y el mun-
17
palabras, al comienzo del libro, a través de la do), y este espacio está marcado en la escena El primer indicio son los noti-
focalización interna de la niña, la narradora de la primera imagen, genealógica para el cieros sobre los soldados en la
logra encontrar una articulación que, lejos de desarrollo del texto: Segunda Guerra Mundial (39).

cartografiar el mundo, manifiesta la existencia 18


de un sujeto rodeado por él e inmerso en él, La veo salir de un ropero antiguo: tiene un camisón Menciona, por ej., a Jane Russel
(en The Outlaw
Outlaw) o a Clark Gable
cuya percepción se hace por formas de extre- largo, blanco y sobre la cabeza uno de esos gorros (60, 61).
ma proximidad sensual a las cosas. Por ello, la de dormir que aparecen en las ilustraciones de la
«primera» mediación al mundo pasa de mane- Biblioteca Rosa de la condesa de Ségur. Al cerrar
ra privilegiada por el close up de la fotografía el batiente, mi madre lo azota contra sí misma y se
o del cine. A medida que los medios de masa, pellizca la nariz. Ese miedo a la puerta no me abando- Elena Poniatowska, autobiografía
y tecnología(s) del yo: la escritura
es decir, los periódicos17, o el cine de Ho- nará nunca. El batiente estará siempre machucando como resistencia y forma de vida
llywood, proporcionan imágenes del orden algo, separando, dejándome afuera (13). VITTORIA BORSÒ

51
La narradora empieza su En la escritura, el dispositivo del ojo de la
texto con la referencia al «Bil- niña enfoca espacios primordiales, anteriores
dungsroman» y a los libros co- a las segmentaciones sociales y lo hace en
mo dispositivos que, en el siglo analogía a la cámara cinematográfica, echando
XIX, mediatizan la posición una mirada móvil a las pinturas pendientes de
del sujeto frente al mundo –la las paredes del salón. El movimiento de zoom
joven Madame Bovary inter- que acerca los detalles hace que la percep-
preta el mundo a través de las ción de las imágenes se emancipe de la lógica
novelas románticas. Sin em- sensomotórica, tal como Gilles Deleuze lo
bargo, propiamente esa alusión describe para el cine experimental y el cine de
sirve para marcar la diferencia, la memoria. Es así que el ojo de la narradora
Construcción del Bellas Artes. México D.F. es decir, el camino de su propia desterritorializa y abre el campo cerrado de
exploración: a) la trascenden- las pinturas en el salón de la abuela, la du-
19 cia del dispositivo de la vista que, debido a la quesa:
Es obvia mi referencia al prin-
cipio de la autopoiesis de Hum- movilidad del encuadre experimentado con
berto Maturana y Francisco Va- los nuevos medios, la fotografía y el cine, Para llegar al comedor atravesamos un salón. En un
rela, El árbol del conocimiento,
Santiago, Editorial Universitaria, sustituye a la imaginación de los libros; b) cuadro enorme que ahora sé es de Hundecutter veo
1984. la inquietud no es sentimental, sino política. un pelícano, un guajolote, varios patos, perdices que
20
Es, pues, debida al conflicto entre, por un cuelgan de un lazo, unas gallinitas de Guinea acebra-
Acerca del uso del primer plano lado, el espacio abierto a los pasajes entre los das. En otro cuadro se asoma un mendigo. Los demás
o close up, véase también, Pierre continentes o entre el interior y el exterior no me impactan, sólo ese mendigo con unos cuantos
Kast, «Une fonction de constat»,
Cahiers du cinéma, 7 (1951), experimentados por la niña, y por el otro, las pelos en la barba y su expresión feroz e implorante
pp. 6-16. Bajo el concepto de separaciones que, en el aprendizaje del mun- bajo la frente vendada. Alarga su mano velluda, me
«efecto de constatación», Pierre
Kast concibe, por ejemplo, aquel do, adquieren más y más evidencia: separa- persigue, va a tomarme el cuello (13).
fenómeno que hace aparecer en ciones territoriales, diferencias entre mamá y
la pantalla, repentinamente, una
realidad independiente, un efec-
ella, entre criados y amos, entre aristócratas Los primeros planos, como el que la es-
to a través del cual los objetos y burgueses, entre ricos y pobres, entre critora produce en la cara del mendigo, den-
se muestran como autónomos imaginación y realidad. La percepción y el sifican la corporalidad de las imágenes20 y su
respecto al ojo del espectador.
También Bonitzer subraya la recuerdo que, como sabemos desde la escri- opacidad. El close-up es a la vez un lugar y un
expresividad del primer plano, tura autobiográfica, desde la filosofía del cine tiempo de passage: la imagen está cargada por
que refuerza un «régime phy-
sique, affectif, intense» (Pascal (Gilles Deleuze) y, en las últimas décadas, los indicios materiales y por la expectativa de
Bonitzer, Décadrage. Peinture también desde la ciencia de la cognición y la algo que, desde el offoff, puede irrumpir en el
et cinéma, Paris, Ed. de L´Etoile,
1985, p. 89).
neurología19, es una obra de selección y de campo de la visualidad.
mediatización vinculada al contexto social, Semejantes imágenes enfrentan al espec-
21 pasa por distintos dispositivos que mediati- tador con una visualidad sin centro, una
Roland Barthes, La chambre clai-
re, Paris, Gallimard, 1980. zan la mirada encuadrando el mundo. visualidad no enteramente orientada por la
En la fase anterior a la socialización de la organización discursiva o por el simbolismo
niña a través de los plots de las películas de icónico. Esta escena es tanto genealógica para
cine o por los discursos sociales en la familia el yo de La «Flor de Lis» como lo es la escena
y en el colegio, nos enfrentamos repetida- del pasaje al sueño con la que Marcel Proust
mente a la búsqueda de un posicionamiento empieza la Recherche («Longtemps je me suis
mediatizado por el encuadramiento de lo real couché de bonne heure»). En ambos casos
a través de los nuevos medios, la fotografía o la escritura del yo se posiciona en la zona de
el encuadre cinematográfico. Son imágenes pasaje. Sin embargo, el cambio es notable:
desterritorializadas, mediatizadas por close- En el caso de Poniatowska no es la intimidad
up o por el fluir de la visualidad en un espacio sino más bien la postura hacia al mundo el
todavía indeterminado para el ojo de la niña germen de la escritura. Desde el comienzo, el
que, al comienzo de la novela, se enfrenta por sujeto se inscribe pues en las letras de su texto
primera vez al ambiente aristocrático que la como un yo en busca de «otra» antropología,
circunda. «La señora duquesa está servida», mediatizada por la cámara obscura de un re-
es de hecho, la primera frase del segundo cuerdo que metamorfosea la pintura del salón
fragmento del texto, y es aquí que, para la de la abuela. Transformado por la técnica
percepción de la niña, diferentes espacios del close-up, el mendigo emerge del cuadro
geopolíticos y sociales se superponen: «Un como la huella espectral de algo extraño que
Elena Poniatowska, autobiografía duque más con su gran bonete blanco como irrita la vista, inquieta, como el punctum de
y tecnología(s) del yo: la escritura
como resistencia y forma de vida el gorro de cocinero en los grabados de la la fotografía21. En la geneaología de esta au-
VITTORIA BORSÒ condesa de Ségur»(13). tobiografía encontramos pues la imagen del

52
mendigo, allá, en donde para Roland Barthes frente al otro, inquietos, se mi-
o Marguerite Duras está la foto de la madre, ran, veo el borde de sus orejas,
una fotografía irrepresentable y con valor sí, tienen las orejas paradas, se
genealógico para la escritura del yo. acorralan, no sé si van a pelear»
Como testimonio, en contra, las fotos son (88). Con la semejanza entre lo
simples documentos que legitiman el recuer- humano y lo «perruno», el tex-
do del que sabemos que es frágil: «las fotos lo to pone en juego el esquema bi-
comprueban», dice la narradora refiriéndose a nario que fundamenta las reglas
las tres fotos «tomadas de la mano» por «papá de exclusiones e inclusiones.
en uno de los fines de semana en que subía a Es un acto de rebelión, opina
vernos a la montaña» (23) –testigos de ausen- Giorgo Agamben, un acto que
cias debidas a la guerra, en donde los padres desconecta la máquina biopo- Representación del valle de México.
«se quedaron en París en plena zona ocupa- lítica que distingue entre logos
da» (22-23). Por el recuerdo de las ausencias, y animal, para entender este último como la hace del Timeo de Platón, un
‘intervalo’, un lugar opaco y sin
pronto también las fotos son mediadoras de forma de vida que carece de humanidad. origen, es decir, anterior a cual-
lo indeterminado («Yo nunca he visto a un El logos occidental cierra, pues, la puerta a quiera formación (Judith Butler,
Bodies that Matter
Matter, New York,
alemán. Tampoco a mis papás», 22), como la lo que estaba abierto, generando aquel sistema Routledge, 1993). En la crítica
instantánea en la que el padre «se ve guapo, jerárquico y excluyente que empieza por la del esquema binario que aco-
muna materia, animal y mujer,
de bigote, deslizándose sobre la blancura expulsión del animal y llega a la destrucción encontramos un posicionamiento
deslumbrante» (23). Como para el recuerdo, de razas humanas. Con la visión de la niña, la análogo a la opción crítica (y
igualmente la percepción visual es mediatiza- escritura arroja luz al missing link, a la zona de política) propuesta por Donna
Haraway a través de la ‘escritu-
da por un encuadramiento fotográfico22, espe- indiferencia, entre lo humano y lo animal, o lo ra emperrada’, entendida como
cialmente la percepción de la madre, cuando no humano. Ahora bien, en L’aperto Agam- una rama de la teoría feminista
en contra de categorías cerradas
aparece desde el marco de la puerta a los ojos ben subraya que la decisión acerca de seme- y excluyentes, como la oposición
de Mariana quien, como el joven Marcel, jantes separaciones parte de un presupuesto entre cultura y naturaleza. Cf.
Donna J. Haraway, The Compa-
la espera para el beso de las buenas noches: no demostrado; es el presupuesto de la sepa- nion Species Manifesto: Dogs,
«Apresurada, empuja la puerta como suele rabilidad de lo humano frente a lo que no lo People and Significant Other-
hacerlo, con todo su cuerpo, de modo que la es23. Posicionarse en esta zona primordial, que ness, Chicago, Prickly Paradigm
Press, 2003, p. 8.
puerta la enmarca; cuadro viviente de sí mis- no es ni humana ni animal, es decir, anterior
ma« (17) o la mira –así lo dice– «a través de a la articulación tópica que desde Aristóteles 24
Signo de lo abierto son las figu-
un vidrio impalpable veo a mamá, longilínea, distingue la vida nutritiva del homo sapiens raciones de pasajes, de umbrales
de cara al cielo con toda la lluvia cayéndome quiere decir, opina Agamben, oponerse a la entre lo animal y lo humano, una
articulación híbrida trascendente
encima, dulce mi mamá de agua. Extiendo la obra de exclusión de la biopolítica occidental en los discursos culturales actua-
mano para secar su rostro empapado. No la que va de la producción de homo sacer en la les. En L’aperto Agamben parte
alcanzo» (23-24). El lenguaje fluye al dar vida Antigüedad, a la conquista de continentes, la de la observación de una minia-
tura contenida en una Biblia he-
al movimiento, así que, en su geografía perso- esclavitud, el imperialismo del siglo XIX, la brea del siglo XIII conservada en
nal, el yo ya no distingue entre la proximidad shoah . 24 la Biblioteca Ambrosiana de Mi-
lán, que representa el banquete
y la lejanía. El primer encuentro de la niña En el texto, pues, el aprendizaje del len- mesiánico del último día donde
con México es, de hecho, el encuentro con guaje como tecnología del yo empieza por los justos se representan en esta
miniatura con cabezas de ani-
lo abierto. Unos de los primeros recuerdos la falta de distinciones, por la percepción del males. La parusia del último día
es el largo fragmento sobre la presencia de continuum entre los seres, y es aquí, que el yo sería pues la reconciliación entre
los perros en la casa de la abuela mexicana, aprende también a contradecir las prácticas animales y humanos (Agamben,
op. cit., p. 11).
«la nueva abuela del canotier, [que] tiene ojos con las que la madre, en tanto miembro de la
amarillos de gato que miran bonito» (33): aristocracia, cataloga y excluye a los otros25: 25
Frente a los ojos de la élite, el
perro es simple símbolo de infe-
Los perros oyen muchas cosas cuando duermen y 22 tion fluente et atteignait ainsi
rioridad; la cara de perro es ca-
ra de angustia: «Es papá. Frente
no es que ladren abiertamente, no: gimen, gruñen, Cf. Gilles Deleuze en el segun- à une détermination maté-
al teclado, aguardo con cara de
luchan con el ángel, se llenan de demonio, no sé, do comentario de Bergson: rielle, à une matière-écoule-
perro como papá» (112), dice la
«Si le cinéma n’a nullement ment» (ibid., p. 116).
como cuando hay una perra en brama y la nueva narradora recordando su propia
pour modèle la perception na-
flaqueza durante la ejecución de
abuela manda a encerrar a todos los que no ha llevado turelle subjective, c’est parce 23
piezas de piano.
que la mobilité de ses centres, Giorgio Agamben, L’aperto.
a capar (35). la variabilité de ses cadrages L’uomo e l’animale, Turín,
l’amènent toujours à restaurer Bollati Boringhieri, 2002, pp.
des vastes zones acentrées 43-44. La indeterminación
El entrecruce entre lo animal y lo humano et décadrées» (Gilles Deleu- de lo abierto es fundamental
se repite más adelante frente a la amenaza del ze, L’image-mouvement
L’image-mouvement, Pa- también para la concepción
orden social, por ejemplo, en la imagen de una ris, Seuil, 1983, p. 94. La de ‘materia’ de Judith Butler. Elena Poniatowska, autobiografía
percepción es, pues, fluyente: Lejos de definir la esencia de y tecnología(s) del yo: la escritura
ruptura en la relación de los padres después de «La conscience-caméra [….] la mujer, la cwvra platónica como resistencia y forma de vida
que el papá ha regresado de la guerra: «El uno s’actualisait dans une percep- es, según la lectura que Butler VITTORIA BORSÒ

53
Amo los magueyes, los miro con dete- cristiana excluye. Santa Teresa demuestra, por
nimiento. Mamá dice que el pulque le ejemplo, que la confesión de los «vicios» y de
da asco porque lo sorben con la boca a la debilidad se puede transformar en un acto
través del acocote y luego lo vacían todo de autorización del yo, acto que, en el caso de
ensalivado. Acocote, acocote, acocote, Sor Juana Inés de la Cruz, incluye también
repito fascinada a través de la venta- «peligrosas» diferencias con respecto a las
nilla. A mi el aguamiel me endulza el reglas «pastorales» del yo27. Ahora bien, en
calor; los hombres que lo sacan parecen el texto de Poniatowska, la ambivalencia de
picaflores, apartan las pencas y hurgan la escritura se desarrolla dentro del discurso
cabeza adentro en el verdor y lo chupan. mismo del confesor, Jacques Teufel. La narra-
Lo dejan con su secreto en medio de las dora trastrueca las reglas de la moral cristiana
Templete en la plaza de Coyoacán. piernas verdes al sol. Vengan magueyes, y transforma el rol del confesor y director
vengan hasta la ventanilla, vengan hacia de los ejercicios espirituales en el germen
26 mí, vengan atentos, leales severos, vengan guardianes, de concientización del yo como anhelo de
Me refiero a las disonancias
que disconectan la visualidad remonten las colinas, atraviesen los barrancos, vengan, moral y política disidente. La aparición del
y el regimen sensomotórico de soy su general, y ustedes mi ejército, el ejército más padre Teufel durante los ejercicios, hace de
la imagen.Véase Gilles Deleu-
ze, L’image-temps, Paris, Seuil,
portentoso del mundo (37). él un Mefisto tentador y seductor no por la
1985. supremacía de un yo soberano, sino por la
Es, desde luego, una percepción cercana a exposición de un yo a la ética hacia los otros.
27
Remito a los estudios que, en- lo que Lévi-Strauss caracteriza como «pensée Además, su discurso se hace eco tanto de la
tre otras cosas, encauzaron una sauvage», como otra racionalidad, una ciencia sensualidad mística como de los discursos
lectura «situada» de Sor Juana:
Sara Poot Herrera (ed.), Y diver- de lo concreto y una lógica de lo sensible. marxistas de la post-guerra –el nome francés
sa de mí misma / entre vues- La peligrosa armonía en la contigüidad y la es alusión a la proveniencia de la ideología
tras plumas ando. Homenaje
internacional a Sor Juana Inés
atracción entre las palabras produce «faux marxista de aquel momento y del lugar de
de la Cruz
Cruz, México, El Colegio raccords»26, relaciones insensatas con respecto origen de la narradora, cuyo doppelgänger se
de México, 1993, y Sara Poot a la lógica discursiva o cronológica y fomenta encuentra en el sacerdote.
Herrera (ed.), Sor Juana y su
Mundo, México, Universidad asimismo la «otra óptica» de la que el yo hará Con Teufel la narradora vierte una luz
del Claustro de Sor Juana / un posicionamiento en el mundo. El intento oblicua a la moral cristiano-burguesa y a su
Fondo de Cultura Económica,
1995. También a Margo Glantz: de conseguir otras formas de geopolítica, hipocresía. Es una luz que pone de relieve
Borrones y borradores. Reflexio- formas enredadas, ya se evidencia en el título lo que los discursos ocultan: las prácticas de
nes sobre el ejercicio de la
escritura, México, Porrúa, 1992;
de la autobiografía: Es el enredo geopolítico exclusión de la diferencia, diferencia cuya
«Prólogo». Sor Juana Inés de entre el México popular y la élite francesa: La figuración, a partir de la Biblia, ha sido el
la Cruz. Obra selecta, Margo ‘Flor de Lis’ es el nombre del restaurante po- cuerpo de la mujer. A partir de este momen-
Glantz (ed.), Caracas, Ayacu-
cho, 1994, S. XI-XC y Sor Juana pular de la Colonia Roma y a la vez el nombre to, el espacio desde el que se inscribe el yo es
Inés de la Cruz: ¿hagiografía o francés de la flor a la que Honoré de Balzac abiertamente el deseo y el cuerpo de la joven
autobiografía?, México, Grijal-
bo/ UNAM, 1995. dedicó una de las novelas más sentimentales e mujer; es desde el espacio de su apertura a la
idealistas (Les lys dans la vallée, 1834). vida y de la incertidumbre de un yo entregado
28
Sara Poot Herrera, «Del tornasol
a la pasión, que la escritora, en el encuentro
de Lilus Kikus al tornaviaje de II. LA CONFESIÓN COMO ESCRITU- con Teufel, invierte el camino de los ejercicios
‘La Flor de Lis’», en Escribir RA TRANSGRESIVA: JACQUES TEU- del yo. Pues, mientras que el sujeto moral, en
la infancia: narradoras mexi-
canas contemporáneas, Nora FEL lucha contra las pasiones «destructoras», se
Pasternac, Ana Rosa Domenella autoriza –por medio de la renuncia (enkra-
y Luzelena Gutiérrez de Velasco
(eds.), México, El Colegio de El discurso confesional, centrado en la teia) y de la prudencia (sophrosyne)– y se afir-
México, 1996, p. 65. batalla del alma, se manifiesta en varios gé- ma como sujeto virtuoso e independiente, en
29
neros, de la epístola a los diarios, y es una de La «Flor de Lis» el yo se autoriza, en contra,
Con el ejemplo de La folie du las tecnologías del testimonio de sí, la verba- por medio de la pasión inspirada por el otro,
jour de Maurice Blanchot, De- lización de la propia posición; supone pues a través de los otros. Teufel es el «otro» cuya
rrida demuestra que un texto
no pertenece a ningún género, un análisis y una introspección de sí mismo. ambivalente fuerza de seducción consigue in-
sino que participa en el reper- Aunque la confesión representa un tipo de vertir y hasta con-fundir las prácticas sociales
torio de las demarcaciones y de
las contaminaciones del género, discurso asimétrico, cuya regla principal es y, como constata Sara Poot-Herrera, cambia
de sus repeticiones y archivos la obediencia al superior, propiamente en el el desarrollo del libro28.
(Jacques Derrida, «La loi du
genre», Glyph. Textual Studies,
acto de escribir la verbalización de todo lo
7 (1980), pp. 176–201, 264. pensado surgen espacios de resistencia trans- III. ESCRITURA DEL YO Y POLÍTICA
versal y de transgresión. De hecho, existen DE LA RESISTENCIA
Elena Poniatowska, autobiografía ejemplos deslumbrantes de la performancia
y tecnología(s) del yo: la escritura
como resistencia y forma de vida del yo propiamente a partir de la revelación La mise en scène del género lo identifica
VITTORIA BORSÒ del lado tenebroso y diabólico que la moral con la serie y lo contamina a la vez29. Una

54
vez más, la ambivalencia de la escritura hace La escritura del yo no desemboca en sabi- el poeta y la mujer, se articula
de manera asimétrica: «Inven-
que el sujeto participe en el complejo y va- duría, más bien, al final de su iniciación, con- to al amigo que me inventa,
riado juego entre las posibles demarcaciones tradice sus preceptos. «Accipe sal sapientiae» mi semejante; y a la mujer, mi
contrario: torre que corono de
y sus diferencias, entre actos de violencias y termina con una pregunta: ¿...la tristeza que banderas, muralla que escalan
de inscripciones subrepticias o disidencias siento, ¿esa dónde la pongo? ¿Dónde mamá?» mis espumas, ciudad devasta-
abiertas. Poniatoska disfruta el training del Solamente la intensidad del encuentro con el da que renace lentamente bajo
la dominación de mis ojos».
yo y las negociaciones con las diferencias mundo, el estar-en-el-mundo informa el yo Octavio Paz, «Libertad bajo pa-
para fortificar a lo largo de la autobiografía acerca de su destino: «Mi país es esta banca de labra», Libertad bajo palabra,
pp. 71-72. La libertad del poeta
un ethos político, con el que sale al fin a la piedra desde la cual miro el mediodía» (261). crece con su poder pigmaliónico
escena pública (Klahn 2007, 520). Lo hace con La escritura del yo es la escena de una resis- de formar lo otro / la otra, y de
someterlos. En su Historia de
la experiencia de quien, en los dispositivos tencia a la doctrina moral o social. Una resis- una mujer que caminó por la
«ópticos» y sensuales de la interacción con tencia cuyo origen no es el yo soberano de las vida con zapatos de diseñador
el mundo material, en la zona de articulación revoluciones, sino la autonomía del mundo (Barcelona, Anagrama, 2005),
Margo Glantz trastrueca de ma-
entre yo y el mundo vital que nos rodea, lo material que impresiona al yo, lo inquieta. La nera más marcada el posiciona-
que Maurice Merleau-Ponty llamó «la chaire escritura, que a través de la analogía con la miento del sujeto en este poema
de Octavio Paz. Para un análisis
du monde», al que el yo pertenece y que le fotografía y el cine en tanto que dispositivos detallado, cf. Vittoria Borsò, «En-
in-forma, no encontró la identidad, sino la ópticos del recuerdo y de la percepción había tre humanos, animales y máqui-
nas: Historia de una mujer de
inquietud de la contingencia. El saber que el buscado la desterritorialización y desnaturali- Margo Glantz –la escritura de
yo ensaya en su iniciación, concierne también zación de la visión centralizada de los discur- una antropología que ‘nos debe
la concientización de sus límites30. sos sociales, encuentra su posicionamiento en importar’–», en Los otros Méxi-
cos, Juan Bruce-Novoa y Jacobo
De hecho, los últimos dos fragmentos el abandono de la posición soberana hacia el Sefamí (eds.; en prensa).
de La «Flor de Lis» son titulados: VITAM mundo.
32
AETERNAM y ACCIPE SAL SAPIEN- Michel Foucault, «Le sujet et le
TIAE. Contrariamente a la sólida realidad IV. LA ESCRITURA DEL YO COMO pouvoir», Dits et écrits: 1954-
1988 (1984), vol. 4, Daniel
que busca Sofía al «asir la mano del hombre», GENEALOGÍA: CONVERGENCIAS Defert et François Ewald (eds.)
Mariana es heredera de la «vaguedad y de Paris, Gallimard, 1994, pp.
lo intangible» de la madre. Intangible es la Pues bien, los textos literarios son espa- 222-243. Remito también a mi
artículo: Vittoria Borsò, «Fronte-
vida por la contingencia y la temporalidad. cios performativos en los que, además de la ras del poder y umbrales corpo-
El fragmento empieza con una imagen de la constelación de poder, se hallan también las rales. Sobre el poder performa-
tivo de lo popular en la literatura
memoria, en la que tiempos y lugares para- resistencias, los límites del poder. A la conste- y la cultura de masas de México
lelos se superponen, el vidente y el objeto de lación del poder las letras oponen resistencias (Rulfo, Monsiváis, Poniatows-
ka)», Iberoamericana. América
la visión se entrecruzan («Atisbo una forma transversales. El poder se hace «por sujetos, Latina - España - Portugal 16
gris que sube la escalera, la veo caminar pe- no es una máquina metafísica», subraya Mi- (2004), pp. 87-106.
queñísimas distancias de una pieza a otra y chel Foucault con respecto a la relación entre 33
me pregunto si ésta que cuenta sus pasos soy sujeto, espacio y poder32. Por muy capaz de «Il n’y a pas des relation de
yo» (259) y las formas se diluyen. La «confu- inspirar terror que sea un sistema, siempre pouvoir sans résistance, sans re-
tournement éventuel» (Foucault,
sión martillante, de picapedrero en el fondo existen posibilidades de resistencia, de des- Le sujet
sujet, op. cit., p. 242).
del pozo» que le dejó Teufel (260) es una obediencia y de constitución de grupos de
34
«fusión-con-el mundo»: Los escalones «van oposición33. La resistencia es, por tanto, un «Une relation de violence agit
ascendiendo en espiral dentro de mi cabeza» componente del poder; la constelación entre sur un corps, sur des choses:
dice la narradora que resiste a la sólida espe- el poder y los «objetos del poder» puede elle force, elle plie, elle brise,
elle détruit: elle referme toutes
ranza de eternidad. Con el cuerpo de cada invertirse34. El poder implica también el polo les possibilités [...] indispensa-
sílaba, las palabras contradicen a la violencia bles […]: que l’autre (celui sur
lequel elle [la relación de poder]
de las abstracciones, a la sublimación, para s’exerce) soit bien reconnu et
nombrar la finitud de la vida escandiendo maintenu jusqu’au bout comme
30 125). Poniatowska trasloca sujet d’action; et que s’ouvre de-
con las palabras las huellas de la intensidad vant la relation de pouvoir, tout
Encontramos paralelos con la articulación del poema de
del vivir: la ética de la exterioridad Paz, es decir, la función om- un champ de réponses, réactio-
formulada por Emmanuel Lé- nipotente del lenguaje poéti- ns, effets, inventions possibles.
vinas, Totalité et infini (Essay co. Pues Octavio Paz invoca [...] aucun exercice de pouvoir
Las mismas tripas que tenemos bajo la cintura se sur l’extériorité), La Haya, la violencia de las palabras ne peut, sans doute, se passer
enredan en circunvoluciones en nuestra bóveda cra- M. Nijhoff, 1961. Acerca del del poeta (el primer verso de de l’un ou de l’autre, souvent des
concepto de exterioridad, cf. «Las Palabras» dice: «Dales deux à la fois» (Foucault 1994,
neana, divertículos, dicen a la hora de la muerte, pero Borsò 2004. la vuelta, cógelas del rabo p. 236).
las de abajo rechinan, chillan como las palabras31, las [chillen, putas]», p. 125) para
oigo, iiiiiii, uuuuuuuu, son cuerdas vocales mientras 31 desembocar en el lenguaje
Se nota una referencia im- todopoderoso de la poesía.
que las de arriba sólo trasminan angustia, dejan caer plícita al poema de Octavio Además, en el texto poeto-
plomo, espadas listas para tasajear el día, las intencio- Paz «Las palabras» (Libertad lógico que Paz antepone a Elena Poniatowska, autobiografía
bajo palabra [1935-1953], Libertad bajo palabras, la y tecnología(s) del yo: la escritura
nes, la voluntad (260). Enrico Mario Santí (ed.), relación entre el sujeto y el como resistencia y forma de vida
Madrid, Cátedra, 1988, p. objeto de la mirada, entre VITTORIA BORSÒ

55
35 opuesto: la libertad de los otros que hay que dotti o de Graciela Iturbide41 son testimonio
Dice Foucault: «Toute extension
des rapports de pouvoir pour administrar y que detienen una potencia de de una semejante fuerza.
les soumettre ne peut que con- acción35. Sin embargo, Poniatowska encauza tam-
duire aux limites de l’exercice
Le sujet
du pouvoir» (Le sujet, op. cit.,
En su libro Luz y luna, las lunitas (1994)36, bién las letras hacia la inscripción de la ma-
p. 242). Elena Poniatowska pisa el camino hacia terialidad corpórea42 tanto de los ornamentos
36
«otras» formas de vida, camino que con la visuales como del «grain de la voix», la singu-
Elena Poniatowska. Luz y luna, autobiografía había vislumbrado en el campo laridad de la voz43. Es una cualidad de la voz
las lunitas. Con fotografías de abierto de la infancia, en «otras» formas de de Jesusa, que, como juzga la propia Ponia-
Graciela Iturbide, México, Era,
1994. mirar al mundo. Cambiando los dispositivos towska en sus comentarios, en la transcripción
ópticos y por ellos también la posición en el de las entrevistas grabadas a la novela Hasta
37
Dice la subscriptio de la fo-
mundo, busca en su obra «otra» antropología no verte Jesús mío la narradora corre el riesgo
tografía de Tina Modotti por y también otros caminos de conocimiento de borrar domeñando la voz e integrándola
Poniatowska: «EN 1929, EN científico-vital. Desde sus crónicas, la escri- en la cultura escrita. Estas reflexiones sobre
JUCHITÁN LAS MUJERES LE DE-
VOLVIERON A TINA MODOTTI tora halla en el registro popular de la cultura la posible aculturación etnográfica de Jesusa
EL AMOR A LA VIDA» (Ponia- también otros espacios del saber cuyos por- inquietan a la escritora tanto como la inelu-
towska, Luz,
Luz op.cit., p. 81).
tadores en este texto, como en toda su obra, dible relación hegemónica entre la persona
38 son mujeres e indígenas –un paralelo cuyo humilde del pueblo llano, Jesusa Palancares,
Capurro subraya la función
performativa e informativa del
esquema paternalista y nacionalista invierte la que se designa a sí misma como «basura», y la
contexto material negando la in- escritora apuntando al saber popular y a sus aristocrática Poniatowska, hija de una familia
terpretación radicalmente cons- prácticas «situadas», concretas. De hecho, es de diplomáticos de la nobleza rusa emigrada a
tructivista del principio de auto-
poiesis. Rafael Capurro, Leben desde la posición de un estar-en-el-mundo, México. Y cada miércoles, cuando la escritora
im Informationszeitalte, Berlin, desde la fluidez material de las formas, de visita a Jesusa, toma conciencia de que oscila
Akademie Verlag, 1995.
los recursos de la materia sensible, como la entre el mundo de los más pobres de México,
39 elegancia del cuerpo de la mujer en las foto- Distrito Federal y el glamoroso mundo de la
La labor que Poniatowska ha
dedicado a la fotografía es com-
grafías de Tina Modotti37, que la escritora se élite44. Entre ambos espacios urbanos existen
probada por los varios prólogos inscribe en las letras, enfrentándose al mundo fronteras infranqueables, fronteras del poder,
y presentaciones de libros de circundante, dejándose in-formar por él38. y la propia Poniatowska apunta a las insalva-
fotografías, entre otras cosas:
Manuel Álvarez Bravo, El artista, Por su corporeidad, los retratos de Jesusa bles barreras sociales y admite que siempre
su obra, su tiempo, México, Palancares no son un «hecho» etnográfico tuvo la esperanza de que Jesusa no llegase
Banamex, 1991; Elena Ponia-
towska, Mariana Yampolsky y para el ojo soberano del escrutador, sino un nunca a descubrir su verdadera identidad.
la buganvillia, México, Plaza & espacio de relaciones. Poniatowska se interesa Sin embargo, es por esta inquietud que
Janés, 2001.
por el cuerpo en tanto que constelación cultu- Poniatowska consigue encontrar caminos pa-
40 ral de lo potencialmente abierto y transitorio, ra invertir la relación de poder. Pues Jesusa es
Es una cita de la propia voz de acercándose a él con la óptica proporcionada soberana por su fuerza de vivir. Es la fuerza
Jesusa que comenta la serie de
sus cuatro retratos. Los primeros por la fotografía39. De hecho, en este texto, de un ser que ha conseguido sobrevivir a las
dos, solemnes: «‘A MÍ ME LLA- el juego intermedial, a caballo entre el me- convulsiones de la revolución gracias al saber
MABAN LA REINA XÓCHITL’»;
los otros, con una risa más bien dio de la fotografía y el de la escritura, es «popular» (como la Generala, como Adelita)45,
carnavalesca: «’AHORA YA NO de eminente importancia. De la fotografía40, un saber con espiritualidad propia. También a
TENGO EL DIABLO ADENTRO’»
(Poniatowska, Luz,
Luz op.cit., pp.
a la escritora le interesa lo que, siguiendo a ello hace referencia Poniatowska cuando afir-
52-53). Roland Barthes, podríamos llamar punctum, ma que Jesusa cree en la reencarnación, que
41
un concepto difícil que guarda relación con el acepta su miseria como castigo por una vida
Véase las diesciséis fotografías sentido expresivo de lo corpóreo, rehusando anterior. Es la fuerza que encontramos en la
en el capítulo «Los ojos de Gra- las connotaciones o clasificaciones sistemá- loca Dorotea de Pedro Páramo. Propiamente
ciela Iturbide» (Poniatowska,
Luz op.cit., pp. 97-112).
Luz, ticas del «estudio». Es la parte material de la los retratos de Jesusa que la escritora integra
imagen, que impresiona y punciona, que se al texto demuestran la intensidad de la anciana
42
Le demuestra, entre otros, el
demora en la superficie del ornamento, plan- mujer, su vinculación al «aquí y ahora», su
siguiente close-up: «Los ojos de tea enigmas y perturba el marco perceptivo corporeidad expresiva.
Jesusa, en los que se distinguen del observador. Las fotografías de Tina Mo- De modo semejante a como ocurre con
venitas rojas, están cansados;
alrededor de la niña, la pupila la campesina de Octubre de Esenstein en
se ha hecho terrosa, gris, y el los fotogramas II y IV seleccionados por
color café muere poco a poco.» 43 45
(Poniatowska, Luz, op.cit., p. Roland Barthes, «De la pa- Cf. Poniatowska, Las soldade- Roland Barthes en su ensayo sobre el sensus
37). role à l’écriture», Le grain ras, México, Era, 2000. obtusus46, en el caso de Jesusa también son los
de la voix: entretiens 1962-
1980, Paris, Gallimard, 46
espacios del rostro, las cicatrices, las huellas
1980, pp. 10-13. Roland Barthes, «Le troisième y las arrugas de la vida, los ornamentos de su
sens», Cahiers du Cinéma, expresividad, los que puncionan, impresionan
Elena Poniatowska, autobiografía
y tecnología(s) del yo: la escritura 44 222 (1970), pp. 12-19.
como resistencia y forma de vida Poniatowska, Luz, op.cit., e inquietan el régimen del ojo «panóptico» del
VITTORIA BORSÒ p. 38. espectador. Aunque Jesusa se entrega al obje-

56
tivo de la cámara, con la expresividad de las Los otros Méxicos, Juan Bruce-Novoa y
arrugas de su cara, mira hacia atrás desafiante, Jacobo Sefamí (eds.; en prensa).
lo que lleva al espectador a una percepción – «Fronteras del poder y umbrales cor-
reflexiva, esto es, a meditar sobre sí mismo y porales. Sobre el poder performativo de
su propia relación con la imagen. En este libro lo popular en la literatura y la cultura
de Poniatowska hay una serie de ejemplos de de masas de México (Rulfo, Monsiváis,
formas de saber vital no ortodoxas: el «otro» Poniatowska)», Iberoamericana. América
saber de los indígenas. Latina - España - Portugal 16 (2004), pp.
Poniatowska presenta dos tipos de prác- 87-106.
ticas para aproximarse al saber. El tipo del – «Grenzen, Schwellen und andere Orte»,
antropólogo que, incluso en los trabajos de Kulturelle Topographien, Vittoria Borsò
campo, permanece mentalmente en el espacio und Reinhold Görling (eds), Stuttgart,
aséptico de su soberana superioridad cogniti- Metzler, 2004, pp. 13-41.
va y clasifica a los otros, no tiene acceso a este – «Topologie als literaturwissenschaftliche
saber. Sólo quienes no temen al umbral cor- Methode. Die Schrift des Raums und
poral de la proximidad, quienes se exponen a der Raum der Schrift», Topologie. Zur
los espacios del otro, quienes se impregnan Raumbeschreibung in den Kultur- und
del «otro orden» material, sólo ellos invierten Medienwissenschaften, Stephan Günzel
las constelaciones del poder. Poniatowska da (ed.), Bielefeld, transcript, 2007, pp. 279-
varios ejemplos de la superioridad del «saber 295.
popular». Son, por ejemplo, conocimientos Butler, Judith, Bodies that Matter, New York,
sobre la mejor manera de dar a luz, o sobre Routledge, 1993.
prácticas corporales y parodias que desafían Capurro, Rafael, Leben im Informationszeit-
la diferencia de sexos, también existente en alte, Berlin, Akademie Verlag, 1995.
las culturas llamadas autóctonas. Sólo obtiene Deleuze, Gilles, L’image-mouvement, Paris,
el acceso al «otro» quien no pretende abordar Seuil, 1983.
ese otro mundo desde la idea de la univer- – L’image-temps, Paris, Seuil, 1985.
salidad de la civilización, ni desde el punto Derrida, Jacques, «La loi du genre», Glyph.
de vista de la soberanía de una dominación Textual Studies, 7 (1980), pp. 176-201,
biopolítica del cuerpo. En este sentido, la 264.
autobiografía de Poniatowska es un texto – L’écriture et la différence, Paris, Seuil,
genealógico para los diversos géneros de la 1967.
escritura como exploración de «otras» formas – «Signature événement contexte», Marges
de (con) vivir. de la philosophie. Critique (1972), pp. 365-
393.
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tique», Travail de Flaubert, Raymonde
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y tecnología(s) del yo: la escritura
Margo Glantz – la escritura de una an- – Las genealogías, México, Martín Casillas, como resistencia y forma de vida
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57
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Tecnológico de Monterrey/ Universidad canas contemporáneas, Nora Pasternac,
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Klahn, Norma, «(Re) Mapeos literarios: rrez de Velasco (eds.), México, El Colegio
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critoras chicanas», Debate Feminista, 25 – (ed.), Y diversa de mí misma/ entre
(2002), pp. 321-358. vuestras plumas ando. Homenaje inter-
Lejeune, Philippe, Le pacte autobiographie, nacional a Sor Juana Inés de la Cruz,
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Lévinas, Emmanuel, Totalité et infini (Essay sur – (ed.), Sor Juana y su mundo, México,
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Maturana, Humberto y Francisco Varela, El Fondo de Cultura Económica, 1995.
árbol del conocimiento, Santiago, Editorial
Universitaria, 1984.

Elena Poniatowska, autobiografía


y tecnología(s) del yo: la escritura
como resistencia y forma de vida
VITTORIA BORSÒ

58
Pablo Brescia
Profesor de Español en la Univer-
sidad de South Florida. Coeditor
de obras como El cuento mexica-
no (México, 1996), Sor Juana y
Vieira, trescientos años después
(México-USA, 1998), Borges múl-
tiple: cuentos y ensayos de cuentis-
tas (México, 1999) o El ojo en el
caleidoscopio: las colecciones de
textos integrados en la literatura

«SIENTO QUE TAMBIÉN YO PODRÍA


latinoamericana (México, 2006).
Ha publicado en diversas revistas
de América (Iberoamericana, Hos-
tos Review, Variaciones Borges) y

BORRARME CON FACILIDAD»: Europa (Quimera, Caravelle, etc).


Licenciado en filosofía, su interés
se centra en las relaciones entre la

EPISTOLARIDAD Y CONSTITUCIÓN literatura y el arte.

DEL(OS) SUJETO(S) EN QUERIDO los otros tengan para decir y


registrarlo con precisión, incor-

DIEGO, TE ABRAZA QUIELA 1 porando ese material en una


obra refinada que combina ar-
tísticamente oralidad y escritura]
PABLO BRESCIA (Latin American Writers 433).
La misma Poot Herrera comenta
University of South Florida en otro artículo: «Su posición
discursiva … ha ido marcando
cambios en algunos espacios
de expresión, por ejemplo los
destinados a las mujeres. Ha
rescatado para la memoria lite-
raria de la Revolución Mexicana
los relatos de Nellie Campobello;
Nadie puede librarte, ni a mí, ni tampoco cruce voz-margen-mujer representa la marca ha rendido tributo literario a
a los demás allegados tuyos, de los sufrimientos de estilo que distingue su obra en el campo de Rosario Castellanos; se ha re-
que padecemos, a no ser tú misma. ferido a las escritoras chicanas
la literatura latinoamericana. … y ha traducido … The House
Carta de León Tolstoi a Sofía Andreivna Tolstaia on Mango Street de Sandra
Cisneros» («Elena(moramiento)
de México: Poniatowska» 123).
Para Adriana y para Madeline 1 Querido Diego, te abraza Todas las traducciones del inglés
Agradezco a mis estudiantes Quiela aparece en primer lu- son mías a menos que se indique
del curso de literatura y cul- gar de las dieciséis novelas lo contrario.
La polifonía en la obra de Elena Ponia- tura mexicanas que impartí mencionadas y por él rese-
towska está situada casi siempre en el margen en la primavera del 2008 sus ñadas. Véase: http://www. 3
estimulantes presentaciones elpais.com/articulo/narrati-
de los discursos y de las instituciones domi- y comentarios sobre el texto va/Cronica/imaginario/lati-
Este último factor sugeriría una
relectura de la obra de Ponia-
nantes, privilegiando, en muchas ocasiones, la de Poniatowska, los cuales noamericano/elpepuculbab/ towska a la luz de las tensiones
me sirvieron de aliciente para 20080524elpbabnar_1/Tes/
palabra de la mujer2. Puede especularse sobre confeccionar el ensayo. Cabe
presentes en la representación
del Otro y la posibilidad del
las diversas causas de esta preferencia por mencionar también que en 2 habla en el subalterno, tópico
lo oral-marginal-femenino en su producción la misma primavera (sába- La crítica sobre su obra ha re- explorado por Gayatri Chakra-
do 24 de mayo de 2008) conocido estos tres componen- vorty Spivak y otros teóricos
periodística y literaria. Por un lado, como en el suplemento Babelia (El tes. Beth Jörgensen indica que de los estudios poscoloniales.
señala Jean Franco, Poniatowska parece haber País.com) apareció el artículo la escritora mexicana «pays Juan Bruce-Novoa aclara: «We
«Crónica del imaginario lati- careful attention to the silenced
hecho un pacto implícito con «las clases sub- noamericano» donde Alberto voices and the marginalized
should avoid one-to-one correla-
tions that might lead us to dismiss
alternas» (25). También es de notar el interés Manguel hizo acompañar su lives that constitute the disen- Querido Diego as the repressed
declaración –«Dieciséis nove- franchised majority in the vast
de la escritora por la variada pirotecnia verbal las posteriores al Boom refle- human landscape of Mexico»
sign of bad consciousness, and
practice instead a dialogical,
de los idiolectos de México ligado a su larga jan la vertiginosa inspiración, [presta cuidadosa atención a palimpsestic reading» [debemos
labor como entrevistadora, oficio que la hace la extraordinaria experimen- las voces silenciadas y a las evitar correlaciones que nos
tación y la visión precisa y vidas marginadas que consti- lleven a caracterizar Querido
estar siempre atenta a la palabra del otro. Hay, estremecedora de la historia tuyen la mayoría desclasada Diego como un símbolo repri-
además, un firme compromiso solidario con de América Latina»– de una en la vasta geografía humana mido de la mala conciencia; en
nota referida a Querido Die- de México] (xvii), mientras que
los procesos históricos y sociales de su géne- go, te abraza Quiela: «Fue Sara Poot Herrera subraya:
cambio, debemos ejecutar una
lectura dialógica y palimpsésti-
ro. Finalmente, podría aventurarse una cierta con esta brevísima y perfecta «Her love affair with word ca] (118).
novela que Elena Poniatowska constantly renews her desire
fascinación por lo real y auténtico –entendido se hizo conocer en el mundo to listen to what others have
como aquellos lugares, seres y discursos don- literario» (recordemos que to say and to record them
de la vida parece habitar con más urgencias antes de esta novela ya Po- accurately, incorporating them
niatowska había marcado su into a refined work of literature «Siento que también yo podría
y carencias que en otros– de alguien que lugar en dicho mundo con, that artfully fuses orality and borrarme con facilidad»:
epistolaridad y constitución del(os)
proviene de una familia aristocrática europea, por ejemplo, Hasta no verte writing» [su amor por la pa- sujeto(s) en Querido Diego, te
Jesús mío y La noche de Tlate- labra renueva constantemente
si bien empobrecida3. Lo cierto es que este lolco). En la lista de Manguel su deseo de escuchar lo que
abraza Quiela
PABLO BRESCIA

59
En ese contexto, releemos partir del uso de la forma epistolar de comu-
Querido Diego, te abraza nicación, para proponer que la grafía en Que-
Quiela, de 1978. Novela corta rido Diego, te abraza Quiela es precisamente
compuesta por doce cartas fic- la actividad que produce la metamorfosis en
ticias que la pintora y grabado- la protagonista.
ra rusa Angelina «Quiela» Be- ¿Cuáles son los elementos que llevan a
loff4 (1879-1969) escribe entre esta configuración compleja de un discurso
octubre de 1921 y julio de 1922 en apariencia directo? En una lectura secuen-
al reconocido artista mexicano cial de la novela, nos encontraríamos ante la
Diego Rivera, en ella se narra creación ficticia de cartas dirigidas por un per-
una historia de amor que comu- sonaje real a otro también real, usufructuando
nica los vaivenes emocionales la estrategia literaria que imagina una historia
4 de la protagonista junto a las circunstancias alternativa para determinados hechos históri-
En una entrevista, Poniatowska
aclara que Rivera no llamaba históricas de su existencia. Ahora bien, la cos. Sin embargo, la posdata final de la novela
a Beloff «Quiela» sino «Gela» voz que habla en sus páginas es distinta de realiza un doble anuncio. Dice Poniatowska
(Ratkowski Carmona 38).
la narradora con ojos de niña de Lilus Kikus (ya no la Quiela de las cartas): «Bertram Wol-
5 (1954), o de la fuerte entonación de Jesusa fe, a quien estas cartas le deben mucho de su
Hace algunos años, la crítica
reparaba en la supuesta falta
Palancares captada por la grabadora de Ponia- información, consigna en La fabulosa vida de
de atención crítica sobre Que- towska en Hasta no verte, Jesús mío (1969), o Diego Rivera…» (72). Esta revelación no sólo
rido Diego, te abraza Quiela de los testimonios de historia oral de La noche apunta el intertexto principal de la novela –la
comparación con otros textos de
Poniatowska. Así por ejemplo, de Tlatelolco (1971)5. La palabra escrita de biografía de Wolfe sobre Rivera, de 1963, re-
John Berry dice que la novela Quiela se dirige a un destinatario ausente en el escritura de una anterior de 1939– sino que
«has been somewhat overshado-
wed» [ha sido algo relegada]» momento de la escritura. Este discurso busca además desestabiliza e interroga la relación
(47) y José Otero manifiesta su producir un efecto de sencillez, intimidad y entre verdad y ficción en el texto6. Poniatows-
sorpresa ante la «poca aten-
ción crítica» de una novela, «a
autenticidad, pero actúa como camouflage ka se nutre sobre todo del capítulo del libro
nuestro juicio … bien lograda» de una operación mucho más compleja que Wolfe titulado «Angelina Waits» [Angelina
(75). Bruce-Novoa va más allá se lleva a cabo a través de la configuración de espera] donde sólo hay un par de cartas de la
e intenta explicar que los críticos
«prefer Jesusa, the lower class diversos sujetos. El propósito de estas páginas pintora rusa; la autora de la novela hace uso
Mexican mestiza protagonist es indagar cómo se constituyen estos sujetos a de otros sectores del libro del biógrafo de
of Hasta no verte, Jesús mío,
who is capable of personifying Rivera donde se habla de Beloff para inventar
the nacional infrahistory from en cambio, sostiene que «the 7 las cartas de Quiela a Diego. Investigaciones
a popular and semi-subversive note at the end invites us to Cf. los artículos de García
stance» [prefieren a Jesusa, la
recientes demuestran hasta qué punto Ponia-
go back over what we have Serrano, Hortensia Morell y,
mexicana mestiza protagonista read, interpreting the letters sobre todo, Schaffer. towska trabajó con el libro de Wolfe y, a pesar
de Hasta no verte, Jesús mío, no longer as purely fictional, de que la escritora mexicana no lo reconoce
capaz de personificar la intrahis- but also as ‘real’, since their 8
toria nacional desde una postu- content is now understood to John Berry señala, por ejem- conscientemente, con otras biografías y tes-
ra popular y semi-subversiva] have partially originated from plo, que «the creation of the timonios sobre el muralista mexicano (los de
(118). Una mirada a la biblio- Beloff’s own words» [la nota title is to a large extent emble-
grafía reciente nos demuestra del final nos invita a volver matic of the process by which
Loló de la Torriente y Gladys March) y con
que la novela continúa siendo sobre lo leído y a interpretar the entire text was composed» su propia entrevista a Rivera en 19567. Esta
analizada. las cartas ya no solamente co- [la creación del título es em- particularidad en la obra de Poniatowska de
mo ficción sino también como blemática del proceso me-
6 «reales», ya que entendemos diante el cual se compuso el combinar material documental y ficción se
Como dice Carmen Perilli es- que su contenido se originó texto entero] (51), indicando halla aun más problematizada aquí, ya que
tamos ante «una ficción que al menos en parte de las pro- que el título combina una cita
exige ser leída como verdad: uso pias palabras de Beloff] (50). de una carta con una frase la biografía de Wolfe se basa en las «inven-
de la verdad, sujeto histórico, Susan C. Schaffer señala que de otra carta de Beloff. Mo- ciones» de Rivera (recordemos el adjetivo
etc.». Pero Perilli se equivoca «Poniatowska’s act of credi- rell habla del efecto peculiar
al decir que la novela «sólo al ting Wolfe is thus recast as an de la ficción de la no-ficción
«fabulosa» en el título del libro). La novela
final expone su carácter iluso- effort to discredit» [el crédito de la ficción (51). García de Poniatowska sería una ficción basada en
rio». El proceso es exactamen- que Poniatowska le da Wolfe Serrano indica que «la fusión
te al revés. Querido Diego, te
un documento que, al menos en parte, es
es en realidad un descrédito], de estas voces [Wolfe-Beloff]
abraza Quiela no presenta su ya que la anécdota final del parece haber obliterado los también ficción o invención o exageración.
tenor testimonial sino hasta el encuentro Rivera-Beloff en rasgos masculinos, ya que el Luego de una primera lectura como texto
cierre, si bien a medias, y, al México en la cual el pintor no lenguaje con que se expresa
hacerlo, cuestiona la relación la reconoce es, según varias la protagonista posee un ca- literario, la posdata nos hace considerar su
verdad-ficción en el texto. Berry, fuentes, espuria (93), aunque rácter marcadamente feme- carácter «verdadero», para luego, con las
M. Victoria García Serrano nino» (100). Ana Bundgard
defiende erróneamente su declara que «la razón de que
lecturas de los intertextos que documentan el
veracidad (101). Bruce-No- una obra en apariencia tan libro, cuestionar el carácter auténtico de los
voa indica que los intereses sencilla como la que aquí nos mismos. Todos estos movimientos de lectura
temáticos y las estrategias ocupa se adhiera a la piel
«Siento que también yo podría
literarias de Poniatowska la del lector, habría quizá que llaman la atención sobre las estrategias de
borrarme con facilidad»:
epistolaridad y constitución del(os) acercan a la escuela antro- buscarla en todos los recursos composición de la novela y la manipulación
sujeto(s) en Querido Diego, te pológica de Oscar Lewis y a lingüísticos de los que se vale
abraza Quiela algunos principios del «New la enunciación implícita…» que hace Poniatowska de las voces de Beloff
PABLO BRESCIA Journalism». (371-372). y de Wolfe8.

60
Derivada de esta dinámica polaridad rea- es quizás, paradojalmente, más verosímil para 9
Dice Susan Lucas Dobrian: «A
lidad-ficción, la complejidad del discurso en el público contemporáneo que la de las cartas double signature appears on the
Querido Diego, te abraza Quiela también verdaderas, ya que se advierten en la novela novel, Quiela (Angelina’s nick-
name), who slides between the
se hace manifiesta cuando se considera el esporádicas tendencias hacia la autorebeldía planes of a fictional character
sujeto que enuncia en el texto. No solamen- y la autoafirmación que discrepan en cierta and a real one, and Ponia-
te aparece una Angelina Beloff sola y con medida de las tendencias autodestructivas que towska, who has aesthetically
articulated the shift between rea-
dolor escribiendo y reclamando atención a notamos en las cartas que Poniatowska leyó lity and illusion. The slippage
su gran amor Diego Rivera, sino que Elena en la biografía de Wolfe» (18-19). between the aesthetic and the
real emphasizes the central pro-
Poniatowska «encarna» en la pintora rusa y El aspecto final de la constitución del blematic of the representation of
toma la palabra «por» ella. Se identifica con el sujeto escribiente en la novela es el tipo the self, both in literature and in
art…» [una doble firma aparece
Otro (otra) y habla por él (ella). Poniatowska textual con el que nos encontramos. Los en la novela, Quiela (el apodo
explicó el proceso de génesis de la novela al vaivenes entre el documento y la ficción y el de Angelina), que se desplaza
iniciar la lectura de la biografía de Wolfe: «I posicionamiento de la narración mediante un entre el plano ficticio y el real, y
Poniatowska, que ha articulado
read as far as the chapter on Angelina Beloff, personaje histórico que habla por medio de estéticamente el desplazamiento
and there I could go no further. I so much una interlocutora que lo (re)construye hacen entre realidad y ficción. Este res-
balamiento entre lo estético y lo
identified with her … after reading a letter in más evidente la pregunta: ¿a qué género per- real enfatiza el problema central
the chapter, from Angelina to Diego, I started tenece Querido Diego, te abraza Quiela? Las de la representación del sujeto,
tanto en la literatura como en el
to write Angelina’s letters to Diego, letters marcas del discurso, claro está, apuntan hacia arte] (36).
that were based on the historical facts that una novela epistolar sobre un doloroso amor,
Bertram Wolfe included in the chapter» [Leí tanto desde algunos de los protocolos de lec- 10
Seguimos en cierta medida la
hasta el capítulo sobre Angelina Beloff y no tura que proponen las cartas (e.g. los cierres, idea de Berry aquí, quien indica
pude seguir. Me identifiqué tanto con ella… «te cubre de besos tu Quiela» 14; «Se despide que Poniatowska escribe simultá-
neamente una novela, una carta,
después de leer una carta en ese capítulo de de ti y te besa tristemente tu Quiela» 26) co- una biografía y una autobiogra-
Angelina a Diego que empecé a escribir las mo desde su contenido («Me haces falta, mi fía (50).
cartas de Angelina a Diego, cartas basadas en chatito, levanto en el aire mi boceto y te lo
hechos históricos que Bertram Wolfe incluyó muestro, me pregunto si comerás bien, quién
en el capítulo] («A Feminist Affinity» 28). te atiende…» 31). Pero esta respuesta no es
La crítica ha reparado en la similitud entre suficiente; ya vimos la dificultad en establecer
Angelina y Elena: son mujeres europeas que cuál es su grado de ficcionalidad. Así, el texto
recalan en México, son mujeres artistas, son hecho de cartas se abre hacia otros géneros y
mujeres en relación con personajes masculi- modos de escritura10.
nos de alta visibilidad pública (el esposo de Por una parte, es una biografía/autobio-
Poniatowska, Guillermo Haro, fue un astró- grafía y también un diario, a partir del relato
nomo y militante de la izquierda muy recono- que hace Quiela desde la pluma de Ponia-
cido) y son mujeres en busca de la articulación towska acerca de sus sentimientos durante
de una identidad femenina. John Berry narra la relación con Diego en París («… el frío no
una anécdota curiosa respecto a esta homolo- ceja en su intento de congelarnos. Se inicia
gación: «In 1985 an art gallery in New York un invierno crudísimo y me recuerda a otro
invited ‘Angelina Poniatowska’ to exhibit her que tú y yo quisiéramos olvidar» 11), sus
paintings there …» [en 1985 una galería de primeros pasos totalmente dedicada Quiela a
arte en Nueva York invitó a «Angelina Po- la pintura en San Petersburgo («Comía pen-
niatowska» a exhibir sus pinturas] (47). Hay sando en cómo lograr las sombras del rostro
cambio de nombres y hasta de profesión, pero que acababa de dejar, cenaba a toda velocidad
ciertamente este gaffe puede verse como una recordando el cuadro en el caballete…» 34) y
contribución más al continuum entre ellas9. los rasgos de su personalidad ligados a la his-
¿Más confusión de sujeto enunciador y sujeto toria familiar y nacional («Desde que salí de
enunciado? Cuando Quiela dice en la carta San Petersburgo, siempre supe arreglármelas
del 2 de enero de 1922 «me mexicanicé terri- sola … Mis padres me enseñaron a bastarme
blemente y me siento ligada par procuration a mí misma; les debo este inmenso regalo y
a tu idioma, a tu patria…» (46), Poniatowska nunca acabaré de agradecérselo. Pertenecí a
parece hablar por Quiela y de ella misma en una de esas familias de la clase media que son
cuanto a su visión y a sus lazos con México. la fuente del liberalismo y del radicalismo en
El efecto total del discurso construido por las Rusia y mis propios padres me obligaron a
cartas es, sin embargo, singular. Como explica tener una profesión» 65-66). Poniatowska «Siento que también yo podría
borrarme con facilidad»:
Cynthia Steele, la Angelina de Poniatowska es redacta una especie inusual de biografía que epistolaridad y constitución del(os)
sujeto(s) en Querido Diego, te
un personaje femenino a la medida de nues- no apunta necesariamente a la veracidad sino abraza Quiela
tros tiempos: «La autora crea una figura que a la subversión de la imagen que Wolfe había PABLO BRESCIA

61
plasmado de Beloff; al hacer que Quiela (la guno de los dos creíamos en las instituciones
Quiela ficticia/real de Poniatowska) sea la que burguesas. Juntos afrontamos la vida y así
escriba las cartas, también plasma un relato pasaron diez años, los mejores de mi vida.
autobiográfico que, bajo el manto de la co- Si se me concediera volver a nacer, volvería
rrespondencia, se acerca mucho a la tipología a escoger esos diez años llenos de dolor y de
del diario íntimo, sobre todo a partir de la no- felicidad que pasé contigo, Diego» 68) como
respuesta del receptor de los mensajes. sobre su relación con la pintura, por ejemplo
El texto también aparece como una cróni- («Yo creo que la pintura es así, se le olvida a
ca, en tanto registro de fechas, datos y hechos uno todo, pierde uno la noción del tiempo, de
a partir de una secuencia de cartas –una en los demás, de las obligaciones, de la vida diaria
octubre de 1921, dos en noviembre, cuatro que gira en torno a uno sin advertirla siquie-
en diciembre, tres en enero de 1922, una en ra» 37). Esta tendencia a monologar, que se
febrero y una en julio–, pero se diferencia de acentúa ante la ausencia de reciprocidad, va a
esta tipología discursiva en cuanto a los saltos establecer pasajes autorreflexivos en el discur-
temporales y a los retornos a algunos temas so y, con cada vez más firmeza, la subjetividad
La Noche de los ricos, por Die- como la historia del hijo de Diego y Angelina del sujeto que escribe.
go Rivera.
(en carta del 15 de noviembre de 1921: «¡Po- Finalmente, este texto es una novela y,
11 bre hijo mío! Una noche empezó a quejarse como tal, relata. Es decir, las cartas no sólo se
Schaffer agrega: «By shuffling horriblemente. En París, en 1917, había una dirigen con súplicas, reclamos o preguntas al
past, present and future, Ponia-
towska allows the psychological epidemia de meningitis», y en carta del 2 de amado sino que Angelina recuerda desde su
to occupy the same authorized febrero de 1922: «… y luego explotando en posición de testigo presencial y agente prota-
space as the ‘factual’» [al yuxta-
poner pasado, presente y futuro,
cólera como explotaste cuando te dije que gonista circunstancias que tienen que ver con
Poniatowska permite que lo psi- estaba embarazada y vociferaste, amenazaste su historia pre-Diego («hace ya muchos años
cológico ocupe el mismo espacio tirarte desde el séptimo piso, enloqueciste y que pinto; asombraba yo a los profesores en
de autoridad que los denomina-
dos «hechos»] (87-88). me gritaste abriendo los dos batientes: ‘Si este la Academia Imperial de Bellas Artes de San
niño me molesta, lo arrojaré por la ventana’» Petersburgo, decían que estaba yo muy por
12
Algunos trabajos sobre la novela 17, 60). Este registro pone a funcionar el encima de la moyenne, que debería continuar
enfocan sobre todo en la manera tiempo en la novela de una manera particular; en París ...» 24), con los acaecimientos en su
en que Poniatowska cuestiona y
reelabora la imagen de Quie-
Schaffer ha destacado que Poniatowska usa lo relación con el pintor en la estancia en París
la a partir de la biografía de que Julia Kristeva denomina «women’s time» («lo compartimos todo, Diego, cuando había
Wolfe (Berry, García Serrano, [tiempo femenino], es decir, un tiempo que un queso una hogaza de pan, una botella de
Schaffer); otros examinan la evo-
lución el personaje Quiela desde acentúa lo personal y lo privado en oposición vino llamábamos a los amigos para gozar
un ángulo descriptivo-temático a lo público (87)11. de estos manjares. ¿Recuerdas el salchichón
(Berry, Otero) o psicoanalítico
con base en la articulación de La voz de Quiela, producto del silencio al que conseguí en el mercado negro y cómo y
género sexual (Steele, Bruce- que se enfrenta una y otra vez, en ocasiones por poco se lo acaba Modigliani?» 57) y con
Novoa, Ben Sifuentes Jáuregui),
o en términos de discursos es-
se transforma de diálogo con el ausente en el presente sin Diego, tanto el presente de la
pecíficos como el amoroso y monólogo sobre su situación y su subjetivi- escritura de las cartas y la dura cotidianidad
el epistolar (Bundgard, Lucas dad. Este monólogo puede ser tanto sobre su de la vida en París («Gracias a Monsieur Vi-
Dobrian) o más generales co-
mo la «indeterminación de la relación con Diego («De una manera natural, cent tendré con qué comprar carbón, cuatro
escritura» con sustrato bajtiniano sin votos, sin dote, sin convenio económico, o cinco papas pesarán en mi filet à provisions.
(Cróquer). Otros estudios tra-
bajan con intertextos y com- sin escritura, sin contrato, nos unimos. Nin- En estos últimos meses mis finanzas se dete-
paraciones más allá de Wolfe rioraron tanto que asistí a la Pascua Rusa sólo
(Claudia Schaefer con Gaby
Brimmer; Elisabeth Guerrero
Brimmer
intelectual mexicana hacia la vida burguesa, sería más por los huevos duros y el enorme pan que
la despolitización del sujeto lógico verlo como un recono-
con Tina Modotti; Lucas Dobrian colectivo y la reivindicación cimiento de espíritus afines a
reparten» 28) cuanto el presente del reclamo
con Frida Kahlo y Morell con de los derechos del individuo través del acto desesperado de Quiela para que Diego mande a buscar por
«Añil y carne humana», entre- y esto explicaría por qué Po- de la escritura] (128). Bruce-
vista de Poniatowska con Rivera, niatoswka elige escribir sobre Novoa no explica por qué
ella («Aquí en París, nuestra vida fue muy
y con Lettres portugaises). El Brimmer y Beloff (cf. con los sería más lógico). Guerrero dura; allá bajo el sol mexicano, quizá lo sería
sugerente trabajo de Schaefer conceptos de Bruce-Novoa: estudia la topografía cultural
examina el contexto cultural en menos y yo trataría de ser una buena mujer
«Instead of interpreting this que Beloff reconstruye e indi-
el que se mueven Poniatowska y [la identificación de la escri- ca: «Poniatowska represents para ti» 65). El texto se transforma así, no sólo
Beloff y arguye, siguiendo a Car-
los Monsiváis, que en los años
tora mexicana con Beloff] to Beloff as a flâneuse, making en la versión de la vida de Quiela inventada
indicate some persistent nos- transit through the urban geo-
subsiguientes a Tlatelolco, hay talgia for the bourgeois life, it graphy and creating works of
por Poniatowska, sino en la autoexploración
un movimiento en la burguesía would be more logical to take art to represent the people of de una conciencia individual que atraviesa una
it as a recognition of kindred the metropolis» [Poniatows-
spirits through the desperate ka representa a Beloff como
metamorfosis.
«Siento que también yo podría
act of writing» [en vez de una flâneuse, transitando la Éstas son algunas de las complejidades
borrarme con facilidad»:
epistolaridad y constitución del(os) interpretar la identificación geografía urbana y creando del discurso de Querido Diego, te abraza
sujeto(s) en Querido Diego, te de la escritora mexicana con obras de arte para represen-
abraza Quiela Beloff como una señal de tar la gente de la metrópolis] Quiela, revisado por la crítica desde diversos
PABLO BRESCIA una nostalgia persistente por (196). ángulos12. Sin embargo, no ha habido un aná-

62
lisis sistemático y continuo sobre la actividad los de su compañero («Siempre
de la escritura epistolar de Beloff en tanto quise tener otro [hijo], tú fuiste
personaje, actividad que, según proponemos, el que me lo negaste», 18; «hoy
la constituye en sujeto. Como dice Linda no quiero ser dulce, tranquila,
Kaufmann en Discourses of Desire: Gender, decente, sumisa, comprensiva,
Genre and Epistolary Fictions, «if the belo- resignada, las cualidades que
ved were present, there would be no need siempre ponderan los amigos»
to write» [si el amado estuviera presente, 41).
no habría necesidad de escribir] (17). En lo Dentro de las constantes
que sigue, parto de algunos de los conceptos temáticas de las cartas relacio-
que se proponen en el seminal libro de Janet nadas con la conformación del
Mural del Mercado de Tenochtitlan, por Diego Rivera.
Gurkin Altman, Epistolarity: Approaches to sujeto femenino hay dos que
a Form13 para examinar el sujeto femenino, el son fundamentales: la identifi-
sujeto artístico y, por último, el sujeto escri- cación con Rivera (que adquiere proporciones for a lost love. Yet this type of
biente que es producido por el texto y que, insospechadas en lo que refiere a la pintura, limited interpretation is possi-
ble only if we read with those
englobando a los otros dos, permite a Quiela como veremos más adelante) y la maternidad. patriarchal expectations…» [La
despegarse de Diego Rivera y adquirir con- Sobre la primera, Quiela escribe: «Mi valor lo recreación de Poniatowska y la
publicación de las cartas pueden
ciencia de su ser. determina el amor que me tengas y existo para ser vistas como un ambiguo acto
Al discutir las New Portuguese Letters los demás en la medida que tú me quieras» que abre un medio de comunica-
ción a la voz de una mujer des-
(1972), Kaufmann comenta que «like so many (17). La ausencia física de Diego y la falta de pechada que parece comprobar
previous amorous epistolary discourses … respuestas a las cartas, paradójicamente, pare- el estereotipo sobre la conducta
they are filled with … contradictions and cen solidificar su presencia para Angelina, que femenina … en realidad su texto
recrea exitosamente el proceso
paradoxes» [como tantos otros discursos dice conservar el estudio tal como lo dejara de duelo por el amor perdido.
amorosos epistolares… están llenas de … Rivera («En el estudio, todo ha quedado igual, Mas este tipo limitado de in-
terpretación sólo es posible si
contradicciones y paradojas] (285), rasgo que querido Diego, tus pinceles se yerguen en el leemos el texto únicamente desde
se aplica sin duda a Querido Diego, te abraza vaso como a ti te gusta» 9; «Hoy como nunca aquellas expectativas patriarca-
les] (121).
Quiela. Casi todos los críticos reparan en lo te extraño y te deseo Diego, tu gran corpachón
que menciona Kaufmann y que Susan Lucas llenaba todo el estudio» 15). Paulatinamente, 15
Dobrin sintetiza de esta manera en el contex- sin embargo, hay un reconocimiento de la Steele indica que «aunque Diego
sigue vivo en México, algo en
to de la novela: «Although Quiela proudly ausencia y la separación («Diego definitiva- la conciencia de Quiela le dice
asserts herself as one of the first independent mente no está, pienso que no vendrá nunca y que para ella él está tan muerto
como su hijo. Desde este punto
modern women … ironically, she depends on giro en el cuarto como alguien que ha perdido de vista, su problema es alejarse
Diego to valorize her worth and to define her la razón», 41) hasta las primeras dudas («¿Ya emocionalmente de él, de la mis-
ma manera en que una viuda –o
identity» [a pesar de que Quiela se afirma co- no me quieres, Diego?» 42) y la inevitable una madre doliente– lo haría de
mo una de las primeras mujeres independien- certeza («Lo que duele es pensar que ya no me su marido o de su hijo difunto.
tes, irónicamente depende de Diego para que necesitas para nada» 71). Como lo ha anotado Sólo una separación total puede
permitirle reorganizar su vida in-
se valorice y para que se defina su identidad] la crítica, el sujeto femenino se constituye, de terior y su concepto de sí misma
(37). Las señales de debilidad y sometimiento esta manera, mediante el proceso de duelo . 15 como ser autosuficiente» (19).
Sifuentes Jáuregui señala que
a la mirada masculina son frecuentes desde las Ligado íntimamente a este proceso aparece «the text is a struggle to articula-
primeras cartas («perdona la debilidad de tu la maternidad representada en las cartas con te a loss, or rather, many losses»
[el texto es el intento de articular
mujer» 9-10; «soy rusa, soy sentimental y soy la mezcla similar de atracción/repulsión y una pérdida o, más bien, varias
mujer», 14) hasta las últimas («Sigo siendo tu vitalidad/melancolía que definía la identifi- pérdidas], que serían la pérdida
pájaro azul, sigo siendo simplemente azul co- cación con Diego. Quiela entrega el niño al del yo, la pérdida de Diego, y la
pérdida del hijo (72). Bruce-No-
mo solías llamarme, ladeo la cabeza, mi cabe- matrimonio Zetting para que pueda tener voa comenta que Poniatowska
za herida definitivamente y la pongo sobre tu calefacción central; habla de la expectativa («el «creates the possibility of rea-
ding the letters as a recuperative
hombro y te beso en el cuello, Diego, Diego, corazón me latía muy fuerte ante la perspec- healing process» [crea la posibi-
Diego, Diego, a quién tanto amo» 68)14. La lidad de leer las cartas como un
proceso curativo] (125).
tendencia a implantar la imagen tradicional
13 14
de la mujer desde esa mirada se reafirma en la Altman identifica seis aproxi- Bruce-Novoa ofrece es-
carta del 28 de enero de 1922, donde Quiela maciones al género epistolar: te comentario al respecto:
la expresiva, la pragmática, «Poniatowska’s re-creation
anuncia que conoce la relación de Diego con la semántica, la estructural, and publication of the letters
Marievna Vorobiev Stebelska, mujer con la la histórica y la subgenérica. can be seen, then, as an
cual el pintor mexicano tiene una hija. Quiela En este caso, enfocamos en la ambiguous act of opening the
semántica, aquella que iden- print media to the voice of a
declara, segura: «Ella era la amante, yo la tifica constantes temáticas, wronged woman who seems
«Siento que también yo podría
borrarme con facilidad»:
esposa» (56). Por otra parte, algunos pasajes y en la estructural, aquella to prove the stereotypical rule epistolaridad y constitución del(os)
que trabaja con las diferen- about female behaviour… in sujeto(s) en Querido Diego, te
señalan la emergencia de un sujeto consciente tes partes del texto y sus fact her text re-creates succe- abraza Quiela
de sus deseos y pensamientos separados de relaciones. ssfully the process of grieving PABLO BRESCIA

63
tiva de ver a mi hijo») y de su histórico del personaje y el intermediario que
incomodidad ante la situación habla por él: ¿Poniatowska censura o libera a
(«Ella [María Zetting] parecía Quiela? Poniendo entre paréntesis la dinámi-
la madre, yo la visita» 12). La ca escritor-lector –que analizaremos al hablar
narración de la muerte de Die- del sujeto escribiente–, destaquemos además
guito por meningitis está ligada que en las cartas hay también un esfuerzo por
directamente a la percepción igualar en un mismo plano el aquí/allá, aho-
que Diego tiene del episodio: ra/antes de la conciencia. Por eso, Angelina
«El niño, cuya cabeza antes se recurre constantemente a su presente de París,
perdía entre las sábanas llegó a pero también intenta adivinar el presente de
ser todo cabeza y a ti te horro- Diego en México («¿Qué harás en México,
rizaba ese cráneo inflado como Diego, qué estarás pintando?» 42) y hurga en
Retrato de A. Beloff, 1918, por Diego Rivera. globo a punto de estallar. No la memoria los momentos felices y tristes para
podías verlo, no querías verlo» paliar la distancia («¡Qué tiempo aquellos,
(17)16. Para la protagonista, en chatito! ¡Nos reíamos en medio del horror!»
16 cambio, en esta etapa de su constitución como 57) y conservar la esperanza del amor a partir
Steele comenta ante las acusa- sujeto femenino, Dieguito representaba otra de replicar la situación inicial de la pareja en
ciones de Diego a Quiela con
respecto al hijo: «Todo ello apun- oportunidad de encontrarse en otro: «Me un futuro («Tampoco en México te pesaría
ta a que los temores de Diego duele mucho Diego que te hayas negado a Diego, te lo aseguro» 65). Por último, la cues-
radican en un complejo de cas-
tración: en el temor de que, al darme un hijo. El tenerlo habría empeorado tión del cierre-espacio abierto del género epis-
dar vida a su hijo, Quiela está mi situación pero ¡Dios mío cuánto sentido tolar, donde cada carta cierra el discurso pero
desvitalizándolo a él» (23).
habría dado a mi vida!» (18). abre simultáneamente el diálogo, se relaciona
17 ¿Cómo funciona la epistolaridad en la no- con las polaridades de la continuidad/discon-
Perilli declara: «Todo discurso vela para la constitución del sujeto femenino? tinuidad de la escritura. El título del libro
amoroso es palabra vacía y re-
glamentada; expresa y significa Evidentemente, estamos ante el discurso amo- funciona como metonimia de cada uno de los
el deseo al intentar construir y roso del que hablara Roland Barthes: «Que- encabezados de las cartas, que no aparecen.
poseer el cuerpo ajeno». Bund-
gard elabora: «El sujeto respon- rer escribir el amor es afrontar el embrollo En los cierres, por otra parte, surge con vigor
sable del discurso del amor se del lenguaje: esa región de enloquecimiento la transformación del sujeto femenino, en un
aparta de toda posibilidad de
evolución dialéctica pues este
donde el lenguaje es a la vez demasiado y trayecto que va de despedidas como «Diego,
sujeto no desea cambio en re- demasiado poco, excesivo (por la expansión te abrazo con toda mi alma, tanto como te
lación con el objeto amoroso ilimitada del yo, por la sumersión emotiva) y quiero» (53) hasta la última carta, con la es-
con el cual se identifica narcisís-
ticamente. El discurso amoroso pobre (por los códigos sobre los que el amor cueta despedida «Quiela» (71). En cuanto a la
borra las diferencias, elimina lo doblega y lo aplana)» (121)17. Siguiendo las continuidad/ discontinuidad, cada carta narra
la evidencia de los conflictos,
deniega y reprime, olvida, pro- propuestas de Gurkin Altman, las cartas in- estados de ánimos y eventos específicos; no
cede en círculos concéntricos, se tentan ser en principio un puente que conecte obstante, conforman un discurso mayor de
cierra frente al entorno cultural
y social…» (373). Curiosamen-
a Quiela con su amado. Pero esta mediación autoexploración y transformación y el dis-
te, Morell habla de «an almost no logra su primer objetivo –la intimidad curso aparentemente fragmentario cobra una
disconcertingly lyrical tone» [un de la respuesta– produciendo, en cambio, el coherencia insospechada.
casi desconcertante tono lírico]
en las cartas (37). establecimiento de una distancia que trasunta Querido Diego, te abraza Quiela no ter-
indiferencia del lado del receptor y paraliza mina con un saludo final y un nombre, sino
al emisor («mientras no tenga noticias tuyas con una posdata: «¿Qué opinas de mis graba-
estoy paralizada. Unas cuantas líneas me dos?», pregunta Angelina (71). La conforma-
ahorrarían días y noches de zozobra» 32). La ción de un sujeto artístico es un componente
carta para Gurkin Altman, tiene un potencial esencial que «noveliza» la vida de la pintora,
doble: «for transparency (portrait of soul, en contraposición a la imagen que Wolfe
confession, vehicle of narrative) and opacity había propuesto de ella: «Her life was not
(mask, weapon, event within narrative)» [el de centered in painting as his was, with all else
la transparencia (retrato del alma, confesión, subordinate» [su vida no estaba centrada en
vehículo de la narrativa) y opacidad (máscara, la pintura como la de él [Rivera], con todo lo
arma, evento dentro de la narrativa] (186). La demás subordinado a esa actividad] (128). Es
supuesta no-censura en la forma epistolar da- en este aspecto donde la mayor parte de la crí-
da la ausencia física del Otro apoya esta idea tica ha demostrado los diversos modos en los
de volcar los sentimientos en la página y mo- que Poniatowska abre la vida de Beloff a una
«Siento que también yo podría torizar la narrativa; por otra parte, veremos interpretación más amplia, buscando proveer
borrarme con facilidad»:
epistolaridad y constitución del(os) cómo la escritura se transforma en arma y fi- mediante la ficción una imagen alternativa de
sujeto(s) en Querido Diego, te
abraza Quiela nalmente «dispara» el evento central de la na- un sujeto que se reconoce a sí mismo; en este
PABLO BRESCIA rración. Un detalle a considerar es el sustrato proceso, los fragmentos en los que Quiela

64
habla del arte están ligados al sujeto femenino …» No es casualidad que a esta mención de 18
Schaffer resume apropiadamen-
sobre el cual discurrimos pero muestran con obstáculos para su realización como artista te: «In Querido Diego, Ponia-
mayor vigor un criterio autónomo, si bien aparezca, además de las circunstancias his- towska does not merely exact re-
venge on patriarchy’s depiction
aún vacilante18. Es este último elemento el tóricas de su vida cotidiana, el fantasma del of women, she also opens up for
fundamental para entender nuestra propuesta hijo: «en estos días me he removido en mi her subject a new dispersive spa-
de constitución del(os) sujeto(os). cama torturada por el recuerdo de la muerte ce in which room is allowed for
complexity, contradiction, and
En este contexto, la identificación con de mi hijo …» (25). En las cartas de Quiela, evolution» [en Querido Diego,
Diego y la maternidad vuelven como constan- Dieguito es un estorbo para la creatividad del Poniatowska no sólo se toma
revancha de la representación
tes temáticas, ahora dentro de la constitución padre; paradójicamente, en ella el dolor por patriarcal de las mujeres, sino
del sujeto artístico. La identificación con la pérdida transforma su arte. Antes, Quiela que también abre un espacio
disperso donde hay lugar para
Diego aparece en dos cartas consecutivas –2 veía a los niños «como el trazo sobre el papel: la complejidad, la contradicción
de diciembre de 1921 y 17 de diciembre de debía yo captar exactamente la pureza de la y la evolución] (86).
1921–, que son reveladoras de las tensiones barbilla, la redondez de la cabecita … Ahora 19
que cruzan al incipiente sujeto artístico. En todo ha cambiado y veo con tristeza a los Otero comenta que el viaje «de
el Louvre, a diferencia de otras visitas en las niños que cruzan la calle para ir a la escuela. retorno a su ser» de Quiela
comienza en estas visitas (80).
que «escuchaba admirativamente» a Rivera, No son dibujos, son niños de carne y hueso» Schaffer aclara que Poniatowska
esta vez así dice Quiela: «sentí Diego». Luego (39). Beloff se humaniza ante la muerte de se apropia de la anécdota que
cuenta Wolfe en su libro y le
de visitar el famoso museo parisino, se dirige Dieguito y, en un principio, cree haber per- cambia el protagonismo (Beloff
a la galería Vollard para ver los Cézanne; allí dido su don artístico: «No sólo he perdido a por Rivera) para realzar el perfil
se pone a llorar. Al volver al departamento, mi hijo, he perdido mi capacidad creadora; ya artístico de la rusa (87).

escribe Quiela, «me puse a pintar, estaba no sé pintar, ya no quiero pintar» (39). Pero 20
carburada». Al día siguiente, con «la cabeza más adelante, el recuerdo de la maternidad Bruce-Novoa lo llama «mystical
possession» [posesión mística]
caliente» se sienta frente al caballete de Diego, perdida se traslada a su arte: «sin más pasé a y argumenta que Angelina, al
baja la tela de él y coloca la de ella –un gesto hacer cabezas y caritas de niños que son, a mi encontrarse con su imagen de-
formada en el espejo, inicia el
de sustitución importante19–, donde pinta juicio, las mejor logradas. Es mi hijo el que se primer paso hacia la autocon-
la cabeza de una mujer que vio en la calle. me viene a la yema de los dedos». Finalmente, ciencia (126). Steele indica que
Escribe: «Por primera vez a lo largo de estos logra plasmar en arte sus emociones, aunando «el estado de Quiela en este
momento comparte la posesión
cuatro largos años siento que no estás lejos, sujeto femenino y artístico: «Dibujé a un niño demoníaca con la divina» (25).
estoy llena de ti, es decir de pintura». Frente de año y medio, dolido, y con la cabeza de Sifuentes Jáuregui lee la esce-
na como un «orgasmo cubista»
a esta venia a Rivera como símbolo del arte, lado, casi transparente» (50)21. y explica: «Quiela acquires a
Quiela abre un espacio para su propia con- La epistolaridad es estrategia fundamental new form, when she incorporates
Diego in what may be read as a
vicción: «Siento que he vuelto a nacer, tantos en la construcción del sujeto artístico. Es nota- scene of (auto)arousal» [Quiela
años de entregarme a la pintura, tantas horas ble que, en el inicio de la novela, Quiela hable adquiere una nueva forma cuan-
en el taller, tanto ir y venir contigo y sólo ayer de los pinceles de Diego, pero también men- do incorpora a Diego en lo que
puede leerse como una escena
tuve la revelación» (20-21). Angelina escribe cione su trabajo y su derrotero como artista de autoexcitación] (78).
la siguiente carta dos semanas después. La («en la mañana, como si estuvieras presente,
21
enferma el arte: «A consecuencia de mi visita me siento a preparar las ilustraciones para Flo- Bungard explica este proceso
al Louvre, en medio de la mayor exaltación real. He abandonado las formas geométricas y las tendencias artísticas que
representa: «… Angelina en-
me puse a manchar una tela … Pensé que tu y me encuentro más bien haciendo pasajes un contrará una estética propia y
espíritu se había posesionado de mí, que eras tanto dolientes y grises, borrosos y solitarios» femenina que le permita simbo-
tú y no yo el que estaba dentro de mí … Me 9). En los círculos concéntricos de escritura lizar su doloroso sentimiento de
pérdida. Por oposición a una
volví hasta gorda Diego, me desbordaba, no que Poniatowska propone para Quiela, en el estética en función de la socie-
cabía en el estudio, era alta como tú, combatía principio está el fin: la pintora se separa de las dad, es decir, de arte por una
causa, Angelina formula indi-
en contra de los espíritus …» Angelina termi- formas geométricas (del Diego que represen- rectamente la necesidad ética de
na inconsciente tirada junto al caballete con ta esas formas cubistas que él mismo luego un arte ‘humanizado’» (377).
Perilli dice que «Beloff apuesta a
la ventana abierta (22-23). En la carta subsi- rechazará) e intenta buscar su propio estilo un arte en el que el subjetivismo
guiente, confiesa que contrajo pulmonía. Este (ser) e incluso se encuentra bien haciéndolo. romántico se entrecruza con la
episodio de creatividad y arrebato casi místico Si, como dice Gurkin Altman, «the letter is vanguardia».

aparece ligado a la imagen apabullante del ta- both a reflection of the gap and an instrument
lento de Rivera («eran tus manos y no las mías for gap closing» [la carta es un reflejo del
las que se movían» 23)20, pero da lugar a la hueco y un instrumento para cerrarlo] (189),
reflexión de Quiela sobre la pintura y, en ese la insistencia epistolar de Quiela es evidencia
momento de la constitución del sujeto artís- de que el puente que intenta construir no sólo
tico, de su fracaso: «Soy todavía una promesa es amoroso sino también artístico. De hecho, «Siento que también yo podría
borrarme con facilidad»:
… Necesitaría mucha libertad de espíritu, la novela comienza y termina hablando de epistolaridad y constitución del(os)
sujeto(s) en Querido Diego, te
mucha tranquilidad para iniciar la obra maes- pintura. Quiela seguramente piensa que esto abraza Quiela
tra, y tu recuerdo me atenaza constantemente acercará a emisor y remitente y, aun cuando PABLO BRESCIA

65
22 no es así, no ceja en su discurso sobre su ofi- Hacia la mitad del primer párrafo de la
Cróquer explica: «El discurso
se teje entre dos entidades en- cio. Las tribulaciones de Beloff con respecto primera carta de Querido Diego, el sujeto
frentadas: Quiela es emisora in- a su arte se convierten en método para su escribiente expresa: «Siento que también yo
cansable, primera persona que
nombra su deseo, reclama su
metamorfosis, y la ausencia de respuesta hace podría borrarme con facilidad» (9). Quiela
realización y, ante la ausencia que la novela tenga fragmentos donde Quie- dice que se borra, y cuando lo enuncia, es-
de una respuesta, proyecta en la la se expande y monologa; así, el puente se cribe. Esta característica es notable dentro de
página en blanco las imágenes
que le permite llenar progresi- convierte en barrera, mas ésta facilita la emer- la producción literaria de Poniatowska, más
vamente su propio vacío. Die- gencia del sujeto artístico, que se transforma proclive a capturar el vuelo oral de la palabra,
go es receptor pasivo, «otro»
del discurso amoroso y «otro» en evento de la narrativa. La experiencia del como privilegiando la supuesta preeminencia
creado desde la memoria del Louvre y de la galería Vollard afirman la voca- de lo oral sobre la escritura, principio que
personaje» (125).
ción de la artista rusa: «Es imposible no llegar Jacques Derrida ha tratado de rebatir. En
a tener talento cuando se tienen revelaciones este caso, la supuesta polaridad que plantea el
como las que experimenté ayer» (21). El aquí/ borrar/escribir funciona de un modo singu-
allá, ahora/antes de las cartas relacionados con lar: borrar significa escribir, escribir significa
la pintura se anuda a la polaridad continui- borrar. ¿Qué se borra? La identidad anterior
dad/discontinuidad de manera tal que aparece de Quiela, ligada a su objeto de deseo. ¿Qué
en las rememoraciones de Quiela sobre su se escribe? Una nueva identidad de un suje-
estancia en la academia de arte («cuando gané to autoconsciente, femenino y artístico, que
la beca para ir a la Academia Imperial de San va adquiriendo paulatinamente sus nuevas
Petersburgo ¡ay Diego, entonces pensé que facultades mediante la grafía de las cartas. Al-
yo tenía en mí algo maravilloso …!» 24); en tman comenta con respecto a la epistolaridad:
las menciones a la disciplina para el trabajo «epistolary language and letters are marked
(«me impuse un horario que sólo tú podrías by hiatuses of all types: spatial separation bet-
considerar aceptable, de ocho a doce y media ween writer and addressee; time lags between
del día, de una y media a cinco en la tarde, y event and recording, between message trans-
todavía de ocho a diez en la noche. Nueve mission and message reception; blank spaces
horas de pintura al día» (33); y en las referen- and lacunae in the manuscript» [el lenguaje
cias al arte como centro de su vida en diversos epistolar y las cartas están marcadas por hia-
momentos, tanto en el pasado en la academia tos de todo tipo: separación entre escritor y
(«entonces estaba poseída Diego, y tenía sólo receptor; lapsos entre el evento y su registro,
veinte años. Nunca me sentí cansada, al con- entre la transmisión y la recepción; vacíos y
trario, me hubiera muerto si alguien me obliga lagunas en el manuscrito] (189). Quiela es-
a dejar esa vida» 34). Sigue apareciendo en el cribe cartas a alguien que sólo contesta unas
presente de París («la pintura es el tema cen- líneas escuetas; es un ejercicio en soledad que
tral de mis meditaciones» 24) y en alusiones implica la invención del destinatario. ¿No es
concretas a diversos aspectos relacionados ésta la condición sine qua non de la epistola-
con la economía y el oficio («ahora ya salí y ridad? Quiela se constituye en sujeto a partir
esta visita a Floreal me ha dado nuevos bríos. de la escritura y la propia lectura de sus cartas;
Me abre la posibilidad de ganarme algo de así, la escritura intenta rellenar esos hiatos,
dinero para reunirme contigo…» 28) o a pro- esos lapsos, esos vacíos y el silencio22.
cedimientos técnicos del grabado o la pintura En la dinámica escritor-lector que pone a
(«para la encáustica, fundí mi propia cera, con funcionar el género epistolar, son varios los
un soplete, para después ponerle esencia de momentos de la escritura y de la lectura en
espliego y pigmentos …» 34). Dentro de la la novela. Quiela quiere que Diego le res-
dinámica cierre-apertura del género epistolar ponda, quiere leerlo, quiere saberse leída. Sin
en relación con la constitución del sujeto embargo, el sujeto deseante de respuesta no
artístico, el final de la novela funciona como la obtiene y expresa su frustración: «ni una
quiebre con Diego, ya que hay una renuncia línea tuya» (11); «no me atrevo a decir que no
a la escritura a pesar de un nuevo pedido de he recibido una línea tuya … esto es lo que
respuesta («Sobre todo, contéstame esta carta me duele, querido Diego, su silencio [de los
que será la última con la que te importune…» amigos] aunado al tuyo» (15-16); «mi mayor
71) y un inicio de la independencia artística alegría sería ver entre mi escasa correspon-
con la pregunta sobre los grabados, que ya no dencia una carta con un timbre de México,
«Siento que también yo podría se cobija bajo el tutelaje de Rivera, sino que pero éste sería un milagro y tú no crees en
borrarme con facilidad»:
epistolaridad y constitución del(os) coloca al pintor y a la pintora en un nivel de los milagros» (24); «mientras no tengas no-
sujeto(s) en Querido Diego, te
abraza Quiela pares, al solicitar ella un juicio de valor sobre ticias tuyas estoy paralizada» (32); «La cosa
PABLO BRESCIA una obra. es que no me escribes, que me escribirás cada

66
vez menos si dejamos correr el tiempo…» sumisión y la independencia. A pesar de los 23
Otero comenta que «la organi-
(42); «recibo de vez en cuando las remesas círculos concéntricos del proceso de rememo- zación de las cartas en nueve
de dinero, pero tus recados son cada vez más ración en Querido Diego, te abraza Quiela, meses no es casual sino pensa-
da. Con ella se refuerza simbó-
cortos, más impersonales y en la última no hay un paulatino desplazamiento hacia la au- licamente la idea de gestación,
venía ni un una sola línea tuya» (43); «no me torreflexión y el análisis en las últimas cartas, desarrollo y renacimiento, el
has mandado a decir nada de los bocetos» las que se inician en 1922. En este proceso, abandono del nido y la ruptura
umbilical» (82). En tanto Sifuen-
(50); «te mandé, eso sí, los nuevos grabados las líneas de la pintura van y vienen, y Quiela tes Jáuregui señala: «Quiela’s
aparecidos en Floreal, pero ni una línea tuya sufre por Diego, por Dieguito y por su arte. illusions for a child are not figu-
rative, but uncannily literal: this
al respecto. Tampoco una sola línea en las Pero necesita comunicar(se). Y escribe, mar- last letter ends nine months and
remesas de dinero» (69); «no necesitas darme cando momentos puntuales en su reflexión three days after the first one. The
text is her child. Thus, the real
muchas explicaciones, unas cuantas palabras («hoy en la mañana al alimentar nuestra es- child is replaced by a ‘literary’
serán suficientes, un cable, la cosa es que me tufita pienso en nuestro hijo» 11), incluyendo child» [las ilusiones de Quiela
las digas» (71). Es la propia Angelina la que a los otros personajes que compartían la vida de tener un hijo no son figu-
radas sino sobrecogedoramente
trata de llenar esos vacíos incluso imaginando de la pareja en París («Élie Faure estuvo un literales: la última carta termina
las actividades por las cuales Diego no escribe poco enfermo y se queja de tu silencio» 16), nueve meses y tres días después
de la primera. El texto es su hijo.
y especulando sobre su presente: «contesto [a intentando recuperar el momento del éxtasis Así, el niño de carne y hueso es
los amigos] con evasivas, estás bien, trabajas artístico en la letra («te escribo todavía con el reemplazado por su hijo «lite-
rario»] (77), apreciación con la
…» (16); «me pregunto si sólo vives para la temblor de la emoción …» (21). que coincidimos.
pintura como lo hiciste aquí en París, si amas Las descripciones sobre la pintura po-
a una nueva mujer, qué rumbo has tomado. drían homologarse con el conflicto interno 24
Steele comenta: «Las descrip-
Si así fuera, Diego, dímelo, yo sabría com- en Quiela y relacionarse a la escritura: «al ciones que Quiela hace de sus
prenderlo» (32); «me nutro indefinidamente poco rato tomé un lápiz y deseché un bo- esfuerzos artísticos se valen de
la metáfora de la hoja: virgen,
con un ‘estoy bien, espero que tú lo mismo, ceto tras otro, y como se me había acabado rota o manchada por la pluma
saludos, Diego’» (43). ¿Cuándo escribe Diego el papel, recogí las hojas para dibujar tras de o la brocha». Aunque Steele
reconoce que las cartas «sir-
algo más que una salutación? Cuando envía ellas» (22)24. El sujeto escribiente comienza a ven como su primer vehículo de
300 francos a Quiela para a su amante Marie- reconstruir el sujeto femenino y el artístico. autoexpresión», se equivoca, a
vna, «rogándome con tu letra presurosa que Este último es el que va cobrando más fuerza: nuestro juicio, al interpretar la
posdata del final como «una
se los hiciera llegar porque según tú, yo soy con vaivenes en la pintura, pero con insis- continuidad de su dependencia
la persona más cumplida y más responsable tencia en la escritura («voy a mandarte por artística» (26). Al contrario, es
su primer paso firme hacia la
sobre la tierra» (54). Mas la frase iterativa –«ni correo en sobre de cartón, uno por uno, los independencia de criterio.
una sola línea tuya»–, el rasgo que define a la bocetos de los grabados para que los apruebes
escritura como algo capaz de reproducirse o hagas alguna sugerencia» 32). La escritura
(y por tanto leerse) en contextos diferentes hurga en la memoria para reflexionar sobre el
al de su producción, transforma el asombro auto-cuestionamiento del artista, por ejemplo
o perplejidad ante la sordera de Rivera en la («¿Y si de pronto fuera yo a perder esa facili-
consolidación final de uno de los principales dad», se pregunta la Quiela joven pre-Diego,
eventos narrativos del texto: la máscara pro- «¿Si de pronto me estancara consciente de
tectora que Quiela ha ayudado a colocarle que no sé nada? ¿Si de pronto me paralizara
a Diego se cae; Diego no escribe/pinta más la autocrítica o llegara al agotamiento de mi
a/con/para Quiela. facultad?» 38). Cuando inicia enero de 1922,
Algunos críticos ven en el lapso de escri- hay una Quiela que está siendo abandonada,
tura de las cartas (octubre de 1921 a julio de aquella que aparece en cartas anteriores: «he
1922) un período de gestación, un nacimien- escrito con una letra que no reconozco: ‘Son
to23. Desde nuestra perspectiva, lo que se las seis de la mañana y Diego no está aquí’».
gesta ya en el inicio del proceso es el sujeto Asombrada, Quiela escribe: «En otra hoja
escribiente. La primera carta muestra a Quiela blanca que nunca me atrevería a emplear si
practicando el español en una foto que envía no es para un dibujo, miro con sorpresa mi
dentro del sobre; esto indica que se busca garabato: ‘Son las ocho de la mañana, no
la aprobación y el reconocimiento del Otro oigo a Diego hacer ruido, ir al baño, recorrer
escribiendo, en este caso apelando al apren- el tramo de la entrada y ver el cielo en un
dizaje de su idioma. A partir de allí, hay una movimiento lento como acostumbra hacerlo
sola actividad en la que Quiela es constante: la y creo que voy a volverme loca’» (41; énfasis
escritura. Beloff –ahora sí, la Beloff ficticia de nuestro). En la locura que aparece canalizada
Poniatowska– se fabula, se fragua a sí misma a en el escribir, el sujeto escribiente engloba al «Siento que también yo podría
borrarme con facilidad»:
partir de la palabra, entre el amor, y la memo- artístico y permite la expresión del femenino: epistolaridad y constitución del(os)
sujeto(s) en Querido Diego, te
ria-olvido (Bundgard 374), entre el reclamo «hoy no quiero ser dulce, tranquila…» (41). abraza Quiela
y la búsqueda del objeto del deseo, entre la Hay una autorreflexión y autorreconoci- PABLO BRESCIA

67
25 miento de un sujeto que sólo puede aflorar seguir en las mismas, con tal de dedicarme a la
Es interesante volver a la anécdo-
ta del desconocimiento de Rivera cuando el «anterior» queda en la página: «Las pintura y aceptar las consecuencias: la pobre-
cuando ve a Quiela en México, últimas palabras están trazadas con violencia, za, las aflicciones y tus pesos mexicanos» (70).
anécdota supuestamente espuria
que relata Wolfe. En sus memo-
casi rompen el papel y lloro ante la puerilidad Aunque dice que «podría seguir escribiendo
rias, Beloff dice: «Muchas veces de mi desahogo. ¿Cuándo lo escribí? ¿Ayer? indefinidamente …» (71) en verdad ya no
encontraba a Diego en México; ¿Antier?...» (42). lo necesita. La grafía ha dado lugar al sujeto
no le reproché nada pero siem-
pre me burlaba un poco de él Arribamos así a la paradoja central del Angelina Beloff. A Diego le sigue reclamando
–esa era mi venganza. Ahora género epistolar: el primer destinatario de escritura, como si necesitara un documento
lo siento, pero la vida de Diego
en México era ajena a la mía; una carta es uno mismo; el escritor le habla legal con la firma Rivera. En las Memorias
él siempre estaba rodeado de siempre a otro porque, como dice Mijaíl Ba- de Beloff aparece transcrita una de sus cartas
gente que le alababan, mujeres
que codiciaban llevar su apelli-
jtín, «this orientation toward the listener is –la que Poniatowska «saquea» creativamente
do y yo luchaba trabajando y usually considered the basic constitutive fea- para la novela– y en ella dice: ‘Lo necesito por
pintando» (91). Esta declaración ture of rhetorical discourse» [esta orientación escrito …» (97)25.
de Beloff parece validar toda la
empresa de Poniatowska. hacia el receptor es comúnmente considerada La escritura, y en este caso el género
el rasgo constitutivo básico de todo discurso epistolar, interroga sobre los procesos de
retórico] (280), pero, también, ese otro en creación, transmisión y recepción pero, so-
una carta, es, en mayor o menor medida, uno bre todo, sobre nuestra condiciones como
mismo. Es el grado máximo de las escrituras sujetos y sobre las maneras de construirlas.
del yo. La oralidad de la carta es fingida, lo En sus memorias, Angelina declara en el
que hay es soledad y escritura (cf. Cartas inicio: «Escribo por escribir, simplemente
marcadas). La escritura entonces se articulará para recordar, sin ningún plan preconcebi-
entre el sujeto anterior a la escritura, el que do» (17). Testimonio o ficción, la escritura
cree todavía poder establecer una relación no se agota en el acto mismo, aunque sea
con Rivera («podría hasta serte útil, moler tus sólo para recordar, aunque no tenga plan,
colores…»), y el naciente sujeto de la escritura aunque la idea sea contar la otra vida de una
que expresa convicción («te pido Diego que vida como se propone en Querido Diego, te
seas claro en cuanto a tus intenciones» 46) y abraza Quiela.
hasta se atreve a establecer diferencias («nunca
he podido manifestarme en la forma que tú lo
haces …») y a citar testimonios críticos, como OBRAS CITADAS
de su amigo Bakst quien le dice a Quiela («ten
cuidado porque [los salvajes como Diego] M. M. Bakhtin, The Dialogic Imagination:
suelen tragarse de un bocado a las mujeres Four Essays, ed. Michael Holquist, trans.
pequeñas y blancas» 47-48). Para las últimas Caryl Emerson and Michael Holquist,
cartas, Quiela escribe desde la certeza: Diego Austin, University of Texas Press, 1981.
tiene otra mujer; Diego no va a volver («lo Roland Barthes, Fragmentos de un discurso
único que quizá te hubiera retenido era tu hijo amoroso, trad. E. Molina, México, Siglo
y él yacía bajo la nieve» 62). La memoria del XXI, 1989.
primer encuentro («te conocí en La Rotonde, Angelina Beloff, Memorias, México, UNAM,
Diego, y fue amor a primera vista» 67) es el 1986.
preludio de la despedida. En este proceso de John Berry, «Invention, Convention and Au-
gestación del sujeto que escribe, no se ha re- tobiography in Elena Poniatowska’s Que-
parado lo suficiente en el hecho que entre las ridoDiego, te abraza Quiela», Confluencia
primeras once cartas y la última hay un lapso 3.2 (1988): 47-56.
de cinco meses. ¿Ha muerto la Quiela de y Juan Bruce-Novoa, «Subverting the Domi-
para Diego y ha nacido la Quiela de y para nant Text: Elena Poniatowska’s Querido
siempre Quiela? De ser así, los cinco meses Diego, te abraza Quiela», Knives & An-
de duelo no precisan ya de la escritura. Para gels. Women Writers in Latin America, ed.
cuando Angelina redacta la última carta, el Susan Bassnett, London and New Jersey,
tono es otro y la necesidad de escribir tam- Zed Books, 1990, pp. 115-131.
bién: «no había querido escribirte … Tomo Ana Bundgard, «Identidad e historicidad. Los
la pluma sólo porque juzgaría descortés no discursos del amor y la memoria en Queri-
darte las gracias por el dinero enviado» (69). do Diego, te abraza Quiela», Sin imágenes
«Siento que también yo podría El dinero reemplaza ahora a las líneas de Die- falsas, sin falsos espejos. Narradoras mexi-
borrarme con facilidad»:
epistolaridad y constitución del(os) go que tanto anhelaba. Quiela, ya no sujeto canas del siglo XX, coord. Aralia López
sujeto(s) en Querido Diego, te
abraza Quiela escribiente, pero sí femenino y artístico, ha González, México, El Colegio de México,
PABLO BRESCIA encontrado una dirección: «Estoy dispuesta a 1995, pp. 369-378.

68
Cartas marcadas. Antología del género episto- Carmen Perilli, «Historia de amor de un
lar, sel. Mara L. Bannon y Eduard Muslip, pájaro azul: Querido Diego, te abraza
Buenos Aires, Colihue, 1999. Quiela», Telar 1.1 (2001): s.p.
Eleonora Cróquer, «Artificios del deseo: la Elena Poniatowska, «A Feminist Affinity»,
formación de sujeto en Querido Diego, Texas Observer 10, October 1986, 28-
te abraza Quiela», Estudios. Revista de 29.—. Querido Diego, te abraza Quiela,
Investigaciones Literarias 2:3 (1994), pp. México, Era, 1978.
111-134. Sara Poot Herrera, «Elena Poniatowska», La-
Jean Franco, Las conspiradoras. La represen- tin American Writers. Supplement I, eds.
tación de la mujer en México, trad. M. Carlos A. Solé and Klaus Müller-Bergh,
Córdoba. México, El Colegio de México; eds., New York, Charles Scribner’s Sons,
Fondo de Cultura Económica, 1994. 2002, pp. 433-462.
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transgresión en Querido Diego, te abraza towska», Si Cuento lejos de ti (La ficción
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22:1 (1997), pp. 33-44. Poniatowska’s Querido Diego, te abraza
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the Lines: The Confusion of Voices in the 29.57 (2001), pp. 71-85.
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Querido Diego, te abraza Quiela», Jour- Querido Diego, te abraza Quiela, de Ele-
nal of Modern Literature 25:1 (2001), pp. na Poniatowska», Hispamérica 41 (1985),
35-51. pp. 17-28.
José Otero, «Querido Diego, te abraza Quie- Bertram Wolfe, The Fabulous Life of Die-
la, destrucción y reconstrucción de la per- go Rivera. Chelsea, Scarborough House,
sonalidad: lengua, estructura y símbolos 1963.
del proceso», Confluencia 7.2 (1992), pp.
75-83.

«Siento que también yo podría


borrarme con facilidad»:
epistolaridad y constitución del(os)
sujeto(s) en Querido Diego, te
abraza Quiela
PABLO BRESCIA

69
Juan Bruce Novoa
Catedrático de español y portu-
gués en la Universidad de Irvine.
Es especialista en literatura chica-
na. Ha publicado entre otros libros
The head Anthology of American
literature y Collected Essays on
Chicano Literature, Theory, and
History. Ha participado en dife-
rentes congresos sobre literatura
mexicana. Destaca «Hasta no ver-
te Jesús mío. Novela documental»
(K. Kohut, Literatura mexicana
hoy). ELENA PONIATOWSKA
Y LA GENERACIÓN DE MEDIO SIGLO.
LILUS, JESUSA, ANGELINA, TINA…
Y LA ERRANCIA SIN FIN
JUAN BRUCE-NOVOA
University of California, Irving
UC-Mexicanistas

. . . ese conocimiento secreto que busca toda gnosis México. Sin embargo, todavía falta un estudio
es imposible tanto panorámico como profundo de la esté-
y por eso hace inevitable la continua repetición de tica y la filosofía de la generación, quizás por
la fábula haber sido tan heterogénea en sus estilos y tan
en la que se cree ofrecernos ese conocimiento que,
prolífica en su producción.
en última instancia, resulta tan ilusorio como la
identidad del que fabula y, como toda identidad, Aunque podría trazar la participación
más allá de la que crea la fábula misma. de Elena en algunas de estas actividades, no
pretendo repetir la fórmula de relaciones ob-
Juan García Ponce, La errancia sin fin, 79. vias, superficiales. Prefiero entrar en materia
a través de un cruce de caminos donde reside
INTRODUCCIÓN alguna aparición de lo invisible, la revelación
de lo compartido en esa otra orilla de la inti-
Hablar de La Generación de Medio Siglo midad del espacio literario.
suele seguir una estructura proforma repre-
sentada en el ensayo de Armando Pereira con HACIA LA INTIMIDAD
ese mismo título, o «La generación de Inés
Arredondo» de Claudia Albarrán. Ambos En su libro sobre Elena Poniatowska,
estudiosos marcan la pauta al señalar lo icono- Beth Jörgensen dedica su último capítulo a la
clástico frente a las instituciones posrevolucio- intimidad. Implícitamente la crítica anuncia
narias, su cosmopolitismo, su polifacetismo, y un cambio de enfoque en su discurso: de
su exigencia intelectual y crítica –añadiría yo la Poniatowska más conocida –la autora de
el erotismo– y luego enumerar las revistas, las múltiples textos presentados como documen-
casas editoriales y las instituciones académicas tos de las voces de los silenciados, los textos
en que llegaron sus integrantes a colaborar y estudiados en los capítulos centrales de su
aun a dominar entre 1957 a 1967. Ellos mis- libro– Jörgensen parece querer pasar a otra
mos documentaron quizás de la forma más Poniatowska, la de la identidad más privada,
concreta la índole y el alcance de sus preferen- más personal. Como indica Jörgensen, en este
cias e influencias culturales Nuestra década, capítulo busca a la Poniatowska «herself», o
Elena Poniatowska y la Generación
dos gruesos tomos antológicos de selecciones sea a una «sí misma». Pero a la vez nos pone
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina… y la errancia representativas de los años durante los cuales de sobreaviso que no será fácil realizar la
sin fin
el grupo hacía la Revista de la Universidad de meta:
JUAN BRUCE-NOVOA

70
Elena Poniatowska has often professed a deep- de ese mismo año, perdiendo de vista el com-
rooted reluctance to speak or write directly about promiso humano presente ya en su ficción y
herself, and in interviews she characteristically turns periodismo que habían comenzado a aparecer
the topic of conversation away from her own work más de una década antes5. O sea, Poniatows-
and life… to evoke names of certain indispensable ka no es la única que se resiste a hablar de sí
psychic companions (Rosario Castellanos, Carlos misma, sino que los críticos han mostrado su
Monsiváis, Jesusa Palancares, Josefina Bórquez, Si- propia resistencia frente a una identidad que
mone Weil), recharging their words with new energy no coincide con la figura pública que vienen
and deflecting our attention away from the subject trabajando e insisten en mantener.
at hand1. En este ensayo, como otros que llevo
publicados, no propongo ofrecer una imagen
Sin embargo, a pesar de la intención decla- de la vida íntima de Elena Poniatowska la Angelina Beloff, 1909, por
Rivera.
rada de «resist the author’s deflecting gestures persona. Tampoco me atrae en este momento
[in order] to concentrate on a group of more recurrir a la otra ruta trillada por la crítica,
obviously self-reflexive texts»2, la promesa se el de leer ingenuamente la novela La «Flor
frustra –como quizás también uno que otro de Lis» como la autobiografía de la autora
1
lector que quisiera leer sobre esos textos. –aunque efectivamente ese texto plantea pre- Beth Jörgensen, The Writing of
Para explicar cómo se le escapa a la crítica la guntas acerca de la relación entre la ficción y Elena Poniatowska, Engaging
Dialogues, Austin, University of
intimidad que supuestamente busca podemos la autobiografía que tendré que ponderar en Texas Press, 1994, p. 100.
recordar uno de los respaldos teóricos de su otra ocasión. No. La Poniatowska que me
texto. Al querer utilizar el principio herme- concierne aquí es la escritora dedicada a la 2
Jörgensen, op. cit., p. 101.
néutico de que el observador sólo verá lo que creación de otras mujeres, la figura trazada en
su contexto de posibilidades le permite ver, y por textos claramente de ficción, más que 3
Ibid., p. 83.
cita a Derrida: «That which produces and la creadora de ellos. Por cierto, la literatura
manipulates the frame sets everything in mo- misma provee lecciones notorias sobre la im- 4
Ibid., pp. 100-101.
tion to efface its effects»3. El mismo subtítulo posibilidad de distinguir claramente entre el
de capítulo levanta una columna del marco autor y la persona. Recordamos simplemente 5
que Jörgensen da a su análisis: «Fictions of algunos textos de Borges, Oscar Wilde o Carlos Monsiváis, «‘Mira, para
que no comas olvido…’ las pre-
Privilege». La intimidad que busca la crítica Sor Juana. Sin embargo, haré el esfuerzo por cisiones de Elena Poniatowska»,
se ubica a priori dentro del marco socioeco- seguir a Poniatowska en su íntima identidad La Cultura en México (1981),
pp. 2-4 (15 de julio).
nómico de clase. Y los primeros tres capítulos como autora.
han establecido la posición de la crítica: la En su libro La errancia sin fin: Musil,
clase privilegiada equivale a los opresores. Borges, Klossowski (Premio Anagrama 1981),
Luego, al final del segundo párrafo del cap- Juan García Ponce trató el problema de la
ítulo, explica la reticencia de Poniatowska a identidad del autor. El ensayista reconoce que
hablar de sí misma como, «A measure of guilt puede parecer una osadía desmedida preten-
and class responsibility and the sense that her der descubrir la identidad de los autores nom-
own experiences are never as interesting as brados en su título porque aparentemente son
someone else’s»4. De aquí la crítica rastrea las figuras disímiles. Podríamos llegar a la misma
huellas de la culpabilidad que ha fijado como conclusión al contemplar la agrupación de
marco, en este caso, como sinónimo de una cuatro protagonistas de Poniatowska: Lilus
mala conciencia de clase. La intimidad que Kikus, Jesusa Palancares, Angelina Beloff y
la crítica busca aquí queda predeterminada: Tina Modotti. Una comparación preliminar
a fuerza tiene que ser una confesión de com- confirma nuestras dudas. En cuanto al origen
plicidad de clase opresora, que equivaldría de estas protagonistas, sólo Lilus y Jesusa son
a someterse a la identidad proyectada por el mexicanas, aunque en términos coloquiales
discurso crítico, sin la posibilidad de que tal del país Jesusa es de provincia mientras Lilus
vez tome otra vía de expresión para crearse es «de México», de la capital. O sea, sólo una
una identidad alternativa. de las cuatro, Lilus, es oriunda del axis mundi
El caso de Jörgensen representa la crítica nacional. Las otras tres provienen de la peri-
en general. Como mostré en un ensayo sobre feria. Por edad, representan distintas etapas de
Lilus Kikus, los críticos suelen identificar a la vida, desde la niñez de Lilus hasta la vejez
Poniatowska con la autora de textos sociales de Jesusa –aunque este personaje incluye de-
(BN, 1983). Tan es así que muchos hacen caso talles de su niñez al iniciar el recuento de su
Elena Poniatowska y la Generación
omiso de su carrera anterior a 1968, atribuyen- larga vida. Aunque los dos textos son novelas, de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina… y la errancia
do, como lo hizo el mismo Carlos Monsiváis, la de Lilus se presenta como Bildungsroman sin fin
su «compromiso social» a la crisis nacional mientras la de Jesusa tiene la forma de tes- JUAN BRUCE-NOVOA

71
timonio oral de una persona de casi setenta características que tienen en común apuntan
años, o sea, una autobiografía dictada. Y hacia su origen en lo más íntimo de la autora,
aunque los lectores bien pueden imaginarse son apariciones de una topología invisible que
a Angelina (1879-1969) y Tina (1896-1942 ) puede revelarse como –o en– el nombre Elena
como niñas o ancianas, en el caso de Angelina Poniatowska.
el texto se fija en sus treinta años mientras Ti-
nísima sigue la trayectoria de la protagonista FACETAS DE LA FIGURA TOPOLÓ-
desde su juventud en los 1920 hasta la muerte GICA
a principios de los 1940.
En cuanto a la clase social, las diferencias 1. Situación paradigmática
son aun más marcadas: Lilus parece ser de
clase acomodada en contraste con Jesusa, Los cuatro personajes femeninos se en-
Lilus, La tapia, por Eleonora quien vive en la pobreza total. Aunque Ange- cuentran sitiados por agentes del orden que de
Carrington. lina procede de la clase burguesa rusa y llega una u otra manera piden que ellas den razón
a Paris con una beca, al juntarse con Diego de su comportamiento. Podemos decir que la
Rivera sufre los altos y bajos económicos del situación contextual es que las protagonistas
pintor en su etapa cubista para luego pasar a la tienen que explicar y justificar sus acciones,
6 pobreza cuando Rivera la abandona. Modotti, su vida, sus deseos, sus decisiones, y aun el
George Steiner, «Topologies of
Culture», After Babel, Aspects que provenía de la clase obrera italiana, más lugar donde se encuentran. O sea, la situación
of Language and Translation, tarde la vemos entre los artistas acomodados generativa paradigmática de estas novelas es
London, Oxford University Press,
1975, pp. 414-470; pp. 425- de Hollywood y luego en el México posrevo- de una interrogación hecha a la protagonista
426. lucionario ya con su amante Weston quien, por estos agentes del orden social. En LK la
con su fama internacional de gran fotógrafo, protagonista se encuentra vigilada, manipula-
le da a Tina acceso a los artistas e intelectuales da y controlada, desde el principio del texto
de la capital; años después, la fotógrafa pasa que se abre con la voz de la madre –«Lilus
a la relativa pobreza entre los partidarios del Kikus... Lilus Kikus... ¡Lilus Kikus, te estoy
Partido Comunista internacional. llamando!» La madre quiere meterla dentro
Otra diferencia clave estriba en la voz de las murallas de la casa. Al final, sus padres
narrativa: Lilus Kikus (LK) LK y Tinísima (T)
LK) T
T) la internan en una escuela de monjas y éstas
se narran en tercera persona mientras Hasta se encargan de instruirle acerca de la pasividad
no verte (HNV)
HNV) y Querido Diego (QD) en
HNV apropiada a una esposa. Y en el proceso de
primera. Además, la textura de cada voz, sea desarrollo se topa con la policía que la llevan
directamente en el caso de las dos que hablan a la cárcel, la interrogan, y le dan sus golpes
en primera persona, o indirectamente a través por haber apoyado una huelga. Sus interlo-
de diálogos o diferentes niveles de monólogos cutores suelen cortar su vuelo para dejarla,
interiores, es parte esencial de la creación del «decepcionada. Siempre le pasaban las cosas
personaje y por ende cada una resulta única, a medias» (12).
exclusiva e inconfundible. Sin embargo, el HNV se estructura en forma de un mo-
análisis de estas figuras evocará esa identidad nólogo extendido, pero de vez en cuando
íntima de la autora. la vieja Jesusa da a entender que se siente
García Ponce relaciona a los individuos interrogada por la misma Poniatowska. Casi
disimilares dentro de un compartido elemen- toda la apertura de T se desarrolla dentro de
to de una esencia vital que fluye por todos la investigación oficial del asesinato del joven
–lo que llama lo Mismo, un tipo de espíritu comunista Mella, proceso que se centra en la
gnóstico. Dentro de esa búsqueda, el erotismo interrogación a Modotti, su amante. Este he-
juega un papel fundamental como una fuerza cho marca el resto del texto, con el resultado
capaz de arrasar con la individualidad para de que todo lo que sigue parece un esfuerzo
liberar esa esencia vital que es la vida misma por encontrar a la verdadera Tina. QD parece
en su anónima permanencia. Sin negar el pa- romper con los otros libros por estar com-
pel clave de eros –todo lo opuesto como se puesto casi enteramente de cartas escritas por
verá– aquí me acercaré al tema a través de la Angelina Beloff y dirigidas a Diego Rivera.
topología, el estudio de los elementos cons- Sin embargo, se vincula a los otros en tanto
tantes en una figura a pesar de los cambios por que Beloff quisiera que Rivera la interrogue.
los cuales pasa6. Al identificar esos elementos Se abre, se derrama, se confiesa, relatando
Elena Poniatowska y la Generación
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa, constantes, podemos decir que las distintas las minucias de su pensamiento y acciones,
Angelina, Tina… y la errancia
sin fin figuras que los comparten en efecto son to- pidiendo a Rivera –rogándole– que sea su
JUAN BRUCE-NOVOA pológicamente «la misma». En este caso, las interlocutor. Podríamos decir que tan es la

72
situación de la interrogación la esencial de a acercarse demasiado. Y en la descripción de
estas obras que Beloff siente la absoluta nece- la jefa rusa, Stásova, ¿quién no oye ecos de las
sidad de creársela para sentirse valorada por monjas del convento de Lilus?
el interrogador, que, sin embargo, se niega a Tras su escritorio, con el pelo apretado en
responderle. Al no recibir la palabra del hom- un severo chongo, una camisa blanca masculi-
bre que considera la fuente del significado de na de cuello alto. Sobre la nariz larga descansa
su cosmos, siente que deja de existir. un pince’nez que le da el aspecto de garza a
punto de atrapar un pez, la Stásova la mira fijo
2. Desilusión mientras la interroga… (330).
Ambas interrogan e instruyen a las muje-
Sin embargo, estas mismas protagonistas res que caen bajo su control, supuestamente
aprenden que el mundo de veras no quiere para ayudarlas, pero efectivamente para for-
saber de su intimidad. Más bien, busca que zarlas a ajustarse al modelo de la mujer social Lilus, Los músicos, por Eleonora
ellas se conformen a la imagen que los demás ideal. Y el partido logra lo que ni la policía Carrington.

tienen de ellas, que acepten el papel que la mexicana pudo hacer con Modotti: conven-
sociedad les ha asignado. Desde el principio cerla que sacrifique su cuerpo sensual, su elán
la voz que llama a Lilus le ordena que deje de vital, su movimiento libre como un ser más
hacer lo que quiere, que restrinja su zona de allá del orden conceptual, racional, y social.
movimiento, y que se porte bien. La última El partido destruye la identidad de la Tina que
lección que aprende de las monjas en el inter- tanto los otros personajes de la novela como
nado, la que la prepara para la madurez, es que los lectores más admiran.
guarde silencio para convertirse en un objeto En Lilus y Modotti, sin embargo, hay
pasivo y, por ende, deseable, y que jamás inte- también una diferencia clara frente a las otras
rrogue a su esposo acerca de los asuntos de los dos. Se encuentra en el contraste entre las di-
hombres. Beloff aprendió esa lección al ver a ferentes perspectivas inherentemente posibles
Rivera por primera vez, al conocerlo. Aunque en la narración en tercera o primera persona.
siente un caos de emociones, logra presentarle Los casos de Jesusa y Beloff, que se autona-
a Rivera la apariencia de calma y pasividad. rran en primera persona, son más complejos
Queda Rivera tan impresionado que exclama porque ambas están conscientes de dirigirse
que Angelina es «un remanso» de quietud; o a interlocutores con poder sobre su destino.
sea, Rivera ve en Angelina lo que quiere ver, Como mostré hace tiempo en un ensayo sobre
atrapándola en la imagen «femenina» a la cual HNV, el contexto de la preocupación religiosa
HNV
Angelina se sacrifica –por miedo, por deseo, –específicamente la reencarnación– le impone
por costumbre, o por todos junto. a Jesusa la necesidad de crearse una imagen
En el caso de Jesusa es a causa de una respetable (BN, 1991). Sólo en la ironía, en
Poniatowska convertida en personaje dentro lo no-dicho pero revelado implícitamente, se
del texto que Jesusa sufre la mayor desilu- encuentra la diferencia entre la imagen que se
sión. Jesusa aprende que lo que a ella misma inventa Jesusa y la verdadera Jesusa que vis-
le interesa –esa misma actividad religiosa a la lumbramos en los intersticios. Por ejemplo,
cual vuelve una y otra vez– no le interesa a su Jesusa insiste que nunca fue prostituta, pero
interlocutora, quien en su función de editora luego resulta que sufre de la misma enfer-
del testimonio edita y corta del texto publica- medad que ella atribuye a las rameras. Beloff
do, como ha dicho Poniatowska, tanta sesión tiene que convencer a Rivera que ella sigue
religiosa como puede. O sea, la intimidad que siendo la misma mujer dócil y servil con quien
revela el texto no coincide con la que Jesusa se había casado en París. Mas a pesar de esta
creó con sus propias palabras, sino la que retórica de mujer sumisa, sus cartas revelan
la editora decidió que sería más eficaz para –aunque no del todo conscientemente– que
los propósitos editoriales del texto. Modotti su deferencia jamás fue auténtica.
aprende que ni la policía ni la prensa quiere
saber de su vida verdadera porque ya han 3. Relación con las figuras patriarcales
llegado a las conclusiones que más les com-
placen. Luego encuentra que no es diferente Cada protagonista se relaciona con el poder
con el Partido Comunista. El CP es para patriarcal, que aparece en forma de una figura
Modotti lo que el convento para Lilus Kikus: de alto significado cultural. Ninguna de ellas
Elena Poniatowska y la Generación
la institución capaz de imponerle el orden en se desarrolla exclusivamente entre la gente de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina… y la errancia
nombre de la fe y del gran patriarca que cas- común y corriente, sino que les toca asociarse sin fin
tiga a sus fieles si desobedecen o si se atreven a hombres excepcionales. Beloff y Modotti JUAN BRUCE-NOVOA

73
conviven con artistas ilustres de fama inter- de su edad y los tabúes sociomorales, Lilus
nacional. En los dos casos, desde un amante resulta aun más perversa… inocentemente,
famoso –Diego Rivera el de Beloff, Edward claro (véase apartado 6).
Weston el de Modotti– se abre un círculo de
artistas ilustres. Las cartas de Beloff contie- 4. Acción política
nen el núcleo de un Who’s Who parisiense:
Elie Faure, Miguel Zeting, Zadkin, Juan Gris, Las cuatro gozan de la euforia de la ca-
Lipshitz, Picasso, Archipenko, Modigliani, maradería, para luego caer en la depresión al
Diaghilev. Éstos sirven como sinécdoque que sentirse excluidas y solitarias. Jesusa recuerda
Tina Modotti. remite al lector al sobreconocido mundo de la Revolución como sus años más felices
los cubistas. En dos páginas de Tinísima (150- cuando como cualquier soldado peleaba al
1) en que se relata una fiesta a la que asistió lado de su esposo. Pero después de la época
Modotti en casa de Lupe Marín, la esposa de combate se encuentra pobre, sola y olvi-
de Rivera, aparecen los siguientes nombres dada. Lilus comparte la exaltación emocional
ilustres: Jean Charlot, Carlos Mérida, Miguel al participar por pura chiripada en una huelga
Covarrubias, José Clemente Orozco, Best pero, como se dijo antes, la policía la lleva a
Maugard, María Asúnsolo, Jorge Enciso, Ani- la comisaría de la cual sale maltratada y des-
ta Brenner, Frances Toor, Nahui Olín, Pablo ilusionada. Al entrar al Partido Comunista,
O’Higgins, Xavier Guerrero, Oscar Braniff, Modotti se siente partidaria de una causa y
Julio Torri, Rincón Gallardo y el mismo Ri- se entusiasma. Si al principio la frontera en-
vera –sin incluir los nombres de los ausentes tre su pasión por Melo, funcionario del PC,
mencionados por los presentes– la crème de y su entusiasmo por la lucha comunista es
la crème de la vanguardia mexicana posrevo- nebulosa, y por ende es difícil separar las dos
lucionaria. A través de estas relaciones con emociones, más tarde, después del asesinato
personas de gran influencia estas mujeres de su amante y su propio destierro de México,
tienen cierto acceso a la alta sociedad, sobre el PC se convierte en su único refugio, aunque
todo a los patrocinadores del arte, y en el caso ya sin el buen trato y el placer que encontraba
de Modotti a políticos poderosos. con Melo. El Partido explota su entusiasmo
Jesusa no goza de tales privilegios pero, a para convertirla en espía internacional, traba-
pesar de su pobreza y origen humilde, llega jo que Modotti realiza con el ahínco de una
a conocer a Zapata en plena campaña revo- creyente. En la España republicana, de nuevo
lucionaria (74), y al salir de la revolución se comparte una camaradería idealista entre las
entrevista en el Palacio Nacional con el pre- enfermeras militares. Pero al final, de regreso
sidente Carranza, quien le quita la pensión a México, se siente prematuramente vieja y
de viuda de revolucionario. Le va igualmente lejos del centro vital de la sociedad o la polí-
mal con el presidente Cárdenas; el supuesto tica. Muere sola en un taxi. El caso de Beloff
héroe de los pobres despoja a Jesusa de su de nuevo es de otra índole. Desde el principio
propiedad para entregarla a «los policías de de la novela se encuentra abandonada y sola
HNV, 265). Para Lilus, el papel de
HNV
tránsito» (HNV, en París, escribiéndole a Rivera que ya se ha
la figura patriarcal le toca al personaje cono- acomodado en México. Su experiencia de per-
cido como «el señor del cuarto» que resulta tenecer a una comunidad afectiva aparece sólo
ser filósofo. Su valor cultural proviene del como recuerdos de sus años felices cuando
vocablo mismo, filósofo, con todo su carga vivía con Rivera como su esposa, recuerdos
de prestigio cultural, y de dos hechos que lo evocados en sus cartas con nostalgia que se
definen: primero, vive y trabaja en un tipo de transforma poco a poco en la desesperación
torre de marfil y, segundo, la madre de Lilus total al reconocer que Rivera la ha abando-
la regaña por haberse atrevido a molestar a nado. Con cierta ironía intertextual, Beloff
un pensador. O sea, en el mundo de Lilus, el cultiva la ilusión de compartir con Rivera un
filósofo representa las alturas excepcionales México posrevolucionario que sólo aparece
de las posibilidades sociales, y Lilus llega a en Tinísima como el ambiente de la vida de
dialogar con él. Incluso trata de seducirlo pa- Modotti, personaje que a su vez llegará a
ra sacarlo de su cuarto, sí, pero también para reflejar a Beloff en su sufrimiento y soledad.
poder establecer una relación con él, relación De modos distintos, las dos ingenuamente se
que, como expliqué en otro ensayo, tiene un dieron a hombres que las sacaron de la ruta de
Elena Poniatowska y la Generación
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa, matiz de sexualidad incoada –un verdadero y su desarrollo lógico para encausarlas en otras
Angelina, Tina… y la errancia
sin fin exquisito erotismo– que la relaciona a las tres que las condujo al desperdicio de su talento
JUAN BRUCE-NOVOA protagonistas maduras, aunque por razones artístico y de su elán vital.

74
5. Acción estética naje y la del mundo o de la vida misma. O
sea, no necesariamente requiere la presencia
Como en el apartado anterior, a la euforia masculina para provocarse ni como blanco
de la práctica sigue la desilusión de los re- al cual dirigirse. El placer se siente como
sultados. Lilus inventa el mundo a su modo, producto de la mujer pero a la vez como algo
sin respetar los límites sociales. Beloff se da que la sobrepasa sin concentrarse en la figura
completa y desesperadamente al arte. Modo- de nadie, como una entidad anónima que, si
tti combina las dos cosas: se da al arte de la la oportunidad se presenta, la mujer puede
fotografía mientras simultáneamente crea su trasladar a la figura del hombre para realizar
vida afectiva sin pensar en las reglas sociales. la experiencia como encuentro sexual.
El arte de Jesusa es la recreación de su propia En Lilus Kikus Poniatowska creó una de
vida a través de su prodigioso testimonio oral. sus escenas eróticas más logradas. La niña
En todos los casos las mujeres se frustran al Lilus anda en la playa cuando unos mucha-
sentirse sometidas al control ajeno, social. A chos la requiebran de una manera soez: «¡Ay,
Lilus la meten al convento mientras Beloff mamacita, quien fuera tren para pararse en
sacrifica su actividad artística para ayudar y LK, 8). Lilus se pone a pensar
LK
tus curvas!» (LK,
complacer a Rivera. Modotti sacrifica su arte en el misterio del mensaje que la ha «desper-
para servir al partido y sufre un cambio tanto tado» literalmente. Y «se va muy contenta
de su personalidad como de su cuerpo; la mu- meneando la cola. ¡Qué éxito junto al mar!»
jer llamativa y llena de energía efervescente se Le viene a la mente, en forma de canción, casi
envejece prematuramente mientras a la vez se como un sobreaviso del inconsciente, que
convierte en una persona ensimismada y hos- está violando algún tabú social: «la gente vive
ca. Jesusa se frustra en tanto que su vida no criticándome». Pero surge inmediatamente la
sale como ella la narra. En este caso el control respuesta idónea: «me paso la vida sin pensar
viene en la forma de la editora, Elena Ponia- en ná». La escena culmina en una epifanía de
towska misma, que ha dicho que al preparar la continuidad erótica:
el texto cortó gran parte del material religioso
que según Jesusa era lo esencial de su vida. Lilus tiene motivos para sentirse bonita. Se tira en
Como he mostrado en otro ensayo, a la arena, estrechándose solita en sus brazos impreg-
Poniatowska le interesa lo que tradicional- nados de mar, mirando ansiosamente las olas que
mente se relaciona con la novela histórica, los crecen y se hinchan a lo lejos, que levantan su cabeza
acontecimientos de valor nacional. Pero si le enorme y que parece que van a tragarla con su gran
damos una lectura perversa, como lo hice en boca de león... (9)
ese ensayo ya mencionado, entonces podemos
imaginarnos a una Jesusa que, al reconocer Y más tarde, cuando Lilus ofrece al señor
que su interlocutora quiere y requiere infor- del cuarto una salida al bosque, su descrip-
mación de importancia histórica, le hace el ción de la aventura vibra con una sensualidad
juego, dándole suficiente hilo por ese lado erótica que difícilmente se le escapa al lector
para dejarla picada, amarrada en la red de su sensible.
discurso, mientras sigue relatando lo que a
ella más le concierne: su experiencia religiosa. —Señor del Cuarto, ¿por qué no se va usted al cam-
Que al final, en la versión impresa le hagan la po? ¡Al campo, Señor del Cuarto! Allí nomás arribita
última faena de censurarla y convertir su vida de Las Lomas. A medida que se camina por un ladito
en un testimonio de algún modo falsificado –a que yo sé, los árboles son cada vez más sombríos, casi
fin de cuentas una novela más que una auto- negros de tan juntos uno con otro… Allí hay una
biografía– explica su desilusión con el libro y fuente que sólo los pájaros conocen… y hierbas locas
con Poniatowska. y pasto descuidado… Nadie hace ruido. El silencio es
tan grande que se oyen los cuchicheos de las ramas
6. Lo erótico y las huidas húmedas de las flores. Allí puede usted
hacer geometría moral sobre la arena (31).
No me refiero al simple deseo sexual, sino
a una fuerza vital relacionada con el cuerpo, La palabra arena, con que culmina el
una fuerza que las conduce al gozo de su párrafo, vincula esta escena a la citada arriba
propia existencia de una manera que podemos de Lilus en la playa, recogiendo esa primera
Elena Poniatowska y la Generación
comparar al transporte místico. Cada obra impresión del erotismo para dirigirla ahora de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina… y la errancia
ofrece una epifanía en que vislumbramos una hacia el sexo masculino, aunque de un modo sin fin
relación entre la energía pasional del perso- inocente por inconsciente –pero esa inocencia JUAN BRUCE-NOVOA

75
sólo intensifica el deleite erótico de la escena. ya fuera el rostro o el vello púbico de su modelo
Al final del texto, los padres de Lilus la inter- anterior, Margarethe Mather–. Aducía razones de
nan en un convento donde las monjas se de- composición, pero debían ser otras.
dican a canalizar su instinto erótico dentro de En el cuarto oscuro, junto a su maestro, Tina hacía
modelos morales y sociales del patriarcado. aparecer dentro del líquido revelador una nueva
La revelación del erotismo de Jesusa no imagen de sí misma, su cuerpo que siempre la acom-
puede ser directa por otras razones. Como pañaba y le era desconocido.
expliqué hace tiempo, a pesar de las metas que La piel, su envoltura humana, la completaba. No
Poniatowska tiene al recoger el testimonio de tenía palabras para decirlo, reinventaba su relación
Jesusa, ésta narra su vida dentro del contexto consigo misma, se quería. Si su cuerpo podía trans-
de la fe en –o esperanza de– la reencarna- mitir esa fuerza, la profundidad de las sombras, la ar-
ción. Su próxima vida depende de la buena monía y el ritmo de su diseño, entonces ella también
impresión creada por su vida actual. Jesusa sería inolvidable. Su cuerpo allí en el papel trabajaba
no puede contar la verdad, sino una versión sobre ella, adquiría un carácter impresionante. Ed-
censurada para crear una imagen positiva en ward, su maestro, le brindaba una nueva manera de
su interlocutora. Sin embargo, cuenta que se ser Tina. Estar desnuda era ser ella misma, sin disfraz,
sintió más viva cuando su esposo «se fue con y mostrarse en su desnudez era presentarles a los
sus puros soldados a una sierra» (88) y con la demás el más hermoso vestido. Edward le había dado
viuda de un capitán Jesusa pone un changa- los instrumentos, abriendo dentro de ella un flujo
rrito donde actúa con libertad. «En el changa- de energía antes desconocido o apenas intuido, y las
rrito de Chilpancingo me gustó mucho cantar placas de gelatina y plata, el celuloide, la emulsión
y tocar. Me fijaba cómo tocaban la guitarra y la luz para fijar la imagen, eran los elementos del
y yo misma principié a rascarle. Me decían: descubrimiento que él, sin más, había puesto en sus
‘agárrale aquí de este modo y písale allá.’ Con manos (140-1).
un poco de tiempo hubiera aprendido. Yo era
muy alegre, mucho muy alegre y fui, eso sí, Será esta posibilidad de auto-realización
y muy cantadora» (89). Después insiste que esencial, este goce de su fuerza erótica, que
no participaba en ninguna actividad de índole tendrá que olvidar al incorporarse al partido.
sexual, que no se prostituyó, pero de nuevo Beloff entraba a la continuidad del cuer-
el texto da las indirectas suficientes para des- po y del mundo al pintar o al mirar cuadros
mentirla. Podemos afirmar que su momento de otros artistas. Aunque le agradece este
de libertad erótica, como en el caso de Lilus, descubrimiento a Rivera, en otro momento
se describe primero como una actividad que recuerda que aun antes de haberlo conocido
le provoca un placer contenido en su propio ya experimentaba la pérdida de su conciencia
goce, sin dirigirse a nadie fuera de sí misma. racional en el ejercicio del arte. Luego, narra
La figura de Modotti, como Poniatowska un episodio de transporte místico erótico
la crea al principio del libro, es de una sen- que casi la deja muerta cuando se entrega al
sualidad extraordinaria e irresistible. Todos esfuerzo de pintar para llenar la ausencia de
los hombres la desean; todas las mujeres Rivera, pero su equivocación en ese momento
reconocen la superioridad, más que de su era el entregarse a otro espíritu, el de Rivera,
belleza como de su capacidad de seducción en vez de buscar el placer en sí misma.
que se siente como una fuerza que proviene
desde adentro, como una emanación tangible. 7. Tiempo y vejez
La escena que mejor comunica el efecto de su
elán es cuando ella se autodescubre al revelar El momento del placer suele aparecer co-
una foto de sí misma desnuda en la azotea de mo un recuerdo nostálgico de una apertura,
la casa donde vivía con su maestro y amante quizás un paréntesis, en el tiempo. Como
el fotógrafo Weston: Lilus nunca llega a ser adulta, no se da esa
visión retrospectiva. Sin embargo, al final,
Tenía [Weston] los ojos fijos en el cielo cuando al ba- cuando según la fórmula del Bildungsroman
jarlos vio a Tina, bañándose al sol, desnuda. Apuntó clásico se concretiza el eje de la cosmovisión
su cámara hacia el objetivo terrestre. Cuando ella se madura de la protagonista, Lilus reconoce que
puso el kimono, la alcanzó anhelante en su recámara, tendrá que conservar cierta distancia frente al
su piel caldeada por el sol. Al revelar los negativos, patriarca para sobrevivir con algo de libertad.
Elena Poniatowska y la Generación
de Medio Siglo. Lilus, Jesusa, Tina y él los examinaron entusiasmados. «Ésta es la Para lograr la meta tendrá que aprender a leer
Angelina, Tina… y la errancia
sin fin mejor serie de desnudos que he hecho». Las fotos y utilizar los signos –«creer en los signos»
JUAN BRUCE-NOVOA tenían cara y sexo –raro en Weston que ocultaba (38). Podemos intuir en la frugalidad del

76
discurso una retrovisión hacia el signo de la Borges y Klossowski –y Mann, Pavese, Rilke,
continuidad erótica como una clave de su for- Nabokov, Miller, Bataille y él mismo– de al-
mación, pero a la vez el signo de lo que tendrá guna forma repiten «lo mismo» alrededor de
que esconder dentro del patriarcado. Signi- una figura concreta que encarna los elementos
ficativamente, esa revelación surge de una topológicos de todas. Para Poniatowska, co-
anécdota bíblica relacionada a la muerte de mo para García Ponce o Salvador Elizondo
un ser que trata de acercarse a la continuidad o Inés Arredondo, esa figura es la mujer, sus
vital en la forma de la presencia de Dios. De protagonistas múltiples y, sin embargo, es la
esta manera, la recuperación del signo erótico misma en distintos avatares. Esa mujer que
queda vinculada a la amenaza de la muerte de a causa de su vitalidad y la fuerza de su di-
la persona que busca tocarlo, sentirlo, y se namismo atrae sobre sí la mirada inquisitiva
arriesga a hacerse uno con él. de los agentes del orden social, mirada que se
En T, si seguimos a la protagonista hacia convierte en mano dura de represión al llegar
su prematura vejez, la nostalgia por ese mo- a la conclusión que esta mujer irremediable
mento de erotismo revela que también era requiere ser sometida al control. Sin embargo,
uno de los signos clave de su formación, que a pesar del ambiente represivo, esta mujer lo-
desgraciadamente Modotti sacrificó por razo- gra el momentáneo placer de sentirse viva en y
nes ideológicas que poco la consuelan al final. con el mundo –placer erótico en esencia y por
En la última parte de la novela vuelve a una eso peligroso– aunque luego esos agentes so-
azotea en la capital mexicana para refugiarse ciales le cobran duro su violación del tabú. La
en un patético esfuerzo por recuperar el espa- vida no la trata con ternura. Para sobrevivir
cio de la continuidad erótica de su juventud. tiene que aceptar una existencia disimulada,
Inconscientemente busca abrir en su presente palimpséstica. Esa necesidad de disfrazar el
triste un espacio donde puedan reaparecer deseo, la esencia erótica, la tremenda fuerza
su deseo y su placer. Pero como el erotismo vital del placer, se confirma aun en la nostalgia
parece haberla abandonado, esa otra apertura que sienten por el momento de libertad, mo-
de la continuidad, la muerte, se la lleva. mento siempre vinculada al signo de la muer-
Quiela también añora su momento de te. Y la participación en movimientos sociales,
amor en ese pasado que le es imposible recu- políticos, no la salva, sino todo lo opuesto:
perar. Cuando trata de recuperarlo, trayendo la acción política desemboca en la desilusión
el pasado al presente, se vuelve una experien- después de utilizarla y explotarla.
cia de horror de la cual casi muere. De nue- Si esta mujer en sus distintas formas resul-
vo, vemos que el erotismo, recordado como ta ser una y la misma mujer, esa mujer sería
un pasado imposible, representa un peligro la Poniatowska íntima que buscamos. Y si es
relacionado a la muerte. Jesusa se encuentra esquiva con su intimidad frente al público,
en el portal de la muerte. Obviamente goza incluso de sus admiradores, lo explica las
de los recuerdos de sus experiencias eróticas, lecciones aprendidas por sus protagonistas.
pero en su caso la amenaza mortal aparece Todas aprenden a aparentar lo que la socie-
en la forma de la condena que el recordarlas dad más quiere que sean, pero también todas
puede traerle. Si su reencarnación depende añoran ese placer erótico que es la libertad
de la imagen «decente» que puede crear en de expresión en que uno –ella– desaparece
su interlocutora, no puede dedicarse a los en el mundo sin límites. A fin de cuentas, la
recuerdos que ella misma juzga indecentes. Poniatowska íntima se parece al García Ponce
Por eso, como vimos antes, esconde su reali- íntimo: una errancia sin fin detrás de la más-
dad a favor de una versión editada. En suma, cara de la figura pública.
las cuatro comparten la amenaza del pasado
erótico que, al abrirse espacio en su vejez, las OBRAS CITADAS
deja demasiado cerca de la muerte.
Claudia Albarrán, «La generación de Inés
CONCLUSIÓN Arredondo», Casa del Tiempo (1998)
(Septiembre): http://www.uam.mx/difusion/
De algún modo Elena Poniatowska es- revista/septiembre98/albarran.html.
cribe la misma obra una y otra vez. No debe Juan Bruce-Novoa, «Elena Poniatowska:
sorprendernos. Como afirma Maurice Blan- The Feminist Origins of Commitment»,
Elena Poniatowska y la Generación
chot, todo artista lo hace. O como muestra Women’s Studies International Forum, 6:5 de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina… y la errancia
García Ponce, aun los escritores de obras tan (1983), pp. 509-516. sin fin
diversas, aparentemente únicas como Musil, JUAN BRUCE-NOVOA

77
— «Hasta no verte, Jesús mío: novela do- Armando Pereira,«La Generación de Medio
cumental», Literatura mexicana hoy, del Siglo», Juan García Ponce y la generación
68 al ocaso de la revolución, Frankfurt, de medio siglo, Xalapa, Universidad Vera-
Verveurt Verlag, 1991, pp. 230-39. cruzana, 1998, pp. 127-132.
Juan García Ponce, La errancia sin fin: Musil, Elena Poniatowska, Hasta no verte Jesús mío,
Borges, Klossowski, Barcelona, Editorial México, Ediciones Era, 1969.
Anagrama, 1981. — Lilus Kikus (1954), México, Editorial Gri-
Beth Jörgensen, The Writing of Elena Po- jabo, 1982.
niatowska, Engaging Dialogues, Austin, — Querido Diego, te abraza Quiela, México,
University of Texas Press, 1994. Ediciones Era, 1978.
Carlos Monsiváis, «‘Mira, para que no comas — Tinísima. México, Ediciones Era, 1992.
olvido…’ las precisiones de Elena Ponia- George Steiner, «Topologies of Culture»,
towska», La Cultura en México (1981), After Babel, Aspects of Language and
pp. 2-4 (15 de julio). Translation, London, Oxford University
Nuestra década. México, Universidad Nacio- Press, 1975, pp. 414-470.
nal Autónoma de México, 1964.

Elena Poniatowska y la Generación


de Medio Siglo. Lilus, Jesusa,
Angelina, Tina… y la errancia
sin fin
JUAN BRUCE-NOVOA

78
María Caballero
Wangüemert
Es Catedrática de Literatura Hispa-
noamericana en la Universidad de
Sevilla. Su actividad docente en el
Departamento de Filologías Inte-
gradas (Literatura Hispanoamerica-
na) se compagina con la investiga-
ción. Ha publicado más de ochenta
artículos, además de libros sobre
autores argentinos –Borges, Mújica

LA FLOR DE LIS
Láinez, Sarmiento– y puertorrique-
ños como Hostos y Marqués. Sus
actuales investigaciones se centran
en la narrativa –memorias, litera-
MARÍA CABALLERO tura femenina–, el cine y la teoría
Universidad de Sevilla literaria. Ha sido profesor invitado
en Francia, Alemania y San Juan de
Puerto Rico.

1
Elena Poniatowska, La Flor de
Lis, Madrid, Alianza Tres/Era,
«Mi madre cuando fuimos a vivir allí. No sé exactamente qué 1988, p. 148. Citaré en el texto
por esta edición.
mi corazón sentí, pero recuerdo que me impresionó el sol, la
mi corazón luz, la gente3. 2
Cf. Marta Paley de Francescato,
mi madre»1. «Convergencias en La flor de
La mayoría de los críticos –por ejemplo lis», Hispamérica, 62 (1992),
pp. 127-132.
Me comprometí con Rocío Oviedo a par- Pino-Ojeda en su excelente artículo4– hablan
ticipar en este homenaje a la mexicana Ponia- de Mariana como la protagonista del libro. A 3
towska. Y agradezco de verdad la invitación, simple vista, qué duda cabe... es ella la voz que Elena Poniatowska, «La verdad
más íntima», en Reina Roffé,
no en calidad de especialista en Elena. Para mi va desenvolviendo el paso de niña a mujer al Conversaciones americanas,
vergüenza, sólo había leído en su momento modo del bildungsroman. Su estirpe noble, Madrid, Páginas de Espuma,
2001, p. 139.
Hasta no verte Jesús mío y lo referente a la europea, el contexto de la segunda guerra
matanza de Tlateloloco ¿quien no conoce las mundial que moviliza al padre y obliga a 4
Cf. Walescka Pino-Ojeda, «De
crónicas de la princesa roja? México es un las mujeres de la familia a desplazarse al sur agua y de ausencia: el sujeto au-
país fascinante, que me interesó desde siempre y definitivamente viajar a México –«Sofía y tobiográfico femenino en La Flor
y estuvo en mis clases –Reyes, Ramos, Paz, yo no sabíamos que mamá era mexicana»5 de Lis de Elena Poniatowska»,
Estudios Filológicos, 39 (2004),
Fuentes, Garro, Jacobs, Mastretta, la novela –dirá asombrada ante el sesgo que toma su pp. 203-220. Es el estudio más
de la revolución mexicana...–. Pero no había vida–. Por fin, el doble proceso de madura- inteligente y completo que co-
nozco sobre este texto.
«calado» en Poniatowska. En fin, decidí coger ción existencial e identitaria, como persona
el toro por los cuernos y abordar La Flor de y miembro de una comunidad, la de ese país 5
Poniatowska, La flor de Lis, p.
Lis, un texto del 88 que tiene como telón de del Nuevo Mundo. Todo eso está ahí y es 36.
fondo los relatos de Lilus Kikus (1954), los el hilo conductor de La Flor de Lis. Pero el
sueños y fantasías de una protagonista infan- auténtico eje escondido es Luz, la madre de 6
Y en eso tiene precedentes en
til2. Tal vez por aquello de que literatura feme- Mariana. Ella es la verdadera protagonista6, la literatura mexicana, como
nina y autobiografía son dos de mis amores, porque su hija gira en torno a ese faro, no tan recuerda en una conversación:
«O los personajes de Nellie
como muy bien sabe Rocío. Esto no será sino luminoso, errático en ocasiones, oteando su Campobello, a quien siempre
un breve apunte, parcial, algo impresionista; misterio, reclamando su atención, sintiéndose se olvida, el personaje es su
madre, tanto en Cartucho, como
unas notas de lectura sobre un texto que tiene eternamente excluida del paraíso, del útero en Las manos de mamá, y las
su bibliografía... no demasiada, pero la tiene, materno para el que no hay retorno. Es la mujeres tienen mucha tendencia
como veremos a continuación. mariposa, la libélula siempre alrededor... pero a reivindicar a las mujeres».
Rocío Oviedo Pérez de Tudela,
es humana; por ello la interpela una y otra «Palabra y tierra: entrevista a
UNA NIÑA FASCINADA POR SU MA- vez. Tienen mucha razón quienes –como Elena Poniatowska», Anales de
Literatura Hispanoamericana,
DRE: LUZ A TRAVÉS DEL FOCO DE Bados-Ciria– «analizan el tropo del apóstrofe 30 (2001), p. 357.
MARIANA. EL BINOMIO «AUSENCIA/ como estrategia retórica que se despliega a
7
FIJACIÓN» lo largo de la obra posibilitando un discur- Concepción Bados-Ciria, «Tec-
so ciertamente original y propicio para una nologías autobiográficas en las
Nací en París, sí, pero a los nueve años me radiqué en subjetividad femenina narradora»7. La madre narrativas personales de las es-
critoras hispanas», La Ventana,
México y me naturalicé mexicana en 1969. Llegamos es la destinataria, una madre siempre ausente 13 (2001), p. 269.
a México huyendo de la Segunda Guerra Mundial. ante quien la niña se siente invisible, lo que la
A causa de la guerra tardé años en volver a ver a incita a interpelarla. No hay más que escoger La Flor de Lis
mi padre. La ciudad de México todavía era pequeña algunos párrafos al azar: MARÍA CABALLERO

79
Mamá, mírame, estoy aquí, mamá, soy tu hija, mamá cabellos en lo alto; el viento ciñe su vestido alrededor
mírame con tus ojos castaños, mamá no te vayas, có- de su cuerpo17.
mo te detengo, no puedo asirte, mamá, dime que me
oyes, no me oyes ¿verdad? ¿A quién escuchas dentro La atisbo por el corredor, más bien, es un paño de
de ti con esa mirada ausente? ¿Quién te habita? ¿por su vestido flotante, da la vuelta con ella y se escapa,
qué no soy yo la que te importo?8. la sigue como su sombra (...) su vestido es el puro
viento, camina, su vestido danza en torno a sus
La madre como objeto de deseo, el texto piernas, adivino sus pálpitos bajo la tela que no la
como declaración amorosa «de Poniatowska protege...18
hacia su madre, ausente en su infancia» –dice
Bados-Ciria9– y habría que matizar esa afir- La referencia a la garza la acerca a Darío
mación: ¿Mariana es Poniatowska, o se trata y los modernistas, como ha notado Pino-
más bien de un ser ficticio tras el que se escu- Ojea, pero su imagen no es de este mundo,
8
Poniatowska, La flor de Lis, p.
dan reminiscencias autobiográficas, como es el misterio la aureola, a pesar de la incipiente
248. habitual en la autoficción? Lo veremos en el sensualidad que debe mucho a la técnica de
último epígrafe. Pero sea quien sea, la relación paños mojados, propia de las esculturas grie-
9
Bados-Ciria, op. cit., p. 272. textual entre madre e hija es obsesiva: gas, con que la narradora la describe en este
último párrafo.
10
Poniatowska, La flor de Lis, pp.
No es que la extrañe, es que la traigo adentro. Hablo Tal vez ya sea hora de preguntarse ¿cómo
115-118. con ella todo el tiempo, hablo con ella en la lengua es Luz? Dulzura, abandono, nostalgia, au-
11
del sueño (...). No es que la extrañe, es más que eso. sencia... pero sobre todo agua, aire, helechos,
Ibid., p. 34. Corro tras de ella, de su día en México (...). la sigo transparencia... cuatro semas que la definen.
obsesivamente (...). No es que la extrañe es que la Hay mucha tradición literaria detrás: bella y
12
Ibid., p. 268. vivo (...). Estoy segura de que nos sigue, vestida de muy blanca «su piel de leche blanquísima»
luz y sombra (...). Todo el tiempo pienso en ella10. –como las mujeres petrarquistas, románticas,
13
Ibid., p. 47.
prerrafaelitas...– «su rumor de bosque»... «el
¿Excesos sentimentales propios de la leja- pelo que cae como una rama de árbol» (...),
14
Ibid., p. 48.
nía carcelaria del internado norteamericano a «oh mi mamá de flores»19, ya desde la primera
que pertenece este monólogo de la adolescen- descripción aparece fundida con la naturaleza,
15 te? En absoluto, más bien el distintivo habi- algo que nunca desaparecerá. «En el movi-
Ibid., pp. 32-33.
tual desde los nueve años en que «descubro a miento de su falda hay la transparencia de los
16 mamá»11. «Qué joven es mi madre, qué joven. helechos»20... «la envuelve su soledad verde
Ibid., p. 248.
Sus mejillas tienen la tersura de la infancia»12... esperanza; la nimba el verdor de los helechos.
17 «Oye, qué bonita es tu mamá»13... Una mamá Ni cuenta se da del misterio que representa»21.
Ibid., pp. 32-33.
dulce, inalcanzable y delgada, «que permane- Esa aura de misterio explica que, aún ligada a
18 ce siempre fuera de mi alcance»14, con una au- la tierra, al mundo vegetal, sea sin embargo
Ibid., p. 249. sencia sólo suya... Una ausencia provocativa, etérea... «siempre hay algo que parece estarla
19 desgarradora para quien la reclama a gritos: esperando en otra parte y ella permanece has-
Ibid., p. 16. «oh, mamá, déjame asirte! (...) estira el cuello ta que viene el aviso y emprende el vuelo so-
20
hacia el mar, le jalo el vestido, voltea a verme bre las alas de su impermeable azul y blanco,
Ibid., p. 45. sin mirarme. ¡Dios mío, dile que me vea! (...) aéreo, eléctrico, que la lleva suspendida por
21
Aquí estoy, mírame»15... Una niña perdida en los aires»22. El azul-cielo de los románticos
Ibid., p. 26. un barco que viaja a América en busca de paz y modernistas, de Mallarmé, con un toque
y libertad, inexistentes en la vieja Europa, se exótico de modernidad, como nuevo Altazor,
22
Ibid., p. 29. agarra a ella como a tabla de salvación. Años aunque sin sus secuelas. A una mujer así le
después, la adolescente mantendrá la misma corresponden gasas, vestidos rumorosos y
23
Ibid., p. 11.
súplica: «¡Mamá, óyeme mamá ¿a dónde vas? transparentes, propios de la exquisitez deca-
Mamá»16. En ambos casos, la idealizada des- dentista de hace más de un siglo. No en vano,
cripción de la madre es muy semejante: parece... «salir de un ropero antiguo (...), de la
Biblioteca Rosa de la condesa de Ségur»23.
Esa mujer allá en la punta es mi mamá; el descu- Paradójicamente quizá el sema de la trans-
brimiento es tan deslumbrante como la superficie parencia sea el único que le permita enraizar-
lechosa del mar. Es mi mamá. O es una garza. O se, fundir tradición literaria y europeísmo con
un pensamiento salobre. O un vaho del agua. O un su país, México, «la región más transparente
pañuelo de adiós al viento. Es mi mamá, sí, pero del aire» –¿quién no ha leído a Alfonso Re-
La Flor de Lis el agua de sal me impide fijarla, se disuelve, ondea, yes?–. El problema es que esa región y esa
MARÍA CABALLERO vuelve a alejarse (...) El viento también sostiene sus ciudad mítica quedan hoy mucho más cerca

80
del mundo literario de Carlos Fuentes, con- la soledad y la tristeza; herencia de mu-
taminadas y recelosas frente a las extranjeras, jeres-invernadero que se autofagocitan
afrancesadas o güeritas. en un estéril juego de espejos. Por eso,
Moderna –fuma–, elegante «cada día con la Flor de Lis se cierra con la misma inte-
un vestido diferente, una bolsa diferente, unos rrogación de siempre: «mamá, la tristeza
ojos diferentes. Los vestidos son de Schiapa- que siento, ¿ésa dónde la pongo? ¿Dónde
relli y son divinos, dirán di-vi-nos»24. «Lleva mamá?»31.
puesto el sombrero de paja con el listón ne-
gro, el del ramo de lilas, el del velito de tul, el UNAS MUJERES «PECULIARES»
anaranjado, la toca de terciopelo vino, el bo-
nete de mink, la gorra vasca, el fieltro de viaje «Para mujeres, mi mamá: Luz. O mi
(...). J´ai une tête à chapeaux, afirma mamá y abuela. O de perdida tía Francisca o tía Es- 24
Ibid., p. 43.
es verdad»25. La enumeración caótica, con su peranza que podría cargar Catedral sobre sus
golpeteo de imágenes visuales, pone ante los hombros»32. 25
Ibid., p. 86.
ojos del lector un modelo social, una mujer Resulta claro el protagonismo materno
de mundo progresivamente incardinada en dentro del matriarcado que gobierna la vida 26
el México posrevolucionario, pero siempre de Mariana. No obstante, la abuela, quien Ibid., p. 55.

inasible. Y siempre en la óptica de Mariana: simboliza mejor, dentro de la alta burguesía, 27


«Yo era una niña enamorada como loca (...), el hibridismo cultural. Su afrancesamiento no Ibid., p. 266.

el sólo verla justificaba todas mis horas de le impide pasear con sus nietas los domin- 28
esperanza»26. gos por el centro: la casa de los Azulejos, la Ibid., p. 197.
La narradora adulta es consciente de ello: Profesa y el Zócalo, cuyo recuerdo provoca 29
«Luz ejerce sobre mí una fascinación especial. en la narradora los fragmentos más líricos y Ibid., p. 291.
Me hechiza» –dirá27–. Y lo considerará un entrañables:
30
fatum, asumido tras la indagación vital de la Ibid., p. 251.
adolescencia. Una búsqueda de valores muy Amo esta plaza, es mía, es más mía que mi casa, me
31
ligada a la identidad y en la que tendrá parte importa más que mi casa, preferiría perder mi casa. Ibid., p. 324.
importante su encuentro con la religión de la Quisiera bañarla toda entera a grandes cubetadas de
32
mano de un personaje ambiguo, el padre Teu- agua y escobazos, restregarla con una escobilla y ja- Ibid., p. 162.
fel. Un personaje por otros motivos también bón, sacarle espuma, como a un patio viejo, hincarme
fascinante, por el que la joven experimentará sobre sus baldosas a puro talle y talle y cantarle a voz 33
Ibid., pp. 61-62.
una irresistible atracción identificándolo con en cuello33.
lo más sagrado, el propio Hijo de Dios, envia- 34
Ibid., pp. 21-22.
do para iluminar, ser la alternativa a una Luz El amor de la abuela por el D.F. se prolon-
demasiado etérea y visionaria para convertirse ga en... «su mirada reflexiva sobre el campo, 35
Ibid., p. 219.
en modelo. Mariana busca seguridad y cree la inmensidad en sus ojos y cómo, a la hora
encontrarlo en el sustituto al padre biológico: del crepúsculo, en la penumbra del coche de 36
«sabré por fin cómo debe ser la vida, cómo alquiler, respiraba hondamente el fluir de los Ibid., p. 218.

querer, cómo ayudar. El padre ha venido al arroyos subterráneos»34. Los recorridos en


mundo a guiarnos, a rescatarnos»28. Para al fin coche por las carreteras que transparentan
descubrir sus limitaciones y, descorazonada, su capacidad de admirar el paisaje desde mi-
volver a la madre... de un modo radical y sin radores y cunetas. Es... «su afán por tragarse
condiciones: el paisaje»35 lo que cautiva a Mariana, su fas-
cinación por los productos de la tierra como
Me meto en su cama; volver a estar dentro de ella nueva cronista de Indias:
como ella dentro de su cama; su cama es su vientre
y toda esa blancura lechosa proviene de sus pechos Compraba lo que venden al borde del camino: el haz
(...). Nunca voy a poder irme, mamá, nunca agarraré de nardos, el montón de claveles, los cempazúchitl,
camino, atada a ti (...) estoy parasitada de ti, mamá, las nueces; manzanas, canastitas de tejocotes, dulces
almacenada para siempre, mamá, transminándote, de leche, piedras en el camino a Querétaro, naranjas
síntesis de todos tus esquemas29. y jícamas a medida que íbamos llegando a la zona
caliente36.
No podía ser de otra manera si, como dijo
Casilda –su mejor amiga–, «para Mariana, La melancolía –valor obligado de todo
amar es convertirse en la persona amada»30. relato autobiográfico– hace su aparición con
Pero la narradora sabe que ese mundo de el declinar de la mamá grande: La Flor de Lis
tradiciones en el que se educó está abocado a MARÍA CABALLERO

81
También mi abuela se ha entristecido. sa, independiente y retadora. Siempre supo
Pasa de un jardín al otro, su bastón en la qué hacer, «se quiere como ella es»42. Por el
mano, y ya no ríe a todas luces como reía contrario, Mariana, que siente admiración por
antes, ni se interesa, como antes. Quiero ella, se caracteriza por su deseo de agradar, por
fijarla, Dios que no sea demasiado tarde, su soñar despierta, por la costumbre de diferir
obligarla, abuela, aquí estoy, mamá gran- las decisiones, heredada de su padre «nadie sa-
de, soy yo, abuela tu me quieres, por si no be que sueño y jamás actúo» –monologará43–.
lo recuerdas tu me quieres, tengo terror a Unidas en la infancia por la complicidad de la
esta ausencia que la va poseyendo, salto, risa, se distancian en la adolescencia: la prota-
manoteo frente a ella, veme aquí frente a ti, crecida y gonista es más compleja, los genes maternos le
37 nueva, no me falles, no te duermas37. lastran con un leve matiz de tristeza, soledad
Ibid., p. 133.
y melancolía que la soltura y el rechazo de las
38 Esa hibridez, esa doble vertiente enrique- tradiciones de la hermana desconoce.
Ibid., pp. 226-227.
cedora, deberá pasar a la nieta puenteando la Bien pensado, el auténtico contrapunto
39 generación de las hijas, mucho más afrancesa- femenino parte de los de abajo, y se llama
Ibid., p. 133. das y románticas: Magda: «Magdita viene de Tomatlán con su
40 canasta de manzanas. Siempre, para toda la
Ibid., p. 102. Las dos, Luz y Francisca, delgadas, etéreas, los eternidad, será una mujer viajando con man-
41 músculos esquivos bajo las sedas entran haciendo el zanas»44.
Ibid., p. 260. mismo gesto: se ponen unos guantes largos cuyos de- Es la presencia benéfica, «ríe su risa de
42
dos enfundan ayudándose una mano con la otra (...). manzana, se traga el mundo, comparte»45,
Ibid., p. 131. Caminan tan levemente que casi no pisan el suelo (...) les descubre... «la milpa, Tomatlán, Zacatlán,
su tiempo dichoso de mujeres bellas, su tiempo triste Apizaco, Puebla, las altas cañas, lustrosas
43
Ibid., p. 138. de mujeres que caminan con sus vestidos flotantes varas mojadas»...46, la villa guadalupana...
y sus vagas muselinas y sus cuellos delgadísimos y «nos enseña a la Morenita (...), nos cuenta de
44
Ibid., p. 133. estirados como instrumentos de música...38 Juan Diego, es la primera vez que le rezamos
a un indio»47. Magda es el pueblo, un mun-
45
Ibid., p. 66.
Tía Francis fascina. Sus menús también. Al pan do desconocido de humildes sufridores que
capeado en huevo que sirve con miel de maple le hacen posible la ociosa vida de los de arriba:
46 pone: Poor Knights of Windsor. Al espinazo con «siempre se atiende a lo último. Para ella
Ibid., p. 65.
verdolagas que a Inocencia le sale del cielo: Cassoulet son los minutos más gastados» –observará la
47 de L´Empereur Moctezuma39. niña48–. De hecho, el primer repunte social
Ibid., p. 67.
de Mariana parte de ahí, de la sintonía con
48 De las hermanas de Luz, Francis es a la quien ama: «¿por qué no soy yo la que lavo
Ibid., p. 69.
que más páginas dedica la narradora. Exquisi- los platos? ¿Por qué no es mamá la que los
49 ta en su ceremonia de té, flexible, inesperada y lava?»49.
Id. peligrosa en sus actitudes gatunas, inquietante
50 para la protagonista: «hay un peligro en la tía UNA SOCIEDAD EXTRANJERIZADA:
Ibid., p. 12. Francisca y un reto en sus exigencias: Atré- CIVILIZACIÓN/BARBARIE EN EL
51 vete, atrévete, pero ¿a qué? Las expectativas MÉXICO POSREVOLUCIONARIO
Ibid., p. 55. familiares en cuanto a nosotras nunca quedan
claras»40. Tiene su vertiente de independencia La Flor de Lis se abre en Europa, en el seno
retadora frente al padre Teufel, por ejemplo, de una familia cosmopolita y noble de duques
pero al cabo acaba subsumida por el gru- descendientes de rusos y norteamericanos que
po, una más junto a Luz y Esperanza. Son ¡como no! viven en Paris. Nodriza, mademoi-
mujeres que la protagonista visualiza como selle, comidas exquisitas, paseos por el Sena,
transposición de su propia historia: «las ima- vacaciones en La Baule, las tradiciones –«para
gino sobre la cubierta del barco, tal y como nosotros lo principal son las buenas mane-
vinieron a México vestidas de blanco (...), en ras»50–, los códigos lingüísticos, desde luego...
las fotografías del álbum de cuir de Russie le todo ello contribuye a marcar ese nivel de la
dan la cara al viento y se ven dichosas como élite internacional que la familia de Mariana
hoy»41. Critican y ríen como una forma de no abandonará en el Nuevo Mundo. Porque
autoafirmación. México vive la herencia del afrancesado XIX
Mariana y Sofía, su hermana, están con- que culmina en Porfirio Díaz y sus construc-
cebidas como haz y envés de una misma ciones de la Colonia Roma. «Éramos unas
La Flor de Lis moneda. Desde pequeñas son opuestas: Sofía niñas desarraigadas, flotábamos en México»
MARÍA CABALLERO es mañosa y rebelde, posesiva y todopodero- –dirá la narradora51–.

82
Y, es claro, «en mi casa saben más de IDENTIDAD FEMENINA/IDENTIDAD
Francia o Inglaterra que de México»52. En ab- MEXICANA
soluto hay afán de aprender del país, si acaso
asombro porque «aquí todo es desaforado»53, La niña Mariana siempre quiso gustar, caer
«la llanada es interminable; por donde quiera bien incluso a las mademoiselles. En su nueva
que uno voltee, la tierra se extiende cada vez tierra se debatirá entre su natural anclaje junto
más amplia, más perdediza»54 –dirá Luz rees- a los suyos (familia y gens de connaissance
cribiendo, aunque no de modo explícito, a –como dice la abuela–) y su deseo de «perte-
Echeverría, el poeta de la primera generación necer». Por aquí entra en el texto el asunto de
romántica que sufrió el mismo impacto ante la la identidad mexicana, tan traído y llevado en
inmensidad de la pampa a su vuelta de París-. el ensayo y la novela del XX. La narración no
El punto de referencia, el patrón que todo lo deja de tener su ironía: «Al final de la guerra Flor de Lis.
mide es el Viejo Mundo: «No, si esto no es regresan todos aquellos que de chicos fueron
Francia, aquí nada es de juguete»55. Pero «el mexicanos»62... con el consiguiente rechazo de
mundo se adquiere en el otro continente»56 la gente vulgar: 52
Ibid., p. 49.
–dicen las visitas chismosas–. Lo cierto es que
la élite no quiere saber nada del «mal gusto» Pinches refugiadas (...), cochinas extranjeras, regré- 53
Ibid., p. 37.
posrevolucionario y extrañan las preguntas de sense a los Yunaites, lárguense a su país.
Mariana: «Tu familia perdió todas sus hacien- De azotea en azotea, entre las sábanas que chasquean 54
Ibid.,p. 42.
das, no veo por qué tanto interés» –le dirá un resuena el grito y lo recibo como una bofetada. Qué
amigo de la abuela57–. Además «los políticos vergüenza. Quisiera vender billetes de lotería en al- 55
son los mismos ladrones que hicieron la Re- guna esquina para pertenecer. O quesadillas de papa. Id.

volución. ¿Qué tuvo de bueno la revuelta esa Lo que sea63. 56


de muertos de hambre?»58. Ibid., p. 58.
Las buenas maneras desde la infancia cris- En un par de ocasiones, los diálogos del 57
talizan en el «tener clase» del mundo adulto, texto abordan el problema de fondo ¿cómo Ibid., p. 56.
a años-luz de «la gente corriente, la gente se adquiere la identidad? ¿Es un problema de 58
del montón» –no del pueblo–. Por ello, la genes, de sangre... o de voluntad? Para Maria- Id.
educación exclusiva en colegios norteameri- na lo será por partida doble: la adolescencia le
59
canos donde confluyen las élites nacionales, permitirá ver lo limitado de un mundo «muy Ibid., p. 285.
la huida a las playas desiertas, el té y los antiguo» –le dirá su amiga judía y pintora–...
60
vestidos europeos... «los jóvenes que se casan Injusto y decadente –proclamará airado el Ibid., p. 284.
sólo entre sí por pura y llana discriminación, padre Teufel–. Pero no hace falta esperar tan-
61
la insistencia en el francés como idioma to, la mexicanidad le llegará desde dentro, a Ibid., p. 132.
separatista, ridículos, si lo aprendieron en través de los de abajo -Magda- e incluso de la
México, o ¿acaso habían nacido en París?»59 extravagante abuela, que la entrena a mirar el 62
Ibid., p. 89.
–dirá Teufel a cuyo cargo están las mayores país, la tierra, la gente. Muy temprano, cuan-
andanadas contra este grupo social–. Sin éxi- do es imposible que la decisión haya madura- 63
Id.
to alguno, ese grupo se afianza en lo suyo y do, tal vez como mera reacción a los insultos
recela de lo mexicano: –«güera, güerita»–, ya ha tomado partido: 64
Ibid., p. 88.

Los mexicanos no son constantes ni tenaces; no – Pero tú no eres de México, ¿verdad?


tienen voluntad de superación, van de trabajo en – Sí soy.
trabajo, son aprendices de todo, oficiales de nada; – Es que no pareces mexicana.
no tienen meta, trabajan solamente para subsistir, su – Ah, sí, entonces ¿qué parezco?
cerebro subalimentado no da para más60. – Gringa.
– Pues no soy gringa, soy mexicana.
Crítica muy dura, en boca de Berthelot, – No se te ve.
un empresario mexicano que se ha hecho a – Soy mexicana porque mi madre es mexicana; si la
sí mismo desde abajo y pertenece a la élite nacionalidad de la madre se heredara como la del
de la Colonia Francesa, tan criticada por el padre, sería mexicana.
estilo «marxista» de padre Teufel. Crítica que – De todos modos, no eres de México.
recoge la vieja herencia positivista de la infe- – Soy de México porque quiero serlo, es mi país64.
rioridad indígena, matizándola no obstante
con factores contextuales como la subalimen- El diálogo se repite, exactamente igual, en
tación. «México es un inmenso jardín por la página 139. El contexto es más dramático, La Flor de Lis
cultivar. Lo único malo es la raza»61. la hora de buscar trabajo: «no vayas a decirles MARÍA CABALLERO

83
que no naciste mexicana porque ni caso te ha- formato de la edición, bonita en su sencillez,
cen». Estructuralmente y dentro del fragmen- con pequeños motivos ideográficos que dan
tarismo que caracteriza esta autoficción, los la pista temática al lector y sirven para estruc-
dos pasajes marcan otros tantos momentos turar en parágrafos lo que es un texto frag-
de incardinación posible: la llegada al país y el mentario, abierto, a modo de viñetas... y con
acceso al mundo laboral, a la adolescencia que dos grandes bloques temáticos: infancia euro-
quiere comprometerse: «si no eres de México, pea-fijación materna /adolescencia-contexto
no tienes derecho a opinar»65. cultural y religioso mexicano. Desde el punto
Sea como fuere, Poniatowska parece ha- de vista lingüístico, me parece más interesante
ber secundado en su vida/escritura el consejo la primera, cuajada de diminutivos cariñosos,
que el visionario Teufel deja a Mariana como reiteraciones y esquemas paralelísticos, com-
testamento:...«atrévete a caminar en la multi- paraciones con animales... por ejemplo este
tud, entre los pelados, como ustedes los lla- sumario con que describe la primera educa-
man, aviéntate, rompe el orden establecido»66. ción de Mariana y Sofía, su hermana:
Por eso, la novela se cierra con estas palabras
65
Ibid., p. 139. de la protagonista: Durante siete años, día a día se ceban las perritas,
engordan las cochinitas, se van trufando las gansitas,
66
Ibid., p. 310.
Me gusta sentarme al sol en medio de la gente, esa se les hacen hoyitos en los codos y en los cachetes,
gente, en mi ciudad, en el centro de mi país, en el llantas en las piernas; tienen papada, sus pies son dos
67
Ibid., p. 324.
ombligo del mundo (...). Mi país es esta banca de mullidos cojines para los alfileres; pesan tanto que
piedra desde la cual miro el mediodía (...), mi país es sólo Nounou las aguanta. Tambaches de proteínas,
68 la emoción violenta, mi país es el grito que ahogo al de agua, de leche enriquecida, de grasa blanda como
Ibid., p. 104.
decir Luz, mi país es Luz, el amor de Luz. ¡Cuidado!, mantequilla civernesa, de crema espesa de vacas
69 es la tentación que reprimo de Luz, mi país es el contentas, de jamón de Westphalia, petit-suisses,
Ibid., pp. 19-20.
tamal que ahora mismo voy a ir a traer a la calle de quesos crema, todo ello para que las dos muñecas de
70 Huichapan número dos, a la FLOR DE LIS. De chile yema de huevo y de azúcar caramelizada se liberen
Ibid., p. 30.
verde diré: Uno de chile verde con pollo67. de tanta bonanza, vaciándola sobre la alfombra de la
Nursery69.
El utópico mestizaje: la flor de Lis, símbo-
lo de la nobleza en Francia, emblema de los Tienen fuerza también las hipálages con
scouts, Francia en definitiva, ha encarnado en que la narradora gusta de corporeizar lo in-
tierra mexicana, en el tamal hecho de maíz. tangible:

MUJERES FLORES/FLORES DE PAPEL Nos besa y ya en la puerta entona: God bless you y en
cada uno de los cinco rellanos repite: God bless you,
Las mujeres de la novela son, en definitiva, children. Ruedan los god bless you escalera abajo en
un manojo de flores... metáfora manosea- cascada de piedras redondas; los oímos hasta en el
da que la narradora consigue revitalizar en último escalón cuando su voz apenas perceptible nos
una refrescante viñeta metonímica en que la bendice: God bless you70.
protagonista es Francis, si bien sintetiza una
historia de generaciones: La segunda parte se complica y radicaliza
con el tema religioso. Desde la referencia a
flores, flores, flores, siempre flores que tía Francisca los ejercicios espirituales que hace Mariana, el
arregla a grandes manojos (...). Esas mujeres que van texto se llena de epígrafes en latín que alternan
relevándose en cambiar el agua de las ánforas son mayúsculas y minúsculas. He tratado, sin éxi-
mis antecesoras; son los mismos floreros que van to, de vislumbrar su sentido –suponiendo que
heredándose de madre a hija (...). A diferencia de las lo tenga–. Porque no existe un orden aparente
flores de mi bisabuela, de mi abuela, de mi madre, en mi edición, las mayúsculas corresponden
mi tía, las mías serán de papel. Pero ¿en dónde van a las páginas 144-156, 161-172, 192, 204-214,
a florear?68. 221-223, 347-252, 257-260, 264-268, 288-289,
295-299, 304 y 317-324. Las minúsculas cu-
La pregunta es una flecha directa al senti- bren otras tantas: 157-160, 173-192, 195-204,
do y destino de la escritura femenina, detrás 215-220, 243-246, 253-256, 261, 281, 293,
de la que se esconde Poniatowska. Es ya una 301 y 315. Su temática es religiosa, juega con
autora reconocida, pero debe seguir indagan- las palabras del Angelus y culminan en una
La Flor de Lis do, abriendo nuevos caminos también como especie de exorcismo contra el diablo al que
MARÍA CABALLERO mujer. No sé hasta qué punto pudo elegir el se opone la «sal de la sabiduría» (accipe sal

84
sapientiae)71. Una vía amarga, sin salida... Una UNA HISTORIA DEL YO: ¿AUTOBIO- 71
Ibid., p. 323.
religión así, tan malentendida, nunca podrá GRAFÍA/AUTOFICCIÓN/NOVELA
ser la respuesta que busca Mariana72. AUTOBIOGRÁFICA? 72
El padre Teufel («diablo» en
A partir de un determinado momento73 alemán) crea una expectación
se intercalan fragmentos del diario materno: Tú tenías el afán de que el país te entrara por los anormal en las jovencitas que en
el caso de Mariana convive con
llevada por la curiosidad y deseosa de com- ojos, abue... posturas francamente blasfemas
pensar el desencanto ante el sacerdote, un – Sí –me responde– ahora te toca a ti memorizarlo76. de la niña (p. 161, por ejem-
iluminado que desbarra y pierde pie en sus plo), más creíbles en la autora
adulta.
propuestas, Mariana lo hojea y el texto lo in- Quisiera poner mi cabeza en su hombro, doblarla
corpora estratégicamente como contrapunto contra su cuello, sentir su tibieza, preguntarle: Mamá 73
Ibid., p. 234.
que permite cerrar la narración volviendo a su ¿de qué hablarías en la mesa si te dejaran? ¿De tu
punto de partida: la madre. El diario siempre niñez? ¿De tu padre muerto? ¿De tu relación con 74
Ibid., p. 321.
va en cursivas (pp. 255, 271, 315...) y evidente- el padre Teufel? (...) Hoy como entonces, Luz dice
mente duplica perspectivas sobre una historia frases que ruedan frágiles en el aire y caen sin ruido 75
que en la segunda mitad es más folletinesca sobre la alfombra. Nadie las recoge, sólo yo, para Ibid., p. 322.

que autobiográfica. Desde mi punto de vista, que las sirvientas no las barran con el polvo de la 76
esta segunda parte contrabalancea el relato mañana77. Ibid., p. 220.
con cierto desequilibrio... Desequilibrio que 77
las dos últimas páginas compensan retoman- Escritura como respuesta a una misión, Ibid., p. 224.
do el leitmotiv de la narradora: el estéril des- explícitamente encomendada por la abuela, 78
tino de las mujeres, el miedo a la soledad, la implícita en el deseo de rescatar y fijar para la ...«c´est précisément ce réinves-
esquizofrenia que desgarra a Mariana entre su posteridad a esa madre inasible, cuya intimi- tissement du passé qui permet
à l´auteur de se délivrer de faits
formación elitista de cuño europeo y esa incli- dad misteriosa fascina a Mariana, la narradora. anciens et obsédants, de les re-
nación a mezclarse con la gente, único aporte Y además, escritura como develación de una présenter et de les transformer en
les revivant une fois encore», en
positivo del controvertido padre Teufel. identidad al hilo de la trayectoria personal, Sébastien Hubier, Littératures inti-
Por último, un apunte sobre algo que me ya que inventar el pasado permite al autor mes. Les expressions du moi, de
l´autobiographie à l´autofiction,
parece curioso: hay un momento, casi al final librarse de sus obsesiones78, y quizá vencer el Paris, Armand Colin, 2005, p.
de la novela en que desaparece la primera per- miedo al tiempo que pasa. Una búsqueda que 63. El autor sigue tratando este
sona. Son sólo un par de páginas de ¿autor en cuajará en determinados recursos estilísticos asunto en el siguiente epígrafe
«vaincre enfin la peur du temps
el texto, tal vez? Focalización externa, narra- como exclamaciones, hipérboles, apóstrofes. qui passe», pp. 72-74.
dor omnisciente que focaliza a Mariana como Todo muy propio de las autobiografías que
79
parte de una estela de mujeres aureoladas por siempre tienen ese algo de plasmación de un Aquí disiento de Pino-Ojeda
la soledad: yo desconocido incluso por el propio autor. quien pretende que el pacto se
realiza, a pesar de la no coin-
No en vano es un yo textual, un yo otro, dis- cidencia onomástica, debido a
Basta cerrar los ojos para encontrar a Mariana en el tinto... siempre de ficción incluso en diarios y la «concomitancia» entre los he-
fondo de la memoria, joven, inconsciente, candorosa. escritos que alardean de sinceridad. chos de la novela y la biografía
de la autora.
Su sola desazón, su pajareo conmueven; germina en ¿Autobiografía?/¿Autorretrato? Estricta-
su destanteo la semilla de su soledad futura, la misma mente ninguno de los dos, no se cumple el 80
Cf. Jean Bellemin-Noël, Biogra-
que germinó en Luz, en Francis, en esas mujeres pacto referencial lejeuniano79, es «Mariana» phies du désir, Paris, P.U.F.,
siempre extranjeras que dejan huellas apenas percep- y no «Elena Poniatowska» la protagonista. 1988.
tibles (...), cuánta fragilidad Dios mío, qué se hace Aún así, ambos aspectos quedan recogidos en
para retener criaturas así en la tierra si apenas son un esta novela autobiográfica: de la autobiografía
poco de papel volando, apenas si se oye su susurro y guarda el «hacer», es decir, la aspiración del
eso, cuando hace mucho viento, schsssshehsss schssss escritor a conocerse en diacronía planteán-
schschssss74. dose cómo y por qué ha llegado a ser quien
es. Del autorretrato hereda la yuxtaposición,
Mujeres ojerosas reflejadas en el espejo, la estructura discontinua propia del «ser».
que han conseguido diluir hasta sus hom- Como diría Bellemin-Noël, la autobiografía
bres... Por aquí avanza y se abre paso otra nunca vale más que como ficción80, no es otra
interpretación, un mensaje nuevo en el texto: cosa que reorganizar la vida para transformar-
las mujeres de su familia no tocan tierra, son la en ficción. Lo importante es la coherencia
apenas un papel volandero que no deja huella. interna de la obra, su aparente verosimilitud,
Mariana se rebela ante ese destino, quiere ser y eso lo cumple. ¿Sinceridad? Es un valor des-
de carne y hueso como Sofía, que para lograr- fasado... es famosa la feroz crítica de Valery en
lo eligió... «asir la mano del hombre, cercar este sentido. De cualquier forma, es indudable
la realidad, pertenecer»75. ¿Lo conseguirá la que la elección de la primera persona determi- La Flor de Lis
rebelde Sofía? na la lectura. MARÍA CABALLERO

85
81 La Flor de Lis podría corresponder a ese funcionan como hipertexto de lo que vendrá
Cf. S. Doubrovski, J. Lecarme et
P. Lejeune, Autofictions et Cie, género tan de moda desde que Doubrovski81 después. La Flor de Lis tiene su sentido y
RITM, 1993. lo definió en el 77: la autoficción. Género especificidad, pero arranca de cuentos ante-
82
híbrido, ficcional y autorreferencial, que asu- riores, publicados o inéditos, como han visto
«Celui qui dit je dans le livre est me los códigos de la autobiografía relativi- bien algunos críticos:
le je de l´écriture (...) c´est moi
et ce n´est pas moi», en Roland
zándolos. Un procedimiento seductor para
Barthes, Le Grain de la voix, reinventar la propia vida82; porque de hecho La Flor de Lis retoma relatos anteriores como «El
Paris, Seuil, 1981, p. 267. se inventa una personalidad y existencia –la de convento» o «El inventario» (De noche viernes) que
83 Mariana– pero conservando muchos rasgos de ficcionalizan linajes antiguos, densos en antigüe-
Poniatowska, «La verdad más su identidad real –la de Elena Poniatowska–: dades; opresivos en atmósferas familiares. El texto
íntima», op. cit., p. 149.
se divide, de modo encubierto, en dos partes que
84 En esos dos libros, sobre todo en Lilus Kikus hay, producen un quiebre en la página 110: el relato de
Traduzco libremente las pala- infancia dominado por el tono lúdico -«la escritura
bras de Hubier en el libro ya
al principio, elementos autobiográficos (...) Ciertas
citado: «le je ne renvoie plus à circunstancias de mi vida coinciden con algunas más fácil de su vida» –según la propia Poniatows-
une réalité permanente, mais que forman parte de las historias narradas. Como le ka– posee una unidad frente a la experiencia con el
au contraire à une multiplicité
fragile qui ruine la croyance decía antes, creo que uno escribe siempre a partir de sacerdote Teufel originada en «El retiro», un relato
en une quelconque profondeur su realidad83. independiente que se encontraba inédito85.
psychologique», p. 123.

85 ¿Qué hay detrás, qué sentido tiene esta Incluso, si uno sigue husmeando descu-
Carmen Perilli. «Flores de abo- bre que «El retiro» es una historia retomada
lengo: ficciones del yo en Elena
manipulación? Ese juego de voces y perspec-
Poniatowska», Primer Congre- tivas narrativas responde al sentido no esen- por la madre de la escritora, Paula Amor
so Internacional CELEHIS de cialista del yo propio de la posmodernidad. Poniatowska, en sus propias memorias, que
Literatura, Mar del Plata, 6-8
de diciembre 2001; en línea, El yo no reenvía a una realidad permanente la hija tradujo –no olvidemos que es francesa
http://www.freewebs.com/ce- sino más bien a una multiplicidad frágil, que de origen mexicano– bajo el título No me ol-
lehis/actas2001/H/Perilli.htm,
p. 1.
arruina la creencia en una profundidad psico- vides (1996). Un pequeño detalle de manejos
lógica84. El yo verdadero es el de la escritura intertextuales que demuestra las continuas
y su credibilidad depende estrechamente del interferencias entre vida y literatura. Y que
tono que utilice... ese yo es siempre un poco aboga por la literariedad de La Flor de Lis. Un
yo mismo, que lo actualiza al leerlo, que desea texto en el que la autora ha vertido su esqui-
y experimenta por él. zofrenia cultural, compartiendo con el lector
Hay más aún: un escritor tiene su taller la angustia de encontrar su destino.
de laboratorio, los primeros escritos que

La Flor de Lis
MARÍA CABALLERO

86
Aurora Camacho de
Schmidt
Amiga y estudiosa de la obra de
Elena Poniatowska ha sido invita-
da a participar en el IV Congreso
Trasatlántico realizado en la Uni-
versidad de Brown (2007). En
diversos estudios afirma la necesi-
dad de indagar en la poesía como
medio para conocer a fondo el
lenguaje. Entre sus ensayos desta-

REVELACIONES: LOS TEXTOS


ca el dedicado a Nothing, nobody.
The Voices of the Mexico City
Earthquake (1999), así como otras

FOTOGRÁFICOS DE ELENA
investigaciones en torno a la voces
indígenas en la poética de Octavio
Paz y autores contemporáneos de
México.

PONIATOWSKA
AURORA CAMACHO DE SCHMIDT
Swarthmore College

Porque la fotografía surge de la nada, ha crecido muy rápido, proponiendo nuevas 1


La bibliografía contiene referen-
de lo negro, del negativo y uno se queda exploraciones semióticas de la difícil tensión cias a todos los autores arriba
temeroso al borde del precipicio porque entre palabra e imagen. Bien conocido es el citados.
bien puede ser una radiografía del alma. trabajo pionero de Walter Benjamin, Roland
(Elena Poniatowska, México sin retoque, 1987) Barthes, Susan Sontag y John Berger, los
pioneros que meditaron seriamente sobre lo
Desde la prosa profundamente lírica que que nos enseña una fotografía o una imagen
comenta las fotografías de Richard Payne artística. Más recientes son tentativas como la
en Guerrero Viejo, pasando por las alegres y de Robert Coles, que a partir de la psiquiatría
traviesas pláticas en torno a Juchitán de las entra a definir la tarea documental como cola-
mujeres y llegando a ese texto perturbador boración deliberada entre imagen fotográfica
que se va entretejiendo con fotografías igual- y lenguaje, colocando esa tarea en un terreno
mente perturbadoras en El Niño, los niños moral y político; de Frances Guerin y Roger
de la calle, la literatura fotográfica de Elena Hallas, quienes trabajan sobre la relación en-
Poniatowska ha llegado a constituir un atesti- tre trauma social y fotografía documental; de
guamiento del México del siglo XX. Tanto en Mieke Bal, que con sus colaboradores ha in-
su literatura fotográfica como en sus novelas, augurado el campo de los «estudios visuales»
ensayos y artículos periodísticos, el lenguaje a los que aplica algunos conceptos originales
de Poniatowska se caracteriza por su aparente de su narratología literaria. Los estudios cul-
sencillez, el resultado de una madura artesanía turales han contribuido al campo de estudio
y la imaginación que recrea en vilo –no sólo el de la fotografía y sus relaciones con el texto
oído que registra– los matices más sutiles del lingüístico, y esa bibliografía crece aprisa.
lenguaje callejero, el de los camiones, los ba- Al mismo tiempo la crítica académica –es-
res, las amigas que se llaman por teléfono, los pecialmente la feminista– sobre el trabajo de
campesinos que se aferran a la tierra o deciden Elena Poniatowska ha seguido aumentando,
irse al norte, los indígenas que celebran la vida trayendo formas frescas de leer a la cronista,
a pesar de todo. la actora política, la periodista que no para, la
Este trabajo breve sostiene que los ensa- escritora de prólogos al por mayor, la nove-
yos fotográficos de Elena Poniatowska nos lista que escarba archivos y narra con deleite
revelan a México, pero lo hacen en forma y asombro1.
extraordinariamente compleja. En los años Poniatowska misma ha hablado reciente-
en que se han publicado las presentaciones, mente sobre su experiencia como escritora
prólogos, epílogos y comentarios a las co- que colabora con fotógrafos, pero especial-
Revelaciones: los textos fotográficos
lecciones de fotografías artísticas que hace la mente fotógrafas. Tanto con Mariana Yam- de Elena Poniatowska
escritora, el campo de los estudios visuales polsky como con Graciela Iturbide, los pro- AURORA CAMACHO DE
SCHMIDT

87
yectos han sido concebidos como un todo. Pensar utópicamente en que las fotografías funcionan
Ambas mujeres viajan juntas y se relacionan como trincheras culturales para salvaguardar las
con los sujetos de las fotografías. Después, identidades y las tradiciones locales es una quimera.
ante la selección de fotos, Poniatowska escri- Abrirse a la comprensión de un proceso múltiple,
be. Dice ella: desigual y fragmentado es al parecer la única opción
frente a la supuesta existencia de un imaginario mexi-
What I have to do is come to my own conclusions, cano coherente4.
rather than describe what they have already said with
the photos. It’s all about parallel crafts, as if we were Esta severa advertencia no se aplica a las
the two rails of a train: the photographer is one rail dos obras mencionadas, que en sí mismas
and the writer is the other, although I consider the role son colecciones de fragmentos desiguales,
Soldaderas.
of the writer as substantially less important than that las voces de una comunidad múltiple. Pero
of the photographer in a book with text and images2. pudieran impulsarnos a demandar una lectura
crítica de la fotografía de los Alvarez Bravo,
El interés de Elena Poniatowska en la Iturbide, Yampolsky y Modotti, cuyas obras
2 fotografía se complementa con un profundo rescatan una nación que se pudiera llamar
Dan Russek, «Literature and Pho-
tography, Parallel Crafts–An In- interés por la pintura. Ha escrito un libro «auténtica» y aún inocente, o parte del «ima-
terview with Elena Poniatowska» sobre Juan Soriano y su novela epistolar Que- ginario mexicano coherente». Sin embargo la
en Photography and Writing in
Latin America: Double Expo-
rido Diego, te abraza Quiela (1976) trata de dignidad personal que les infunde Mariana
sures. Marcy E. Schwarz and Angelina Beloff, pintora rusa y compañera de Yampolsky a los sujetos de sus fotografías ya
Mary Beth Tierney-Tello, (eds.), Diego Rivera en París. Su texto sobre Frida subvierte la expectativa del mercado cultural.
Albuquerque, University of New
Mexico Pres, 2006, p. 247. Kahlo (1992) es un comentario a una colec- Como escribe Tita Valencia5, varias fotógrafas
ción fotográfica, pero también es la discusión cuya obra ha sido prologada o comentada
3
John Berger, About Looking, de una gran pintora, la más famosa y original por Poniatowska tienen en común con ella
New York, Pantheon, 1980, p. que haya tenido México y la esposa de Diego el haber crecido fuera del país, «sin lastre»,
58.
Rivera. Igualmente cuenta entre sus más co- capaces de amar a México «con ojos niños de
4 nocidas entrevistas la que hizo en Lecumberri fuereña precoz». Es decir, ajenos al sistema de
Alejandro Castellanos, «Foto- a David Alfaro Siqueiros, «el grande número prejuicios sociales que les habría impedido a
grafía contemporánea en Mexi-
co», Presentación inaugural de tres» (Siqueiros, 18). El interés de la escrito- los mexicanos de cierta clase social encontrar
la Exposición «Ríos de Luz», en ra por la fotografía extiende su gran interés tanta belleza y fuerza personal, tanto poder
la Wittliff Gallery de la South
West Texas State University, San por la pintura al mirar ambas como arte y subjetivo, entre campesinos, indígenas, o ni-
Marcos, Texas. Junio 23, 2002, como objetos culturales intrínsicamente re- ños de la calle.
p. 6.
lacionados con una historia y una geografía La novela de Poniatowska Tinísima de
5 específicas. 1992, testimonio biográfico sobre la fotógrafa
Tita Valencia, «Elena Poniatows- Dos obras documentales, La noche de italo-estadounidense Tina Modotti, expresa
ka y el tercer ojo: re-visión del
México Profundo a través de sus Tlatelolco (1971) y Nada, nadie: las voces del en múltiples formas el aprecio por la foto-
prólogos a cuatro fotógrafas: temblor (1988), contienen un rico material grafía de la autora y su protagonista. Como
Yampolsky, Iturbide, Yovanovich,
Sacabo y un zoom-in a Tina Mo- fotográfico puesto al servicio del texto. Aquí ha visto Beth Jörgensen, Tina aparece en la
dotti», manuscrito no publicado, vemos a la periodista activamente reuniendo novela como una mujer fuertemente depen-
2005, p. 4.
los dos medios para hacer su reportaje, sólo diente de los hombres de su vida. Uno de ellos
6 que el resultado es mucho más, tiene funcio- es Edward Weston, el fotógrafo de California
Beth Jörgensen, «Light Writing: nes que reconoce el crítico de artes visuales que la lleva a México como ayudante y la
Biography and Photography in
Tinísima», Kristine Ibsen (ed.), John Berger: convierte en su amante, mientras le enseña el
The Other Mirror: Women’s Na- arte de la fotografía. Jörgensen6 contrasta la
rrative in Mexico, 1980-1995,
Westport, CT/London: Greenwo- The task of an alternative use of photography is to pasividad de las fotografías que Weston toma
od Press, 1997, pp. 68-69. incorporate photography into social and political de Tina desnuda con la intención social de sus
memory, instead of using it as a substitute which propias fotos, como la de las manos de los tra-
encourages the athrophy of any such memory3. bajadores. En esta novela, texto fotográfico, el
arte de Tina Modotti está íntimamente ligado
Es claro que ambas obras han sido incor- a su amor por México, un amor que ella expe-
poradas a «una memoria social y política», pe- rimenta como búsqueda, y que eventualmente
ro no se trata de memorias lisas, consoladoras, la lleva a su re-politización e independencia
cerradas. Son textos que inquietan y reclaman personal.
un trabajo por parte de los lectores. Alejandro Dos ensayos, Las soldaderas (1999), con
Revelaciones: los textos fotográficos Castellanos, director de la Casa de la Imagen, fotografías de la Revolución del archivo Ca-
de Elena Poniatowska
nos advierte al comentar la fotografía contem- sasola y Juchitán de las mujeres (1989), con
AURORA CAMACHO DE
SCHMIDT poránea de México: las fotografías de Graciela Iturbide, ostentan

88
una cualidad especial: las mujeres de clase «Hubo casos de mujeres que
baja de todo el país que se desplazaron con no esperaron a que llegaran las
los combatientes y las zapotecas de Juchitán tropas rebeldes a sacarlas de la
se ven como seres actuantes y eróticos, y su monotonía de su vida: fueron a
sexualidad se convierte en un centro de gra- su encuentro»10.
vedad de la escritura. Ésta es una restauración La investigadora británica
a contrapelo de la conciencia dominante que Andrea Noble ofrece una críti-
tiende a deserotizar a la clase baja (a menos ca negativa del intento feminista
de que se trate de prostitutas) y a los grupos de Poniatowska en Las soldade-
raciales minoritarios. De hecho ambos textos ras, al sugerir que su discusión
Soldaderas.
reinterpretan las historias oficiales. no propone una reinscripción
El artículo que acompaña a Juchitán de las compleja de la diferencia de
mujeres se titula «El hombre del pito dulce» género de estas mujeres en el grupo social de 7
Graciela Iturbide y Elena Ponia-
y nos avisa de que: «los hombres tienen el las tropas revolucionarias. En un artículo muy towska, Juchitán de las mujeres,
pito dulce o salado según se apetezca y las interesante cuyo tema principal es la fotogra- México, Ediciones Toledo, 1989,
p. 11.
mujeres están muy orgullosas de serlo, por- fía de una mujer combatiente, sugiere que el
que llevan su redención entre las piernas y ensayo poniatowskiano podría reducirse a un 8
Irene Matthews, «Woman
le entregan a cada cual su propia muerte. ‘La «ellas también estaban ahí» (Noble, 141). Sin Wathching Women, Watching»,
muerte chiquita’ se llama el acto amoroso»7. embargo, el ensayo Las soldaderas muestra Reinterpreting the Spanish Ame-
La crítica escocesa Irene Matthews reconoce una particular complejidad. El texto, respal- rican Essay: Women Writers of
the 19th and 20th Centuries.
el esencialismo de las posiciones feministas de dado por una amplia investigación, organiza Doris Meyer (ed.), Austin, Uni-
Poniatowska en Juchitán, pero agrega: una recreación cultural del personaje de la versity of Texas Press, 1995,
p. 235.
soldadera y una reflexión original sobre sus
As photographed by Graciela Iturbide and expoun- múltiples papeles sociales, antes de abrirnos 9
Elena Poniatowska, Las soldade-
ded by Elena Poniatowska, the women of Juchitán la puerta a la galería fotográfica. La misma ras, México, ERA y CONACUL-
exemplify certain deep assumptions about femaleness autora ironiza que los corridos «previenen TA, 1999, p. 14.
but also challenge the prevailing clichés (visual and a las abnegadas soldaderas de sí mismas. No
10
rhetorical) that mark Mexico as a monolithic society deben confiarse tanto ni ser tan buenas gentes. Ibid., p. 15.
built upon macho men and submissive, monotonous- La vida es canija y también la vista engaña»11.
11
ly pregnant women8. La intención de Poniatowska no es afirmar la Ibid., p. 29.
libertad de acción de estas mujeres, sino su
12
Hay un deseo de jugar, de encontrar la hi- múltiple presencia histórica y la falsedad de O «photonarrative construction».
laridad de un pueblo oaxaqueño en donde las una historia que no las incluya. Este término aparece en el ex-
convenciones dejan de existir y la sexualidad Las soldaderas se preocupa por la memoria celente ensayo introductorio de
Alex Hughes y Andrea Noble a
parece vivirse sin preguntas ni problemas. No histórica. Entra en discusiones de lugar (geo- la colección de artículos titulada
duda Tita Valencia en llamarla «la lujuria de grafía), tiempo (historia) y grupos sociales Phototextualities: Intersections of
Photography and Narrative, Al-
Juchitán», quizá reflejada más en el lenguaje (identidad), creando una «construcción foto- buquerque, N.M., University of
que en las fotografías. Tal falta de modestia narrativa»12 que va más allá de la corrección New Mexico Press, 2003, p. 4.
nos recuerda las palabras de Susan Sontag en de una ausencia. 13
su introducción a la colección fotográfica de El breve ensayo fotográfico que sale de las Le agradezco mucho a Tita Va-
Annie Leibovitz titulada Women: categorías establecidas por todos los otros de lencia la identificación y el envío
de este libro.
Poniatowska se titula «La cárcel de los sueños
We want photography to be unmythic, full of con- de Vida Yovanovich» (1997) y comenta una
crete information. We are more comfortable with colección estremecedora de fotografías del
photographs that are ironic, unidealizing. Decorum mismo título tomadas en un asilo de ancianos
is now understood as concealment. We expect the indigentes –posiblemente en la Ciudad de
photographer to be bold, even insolent. We hope that México– por la fotógrafa cubana de origen
subjects will be candid, or naïvely revealing (2000). yugoeslavo13. La estrategia ensayística de la
periodista consiste en centrarse en lo que
Igualmente algunas soldaderas se ven en Yovanovich ejecuta y logra a través de esta
las fotografías contentas junto a sus hombres. colección, en la cual ella misma es objeto de
Su valentía legendaria se afirma nuevamen- la cámara. Se afirma la valentía de la fotógrafa
te, su importancia para la Revolución: «Sin al mirar de frente su propia decrepitud futura,
las soldaderas, los hombres llevados de leva pero no encontramos una afirmación de la
hubieran desertado»9. Es preciso recordar subjetividad de las mujeres ancianas en el tex- Revelaciones: los textos fotográficos
de Elena Poniatowska
que estas mujeres también tienen un papel to. Hay algo que nos molesta en la exhibición
AURORA CAMACHO DE
en los procesos de cambio y resistencia. de personas que probablemente no hayan SCHMIDT

89
tenido la capacidad de consentir ser objeto de en algunos casos refleja la fascinación por la
fotografías publicadas, como no son dueñas forma natural pura de Weston. Por otro lado,
de su decisión de estar ahí, en un almacén de la pobreza y el aislamiento de muchas láminas
gente que espera pasivamente la muerte. De constituyen una mirada desaprobatoria. Nos
repente una afirmación como «Aquí también recuerdan que Yampolsky es hija del Taller
los ancianos se mueren de sí mismos, de ne- de la Gráfica Popular, sitio privilegiado del
cesidad, de desamor. Solos se matan y solos legado revolucionario de México. Hay un
se van muriendo» nos recuerda quién está es- contenido político en estos álbumes.
cribiendo14. Pero el proyecto entero pertenece Los ensayos de Poniatowska que se yuxta-
al mundo de la exhibición fotográfica reciente ponen a las imágenes están llenos de aciertos
Soldadera. (Williams College, 2006) que se tituló Beauti- verbales que a menudo retratan a la escritora
ful Suffering: Traffic in Pain. La introducción tanto como a la fotógrafa, como cuando
al lujoso libro que resultó dice: hace decir a Yampolsky en un arrebato de
14 entusiasmo: «¡Este es mi país!»17, o cuando
Vida Yovanovich, Cárcel de los
sueños, México, Fondo Nacio- Without injured bodies and devastating landscapes, declara «Más que ningún otro fotógrafo es
nal para la Cultura y las Artes, without scenes of death, destruction, misery, and Mariana Yampolsky quien se ha acercado al
1997.
trauma, the contemporary image environment would impulso vital que singulariza a nuestro país,
15 be virtually unrecognizable. These scenes of affliction su poderoso afán de supervivencia, la colosal
Mark Reinhardt, Holly Edwards are often formally striking or beautifully rendered: hazaña de llegar hasta la noche»18. O bien
and Erina Duganne (eds.),
Beautiful Suffering: Photogra- every day, without much effort, one may come across «[la de Yampolsky es] una de las miradas más
phy and the Traffic in Pain, exquisite images of other people’s suffering15. inteligentes y honestas de nuestra cultura»19.
Williamstown, MA and Chicago,
Williams College Museum of Art O «va por caminos pobres y calurosos de un
and University of Chicago Press, En «La cárcel de los sueños» no hay vi- México libremente escogido»20. Todo esto se
2006, p. 7.
sión crítica. Indudablemente se trata de un podría decir de ella misma.
16 proyecto artístico legítimo, pero no de una La destreza de Elena Poniatowska como
Amy Conger and Elena Ponia- relación social entre iguales. La mediación entrevistadora queda en evidencia en Ma-
towska, Compañeras de Méxi-
co: Women Photograh Women, que a menudo ejerce la ensayista con su po- riana Yampolsky y la buganvillia donde la
Riverside, University of California deroso lenguaje le cede el foro a una mirada periodista deja hablar a la fotógrafa, recor-
Riverside, 1990, p. 54.
que convierte en objetos los cuerpos –a veces tando, pegando, integrando como suele hacer,
17 desnudos– de las ancianas para permitir una dándonos una autoexposición diegética de la
Mariana Yampolsky, La raíz y
el camino, presentación de Ele-
indagación personal al final de la colección, artista. Los lectores reciben una historia com-
na Poniatowska, México, Fondo cuando la imagen fotográfica de la fotógrafa pleja y ágil. Entre la creadora de las imágenes
de Cultura Económica, 1985, y sus espejos convierte el proyecto en un di- y la artesana de las palabras se produce una
p. 10.
latado «memento mori». complicidad en que la última parece decir:
18 La escritura fotográfica de Poniatowska «quiero que todos vean lo que tú ves, como
Yampolsky, Imagen - Memoria
/ Image – Memory, textos de contiene un elemento celebratorio de la parti- tú lo ves. Y además…»
Elizabeth Ferrer y Elena Ponia- cipación numerosa de mujeres en el arte de la En El Niño, los niños de la calle (1999),
towska, México, Consejo Nacio-
nal para la Cultura y las Artes,
fotografía. Escribe en Compañeras (1990): producido en colaboración con el fotógrafo
1999, p. 173. suizo Ken Klich, el texto impresiona por su
Sin embargo entre las fotógrafas se da una unión ritmo lento, su tempo pausado, a diferencia
19
Amy Conger and Elena Ponia- secreta, fisiológica, como entre las escritoras y resulta de los torbellinos verbales de La noche de
towska, op. cit., pp. 51-52. mucho más evidente que el lazo entre los hombres Tlatelolco o Nada, nadie. La autora transcri-
20 artistas en cualquier campo que se la pasan metién- be preguntas hechas a un grupo de niños y
Yampolsky, La raíz y el camino, dose zancadillas16. adolescentes que ha tomado una casa aban-
p. 10.
donada cerca de la estación de Buenavista.
Probablemente la colaboración más con- Como menores de edad, es fácil verlos como
tinua y entrañable de la escritora se haya víctimas de la violencia familiar y social; la
dado con Mariana Yampolsky, la fotógrafa sociedad los mira con recelo por su capaci-
de La raíz y el camino (1985), Mazahua dad de volverse ellos mismos productores
(1993), La casa en la tierra (1980), Mariana de desorden y violencia. Pero el texto no fue
Yampolsky y la buganvillia (2001), el libro creado para satisfacer nuestra pregunta: ¿qué
bilingüe Imagen-Memoria / Image-Memory va a pasar con esos niños? ¿los van a llevar a
(1999), y el libro en inglés The Edge of Time un refugio u orfelinato? Nos enteramos, sí,
(1998), todos presentados sensitivamente por de que todos inhalan solventes en trapos que
Revelaciones: los textos fotográficos su amiga Elena. El trabajo de Yampolsky pueden arder fácilmente, de que se roban uno
de Elena Poniatowska
inspira respeto, invita al silencio. Está bañado a otro cualquier objeto que despierte su codi-
AURORA CAMACHO DE
SCHMIDT en una sobriedad modernista y minimalista, y cia, y que es común entre ellos la prostitución

90
con extraños y el intercambio sexual dentro En «Microfotografía» Elena Poniatowska 21
Poniatowska, Las soldaderas,
del grupo. Pero no hay juicios de valor sobre arguye que Manuel Álvarez Bravo es capaz de p. 22.
estas condiciones calamitosas. En vez de eso retener fotografías exactas en el cerebro. No
22
hay preguntas como ¿te gusta vivir aquí? ¿co- sólo eso, es capaz de revelarlas directamente Iturbide y Poniatowska, Juchitán
noces a todos los chavos? Y este mero acto de su cabeza. Así dice: de las mujeres, p. 14.
reorganiza las premisas de nuestra lectura. 23
Podríamos pensar que la larga práctica pe- Manuel echa el revelador, nos debatimos en vano, Fomento Cultural Banamex, Ma-
riodística le permite a Poniatowska acercarse el fotógrafo nos ha aprisionado. Manuel Alvarez nuel Álvarez Bravo: el artista.
su obra y sus tiempos, textos
a los niños de esta manera. Hay algo más: un Bravo tiene la llave de la trampa para dejamos salir, de Elena Poniatowska, Méxi-
respeto radical por los sujetos con quienes clic, pero no quiere, clic, encierra, clic, imprime, clic, co, Fomento Cultural Banamex,
1991, p. 27.
habla, actitud que en sí constituye un acto nos fija, clic, nos expone en unos cuantos segundos y
crítico. desentraña nuestra negra conciencia. . .23 24
Barthes llega a decir que el comentario Yampolsky, Mazahua, texto de
Elena Poniatowska, Toluca, Edo.
textual de la fotografía la convierte en una Aún en los más serios ensayos, la escritura De México, Gobiemo del Estado
institución social, un signo que expresa a su juega, se regocija, se hace presente e íntima de Mexico, 1993, p. 15.

sociedad, habiéndose originado simplemente para marchar de la mano con la presente pre- 25
como un arte mecánica. Pero las ilustraciones sencia de la foto. En Mazahua, por ejemplo, Roland Barthes, «The Photogra-
phic Message», en A Barthes
con que trabaja Elena Poniatowska ya tienen Poniatowska no sólo responde a las láminas Reader, edited and introduced
un comentario implícito y están lejos de ser de Yampolsky, sino además habla con la gente by Susan Sontag, New York, Hill
un doble objetivo de la realidad, especial- que ella ha fotografiado o está por fotografiar. and Wang, 1982, pp. 194 y ss.

mente tratándose de Yampolsky. Además, la «Y ahora, ¿qué puede usted hacer con un solo 26
escritora teje una red contextual que impulsa brazo?, pregunto atolondrada. Y responde Héctor García, México sin reto-
que, presentación de Elena Po-
la interpretación del corpus fotográfico que ‘Lo que puedo hacer es sufrir’. En parte es niatowska, México, Universidad
discute. Sus estrategias ensayísticas les prestan cierto, pero don Inocencio con su único brazo Nacional Autónoma de México,
Coordinación de Difusión Cul-
a los textos gracia y peso a la vez. Puede em- es el único tejedor de San Felipe Santiago y si tural, Dirección de Literatura,
pezar la discusión en la mitad de una conver- se sienta frente a su telar, puede terminar un 1987, p. 4.
sación, incorporando a su discurso los dichos, gabán en una semana»24. Aquí podemos ver 27
refranes, giros o vocabulario del pueblo. cómo el lenguaje surge de relaciones persona- Mieke Bal y Joanne Morra dis-
Todos saben, por ejemplo, que Ponia- les, comunicaciones entre dos sujetos. Antes cuten el importantísimo papel de
la traducción en su editorial a un
towska es la maestra de las enumeraciones, las de que llegue a la página ya ha sido lenguaje volumen de la revista académica
cadenas potencialmente infinitas de elementos compartido. «Journal of Visual Culture». En
muchas maneras ellas son las
afines y a veces caóticos, como en estos pá- Después de caminar por estos textos, vale críticas teóricas cuyo trabajo me-
rrafos: la pena recordar que para Barthes no pode- jor se aplica al acto «traducien-
mos procesar una fotografía sin recurrir al te» de Elena Poniatowska. Dicen
ellas: «We are using the term `in-
Según Jesusa las mujeres de la Revolución fueron lenguaje25. Las fotografías dicen, pero su decir termedial translation» to mean,
llamadas vivanderas, comideras, galletas de capitán, es a veces contradictorio. Según Poniatowska quite simply, translating across
media. To `translate across’ is
soldaderas, chimiscoleras, soldadas, juanas, cuca- la cámara habla. Comentando la obra de Héc- to work within discourses and
rachas, argüenderas, mitoteras, busconas y hurga- tor García, nos asegura: practices of intertextuality, inter-
semiotics and interdisciplinarity,
manderas21. which can lead to movements
A lo largo de 25 años de trabajo no recuerdo haberle across genres, media, bodies of
Y en Juchitán de las mujeres: oído un «Mirando para allá, por favor» o «Voltee us- knowledge and subjects. More
figuratively, translating across is
ted para acá.» El fotógrafo no dice una palabra, pico concerned with the marginal, the
Y más allá, palmas, escobas, sogas, medias sogas, y de cera, es la cámara la que habla su duro lenguaje de gaps, fissures and contradictions
of working in the interstices bet-
más aca, huaraches, estribos, fustes, sillas, espuelas, vida vivida26. ween these various boundaries.»
y aquisito chapas, bisagras, cerrojos que se parecen «Editorial: Acts of Translation.
Journal of Visual Culture 6.1
a los camarones redondos, cerrados sobre sí mismos, Y en otra parte habla de los grandes mura- (2007), 2-3.
amontonados en canastas, traídos por los huaves, listas de Mexico como los autores de «pintura
junto con los frescos huevos de tortuga y el pescado testimonial… o la crónica de su tiempo».
seco, tatemado al sol. Allasito los totopos istmeños, Estas citas podrían llevarnos a creer que
esas amplias tortillas...22. la labor de la escritora es una simple traduc-
ción27. Sí se trata de un traslado entre dos
Y todo esto no tiene fin; apenas estamos medios, pero Poniatowska no «lee» obedien-
empezando el libro. Son series interminables temente la fotografía. Más bien, comparte la
que se paran arbitrariamente, llevando el mirada de su cómplice fotógrafo o fotógrafa,
texto a una oralidad agradable, casera, del dialoga con ella, libera sus potencialidades, la Revelaciones: los textos fotográficos
de Elena Poniatowska
pueblo. hace hablar. Entre la sintaxis de la lengua es-
AURORA CAMACHO DE
pañola y la estructura de la imagen visual hay SCHMIDT

91
una grieta insalvable, no una bi- Barthes, Roland. «The Photographic Mes-
sagra. Solamente una escritora sage.» In A Barthes Reader. Edited and
que se sepa dueña de la lengua introduced by Susan Sontag. New York:
española y honda conocedora Hill and Wang, 1982.
de los proyectos de sus colegas Benjamin, Walter. Illuminations. Edited and
fotógrafos es capaz de soltar la with an Introduction by Hannah Arendt.
energía que guarda la imagen. Translated by Harry Zohn. New York:
Que éste es un poder perio- Schocken Books, 1983.
dístico lo dice mejor que nadie Berger, John. About Looking. New York:
Aníbal González al afirmar que Pantheon, 1980.
Soldaderas. la búsqueda de Poniatowska es Castellanos, Alejandro. «Fotografía contem-
una búsqueda del origen, que poránea en Mexico». Presentación inaugural
inevitablemente empieza con el impulso pe- de la Exposición «Ríos de Luz», en la Wit-
riodístico de entender el presente28. tliff Gallery de la South West Texas State
28 Elena Poniatowska puede hacerlo porque University, San Marcos, Texas. Junio, 2002.
Aníbal González, Journalism
and the Development of Spainsh esta tentativa es parte de una trayectoria que Coles, Robert. Doing Documentary Work.
American Narrative, Cambrd- consiste en atestiguar la vida de su patria Oxford-New York: Oxford University
ge, Cambridge University Press,
1993, p. 125. dándole atención a los pobres, los obreros, los Press, 1997.
niños de la calle, los sirvientes, los campesinos, Conger, Amy and Elena Poniatowska, Com-
los presos, los indígenas, los emigrantes, y pañeras de México: Women Photograh
sobre todo a las mujeres de todos esos grupos Women, Riverside: University of Califor-
en toda su especificidad corporal, y no como nia Riverside, 1990.
directiva moralista y abstracta. Esa atención Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
está encarnada en un lenguaje lleno de color, Siqueiros en Lecumberri: una lección de
textura, humor, travesura, oralidad, domestici- dignidad 1960-1964. Entrevista de Elena
dad; un lenguaje rico en tradiciones populares, Poniatowska. Mexico: Consejo Nacional
especialmente femeninas. La palabra que rodea para la Cultura y las Artes e Instituto Na-
a la fotografía se vuelve luz, se hace revelato- cional de Bellas Artes, 1999 .
ria. Denuncia y canta al mismo tiempo. Fomento Cultural Banamex, Manuel Álvarez
En el momento actual de México, con Bravo: el artista. su obra y sus tiempos.
más de cien millones de mexicanos, la mitad Textos de Elena Poniatowska. México:
de los cuales viven en extrema pobreza o han Fomento Cultural Banamex, 1991.
tenido que emigrar a Estados Unidos, el tra- Frida Kahlo: the Camera Seduced. Memoir by
bajo revelatorio se vuelve urgente. Los textos Elena Poniatowska. Essay by Carla Stellweg.
fotográficos de Elena Poniatowska reafirman San Francisco: Chronicle Books, 1992.
el poder interpretativo de una mujer mexica- García, Héctor. México sin retoque. Present-
na. Son textos que nos reconectan –lectores ación de Elena Poniatowska. México: Uni-
nacionales e internacionales– a un lugar y a su versidad Nacional Autónoma de México,
gente. Esa gente encarna un sistema de signos Coordinación de Difusión Cultural, Di-
ajenos cuyos códigos hemos olvidado, si algún rección de Literatura, 1987.
día los supimos. Elena Poniatowska encuen- González, Aníbal. Journalism and the Develop-
tra la llave y nos la presta. Con su gracia y su ment of Spainsh American Narrative, Cam-
risa, su seriedad y su travesura, su insistencia bridge: Cambridge University Press, 1993.
y su luminosidad, los ensayos fotográficos de Guerin, Frances and Roger Hallas (eds.). The
Elena Poniatowska nos dan en último análisis Image and the Witness: Trauma, Memory
la medida de nuestra humanidad. and Visual Culture. London / New York:
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tography and the Traffic in Pain. Wil-

Revelaciones: los textos fotográficos


de Elena Poniatowska
AURORA CAMACHO DE
SCHMIDT

93
Vicente Cervera Salinas
Catedrático de Literatura Hispa-
noamericana en la Universidad de
Murcia, y destacado poeta. Ha
publicado numerosos ensayos en-
tre otros, La poesía de Jorge Luis
Borges, historia de una eternidad,
o La palabra en el espejo. Destaca
el análisis del personaje femenino
de la Divina Comedia en El sín-
drome de Beatriz en la Literatura
Hispanoamericana. El interés por
la escritura mexicana, convocó
bajo su iniciativa un congreso en
Cartagena en el que participaron
ELENA PONIATOWSKA Y LA POLIFONÍA
distintas escritoras de ambos lados
del Atlántico, entre ellas Elena
Poniatowska.
NOCTURNA DE TLATELOLCO
VICENTE CERVERA SALINAS
Universidad de Murcia

En 1971 aparecía en el catálogo de la de algunos escritores e intelectuales supues-


editorial mexicana Era un título que estaría tamente relacionados con los episodios que
llamado a convertirse en obra esencial de rodearon el siniestro caso, como el novelista
la literatura social y la antropología con- José Revueltas.
temporánea, firmado por una escritora de Sin duda alguna La noche de Tlatelolco es
origen polaco que había conseguido abrir las y será central en la creación de Elena Ponia-
puertas de la percepción de modo absoluto towska. Despliega dos facetas absolutamente
y piadoso ante la masacre que por el azar complementarias en su trayectoria completa
de la existencia le tocó vivir y presenciar. La como escritora: el periodismo y la literatura,
crónica surgía como respuesta visceral, pero entendiendo por ésta también la capacidad de
al mismo tiempo racionalmente comprome- conformar con los elementos de la experien-
tida y enérgica, tras los acontecimientos que cia una realidad propia, que no por ello ha
tuvieron lugar en la plaza mexicana de Tlate- de surgir de la transformación ficticia de los
lolco el día 2 de octubre de 1968, cuando un hechos acontecidos, sino de su mera compo-
grupo de estudiantes que se habían reunido sición y configuración, de su montaje creativo
en dicho emplazamiento fueron acorralados específico. En ningún momento distorsiona
por tanques del ejército y por la policía, que la información recibida, sino que pretende
disparó contra ellos, ocasionando numerosos mostrarla del modo más verídico posible. La
muertos y heridos, así como detenciones y noche de Tlatelolco forma parte de la produc-
encarcelamientos. Los hechos suponen la más ción de artículos y ensayos sobre la actualidad
ominosa de las represiones policiales que haya que ha realizado Elena Poniatowksa a lo largo
sido organizada por el estado de México, y de toda su vida, y por ello su naturaleza tex-
el suceso más cruento desde la revolución de tual cabe ser definida como la de una extensa
1910. En su momento, concitó toda la repro- y abigarrada crónica contemporánea. De todo
bación ciudadana a escala internacional ante el corpus cronístico de su autoría, resulta sin
el avasallamiento y la ostentación pública del duda la más cruenta y terrible, un documento
poder político, expresado en su más siniestra devastador de una de las formas más abyectas
inhumanidad. En los violentos hechos se vie- del terror contemporáneo. La experiencia que
ron asimismo implicados vecinos de la zona, comporta su lectura trasciende el nivel lite-
personas que se hallaban en los alrededores rario, pero también va más allá del reportaje
así como algunos periodistas y reporteros inmediato y contemporáneo de unos hechos:
extranjeros. Supuso un punto de inflexión en supone un acto de puro enfrentamiento al
la historia moderna de México, una línea de horror imposible de esquivar, por cuanto im-
ruptura con la supuesta normalidad democrá- plica su previa existencia, y al mismo tiempo
tica de la república mexicana, que ocasionó la compromete al lector no sólo con la historia
Elena Poniatowska y la Polifonía dimisión de Octavio Paz como embajador del mexicana, sino con los mecanismos políti-
nocturna de Tlatelolco
VICENTE CERVERA SALINAS
gobierno de su país en la India, y el arresto cos elevados a categorías simbólicas, como

94
estructuras malévolas del mecanismo social El movimiento de los estudiantes
y del control de los actores implícitos en un mexicanos mostró semejanzas con
escenario determinado, siendo los regulado- los de otros países, tanto de Oc-
res del destino por razones que ni siquiera se cidente como de Europa oriental.
vinculan con la religión ni con un sistema de Me parece que la afinidad mayor
creencias o de valores. fue con los de esta última: nacio-
Para entender el significado socio-político nalismo, sólo que no en contra de
de los hechos que se presentan al lector en La la intervención soviética sino del
noche de Tlatelolco, merece la pena detener- imperialismo norteamericano; aspi-
nos en un texto que el poeta y ensayista Octa- ración a una reforma democrática;
vio Paz pronunció en una conferencia dictada protesta, no en contra de las buro-
el la Universidad de Austin (Texas) en el año cracias comunistas sino del Partido Plaza de las Tres Culturas en Thatelolco.
1969 y que más tarde incluiría en la Postdata Revolucionario Institucional. Pero
(«Crítica de la pirámide») de su ensayo más la rebelión juvenil mexicana fue singular, como el
evocado, El laberinto de la soledad. En esta país mismo. (...) Como una suerte de reconocimiento
revisión panorámica y crítica de las circuns- internacional a su transformación en un país moder-
tancias que rodearon el episodio, Octavio Paz no o semimoderno, México solicitó y obtuvo que su
rastrea la atmósfera histórica, es decir, el mar- capital fuese la sede de los Juegos Olímpicos en 1968.
co concreto de las revueltas estudiantiles del (...) Pero dentro del contexto de la rebelión juvenil
mayo francés así como el de la guerra fría, los y de la represión que la siguió, estas celebraciones
tanques de Praga, la deriva de la revolución parecieron gestos espectaculares con los que se quería
castrista, la guerra de Vietnam y la revolu- ocultar la realidad de un país conmovido y aterrado
ción contra-cultural del «hippismo». Como por la violencia gubernamental. (...) El movimiento
bien sabemos, los años sesenta del siglo XX estudiantil se inició como una querella callejera
supusieron un momento de remodelaciones entre bandas rivales de adolescentes. La brutalidad
sociales, que afectaron sobre todo a la toma policíaca unió a los muchachos. Después, a medida
de conciencia de los cuerpos y las institucio- que aumentaban los rigores de la represión y crecía la
nes sociales, que empezaron a vivir con más hostilidad de la prensa, la radio y la televisión, en su
responsabilidad las decisiones políticas y los casi totalidad entregadas al gobierno, el movimiento
modelos de educación y cultura imperantes. se robusteció, se extendió y adquirió conciencia de
Los movimientos juveniles, especialmente sí. En el transcurso de unas cuantas semanas apa-
los universitarios, se vieron afectados por reció claramente que los estudiantes, sin habérselo
esta transformación y procuraron activar sus propuesto expresamente, eran los voceros del pueblo.
capacidades de reacción y enfrentamiento a Subrayo: no los voceros de esta o aquella clase, sino
cuantos imperativos legales fueran obstáculo de la conciencia general. Desde el principio se intentó
para su actitud comprometida con la sociedad. aislar el movimiento tendiendo un cordón sanitario
El exterminio cometido en Tlatelolco emerge que lo aislase e impidiese el contagio ideológico. Los
como un hito en la configuración del horror dirigentes y funcionarios de los sindicatos obreros se
perpetrado por ese gran protagonista de los apresuraron a condenar, en términos amenazadores,
destinos humanos, un personaje que susti- a los estudiantes; lo mismo hicieron, aunque con
tuyó en poder y ubicuidad a la constelación menos violencia, los partidos políticos de la izquierda
de dioses que poblaba la imaginación de las y la derecha oficiales. No obstante la movilización de
culturas antes de su progresiva deflagración: todos estos medios de propaganda y de coacción mo-
el Estado. ral, para no hablar de la violencia física de la policía
Recuperemos la memoria con Octavio y el ejército, el pueblo engrosó espontáneamente las
Paz: manifestaciones juveniles y una de ellas, la célebre
«manifestación silenciosa», agrupó a cerca de cua-
Mil novecientos sesenta y ocho fue un año axial: trocientas mil personas, algo nunca visto en México.
protestas, tumultos y motines en Praga, Chicago, (...) A fines de septiembre el ejército ocupó la Univer-
París, Tokio, Belgrado, Roma, México, Santiago… sidad y el Instituto Politécnico. Ante la reprobación
De la misma manera que las epidemias medievales no que provocó esta medida, las tropas desalojaron los
respetaban ni las fronteras religiosas ni las jerarquías locales de las dos instituciones. Hubo un respiro. Es-
sociales, la rebelión juvenil anuló las clasificaciones peranzados, los estudiantes celebraron una reunión
ideológicas. A esta espontánea universalidad de la (no una manifestación) en la Plaza de Tlatelolco, el 2
protesta correspondió una reacción no espontánea de octubre. En el momento en que los concurrentes,
Elena Poniatowska y la Polifonía
y universal: invariablemente los gobiernos atribuyen concluido el mitin, se disponían a abandonar el lugar, nocturna de Tlatelolco
los desórdenes a una conspiración del exterior. (...) la Plaza fue cercada por el ejército y comenzó la VICENTE CERVERA SALINAS

95
matanza. Unas horas después se levan- Tlatelolco, porque –en efecto– «ninguna cró-
tó el campo. ¿Cuántos murieron? En nica nos da una visión de conjunto», y en esta
México ningún periódico se ha atrevido ocasión era tarea prioritaria la de mostrar los
a publicar las cifras. Daré aquí la que mil y un rostros del dolor con las mil y una
el periódico inglés The Guardian, tras voces del testimonio. La polifonía, por lo tan-
una investigación cuidadosa, considera to, está en su esencia compositiva. Desde 1968
como la más probable: 325 muertos. hasta 1971, Elena Poniatowska se dedicará en
Los heridos deben haber sido miles, lo cuerpo y alma al montaje textual. Todas la
mismo que las personas aprehendidas. voces forman una partitura unánime que tes-
El 2 de octubre de 1968 terminó una timonia el espanto de la noche más triste de la
época de la historia de México1. historia de México, después de la famosa no-
Plaza de las Tres Culturas en Thatelolco.
che triste de Moctezuma, en que el emperador
Hasta aquí el relato de los de los aztecas cedió el cetro del tiempo y de la
hechos, cuya extensión se justifica en virtud gloria a su más temible rival, el conquistador
1 de su valor como síntesis literaria, realizada de un mundo de lanzas y caballos, de cruces
Octavio Paz, El laberinto de
la soledad, México, Fondo de además por alguien que conoció su trasfon- y rosarios, de petos y espaldares, el ladino
Cultura Económica, 2000, pp. do socio-político, y que –a decir de nuestra Hernán Cortés.
218-228.
autora– poseía el don de la prudencia así Y es precisamente en este pretérito donde
2 como el de la intuición sagaz en el caótico habría que ubicar una importante dimensión
Elena Poniatowska, «Prólogo» a
Octavio Paz, Tiempo nublado,
observatorio de la historia2. Pero, como de la obra de Elena Poniatowska. En este
Barcelona, Bibliotex, 2001, pp. muy bien señala Elena Poniatowska al co- sentido, cuenta con la valiosa colaboración
6-7. mienzo de la segunda parte de La noche de del poeta José Emilio Pacheco, que de modo
3 Tlatelolco, no era suficiente la denuncia per- sagaz y certero recurrió a los documentos
Elena Poniatowksa, La noche de sonal, sino que se precisaba algo de mayor de la crónica de la conquista de México para
Tlatelolco, México, Era, 1971,
p. 170. envergadura y cuyos resonadores activaran extraer de su cuerpo los versos del primer
su propia condición de suceso social y co- grito de horror ante Tlatelolco. En el ca-
lectivo. Al respecto llega a anotar: tálogo de la Crónica de Indias habría que
remitirse a ese «corpus» histórico-literario
Posiblemente no sepamos nunca cuál fue el me- tan significativo, desde la perspectiva de la
canismo interno que desencadenó la masacre de historia y del propio tejido poético, que lejos
Tlatelolco. ¿El miedo? ¿La inseguridad? ¿La cólera? de ofrecernos el relato de los sucesos desde el
¿El terror a perder la fachada? ¿El despecho ante el prisma de los conquistadores o de las órde-
joven que se empeña en no guardar las apariencias nes religiosas implicadas en la evangelización
delante de las visitas?... Posiblemente nos interrogue- (Bernal Díaz del Castillo, Francisco López
mos siempre junto con Abel Quezada: ¿Por qué? La de Gómara, José de Acosta, Álvar Núñez
noche triste de Tlatelolco –a pesar de todas sus voces Cabeza de Vaca, Juan de Castellanos, Pedro
y testimonios– sigue siendo incomprensible. ¿Por Cieza de León, etc.) recreaba los aconteci-
qué? Tlatelolco es incoherente, contradictorio. Pero mientos desde la perspectiva de los pueblos
la muerte no lo es. Ninguna crónica nos da una visión avasallados: la «Crónica de los vencidos»,
de conjunto. Todos –testigos y participantes– tuvie- reproducida en los Cantares mexicanos. El
ron que resguardarse de los balazos, muchos cayeron antecedente más ilustre en el ámbito de la es-
heridos3. critura de los evangelizadores de esta visión
del mundo autóctono fue la del fraile fran-
En este párrafo hallamos una de las claves ciscano Bernardino de Sahagún, que rigió el
para explicarnos la singular naturaleza de Imperial Colegio de Santa Cruz de Tlatelol-
esta crónica. Ya no era suficiente la respuesta co y testimonió su investigación etnológica
oficial de los intelectuales, cuyas peticiones al sobre «los antiguos mexicanos» en su famosa
gobierno recogerá Carlos Monsiváis en otra crónica Historia general de las cosas de Nue-
crónica contemporánea. Era preciso concebir va España. En los años cincuenta del siglo
una obra que combinara el periodismo, la XX el archivo de testimonios indígenas fue
ética, la composición artística y la vertiente retomado por los antropólogos mexicanos
literaria en sus facetas más comprometidas. Miguel León Portilla y Ángel María Garibay
Se trataba de componer un mosaico com- K., que publicaron en su país La visión de
pleto y complejo, cuyos segmentos y teselas los vencidos. En interesantísimo conjunto de
se combinaran de tal modo que terminaran relatos, los sometidos muestran su dolor y
Elena Poniatowska y la Polifonía
nocturna de Tlatelolco configurando ese friso global, plural, colec- estupor, y desafían con sus palabras las ac-
VICENTE CERVERA SALINAS tivo, polifónico y coral que es La noche de ciones inapelables de sus opresores.

96
Cuando todos se hallaban reunidos asunto va a ir al Parlamento, el mundo entero se va 4
José Emilio Pacheco, Tarde
los hombres en armas de guerra cerraron a enterar de lo que pasa en México, de la clase de de- o temprano. Poemas (1958-
las entradas, salidas y pasos. mocracia que impera en este país. (...) ¡Qué salvajada! 2000), México, F.C.E., 2002,
pp. 67-68.
Se alzaron los gritos. Yo he estado en Vietnam y puedo asegurar que en
Fue escuchado el estruendo de muerte. Vietnam durante los tiroteos y los bombardeos (...) 5
Manchó el aire el olor de la sangre4. hay barricadas, refugios, trincheras, agujeros, qué se José Martí, Ensayos y cróni-
cas, Madrid, Cátedra, 2004,
yo, a donde correr a guarecerse. Aquí no hay la más p. 160.
José Emilio Pacheco reproduce en su remota posibilidad de escape,
6
«Manuscrito de Tlatelolco» las voces que con- Poniatowksa, La noche de Tlate-
figuraron el códice de los Cantares, añadiendo denuncia Oriana Fallaci, en testimonio reco- lolco, p. 232.
una segunda parte en la estructura del poema gido por Poniatowska6. Y Claude Kiejman 7
donde extrapola el dolor del pueblo subyuga- recuerda estremecida: «La Plaza de las Tres Ibid., p. 233.
do en su conquista a la voz ensangrentada del Culturas estaba cubierta de heridos y de
moderno Tlatelolco. Pacheco participó en la muertos, de los cuales varios eran niños. Ya
crónica de Poniatowska con este hermoso y casi no tenía miedo. Sólo pensaba que sería
trágico poema, pero también aportando ideas, absurdo morir así. Éramos tantos los que nos
referencias culturales y organizando con la es- decíamos esto en ese mismo instante»7. Y es
critora el material, en un acto de generosidad precisamente esa aseveración, la de ser «tan-
y de compromiso personal. El paralelismo tos», la que impera en las páginas del libro; la
histórico que cabe establecer entre lo narrado que, en el fondo, lo corporiza y ahorma, lo
y vivido por los aztecas durante la conquista espiritualiza y humaniza en el santuario del
española y los hechos acontecidos en la noche desastre.
de Tlatelolco, casi cinco siglos después, es Para hacernos una buena idea del espacio,
asombroso, aunque más que asombro lo que del aludido santuario o escenario de la obra de
produce el cotejo es terror, el terror pánico absurdo y de terror perpetrada en esa noche
del que alguna vez habló Dostoievski, otro fatídica, es conveniente recordar que la plaza
espíritu curtido en los abismos ciegos del alma de Tlatelolco contiene restos arqueológicos
social y sus particulares «demonios» políticos. procedentes de la civilización azteca. Todavía
En efecto, ¿se trata de casualidad, del eterno pueden contemplarse los frisos y bajorrelie-
retorno anunciado por la intuición filosófica, ves o recorrer las estructuras arquitectónicas
o del «pecado original» de América que así compuestas por pasillos, escalones pétreos
purga los desmanes de los hombres? O tal y plataformas que servían como altares para
vez es el resultado lógico de las advertencias los ritos y sacrificios del pueblo prehispá-
no cumplidas por los grandes pensadores, nico. Sobre la base de dicha arqueología, el
ideólogos y ensayistas hispanoamericanos imperio español –la Nueva España asentada
precedentes. Ya Martí denunciaba en 1891: en la antigua laguna de Tenochitlán– edificó
«Las repúblicas han purgado en las tiranías su un destacado templo, la Iglesia de Santiago de
incapacidad para conocer los elementos ver- Tlatelolco, de confesión católica, abierto aún
daderos del país, derivar de ellos la forma de hoy en día al culto. Esta práctica fue habitual
gobierno y gobernar con ellos. Gobernante, en todos los lugares donde los conquistadores
en un pueblo nuevo, quiere decir creador»5. asentaron su nueva cultura, como sucedió
Tal vez el que fuera entonces presidente en la propia plaza del Zócalo, en el centro
mexicano, Gustavo Díaz Ordaz, y el equi- de la ciudad de México, con la Catedral y el
po de gobierno del Partido Revolucionario impresionante sagrario barroco, sobre la base
Institucional entendieron que también desde del magnífico templo azteca. Pero en el caso
el poder es factible otro tipo de creación: la de Tlatelolco la plaza sería, con el paso de los
violencia, la opresión, la represión, el lenguaje siglos, lugar privilegiado en la construcción de
y la ley del silencio impuesto al ritmo frené- rascacielos y edificios surgidos del nuevo con-
tico de las ametralladoras. Periodistas como cepto de arquitectura civil, a partir de los años
la italiana Oriana Fallaci, corresponsal de cincuenta del siglo XX. De ahí su denomina-
L’Europeo o Claude Kiejman, de Le Monde, ción: Plaza de las Tres Culturas. La azteca, la
presenciaron como testigos directos los he- española y la mestiza que, con el tiempo, se
chos, y relataron ante los lectores europeos la fundirían en la propiamente mexicana. Cultu-
siniestra represalia oficial y su sinrazón: ra que aparentemente había convertido el país
en un estado moderno y civilizado, ostentan-
Elena Poniatowska y la Polifonía
Quiero que la delegación italiana se retire de los do su progreso en las nuevas imágenes de una nocturna de Tlatelolco
Juegos Olímpicos; es lo menos que puede hacer. Mi ciudad desarrollada. Sin embargo, el viajero VICENTE CERVERA SALINAS

97
que todavía hoy quiera conocer la plaza de de Elena Poniatowska retoma en su crónica
Tlatelolco sentirá sin duda un regusto acre y el testigo dejado por otro de los grandes ar-
una impresión de sórdida melancolía al reco- tífices del teatro mexicano contemporáneo,
rrer sus restos y divisar las desgarbadas, flacas Rodolfo Usigli. En El Gesticulador escenifica
y anémicas torres de Santiago de Tlatelolco, el argumento de un profesor de historia que
un lugar donde apenas se concitan los turistas será confundido con un cabecilla de la revo-
y que está presidido por una enorme placa de lución mexicana que había fallecido durante la
cemento gris donde leemos: «El 13 de agosto contienda. Para alcanzar la notoriedad que no
de 1521 heroicamente defendido por Cuau- ha tenido en vida, y también para reavivar los
htemoc cayó Tlatelolco en poder de Hernán ideales de la revolución, el protagonista asu-
Cortés. No fue triunfo ni derrota. Fue el do- mirá la simulación y aceptará llevar la máscara
Monumento a la masacre de loroso nacimiento del pueblo mestizo que es del difunto, confundiendo así su personalidad
1968 en Tlatelolco.
el México de hoy». El mismo Hernán Cortés, con la del mito heroico. Al final escucharemos
en la tercera de sus Cartas de relación, refiere el grito de su hijo, que reclamará la victoria de
cómo había funciones teatrales en la plaza la verdad que ha sido acallada por la farsa del
8 del mercado de Tlatelolco. Pedro Henríquez «gesticulador». Este grito del joven está en
Pedro Henríquez Ureña, «El tea-
tro de la América española en Ureña recuerda al respecto: «En 1533 se había la base de la crónica de Elena Poniatowska,
la época colonial», en Histo- representado en Tlatelolco, entonces ciudad porque también lo estuvo en la actitud belige-
riografía cultural y literaria de
la América hispánica. Madrid,
separada, ahora barrio de la ciudad de México, rante de los mismos jóvenes que reclamaron
Verbum, 2007, p. 456. un auto del Juicio Final: el historiador mexi- un cambio drástico no sólo en la política edu-
cano Chimalpahin dice: Fue dada en Santiago cativa, sino en la administración de la justicia
Tlatilulco, México, una representación del fin a un país que más que gobernar, gesticulaba
del mundo; los mexicanos quedaron grande- trágicamente su gobierno.
mente admirados y maravillados»8. La novedad radica ahora en que Po-
No quisiera pasar por alto el contenido niatowska acumula numerosos testimonios
simbólico del hecho histórico: la plaza fue el fragmentarios que exhiben la verdad histórica
escenario de las piezas de teatro misioneras como un cristal diáfano hecho añicos y dise-
desde el comienzo de la evangelización, y minado en la conciencia colectiva de esa mu-
allí mismo tuvo lugar el auto del Juicio Final. chedumbre que experimentó de manera direc-
Este dato vendría a incidir en el aspecto más ta el horror de la auténtica representación. La
dramático del propio espacio: el rito del Juicio escritora traza el linaje de su método y de su
Final se convertiría en la representación real género en la tradición de la crónica hispano-
de otro ensayo general de un juicio apoca- americana, pero desde una dimensión nove-
líptico en la noche del 2 de octubre de 1968, dosa, utilizando el fragmento al servicio de la
cuando las luces de las bengalas comenzaron verdad, al menos de una noción de la verdad
a iluminar con destellos funestos la asamblea como expresión de la disgregación, exhibición
y hombres de guantes blancos dieron la señal de los disjecta membra que conforman cual-
pactada para que la función comenzara. Sólo quier realidad. Las dos secciones principales
que en la edad contemporánea las creaciones del conjunto se corresponden con dos cortes
dramáticas han sido en muchas ocasiones sus- fundamentales en el tiempo: la primera remite
tituidas por formas teatrales donde la simula- a los sucesos que antecedieron al 2 de octubre;
ción deviene experiencia real: el fenómeno es- la segunda se refiere a la misma noche terrible.
cénico del «happening» o las «performances» Así pues, sus títulos son «Ganar la calle» y
urbanas se caracterizan precisamente por esta «La noche de Tlatelolco». La crónica se com-
mutación, por la sustitución del «como si» pleta con una cronología de los sucesos, ob-
por un «así mismo», donde los actores tras- jetiva y detalladamente dispuesta a modo de
pasan la frontera de la ficción y confunden la sumario de fechas y datos. En ambas partes,
máscara ficticia con sus propios rostros. Este la voz de la autora apenas ocupa lugar. Son en
traspaso de la ilusión al dominio de la realidad total tres párrafos los que llevan por autoría
se produjo durante la noche de Tlatelolco, en las siglas de su nombre. El tono de sus textos
cuyo desarrollo el juicio final fue masacre, es diverso, siendo el primero un anticipo del
muerte y destrucción. Ante ese teatro de los sentimiento de euforia que dominó durante
hechos de diabólica consistencia, Elena Po- varios meses el ánimo de los estudiantes que,
niatowska convoca las voces de los actores según creyeron, podían haber modificado el
vivos para componer este friso, este mural signo de los tiempos y la determinación de los
Elena Poniatowska y la Polifonía
nocturna de Tlatelolco mexicano de aliento fónico, esta partitura del poderosos. Comienza Poniatowska con una
VICENTE CERVERA SALINAS terror, que es la crónica de lo fatal. La actitud recreación del grupo humano que enarbola

98
deseos, ajenos a la desembocadura sangrienta identificado con la persona que
de su júbilo: lo pronunció o firmó. Los nom-
bres de las personas convocadas
Son muchos. Vienen a pie, vienen riendo. Bajaron suman un porcentaje muy alto
por Melchor Ocampo, la Reforma, Juárez, Cinco de de desconocidos, entretejiéndo-
Mayo, muchachos y muchachas estudiantes que van se de vez en vez las voces de
del brazo en la manifestación con la misma alegría grandes escritores o personajes
con que hace apenas unos días iban a la feria; jóvenes de mayor trascendencia en la
despreocupados que no saben que mañana, dentro de sociedad mexicana, con algu-
dos días, dentro de cuatro, estarán allí hinchándose nas citas extrapoladas de títulos
bajo la lluvia, después de una feria en donde el tiro al centrales en el canon literario
blanco lo serán ellos9. mexicano del XX, entre los que Conmemoración de la caída de Tlatelolco en poder de
Hernán Cortés.
cabe contar a Carlos Fuentes,
Y a partir de ese momento, la autora cede Carlos Monsiváis, José Revuel-
su voz al «testimonio de historia oral» que se- tas, Octavio Paz, Rosario Castellanos o José 9
Poniatowksa, La noche de Tlate-
rá su obra, como muy bien reza el subtítulo, y Emilio Pacheco. No duda la autora en integrar lolco, p. 13.
como también han glosado los críticos que se testimonios de su biografía entre la suma de las
10
han asomado a su terrible consistencia: «Elena multitudes. Así, las reconvenciones de su ma- Michael K. Schluesser, Elena
created a chorus of appalled voices which, dre a su hermano Jan, estudiante implicado en Poniatowska. An Intimate bio-
graphy, Tucson, University of
combined with the official news coming from los motines, que no moriría en Tlatelolco, sino Arizona Press, 2007, p. 162.
within the government bureaucracy, gave bir- unos meses más tarde a causa de un accidente
th to a decisive book»10. automovilístico. En ocasiones, Poniatowska 11
Poniatowksa, La noche de Tlate-
Este recurso narrativo es muestra cabal recurre a grabaciones que ha podido conseguir, lolco, pp. 163-164.
de un deseo de hablar por boca de todos, tan o a la mera reproducción en estilo directo de
caro a todo genio de la escritura, pero en esta palabras escuchadas por testigos presenciales.
ocasión tan oportuno, sincero, necesario y También se incluyen actas oficiales extraídas de
explícito. Los personajes encartados son múl- documentación oficial del ejército. La primera
tiples y de variada procedencia y escalafón: sección se cierra con otra alusión histórica y
principalmente estudiantes implicados en los teatral al mismo tiempo: los textos que algunos
hechos, algunos cabecillas estudiantiles, repre- estudiantes presos recopilaron de la ya citada
sentantes del Movimiento Estudiantil Popular crónica Visión de los vencidos, y que serviría
(MEP) o del Consejo Nacional de Huelga para organizar una dramatización entre rejas.
(CNH), dirigentes de las protestas, muchos de La segunda parte comienza con un poema
ellos encarcelados durante años en la prisión escrito ex-profeso por Rosario Castellanos
de Lecumberrí, y en bastantes casos sujetos de sobre la matanza de octubre11, al que se suma
torturas policiales o individuos convertidos en la segunda intervención explícita de Elena
delatores o, al menos, en sospechosos de dela- Poniatowska, argumentando la elección del
ción. Junto a este copioso estrato, otras voces método polifónico como soporte y autentifi-
proceden de familiares, conocidos o amigos. cación de la veracidad y amplitud del caso. El
Extractos de noticias periodísticas, artículos coro de voces que compondrá esta segunda
de opinión o meras reseñas informativas se parte modula hacia la expresión del apoteosis
intercalan y trenzan entre las voces testimo- depravado que se operó desde las cinco de la
niales. La reproducción de las noticias de los tarde hasta que la noche cayó cruel sobre la
diarios más importantes del país supone uno plaza de Tlatelolco. Los argumentos se com-
de sus flancos más críticos, pues la cobardía y binan ahora con los gritos y la expectación se
la manipulación informativa hablan por sí solas solapa con la ostentación obscena del terror.
sin necesidad de comentarios al margen ni de Predomina la crudeza en la plasmación de los
análisis políticos añadidos. Como en la famosa testimonios, que corroboran sus palabras nor-
película argentina de Luis Puenzo, la «historia malmente con una prueba de fiabilidad: «Pue-
oficial» se irá desmantelando con el acto de re- do certificarlo, porque yo lo ví». Las voces
velación, en el proceso de desenmascaramiento son ahora de las personas que vieron, vivieron
que supone la creación artística; en este caso, y padecieron Tlatelolco. La violencia anuncia
el compendio testimonial de cuanto quiso así su paroxismo, y el lector se sentirá despia-
mantenerse encubierto. Las palabras de los dadamente sacudido por lo inexorable: la ver-
profesores, maestros o intelectuales cercanos dad de los hechos dispersa en una conjunción
Elena Poniatowska y la Polifonía
a la causa completan la polifonía y es de jus- aguda de diversos timbres y entonaciones. El nocturna de Tlatelolco
ticia señalar que cada párrafo recogido vendrá relato de los testigos, de los vecinos de los edi- VICENTE CERVERA SALINAS

99
12 ficios de la plaza, de los apartamentos sitiados, al conjunto, ampliando de modo notable su
Cfr. ibid., pp. 185 y ss.; 207-
210. de la gente escondida y atemorizada, de todo dramatismo radical.
un compendio de nervio y tensión se entreteje Así pues, en muchas ocasiones los testi-
con un sabor ácido y contiene una energía monios van reconstruyendo parcelas de la
frenética, un ritmo picado y una aceleración historia, que se complementan o se respon-
que se precipita sin remedio hacia su desem- den, dialogan unos con otros, refutando o
bocadura trágica12. En estos momentos los confirmando apreciaciones. Los juicios más
relatos adquieren la consistencia de imágenes sentenciosos y drásticos hallan así un espacio
filmadas con todo lujo de detalle y expuestas para su flexibilización. Frente a declaraciones
sin pudor ante el público. La crónica forja su rotundas, las palabras de las gentes, de las
esencia de «collage» de testimonios variados personas que participaron de distinto modo
y heterogéneos, un coro atronador, una masa en el contexto activan su inclusión para ma-
polifónica estridente que lanza su dolor, tras tizar o valorar el grado de veracidad interno
el ahogo y la asfixia, hasta componer de modo en las manifestaciones. Este signo dialéctico
natural esa partitura de tensión dodecafónica, es fundamental y obedece a un talento de
cuyo único acorde reconocible emanará del la autora, así como al de los escritores que,
aturdimiento y la agresión. como José Emilio Pacheco, colaboraron en
Y a esta dirección apunta al fin uno de los su establecimiento. Cabría hablar en este con-
máximos logros del testimonio de Poniatows- junto polifónico de un montaje intelectual, al
ka, al margen de su grandeza como trabajo modo de los cineastas soviéticos, siguiendo
social y como ensayo de recomposición de los postulados fílmicos de Sergéi Eisenstein.
la identidad mexicana, tras la explosión de En su concepto del arte fílmico, la labor de
absurdo y desesperación que supuso Tlate- síntesis quedaba reservada para el momento
lolco. Me refiero al hecho de haber consegui- del montaje de los materiales grabados, que
do establecer pautas secuenciales dentro del sólo mediante una inteligente superposición
abigarramiento humano y vocal que expone. llegaría a producir efectos de contraste agudo
Y es factible hacer visible la extraordinaria u ocasionar estados de repulsión y piedad,
labor de montaje y la composición sintáctica tendentes finalmente a la catarsis purgativa.
que articula. Hereda Poniatowksa el método Y es tal vez este carácter sanador el que pre-
compositivo de un autor axial en la literatura valezca al cabo de los años en la lectura del
mexicana como es Juan Rulfo. En los cuentos libro de Elena Poniatowska, cuando todavía
de El llano en llamas recreó en estado puro la nos acercamos como lectores a los sucesos
violencia de la época revolucionaria, con sus verídicos.
traiciones, sus rencores y sus poderes de des- Pero en este caso, no se trata ya de que
trucción. Poniatowska inserta en su crónica un los dioses tejen desdichas para que a las futu-
célebre episodio de «Luvina», aquel episodio ras generaciones no les falte algo que cantar
del cuento en que los habitantes de ese pueblo –transformando estéticamente los males y
fantasmagórico reflejan su sordo escepticismo dándoles de algún modo justificación–, sino
ante la actitud de un gobierno que jamás se que crónicas como La noche de Tlatelolco de
ocupó de sus vidas. Y en la novela Pedro Pá- Elena Poniatowka convocan lo peor del alma
ramo convocó Juan Rulfo a los espectros de humana en el devenir de su existencia con el
Comala, que yacían en sus tumbas y féretros, fin de exorcizar los fantasmas del tiempo y
para escuchar de nuevo las voces, los murmu- mostrar las heridas y cicatrices que no debe-
llos que compondrían en su yuxtaposición la rían volver a producirse, al menos mientras
textura polifónica de la novela. Este método, haya lectores que recojan la información y
como bien es conocido, permite rastrear el cautericen con ellas el dolor. Se trata al fin
hilo narrativo de la vida del cacique Pedro de un ensayo social, o mejor, un ensayo de
Páramo, sin recurrir a la exposición lineal y psicología social, que sirve como catarsis para
a la ordenación cronológica más evidente. todo un pueblo, y que habrá de funcionar a
La conjunción de los fragmentos conforma modo de escalón para que no sea imposible
una unidad completa donde se vislumbra el ascender al reino donde la juventud encarne
sentido y la forma de los aconteceres. Este el entusiasmo creador, y nunca más sea la víc-
mecanismo narrativo parece estar en la base tima propiciatoria que riega las piedras sordas
de la crónica de Elena Poniatowska, de ma- del poder enajenado.
nera tal que su aparente inconexión contiene Y así cabe recrear, cuarenta años más
Elena Poniatowska y la Polifonía
nocturna de Tlatelolco una sólida unidad, una verdadera conjunción tarde, la lectura de esta crónica contempo-
VICENTE CERVERA SALINAS de disyunciones, y otorga una sutil cohesión ránea, de este ensayo de polifonía enajenada

100
Linda Egan
Profesora en la Universidad de Ca-
lifornia, Davis, se ha especializado
en literatura mexicana desde la co-
lonia hasta el presente. Entre otras
publicaciones destacan varias con-
tribuciones dedicadas a sor Juana
y su participación en el volumen
del VI Symposium internacional
de crítica literaria y escritura de
mujeres de América Latina, sobre
«Tragicomedia de la transgresión

DE LA «MUERTE FLORIDA» en Arráncame la vida», y sobre


todo Carlos Monsiváis: Culture
and Chronicle in Contemporary

AL ACTIVISMO CIVIL: Mexico.

ELENA PONIATOWSKA ROMPE EL


FUERTE SILENCIO ANCESTRAL
LINDA EGAN
University of California, Davis
UC-Mexicanistas

La noche de Tlatelolco (1971) –crónica fe- pital (Poniatowska, Fuerte, p. 25), pobladas 1
Carlos Monsiváis y Héctor Man-
nomenal de testimonios sobre causas, sucesos de millones de campesinos que llegan para jarrez escribieron artículos bas-
y el momento culminante del Movimiento no morirse de hambre o «desaparición» en tante nutridos sobre el libro a
un año de su aparición, y hay
Estudiantil (la masacre de centenares de ciu- la provincia y que encuentran que en la me- varias reseñas. Entre otros escri-
dadanos indefensos la noche del 2 de octubre, trópoli corren los mismos peligros: hambre, tos sobre Fuerte figuran breves
comentarios incorporados en
1968)– se hizo un fenómeno literario casi al falta de servicios, violencia, abusos oficiales, textos de análisis que abarcan
instante de su publicación. Y la Noche perma- posible tortura, encarcelamiento, muerte. otros textos de Poniatowska; casi
nece como el texto clásico sobre esa epifanía Está, entonces, en su sitio la segunda cróni- inevitablemente, Fuerte recibe el
comentario más sucinto, y el
en la evolución de la sociedad mexicana hacia ca: «El Movimiento Estudiantil de 1968». Ca- grueso de tales artículos se le
el derecho de definirse como ciudadanía y si diez años después de esa tragedia nacional, dedica a La noche de Tlatelol-
co y/o Nada, nadie (sobre el
estado modernos. Nueve años después de Poniatowska echa una mirada retrospectiva a temblor de 1985). Véanse, por
ganar esa ovación, Elena Poniatowska publica la vez que compacta y anecdótica sobre ese fe- ejemplo, los siguientes trabajos
citados en la Bibliografía final:
una colección de cinco textos que recogen nómeno. Al recorrer el contexto sociopolítico Volkow (reseña, 1981); Amar
testimonios y datos sobre la secuela violenta que enmarcaba el Movimiento, expone un Sánchez; Beckman; Blanco (pp.
–lógica– de aquella matanza en la Plaza de las inmejorable cuadro de costumbres del Méxi- 509-510); Fermán (pp. 161-62);
Poot Herrera (pp. 18-19).
Tres Culturas. La antología se llama Fuerte co pre-1968 a mitad de la centuria (Ibíd., pp.
es el silencio (1980), y la sorpresa es qué tan 34-42), todo un mito (México lindo y bonito), 2
Elena Poniatowska, Fuerte es
fuerte ha sido el silencio crítico alrededor encubriendo así la realidad oscura y siniestra. el silencio, México, Era, 1980,
de este libro fenomenal sobre los pasos que La tercera crónica se enfoca en Rosario Piedra p. 138.
ciertos sectores del pueblo mexicano se atre- de Ibarra y su rictus de sonrisa, esa que lleva
vieron a tomar para distanciarse de un pasado para enmascarar el duelo permanente que
y presente de criminalidad ancestral1. Estos sufre porque agentes del gobierno de Luis
individuos arriesgaban la vida al demandar Echeverría han torturado y «desaparecido» a
a su gobierno la posesión de su humanidad, su hijo. Poniatowska hace una crónica de las
incluso mientras un agente de policía que «malas» andanzas de Rosario y las 83 mujeres
torturaba a un hombre inocente afirmaba que que se instalan en la Catedral del Zócalo para
«aquí no se trata de derechos»2. una huelga de hambre que protesta por la
En la primera crónica, son los desalojados, desaparición de sus hijos durante las guerri-
niños huérfanos o sobreviviendo simplemente llas urbanas y rurales después del fin violento
en la calle como pueden, y los paracaidistas que Díaz Ordaz y Echeverría le pusieron al De la «muerte florida» al activismo
que engrosan el cinturón cada día más ancho Movimiento Estudiantil. El gobierno manda civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral
de «ciudades perdidas» alrededor de la ca- soldados para acabar a la fuerza la huelga de LINDA EGAN

101
3 hambre y, aterrorizadas ante la posibilidad de fenómeno con el caso de la radicalización de
Carlos Monsiváis, «‘Mira, para
que no comas olvido…’: las pre- ser desaparecidas como sus hijos, las madres un muchacho mexicano que se une a la Liga
cisiones de Elena Poniatowska», desocupan la Catedral, pero no abandonan su Comunista 23 de Septiembre, dejándonos ver
en La Cultura en México, 1007
(1981), p. 4.
búsqueda de la justicia. un proceso de causa y efecto: un gobierno
En la cuarta crónica, Poniatowska como violento y una clase media/sociedad indife-
4 reportera reclama la voz protagónica, junto rentes como motivo, una juventud enajenada
Gabriela Mora, «Notas teóri-
cas en torno a las colecciones con varios testimonios, para detallar la his- y propensa a soluciones ideológicas aliadas a
de cuentos integrados», Revis- toria de la práctica cruel de «desaparecer» la violencia como consecuencia (Ibíd, pp. 144-
ta Chilena de Literatura, 42
(1993), p. 133. gente: simplemente jamás dejar a nadie saber 51). Este capítulo demuestra de modo muy
en dónde fue a dar, si está viva o muerta, como claro el continuo entre Noche y Fuerte, víncu-
5
Rocío Oviedo Pérez de Tudela,
si fuera trapo o despojo de comida para los lo inter e intratextual que nos ayudará ver que
«Los cuerpos del disfraz. Madre puercos. La quinta y última crónica ficciona- entre y dentro de las cinco crónicas de que
o amante. La narrativa de Elena liza la fundación de la colonia proletaria cuyo consta la colección de 1980 se perciben estruc-
Poniatowska», Literatura Mexi-
cana, 16 (2005), p. 163. nombre, Rubén Jaramillo, honra al campesino turas externas e internas que se convierten en
asesinado con su familia por agentes del go- una «antología» de textos independientes al
bierno en 1962. Con su propia voz de cronista mismo tiempo muy articulados entre sí.
casi del todo «callada», Poniatowska drama- Ya no son nuevas las teorías de los cuentos
tiza lo que hemos aprendido en las cuatro integrados o de la novela compuesta. Estos
crónicas anteriores a través del protagonista el subgéneros satisfacen al mismo tiempo las
Güero Medrano, líder revolucionario, mitad reglas de dos convenciones. De acuerdo con la
colonizador civil y guerrillero autosacrificial. primera y más obvia, los cinco textos de Fuer-
Para Carlos Monsiváis, uno de pocos te es el silencio son crónicas individuales que
críticos que ha comentado concretamente pueden leerse de modo independiente. Claro,
sobre esta obra de la cronista, dice que con su en términos generales, comparten en común
texto sobre los «desaparecidos» Poniatowska un tema fácilmente percibido que gobierna
expone «la metamorfosis implacable» de un su selección para reunirse en el mismo libro:
reportero que ha alcanzado un alto nivel de llamemos este tema «la justicia». Casi desde
maduración. En la última de las cinco obritas, los títulos –y la estructura externa de los tex-
«La colonia Rubén Jaramillo», Monsiváis ve tos— será posible ver la conexión entre ellos
la mejor crónica conocida de Elena Ponia- que inspira la decisión de recopilarlos.
towska y uno de los textos definitivos de la De acuerdo con la segunda convención –y
literatura mexicana contemporánea. Allí los ahora invoquemos una u otra de las teorías
poderes descriptivos, el compromiso político arriba mencionadas– algo habría que descu-
y la calidad prosística se alían admirablemente brirse enterrado más profundamente dentro
para recrear una `fiebre de oro’ de nuestros de los textos que los uniera, lo que Gabriela
días mexicanos: la invasión de tierras, la bús- Mora denomina «paradigmas de relación»4 y
queda masiva de casa propia3. lo que en este estudio identifico como leit-
Me interesa resaltar otro comentario más motivs u otros elementos verbales/estilísticos
de Monsiváis: en cierta medida, dice, los cinco aparentes en la «escritura palimpséstica»5 de
textos de esta colección continúan explícita e Poniatowska. La interrelación de las crónicas
implícitamente a La noche de Tlatelolco. De de Fuerte destaca la eficacia de su denuncia
nuevo, el tema es la otra historia: las distintas periodística de opresión, miseria, crimina-
fermentaciones del «espíritu del ’68 o de la lidad impune –el mensaje evidente en la
revolución latinoamericana, el destino de la superficie– y la potencia de su mensaje más
disidencia extrema, las coincidencias y las trascendente, el que subyace como símbolo
disparidades entre quienes nunca han tenido y poesía prosaica. Éstos liberan sus lecciones
voz y quienes se arriesgan (en diversas for- en estructuras prefigurativas y analépticas que
mas) con tal de romper el mutismo de siglos más sutilmente amarran los textos para rendir,
(Monsiváis, op.cit., pp. 2-3). en su conjunto, un impacto emotivo avasalla-
Al trazar en «Los desaparecidos» (Po- dor. Esta impresión rompe el silencio ensor-
niatowska, op.cit., pp. 138-80) «‘la nueva y decedor de una sociedad que por demasiados
refinadísima forma de represión política’: la siglos ha vivido, sumisa y abúlica, bajo el
desaparición» –práctica gubernamental que yugo de un estado criminal que impunemente
no se confina a México, claro, sino que pro- azota a los que debe servir y cuidar.
De la «muerte florida» al activismo lifera en sociedades premodernas doquier: a El motivo simbólico más evidente en el
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral través del continente hispanoamericano y el palimpsesto que corre bajo la superficie de
LINDA EGAN africano (Ibíd., p. 138), Poniatowska ilustra el los cinco discursos puede definirse como el

102
síndrome azteca, el conjunto de características y más, con la índole novedosa
culturales heredadas desde antes de la llegada de los que aportan las propias
del europeo y que sigue motivando, modelan- transformaciones.
do, mortificando –y matando– a líderes (már- Diré como preludio a mi
tires) y pueblo en lo que Jean Franco ha carac- análisis y parte del enfoque po-
terizado como su «viaje circular o frustrado»6. pular-ancestral de este estudio,
O, para ponerlo en términos más universales, que importa mencionar la voz
en pleno siglo XX, cualquier gobierno que se misma de Poniatowska ya que,
vale de la violencia bruta, como lo hizo el de según un crítico temprano del
Díaz Ordaz antes de los Juegos Olímpicos de libro, la primera crónica, sobre los niños 6
Jean Franco, Historia de la lite-
1968 y Echeverría en 1971 durante su época pobres y migrantes a la ciudad, es la pieza ratura hispanoamericana a par-
de «Apertura Democrática», es simple y ob- menor de los cinco, por su falta de ironía, tir de la Independencia, trad.
Carlos Pujol. 7ª ed., Barcelona,
viamente arcaico, premoderno7: su tono sincero y popular, el afecto antiguo Seix Barral, 1987, p. 30.
de la autora por los marginados, y la frase
7
In the case of France in the seventeenth century, the feliz, «de la cual Carlos Monsiváis es el mejor Diana Sorensen, «Tlatelolco
shift from brute force to symbolic representations practicante sin duda [y que] corresponde al 1968: Paz and Poniatowska on
of power was an important contribution to the uso del intelecto»9. Dice Héctor Manjarrez Law and Violence», Mexican
Studies/Estudios Mexicanos, 18
eradication of violence….[En el caso de México en que Elena Poniatowska es sentimentaloide (2002), pp. 293 y 303.
el siglo XX,] the very deployment of force produ- y, para mayor pecado, parece estar entrando
8
ced the crisis of legitimation: what was lost by the ilegalmente en propiedad verbal que pertene- Está basado en lecturas minu-
government of Díaz Ordaz was authority (Sorensen, ce por derecho intelectual a su colega o, peor ciosas de Sahagún y muchos
cronistas de Indias, incluyendo
op.cit., p. 303). aún, degradando a la misma por gorjear frases a Tezozómoc, Ixtlilxóchitl y otros
demasiado «felices» para ser suficientemente escritores indígenas, más una
En su estudio del tratamiento de la ma- inteligentes. gran cantidad de investigación
crítica y teórica (la religión com-
sacre de Tlatelolco hecho por Octavio Paz Al volver a leer el libro, presté atención parada, un estudio sostenido de
y Elena Poniatowska, Diana Sorensen se particular al tono de voz de la primera pieza y la cultura mesoamericana y de la
literatura, sociopolítica y cultura
detiene en el análisis paciano de lo prehis- especialmente a lo que Manjarrez considerara popular mexicanas desde la con-
pánico que caracteriza el México contem- sus «frases felices». Y aunque sí hallo que es quista en adelante).
poráneo: «menor» en comparación con las otras cuatro, 9
no es por la calidad de la voz narrativa sino Héctor Manjarrez, «La indis-
In a dazzling explanation of the Aztec worldview, Paz porque en muchos otros medios hemos ya creción de Elena Poniatowska».
Cuadernos Políticos, 30 (1981),
leaves no loose end: every element in the structure is podido informarnos acerca de la gente pobre p. 104.
held together by the centripetal pull of the concep- de la gran capital de México –pero enfatizo
10
tual axis he deploys. In the center lies the sun, which aquí que pocas veces con tanto colorido, tanta Ya que acabo de escribir un
demands blood through the centuries, following the «frase feliz», tanto «uso del intelecto» y tanto libro que reúne los aforismos
de la obra entera de Carlos
rule of continuity, which permeates time and space. sabor verbal como en este cuadro pintado Monsiváis, ahora me hallo con-
… Furthering the logocentric organization of the por Poniatowska. Esas frases que molestan a templando los aforismos genia-
argument is the weight of the name: the repetition of Manjarrez no son tanto felices como lo son les de la «sentimental» Elena
Poniatowska.
the Mexica name for both the nation and capital city aforísticas y no se confinan a la primera cróni-
reinforces the haunting, unavoidable presence of the ca sino que siembran liberalmente el discurso
«terrible dominación azteca» (Ibíd., p. 308). del libro entero10. Los otros cuatro capítulos
son insólitos.
Sorensen finalmente ve en la lógica de En casi ningún otro lugar (en 1980) ha-
Paz un nivel de rigidez arcaica reflejada en bíamos leído de una mujer que solita acecha
su propio argumento acerca de la herencia al presidente del país en cualquier esquina,
azteca; por mi parte, acepto hasta cierto pun- insistiendo que le diga dónde tiene a su hijo,
to el razonamiento de Paz y el de Sorensen. dónde lo está torturando; sobre ochenta y
Sin embargo, lo que veo como el «síndrome tres mujeres pobres venidas de todas partes
azteca» en Fuerte es el silencio –y una notable de México y que, privándose de comida en la
proporción de la literatura mexicana desde Basílica, llaman la atención de un público ab-
la conquista hasta hoy– no está definido por solutamente indiferente a las fotos de docenas
conceptos poéticos: el sol hambriento de de adolescentes desaparecidos, torturados,
sangre, etc.8 Mi interés en la concatenación de probablemente asesinados por el gobierno.
características premodernas que se ostentan Tampoco leído estadísticas de las que ni la
con regularidad en los cinco textos de Fuerte autora quiere enterarse, no vaya a tener que De la «muerte florida» al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
es cómo el discurso periodístico de Ponia- aceptar que su México lindo y querido no fuerte silencio ancestral
towska los yuxtapone con signos de cambio, es más que cualquier otra dictadura barata; LINDA EGAN

103
ni leído de cómo una espiga de otros en coro, que ella «da voz a los que no
campesino mesiánico casi solo la tienen» sino que habla con los que sí tienen
y de una noche al día siguiente voz –un habla rica, colorida, fuerte– pero que
persuade a 15, 000 indigentes a por el terrorismo estatal suelen mantenerse
mudarse a un terreno vacío (del quietecitos hasta que alguien como Ponia-
que se ha adueñado un terrate- towska les da el micrófono en forma de un
niente) y poblarlo para nunca libro como Fuerte es el silencio. A veces es
jamás salir, pese a invasiones de excelente ser princesa de a de veras, aunque
policías, soldados y gobernado- hable como si hubiera nacido en la Cande-
res, amén de encarcelamientos, laria.
torturas y asesinatos de colo- Comienzo, entonces, a juntar los hilos
Plantón en el Zócalo. nos11. Vienen. Se quedan. Esta que integran los cinco segmentos de lo que
casa es suya. es, además de una antología de textos de pe-
Y ¿aquella voz sentimental y demasiado riodismo literario, una sola crónica de vasto
11 «sincera» de la primera crónica? No es nin- valor testimonial y de encumbrado mérito
Carr dice que fueron 10. 000
paracaidistas. guna voz literaria ni asumida para demostrar estético14. Esta crónica plantea una visión
solidaridad con el pueblo sufrido. Es la voz de singular del México de los sesenta examinado
12
Elena Poniatowska nació en Pa- su Alteza Mexicana la princesa populachera desde diversos ángulos pero por un par de
rís, hija de madre mexicana Poniatowska quien a los diez años de edad ojos enfocado en un solo sujeto: una sociedad
cuya familia salió de México
durante la Revolución Mexicana
llegó a la Ciudad de México, hablaba sólo suspendida tortuosamente entre épocas. Por
para refugiarse en Europa; allí francés12 y fue inscrita por sus padres en «una un lado se nos presenta un pueblo todavía
se casó la madre de Elena con ridícula primaria británica, donde –dice– can- regido por una cosmovisión que sintetiza la
un príncipe polaco. Hasta me-
diados de la Segunda Guerra tábamos ‘God Save the Queen’»13. Y ya que religión arcaica (pagana) y la histórica (cris-
Mundial, cuando las condiciones nunca antes había estudiado formalmente tiana): México desde la conquista, a través de
de Francia obligaron la huida
de la familia Poniatowska Amor el idioma español, aprendió la lengua de los la colonia y hasta hoy hecha de gente premo-
a México, Elena se educó como sirvientes de la casa: derna pero arreglándosela dentro de una so-
niña francesa de la alta burgue-
sía europea.
ciedad «histórica»15. Por otro lado, un México
Desde aquel tiempo, siempre he guardado mucha persuadido desde sus orígenes en Anáhuac de
13 compasión para las criadas de la casa o como quieras la inescapable «necesidad dolorosa de la des-
Magdalena García Pinto, «Elena
Poniatowska». Entrevista, in Wo- llamarlas. Eso explica por qué me gusta tanto Jesusa igualdad social» (Clendinnen, op. cit., pp. 239-
men Writers of Latin America: Palancares, la protagonista de mi libro Hasta no 40, ésta y seguidas traducciones mías) y, por
Intimate Histories. Trad. Trudy
Balch & Magdalena García Pin- verte, Jesús mío. Aprendí español porque no me hacía lo tanto, de ritos y reglas inquebrantables en
to. Austin: University of Texas falta hacerlo. Hasta cierto punto, se le consideraba el todos los niveles reforzados so pena de muer-
Press, 1991, pp. 162-81.Entre-
vista con Elena Poniatowska de
idioma del colonizado….De hecho, hasta hace poco, te para dramatizar el rigor de la conformidad
1991 en español traducida al yo todavía empleaba ciertas expresiones comunes en- y para mantener un orden inherentemente
inglés; ésta y otras traducciones tre la gente de poca escolarización. (citada en García precario, siempre a punto de desintegrarse16.
de la entrevista (de nuevo al
español) son mías. Pinto, op. cit., pp. 168, 170) «Cualquier inconforme es un enemigo, su
familia también y un día sin más, de pronto,
14
En una reseña positiva de Fuer- Pese a su abolengo aristocrático, Ponia- deja de estar entre nosotros» (Poniatowska,
te, la escritora Verónica Volkow towska se identifica con los subalternos de op. cit., p. 138).
alaba la «gran valentía y [su]…
insuperable calidad literaria»
México y desde su niñez habla con el mexi- El período colonial sólo transformó el
(Volkow, op. cit., p. 42), pero cano callejero. Por eso no digo, como tantos autoritarismo de la sociedad azteca, refinan-
inmediatamente después califica do y prolongando tendencias de su carácter
su propio juicio al decir que
el valor de la colección como con Volkow. El valor crítico- 15 habituado desde siempre en el pueblo mexica:
testimonio «rebasa infinitamente político es de enorme valor y Louise M. Burkhart, The Slip- «una profunda predilección cultural…por la
cualquier consideración de valor cuenta como parte de su mé- pery Earth: Nahua-Christian
literario». Al preguntarme por rito literario; explica en gran Moral Dialogue in Sixteen-
auto-extinción», la pasividad, el alcoholismo,
qué a los críticos en México pa- medida por qué este libro th-Century Mexico, Tucson, el ritual como «un espejo ancho y oscuro»
reciera siempre más importante retiene su legibilidad después University of Arizona Press,
lo testimonial que lo literario me
en el que una sociedad todavía no está hecha,
de 28 años y todavía está 1989, p. 181.
contesto a mí misma: precisa- disponible en amazon.com. sino que siempre está en vías de constituirse,
mente por el análisis que llevo Pero nadie lo leería si antes 16 consciente de la fragilidad de lo «construi-
a cabo en este estudio. Pero que nada aquel testimonio Clendinnen, op. cit., pp. 241-
que conste: no estoy de acuerdo no estuviera enfundado en 42; José Alcina Franch, «Poder do» vs. lo «fijo» y la índole no acabada de
un discurso de inmejorable y sociedad», en , José Alcina su país (Clendinnen, op. cit., pp. 259-60). A
fuerza y delicadeza poética: Franch, Miguel León-Portilla y
si la técnica y la voz litera- Eduardo Matos Moctezuma
pesar de la retórica tranquila de los agentes
rias de Elena Poniatowska (eds.), Azteca-Mexica: las municipales, Tenochtitlan «era un lugar asom-
De la «muerte florida» al activismo
no fueran de primer orden, culturas del México antiguo, brosamente violento, en donde mucha de esa
civil: Elena Poniatowska rompe el insuperables entre los mejores Barcelona y Madrid: Lunwerg
fuerte silencio ancestral escritores en lengua española Editores, 1992, p. 374. violencia no era ni individual ni sin planearse,
LINDA EGAN entonces y hoy. sino certificada y oficial» (Ibíd, p. 46). Y no

104
se confinaba a los sacrificios rituales sino que político, económico y religioso
regularmente se desataba sobre los ciudada- (Séjourné, op. cit., pp. 101-109).
nos, incluso hasta el punto de la muerte (Ibíd., Desde que las tribus nómadas
pp. 46-47). comenzaron a asentarse y a de-
La lección que más se quedaba con los sarrollar la agricultura, México
mexicas a través de los siglos después de la ha sido una tierra de gran po-
conquista fue que las sangrientas ceremonias blación, la mayoría de la cual
de carnicería sacrificial, a las que se habían re- ha estado siempre concentrada
galado sus enemigos, sus esclavos, sus vecinos en el centro del país, donde,
y sus propios hijos, no habían salvaguardado por consecuencia natural, in-
el orden social ni su universo sino solamente cluso en tiempos de las grandes
habían confirmado que ellos mismos –los civilizaciones maya y azteca, se Plantón en el Zócalo.
seres humanos– eran un tiempito «hecho» de sufrían estragos medioambien-
«dependencia desoladora» de las condiciones tales (Stevens). En Morelos, donde se conside- 73-74). El efecto, en conjunto, de
las prácticas sagradas, políticas
inhumanas, vegetales, de la existencia fugaz ra que la tierra es excelente para labrar, hay un y sociales es la deshumanización
(Ibíd., pp. 262-63)17, de «la falta de realidad «aluvión de gente» que, paradójicamente, da y entumecimiento del humano,
para que acepte su lugar en la
de la persona humana»18. Quizás el aspecto lugar a la fragmentación excesiva de la tierra y, jerarquía rígidamente controla-
que más disguste al que escucha hoy de los por consecuencia, al empobrecimiento; todo da sin queja ni cuestionamiento
(Samuel Martí, Canto, danza y
sacrificios humanos de Mesoamérica (o bien esto unido a una gran cantidad de hombres ar- música precortesianos, México,
de los incas o cualquier otra gente: africanos, mados que van cazando a campesinos de parte Fondo de Cultura Económica,
hindúes…) es el elemento del sufrimiento –de de terratenientes y funcionarios del gobierno, 1961, p. 234), incluso hasta
la entrega de un hijo para ser
la tortura– que figuraba como parte inherente sembrando así un ambiente permanente de sacrificado y comido (Fray Ber-
del rito. terror, machismo y venganza. nardino de Sahagún, Historia
general de las cosas de Nueva
Los toltecas y los aztecas convirtieron En el contexto de este retrato abreviado España, Madrid: Alianza Uni-
lo que originalmente había sido un rito sa- de la cosmovisión ancestral e histórica mexi- versidad, 1988, 1, p. 104). El
sacrificio de niños se practica-
grado en un acto político-económico19. Un canas, iremos viendo cómo en Fuerte es el ba en Mesoamérica ya desde
aspecto del asesinato ritual entre los mexicas, silencio Poniatowska pone en oposición a ese 200 a.C.-600 d.C., época del
en ese entonces, combinaba la purificación síndrome arcaico e hiriente, a esas dos fuerzas estado-ciudad de Teotihuacan,
cultura «madre» de Tula y luego
espiritual y la prueba del poder teocrático, poderosas: de Tenochtitlan (Johanna Bro-
fenómeno que requería del sufrimiento de la (1) Frente a la violencia implacable, casi da, «Templo Mayor as Ritual
Space», en Johanna Broda, Da-
víctima, incluso cuando era un acto de auto- impensable, del gobierno y sus agentes hacia víd Carrasco y Eduardo Matos
sacrificio, como en el caso de los danzantes no sólo los acusados de delitos sino a las fa- Moctezuma, The Great Temple
of Tenochtitlan: Center and Pe-
de Chiapas quienes, por lo menos hasta el milias y demás ciudadanos, y a la indiferencia riphery in the Aztec World, ,
momento a mediados del XX cuando Samuel y apatía casi igualmente incomprensibles de Berkeley, University of California
Martí escribió su estudio, todavía bailaban la mayoría de la gente, la cronista primero Press, 1987, p. 88).

sobre cenizas calientes, quemándose los pies levanta ante los ojos de todos –un gobierno 18
y luego emborrachándose hasta perder el cínico, una sociedad entumecida y nosotros Laurette Séjourné, Pensamiento
y religión en el México antiguo,
sentido (Martí, op. cit., pp. 234, 58). Como los lectores escandalizados y conmovidos– el México y Buenos Aires, Fondo
reza la canción prehispánica, «Xopancuícatl, rechazo absoluto de un individuo que se opo- de Cultura Económica, 1957,
p. 59.
xochicuícatl», los flechadores deben hacer que ne a la violencia oficial y a la sumisión civil.
sus dardos entren en el cuerpo del mancebo En la persona de Rosario Piedra de Ibarra, 19
«impoluto, virgen, hombre», amarrado a la madre de uno de los centenares de «desapare- Clendinnen, op. cit., pp. 260-
61; Laurette Séjourné, Pensa-
«columna pétrea pintada» sólo un poco: «no cidos» mexicanos, Poniatowska modela para miento y religión en el México
es necesario / que pongas toda tu fuerza para / México una democracia ideal, cuyo infatiga- antiguo, México y Buenos Aires,
Fondo de Cultura Económica,
asaetearlo, para no / herirlo hasta lo hondo de ble asalto pacifista y legal contra la corrupción 1957, p. 172.
sus carnes / y así pueda sufrir / poco a poco, institucionalizada, la violencia gubernamental
20
que así lo quiso / el Bello Señor Dios»20. En y la indiferencia social por el valor de la vida Miguel León-Portilla, Literaturas
Tenochtitlan, al tlatoani-rey se le consideraba humana ilumina desde dentro de la antor- indígenas de México. Méxi-
la personificación en la tierra del Bello Señor cha espiritual que es esta madre adolorida, co, Editorial MAPFRE/ Fondo
de Cultura Económica, 1992,
Dios, y lo que daba placer a Huitzilopochtli p. 258.
o a Tláloc igual complacía a Ahuítzotl o
Moctezuma.
17 to hasta su madurez, al ser
Este escenario cultural-psíquico se lleva a La analogía que corre a tra- humano se le compara a
cabo en un territorio fuertemente urbanizado, vés de todas las descripcio- una mazorca de maíz (Clen-
nes mexicas del crecimiento y dinnen, op. cit., p. 181).
donde todo está dominado por el quincunce, desarrollo humanos equipara Durante los ritos sacrificiales, De la «muerte florida» al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
los cuatro rumbos de la periferia subordi- plantas y seres humanos; en el cuerpo humano sirve como fuerte silencio ancestral
particular; desde su nacimien- accesorio teatral (Ibíd, pp.
nados como tributarios al centro del poder LINDA EGAN

105
una Ausencia Fundamental en Visión, en fin, arcaica, del cosmos sagrado en
México: el Vacío donde los de- el que el ser humano, el animal, el vegetal y el
rechos humanos deben estar y cuerpo celestial, todos ellos tenían el mismo
ser reconocidos, respetados y valor y se sostenían entre sí en un circuito de
poseídos. interdependencia.
(2) A la misma violencia his- En el Centro, los periféricos esclavizados
tórica e interminable desatada por la falta absoluta de empleo, vivienda, ser-
contra los campesinos indefen- vicios municipales –la más mínima atención
sos, Poniatowska nos ofrece el del Padre Tlatoani– buscan consuelo donde lo
caso aleccionador de un revo- encuentren. Por ejemplo, cuando un terremo-
lucionario rural, maoísta entre- to derrumba el Ángel dorado de la Indepen-
Plaza de Tlatelolco. nado en China que radicaliza a dencia, icono de la libertad y del bienestar que
quienes puede, y que se vuelve vinieron esperanzados a buscar, Poniatowska
experto en organizar invasiones de terrenos personifica la estatua rota, cual Coyolxauh-
21 por miles de paracaidistas, estableciendo ciu- qui despedazada por fuerzas cósmicas22: una
Carlos Monsiváis, Entrada libre:
crónicas de la sociedad que se
dades proletarias como golpe de relámpago beata, «entre gruesos lagrimones murmuraba:
organiza, México, Era, 1987, antes de que las autoridades lleguen para ‘Se ha muerto mi Ángel de la Guarda’». (Po-
p. 41.
desalojar a las masas. Aquí el ejemplo es el niatowska, Fuerte, pp. 13-14)23. No habla Po-
22 infatigable asalto –violento e ilegal– contra la niatowska. Habla la gente desamparada que
Coyoxauhqui, en mitos aztecas, misma corrupción institucionalizada, el mis- Sahagún cita en su gran crónica; habla la gente
es diosa de la luna y la Vía
Láctea, y hermana de Huitzilo- mo gobierno violento y la oligarquía rapaz, desamparada hoy día en la Ciudad de México
pochtli, dios del sol y la guerra, esto es, la misma actuación deshumanizadora. que Poniatowska escucha. Las extremidades y
quien, no bien nace (saltando
del vientre de su madre, Coat-
El héroe popular, el Güero Medrano, no quie- alas del Ángel son mandadas a talleres en los
licue-Cihuacóatl en la Montaña re menos que Rosario Ibarra: vida y derechos barrios más pobres, y la gente derrotada que
Coatepec), le corta la cabeza a
su hermana celosa y le da una
humanos. Parece que pierde la vida, pero gana venera a la diosa vencida acude a vigilar su
patada que la manda rodando derechos y vivienda para muchos miles de po- rearticulación, como si, tras casi cinco siglos
montaña abajo hasta que se des- bres en el campo, sin que la mayoría de ellos de espera, fueran a ver el milagroso retorno
pedaza al pie de la colina. Estos
elementos se replican luego en tengan que volverse violentos como él. de los dioses que la habían abandonado de su
los ritos sacrificiales del Templo Poniatowska da comienzo a su crónica calpulli en Tenochtitlan:
Mayor, un Coatepec simbólico.
Un enorme disco esculpido de la
con «Ángeles de la ciudad», concentrándose
diosa despedazada se puede ver en la vida de miseria de los campesinos que Tuvo muchos visitantes en su cuarto de enfermo…
en el museo del Templo Mayor
excavado al lado de la Catedral
entran a raudales en la capital mexicana; Cientos de curiosos se asomaron a verlo, a com-
en el Zócalo de la Ciudad de huyen del desastre rural fabricado por un probar lo que el tiempo hacía con sus cicatrices;
México. Sobre el mito del na- gobierno centralista que, desde tiempos de hubo pleitos en los vecindarios por su posesión;
cimiento de Huitzilopochtli y la
muerte de su hermana, véase, Teotihuacan, Tula y Tenochtitlan, sigue ba- los habitantes de las calles de doctor Liceaga y de
por ejemplo, Richard Townsend, sando su economía imperial sobre el sistema doctor Barragán estaban muy orgullosos de que el
The Aztecs, London, Thames and
Hudson, 1992, pp. 58, 60.
tributario que arrebata de la periferia lo que nuevo Ángel, más grande y mejor dorado, surgiera
alimenta a la capital todopoderosa. Mientras de los andrajos de su colonia (Poniatowska, Fuerte,
23
En Cempoal, donde Cortés hizo
Carlos Monsiváis condena «la centralización p. 14).
aliado al Cacique Gordo, prime- del poder que es la sacralización del des-
ro derrocó los ídolos del templo pilfarro de recursos»21, Poniatowska fija su Poniatowska da fin a su crónica con «La
que allí encontró embadurnado
de la sangre de los sacrificados ojo en el efecto del sistema tributario sobre colonia de Rubén Jaramillo», nouvelle tes-
y cuando los indígenas vieron la gente de una ciudad ideada como «fauces timonial que ficcionaliza dramáticamente y
sus ídolos «hechos pedazos, los
caciques y papas [sacerdotes]
del monstruo…que todo lo envilece» (Ponia- en detalle minucioso, a manera de Hasta no
que con ellos estaban lloraban towska, Fuerte, p. 32) y en el propio Ángel verte, Jesús mío, el nacimiento, la infancia y
y tapaban los ojos» (Bernal Díaz
del Castillo, Historia verdadera
de la Independencia, símbolo libertador que adolescencia de una sola de esas «ciudades
de la conquista de la Nueva por el cinismo del gobierno ladrón y matón perdidas» que surgen como hongos en la no-
España, México, Alianza, 1991, se ha «disfrazado de zopilote negro» (Ibíd., che, llenándose de tantos pobres campesinos,
p. 131).
p. 33). Los niños que pepenan montones de tan rápida y tercamente que no hay voluntad
basura están pintados de negro por el smog, ni fuerza militar que los regrese a su pueblo
y sus figuritas resaltan contra el fondo del anterior, «conflictivo, hambriento y explo-
«compos» grueso llamado «rico suelo» que se tado» (Ibíd., p. 224). ¿Algo distinto al siglo
utiliza en la agricultura y las áreas verdes de la XVI?:
capital, «o, para decirlo en términos elegantes,
De la «muerte florida» al activismo es una sopita de nuestro propio chocolate. El En este mundo no hay verdadero placer ni verda-
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral círculo se cierra. Nos alimentamos, evacua- dero descanso, mas antes hay trabajos y aflictiones
LINDA EGAN mos y volvemos a alimentarnos» (Ibíd., p. 25). y cansancios estremados, y abundancia de miserias,

106
pobrezas. ¡Oh, hija mía, que en este mundo es lugar conferencia de prensa al ser nombrado por el 24
Fray Bernardino de Sahagún,
de lloros… donde hay fríos y destemplanzas… y es nuevo presidente López Portillo embajador Historia general de las cosas
lugar de hambre y de sed!... Este mundo es malo, de México en España» (Poniatowska, Fuerte, de Nueva España, intr. Alfredo
López Austin y Josefina García
penoso24. p. 71), y mientras el ex presidente y autor de Quintana. Madrid: Alianza Uni-
la matanza de Tlatelolco reinventa la historia versidad, 1988, 1, pp. 365-66.
El tema de los campesinos –lo que ocupan descaradamente, Poniatowska observa cómo 25
terrenos baldíos cerca de Cuernavaca– des- «metió sus manos de nuevo en la herida de Meyer y Sherman dicen que
esperados pero movilizados hacia un futuro Tlatelolco y retó groseramente a sus interlo- los mexicanos más informados
coinciden en figuras entre 300
mejor, reúne los cinco textos del libro como cutores: `¿Dónde están los cientos, los miles y 400 muertos (Michael Meyer,
cinturón de miseria, rabia y aprendizaje que de muertos, señores periodistas?’» (Ibíd., D., & William L. Sherman. The
Course of Mexican History. 4a
acaba por desenlazar un nudo eterno y halla p. 71). En primera instancia, la cronista ha ed. New York- Oxford, Eng.:
anidado muy adentro un hilo delgado que se hecho reaparecer en el centro de Tenochtit- Oxford University Press, 1991,
alinea hacia una historia nueva. lan-México, junto al recién excavado Templo p. 669).

En medio, tres crónicas que fundamentan Mayor (1978-1982), la figura ensangrentada 26


el viaje desde Anáhuac hasta la esperanza en del tlatoani-sacerdote azteca en persona de José Alcina Franch, «Poder y
sociedad», Azteca-Mexica: las
1980 de que los mexicanos pronto habiten una Díaz Ordaz, sus manos hundidos en el pe- culturas del México antiguo,
capital y un país –una sociedad– plenamente cho del Movimiento-Víctima sacrificado por José Alcina Franch, Miguel León-
Portilla y Eduardo Matos Moc-
situada en el Nuevo Tiempo Mexicano. El re- él y sus soldados, cuyas balas destrozaron tezuma (eds.), Barcelona y Ma-
corrido del Movimiento Estudiantil refuerza el corazón del empeño democrático de los drid: Lunwerg Editores, 1992,
un hilo que corre a través de la colección ente- estudiantes. p. 164.

ra: el que ata la voluntad férrea de «la sagrada En segundo lugar, la pregunta arrogante y
imagen presidencial» (Poniatowska, Fuerte, realmente grosera del hombre a quien, impu-
p. 50) a la voluntad sumisa de todos los mexi- nemente, será premiado por el gobierno por
canos que obedecen; es mejor simplemente su crimen, se refiere a un leitmotiv poderoso
no prestar atención a la política, aceptar pa- de Fuerte es el silencio: los jóvenes rebeldes
sivamente lo que el Primer Mandatario dicte «desaparecidos» por el gobierno porque se
porque ¿qué caso tiene oponerse o siquiera atrevieron a disentir de la Palabra Divina del
expresar una opinión contraria? Niiiiiiii mo- tlatoani, a quien «se consideraba…como parte
ooooooooooodo. fundamental del universo,…y se pensaba que
para la armonía del universo era imprescindi-
El presidente es el padre, nuestro papacito, y en ble la presencia del gobernante supremo»26. A
el 68 nos tocó, …un padre colérico que tomó una la mañana siguiente después de la matanza del
silla para romperla en la cabeza y así matar al hijo 2 de octubre, 1968, sólo quedaban en la Plaza
desobediente. Todos conocen las consecuencias de la de las Tres Culturas unos zapatos y manchas
cólera y el miedo gubernamentales; un número aún de sangre, las condiciones perfectas para que
no establecido de estudiantes, hombres, mujeres y el gobierno negara la realidad, que «aquí no
niños (325 según el periódico inglés The Guardian) pasa nada, no pasó nada, el gobierno es la víc-
cayeron asesinados en la plaza de las Tres Culturas el tima, los estudiantes y agitadores comunistas
2 de octubre de 1968 (Ibíd., p. 51)25. quieren arruinar los Juegos Olímpicos y el
prestigio del Primer Mandatario, ¡a la prisión
Otra vez Sahagún: con todos!» y así fue…con la salvedad de que
unos cuantos, como Elena Poniatowska, Car-
¡Señor nuestro, humanísimo! En vuestras manos me los Monsiváis, Rosario Castellanos, Carlos
pongo totalmente porque yo no tengo posibilidad Fuentes y Octavio Paz, escribieron, denun-
para regirme ni gobernarme, porque soy ciego y ciaron, dimitieron embajadas.
soy tiniebla, y soy un rincón de estiércol….Está la Los cadáveres que de la noche a la mañana
pobre gente sin padre y sin madre, huérfanos, que desaparecieron de la plaza de Tlatelolco y
no saben ni entienden, ni consideran lo que conviene los que años después desaparecieron dentro
a su pueblo… Están como mudos. No saben hablar; de los muros de la prisión de Lecumberri
están como un cuerpo sin cabeza (Sahagún, op. cit., (donde Elena iba todos los días para recoger
1, pp. 335-36). sus testimonios) figuraron entre los primeros.
Luego se iban esfumando los de los setenta
No así Elena Poniatowska, ni el mínimo que se habían radicalizado, uniéndose a gru-
número de héroes que rompen la mudez de pos comunistas, bandas de guerrilleros, o bien
siglos de terrorismo estatal. Taladrando con simplemente se habían ido caminando por la De la «muerte florida» al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
sus ojos a Díaz Ordaz en 1977, instalado nada calle, hablando con amigos, leyendo ciertos fuerte silencio ancestral
menos que en el Zócalo en 1977 «en insolente libros y ¡pum! sospechados, agarrados por la LINDA EGAN

107
27 policía (fuerzas de «seguridad») y ya, jamás El sufrimiento. La tortura. El sacrificio.
Los mesoamericanos asignaban
valores humanos y religiosos vistos ni oídos nunca. Gone in Sixty Seconds. La trinidad sagrada de la teocracia mesoame-
simbólicos a papelitos de colores Rosario Ibarra parpadeó y perdió de vista ricana. En ella estaba basada la ideología cul-
con los que decoraban por igual
ídolos de dioses, los cuerpos de
para siempre a su hijo Jesús; luego se constru- tural, económica y política. Y Rosario Ibarra,
víctimas sacrificiales y los cadá- yó una caparazón de dureza suficiente que la sinédoque de todos los padres que sufren «la
veres de gente recién muerta, o protegería durante los años de su larga cam- tortura moral» (Ibíd., p. 113) por sus hijos se-
por sacrificio u otras causas.
paña contra la impunidad del presidente y sus cuestrados y torturados por violación sexual,
verdugos, contra la criminalidad del gobierno, asfixia, sed, ahogo, toques eléctricos, golpizas,
contra la im-pasividad de sus compatriotas incomunicación total, privación de toda nece-
–sobre todo los de su misma clase burguesa– y sidad física y psíquica, quemaduras, patadas,
contra la deshumanización de su sociedad y la desnudez, puñetazos… (Ibíd., pp. 105-15).
la desvalorización de la vida de un muchacho, Obligan a los niños observar las torturas de
un hombre, una mujer, una joven. Toda esta sus padres e incluso a una madre presenciar
situación reclutó a Elena Poniatowska, quien la tortura de su hija de año dos meses (Ibíd,
se presta a sus lectores como abogada del dia- p. 113).
blo, como modelo de disidente demócrata; es De Sahagún («En Tenochtitlan, las madres
ella quien cuestiona todo lo que hace y dice tenían que observar a los sacerdotes pellizcar
Rosario Ibarra contra su gobierno, no vaya a sus niños para que soltaran lágrimas –buen
a acusar a éste de crímenes y atrocidades que augurio para la lluvia– y luego mientras los
no pueden ser –simplemente no es posible que degollaban y cocían para comer») a la cruda
sean– verdad. realidad de otros tiempos:
Y cuando resulta que sí lo son, la doble
prueba –la de las acciones de Rosario y la A mi hijita Tania, de un año dos meses, la torturaron
voz de Poniatowska– deja a todos sin más en mi presencia maltratándola y aplicándole toques
opción que ver con los lentes más enfocados eléctricos en todo su cuerpecito, después de haberla
del mundo la pura pura realidad. En el Méxi- torturado psicológicamente al ver golpear a sus
co de la década de los setenta, igual que la padres. Recuerdo y me estremezco al hacerlo, cómo
Uganda de Idi Amín, la Argentina del militar lloraba y gritaba ‘Papá’ y mi dolor ante la impotencia
que desaparece a miles, igual que en cualquier para defenderla y consolarla. …Cuando fui liberada,
dictadura violenta, igual que en el Tenochti- antes de salir, fui amenazada de muerte y se me dijo
tlan sacrificial de Moctezuma, los que son que mi familia y mi hija iban a sufrir las consecuen-
secuestrados, torturados y escondidos de sus cias si yo hablaba. Hago responsable al gobierno
familiares y amigos son tratados así porque mexicano…» (Ibíd., p. 107).
«no importan, porque bien pueden ser cua-
renta o cuatrocientos o cuatro mil, porque Con insólita valentía, Bertha Alicia, «a
no son nadie» (Poniatowska, Fuerte, p. 73), quien habían desnudado brutalmente», denun-
porque son «como papelitos de colores» cia al gobierno mexicano porque, dice, «creo
(Ibíd , p. 90)27. Del muchacho desaparecido, que es necesario dejar claro que en México
«nadie sabe cuál es su condición física, si sí hay cárceles clandestinas y en ellas se en-
está enterado de que su madre lo busca, de cuentran cientos de desaparecidos políticos y
que muchos mexicanos se indignan contra comunes y que la tortura se practica sistemáti-
un procedimiento degradante de la persona camente y con la mayor impunidad» (Id.).
humana» (Ibíd., p. 98). Si en otros países por Son cinco años durante los cuales Ponias-
lo menos se documentan los cargos en contra towska rastrea los pasitos al trote de Rosario,
de un prisionero, en México «no hay cargos, quien va y viene de veintenas de ciudades en
el opositor simplemente se desvanece, nadie Estados Unidos, pregonando su causa (y ga-
sabe, nadie supo… El desaparecido… ya no nando publicidad como chaqueta de teflón),
es nadie, no es nada. El desaparecido se lleva y de ciudad en ciudad dentro de México, de
hasta su silencio» (Ibíd., p. 139). oficina en oficina en la capital, hostigando
interminablemente al presidente y sus lacayos
Rosario está incendiada. Arde. Toda la noche. Arde y guaruras. No sólo se ha enterado de mucho
como lámpara votiva. Nunca he visto a un ser tan más de lo que jamás hubiera querido saber
absolutamente trabajado por el sufrimiento como sobre el grado y la cantidad de la homicida
Rosario, pero trabajado en el sentido que la ha violencia gubernamental en su país, sino que
De la «muerte florida» al activismo pulido, la ha adelgazado hasta ser casi puro espíritu, ha comenzado a observar por todas partes la
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral pura fuerza de voluntad vuelta hacia el hijo (Ibíd., proliferación de guardaespaldas que todos
LINDA EGAN p. 101). los funcionarios públicos y los ricos traen

108
consigo como perros guardián, quizás porque crónicas que conforman el libro, «La colonia
realmente corren el peligro de ser secuestra- Rubén Jaramillo», cuya recreación ficciona-
dos o asesinados o –más probable– porque lizada de la invasión de tierra, «escopeta en
«estamos fabricando un país de pistoleros» y mano», es metonimia, sinécdoque, emblema
cochazos negros como signos de la inmortal y alegoría en forma de poesía prosaica para
sacralización de la violencia en México (Ibíd., las cuatro crónicas que pavimentan el cami-
pp. 120-21): «Dan ganas de fabricar una no al texto más extenso y, a su manera, más
bomba: X kilos de trilita, X kilos de plástico, desgarrador de todos. Leer el testimonio de
X kilos de azúcar, porque el azúcar acelera la Rosario, ver por las descripciones líricas de
combustión, o de plano, unos cuantos kilitos Poniatowska a una madre que día con día y
de mexicana dinamita para hacer volar tanta in- año tras año está convirtiéndose en pura pena
solencia y tanto rastacuerismo»(Ibíd., p. 121) y abstracción política, es a la vez una respon-
(Cuidado, Elena, no vayan a desaparecerte sabilidad y un suplicio. Leer el testimonio
por saber los usos extracocineros del azúcar y de una madre que ha tenido que aguantar la
el uso extra-burgués de la voz.) triple tortura de ser desnudada violentamente
Le perdonamos (y me perdonen) el tono mientras sabía que su hijita de un año obser-
satírico en medio de tanto horror, porque vaba aquel horror y luego, para colmo, mirar
donde Elena Poniatowska sí aprovecha el mientras hombres bestiales torturaron a su
poder de su propia voz sentimental, personal, bebé, no sólo es doloroso, es no poder conte-
adolorida, es en medio de su reportaje sobre el ner las lágrimas. Presenciar a través de los ojos
terco empeño de Rosario Ibarra por abrir un y la vida de los colonizadores de la fundación
diálogo civil y democrático con el gobierno pacífica y violenta del pueblo Rubén Jarami-
sobre el más que obvio hecho de la respon- llo, misión revolucionaria y democrática de
sabilidad de éste por el secuestro, tortura, Florencio Medrano Medares, el Güero, es
asesinato y encubrimiento del paradero de caer absorto en la fascinación de lo verdadero
incontables víctimas. Culpables o inocentes, presentado con la belleza de lo novelesco,
merecen su día en el tribunal, de acuerdo con perdernos en el suspenso de «un romance»
la constitución y la magistratura. (Manjarrez, op. cit., p. 111). Junto con los
Un día Poniatowska lee que el hijo de insólitos méritos del testimonio que Ponia-
un amigo intelectual desaparece y pronto towska recoge para este reportaje novelado,
después su cadáver, con señas de tortura, se la historia romántica de una relación tímida
halla al lado de un camino. Lo «objetivo» de de amor entre el Güero y Elena, la maestra
su investigación cronística, pese al aspecto que deja la escuela para servir de secretaria
emotivo relacionado con Rosario, de pronto en la nueva colonia, nos atrae sinceramente
se ha vuelto personal; lo que ha pasado a tan- porque, como bien dice Manjarrez, aquí voz
tos «otros» mexicanos podría pasarle a ella, a y palabras de la autora «no dan una nota falsa
Elena Poniatowska. Aquí, en el país que ella jamás» (Id.).
eligió llamar suyo y que ama con un ardor No sabemos sino hasta las últimas páginas
igual al que está consumiendo a Rosario por del libro que Poniatowska no presenció nin-
dentro con el fuego de la tortura de un con- guno de los actos de fundación o defensa de
denado a la muerte (Ibíd., pp. 125-26). Y se la colonia, ni cuando el Güero por fin huyó
da cuenta que el desprecio por la vida, que la armado justo minutos antes de que los agentes
violencia oficial convierte en trapo sangriento del gobierno pudieran capturarlo. Como en el
y tira como basura al lado del camino, es di- caso de Noche y Hasta no verte, todo ha sido
rigida tanto hacia un individuo educado en la reconstruido con base en testimonios recogi-
universidad como hacia un «Lucio Cabañas, dos después, cuando (se supone que) el Güero
Genaro Vásquez Rojas y Florencio Medra- ya ha muerto en campaña y su adelita Elena lo
no Medares, que agotaron todos los cauces ha llorado. Lo que sí revela la historia es que,
legales»; que lo que sucedió con el hijo de su a diferencia de Rosario, cuyo proyecto de
amigo de la alta clase burguesa ha sucedido años es con base en la legalidad y una campa-
igualmente «con los miles de campesinos ña paciente para tomar declaraciones contra el
que vienen al Departamento Agrario, no les gobierno, el Güero Medrano funda colonias
resuelven nada, y regresan a invadir tierras –la Jaramillo, por ejemplo– como el primer
escopeta en mano» (Ibíd., p. 98). paso en una guerrilla extendida y como, se-
Con esta mención en medio del texto so- gún su lógica radicalizada, la única manera De la «muerte florida» al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
bre «Los desaparecidos», Poniatowska esta- de «dialogar» con un gobierno que, sólo en fuerte silencio ancestral
blece otro vínculo interno con la última de las el estado de Guerrero, ha desaparecido a 255 LINDA EGAN

109
28 campesinos (Poniatowska, Fuerte, p. 224), agua, la luz, los postes, los desayunos escolares ya
El alcoholismo y la borrachera
forman otro leitmotiv que recorre y que jamás –nunca– cumple con ninguna estaban pagados de antemano, que eran la sangre
el libro; igual se destaca en el promesa a la gente. Sus palabras son veneno de sus abuelos, el polvo de los huesos, el mástil de
discurso de Sahagún y otros
cronistas que detallan la vida
dulce vertido en los oídos de gente vulnerable, sonajas de la mazorca, el grano lanzado en los sur-
cultural de los aztecas. Como ha deliberadamente mantenida sin escolarización cos; que sólo entraban en posesión de lo que debió
observado Inga Clendinnen, las ser suyo hace mil años, que al que tenían que dar el
leyes que tienen una sociedad
y fácilmente manipulada. El Güero aconseja a
son buenos indicios de lo que los colonos que no tomen en serio nada de lo crédito era a su corazón porque la tierra era su casa
hace regularmente una gente; que el gobierno o los terratenientes les diga, (Ibíd., p. 227).
las muchas leyes en contra de la
borrachera y los muchos casti- porque siempre van a terminar engañados.
gos (hasta la pena de la muerte) El Güero tiene razón, pero no sin que Y sí, tiene razón el Güero. Desde que
por emborracharse contra la ley
en el México azteca son prueba
los campesinos que intenta aleccionar en una el tlatoani mexica mantenía con hambre al
de que había un gran problema especie de autogobierno –la sociedad civil, macehualli esclavizado, el agua, la luz, el
con el abuso del alcohol. Ese desayuno, la educación y la tierra le perte-
problema empeoró después de
democrática– le descrean porque es más bo-
la conquista y la pérdida de nito aceptar que el gobierno les dará el agua necían al mexicano, quien no le debía las
controles sociales sobre la vida y herramientas y otras cosas prometidas si gracias al mandatario sino al revés, el jefe le
organizada de los sobrevivientes
indígenas. tan sólo entregan las armas que esconden en debía gracias a los que labran la tierra que lo
la colonia. Así es que el hermano del Güero hacía rico a él. Eso y más el Güero enseñaba
y otros de los líderes son capturados, tortu- a sus colonos, y más, mucho más, a las espo-
rados y muertos, y el Güero disparado de tal sas de aquellos hombres. Eso, antes de irse,
forma que –el discurso así lo sugiere– muere. impacientemente, a sumarse a la violencia,
Lo que no muere con él son las lecciones porque «cuando la vida no vale nada, no
que había enseñado a los colonos acerca de la hay miedo a la muerte» (Ibíd., p. 260). Va en
organización y la manera de trabajar colecti- busca de ella, el Güero, secuestrando a ricos,
vamente un día de la semana para el bien de asesinando gente, recogiendo fondos para los
todos. Fue muy importante cómo, sencilla- colonos. «‘Nada como la muerte en guerra /
mente por escuchar a las mujeres, preguntar nada como la muerte florida’» (Ibíd., p. 275),
acerca de sus sentimientos y sus vidas, les viene la frase prehispánica, alusión al guerrero
mostraba la manera de resistir la violencia que batalla no para matar sino para capturar
machista de sus maridos, sobre todo cómo víctimas para sacrificar, o para ser sacrificado
quitarles el alcohol y la borrachera constan- él mismo. Parece que el Güero ganó lo que se
te28, y de demandar tiempo y espacio para buscaba. Se sacrifica para la causa, dejando co-
desenvolverse como individuos, como seres mo legado todo un pueblo de miles de gente
humanos; cómo, en fin, era posible que los que viven decentemente –y un buen número
más pobres y miserables de la tierra pudieran de mujeres mejor preparadas para defenderse
reclamar un lugar decente donde sus hijos en un mundo hecho por y para machos.
conocieran el bienestar físico y emocional, Si nos sorprende que uno de esos machos,
el beneficio de una educación de primaria, y tan dispuesto a morir mexicanamente, les
algo de estabilidad en los años formativos de diera lecciones feministas a mujeres pobres
su vida. Años después de la muerte del Güe- del campo (Ibíd., p. 231), admiramos que
ro Medrano, cuando casi nadie en la colonia una mujer como Rosario Ibarra haya podido
Rubén Jaramillo recordaba quién era, Elena trasmutar su dolor personal en una causa in-
Poniatowska se encuentra allí y conoce a ternacional que beneficie a su sociedad entera.
una mujer que sí lo había conocido y que lo Por la voluntad de actuar, de intentar vencer
recordaba todo….Y nos conmueve saber que el cinismo deshumanizador de siglos, ella y
la violencia sagrada de México reclamó otra las mujeres que la respaldan han instruido a
víctima sacrificial más antes de que pudiera hombres corruptos, crueles, criminales, sobre
ver florecer el jardín que había sembrado con la manera de hacerse una sociedad moderna
la vehemencia de su saber, querer y creer. de leyes, una sociedad civil (Ibíd., pp. 88, 117,
«No den las graciaaaaaas, no deeeeeeeen las 143). Dice Poniatowska:
graciaaaaaaaas», bramaba el Güero cuando
escuchaba cómo los colonos agradecían a los Si Rosario Ibarra de Piedra no hubiera iniciado una
agentes del gobierno que trajeran regalos para campaña de protesta y de difusión, no estaríamos en-
engatusar a los campesinos y convencerlos a terados a la fecha del problema de los desaparecidos
entregar sus armas. El Güero les dijo y sólo tendríamos una noción muy vaga y fácilmente
De la «muerte florida» al activismo desechable de cómo, en casos de oposición política,
civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral que aquello que les enviaban de la capital no era un son pisoteadas en nuestro país las libertades demo-
LINDA EGAN regalo sino el producto de años, que todo eso, el cráticas (Ibíd., p. 143).

110
Y, cual Bernal Díaz del Castillo posmo- Ana María Amar Sánchez, «Las voces de los
derno, Elena Poniatowska lucha contra un otros: el género de no-ficción en Elena
gobierno que ningunea hasta borrar la exis- Poniatowska», Filología, 25:1-2 (1990),
tencia de los que se le oponen en opinión o pp. 161-74.
acción. Clama justicia la lista de los héroes, Pierina E. Beckman, «Las crónicas de Elena
de las víctimas, de los que han pagado el Poniatowska», Fem, 16: 110 (1992), pp.
precio de «entrada libre» en la sociedad que 45-47.
se organiza: los héroes de 1968 (Ibíd., pp. José Joaquín Blanco, Crónica literaria: un
50, 53-55, 57-59), los líderes de maestros, siglo de escritores mexicanos, México, Cal
ferrocarrileros y campesinos (Ibíd., p. 98), y Arena, 1996.
los torturados que milagrosamente reapa- Johanna Broda, «Templo Mayor as Ritual
recen (Ibíd., pp. 105-15), los que ayudaron Space», en Johanna Broda, Davíd Car-
a fundar la colonia Rubén Jaramillo (Ibíd., rasco y Eduardo Matos Moctezuma, The
pp. 181-278). Great Temple of Tenochtitlan: Center and
Las personas que poseen estos nombres Periphery in the Aztec World, Berkeley,
anuncian el mensaje que se oye claramente University of California Press, 1987, pp.
en cada uno de los segmentos de Fuerte es el 61-123.
silencio: los ciudadanos, individual y colec- Louise M. Burkhart, The Slippery Earth:
tivamente, tienen que responsabilizarse por Nahua-Christian Moral Dialogue in Six-
volver auténticas las leyes avaladas por la teenth-Century Mexico, Tucson, Univer-
constitución de su país. De hecho, los ciuda- sity of Arizona Press, 1989.
danos son responsables por darle sentido a la Barry Carr, Marxism and Communism in
propia constitución, la cual, sin su vigilancia Twentieth-Century Mexico, Lincoln &
y trabajo, es solamente un pedazo de papel, London, University of Nebraska Press,
sonido y furia que nada significa. Es Rosario 1992.
y Bertha y el Güero Medrano quienes tienen Bernal Díaz del Castillo, Historia verdad-
la responsabilidad moral, ética, política y era de la conquista de la Nueva España,
personal de forzar a los seres humanos que México, Alianza, 1991.
ocupan puestos en el gobierno –el gobierno Pablo Escalante, «Vivir en Tenochtitlan», en
de, por, y para la gente– a reconocer y respetar José Alcina Franch, Miguel León-Por-
los derechos civiles y humanos de cada uno de tilla y Eduardo Matos Moctezuma (eds.),
los mexicanos. Azteca-Mexica: las culturas del México
Elena Poniatowska lo ha hecho ya, en antiguo, Barcelona y Madrid, Lunwerg
escribir Fuerte es el silencio y romper el Editores, 1992, pp. 371-86.
mutismo de los que han sido callados por Claudia Fermán, «México en la posmoderni-
tantos siglos a través de tantos dolores y dad: textualización de la cultura popular
muertes. Hace un milenio la carne humana urbana». Nuevo Texto Crítico, 4 (1991),
en México valía lo que el maíz y la sangre pp. 157-67.
humana se veía igual que la lluvia y el agua Jean Franco, Historia de la literatura his-
del río (Clendinnen, op. cit., p. 208). Pero, panoamericana a partir de la Independen-
dice Elena, para todos los del silencio roto cia, trad. Carlos Pujol. 7a ed., Barcelona,
ya: hoy yo no soy una mazorca de maíz. Soy Seix Barral, 1987.
un ser humano. Tengo derecho a mi humani- Magdalena García Pinto, «Elena Poniatows-
dad. Me la reclamo de mi gobierno. Y si no ka». Entrevista, en Women Writers of
me la da ahorita y gratuito, le mando a cada Latin America: Intimate Histories, trad.
uno en el gobierno una calavera de azúcar Trudy Balch & Magdalena García Pinto,
con su nombre escrito bien clarito. Sufragio Austin, University of Texas Press, 1991,
Efectivo. No Elección. pp. 162-81.
Héctor Manjarrez, «La indiscreción de Elena
OBRAS CITADAS Poniatowska», Cuadernos Políticos, 30
(1981), pp. 102-14.
José Alcina Franch, «Poder y sociedad», Miguel León-Portilla, Literaturas indígenas
Azteca-Mexica: las culturas del México de México, México, Editorial MAPFRE/
antiguo, José Alcina Franch, Miguel León- Fondo de Cultura Económica, 1992.
Portilla y Eduardo Matos Moctezuma Samuel Martí, Canto, danza y música pre- De la «muerte florida» al activismo
civil: Elena Poniatowska rompe el
(eds.), Barcelona y Madrid, Lunwerg Edi- cortesianos, México, Fondo de Cultura fuerte silencio ancestral
tores, 1992, pp. 161-71. Económica, 1961. LINDA EGAN

111
Michael Meyer, D., & William L. Sherman. Sara Poot Herrera, «Las crónicas de Elena
The Course of Mexican History, 4ª ed., Poniatowska», La Colmena, 11 (1996),
New York-Oxford, Eng., Oxford Univer- pp. 17-22.
sity Press, 1991. Fray Bernardino de Sahagún, Historia general
Carlos Monsiváis, Entrada libre: crónicas de de las cosas de Nueva España, 2 vols., intr.
la sociedad que se organiza, México, Era, Alfredo López Austin y Josefina García
1987. Quintana, Madrid: Alianza Universidad,
– «‘Mira, para que no comas olvido…’: las 1988.
precisiones de Elena Poniatowska», en Laurette Séjourné, Pensamiento y religión en
La Cultura en México, 1007 (1981), pp. el México antiguo, México y Buenos Aires,
2-5. Fondo de Cultura Económica, 1957.
Gabriela Mora, «Notas teóricas en torno a Diana Sorensen, «Tlatelolco 1968: Paz and
las colecciones de cuentos integrados», Poniatowska on Law and Violence»,
Revista Chilena de Literatura, 42 (1993), Mexican Studies/Estudios Mexicanos, 18
pp. 131-37. (2002), pp. 297-321.
Rocío Oviedo Pérez de Tudela, «Los cuerpos William K. Stevens, «An Eden in Ancient
del disfraz. Madre o amante. La narrativa America? Not Really», New York Times,
de Elena Poniatowska», Literatura Mexi- 30 mar. 1993, B7, B10.
cana, 16 (2005), pp. 153-65. Richard Townsend, The Aztecs, London,
Elena Poniatowska, Fuerte es el silencio, Méxi- Thames and Hudson, 1992.
co, Era, 1980. Verónica Volkow, Reseña de Fuerte es el si-
– Nada, nadie: las voces del temblor, Méxi- lencio de Elena Poniatowska. «Crónicas
co, Era, 1988. del silencio», Revista de la Universidad de
– La noche de Tlatelolco: testimonios de his- México n. e. 36.4 (1981), pp. 41-42.
toria oral, México, Era, 1971.

De la «muerte florida» al activismo


civil: Elena Poniatowska rompe el
fuerte silencio ancestral
LINDA EGAN

112
Oswaldo Estrada
Profesor en la Universidad de
North Carolina at Chapel Hill. Ha
trabajado sobre la obra de Carmen
Boullosa, Rosario Castellanos,
y Manuel Scorza, así como en
autores en los que se hace vivo el
discurso disidente. Los recursos
del lenguaje sufren su propia
metamorfosis en la obra de Carlos
Fuentes, Elena Poniatowska o
Carlos Monsivais. Investigación

CICLOS REPRESIVOS Y CONFLICTOS que se inició en el estudio de Bernal


Díaz del Castillo, La imaginación
novelesca. Bernal Díaz del

DE IDENTIDAD EN LAS CRÓNICAS DE Castillo entre géneros y épocas.


Participó en el último Congreso
Trasatlántico con una ponencia

ELENA PONIATOWSKA sobre Elena Poniatowska.

OSWALDO ESTRADA
University of North Carolina at Chapel Hill

Siempre he tenido preguntas y, hasta el día de hoy, no tengo una sola respuesta. 1
Traduzco un fragmento de su re-
Simplemente no tengo ninguna. Las busco en otra gente. En sus palabras,
lato autobiográfico: «A Question
en sus actos, en las expresiones de sus rostros. Mark Engraved on My Eyelids»,
–Elena Poniatowska–1 en Margaret Sayers Peden (ed.),
Mexican Writers on Writing,
San Antonio, Texas,Trinity UP,
2007, p. 107.
Cada vez es más cierto que la globali- del colonialismo en las relaciones políticas
2
zación y el imperialismo ponen a prueba de México, así como la índole, formación y Nestor García Canclini, La glo-
nuestras concepciones sobre la esencia de permanencia de una cultura popular. Aunque balización imaginada, Buenos
América Latina, su identidad en constante vivimos en un mundo donde la hibridez toma Aires, Paidós, 2005, pp. 11-24.

proceso de evolución y los andamios de los el lugar del patrimonio nacional, las crónicas 3
estudios latinoamericanos. Y es que todo de Poniatowska sugieren que hay elementos Para un mejor análisis de los
«mestizajes» contemporáneos
a nuestro alrededor confirma aquello que culturales de la identidad mexicana que son que se han convertido en todo un
Néstor García Canclini indicaba a finales inamovibles, precisamente porque ésta se campo de estudios dentro del im-
perialismo académico de los Es-
del siglo pasado y a principios de éste: que la sostiene en torno a la discriminación étnica y tados Unidos, véase El error del
globalización, cuyo rasgo central es intensi- social, a la desigualdad económica, al mal go- acierto (contra ciertos dogmas
ficar las interconexiones entre sociedades, o bierno y a la estructuración piramidal de una latinoamericanistas) de Wilfrido
H. Corral, (Quito, Paradiso Edi-
producir mayor intercambio transnacional, es sociedad anclada en un pasado que no avanza tores, 2006, pp.117-140).
un objeto omnipresente en diversos sectores hacia la democracia. Esta propuesta ratifica no
4
translocalizados2. Debido a una serie de estra- sólo que la identidad cultural de una sociedad Fernando Aínsa, Identidad cul-
tegias que transforman con rapidez no sólo a es el conjunto de obras, modos y estilos de tural de Iberoamérica en su na-
rrativa, Madrid, Gredos, 1986,
las macroempresas industriales sino también vivir que permiten reconocer y aprehender p. 29.
a las corporaciones financieras, al cine, la te- una cultura a través de la historia4, sino que
levisión, la música y la informática, el sujeto ésta, pese a sus cambios, mantiene ciertas par- 5
Néstor García Canclini, Culturas
latinoamericano se ve afectado por inevitables ticularidades con base en sus confrontaciones híbridas. Estrategias para en-
procesos de asimilación y transculturación, y diálogos con el presente y el pasado5. Gra- trar y salir de la modernidad,
México, Grijalbo, 2001, p. ix.
interrelaciones regionales y diversos circuitos cias a este carácter orgánico de la identidad
de comunicación entre América Latina, los cultural, que funciona a manera de dialéctica
Estados Unidos, Asia y Europa. viviente entre lo «uno» y lo «otro» (Aínsa, op.
Frente a los «nuevos mestizajes» que se cit., pp. 39-44), Poniatowska expone con efec-
producen y reproducen en muchos espacios tividad un lado marginal del patrimonio social
latinoamericanos, sin que sus habitantes pa- mexicano que, aun cuando es silenciado por el
rezcan incomodarse en lo más mínimo3, las poder o ignorado por los más privilegiados,
crónicas de Elena Poniatowska nos obligan a forma parte esencial de la mexicanidad. Ciclos represivos y conflictos de
redefinir y repensar las partes desperdigadas El análisis que aquí propongo presupone identidad en las crónicas de Elena
Poniatowska
de la identidad mexicana, el actual impacto que la identidad cultural de América Latina en OSWALDO ESTRADA

113
6 gran medida se ha definido y seguirá definién- denuncia a la transformación, o del espacio
Todd Gitlin, «The Cant of Iden-
tity», in Daphne Patai & Will dose a través de su narrativa, extendiéndose mítico y/o melodramático de la cultura popu-
H. Corral (eds.), Theory’s Em- con fluidez en el tiempo y el espacio del dis- lar hacia la anhelada modernidad.
pire. An Anthology of Dissent,
New York, Columbia UP, 2005,
curso escrito. En el caso particular de México, El escenario de fondo donde muchos de
p. 401; Jorge Larrain, Identity los textos de Poniatowska conservan no una sus personajes periféricos se desenvuelven
and Modernity in Latin Ameri- esencia innata pero sí un proceso de construc- nos presenta a la ciudad de México entre los
ca, Oxford, Polity, 2000, pp.
24-26. ción social, donde los individuos se autode- telones del parque de Chapultepec, La Villa
finen o se identifican con ciertas cualidades, de Guadalupe o La Lagunilla, Xochimilco,
7
Octavio Paz, Tiempo nublado, revelan algunos aspectos materiales que los las azoteas, la Plaza Garibaldi, Tepito o La
Barcelona, Seix-Barral, 1983, p. hacen pertenecer a una comunidad (marginal), Calle de las Novias. A veces, el lenguaje que
161. Sobre el desarrollo de la
crónica mexicana, desde la con-
siempre en presencia de otros, a semejanza emplea Poniatowska captura literariamente el
quista hasta la era contemporá- o diferencia de otros, y en intercambio con habla popular de los vendedores de gorditas,
nea, véase el trabajo de Carlos otros6. Lejos de imponerse ante el lector como el de los trajineros y el de las «inditas» del
Monsiváis, «On the Chronicle
in Mexico», en Ignacio Corona un tedioso inventario cultural mexicano, sus Zócalo11. En otras ocasiones, sin embargo, el
& Beth E. Jörgensen (eds.), The crónicas –como en su tiempo y a su manera lo coro de voces habla por los jóvenes al fren-
Contemporary Mexican Chro-
nicle. Theoretical Perspectives hicieron las de Bernal Díaz, Guillermo Prieto, te de un Movimiento Estudiantil, aquellos
on the Liminal Genre, Albany, Martín Luis Guzmán, Salvador Novo, y ahora que en La noche de Tlatelolco luchan ante
State U of New York P, 2002,
pp. 26-44.
las de Cristina Pacheco o las del culturólogo la «represión»12 y denuncian a un «gobierno
Carlos Monsiváis– ratifican las preguntas que que monologa con el gobierno» (Ibíd., p.
8 de sí misma se hace la sociedad, con imágenes 38). Como sabemos, la versión final de este
Anadeli Bencomo, Voces y voce-
ros de la megalópolis. La crónica y metáforas que retratan e inventan el mundo retrato urbano es la del silenciamiento y la
periodístico-literaria en México, social del cual provienen7. indignación de un pueblo que en vano busca
Madrid, Iberoamericana / Ver-
vuert, 2002, p. 48. Aun cuando Elena Poniatowska sigue es- a los muertos de una matanza incomprensible,
calando la cumbre del cuento y la novela, con bajo el autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz,
9
Susana Rotker, La invención de
premios y reconocimientos que aplauden sus en 1968. Es ésta la misma imagen dolorosa
la crónica, México, Fondo de más recientes trabajos literarios, como La piel que deambula hacia otras crónicas de su au-
Cultura Económica/ Fundación del cielo (Premio Alfaguara de novela 2001), toría, para reflejar a una sociedad que en 1985
para un Nuevo Periodismo Ibe-
roamericano, 2005, p. 17. Tlapalería (2003) y El tren pasa primero todavía padece de «una profunda castración
(Premio Internacional de novela Rómulo Ga- mental»13; aquella que en el año 2006 se reúne
10
Linda Egan, Carlos Monsiváis. llegos 2007), sus crónicas urbanas problema- en el Zócalo con el rostro desencajado ante
Culture and Chronicle in Con- tizan el rostro de la identidad mexicana con lo que parece ser un (nuevo) fraude electoral.
temporary Mexico, Tucson, U
of Arizona P, 2001, p. 35; Sara
un espíritu de denuncia social. Valiéndose del Bien mirada, la multitud fronteriza, pisoteada
Poot Herrera, «Las crónicas de testimonio polifónico, la técnica del reportaje y ninguneada que observamos en las crónicas
Elena Poniatowska», Colmena, periodístico y gráfico, y una perspectiva ciu- reunidas en Fuerte es el silencio habla también
11 (1996), p. 17.
dadana múltiple, la escritora fabrica un retrato por los desaparecidos y presos políticos, por
11 hablado de su país con voces fragmentadas las mujeres que se organizan para ayudar a los
Elena Poniatowska, Todo empe-
zó el domingo, México, Océano y conflictivas, que se enfrentan de manera damnificados de los terremotos, o por los mi-
[1963], 1997, p. 128. complaciente o disidente, mientras toman les de mexicanos (provincianos, en su mayo-
12
conciencia de su realidad8. Ésta ha sido su ría) que están dispuestos a dormir en el suelo,
Elena Poniatowska, La noche de trayectoria desde los reportajes reunidos en a resistir la lluvia y el granizo en apoyo de un
Tlatelolco, México, Era [1971], Todo empezó el domingo (1963), La noche de candidato presidencial que es visto como el
2001, p. 16.
Tlatelolco (1971) y Fuerte es el silencio (1980), único camino a una democracia ilusoria.
13 hasta los testimonios que forman parte de Fiel a su consabido compromiso ético y
Elena Poniatowska, Nada,
nadie. Las voces del temblor, Nada nadie. Las voces del temblor (1988), social con México, «en un afán de abarcarlo
México, Era, 1988, p. 306. Luz y luna, las lunitas (1994), y Amanecer en en su forma más completa» (Poot Herre-
14
el Zócalo (2007). Aprovechando la naturaleza ra, op. cit., p. 18), Poniatowska invade la
Elena Poniatowska, Amanecer mixta del género cronístico y la posibilidad conciencia ajena, defiende causas que otros
en el Zócalo, México, Planeta, que éste presenta para «postular preguntas consideran perdidas, y tiende a disminuir
2007, p. 252.
apasionantes acerca de la institución literaria su presencia autorial a favor de una voz co-
y de la cultura»9, Poniatowska descubre un lectiva, proveniente de la cultura de masas.
México de grupos marginales atrapados en un Moviéndose así, entre la creación literaria
perenne ciclo de opresión. Hasta cierto pun- y el testimonio, entre la oralidad y la letra,
to, sus crónicas tienen algo en común con las entre los círculos de poder y los «mexicanos
de Carlos Monsiváis: le dan voz a una mitad de escasa instrucción» que para la gente privi-
Ciclos represivos y conflictos de del país que casi nunca aparece en las páginas legiada «no tienen oficio ni beneficio y están
identidad en las crónicas de Elena
Poniatowska oficiales de la historia10. Sólo que en los escri- al margen de todo»14, la cronista nos presenta
OSWALDO ESTRADA tos de Poniatowska raras veces pasamos de la a México como «un país de molinos,» pero

114
«no de viento sino de nixtamal»15. Esta par- no hace mucho la escritora pro-
ticularidad no sólo distingue a Poniatowska nunció a todo volumen:
de otras escritoras mexicanas como vocera José Clemente Orozco tuvo
de aquellos que son borrados por el poder16, razón al alzar su mano llena
sino que le permite representar la conciencia de pinceles rojos y fustigar la
nacional y traducir a su patria17. Desde esa corrupción, el influyentismo,
postura, la cronista retrata al 68 mexicano el maltrato, la pobreza, el sa-
como un espacio inseparable del tiempo queo, la falta de educación en
prehispánico, donde la supervivencia de una todos sus niveles, el racismo y
cultura sólo es posible gracias a «la sangre el clasismo, las desigualdades
pisoteada de cientos de estudiantes, hombres, económicas y sociales que divi-
mujeres, niños, soldados y ancianos» (Ponia- den al país y nos agobian. Hoy,
towska, Tlatelolco, op. cit., p. 171). Años más en pleno 2006, 85 por ciento de los mexicanos 15
Rosa Beltrán, «Elena Poniatows-
tarde, la visión que Poniatowska nos entrega ganan menos de cinco salarios mínimos… y ka. Literatura y periodismo»,
de los sismos del 85 será la de un México para nuestra vergüenza hay quienes sobre- Revista de la Universidad de
México, 51 (2008), p. 8.
azotado no sólo por la naturaleza, el pánico viven con mucho menos, ya no se diga, los
y el horror ante la muerte, sino por el ejército diez millones de indígenas que además han 16
Elizabeth Coonrod Martínez,
y la policía que lo único que hacen es «estor- sido despojados de sus tierras. (Poniatowska, «Elena Poniatowska: Between
bar» y «robar» como representantes de un Amanecer, op. cit., p. 371) the Lines of the Forgotten», Amé-
gobierno «inepto y corrupto» (Poniatowska, Lo sorprendente de sus crónicas, empero, ricas, 57:2 (2005), p. 48.

Nada, nadie, op. cit., pp. 120, 307). Como si es que en ellas dialogan la indignación y la es- 17
el tiempo pasara en vano, o en el mejor de los peranza de una sociedad civil, que unida deja Denise Dresser, «Elena Ponia-
towska: soldadera de lo nues-
casos de manera circular, en la última elec- oír «el grito de Tenochtitlan, el grito que abar- tro», Revista de la Universidad
ción presidencial (2006), la cronista expone ca más de quinientos años, el grito de los ven- de México, 39 (2007), p. 19.
una constancia problemática de su país: «¿es cidos, el grito desgarrador de 1910 que mató a 18
México una democracia? No, no lo es, nos un millón de mexicanos, el grito de nuestros Claire Brewster, Responding to
cuentan cuentos. Cuando nacemos hacemos antepasados cuyos huesos palpitan bajo las Crisis in Contemporary Mexi-
co. The Polical Writings of Paz,
un pacto para toda la vida. Lo firmamos a baldosas» de la ciudad (Ibíd., p. 392). Fuentes, Monsiváis, and Ponia-
ciegas hasta el día en que nos damos cuenta A la luz de estos pronunciamientos, es in- towska, Tucson, U of Arizona P,
2005, pp. 103-110.
de que no hemos llegado a la democracia. negable que en sus textos Poniatowska se aleja
México no llega nunca» (Poniatowska, Ama- de todo lo abstracto y busca la inestabilidad 19
Vivian Schelling, «Popular Cul-
necer, op. cit., pp. 118-19). oculta de su sociedad. Su discurso desestabi- ture in Latin America», in The
Tal vez como respuesta implícita a los pos- liza las nociones históricas del canon y plantea Cambridge Companion to Mo-
tulados con respecto a las culturas híbridas otros sistemas de valores, «para dar a conocer dern Latin American Culture,
John King (ed.), Cambridge,
o los efectos de la globalización «circular» las condiciones de los desaparecidos políticos, Cambridge UP, 2004, p. 197.
y «lateral» (García Canclini, op. cit., p. 12), que los hay en México, y de la gente más po-
20
o porque este fenómeno pocas veces bene- bre: los campesinos que vienen en épocas de Esteban Ascencio, Me lo dijo
ficia a las zonas marginales, Poniatowska se sequía a la ciudad, que llaman los golondrinos, Elena Poniatowska. Su vida,
obra y pasiones, contadas por
aferra en pintarnos la fachada de un México y sus mujeres, las marías, que venden mimosa ella misma…, México, Ediciones
inconforme, de constantes demostraciones en la calle»21. Detrás de este reportaje pun- del Milenio, 1997, p. 56.
públicas y atropellos políticos, víctima de tual, en el que Monsiváis observa por ratos
21
innumerables catástrofes, gobernado con in- «intensidad prosística» y ciertos «vislumbres Rocío Oviedo Pérez de Tudela,
sensibilidad, presa del dolor y el sufrimiento poéticos»22, es posible encontrar aquello que «Palabra y tierra: entrevista a
Elena Poniatowska», Anales de
de cientos de miles que son expulsados de la distingue a sus compañeros cronistas. Es Literatura Hispanoamericana,
historia como si fueran nada o nadie18. Mien- decir: la representación de una realidad con- 30 (2001), p. 342.
tras Jean Franco observa cómo las nuevas creta, hecha de vivencias locales y nacionales; 22
migraciones culturales mezclan la alta cultura el juicio personal; la crítica social a través de Michael K. Schuessler, Elenísi-
con lo más primitivo o autóctono, los medios una escena; el establecimiento de contrastes ma. Ingenio y figura de Elena
Poniatowska, México, Diana,
masivos con la oralidad, los lenguajes en dis- por medio de la caracterización certera de 2003, p. 314.
tintas fronteras y las clases sociales en ámbitos los personajes; los choques propios de una
transnacionales19, Poniatowska registra en sus crisis; la inclusión sino de varios idiomas,
crónicas a un México de hondas diferencias de varios dialectos o registros; la persuasión
sociales, de pobreza imperante y «relativa por medio de detalles y un tono sarcástico; la
libertad,» pese a las Convenciones Nacionales atención en la cultura popular; la tendencia a
Democráticas de 1994 o del 200620. Ante esta otorgar la palabra a los otros; así como una Ciclos represivos y conflictos de
identidad en las crónicas de Elena
situación alarmante, y en total negación de mezcla de distintos géneros donde la autora Poniatowska
los supuestos cambios hacia la democracia, jamás desaparece el referente ni se distancia OSWALDO ESTRADA

115
de aquello que escribe (Egan, donde «hierve un perol, humea un bote de ta-
op. cit., pp. 84, 92-93). Gracias males, un anafre o un sartén grande colmado
a esta aproximación conocemos de aceite,» ahí por donde todavía «pulula el
a Demetrio Vallejo como el hé- pueblo taquero, torero, pozolero, empinarre-
roe de los ferrocarrileros, aquel frescos»25. Incluso cuando la globalización ha
que pasa once años en la cárcel llegado a México, los escritos de Poniatowska
alimentándose únicamente de reviven el perenne crujir de «las enchiladas,
leche; comprendemos el presi- los tacos, las tostadas, las garnachas, el chori-
dencialismo en su auge, con la zo y la longaniza» (Id.). Nos llevan ahí donde
figura de Díaz Ordaz, el padre las calles se pierden y quedan desamparadas,
de la nación mexicana que in- donde alguna vez vivió Jesusa Palancares,
Jardín de la casa de Frida Kahlo. fantiliza a todos sus habitantes; donde el aire, lejos de ser transparente, huele
y recordamos la manifestación a ropa, axilas y frentes, a quesadillas de papa
del silencio, la invasión militar de la UNAM, y flor de calabaza. Desde luego, esto ha he-
a las costureras del terremoto del 85, y a cho—hay que mencionarlo—que un crítico
23 cientos de hombres y mujeres de todas las como Christopher Domínguez Michael tilde
Roger Bartra, La jaula de la
melancolía. Identidad y meta- edades que hace dos años, bajo el liderazgo a Elena Poniatowska de «aristócrata popu-
morfosis del mexicano, México, de Jesusa Rodríguez y Andrés Manuel López lachera» que «se ufana de los mexicanismos
Debolsillo, 2006, p. 24.
Obrador (AMLO), confrontaron a México que le enseñaron sus criadas indígenas y es-
24 y sus instituciones gubernamentales en un cribe sobre ellas, como sobre los estudiantes
Bolívar Echeverría, Vuelta de
siglo, México, Era, 2006, pp.
plantón masivo en el mismo centro histórico asesinados, los desaparecidos políticos, los
176-177. del Distrito Federal. damnificados del temblor, que, en fin, tiene, a
Si encajáramos su obra dentro de las los ojos de sus incondicionales, a sus Pobres
25
Elena Poniatowska, Luz y luna. teorizaciones de Roger Bartra con respecto esperando caridad a las puertas de su palacio»
Las lunitas, México, Era, 1994, a la identidad mexicana, encontraríamos, sin (Schuessler, op. cit., p. 308).
p. 26.
duda, que Poniatowska se mueve en el terri- Lo que no debemos olvidar es que, en total
torio de los fenómenos nacionales, donde es reconocimiento de una «pluralidad o diversi-
posible distinguir mitos, tipos y estereotipos, dad en la cultura» latinoamericana en general
en una larga cadena de polaridades, «Occi- y mexicana en particular (Echeverría, op. cit.,
dente y Oriente, civilización y salvajismo, p. 196), Poniatowska nos transporta desde el
revolución e inmovilidad, ciudad y campo, mundo periférico de las colonias pobres, don-
obreros y campesinos, razón y emoción»23. de reina el espiritualismo, hasta las puertas de
Lo original de su prosa, sin embargo, es que el otro México que se afana en llegar a la moder-
perfil de dominación, explotación y poder no nidad, al de Perisur, por ejemplo, ese «centro
se construye «a partir de las imágenes que la comercial donde se agrupan 149 tiendas en
clase dominante se ha formado de la vida cam- torno a cuatro grandes almacenes: El Palacio
pesina y de la existencia obrera, del mundo de Hierro, El Puerto de Liverpool, París Lon-
rural y del ámbito urbano» (Ibíd., p. 16), sino dres y Sears,» donde se encuentran «vestidos,
desde el punto de vista del sujeto silenciado. maquillajes, cremas, pelucas, detergentes y
Aquello que en un primer plano se presenta aparatos para adelgazar,» como un reflejo más
en la página impresa como mera nostalgia y de «nuestro agringamiento y una injuria al
melancolía, o como recuerdos borrosos en pueblo de México» (Poniatowska, Luz y luna,
la memoria colectiva de un pueblo que oscila op. cit., pp. 115-116). Al cronicar éstos y otros
entre «lo que quiere hacer» y «lo que puede extremos de la identidad mexicana, la escrito-
hacer» (Ibíd., p. 101), pronto se convierte en ra no tarda en sentenciar: «los latinoamerica-
un mural literario de la mexicanidad. Al igual nos no nos hemos repuesto de la conquista a
que aquél compuesto por Octavio Paz, en El pesar de que los conquistadores arraigaron en
laberinto de la soledad, el mural identitario de nuestros países y de ellos nacimos. Todavía
Poniatowska también contiene diferentes es- hoy padecemos las consecuencias de la brutal
cenas, «en cada una de las cuales las imágenes supresión de todas las tradiciones considera-
conceptuales se conectan entre sí y se invaden das bárbaras» (Ibíd., p. 133).
las unas a las otras»24. Sus retratos de la ciudad son convincentes
En este lienzo cultural nos persuaden los porque definen la marginalidad en un mundo
vendedores ambulantes, los yerberos, el ne- de confrontaciones cotidianas. Los chilangos
Ciclos represivos y conflictos de vero, los zapateros, los hombres que entran habitan un Distrito Federal que «ha perdido
identidad en las crónicas de Elena
Poniatowska y salen de las (casi inexistentes) pulquerías, o su aire de campo», «hasta los gallos son citadi-
OSWALDO ESTRADA aquellos que caminan por las calles del centro nos y los guajolotes pavos de supermercado»,

116
«ya no hay campesinos ni rebozos, ni som- de aquello que podemos con-
breros de paja», y en cambio abundan aque- siderar como una mexicanidad
llos que «hablan inglés: ‘okey’, ‘fuck you’, multifacética, de variado origen
‘shit’, ‘bye’ y ‘ciao’ aunque sea en italiano» étnico, histórico, social.
(Poniatowska, Todo empezó, op. cit., p. 14). Volviendo al tema de la iden-
Precisamente porque estos tipos sociales se tidad cultural que hoy se distan-
desarrollan en contrate con otros, y para mos- cia de una noción tradicional y
trar que existen muchos Méxicos dentro de un se presenta como un fenómeno
mismo ámbito nacional, el paisaje cultural que transcultural, cambiante, que
la escritora construye para nosotros incluye a oscila entre la autonomía y la
sus mujeres ilustres –Pita Amor, Elena Garro, pertenencia, o entre las similitu-
María Izquierdo y Rosario Castellanos; a sus des y las diferencias, en general Jardín de la casa de Frida Kahlo.
escritores e intelectuales –Rulfo, Paz, Fuentes, podemos afirmar que existen
Monsiváis; a sus activistas, como el Subco- ciertos factores que nos ayudan a delinearla
mandante Marcos o a los políticos, como dentro y fuera del ámbito latinoamericano, 26
AMLO. Independientemente de que estemos no tanto como un deseo o creencia sino como Beth E. Jörgensen, «Actos de
atención: intersecciones en el
de acuerdo o no con sus posturas políticas, la una realidad concreta. Aun cuando la identi- pensamiento social de Weil,
pluma de Poniatowska nos ofrece en distintas dad misma puede ser vista como un mito, o Castellanos y Poniatowska», Re-
ocasiones a un México que espera la democra- incluso si ésta se apoya en distintos mitos que vista Canadiense de Estudios
Hispánicos, 31:3 (2007), pp.
cia por enésima vez como si fuera por vez pri- circulan en el imaginario colectivo y propagan 414-417.
mera, y deja constancia, a principios del siglo temores compartidos, anhelos comunitarios
27
XXI, de miles de mexicanos provenientes de sobre un mundo mejor o la conciencia his- Enrique Florescano (ed.), Mitos
los sectores más desprotegidos, aquellos que tórica de un pueblo27, toda identidad cultural mexicanos, México, Aguilar,
1995, pp. 9-10.
arman sus casitas de campaña en pleno Zócalo apela a sus orígenes y se enorgullece de ellos;
y cocinan a «flor de banqueta,» comparten gira alrededor de ciertos momentos históricos 28
su miseria y pobreza, al mismo tiempo que importantes, ligados a situaciones de inesta- Herminio Núñez Villavicencio,
«Sobre el concepto de identidad
exigen justicia con la voz de la indignación: bilidad, amenazas y situaciones de crisis; es latinoamericana», Cuadernos
«México es nuestro por legítimo derecho, no manipulable y se construye tomando en cuenta Americanos, 124 (2008), pp.
184-195.
somos huérfanos, somos mexicanos y hoy la alteridad28. Un breve repaso de las crónicas
más que nunca México nos pertenece en esta de Poniatowska confirma el desarrollo de una 29
Beth E. Jörgensen, The Writing
gran fiesta de la resistencia» (Poniatowska, concepción cultural similar. of Elena Poniatowska: Enga-
Amanecer, op. cit., p. 25). Si por un lado las viñetas de Todo empezó ging Dialogues, Austin, U of
Mientras los analistas teorizan sobre la po- el domingo se presentan ante el lector como Texas P, 1994, p. 70.

lítica y la efectividad o el fracaso de distintas una serie de escenas costumbristas sobre 30


instituciones gubernamentales, una cronista los mexicanos de condición humilde29, sus Claire Brewster recoge mucho
de este material periodístico en
como Poniatowska nos deja ver cómo estos siguientes colecciones de crónicas se centran su libro Responding to Crisis,
organismos socio-políticos influyen en la en el delineamiento de grandes heridas nacio- prestando especial atención a
toda una diversidad de artículos
interioridad de un pueblo marginado. Es nales. Me refiero, por supuesto, a la protesta en los que Poniatowska apoya
más, su contemplación de la injusticia, la y masacre estudiantil de 1968 (Tlatelolco); al abiertamente al líder zapatista.
desigualdad y el sufrimiento del otro, le per- registro de los desaparecidos, los que hacen
mite enmarcar «las problemáticas y desiguales huelga de hambre, o los que llevan una exis-
relaciones de poder entre individuos y entre tencia precaria en la Colonia Rubén Jaramillo
grupos sociales en la sociedad mexicana» o, a (Fuerte es el silencio); a los dos terremotos de
un nivel más privado, las «relaciones desigua- 1985 (Nada, nadie); al levantamiento de los
les entre patronas y sirvientas, el desarraigo y zapatistas en 1994, al mando del Subcoman-
el miedo que experimenta la joven campesina dante Marcos (diversas notas periodísticas)30;
al llegar a la capital en busca del trabajo, las o a los cincuenta días del plantón del 2006,
deficientes leyes laborales, la explotación, el en que cientos de representantes de distin-
abuso y la enajenación»26. Poniatowska exa- tos estados mexicanos esperan darle fin a la
mina estas realidades desde una perspectiva política de corrupción que ha dominado al
analítica y al mismo tiempo cómplice, con país por luengo tiempo (Amanecer). Lo más
intervenciones que se tornan autorreflexivas y sobresaliente de estos momentos de crisis,
autocríticas, en textos desafiantes, dedicados a magistralmente retratados por Poniatowska,
narrar los silencios que gritan y piden justicia es que retornan al lector a los orígenes de la
(Ibíd., pp. 417-424). Así es como sus crónicas cultura mexicana, porque es ahí donde perma- Ciclos represivos y conflictos de
identidad en las crónicas de Elena
rescatan personajes e instituciones que inva- necen intactas las preguntas irresueltas sobre Poniatowska
riablemente contienen innegables marcadores la identidad cultural. OSWALDO ESTRADA

117
Del mismo modo en que plazas, y están las paredes manchadas de sesos: Rojas
La noche de Tlatelolco de 1968 están las aguas cual si las hubieran teñido, y si las
se explica como otra «Noche bebemos, serán agua de salitre. Golpeábamos los
triste» (Poniatowska, Tlatelol- muros de adobe en nuestra ansiedad y nos quedaba
co, op. cit., p. 170), haciendo por herencia una red de agujeros. (Poniatowska,
referencia a la de 1519 en que Nada, nadie, op. cit., p. 95)
muchos españoles pierden la
vida al escapar de los mexicas, Más de veinte años después de aquella
el plantón del Zócalo en el 2006 catástrofe, la reflexión sobre el caos que oca-
es descrito por la cronista cual siona el plantón de dimensiones desbordantes
si fuera «un inmenso tianguis dirige la atención de Poniatowska a un pasa-
Jardín de la casa de Frida Kahlo. como el que le atribuyó Diego do prehispánico, para afirmar que en pleno
Rivera a la gran Tenochtitlan y siglo XXI México siente la cólera de Tláloc
pintó celestialmente» (Ibíd., p. 30). Esta pre- y Huitzilopochtli, «los dioses de la lluvia y
31 sencia del pasado en el imaginario mexicano, de la guerra» que «a cada rato se rebelan y
Enrique Krauze, La presencia que en cualquier momento puede revivir a estallan coléricos en estelas, lápidas, piedras
del pasado, México, Tusquets,
2005, pp. 23, 171-76, 342.
los gobernantes prehispánicos, a los primeros y pasadizos para demostrar que aún son ellos
conquistadores y frailes como a los padres quienes mandan» (Poniatowska, Amanecer,
32 fundadores de un México independiente, con op. cit., p. 54).
Egan, op. cit., pp. 31-33; Beth
E. Jörgensen, «Matters of Fact: tal de enjuiciar al presente31, permite que Po- Es interesante que en una entrevista de
The Contemporary Mexican niatowska registre cómo a partir de la conquis- 1976, Poniatowska se declare en desacuerdo
Chronicle and/as Nonfiction
Narrative», en Ignacio Corona ta México ha sido manejado por una sucesión con Octavio Paz, quien sostenía que la Plaza
& Beth E. Jörgensen (eds.), The de gobiernos hegemónicos que insisten «en de las Tres Culturas era un lugar de perpetuo
Contemporary Mexican Chroni-
cle. Theoretical Perspectives on
marginar del espacio y las acciones ciudadanas sacrificio debido a la herencia azteca que con-
the Liminal Genre, Albany, State a elementos de su propia realidad» (Bencomo, denaba a México a una serie de matanzas33. El
U of New York P, 2002, p. 79. op. cit., p. 81). Si consideramos, además, que enunciado que rechaza una imagen cíclica de
33 desde Bernal Díaz en adelante la crónica ha la historia mexicana nos sorprende no sólo
Margarita García Flores, «En- sido el género marginal que mejor documenta porque en el año 2001 la escritora declare que
trevista a Elena Poniatowska»,
Revista de la Universidad de la inmediatez de las experiencias del desastre32, México es moderno y prehispánico, horrible
México, 30:7 (1976), p. 27. es lógico que Poniatowska se valga de ella (y y fascinante, que besa y apuñala a la vez34,
34
de las fotografías que ilustran cada uno de sino porque implícitamente, y tal vez sin que
Elena Poniatowska, «How I Star- sus textos cronísticos) para presentar la otra ella se lo haya propuesto, su obra cronística
ted Writing Chronicles and Why cara de México: «la fea, la convulsionada, la conserva el retrato de un México trágico
I Never Stopped», en Ignacio
Corona & Beth E. Jörgensen disidente» de una ciudad «que oficialmente se atrapado en las telarañas de su historia, en
(eds.), op. cit., p. 38. condensa gloriosa en las imágenes del Ángel un tiempo de dimensiones «carnavalescas»
de la Independencia, el Zócalo [y] la Catedral» en todo el sentido bajtiniano, donde muchos
(Bencomo, op. cit., p. 89). son los condenados a vivir entre las voces de
Dicha revisión irónica del pasado aparece los muertos o entre exangües sobrevivientes,
con frecuencia en los escritos de Poniatowska: como si metafóricamente formaran parte de
al recordarnos, por ejemplo, que la matanza una ficción rulfiana. Tomemos como ejemplo
de Tlatelolco se realiza en La Plaza de las Tres el caso de Amanecer en el Zócalo, la crónica
Culturas, que sobre las ruinas prehispánicas más reciente de Poniatowska que, de princi-
fue construida en el siglo XVI la iglesia de pio a fin, nos hace caminar sobre sus textos
Santiago de Tlatelolco, y que el párroco de anteriores, sobre los renglones torcidos de la
ésta le cierra sus puertas a los manifestantes historia y sobre el espacio cultural de un pue-
del 68 que son violentados ahí mismo (Ponia- blo marginado que aún espera ser reconocido
towska, Tlatelolco, op. cit., p. 173). Lo hace por las autoridades.
otra vez en el 85, recalcando que la misma La historia que ahí se presenta es la de otra
plaza «es un campo de batalla» para «familias conquista, ya no la del trono mexicano como
incompletas» (Poniatowska, Nada, nadie, op. en tiempos de Hernán Cortés y sus soldados,
cit., p. 20), y que en México vuelve a tener pero sí la de la búsqueda combatiente de la
sentido el Manuscrito Anónimo de Tlatelolco libertad, la del sueño de un México mejor,
(1528), que reza: donde puede ser posible la democracia y un
gobierno justo. El júbilo de los mexicanos
Ciclos represivos y conflictos de En los caminos yacen dardos rotos; los cabellos están que, al sentirse defraudados en las elecciones
identidad en las crónicas de Elena
Poniatowska esparcidos. Destechadas están las casas, enrojecidos presidenciales del 2006, se lanzan a apoyar a su
OSWALDO ESTRADA tienen sus muros. Gusanos pululan por calles y líder, es bastante parecido al de los muchachos

118
del 68 que tocan las campanas de la Catedral Diego, ya no estoy sola.
y se sienten dueños de un Zócalo iluminado Frida Kahlo, 3 días después.
de esperanza. Si Cortés tuvo a la Malinche,
AMLO también encuentra su brazo derecho Mundo estoy solo.
en la persona de Jesusa Rodríguez, sin cuyo México, 19 de septiembre de 1985
activismo político y tesón sobrenatural el Mundo, ya no estoy solo.
plantón sería impensable. Por lo menos así lo México 21 de septiembre de 1985. (Poniatows-
imagina Elena Poniatowska, quien, al igual ka, Nada, nadie, op. cit., p. 68)
que Bernal Díaz, se entrega a la tarea de in-
mortalizar con sus letras un suceso histórico Al igual como sucede en otras de sus cró-
trascendental. Adoptando la postura favorita nicas, en este ámbito utópico Poniatowska
del soldado cronista, la del testigo de vista, nos muestra a los mexicanos más despro-
Poniatowska compone un retrato hablado de tegidos, a «los nacos… pobres, morenos, 35
Mikhail Bakhtin, Rabelais and
una sociedad mexicana en pleno movimiento, indígenas, fracasados, ignorantes, vulgares, His World, trans. Hélène Iswol-
con personajes mayores y menores que viven vagos» como «la verdadera riqueza de este sky, Bloomington & Indianapolis,
Indiana UP, 1984, p. 9.
un espectáculo popular. país» (Poniatowska, Amanecer, op. cit., p. 40),
Como verdaderos participantes de un car- en contraposición a «los valores de los rich
naval medieval en que se desintegran las reglas and beautiful [que] tienen más que ver con lo
sociales y es posible la ilusión de comunidad, imaginario, el poder social, el orgullo, la fama,
libertad, igualdad y abundancia35, durante el prestigio, la apariencia de justicia, la menti-
cincuenta días los mexicanos del plantón se ra, la guerra, la opinión pública, la ideología»
desentienden de «los términos oprimidos y (Ibíd., p. 45). Aquí los jóvenes y viejos se
opresores» (Poniatowska, Amanecer, op. cit., aleccionan sobre su presente viendo películas
p. 38), gozan de un ambiente «donde las di- sobre la Revolución Mexicana o documenta-
visiones sociales pierden todo sentido» ante les sobre la noche de Tlatelolco. Están en este
la tarea de supervivencia (Id.), y cambian la centro porque cifran sus esperanzas en los
rutina diaria: «Gente que ni por equivocación discursos de un líder que desde su templete
se dirigía la palabra ahora se habla. Rompie- los llena de un orgullo pasajero: «Ya quisieran
ron su ritmo y su estilo de vida. Caminan los de arriba ser como los de abajo. ¡Arriba
de otro modo porque han descubierto una los de abajo!» (Ibíd., p. 103). Como si de
manera totalmente distinta de vivir la calle» pronto se hubiera presentado en el Zócalo la
(Ibíd., pp. 30-31). En la crónica Poniatowska Revolución Mexicana, aquí también se dan
recalca «el apoyo de la colectividad» (Ibíd., p. encuentro «los que llegaron del norte, los
37); registra una resistencia alegre por parte que vinieron del sur» (Ibíd., p. 123), esta vez
de la gente que escucha «conciertos de música para acatar las consignas de Jesusa Rodríguez,
clásica, boleros, música country, ranchera, el soldadera de pelo negro recogido, de huipil y
rap, el reggaetón, rock pesado» (Ibíd., p. 47); aretes de cuentas huicholes que «oficia misa al
pinta a la gente muy pobre desprendiéndose aire libre mientras el cardenal Norberto Rive-
de «unos pesitos» a favor del plantón (Ibíd., ra lo hace entre los gruesos muros coloniales»
p. 86); y se admira de la convivencia pacífica (Ibíd., p. 72). Lo malo de este ambiente de
de «limpias espiritistas y misas católicas, fun- suspensión temporal, tanto real como ideal,
ciones de video, insultos, recitales, campeo- de todo rango jerárquico es que propicia
natos de futbol, concursos de belleza y hasta un tipo especial de comunicación que sería
burócratas en patines» (Ibíd., p. 101). Como imposible en la vida cotidiana (Bahktin, op.
si el tiempo diera vueltas hacia atrás para se- cit., p. 10). Es una bella ilusión, «una segunda
guir hacia adelante, la fiesta popular que aquí vida» o un «segundo mundo hecho de cultura
se celebra con un sentido de solidaridad y popular» (Ibíd., p. 11), que irrevocablemente
liberación temporal, con miras al cambio y la se desintegra apenas se desmontan las carpas
renovación, pero con hostilidad hacia todo lo del plantón.
inmortalizado y completo (Bakhtin, op. cit., Puesta en perspectiva, la crónica de estos
p. 9), también tiene su antecedente en Nada, cincuenta días es, de alguna manera, la de una
nadie, donde la escritora anota el compañe- muerte anunciada: los que apoyan a AMLO
rismo de los mexicanos en movimientos de terminan con las manos vacías; Jesusa Rodrí-
corsi e recorsi: guez revela su poca paciencia para atender
asuntos que no tengan que ver con la causa Ciclos represivos y conflictos de
identidad en las crónicas de Elena
Diego, estoy sola. política de AMLO; se pierden entre el viento y Poniatowska
Frida Kahlo en su diario, 1955. la lluvia los discursos para combatir la pobre- OSWALDO ESTRADA

119
36 za y la monstruosa desigualdad, para defender Amanecer en el Zócalo. Como si la existencia
Hugo Francisco Bauzá, El mito
del héroe. Morfología y se- el patrimonio nacional o para enfrentar a la de los mexicanos hubiese sido un largo día
mántica de la figura heroica, corrupción y la impunidad. En medio de este de fiesta carnavalesca, la cronista imagina con
Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2007, p. 161.
drama, el «pseudo-héroe» mítico/político36 optimismo de ultratumba:
encarnado en AMLO también se desmorona
37 con la misma suerte volteada que Bernal Díaz
Gabriel Weisz, Tinta de exotis-
Todos nos volvimos volcanes. Alteramos el paisaje,
mo. Literatura de la otredad, le atribuye a su héroe Hernán Cortés. Hasta lo cambiamos irrevocablemente, ahora somos no-
México, Fondo de Cultura Eco- la propia cronista descubre que «la política es sotros el terremoto de 1985, somos los mismos que
nómica, 2007, p. 36.
una maraña de componendas, argucias, egoís- salimos de los escombros, los mismos que tocamos
38 mos, voracidad, que nada es como se dice» en las campanas de Catedral la muerte del PRI,
Linda Egan, «Play on Words:
Chronicling the Essay», en Igna-
(Poniatowska, Amanecer, op. cit., p. 391). Si su paternalismo, su autoritarismo, su corrupción
cio Corona & Beth E. Jörgensen es cierto, como ella sostiene, que «la cultura rampante, los mismos que en 1988 toleramos que
(eds.), op. cit., pp. 15-116. se va transformando a lo largo del tiempo, nos robaran la elección. (Poniatowska, Amanecer,
cada siglo le da su sello particular, cada ser op. cit., p. 392)
humano la interpreta a su modo» (Ibíd., p.
143), su interpretación nos presenta la identi- Sólo que entre líneas aquí también volve-
dad mexicana atada de manos al pasado. Ante mos a escuchar las voces de Nada, nadie. Los
la situación alarmante del país, Poniatowska viejos lamentos «yo ya no soy nadie» (Ponia-
vuelve a reflexionar: «no estamos lejos de towska, Nada, nadie, op. cit., p. 18), «no que-
los murales de Orozco en que la justicia con dó nadita» (Ibíd., p. 21), «no es nada m’hijo,
los ojos vendados y borracha levantaba sus no es nada» (Ibíd., p. 23) y «yo no tengo a
balanzas chuecas» (Ibíd., p. 266); distingue a nadie» (Ibíd., p. 51), ahora se apoderan del
los mexicanos de los estadounidenses por su Zócalo, esa «plaza [que] ha vuelto al lugar de
culto ciego a la Virgen de Guadalupe; habla de su quietud como dice la filosofía náhuatl,»
la opresión social expuesta por Simone Weil; y el lugar donde aun «rezumban» y «palpitan
confirma que México es un país dividido, cla- todavía las palabras del desafuero» y el deseo
sista, lleno de odio y desigualdad. Uniendo de de «luchar contra el atropello» (Poniatowska,
nueva cuenta el presente al pasado mexicano, Amanecer, op. cit., p. 392).
Poniatowska resume esta imagen desastrosa, Aun tomando en cuenta la distancia histó-
diciendo: «¡Pobrecito de mi México, víctima rica y temporal que a una misma vez hermana
primero del gordo cacique de Zempoala y y separa a las crónicas de Poniatowska, el que
después de la Colonia! ¿Sólo nos ha ido me- todas ellas en mayor o menor grado demues-
dio bien a partir de la Revolución Mexicana? tren el despertar de una sociedad civil que se
Claro que no. Todavía hoy no reconocemos el organiza, o el que la del 2006 se muestre mu-
valor de cada hombre sobre la tierra» (Ibíd., cho más cerca a la democracia que la de 1968,
p. 329). todas en conjunto nos entregan a un México
El reconocimiento de esta «inestabilidad» hecho de murmullos, de vivos y muertos, de
social ilumina, valga el aclaratorio, la otredad tiempos remotos y tiempos presentes. En
oculta de la identidad mexicana con cier- total consonancia con la visión mexicana que
to matiz de «exotismo» ficcional37. Incluso nos presenta Juan Rulfo en Pedro Páramo
cuando los textos de Poniatowska contienen, (1955), en el mural cronístico de Poniatowska
como toda crónica actual de México, un men- conviven con armonía activistas como la po-
saje crítico, psicosocial, político, reformista, pular Tita del 68, una Evangelina Corona del
didáctico y analítico38, éste nos interna en un 85 y una Jesusa Rodríguez del 2006; diosas
ambiente mítico que pretende «dar respuesta como la Coyolxauhqui y mujeres escritoras,
a los grandes interrogantes del género huma- como Rosario Castellanos que se indigna
no –el origen del mundo, lo contradictorio ante las pérdidas humanas del Movimiento
de la naturaleza del hombre, el misterio de la Estudiantil; los políticos como Díaz Ordaz
muerte…–, frente a los que el pensamiento y Vicente Fox, Cárdenas, Andrés Manuel
racional no ofrece respuestas» (Bauzá, op. cit., López Obrador, o el Innombrable: Felipe
p. 157). Si en La noche de Tlatelolco México se Calderón; los nacos y los catrines; La Revo-
convierte en un panteón, tanto que la cronista lución Mexicana y las prometedoras Con-
señala: «Por ahora la sangre ha vuelvo al lugar venciones Nacionales Democráticas, donde
de su quietud. Más tarde brotarán las flores lo menos que hay es el diálogo. Vistas desde
Ciclos represivos y conflictos de entre las ruinas y entre los sepulcros» (Ponia- el presente, y a pesar de su marcado esfuerzo
identidad en las crónicas de Elena
Poniatowska towska, Tlatelolco, op. cit., p. 171), después por avanzar hacia la democracia, las crónicas
OSWALDO ESTRADA de tres décadas muy poco ha cambiado en de Poniatowska nos internan en un México

120
como aquél concebido por Rulfo: «lleno de Rosa Beltrán, «Elena Poniatowska. Literatura 39
Neil Larsen, Determinations. Es-
ecos…risas. Unas ya cansadas de reír. Y voces y periodismo», Revista de la Universidad says on Theory, Narrative, and
desgastadas por el uso,» un tiempo-espacio de México, 51 (2008), pp. 8-12. Nation in the Americas, London
& New York, Verso, 2001, p.
donde el «mitote» se vuelve «Nada. Nadie» Anadeli Bencomo, Voces y voceros de la 91.
(101) o donde algún muerto grita: «¡Ay vida, megalópolis. La crónica periodístico-liter-
no me mereces!» (93). aria en México, Madrid, Iberoamericana / 40
Homi K. Bhabha, The Location
La exposición de estas ideas en las crónicas Vervuert, 2002. of Culture, London & New York,
de Elena Poniatowska, como su estudio en el Homi K. Bhabha, The Location of Culture, Routledge, 1994, p. 58, la tra-
ducción es mía.
presente ensayo, tiene mucho que ver con los London & New York, Routledge, 1994.
debates actuales sobre la cultura latinoame- Claire Brewster, Responding to Crisis in Con- 41
Edward W. Said, Culture and
ricana. Hasta cierto punto es cierta la ines- temporary Mexico. The Polical Writings of Imperialism, New York, Alfred
tabilidad de una cultura, el hecho de que su Paz, Fuentes, Monsiváis, and Poniatowska, A. Knopf, 1993, p. xxv.
contenido auténtico no sea más que un mito Tucson, U of Arizona P, 2005. 42
que pronto se desintegra cuando una expre- Elizabeth Coonrod Martínez, «Elena Poni- Néstor García Canclini, Culturas
sión cultural se enfrenta con otra39. Sea cual atowska: Between the Lines of the Forgot- híbridas. Estrategias para en-
trar y salir de la modernidad,
fuera nuestra cultura de origen, con pocas ex- ten», Américas, 57:2 (2005), pp. 46-51. México, Grijalbo, 2001, p. ix.
cepciones existimos en espacios intermedios, Denise Dresser, «Elena Poniatowska: soldad-
de contacto, razón por la cual es necesario era de lo nuestro», Revista de la Universi-
anular cualquier propuesta esencialista sobre dad de México, 39 (2007), pp. 18-21.
la «autenticidad inherente» o la «pureza de Bolívar Echeverría, Vuelta de siglo, México,
las culturas»40. Edward Said reconoció es- Era, 2006.
te flujo de influencias culturales, señalando: Linda Egan, Carlos Monsiváis. Culture and
«partly because of empire, all cultures are Chronicle in Contemporary Mexico, Tuc-
involved in one another; none is single and son, U of Arizona P, 2001.
pure, all are hybrid, heterogeneous, extraor- – «Play on Words: Chronicling the Es-
dinarily differentiated, and unmonolithic»41. say», en Ignacio Corona & Beth E. Jör-
Pese al inevitable estado de hibridación, éste gensen (eds.), The Contemporary Mexican
no siempre significa «la fusión, la cohesión, la Chronicle. Theoretical Perspectives on the
osmosis, sino la confrontación y el diálogo»42. Liminal Genre, Albany, State U of New
Este enfrentamiento de perspectivas también York P, 2002, pp. 95-122.
aparece en los escritos de Poniatowska. Es ahí Enrique Florescano, (ed.), Mitos mexicanos,
donde yacen intactas distintas cuestiones, en México, Aguilar, 1995.
conflicto, de una fragmentada identidad mexi- Néstor García Canclini, Culturas híbridas.
cana de múltiples valores, usos y costumbres, Estrategias para entrar y salir de la mod-
pendiente de alcanzar la igualdad y la justicia ernidad, México, Grijalbo, 2001.
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identidad en las crónicas de Elena
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121
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Ciclos represivos y conflictos de


identidad en las crónicas de Elena
Poniatowska
OSWALDO ESTRADA

122
Julio Ortega
Brown University. Crítico, narra-
dor, excelente ensayista y poeta.
Dentro de su amplio espectro de
facetas es director del Proyecto
Trasatlántico de la Universidad
de Brown, que integra actividades
destinadas a favorecer el inter-
cambio cultural a ambos lados del
Atlántico. Entre sus obras desta-
can El discurso de la abundancia
(1992), Retrato de Carlos Fuentes

LA RARA POÉTICA DE LA VERACIDAD (1995), El principio radical de


lo nuevo (1997), Adios Ayacucho
(2009).
JULIO ORTEGA
Brown University

El poeta George Oppen designó la capa- discurre en el presente y los personajes viven
cidad de decir lo suficiente como «La rara no los desenlaces sino los dilemas de la actua-
poética de la veracidad». La obra de Elena lidad. El tiempo se sostiene, así, en la página,
Poniatowska pertenece a ese horizonte de lo en la línea que leemos, y nos sitúa entre sus
inmediato como certeza y de lo veraz como personajes veraces. La fábula recupera al pa-
certidumbre; por lo mismo, en su caso decir sado con la convicción de un porvenir ganado
lo suficiente abre un territorio de suficiencia por la creatividad. Pocas veces la novela se de-
verbal, que es el modelo de lo verdadero com- sarrolla como un ritual de lo genuino, pregun-
partido, el principio generativo del diálogo. tándose por el horizonte de lo vivido. Pocas
Toda su obra se puede leer en esa clave de veces ocurre que la novela logra comunicar la
veracidad, que demanda la calidad imaginativa nobleza de esa demanda mayor.
de lo vivo, y que amplía el espacio firme don- Suma de lección histórica y crónica fami-
de lo más insólito (la violencia como la trage- liar, de memoria científica y biografía espiri-
dia, la ternura como la inteligencia) acontecen tual, esta novela reconstruye el pasado como
vivencialmente, actualizadas por la palabra una promesa del porvenir. Es una novela
como prueba y medida. Por eso, se levanta poseída por la noción clásica de que la vida se
en ese verosímil poético un elogio no de la debe a su realización plena. Esa visión fáustica
locura ni de la razón sino de la creatividad. La se desarrolla en la fábula biográfica, esto es, en
capacidad de emoción que embarga a sus tes- el proyecto vital forjado en las posibilidades
tigos, personajes y hablantes se cierne c omo del medio y su tiempo; y se pone a prueba en
la calidad creativa de la simpatía, de la identi- la aventura del conocimiento, que es capaz de
ficación, de la fraternidad. Y así, esta saga de exceder el medio y trascender su tiempo para
las virtudes emotivas son una efervescencia ampliar sus límites. Por eso, esta es una novela
creativa de lo humano mismo, de sus actos, sobre la fuerza apasionada de la creatividad.
decires, obras y proyectos. En su novela La Esa vocación de aprender y hacer, de descu-
piel del cielo asistimos, con amoroso detalle, al brir y enseñar contamina con su tiempo de
desenvolvimiento de la creatividad de la fe en gestaciones a esta historia del siglo, como si su
el saber y hacer de la aventura humana. narración fuese un proyecto abierto por una
La piel del cielo (2001), la novela de Elena vida compartida que no cesa de recomenzar.
Poniatowska premiada en el concurso de En ello La piel del cielo es fiel a su motivación
Alfaguara, es un ofertorio mexicano a las pro- interna: es memoria ejemplar de su tiempo,
mesas del siglo XX. Posee la claridad emotiva hija del siglo que ofrenda. Lo es tanto por la
de una acción de gracias, y el estremecimiento saga de un sujeto del saber, que se construye
de un relato de aprendizajes. Tiene una feliz en el progreso de la narración, cronológica-
dinámica narrativa, que no desmaya, y la rara mente; como por la fe en un relato capaz de
autoridad de la simpatía. Su límpida prosa articular la vida y la historia en su elaboración
transparenta un asombro maduro. Pronto, el mutua. Y ello demuestra el carácter profun-
lector se demora en esa intimidad cierta. Su damente latinoamericano de esta novela: es
perspectiva es una reconstrucción, pero no una alegoría de la identidad creadora y de la La rara poética de la veracidad
se demora en la evocación porque el pasado nacionalidad creativa. JULIO ORTEGA

123
El héroe de esta novela es un sujeto en abierto de la observación y de la ciencia. El
formación, y por eso la primera línea es una niño que quería ver más será el estudiante de
pregunta por el mundo dirigida a la madre. astronomía, un saber que le permitirá des-
Notablemente, es una pregunta por el hori- cubrir que la realidad está apenas entrevista
zonte de la mirada. La madre, que gesta la y siempre por verse mejor. En la lectura de
novela al darle al hijo la palabra narrativa, la los astros se le revelará el origen conjetural
palabra de la promesa, promete: «Te voy a y el saber inexhausto. Sólo que en una vuelta
llevar más lejos de lo que se ve a simple vista» de tuerca, de anteojos o telescopios, el cielo
(9). El drama de la mirada se sitúa entre la estelar lo devuelve a su tiempo y su medio,
pregunta por el fin («¿se acaba el mundo?») y con una mirada aún más crítica de la aparien-
la respuesta sin fin («No, no se acaba»). Más cia y más urgida de certezas. La novela, por
allá de los ojos está el poder de la mirada, esa lo mismo, se desarrolla como la biografía de
potencialidad de conocer. «Lorenzo miraba el un joven que se realiza en la ciencia, que se
horizonte» y él y su madre «se entendían con convierte en un eminente astrónomo. Pero
sólo mirarse.» El niño, en el tren, se asombra la persuasión alegórica de esta novela sitúa la
de «ver huir el paisaje», y la madre en sus ojos historia social mexicana en las coordenadas de
«leyó el horror al vacío»; «vas a ver que todo una racionalidad mayor, en el escenario de un
recomienza,» le anuncia. «¿Por qué el ojo no mapa del siglo que incluye tanto la discordia
ve más allá?», vuelve a preguntar; para ella histórica como su refutación puntual.
«Sólo un libro de lectura le era suficiente, el de La piel del tiempo no es una novela cien-
la naturaleza» (10). Ya esta obertura nos sitúa tífica ni busca armar una intriga en torno a la
en el proyecto novelesco de una hipótesis del ciencia. Más bien, se arma como la biografía
conocimiento: este héroe de la mirada se hará de un hombre de ciencia en tanto héroe del
entre la naturaleza y su lectura, entre el cielo discurso de la modernidad secular; y también
y la ciencia, entre la biografía de aprender y el como el desarrollo de una disciplina, la as-
aprendizaje de vivir. tronomía, cuya crónica mexicana testimonia
Hijo del discurso mexicano, Lorenzo y un saber no sólo situado socialmente sino
sus hermanos son «hijos naturales» de un también beneficiado por el espíritu creador
padre aristocrático y desaprensivo; y, pronto, de su sacerdocio crítico. Así, la novela discu-
«huérfanos» de una madre que había con- rre sobre astronomía para sumar las estrellas
vertido a la naturaleza en huerta y al mundo y los hombres, desde los mayas visionarios
en lenguaje. La hermana se lamenta: «Es que hasta los científicos españoles del exilio de la
papá no me hace caso, no me ve», pero la guerra civil; y culmina con la aventura de los
consuela Lorenzo: «A mi tampoco y no me jóvenes mexicanos que fundan la comunidad
he muerto» (20). Si la herencia materna es la moderna de los nuevos visionarios, capaces
mirada, la paterna es el lugar social, lo que de auscultar los orígenes del mundo en el
dará inicio a la rebeldía del hijo. Pronto, la mapa estelar.
novela del aprendizaje (o «novela de educa- El amor, el nacimiento de la sensibilidad
ción») se desarrolla desde nuevas preguntas moral, la experiencia de la pobreza, la renun-
por la mirada (a propósito del cine «Edén» y cia a una abogacía cómplice de la corrupción,
su proyector de películas), y entre lecciones tienen como escenario la calle y los lenguajes
de hermenéutica local (el cura del colegio tie- de la cultura urbana, esa otra versión de lo
ne una visión profética: ve el alma de Benito moderno que es el mercado popular. Lee-
Juárez descender a los infiernos). La crónica mos:
familiar se desarrolla como la figura ejemplar
de una alegoría mexicana: el desamparo es el Frente al edificio Guardiola, en la esquina de 5 de
origen y la sociedad de clases el destino; pero Mayo, un gordito de sombrero de fieltro había mon-
la rebeldía del hijo mayor será la puesta en tado un telescopio e interceptaba a los transeúntes:
crisis de esa lógica tradicional: en lugar de – Hábleles de tú a las estrellas.
un relato traumático sobre el pecado original Lorenzo ajustaba el telescopio, afocaba con cuidado
mexicano, la novela desarrolla su hipótesis y en la lente aparecía la Luna, mientras el merolico
del conocimiento como la aventura del sujeto seguía pregonando:
liberado en su relato. – Pasen a ver la Luna, pásenle que hay para todos.
La rebeldía le hace cuestionar las ideolo- A veces tres o cuatro personas y un perro hacían
gías de consolación religiosa y lo libra de las cola, bueno, el perro ya la tenía hecha. Entonces el
La rara poética de la veracidad culpas del ostracismo social; la sed de conocer astrónomo del asfalto se daba vuelo con sus cono-
JULIO ORTEGA lo hace afincar en el presente, en el campo cimientos.

124
– Vea la Luna por cincuenta centavos, visítela, co- gesta del sujeto inquisitivo. Los personajes
nózcala, hágala suya. ¡A lo mejor, de pasadita, ve a históricos ocupan ahora el relato, y la bio-
Dios! grafía de Lorenzo se impone como un saber
del futuro. Hasta la historia es vista desde su
En cambio, Lorenzo «le daba un signi- lección moderna:
ficado cósmico a casi todo, incluyendo los
eventos más comunes de la vida diaria. A lo Erro (...) le contó el problema de la unificación de
mejor el loco era él...» (94). la hora a raíz de la Revolución Mexicana. Telégrafos
La conciencia ética aparece como una Nacionales tenía una hora, Ferrocarriles, la hora de
puesta a prueba de la verdad, entre la ver- Estados Unidos; la del meridiano 105 y la hora de
güenza social de una hermana embarazada California completaban la danza del tiempo. ‘¡Qué
y el orgullo que se niega a transigir. En esa país más fantasioso, cada quien con su hora’! (154).
encrucijada se construye un sujeto que resiste
la resignación amoral de la socialización, y Enseguida, Erro inicia a Lorenzo en la
que sólo tiene sus fuerzas para afirmar su comunidad nacional de astrónomos: su nacio-
libertad. «Soy como José Guadalupe Posada, nalismo se define frente a la competencia con
capto a los hombres en su momento más sus colegas norteamericanos.
desafortunado», se lamenta (97). La come- Luego de las preguntas sin respuesta a
dia social burguesa le produce «asco» y se la noche estelar, donde está escrito el origen
confirma el dictamen de un maestro en su del universo, el observatorio que se levanta
libreta de notas: «Carácter colérico» (104). en Tonantzintla, donde se monta un nuevo y
Así, un personaje que rehuye «la imbécil vida poderoso telescopio, se convierte en la razón
diaria» forja su propio relato desde la crítica vital de Lorenzo. El 17 de febrero de 1942 se
de la sociabilidad, poniendo en cuestión el inaugura el telescopio, que suma a los nuevos
horizonte previsto para lo novelesco. Por lo astrónomos, incluyendo a los españoles y los
demás, la muerte de su padre (víctima de una norteamericanos. En la Universidad de Har-
pedrada anónima y callejera) le demuestra la vard, Lorenzo reconoce que su aprendizaje se
vulnerabilidad absurda de la vida, sujeta a la acendra, aunque el cielo de la ciudad yanqui
violencia «en el siglo XX y en plena ciudad» no lo albergue del todo. De vuelta en México,
(106). El relato del sujeto moderno es una res- el futuro se acelera: se construye la Ciudad
ta de los códigos al uso: un voto de pobreza Universitaria, Diego Rivera pinta sus murales,
y una apuesta por la ética solidaria. Pronto, y Lorenzo de Tena es nombrado director del
Lorenzo encuentra nuevos amigos, fuera de Observatorio de Tacubaya (266). La búsque-
su círculo mundano, entre los rebeldes de da de una certidumbre propia responde ahora
la hora. La novela ha hecho el camino de las con la mayor demanda, la del conocimiento
restas, que descuenta la filosofía institucional hecho enseñanza:
de José Vasconcelos, y ahora empieza el de las
sumas, con la amistad de José Revueltas, en La distancia, Aristarco, se mide a través de otras es-
primer lugar. Revueltas es un joven radical, trellas más pequeñas o de determinada luminosidad.
estudioso del marxismo y militante comunis- Con su maravilloso telescopio, Hubble tuvo acceso
ta, pero como Lorenzo, es otro proyecto del a otras galaxias e hizo sus mediciones a partir de
sujeto venidero: está hecho desde su futuro, estrellas variables. La luz toma un cierto tiempo para
como la ganancia de su pasado. Son éstos los llegar a nosotros, además las distancias se cuentan en
héroes de la afirmación creadora: «Vivían en años luz. Andrómeda, que es una galaxia cercana a la
la febrilidad,» y eran «Incapaces de decir que nuestra, está a dos millones de años luz. Recibimos
no...» (121). la luz de galaxias enviadas hace diez, veinte, treinta,
Pero no será la militancia el relato de lo cuarenta millones de años. Entre más lejos ve el
moderno sino, a su turno, la genealogía mexi- astrónomo, más ve objetos tal y como estaban en
cana de la ciencia. En lugar de «la zozobra de el momento en que fueron creados y la finalidad
la política», en casa de Luis Enrique Erro, el última es comprender las primeras galaxias, las que
patriarca sordo, Lorenzo recibe la revelación se formaron en el principio (275).
de un secreto: «Tengo un telescopio insta-
lado en la azotea, ¿le gustaría verlo?» (144). Si el conocimiento de los orígenes equivale
Ver más lejos para ver mejor lo inmediato, a la lógica de los saberes, la creación de las
esa lección de la mirada científica recupera a cosas equivale, a su vez, a la creatividad del
Lorenzo de la fatiga militante. La novela ya aprendizaje. La historia del sujeto moderno La rara poética de la veracidad
no será la fábula del sujeto aprendiz sino la es la suma de esa lógica y esa pasión. JULIO ORTEGA

125
En Tonantzintla, entre 1949 y 1951, Lo- entre 1943 y 1947; y en el observatorio de
renzo y su equipo habían descubierto 437 Tonantzintla descubrió, y dio su nombre, a
objetos en una región de 600 grados cuadra- estrellas, nebulosas y otros cuerpos astrales.
dos: esta declaración es un hecho documental, Fue una autoridad mundial en el estudio de la
pero en esta novela, si le devolvemos el entre- evolución de las estrellas, y el maestro inno-
comillado, es una frase que resume una vida vador de la astronomía en México.
(293). La verdad histórica asume la forma de Fue también esposo de Elena Poniatows-
la certidumbre novelesca. ka. La novela no lo declara, pero al final, en la
Por lo mismo, la novela menciona, de parte del lector, se nos imponen las evidencias.
paso, al sujeto biográfico que ella ha narrado La autora ha seguido documentalmente la
entre el documento histórico y la fábula de los historia de Guillermo Haro, pero al situarse
saberes: Guillermo Haro (432), el astrónomo ella fuera del relato, ha querido darle a su
George Oppen. mexicano de mayor impacto internacional canto amoroso la libertad que este personaje
(así lo declaran 340 entradas dedicadas a su extraordinario había ganado para ella, y que
trabajo en la Red). En efecto, Haro (1913- alienta en la novela.
1988) estudió muy joven Derecho, carrera Libertad creadora que es también de noso-
que abandonó pronto; estuvo en Harvard tros, sus lectores.

La rara poética de la veracidad


JULIO ORTEGA

126
Claudia Parodi
Profesora en la Universidad de
California, su dedicación a la lin-
güística se ha centrado en los
estudios del lenguaje, especial-
mente en las especificidades co-
mo su Léxico del habla culta de
México o El español de América.
Sobre Elena Poniatowska destaca
su estudio «Lengua, identidad, e
individualidad: El caso de Jesusa
Palancares».

MÉXICO ÁLGIDO, LAS VOCES DE LA


RESISTENCIA EN LA CIUDAD:
LA NOCHE DE TLATELOLCO, NADA,
NADIE Y AMANECER EN EL ZÓCALO
CLAUDIA PARODI
University of California, Los Angeles
UC-Mexicanistas

Elena Poniatowska recoge en sus cróni- al verbalizarse, deviene en denuncia social»


cas La noche de Tlatelolco, Nada nadie. Las (19). En todas ellas se escuchan múltiples
voces del temblor y Amanecer en el zócalo voces que se quejan por verse profundamente
la voz del pueblo que objeta severamente los afectadas por los acontecimientos a los que la
actos de gobiernos autoritarios en tres mo- vida los ha arrastrado.
mentos críticos o álgidos de la historia social Se trata de contextos polifónicos –en el
y política de México: la matanza del 1968, el sentido de Bajtín– donde cada personaje ma-
temblor de 1985 y el «plantón» de 2006. La nifiesta brevemente su forma de vivir o de
primera crónica se refiere a la masacre del dos ver un mismo suceso. Ello determina que el
de octubre del 68, la cual inició la crisis del lector conforme en su mente una visión de
PRI (Partido Revolucionario Institucional), conjunto al conocer los distintos puntos de
produjo gran desconfianza en los mexicanos vista de las personas que se vieron afectadas
por dicho partido y redundó en su expulsión por el temblor –empleados, choferes, amas
de la presidencia unas décadas después. La se- de casa, niños, costureras, médicos, enferme-
gunda crónica gira en torno de los efectos del ras– o que participaron en las protestas del 68
temblor de 1985 y la ineficacia e incapacidad –estudiantes, intelectuales, periodistas, padres
del gobierno –todavía el PRI– para ayudar de familia, artistas, el clero– o del «plantón»
al pueblo damnificado por esta catástrofe. del 2006 –amas de casa, niños, adolescentes y
La tercera crónica cuestiona la legitimidad políticos e intelectuales de izquierda.
del nuevo partido ahora en el poder, el PAN La polifonía motiva que cada personaje
–Partido Acción Nacional–, en la protesta sea sujeto de su discurso y no objeto de la
que la propia Poniatowska llama el «mayor elocuencia de la autora. En La noche de Tla-
movimiento social y electoral encabezado por telolco y en Nada, nadie, Elena Poniatowska
la izquierda desde el cardenismo» (393). entrevista a jóvenes disidentes del gobierno,
En estas páginas, tras presentar una visión políticos, periodistas e intelectuales o a los
de conjunto de los elementos comunes de afectados por el temblor, quedando ella mis-
las tres crónicas, analizo las peculiaridades ma casi siempre en la sombra. En cambio,
de cada escrito, centrándome en los aspectos en Amanecer en el Zócalo la escritora ocupa
lingüísticos, sobre todo discursivos y semán- un lugar protagónico en su propia crónica,
ticos, de los textos en cuestión. Las crónicas un poco al estilo de Bernal Díaz del Castillo
México álgido, las voces de la
de Elena Poniatowska, como bien ha señalado en su Historia verdadera de la conquista de resistencia en la ciudad: La noche de
Sara Poot Herrera, son «testimonio y memo- la Nueva España. Poniatowska reproduce Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
en el Zócalo
ria de una realidad histórica y cotidiana que, recortes de periódicos, canciones y poemas CLAUDIA PARODI

127
relacionados con el tema de cada una de las gistros lingüísticos distintos, como mostraré
crónicas en cuestión. más adelante.
En los tres textos prevalecen los discursos En La noche de Tlatelolco y en Amanecer
en primera persona, donde el «yo» domina en el zócalo los personajes oyen corridos, le-
sobre la tercera persona, «él» o «ella». En las mas, rimas, discursos, canciones y ven carteles
primeras dos crónicas, Elena Poniatowska no con mensajes que les recuerdan los motivos de
tiene, sin embargo, un rol meramente pasi- sus protestas. En La Noche de Tlatelolco se
vo, pues es ella justamente quien organiza y censura la represión política y la violencia del
selecciona con cuidado la información que gobierno. En las mantas se lee: «Libertad a los
conforma sus crónicas. Los testimonios que presos políticos», «Allanamiento de morada
incluye en éstas proceden, en su mayoría, en Tlatelolco». Se oyen voces que gritan en
de la parte más ancha y baja de la pirámide coro: «Mé-xi-co li-ber-tad, Mé-xi-co li-ber-
social de México, es decir del pueblo, sobre tad, Mé-xi-co li-ber-tad», «Ú-ne-te pue-blo,
todo en las dos crónicas más recientes, Nada, Ú-ne-te pue-blo, Ú-ne-te pue-blo» (15).
nadie. Las voces del temblor y Amanecer en En Amanecer en el zócalo, se exige el
el zócalo. recuento de los votos por sospechar fraude
En Nada, nadie, la mayor parte de los en- electoral por parte del PAN en contra del can-
trevistados proceden de colonias populares de didato de izquierda, López Obrador: «Nada
la ciudad de México, y así es su lenguaje. En por la fuerza. Todo por la razón», «No al
efecto, casi todos los edificios que derrumbó el fraude electoral» (95). En el Zócalo se escu-
temblor estaban en barrios de clase baja como chan los coros cuando sale López Obrador,
Tepito, Netzahualcóyotl, vía Tapo, Chimal- pues todos gritan al unísono: «pre-si-den-te,
huacán, Ciudad Azteca y muchos otros. La pre-si-den-te», «voto por voto, casilla por ca-
colonia Roma y la Condesa, de clase media, silla, voto por voto, casilla por casilla» (123).
también sufrieron algunos daños. No se afec- Las tres crónicas incluyen fotografías en
taron las zonas donde vivían las clases altas blanco y negro que ilustran los acontecimien-
como las Lomas, el Pedregal o San Ángel. De tos narrados, dándoles así un tono de realis-
igual manera, en Amanecer en el zócalo indica mo. Cada fotografía se encuentra acompañada
la escritora que se trata de un movimiento de fragmentos del texto de la crónica, que
populista, pues la mayoría de quienes acudie- explican los acontecimientos y conforman el
ron al «plantón» del Zócalo eran sobre todo imaginario de los lectores. Se ve gente rezan-
campesinos de provincia o de los alrededores do por sus hijos masacrados el 2 de octubre,
de la ciudad, verduleras, choferes, indígenas se descubre un México en 1985 convertido
y «pejeviejitos». Eran los llamados «nacos» en el cementerio más grande del mundo
quienes apoyaban hasta la muerte a AMLO, y se advierte un pueblo dolido que espera
Andrés Manuel López Obrador: justicia abrazando a AMLO en 2006. Todas
estas fotografías son recuerdos de la memoria
En las tiendas de campaña en el Zócalo y en el Paseo colectiva, testigos fehacientes de los eventos
de la Reforma se ven niños adolescentes, ancianos, dolorosos y traumáticos por los que pasaron
los mexicanos más desprotegidos. Su convicción es los mexicanos entre 1968 y 2006.
sorprendente, su ánimo también. Son los «nacos»,
o al menos así los llaman por pobres, morenos, LA NOCHE DE TLATELOLCO. TESTI-
indígenas, fracasados, ignorantes, vulgares, vagos. MONIOS DE HISTORIA ORAL
Según los ciudadanos enfurecidos por el bloqueo, no
tienen oficio ni beneficio y por eso pudieron venir a Los registros lingüísticos empleados por
asentarse en los campamentos… (40). los personajes que construyen el texto de esta
crónica reflejan, como antes sugerí, un dis-
Los acompañaban artistas, escritores, polí- curso propio de la parte media de la pirámide
ticos e intelectuales de izquierda, entre otros, social de México. Desfilan en ella sobre todo
el propio López Obrador, el regente de la estudiantes, profesores, escritores, periodistas
ciudad Marcelo Ebrard, Elena Poniatowska e intelectuales de la época, varios de ellos pre-
y la actriz Jesusa Rodríguez. En cambio, en sos políticos en Lecumberri. Entre muchos
La noche de Tlatelolco se escuchan sobre otros, cabe mencionar al rector Javier Barros
todo las voces de los estudiantes, los cuales Sierra, al escritor José Revueltas, al profesor
México álgido, las voces de la
resistencia en la ciudad: La noche de proceden en su mayoría de la parte central de y escritor Paco Ignacio Taibo II, al ingeniero
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
en el Zócalo la pirámide social, es decir de la clase media. Heberto Castillo, al delegado del Consejo
CLAUDIA PARODI Ello motivará que unos y otros utilicen re- Nacional de Huelga de la Facultad de Filo-

128
sofía y Letras, Luis González de Alba, autor Andreu, estudiante de arquitectura de la UNAM,
de Los días y los años; a Salvador Martínez miembro de las juventudes comunistas, preso en
della Rocca, Pino, estudiante de la Facultad Lecumberri (50).
de Ciencias y a Roberta Avendaño Martínez,
Tita, de la Facultad de Leyes. Aparecen, ade- En el segundo texto de La Noche de Tla-
más, las voces de algunos padres de familias telolco, se entremezcla el registro formal y
y de oficiales del gobierno como Gustavo el coloquial. Voces como adquirir, visión y
Díaz Ordaz y Luis Echeverría. Algunas voces politizar se conjugan en un mismo párrafo
son ocasionales, otras son recurrentes. Entre con fresiza ‘conjunto de gente ‘fresa’ o ele-
estas últimas cabe mencionar el testimonio de gante’, hacer pintas ‘faltar a clase’ y macanazo
Ignacia Rodríguez, Nacha, y de los ya men- ‘garrotazo’:
cionados Luis González de Alba, Salvador
Martínez della Rocca y Roberta Avendaño Como había un ambiente de discusión política, [las
Martínez, Tita, quien era tan popular que estudiantes] adquirieron una visión distinta de la
otros estudiantes le compusieron un corrido relación entre gobernantes y gobernados. El movi-
con música de «La Adelita» (67). miento politizó a mucha gente. La Ibero, que es la
Los entrevistados emplean un lenguaje «
«fresiza» en su máxima expresión, también hizo pin-
complejo que alude a conceptos abstractos, a tas, repartió volantes y asistió a las manifestaciones,
ideas sofisticadas, incluso algunas de las seis a pesar de los macanazos. Yo creo que el movimiento
demandas del movimiento estudiantil perte- estudiantil nos hizo mucho bien a todos. Carolina
necen a esferas jurídicas especializadas, como Pérez Cicero, de la Facultad de Filosofía y Letras de
la derogación del artículo 145 del código pe- la UNAM (96).
nal que, entre otras medidas punitivas, castiga
a quienes pretendan «abolir o reformar la Se cantan corridos y canciones que satiri-
Constitución Política del Estado, o las institu- zan al presidente Gustavo Díaz Ordaz, como
ciones que de ella emanen» (artículo 145). la siguiente basada en un comercial que se
Como muestra de este tipo de discurso compuso, a su vez, usando una canción de
basta citar los dos ejemplos siguientes, en Cri-Cri, famoso músico mexicano, composi-
los cuales los personajes hacen referencia a tor de canciones para niños:
símbolos y emblemas, critican la apropiación
y aluden a conceptos y teorías: «Yo nunca he Di por qué, dime Gustavo
pensado realmente en Zapata como símbolo di por qué, eres cobarde,
estudiantil, un emblema. Zapata ya está inte- di por qué no tienes madre.
grado a la ideología burguesa; ya se lo apropió Dime Gustavo, por qué (141).
el PRI…», señala Claudia Cortés González,
estudiante de Ciencias Políticas (40). «En Fí- Un poema de Rosario Castellanos inicia
sica –respondió el Pino– todos los conceptos la segunda parte de la crónica, la cual se cen-
están sujetos a continuo cambio. Una teoría tra en la masacre del 2 de octubre. En este
nunca se considera completa…» (41). segmento del libro se recogen las palabras
Pero dado que se trata de una crónica poli- de los testigos presenciales de la matanza,
fónica, ésta abarca otros textos, como los dos de los periodistas, de los estudiantes, de los
siguientes, que reflejan el lenguaje coloquial, soldados y reacciones de intelectuales como
siempre de la clase media. El primero incluye Octavio Paz. Se leen reiteradamente palabras
giros característicos del español mexicano clave como sangre, disparos, balas, soldados,
como tambo para ‘cárcel’ y camorrazos para heridos, ametralladoras, cuerpos, infierno. Se
‘golpes’, porras para ‘gritos de los partidarios’ oyen las voces de las madres, de los profeso-
y chorro para ‘mucho’: res, de los estudiantes, de los soldados: «Vi la
sangre embarrada en la pared. Luz Vértiz de
A mí también me metieron al tambo el 27 de julio, López, madre de familia» (190). «Había mu-
al otro día de los primeros camorrazos. Se hicieron cha sangre pisoteada, mucha sangre untada en
dos mítines muy grandes frente a Lecumberri y la pared. Francisco Correa, profesor del IPN»
nos impactaron mucho. Aunque no podíamos oír (180). «Le siguieron disparando, pero todas
claramente los gritos aislados que daban fuera, sí las balas iban a darle al cadáver. Raúl Álvarez
percibíamos las porras que nos impresionaron un Garín del CNH» (237). «Aproximadamente
México álgido, las voces de la
chorro: ‘LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS, LI- quince mil balas de distintos calibres han sido resistencia en la ciudad: La noche de
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
BERTAD PRESOS POLÍTICOS’… Félix Goded lanzadas. Un oficial» (242). en el Zócalo
CLAUDIA PARODI

129
NADA, NADIE. LAS VOCES DEL TEM- mizar el desastre, rechazó la ayuda internacio-
BLOR nal e intentó dar una impresión de bienestar
y normalidad cuando todavía había heridos
Esta crónica se centra en registrar el dis- en los escombros. De hecho, la población se
curso de los que pertenecen a la base más organizó independiente y solidariamente, for-
ancha y baja de la pirámide social, las voces mando cuadrillas de salvamento y albergues.
del pueblo, los damnificados del temblor. «Todo lo que se hizo fue por voluntad propia»
Más que las diferencias de registros, en esta (193), sin ayuda del gobierno.
crónica destaca el vocabulario de la ausencia, A raíz del terremoto, Elena Poniatowska
las expresiones de la pérdida, la desolación y orquesta en Nada, Nadie un texto polifónico
el fracaso, las palabras de solidaridad ante el en el cual cada personaje verbaliza sus credos,
dolor propio y ajeno incrustadas en el regis- sus frustraciones, sus emociones, su dolor, sus
tro popular. Tal es el caso de Salomón Reyes, pérdidas, sus mentiras, apuntalándolos a lo lar-
quien, usando estos vocablos, relata sus des- go de los barrios pobres y ricos de la ciudad de
gracias y sus carencias; a su vocabulario lo México. En la ciudad viven en tiendas de cam-
distingue el uso de diminutivos, y de algún paña «hombres, mujeres y niños una situación
arcaísmo (vide o desató) y formas analógicas de depresión tremenda… se la pasan llorando;
(claritamente): tienen problemas emocionales fuertes y todos
sienten el temor constante de enfrentarse a sus
Vide cómo se desató el temblor desde el estaciona- muertos, y ahora… han ido a reconocer cadá-
miento Z-650… Vide claritamente cómo se cayó el veres cada madrugada» (236-237).
edificio… Esperaban mis hijos el desayuno… Mayito,
Mario, al que encontré muerto en la delegación Cuau- AMANECER EN EL ZÓCALO
htémoc… He visto que otros encuentran entre las ce-
nizas una fotito, una boleta, yo ni eso, ni eso siquiera, Elena Poniatowska narra en esta crónica,
ni un recuerdo, nada … De tener una familia grande, compuesta en forma de diario, sus experien-
siete hijos, y luego no tener ni uno… (55-58). cias como testigo de vista durante el «plan-
tón» organizado en el Zócalo desde el 29 de
El discurso marcado de Salomón Reyes julio hasta el 16 de septiembre de 2006. El
contrasta con las palabras de Marilú Hernán- «plantón» fue una resistencia civil pacífica
dez de 19 años, estudiante de medicina de por medio de la cual Andrés Manuel López
la Anahuac. Vive en un barrio elegante, las Obrador (AMLO) y sus aliados exigieron
Lomas, y no usa arcaísmos ni diminutivos, –sin que se les concediera– el recuento de la
porque reflejan el habla popular. Emplea, en votación para presidente del 2006, pues sos-
cambio, adjetivos como «naco» en lugar de pechaban que el PAN había incurrido en un
‘vulgar’, ‘poco refinado’ para catalogar des- fraude electoral.
pectivamente a quienes no pertenecen a las Frente a las otras crónicas en las cuales la
elites mexicanas. A raíz del temblor señala: voz de Elena Poniatowska se mantiene arrin-
«Ya no veo a los que no tienen dinero como conada, al margen, en Amanecer en el Zócalo
‘nacos’» (197). Justamente a ella le toca aten- ella es quien atestigua constantemente. Su voz
der en la Cruz Roja a una señora del pueblo aparece en primera persona, a modo de sujeto.
que llega con su bebé muerto, de tres meses. En cambio, las acciones, las palabras y los
Reproduce las palabras de la madre del niño: discursos de AMLO son del objeto del texto.
«‘Le cayó una viga encima, señorita, lo saqué Su voz, en efecto, es parte de un discurso re-
como pude, pero pobrecito vomitaba sangre y portado, no dialoga con la cronista. Ella suele
lloraba muchísimo. Mire, cárguelo. Está todo referirse a Andrés Manuel en tercera persona
roto por dentro. Lo estrangulé para que no o suele reproducir sus discursos, lo cual les
sufriera más. Ya no lo podía ver en ese estado da un aire de lejanía y misterio. Éstos son
de dolor’. La trasladaron al Hospital Psiquiá- siempre políticos, suelen girar en torno a la
trico» (197-198). democracia y se dirigen al pueblo. Aparecen
Los términos clave de esta crónica son recu- en tercera persona del singular y en primera
rrentes: terremoto, olor a muerte, locura, dolor, persona del plural, perpetuando, todos ellos,
lágrimas, damnificados, catástrofe e ineficacia este modelo: «AMLO dice: … la democra-
referida al gobierno. El presidente Miguel de cia… es el método más eficaz para garantizar
México álgido, las voces de la
resistencia en la ciudad: La noche de la Madrid, señala Poniatowska, fue particu- la convivencia… A 28 días de la elección tene-
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
en el Zócalo larmente inepto en el manejo de las muertes y mos la certeza… que ganamos la Presidencia
CLAUDIA PARODI daños causados por el temblor. Trató de mini- de la República…» (27).

130
Los otros personajes, como Jesusa Ro- sino que contiene datos trascen-
dríguez, alternan de entre la primera y la dentes de los momentos en que
tercera persona. Dado que el «plantón» fue se fue fraguando la historia de
una protesta pacífica, el programa artístico una parte importante de la iz-
–en manos de Jesusa y de Elena– ocupó un quierda mexicana, el «plantón»
lugar privilegiado. Ello entusiasmó tanto a de 2006. Fuente esencial para
Poniatowska que clasificó el plantón como este movimiento de izquierda,
«semillero de ideas y cuna de vocaciones artís- dicha crónica incluye todos
ticas», usando las palabras de Mónica Mateos los discursos que pronunció
del periódico La Jornada. Los partidarios de AMLO durante ese período, al
AMLO emanados del pueblo produjeron, en igual que los testimonios sobre
efecto, toda clase de objetos artísticos, desde la Coalición por el Bien de To- Plantones en el Zócalo.
canciones y corridos, hasta esculturas y retra- dos y el Proyecto Alternativo
tos variados. Giraban todos ellos en torno a la de Nación. Como es de esperar,
figura de AMLO, como si tratara de un culto. ataca el neoliberalismo y, sobre
Elena Poniatowska comenta al respecto: «allí todo, reseña y recoge los discur-
no se venera a la Virgen de Guadalupe, sino a sos que el 16 de septiembre de
AMLO» (79) 2006 se dieron en la Convención
El ingenio popular mexicano aflora en las Nacional Democrática (CND)
pancartas que atacan a Felipe Calderón Hino- en la cual Elena Poniatowska
josa, el presidente electo: «Señora Hinojosa, participó activamente, junto con
¿por qué no parió otra cosa?» (361) y alaban otros perredistas.
a López Obrador: «¡Es un honor estar con A pesar de que el 5 de sep-
Obrador!» (361). tiembre de 2006 el Tribunal Rosario Castellanos en Tlatelolco.
La polifonía, tan característica de las cróni- Electoral del Poder Judicial de
cas de Poniatowska, disminuye en Amanecer la Federación (TEPJF) falló a
en el Zócalo, pues las voces distintas de Elena, favor de Felipe Calderón como presidente de
Jesusa y AMLO, aunque presentes, se debili- México, AMLO antes de abandonar el Zóca-
tan. Una de las excepciones es el caso de Lu- lo celebró la CND el 16 de septiembre. Con
chita Chapela, antigua panista, de 87 años, que sus palabras, Elena Poniatowska inauguró la
ahora apoya incondicionalmente a AMLO. Convención; después de ella hablaron Rafael
«Doña Luchita se emociona: ‘Lo quiero más Barajas, El Fisgón, el profesor y periodista
que al papa Juan Pablo’. AMLO abraza a cada Luis Javier Garrido y la dirigente indígena
uno como si fuera un tesoro» (23). Asimismo, mixteca Hermelinda Tiburcio Cayetano. En
el hecho de que AMLO sea el objeto del libro, último lugar habló AMLO, quien aceptó ese
coloca su mensaje en el centro del discurso. día el cargo de Presidente Legítimo de Méxi-
Ello impide que las palabras de los otros pro- co, para luego tomar posesión de dicho cargo
tagonistas vayan construyendo el texto de la el 20 de noviembre del mismo año.
crónica, como suele suceder en otras obras de El lenguaje de Elena Poniatowska de Ama-
Elena Poniatowska. Este cambio de técnica le necer en el Zócalo se caracteriza por el uso de
permite a la autora subrayar las acciones y cua- varios mexicanismos y nahuatlismos, como
lidades de sus tres personajes centrales: Andrés sucede en Hasta no verte Jesús mío y en las
Manuel López Obrador, Jesusa Rodríguez y la otras crónicas de Elena Poniatowska. Léanse a
propia Elena Poniatowska. continuación algunos ejemplos con sus glosas:
Como sucede en sus otros textos, Ponia-
towska incorpora citas de artículos proceden- Carta de Cuauhtemoc Cárdenas me deja de a seis (342) ‘me sorprende’
tes de periódicos, cartas, canciones, poemas y Decir verdades de a kilo (126) ‘decir muchas verdades’
otras fuentes de interés. En Amanecer en el Es como si el país se dividiera en pirruris y nacos» (308) ‘pedantes y vulgares’
zócalo resulta importante la carta que Cuau- Güerita –me pregunta un chavito (77) ‘rubita, me pregunta un niño’
htemoc Cárdenas le dirige a Elena Ponia- Jesu es… xocotita» (125) ‘chiquita’, ‘la menor de los hijos’
towska explicándole las razones por las cuales Jesús Hernández se hizo ojo de hormiga» (342) ‘desapareció’
decidió no apoyar a AMLO: «Las diferencias !Qué chingadazo! (290) ‘¡qué golpazo!’
que existen entre ambos son relativas a las Vestirse de huehuenche (125) ‘de traje indígena’
formas de hacer y entender la política y sobre
México álgido, las voces de la
algunos aspectos programáticos…» (343). resistencia en la ciudad: La noche de
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
Amanecer en el Zócalo no sólo revela el en- Para concluir quisiera subrayar que la pa- en el Zócalo
tusiasmo que siente Poniatowska por AMLO, labra clave de este texto es democracia. CLAUDIA PARODI

131
BIBLIOGRAFÍA – Nada, nadie. Las voces del temblor, Méxi-
co, Biblioteca Era, 2004 (10ª reimpr.)
Ministerio Público, Manual del Ministerio – Amanecer en el zócalo. Los 50 días que
Público, http://www.procutamps.gob.mx/ confrontaron a México, México, Planeta,
biblioteca/transitorios/documentos/ma- 2007.
nualdelministeriopublico.pdf (consultado Poot Herrera, Sara, «Las crónicas de Elena
septiembre 14 de 2008). Poniatowska», Colmena, 11 (1996), pp.
Elena Poniatowska, La Noche de Tlatelolco. 17-22.
Testimonios de historia oral, México, Bi-
blioteca Era, 2000 (2ª ed., 3ª reimpr.)

México álgido, las voces de la


resistencia en la ciudad: La noche de
Tlatelolco, Nada, nadie y Amanecer
en el Zócalo
CLAUDIA PARODI

132
Liliana Pedroza
Narradora y crítica, realizó sus
estudios de doctorado en la Uni-
versidad Complutense. Ha estu-
diado la obra de las narradoras
mexicanas, con especial atención
a Elena Garro, de quien ha pu-
blicado recientemente: Andamos
huyendo Elena (2007), obra en la
que también está presente Elena
Poniatowska.

LA MÚLTIPLE MIRADA. EL CUENTO


Y LOS PERSONAJES FEMENINOS EN
ELENA PONIATOWSKA
LILIANA PEDROZA

Soy tu mujer de siempre, la diurna, el otro, Tlapalería, contiene personajes sua-


la nocturna, soy tu mujer cotidiana, vemente delineados, mujeres que recuerdan,
la del pan y los higos. Soy la que que añoran lo vivido, que se arrepienten de
conoces. ¿Qué quieres descubrir? ello, o que simplemente rememoran: madres,
hijas, abuelas; la evocación del pasado juega
«La banca»
un papel importante en el acto de narrar. Los
Elena Poniatowska
personajes desde dentro de sí, cuentan, se
cuentan, nos cuentan un trozo, un fragmento,
Referirse a Elena Poniatowska es señalar
un relámpago de memoria como necesidad
a muchas mujeres muy distintas entre sí. El
principal en ese intento de reordenar su mun-
territorio que descubre cuando escribe va
do interior de pensamientos y deseos. Pasivi-
delineando una serie de rostros, de perfiles
dad y actividad oscilan en los personajes entre
femeninos disímiles, rasgos de personalidad
una obra y otra. La primera mencionada,
que se cruzan, que se confrontan, que se pola-
publicada en 1979, la segunda en 2003.
rizan, o simplemente tienden a la ruta de una
Es interesante poder apreciar la evolución
pasiva divergencia.
y la transformación en los personajes feme-
Caminar por su narrativa, y aún sólo por
ninos dentro de una obra y otra con más de
sus cuentos, es andar por pasajes conocidos y
veinte años de distancia entre ambas. Puestos
desconocidos, por vericuetos y por laberintos
en un panorama general y a golpe de vista
en los que uno no sabe cómo llegó ni tampoco
serán el pasado y el futuro los elementos que
cómo se saldrá. Cada historia contada a través
confluyan como motor interno dentro de los
de ella es un espejo que se suma a un cuarto
cuentos, ya que, en la primera etapa los perso-
con cientos de espejos reflejando como acto
najes aguardan o accionan sobre un presente
ilusorio el infinito. Y es que ella, Elena, es
o un futuro inmediato; en la segunda, es el
infinita.
rescate del pasado lo que genera la historia.
Las voces que acechan y visten cada rela-
En el caso del libro De noche vienes
to, que circulan y circundan la imaginación
personajes como Manuela en «La ruptura»
de Elena en su hechizo por contar, son de
o Esmeralda en el cuento que da título a la
mujeres ásperas pero también dulces, débiles
obra, cándidos y dóciles al principio, van des-
y fuertes, jóvenes y viejas, quietas y turbu-
velando un roce de dominación en sus actos,
lentas; todas ellas emanando de un contraste
se guardan quietos a la caza, incluso, se dejan
fascinante, de la misma frontera que impone
cazar dentro de esa oscilación que los lleva de
el salto de un libro de cuentos a otro.
nuevo a la inocencia y la ternura.
Uno, De noche vienes, muestra personajes
con vigor, con fuerza, con énfasis en el carác-
– Manuela, eres tan torpe como un pájaro que trata La múltiple mirada. El cuento y
ter y el temple, como si de un trazo grueso los personajes femeninos en Elena
de volar, ojalá ya aprendas. Si sigues así, tus palabras Poniatowska
en una figura dibujada se tratara; en cambio LILIANA PEDROZA

133
no serán racimos de uvas sino pasas En «Esperanza número equivocado» la
resecas de la virtud. ironía en Elena se vuelve más aguda marcando
– Es que los besos son raíces, Juan1. la obsesión por casarse, la angustia de quedar-
se atrás en esa carrera que significa ‘atrapar’ a
Pero ya Manuela había vis- un hombre. Esperanza abre con rencor, con
lumbrado su presa y, colec- envidia, con anhelo en ocasiones, el periódico
cionista de objetos y manías, para mirar la página de sociales donde se en-
introdujo un tigre dentro de su cuentran los enlaces matrimoniales.
colección: un hombre con piel
rayada con el que ella espera ...examina, infatigable, los rostros de cada una de
ser rasgada por fin o, mejor aún, devorada («le las felices desposadas. Mire, a esta le va a ir de la
pondría un collar y una cadena»). Pero el tigre patada... A esta otra pue que y se le haga... Esta ya se
deja de bramar y se convierte en un gato fren- viene fijando en otro. Ya ni la amuela. Creo que es
1
Elena Poniatowska, De noche te a sus fauces, un animal indefenso que ansía el padrino... Sigue hablando de las novias, obsesiva
vienes, México, Era, 2000, p. leche en lugar de carne. Manuela desespera y y maligna3.
14.
es ella quien devora al final.
2 Esmeralda también colecciona hombres, Esperanza ha cursado cien novios busca-
Ibid., p. 159.
pero ella es mucho más entusiasta en su haber, dos en los números telefónicos equivocados.
3 ya que tiene cinco maridos. El cuento se des- «Su afición al teléfono la hacía entablar largas
Ibid., p. 21. envuelve dentro de una oficina del Ministerio conversaciones» pero de tantos se quedó
4 Público, Esmeralda es acusada de poligamia sin ninguno, aunque no perdía la ilusión de
Ibid., p. 22. y el delito, para quien se encarga de juzgarla, que un día alguien de pronto por un azar se
5 es asumido con una gran gravedad ya que la equivocara en los números que ha marcado y
Ibid., p. 70. ciudadana ha atentado contra la moral y las le diga «como Pedro Infante ¿Quiere usted
bases de la familia, ha engañado a hombres, casarse conmigo?». Pasaron 30 años sobre ella
a la sociedad, y hasta a los principios de la –los mejores de su vida– y ya su voz, cansada,
Revolución Mexicana. Aquí habría que ha- no se le escucha al teléfono. Ahora, cada vez
cer un paréntesis y decir que los personajes que un hombre equivoca las cifras ella res-
masculinos comentan entre sí que han visto ponde: «No señor, no, no soy Isabel Sánchez,
casos similares en hombres, pero nunca en y por favor, se me va a ir usted mucho a la
una mujer, y eso es precisamente lo que no se chingada»4.
debe permitir. En «Canto quinto» el personaje es una
mujer que ama, que intenta apresar el mo-
Loca, animala, tarada, todas las mujeres están locas, mento de los amantes, pero ese instante ya se
son unas viciosas, unas degeneradas, dementes, bes- ha ido para el hombre porque siempre se está
tias, mira que meterse con cinco a la vez y amanecer siendo tarde para marcharse. El futuro es la
como la fresca mañana, porque a esta mujer no le pieza de un departamento en alquiler que no
hacen mella tantas y tantas noches de guardia, ni le pueden pagar, el amor siempre está de paso
llega nada de lo que le digo, por más que me empeño en el cuarto de un hotel barato en el que al
en encauzarla, en hacerla comprender2. salir de él sólo queda soledad. Como en «La
felicidad», un intento de detener el acto amo-
La ingenuidad de Esmeralda y esa virtud roso, el acto que se escapa en cuanto surge. La
de darse a los demás la mantendrá salva de la felicidad es fugaz pues el otro se ha ido con
situación de la que es completamente incons- el sueño, con el pensamiento que se traslada
ciente. Ya que, por qué no haber estado con a otra parte.
los cinco si los cinco la necesitaban.
«Canción de cuna», así como «Esperanza Dime qué piensas, mi amor, dime en qué estás
número equivocado» son relatos irónicos de pensando, ahorita, pero ahorita que te quedaste así
mujeres en espera o al acecho de un hombre. contigo solo, olvidándote de que estoy aquí contigo,
«Canción de cuna» por su parte es un instruc- mi amor, en qué estás pensando, siempre pregunto
tivo mordaz en el que la autora, con una so- lo mismo, ¿me quieres? te estás quedando dormido
nora carcajada, señala los pasos a los que debe [...] y ya no me perteneces, y no me llevaste contigo,
ser guiada toda señorita, aunque le advierte me dejaste atrás...5.
deje de tejer «al pie de la ventana» cuando no
La múltiple mirada. El cuento y hay «moros en la costa azul del cielo». Para El personaje de «Inventario» es, a mi pare-
los personajes femeninos en Elena
Poniatowska sus deseos nocturnos en soledad sólo tiene su cer, el que tiene más fuerza, más vigor dentro
LILIANA PEDROZA almohada blanca como escudo. del libro, es en quien pesa más su identidad, su

134
presente, su propia historia a pesar de la carga en cada una de las partes hasta que quede la 6
Ibid., p. 57.
antepuesta. En la historia, la mujer manda huella de su presencia.
llamar a una bodega para desocupar su casa 7
Ibid., p. 63.
de muebles antiguos, los que han habitado Pancho se instala en el asiento, agarra la palanca y al
durante generaciones. Los muebles hablan, hacerlo la acaricia, mientras le transmite una orden. 8
dicen, cuentan, son familia también, hacen Cuando la máquina suelta el vapor con un ruido de Ibid., p. 97.

compañía. agua que sale a gran presión, Pancho también se rela- 9


ja, y se tensa como cable al meter los frenos... Ibid., pp. 113 y 116.

Toda mi vida he estado prendida a esos muebles, [...] 10


invadieron mi alma como antes invadieron la de mi A la Teresa también le complacía que él fuera aca- Poniatowska, Tlapalería, Méxi-
co, Era, 2003, p. 55.
abuela y la de mis tías [...] Se están llevando la prime- riciándola poco a poco, suavizándola, tallándole,
ra capa de mi piel, caen las escamas6. metiéndole la mano en los menores intersticios hasta
sacarle su aceitito, sus juguitos blandos9.
Pero esa misma presencia se vuelve tirana
al convertirse también en la materialización Y sin duda, Tlapalería pertenece a otra
de los recuerdos de los demás, en el peso de etapa de la autora, ya que si en De noche
generaciones anteriores con sus miedos y sus vienes hay una mayor presencia del narrador
frustraciones. Por eso ella piensa: que discurre, que se entromete, carga el peso
de la historia en cuanto a lo que el autor/na-
¡Qué no me legaran todos sus recuerdos! ¡Qué no me rrador piensa. La ironía, el compromiso con
pasaran su costal de palabras muertas, sus actos falli- lo dicho dimensiona los relatos. En cambio,
dos, sus vidas inconclusas, sus jardines sin gente, sus Tlapalería es un libro que tiene sobre todo el
ansias, sus agujas sin hilo, sus bordados que llevan de gusto por contar, por narrar lo que ha ocurri-
una pieza a otra, sus letanías inhábiles!7. do ya, no las posibilidades de otros sucesos (a
diferencia de De noche vienes, que siempre se
Los muebles en el momento de la partida mira el futuro como promesa). En este libro,
cobran vida, hay un momento de dubitación, Tlapalería, Elena deja que las historias corran
pero el acto de abandonarlos ya está hecho. su suerte valiéndose de sí mismas. No existe
El personaje queda vacío, pero ese espacio la subversión del otro, sin embargo tiene el
desocupado le pertenece sólo a ella. encanto de lo que se narra.
En «La casita de sololoi», Laura es una En el cuento «El corazón de la alcachofa»
mujer que apremia el futuro, uno promisorio el rito impuesto a la hora de comer una vez
en el que se revelan todas sus cualidades. «Sin por semana este vegetal revela mucho de cada
duda alguna, había que irse para triunfar, salir miembro de la familia. La abuela da inicio a la
de este agujero, de la monotonía tan espesa ceremonia que ello implica. Las hojas se van
como la espesa sopa de habas que tanto le tomando poco a poco, con meticulosidad,
gustaba a Beto»8. Agotada por sus circunstan- saboreando cada una de ellas, se va bordean-
cias, se dará cuenta de que ha hipotecado su do el centro hasta descubrirlo, hasta llegar al
vida por algo que detesta. Se ha convertido en corazón de la alcachofa.
un guiñapo, un títere al mando de sus hijos, Cada uno tiene su propia relación con la
pequeños tiranos que invadieron su casa. La alcachofa y su vida también se refleja en ella.
familia que ha formado tira de las cuerdas en Hay quien la come de prisa o quien desprecia
las que ella obedece cansada, sin voluntad. las hojas en un suave vaivén entre el plato y la
En «Métase mi prieta, entre el durmiente boca, mostrando la indefensión de la planta en
y el silbatazo» el personaje femenino adquiere el aire. La abuela aunque pudorosa «siempre
dimensiones insospechadas, al contrario de las andaba mostrando su corazón», en cambio la
otras protagonistas, Teresa es vista a través de madre pensaba que «la vida [igual que a una
la voz de un hombre, su amante. Ella, evocada alcachofa] la ha despojado de todas sus hojas
en proporciones desmesuradas, generosa en y le ha dejado el corazón al descubierto»10.
carnes y ávida de sexo, será también el mo- La narradora también tiene semejanza con el
tor de la narración. La relación que tiene el vegetal, pues el corazón, el de ella misma, es
maquinista con su tren, será parecida a la que como el de una alcachofa, rodeado de hojas
tiene con su mujer, el trato es el mismo, la pa- más altas que ella.
sión con una y otro es similar, mujer y tren es En «La banca» el personaje rememora
lo mismo, a los dos se monta, los domestica, igualmente, ya que con un juego de narra- La múltiple mirada. El cuento y
los personajes femeninos en Elena
los acaricia, los lubrica, les saca sus olores y dores, va desde el inicio a una infancia con Poniatowska
sus propios quejidos, va acomodando la mano criadas y los momentos claves que la inician LILIANA PEDROZA

135
al amor. En la segunda toma, pues el relato es y la colcha blanquísima tejida por manos calladas y
como un viso cinematográfico, la protagonis- diligentes11.
ta es una mujer despuntando en la vida adulta
y se retoma el reencuentro con la criada, con En «Love Store», Teleca vive una relación
el suceso en que se destruye su pareja a causa de dependencia con su sirvienta, la soledad
de ella, y finalmente en el recuerdo de un pa- de la protagonista ha hecho volcar toda su
sado remoto pues quien narra ve los hechos atención en ella, que es presentada como una
a gran distancia. Recuerda a la misma mujer figura grotesca. Aquí los roles han cambiado,
(a la criada) en dos etapas distintas que han no se sabe quién domina a quién. Sin embar-
marcado su vida. go, y pese a todo, la muchacha toma su dere-
En «Chocolate» los personajes son sua- cho a la libertad y desaparece. Teleca queda
vemente delineados con fondo de perro. La derrotada y sola.
abuela, un personaje constante en Elena Po- En «La banca» y «Coatlicue» ocurre lo
niatowska, como cuidadora, guiadora al cielo mismo, la intromisión de estos personajes
11 de tantos perros que encontró, se ve envuelta bizarros crean un desorden en la vida de las
Poniatowska, De noche vienes,
op. cit., p. 41. en una relación especial con el perro de un protagonistas, una destroza la vida conyugal
pordiosero. La voz narrativa, una muchacha del ama y la otra irrumpe casi de manera so-
12
Poniatowska, Tlapalería, op.
de dieseis años, es también un canino para su brenatural trastornando la salud mental y las
cit., p. 91. abuela. El fondo, los personajes, la acción gira circunstancias que rodean al personaje. Son
en torno a ellos y también la relación se nutre figuras fuertes que se sostienen en la memoria
13
Ibid., p. 63. a partir de ellos. La narradora sólo aspira a como una persecución delirante. Estas figuras
ser para la abuela «la perra más consentida, la extrañas no encajan en su orden de vida.
cachorrita de hocico húmedo».
«Canarios» es de nuevo la obsesión del Lo que yo escuchaba adquiría un aspecto bestial e
sujeto nombrado con lo estrechamente vin- inesperado porque lo asimilaba mi status burgués, mi
culado. Uno de los dos canarios de la prota- desarraigo, yo, descendiente de catedrales y santos de
gonista ha volado y ella no sabe qué hacer. cantera. Alguna vez había declarado que lo prehispá-
El canario que ha quedado es frágil, delicado. nico me era ajeno12.
De pronto un día comienza a cantar y ella
inaugura el día, inaugura la casa que canta a Las historias que convergen entre un libro
partir de ese momento. El canario es peque- y otro, una constante más allá de sus cuentos
ño pero ha agitado a un árbol, el árbol es ella, y que roza otra parte de su narrativa tiene
y resuena porque es de madera. El día inau- que ver con las protagonistas en un tiempo
gurado le dice que el canario es su corazón, de espera, una pasividad que dentro de ellas
entonces canta. se vuelve acción. En el caso de «El recado»,
Uno de los temas que confluye en ambos el personaje aguarda la llegada de un hombre
libros es en el punto de relación de las pro- a la puerta de su casa y comienza a rememo-
tagonistas con sus sirvientes, con esa parte rarlo, ella viste su vida a partir de él, de lo que
contraria, con ese otro mundo al cual no acontece a partir de él. El hombre no aparece,
pertenece. Pero en sus cuentos la relación es es por eso que ella desaparece igualmente de
muy particular, ese otro mundo al que no le es escena, la acción ocurre en ese estado de ex-
posible entrar a los personajes principales se pectación. Lo mismo sucede en «La jornada»
vuelve sórdido, confuso, desordenado. En las en el que ella es semilla y él es raíz, y cómo se
historias, el punto que podría ser de conexión va percatando de que la raíz va envolviendo a
las devuelve a cada una a su sitio, tan alejadas la semilla hasta dejarla atrapada por completo.
la una de la otra. En «El limbo» la protagonis- Ella es un carrizo por donde el hombre sopla
ta no es capaz de concebir cómo su empleada y saca un dulce sonido. El carrizo no es nada
ha echado al mundo y abandonado a su hijo si no hay quien lo tome y lo toque. O en el
como si de una función fisiológica diaria se caso de «El rayo verde», una mujer que espera
tratara mientras que en el área superior de la durante toda su vida vislumbrar el instante,
casa sabe que hay quienes un instante de luz justo al amanecer y que es
la felicidad. Y en el caso de «Los bufalitos» en
se acomodaban alrededor [de la abuela] entre peque- el que la maestra Roberta «tiene miedo de que
ños sillones, frente a las cortinas de organdí y decían se le vayan los sentimientos, las sensaciones,
La múltiple mirada. El cuento y cosas bonitas, blancas y leves, acerca de los sucesos los encuentros, los trenes»13. Existe un grado
los personajes femeninos en Elena
Poniatowska del día para despedirlos entre los ramos de flores, el de dependencia entre los personajes, un as-
LILIANA PEDROZA olor de los pétalos de rosa que la abuela ponía a secar pecto de debilidad que en el segundo libro es

136
mucho más evidente pues ya hay dos historias posición con lo que denuncia. La risa sonora 14
Poniatowska, De noche vienes,
en las que los personajes se preguntan si no en la ironía, la burla, la denuncia están más ex- op. cit., p. 66.
han sido un error sus vidas. Su existencia es puestos en cada historia narrada. Se nota clara
15
cifrada en la búsqueda, en la permanencia de la presencia de una autora que escribe sobre Ibid., p. 122.
la felicidad, en la aprobación del otro, en el algo que la oprime, que la aqueja, que se cues-
encuentro con el sujeto amado, en el estado tiona y que cuestiona al lector. Es enérgica. En 16
Adjetivos con los que Elena Po-
que las libere de la soledad. cambio, en Tlapalería, las historias devienen niatowska califica a sus per-
sin tanto ruido, son historias contadas desde sonajes en De noche vienes y
Tlapalería.
Te necesito, eres necesario, eso es, eres necesario y la remembranza, los personajes son aún más
lo sabes, hombre necesario que casi nunca dices mi frágiles, son construidos a partir de la me-
nombre14. moria y desde allí se extraen. Hay que tener
[Ella] Es huidiza, inasible, nunca deja que la toque, cuidado porque la memoria los deja caer y se
que la abrace. ¿Qué voy a hacer sin ella, en medio de desmoronan en el acto fallido de ser llevados
esta soledad aterradora?15. al presente. Aquí el verbo conjugado a fin de
cuentas es en pasado. Las acciones ya ocurrie-
Las formas de búsqueda que realizan en ron y es cuando viene el cuestionamiento de
ambas obras son distintas, sus preguntas son haber equivocado o no su accionar en la vida,
formuladas de manera diferente pero todas en su única vida.
llegan al mismo punto, el discurso de las pro- Así, mujeres lacias, volátiles, libélulas, mu-
tagonistas cambia, se vuelve a veces rebelde, jer brasa, semilla, árbol, canario, muchachito
otras sumiso, pero convergen todas en una atrabancado, precipitada y nunca prudente;
necesidad de reconocimiento en el otro, en niña rubia de pelos enmarañados con sueños
ver su rostro y su cuerpo reflejado en el espejo y pesadillas enredados en sus pestañas16, se
de quien mira, necesita ser mirada por el otro, nos presentan en forma de cuento de Elena
por eso a veces grita y otras calla. Poniatowska.
El principal matiz que varía entre un Elena se camufla para perdernos por los
libro y otro, De noche vienes y Tlapalería laberintos de su amplio territorio interior, de
es, a mi parecer, la voz de quien narra. En el sus múltiples miradas. Y aún así, ella es capaz
primero se nota una escritora más aguerrida, de preguntar, de preguntarnos: «¿Qué es lo
más audaz con lo que escribe y tomando más que quieres descubrir?».

La múltiple mirada. El cuento y


los personajes femeninos en Elena
Poniatowska
LILIANA PEDROZA

137
Gilberto Prado
Poeta y profesor en la Universidad
Iberoamericana de la ciudad de
México, premio nacional de Críti-
ca de Arte Luis Cardoza y Aragón
y Premio Internacional de Ensayo
Garcilaso de la Vega. Ha estudiado
la obra de Sor Juana («Valora-
ción de Primero Sueño»), y las
relaciones entre distintos poetas:
«Itinerarios literarios: Europa y

QUERIDO DIEGO, TE ABRAZA QUIELA.


México. Caminos de ida y vuelta».
Su estudio en torno a la poética
de Octavio Paz lleva por título
Huellas de Salamandra. Director
de la revista ArteletrA y autor de
más de 9000 palíndromos. Su úl-
timo proyexto estudia la narrativa,
PLIEGUES Y REPLIEGUES DEL AMOR
la poesía y el arte conciso de los
palíndromos: Asombros en la Lite-
ratura Mexicana del Siglo XX.
INTRANSITIVO
GILBERTO PRADO GALÁN

1 Qué grato es releer libros amados, entra- atraviesa cada una de las cartas frustráneas: la
En Historia de amor de un pája-
ro azul Carmen Perilli afirma que ñables. Uno de ellos escrito por la mexicana rememoración nostálgica del amado ausente.
«La única carta verdadera, escri- Elena Poniatowska: Querido Diego, te abraza En la primera carta percibimos la debili-
ta por Angelina es la última, la
del 22 de julio de 1922, tomada
Quiela. Es una obra de intensidad incesante: dad de Angelina en contraste con la fortaleza
del libro de Wolfe. Poniatowska recrea el ficticio epistolario que tiene como que ella recomienda a Diego. Distinguimos
confiesa no haber accedido a la
correspondencia sino a través
destinatario al expansivo pintor muralista tres elementos o asideros afectivos relaciona-
de la obra del biógrafo. Las Diego Rivera, escrito por su ex mujer, Ange- dos con la presencia del pintor cuando vivió
once cartas restantes, regular- lina Beloff (motejada Quiela), exiliada rusa y con ella: la memoria de los amigos. Élie Faure
mente fechadas desde el 19 de
octubre de 1921 hasta el 2 de también pintora. dice que «París sin Diego está vacío». Y ella
febrero de 1922, desplegadas En esta aproximación trazaré el recorri- agrega: «Imagínate lo que diré yo». El otro
desde la actualidad ficticia como
discursos verdaderos, cobran el
do nostálgico experimentado por Angelina, elemento es recurrente: aparece y desaparece
carácter de fabulaciones. Vita en unos documentos donde la presencia de en las epístolas y tiene que ver con el diálogo
Castro, pintora amiga de An-
gelina, confirma a Poniatowska
Diego se ramifica: como artista, padre, ami- respecto de la pintura. Ella reconoce en Diego
la impostura en el relato del go, consejero, mentor y amante. Varios son al maestro y le pide consejos: «He abando-
biógrafo». los papeles que la pintora en sus recuerdos nado las formas geométricas y me encuentro
atribuye a Diego a la distancia. Y el guiño bien haciendo paisajes un tanto dolientes
final es estremecedor de verdad. No diré cuál y grises, borrosos y solitarios» (p. 9). Ella
es para no desmontar el efecto sorpresivo. guarda los papeles donde el pintor ha trazado
Avanzaré carta por carta, tranco por tranco, alguna línea y rinde culto casi fetichista a los
evocación por evocación. Diré en qué estriba pinceles del artista mexicano. La carta cierra
la conquista del efecto melancólico (la triste- con el envío de una fotografía y su dedicatoria
za de Angelina es, asimismo, la tristeza que esperanzada: «Recibe esta fotografía hasta que
experimenta el lector, afectado por el tono y nos veamos» (9 y 10 pp.).
por la desesperación que irriga los capilares La siguiente comunicación ha sido escrita
de cada misiva). casi veinte días después. Suponemos entonces
El espectro temporal de la comunicación el gran temple, la reciedumbre anímica de
va del 19 de octubre de 1921 al 22 de julio de Angelina, quien espera sin fortuna noticias
1922, esto es, diez meses sin tener noticias de de su ex marido. Notamos el reproche o
Diego Rivera1. Se trata de un claro caso de reclamo sutil en el umbral de la carta: «Ni
amor o deseo no correspondido, amor intran- una línea tuya y el frío no ceja en su intento
sitivo le apodan también. El reclamo de ella de congelarnos»(p. 11). En este documento
jamás es enérgico o destemplado. A lo largo sobresale el recuerdo múltiple de Dieguito, el
de la correspondencia (no correspondida) hijo de ambos, cuidado por unos amigos que
el osciloscopio afectivo evidencia un carác- poseían una casa con mejores condiciones
Querido Diego, te abraza Quiela.
Pliegues y repliegues del amor
ter proteico, cambiante. Hay, sin embargo, climáticas. Destaca la evocación de Diego
intransitivo un común denominador, un sedimento que con su hijo y señalamos la transformación del
GILBERTO PRADO GALÁN

138
recuerdo en dolor físico en el crepúsculo de la la mención del hijo, el lamento por no recibir 2
Yo digo aquí autodevaluación.
misiva: «Te amo Diego, ahora mismo siento cartas y la mención de la soledad espantosa Rocío Oviedo Pérez de Tudela,
un dolor casi insoportable en el pecho». Y que experimenta. desde otra perspectiva, alude y
con razón a «los amores fraca-
luego la presencia del gendarme que la inte- Tras una semana de silencio reiterado sados en los que se hace pre-
rroga acerca de su posible locura. La esperan- Quiela escribe en la víspera de la Navidad de sente la utilización de la mujer».
za de que Diego mande por ella renace en la 1921. Se trata de una carta que evoca momen- Y se refiere a las protagonistas
de Tinísima y Querido Diego te
despedida: «(…) que dentro de poco enviarás tos y situaciones compartidos con Diego y abraza Quiela. V. Los cuerpos
por mí para que esté siempre a tu lado». El que, al final, percibimos cómo se quiebra la del disfraz. Madre o amante. La
narrativa de Poniatowska.
infatigable amor insatisfecho. voz y el tono se torna sentimental, nostálgico,
La tercera carta evidencia el aumento de la desesperado. Ella dice que unas cuantas líneas 3
Perillli subraya la presencia del
desesperación de Quiela, porque está fechada le ahorrarían «días y noches de zozobra». La azul, en contraste con el gris, en
sólo una semana después, el 15 de noviembre preocupación de Angelina es real y compren- esta obra: «Poniatowska juega
de 1921. Es la misiva del silencio y la auto- siva: ahora admite la posibilidad de que Diego con este retrato, aprovechando
la fuerza del azul y del gris
devaluación2. Quiela reconoce ser nadie sin posea otra mujer. Sólo quiere saber cómo está. para caracterizar los estados
Diego: «después de todo, sin ti, soy bien poca Y lo reconstruye en su imaginario poseído de ánimo de la rusa, al mismo
tiempo que la arma como cons-
cosa, mi valor lo determina el amor que me por los ataques de cólera. La posdata de la trucción de Diego que la lleva a
tengas y existo para los demás en la medida en carta sugiere o propone la aceptación crítica la ruptura y al encuentro consigo
misma». Cfr. Historia de amor de
que tú me quieras» (p. 17). La pintura esgrime de Diego, la revisión conjetural de un boceto un pájaro azul, Querido Diego
un reclamo metonímico. Quiero decir que trazado por Quiela: «Faltándome tú, me sien- te abraza Quiela
se queja del silencio de Diego pero a través to frágil hasta en mi trabajo» (p. 32). 4
de los amigos: «Élie Faure estuvo un poco El año termina y la nostalgia acrece. La si- Carmen Perilli lo dice muy bien:
enfermo y se queja de tu silencio» (p. 16). guiente epístola está fechada dos días antes de «El deseo de ser amada se trans-
forma en deseo de ser reconoci-
Se intensifica el recuerdo del hijo perdido e que 1921 cese: 29 de diciembre. La circunstan- da como artista», Op. Cit.
insurge un elemento distinto, distinto aquí cia intensifica el dolor de la ausencia. Quiela
pero recurrente después: la presencia del azul narra su trayectoria como pintora (desde los
bajo diferentes formas, aquí como reflejo del inicios hasta ese su presente activo) y en el
cielo mexicano, «bárbaramente azul» (p. 18)3. crepúsculo de la misiva expresa la confirma-
El capítulo, por así denominar esta tercera ción de su amor por el mexicano: «te amaré
carta, abre con la evocación de la vestimenta siempre, pase lo que pase» (p. 40)4. Reaparece
de trabajo del pintor mexicano. el azul como ausencia de color en los ojos,
Podemos decir, sin exagerar, que la cuarta según el decir de Diego citado por Angelina.
carta determina esto que aquí denomino el re- La primera carta de 1922 evidencia la rein-
torno de la esperanza en el regreso de Diego. vención delirante de la figura de Diego, de su
No hay reclamos ni reproches. Quiela utiliza, presencia, por la pintora rusa, ya francamente
para dirigirse a su amado, el diminutivo «cha- sumida en un abismo de sombras crecientes.
tito». El tono es entusiasta y el común oficio Corona la carta una frase que entraña un signi-
de pintar logra o posibilita (además de la ficado tremendo: «Angelina, que no sabes que
visita al Louvre) que el emocionado corazón el amor no puede forzarse a través de la com-
se sienta pleno ante la posibilidad del retorno pasión» (p. 49) Algunos amigos le consuelan
de su amado. Lo siente cerca, a pesar de que al comentarle que el correo hacia México es
el espectro temporal de la ausencia cumple ya moroso. Mas Quiela sólo pide o suplica unas
cuatro años: «Por primera vez a lo largo de cuantas palabras. Angelina se plantea en este
estos cuatro largos años siento que no estás documento la posibilidad de viajar a México y
lejos, estoy llena de ti, es decir de pintura» buscar a Diego. Digamos que se trata de una
(p. 21). La pintura ha obrado el milagro, mas estrategia narrativa que encontrará, en la nota
será un milagro efímero. Entre esta misiva y la final del libro, un estremecedor desenlace. El
anterior han transcurrido sólo diecisiete días. silencio del muralista mexicano es generaliza-
Quince días después Quiela clama por do: no responde a la correspondencia de sus
el milagro de una carta de Diego. Ha caído amigos. Esto, por supuesto, no funge como
enferma tras su visita al museo y experimenta consuelo para Angelina.
una transfiguración, una transformación en Un lapso de quince días y luego la carta
Diego: como si al mimetizarse en su amado de donde ella dialoga con un amigo (Zadkin)
algún modo lograra poseerlo, tenerlo cerca, cercano acerca de Diego y de su manera de ser
abrazarlo. Urde una vez más el contraste en- y de pintar: «abarca todo el espacio, no sabe lo
tre el gris cielo parisino y el cielo intensamen- que es el silencio» (p. 52). Quiela cita una vez Querido Diego, te abraza Quiela.
Pliegues y repliegues del amor
te azul de México. Y ahora sí, sin ambages, más el azul: «y todo lo envuelvo en una luz intransitivo
lleva a cabo un triple «chantaje» sentimental: azul, la misma que dices me envolvía cuando GILBERTO PRADO GALÁN

139
me desplazaba ante tus ojos» (p. 50). Desde la vida y así pasaron diez años, los mejores de
carta que apodé del retorno de la esperanza en mi vida. Si se me concediera volver a nacer,
el regreso de Diego (cuarta) no habíamos ad- volvería a escoger esos diez años, llenos de
vertido guiños o indicios alentadores. Aquí se dolor y de felicidad que pasé contigo, Diego».
logra esa felicidad exigua cifrada en el recuer- Y luego la mención del pájaro azul, el color
do de Diego a través del diálogo y de la re- que funge como motivo persistente durante
valoración de dibujos del pintor celosamente la correspondencia íntegra. Y la reduplicación
custodiados por Quiela. Ossip Zadkin alude o repetición en contacto del vocativo: «Diego,
a una suerte de mexicanización de la pintora Diego, Diego a quien tanto amo» (p. 68).
rusa. El mundo visto a través de los ojos az- Tras la carta de recapitulación transcurren
tecas de Diego Rivera. Esa mexicanización es, seis meses de silencio. Y luego leemos la final,
si me apuran, una dieguización progresiva, la que cierra el magnífico libro de Elena Po-
acentuada por la ausencia. niatowska. Es una misiva breve, contundente
Diez días después respecto de la anterior e irónica: «tal vez esta carta vaya resultando
misiva Quiela escribe la carta que tiene co- demasiado larga» (p. 71). Quiela sabe ya del
mo centro o almendra la reflexión acerca de amor mexicano de Diego y alienta o alberga
Marievna, una antigua novia de Diego con aún esperanzas: «Ahora sé, por Élie Faure de
quien tuvo una hija (Marika). La primera tu amor mexicano, pero mis sentimientos por
señal de vida que aporta Diego a Angelina es ti no han cambiado» (p. 70). Reconoce y agra-
irónica: pide que le lleve dinero a Marievna. dece la ayuda económica del pintor y remata
Es irónica, injusta y dolorosa. Quiela elige con una pregunta incisiva y machacona: «P. S.
un intermediario y así evita, para no padecer ¿Qué opinas de mis grabados?».
incontrolables celos, ver a su rival de antaño. Sabemos, gracias a la página final, que
Esta petición de Diego provoca el recuerdo de Quiela viajó a México para provocar un en-
la relación del pintor con Marievna. En la car- cuentro con Diego. El desenlace es terrible:
ta aparecen otros ojos azules y el documento «Cuando se encontraron en un concierto en
cierra con la metáfora de Angelina como un Bellas Artes, Diego pasó a su lado sin siquiera
pájaro que vive entre las manos de Diego. reconocerla» (p. 72). Ella no quiso molestarle.
«Pero soy tu pájaro al fin y al cabo y he anida- El amor incomprendido agudizaría los últi-
do para siempre entre tus manos» (p. 58). mos días de la pintora rusa. Y esa correspon-
La carta fechada el 2 de febrero de 1922 es dencia, dolorosa, desesperada y nostálgica, ha
la más larga y, me parece, marca la transición sido recreada con mano experta por una de
de la actitud sentimental de Quiela respecto las principales escritoras mexicanas del siglo
de Diego Rivera: va del seco reproche a la pasado.
resignación. Una resignación al modo una-
muniano, entendida como «libertad absolu- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
ta». Inicia con la finta de la carta mexicana
recibida (enviada por el padre de Diego que Adriana Hernández Sandoval, Caleidoscopio
es como un padre para Angelina). Retrata a crítico de literatura mexicana contem-
Diego preocupado por el advenimiento del poránea. Miguel Ángel Porrua /Instituto
hijo al mundo, a un mundo injusto, áspero, Teconológico y de Estudios Superiores de
duro, inhumano. Detalla la deplorable muer- Monterrey (TEC), 2006, 432 pp.
te del poeta Apollinaire. Plantea, además, la Rocío Oviedo, «Los cuerpos del disfraz.
posibilidad de viajar con el pintor a México: Madre o amante. La narrativa de Elena
«Yo hubiera zarpado contigo, pero no había Poniatowska»: http://132.248.101.214//
dinero más que para un solo boleto» (p. 62). Y html-docs/lit-mex/16-1/oviedo.pdf
en esta misiva recuerda los momentos dicho- Nora Pasternac, et al., Escribir la infancia:
sos y sufridos vividos junto a Diego, el pintor Narradoras mexicanas contemporáneas,
que le decía, conmovido, emocionado: «De Colegio de México, 1996.
tan pálida, eres casi translúcida, puedo verte el Carmen Perilli, Historia de amor de un pájaro
corazón». Ese corazón vibrante de melancolía azul. Querido Diego te abraza Quiela:
mortal por la ausencia de la figura amada. En http://www.filo.unt.edu.ar/centinti/iiela/
esa comunicación contrasta la vida en Europa revista_telar/revistas/1/5.pdf
y en América y recuerda, asimismo, el primer http://www.ohiolink.edu/eted/send-pdf.
Querido Diego, te abraza Quiela. contacto con Diego. Resalta, en el crepúsculo, cgi?miami1101364954
Pliegues y repliegues del amor
intransitivo una frase consolatoria: «Juntos afrontamos la
GILBERTO PRADO GALÁN

140
Alicia Rueda-Acedo
Profesora de la Universidad de
Texas, realizó sus estudios en Es-
paña (Sevilla y Granada), entre sus
numerosas investigaciones destaca
su «Homenaje a Elena Poniatows-
ka: acercamientos a la vida y la
obra de la escritora mexicana», así
como «Visiones trasatlánticas: la
entrevista y el reportaje en Elena
Poniatowska y Rosa Montero», sin
olvidar otros autores como Héctor

DE LA MIRADA AL TEXTO: Aguilar Camín numerosas reseñas


como la de Las siete cabritas.

LA ENTREVISTA LITERARIA DE ELENA 2


Pueden añadirse a esta lista el

PONIATOWSKA estudio de Miriam Rodríguez


Betancourt, entre otros.

ALICIA RUEDA-ACEDO 3
University of Texas, Arlington Véase «El problema de los gé-
neros discursivos», ensayo inte-
UC-Mexicanistas grante de Estética de la crea-
ción verbal (1982) en donde
Bajtín distingue entre géneros
discursivos primarios y secunda-
rios «–a saber, novelas, dramas,
investigaciones científicas de
toda clase, grandes géneros pe-
riodísticos, etc.– [que] surgen en
En este ensayo se explora la entrevista de un lugar determinado y hora concreta, y la condiciones de la comunicación
Elena Poniatowska como género literario y distinción de entrevistador y personaje en el cultural más compleja, relativa-
mente más desarrollada y orga-
se ofrece una visión panorámica de la cues- texto resultante. Dadas e integradas estas ca- nizada, principalmente escrita»
tión que permita proponer las bases para su racterísticas podemos considerar la entrevista (p. 250). Según Bajtín, en su
poética1. Diversos autores se han dedicado como género no estrictamente oral sino pa- formación, los géneros primarios
«constituidos en la comunicación
al estudio de la entrevista como género lite- raoral4. En la entrevista, al igual que en otros discursiva inmediata» son ab-
rario; entre ellos destacan Sebastiá Bernal, géneros literarios, existe un lenguaje literario sorbidos y reelaborados por los
géneros secundarios (id.).
Albert Chillón, Leonor Alfurch, David Vi- y atemporal en el que se pueden distinguir
dal y Montserrat Quesada2, quien acuñó el elementos como la voz narrativa, la distinción 4
Término designado por David
término de entrevista de creación o literaria entre autor/narrador/ personaje, el tiempo, su Vidal, para quien «la entrevista
para referirse a este tipo de textos en con- velocidad y frecuencia, así como los modos periodística escrita deviene un
sonancia con la clasificación propuesta por del relato, entre otras características. Estos género con todas las condiciones
propias de la escritura, pero
Bernal y Chillón de géneros informativos de elementos contribuyen a que las entrevistas que se caracteriza por su estilo
creación. Éstos se caracterizan por permitir se conviertan en piezas narrativas en las que –sintaxis, gramática y opciones
léxicas– marcadamente oral y
«la subjetividad del informador, la ruptura de la relación entre entrevistador, entrevistado, por el hecho que tiene como
la compartimentación tradicional en géneros lugar y tiempo de realización de la entrevista, característica genérica ofrecer
un suplemento de presencia del
periodísticos estancos, el uso de múltiples téc- dé lugar a un proceso de ficcionalización o personaje […] crear en el lector
nicas narrativas y la renuncia a las estructuras teatralización. Asimismo, tal y como apunta la sensación de que ha sido
rígidas y estereotipadas propias del periodis- Roland Barthes5, en la entrevista surge un restituida una conversación a ve-
ces íntima con el personaje […]
mo convencional» (López Hidalgo, p. 32). proceso de subordinación y jerarquización Cuando iniciemos el proceso de
Así, tales piezas literarias no están suscritas a de lo expuesto por el entrevistado cuando se escriturización de una entrevista
hemos de ser conscientes de esta
una fecha y contexto fijos, sino que tienen una realiza la fase conocida como «escripción», y característica de paraoralidad
singularidad que hace que pervivan y trascien- del género, situado en algún
punto intermedio del eje orali-
dan en la historia. dad-escritura, ya que es uno de
En este tipo de entrevista, el encuentro real los grandes atractivos del género
1 y Todo México (volúmenes
entre periodista y entrevistado podría consi- Pese a ser uno de los géne- del I al VIII; 1990-2003). La
y –lo que es más importante–
una de sus principales constantes
derarse como un género discursivo primario ros más cultivados por Elena gama de personajes entrevis-
genéricas» (p. 354).
Poniatowska desde que en tados oscila entre escritores,
que se integra, reelaborado, en la entrevista 1953 iniciara su labor perio- actores, políticos, periodistas,
5
escrita entendida como un género discur- dística en el diario mexicano cantantes, fotógrafos y otros
Véase su ensayo «Del habla a la
El Excelsior
Excelsior, sus entrevistas no personajes de interés en su
sivo secundario, a la luz del pensamiento han llamado la atención de la mayoría mexicanos, con resi-
escritura».
de Mijail Bajtín3. Sobre este punto, es inte- crítica con la profundidad dencia o de visita en México,
resante señalar la distinción de los actantes que amerita. Un total de 68 aunque también se encuen-
entrevistas han sido compi- tran numerosos personajes
que participan en el diálogo mantenido entre ladas en Palabras cruzadas del ámbito internacional. De la mirada al texto: la entrevista
el periodista y la persona entrevistada, en (1961), Domingo 7 (1982) literaria de Elena Poniatowska
ALICIA RUEDA-ACEDO

141
6 que otros autores señalan como traducción/ vol. I) en la que observamos un comienzo:
Este aspecto lo han señalado crí-
ticos como Jorge Halperín, David reconstrucción/transcripción del diálogo. Las llegada del luchador a la casa de Poniatowska
Vidal y Montserrat Quesada. ideas expuestas por el entrevistado están so- creando gran expectación entre las vecinas, un
Véase la bibliografía al final de
este trabajo.
metidas a una doble jerarquización: por un desarrollo de la conversación y la asistencia de
lado la «escripción» y por otro el orden que a la entrevistadora a un combate con sus hijos.
7 estas ideas se les da en el texto. De todo ello se Llama la atención de manera especial la en-
Ricardo Senabre en «Sobre el
estatuto genérico de la biogra- observa que periodista y entrevistado tienen tradilla de esta entrevista en absoluto conven-
fía» define el término forma bio- un rol asimétrico que requiere de una respon- cional, ya que no hace referencia a los datos
gráfica como «un molde en el
que pueden verterse contenidos sabilidad ética por parte del periodista, quien personales o biográficos del entrevistado ni al
diversos» (p. 34), para luego debe evitar el protagonismo dentro de la en- lugar donde se desarrolla el encuentro. Por el
matizar que «cuando la biogra-
fía rebasa los estrechos límites
trevista6. Además, la entrevista literaria adop- contrario, Poniatowska nos lleva a su mundo
de la historia, ya es otra cosa, ta mecanismos de la ficción, ya que pareciera cotidiano en el que, de repente, irrumpe el
aunque esa cosa tenga forma que la figura del autor (periodista de carne y superhéroe causando un gran revuelo entre
autobiográfica» (p. 35).
hueso) y la del entrevistador (voz narrativa Chabelita, empleada del hogar de la entrevis-
8 integrante del texto) es la misma, pero no es tadora, y otras mujeres del barrio:
Este mismo tipo de entrevista-
relato, en el que se nos presenta así: al incluirse el autor como entrevistador en
una introducción, nudo y desen- el texto de la entrevista como una de las voces —¡Señora, señora, ya llegó y viene enmascarado!»
lace, se aprecia en las entrevistas
hechas a Irma Serrano, María
del trabado polifónico que en ella se presenta, […]
Félix y Marlene Dietrich, por se autoconfiere cualidad de personaje junto al Lástima que los niños estén en la escuela. En la bi-
citar algunos ejemplos. entrevistado. blioteca, de pie en medio de la alfombra, un hombre
9 Otro de los aspectos destacables de la de porte atlético […] una máscara de tela de plata
Se entiende por ladillos «los entrevista de creación es el componente bio- ajustada por medio de un cierre en la parte trasera,
titulillos que se colocan dentro
de una columna de texto, bien gráfico hasta el punto de poder considerarlas no permite ver ni el color de sus ojos. Su mano es
justificados a un lado –y de ahí formas biográficas7. Leonor Arfuch ha des- fuerte; en realidad se trata de un hombre fornido.
el nombre– o al centro» (Libro
de Estilo de El País, p. 57). Tam-
tacado que «la entrevista íntima suele rondar Es el Santo. No he sacado la grabadora cuando baja
bién se les denomina intertítulos el terreno de la biografía o la autobiografía» Chabelita:
y su «función es desahogar la (1995, p. 133). A este respecto, nos podemos —Señora, ¿qué los señores no van a querer café?
densidad del texto» (Echeverría,
p. 53). servir de las categorías de «pacto autobio- (p. 255).
gráfico» y «pacto de lectura» trabajadas por
Lejeune: si bien el entrevistado no firma su Se observa cómo de manera sorprendente
«autobiografía», existe un pacto de lectura en- y nada convencional al género entrevista,
tre el periodista y el lector y el medio en que Poniatowska inicia su relato con una entra-
se publica la entrevista; el periodista asume dilla en la que aparecen distintos personajes
la veracidad de lo expuesto como si del pro- que mantienen un diálogo y representan una
pio entrevistado se tratara (p. 44). También escena: la llegada del superhéroe a casa de la
podríamos destacar la existencia de un pacto periodista. Acto seguido, Poniatowska in-
tácito entre el periodista y el entrevistado, ya troduce un ladillo9 («Todas las muchachas de
que se asume que lo que el primero redacta la cuadra») que condensa y enfatiza lo que a
en la entrevista es fiel a lo que el segundo dijo continuación sucede:
durante el encuentro mantenido entre ambos.
Esta «veracidad» de lo contenido en la entre- Cinco minutos después, con una eficacia inaudita
vista oral se construye y valida a la hora de –no he iniciado aún la entrevista– entra Chabelita
redactar el texto a través de medios narrativos con la azucarera; Josefina con una cuchara; Petra
de ficción, rasgo que también ha sido apunta- con otra; Tere con una servilleta de papel; Meche
do por Lejeune como característica verosímil con otra; Tomasita con una jarrita de leche; Magda
de la autobiografía. con una charola; Berta, cafetera en mano, se tropieza
Entre estos medios narrativos propios de con Luz; Cata trae un mantel, ¡un mantel, háganme
la ficción se encuentra la teatralización, una el favor! […] y todas se arremolinan en torno al
de las características integrantes de la poética Santo para servirle su cafecito […] El timbre de la
de la entrevista de Elena Poniatowska. Así, puerta repiquetea, un ejército de mujeres que se
se observa cómo la autora da forma narrativa secan las manos en el delantal entra […] ¡Ya quisiera
y/o teatral a muchas de sus entrevistas dotán- un político tener el pegue del Santo! (pp. 255-56).
dolas de un comienzo, desarrollo y desenlace,
tal como si de un cuento o pieza teatral se A este ejército se suman pepenadores, el
tratara8. Ejemplo de este tipo de entrevista es afilador de cuchillos, el cartero, cinco mon-
De la mirada al texto: la entrevista
literaria de Elena Poniatowska «El Santo a dos que tres caídas. El santoral jas de la residencia de San Vicente de Paul,
ALICIA RUEDA-ACEDO de Rodolfo Guzmán, el Santo» (Todo México el dueño de la miscelánea… un revuelo de

142
personajes que logran que, tal y como señala con los bebedores de ron con coca y con las 10
David Vidal denomina mirada
la entrevistadora, en cinco minutos cambie mujeres que «empinan sus vasos de plástico, semiótica a aquella que «otorga
su vida y le pregunte con admiración: «–¿Le muy desinhibidas las gorditas». En palabras un sentido, un significado simbó-
lico a los objetos que aparecen,
satisface el cariño que le demuestra la gente?» de la periodista: «Es el reino del poliéster por voluntad o no del entrevista-
(pp. 256-57). Comienza, tras esta larga intro- y del dacrón» (p. 271). Poniatowska logra do, en la escena del encuentro»
ducción, la entrevista propiamente dicha que describir mediante su crónica y una profusa (p. 350).

se articula a partir de este momento en torno adjetivación a esta muchedumbre de «gritos


al binomio pregunta-respuesta hasta llegar ensordecedores medio cavernarios» de «boca-
a la parte en la que Poniatowska y sus hijos zas que se abren, ya sea para engullir cervezas
Felipe y Paula acuden al combate del Santo. –una tras otra–, o aullar como Tarzán de la
Este hecho, que ocupa una parte muy signifi- selva: «¡Sangre! ¡Sangre!» (p. 274). Alcanza así
cativa, puede considerarse como una crónica la entrevistadora, mediante la descripción y el
periodística dentro de la entrevista, ya que desarrollo escenográfico y gracias a su mirada
Poniatowska nos relata en primera persona semiótica10, trasladar al lector a la esencia del
el combate, el ambiente que lo rodea y las cuadrilátero y sus pobladas gradas, proveyen-
emociones vividas durante el mismo. Otra de do de significado el entorno al que pertenece
las reglas que rompe la inserción de esta cró- el luchador y ayudándonos a conocerlo y
nica es el protagonismo que no sólo cobra la entenderlo mejor.
entrevistadora al convertirse en protagonista, Las descripciones físicas y el vestuario de
sino el hecho de que nos lleve al terreno de su los personajes que Poniatowska realiza junto
vida privada, pues los personajes principales a la puesta en escena también contribuyen a la
de la crónica no son sólo el Santo y los demás teatralización. El caso del Santo es, sin lugar
luchadores, sino los propios hijos de Ponia- a dudas, altamente significativo no sólo por la
towska que se convierten en piezas clave entre máscara que siempre cubre su rostro en públi-
los asistentes al combate: co y con la que se apersona en la entrevista,
sino también por los detalles prosopográficos
Esto se va a poner feo. Y yo aquí sola con los niños que Poniatowska destaca del luchador y que
[…] Felipe y Paula escuchan, comen cacahuates, pasan de lo meramente físico a lo espiritual:
piden refrescos, chupan pastillas y preguntan incasa-
blemente: ¿«Y tú, ¿cómo te llamas?» [...] a tal grado, En el ring, Santo se quita la capa de plata y de ter-
que al final nos despedimos de abrazo […] se oye un ciopelo rojo y tengo conciencia de que ya no es un
rugido, un graznido como de sapos: «¡Sangre! ¡San- luchador joven […] la espalda se le ha aflojado a la
gre!» Entonces Felipe, sin que yo lo pueda detener, altura de la cintura y es allí donde se notan los años.
corre al ring, se acerca y grita ya con sus últimas fuer- Sin embargo, su constancia, su valentía, su figura le-
zas: «¡Paren esto! ¡Paren, lo van a matar!». Voy por gendaria, se han ganado el respeto, el cariño de todos.
él […] «¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sácale el mole!» Su aureola es muy grande (p. 276).
Entonces Paula, de seis años, voltea y aúlla ante mi
gran asombro: «¡Que se la saque a tu abuela!» Estoy Esta capacidad de Elena Poniatowska de
descubriendo el carácter de mis hijos (pp. 271-73). radiografiar al personaje en su entorno que
trasciende de lo netamente físico o espacial
El ejemplo anterior basta para ver cómo y alcanza la esencia del personaje se ve cla-
Poniatowska se aleja por completo del perio- ramente en la descripción que la reportera
dismo convencional asido al estrecho corsé hace de la casa de la actriz Irma Serrano
de la pretendida «objetividad». Si ella se con- (Todo México vol. II) en la que, aterrada, se
vierte en personaje coprotagonista, sus pro- pregunta: «¿Cómo describir la casa de Irma
pios hijos y Chabelita pasan a ser personajes Serrano? Así como su dueña está más allá
secundarios de la entrevista, y los asistentes del bien y del mal, ‘La Guarida de la Tigresa’
al combate se convierten en un personaje está más allá de lo bello y lo feo, más allá de
colectivo del mismo modo que los habitantes cualquier clasificación» (p. 107). Como si de
del barrio que revolotean en torno al Santo una cámara se tratara, el ojo de Poniatowska
al inicio del relato. Poniatowska nos describe recorre el «cuarto repleto de drapeados, cor-
cómo al llegar al Toreo de Cuatro Cami- tinajes, pieles de tigre, cebra, leopardo» (id.) y
nos, lugar del combate, junto a ellos entran en otro movimiento de cámara nos lleva hasta
«enchamarrados, encamisados, pelos largos, la tina «como la de Cleopatra en las películas
envaselinados y muchas mujeres rechonchitas de Cecil B. de Mille» (p. 108), en donde nos
De la mirada al texto: la entrevista
y de pelo pintado» que junto a policías «que acerca mediante un plano detalle o close up a literaria de Elena Poniatowska
hacen como que la virgen les habla» alternan «un pelo largo, más largo y más triste que la ALICIA RUEDA-ACEDO

143
cuaresma» (id.). La escena causa tal horror en En esta sintonía se encuentra la entrevista
Poniatowska –y en sus lectores– que no se que Poniatowska realizara al actor Mario
atreve –dice– a «ver nada con detenimiento, Moreno, «Cantinflas», recogida en el mismo
porque todo me parece apabullante, pero tomo. Después de llamar al actor «Don Can-
apabullante de feo, y no, no puedo verlo con tinflitas» se suceden una serie de preguntas
sentido crítico porque me deja anonadada» que colman la paciencia del actor y lo irritan:
(id.). El grosero detalle del pelo, la bañera «¿Es cierto que a usted no le gusta la gente
de Cleopatra, las pieles y drapeados, el olor morena?» (p. 176) o «¿Y le gustó cómo salió
a circo que dice percibir, complementan la el mural de mosaiquitos de colores que le hizo
Luis Buñuel. descripción prosopográfica de la actriz de Diego o lo dibujó a usted con cara de sapo
ojos «delineados con rayotas aerodinámi- como él?» (p. 177).
cas, espaciales, como de fórmula uno» y de Otra de las formas de abordar al personaje
boca «pintada con brocha gorda» (p. 85). utilizada recurrentemente por Poniatowska
Mediante la descripción de la apariencia de corresponde a lo que podríamos denominar
11 Irma Serrano, del entorno que habita y del como «acercamiento coral», mediante el cual
Otras entrevistas en las que se lenguaje soez y vulgar empleado durante la la periodista nos ofrece un collage en el que
aprecia claramente la fusión del
personaje con su entorno son entrevista, Poniatowska consigue representar combina su propia voz con voces y textos de
las que Poniatowska realiza a una descripción integral que permite al lector muy diversa índole que rodean al personaje.
Pita Amor, María Félix, María
Conesa y a Tongolele. casi «tocar el alma» (el cuerpo, más bien) del Ejemplo claro de este tipo de entrevista es la
personaje11. realizada a su tía «Guadalupe Amor» (Todo
12
Rosario Castellanos afirma en
El «talento del entrevistador», como ca- México vol. V) en la que distinguimos cuatro
«La entrevista: un arte difícil», racterística de la entrevista literaria según voces: la de la entrevistadora y la entrevista-
ensayo incluido en El mar y sus Rosario Castellanos12, se aprecia notable- da, la de los hermanos de esta última y la de
pescaditos» (1975), que este
género posee un «ángulo que mente en el acercamiento y representación su propia obra poética. En esta entrevista se
muestra el talento del entrevis- que Poniatowska realiza de sus personajes. combinan a la perfección poemas y epitafios
tador, la auténtica dignidad del
entrevistado y la importancia Ya observamos cómo la escritora se aleja de la entrevistada, recuerdos de sus herma-
de la entrevista como género por completo del código deontológico del nos junto a los de la propia entrevistadora,
literario» (p. 106).
periodismo informativo que promulga que el diálogos recreados de la infancia de la poeta
periodista no debe compartir protagonismo y un breve diálogo entre sobrina y tía; toda
con el personaje entrevistado. El siguiente esta situación teje un entramado polifónico
aldabonazo consiste en expresar abiertamen- en el que se hace eco de la voz y visión de
te sus opiniones e impresiones acerca de los Poniatowska sobre Pita. Este mismo procedi-
entrevistados y cuán bien o mal le caen. Se miento se observa en otras entrevistas como la
pueden distinguir diversas maneras en las que concedida por el Santo, que aquí hemos visto.
Poniatowska se presenta ante sus personajes Mediante la presentación del efecto que causa
dependiendo de la impresión que le causen, el luchador entre los habitantes del barrio
si bien en una misma entrevista observamos y los asistentes al combate obtenemos una
cómo puede oscilar de un tono confidente aproximación polifónica al personaje.
y amable a otro retador e inquisitivo pero De similares características es la entrevista
siempre en diálogo con la persona que tiene concedida por Luis Buñuel (Todo México vol.
por delante. I), en la que Poniatowska intercala sus pre-
Percibimos un ejemplo de este acerca- guntas con las respuestas del director de cine,
miento desafiante de Poniatowska a su en- las intervenciones de su esposa Jeanne Rucar,
trevistado en entrevistas como ésta concedida poemas de Machado y dichos populares, así
por Irma Serrano en la que, tras la entradilla, como con fragmentos de la autobiografía
Poniatowska dispara a quemarropa: «–Yo que escribiera Buñuel junto a Jean-Claude
creí que usted era un yegua muy arisca, un Carrière, Mi último suspiro (1982). Todos
caballote muy grande… ¿Y su agresividad?» estos elementos engarzados por Poniatowska
(p. 86) para luego seguir asediándola con permiten que desde muy distintas perspec-
otras preguntas del tipo: «¿Por qué va usted tivas tengamos un acercamiento global al
a la Procuraduría vestida de pirata?» (p. 98) personaje.
o «¿a qué huele todo? Huele a zoológico, Gracias al arte de la conversación y a la
huele rarísimo» (p. 109). Como es de esperar, curiosidad indagadora de Poniatowska en sus
las respuestas de «La Tigresa» no sólo están entrevistas se aprecia también un tono íntimo
acorde con el tono de las preguntas sino que que en ocasiones propicia lo que desde el pun-
De la mirada al texto: la entrevista
literaria de Elena Poniatowska lo superan: «Mire, yo a las que critican mi casa to de vista periodístico podría ser considera-
ALICIA RUEDA-ACEDO las mando al carajo» (id.). do un hallazgo, una exclusiva, como sucede

144
cuando Lola Álvarez Bravo (Todo México vol. la información más relevante de la entrevista
II) confiesa amar todavía a Manuel Álvarez y destaca los aspectos más importantes de la
Bravo en su «panteón particular» (p. 47) o biografía de los entrevistados, así como los
cuando con la frase «hasta hoy te lo cuento, datos más significativos de su carrera profe-
Gabriel García Márquez (Todo México vol. I) sional. El lector, al concluir la lectura de la
admite no haber aceptado el premio de la Bie- entrevista y del apéndice tiene la certeza de
nal de São Paulo porque no «recibiría dinero que se han cubierto los aspectos esenciales de
de un gobierno represivo y torturador como la persona entrevistada.
era el de Brasil» (p. 217). En lo que a la estructura formal de la
Una característica fundamental y defini- entrevista poniatowskiana respecta, además
toria de la poética de la entrevista de Elena de contener el apéndice mencionado, cada
Mario Moreno «Cantinflas».
Poniatowska es el uso sólido y certero que una presenta ladillos que diagraman el texto
hace de la documentación previa al encuentro condensando y enfatizando las declaraciones
con las personas elegidas para la entrevista. más importantes de los entrevistados o bien
La información recabada por la periodista responden a un ejercicio de composición esti-
es crucial a la hora de afrontar y enfrentar al lística que juega con lo dicho por el personaje. 13
Esta información incluye en nu-
personaje, y marca la diferencia asimétrica En lo que respecta al inicio, desarrollo y con- merosas ocasiones una biblio-
que los roles de entrevistador y entrevistado clusión de la entrevista, se observa que casi grafía. Además en varios de los
tomos Poniatowska agradece a
tienen durante el encuentro. Sólo en algunas todas incluyen en su totalidad o en gran parte distintos colaboradores tanto la
de sus primeras entrevistas, en la década de los el modelo pregunta-respuesta que viene bien recopilación de las entrevistas
como la obtención de datos bio-
cincuenta, se advierte la falta de documenta- proporcionado desde el principio, o corres- gráficos.
ción previa, como cuando entrevista a la fa- ponde al cuerpo de la entrevista. Asimismo,
dista Amalia Rodrigues (Todo México vol. VI) en gran parte de ellas Poniatowska incluye 14
David Vidal denomina «excur-
–«le pregunté tonterías» (p. 174), «ni siquiera una entradilla y un párrafo de salida que en sus» a este tipo de párrafos.
sé que es un fado» (p. 175)—; al actor Mario ocasiones distan del concepto tradicional,
Moreno (Todo México vol. IV) –«Pues quiero puesto que no suelen incluir datos de los en-
saber dónde nació usted» (p.176); y al escri- trevistados sino que más bien hacen referencia
tor François Mauriac (Todo México vol. IV): a las impresiones que éstos causan en la escri-
«–¿Ha leído usted algunas obras mías? –No, tora. Otra de las características recurrentes es
señor Mauriac. Apenas voy a comenzar […] la inclusión de párrafos ilativos-descriptivos14
–De nada serviría que le conteste, señorita, en los que la entrevistadora hace referencia
usted no conoce mi pensamiento» (p. 37). al lugar de la entrevista, comportamiento,
Esta falta de preparación, a veces raya- detalles físicos o biográficos del personaje o
na en la ingenuidad, desaparece a medida al transcurso de la entrevista –recuérdese, por
que avanza la carrera de Elena Poniatowska ejemplo, la descripción de la recámara de Irma
como entrevistadora, y la candidez que se Serrano.
advierte en entrevistas posteriores es –en mi Además de estos aspectos formales, las en-
opinión– resultado de una estrategia para trevistas de Poniatowska presentan en común
enervar, provocar o sonsacar al entrevistado, la inclusión de imágenes que sirven como
como se aprecia en la pregunta sobre el olor apoyo o soporte gráfico, y representan una
a zoológico en la recámara de Irma Serrano función fundamental en la concepción global
o como cuando le pregunta a Gabriel García del personaje entrevistado. Así, la primera
Márquez, sin aparente maldad, si guarda co- fotografía de «Guadalupe Amor» que acom-
pia de sus obras en el Banco de Londres, a lo paña al primer poema muestra a una Pita
que el escritor colombiano responde: –¿Ves? entristecida, ausente, que parece transmitir la
¿Lo ves? ¡Eres mala! No tienes remedio ¡eres misma sensación descrita por la poeta «cuyo
mala!» (p. 198). corazón salió herido» y su «conciencia tur-
Es, pues, una nota común en las entre- bada» (p. 259). Poema e imagen hacen eco en
vistas de Poniatowska el hecho de que acuda la entrevista a las palabras de Poniatowska,
al encuentro con sus personajes pertrechada quien retrata la belleza, la provocación y la
de la información suficiente para mantener angustia de la entrevistada.
una conversación vivaz, honda e inteligente. Otro ejemplo en el que se funden foto-
Muestra de esta preocupación de Poniatows- grafías e imágenes con las palabras de Ponia-
ka por la información documentada es que towska es en la entrevista de Irma Serrano. Si
cada entrevista de los tomos de Todo México la periodista menciona los ojos con «rayotas
De la mirada al texto: la entrevista
contiene un apéndice al que podríamos llamar aerodinámicas, espaciales, como de fórmula literaria de Elena Poniatowska
biográfico-profesional13. Allí la autora resume uno» y la boca pintada con «brocha gorda» ALICIA RUEDA-ACEDO

145
(p. 85), la fotografía precedente a este párrafo tica de las entrevistas de Elena Poniatowska:
es un plano detalle del rostro de la Tigresa en el trabajo de documentación como as en la
actitud agresiva, en la que se aprecian clara- manga a la hora de asistir al encuentro con el
mente los rasgos descritos y el «tradicional personaje y que es empleado para formular
sic] tan grande que parece los que
sic
lunarsote [sic] preguntas, elaborar los párrafos ilativo-des-
la corte de Luis XIV recortaba en terciopelo criptivos y para cuestionar y rebatir al entre-
negro» (p. 86). vistado; una manera personalísima de abordar
En líneas generales, el fotoperiodismo al entrevistado que conjuga lo retador con lo
tiene un papel muy importante en cada uno confidente pero que siempre convida a un
de los volúmenes de Todo México ya que, diálogo que puede ser coral, invitando a otras
además de las fotografías y caricaturas que de voces y textos que hacen eco de la propia voz
15
los personajes se incluyen en cada entrevista, de Poniatowska en sus entrevistas de carác-
Rosario Castellanos afirma que a la mitad de cada tomo se incluyen retratos ter polifónico. En cuanto a la diagramación
este género posee un «ángulo de mayor tamaño en solitario o fotografías de sus textos, destaca la estructuración de la
que muestra el talento del entre-
vistador, la auténtica dignidad de los mismos protagonistas en compañía de entrevista mediante ladillos que resaltan las
del entrevistado y la importancia familiares u otros personajes públicos. Tam- declaraciones de las personas entrevistadas y
de la entrevista como género
literario» (op. cit., p. 106). bién aparecen fotogramas de sus películas, la presencia en numerosas ocasiones de entra-
imágenes de sus actuaciones o reproducciones dillas y párrafos de salida de alto contenido
16
No puede pasar desapercibido
de sus obras. Todo este material de gran valor literario. Junto a ellos figura la presencia de
que la crónica del México de estético e informativo es integrado armóni- un soporte gráfico en gran armonía con la en-
los años veinte y treinta que camente en el texto amplificando y comple- trevista que refuerza y multiplica lo expuesto
Poniatowska presenta en la en-
trevista a Lola Álvarez Bravo es mentando la visión que del personaje presenta por la autora sobre el personaje.
semilla de libros futuros como Poniatowska. Todo lo anterior se acompaña de abun-
Las siete cabritas (2000), en el
que dos de sus integrantes María En cuanto al lenguaje empleado en sus dancia de adjetivos y personificaciones y de
Izquierdo y Pita Amor fueron entrevistas, se han de señalar como rasgos un lenguaje, acción y ritmo literarios que
entrevistados por Poniatowska.
Otros personajes entrevistados
principales la adjetivación copiosa, el uso nos permiten constatar, como diría Rosario
por la autora como Benita Ga- prolífico de metáforas y el reflejo de la orali- Castellanos, «el talento del entrevistador» en
leana son cruciales para en- dad del encuentro. Como ejemplo de las dos el arte de escuchar y representar al sujeto de
tender un libro como Tinísima
(1992). Del mismo modo, no primeras características sirva la entradilla que la escritura y «la dignidad del personaje entre-
puede pasar desapercibido que abre la entrevista concedida por Dolores del vistado»15 entendida ésta como la descripción
Hasta no verte Jesús mío (1969)
es en el origen y en el fondo una Río (Todo México vol. II): y representación integral y esencial del perso-
entrevista literaria. ¡Sonrió! Entró rápidamente al escena- naje cuya vida es presentada en forma biográ-
rio con su capa flotante y nos sonrió. Una fica e histórica puesto que estas entrevistas se
sonrisa blanca, sana, joven; una sonrisa en convierten en obras atemporales.
la que relampaguea toda su vida; hay luz en Por último, la entrevista poniatowskiana
sus dientes, y una sonrisa de agua limpia, es uno de los ejes motores de toda la obra
de mar, con velas y sal y yodo y barcos que literaria de esta escritora, ya que de su cu-
aguardan. ¡Dios mío! Qué hermosa mujer riosidad indagadora y forma de abordar y
y qué hermoso su apego a la vida, su diario representar al otro se originan muchos de
heroísmo de proyectos, inquietudes, sueños sus textos16. La entrevista y sus mecanismos
nuevos. Dolores del Río no mira hacia atrás, dan lugar a un intercambio de miradas desde
no corre el peligro de convertirse en estatua diferentes ángulos de aproximación al perso-
de sal (p. 7). naje que, entrelazados armónicamente, son
En lo que a la reproducción de la oralidad presentados de tal modo al lector que nos
del encuentro se refiere, a veces Poniatowska permite afirmar que el arte de la entrevista,
hace uso de un lenguaje muy coloquial en el cuando es cultivado por Elena Poniatowska,
que abundan las interjecciones y exclamacio- se eleva a la categoría de género literario, a
nes y expresiones del tipo: «¿a poco?», «oiga», un «género mayor», recordando las palabras
«ay», etc., y si el personaje pronuncia de ma- de Sergio Pitol.
nera que llama la atención de la reportera ésta
no duda en transcribir, por ejemplo, el acento BIBLIOGRAFÍA
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De la mirada al texto: la entrevista
literaria de Elena Poniatowska Revisadas estas características generales, mo género, Buenos Aires, Universidad de
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De la mirada al texto: la entrevista


literaria de Elena Poniatowska
ALICIA RUEDA-ACEDO

147
Silvana Serafín
Profesora catedrática de Lengua y
Literaturas hispanoamericanas en
la universidad de Udine (Italia).
Dirigió y dirige numerosos pro-
gramas de investigación científica,
forma parte de consejos científicos
de revistas internacionales, es fun-
dadora y directora responsable de
la revista Oltreoceano, codirige las
series «Studi di letteratura ispa-

LA PIEL DEL CIELO:


no-americana», «Biblioteca della
Ricerca», «Soglie americane»,
las revistas Il Bianco e il Nero,
Studi latinoamericani / Estudios
latinoamericanos. Sus estudios se
focalizan en la crónica de Indias
y en la literatura del 800 y 900
DESESTRUCTURACIÓN DEL
con particular atención a la es-
critura de género, a la novela de
la selva y de los emigrantes. Es
ARQUETIPO FEMENINO PATRIARCAL
autora de 24 volúmenes, de 180 SILVANA SERAFÍN
ensayos, artículos, notas y reseñas,
publicados en revistas nacionales e
Universidad de Udine
internacionales.

1 La consolidada visión de la mujer, desde todo caso hablar de lenguaje. Considerada la


La novela, inicialmente denomi-
nada Ted Tauri, como la cons- siempre individuada en la naturaleza, en La íntima relación que existe entre uno y otro y
telación, y presentada bajo el Piel del cielo1 de Elena Poniatoska se connota su recíproco condicionamiento, es necesario
seudónimo de Dumbo, consigue
el Premio Alfaguara en 2001.
de nuevas posibilidades, fundamentales en un recorrer todo sistema de pensamiento.
proceso de transformación histórico-social.
2 El enredo narrativo, desenvolviéndose en una MUJER Y CULTURA
Cf. Umberto Eco, La struttura as-
sente, Milano, Bompiani, 1968. conmixtión de acontecimientos y situaciones,
permite a las figuras ficticias alcanzar un Si consideramos el lenguaje un «códi-
3
Cf. Aguas Vivas Catalá, Enri- conocimiento profundo de su ser naturaleza go de códigos»2 es superfluo suponer una
queta García, Ideología sexista y de la relación con la historia. Dotadas de especificidad en la palabra, en cuanto se-
y lenguaje, Valencia, Galaxia,
1995, pp. 7-8.
fuerzas misteriosas y primordiales, siendo co- ñal abierta a cualquier función ideológica.
locadas incluso dentro del cosmos, se debaten Viceversa, si analizamos las dimensiones
con igual intensidad, entre fuerzas racionales semántica y pragmática más allá de la estruc-
y objetivas encontrándose en la situación am- tura sintáctica, aunque bien situada en un
bivalente de lo que está en ausencia y lo que contexto, entonces la lengua se comporta no
la conciencia masculina ha fijado empezando tanto como un sistema de señales, sino como
por especulaciones científicas. Múltiples son medio de comunicación social en el que se
las formas y los discursos utilizados para refleja la relación entre los sexos. En efecto,
recobrar el sentido de la identidad; todas ellas la competencia comunicativa implica conoci-
se basan en el proceso evolutivo de las prota- mientos extralingüísticos que hacen parte de
gonistas, quienes superando difíciles pruebas un mundo de informaciones compartido por
en el viaje interior o en el espacio físico, obran los interlocutores, de un conjunto de «sabe-
un gradual crecimiento, una madurez del alma res» convencionales sobre el que se basa el
que comporta conciencia de sí y de sus mis- empleo del lenguaje en la comunicación, o
mas facultades. bien lo que se reconoce como Enciclopedia
Para averiguar las variaciones del modelo o conocimiento universal3. Inevitablemente,
consolidado, se necesita abrir un breve pa- las noticias están empapadas de creencias,
réntesis histórico sobre el recorrido evolutivo de valores, de prejuicios, de estereotipos y
de la relación entre mujer y cultura, que ya de ideología, presentando una determinada
desde el principio, es decir cuando el proceso concepción del mundo, una representación
de elaboración de los símbolos, de creación interior de la realidad bien situada dentro de
de lenguajes y sistemas simbólicos le ha asig- una época y de una cultura. Tratándose luego
nado al hombre el papel de sujeto del discur- de un producto socio-cultural, se conforma
La piel del cielo: desestructuración so cultural. Expresar o nombrar el mundo, con la diversidad de la cultura y con la mo-
del arquetipo femenino patriarcal también en su acepción femenina, implica en vilidad social.
SILVANA SERAFÍN

148
Pensar en la lengua como algo que va más de la educación para Emile7, no
allá de los conocimientos lingüísticos, hace considere necesaria la misma
surgir inevitables preguntas: ¿quién establece instrucción para Sofía. De su
el código, quién lo acoge, quién impone el parte Sylvain Maréchal, redac-
criterio de valor, en otras palabras, quién ha- tor de un Almanacco della Gen-
bla? Por cierto, no la mujer, en cuanto «Otros te Onesta (1788) –que anticipa
han hablado por ella. Tales discursos no van el Calendario Rivoluzionario–,
dirigidos siquiera a ella, sino a través de ella y del Manifesto degli eguali di
a pesar de ella. Es justamente la capacidad de Babeauf (1796) –donde se de-
hablar por alguien y la posibilidad de señalar fiende la igualdad real contra
sitios a otros lo que caracteriza al patriarcado la tramposa igualdad formal– y
como sistema de dominación»4. del Dizionario degli Atei antichi
La tesis, sustentada por el libro del Gé- e moderni (1800), publica en 1801 un folleto 4
Cristina Molina Petit, Dialécti-
nesis, que le asigna al hombre el poder de la titulado Proyecto de una ley para prohibirles a ca feminista de la Ilustración,
palabra y la capacidad de nombrar e inter- las mujeres aprender, negándoles el acceso a la Barcelona, Anthropos, 1994,
p. 26.
pretar el mundo, posteriormente la confirma lectura, o bien, a la cultura, a la vida pública, a
la Iglesia y sobre todo la tradición Paulina, a la igualdad entre los sexos. 5
Adriana Cavarero, «Dire la nas-
través de recomendaciones que le imponen a Este discurso será consolidado en los si- cita», en Diotima (ed.), Mettere
la mujer el silencio en la iglesia, vedándole la glos XVIII y XIX por los médico-filósofos al mondo il mondo. Oggetto
enseñanza. Si el sujeto femenino mantiene los quienes, valiéndose de la prestigiosa autoridad e oggettività alla luce della
differenza sessuale, Milano, La
labios cerrados, es inevitable su aislamiento que la profesión les otorga, remachan el pa- Tartaruga, 1990, p. 101.
y marginalidad, en cuanto se le impide to- pel reproductivo de las mujeres, fuertemente
6
da representación o configuración simbólica comprometido por el desarrollo del intelecto. Geneviève Fraisse, Muse de la
apropiada: una cultura se forma y se fortalece Es un ulterior paso hacia la conquista de los Raison. Démocratie et exclusion
des femmes en France, Paris,
solamente a través del lenguaje. En este senti- derechos proclamada por la Ilustración, que Gallimard, 1995 (la edición ori-
do se puede afirmar, parafraseando a la filóso- tiende a concederles a las mujeres la posibili- ginale que Editions Alinéa pu-
fa Adriana Cavarero, que el cuerpo femenino dad de mejorarse, de superar los condiciona- blicó en 1989 se intitula Muse
de la Raison, la démocratie
«è un fatto nudo e crudo»5 y que la mujer mientos naturales y de alcanzar la categoría de exclusive et la différence des
ha quedado fuera de la cultura porque no la ciudadanas o sujetos del logos. Sin embargo, sexes).

concibió relacionándola a sí misma. eso no constituye una disuasión para la afir- 7


Lo comprueba el inicial sistema de repre- mación de un movimiento de reivindicación En su ensayo Emile ou de
l’éducation de 1762, Rousseau
sentación simbólica o bien la filosofía, que de los derechos civiles y políticos de las muje- intenta explicar cómo podría
pretende dar una explicación racional del res promovido por personalidades del calibre ser posible un sistema social y
mundo, pero que le niega a la mujer una de las de Olimpia de Gouges, Mary Wollstoncraft, político mejor si, en vez de edu-
car forzadamente a los jóvenes
características específicas de la humanidad, es Madame de Staël, Sophie de Germain, Con- según las convicciones vigentes,
decir la palabra, la posibilidad de sustentar un dorcet. Actualmente, las teorías feministas se siguiera un método diferente,
inspirado en principios de desa-
discurso propio y de nombrar o de expresar igualitaristas implementan la revisión episte- rrollo psicofísico del individuo en
el mundo al empezar con la individualidad mológica de los presupuestos de la Razón oc- términos más naturales.
femenina. La pretensión aristotélica de que cidental, la crítica radical hacia la tradición del
el hombre hable en nombre de toda la hu- pensamiento donde se evidencia la parcialidad
manidad, será ratificada posteriormente por del logocentrismo que connota a la metafísica
la filosofía moderna y hasta por gran parte occidental, contribuyendo de este modo a la
del pensamiento ilustrado, como Geneviève crisis del sujeto de la modernidad.
Fraisse bien demuestra en su libro Muse de A nivel académico, el trabajo de des-cons-
la Raison6. Aquí se evidencia la explícita ex- trucción del pensamiento occidental tiene co-
clusión de las mujeres de los beneficios del mo punto de partida la teoría del sexo-género,
sistema liberal y demócrata, establecido tras a través de la aplicación de una categoría de
la proclamación de la Revolución francesa, es análisis aparentemente neutral como la del
decir cuando se anulan los criterios de legiti- género. Joan Scott localiza en la percepción
mación del Ancien Régime. de las diferencias entre los sexos el elemento
La justificación del fallido reconocimiento constitutivo de las relaciones sociales y, de
de tales derechos se halla en motivaciones modo particular, el medio más eficaz para
secundarias, por ejemplo en la inoportunidad connotar significativamente las relaciones de
de la instrucción femenina, como declaran poder. El problema, sin embargo, no encuen-
Sylvain Maréchal y el mismo Rousseau. Sor- tra solución en cuanto la categoría del género
La piel del cielo: desestructuración
prende que el gran pedagogo de la moderni- siempre es arbitraria como lo demuestra el del arquetipo femenino patriarcal
dad, defensor por excelencia de la necesidad surgir de una sociedad sin simetrías ni jerar- SILVANA SERAFÍN

149
quías, e incluso a pesar de corregir su parcia- la identidad de la mujer pero, antes de hacer
lidad, no pone en tela de juicio los principios eso, es necesario dejar de lado el arquetipo de
epistemológicos y la política sexual del orden feminidad creado por la cultura patriarcal.
simbólico patriarcal.
Los innumerables obstáculos no impi- «LA PIEL DEL CIELO»: CÓMO CONS-
dieron la existencia de mujeres que, a nivel TRUIR NUEVOS CÓDIGOS
individual o colectivo, expresarán su ser fe-
menino más o menos públicamente, actuando Entre los siglos XIX y XX, la literatu-
al margen de las consolidadas definiciones, ra hispanoamericana fijó algunas imágenes
hasta rebelarse «mettendo al mondo il mondo –arquetipos de la feminidad– propuestas por
femminile»8, expresando la parte desconocida escritores cuales Mármol, Isaacs, Villaverde,
e inesperada del orden patriarcal9. Rivera y Gallegos. Generalmente se trata
Surge la necesidad de buscar un nuevo de mujeres condenadas a una trágica suerte,
significado para la feminidad y la existencia implicadas en hechos amorosos dramáticos,
como emerge del testimonio concreto de Ele- obstaculizados por el contexto político-social
Casa de Elena Poniatowska.
na Poniatowska que ha dedicó su vida entera evidente, sobre todo, en las diferencias racia-
8 –y aún sigue por este camino– a reivindicar les o de clase. En todo caso, a pesar del lo-
«Mettere al mondo il femminile»
es la expresión utilizada por los derechos de las mujeres, a dar constante- grado protagonismo, la esencia del personaje
la comunidad filosófica italiana mente visibilidad y voz a un sujeto al margen femenino gira alternativamente alrededor del
Diotima para significar la con-
ceptualización y la interpreta-
de la vida social10. concepto de lo eterno femenino, relegando a
ción de la realidad llevadas a la En acuerdo con las tendencias feminis- la mujer al papel de ángel del hogar o femme
práctica por las mujeres a partir tas, la escritora se bate por la reformulación fatal.
de ellas mismas.
de nuevas modalidades expresivas, capaz de De este esquema, Elena Poniatoska pe-
9 imponer con fuerza la auto-determinación. netra el mundo interior de sus heroínas,
Chiara Zamboni afirma que el
orden patriarcal no prevé la En efecto, es en el lenguaje entendido como evidenciando una estructura transgresiva que
fuerza femenina en el acto de parler femme –según la expresión de Luce Iri- pone en tela de juicio los pilares de la cultura
nombrar el mundo, establecien-
do vínculos, acciones y referente
garay–, o como l’écriture féminine de Hèléne patriarcal: familia, poder del pater familia,
al signo: todo eso representa lo Cixous11, donde el sujeto se forma y se auto- bodas y el concepto de genealogía como
inaudito o lo imprevisto. Chiara revela en su expresividad discursiva, en el in- índice de identidad del yo femenino14, son
Zamboni, «L’inaudito», en Dio-
tima (ed.), Mettere al mondo tento de pensar y contarse en una lengua por seccionados constantemente con lucidez de
il mondo. Oggetto e oggetti- fin modulada sobre las tonalidades femeninas. análisis. El primer estereotipo asocia el con-
vità alla luce della differenza
sessuale, Milano, La Tartaruga, A través de estructuras sintácticas y lingüísti- cepto de feminidad con el de ser para los otros,
1990, pp. 11-24. cas nuevas, se favorecen la heterogeneidad, la que adquiere vigor en los papeles de madre
10
multiplicidad y la diferencia dictadas por la y mujer sometidas, donde son prioritarios el
Es una preocupación prioritaria, originaria voz materna12 rica en sonoridades, a espíritu de abnegación, la capacidad empática,
siempre vivida con espíritu com- menudo anclada al cuerpo femenino y difícil- la resignación, la paciencia y la disposición al
bativo. La autora misma se defi-
ne «feminista desde hace mucho, mente reproducible. Se trata, en sustancia, de dolor y al sacrificio.
soy una de las fundadoras de la la chora13, semiótica de Julia Kristeva o bien el Ya desde el principio del libro, Florencia,
revista Femme y en la actualidad
pertenezco», www.rosenblueth. lugar que es ante todo el espacio de relación madre del protagonista Lorenzo, se aleja del
mx/fundacion/Numero03/ entre madre y niño, sujetos no bien diferen- canon de mamá tradicional, siendo la compa-
art08_numero03.htm, p. 3.
art08_numero03.ht
ciados y cuya comunicación ocurre más allá ñera oculta de un pequeño burgués, Joaquín
11 del plan semántico. de Tena, quien por convención social y a pesar
Cf. Hèléne Cixous, «Le rire de La ficción literaria representa, por lo tan- de los cinco hijos engendrados, sigue vivien-
la Méduse», L’Arc, 61 (1975),
pp. 39-54. to, el espacio en que es posible reconstruir do una condición de soltero con su hermana
Cayetana y su cuñado, en la imposibilidad de
12
Cf. Lo specchio materno. Madri plasmar una materia informe 15
manifestar la relación con una campesina de
e figlie tra biografia e lettera- sobre el modelo de las ideas Id. manos callosas y de positiva energía.
tura, al cuidado de Anna Scac- eternas; el material que mo-
chi, Roma, luca sossella editore,
Siguiendo las tres funciones que bien lo-
dela es precisamente la chora, 16
2005. que en Kristeva asume el ca- «La clase social a la que per- caliza Marcela Lagarde –autonomía, cuerpo
rácter de un indistinto sonoro tenecía invalidaba su unión, y sexualidad15, es evidente el comportamiento
13 más que material. y por lo tanto los hijos no
Kristeva toma a préstamo el tér- existían» (Elena Poniatoska,
totalmente contra viento y marea de la mujer.
mino chora del Timeo platónico, 14 La piel del cielo, Madrid, De pobres nacimientos, ella se enamora de
donde hablando del universo, el Entre las representantes de la Grupo Santillana de Edicio-
filósofo lo describe como obra novela femenina de vanguar- nes, 2001, p. 14). De este
un hombre superficial, víctima de su propio
de un demiurgo que tiene que dia hay la venezolana Tere- momento las páginas empla- status, un poco fatuo y a lejanos años luz de
sa de la Parra (1889-1936), zadas serán reconducidas la sensual viveza que brota de cada poro de su
La piel del cielo: desestructuración la argentina Norah Lange, dentro del texto.
del arquetipo femenino patriarcal 1906-1972 y la chilena María piel. No pudiendo contar con el hecho de ser
SILVANA SERAFÍN Luisa Bombal (1910-1980). mantenida, inclusa la prole ilegítima16 nunca

150
reconocida–, ella decide trabajar vendiendo, negra voló dentro de la recámara y, a los diez
contra la voluntad del amante, dulces en el minutos, Florencia no respiraba» (p. 25), pe-
cine de la ciudad, cuidando de la casa, del ro su espíritu, transportado por la mariposa,
huerto y de sus hijos y llevando a la práctica seguirá viviendo en perfecta y definitiva sim-
aquel concepto de autonomía que presupone biosis con el entorno circunstante.
la capacidad de decidir por su propia vida. Su relación con el mundo quebranta un
La perfecta organización emerge ya desde las ulterior tabú, es decir el que considera el
primeras horas de la mañana, cuando la casa cuerpo femenino como único medio para
se despierta con el perfume de café y leche, de relacionarse con los demás. Según la cultura
pan caliente y dorado untado de mantequilla patriarcal, como anteriormente se ha eviden-
y mermelada para la felicidad de los niños, ciado, se considera exclusivamente el cuerpo
cada vez más enamorados de su mamá. en la función reproductiva y cual medio para
Por lo tanto, empieza el día de trabajo en conseguir el reconocimiento social. Sobre tal
un continuo aprendizaje de las cosas y de los argumento Poniatowska no pierde ocasión
fenómenos de la naturaleza. Los hijos mayo- para criticar la estrecha mentalidad mejicana,
res, Emilia y Lorenzo, sacan el agua del pozo, intensamente machista y en conformidad con
encienden por la tarde las velas, alimentan el canon clásico que considera exclusivamente
a la vaca, mientras que los más pequeños, el sexo en dicha perspectiva. Son un ejemplo
Leticia, Juan y Santiago, juegan en el huerto. las siguientes expresiones de Fausta, personaje
La madre lo arregla todo con sabios gestos fundamental del libro: «Creer que su único
y con extrema espontaneidad, infundiendo fin es la reproducción es una de las razones
tal luminosidad y alegría de vivir, que «La por las que se sanciona a la homosexualidad;
huerta de San Lucas era una celebración de la por eso los homosexuales son considerados
vida» (p. 17). La referencia al concepto mujer- perversos, disminuidos, sucios, incapaces» (p.
naturaleza es obligada precisamente por las 386). Y aún: «Nadie en Estados Unidos con-
calidades intrínsecas de Florencia, al iniciar servaba la peregrina idea de que la sexualidad
por sus movimientos armoniosos: las piernas, es sólo reproductiva» (p. 347). Hasta para
en efecto, «daban pasos de danza siguiendo un campesino como Lucas Toxqui está clara
alguna música interior o zancadas fluidas co- la situación. El sólo pensamiento de tener a
mo de río bajo enajuas también ondulantes (p. una hija le infunde terror, como se da en la si-
11). Sigue la íntima compenetración con las guiente constatación: «Este mundo no es para
fuerzas del universo que activan su fuerza es- las mujeres. Quizás dentro de cincuenta años
peculativa, puesta a dura prueba por las conti- sí, pero ahora no, su camino está trazado, hay
nuas y apremiantes preguntas del hijo mayor que construirle otro que no sea sólo el de la
–insaciable en su sed de conocimiento– y su reproducción» (303).
equilibrio. Ella es perfectamente consciente La subjetividad de Florencia se perfila se-
de que la tierra no ocupa el centro del univer- gún una personal elaboración de la experien-
so y por consiguiente «tampoco el hombre era cia de vida. A partir de su estar-en-el-mundo
el centro del mundo y al creerlo reducía todo siguiendo un conjunto de normas, valores
a justa proporción» p. 20). Incluso el ánimo y creencias individuales, de percepciones,
poético, la fogosidad de su ser un real «gallo elucubraciones, sentimientos, construye coti-
de pelea» (p. 25), y la atracción, esa especie de dianamente su misma esencia, modelada por
hechizo a cuyo nadie puede resistir, proceden comportamientos dirigidos al cumplimiento
de su comunión con la naturaleza. del papel de madre y novia suis generis: mien-
Conocedora de los «cosas de la tierra y tras practica su derecho natural y biológico a
del cielo, la multitud de seres vivos en el aire la maternidad, al mismo tiempo experimenta
y en el agua» (p. 10), ella educa alegremente los placeres del sexo. Su ser madre es un cons-
a sus hijos a la observación de la naturaleza tante enriquecimiento que le infunde energía,
y sus fenómenos, sin necesidad de ulteriores capacidades decisionales y especulativas. Su
libros, tomando inspiración del tronco de relación con los hijos es manantial de vida y
los árboles, del polen de las flores, del espejo conocimiento, en perfecta adherencia con las
convexo, de las estrellas, de los animales del nuevas teorías feministas que ponen la figura
corral. Una vida llena donde no hay lugar de la madre en posición central. No al azar, en
para la nostalgia o para las añoranzas, donde Italia, la comunidad filosófica Diotima, sobre
la íntima compenetración con la naturaleza la el presupuesto de las teorías de Luce Irigaray,
La piel del cielo: desestructuración
acompañará aún en el momento de su muerte se orienta en la formulación de un imaginario del arquetipo femenino patriarcal
prematura. «Una noche sin más una mariposa femenino, basado sobre la figura materna. Se SILVANA SERAFÍN

151
sitúan en la misma vía los recientes estudios ciada por los rayos de luna y las estrellas, se
que forman parte del ya citado volumen Lo localiza a menudo con el mar, con su energía
specchio materno. y fuerza regeneradora, como evidencia la des-
La vida de Florencia corre dentro de un cripción del pasional abrazo ocurrido entre
contexto histórico-social determinado, pero los dos amantes justo en el agua salada. La
al mismo tiempo único, estrechamente atado segunda, llega de repente como una ventada
a la naturaleza, al espacio incontaminado de aire fresco y agita la tranquila existencia del
de la realidad rural. La belleza del paisaje, observatorio de Tonantzile. Además de cap-
cuya descripción vibrante de acentos líricos, turar la atención general, azuza las pasiones
entra a veces con la violencia primordial de más desenfrenadas del director Lorenzo. Con
la tempestad, «una pelea a muerte entre la Fausta, Elena Poniatoska lleva el concepto de
Madame de Staël.
naturaleza y la voluntad de los hombres» (p. autonomía a sus expresiones más radicales,
423), o de la selva, «una algarabía de ramajes y rompiendo el tabú del sexo, de la homose-
de savias, una vegetación animal» (p. 235) que xualidad y de las experiencias límite como la
intenta tragar el tren. Otras veces captura por violencia sobre la mujer. Su vida transcurre
17 la majestuosidad que tiene el poder de apaci- bajo la insignia del anticonformismo y siem-
Sara Sefchovich, Mujeres en
espejo 2: narradoras latinoame- guar el ánimo, como le ocurre al protagonista, pre en posición de insubordinación: a los siete
ricanas del siglo XX XX, México, de vuelta de los Estados Unidos que delante años de edad padece la tentativa de violación
Folios Ediciones, 1985, p. 33.
Laura Silvestri, en su ensayo ti-
del espectáculo «de los maizales y las gran- por parte del hermano mayor, sin obtener la
tulado «Queste donne», expresa des montañas azules del altiplano»(p. 236) consideración de sus padres, quienes clasifi-
el mismo concepto utilizando, se reconcilia consigo mismo. Es sobre todo can el acto como un fruto de su fantasía. De
en lugar de la metáfora del
espejo, la del autorretrato (Lau- la bóveda celeste la que infunde momentos aquí la rebelión de Fausta hacia todo: jefe de
ra Silvestri, «Queste donne» en de paz y serenidad, partiendo el ritmo de la una banda de niños «que apedreaban a otra»
Emilia Perassi (ed.), Tradizione,
innovazione, modelli, Scrittura tensión narrativa y solicitando el despertar de (315), cumple cada tipo de travesuras, incluso
femminile del mondo iberico e los sentidos. No es por casualidad si Lorenzo, el robo de las hostias sagradas que come a
ibero-americano, Roma, Bulzo-
ni, 1996, p. 28).
en la desolada provincia mejicana, donde se hurtadillas en la escuela. La única persona que
encuentra para distribuir la revista El com- le infunde confianza en la vida es el padre mé-
bate, voz del partido comunista, descubrirá dico, un homosexual «traspasado por el pu-
el erotismo de la naturaleza (p. 131), su in- dor» (320), que ella sigue como una sombra,
mensidad, espantosa y desolada, pero sobre aun cuando visita a los enfermos y le ayuda a
todo recobrará el cielo de la infancia. Las escribir las recetas. A su muerte por infarto,
noches estrelladas compensarán la insatisfac- por perder la única unión de complicidad
ción diurna creando un paralelo indisoluble con la vida, se aleja de casa, manteniéndose
entre el cielo y la vida de los campesinos. A con el trabajo de actriz. Al mismo tiempo,
este propósito véase la siguiente descripción desahoga su homosexualidad, que desde hace
«Hablar con los campesinos era remontarse tiempo oculta sin vivirla como una culpa.
en el tiempo. […] arraigados a su tierra, los Las palabras que dirige a su madre explican
del pueblo no sólo pisaban los huesos de sus elocuentemente las sensaciones probadas: «Mi
muertos, tenían una sabiduría tranquila que cuerpo es más sabio que yo, mi cuerpo me
los hacía decir que si las estrellas en la noche lleva a donde él quiere. Mis neuronas…[…]
se veían pequeñitas era porque están más lejos No creo que alguien tenga que opinar sobre lo
de lo que alcanzamos a entender. Conocían al que siento. Es mi territorio, mi cuerpo es mi
Sol por lo que le hace a la tierra, a sus huesos, libertad, mi universidad autónoma y además
a su propia piel y lo estudiaban para levantar me fascina» (p. 327).
muros de adobe y rechazar su casa, llevaban A través de la literatura, Elena Ponia-
los ciclos solares en las venas y las preguntas towska vacía el espejo17 de las imágenes mas-
que le hacían a Lorenzo no tenían nada de culinas y las reemplaza con otras emergidas
artificiales, al contrario, provenían de una desde el punto de vista femenino. Eso facilita
sabiduría antigua. No hablaban de Sol como el camino hacia la adquisición de una con-
un dios, sino del día en que el hombre llegara ciencia crítica de sí misma y la capacidad de
a él sin quemarse. «Pero ese día ya no habrá compartir inquietudes, ansiedades y deseos,
Sol, se habrá enfriado y estaremos muertos», de apoderarse de su propia humanidad, y del
decía Lucas Toxqui» (p. 181). potencial creativo, ahogado por una cultura
Las mujeres que encarnan este erotismo de represión.
son, sobre todo, Lucrecia y Flavia Rosales. Permite, además fijar simultáneamente la
La piel del cielo: desestructuración
del arquetipo femenino patriarcal La primera, propietaria de una posada en una mirada en dos direcciones diferentes: un ojo,
SILVANA SERAFÍN aldea de pescadores, de la piel cándida acari- inmóvil, observa críticamente los deberes que

152
la sociedad le impone a la mujer, mientras el rales. De modo particular la escritora, a través
otro, libre y creativo, observa los espacios y de una narración lineal penetra en el laberinto
las coyunturas sociales para poder realizar su de la ficción y ofrece una sección de vida so-
«vocación» auténtica. La dúplice mirada o la cial, situada en los años 20, vibrante por la ob-
«mirada bizca» de Sigrid Weigel18, al contem- jetividad «periodística» con que analiza vicios
plar la sociedad extraña al sujeto femenino, y virtud de una entera época, sirviéndose un
intenta reconstruir una nueva imagen de mu- travelín de personajes, reales20 e intensamente
jer no completamente delineada en sus carac- incisivos en el panorama cultural del tiempo.
terísticas, porque todavía son desconocidas. Sobre todos, destaca Lorenzo real fulcro de la
Y es justo en este momento de transición –sin novela, que es un himno a la astronomía y a
modelos referenciales– que crea desconfianza la ciencia en general, fuertemente perjudicada Olimpia Gouges.
y excavación como bien experimenta cuando por la miopía de un gobierno insensible al
entra en el observatorio, y aprende a ver las grito que la comunidad científica mejicana
contradicciones, a expresarlas, a comprender- lanza con insistencia.
las y a convivir con ellas. Desde pequeño, su mayor obsesión se 18
Cf. Sigrid Weigel, «La mirada
El inicial ser para los otros («En un mundo dirigió al conocimiento del cielo, dando un bizca: sobre la historia de la
ferozmente competitivo, Fausta se obligaba a sentido cósmico a cada cosa, incluso los escritura de las mujeres», en
Gisela Ecker (ed.), Estética Fe-
pensar que los demás van primero, esos que acontecimientos más comunes de la cotidia- minista, Barcelona, Icaria, 1986,
la fastidiaban con sus convenciones casi tanto nidad. Durante toda la vida seguirá conside- p. 89.
como las monjas» (p. 329)), se transforma en rando la astronomía el bien más precioso, sa- 19
un ser para sí mismo: tras el último acto de crificando familia, amores y amistades, pero Sobre el tema de la iniciación
docilidad, es decir cuando acepta pasivamente también cultivando nuevos amores y nuevas femenina, cf. Emilia Perassi y
Susanna Regazzoni (eds.), MU-
la violenta pasión de Lorenzo, una vez más amistades. De modo particular, compartirá JERES EN EL UMBRAL. El tema
ella toma en mano la vida y decide borrar las con el maestro Yerro no sólo la desmedida de la iniciación femenina en
las escritoras hispánicas. Actas
huellas de su presencia. No importa si así ha- abnegación por el trabajo, sino un cariño sin- del Congreso Internacional «Le
ciendo se ve obligada a dejar una cotidianidad cero. El cielo nunca lo abandonará, más bien scrittrici raccontano» –Venezia
16/17 gennaio 2006–, Sevilla,
de conocimiento que la llena de alegría, dando será su única y verdadera ancla de salvación, Renacimiento («Iluminaciones»),
al fin significado a su existencia, llenando va- la válvula de desahogo para no sucumbir al 2006; Federica Rocco, Una sta-
cíos y calmando miedos. dolor del vivir y al sufrimiento que le pro- gione all’inferno. Iniziazione e
identità letteraria nei diari di
Elena Poniatowska analiza la situación porciona el país. «El gran vacío mexicano, Alejandra Pizarnik, Collana di
de la mujer, para reconstruir la identidad la estación inútil, los pueblos desvalidos, el Studi americanistici Soglie ame-
ricane 2, Venezia, Mazzanti,
femenina cuya fuerza inconformista, cruza la cubo de una casa perdido en la inmensidad» 2006; Silvana Serafin. Scrittura
proverbial sumisión de las mujeres mejicanas, (p. 134), son motivos de constante angustia, come nuovo inizio. Riflessio-
ni sul romanzo d’iniziazione
transformadas en el eje de la familia y la entera calmada solamente por la observación de la al femminile nel «Cono Sur».
sociedad. Sea Florencia sea Fausta e incluso bóveda celeste. Mucha devoción y dispersión Collana di Studi americanistici
todas las mujeres del libro –la irreprensible de energía serán, al final, compensadas por el Soglie americane 1, Venezia,
Mazzanti, 2006.
Tia Cayetana, la irresponsable Leticia, la pe- éxito académico y la fama de científico entre
queña de casa, «un fenómeno del naturaleza los más acreditados del sector, conocido en 20
Para una lista completa de fa-
imposible de calificar» (p. 115), Emilia, la el mundo entero. mosos astrónomos extranjeros
hermana mayor que va a los Estados Unidos Todo eso se da junto a pausas líricas y y mejicanos –además del mari-
do de la escritora Luis Enrique
de enfermera, la independiente Lisa, la amante elegíacas de gran impacto emotivo, y que son Erro–, de científicos, pensado-
americana que se niega a seguir a Lorenzo a expresión de la maravilla de la escritora hacia res, ideólogos y literatos, polí-
México porque es incapaz de renunciar a la el hechizo de la vida que, lejos del ruido del ticos de la izquierda mejicana,
personajes históricos, artísticos,
libertad adquirida– son ejemplos concretos mundo, mágica y apasionada, se renueva cada véase: «Otros personajes históri-
de una toma de conciencia, más o menos ad- día. Una escritura totalizadora que implica cos mencionados en La piel del
cielo», www.angelfire.com/in-
vertida, de la misma condición. Las difíciles el entero sistema individual y colectivo, po- formemex/literatura mexicana/
formemex/literatur
pruebas, muy parecidas al sufrimiento de una niéndolo todo en tela de juicio: la sociedad pieldelcielo02.html.
pieldelcielo02.html
iniciación19, permiten cruzar el umbral situa- cristiana, el inmobilismo y la credulidad de
do entre el ser y el no ser, salir del espacio los mejicanos («A nadie es más fácil darle
degradante del límite recobrando visibilidad. gato por liebre que a la sociedad mexicana» p.
79), la inicua moralidad de la ley (p. 73), pero
HACIA UNA VISIÓN TOTALIZA- sobre todo el poder del Estado y la Iglesia.
DORA Más allá de la religión se sitúa el misterio
del universo y sus fenómenos, porque con
De hecho, el tema feminista se enlaza con palabras de Lorenzo, Dios y los misterios de
La piel del cielo: desestructuración
la historia, los conflictos políticos o la re-es- la fe «podían ser producto de la invención del arquetipo femenino patriarcal
critura de mitos y motivos filosóficos y cultu- humana» (p. 36). SILVANA SERAFÍN

153
Parafraseando a Mario Vargas Llosa se advertida por Lorenzo y bien expresada en
puede afirmar que «una buona letteratura è las siguientes palabras: «¡Pinche país y más
quella che mette radicalmente in discussione pinches los hombres que lo componen! La re-
il mondo in cui viviamo. In ogni grande testo tórica, la demagogia y la falta de reciedumbre
di finzione, e spesso senza che gli autori se le hacían llegar a la conclusión de que México
lo siano proposto, aleggia una disposizione estaba irremisiblemente perdido» (p. 404).
sediziosa»21. Eso ocurre en la novela de Elena País de contradicciones, visibles en la
Poniatowska. Ella recurre a la escritura para construcción misma de las ciudades que con-
entregarle a la mujer la posibilidad de en- viven con las ruinas de un pasado glorioso,
contrar su propio espacio donde ampararse, interrumpido bruscamente por la llegada de
Mary Wollstonecraft. infringiendo las leyes inflexibles de la vida los conquistadores españoles, donde la clase
real y volviéndose soberana de la anhelada acomodada se mueve en el lujo de ricas vi-
habitación toda para sísí. viendas, como la porfiriana de Diego Beres-
Gracias a la literatura es posible reco- táin «que se complementaba con un rancho en
21
Mario Vargas Llosa, «E’ pensa- nocer experiencias de vida que establecen Xochimilco, rodeados de canales, chinampas,
bile il mondo moderno senza il un diálogo abierto y productivo con seres trajineras y barcas de remo, pastizales, caba-
romanzo?», en Franco Moretti
(ed.), La Cultura del romanzo, aparentemente lejanos y de horizontes de es- llerizas, flores, huertas, frutales y una alberca
vol. I, Torino, Einaudi, 2001, pera incompatibles. Contrariamente a cuanto olímpica» (p. 48).
p. 9.
ocurre en la realidad, en la escritura la mujer Al contrario, las pobres casas que surgen
22 alcanza por primera vez una meta importante, alrededor de la ciudad ensanchando los cin-
Cf. Gabriella Zarri, La memoria una visibilidad inesperada pasando del status turones de la «miseria» (p. 392), cada vez más
di lei, Torino, Sei, 1996, p. 26.
de objeto literario al de sujeto hablante. Eso numerosos porque en el campo la gente se
comporta la adquisición de un papel central muere de hambre, sin tener los medios para
convirtiéndola en elemento imprescindible y domar la naturaleza, donde «el agua se evapo-
cuantitativamente relevante en la visión global ra porque nadie sabía retenerla, los maizales
de la historia demográfica, económica, social se consumían al sol, las frutas se agostaban»
y cultural. Elena Poniatowska pone algo más (p. 203). Un desarrollo inorgánico que ha
en la formación de la historia de las mujeres, transformado Ciudad de México en un lugar
disciplina que, junto al nacimiento y desa- infernal, de tráfico ensordecedor y caótico,
rrollo del movimiento feminista, tiene como iluminado por mil luces que, si incluso hacen
fin la revaluación del sujeto femenino y la parecer la ciudad «una inmensa estrella caída
reconstrucción de su tradición22, englobando sobre la tierra» (p. 392), impiden ver el cielo.
en el ámbito público la «mitad» del cielo que «En su afán de modernidad los hombres ha-
se une con la tierra, condenada desde siempre bían borrado el cielo de su vida»(p. 255), es la
a una alternancia de exclusión e inclusión. amarga constatación de Lorenzo al observar
Si hasta ahora, las mujeres no existieron la pasividad de sus connacionales resignados
por sí, siendo el reflejo de lo que la literatura a ver correr la vida con absoluta indiferencia,
del momento reflejó, con la desestructura- escondiendo los sentimientos bajo una capa
ción del modelo patriarcal es posible buscar de urbanidad.
una vía alternativa a su esencia, por fin libre Total es la indiferencia del poder político,
de expresarse y presentarse en toda su com- minado por la corrupción de «parte inherente
plejidad. Eso permite comprender cómo se de la administración pública» (p. 281), que el
pueden modificar la relación hombre-mujer y individuo denigra. Junto a la Iglesia, la políti-
los modelos culturales, cómo la mujer puede ca mantiene el país en un retraso exasperante:
librarse de la agobiadora etiqueta de objeto sin financiaciones públicas no es posible in-
narrativo; sin duda una contribución tangible centivar la educación y los jóvenes talentos
la ofrece La piel del cielo. son obligados a irse al extranjero para especia-
lizarse en sectores científicos como el mismo
CONCLUSIONES Lorenzo experimenta, obligado a ir a Harvard
para profundizar en sus estudios.
La re-codificación de las estructuras cul- La re-examinación del pasado próximo y
turales masculinas culmina en la creación de remoto de las civilizaciones azteca y maya,
un nuevo modelo localizado por Elena Po- tiene el objetivo de investigar las huellas de
niatowska en la polémica y en la crítica áspera una antigua tradición cultural, fascinada por
de los códigos ideológicos y sociológicos de el transcurrir tiempo, «el interminable flujo
La piel del cielo: desestructuración
del arquetipo femenino patriarcal la cotidianidad mejicana que mucho dolor de los días deslizándose a la del futuro» (p.
SILVANA SERAFÍN le proporciona. La misma profunda angustia 227), atada más que nunca a la naturaleza.

154
Igualmente se necesita arrancar de la sombra scrittrici raccontano» –Venezia 16/17 gen-
la figura femenina, relegada en una especie de naio 2006–, Sevilla, Renacimiento («Ilumi-
destierro ontológico; en este sentido la fun- naciones»), 2006.
ción literaria de Elena Poniatowska es eficaz y Rocco, Federica, Una stagione all’inferno.
terapéutica al dar voz a sus emociones y sen- Iniziazione e identità letteraria nei diari
saciones para encontrar el equilibrio dentro di Alejandra Pizarnik, Collana di Studi
del sistema social. Libre de las superestruc- americanistici Soglie americane 2, Venezia,
turas patriarcales y conscientes de la misma Mazzanti, 2006.
especificidad, la autora recurre a la potencia- Serafin, Silvana, Scrittura come nuovo inizio.
lidad innata en la palabra escrita para hacer Riflessioni sul romanzo d’iniziazione al fe-
emerger la diversidad femenina y asignarle a mminile nel «Cono Sur». Collana di Studi
la mujer el estado de sujeto capaz de pensar americanistici Soglie americane 1, Venezia,
y elegir autónomamente su propio destino y Mazzanti, 2006.
ordenar el caos de la existencia. Vargas Llosa, Mario, «E’ pensabile il mondo
moderno senza il romanzo?», en Franco
BIBLIOGRAFÍA Moretti (ed.), La Cultura del romanzo,
vol. I, Torino, Einaudi, 2001. Gabriella
Cixous, Héléne, «Le rire de la Méduse», Zarri, La memoria di lei, Torino, Sei,
L’Arc, 61 (1975), pp. 39-54. 1996.
Eco, Umberto La struttura assente, Milano, VV.AA, Lo specchio materno. Madri e figlie
Bompiani, 1968. tra biografia e letteratura, al cuidado de
Poniatowska, Elena, La piel del cielo, Madrid, Anna Scacchi, Roma, luca sossella editore,
Grupo Santillana de Ediciones, 2001. 2005.
Sefchovich, Sara, Mujeres en espejo 2: na- Versace, Francisco, «Otros personajes histó-
rradoras latinoamericanas del siglo XX, ricos mencionados en La piel del cielo»,
México, Folios Ediciones, 1985. www.angelfire.com/informemex/literatu-
Silvestri, Laura, «Queste donne» en Emi- ra mexicana/pieldelcielo02.html
lia Perassi (ed.), Tradizione, innovazione, Vivas Catalá, A. y Enriqueta García, Ideolo-
modelli, Scrittura femminile del mondo gía sexista y lenguaje, Valencia, Galaxia,
iberico e ibero-americano, Roma, Bulzoni, 1995.
1996. Weigel, Sigrid, «La mirada bizca: sobre la
Perassi, Emilia y Susanna Regazzoni (eds.), historia de la escritura de las mujeres»,
Mujeres en el umbral. El tema de la inicia- en Gisela Ecker (ed.), Estética Feminista,
ción femenina en las escritoras hispánicas. Barcelona, Icaria, 1986.
Actas del Congreso Internacional «Le

La piel del cielo: desestructuración


del arquetipo femenino patriarcal
SILVANA SERAFÍN

155
Evangelina Soltero Sánchez
Evangelina Soltero Sánchez es
profesora de Literatura Hispa-
noamericana de la Universidad
Complutense de Madrid. Entre sus
líneas de investigación destacan
las siguientes: Literatura Feme-
nina Hispanoamericana (sobre la
que imparte un curso de docto-
rado), Literatura y Fotografía y
Relaciones Culturales España y
América. Su tesis doctoral versó
sobre la obra de María Enriqueta
Camarillo. APUNTEN, DISPAREN, FLASH: ELENA
PONIATOWSKA / VÍCTOR CASASOLA Y
MANUEL ÁLVAREZ BRAVO
EVANGELINA SOLTERO SÁNCHEZ
Universidad Complutense de Madrid
1
La fotografía consiguió algo
más: neutralizar el concepto de
belleza. Todo es «bello» si está
impreso en papel fotográfico,
porque lo feo al convertirse en
público adquiere inmediatamen-
te categoría de digno, y lo digno Para entender las relaciones que Elena un retrato exacto de la «realidad» de manera
está «bien considerado». Poniatowska establece con los fotógrafos rápida y económica, una industrialización de
2 mexicanos del siglo XX considero necesario la imagen física1.
Realmente se realizaron, poco realizar un breve repaso por la historia de este El invento corrió como la pólvora por
antes, unas pruebas fotográficas
en el Puerto de Veracruz. arte en México. Europa, y su llegada a América fue inmediata.
Desde esa presentación oficial en enero de
3
La llegada a otros países fue des-
MÉXICO Y LA FOTOGRAFÍA 1839 hasta el primer daguerrotipo realizado
igual; antes que a México llegó en Estados Unidos sólo transcurrieron nueve
a Uruguay, dónde se fecha el Corrían los primeros días del año 1839 meses. La llegada al resto de los países Amé-
primer daguerrotipo hacia abril
de 1839, antes que en Estados cuando Louis Daguerre se presentaba y pre- rica no se hizo esperar mucho más, y el 26 de
Unidos; como contraparte te- sentaba en la Academia de Ciencias Francesa enero de 1840 se realizaba el primer daguerro-
nemos el caso nicaragüense de
donde no se tiene constancia de su invento, el daguerrotipo. El inventor fran- tipo oficial en México, una vista de la Catedral
su presencia hasta 1858. cés ofrecía al mundo la posibilidad de cumplir de la capital2.
4
un sueño: poseer eternamente una imagen Aunque la presencia de la cámara oscura
La interesante antología de Xa- objetiva y natural en la que la mano del hom- fue anterior en otras latitudes de la América
vier Moyssén, La crítica de arte bre no participaba. El «espejo con memoria» hispana3, fue México el lugar en el que la
en México (México, UNAM-Ins-
tituto de Investigaciones Estéti- (mirror with a memory, como se le denominó fotografía despertó más interés y alcanzó una
cas, 1999, 2 vols.) recoge los en el siglo XIX) sería la máquina que evitaría producción importante y de gran calidad. El
siguiente artículos: «La primera
exposición de arte fotográfico la interpretación, permitiendo la obtención de respeto que demostró la alta cultura mexica-
en México», Arte y Letras, Año na hacia esta nueva forma de reproducción
VII, nº 247, México, 17 de di-
ciembre de 1911 (en vol. I, pp.
de imágenes quedó demostrada en distintos
560-561); de José G. Zuno, «El artículos críticos sobre arte, en los que se
fotógrafo de las bellas tapatías», reseñaba las exposiciones fotográficas que
El Universal Ilustrado, nº 98, 5 6
México, 21 de marzo de 1919 Destacan entre otros nombres Los primeros fotógrafos mexi- organizaban distintas instituciones4.
(en vol. II, p.246), y de Carlos como los de los ingleses Sea- canos con nombre y apellidos Los primeros años de la fotografía mexi-
Mérida, «Retratista mexicanos», ger y Catherwood; los estado- fueron Julio María y Campos,
El Universal Ilustrado, México, unidenses Hasley, John Lloyd Andrés Martínez, Octaviano cana se centraron en la fijación de exteriores
15 de septiembre de 1920 (en Stephens; el músico francés de la Mora, Carlos Barriere, y sus realizadores fueron, en mayor número,
vol. II, pp. 426-427). Alfred Bablot fundador en Romualdo García o Natalia
1851 de la primera publi- Baquedano (la primera mujer estadounidenses, alemanes, ingleses, france-
cación sobre fotografía, Le que abrió un estudio fotográ- ses y húngaros5; los fotógrafos nacionales
Daguerréotype, y sus compa- fico hacia 1890). Un com-
triotas Charnay y Briquet; el pleto estudio de la fotografía
comenzaron a surgir hacia 18606. Los prime-
húngaro Pál Rosti; el alemán mexicana es el realizado por ros utilizaron sus objetivos para el registro
Wöikof, así como el padre Olivier Debroise: Fuga mexi- etnográfico de ruinas precolombinas y cons-
de Frida Kahlo, Guilleromo cana. Un recorrido por la
Apunten, disparen, flash: Elena Kahlo (hacia 1891); los aus- fotografía en México, Méxi- trucciones coloniales; los segundos se dedica-
Poniatowska / Víctor Casasola y
Manuel Álvarez Bravo
triacos Emanuel von Friederi- co, Consejo Nacional para la ron principalmente a desarrollar la fotografía
chsthal (alumno de Humboldt) Cultura y las Artes, 1998.
EVANGELINA SOLTERO y Maler, entre otros. comercial.
SÁNCHEZ

156
LOS OJOS DE MÉXICO. CASASOLA Y soldados, rifles, sombreros de anchas alas,
ÁLVAREZ BRAVO cananas, caballos, polvaredas y «chinas» que
residen en el imaginario mexicano y no mexi-
Habrá que esperar al porfiriato y, espe- cano se deben a las fotografías de Casasola.
cialmente, a la Revolución para encontrar una Su cámara fotográfica fue usada como ins-
fotografía propiamente nacional, o al menos, trumento social, siguiendo la línea temática de
la fotografía que crea la imagen de lo genuina- sus contemporáneos estadounidenses que se
mente mexicano. Ésta vendría de la mano del sirvieron del objetivo como medio de denun-
que se puede considerar uno de los fotógrafos cia social7. Captó actos de violencia con un
–y el coleccionista de fotografía– más impor- realismo y una sensibilidad muy alejados de
tante y valioso de México, Agustín Víctor la glorificación implícita en muchos cuadros Louis Daguerre.

Casasola. Nacido el 28 de julio de 1874, co- pictóricos, y se convirtió en el heredero de un


mienza a trabajar desde muy joven en talleres motivo fotográfico que tuvo su nacimiento en cámara y con la pluma aceleró
tipográficos y a los veinte años da inicio a su México: la fotografía de guerra8. la aplicación de mejoras larga-
mente esperadas. De igual mo-
carrera profesional como reportero siendo a Si Casasola fue el fotógrafo de la historia do, el sociólogo norteamericano
final de siglo XIX un fotógrafo establecido. del país en la última década del siglo XIX y Lewis Hine fotografió, de 1905
Tras fundar en 1912 una agencia fotográfica las dos primeras del siglo XX, finalizada la a 1930, a los niños que traba-
jaban en las fábricas, imágenes
que tenía como lema la frase «Tengo o hago la Revolución mexicana, surge una nueva forma que propiciaron la aprobación
foto que usted necesite», ofreció sus servicios de mirar tras la cámara, la cual se encargará de una ley que prohibía la ex-
plotación de los niños.
a periódicos, revistas y al público en general, de componer la intrahistoria de la república.
incorporando a la agencia tanto a su familia Hacia 1920 nace para la fotografía mexicana 8
La primera fotografía de gue-
como a otros profesionales del ramo. otra gran figura, Manuel Álvarez Bravo, cu- rra es de 1847 (México-Esta-
Consciente del poder de la imagen foto- ya obra se caracteriza por la muestra de un dos Unidos, 1846-1848). Las
gráfica, precisamente por su supuesta capaci- México no oficial, en el que los nadies y las siguientes fotografías de guerra
fueron tomadas por Fenton en
dad de registro fidedigno, desde joven inicia nadas9 ocupan un lugar oficial en el imagina- 1855 durante la Guerra de Cri-
un proyecto que no abandonaría jamás y que rio nacional. mea. Estados Unidos realizó las
primeras de su historia durante
sin duda se transformaría en obsesión: formar la Guerra de Secesión (Brady
un archivo fotográfico al servicio de la histo- ELENA PONIATOWSKA, IMAGEN Y en 1865).
ria de México. En los años veinte la vocación PALABRA 9
histórica del archivo Casasola era evidente. Gente común, objetos cotidianos
Publicaba regularmente una página completa Dejó aquí en suspenso la trayectoria pro- o peculiares de cada zona de
México –la de Oaxaca de ma-
con una especie de reportaje sobre temas del fesional de Álvarez Bravo, que retomaré a lo nera más insistente–, naturaleza
pasado: hechos políticos de importancia, es- largo del artículo, para entrar en lo que nos descargada de reminiscencias
exóticas han sido captadas por
tampas nostálgicas de la vida cotidiana, fiestas compete, la obra literaria de Elena Poniatows- su cámara desde que comen-
y actos sociales o religiosos. Desde ese mo- ka en torno a la fotografía. Las relaciones de la zara su labor como fotógrafo
en plena juventud, hasta casi su
mento sus fotografías dejaron de ser noticias escritora mexicana con el mundo fotográfico muerte, en 2002.
y se convirtieron en una referencia ineludible mexicano se traduce en un importante núme-
del pasado mexicano. ro de títulos10; dos son los que me interesan 10
En la Bibliografía, el lector en-
Casasola consignó por medio de la foto- traer aquí y realizar un análisis más porme- contrará la relación de los mis-
grafía los últimos años del gobierno de Por- norizado: Manuel Álvarez Bravo. El artista, mos, con la seguridad de que
habrá omisiones.
firio Díaz y siguió incansable, y aun a riesgo su obra, sus tiempos (1991)11 y Las soldaderas
de su vida, todo el proceso revolucionario. Se (1999)12. 11
Manuel Álvarez Bravo y Elena
convierte así en un pionero del reportaje y Las razones para elegir estos dos libros Poniatowska, Manuel Álvarez
de la fotografía documental y/o testimonial, son varias: las fotografías que se publican Bravo. El artista, su obra, sus
estilo que ha caracterizado a la fotografía tienen como autores los dos fotógrafos más tiempos, México, Banamex,
1991; las citas referentes al texto
mexicana del siglo XX y a parte de su litera- carismáticos e internacionales de la foto- se harán por esta edición.
tura (la de Poniatowska es un buen ejemplo grafía mexicana, Casasola y Álvarez Bravo;
12
de ello). Las instantáneas de los soldados ambos, como se ha recordado más arriba, Elena Poniatowska, La soldade-
y de las soldaderas, de las batallas entre las han creado una imagen nacional del México ras, México, Ediciones Era-Co-
naculta/INAH, 1999 (2ª reimp.
fuerzas revolucionarias y las del ejército, de del siglo XX (de manera más voluntaria en el 2003); las citas referentes al
Zapata triunfante y de Zapata muerto, o las caso de Casasola, de modo más casual en el texto se harán siguiendo la re-
imágenes de los últimos instantes de las vidas de Álvarez Bravo); el número de fotógrafos impresión.

de muchos fusilados fueron atrapadas por el


objetivo de este periodista que no sólo ilustró 7 una serie de instantáneas en Apunten, disparen, flash: Elena
la historia de la Revolución, también escribió Ejemplo de este uso de la las que se mostraban las Poniatowska / Víctor Casasola y
fotografía en Estados Uni- condiciones de vida en los Manuel Álvarez Bravo
el capítulo más importante de la historia de dos lo tenemos con Jacob barrios miserables de Nueva EVANGELINA SOLTERO
la fotografía mexicana. Asimismo los trenes, Iris que, hacia 1880, tomó York; su campaña con la SÁNCHEZ

157
en la obra de Poniatowska es menor que el das dentro del tiempo y el espacio, en un plazo que
de fotógrafas, lo cual permite analizar las sólo Manuel determina.[...] De estas modelos, sólo
relaciones entre un lenguaje visual masculi- habla la luz sobre sus cuerpos, formas que son blo-
no y una escritura femenina13; por último, el ques de poder como los de ahora dividen al mundo.
origen creativo de cada libro es diferente, lo La luz de Manuel los unifica. Lo demás no existe16.
cual debería conllevar una estructuración y
un lenguaje distintos. Un retrato de mujer vestida y armada ini-
Al inicio de la década del 90, el Banco cia el viaje de Poniatowska por la historia de
Nacional de México, dentro de su política de México; un retrato de mujer desnuda –con la
difusión de la cultura mexicana dentro y fuera ayuda involuntaria de Álvarez Bravo– cierra
de sus fronteras, auspicia un catálogo foto- ese recorrido. Sin quererlo, o quizás querién-
Foto hecha por Víctor Casasola. gráfico en torno a la obra de Manuel Álvarez dolo, la historia de este México que nos ofrece
Bravo (para entonces, el fotógrafo contaba la escritora se simboliza a través de la libera-
con ochenta y ocho años); será él mismo el ción de la mujer en el imaginario fotográfico
que seleccione el material que ha de confor- mexicano.
13 mar el libro. Asimismo, la institución editora La estructura de los dos títulos posee, se
Las diferencias entre un lenguaje
masculino y un lenguaje feme- solicita a Elena Poniatowska que escriba un podría decir, una condición fotográfica al di-
nino tanto en el ámbito de la texto sobre la vida y obra de Álvarez Bravo vidirse en pequeños fragmentos de contenido
literatura como en el de otras
formas de expresión artística
«que sirv[a]n de hilo conductor»14. A finales autónomo que no por ello dejan de mantener
(por lo que afecta a este artí- de la misma década, Poniatowska cumple una un diálogo con el resto de los fragmentos, y
culo, en fotografía) es algo que vez más con uno de los objetivos fundamen- con las fotos que acompañan al final (en am-
no se discutirá en profundidad
en este texto, aunque se tocará tales de su escritura: que su palabra escrita bos libros las fotografías aparecen en sucesión
inevitablemente. sea voz pública de aquellos seres que por tras el texto escrito, 84 de Álvarez Bravo y
14 su condición marginal no tienen acceso a la 50 del Fondo Casasola). Pese a esta aparente
Antonio Ortiz Mena, «Presenta- historia oficial; con la voluntad documental y similitud, existen diferencias que, considero,
ción», en Poniatowska, Manuel
Álvarez Bravo..., op. cit., p. 7.
reivindicativa que siempre le ha caracterizado vienen dadas por la condición de «libro encar-
escribe Las soldaderas –revisión, reivindica- go» (el de Álvarez Bravo) y «libro voluntario»
15 ción y dignificación de las mujeres mexicanas (el de las soldaderas). En el caso de Manuel
Poniatoswka, Las soldaderas,
op. cit., p. 25. que participaron en la Revolución Mexicana–, Álvarez Bravo..., Poniatowska escribe vein-
texto acompañado de fotografías del Fondo ticinco pequeños textos encabezados con un
16
Poniatowska, Manuel Álvarez Casasola seleccionadas por la autora. título que hace referencia a algún elemento
Bravo..., op. cit., p. 47. Ambos textos, y sus respectivas fotos, del acto fotográfico o alguna característica de
17 Es destacable en este frag-
permiten a la escritora realizar un repaso la fotografía de Álvarez Bravo; sirvan como
mento el hecho de que Elena Po- histórico al México del siglo XX. La foto ejemplo «Camera obscura», «El daguerro-
niatowska se sirva de un recuer- más antigua es el retrato de una joven vestida tipo», «El nitrato de plata», «Tú, aprieta el
do de su propia infancia para
transmitir los sentimientos que en de blanco con sombrero y cartuchera, perte- botón», «La realidad a secas» o «El viejecito
ella provoca Álvarez Bravo. neciente al Fondo Casasola y fechada entre de las vistas»17. Por el contrario, en el libro
18 1905-1910, época aún de la «paz porfiriana» dedicado a las soldaderas, los doce fragmentos
Así denominó Diego Rivera la pero con la que Poniatowska deja constancia que lo forman no son titulados y la separación
fotografía de Álvarez Bravo
(Poniatowska, Manuel Álvarez
visual de la presencia femenina en el mundo entre uno y otro es indicada con un rombo
Bravo..., op. cit., p. 41) militar de la república y recuerda que tipográfico.

Antes de la Revolución, durante el porfiriato, el MANUEL ÁLVAREZ BRAVO Y LA


ejército mexicano era más bien pasivo. Díaz decretó «FOTOPOESÍA»18
algunas reformas militares pero no eliminó la partici-
pación de las soldaderas. Su tarea principal, entonces, El primero debe referir la biografía de
consistió en alimentar a los hombres15. Álvarez Bravo y su contexto (es el objetivo
a cumplir y para el que ha sido solicitada por
La foto más actual, «Espejos con Laura la editorial). Pero, ¿cómo relatar una biogra-
y Echécatl», es autoría de Álvarez Bravo fía sin caer en el discurso oficializado de las
(fechada en 1990) y en ella se visualiza un des- biografías? La respuesta a esta pregunta la da
nudo femenino indirecto al ser fotografiada la Elena Poniatowska a través de la estructura-
imagen reflejada en dos espejos superpuestos, ción del texto en esos pequeños fragmentos/
mostrando fotos que además se convienen con su estilo
Apunten, disparen, flash: Elena
Poniatowska / Víctor Casasola y oral/conversacional; de este modo nos cuenta
Manuel Álvarez Bravo
Sus mujeres desnudas, mujeres ensimismadas, impá- cómo ha sido y es el fotógrafo, por dónde
EVANGELINA SOLTERO
SÁNCHEZ vidas, posan en estado de lucidez, detenidas y juzga- se movió, a quiénes conoció, qué fotografió,

158
por qué necesita fotografiar; sigue en todo de la vida de Álvarez Bravo, determinados
momento una característica que le es consus- personajes de la historia de México que le
tancial al hecho fotográfico, contar lo que no acompañaron, determinados escritores que
se ve en la foto pero que se infiere de ella, o le influyeron22, o determinadas declaraciones
en palabras de Cortázar: hechas por el fotógrafo.
En cuanto a esto último, hay que destacar
[...] la de recortar un fragmento de la realidad, fiján- también como rasgo característico en el estilo
dole determinados límites, pero de manera tal que ese escritural de Poniatowska la entrega de voz
recorte actúe como una explosión que abre de par en al personaje biografiado23. Ello ocurre en el
par una realidad mucho más amplia, como una visión fragmento «Los rostros y los gestos revela-
dinámica que trasciende espiritualmente el campo dores» en el que Álvarez Bravo nos confiesa
abarcado por la cámara19. la influencia que ejerció sobre su concepto
de la fotografía el muralismo; parte de «La
Y también se aviene al estilo de Álvarez realidad a secas» en la que comunica su idea
Bravo a la hora de titular sus fragmentos/fo- de la vida y el arte y la necesidad de la calle
Madero fotografiado por
tos, que se caracteriza por nombrarlas por para explicar su arte; en «El alto rango de la Casasola.
aquello que no está, pero que se ve. Y mejor fotografía» donde desarrolla la idea de que su
verlo con un ejemplo: en la fotografía «Las aproximación a la fotografía está íntimamente 20
lavanderas sobreentendidas»20 lo que se ve son relacionada con la vida de las calles del centro Poniatowska, Manuel Álvarez
Bravo..., op. cit., foto 17.
unos magueyes medio cubiertos por sabanas de México; en «La buena fama durmiendo»
tendidas; el comentario de esta foto por parte –título asimismo de una fotografía del mexi- 21
de la escritora aparece en el primer fragmento cano– fragmento en el que a través de un Ibíd., p. 13.

del libro titulado «Tú, aprieta el botón», y en diálogo conocemos cómo se cocinó la foto 22
el cual Poniatowska reflexiona sobre uno de que Breton le encargara para la portada del La nómina de personajes del
mundo del arte y la política del
los rasgos más importantes del arte fotográfi- catálogo de la Exposición Surrealista de 1939; México de las décadas del 30
co del Álvarez Bravo, la capacidad de éste de y por último, el último, «La sal», en el que y 40 es extensa, entre ellos los
fotógrafos Tina Modotti, Edward
fotografiar lo invisible: Poniatowska nos ofrece una imagen límpida Weston, Carleton Beals, Pablo
del presente del fotógrafo: O’Higgins, Emily Edwards, Henri
Saint-Exupéry dijo alguna vez que sólo lo esencial es Cartier-Bresson; políticos como
Lázaro Cárdenas, José Vascon-
invisible. ¿El viento se puede retratar? Los árboles A los ochenta y ocho años Manuel se pregunta: celos, Trotsky o Víctor Raúl Ha-
movidos por él, los tallos curvándose, los maizales «¿Por qué quieren que vuelva la cabeza al pasado si ya de la Torre; los pintores y
muralista Frida Khalo, Rivera,
ondulantes, sí, pero ¿el viento? ¿El viento en sí? a mí lo que me interesa es el futuro? A los ochenta y Siqueiros, Orozoco, Tamayo;
Manuel Álvarez Bravo toma a «Las lavanderas ocho años sigo en el presente con la vista al futuro, escritores como André Breton,
Antoni Arataud, T.H. Lawrence,
sobreentendidas», no hay una lavandera ni por equi- con los pies en la tierra, como dice el título de una Julio Torri, Xavier Villaurrutia u
vocación y si las hubo ya se fueron. Sólo dejaron la de mis fotografías. Los problemas cotidianos y los Octavio Paz; el cineasta Sergei
ropa tendida al sol sobre la punta de los magueyes. problemas del oficio son tantos que ¿para qué estar Eisenstein, etc.

[...] Sólo Manuel ha tomado lo invisible, lo que no viendo lo que pasó? El día que se vive es importante 23
estaba allí, ni va a estar nunca21. y lo que se tiene que hacer es lo necesario. Lo que También entrega su voz y es-
critura a Diego Rivera en el
espero para el futuro es seguir trabajando, que la fragmento «El aceite de lavan-
O en «Nitrato de plata», donde el título mata siga dando»24. da» en el que se reproduce un
fragmento crítico del muralista
hace referencia al elemento químico que Da- al fotógrafo.
guerre necesitó para conseguir que la imagen Fotos y textos dibujan la calle, sus gentes,
se fijara en la placa y en el texto se comentan sus objetos, sus motivos en las imágenes; su 24
Poniatowska, Manuel Álvarez
características de la fotografía de Álvarez Bra- expresiones coloquiales, sus diminutivos25, Bravo..., op. cit., p. 57.
vo que han dejado huella en las generaciones sus dobles significados lingüísticos, sus diálo-
25
posteriores. gos en los fragmentos. Fotógrafo y escritora Ejemplos de usos del diminuti-
Títulos de fotos y fragmentos hablan de lo se colocan en el margen y desde él hablan; vo se encuentran hasta en los
títulos de los fragmente, así «El
que nunca puede estar pero que se ve: el alma ambos se sienten impelidos hacer de ese mar- agujerito», en el que se comenta
de las cosas, lo que encierran en su interior, gen el centro de sus creaciones, colocar ante desde dónde ve la realidad el
imposible de cifrar pero sí de provocar sen- los ojos lo que no se ve o no se quiere ver, «un fotógrafo.

saciones. De este modo va realizando la escri-


tora 25 fragmentos/fotos que va titulando no
tanto por lo que cuenta como por lo que po-
demos colegir de ello. Y esas fotos escritas no
Apunten, disparen, flash: Elena
siguen un orden cronológico, sino que, como Poniatowska / Víctor Casasola y
19 casilla de los Morelli, Barce- Manuel Álvarez Bravo
artista que es, va disparando aquí y allá según Julio Cortázar, «Algunos as- lona, Tusquets, 1988 (4ª edc),
EVANGELINA SOLTERO
llaman su atención determinados momentos pectos del cuento», en La p. 137. SÁNCHEZ

159
mirar que nadie mira»26; es una obligación del grabadores Andrea Gómez, Mariana Yam-
artista, tal y como lo declara Álvarez Bravo: polsky, Elena Huerta, Sara Jiménez, Alfre-
do Zalce, Fernando Castro Pacheco, Jesús
[...], así como todo en la vida es de encargo, no es un Escobedo, Fernando Leal, Alberto Beltrán;
encargo explícito, sino es un encargo de la sociedad los directores y actores Salvador Toscana,
en la que vivimos. ¿Cómo podríamos aislarnos de Emilio el Indio Fernández, Gabriel Figueroa,
la sociedad? Por eso, mi obra también es de encar- Pedro Armendáriz, María Félix; los músicos
go»27. Baltasar Dromundo, Julián Reyes, Vicente T.
Mendoza, Silvestre Revueltas; los ensayistas
EN EL AMOR Y EN LA GUERRA. DIG- y periodistas Friedrich Katz, John Womack,
NIFICACIÓN DE LAS SOLDADERAS Eric Wolf, Anita Bremer, John Reed, Eliza-
beth Salas, Evangelina Enríquez, Enmanuel
Ateniéndonos a la declaración de Álvarez Carballo, Antonio Castro Leal; y los fotó-
Bravo sobre la condición del artista y del grafos Víctor Casasola y Jorge Guerra. Esta
Casa de Elena Poniatowska.
arte, el segundo libro que nos ocupa, Las nómina se da cita en las justas 20 páginas que
soldaderas, también sería de encargo aunque conforman el texto del libro.
en un principio lo definiera como «libro vo- Con todos ellos y ellas, Elena Poniatowska
luntario». En este caso se inscribiría dentro va componiendo un inmenso mural dedicado
26
Ibíd., p. 55.
de ese «encargo de la sociedad» con la que exclusivamente a las soldaderas; un mural
Elena Poniatowska y su literatura siempre se que transmite a menudo un desdén, cuando
27 ha sentido comprometida. no un desprecio (es el caso de Villa, Orozco);
Id., p. 35.
En Las soldaderas, la escritora realiza un que en otras ocasiones las idealiza al punto de
repaso histórico de esta figura habitual en el convertirlas en criaturas angelicales capaces de
mundo militar mexicano. A través de doce provocar el amor más intenso (las soldaderas
fragmentos, el lector va viendo pasar ante sus que transmiten muchos de los corridos,
ojos estos singulares personajes que participa- siendo el mejor ejemplo de ellos «Adelita»);
ron activamente en la Revolución Mexicana y que en unas ocasiones es representada con
que, sin embargo, no se vieron reflejados en la rasgos masculinos, como en la película
historia de México. El objetivo básico del tex- Juana Gallo, y en otras son adornadas con
to es la dignificación de un mundo femenino todos las virtudes de la femineidad, como la
que, por lo general, fue calificado de manera dibuja el filme Enamorada –paradójicamente
negativa por todos las facciones revoluciona- ambos personajes interpretados por María
rias (la paradoja es que en todas ella existían Félix. Por último, la mitología azteca posee
soldaderas), soliviantado y, terminado el pro- imágenes en las que el mundo femenino
ceso revolucionario, olvidado. contiene los rasgos de la lucha representado
Elena Poniatowska ofrece distintas visio- en Coyolxauhqui o la Coatlicue (madre del
nes de la soldadera desde diversos ámbitos Dios de la Guerra).
institucionales: el político, el legislativo (an- Pero para que la visión de la soldadera
tes, durante y después de la Revolución), el adquiera tintes de realidad y equilibrio, Po-
pictórico, el literario, el musical, el cinema- niatowska se sirve de las fotografías realiza-
tográfico y, por supuesto, el fotográfico. A lo das por Casasola durante la Revolución. Las
largo del libro algunos de los nombres más mujeres fijadas en las placas de gelatina se ca-
re-conocidos de la historia mexicana del siglo racterizan por su normalidad, su solidaridad
XX aparecen dibujados en relación con aque- para con los hombres a los que acompañan y
llas mujeres: los políticos Pancho Villa, Emi- su sentido del sacrificio, o en palabras de la
liano Zapata, Venustiano Carranza y Porfirio escritora:
Díaz; los escritores Mariano Azuela, Rafael F.
Fuentes, Heriberto Frías, Martín Luis Guz- La soldadera se encargaba de hacer las previsiones
mán, Gregorio López y Fuentes, José Rubén necesarias. Trabajar para un soldado se convirtió,
Romero, Ignacio L. Urquizo, José Vasconce- rápidamente, en una manera de ganarse la vida
los, Mauricio Magadaleno, Francisco Rojas y mantener a sus hijos. Como las sirvientas, las
Gonzáles, Miguel N. Lira, Carlos Fuentes, soldaderas eran libres; podían irse a la hora que se
Elena Garro, Juan Rulfo, Rosa E. King; los le antojara, acompañar a los soldados por el país
pintores Clemente Orozco, Rufino Tamayo, o cambiar de hombre a voluntad. Algunas incluso
Apunten, disparen, flash: Elena
Poniatowska / Víctor Casasola y David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Jo- seguían a la tropa para venderle carne seca, hacer
Manuel Álvarez Bravo
sé Guadalupe Posada, Roberto Montenegro, sus tortillas y cocer sus frijoles y, como no tenían a
EVANGELINA SOLTERO
SÁNCHEZ Manuel Rodríguez Lozano, Juan Soriano; los ningún hombre en especial, prostituirse si se daba el

160
caso. Sin embargo, la mayoría tenía a sus hombres y testimonial, sirven para darle al lector una 28
Id., p. 21.
era fiel a carta cabal28. idea del no-espacio público de la soldadera;
el segundo, además, para poder completar el 29
Relato publicado en la década
Junto a la fotografía, la literatura es el mural que Poniatowska va construyendo. del 30 y que se basa en informa-
campo desde el que la autora más observa a la En la nómina literaria anterior hay dos ciones recogidas del que fuera
mujer soldado. El inicio del propio libro refle- nombres que, intencionadamente, no he dado: secretario de Pancho Villa, el co-
ronel José María Jaurrieta. Jau-
ja esa preocupación por cómo la ficción recoge el de Jesusa Palancares (por extensión el de rrieta habla de noventa mujeres,
el mundo de las soldaderas al reproducir un Elena Poniatowska) y el de Nellie Campobe- mientras que el texto de Muñoz
reduce el grupo y son sesenta las
fragmento del cuento «Un disparo al vacío» llo. Ambas autoras son imprescindibles para mujeres ajusticiadas.
de Rafael F. Muñoz29. El relato se hace eco de obtener la imagen digna que de las soldaderas
30
un hecho acaecido en 1916 en la estación de fe- reivindica Poniatowska; ambas, igualmente, se Poniatowska, Las soldaderas,
rrocarril de Santa Rosalía (Chihuahua) donde hallan en los márgenes de la literatura oficial op. cit., p. 10.
un grupo de noventa soldaderas carrancistas por lo que, de nuevo, el margen se convierte 31
son ejecutadas por las tropas villistas. De este en centro del discurso. La marginalidad de Ibíd., p.12.
modo, la primera visión que la autora ofrece Jesusa radica en su pertenencia a la cultura po-
32
es la de la vejación, en un mundo de hombres pular, ser soldadera y ser su texto testimonio Id., p. 22. El término «juanas»
que las consideran un estorbo, como se infiere oral trasladado al papel por un transcriptor ha de relacionarse con el de
«juan» nombre genérico que se
de las palabras de Villa en el relato: (Elena); el lenguaje de Jesusa es el lenguaje de le daba al soldado raso revolu-
aquellas mujeres que debieron defenderse no cionario.
Una mujer vieja, picada de viruelas, levantó el brazo ya de la guerra, sino de sí mismas. Poniatows- 33
y gritó: ka entrega algunos fragmentos a Palancares y Id., p. 26.
– Todas... ¡Todas quisiéramos matarte! es ella quien nos cuenta cuál era el trato reci-
El cabecilla retrocedió. bido, cuáles sus funciones o por qué nombres
– ¿Todas?. Pues todas morirán antes que yo [...] fueron llamadas:
Y en el momento en que las cubrías las llamaradas,
Villa todavía escuchó una voz ronca que gritaba Según Jesusa, las mujeres de la Revolución fueron
desde la pira: llamadas vivanderas, comideras, galletas de capitán,
– ¡Perro, hijo de perro, habrás de morir como perro! soldaderas, chimiscoleras, soldadas, juanas, cuca-
[...] rachas, argüenderas, mitoteras, busconas y hurga-
Los dorados regresaron a la población en silencio, manderas32.
hasta que el hefe habló:
– ¡Qué diantres de mujeres tan habladoras! ¡Cómo Lenguaje el de Jesusa limpio y sin ambages
me insultaron! Ya me comenzaba a dar coraje.30 que refleja la realidad de México.
La marginalidad de Nellie Campobello
Esta cosificación de la figura femenina consiste en ser la única escritora de la novela
que puede traducirse del tratamiento de Villa de la Revolución y representar literariamente
no fue exclusivo del Centauro del Norte. Ve- a la facción villista. Para fotografiar la ima-
nustiano Carranza, tras aprovechar el apoyo gen olvidada de Campobello, Poniatowska la
que las soldaderas brindaron a las fuerzas presenta como una soldadera, en este caso del
carracintas y prometerles pensiones una vez ejercito literario:
llegara al poder, en 1917 olvidó dicha pro-
mesa; el desprecio es reproducido por Elena Nellie Campobello, la única autora de la novela de
Poniatowska a través de la voz de Jesusa la Revolución, también es una soldadera. Va con la
Palancares: impedimenta, y los intelectuales de su época la usan
o la menosprecian. Martín Luis Guzmán recibió el
– Si estuvieras vieja te pensionaba el gobierno, pero archivo de Francisco Villa que Nellie puso en sus ma-
como estás muy joven, cualquier días te vuelves a nos y escribió así sus Memorias de Pancho Villa. En
casar y el muerto no puede mantener al otro marido 1940, Nellie publicó su libro Apuntes sobre la vida
que tengas. militar de Francisco Villa, que no tuvo resonancia no
Jose-Jesusa, encolerizada, rompió su comprobantes y por falta de méritos sino porque la autora no podía
se los aventó a la cara a Venustiano Carranza: vencer su doble condición: mujer y mexicana33.
– ¡Ah, cómo eres grosera!
– ¡Más grosero es usted! Más que grosero ladrón, Reivindicar el lugar de la mujer en la his-
porque le quita el dinero a los muertos.31 toria a través de la figura de la soldadera es la
Apunten, disparen, flash: Elena
meta que Elena Poniatowska se propone al Poniatowska / Víctor Casasola y
Manuel Álvarez Bravo
Estos dos ejemplos, el primero procedente principio de este libro. Todo lo que encierran
EVANGELINA SOLTERO
de la literatura oficial y el segundo del género sus páginas está al servicio de esa meta, inclui- SÁNCHEZ

161
das las fotografías. El lector podrá observar Lozoya, Jorge Alberto (edc.). Cine mexica-
que los retratos elegidos van encaminados a no, México-Barcelona-Madrid, Instituto
ofrecer una imagen de sacrificio y entrega de Mexicano de Cinematografía-Lunwerg
las soldaderas; el lenguaje visual de Casasola Editores, 1992.
se repliega a las necesidades de la palabra es- Moyssén, Xavier. La crítica de arte en México,
crita e, irónicamente, la documentación visual México, UNAM-Instituto de Investiga-
del Fondo Casasola que ha servido para cons- ciones Estéticas, 1999, 2 vols.
truir el imaginario nacional y oficial mexicano Ortiz Monasterio, Pablo (edc.), Mirada y
–eminentemente masculino– sirve, cuando es memoria. Archivo fotográfico Casasola..
visto desde el margen –literatura femenina México: 1900-1940, Madrid, Turner, 2002.
y testimonial– para construir el imaginario Sontag, Susan. Sobre la fotografía, Barcelona,
Frida Kahlo fotografiada por nacional femenino. Edhasa, 1996.
Manuel Álvarez Bravo.
Literatura y fotografía en Elena Ponia- VV.AA. La fotografía del siglo XX. Museum
towska, Víctor Casasola y Manuel Álvarez Ludwig Colonia, Colonia, Taschen, 2005.
Bravo son instrumentos de los que se sirven
para convertir la intrahistoria en historia, son Alguna obras «fotográficas» de Elena Ponia-
34
Poniatowska, Manuel Álvarez herramientas de reivindicación social porque towska:
Bravo..., op. cit., p. 37. para los tres
Poniatowska, Elena y Mariana Yampolsky.
[...] en la vida, todo tiene un contenido social, depen- La raíz y el camino, México, Fondo de
de, claro, del que está mirando. La trascendencia que Cultura Económica, [1985].
cualquier hecho pueda tener a través de la fotografía – y Mariana Yampolsky. Tlacoltalpan, [Ve-
se la da el fotógrafo, es el fotógrafo el que le da su razruz], Insituto Veracruzano de Cultura,
belleza dramática, su contenido político, su conte- 1987.
nido social34. – y Mariana Yampolsky. Estancias del olvi-
do, [México], ABBA, 1988.
Léase a la vez donde pone fotografía y – y Amy Conger. Compañeras de México.
fotógrafo, literatura y escritor. Women Photograph Women, Riverside,
University of California-UniversityArt
BIBLIOGRAFÍA Gallery, 1990.
– y Manuel Álvarez Bravo. Manuel Álvarez
Barthes, Roland. Notas sobre la fotografía, Bravo. El artista, su obra, sus tiempos,
Barcelona, Piados, 1999. México, Banamex, 1991.
Benjamín, Walter. Sobre la fotografía, Valen- – y Ansel Adams. Frida Kahlo: la cámara
cia, Pre-Textos, 2004. seducida, México, La Vaca Independiente,
Cortázar, Julio. «Algunos aspectos del cuen- 1992.
to», en La casilla de los Morelli, Barcelona, – Tinísima, México, Era, 1993.
Tusquets, 1988 (4ª edc). – y Graciela Iturbide. Luz y luna, las lunitas,
Debroise, Olivier. Fuga mexicana. Un reco- México, Era, 1994.
rrido por la fotografía en México, México, – Carlos Mosiváis y Paula Haro, EZLN,
Consejo Nacional para la Cultura y las México, Era, 1994.
Artes, 1998 – La soldaderas, México, Ediciones Era-Co-
Dubois, Philippe. De la representación a la naculta/INAH, 1999 (2ª reimp. 2003).
recepción, Barcelona, Piados, 1994. – Mariana Yampolsky y la buganvillia, Bar-
Galassi, Peter. Manuel Álvarez Bravo, Henri celona, Plaza y Janés, 2001.
Cartier-Bressoón y Walker Evans. Docu- – y Raúl Ortega. De fiesta: celebraciones tra-
mentary and Anti-Graphic Photographs, dicionales en Chiapas, [Madrid], Turner,
Göttingen, STEIDL, [2006]. 2003.

Apunten, disparen, flash: Elena


Poniatowska / Víctor Casasola y
Manuel Álvarez Bravo
EVANGELINA SOLTERO
SÁNCHEZ

162
José Ignacio Uzquiza
Profesor en la Universidad de Cá-
ceres e investigador. Es amigo de
Elena Poniatowska, a quien visitó
en México para invitarla a partici-
par en un Congreso de Cáceres. Se
ha especializado en las relaciones
de la literatura canónica con el
indigenismo, ya sea la obra de
José María Arguedas o la mito-
logía maya. Destacan su reciente
libro en torno al Popol Vuh, En

ENCUENTROS CON ELENA el corazón del cielo (2008), así


como La diosa ambarina (2001),
sobre la poesía de Emilio Adolfo

PONIATOWSKA Westphalen, o su ensayo en torno


a Cristóbal Colón, El espejo que
humea (1990).
JOSÉ IGNACIO UZQUIZA

En el convento de San Francisco, un mo- Añadía luego, «y le saqué raja a ella» 1


Revsta AZB, septiembre octubre,
numento del siglo XVI en la ciudad de Cáce- (Fermina-Jesussa). Elena llegó a decir, con 1995.
res, conocimos a Elena Poniatowska, recién franqueza, que tanto
2
llegada de México a España por primera vez, Luz y luna, las lunitas. pp. 50-
para asistir a un Simposio Internacional sobre Oscar Lewis (con su familia Sánchez y su «antro- 52.
literatura hispanoamericana que organizamos pología de la pobreza») como yo ganamos dinero 3
allí, en noviembre de 1990. No sabemos cómo con nuestros libros sobre los mexicano que viven en Hasta no verte Jesús mío. p.
fue, pero el caso es que Elena Poniatowska vecindades desamparadas (…) Ni mi vida actual ni la 213.

llegó aquí, un poco por el empeño y otro más pasada tenía que ver con la de Jesusa. Seguí yo siento
por el acaso. ante todo una mujer ante una máquina de escribir2.
Meses antes del simposio me presenté en
su casa de la ciudad de México para invitarle Y Jesusa es una de estas personas no sólo
a venir a donde ella no sabía y desde ese día, marginalizadas, sino incluso «tapadas», como
hasta el día mismo del simposio estuvimos con un inmenso rebozo, igual que algunos
pendientes de su venida. personajes femeninos de Juan Rulfo, como
En Cáceres habló de la literatura testimo- si no tuvieran verdadera existencia social y
nial en América Latina, un tema que ella había ciudadana.
cultivado bajo diferentes formas, ya fuera con
documentos testimoniales directos (La noche A fin de cuentas –dice Jesusa Palancares en Hasta
de Tlatelolco y la matanza de estudiantes en no verte, Jesús mío– yo no tengo patria (…) no me
el México del 68, o Nada. Nadie y el terre- siento mexicana ni reconozco a los mexicanos. Aquí
moto mexicano de 1985), ya fuera también no existe más que pura conveniencia y puro interés.
con testimonios indirectos (Hasta no verte, Si yo tuviera dinero y tuviera bienes sería mexicana,
Jesús mío). pero como soy peor que la basura, pues no soy nada
En esta última obra, Jesusa Palancares, o (…) Se me ha dificultado mucho la vividera. Pero no
Fermina Bórquez en la realidad, es el centro estoy triste, no. Al contrario, vivo alegre3.
de un entorno social anónimo y marginal, en
contraste con el entorno de la propia Elena Lo que Elena apreciaba más de Jesusa era
Poniatowska: un entorno letrado reconoci- su carácter inconforme, airado e independien-
do. A partir de aquí, el contrates entre ellas te, debido a la dureza de la vida que tuvo des-
–Elena y Fermina–, las voces de ellas dos de la niñez, a la soledad de fondo que siempre
juntas interviniéndose mutua y recreativa- la acompañó en un medio social desajustado
mente. y agresivo. En realidad el carácter indómi-
to acompañó, aunque en ambientes sociales
Lo único que hago es escuchar a un pequeño sector, distintos, tanto a Elena Poniatowska como
que me ha dado su confianza y reproducir su voz. a Jesusa Palancares. Quizá por esa hostilidad
Escuchar ha sido siempre un gran aprendizaje para que siempre pareció rodearla, Jesusa se atre-
mí1. vió a soñar en seres queridos y reencarnacio- Encuentros con Elena Poniatowska
nes futuras de vidas más amables: «Se inventó JOSÉ IGNACIO UZQUIZA

163
–decía Elena– su vida anterior e interior para soy la mujer que llora
soportar su miseria.» soy la mujer que habla,
Sin embargo, Elena Poniatowska reconocía soy la mujer que da la vida,
que ganó a Jesusa, pero que también la perdió soy una mujer que golpea,
a ella y a todo lo que ella representaba: soy una mujer espíritu,
soy una mujer que grita.
Al terminar las entrevistas me quedaba con una sen- Soy Jesucristo,
sación de pérdida, no hice visible lo esencial, no supe soy San Pedro,
dar la naturaleza profunda de Jesusa; ahora pienso soy un santo,
que si no lo logré fue porque acumulé aventuras, pasé soy una santa
de una anécdota a otra, me engolosiné con su vida de soy una mujer del aire,
pícara. Nunca la hice contestar lo que no quería. No soy una mujer pájaro,
pude adentrarme en su intimidad, no supe hacer ver soy la mujer Jesús
aquellos momentos en que nos quedábamos las dos soy la mujer de la Virgen,
Casa de Elena Poniatowska.
en silencio, casi sin pensar, en espera del milagro4. soy el corazón del padre,
soy la mujer que espera,
Quizá por eso, la obra termina con las soy la mujer que se esfuerza,
palabras de Jesusa. «Ahora ya no chingue, soy la mujer de la victoria,
4 váyase. Déjeme dormir!». Un dormir, tal vez, soy la mujer del pensamiento,
Luz y luna, las lunitas. p. 51.
tanto el de Jesusa, como el de Elena, juntos, soy la mujer creadora,
5 arrulladas por el antiguo canto Náhuatl. soy la mujer doctora,
A. Garibay Poesía náhuatl, Her-
nando Ruiz de Alarcón. Tratado soy la mujer luna,
de supersiticiones y costumbres He aquí que yo te he tapado con mi huipil, te he soy la mujer intérprete,
gentilicias de los indios de la
Nueva España.
cubierto con mi huipil, te he envuelto en mi huipil. soy la mujer estrella,
Duerme apaciblemente, pues he reclinado mi cabeza soy la mujer cielo.
6 entre tus brazos y te he tomado entre mis brazos, Oye, luna,
Luz y luna, las lunitas. p. 74.
abrazándote5. Oye, mujer Cruz del Sur,
7 Oye, estrella de la mañana,
La piel del cielo, p. 466.
Tras la muerte de Jesusa, Elena escribirá: Ven,
8 «Jesusa ha muerto y la siento dentro de mí, ¿cómo podremos descansar?
Álvaro Estrada. María Sabina,
la sabia de los hongos. Y núme-
la revivo y me acompaña. Es a ella a quien Estamos fatigados
ro especial de la Revista Gene- invoco y evoco»6 Y aún no llega el día8
ración, nº 62: María Sabina, la Pero ese «váyase» es una denuncia. Sí, esas
santa señora de los hongos.
mujeres que se van también de muchas cosas Cantos que con sus repeticiones y va-
9 y , en particular, de las condiciones culturales riantes, constituyen un conjuro rítmico del
Tinísima. pp. 170-171. Y un
México también de la escritora o sociales impuestas por los hombres como mundo, destinado a generar efectos.
Yolanda Oreamuno, en aquel hizo Jesusa y como hizo también la Fausta de Y en fin, es María Sabina y es Fermina
México es mío, «por las cosas
que he comprendido o sentido»
La piel del cielo. Bórquez, y es también Elena Poniatowska,
(Y. Oreamuno, Relatos escogi- los amores de México por todo lo que de
dos. pp. 129-133. Véase en Sin más, Lorenzo cerró la cúpula, cubrió apresurado México han sentido, aprendido, explorado y
general el trabajo doctoral de
Rosario Alonso Obra de Elena la consola y con el corazón en la garganta, descendió batallado, cada una desde su situación y su
Poniatowska. corriendo la colina hasta la casa de Fausta. Ni en la carácter y a las que no olvidamos.
peor de sus pesadillas pensó jamás que nadie le abri- México ha crecido con ellas, ese México
ría, ni que don Crispín, curiosamente despierto a esa del que Elena dijo en Tinísima:
hora tardía, le comunicara: -La vi salir hace un rato.
Se veía mal. Llevaba una maleta. Le pregunté cuándo México le gustaba por su falta de ordenamiento; nada
volvería y respondió que nunca jamás7. indicaba nada. No había una sola guía en el camino
y cualquier cosa podía suceder. Faltaban reglas, so-
Así, ella, la Jesúsa Palancares de la novela braba libertad (…). En México los tesoros están a la
o la Fermina Bórquez de la realidad, quizá vuelta de la esquina, pero como encubiertos. Así bajo
pudiera entonar también aquellas hermosas el yeso surge la pintura colonial, rascando con la uña
palabras de otra mujer de la marginalidad aparece luego otra realidad (que no esperábamos)9
cultural y social, María Sabina, la india ma-
zateca de Oaxaca, palabras que tanto gusta- BIBLIOGRAFÍA
ban a Elena y a las que también dedicó sus
Encuentros con Elena Poniatowska páginas: PONIATOWSKA, Elena. Hasta no verte Je-
JOSÉ IGNACIO UZQUIZA sús mío. Madrid, Alianza editorial, 1984.

164
– Tinísima. México, eds,. Era, 1992. VV.AA. María Sabina, la santa señora de los
– Luz y luna, las lunitas. México, Era, hongos, Revista Generación, nº 62, 2005.
1994. OREAMUNO, Yolanda. Relatos escogidos
– La piel del cielo Ed. Alfagura, 2002. San José de Costa Rica, Editorial Costa
ALONSO, Rosario, Obra de Elena Ponia- Rica, 1999.
towska. Salamanca, Ediciones de la Uni- REVISTA AZB, septiembre octubre, 1995.
versidad de Salamanca, 2004. RUIZ DE ALARCÓN, Hernando. Tratado
GARIBAY, Angel María Poesía náhuatl, 3 v. de supersticiones y costumbres gentilicias
México, UNAM, 2000 reed. de los indios de la Nueva España. ´México,
ESTRADA, Álvaro, María Sabina. México, FCE, 1987.
siglo XXI, 1977.

Encuentros con Elena Poniatowska


JOSÉ IGNACIO UZQUIZA

165
Isabel Díez Ménguez
Profesora de la Universidad Com-
plutense de Madrid, doctora en
Filología Hispánica. Su espe-
cialidad corresponde al área de
Bibliografía y Documentación.
Ha publicado numerosos ensayos
entre los que merecen destacarse:
Cuentistas madrileñas. Madrid.
Ediciones La Librería. 2006. 366
pp. Antología de Cuentistas ma-
drileñas. Madrid. Ediciones La
Librería. 2006. Con Miriam Bláz-
quez García y Laura López Sán-
chez: «Ensayo de una bibliografía
BIO-BIBLIOGRAFÍA DE Y SOBRE
teatral en España de autores del
nuevo milenio (2000-2005) en sus
diversas manifestaciones». Actas
ELENA PONIATOWSKA AMOR
del XV Seminario Internacional POR MARTA HERRERO GIL E ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ
del Instituto de Semiótica litera-
ria, teatral y nuevas tecnologías
(Universidad Complutense)
de la UNED: tendencias escénicas
al inicio del siglo XXI. Madrid.
Visor. 2006. Pp. 427-491. Julia
de Asensi Laiglesia (1849-1921).
Madrid. Ediciones del Orto. 2006.
94 pp. «La mujer en los cuentos y
relatos intercalados de El Quijote» I. BIOGRAFÍA DE ELENA PONIA- thing, en inglés, que aparecerá en 1950 en
(en prensa). 2006. «La adaptación
cinematográfica del Lazarillo de TOWSKA el volumen XV de la revista The Current
Tormes, por Fernando Fernán-Gó- Literary Coin.
mez y José Luis García Sánchez».
Teatro, novela y cine en los inicios – 19 de mayo de 1932: nace en París, como la – 1952: Elena regresa de Estados Unidos.
del siglo XXI. Madrid. Visir Li- princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie – 1953: Elena Poniatowska empieza a traba-
bros. 2008. Pp. 403-415.
Paula Dolores Poniatowska Amor, here- jar en el periódico Excélsior, publicando
Marta Herrero Gil dera al título de princesa de Polonia. Hija entrevistas, notas y crónicas sociales. En-
Diplomada en Ciencias de las Re- del príncipe Jean Joseph Evremond Sperry tre sus entrevistados, la cantante Amalia
ligiones y contratada FPU en el
Departamento de Filología Espa- Poniatowsky y de María de los Dolores Rodrígues, la mujer de Alfonso Reyes Ma-
ñola IV (Literatura Hispanoameri- (Paula) Amor Escandón. nuelita Reyes, la pintora María Izquierdo,
cana) de la Universidad Complu-
tense de Madrid, donde prepara
– 1933: nace su hermana Sofía (Kitzia). el escritor Juan Rulfo, la actriz Dolores del
actualmente su tesis doctoral, so- – 1941: la madre de Elena huye de la Segun- Río o Gertrudis Duby. Publica, durante
bre los paraísos artificiales en el da Guerra Mundial con sus hijas. Después un año, una entrevista cada día. Empieza
Modernismo Hispanoamericano.
Es autora del libro El paraíso de de pasar un tiempo en el sur de Francia a interesarse por temas sociales; escudriña
los escritores ebrios. La literatura parten hacia México, de donde procedía la la manera de ser de la mujer mexicana.
drogada española e hipanoame-
ricana desde el Modernismo a la familia de Paula. El padre de las pequeñas, – Casi dos años después de empezar a traba-
posmodernidad (Madrid, Amar- alistado en el ejército, combatirá en la gue- jar para Excélsior, acepta la oferta de Ale-
gord, 2007).
rra y se reunirá con su familia al finalizar jandro Quijano para empezar a publicar
ésta. en Novedades.
– Paula (o Paulette) inscribe a sus dos hijas – 1954: aparece su primer libro, Lilus Kikus,
en una escuela privada de la capital, la una novela corta.
Windsor School. Allí aprenden a hablar y – Elena viaja a París, donde realiza diversas
a escribir en inglés. Se familiarizan con el entrevistas a personajes de la cultura fran-
castellano en la calle y mantienen su nivel cesa.
de francés por las clases que les imparte la – 7 de julio de 1955: nace en Roma su primer
profesora de la universidad Betie Sauve. hijo, Emmanuel.
También estudian piano y danza. – 1956: escribe Melés y Teléo (apuntes para
– Hacia el año 1943 Magdalena Castillo se una comedia), una obra teatral.
hace cargo de las dos niñas y enseña a – 1957: recibe una beca del Centro Mexica-
Elena a pronunciar bien el castellano. La no de Escritores para jóvenes creadores.
joven nana de provincias influirá mucho – 1959: entrevista al astrofísico mexicano
en el desarrollo de Elena. Guillermo Haro. Se casará con él en 1968;
– 1947: nace Jan, el hermano pequeño de de su unión nacerán Felipe, en 1968, y
Elena y Sofía. Paula, en 1970.
– 1949: Paula envía a sus dos hijas a un inter- – 1961: la editorial ERA publica una co-
Bio-bibliografía de y sobre Elena
Poniatowska Amor
nado religioso cerca de Filadelfia, Estados lección de sus mejores entrevistas, con el
MARTA HERRERO GIL Unidos. Elena escribe entonces On no- título Palabras cruzadas.
ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ

166
– 1963: publica Todo empezó el domingo, su – A principios de los años 80 conoce a
tercer libro, compuesto por artículos so- Tina Modotti (1896-1942), la fotógrafa y
bre las actividades realizadas por el pueblo militante comunista italiana que llegó a
mexicano durante el domingo. San Francisco desde Údine y que estuvo
– 1964: escucha a una mujer gritar desde en México. Fruto de la fascinación de la
la azotea de un edificio de la Ciudad de escritora por la fotógrafa nacerá la novela
México. Es Josefina Bórquez, una lavan- biográfica Tinísima, publicada en 1992.
dera que le descubrirá el inframundo de la – 1988: publica La «Flor de Lis», una novela
capital. Elena empieza a reunirse con ella de juventud, como dice ella, con bastantes
cada miércoles, de 4 a 6. Le hace preguntas rasgos autobiográficos.
que transcribe concienzudamente cuando – 1991: se publica el primero de los más de
regresa a casa. De estos diálogos nacerá la diez tomos de Todo México, la recopila-
amistad entre las dos mujeres y la novela ción de las entrevistas de Elena.
antropológica (denominada así por el crí- – 1994: el 1 de enero, entra en vigor el Tra-
tico Emmanuel Carballo) Hasta no verte, tado de Libre Comercio entre Canadá,
Casa de Elena Poniatowska.
Jesús mío, publicada en 1969. Josefina Estados Unidos y México. El mismo día
(Jesusa en la novela) guiará a Elena hacia se produce la entrada en San Cristóbal
su propia feminidad y hacia su mexicani- de las Casas de un grupo de indígenas
dad. encapuchados, dirigidos por el Subco-
– 1968: el 2 de octubre se produce la trágica mandante Marcos. El 14 de julio Marcos
muerte y detención de cientos de estu- invita a Elena Poniatowska a visitarlo en
diantes mexicanos en la Plaza de las Tres su campamento de la montaña. La carta de
Culturas de México, bautizada como «La invitación y la crónica del viaje de Elena y
Noche de Tlatelolco». Elena Poniatowska, sus hijos aparecen en La Jornada el 30 y 31
informada por unas amigas, se dirige hacia de julio de 1994.
el lugar de los hechos y empieza a recopi- – En los años siguientes, Elena Poniatowska
lar testimonios que conformarán La noche sigue publicando libros: Luz y luna, las
de Tlatelolco: testimonios de historia oral, lunitas (1994), seis ensayos de temas diver-
libro publicado por primera vez en 1971. sos; Paseo de la Reforma (1996), novela;
– 1968: el 8 de diciembre muere su hermano las biografías Octavio Paz, las palabras del
Jan, en un accidente automovilístico. árbol (1998), y Juan Soriano, niño de mil
– 1976: Sale a la luz Querido Diego, te años (1998); los libros sobre mujeres Las
abraza Quiela, compuesto por una serie soldaderas (1999), Las siete cabritas (2000),
de cartas inventadas que la pintora rusa y Las mil y una… (la herida de Paulina)
Angelina Beloff le envía a Diego Rive- (2000); etc.
ra. – 2001: Elena Poniatowska obtiene el Pre-
– 1979: Elena publica un cuento, De noche mio Alfaguara por La piel del cielo, una
vienes, que será llevado a la pantalla gran- novela sobre el legado de las investigacio-
de años después. nes astronómicas en México. Para escribir-
– 1980: Poniatowska publica Fuerte es el si- lo ha tenido en cuenta las investigaciones
lencio, libro compuesto por ensayos sobre realizadas por su marido Guillermo Haro
los olvidados de la sociedad mexicana. a lo largo de su vida y la vocación profe-
– 1982: publica El último guajolote, en el sional de su hijo Emmanuel, Mane, doctor
que describe la vida de los vendedores en Física. El mismo año publica el libro de
ambulantes que hace tiempo poblaron la relatos Tlapalería.
Ciudad de México. – 2004: es condecorada con la Legión de
– 1984: fallece Guillermo Haro, su marido. Honor del gobierno de Francia.
– 1985: el 19 de septiembre, un terremoto – 2005: se empiezan a publicar las Obras
asola la capital mexicana. Elena Ponia- reunidas de Elena Poniatowska. El primer
towska va componiendo artículos durante tomo ve la luz en 2005, y el segundo en
esos días, que constituirán más adelante 2006.
una crónica colectiva de la catástrofe, – En los últimos años han sido publicados
publicada en 1988 bajo el título de Nada, El tren pasa primero (2005), La Adelita
nadie, las voces del temblor. (2006), Amanecer en el Zócalo. Los 50 días
– Participa en la fundación de La Jornada, que confrontaron a México (2007) y Jardín Bio-bibliografía de y sobre Elena
Poniatowska Amor
de quien será colaboradora. de Francia (2008).
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ

167
II. BIBLIOGRAFÍA DE Literatura Juvenil. Los jardines del barrio
ELENA PONIATOWSKA de Chimalistac, en el sur de la ciudad de
AMOR México, son testigos del amor de un Li-
monero por una Jacaranda. Desafortuna-
Autora principal1 damente, la Jacaranda está enamorada del
Fresno, y el Limonero tendrá que superar
Adelita, La. México: Tecolote, la desilusión inmediata y saber encontrar
2006. 32 p. el modo de conquistar a su amada y cami-
Casa de Elena Poniatowska. Texto en el que se describe nar con ella al pie del altar.
la vida de las soldaderas, muje-
res mexicanas, adolescentes en «Borrega, La». En Cuentistas mexicanos siglo
muchos casos, que corrían la misma suerte XX. Aurora Campo (Ed.). México: Uni-
que los soldados. versidad Nacional Autónoma de México,
1976. 319 p.
Amanecer en el Zocalo/ Dawn in the Zocalo:
Los 50 Dias Que Confrontaron a México/ Burro que metió la pata, El. México: Tecolote,
1
Elena Poniatowska fue colum- the 50 Days That Confronted Mexico. 2007. 24 p.
nista de la revista La Jornada, México: Planeta, 2008. 394 p. Cuento infantil inspirado en las colonias
de México. Los artículos que
escribió en dicha revista pue-
Crónica de la resistencia civil ocurrida en cercanas a la ciudad de México en los años
den consultarse en la dirección el 2006 en las calles del centro histórico cuarenta.
http://www.jornadasinfronteras. y el paseo de la reforma de la ciudad de
com/articulistas/elena.html.
México. «CND: de naves mayores a menores, La».
Crónica en EZLN, Documentos y comu-
Antología mínima de M. Vargas Llosa. Ar- nicados, 1 de enero / 8 de agosto. México:
gentina: Tiempo Contemporáneo, 1969. Era, 1994.
211 p.
«Autoentrevista. Elena por Poniatowska». Cartas de Álvaro Mutis a Elena Poniatowska.
En La Jornada, México, 21 de sept. de México: Alfaguara, 1998. 163 p.
1995. Elena Poniatowska da a la luz pública las
cartas que el poeta y narrador colombiano
¡Aquí hay que Tú, Jesusa! Traducción de Álvaro Mutis le escribió desde Lecumbe-
Deanna Helikkien. EE.UU.: Penguin, rri.
2002. 336 p. Casa en la tierra, La. Fotos de Mariana Yam-
Novela histórica que relata la vida de polsky. México: Ini-Fonapas, 1981.
Jesusa Palancares de Aguilar desde su «Cien años de Tina Modotti, Los». En La Jor-
infancia, a través de su papel en la Revolu- nada, 17 de agosto 1986, <www.jornada.
ción Mexicana, su difícil matrimonio y su unam.mx >.
post-revolucionaria carrera penal. La no- «Cine Prado». En 17 narradoras latinoame-
vela nos acerca a uno los acontecimientos ricanas. Santafé de Bogotá, Colombia:
más importantes en la historia mexicana CERLALC, 1996. Pp. 187-198.
durante el siglo XX. Compañeras de México: la mujer fotografía
la Mujer. Por Elena Poniatowska y Amy
¡Ay vida no me mereces! México: Joaquín Longer. Washington, EE.UU.: Univ. de
Mortiz, 1986. 213 p. (México: Joaquín Washington de prensa, 1990. 80 p.
Mortiz, 1992). Retratos fotográficos.
Elena Poniatowska (Doña Elenita) en es-
te libro hace crítica literaria acerca de Confrontaciones. Azcapotzalco: Universidad
los escritores mexicanos Carlos Fuentes, Autónoma Metropolitana, 1984. 50 p.
Juan Rulfo, Rosario Castellanos y de los Entrevistas a Elena Poniatowska, José
escritores de «La Onda», José Agustín y Agustín, Ricardo Garibay y Oscar O.
Parméniodes García Saldaña, ofreciéndo- Chávez.
nos historias personales de cada uno de los
autores y de sus muy particulares formas «Crímenes de Pita Amor, Los». En La Jorna-
de escribir. da, México, 12 de mayo de 2000.
Bio-bibliografía de y sobre Elena
Poniatowska Amor
Boda en Chimalistac. México: Fondo de Cul- «De algunas características de la literatura».
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ tura Económica, 2008, 28 p. Por Elena Poniatowska, José Emilio Pa-

168
checo, Sergio Pitol. En Literatura mexica- «Entrevista con Juan Soriano». En Revista de
na hoy: Del 68 al ocaso de la Revolución: la Universidad de México, 2002, nº 609,
actas del simposio «Literatura mexicana pp. 31-37.
hoy. Del 68 al ocaso de la Revolución», del
23 al 26 de octubre de 1989, de Karl Ko- «Escritoras chicanas y mexicanas». En Las
hut. Vervuert Verlag, 1991, pp. 23-36. formas de nuestras voces: Chicana and
mexicana writers in México Claire Joys-
Color en México. Fotografías de Amanda mith (ed.). México: Universidad Nacional
Holmes. Italia: Harry N. Abrams. 1998. Autónoma de México, 1994.
160 p. Fotografías de Amanda Holmes y
texto de Elena Poniatowska sobre la ar- Estancias del olvido. Por Mariana Yampolsky
quitectura mexicana, diseño, muebles para y Elena Poniatowska. México: Biblioteca
el hogar, el arte y el artefacto. de Cultura Hidalguense del Centro Hi-
dalguense de Investigaciones Históricas,
De noche vienes. México: Grijalbo, 1979. 165 1987. 120 p. (México: Educación Gráfica,
p. (México: Era, 1985, 2001; Barcelona: 1988).
Debolsillo, 2002). Comentario de las fotografías de Mariana
Relatos en los que la autora nos describe Yampolsky.
las relaciones entre los sexos y entre las
clases de México. Contiene: «La ruptura», Elena Poniatowska. México: Universidad
«Herbolario», «Cine Prado», «El limbo», Autónoma Metropolitana Azcapotzalco,
«Canto quinto», «La hija del filósofo», «El 1984. 50 p.
inventario», «La felicidad», «Castillo en
Francia», «El recado», «Love Story», «La EZLN: documentos y comunicados. Prólogo
casita de sololoi», «Métase mi prieta, entre de Antonio García de León, crónicas de
el durmiente y el silbatazo», «El rayo ver- Carlos Monsivaís y Elena Poniatowska,
de», «De Gaulle en Minería» y «De noche fotografías de Paula Haro y Heriberto
vienes». Rodríguez. México: Era, 1995, 2 vol. (Pro-
blemas de México).
«Day of the dead and I speak of the city, Compilación de los comunicados emitidos
The». En Bordering fires: the vintage book por el EZLN, desde el inicio del levanta-
of comtemporary Mexican and Chicano miento –el 10 de enero de 1994–, hasta el 8
/ a literature. Introducción de Cristina de agosto del mismo año, el cual se cierra
García. New York: Vintage Books, 2006. con el discurso del subcomandante Mar-
270 p. cos en la Convención de Aguascalientes,
Chiapas. Incluye las crónicas de Ponia-
«Diez años de Tina Modotti, Los». En La Jor- towska, Monsiváis y García de León sobre
nada, http//www.jornada.unam.mx/1996/ la Convención.
ago96/960817/elena.html.
«Flor de Lis», La. México: Era / Alianza Tres,
Domingo 7. México: Océano, 1982. 284 p. 1988. 324 p. (Madrid: Alianza, 1989; Méxi-
(México: Océano, 1985; México: Cal y co: Era, 1992, 1996, 2003, 2004; México:
Arena, 1998). Planeta Mexicana, 1999; Barcelona: Nue-
Diálogos de Elena Poniatowska con los vas Ediciones de Bolsillo, 2001; [Barcelo-
siete candidatos a la presidencia de cara a na]: Planeta-De Agostini, 2005).
las elecciones del primer domingo de julio Novela autobiográfica. Una madre con sus
de 1982. dos hijas se ven obligadas a viajar desde
París, su ciudad natal, a México al estallar
En escultura una revelación: Beatriz Caso: la II Guerra Mundial. Allí viven una vida
Museo del Palacio de Bellas Artes, junio- en la que se mezcla el conservadurismo
julio de 1984. Por Beatriz Caso y Elena social y religioso con un componente
Poniatowska. México: Museo del Palacio erótico cada vez más acusado. Mariana, la
de Bellas Artes, 1984. 14 p. narradora, a instancias del Padre Teufel,
Esculturas de Beatriz Caso comentadas vive en México sus primeros desengaños
por Elena Poniatowska. amorosos. Bio-bibliografía de y sobre Elena
Poniatowska Amor
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ

169
Fuerte es el silencio. México: Era, 1980 . 278 p. «Jardín como laboratorio de la escritura en El
(México: Era, 1987, 1991, 1993, 1996). recado, El». En Quimera: Revista de lite-
Crónica de la historia mexicana en lo que ratura, 2002, nº 211-212, pp. 68-71.
se refiere a la vida precaria de los inmigra-
dos a la ciudad en el capítulo «Ángeles de Jardín de Francia. México: Fondo de Cultura
la ciudad». Además, ahonda en la memoria Económica, 430 p. 2008. (Letras mexica-
del movimiento estudiantil de 1968, narra nas).
en el capítulo «Diario de una huelga de Este libro reúne las numerosas entrevistas he-
hambre» la huelga de hambre en Cate- chas por Elena Poniatowska en sus inicios
dral de las madres de presos, nos relata la como periodista, cuando apenas contaba
historia de algunos desaparecidos políti- con 21 años.
cos y nos describe la gesta de la colonia Jornada de los lectores, La. Por René Raúl
Rubén Jaramillo en Cuernavaca. La obra Drucker-Colín, Elena Poniatowska, Patri-
va acompañada de fotografías alusivas a cia Vega, Patricia Vega Jiménez y Eduardo
los hechos. Montes. México: La Jornada Ediciones,
1999. 325 p.
Guerrero viejo. Houston (Texas): Anchorage
Press, 1997. VII, 92 p.: il. Juan Soriano, niño de mil años. Barcelona:
A través de entrevistas personales, Ponia- Plaza & Janés, 1998. 294 p. (México: Plaza
towska narra la historia y el desarrollo & Janés, 2000).
social de la ciudad colonial de Guerrero Biografía del pintor mexicano contada
desde su fundación a su abandono, dado a través de largas conversaciones con el
que se construyó sobre dicha ciudad un artista. Incluye ilustraciones y láminas.
embalse del Río Grande. Los habitantes
fueron desplazados, desarraigados y des- Lilus Kikus. México: Los Presentes, 1954. 62
poseídos de sus tierras. p. (Universidad Veracruzana, 1967, con el
título Los cuentos de Lilus Kikus; México:
Hasta no verte, Jesús mío. México: Era, 1969. Grijalbo, 1982; México: Era, 1985, 1991,
320 p. (2ª ed. México: Era, 1970, 1974, 1992, 1993, 2000, 2004; Barcelona: Debol-
1975, [1979], 1989, 2003; México: Lecturas sillo, 2001).
Mexicanas, 1986; Madrid: Alianza, 1984 Primer libro de Elena Poniatowska. Cuen-
y 1988; Barcelona: Círculo de Lectores, tos en los que la protagonista, llamada
1984; Barcelona: Debolsillo, 2002; La Ha- Lilus Kikus, es una niña interesada en el
bana: Casa de las Américas, 1991; México: mundo que le rodea, es curiosa, inteligen-
Plaza & Janés, 2002; México: Planeta-De te, un poco rara y graciosa. Contiene: «Los
Agostini, 2003). juegos de Lilus», «El concierto», «Lilus en
Premio Mazatlán 1970. Novela testimo- Acapulco», «Las elecciones», «Nada qué
nial, en la que Elena Poniatowska nos re- hacer...», «El cielo», «La procesión», «La
lata la vida de Jesusa Palancares, una mujer Borrega», «La enfermedad», «La tapia»,
mexicana nacida en Oaxaca que al pasar «La amiga de Lilus» y «El convento».
toda su vida en ambientes y situaciones
hostiles, aprende a luchar para sobrevi- Literatura y periodismo. Por Carlos Mon-
vir por sí misma. La autora nos ilustra la siváis, José Martí, Elena Poniatowska,
sociedad mexicana a través de las memo- Martín Caparrós, Rodolfo Walsh, Os-
rias de Jesusa, desde su participación en valdo Soriano, María Elena Walsh, Ro-
la Revolución Mexicana hasta sus varios berto Arlt, Alejo Carpentier, Leopoldo
empleos durante sus años pasados en el Lugones, Beatriz Sarlo, Marco Denevi y
capital. Horacio Quiroga. Buenos Aires: Cántaro
Editores, 1998. 156 p.: il. (Colección Del
Herida de Paulina, La. México: Planeta, 2007. Mirador; v. 130).
160 p.
Crónica del embarazo de una niña violada «Lucía, el velo de maya». En El Universal,
es el subtítulo de este libro, la historia del México, 18 de febr. de 2001.
embarazo de una niña de trece años a la
Bio-bibliografía de y sobre Elena que la ley le prohibió abortar. Luz y luna, las lunitas. México: Era, 1994,
Poniatowska Amor
206 p.: il. (México: Era, 2001, 2007). Tít.
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ original Luna y sus lunitas (1955).

170
Volumen que reúne cinco textos: I. El México Indio: Testimonios en blanco y negro.
último guajalote; II. Vida y muerte de Fotografías por Alicia Ahumada, presen-
Jesusa (Jesusa Palancares, el personaje de tación y textos de Elena Poniatowska y
la novela Hasta no verte Jesús mío, narra Germán Dehesa. México: InverMexico,
la relación entre la autora y la persona que 1994. 191 p.
lo inspiró); III. Juchitán de las mujeres
(pinta el matriarcado del Istmo y recoge México sin retoque. Por Héctor García y
las fotografías de Graciela Iturbide); IV. Se Elena Poniatowska. México: Universidad
necesita muchacha (alude al mundo de las Nacional Autónoma de México, Coordi-
trabajadoras domésticas y sus intrincadas nación de Difusión Cultural, Dirección de
relaciones con las señoras a las que sirven) Literatura, 1987. 99 p.
y V. La señorita de Huamantla (describe el
trabajo de las bordadoras tlaxcaltecas, de Miguel Covarrubias, vida y mundos. México:
los alfombreros de la Virgen de la Caridad Era, 2004. 143 p.: il.
y la tradición honguera de quienes habitan Retrato de Miguel Covarrubias (1904-
en las faldas de la traidora Malinche). 1957), pintor y caricaturista mexicano, con
las voces de las personas que lo conocieron
Mariana Yampolsky y la buganvilia. México: y trataron íntimamente: Octavio Barreda
Plaza y Janés, 2001. 119 p. y Harry Block, los pintores Jorge Juan
Crespo de la Serna, Adolfo Best Maugard y
«Marta Traba o el salto al vacío». En Revista Diego Rivera, la bailarina y diseñadora Ro-
Iberoamericana, Pittsburg, 1985, vol. LI sa Rolando, el museógrafo Fernando Gam-
(julio-dic.), nº. 132-133, pp. 883-897. boa, los antropólogos Daniel Rubén de la
Borbolla y Alfonso Caso, el doctor Raoul
Masacre en México. Traducido al inglés por Fournier, el dramaturgo Carlos Solórzano
Helen R. Lane. EEUU: University of y el historiador del arte Justino Fernández.
Missouri Press, 1992, 333 p. El libro reúne las entrevistas que Elena Po-
Informes sobre la matanza de 325 estudian- niatowska realizó a todos ellos.
tes mexicanos desarmados que protestaban
pacíficamente en una zona residencial lla- Mil y una..., Las: La herida de Paulina. Méxi-
mada Tlatelolco por la falta de libertad po- co: Plaza & Janés, 2000. 160 p.
lítica, una semana antes de las Olimpiadas Crónica sobre el caso de Paulina, una niña
de 1968 la Ciudad de México. de doce años que fue violada en un pue-
blo de la frontera, y a la que el gobierno
Maskulino. Por Páriz, Pedro Usabiaga y Ele- le impidió abortar aún cuando las leyes
na Poniatowska. [Madrid: Turner, 2004]. mexicanas permitían el aborto en caso de
229 p.: il. violación.
Fotografías de hombres de Páriz, con
textos de Pedro Usabiaga y Elena Ponia- «Monsiváis, cronista de un país a la deriva».
towska. En La Jornada, México, 2001.

Material de lectura. Selección de Margarita «Mujer y literatura en América Latina». En


García Flores. México: Dirección General Eco, 1983, nº 257, pp. 462-472.
de Difusión Cultural, UNAM, 1983.
«Mujeres mágicas». En La Jornada, México,
Mazahua. México: Gobierno del Estado de 17 de agosto de 1986, http://www.jornada.
México, 1993. 72 p. unam.mx/1997/jun97/970612/poniatows-
Comentario a las fotografías de mujeres ka.html.
mazahuas de Mariana Yampolsky.
«Muerte de Jesusa Palancares, La». En La
Melés y Teleo: Apuntes para una comedia. En historia en la literatura iberoamericana.
Revista Panoramas, México, 1956, nº 2. Memorias del XXVI Congreso del IlLI.
Edición, compilación y prólogo de Raquel
«Memory and Identity: some historical-cul- Chang-Rodríguez y Gabriella de Beer
tural notes». Por Elena Poniatowska y (eds.). New York: The City College of the Bio-bibliografía de y sobre Elena
Poniatowska Amor
Carlos Pérez. En Latin American Perspec- City University; Hanover: Ediciones del
MARTA HERRERO GIL
tives, 1992, vol. 19, nº 3, pp. 67-78. Norte, 1989. ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ

171
Mujeres que escriben. Oviedo: Universidad de Octavio Paz: las palabras del árbol. Barcelo-
Oviedo, Servicio de Publicaciones, 2004. na: Lumen, 1998. 220 p.: [60] p. de lám.: il.
62 p. (Papeles del Aula Magna). (México: Plaza & Janés, 1998).
Testimonio que nos acerca de forma más
Nada, nadie: las voces del temblor. México: íntima y confidencial al gran escritor Oc-
Era, 1988. 310 p.: (Biblioteca Era; BE tavio Paz y al contexto histórico e intelec-
173/1). (México: Era, 1992 y 1994). tual mexicano. Elena Poniatowska recopi-
Crónica testimonial de los pavorosos te- la en este libro algunas de las entrevistas
rremotos del 19 y 20 de septiembre de más esclarecedoras que acerca de la obra
1985 en la ciudad de México. Las voces y el pensamiento del poeta construyeron
de los sobrevivientes que enseguida se entre ambos.
lanzaron a las tareas de rescate y que nos
hablan de aquellos días aciagos son reco- Pablo O’Higgins. Por Pablo O’Higgins, Elena
gidas en este libro por Elena Poniatowska. Poniatowska, Gilberto Bosques. México:
El horror, la muerte, la rabia e impotencia Fondo Editorial de la Plástica Mexicana,
hicieron que nada ni nadie fueran desde Banco Nacional de Comercio Exterior,
entonces los mismos. Acompañan a las pá- 1984. 166 p.
ginas de este libro numerosas fotografías
de los hechos. Palabras cruzadas: Crónicas. México: Era,
1961. 327 p. (Biblioteca Era).
Niños de la calle / Children of the Street.
Syracuse, New York: Syracuse University Paseo de la Reforma. México: Plaza & Janés,
Press, 1999. 167 p. 1996. 173 p. (Barcelona: Lumen, 1999).
Junto a las setenta y siete fotografías de Novela que relata la inevitable pasión
Kent Klich, Elena Poniatowska describe entre Sabih Egbert, joven de la clase alta
las condiciones brutales de vida, la sole- mexicana que tras un accidente adquiere
dad, la enfermedad y la desesperación de conciencia respecto de las clases explota-
la vida cotidiana de los niños que pueblan das, y Amaya Chacel, una activista excén-
las calles de la ciudad de México. trica.

Noche de Tlatelolco, La. Testimonios de his- Patriota y amante de usted: Manuela Sáenz y
toria oral. México: Era, 1971. 281 p. (28ª el Libertador: diarios inéditos. Por Manue-
ed. México: Era, 1976, [1979], 1985, 1993, la Sáenz, Simón Bolívar, Elena Poniatows-
1996). ka. México: Diana, 1993. 297 p.
Premio Xavier Villaurrutia. Crónica sobre Historia del amor entre la quitena Ma-
la matanza de 325 estudiantes mexicanos nuela Sáenz y el Libertador de América,
el 2 de octubre de 1968. La obra recoge Simón Bolívar.
y transcribe la memoria, el sentir de los
acontecimientos por diversos componen- «Pecados de Carlos Monsiváis, Los». Entre-
tes de la sociedad mexicana actual. vista para La Jornada Semanal, 23 de febr.
1997.
«Noventa personajes y diez historias». En Da-
niel Sada. Ver suceder. México: UNAM, Personajes. Por Francisco Martínez de la Ve-
Voz Viva de México, 2001. Pp. 7-25. ga, Miguel Ángel Granados Chapa, Elena
Poniatowska. México: Fundación Manuel
Obras reunidas I: Narrativa breve. México: Buendía, 1986. 240 p.
Fondo de Cultura Económica, 2005. 310
p. (Obras Reunidas). Piel del cielo, La. México: Alfaguara, 2001.
Este primer volumen recopila los relatos 493 p. (Madrid: Santillana, 2001, Madrid:
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Premio Mazatlán de Literatura, 1992. Ex- fueran acabando los trenes de pasajeros en
tensa investigación novelada acerca de la México». El protagonista, Trinidad Pineda
notable fotógrafa italiana y activista Tina Chiñas, inspirado en la figura de Demetrio
Modotti (1896-1942). Incluye un álbum Vallejo, es en cambio una creación literaria
fotográfico y correspondencia de Modotti, a través de la cual se explora la vida priva-
además de un catálogo de las innumerables da de un personaje público.
personalidades que la fotógrafa llegó a co-
nocer a lo largo de sus estancias en Fran- Último guajolote, El. México: Cultura, 1982.
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Bio-bibliografía de y sobre Elena


Poniatowska Amor
MARTA HERRERO GIL
ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ

183
R E S Ú MENES

BÁRBARA JACOBS

EL APARATO LUMINISCENTE

RESUMEN

El texto se convierte en relato lírico en el que la protagonista de Querido Diego, te abraza


Quiela intercambia los papeles e inicia un diálogo con la escritora en el que se confiesa al tiempo
que interpreta y comenta la vida y la obra de Elena Poniatowska.
Palabras clave: Querido Diego, Elena Poniatowska, vida, obra.

ABSTRACT

The text becomes a lyrical tale in which the protagonist of Querido Diego te abraza Quiela
switches roles with the writer and confesses and talks about the life and work of Elena Ponia-
towska.
Key words: Querido Diego, Elena Poniatowska, life, work.

ÁLVARO MUTIS

UNAS PALABRAS PARA ELENA

RESUMEN

Entrevista exclusiva en la que el escritor comenta su relación con Elena Poniatowska y con
los escritores de México.
Palabras clave: entrevista, Elena Poniatowska, escritores mexicanos.

ABSTRACT

An exclusive interview in which the writer talks of his relationship with Elena Poniatowska
and other Mexican writers.
Key words: interview, Elena Poniatowska, Mexican writers.

185
JOSÉ EMILIO PACHECHO

TRES SONETOS A ELENA PONIATOWSKA

RESUMEN

Tres sonetos leídos en la Feria del Libro de Guadalajara, México, el 23 de noviembre de 2005,
pero no publicados con anterioridad.
Palabras clave: Elena Poniatowska, Obras reunidas, poemas, José Emilio Pacheco.

ABSTRACT:

Three previously unpublished sonnets read at the Book Fair in Gadalajara on November 25,
2005.
Key words: Elena Poniatowska, complete works, poems, José Emilio Pacheco.

ROCÍO OVIEDO

DAMA DE LAGUNA

RESUMEN

Poema dedicado a Elena Poniatowska.


Palabras clave: Elena Poniatowska, poema, Rocío Oviedo.

ABSTRACT

Poem dedicated to Elena Poniatowska.


Key words: Elena Poniatowska, poem, Rocío Oviedo.

MARÍA C. ALBIN

EL BILDUNGSROMAN FEMENINO EN HASTA NO VERTE JESÚS MÍO DE ELENA


PONIATOWSKA

RESUMEN

El análisis de esta novela explica, al tiempo que la novela, la forma en que ha llevado Elena
Poniatowska la construcción de este relato a través de las entrevistas realizadas a Jesusa Palan-
cares. Construye una literatura testimonial pero al mismo tiempo un modelo femenino marcado
por la libertad.
Palabras clave: Bildungsroman, Hasta no verte Jesús mío, entrevistas, literatura testimonial,
libertad.

ABSTRACT

The analisis of this novel describes how Elena Poniatowska constructs the story through
interviews with Jesusa Palancares. This story becomes not only a tetimonial but also a female
model based on freedom.
Key words: Bildungsroman, Hasta no verte Jesús mío, interviews, testimonial literature,
freedom.

186
ROSARIO ALONSO MARTÍN

LA SORPRENDENTE PARODIA TEATRAL DE ELENA PONIATOWSKA: ME LEES


Y TE LEO

RESUMEN

Este trabajo se centra específicamente en un texto temprano de Elena Poniatowska que no ha


sido reeditado y que resulta especialmente difícil de conocer por el gran público. Publicada en
una revista en 1956, Me lees y Te leo es una obra teatral inusualmente larga en la que se anuncian
las constantes temáticas de la escritura posterior de la autora entre las que destacan su visión
desoladora de la injusta sociedad mexicana. Concebida como una sátira de los intelectuales del
momento, reflejo de una época, la obra es una prueba inusual del inmenso talento paródico de
Poniatowska, así como de su capacidad de sorprender al lector utilizando un género ajeno a su
producción del que subvierte las reglas con una historia, que con todos sus defectos de iniciación
–aquellos que la autora ha considerado suficientemente importantes para no republicarla– supo-
ne un hallazgo para entender los inicios prodigiosos del discurso de la autora mexicana.
Palabras clave: Me lees y te leo, teatro, injusticia social mexicana, sátira.

ABSTRACT

The article is a study of an early text written by Elena Poniatowska which has not been re-
edited and is not well known. Melés y Teleo, an unusually long play, was published in 1956. It
presents many of the themes in her later works such as a critique of Mexican social injustice. This
sartirical play of intellectual society is a reflection of the times, which displays her enormous talent
for parody and her ability to surprise the reader in an unusual genre.
Key words: Me lees y te leo, theatre, Mexican social injustice, satire.

GABRIELLA DE BEER

BIOGRAFÍA, AUTOBIOGRAFÍA Y FICCIÓN: EL CASO DE ELENA


PONIATOWSKA Y NELLIE CAMPOBELLO

RESUMEN

La literatura testimonial es propicia a la autobiografía, uno de los aspectos más interesantes


que aborda la nueva crítica. El estudio entre las Memorias de Angelina Beloff y la obra de Elena
Poniatowska, Querido Diego te abraza Quiela, muestra las coincidencias entre ficción y bio-
grafía o autobiografía. Circunstancia similar a la que revela Nellie Campobello, en la narración
a la vez histórica y ficticia de Cartucho.
Palabras clave: Querido Diego, biografía, autobiografía, ficción, Angelina Belfo, Nellie
Campobello.

ABSTRACT

Autobiography and testimonial literatura are at the forefront of the new criticism. The study
of Memorias de Angelina Beloff and Querido Diego te abraza Quiela by Elena Poniatowska,
demonstrate the coincidences between fiction, biography and autobiography. This is similar to
the historical and fictional narration in Nellie Campobello’s Cartucho.
Key words: Querido Diego, biography, autobiography, fiction, Angelina Belfo, Nellie Cam-
pobello.

187
VITTORIA BORSÒ

ELENA PONIATOWSKA, AUTOBIOGRAFÍA Y TECNOLOGÍA(S) DEL YO:


LA ESCRITURA COMO RESISTENCIA Y FORMA DE VIDA

RESUMEN

La obra de Elena Poniatowska es paradigmáticamente autobiográfica. Desde La flor de Lis


elabora un discurso acorde con el concepto de afirmación del yo de Barthes. La fascinación
y locura del padre Teufel, y la obsesión por el cuerpo da origen a la pérdida de un mundo de
creencias, y acelera el paso al personaje adulto. Lo autobiográfico se traslada a lo sociológico y
convierte a la corporeidad en una obsesión con raíces fotográficas incluso en obras como Hasta
no verte Jesús mío. Autobiografía y etnografía surgen unidos.
Palabras clave: La flor de Lis, autobiografía, corporeidad, etnografía, sociología.

ABSTRACT

The writings of Elena Poniatowska are paradigmatically autobiographical. Starting in La flor


de Lis she elaborates a discourse which affirms the “I” of Barthes. The fascination and craziness
of Father Teufel, and the obsession for the body leads to the loss of a world of beliefs and leads
to a quick maturity. Autobiography leads to sociology and changes the physical into an obsession
with photographic roots even in writings such as Hasta no verte Jesús mío. Autobiography and
ethnography are united.
Key words: La flor de Lis, autobiography, corporality, ethnography, sociology.

PABLO BRESCIA

«SIENTO QUE TAMBIÉN YO PODRÍA BORRARME CON FACILIDAD»:


EPISTOLARIDAD Y CONSTITUCIÓN DEL(OS) SUJETO(S) EN QUERIDO DIEGO,
TE ABRAZA QUIELA

RESUMEN

A través del personaje de Angelina Beloff, la escritora refiere no sólo una autobiografía sino
el mundo interno de un conflicto aparentemente irresoluble. La forma epistolar permite aden-
trarse en la intimidad de la pintora para narrar desde dentro la historia de un desamor.
Palabras clave: Querido Diego, epistolaridad, autobiografía, Angelina Belfo, desamor.

ABSTRACT

The writer uses an autobiography of the charácter of Angelina Beloff to explain an apparently
unresolvable conflict. The epistolary format allows us to delve into the intimacy of a narration
of unhappy love.
Key words: Querido Diego, epistolary, autobiography Angelina Belfo, unhappy love.

JUAN BRUCE-NOVOA

ELENA PONIATOWSKA Y LA GENERACIÓN DE MEDIO SIGLO: LILUS, JESUSA,


ANGELINA, TINA … Y LA ERRANCIA SIN FIN

RESUMEN

Estudio que trata de circunscribir la figura de Elena en la relación con sus contemporáneos,
con los que coincide en la actitud rebelde e iconoclasta. El sentido documental de la literatura
aporta una nueva faceta a la escritura de México.

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Palabras clave: contemporáneos, rebeldía, iconoclasia, documentalismo.

ABSTRACT

This study is an attempt to define the character of Elena in relation to contemporary rebellious
iconoclastic attitudes in other characters. The documentary like style adds a new feature to
Mexican writing.
Key words: contemporary, rebellion, iconoclasism, documentary.

MARÍA CABALLERO

LA FLOR DE LIS

RESUMEN

Desde Lilus Kikus, el mundo de la infancia es un camino transido por Elena Poniatowska.
El atractivo de este pequeño universo se encuentra en la coincidencia autobiográfica de un li-
bro como La flor de Lis, en el que se refleja ese puente que es la juventud a su vez pérdida del
mundo de la infancia y acceso al mundo de los adultos. En este proceso las figuras matriarcales
adquieren un singular protagonismo. Ellas aportan además el contenido de hibridismo cultural
que caracteriza al México de la época.
Palabras clave: La flor de Lis, infancia, juventud, mujer, hibridismo cultural.

ABSTRACT

The world of childhood is a common theme in Elena Poniatowska writing starting in Lilus
Kikus. This small universe is found coincidentally in the autobiographical text La flor de Lis in
which the link between the loss of childhood and the entry into adulthood is reflected. Matriarchal
figures gain unexpected protagonism in this process as they add the cultural hybridness which
reflects the Mexico of that era.
Key words: La flor de Lis, childhood, youth, woman, cultural hybrid.

AURORA CAMACHO DE SCHMIDT

REVELACIONES: LOS TEXTOS FOTOGRÁFICOS DE ELENA PONIATOWSKA

RESUMEN

Indagación en la simbiosis entre palabra y fotografía en la obra de Elena Poniatowska, como


integración de la imagen en la literatura testimonial.
Palabras clave: palabra, fotografía, imagen, literatura testimonial.

ABSTRACT

A look at the symbiosis of the word and photography in the works of Elena Poniatowska as
the integration of the image in testimonial literature.
Key words: word, photography, image, testimonial literature.

189
VICENTE CERVERA SALINAS

ELENA PONIATOWSKA Y LA POLIFONÍA NOCTURNA DE TLATELOLCO

RESUMEN

La crónica de Elena Poniatowska ha sido el inicio de su escritura testimonial. El análisis de


La Noche de Tlatelolco implica coincidencias singulares con la política activa llevada a cabo por
la escritora y resume la situación mexicana en un momento de represión estatal. El simbolismo
de la plaza de Tlatelolco se remonta a los tiempos del virreinato, otorgándole un valor añadido.
El diálogo entre los distintos tiempos y los textos que surgen de los acontecimientos como los
de Octavio Paz y José Emilio Pacheco, hacen resaltar la fractalidad de la literatura testimonial
que da entrada a distintas voces.
Palabras clave: La noche de Tlatelolco, escritura testimonial, política, historia mexicana.

ABSTRACT

The chronicles by Elena Poniatowska are the basis for her testimonial writing. An analysis of
La Noche de Tlatelolco illustrates coincidences with her political views and the repressive actions
of the state at that moment. The symbolism of the plaza of Tlatelolco goes back to the reign of
the vice-royalty giving this symbol added value. The changes in times and texts regarding events
such as Octavio Paz y José Emilio Pacheco, illustrate the perspective of different voices.
Key words: La noche de Tlatelolco, testimonial writings, politics, Mexican history.

LINDA EGAN

DE LA «MUERTE FLORIDA» AL ACTIVISMO CIVIL: ELENA PONIATOWSKA


ROMPE EL FUERTE SILENCIO ANCESTRAL

RESUMEN

El activismo de Elena Poniatowska pone de relieve la importancia de una crónica excep-


cional, La noche de Tlatelolco. El amplio espectro de voces otorga plasticidad y veracidad a la
denuncia. El comentario pone de relieve el acierto de la escritora para acentuar y dar vida a las
víctimas de la masacre, desde un antes y un después.
Palabras clave: La noche de Tlatelolco, crónica, denuncia, historia.

ABSTRACT

Elena Poniatowska’s activism is the background for the excepcional chronicle of La noche de
Tlatelolco. The wide rage of voices lends the story reality and truthfulness. She has the abilty to
make the victims of the massacre come to life before and after the events.
Key words: La noche de Tlatelolco, chronicle, protest, history.

OSWALDO ESTRADA

CICLOS REPRESIVOS Y CONFLICTOS DE IDENTIDAD EN LAS CRÓNICAS DE


ELENA PONIATOWSKA

RESUMEN

Relaciones entre la crónica de Indias y el nuevo discurso testimonial, desde la perspectiva


del encuentro cultural. Enfrentamiento entre las diferentes culturas, cuyos signos de identidad
plantea la escritora en obras como Fuerte es el silencio, Nada, nadie las voces del Temblor, o
Amanecer en el Zócalo.

190
Palabras clave: Crónica de Indias, discurso testimonial, encuentro cultural, identidad.

ABSTRACT

The realtionships between the crónica de Indias and the new testimonial discourse from a
cross cultural perspective. These cultural clashes appear in the works Fuerte es el silencio, Nada,
nadie las voces del Temblor, or Amanecer en el Zócalo.
Key words: Crónica de Indias, testimonial discourse, meeting of cultures, identity.

JULIO ORTEGA

LA RARA POÉTICA DE LA VERACIDAD

RESUMEN

La piel del cielo se abre a un entramado familiar en el que se privilegia la creatividad y el


trabajo como caracteres de lo humano. La formación del héroe que es Lorenzo, cubre un doble
espacio, el familiar y el intelectual. Lorenzo y Guillermo Haro son las dos partes de un sujeto a
medio camino entre «el documento histórico y la fábula de los saberes». Es un relato en el que
domina la libertad del sujeto y la libertad creadora.
Palabras clave: La piel del cielo, héroe, libertad del sujeto, libertad creadora.

ABSTRACT

In La piel del cielo , the family story highlights creativity and work as human characteristics.
The hero, Lorenzo represents two different spheres: the intellectual and the family. Lorenzo and
Guillermo Haro are two parts of the same subject based on “historical documentary and folk
tale”. In this story, individual liberty and creative freedom are at the forefront.
Key words: La piel del cielo, hero, individual liberty, creative freedom.

CLAUDIA PARODI

MÉXICO ÁLGIDO, LAS VOCES DE LA RESISTENCIA EN LA CIUDAD:


LA NOCHE DE TLATELOLCO, NADA, NADIE Y AMANECER EN EL ZÓCALO

RESUMEN

En estas tres crónicas Elena erige como protagonista de sus narraciones al pueblo de México,
una polifonía de voces con sus propias características y registros, que recuerda el proceso de
la crónica de Indias. La democratización de la crónica se inicia en esta democratización del
lenguaje.
Palabras clave: crónicas, La noche de Tlatelolco, Nada nadie, Amanecer en el Zócalo, Méxi-
co, pueblo.

ABSTRACT

In these three chronicles, Elena makes Mexico the protagonist of the stories, in a mix of
voices with their own characteristics and registers which reminds the reader of the the process
of the crónica de Indias. The democratization of the chronicles starts with the democratization
of language.
Key words: chronicles, La noche de Tlatelolco, Nada nadie, Amanecer en el Zócalo, Mexico,
town.

191
LILIANA PEDROZA

LA MÚLTIPLE MIRADA. EL CUENTO Y LOS PERSONAJES FEMENINOS EN


ELENA PONIATOWSKA

RESUMEN

El estudio analiza la actuación y el carácter de las mujeres que habitan las colecciones de
cuentos de Elena Poniatowska, De noche vienes y Tlapalería. Todas ellas dan lugar a tipologías
diferentes, al tiempo que los contrastes nos ofrecen un amplio espectro de caracteres.
Palabras clave: cuento, mujer, tipologías, De noche viernes y Tlapalería.

ABSTRACT

This study analyzes the actions and characters of the women in the tales of Elena Poniatowska,
De noche vienes y Tlapalería. They compose different typologies which when contrasted offer a
wide range of charaterisations.
Key words: story, woman, typologies, De noche viernes y Tlapalería.

GILBERTO PRADO GALÁN

QUERIDO DIEGO TE ABRAZA QUIELA. PLIEGUES Y REPLIEGUES DEL AMOR


INTRANSITIVO

RESUMEN

Comentario sobre los efectos del amor no correspondido que lleva a cabo Elena Poniatows-
ka en su novela: Querido Diego, te abraza Quiela. Un recorrido por los sentimientos de Ange-
lina Beloff hacia Diego Rivera y el abandono final al que finalmente se ve desterrada, descrito
magistralmente por la novelista mexicana.
Palabras clave: Querido Diego, amor, desamor, Angelina Belfo, Diego Rivera.

ABSTRACT

A commentary on unrequited love in Elena Poniatowska’s novel: Querido Diego, te abraza


Quiela. It is an exceptional description of the journey through the feelings of Angelina Beloff for
Diego Rivera until he finally leaves her.
Key words: Querido Diego, love, unhappy love, Angelina Belfo, Diego Rivera.

ALICIA RUEDA-ACEDO

DE LA MIRADA AL TEXTO: LA ENTREVISTA LITERARIA DE ELENA


PONIATOWSKA

RESUMEN

La trayectoria de Elena Poniatowska se inició en la entrevista y el reportaje. El análisis de esta


destacada modalidad de su producción se centra en los ocho volúmenes que componen Todo
México. El estudio se centra en el valor de este tipo de discurso, que ya ha sido analizado desde
la teoría por autores como Barthes, Lejeune, etc. e incluso Rosario Castellanos, quien también
dedicó un ensayo breve a la modalidad de la entrevista.
Palabras clave: entrevista literaria, reportaje, Todo México.

192
ABSTRACT

Elena Poniatowska began her writing career with interviews and reports. The analysis of this
mode is based on the eight volumes of Todo México. The study centres on the value of this type
of discourse analysed through the theory of Barthes, Lejeune, etc. including Rosario Castellanos
who also reflects on interviews in an essay.
Key words: literary interview, report, Todo México.

SILVANA SERAFÍN

LA PIEL DEL CIELO: DESESTRUCTURACIÓN DEL ARQUETIPO FEMENINO


PATRIARCAL

RESUMEN

Elena Poniatoska penetra el mundo interior de sus heroínas, evidenciando una estructura
transgresiva que pone en tela de juicio los pilares de la cultura patriarcal: familia, poder del pater
familia, bodas y el concepto de genealogía como índice de identidad del yo femenino, son sec-
cionados constantemente con lucidez de análisis, hasta llegar a vaciar el espejo de las imágenes
masculinas y a reemplazalas con otras emergidas desde el punto de vista femenino. La re-codi-
ficación de las estructuras culturales culmina en la creación de un nuevo modelo localizado en
la polémica y en la crítica áspera de los códigos ideológicos y sociológicos de la cotidianidad
mejicana que mucho dolor le proporciona.
Palabras clave: La piel del cielo, heroínas, transgresión, arquetipo femenino patriarcal.

ABSTRACT

Elena Poniatoska delves into the interior world of her heroines, bringing to light a tran-
grassive structure which undermines patriarchal culture. The family, the power of the pater
familia, weddings and the concept of geneaology as indicators of female identity, are scrutinized
familia
constantly until the male perspective is replaced by the female point of view. This re-coding of
cultural structures creates a new model based on the difficulties and criticism of the ideological
and socialogical codes in Mexico.
Key words: La piel del cielo, heroine, transgression, patriarcal. female archetype

EVANGELINA SOLTERO SÁNCHEZ

APUNTEN, DISPAREN, FLASH: ELENA PONIATOWSKA / VÍCTOR CASASOLA Y


MANUEL ÁLVAREZ BRAVO

RESUMEN

Teniendo en cuenta la importancia de la fotografía en México, y de la misma en la obra de


Elena Poniatowska, el artículo analiza las relaciones entre fotografía y literatura a través de dos
obras de la escritora: Manuel Álvarez Bravo. El artista, su obra, sus tiempos (1991) y Las sol-
daderas (1999). La elección de los textos viene motivada, de un lado, por reproducirse en ellos
imágenes de los dos camarógrafos más importantes de la fotografía mexicana del siglo XX; de
otro, por tener orígenes creativos diferentes: el primero recoge una antología fotográfica selec-
cionada por el propio Álvarez Bravo, a la que Poniatowska acomoda su palabra; el segundo, por
el contrario, parece tener origen en el propio acto literario de la escritora, siendo acomodadas
las fotografías a las necesidades de la palabra escrita.
Palabras clave: fotografía, literatura, Manuel Álvarez Bravo, Las soldaderas, Víctor Casa-
sola.

193
ABSTRACT

This article delves into the relationship between photography in Mexico and the works of Ele-
na Poniatowska, specifically in Manuel Álvarez Bravo. El artista, su obra, sus tiempos (1991) y
Las soldaderas (1999). Both texts have photos by the two most reknown Mexican photographers
of the 20th century. The first text is a collection of photos to which Elena Poniatowska added text,
and the second a text to which photos have been added to accompany the words.
Key words: photography, literature, Manuel Álvarez Bravo, Las soldaderas, Víctor Casa-
sola.

JOSÉ IGNACIO UZQUIZA

ENCUENTROS CON ELENA PONIATOWSKA

RESUMEN

El autor analiza, desde su encuentro con Elena Poniatowska, la vertiente de la literatura tes-
timonial como literatura de mujeres. Un análisis interior de la relación entre realidad y ficción,
entre Elena, Jesusa o Tinísima.
Key words: literatura testimonial, literatura de mujeres, Jesusa, Tinísima.

ABSTRACT

The author analyzes testimonial literature from the perspective of feamle literature through
his meeting with Elena Poniatowska. An analysis of reality vs. Fiction in Elena, Jesusa and
Tinisima.
Key words: testimonial literature, women’s literatura, Jesusa, Tinísima.

MARTA HERRERO GIL E ISABEL DÍEZ MÉNGUEZ

BIO-BIBLIOGRAFÍA DE Y SOBRE ELENA PONIATOWSKA AMOR

RESUMEN

El objetivo de este artículo es reunir y presentar: I. los datos cronológicos fundamentales


de la vida y la obra de Elena Poniatowska; II. El compendio de sus obras (como autora prin-
cipal y como secundaria); y III. la bibliografía sobre la escritora (libros, capítulos de libros y
artículos).
Palabras clave: cronología de Elena Poniatowska, vida, obra, bibliografía.

ABSTRACT

The objective of this article is to collect and present: I. the chronology of the life and work
of Elena Poniatowska; II. the complete works (as principal and secondary author), and III. the
bibliography on the author (books, chapters, and artic les).
Key words: chronology of Elena Poniatowska, life, work, bibliography.

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