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Cantando en la bola:
(Des)encuentros entre los corridos capitalinos
y zapatistas durante la revolución mexicana
GUARAGUAO
Revista de Cultura Latinoamericana
Andrea Perales Fernández de Gamboa
Gilberto Owen, entre la tierra y el cielo
Rosa García Gutiérrez
18 €
GUARAGUAO
Revista de Cultura Latinoamericana
CECAL
Centro de Estudios y
Cooperación para América Latina
CECAL - Guaraguao
Presidenta honoraria: Montserrat Peiró i Vilà ✝
El cecal, a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente trlpi, se opone expresamente a que
cualquiera de las páginas de Guaraguao. Revista de Cultura Latinoamericana, o parte de ellas, sean utilizadas para la
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Editorial 5
Cantando en la bola:
(Des)encuentros entre los corridos capitalinos
y zapatistas durante la revolución mexicana 9
Andrea Perales Fernández de Gamboa
Creación 109
Mandíbula 111
Un capítulo de la novela de Mónica Ojeda
Recuperación 121
V. Infrarrealistas 188
Bruno Montané Krebs
Libros 223
Mario Campaña
Ensayo
Cantando en la bola:
(Des)encuentros entre los corridos capitalinos
y zapatistas durante la revolución mexicana
Zapata en 1911 era una copia textual del usado en los ataques de los
santannistas y clase propietaria siete décadas antes: el Atila del sur tenía
su antecedente en la Pantera del Sur» (p. 61).4 En este caso, la Pantera
del Sur no era otro que Juan Álvarez, quien lideró la Revolución de
Ayutla (1854) y logró imponer el gobierno liberal de Benito Juárez.
El sobrenombre de Atila no provenía únicamente del «agitador»
que fue Juan Álvarez; ciertamente, a Zapata se le consideraba el Atila
del Sur. Atila fue el último y más poderoso de los caudillos hunos,
cuyas posesiones comprendían desde el centro de Europa hasta el Mar
Negro. Su muerte, de hecho, supuso la desaparición de esta tribu. Lo
interesante de esta figura histórica radica precisamente en la visión
que se ha promulgado de esta, ya que en muchos casos proviene de
historiadores griegos y latinos quienes, de acuerdo con Ana Martos
(2011), describían a esta tribu como «bárbaros y considerados salvajes
porque tenían costumbres para ellos extrañas» (pp. 15-16). Esta visión
del líder huno se asemeja mucho a la visión citadina que se tenía
de Emiliano Zapata y demuestra cómo ambos fueron vistos desde
estructuras de poder que tenían la última palabra en cuanto a cómo se
juzgaban a estas aparentes amenazas periféricas, enfatizando así la forma
en la que los discursos hegemónicos permearon en cualquier sociedad
que no se ciñera a la visión de su proyecto eurocéntrico de civilización
(Dussel, 1977, p. 59).
La imposición de calificativos despreciativos hacia individuos o
colectividades que trataban de desestabilizar al Estado fue una constante
en la historia de México, y revela así un discurso cíclico escrito que,
a su vez, reafirmaba todas las instancias de la colonialidad y que se
propagaba no solamente a través de medios tradicionalmente asociados
con ese poder, sino también mediante formas populares creadas desde
el centro por intelectuales adscritos a su ideología. Consecuentemente,
la apropiación y reformulación del corrido por escrito supuso la
oportunidad de tergiversar la imagen positiva, e incluso heroica,
que Zapata tenía entre las clases populares. Un ejemplo de esto es la
«Calavera de Emiliano Zapata», de 1912, donde se hace eco de esta
denominación hacia el morelense, al decir lo siguiente:
GUARAGUAO
14
Es un pretexto, parece,
para robar, y robar,
de aquellos a quienes gusta
al prójimo despojar. (Anónimo, s.p.)
GUARAGUAO
18
Y se juntan… y se juntan
que donde quiera hay bandidos
y como son sin conciencia
son justamente temidos. (Anónimo, s.p.)
Bañaron de gasolina
los furgones donde estaban,
los prendieron sin fijarse
en los gritos que ellos daban. (Giménez, 1991, p. 285)
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Andrea Perales Fernández de Gamboa • Cantando en la bola
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Notas
Siempre he sabido leer –y escribir– entre líneas. Son muy pocas las
ocasiones en que la pasión me arrastra a lo literal. Pero es todavía más
fascinante que leer sentir entre líneas.
Gilberto Owen, «Carta a Josefina Procopio»,
3 de agosto de 1948
del Owen de Ulises, que hace veinte años no supe ver y descubrir en las
acrobacias de Novela como nube la verdad que entonces se me escabulló.
Debo agradecer a Magnus Chrapkowski este regreso a Gilberto
Owen, el único Contemporáneo al que no he revisitado desde 1999.
Casi veinte años después lo he encontrado pródigo y desbordante
de posibilidades, alguna tal vez demasiado compleja para quien en
1999 tenía 28 años. Este regreso a Owen me obliga a corregir alguna
impresión de entonces como la de una quiebra entre el entusiasta joven
de Ulises y el desolado adulto posterior, y a aceptar con Christopher
Domínguez que «las estancias de Novela como nube son la prehistoria
de las dieciocho jornadas de Simbad el Varado» (1997: 254). En estos
años se ha publicado mucho sobre Owen, pero de todo hay que
destacar el hermoso libro de Vicente Quirarte Invitación a Gilberto
Owen, el primer estudio de conjunto que no fractura la vida y la obra
oweniana e incorpora datos invaluables sobre el fundamental periodo
errante por varios países latinoamericanos; la recuperación de textos
olvidados que son el punto de partida de una reconstrucción todavía
por hacer;7 y la hipótesis de Guillermo Sheridan, para mí convincente,
sobre la bisexualidad como problema latente en la vida y la obra de
Owen, en particular por su relación con Villaurrutia: «Owen amó
profundamente a varias mujeres notables (Clementina Otero, Rosa
Alarco, Cecilia Salazar –con quien contrajo matrimonio y tuvo dos
hijos– y Josefina Procopio), y creo que en su juventud amó también a
Xavier Villaurrutia» (Sheridan, 2008: 173), un amor no exento de culpa
que, propone Sheridan, pudo estar detrás de la estampida de Owen a
Nueva York.8 A ella aludió también de un modo menos explícito José
Joaquín Blanco, para quien «Owen permaneció toda su vida dentro de
la esfera villaurrutiana» (2002: 91), aunque vivió de manera distinta a
este, tal vez por su catolicismo, «el amor clandestino». «Para Owen el
amor clandestino es el no-paraíso, el fuera-de-Dios» (2002: 93), dice
Blanco, lo que remite a los sentimientos de culpa y miedo a los que
me referí más arriba, rumiados constantemente en Simbad el Varado
y fundamentales para explicar el final de Novela como nube. Owen
fue «el poeta que no encontró las cosas que buscaba porque tenía un
GUARAGUAO
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ser ahora Simbad» (Segovia, 1974: 59). Ser las dos cosas: el cuerpo y
la sombra, el tiempo y lo permanente, la tierra y el cielo. Por eso dice
Owen que «él fue la conciencia teológica de su grupo, el que estaba
allí para recordarles que eran mortales [...]. La geometría es inmortal,
las estructuras son inmortales. Teología: teoría de la mortalidad del
hombre» (61). Más recientemente Francisco Javier Beltrán ha retomado
esas lecturas reivindicando el «sentido religioso» de la obra de Owen,
esa intuición de cielo a la que vengo refiriéndome desde la aceptación
absoluta de la condición mortal: «Solo hay algo con lo cual el hombre
se puede equiparar a Dios: la poesía. El restablecimiento del pacto
ocurre a través de la creación poética, solo que esta conciencia teológica
o postura poética se ejerce desde la condición de hombre. Lo anterior
explica la paradoja entre el poeta que reconoce su condición de hombre
y que, por medio de la poesía, asume su compromiso con la divinidad»
(1998: 35). A partir de ahí define Beltrán su concepto de «sacralidad»
para explicar el recurso oweniano al mito.
El desgarro entre la tierra y el cielo y su solución, la mitificación de
la propia vida y su fundación poética están ya en Novela como nube.
Me anticipo al más justo reproche, para decir que he querido así mi historia,
vestida de arlequín, hecha toda de pedacitos de prosa de color y clase diferentes.
Solo el hilo de la atención de los numerables lectores pueden unirlos entre sí,
hilo que no quisiera yo tan frágil, amenazándome con la caída si me sueltan
ojos ajenos, a la mitad de mi pirueta. (1979: 170)
Pero le dijo también que tenía una manzana, fruto que tentará a los hijos de
nuestros hijos, y que esta manzana era en realidad un puñadito de humo,
una sombra de manzana, una nube en forma de manzana o de Juno, postre
cumplido para la generación que, ya sin dientes por la alimentación sintética
que los haga superfluos, sabrá saborear como es debido los olores. (1979: 154)
Rosa García Gutiérrez • Gilberto Owen, entre la tierra y el cielo
57
Coda
Se sigue una marina muy sencilla. Puede pintarse con solo tres brochazos
paralelos; en la primera franja, la más clara, se escriben muchas V V V V
decrecientes, cifra de las gaviotas, y en la de en medio basta recordar que el mar
valúa en mil emes de espuma su oleaje. (1979: 159-60)
Referencias bibliográficas
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Valverde, José María (1994). «Prólogo» a James Joyce. Ulises. Barcelona: Lumen/
Tusquets.
Notas
Recursos humanos de Antonio Ortuño (2007), Llamadas desde Ámsterdam de Juan Villoro
(2008), Bestiaria vida de Cecilia Eudave (2008), Mickey y sus amigos de Luis Arturo Ramos
(2010) y Autos usados de Daniel Espartaco Sánchez (2012).
7. Sobre todo, es fundamental el trabajo de García Ávila y Cajero Vázquez (2009) y los de
Cajero Vázquez (2011 y 2014).
8. Sheridan rastrea varios de los guiños en clave de esta relación (2007: 171-192): a través
de su recurso a la versión «invertida» del mito de Orfeo, según la versión de Gide en
su Orphée de 1927; en las abundantes X y V que se reparten en los poemas de Owen y
también, como veremos, en Novela como nube; en el uso de Orestes como sobrenombre
de Villaurrutia en las cartas que le escribió y en otras, como la que envió a Elías Nandino
–miembro de la cofradía homosexual que describió Salvador Novo en La estatua de sal– tras
la muerte de Villaurrutia: «Le amaba, tú lo sabes, como a pocos Orestes he amado» (Owen,
1979: 291). Este tipo de encriptamientos fueron habituales en las primeras décadas del
siglo y marcan el paulatino apuntalamiento de una tradición homoerótica consciente, con
una codificación imaginística propia, en la poesía hispánica. Villaurrutia y Novo formaron
parte de esa tradición que tuvo gestos de hermanamientos con Federico García Lorca, Luis
Cernuda o César Moro, entre otros. Esa codificación hizo uso de claves y contraseñas,
practicó deliberadas ambigüedades para decir sin decir del todo o decir a todos, quebrando
al menos «el interdicto y el silencio» sobre el «pecado nefando» que «significa el pecado
que no puede decirse» (Alvarado Tenorio: 1-2). Lo más característico de ella es lo que
Daniel Balderston denomina una «retórica del secreto», hecha de develaciones en clave, de
secretos que se hacen públicos pero «de modo oculto» (2014: 201), de «secretos abiertos»
que evitan la literalidad recurriendo a imágenes y símbolos compartidos, transparentes para
los miembros de la fraternidad e invisibles para los desconocedores de la contraseña.
9. Dice así: «Creo haber sido la conciencia teológica de los Contemporáneos, y quiero
recordar para ti [...], que una tarde le expliqué a Xavier que era mortal. Él no lo creía. No
existe, le dije, hablando de unos poemas, lo intemporal. Todo lo que vive está condenado al
tiempo. Lo que está puede ser eterno, pero entonces se llama Caos, y no es, no vive. Dios no
está, existe. Llegó después del Caos, y morirá cuando el Caos vuelva a estar en todas partes».
10. Margarita de niebla apareció en Cvltura en 1927. Dama de corazones y Novela como nube
lo hicieron en la colección Ulises en 1928. Aunque se anunció en esa misma colección,
El joven terminó publicándose con el subtítulo Novela mexicana, en La Novela Mexicana
(1928). También en Cvltura aparecería Return Ticket, aunque una parte se adelantó en
Ulises.
11. Ese descontento con las novelas de Ulises debe ponerse en relación con el cambio que en
1930 empezó a sufrir en su manera de entender la literatura mexicana y que, a raíz de una
entrevista con Febronio Ortega, acabó originando la conocida polémica de 1932.
12. A juzgar por las palabras del narrador antes de relatar su sueño, puede que este se
inspirara en imágenes que Owen vio en el cine, ya fueran noticiarios o películas: «de mi
boca saltan los paisajes exóticos como si mis palabras, larga cinta de celuloide, proyectaran
vistas cinematográficas que impresionaron, en otros días, mis ojos» (1979: 137-138). Según
Aurelio de los Reyes, en 1921 se proyectó con éxito en México Male and female de Cecil
B. De Mille, en la que se cuenta, como en La llama fría, el naufragio de una pareja (1994:
155).
13. A este respecto, es extraordinariamente ilustrativo el ensayo «Motivos de Lope de Vega»,
en el que Owen repasa la evolución de su poética, desde su inicial veneración por Góngora
–«prisión del orden»– hasta su descubrimiento de Lope a partir de 1927, que supuso para
Rosa García Gutiérrez • Gilberto Owen, entre la tierra y el cielo
63
él la aceptación del «caos», ese «latifundio sin mojones, como tierra baja inundada por
aguas de rudo origen» (1979: 202), esa existencia que creyó poder domesticar tras el cristal
del orden gongorino y que acabó liberándolo poéticamente. «Fue hacia 1927 […] que
me encontré con Lope y me detuve a descansar, afuera, en lo que tanto había condenado
desde dentro […]. Existía aún, para conturbarme y abismarme, lo desmesurado, lo infinito
de la parcela del Fénix» (204); relata después Owen sus esfuerzos por regresar a la razón
gongorina, a la confianza y seguridad del orden, para terminar: «luego aprendí el orden
de la libertad, la manera de medir el infinito […]; todo cabía en el mundo de Lope, hasta
la cárcel culterana a la que yo quería regresar. Así debía ser, así había visto yo que era el
mundo, así la poesía: todos los órdenes y todo en uno y lo mismo. La libertad es una
sucesión de cárceles» (204). El ensayo se publicó por primera vez en El Tiempo de Bogotá
el 16 de marzo de 1935.
14. La anécdota es aludida en Novela como nube cuando el narrador recuerda «aquel
profesor de historia que refería: “día y noche, bajo los rayos del sol”» (1979: 146). En
«Encuentros con Jorge Cuesta» se revela que Owen y Cuesta se conocieron en la clase del
profesor: «Porque nos asfixiaba, aquella tarde, como nunca, la mordaza del aula, y porque
aquel profesor hablaba y hablaba monótono e insípido, repitiendo cosas que ya sabíamos,
adormeciendo a los más e irritándome a mí, cuando pronunció el disparate comenté en voz
alta: “¿Cómo iban a caminar esos ejércitos, día y noche, bajo los rayos del sol?”. El silencio
de segundos que siguió a mi impertinencia se rompió de pronto cuando mi compañero de
la izquierda echó a reír, ruidosamente, con una áspera risa, echando la cabeza hacia atrás. Y
luego el dómine: “los señores Owen y Cuesta se servirán abandonar el salón. El rector será
notificado”» (1979: 241).
15. Así lo hizo en una conocida carta a Margarita y José Rojas Garcidueñas de 1951: «Pero
los Owen hacemos muchas cosas en público: John, por ejemplo, recitaba unos versos que
ya no eran latín y todavía no eran inglés, allá por el siglo XIII. A Richard lo ahorcaron en
público…» (1979: 294).
16. Lo que acontece a Ernesto tiene su réplica en «Naipe», uno de los poemas en prosa de
Línea: «El hombre que es solo una fotografía de mi padre –nada más, en la noche, el rostro
y la barba más blancos que la blancura–, ese hombre afirma que es yo; alza la voz: “… como
me llamo…”. No oigo bien el final, pero comprendo que ha pronunciado mi nombre, pues
de pronto se le ha oscurecido el rostro también, y ya solo se ve su barba caudal» (1979: 57).
17. En «Ulises, orden y mito», publicado en 1923 en The Dial. En este texto Eliot expuso
su «mythical method» tomando como pretexto la novela de Joyce y observándola desde dos
puntos de vista: «como el descubrimiento de una nueva forma literaria […] muerta la novela
en manos (¿o a manos?) de Flaubert y Henry James», en palabras de José María Valverde, y,
en palabras de Eliot, como «un modo de controlar, de ordenar, de dar forma y significación
al inmenso panorama de futilidad y anarquía que es la historia contemporánea». Ese modo
consistía en «recurrir al mito clásico –en este caso la Odisea– como canon, no solo para
imitar alejandrinamente o parodiar sino para rehacer, en nueva variación, el viejo motivo»
(Valverde 1994: 33).
18. Pérez Firmat traduce el párrafo de Ortega al inglés. Lo cito aquí del original español.
Machismo y autoritarismo en Martín Fierro1
La imagen es por demás elocuente del desprecio étnico, así que huelgan
los escolios. Sin embargo, sí importa examinar las respectivas reacciones
de la viuda y del «vencedor»:
víctimas tienden a reñir entre sí antes que contra aquél. Por otra parte,
tanto el machismo como el racismo son variantes del autoritarismo, que
se perpetúa entre quienes por un proceso de introyección y encarnación.
3. Podemos asumir entonces que el autoritarismo opera como una
suerte de fractal, es decir, una estructura que se reproduce autoimita
tivamente tanto hacia el macrosistema como hacia los subsistemas. Si
efectivamente la humanidad se rige por «la ley del gallinero» (la gallina
que está más arriba defeca sobre las de más abajo, y a su vez recibe
las fecas de las que están por encima de ella), entonces haremos bien
en preguntarnos a quién o quiénes estamos perjudicando con nuestras
conductas o nuestras actitudes.
4. En otro pasaje, la propia obra muestra una solución diferente.
Como se recordará, cuando Fierro se enfrenta a una partida de soldados,
uno de ellos queda admirado por el coraje del protagonista, al extremo
de abandonar su bando y ponerse a su lado para luchar contra sus
propios soldados. Aunque esta inesperada decisión del sargento Cruz
parece muy ficcional, sugiere que la solidaridad puede surgir incluso
entre enemigos, o que al menos permite transformar el antagonismo
en colaboración.
5. Juzgadas superficialmente, tanto la pelea contra el negro como la
reacción del sargento Cruz pueden parecer incongruentes con la línea
del relato o con el principio de verosimilitud; sin embargo, tienen el
notable efecto de acercarnos a la complejidad de lo real, paso ineludible
para el desarrollo del pensamiento complejo y el criticismo genuino.
6. Entre los muchos ecos de Martín Fierro, destaca «El fin», brevísimo
relato que Jorge Luis Borges incluyó en Ficciones (1944). En él narra la
muerte de Martín Fierro a manos de otro negro, hermano del que cayó
apuñalado meramente por ser negro y tener la mala suerte de cruzarse
ese día con el gaucho. En cierto modo, se trata de un caso de «justicia
poética» intertextual, que por razones de espacio dejo sin examinar.
7. Fierro nos cuenta que la mujer negra captó de inmediato el insulto
(¡vaca!) que se ocultaba en la pronunciación entrecortada de «Va-ca-
yendo». Pues bien, él repite casi el mismo recurso con el negro cuando,
viéndolo furioso por la «coplita fregona», le espeta: «Por… rudo… que
GUARAGUAO
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un hombre sea / nunca se enoja por esto». «Más porrudo serás vos»,
respondió el moreno, entendiendo que Fierro estaba motejándolo de
«porrudo» (es decir, porfiado y obcecado). Si aplicamos la poética de
Jakobson y la tricotomía de Austin (Cómo hacer cosas con palabras),
notaremos que en ambos casos se alcanza poeticidad manipulando
fonéticamente la locución, maniobra que permite distraer la atención
para vehicular sendos insultos (vaca y porrudo) en el plano de la
ilocución.
8. A lo recién observado a propósito de la locución y la ilocución,
debemos sumar lo que ocurre en el plano perlocutivo. En efecto, las
«insinuaciones fonéticas» del protagonista son insultos virtuales o
latentes, que requieren ser captadas por los aludidos para convertirse
en ofensas. En otras palabras, de poco vale la agudeza de la enunciación
sin cierta sensibilidad en la recepción. En nuestro caso concreto,
intentamos permitir que la obra nos interpele y nos sensibilice, pero
sin hacernos ilusiones al respecto. De hecho, nunca sabremos «a ciencia
cierta» si determinada obra es pobre o rica en sí misma o si más bien
nos parece tal porque hacemos de ella una lectura empobrecedora o
enriquecedora. Sea de ello lo que fuere, se diría que las obras de gran
calidad despiertan la lucidez y la sensibilidad de los lectores, y vale la
pena apostar por ese «contagio».
Notas
1. La primera versión de este artículo apareció en La Castaña (Santiago, n.º 5, otoño 1986).
Respondiendo a una amable invitación de Mario Campaña –que preparaba un dosier sobre
poesía popular–, decidí recuperarlo y añadirle un postscriptum.
2. Recordemos que El gaucho Martín Fierro se publicó en 1872, y que siete años después
apareció La vuelta de Martín Fierro (1879). Pronto ambas partes («La ida» y «La vuelta») se
integraron en esa obra unitaria que hoy llamamos Martín Fierro.
3. Ver su entrada sobre «Racism and related issues», en Lawrence C. Becker (ed.): Encyclopedia
of Ethics. Garland Publishing, Nueva York/Londres, 1992, vol. II, pp. 1056-1059.
Los detectives salvajes desembarcan
en Barcelona
invitada especial –por razones que dejaremos muy claras– Ana María
Chagra, Rubén Medina, Jorge Hernández Piel Divina y Bruno Montané.
Todos ellos continuadores, y no solo supervivientes, del movimiento
infrarrealista que, como todos sabemos, nació como una vanguardia en
México en los años setenta. El pretexto de que estemos aquí, ustedes y
yo, y todos ellos, es la presentación de este libro, Perros habitados por las
voces del desierto, una antología del movimiento infrarrealista realizada,
prologada y presentada por Rubén Medina, que se publicó originalmente
en Aldus, Ciudad de México, en el año 2014, y que acaba de conocer una
nueva edición por Matadero, Monterrey, en el año 2016. Por otro lado,
creo que está en curso una reedición en Chile. Esta antología es y ha sido
importante porque –en momentos de muchos malentendidos sugeridos,
promovidos precisamente por la legendarización, por la mitificación del
movimiento infrarrealista a raíz del éxito y de la fama de Los detectives
salvajes– ha contribuido decisivamente a ordenar las ideas, los personajes,
los conceptos que justifican y que dan razones al infrarrealismo, algo más
de lo que Roberto Bolaño contó en Los detectives salvajes, el libro que
ha sido el gran mitificador, en el buen sentido, pero también un gran
mistificador del movimiento infrarrealista. Venimos aquí, pues, para dar
a conocer más de cerca y mejor este movimiento, para discutir sobre él,
sobre su supervivencia y la difícil y extraña pervivencia de un movimiento
de vanguardia, nada menos que en unas fechas como la segunda década
del siglo xxi. Yo les he pedido, además de hablar del infrarrealismo,
que este acto fuera también un recital que nos permitiera escuchar a los
protagonistas del movimiento recitar su propia poesía, la que hubieran
compuesto en todo este tiempo, de modo que la conversación alterne
con la sensación de los poemas. Rubén Medina ha sido quien tuvo la
iniciativa de esta antología. A él le pido que lea un poema, en primer
lugar:
Rubén Medina: Buenas noches. El poema tiene como título «El
mundo al instante», que se refiere a un noticiero que se pasaba entre
películas durante los años cincuenta y sesenta, y todavía en los setenta,
cuando daban tres películas y entre ellas se proyectaba el noticiero. Su
objetivo era informar acerca de la modernidad, de las grandes ciudades
Los detectives salvajes desembarcan en Barcelona
75
y esa es la gran paradoja que tiene que ver con esto. De algún modo,
la línea que viene de Octavio Paz ahora está, parece, presentando a
Bolaño.
Ignacio Echevarría: No parece. Presenta.
Bruno Montané: En concreto, Domínguez Michael ha dicho que
lo único que no entiende de Roberto Bolaño es cómo le podía gustar la
poesía de Mario Santiago. Entonces uno se pregunta por qué prologa
un libro en el que, precisamente, se habla de Mario Santiago.
Rubén Medina: Muy brevemente: la reseña al libro1 plantea que el
único camino que tenemos nosotros es aprovecharnos de la publicidad
que ha creado en cierta manera Los detectives salvajes, y ahí buscar un
hueco. Realmente, una de las cuestiones que yo subrayo en el prólogo es
la de la ética (uno de los infras me hizo ver que empleaba la palabra ética
unas trescientas veces). Yo soy académico, pero desde que fallece Roberto
algunas personas me empiezan a invitar para que hable de Roberto y yo
me he negado; quizá la única vez que lo hice fue cuando vine a Madrid,
porque a mí no me interesa estar dentro de toda esa cuestión académica:
ahora tenemos a este gran escritor y todos quieren hablar del escritor.
Yo he estado en la academia, he hablado contra Octavio Paz y eso es
lo que me ha interesado, por eso me metí en la academia... Lo que yo
planteo es cómo nosotros hemos estado en el margen. Hay un margen
en la academia también. La academia se maneja a través de becas, cartas,
networks, conoces a fulanito… pero uno se puede negar a entrar en ese
juego y mantener un margen dentro de una institución. Pero cuando yo
me reúno con los infras veo que han mantenido una cuestión ética. Por
eso, en lo que se plantea al final de la reseña –que podemos beneficiarnos
de este aparataje, de toda esta publicidad– es donde veo que no entienden
la situación. Ambientan el trancazo pensando que algunos inocentes
lo van a agarrar por ahí: sí, sí, sí, por ahí va el infrarrealismo. Creo que
tienen que leernos, o ver por dónde andamos, para que se den cuenta de
que no, de que ahí no le entramos.
Ignacio Echevarría: Supongo que [dirigiéndose a Rubén Medina]
lo que te traería más quebraderos de cabeza en la antología, y eso se ve
en el ensayo preliminar, es definir, establecer quiénes pertenecen al
Los detectives salvajes desembarcan en Barcelona
81
infrarrealismo. Está claro que son todos los que están, pero no están todos
los que son infrarrealistas. En ese sistema de exclusiones o de precauciones
supongo que tú sufrirías. A mi izquierda, José Rosas Ribeyro es el mayor
de los seleccionados por Rubén. A ti en especial deseo preguntarte por esta
cuestión, pero antes te pediría que leyeras un poema.
José Rosas Ribeyro: Ayer conversando en un café con los compañeros
recordábamos una de las fotos más famosas, que se difunde en Internet,
por todas partes, en que un grupo de los infras estamos sentado en las
escaleras de la Casa del Lago, en México. Ahí hay un personaje misterioso,
de quien ayer, con José y con Rubén, hablábamos y la ubicamos. Ese
personaje es una chica joven, todos éramos veinteañeros... Entonces yo
voy a leer un poema recordando a este personaje, que es Dina García,
la chica que apareció allí y pasó algunos momentos con nosotros. Este
es un poema que se llama «Dina García en Mante», forma parte de un
libro mío que se llama Ciudad del infierno. [Lee el poema]
[Aplausos]
Ignacio Echevarría: Empiezo por citar otro pasaje del ensayo-prólogo
de Rubén: «La consigna del infrarrealismo nunca fue la de publicar. De
hecho, en varias ocasiones –en los años finales de los setenta y toda
la siguiente década de los ochenta en México– los infrarrealistas nos
negamos de manera consistente a ser incluidos en antologías y revistas de
la época como grupo o individualmente. La consigna, para ser precisos,
era mantener una ética: una ética de la escritura aun si esta implicaba
la automarginación, una frágil existencia como poetas, permanecer
inéditos y en los agujeros negros, no tener una presencia «legítima»
en el espacio literario mexicano y ser vistos como la expresión del
infantilismo romántico por nuestra posición intransigente, a la manera
de los dadaístas. Más que la publicación, lo fundamental era explorar
el binomio vidaescritura hasta donde lo permitieran los sentidos, las
formas estéticas y la situación económica personal o familiar». Tengo
una pregunta –que, como el resto, hago extensiva a todos– para quien,
en definitiva, siendo esto cierto, ha seguido escribiendo poesía. [A
Rosas Ribeyro] Tú sigues escribiendo poesía aquí en Barcelona, y has
seguido publicando: ¿cómo se vive la paradoja de ser poeta y de no
GUARAGUAO
82
mucho que ver en que estemos todos aquí. Has dicho que más que el
infrarrealismo, lo que pervive es lo infra, has hablado del lugar de la
poesía. Todos los que estáis aquí habéis desempeñado otros oficios, ya
que no el de poeta –algunos, difíciles oficios–, pero todos a la hora de
escribir sois poetas. Sin embargo, Roberto dejó de ser poeta, es decir,
nunca dejó de serlo, pero su notoriedad, y la notoriedad que dio al
infrarrealismo gracias a eso, fue por pasarse a la novela. Con ocasión
de un comentario que me pidieron al publicarse la antología de
Rubén –no una reseña, un comentario–, yo especulaba con que la
emergencia del infrarrealismo tenía lugar gracias a un doble sacrificio.
Lo decía de un modo solemne y me repito: un doble sacrificio. Tanto
en el poema de Jorge como en el prólogo de Rubén, siempre que se
habla de infrarrealismo de algún modo surge la palabra agujero. Mi idea
es que el infrarrealismo, y lo infra, ligado a la experiencia de la poesía
especialmente intensa, no oficialesca, es, de hecho, la vanguardia.
Y la poesía asociada a la vanguardia implica un abismo. Es decir, la
vanguardia no tiene lugar en el canon. La auténtica vanguardia no tiene
lugar en el canon, pues supone un agujero negro dentro del canon. Para
mí Roberto Bolaño y Mario Santiago encarnan una doble relación con
los agujeros. Por un lado, Mario Santiago era el hombre que se lanzó
al abismo, a ese ideal de la poesía, de la vanguardia, con una actitud de
vida que rompía con todo. Él cayó en el agujero. Mientras que Bolaño,
quizá por ser tan amigo de Mario, y también por razones personales
y biográficas, parece que resolvió, en un momento dado, salvarse. Es
ejemplar que Mario Santiago muriera en el año 98, el mismo en el
que se publica Los detectives salvajes –el acontecimiento más importante
para el infrarrealismo en la medida en que justo esa novela escrita por
Roberto Bolaño es una especie de regalo a su juventud, y una especie de
regalo cómplice a Mario Santiago, a quien iba prácticamente dedicada–.
Bruno Montané: De hecho, Mario no alcanza a leerla.
Ignacio Echevarría: A mí me interesa esa idea del abismo con relación
a lo infra, es decir, hasta qué punto, por un lado, aquí estaríamos en Los
detectives salvajes, nos encontraríamos en la parte del medio, esa especie
de grieta por la que se cuela… Y la pregunta es, si Mario Santiago se lanzó
Los detectives salvajes desembarcan en Barcelona
85
origen con Hora Zero, que fue un movimiento muy importante para
el surgimiento y la concreción del movimiento infrarrealista, y en el
que creo tuvieron mucho que ver las conexiones particulares de Mario
Santiago. Pero sin entrar en el detalle de esto, quería que nos hablaras,
Ana María, de la relación de Hora Zero con los infrarrealistas, que creo
que poca gente conoce mejor que tú [Risas de Ana María Chagra]; y, por
otro lado, ya que eres la única mujer en esta mesa, también quería que
estuvieras aquí para recordar que el infrarrealismo fue un movimiento
de hombres y mujeres. Y para que leyeras algún poema de algunas de las
mujeres antologadas por Rubén.
Ana María Chagra: Con mucho gusto voy a leer un poema de Mara
Larrosa, «Espaldas negras», dedicado a Roberto Bolaño. [Lee el poema]
[Aplausos]
Ignacio Echevarría: Y ahora nos mostráis las conexiones.
Ana María Chagra: En primer lugar, debo aclarar que yo no conocí
al grupo Hora Zero desde el principio, desde el año 1970, cuando se
funda. No, yo los conozco en la segunda etapa, en el año 1977. En la
primera época es cuando se establecen las primeras cartas a través de
gente que viaja, como Diana Bellessi, que viajó desde Lima llevando
libros a México, de poetas de Hora Zero, y estos llegaron a manos de
Mario Santiago y de Bolaño. Roberto tampoco los trató, aunque había
un conocimiento de la poesía. La relación se estableció epistolarmente
con Ramírez Ruiz, con Jorge Pimentel, a través de Diana Bellessi, sobre
todo, que hizo la conexión. Iban y venían cartas, largas cartas. Así
durante treinta años. Hasta que Roberto murió, hasta que Mario murió.
Nunca se conocieron; y sin embargo, el manifiesto de Hora Zero es un
hito importante; cuando en el año 1975 los infrarrealistas fundan el
movimiento, también lanzan su manifiesto, con el reconocimiento de
los antecedentes de Hora Zero. Nunca se conocieron, hasta que Tulio
llega a México en el año 78. Aunque antes Mario Santiago y Tulio Mora
se conocieron en París. A partir de ahí se establece una relación de un
miembro de Hora Zero que conoce personalmente a un infrarrealista.
Entonces, cuando llegamos con Tulio a México nos pusimos en contacto
directo con los infrarrealistas.
GUARAGUAO
88
pero quiero que leas un poema tuyo. Que cada uno lea un poema suyo
y un poema de otro.
Bruno Montané: A ver, el protocolo. ¿Terminamos con el poema de
Roberto, que es muy corto?
Ignacio Echevarría: Pues si quieres podemos hacer primero una
ronda de los vuestros y luego terminamos con el de Bolaño. A ti te toca
leer uno tuyo, no te vas de aquí sin leer un poema tuyo.
Bruno Montané: ¿En una o en dos versiones?
Ignacio Echevarría: Ah, vamos, dos versiones, por favor. Vas a matar
el efecto.
Bruno Montané: No te atreves.
Ignacio Echevarría: Hoy me ha pedido leer un poema en dos
versiones.
Bruno Montané: Casi una broma privada, pero muy referente. Paso
el testigo: «Mis amigos muertos juegan al ajedrez con la muerte».
Ignacio Echevarría: Este poema ahora lo va a recitar en una versión
mejorada.
Bruno Montané: [entonando a la manera de Neruda] [«Mis amigos
muertos juegan al ajedrez con la muerte»]. [Risas] [Aplausos] Esta es
una versión nerudiana, realmente una broma, una pequeña broma a
Ignacio, que todavía es más cabezón que yo. A él [Rubén Medina] le
sonó a Octavio Paz.
José Rosas Ribeyro: No, no, Neruda, Neruda.
Rubén Medina: Te faltó lo gangoso de Octavio Paz.
Bruno Montané: Y lo gangoso también de Neruda. También es un
homenaje a Neruda, por favor. Que no se malinterprete.
José Rosas Ribeyro: Para cumplir voy a leer un poema que está
incluido en la antología, con la cifra 37 que lleva ahora, o con el
nombre que tenía antes, con el que salió publicado en La Zorra Vuelve
al Gallinero, una revista filoinfra. Este es un poema que empieza con
un verso de Roberto Bolaño, no me pregunten de dónde lo saqué,
porque no me acuerdo: «Pensé que la oreja era el ojo». El poema se va a
construir a partir de eso: «Pensé que la oreja era el ojo / el pie una parte
de mi vientre». [Lee el poema]
GUARAGUAO
96
[Aplausos]
José Peguero: Yo hubiera querido que surgiera otra pequeña
declaración, acerca de este momento, una declaración de los infras
acá. No hubo consenso, no hubo tiempo, pero me gustaría dejar un
pensamiento. Creo que esto Bruno lo sabe de mí, me gustaría decir
que Roberto no está muerto, para mí que está como en un manicomio,
¿no? [Risas] y estamos esperando que salga para que siga publicando
versos. Voy a leer ahora un pequeño texto titulado «Tiros por la culata.
¡Apunten, listos, fuego!». Lo he elegido porque entre nosotros parece
todo muy suavecito, muy ordenadito, pero en general siempre nos
estamos peleando, aunque con mucho cariño, creo que lo que nos une
es el cariño de todos estos años. Nos queremos mucho y nos peleamos
un montón. [Lee el poema]
[Aplausos]
Ana María Chagra: Voy a leer un poema de Guadalupe Ochoa, Pita
Ochoa, «Ana Xóchitl». [Lee el poema] Esto es de La Zorra Vuelve al
Gallinero, 1992.
[Aplausos]
Rubén Medina: Este poema se llama «Mapa del día». [Lee el poema]
[Aplausos] Voy a leer un poema de Cuauhtémoc. En un par de días
vamos a presentar su libro. Es uno de los poetas infra que finalmente
publica un libro, como necesitamos que hagan Peguero o Pita Ochoa.
Este poema se llama «Poner nombres». [Lee el poema]
[Aplausos]
Jorge Hernández: Voy a leer un poema de Pedro Damián, el
capitán gandaya, el más cabrón, el cuate y enemigo más dulce, ¡que lo
encuentren nomás! Se llama «Boda con borrachera de». [Lee poema]
Ignacio Echevarría: Bruno ha dicho que va a leer un poema de
Roberto, y es el momento de decir que en la antología que sirve de
pretexto a esta reunión, Roberto, naturalmente, comparece, pero las
páginas dedicadas a su poesía están en blanco. La verdad es que el efecto
de esta ausencia, de este agujero, es potentísimo, aunque creo que se
ha hecho una edición peruana en la que se ha reparado esto. Pero esta
antología, con esos blancos, tiene una potencia especial. El blanco no
Los detectives salvajes desembarcan en Barcelona
97
Notas
1. Se refiere al texto «Vanguardia de salón», una reseña de David Medina Portillo que
comenta la antología Perros habitados por las voces del desierto (Letras Libres, 6 de diciembre
de 2014).
2. Retrato hablado de memoria (2007). Documental de Juan Esteban Harrington sobre el
movimiento infrarrealista y su relación con Hora Zero.
3. Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego. Antología de la nueva poesía latinoamericana
(1977). Roberto Bolaño (ed.). México D.F.: Extemporáneos, 1977.
4. Hora Zero, la última vanguardia latinoamericana de poesía (2000). Tulio Mora (ed.). Los
Teques, Venezuela: Ateneu.
5. Hora Zero. Los broches mayores del sonido (2009). Antología de Tulio Mora. Lima: Fondo
Editorial Cultura Peruana.
6. Hora Zero / Infrarrealismo. La última vanguardia (2016). Tulio Mora (ed.). Lima: Lancom
Ediciones.
7. Perros habitados por las voces del desierto (2014). Selección, introducción y notas de
Rubén Medina, México: Editorial Aldvs.
Los infrarrealistas, la vida y la poesía:
entrevista en Barcelona
Rubén Medina
Ignacio Echevarría
CAPÍTULO II
mientras veía cómo la hiedra se abría paso por las paredes del primer
piso y los insectos se afincaban en sus esquinas. Había tardes en las que
el edificio parecía un templo bombardeado, otras, un jardín colgante,
pero cuando la luz empezaba a menguar y las paredes se ensombrecían,
la estructura adoptaba el aspecto de un calabozo infinito –o de un
castillo gótico, según Analía– que las inquietaba y las enviaba de vuelta
a sus casas. Del grupo, Fernanda y Annelise fueron las primeras en
saltar la cerca que rodeaba el terreno. Las demás las siguieron, aunque
menos convencidas, para no quedar mal y porque «ser cobarde nunca
ha estado de moda», dijo Natalia aquella vez envolviendo uno de sus
rizos en su dedo índice. Al principio les asustó la idea de entrar a la
fuerza en una propiedad privada, pero tardaron poco en contagiarse del
entusiasmo y de la curiosidad de Fernanda y Annelise –las inseparables,
las hermanas sucias de conciencia; siempre desnudas de temores y
dispuestas a inventarse aventuras con tal de no aburrirse–. Esa tarde, ya
en zona prohibida, las seis se sintieron temerarias y rebeldes, con vidas
dignas de ser filmadas y comentadas en un reality show o retratadas en
una serie de televisión. De repente –lo supieron al instante– tenían un
secreto de verdad. No como aquellos otros por los que no valía la pena
bajar la voz y que, sin embargo, durante mucho tiempo las mantuvieron
hablando bajo, murmurando la receta de mamá, formando caracolas
sobre los oídos de alguien porque susurrar de vez en cuando era chic
y porque todas, a esa edad, querían sentir que eran dueñas de algo
preciado que ocultar, algo que solo pudiera ser compartido con un
número reducido de personas: un mundo privado, complejo, lleno de
matices y de giros argumentales abruptos. Por eso, cuando traspasaron
la cerca y sintieron la adrenalina empapándoles los ojos y las rodillas,
estuvieron seguras de que la riqueza de su secreto-de-verdad residía en
lo interesantes que las haría: ya nunca más serían solo estudiantes elite
de un colegio Opus Dei, sino también exploradoras, violadoras de lo
ajeno, enfants terribles, como les decía la madre de Ximena desde que se
había apuntado a unos cursos de francés que recibía, bebiendo mojitos
y caipiriñas, en el jardín de una de sus amigas del club de bádminton.
A partir de ese mismo día intuyeron que adueñarse del lugar era el
GUARAGUAO
114
EL TECHO DE LA BALLENA
NADAÍSMO
TZÁNTZISMO
HORA ZERO
INFRARREALISMO
I. El techo de la ballena
(Selección y bibliografía de Ana María Chagra)
Juan Calzadilla
Gracias al barniz
gracias al barniz los cuadros viven de las frases al oído de los buenos
modales de los motivos de la adoración de los reyes y la esclerosis
del millonario, de un paisaje de selva urbana de un cuarto detestable
de barrio latino para alcoba refinada o sencillamente de los desnudos
de mujer originariamente tendidos para la venta pública miles de cuadros
comienzan a vivir cuando se descorre la cortina alargando la mano
bajo un martillo y un conteo de grandes cifras hasta tres que rueda por
las escaleras precediendo a esos desastres marítimos que arruinan una
casa de buena familia y se oyen ruidos de pasos en el salón y ladridos
de perros nada tiene de extraño que el cuadro experimente uno de
esos bruscos cambios de escena, de pronto descubrimos que nada existe
en la mirada, el cuadro se ha vaciado como un ojo bajo una impostura
la memoria siente nostalgia tiene hambre necesita de ganchos al
igual que la ropa o la fotografía y la obra de arte a su vez necesita de
la pistola del suicida y la buena conducta y las lecciones de geografía
dictadas cerca del fuego junto al perro de raza etcétera por todas
partes el mundo se despelleja se desgaja han aumentado el número de
bedeles de goya se rumia óleo sagrado servido en marcos nuevos rostros
sin envejecer durante trescientos años no eran ayer más que jovencitas
de hoy día gracias al barniz hemos cambiado sólo de aspecto pero el
amor lleva el mismo traje hemos cambiado las costumbres la esperanza
está perdida galanes rejuvenecidos por una fiesta perpetua gracias al
barniz conservan los modales de la época el renacimiento y todo lo que
viene antes porque gracias al barniz la pintura muda de dueño se cobra
Ana María Chagra • El techo de la ballena
125
Me reconozco
Bibliografía
Poesía
Primeros poemas. Caracas: Ediciones Mar Caribe, 1954.
La torre de los pájaros. Valencia: Ateneo de Valencia, 1955.
Dictado por la jauría. Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1962.
Malos modales. Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1965.
Las contradicciones naturales. Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1967.
Ciudadano sin fe. Caracas: Monte Ávila Editores, 1970.
Manual de extraños. Caracas: Dirección de Cultura de la Gobernación del Distrito
Federal, 1975.
Oh smog. Caracas: Equinoccio, 1977.
Tácticas de vigía. Mérida: Ediciones Oxígeno, 1982.
Una cáscara de cierto espesor. Caracas: Fondo Editorial Fundarte, 1985.
Diario para una poesía mínima. Caracas: Editorial Mandorla, 1986.
Agendario: cuerpos escritos. Caracas: Fondo Editorial Tropykos, 1988.
Antología paralela. Caracas: Fondo Editorial Fundarte, 1988.
Diarios. Aproximaciones a un decir siempre aplazado. Caracas: Ediciones Con Textos,
1990.
Grafismos. Maracaibo: Ediciones Dharma, 1991.
Curso corriente. Máximas y mínimas. Caracas: Fondo Editorial Tropykos, 1992.
Minimales. Caracas: Monte Ávila Editores, 1993.
El fulgor y la oquedad. Mérida: Ediciones Mucuglifo, 1994.
Principios de urbanidad. Caracas: Monte Ávila Editores, 1997.
Corpolario. Caracas: Fondo Editorial Pequeña Venecia, 1998.
Tema para el próximo silbido. Mérida: Ediciones Solar, 1991.
Diario sin sujeto. Caracas: El Pez Soluble, 1999.
Notario al garete. Valencia: Ediciones del Gobierno de Carabobo, 2000.
Aforemas. Caracas: Monte Ávila Editores, 2004.
Protofixiones. Caracas: Ediciones El Mar Arado, 2005.
Epigramas y otras irreverencias. Caracas: Casa Nacional de las Letras Andrés Bello,
2009.
Libro de las poéticas. Caracas: Fondo Editorial Fundarte, 2010.
Vela de armas. Caracas: Ediciones El árbol Editores, 2007.
Oh smog. (Antología poética 1962-2007). Ciudad de La Habana, Cuba: Editorial
Arte y Literatura, 2008.
Noticias del alud. Caracas: Monte Ávila Editores, 2009.
Narrativa
Bicéfalo. Caracas: Monte Ávila Editores, 1978.
GUARAGUAO
128
Edmundo Aray
Melville, mi antepasado
I
Te reconozco Julián Tuwim:
Se está haciendo más difícil hablar
y más doloroso guardar silencio.
Debo comenzar si aún no lo he hecho.
Gracias te doy Walter Lowenfels
(hablo de acción de gracias),
camarada y ballenero:
Querido señor Presidente:
Lo que está en riesgo es la supervivencia de mi país
–no como cráter ideológico sino como pura e independiente
nación. Naturalmente que ésta es una aventura amorosa
para mi vida, porque no tengo lugar como esta casa.
Te convertirán en cenizas.
Nos convertirán en cenizas.
Va a ser muy difícil salvar tus poemas.
Nos habita la misma casa, Walter.
Amamos el mismo bosque.
Claro, yo prefiero las trinitarias o el samán.
En esta tierra no crece el abedul.
No se trata de hablar, Walter,
se trata de enseñar a nuestros hijos,
mientras lo permitan.
Me explico: mientras no nos conviertan en estrellas.
II
Se llevaron a Ned.
Nos van limpiando la casa.
Tenía veintidós años y unas piernas muy ágiles.
Su madre canta.
Preguntamos, Walter?
Le hacemos coro? (Yo canto muy mal).
Quién escuchará su canto,
además de nosotros, claro?
Sobre los grises abedules brilla la luna fría.
Pronto habrá calor en los bosques de South Jersey.
Cuándo regresará mi hijo?
GUARAGUAO
130
III
Zonia, te has puesto muy bella.
Comienzas a parecerte a mi hija.
¿Prefiere aún la témpera al pastel?
Pedro me escribe desde Colombia.
Dice que María Julieta me heredó la neura.
Y las ganas de vivir.
IV
Bien te recuerdo, Walter, y te nombro
con estas ganas furiosas de vivir:
Escarabajos de cinco estrellas en posturas militares,
magnates de polaris y otros importantes vampiros
todos ellos productores de mierda,
planean nuestra supervivencia.
Walter, me tienta conocerlos.
Quién quita y nos reciban.
Me voy a tu país.
V
Me negaron la visa, Walter,
Ahora tengo más deseos de ir a tu país.
Dicen que quiero asesinar al Presidente.
Ciertamente, cambié de planes,
yo quiero conversar contigo,
leer tus poemas
–nos queda poco tiempo–
comer las ciruelas que William Carlos Williams
guarda para el desayuno,
oír de Allen sus impresiones de la urss
y Evtushenko Fátima.
¿Cierto que el Poeta habló con McNamara?
Te pregunto, Allen. Cuestión de Paz, ¿cierto?
Walter, yo quiero amar a una mujer de tu país
en tu país.
(De Tierra roja, tierra negra, 1968)
Ana María Chagra • El techo de la ballena
131
Habías encendido
Las calles de la ciudad
Con tus ardores.
El corazón de ayer
Ya no es el mismo.
Tampoco yo.
Bibliografía
Poesía
La hija de Raghú. Barquisimeto: Ediciones Nueva Segovia, 1957.
Los huéspedes del tiempo. Caracas: Dirección de Cultura, Universidad Central de
Venezuela, 1958.
Nadie quiere descansar. Caracas: Ediciones Sardio, 1961.
Salve amigo, salve y adiós. Caracas: Ediciones El Techo de la Ballena, 1968.
Cambios de soles. Caracas: Dirección de Cultura, Universidad Central de Venezuela,
1968.
Tierra roja, tierra negra. Mérida: Ediciones del Rectorado, Universidad de Los
Andes, 1968.
Cuerpo de astronauta, convecino al cielo. Caracas: Ediciones Poesía de Venezuela,
1969.
Libro de héroes. Caracas: Ediciones Rocinante, 1971.
Baje la cadena. Allegro jocoso pero no demasiado. Valencia: Dirección de Cultura,
Universidad de Carabobo, 1972.
Crónica de nuestro amor. Caracas: Fondo Editorial Salvador de la Plaza, 1973.
Cantata del Monte Sagrado. Caracas: Ediciones de la Gobernación del Distrito
Federal, 1983.
Ana María Chagra • El techo de la ballena
133
Narrativa
Sube para bajar. Caracas: Ediciones de El Techo de la Ballena, 1963.
Los cuentos de Alfredo Alvarado el «Rey del joropo». Caracas: Editorial Balumba,
1977.
Alias El rey. Antología. Ediciones Solar, Instituto de Acción Cultural, 1997.
Vida y Aventura de Simón Rodríguez (1998).
El Rey Buscón. Mérida: Ediciones El mordisco de la ballena, 2017.
Ensayo
Twist presidencial: todo está en regla. Caracas: Ediciones Tubulares 2 de El Techo
de la Ballena, 1963.
Santiago Álvarez, cronista del tercer mundo. Caracas: Cinemateca Nacional de
Venezuela, 1983.
Nueva Antología de El Techo de la Ballena. Mérida: fundecem, 2014.
GUARAGUAO
134
Caupolicán Ovalles
El Presidente
Si en vez de dormir…
Si en vez de dormir
bailara tango
con sus ministros
y sus jefes de amor
nosotros podríamos
oír
de noche en noche
su taconeo
de archiduque
o duquesa.
Podríamos reír
sólo de verle,
ridículo como es,
esperar los aplausos
de toda la gendarmería
frenética.
Claro que uno está cansado
y quiere un poco de diversión
monstruosa,
como ésta
GUARAGUAO
136
de verle
con la lira en el cuello
colgada,
como un romano
o como una romana
ciega de absurdas creencias geniales.
Si en vez de prometer
el descubrimiento de la piedra
filosofal
que ha de producir pan
y billetes de veinte
se dedicara,
por lo soberbio que es,
a vender patatas podridas
o maíz rancio,
los indios de esta nación
le llamarían
Cacique Ojo de Perla.
Si en vez de llorar
te murieses un día de estos,
como una puerca elegante con sus grasas
importadas del Norte,
nosotros,
que estamos cansados
de tanta estúpida confesión,
pondríamos a bailar las piedras
y los árboles darían frutos manufacturados.
Te llaman
José el de los sueños,
el de las vacas sagradas,
el dueño de las vacas más flacas
y
Presidente de la «Sociedad Condal del Sueño».
Tus amigos te llaman
Barbitúrico.
Si adora la vaca,
¡duerme!
Si al becerro adora,
¡duerme!
Y si el General le da su almuerzo,
duerme como una lirona
o le da una pataleta de sueño.
Cara de Barro,
Ojo para ver las Serpientes
y llamarlas,
Ojo para hacer compañía
y quemarte
con el humilde Kerosene,
Ojo para tenerse a mi servicio
como mozo de alcoba
barato.
Bibliografía
Poesía
¿Duerme usted, señor presidente? Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1962.
Elegía a la muerte de Guatimocín, mi padre, alias el Globo. Caracas: Ediciones del
Techo de la Ballena, 1967.
Copa de Huesos. Profanaciones. Caracas: La gran papelería del mundo, Caracas,
1972.
¡Ha muerto un colmenar de la colmena! Caracas: Ediciones en Homenaje a Rafael
José Colmenares, 1973.
Sexto sentido o Diario de Praga. Caracas: Dirección de Cultura Universidad Central
de Venezuela, 1973.
Canción anónima / Canción para Evita Paraíso /Los mil picos de agua. Caracas: La
gran papelería del mundo, 1980.
Convertido en pez viví enamorado del desierto. Caracas: Dirección de Cultura
Universidad Central de Venezuela, 1989.
Alfabetarium. Caracas: Casa Nacional de Las Letras Andrés Bello, 2001.
En (des)uso de razón (Antología). Caracas: Rayuela Taller de Ediciones, 2016.
Narrativa
El pumpá volador de Armando. Caracas: Ediciones María de Mase Caracas
(Narrativa infantil), 1980.
El Almirante duende. Caracas: Rayuela Taller de Ediciones (Narrativa infantil),
1998.
Yo, Bolívar Rey (novela). Caracas: Contexto Audiovisual 3, 1986.
Entrevista
Usted me debe esa cárcel. Conversaciones en La Ahumada (entrevista). Caracas:
Rayuela Taller de Ediciones, 1996.
Iván Carvajal • Tzántzicos
139
II. Tzántzicos
(Selección y bibliografía de Iván Carvajal)
Euler Granda
(Riobamba, 1935)
La aguja y el camello
e inofensivamente así
sin meter los zapatos en los platos ajenos.
Si mis iguales,
mis diferentes semejantes,
los que funcionan como yo
y sin embargo
más que yo rebuznan.
Si supieran los nudos que me hago
y que buscarle
cinco patas al gato
es como sonreírse sin los dientes.
Si supieran
me digo:
que dos y dos son cinco,
que la línea más corta
no es la recta
y que no queda en pie de los axiomas
ni la aseveración rotunda,
ni Pitágoras.
Si supieran no más
que yo ya no soy yo
sino un primo lejano
que se quedó aplastado bajo un viernes
y desde entonces
algo como un violín
le está goteando adentro.
Si supieran las cosas que yo escribo
desde este barrio sin desagües
donde nos estancamos todos
y la luna se aborta empantanada.
Si supieran las cosas que no escribo
y las cosas que guardo en las rendijas;
si supieran no más,
os doy por descontado
no pasaría nada.
Iván Carvajal • Tzántzicos
141
Además
qué carajo,
qué reino de los cielos,
qué flor,
ni qué camello;
los ricos
mientras más barrigones,
con más facilidad
salen y entran dondequiera.
Ulises Estrella
(Quito, 1939 – 2014)
Bloqueo
Anámesis
Hombre camina
Humberto Vinueza
(Guayaquil, 1942 – Quito, 2017)
Y Nido
en los tiempos
de ah
cuando el amor hizo pico
y pala en el corazón borracho
con los versos más tristes esta noche
y la frescura de la carrrne
volaba en helicópteros pequeñitos sobre la almohada
para entrar en el cerebro
con espuma palmolive
y el glostora-juventud perniabierta tranquila lagartija
y el rápido alka-seltzer de la radio
antes o después del empacho de la vida
en el reversible instante
en que la idea de mujer
en nombre del sistema ciñe su cintura
a tu vocación de carrusel
alrededor
del mismo trompo que se te vuelve piolas
y en el pecho crees sentir
el ascensor de la oficina imaginaria
GUARAGUAO
146
(De un gallinazo cantor bajo un sol de a perro, Quito: Editorial Universitaria, 1970.
Vinueza reescribe más tarde el poema, la nueva versión aparece en
De la voz y del silencio, tomo 1, Quito: Esqueletra editorial, 2016).
Iván Carvajal • Tzántzicos
147
Rafael Larrea
(Quito, 1942 – 1995)
algo
mío
me trajo a vivir contigo
Raúl Arias
(Quito, 1943)
Frente al cementerio
un perro amarillo
escarba en la basura.
Frente a una botella
un hombre con sombrero
escarba los pelos de la muerte.
III. Nadaístas
(Selección y bibliografía de Ana María Chagra)
Gonzalo Arango
Poema a mi sobrenada
silencioso
tímido
elocuente.
Ana María Chagra • Nadaístas
155
la angustia de la semana.
GUARAGUAO
156
Poema tristísimo
Si muero
te invito al sol
alma mía
y no olvides
llevar tu cuerpo
Sufriremos felices
y juntos seremos
carne de luz
en la memoria de Dios
Y si no hay Dios
lo mismo da
Recordaremos el sol
que tanto nos gustaba
allá en Cali Colombia
Nuevo Mundo ¿Recuerdas?
¿O era en la luna?
¡Lo olvidé!
(De Obra negra, 1974)
Ego literario
Bibliografía
La emboscada de Altamira
Bibliografía
Los poemas de la ofensa. Bogotá: 1.ª edición, Tercer Mundo Editores, 1968; Bogotá:
2.ª y 3.ª edición, Fundación Simón y Lola Guberek, 1985 y 1991.
Extracto de poesía. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1982.
Sombrero de ahogado. Medellín: Editorial El Propio Bolsillo, 1983.
Poemas de tierra caliente. Editorial Universidad de Antioquía, 1985.
Selecta. Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1987.
Alheña y Azúmbar. Medellín: Editorial Lealon, 1988.
Sombrero de ahogado / Poemas de tierra caliente. Medellín: Editorial El Propio
Bolsillo, 1991.
Poemas principales. Valencia: Editorial Pre-textos, 2000.
Poesía de uso. Bogotá: Luna Libros, 2014.
GUARAGUAO
162
Jotamario Arbeláez
El profeta en su casa
De la carpintería
emerge el olor de la cola, virutas vuelan por el aire,
canta la sierra circular construyendo pupitres.
Después de la guerra
un día
después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
te tomaré en mis brazos
un día después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra tengo brazos
y te haré con amor el amor
un día después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra hay amor
y si hay con qué hacer el amor
Bibliografía
Jorge Pimentel
Bibliografía
Poesía
Kenacort y Valium 10. Lima: Ediciones del Movimiento Hora Zero, 1970.
Ave Soul. 1.ª edición. Madrid: Colección El Rinoceronte, 1973; 2.ª edición
(aumentada), Lima: Ediciones Doble Príncipe, 2008; 3.ª edición (definitiva,
corregida y aumentada), Barcelona: Ediciones Sin Fin, 2013; 4.ª edición,
Lima: Lustra Editores, 2014.
Palomino. Lima: Carta Socialista Editores, 1983.
Tromba de agosto. 1.ª edición, Lima: Lluvia Editores, 1994; 2.ª edición, Nueva
York: Ediciones Hora Zero Lima/Instituto de Escritores Latinoamericanos.
Hostos Community College/CUNY, 2012; 3.ª edición (aumentada), Lima:
Lustra Editores, 2012.
Primera muchacha. Lima: Ediciones Art Lautrec, 1997.
En el hocico de la niebla. Lima: Ediciones El Nocedal, 2007.
GUARAGUAO
172
(Pasó aquí)
Le quitaron la ciudad a Mario Luna el día 31 de mayo.
Y su dolor equivale a doce volúmenes de poemas del siglo
xviii y no será consignado aquí.
El 1.º de junio el cable repetía el barrio La Esperanza está en los suelos,
el barrio del Acero ya no existe y allí se mezclaron cines con parques
y carros y árboles, y árboles se mezclaron con abuelos y novias y familias
y tiendas comerciales, tiendas comerciales se mezclaron con ópticas,
consultorios,
cementerios, y cementerios con salas de maternidad, con máquinas
de escribir
con pantalones con zapatos con hígados con riñones, y riñones se mezclaron
con cerros y cerros con techos con televisores con cráneos con sillones
con frazadas con tablas. Y el sur está en el norte. ¡El techo en el hueco!
¡El 8 de junio en el 2 de marzo! Y yo recorro 454 kilómetros
y he visto 454 kilómetros de dormitorios amarrados a estacas, de padres
buscando
a hijos y mujer, hijos a madres, a la hermana menor buscando,
y amigos encontrando
al amigo muerto, el voluntario hallado en la pierna de un damnificado,
una novia
acariciando al novio herido junto a la virgen María sucia mujer empujada
por el sismo, mujer rota bajo un surtidor de la avenida Espinar ocupada
por la fachada de toda la calle, de toda la calle hasta radio Chimú
hasta el cine Olaya con sus butacas sobre autos de capota averiada, sobre
árboles mutilados, rotos y eso, y todo eso
en una temperatura de 14º Farenheit al norte del Perú.
Y mi dolor es equivalente a seis volúmenes de poemas del siglo xix
y tampoco será consignado aquí.
Pienso en Mario Luna. En la ciudad que le quitaron. ¡Y el sur está en el norte!
¡El techo en el hueco! Y luego irse, irse, subir al interprovincial.
Ana María Chagra • Hora Zero
173
Pero había que bajar, los pasajeros tuvieron que bajar y después subir
para atravesar el puente Virú, el puente Santa. Durante todo el invierno.
El júbilo
Atención, este es el júbilo, este es el júbilo
huyendo del silencio, viene, viene, se queda,
limpia, este es el júbilo, el silencio le huye.
Elfina, tú decías no, pero está conmigo,
tómalo en mis ojos, en mis manos. Elfina,
deja la tarde en la calle, avisa y que vengan,
que se alejen de las ofensas, que descuiden la
acechanza, el improperio, la alevosía,
aviso, dilo y abandona las oficinas,
corre, ven con todos, corre, separa tus dedos
de las máquinas sumadoras, cierra, cierra
los libros, los llaveros, los insultos, este es el júbilo,
este es el júbilo, reconócelo, Elfina, este es el júbilo.
Este que se aleja de la redondez del cuatro,
de la punta involuntaria del cinco
o del alambre que sigue al viento. Este es el júbilo,
este es el júbilo, este viento cargado
con sonido de vidrios verdes, este es el júbilo
y conmigo está mirando la tarde. Entro en los pechos,
en las frescas canciones, entro, este es el júbilo,
esa música, esa abundancia, ese relumbre
que dejo caer sin recogerlo, este es el júbilo,
reconócelo, Elfina, este es el júbilo.
Bibliografía
Poesía
Un par de vueltas por la realidad. Lima: Ediciones del Movimiento Hora Zero,
1971.
Vida Perpetua. Lima: Editorial Ames, 1978.
Las armas molidas. Lima: Arte Idea Editores, 1996.
GUARAGUAO
174
Tulio Mora
La alarma vibrante
de la revolución en la paridez del momento.
Trasgresores semánticos
en el pabellón de politraumatismos.
Bibliografía
Poesía
Mitología. 1.ª edición, Lima: Ediciones Arte Reda, 1977; 2.ª edición, Lima:
Ediciones Art Lautrec, 2001.
Oración frente a un plato de col y otros poemas. Lima: Ediciones Volcán Maduro,
1985.
Zoología prestada. Lima: Tarea Ediciones, 1987.
Cementerio general. 1.ª edición, Lima: Lluvia Editores, 1989; 2.ª edición
(aumentada), Lluvia Editores, 1994, selección traducida al inglés «A Mountain
Crowned by a Cemetery», Redbeckpress, Bradford, Inglaterra, 2001; 3.ª y
4.ª edición, Lima: Lancom Ediciones, 2013; 5.ª edición, Santiago de Chile:
Ajiaco Ediciones/Editorial Desbordes, 2017.
País interior. 1.ª edición, Lima: Ediciones Copé, 1994; 2.ª edición (corregida y
aumentada), Huancayo: Bisagra Editores, 2010.
Simulación de la máscara. Lima: Ediciones El Nocedal/Hora Zero, 2006.
Ángeles detrás de la lluvia. Lima: Colección Húnikos, 2009.
Aquí sobra la eternidad. 1.ª edición, Lima: Fondo Cultura Peruana, 2012; 2.ª
edición, Barcelona: Ediciones Sin Fin, Barcelona, 2013; 3.ª edición, EE.UU.:
Ediciones Pachacámac, 2013; 4.ª edición, México: Cascada de Palabras, 2013.
Antologías de poesía
Hora Zero, la última vanguardia latinoamericana de poesía. Los Teques, Venezuela:
Ateneo de Los Teques, 2000.
Hora Zero. Los broches mayores del sonido. Lima: Fondo Editorial Cultura Peruana,
2009.
Hora Zero / Infrarrealismo. La última vanguardia. Lima: Lancom Ediciones, 2016.
Ana María Chagra • Hora Zero
179
Enrique Verástegui
Datzibao
y fuiste solo una muchacha que pasó por mis ojos silenciosamente
pegada a mí
a mi secreta manera de enredarme en las cosas de explicar
un mundo indeciso sembrado con piedras
yo que creí que nada era nada en cualquier lugar de este mundo
y de pronto me di con tus sueños como con un golpe de mar sobre el
rostro
y luego adiós porque todo y nada puede explicarse en el amor y
porque todo
y nada se explica en nosotros y con nosotros.
Si te quedas en mi país
Bibliografía
Poesía
En los extramuros del mundo. 1.ª edición, Lima: Carlos Milla Batres Editores, 1971;
2.ª edición, Lima: Lluvia Editores, 1994; 3.ª edición, Lima: Fondo Editorial
Cultura Peruana, 2004; 4.ª edición (aumentada y corregida), Lima: Grupo
Editorial Caja Negra, 2012 y 2016.
Praxis, asalto y destrucción del Infierno. Lima: Ediciones Campo de Concentración,
1980.
Leonardo. Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1988.
Angelus novus (Tomo I). Lima: Ediciones Antares, 1989.
Angelus novus (Tomo II). Lima: Ediciones Antares y Lluvia Editores, 1990.
Monte de goce. Lima: Jaime Campodónico editor, 1991.
Taki onqoy. Lima: Lluvia Editores, 1993.
Splendor IV. Albus. Lima: Editorial Gabriela, 1995.
Cañete (Antología mínima). Lima: Palabras del oráculo, 1998.
Ensayo sobre ingeniería. Lima: Gonzalo Pastor editor, 1999.
El Teorema de Yu. Lima: Arte/Reda, 2004.
Yachay Hanay, seguido de tractatus lógico matemáticus. Lima: Ventana de Medusa,
2006.
Teoría de los cambios. Lima-Arequipa: Sol Negro Editores. Cascahuesos Editores,
2009.
Poesía para señoritas. Lima: Ediciones La manzana mordida, n.º 74, 2009.
Ángel con laúd sideral (antología). Lima: Lancom Editores, 2013.
Ana María Chagra • Hora Zero
183
Carmen Ollé
Estoy en el Mediterráneo.
Podría estar en cualquier otro lugar sintiéndome
la misma criatura y sorprendida ante los
cambios de su cuerpo
la traslación de un cuerpo significa un corte
se vuelve a ser
y lo que nos ocurre aquí no nos hubiera ocurrido allí.
Se cree esto con tanta fuerza con tan absoluta confianza
que el regreso se nos figura un retorno a la frescura
de la piel:
los dientes no se pudren allí
el rostro no se aja
la piel no pierde lustre.
Los parientes fallecen (porque hemos partido)
el pueblo estalla
las familias empobrecen
se repueblan se sintetizan
¿No es una teoría nerviosa de la historia?
Nuestro Tótem.
GUARAGUAO
186
Angoisse
Quién vive
quién como yo respira el aire hediondo
de los bares de Lima
¿Un hombre? ¿Una mujer?
dos mujeres
tomadas de la mano
mientras
una voz de tabernero italiano
suspira al monzón
maloliente de las divinas
que voluptuosas y magníficas
siempre vestidas de escarlata
estas mujeres que se han declarado el amor
abiertamente esta noche...
¡Vengan bufones!
Presto
¡Chsss! malandrines
ebrios
de baba.
Ebria como sus dueñas
la noche nos arrastra
juntos
sus gruesas palabras no alteran mis oídos
Ana María Chagra • Hora Zero
187
Bibliografía
Poesía
Noches de adrenalina. 1.ª edición, Lima: Cuadernos del Hipocampo, 1981; 2.ª
edición, Lima: Lluvia Editores, 1993; 3.ª edición, Buenos Aires: Tierra Firme,
1994; 4.ª edición (edición bilingüe español-inglés, trad. de Anne Archer),
Floricanto, California, 1997; 5.ª edición, Lima: Ediciones Flora Tristán y
Lluvia Editores, 2005; 6.ª edición, Lima: Tranvía Editores, 2012; 7.ª edición,
Lima: Ediciones Peisa, 2014; 8.ª edición, México: EBL-Intersticios, 2015; 9.ª
edición, Barcelona: Ediciones Sin Fin, 2015.
Todo orgullo humea en la noche. Lima: Lluvia Editores, 1988.
¿Por qué hacen tanto ruido? Lima: Ediciones Flora Tristán, 1992.
Una muchacha bajo su paraguas. Lima: Ediciones El Santo Oficio, 2002.
Après tout, la nuit (antología bilingüe español-francés). París: Les Arêtes Editions,
2016.
Novelas varias
Las dos caras del deseo
Pista falsa
Retrato de mujer sin familia ante una copa
Halo de luna
Monólogos de Lima
Halcones en el parque
GUARAGUAO
188
V. Infrarrealistas
(Selección y bibliografía de Bruno Montané Krebs)
Roberto Bolaño
Musa
y en la fila
de los presos políticos.
Te vi en los ojos terribles
de Edna Liebermann
y en los callejones
de los pistoleros.
¡Y siempre me protegiste!
En la derrota y en la rayadura.
Musa,
más hermosa que el sol
y más hermosa
que las estrellas.
(De Los perros románticos, 2000)
Bruno Montané Krebs • Infrarrealistas
191
Resurrección
Mara Larrosa
Espaldas negras
a Roberto Bolaño
Guadalupe Ochoa
Ana Xóchitl
Mario Santiago
Incubadora de orgasmos
hamaca carnívora
en la que medito los jugos de jazz
con los que saldré más fresco
más brillante / de mis próximos incendios
Aparentemente tú has decidido darnos la espalda
Acordonarnos los músculos del cuello
triturarnos los fusiles
jugar con nosotros al festín de los fantasmas
Pero lo cierto en este crucigrama
de barricadas temblonas
camas destendidas
citas inciertas
con lo desconocido intrauterino
Pero lo cierto en este crucigrama
es que la lengua del poeta te visita
el sudor del guerrillero penetra en ti / hasta los ojos
los fetos electrizados del deseo aún insatisfecho
bailan con tus vértebras
forjan tus flautines
prenden sus inciensos en tu pelvis
Mientras tú les sonríes les conversas
les regalas gasolina / soma vibrátil
dentaduras trepadoras que arrancas de ti mismo
& ya puedes considerarte
socio : cómplice : infrarrealista hermanito nuestro
Crucemos cojos / desgreñados / o cantando
los gises polvorientos de esta raya
Callejón sin salida
autostop que me doy a mí mismo
Tu muslo izquierdo: enfermedad
tu muslo derecho: medicina
A la hora en que cierran sus taquillas
los centros nocturnos & los circos
En el momento en que se desmaya la venta de aspirinas
consoladores hexámetros famosos
es que tú apareces
GUARAGUAO
198
Se lanzan en su órbita
giran con la energía de agujeros negros
firmes crean una nueva constelación Delta-Centauro.
Son estrellas.
GUARAGUAO
200
Cuauhtémoc Méndez
Mi familia
en este país,
es de las pocas
que no viven del gobierno.
Nuestras demoras en los pagos
de los servicios públicos
son los únicos negocios
que tenemos con él.
(De Peso neto, 2017)
Pirul
Poner nombres
Mi nacimiento
Broté yo
de una flor.
Me alzó la Diosa.
Me sostuvo en sus manos.
Me vistió de milagros.
Lazos
Sabia edad
Rubén Medina
El mundo al instante*
Una mujer
de apenas
veintitrés años
salía de un cine
barato
en la ciudad
de los palacios
y caminaba
bajo la lluvia
nocturna
del último viernes
de agosto.
Tenía prisa
por atravesar
la ciudad
y llegar a su destino.
Parecía
que buscaba
el mar.
* Título de un noticiario que se pasaba entre películas en México durante los años cincuenta
y sesenta.
Bruno Montané Krebs • Infrarrealistas
205
llamando la atención
de todos los presentes,
sorprendidos de ver a un negro
que no era un sirviente
en el hotel
mirando hacia el otro lado
del mundo;
en otra ciudad
igualmente
tendida al mar Atlántico
un joven delgado
y alto como un edificio
caminaba
por la Avenida 9 de julio
y pensaba
en escribir una novela
que se leyera
hacia atrás & adelante
igual como recorren
las ciudades
los niños
y los nómadas;
en un café de Bucareli
Fidel sostenía su primera
conversación con el Che,
y tuvo la certeza
momentánea
de que la realidad
se repetía dos veces
pero que a él
no le tocaría
la parte de la tragedia;
en un apartamentito
en San Francisco
el ciudadano K. llevaba
GUARAGUAO
206
76 horas escribiendo
sin parar
y apenas tomaba un par
de minutos para abrir
otra botella de mezcal
y llenar el vasito
de plástico;
en la Ciudad de México
la mujer que había
salido del cine
llegaba,
empapada por la lluvia
de agosto,
a un sanatorio en la calle
Gabriel Mancera.
José Peguero
Chilpancingo, 1979
GUARAGUAO
208
De eso se habla
de sueños que se desmantelan
y finalmente aceptas lo que no serás
Chernobyl
A mi carnal Mauricio
Mientras lloras
una nube pasea sus cabellos por el cielo de Finlandia
Mientras como un animal oscuro te revuelcas
una bocanada envuelve a varios hombres de Kiev
–La muchacha más solitaria de Minsk
detesta las pastillas de cloro
–La muchacha más solitaria y hermosa de Minsk
no podrá vacacionar a orillas del mar Caspio
/ Esa playa de sombra que la obstinación
de tu luz proyecta /
buscan más cadáveres –cabecean los periódicos
entre la carga y la descarga de pollo fresco
¿Cuántas hijas de Andreiev
vagarán por las tumbas?
¿Cuántos abedules radiantes
necesitará la ceniza?
–El hombre es el cáncer del universo
–El universo, en su órgano afectado me hallé
Y mientras como un erizo herido te revuelcas
una niña ciega deletrea el epitafio del hombre:
Fue la catástrofe más grande del mundo
Estarás conmigo
para que la distancia y el tiempo dejen de existir
cuando camines hacia Chapultepec.
Estarás conmigo
hoy / mañana
y tu presencia retumbará en las estaciones del metro
como un terremoto
que nos hará diversos:
pájaros-río
flores-campana
llaves mundiales
y cobre-cal mina entera.
Estarás conmigo / sí
pero no sé la dirección del manicomio / no he averiguado
dónde exhiben tu rostro de bicicleta / ignoro quién
transmite tus palabras hasta mis manos para que no las
recuerde / ni puedo buscar tu boca fuera de ti misma
tu-boca-no-es-un-con-
junto-de-líneas-
escritas-a-
mano-
pero cuando sé que vienes / y lo sé de veras
mi reloj recuerda que son doce las horas dos veces al
Bruno Montané Krebs • Infrarrealistas
215
Estarás conmigo / sí
ya no más / no
yo-solo-tú-sola
ni penumbras en Chapultepec
estarás conmigo tú y yo somos uno el mundo es el paisaje
que escogemos.
Escrito 8
Bibliografía
Revistas
Pájaro de calor. México D.F.: 1976.
Correspondencia infra. México D.F.: 1977.
Rimbaud vuelve a casa. Barcelona: 1977.
Berthe Trépat (hojas fotocopiadas). Barcelona-México: 1978-1983.
Libros
Bautista, Pedro Damián
Sexto Paladar (poesía). Chapingo: Universidad Autónoma de Chapingo, 1985.
Estrella Delta-Escorpio (poesía). México D.F.: Al Este del Paraíso, 1995.
El último ciclista (poesía). Cuernavaca: La Ratona Cartonera, 2010.
Hombre de negocios (poesía). Jerez Cartonera de Zacatecas, 2014.
La soledad de los grandes establecimientos comerciales (relatos, inédito). Premio
Nacional de Cuento San Luis Potosí, 2007.
Cartapacios (novela, inédito). Premio Latinoamericano de novela Sergio Galindo,
2015.
Sol de terremoto (poesía, inédito). Poem to a Horse (poesía, inédito). Envite (poesía,
inédito). Petróleo y metales (poesía, inédito). Trenes Autobuses Barcos Caballos y
Aeroplanos (poesía, inédito).
Bolaño, Roberto
Reinventar el amor. México D.F.: Taller Martín Pescador, 1976.
Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego. Antología de la nueva poesía
latinoamericana (ed.), presentación de Efraín Huerta y prólogo de Miguel
Donoso Pareja, México D.F.: Extemporáneos, 1977.
El último salvaje. México D.F.: Al Este del Paraíso, 1995.
Tres. Barcelona: Acantilado, 2000.
Los perros románticos. Barcelona: Lumen, prólogo de Pere Gimferrer, 2000.
La Universidad Desconocida. Barcelona: Anagrama, 2007.
The Unknown University (traducción al inglés de Laura Healy), Nueva York: New
Directions, 2013.
Medina, Rubén
Báilame este viento, Mariana (poesía), California, Departamento de español y
portugués, Universidad de California, Irvine. (1980).
Amor de lejos... Fools’ Love (poesía). Edición bilingüe, traducción de Jan Sternbach
y Robert L. Jones, prólogo de Carlos Blanco Aguinaga, Houston, Arte Public
Press. –(1986).
Autor, autoridad y autorización: Escritura y poética de Octavio Paz (ensayo), México
D.F., El Colegio de México. –(1999).
Nomadic Nation / Nación Nómada (poesía). Cuernavaca, México: La Ratona
Cartonera, 2010.
«Un poeta latinoamericano: La aventura incesante de Roberto Bolaño». Dossier:
Bolaño poeta, Quimera Revista de Literatura, n.º 314, –(2010). pp. 34-38.
Nomadic Nation / Nación Nómada (poesía), Madison, Wisconsin, Rosalita
Cartonera. –(2011).
Genealogías del presente y pasado. Literatura y cine mexicanos (ensayo), Lima/
Berkeley, Latinoamericana Editores. –(2011).
Una tribu de salvajes improvisando a las puertas del infierno. Antología Beat
(traducción en colaboración con John Burns), México D.F., Aldus. –(2012).
Ciudades de otros (poesía, inédito). Nomadic Nation (poesía), Guayaquil, El
quirófano. Nomadic Nation / Nación nómada (poesía), Madison, Wisconsin,
Cowfeather Press. –(2015).
Peguero, José.
Sonaban como un huracán (poesía, inédito). Un poeta en el florero (poesía, inédito).
–(2005). «El maravilloso viaje de Roberto Bolaño», Turia. Revista cultural, junio-
octubre 2005, n.º 75, pp 162-169.
PASO DE BARCA
medida inexplorada en el ámbito de la
literatura hispanoamericana.
Este mismo carácter inaugural plan-
tea una serie de límites al proyecto, que
no puede considerarse –reconocen Attala
y Fabry en la «Introducción» al volu-
men– como «una síntesis comprensiva,
al mismo tiempo que ajustada en todas
sus partes, del fenómeno de la intertex-
tualidad bíblica en la literatura hispano
americana a lo largo de su desarrollo»
(18), comparable a las que se han realiza-
La Biblia en la literatura do para ciertas literaturas europeas. La
opción de los editores, en este sentido,
hispanoamericana. consiste en combinar artículos panorá-
Daniel Attala y Geneviève Fabry (eds.)
micos, que recorren muy sucintamente
Trotta, Madrid, 2016
una gran cantidad de textos de un deter-
minado género o periodo, con otros que
Génesis para un campo de estudios abordan in extenso la obra de autores in-
El notable trabajo editado el año pasado dividuales. La organización tripartita del
por Daniel Attala y Geneviève Fabry, libro, por otro lado, deja en claro que
constituye, digámoslo de entrada, un hi- más allá de la voluntad de abarcar un re-
to para la crítica literaria hispanoameri- corte temporal amplísimo, el eje está
cana. Por un lado, por la envergadura puesto en el siglo xx.
misma del proyecto, que parece reflejar la La primera parte, titulada –con al-
de la obra que le da título. En efecto, el gún rastro de etnocentrismo– «Del des-
voluminoso volumen tiene algo de Biblia cubrimiento al siglo xix: hitos», consta
en sí mismo: más de seiscientas páginas, de ocho artículos, entre los que predo-
una veintena de colaboradores de diver- minan los abordajes panorámicos, da-
sas instituciones, cinco siglos de historia do que aun en los casos en los que la
literaria que involucran una gran varie- atención está dirigida a una serie acota-
dad de géneros, textualidades y autores, da de autores, estos son abordados
desde los diarios y cartas de Cristóbal como «casos» representativos de un gé
Colón hasta un polémico ensayo de Fer- nero o periodo. Los dos autores estu-
nando Vallejo en la primera década del diados de manera individual son muy
siglo xxi. Por otro lado, la relevancia de significativos: Cristóbal Colón, que
este trabajo radica en su carácter funda- aparece como punto de partida de la
cional, su voluntad de contribuir a la de- literatura hispanoamericana, pero tam-
finición de un área de estudios que, bién como ejemplo de un uso apologé-
ampliamente desarrollada en otras tradi- tico de la Biblia, todavía deudor de la
ciones críticas, permanecía –como no exégesis medieval; y Sor Juana Inés de
dejan de señalar los editores– en buena la Cruz, figura central del Barroco
las diferencias creando –hay que insistir Poesía en tiempos sin papel
en ello– una unidad imaginativa, un
De «acto de empecinamiento» hablan
mundo que novela a novela va decantán-
los editores de esta nueva colección de
dose y sentando sus reales en la literatura
poesía, que la poeta venezolana –pro-
latinoamericana. Ese mundo no es, en
motora también de actividades litera-
modo alguno utopía. Solo se puede defi-
rias y educativas– Edda Armas dirige y
nir como un sueño impregnado de inter-
conforma junto con Carlos Cruz-Diez
mitencias obsesivas e irracionales. Un
–uno de los máximos representantes a
sueño muy parecido al que nos envuelve,
nivel internacional del op art o arte vi-
a nosotros americanos».
sual–, creador del logotipo editorial, y
Y es, precisamente, el poderoso influ-
Annella Armas, diseñadora de la colec-
jo del ensueño el que dibuja la trayectoria
ción y autora también de las diferentes
de este personaje. Lo que importa en el
fotografías de las cubiertas. Bajo el sello
relato no es, por tanto, la relación con
Dcir ediciones, esta colección y edito-
la realidad engañosa, sino el peso de una
rial se han creado con la finalidad de
verdad agazapada en la profundidad de la
darle más presencia a la poesía, tanto en
consciencia, verdad que emerge cargada
su país, Venezuela, como internacio-
de símbolos que encierran las claves de
nalmente. Los volúmenes se abren con
la enigmática condición humana.
una rotunda y alentadora declaración
de intenciones: «Dcir deja de lado la
Consuelo Triviño Anzola imposibilidad y confabula en opti-
mista acto de resistencia, corteja
obras inéditas de poetas venezola-
nos en la sobria proeza de editar
poesía en tiempos sin papel»; y la cita
a Chantal Maillard: «La palabra des-
pierta al hombre a su libertad, creando
un espacio y una luz donde consagrar
las formas en ese diálogo único que son
los seres humanos». No es poco «decir»,
sea en Venezuela o en cualquier país del
mundo.
Cuenta la colección hasta el momen-
to con dos entregas, de dos volúmenes
cada una: Ritual de bosque, de María Cla-
Ritual de bosques (María ra Salas y Pasajero, de Néstor Mendoza,
Clara Salas), Pasajero (Néstor de 2015; y Los ausentes, de Rubén Acker-
Mendoza), Los ausentes (Rubén man y Crónicas budistas, de Blanca Strep-
Ackerman), Crónicas budistas poni, de 2016. Todos ellos de una calidad
(Blanca Strepponi) literaria que, más allá del impulso plausi-
Dcir Ediciones, Caracas, 2015 y ble de esta iniciativa, si se mantienen en
2016 esta línea, sin duda consolidarán con su
Libros
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bosque la figura elegida para significar, es demasiado débil. // Los pájaros co-
el bosque es la vida hacia adentro y ha- men, / mi corazón de trapo late en sus
cia afuera («¿Puede el río recoger su picos».
cauce / o la brisa retirar su frescura? / La tercera entrega, a la que aún no te
¿Puede ignorarse el mensaje del bos- he tenido acceso pero que se presentará
que?»); y el poemario, sus poemas, sus este mismo otoño, apuesta por obras pri-
versos, tienen la porosidad que la auto- meras de autores jóvenes: Estatua de sal y
ra ve en la belleza («Agotadora es la po- otros poemas –galardonada con el «XX
rosidad / de la belleza»). Un gnosticismo Premio Bienal Literaria José Antonio Ra-
sin mística celebra la trama de la vida a mos Sucre»– de Cristina Gutiérrez Leal
la que pertenecemos: «La otredad tiene (Coro, 1988) y Los Palos Grandes, de
que ver con los árboles / con las voces Carlos Egaña (Caracas, 1995).
de las hojas / y el fruto de la higuera. // Un detalle a destacar, producto sin
[…] ¿Quién puede seguir dormido duda de una voluntad de esmero y suti-
cuando la arboleda llama?». leza, son los textos que aparecen en la
Néstor Mendoza (Maracay, 1985), contracubierta de cada ejemplar; unas
por último, en Pasajero, se detiene a mi- breves críticas, muy líricas, que están
rar; mirar dos veces, porque le sobrecoge firmadas en todos los casos por otros
la fugacidad del instante («Lo breve asus- tantos poetas reconocidos no venezola-
ta y su analogía con la muerte»), con un nos. Y reseñable es también el cuidado
talante que no demanda respuestas, que del diseño de los volúmenes, en forma-
no necesita conclusiones ni hace balance, to muy alargado y con toques de origi-
solo la constatación de lo observado: «Es nalidad que los singularizan, entre ellos
difícil mirar el paisaje, / ver el sudor que el sugerente cambio de color de las por-
se desliza; / por eso miro varias veces los tadillas internas y el logo, inspirado en
objetos: / no confío en la flaqueza del ins- el concepto de Cruz-Diez de que «el
tante. // Me guía el interés de atrapar lo color sucede» y sacado de su peculiar
observado». Es la suya, dice Francisco paleta. En definitiva y sin ambages, una
José Cruz, una «actitud indagadora», una iniciativa por la que hay que regocijarse
«disección de las sensaciones». Pero a ve- y que contribuirá a seguir creando en
ces surge el latigazo que, «Rápido. Sin torno a la poesía, como quería Federico
oración: / deja la carne viva, / deja la san- García Lorca, «amantes» y no adeptos.
gre viva» y surgen duros poemas como
«Espantapájaros»: «En este par de estacas Inmaculada Lergo Martín
cruzadas, / sin nadie a la izquierda / ni
nadie a la derecha, revive una antigua es-
cena / de centuriones y lanzas en el costa-
do. // Sostengo a diario el peso del
cuerpo, / no permito que un hilo suelto
invite a la / desnudez. Algunas veces, lo
tomo con ambas / manos, con fuerza,
nervioso, para que no se descosa: la tela
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Año 21 N. 56 · Invierno 2018
o
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