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EXPEDIENTE: 05046-2009-0-1801-JR-PE-57

SECRETARIO: JAIME DAVID PORTILLA SALAZAR


CUADERNO: PRINCIPAL
ESCRITO: 04
SUMILLA: RESPONDE QUERELLA POR PRESUNTO DELITO DE
DIFAMACION AGRAVADA PRESENTADA POR ANTONIO VIDAL
HERRERA.
SEÑOR JUEZ DEL VIGESIMO SEXTO JUZGADO ESPECIALIZADO
EN LO PENAL DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA:
JOSE CARLOS PAREDES ROJAS, en la Acción Privada Querella
que se me sigue en supuesto agravio de Antonio Ketín Vidal
Herrera a usted atentamente digo:

Que, conforme al artículo 314 del Código de Procedimientos Penales,


una vez enterado plenamente de la denuncia por presunto delito de
difamación agravada interpuesta contra mi persona por Antonio Vidal
Herrera, respondo al fondo del asunto, en el plazo de ley, con los
siguientes fundamentos de hecho y de derecho:

FUNDAMENTOS DE HECHO:
Como preámbulo a las respuestas puntuales, debo explicarle, Señor
Juez, el contexto en el que se dio una investigación periodística de
más de tres años, la que se publicó en varias entregas (Tres
reportajes televisivos, en Panamericana Televisión - Canal 5 de Lima y
Frecuencia Latina - Canal 2 de Lima, respectivamente; en un extenso
reportaje en la revista peruana Etiqueta Negra; y, finalmente, en un
libro publicado por el sello editorial español Planeta). Fue una
investigación periodística responsable, rigurosa, que se tomó todo el
tiempo posible para indagar, cruzar información, verificar datos, hallar
expedientes perdidos y entrevistar a un centenar de personas que
tenían algo que ver con el pasado del general Ketín Vidal Herrera. No
publiqué nada hasta no estar completamente seguros de la
información. Ésta no es una declaración retórica o de buenas
intenciones, fue la manera de trabajar que ha sido reconocida no sólo
en el Perú, sino en el extranjero.
Es de resaltar que en la investigación periodística materia de este
proceso, siempre se buscó la versión del querellante Antonio Ketín
Vidal Herrera, aunque por alguna razón –supongo yo por estrategia–,
sólo contestó una vez a nuestros requerimientos y dio su versión en
vivo en un programa televisivo (en marzo del 2002 en el
programa Panorama de Canal 5). Las demás veces se negó
rotundamente a responder nuestras preguntas, como dejamos
constancia en su oportunidad. Prefirió ir a programas periodísticos
para ser entrevistado por otros periodistas amigos suyos, aunque en
algunos casos se vio en aprietos. Para el libro materia de la presente
querella, hemos recogido su versión de todas las entrevistas (que son
más de 10) a lo largo de los cuatro años que conocimos el tema y que
el se vio obligado a responder diferentes cuestionamientos que no
salían del autor del libro, sino de las autoridades judiciales, del
Ministerio Público y de la Contraloría General de la República.
Este trabajo se hizo atendiendo a la función social del periodismo que
es vigilar el poder público en nombre de la gente, de la opinión
pública. Y la actuación pública del querellante Vidal Herrera fue de
absoluto interés público, pues desempeñó cargos de relevancia en la
sociedad peruana en la última década del siglo XX. En la Policía
Nacional (Jefe de la DINCOTE, Director General) y en el Ministerio del
Interior, llegó a ser su titular. Su actuación como funcionario público no
estuvo exenta de escándalos, cuestionamientos y procesos penales
abiertos en su contra. Fue público y notorio los cuestionamientos que
se hicieron en varios temas: desde sus antiguos vínculos con una
organización de narcotráfico internacional (la de Reynaldo Rodríguez
López, como oficial de inteligencia de la PIP) hasta el proceso de
enriquecimiento ilícito abierto en su contra por la justicia anticorrupción
peruana, pasando por auditorías de la Contraloría General de la
República que hallaron gastos no justificados por sumas millonarias,
mientras el querellado se desempeñó como jefe de la Dirección Contra
el Terrorismo de la Policía Nacional (PNP). Todo esto no es nada
nuevo, en su oportunidad fue publicado por diversos medios de
comunicación y periodistas especializados. (revista Caretas,
diarios Liberación, Correo, La República, Perú 21, diversos canales de
televisión como Canal 2, Canal 4 y Canal 5, entre otros), incluso hasta
se han escrito varios libros que incluyen capítulos dedicados a revisar
la actuación pública del querellante Vidal Herrera: El espía imperfecto:
la telaraña siniestra de Vladimiro Montesinos, de Sally Bowen y Jane
Holligan (Editorial Peisa, Lima 2003), Tras la huella de Montesinos, de
la periodista venezolana Patricia Poleo (Caracas, Planeta, 2001)
o Montesinos: su derrota en Venezuela, investigación periodística de
Adriana Cortés (Caracas, Libros de El Nacional, 2001). Así que, gran
parte de toda esta historia ya estaba escrita. Quizá el único mérito
de mi trabajo ha sido ordenar cada una de las piezas de este
complicado rompecabezas, ponerlas en contexto, verificar y
ampliar cada dato periodístico, cada testimonio, cada historia que
se había publicado, por otros periodistas, al respecto, yendo a las
fuentes y protagonistas.Muchas de las cosas que acá se cuentan,
no es producto de una investigación periodística, es la consecuencia
del trabajo de las autoridades competentes: grupos especiales de la
Policía, Fiscales Anticorrupción, auditores de la Contraloría y
Magistrados de diversas instancias del Poder Judicial.
Lo curioso y, a la vez sintomático, de esta denuncia son dos
cosas: 1.- Que ha sido presentada 7 años después de que el
querellante Ketín Vidal Herrera anunciara tal medida en el programa
del Sr. Nicolás Lúcar (Programa La Revista Dominical del 17 de marzo
del 2002). Y mucho tiempo después (tres años) de la publicación del
libro. Cualquier persona que se considera agraviada, calumniada,
difamada y vejada, no espera 7 años para hacer valer su derecho en
el Poder Judicial, lo hace inmediatamente. Si a mi me acusan de
ladrón, y no lo soy, denuncio de inmediato al que lo hizo, al periodista
difamador. Eso lo haría alguien que tiene la consciencia limpia. El
querellante Vidal Herrera, quizá piensa que como hace 4 años trabajo
y vivo en el extranjero no tendría capacidad de defensa, la que se ve
mermada por una medida arbitraria ordenada por su despacho (orden
para conducirme de grado o fuerza a su juzgado). ¡Después de 7 años
descubrió que lo he difamada!
2.- Que el querellante Vidal Herrera me ha demandado por la versión
final de mi trabajo de investigación periodístico, el libro publicado por
editorial Planeta en setiembre del 2006, y no ha puesto, como suelen
poner todos los supuestos agraviados en delitos de imprenta, como
tercero civilmente responsable a la casa editorial, la que se supone se
coludió con el autor para publicarle semejante barbaridad. ¿Será que
piensa que Planeta sí podría contratar un bufete de abogados en
Lima, mientras que el periodista, viviendo lejos y sin los recursos para
gastos judiciales, no? Otra curiosidad, sólo me demanda por 5 de los 7
capítulos del libro. Los otros dos no lo ofendieron. Coincidentemente
ambos tienen que ver con su estrecha y siempre subordinada relación
con su ex abogado Vladimiro Montesinos Torres (no demandó por el
Prólogo del libro, que explica su cuestionada actuación como jefe de la
DINCOTE entre los años 1991 y 1992, tampoco por el capítulo “El
héroe también dice que capturó a Montesinos”, que como su nombre
lo indica, abunda en detalles de la negligencia del querellante Vidal
Herrera en la ubicación y captura de su ex abogado Montesinos
Torres en Venezuela entre noviembre del 2000 y junio del 2001.
Montesinos, finalmente fue entregado por su celador en Caracas, en
junio del 2001, un mes antes de que Vidal Herrera deje el cargo de
ministro del Interior.

Sin cuestionar el derecho que tiene el querellante Vidal Herrera de


ejercer su defensa cuándo quiera y en la instancia que desee, paso a
las respuestas de fondo a la presente querella:

I- El querellante, en su denuncia presentada en diecisiete fojas, con


fecha 12 de febrero del 2009, se limita a entrecomillar algunos
párrafos y frases del libro”La caída del héroe: la verdadera historia del
general Ketín Vidal” -de mi autoría- sacados de contexto o
incompletos, a los que califica, sin demostrar por qué, de “FALSAS Y
DIFAMATORIAS”. Aunque el libro “La caída del héroe”, por primera
vez en el periodismo peruano, incluye todo un capítulo llamado “LAS
FUENTES DE ESTE LIBRO” (páginas 139 a la 160), donde se explica
detalladamente de dónde procede la información de cada caso real,
fáctico, incontrastable y comprobable, de la vida pública del
querellante, quien ocupó cargos relevantes en la Policía (Director
General) y en el ministerio del Interior (Ministro), responderé cita por
cita, frase por frase, capítulo por capítulo, cuáles son las fuentes, los
documentos, los testimonios y demás elementos que me permitieron
reconstruir cada una de las historias, del pasado del querellante, como
funcionario público, que se cuentan en el libro.
1.- “EL HEROE PROTEGE A UN NARCOTRAFICANTE”
A.- “El general Ketín Vidal se convirtió en abogado cuando lo
expulsaron de la ex Policía de Investigaciones del Perú. Ahora
dice que no fue así, que se debió a un error, a una injusticia, que
a él jamás debieron expulsarlo. Pero pocos saben que la
verdadera historia de ese episodio dice lo contario” pág. 22.
Es verdad que el Antonio Vidal Herrera se graduó de abogado cuando
fue separado de la ex Policía de Investigaciones del Perú (PIP),
después de verse involucrado en el escándalo de narcotráfico llamado
el caso “Villa Coca”, en julio de 1985. Su grado de compromiso con la
organización internacional de narcotráfico que dirigía Reynaldo
Rodríguez López, alias El Padrino, quedó claramente establecida en
el Atestado Ampliatorio Número 498-D-DINITD (La entonces
Dirección Nacional de Investigación de Tráfico de Drogas de la PIP).
Posteriormente, ya en el proceso penal del llamado caso “Villa Coca”,
ante el 25 Juzgado Penal de Lima, Vidal Herrera acepta que ha
recibido una serie de prebendas, regalos y canonjías de El Padrino,
(Folio 10147 del Expediente Judicial que en 25 Juzgado Penal de
Lima fue signado con el número 375-86. Luego pasó al Cuarto
Tribunal Correccional de Lima y, después, este mismo expediente
cuando subió a la Corte Suprema llevó el número 876-89. Incluso
hubo una denuncia ampliatoria del Fiscal del caso que derivó en otro
proceso, el que en el Once Tribunal Correccional de Lima llevó el
número 108-88); que mantenía una estrecha amistad con él (Folio
7653 del mismo expediente judicial); que supo, un año ocho meses
antes de que se descubra la organización de El Padrino, que este
sujeto dirigía una organización internacional de tráfico de drogas (fue
porque recibió una nota informativa del Servicio Nacional de
Inteligencia, la nota Número 1111-100 SIN, fechada el 24 de diciembre
de 1983). La explosión de la llamada “Villa Coca” en Higuereta, Surco,
–que es cómo se descubre la organización que dirigía Reynaldo
Rodríguez López, fue 24 de julio de 1985–; y que, aún así, mantenía
su amistad con él, lo frecuentaba y le seguía pidiendo favores (Folio
7453); que solicitó a Reynaldo Rodríguez López que le “prestara” la
línea telefónica número 41-6468, a nombre de El Padrino y pagada
por él –cuando en Lima tener una línea fija era muy caro y casi
imposible por la escasez de líneas cuando el servicio era administrado
con la estatal Compañía Peruana de Teléfonos– (Folio 10147); que en
los archivos de El Padrino se encontró copias de numerosos
documentos que recibía o procesaba el entonces Comandante PIP
Vidal Herrera, como jefe de la División de Procesamiento de la
Dirección de Inteligencia de la PIP (Folio 7405); entre otros hechos
puntuales que el nuevo gobierno (el primer gobierno aprista 1985-
1990), tomó en cuenta para incluirlo en la llamada “reorganización de
la PIP”, una manera expedita y administrativa que ordenó el flamante
presidente Alan García para acabar con el escándalo mayúsculo que
era el caso “Villa Coca”.
Años después, el mismo Vidal Herrera, en una entrevista que
concedió a la periodista Rosa María Palacios, el martes 4 de julio del
2006, en el programa televisivo Prensa Libre, de América TV, aceptó
haberle pedido al narcotraficante Reynaldo Rodríguez López que le
comprase medicinas y una casaca de cuero para su esposa, que no
se vendían en el país, dijo. Pero, añadió, Rodríguez López nunca
cumplió con traerle su “encargo”.
Adicionalmente, su abogado, en ese caso, y amigo Vladimiro
Montesinos Torres, más de una vez ha contado los pormenores de su
defensa en el tema “Villa Coca”, sobre todo cómo hizo para reponer a
Vidal Herrera en la Policía, en las postrimerías del primero gobierno
aprista, y cómo, después, le confió cargos muy importantes para el
régimen donde Montesinos era el segundo hombre de más poder y el
encargado de manejar a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional. Una
de esas veces quedó inmortalizada en un “vladivideo” que el mismo
Montesinos mandó grabar en su oficina del SIN. Es
el vladivideo número 1292, rotulado como “Reunión Doctor-Joy Way-
Cucluiza” y tiene como fecha de grabación el 5 de enero de 1999. Este
video fue transcrito y difundido por el Congreso de la República, por lo
tanto no es un secreto, fue de público conocimiento. Dentro la
conversación, registrada por este video, en la parte concerniente a
Vidal, Montesinos le dice a la entonces alcaldesa de San Borja, Luisa
María Cuculiza, quien luego conversó con el presidente Fujimori y el
ex Ministro del Interior Juan Briones Dávila, que él (Montesinos) fue
abogado de Ketín Vidal en el caso “Villa Coca”, que logró
reponerlo como oficial activo en la Policía, que logró que le pagaran
sus sueldos devengados por casi cinco años y que Vidal Herrera
trabajaba como analista de inteligencia en su estudio de abogados
(que en ese entonces defendía a grandes narcotraficantes, como el
colombiano Evaristo Porras Ardila, el hombre del cártel del Medellín de
Pablo Escobar en el Perú, cuyo expediente judicial se “perdió” en el
Poder Judicial).
Años después, exactamente en el 2009, el mismo Vladimiro
Montesinos Torres, detalló estos hechos en un libro que escribió bajo
el título SIN Sendero: alerta temprana, (Ezer Editores, Lima,
noviembre del 2009) donde expone lo que considera su papel en la
lucha contra el terrorismo cuando fue asesor de la alta dirección del
Servicio de Inteligencia Nacional. En este libro, en la página 113,
Montesinos relata, después de explicar que conoce a Vidal Herrera
desde que ambos eran pre-cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos,
en 1962, y que él, en 1990, ya repuesto en la Policía, lo llevó como
Jefe de Contrainteligencia del SIN, que él, Montesinos Torres, fue el
abogado de Vidal Herrera cuando a este lo sacaron de la PIP en 1985,
como consecuencia de su relación con el escándalo “Villa Coca”.
Textualmente Montesinos dice:
“Por estos hechos (se refiere al caso Villa Coca) el coronel Vidal, y
otros miembros de la Policía, fueron procesados ante la Vocalía de
Instrucción del Consejo Supremo de Justicia Militar en cuya causa
ejercí su defensa técnica, hasta que al resolverse la contienda de
competencia entablada, la instrucción pasó a conocimiento del Fuero
Común por disposición de la Corte Suprema de Justicia” (pág. 113).
Más adelante, en el mismo libro, Montesinos escribió lo siguiente
sobre Vidal Herrera:
“A comienzos de diciembre de 1990 se llevó a cabo el proceso de
ascensos en la PNP para oficiales subalternos y superiores y luego
efectuó el proceso para oficiales generales de esta institución. En
dicha ocasión el coronel PNP Ketín Vidal Herrera se presentaba por
primera vez a fin de poder ascender al grado de general de la Policía
Nacional, en virtud de lo cual me pidió que lo recomendara ante el
presidente Fujimori a efecto de que éste interpusiera sus buenos
oficios ante el ministro del Interior y el director general de la Policía
Nacional. En esa oportunidad el ingeniero Fujimori, luego de
despachar con el ministro del Interior, general de división EP Alvarado
Fournier, me refirió que ello no era posible por dos razones (según lo
señalado por el teniente general Cuba y Escobedo, en su calidad de
DIRGEN) –Director General de la Policía Nacional– : la primera, el
haber estado desde el 28 de julio de 1985 varios años en situación
policial de retiro, y si bien había retornado años después a la actividad,
tenía como un antecedente el estar comprendido en un atestado
policial del que ya hemos hecho mención; (se refiere al atestado
Número 498-D-DINTID del caso “Villa Coca”); y la segunda, porque
era la primera presentación y figuraban otros coroneles con mayor
antigüedad en el cuadro de mérito y con una excelente trayectoria, de
modo que podía esperar un año tranquilamente. Ante tales
argumentos no había nada que hacer, pensé dentro de mí. Al
comunicarle este parecer al coronel Vidal Herrera, lejos de sentirse
amilanado invocó la amistad que teníamos y recordó el año que
estuvimos juntos en la Escuela Militar de Chorrillos. Invocando
persistentemente este hecho, me pidió que solicitara al presidente
Fujimori reconsiderara su posición, tanto más que ya no tenía ningún
antecedente policial. Reconozco que me convenció su insistencia, la
que trasladé yo ante el ingeniero Fujimori, quien para evitar seguir
tocando el tema del pedido de ascenso del coronel Vidal a general,
ordenó al general Alvarado lo incluyera en la nómina de ascendidos a
general de la Policía para su remisión al Senado de la República a
efecto de la ratificación respectiva” (páginas 129 -130).
Esto que dice Montesinos reiteradamente no es una fantasía, como
siempre ha señalado Vidal, él mismo (Antonio Ketín Vidal Herrera) en
una conversación privada que sostuvo con su ex abogado, amigo y
protector, Vladimiro Montesinos Torres, el 25 de diciembre de 1999,
en la famosa salita del SIN (oficina privada de Montesinos), reconoció
todos los favores que le había hecho Montesinos, especialmente en el
problema que tuvo por el caso Villa Coca. Le dijo que él (Vidal
Herrera) sería muy agradecido por esos favores y que había sido fiel a
Montesinos, que los unía una gran amistad. Esta conversación quedó
registrada en otro vladivideo, que fue transcrito y proyectado por el
Congreso de la República. Es el vladivideo signado con el número
1809, rotulado como “Reunión Doctor – Ketín Vidal 2”. En esa
conversación Montesinos le decía a Vidal Herrera “Antonito”, y éste le
respondía “Vladi” y a veces “Vladicito”. Esta conversación es pública,
la vieron y escucharon miles, quizá millones de peruanos. Entonces
pretender decir ahora, cómo ha sostenido el querellante Vidal Herrera
subestimando la inteligencia nacional, que él no dijo lo que dijo o que
era una estrategia de inteligencia, es risible.
B.- “El Padrino (cumplía en realidad dos papeles: podía ser un
generoso capo del narcotráfico o un ahijado de lo más mimado. En el
otro extremo de esa relación de ida y vuelta), había oficiales de la
Policía de Investigaciones que lo habían protegido a cambio de
dinero y regalos. (Algunos de esos agentes acabaron en prisión.) A
otros los expulsaron. Ketín Vidal, en ese entonces coronel, fue
uno de ellos.’.
Además de lo señalado en la respuesta anterior debo explicar que el
caso “Villa Coca” fue ampliamente cubierto por los medios de
comunicación desde el día que explotó el laboratorio de refinación de
clorhidrato de cocaína que la organización de tráfico internacional de
drogas, liderada por Reynaldo Rodríguez López, tenía en un conjunto
de casas de la urbanización Higuera, en Surco, que la prensa bautizó
precisamente como “Villa Coca”. En este caso hubo muchos oficiales
de la ex PIP procesados y hasta sentenciados por sus vínculos
estrechos con esta organización. Uno de ellos fue el general José
Abraham Jorge Zárate, a quien entrevisté hasta en dos oportunidades,
y quien me explicó el grado de compromiso de Vidal Herrera con la
organización de El Padrino que, según me dijo, era mayor que la que
pudo haber tenido él, incluso. Él, que fue sentenciado a 7 años de
prisión. Concluyó la entrevista con esta frase: “¿Sabes por qué Vidal
no fue a la cárcel? –me preguntó– Porque Vladimiro Montesinos fue
su abogado y no el mío. Desde aquella época se sabía en la Policía y
en los corrillos del Poder Judicial, quién era y cómo trabajaba el
abogado Vladimiro Montesinos Torres.
Respecto a los regalos que pedía Vidal Herrera a El Padrino, él mismo
lo aceptó en su instructiva como procesado en el caso penal. (Folios
7653, 7667 y 10147 del expediente judicial referido anteriormente)
C.- “Ésta fue en verdad la mayor explosión: El Padrino
tenía diecisiete empresas para ocultar su mafia. La más
importante, una agencia de viajes, se llamaba Servicios Turísticos
Internacionales, Setur-In”. Pág. 25
Aunque es intrascendente y vago, que el querellante cuestione que
Reynaldo Rodríguez López tenía una agencia de viajes como fachada
de su negocio ilegal de tráfico de drogas internacional, para efectos
del supuesto agravio a su honor y reputación, a nadie, que haya leído
aunque sea algo del caso “Villa Coca”, le queda duda de que el centro
de operaciones de El Padrino era su oficina en Setur-In, ubicada en el
distrito de Jesús María. En esas oficinas la Policía, en compañía del
fiscal que investigó el tema, encontró una serie de documentos que
comprometían a Vidal Herrera con El Padrino, como sus agendas de
los últimos años donde el ex Jefe de Procesamiento de la Dirección de
Inteligencia de la PIP, aparece 22 veces mencionado. En unas lo
llama “Antonio”, en otras se refiere a él como “Ketín”, y en las demás
lo señala como “Coronel”. En la agenda de El Padrino del año 1981,
en la hoja correspondiente al día 7 de septiembre de ese año, está
escrito el primer apellido de Vidal Herrera al costado de una cifra:
100,000. Dice “Asunto Vidal”. Unas hojas más adelante, en esa misma
agenda de Reynaldo Rodríguez López, exactamente en la hoja
correspondiente al 24 de septiembre están escritas dos cifras juntas?
“Ketín – 130,000 y 30,000”. El ex Fiscal de la Nación, César Elejalde
Estensoro, quien dirigió el proceso de investigación, y a quién
entrevisté, me enseñó las copias fotostáticas de esas agendas y me
dio copia de las transcripciones oficiales, las mismas que forman parte
del Atestado 498-D-DINTID, el que a su vez es parte del voluminoso
expediente judicial del caso “Villa Coca”
D.- “De hecho, hay una boleta de Setur-In por dos pasajes a
nombre de Antonio(Ketín) Vidal Herrera” pág. 26
En el expediente judicial del caso “Villa Coca”, se encuentra esta
boleta de la empresa Servicios Turísticos Internacionales (Setur-In),
de propiedad de Reynaldo Rodríguez López, donde se consigna que
se emitieron dos pasajes aéreos nacionales a nombre de Antonio
Vidal Herrera de “cortesía”. (Folios 7653 y siguientes). En el mismo
expediente judicial, también se consignas declaraciones del mismo
Vidal Herrera, donde el querellante, acepta haber enviado una tarjeta
personal a El Padrino en la que “le da mil gracias por los favores
recibidos”. Admite, asimismo, que el 9 de marzo de 1985 –unos meses
antes de la explosión de Villa Coca, y 15 meses después que él como
jefe policial estaba notificado oficialmente, a través de la nota de
inteligencia número 1111-100 del SIN, que El Padrino era
narcotraficante– envío una tarjeta personal al Cónsul de México en
Lima solicitándole que les otorgara una visa de turista para ese país a
dos hombres de la organización de El Padrino. Vidal firmó la tarjeta
como “Jefe de la División de Investigación de Rentas Fiscales de la
Dirección de la Policía Fiscal”. Los recomendados por el jefe policial
(Vidal Herrera) eran Eddie Roberto Calagua Manco y Roberto Agustín
Calvo Mazuelos, ambos hombres de confianza de Reynaldo
Rodríguez López, miembros de su organización.
E.- “Según el expediente judicial 375-86 del 25 Juzgado Penal de
Lima, Ketín Vidal aceptó haber recibido regalos de Reynaldo
Rodríguez López”. Pág. 26.
Ésta es la nota de pie de página número 4 del libro. Repito, en el
Atestado Ampliatorio número 498-D-DINTID (Dirección de
Investigación de Tráfico Ilícito de Drogas en la entonces PIP), que
consta de 178 páginas y 229 anexos en los que se adjuntan pruebas
contundentes como las agendas personales de El Padrino, las tarjetas
de agradecimiento que recibía, fotografías y videos caseros de las
reuniones que organizaba periódicamente con sus amigos y miembros
de su organización (como la fiesta por el matrimonio de su hija
realizado el 14 de junio de 1985, es decir, un mes antes de la
explosión de “Villa Coca” y un año y medio después de que Vidal
Herrera conociera oficialmente que El Padrino era la cabeza visible de
la organización más grande del narcotráfico peruano hasta ese
momento). Este atestado luego pasó a formar parte del expediente
judicial del caso, el número 375-86 del 25 Juzgado Penal de Lima. En
esta instrucción penal el procesado Vidal Herrera amplió sus
declaraciones y, por ejemplo, en el Folio 10147, Vidal acepta que le
pidió a Rodríguez López que le “prestara” una línea telefónica, la
misma que usaba, hasta después que estallara el escándalo “Villa
Coca”, en su oficina de la Policía Fiscal. En el Folio 7667 del mismo
expediente Vidal Herrera declara que Reynaldo Rodríguez López
trataba de demostrarle su amistad posiblemente para utilizarlo.
Reconoce que frecuentemente se comunicaba por teléfono con él, y
admite haberle pedido que “le comprara medicamentos para su
esposa, casetes para equipos de video, un sacón, discos y otros”.
F.- “Por ejemplo, según el atestado policial del caso Villa Coca, Vidal
sí sabía que Rodríguez López era un narcotraficantes. Tres días
después de la Navidad de 1983 recibió una nota del Servicio de
Inteligencia. Era confidencial. Allí se detallaba que El Padrino era
el jefe de una de las organizaciones más grandes del narcotráfico
en el Perú”. Páginas 26 y 27
El querellante deliberadamente, no consigna, en esta edición
antojadiza que hace del libro, que el periodista está citando la fuente
de su información (la parte no resaltada en negritas), que en este caso
es un Atestado Policial. Y respecto a que él (Vidal Herrera) recibió un
día de noche buena (el 24 de diciembre de 1983) un documento
confidencial del Servicio de Inteligencia Nacional (la nota informativa
Nº 111-100-SIN), donde se le advertía textualmente que “Reynaldo
Rodríguez López estaría realizando actividades de narcotráfico”, es
una verdad tan grande que él mismo en diversas entrevistas
periodísticas lo ha explicado. Es más, siempre dice que él no se cruzó
de brazos con es información (como jefe de la División de
Procesamientos de la Dirección de Inteligencia de la PIP), sino que
actúo en consecuencia. Elaboró, lo ha explicado Vidal Herrera hasta la
saciedad, otra Nota Informativa firmada por él (la N-027-DIRINT) la
cual repite, sin mayor análisis, ni contexto, ni mayores detalles de las
actividades ilícitas de El Padrino, casi textualmente la nota informativa
del SIN que recibió. Estas declaraciones públicas de Vidal Herrera
demuestran cabalmente lo que escribí en su momento: que el
querellante sí sabía que Reynaldo Rodríguez López era
narcotraficante. Lo sabía oficialmente desde la navidad del año 1983,
sin embargo lo siguió frecuentando, le siguió solicitando favores,
prebendas y canonjías. Tanto lo seguía frecuentando que asistió a la
misa y posterior fiesta del matrimonio de la hija de El Padrino el día 14
de junio de 1985.
Otra evidencia de la estrecha relación entre el querellante y Reynaldo
Rodríguez López y su organización es lo que me contó personalmente
el ex Coronel PNP Hermes Huaroto Sumario de algo que pasó en
marzo de 1984 (res meses después de que Vidal Herrera supiera, por
medio de la nota informativa del SIN, que su amigo El Padrino se
dedicaba a actividades de narcotráfico). Huaroto Sumari me explico
(en una entrevista propalada en Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima)
que fue a la oficina de Rodríguez López para exigirle que le devuelva
el pasaporte de su hermana Delia, quien había pagado a Setur-In para
que la lleve de ilegal a Estados Unidos vía México. El Padrino,
después de responderle malcriadamente, dijo que él tenía una gran
amigo que era un oficial superior a él (en ese momento Huaroto
Sumari era Mayor PIP). Para sorpresa del Mayor PIP Hermes Huaroto,
recibió la visita del entonces Coronel PIP Antonio Vidal Herrera y éste
lo recriminó por haber “osado” ir a reclamarle a El Padrino por el caso
de su hermana. (Este testimonio salió publicado en un reportaje
especial sobre los vínculos del querellante Vidal Herrara y la
organización de El Padrino, en el programa Sétimo Día, de Frecuencia
Latina, en junio del 2004)Así que no sólo es el Atestado Policial del
caso “Villa Coca” el que contiene pruebas y testimonios que prueban
la estrecha relación de un alto oficial de la Policía de Investigaciones
(Vidal Herrera) que se supone combatía el narcotráfico, con un gran
narcotraficante (Reynaldo Rodríguez López, alias El Padrino), sino
que hay muchos testimonios más que corroboran la investigación que
en su momento hizo el equipo especial de colegas del querellante
Vidal Herrera, encabezados por el General PIP Raúl Chávez
Gonzáles.
G.- ¿Sabes por qué Vidal no fue a la cárcel? –me pregunta Jorge
Zárate cuando estoy por partir–. Sólo los faros del auto pueden cortar
la sólida oscuridad de su casa campestre. –Porque Vladimiro
Montesinos fue su abogado y no el mío”.
Ésta es una declaración del general PIP José Jorge Zárate, que fue
jefe y mentor de Vidal Herrera por mucho tiempo, el que lo presentó
con Reynaldo Rodríguez López, cuando el querellante era Mayor PIP
y el oficial de más alta graduación comprometido con la mafia de El
Padrino (según declaró José Jorge Zárate en una entrevista grabada
para este libro). Las declaraciones del General José Jorge Zárate
coinciden con lo comentado y escrito por el ex abogado del
querellante en este caso, el hoy preso Vladimiro Montesinos Torres.
Pondré, en su debida oportunidad, a consideración del Juzgado, una
copia en DVD de una de las entrevistas que me concedió José
Abraham Jorge Zárate, y sus respectivas transcripciones para que se
procese en una diligencia de visionado de la misma.
2.- EL HEROE TRABAJA PARA VLADIMIRO MONTESINOS
A.- “La primera parte, según ellos, fue ésta: otro de los que tenían
que investigar a Montesinos era el entonces director de la Policía
Nacional, el general Ketín Vidal.Revisando archivos de video, ese
mismo domingo de agosto de 1996 en que la fiscal fue a defender a
Montesinos en un canal de televisión, el general Vidal había ido por la
mañana a otro canal. El programa se llamaba Contrapunto. Play. El
general Vidal aparece vestido con su uniforme de gala y dice:
-El señor Vladimiro Montesinos, como todos sabemos, es asesor en
asuntos de inteligencia en la lucha contra la subversión y narcotráfico.
Me resulta difícil creer que alguien con tanta responsabilidad en el
país esté involucrado con un delincuente”
Nuevamente, el querellante cita frases sueltas y descolgadas de su
contexto, para dar la impresión de que el periodista lo ha calumniado,
(nótese que de este párrafo, por ejemplo, sólo ha citado la parte
sombreada en negro) cuando lo que está haciendo el autor del libro es
únicamente citar sus propias palabras, palabras comprometedoras
que las dijo en una entrevista televisada (Entrevista con el periodista
Gonzalo Quijandría, programa Contrapunto - agosto de 1996), es
decir, de público conocimiento. Esta entrevista la dio el querellante
Vidal Herrera, como Director General de la Policía Nacional, cuando el
narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera, alias “El Vaticano”,
capturado en Colombia, denunció públicamente que pagaba
mensualmente 50 mil dólares americanos al asesor de inteligencia
Vladimiro Montesinos Torres (amigo y ex abogado del querellante
Vidal Herrera) por cada avioneta repleta de clorhidrato de cocaína que
sacaba desde una pista clandestina de aterrizaje, ubicada en la
localidad selvática de Campilla, hasta Colombia. Era agosto de 1996,
y la prensa local (especialmente la revista Caretas) había publicado
una serie de reportajes que describían el pasado sinuoso y delictivo,
sobre todo su relación como abogado de grandes narcotraficantes, del
entonces todopoderoso asesor presidencial Vladimiro Montesinos
Torres. El domingo 18 de agosto de 1996, el querellante Vidal Herrera,
vestido con el uniforme oficial de la Policía Nacional, se presentó en
los estudios del programa Contrapunto de Frecuencia Latina, para,
usando su supuesto prestigio como el Policía que capturó a Abimael
Guzmán, defender a Vladimiro Montesinos de las acusaciones graves
del narcotraficante Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera. Fue tan
directa la defensa a Montesinos del jefe de la Policía, (el querellante
Vidal Herrera) que, se supone, era la autoridad máxima de una de las
instituciones que debería haber investigado esta denuncia, que el
entrevistador le replicó si no estaba defendiendo a su amigo
Montesinos. Más, todavía, lo que hizo el querellante Vidal Herrera en
la mañana de ese domingo, lo repitió en la noche, en otro programa de
televisión, otra autoridad máxima de una institución que también
debería haber investigado esa denuncia: la Fiscal de la Nación Blanca
Nélida Colán Maguiña. La diferencia entre ambos es que el
querellante Vidal Herrera, después fue nombrado ministro del Interior,
la ex Fiscal de la Nación fue a dar a una celda del penal Santa Mónica
de Chorrillos. Por coincidencia, me tocó trabajar como reportero del
programa Contrapunto unos meses después de haberse realizado
esta entrevista, supe entonces, de boca de los jefes periodísticos del
programa, cómo había sido tramitada la presentación pública del
querellante Vidal Herrera para defender groseramente a Montesinos.
Me contaron que había ido personalmente al canal uno de los
testaferros de Montesinos, Víctor Alberto Venero Garrido, a solicitar la
entrevista en Contrapunto con el Director General de la Policía. (Cosa
que posteriormente se denunció en el mismo canal, cuando el régimen
decidió perseguir al accionista mayoritario de Frecuencia Latina
Baruch Ivcher Broinstein).

Es decir, según los prolegómenos de la entrevista, Montesinos ordenó


a su ex defendido, amigo y hombre de confianza, el querellante Vidal
Herrera, que vaya a defenderlo públicamente, vestido con el uniforme
oficial de la Policía, como parte de su estrategia de defensa frente a
las graves acusaciones de un narcotraficante. El querellante Vidal
Herrera, que siempre dice haber sido digno y autónomo, obedeció la
orden tal y como se la dio su jefe real, ex abogado y amigo.

Esto lo ha reconocido el mismo querellante Vidal Herrera, en una


conversación privada que tuvo con Montesinos Torres (transcrita por
el Congreso de la República) Se trata del Vladivideo Nº 1806, rotulado
por los secretarios de Montesinos como “Reunión Doctor - Ketín
Vidal”, donde el querellante dice textualmente, según la transcripción
oficial del Congreso de la República, “Tú tienes que estar seguro,
Vladi, por ese lado, seguro de que siempre me portaré como
amigo”. Ese día, renunciando dolosamente a su función de Jefe de la
Policía, el querellante Vidal Herrera, se portó como amigo, e
indirectamente, cómplice, del sentenciado por crímenes de lesa
humanidad, asesinatos, corrupción de funcionarios, entre otros
muchos delitos, Montesinos Torres.
B.- “La voz en off del reportero que consiguió la foto decía que
Montesinos y la policía del Perú, dirigida por el general Vidal,
habían apresado juntos a Vaticano. Eran socios y trabajaban en
equipo. De modo que parecía insensato creer que un capo del
narcotráfico hubiese podido sobornar a uno de sus captores. Tiempo
después, Vaticano habría de retractarse de su acusación. Dijo que
jamás le había pagado nada a Vladimiro Montesinos. Ese día fue
llevado al tribunal tambaleándose, como si lo hubiesen drogado. Casi
ni podía hablar”. Pág. 33
Esta cita se refiere al reportaje que hizo para el
programa Panorama de Panamericana Televisión (Canal 5) el
reportero Alejandro Guerrero. Dicho reportaje también fue coordinado
por Vladimiro Montesinos a través del Sr. Genaro Delgado Parker,
entonces socio de la televisora, quien asignó la tarea al periodista
Guerrero. Esto me consta personalmente porque en ese momento
(primavera del año 1996) yo era reportero del programa Panorama y
estuve en la reunión donde el Sr. Delgado Parker dio instrucciones al
Sr. Guerrero para hacer el reportaje favoreciendo a Montesinos (no
sólo me consta a mí, en esa reunión también estuvieron periodistas
destacadas, que hoy cumplen labores importantes en los medios,
como Pamela Vertiz, Verónica Insaústi, Viviana Melzi, entre otros. Las
que no me dejaran mentir). Esto se ha explicado abundantemente en
los medios con motivo de analizar la relación de Delgado Parker y
Montesinos. El reportaje salió al aire el domingo 8 de setiembre de
1996. Es decir, unas semanas después de la presentación del
querellante Vidal Herrera en otro canal de televisión, donde defendió
abierta y contundentemente al cuestionado Montesinos. Era, como me
dijeron, años después, los secretarios de Montesinos, Mario Ruíz
Agüero y Wilder Ramos Viera, la tercera fase de la estrategia de
defensa del jefe de facto del Servicio Nacional de Inteligencia (SIN).
C.- “Siempre que alguien le pregunta por su relación con Montesinos,
el general Ketín Vidal dice que nadie escoge a sus compañeros de
promoción. En verdad, sólo estuvieron juntos en la
desaparecida escuela de precadetes para el Ejército, porque de
los casi doscientos alumnos que estuvieron allí, Vidal no logró
calificar entre los cien primeros. Eso lo eliminó para el Ejército. Y
entonces se hizo policía”.

Es una verdad incontrastable, tan monumental como el edificio de la


Escuela Militar de Chorrillos, que el querellante Vidal Herrera quiso ser
oficial del Ejército Peruano y no pudo. Se postuló en el año 1961 a la
Escuela de Oficiales, sólo que en esa época había un filtro previo: la
escuela de precadetes. Como consta en los archivos académicos de
la dicha escuela, Vidal Herrera no calificó entre los 100 primeros, de
los 200 precadetes, y no pudo seguir como aspirante a oficial del
Ejército. Posteriormente ha dicho que tuvo un problema de salud, que
no está acreditado, pero quizá fue ese problema de salud el que no le
permitió estudiar y calificar entre los cien primeros precadetes. Haya
sido como haya sido, lo concreto y la verdad es que no calificó entre
los cien primeros precadetes. Claro, es entendible que nadie, menos
un supuesto pro hombre de la sociedad peruana, quiera aceptar un
fracaso académico en el pasado. Pero la verdad es única. Vladimiro
Montesinos Torres, su ex abogado y amigo, en el libro que referimos
líneas arriba, da su versión de esta anécdota:

“Este me preguntó (se refería al general del Ejército Edwin Díaz


Zevallos) sobre la hoja de vida profesional de Vidal y yo le
informé que lo conocía, porque habíamos sido compañeros de
estudios en la Escuela Militar de Chorillos (EMCH) en el año de
1961. Por circunstancias de la vida, Ketín Vidal no estuvo entre
los cien primeros alumnos que pasaron de ser precadetes a
cadetes de primer año en 1962, razón por la cual tuvo que salir de
la EMCH para postular a la entonces Escuela de Oficiales de la
PIP, a la que logró ingresar, graduándose años después como
oficial de investigaciones” Pág. 112.
D.- “Años después ambos habrían de encontrarse vestidos de
civiles. A Ketín Vidal lo habían despedido de la policía en
1985. Para ese tiempo, a Montesinos también lo habían expulsado del
Ejército y era un abogado de narcotraficantes” pág. 33

El escándalo ‘Villa Coca” se destapó en los últimos días del gobierno


del presidente Fernando Belaúnde Terry y fue la primera vez que se
encontraron evidencias de que, no sólo altos jefes policiales, sino
asesores del ministro del Interior, militares y hasta políticos, estaban
involucrados con una organización internacional de tráfico de drogas.
El escándalo fue tan mayúsculo que el nuevo presidente, Alan García
Pérez, en su primer mensaje a la Nación, el día que asumió el mando
(28 de julio de 1985) anunció la “reorganización de la Policía”, una
medida administrativa y rápida para separar a los oficiales
involucrados en el escándalo "Villa Coca”, para no tener que esperar
que se les declare judicialmente culpables de haber sido cómplices de
un delito tan grave para un policía como tráfico ilícito de drogas. (Un
juicio, como Usted, señora Jueza, lo conoce mejor, puede durar en el
Perú tres o cuatro y hasta cinco años). Era la vía administrativa más
rápida. Esto lo ha reconocido en varias entrevistas de la época el ex
Ministro del Interior del primer gobierno de Alan García, Agustín
Mantilla Campos. Aunque el querellante Vidal Herrera, siempre
presenta como un certificado de buena conducta una carta que le
firmó el mismo Mantilla, el 15 de enero de 1997, diciendo que fue un
error sacarlo y que luego “la historia demostraría la bondad de esta
acción subsanatoria” (se refiere a cuando, en las postrimerías del
gobierno aprista, lo repuso el mismo Mantilla por gestión de su
abogado y amigo Vladimiro Montesinos). Más allá de que esta extraña
carta en sí misma contiene una gravísima contradicción –primero dice
que pasaron al retiro a los oficiales PIP atendiendo la propuesta del
comando de la institución (que se supone recomendó “invitar al retiro
por renovación” a oficiales que algo tenían para no seguir en ejercicio)
pero que en su caso “en ningún momento recibieron informaciones o
insinuaciones que pusieran en tela de juicio su integridad moral o su
solvencia profesional”. Entonces la pregunta es muy simple: ¿por qué
el comando de la PIP incluyó el nombre del querellante Vidal Herrera
en la lista de oficiales no deseados, “invitados al retiro” si era tan
probo, honesto, profesional y eficiente y no tenía ninguna mancha en
su legajo, como insinúa la carta de Mantilla?. ¿Quizá porque era bajito
de estatura, porque había nacido en la lejana provincia de Marañón,
en Huánuco, o porque sus padres eran humildes profesores de
escuela rural, o, más bien, porque hasta ese momento todavía no era
padre de familia? No, evidentemente. Pero eso no es lo más grave. El
hecho que el querellante Vidal Herrera haya solicitado dicha carta, en
la fecha y las circunstancias en las que se encontraba el firmante
Agustín Mantilla Campos, viola un artículo del Código Penal vigente.
El 15 de enero de 1997, fecha en la que se firma la carta, el ex
ministro aprista, Agustín Mantilla Campos, estaba preso en un cuarto
del Hospital Militar de la avenida Brasil, procesado, entre otros delitos,
por tenencia ilegal de armas de guerra, y el querellante Vidal Herrera
era Director General de la Policía Nacional. Es decir, el funcionario
jerárquicamente máximo jefe de todos en la Policía le pidió que firmara
un documento que lo favorecía a un procesado por la justicia que
purgaba sentencia en un recinto que él controlaba. Es como si el
director de un penal le pidiera a un preso de máxima seguridad que le
firmara un documento para que lo exonere de sus controvertidos
antecedentes del pasado. Eso es un delito. (Abuso de Autoridad,
Artículo 376 del Código Penal)
Lo mismo ha hecho el querellante Vidal Herrera con un Juez y un
Fiscal que investigaron el caso “Villa Coca”, papelitos que exhibe
como verdaderos certificados de santidad, cuando cualquier
estudiante del primer semestre de Derecho sabe que los jueces no
expiden certificados de buena conducta, sino resoluciones o
sentencias que deben ser motivadas, sustentadas de acuerdo a
derecho, y que los fiscales son los titulares de la acción penal, no
auxiliares de una escuela secundaria para dar certificados de buen
comportamiento.

Queda claro, entonces, que el entonces coronel PIP Antonio Ketín


Vidal Herrera fue uno de los investigados, dados de baja y procesados
judicialmente por el caso “Villa Coca”. Eso, que fue separado de la
PIP, lo ha reconocido él mismo en diversas entrevistas, sólo que dice
que fue por un error, casi un castigo divino, una mala suerte en su
carrera.

E.- “La explosión de aquel condominio donde se fabricaba cocaína


había permitido saber que algunos oficiales de policía protegían a
El Padrino. A unos cuantos los enviaron a la cárcel. A otros,
como al entonces coronel Vidal, sólo los expulsaron”. Pág. 34
Precisamente uno de los altos oficiales de la Policía de
Investigaciones del Perú (PIP), sentenciado a siete años de cárcel,
José Abraham Jorge Zárate, ha explicado en una larga entrevista
concedida para este libro, cómo era que el grado de complicidad del
querellante Vidal Herrera con la organización de Reynaldo Rodríguez
López, alias El Padrino. Lo que está ampliamente explicado y
documentado en el expediente judicial respectivo al cual hemos hecho
referencia muchas veces líneas arriba.
F.- “Entonces un día, de repente, me tocan el timbre de mi estudio.
Pasó y me dijo medio llorando: “Hermano, me han pasado al retiro. ¿Y
ahora qué voy a hacer?”. Montesinos cuenta lo que él le respondió, y
luego se enorgullece: El abogado fui yo. Yo fui el abogado del
juicio que duró cinco años y logré que lo repusieran en la Policía
y que le pagaran la famosa indemnización por tiempo de
servicios. En diciembre del noventa hablé con el presidente Fujimori
para que lo ascendieran a general”. Páginas 35 - 36
Exactamente como ha hecho en las citas anteriores, el querellante
Vidal Herrera, extrae palabras y frases sueltas de todo una narración
(en este caso sólo cita las palabras resaltadas en negritas). Y
precisamente lo que omite el querellante Vidal Herrera son las
referencias, las fuentes, que el autor del libro señala para atribuir
dichas palabras o comentarios. Éstas citas no son sino lo que dijo su
ex abogado y amigo Vladimiro Montesinos Torres, alias “El Doc”, en
una conversación que tuvo con el ex ministro del Interior Juan
Abraham Briones Dávila y la alcaldesa del distrito de San Borja, Luisa
María Cuculiza Thorne, diálogos que han quedado registrados en
los vladivideos números 880 y 881. Lo que dijo en aquella oportunidad
Vladimiro Montesinos, el 29 de abril de 1998, lo ha repetido con más
detalles en el libro que publicó 11 años después, ya preso en la Base
Naval del Callao. En este caso el autor del libro sólo se ha limitado a
referir lo que dijo Montesinos, quien conoce mucho más que el
querellado de esta causa, a Antonio Ketín Vidal Herrera.
G.- “La alcaldesa Cuculiza lo interrumpió para comentar: Le puede
decir entonces “papá Montesinos”. Es la persona que más he ayudado
en estos años –admitió Montesinos–. Unos minutos después dice que
el general Vidal trabajó con él:Durante esos cinco años yo lo
incorporo a mi estudio. Le digo: mira, como tú eres policía y yo soy
abogado penalista, trabaja conmigo y ayúdame. Yo tengo mucho
contacto con la Policía para la solución de mis clientes. Tú me ayudas
y, bueno, compartimos honorarios. Cinco años estuvo trabajando en
mi estudio de abogados. Era mi ayudante” pág. 36
Independientemente de que ésta es versión de Vladimiro Montesinos
Torres, versión sostenida en el año 1998, y repetida por escrito en el
2009, a través de su referido libro, ésta coincide con otros dos
testimonios que el autor del libro ha consultado, entre otros tantos
testimonios, para corroborar este dicho. El primer testimonio
coincidente es de Sergio Cardenal Montesinos, primo hermano del ex
abogado del querellante Vidal Herrera (Montesinos Torres) y el que
fuera una de las primeras víctimas de Montesinos Torres. En una
entrevista grabada en video, que formó parte de un especial propalado
sobre el tema en Frecuencia Latina, Canal 2, Cardenal Montesinos
dice que “Era un colaborador (cuando se refiere a lo que hacía
Vidal Herrera en el estudio de Vladimiro Montesinos Torres) Una
especie de cliente que pagaba por su juicio ayudándolo con sus
trámites porque quería volver a la Policía”. Luego
añade: “Investigaba las informaciones que llegaban desde
Colombia”. (Programa Sétimo Día, Frecuencia Latina, junio 2004)
El otro testimonio que coincide con Montesinos Torres es el que
Matilde Pinchi Pinchi, cajera y mujer de más confianza que tuvo el ex
asesor presidencial en su inexpugnable oficina del Servicio de
Inteligencia Nacional (SIN), le dio al autor Pinchi Pinchi, en una
entrevista grabada en video, dice que a ella le consta que el
querellante Vidal Herrera trabajaba en el estudio de Montesinos, ella
frecuentaba esta oficina ubicada en un edificio de la primera cuadra de
la avenida Paseo de la República, en el centro de Lima, porque
Vladimiro Montesinos era su abogado en un caso de contrabando por
el cual le habían solicitado orden de captura. (Esta historia, la de la
relación de Pinchi Pinchi con Montesinos, el autor la ha publicado en
la revista Etiqueta Negra, número 28, en el 2005)
Por su parte el querellante Vidal Herrera ha tenido versiones
contradictorias sobre este tema (que trabajaba en el estudio de
abogados Montesinos Torres como “analista de inteligencia”
defendiendo a grandes narcotraficantes). En una entrevista con el
periodista Jaime De Althaus, en Canal N, en el año 2004, negó haber
trabajado en el estudio de abogados de Vladimiro Montesinos. Unos
años después, en otra entrevista televisada, aceptó que Montesinos
fue su abogado. (Entrevista en el programa Prensa Libre de Canal 4 –
América TV, con la periodista Rosa María Palacios en el 2006). Estas
contradicciones son una inequívoca señal que tanto Vladimiro
Montesinos, como su irreconciliable primo hermano Sergio Cardenal
Montesinos y Matilde Pinchi Pinchi, convertida de mujer de mayor
confianza de Montesinos en su enemiga número uno, dicen la verdad
sobre estos hechos. Tres testimonios de gente que no pudo haber
concertado cuando lo dijeron (porque en ese momento, años 2002,
2003 y 2004, eran enemigos irreconciliables) contra uno contradictorio
en sí mismo, que cambia año a año. (El del querellante Vidal Herrera).
H.- Cuando Montesinos restableció su relación con los servicios
de Inteligencia del Perú, a finales de los ochenta, ya no era aquel
traidor a la patria a quien habían expulsado del Ejército a fines de la
década del setenta por vender información confidencial. Era un
hombre de confianza de Agustín Mantilla, el último ministro del
Interior del entonces presidente Alan García. A finales de la
década del ochenta, a ese ministro le pidió el favor de restituir a
Ketín Vidal a la Policía. Como Montesinos mismo lo dijo,
consiguió que incluso le pagaran todos los sueldos que Vidal
había dejado de cobrar desde su salida” pág. 37
Además de la versión de Montesinos, como ya ha quedado claro en
las respuestas anteriores, grabadas en vladivideos y repetidas –con
detalles– en el libro de su autoría, el tiempo se ha encargado de
mostrar los nexos estrechos y criminales que mantenían Montesinos
con el ex ministro aprista Agustín Mantilla Campos, quien pasó varios
años en prisión sentenciado por haber recibido dinero, precisamente
de Montesinos en el año 2000, en las postrimerías del régimen
fujimorista. (Exactamente fue el 13 de marzo del 2000, en plena
campaña electoral). Sobre esto el periodista Gustavo Gorriti
Ellenbogen ha escrito inextenso en varios medios del Perú y el
extranjero. Uno de sus trabajos, “Montesinos, la sombra del régimen”,
publicado en la revista colombiana Gatopardo, en el 2001, explica al
detalle la estrecha relación Montesinos-Mantilla.
I.- “Meses después, Montesinos se convertiría en el principal
asesor del presidente Fujimori. Era el hombre más poderoso del
Perú de aquella época. Empezó a manejar el Servicio de Inteligencia
Nacional y, como dicen sus colaboradores, buscaba a un hombre de
su confianza para que espiara a sus espías. Así fue como en sólo
seis meses catapultó a Ketín Vidal de escandaloso coronel
retirado a general rejuvenecido. Una tabla de calificaciones
policiales de diciembre de 1990 registra que entonces había
treinta y siete coroneles que postulan a tan sólo cuatro plazas de
general. El coronel Vidal aparece allí en el puesto treinta y tres.
Un instructor de la Policía asegura que con esas calificaciones es
imposible que un coronel pretenda convertirse en general. Aun
así, Ketín Vidal lo consiguió”. Pág. 37

Según los archivos de la Dirección de Personal de la Policía Nacional


del Perú (PNP), está claro que el querellado Vidal Herrera, en 1990,
cuando se presenta para ascender al grado de General de la PNP,
había pasado 5 años fuera de la institución (ahora sabemos que en
esos años trabajó en el Estudio Montesinos y terminó sus estudios de
Derecho en la Universidad de San Marcos), no había realizado los
cursos especializados para los altos grados de la Policía, como por
ejemplo el de Estado Mayor, (cursos indispensables sólo para
postularse a un ascenso a general) además tenía en su legajo
personal la mancha del caso ‘Villa Coca”. En condiciones normales no
hubiera podido ser ascendido, fue sólo por intervención de su abogado
y amigo Vladimiro Montesinos Torres (entonces hombre de mucha
confianza del novato presidente Fujimori) que pudo ascender,
contraviniendo un principio elemental de meritocracia en la institución
policial. No lo dice al autor del libro, lo explicó a posteriori, con lujo de
detalles el mismo Montesinos.
“Ese año de 1990, el entonces coronel PNP Antonio Ketín Vidal
Herrera, se desempeñaba como Director Nacional de
Contrainteligencia del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), cargo
que asumió debido a la recomendación que yo le formulara –en su
oportunidad– al jefe del SIN, general de división EP Edwin Díaz
Zevallos. “Este me preguntó sobre la hoja de vida profesional de Vidal
y yo le informé que lo conocía, porque habíamos sido compañeros de
estudios en la Escuela Militar de Chorillos (EMCH) en el año de 1961.
Por circunstancias de la vida, Ketín Vidal no estuvo entre los cien
primeros alumnos que pasaron de ser precadetes a cadetes de primer
año en 1962, razón por la cual tuvo que salir de la EMCH para
postular a la entonces Escuela de Oficiales de la PIP, a la que logró
ingresar, graduándose años después como oficial de investigaciones”
(pág. 112)
“A comienzos de diciembre de 1990 se llevó a cabo el proceso de
ascensos en la PNP para oficiales subalternos y superiores y luego
efectuó el proceso para oficiales generales de esta institución. En
dicha ocasión el coronel PNP Ketín Vidal Herrera se presentaba por
primera vez a fin de poder ascender al grado de general de la Policía
Nacional, en virtud de lo cual me pidió que lo recomendara ante el
presidente Fujimori a efecto de que éste interpusiera sus buenos
oficios ante el ministro del Interior y el director general de la Policía
Nacional. En esa oportunidad el ingeniero Fujimori, luego de
despachar con el ministro del Interior, general de división EP Alvarado
Fournier, me refirió que ello no era posible por dos razones (según lo
señalado por el teniente general Cuba y Escobedo, en su calidad de
DIRGEN) –Director General de la Policía Nacional– : la primera, el
haber estado desde el 28 de julio de 1985 varios años en situación
policial de retiro, y si bien había retornado años después a la actividad,
tenía como un antecedente el estar comprendido en un atestado
policial del que ya hemos hecho mención; (se refiere al atestado
Número 498-D-DINTID del caso “Villa Coca”); y la segunda, porque
era la primera presentación y figuraban otros coroneles con mayor
antigüedad en el cuadro de mérito y con una excelente trayectoria, de
modo que podía esperar un año tranquilamente. Ante tales
argumentos no había nada que hacer, pensé dentro de mí. Al
comunicarle este parecer al coronel Vidal Herrera, lejos de sentirse
amilanado invocó la amistad que teníamos y recordó el año que
estuvimos juntos en la Escuela Militar de Chorrillos. Invocando
persistentemente este hecho, me pidió que solicitara al presidente
Fujimori reconsiderara su posición, tanto más que ya no tenía ningún
antecedente policial. Reconozco que me convenció su insistencia, la
que trasladé yo ante el ingeniero Fujimori, quien para evitar seguir
tocando el tema del pedido de ascenso del coronel Vidal a general,
ordenó al general Alvarado lo incluyera en la nómina de ascendidos a
general de la Policía para su remisión al Senado de la República a
efecto de la ratificación respectiva” (SIN Sendero, Vladimiro
Montesinos, Ezer Editores Lima, 2009, páginas 129 -130).
J.- “Montesinos no podía perdonar que Vidal se hubiera atribuido la
captura del líder senderista. El ex asesor siempre quiso llevarse esos
aplausos. Al saber que los agentes de aquel grupo de Inteligencia
estaban a punto de lograrlo, había ideado un plan para robarles la
información. Primero, dijeron los agentes,Montesinos les envió a sus
hombres del comando paramilitar Colina, pero no resultó. Entonces le
envió al general Vidal. A Ketín Vidal lo habían nombrado subjefe –
y más tarde jefe– de la Dirección Contra el Terrorismo, la unidad
que tenía la responsabilidad de apresar a los cabecillas de
Sendero”. Pág. 38

Los detalles exactos de cómo hizo el Grupo Especial de Inteligencia


(GEIN) de la Dirección Contra el Terrorismo de la Policía Nacional
(DINCOTE) para capturar a Abimael Guzmán Reinoso, el sábado 12
de septiembre de 1992, han sido ampliamente explicados por sus
protagonistas, el Coronel PNP (r) Benedicto Jiménez Baca y el
General PNP (r) Marco Miyashiro. Para el libro “La caída del héroe”, el
autor entrevistó a una veintena de ex agentes del GEIN, con algunos
se reunió más de 10 veces. Producto de estas indagaciones el autor
publicó hasta 7 reportajes previos al libro (tanto en Televisión como en
prensa escrita), donde los protagonistas detallaron cada uno de los
momentos que llevaron a la captura del considerado enemigo número
uno del país. Está probado, no porque lo diga el autor, sino por
múltiples documentos, gráficos y testimonios, incluso recogidos por la
Comisión de la Verdad de Reconciliación (CVR), que los integrantes
del escuadrón de la muerte “Colina”, como son, entre otros, los
oficiales del Ejército Carlos Pinchilingue y Santiago Martín Rivas,
llegaron al GEIN de la DINCOTE como “analistas”, enviados por
Montesinos para sustraer información clave porque una de las
obsesiones del entonces todopoderoso Montesinos era erigirse como
el “cazador” de Abimael Guzmán Reinoso. Al fracasar esta “misión
secreta” de los Colina, Montesinos preparó su plan B: poner a uno de
sus hombres de confianza como jefe de la DINCOTE (este era el
querellante Vidal Herrera, que en ese momento era nada menos que
Jefe de Contrainteligencia del SIN, a las órdenes reales de
Montesinos) Pero la estrategia de Montesinos presentó un escollo en
el camino: el jefe de la DINCOTE en ese momento, el General PNP
Héctor Joh Caro, había hecho buena gestión, precisamente apoyando
a los hombres del GEIN (que para ese entonces ya habían capturado
a importantes miembros de los grupos de apoyo de Sendero Luminoso
y habían logrado encontrar el famoso video llamado “Zorba el griego”,
que no era otra cosa que el registro fílmico del primero pleno del
Comité Central de Sendero, presidido por Abimael Guzmán Reinoso.
La difusión de este video había despertado alerta entre los
senderistas. El mismo GEIN estuvo a punto de capturar al Guzmán
Reinoso en una residencia alquila por un alto oficial de la Marina en
una exclusiva zona de Lima). Por todo esto, no era tan fácil botar al
general Jonh Caro. Vidal Herrera, en 1991, llegó trasladado del SIN,
que controlaba Montesinos, como Sub Jefe de la DINCOTE, cargo que
nunca había existido, como tampoco nunca hubo dos oficiales
Generales en una misma dirección policial. Cosa inaudita. Pocas
semanas después un extraño robo al interior de la DINCOTE (robo del
dinero de la planilla de los oficiales, en esa época se pagaba en la
misma dependencia y en efectivo), provocó un escándalo que dio
justificación para remover al general Héctor John Caro. (El mismo
general Héctor John lo que declarado en diversos medios, consultado
al respecto) Esto está ampliamente explicado en varias publicaciones,
tanto de medios periodísticos como libros (como uno titulado “La
verdadera historia de la captura del siglo”, escrito por el fundador del
GEIN, el Coronel Benedicto Jiménez Baca y un segundo, titulado
“Ocaso y persecución”, escrito por Augusto Bresani, un relacionista
público que trabajó para Montesinos difamando a periodistas y, que
por ese papel, precisamente, conoció de cerca de todas las tropelías
que Montesinos hacía en el SIN). El autor del libro, materia de esta
querella, lo que ha hecho es ordenar y dar contexto a las múltiples y
probadas versiones al respecto. Nada más.

K.- “La noche de la traición, es decir, la noche que detuvieron a


Abimael Guzmán, el general Vidal llamó a una televisora para
darle la primicia y después entregó a una periodista amiga un
videocasete en el que el fundador de Sendero Luminoso aparecía
derrotado frente a él”. Pág. 38.
Por haber trabajado como reportero y productor periodístico
(Subdirector) de un programa dominical de reportajes y noticias en
Frecuencia Latina, Canal 2, en dos épocas diferentes (1997 y 2003-
2006) he podido escuchar de boca del fallecido ex director del
noticiario “90 Segundos”, Ricardo Miuller, y del accionista mayoritario
del canal, Sr. Baruch Ivcher Bronstein, que el querellante Vidal
Herrera, llamó personalmente al Sr. Ivcher, aquella noche del sábado
12 de septiembre de 1992, para darle la noticia de la captura de
Abimael Guzmán. Esa noche de sábado, fue el noticiario “90
Segundos” el que dio la primicia y unos minutos después toda la
prensa local y muchos corresponsales extranjeros (esa época el terror
indiscriminado y asesino de Sendero Luminoso había concentrado a
muchos enviados especiales de medios de comunicación de todo el
mundo en el Perú) estuvieron con sus cámaras apostados en la puerta
de la Prefectura de Lima, para conocer detalles de la captura, ya
denominada como “La captura del siglo”. Fue una maniobra del
querellante Vidal Herrera para impedir que Montesinos le quite a
Abimael Guzmán Reinoso, como en efecto intento hacerlo, enviando a
un hombre de su confianza, el coronel del Ejército Pinto Sánchez.
Sobre la filtración de las primeras imágenes de la captura del líder
senderista, hecho que causó grandes problemas a los hombres del
GEIN, especialmente a Marco Miyashiro, (a quien se le acusó
injustamente de dicha filtración, no se le dio la recompensa económica
y se le sancionó disciplinariamente), por boca de la ex periodista
Cecilia Valenzuela de Hume, pude saber, en 1997, cuando trabajaba
con ella en el programa Sin Censura del canal 9 de televisión, que fue
el querellante Vidal Herrera el que le dio a esta ex periodista
(Valenzuela de Hume) los tres minutos famosos donde se le ve parado
enfrente de un irascible Abimael Guzmán. Estas imágenes fueron
enviadas al mundo por la BBC, donde la ex periodista colaboraba
como productora de campo con un equipo de la televisora británica
que estaba realizando un documental sobre la violencia desatada en
el Perú por el terrorismo senderista. Este hecho es de público
conocimiento entre los periodistas especializados y de la época,
aunque la señora ex periodista lo haya negado oficialmente. (Tiene
derecho a no revelar su fuente, si así lo estima conveniente, pero la
verdad es la verdad y ella se lo ha contado no sólo a mí, a otros
colegas también). Coincidentemente la ex periodista Valenzuela de
Hume es, quizá, –con algunos otros casos de esquizofrenia editorial–,
la periodista que ha apoyado y defendido abiertamente, a través de los
programa que ella dirigía, al querellante Vidal Herrera, cada vez que
brotaba una nueva denuncia o cuestionamiento contra este ex
funcionario público. Esta conducta editorial sólo se puede explicar por
la gratitud eterna que puede tener una reportera al hombre que le dio
la única exclusiva de su ya fenecida carrera.
L.- “Luego Montesinos se ocuparía de su venganza: a Vidal lo
cambiaron de puesto a fin de año. Además, se desactivó el Grupo
Especial de Inteligencia. Los ochenta y dos agentes de la unidad
especial que había apresado al líder de Sendero sabían quién había
dado esa orden. Y sabían por qué”. Pág. 39

Ésta es una muestra más de cómo el querellante Vidal Herrera cita


frases sueltas, fuera de su contexto narrativo, para pretender decir que
mi libro lo agravia. El mismo querellante, Vidal Herrera, ha explicado
cómo es que se desactivó el Grupo Especial de Inteligencia, que
fundara Benedicto Jiménez Baca, después de la captura de Abimael
Guzmán. Es por eso, entre otras razones, que unos años después, en
1996, el Movimiento Revolucionario Túpac Amarú, cuando el
querellante Vidal Herrera era el Director General de la Policía Nacional
y, por lo tanto el máximo responsable de la seguridad en el país, tomó
de manera espectacular la residencia del embajador de Japón en
Lima, el día que éste había organizado una recepción por el natalicio
del Emperador de su país. La ausencia de inteligencia antiterrorista en
la policía especializada ese día fue patética. No lo dice el autor del
libro, es parte incontrastable de la historia reciente de nuestro país.

LL.- “Emma Mejía Guzmán, la mujer que acompañaría cinco años


más tarde a un prófugo Montesinos en su fuga a Venezuela, ha
declarado que si Vidal se acercó a Pérez de Cuellar fue por
encargo de Montesinos”. Pág. 39
Una vez más, queda al descubierto la maniobra simple del querellante
Vidal Herrera, de citar una frase suelta y no considerar lo que el autor
del libro puso: de dónde viene o quien dijo esa afirmación. En este
caso todo lo previo a la frase resaltada en negritas es importante
porque el autor del libro atribuye una declaración, sin eso, da la
impresión de que es una afirmación del periodista y no de una testigo
clave en el caso Montesinos. La declaración corresponde a Emma
Aurora Mejía Guzmán, la compañera de fuga de Montesinos, y es una
declaración que está corroborada por la realidad. La candidatura de
Pérez de Cuellar fue desinflada, anulada y aniquilada por el régimen
de Fujimori, más concretamente por el Servicio de Inteligencia
Nacional (SIN), cuyo jefe de facto, era el ex abogado y amigo del
querellante Vidal Herrera, Vladimiro Montesinos. El ex Secretario
General de Naciones Unidas llegó al país con una intención de voto
por encima del 40% y terminó, en las elecciones de abril de 1995, con
muchísimos menos votos. Toda una proeza de Montesinos con sus
espías perfectos estratégicamente ubicados.
M.- “Según aquella mujer (Emma Aurora Mejía Guzmán), al haber
aceptado esa nueva orden, Ketín Vidal había logrado amistarse con
quien antes lo había castigado. Un año después, a Vidal lo
nombraron director general de la Policía. Todos los que han
trabajado cerca de Montesinos, incluido su primo Sergio
Cardenal, dicen que estos cargos sólo los aprobaba el ex
asesor. Es decir, que así premiaba la lealtad y los favores de quienes,
al fin y al cabo, estaban a su servicio”. Pág. 40

Es testimonio de la señora Emma Aurora Mejía, que como dice el


querellante Vidal, además de ser cercana al régimen mantenía una
relación sentimental con un hombre clave de Montesinos, el Coronel
de la Policía, Manuel Aybar Marca, quién, según la señora Mejía,
también en la intimidad, le contaba secretos del régimen donde su ex
abogado y amigo, Montesinos Torres, era hombre de mucho poder.
Además del testimonio de Mejía, el autor ha entrevistado ampliamente
al Dr. Sergio Cardenal Montesinos, declaraciones que se citan
textualmente en este capítulo del libro (las que coinciden con las de la
compañera de fuga de Montesinos).

N.- “La mujer que acompañó a Montesinos en su fuga recuerda que en


el velero que los alejaba del Perú, el ex asesor estaba paranoico y
juraba que lo iban a matar. Dice que lo llamó a la sala privada del
velero y que le pidió que si algo le llegaba a suceder, buscara al
general y le rogara cuidar a la última de sus hijas. Según le dijo,
la niña era ahijada de Vidal” Pág. 41

Es, reitero, la versión de Emma Aurora Mejía. La testigo Mejía se


refiere a la hija que Montesinos tuvo con la ciudadana estadounidense
Grace Riggs Broussen, quien fue acusada de enriquecimiento ilícito y
purgó condena en una cárcel de Lima. Como muchas cosas que el ex
asesor hacía en su vida pública y privada, (recordemos los obscenos
contratos firmados con algunos dueños de canales de televisión
privada o los argumentos risibles que esgrimió para tapar con un dedo
su pasado de traidor a la patria) Esteffani, la su última hija, mientras él
era el todopoderoso jefe de facto del SIN, nunca llevó su apellido, sólo
el de su mamá (Grace Riggs), como consta en los archivos del colegio
San Silvestre donde estudió la niña. De igual manera no hay
documento que pruebe que la niña sea ahijada de Vidal, se trataría de
un vínculo afectivo. Esta información aclaratoria quedó consignada en
la nota de pie de página número 6 del libro, que se puede leer en la
parte inferior de la misma página 41, a la que hace referencia el
querellante Vidal Herrera. Como ha sido una constante en esta
querella, de manera parcial o escondiendo de manera deliberada parte
clave del texto, el querellante quiere dar a entender mala intención o
juicios de valor del autor del libro.

O.- “Luego de permanecer un tiempo oculto en Venezuela, el tipo que


le cuidaba las espaldas, su protector, lo delató. Montesinos temía
por su vida. El propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, había
negado su presencia en ese país, pero el FBI ya sabía de su
paradero. Antes de que lo capturasen, el guardaespaldas lo entregó a
la Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela” Pág. 41
Ésta es la versión de José Luís Núñez Pérez, el hombre que por
encargo de José Guevara Chacón, cuidó a Montesinos la mayor parte
de los días que pasó escondido en Caracas. Núñez fue entrevistado
por el periodista Miguel Seminario Reyna en la capital venezolana.
Toda la investigación que inició el FBI desde Miami por denuncia
directa de un funcionario del Pacific Industrial Bank, que por
coincidencia era ciudadano peruano, me contó al detalle uno de los
protagonistas, precisamente el denunciante ante el FBI, Luis
Pércovich Bambaren. El mismo que, posteriormente, presentó una
demanda ante un juzgado civil de Lima para cobrar la recompensa
que el Estado peruano ofreció en su momento por la captura de
Vladimiro Montesinos Torres (cinco millones de dólares). Los detalles
de esta entrega fueron explicados en el libro de la periodista
venezolana Adriana Cortés, titulado: Montesinos: su derrota en
Venezuela (Caracas: Libros de El Nacional, 2001). En este caso el
autor del libro no sólo ha recogido la versión del venezolano Núñez
Pérez, o lo que escribió una periodista seria y rigurosa en Venezuela,
sino que fue a la misma fuente (entrevistó a uno de los protagonistas
Luis Pércovich Bambaren) para corroborar información. Eso, en la
doctrina periodística, se llama rigor.
P.- El general Ketín Vidal se enteró del arresto cuando escuchó al
presidente venezolano dar la noticia. Era el domingo 24 de junio
del 2001” Pág. 41
Me consta que cuando la mañana del domingo 25 de junio del 2001 el
presidente Hugo Chávez, aprovechando una reunión de la Comunidad
Andina de Naciones en Caracas, rompió el protocolo y anunció a los
periodistas apostados en las inmediaciones que la Inteligencia Militar
venezolana acababa de capturar a Montesinos, la producción del
programa Reportajes, donde yo era el productor periodístico, llamó de
inmediato al entonces Ministro del Interior, el querellante Vidal
Herrera, y éste no sabía bien qué es lo que estaba pasando, pidió
unos minutos para salir al aire y, cuando lo hizo, sólo dijo
generalidades y ningún detalle de la captura de su ex abogado y
amigo Vladimiro Montesinos Torres (está la grabación correspondiente
del programa correspondiente al domingo 11 de junio del 2001) Si
hubiera participado o conocido, como sostiene, de la captura de
Montesinos (en verdad fue una entrega y no una captura) hubiera, en
ese momento, dado detalles o, quizá, hubiera hablado desde
Venezuela y no desde su casa en la calle Tasso 285 del residencial
distrito de San Borja, en Lima.
3.- “EL HEROE ROBA EL TERRENO A UNOS JUBILADOS”
A.- Tienen que comprender, muchachos: este dinero es para mi
jubilación. El agente Ardilla recuerda que esto solía responder el
general Ketín Vidal cada vez que sus oficiales le comentaban
algo sobre su extraño negocio. En verdad, eran dos los negocios
de Vidal. Uno era el alquiler de su auto a la unidad policial que él
comandaba. El otro era enviar a reparar todos los coches de esa
unidad a un taller de mecánica que administraba su hermano,
Waldir Vidal. Sólo por alquilar su auto, el general Vidal le añadía
mil dólares mensuales a su sueldo” Pág. 45
Independientemente que el querellante, una vez más, en su cita
arbitraria y antojadiza de una parte del libro, saca la frase en la que el
autor refiere la fuente de dicha información (en este caso los oficiales
del GEIN), existen múltiples testimonios de ex miembros del Grupo
Especial de Inteligencia (GEIN) que el autor ha recabado para
reconstruir este pasaje. El que cita en el libro es la versión del ex
oficial del GEIN Julio Becerra Camino, el agente Ardilla, el hombre de
la Policía que fue el primero, junto con la suboficial Gaviota, en
ingresar a la casa donde se escondía Abimael Guzmán la tarde del
sábado 12 de septiembre de 1992. Además, según diversos
testimonios de los vecinos de esa calle del distrito de Pueblo Libre,
efectivamente en un terreno, que después supe, era de propiedad del
señor Carlos Iparraguirre Blondet, funcionaba un taller de mecánica
informal de propiedad de Waldir Vidal Herrera, hermano del
querellante Antonio Vidal Herrera. Es más, el mismo regente del taller
de mecánica informal o clandestino y hermano del querellante, en una
declaración ante la Policía y en presencia de un representante del
Ministerio Público, como parte de la demanda que hizo el dueño del
terreno Carlos Iparraguirre, confirmó que en ese terreno instaló un
taller de mecánica, aunque el municipio de Pueblo Libre no le dio
permiso de funcionamiento. Esa declaración forma parte del
expediente judicial 191-92 del Cuarto Juzgado Civil de Lima. En los
registros de propiedad vehicular de Lima aparece un auto Toyota,
color blanco, el mismo que refiere el oficial Becerra, a nombre del
querellante Antonio Vidal Herrera.
B.- “Becerra conserva el mismo recuerdo que casi todos los policías
que conocen a Vidal: un hombre inteligente y hábil para encontrar
pistas secretas en documentos clasificados, con el tono de voz de un
predicador de la Biblia, pero también con el aspecto de alguien que
jamás ha corrido detrás de un ladrón de carteras” Pág. 45

Como ha sido la constante en sus citas, el querellante Vidal Herrera,


omite deliberadamente toda la explicación previa antes de lo que él
subraya (resaltado en negritas en este párrafo) para dar la impresión
de que el autor está haciendo juicio de valor sobre el protagonista de
su libro, cuando lo que ha hecho el autor es simplemente referir la
opinión de un testigo, de un oficial que trabajó bajo la dirección del
querellante por varios años (el entonces Capitán Julio Becerra
Camino). Una opinión que es entera responsabilidad del que la dice,
no del que la reseña. Pero que además está corroborada con otros,
por lo menos diez, testimonios de oficiales del GEIN.

C.- “Peor aún: un jefe capaz de traicionarlos” Pág. 45


Es, igual que la cita anterior, la opinión del oficial de la Policía Julio
Becerra Camino. Esta opinión el autor la recaba a través de varias
conversaciones con el oficial miembro del GEIN después de una serie
de eventos que habían generado el interés de la prensa sobre el
verdadero papel del querellante Vidal Herrera en la captura de
Abimael Guzmán Reinoso. Uno de los oficiales fundadores del GEIN,
Benedicto Jiménez Baca, había publicado un libro en dos tomos
donde relataba, desde su punto de vista, cómo había sido el proceso
de investigación policial para lo que después se llamó la captura del
siglo (el libro se titula Inicio, desarrollo y ocaso del terrorismo en el
Perú: el ABC de Sendero Luminoso y el MRTA comentado, Editorial
Sanki, Lima 2001). Becerra se refería a la traición básicamente por
dos hechos que los hombres del GEIN lo supieron varios años
después: 1.- Que el querellante Vidal Herrera había recibido partidas
secretas en cheques girados a su nombre (por ser el jefe de la
Dirección Nacional Contra el Terrorismo – DINCOTE) por un monto
aproximada de dos millones de dólares de la época para financiar las
labores de inteligencia, dinero que ellos no sabían a dónde fue a parar
porque siempre se les negó viáticos y demás gastos de logística para
sus arriesgadas labores de inteligencia e investigación en el campo.
Esto no lo dice ni Becerra ni el autor del libro, lo explicó y confirmó el
Contralor General de la República Genaro Matute en una entrevista
que concedió al periodista César Hildebrandt la primera semana de
junio del 2002 en el programa A las 11 con Hildebrandt de América
Televisión, Canal 4.). Según los oficiales del GEIN, Vidal se quedó con
buena parte sino el total de este dinero que cobró, en el Banco de la
Nación, en cheques a su nombre y, como eran partidas secretas,
nadie más se enteraba. 2.- Que el querellante Vidal Herrera, cuando
Abimael Guzmán permaneció detenido en una celda de la DINCOTE,
después de su captura en septiembre de 1992, se dirigió al jefe
senderistas con mucha cordialidad y hasta le dijo cosas en voz muy
baja, como si le estuviese dando algunos secretos para salir bien
librado de los interrogatorios de los hombres del GEIN. Dicen que no
se trataba de una estrategia de inteligencia, como después intento
explicar el querellante Vidal Herrera, porque las grabaciones de esos
encuentros revelan una patética actuación del que en ese momento
era el jefe de la DINCOTE. (Parte de las conversaciones amicales de
Vidal con Abimael Guzmán, grabadas por los hombres del GEIN sin
que supiera ninguno de los dos, fueron propaladas en un reportaje
que elaboró el autor del libro para el programa Reporte Semanal de
Frecuencia Latina titulado “La captura del siglo: 14 años después”,
emitido el domingo 10 de septiembre del 2006.
D.- “Becerra recuerda que visitó muchas veces ese taller. Dice que
quien lo atendía era Waldir Vidal y que, así como él, todos los agentes
sabían que era el hermano del jefe. El lugar era
una factoría improvisada en un terreno vacío del distrito de Pueblo
Libre, una antigua zona agrícola de Lima donde por entonces se
empezaban a construir nuevas urbanizaciones. Afuera no había un
solo cartel que indicara que allí se reparaban los vehículos de los
policías más amenazados del país. Pero lo que podría parecer una
medida de seguridad, en realidad escondía un fraude” Pág. 46

Otra vez, el querellante Vidal Herrera omite todo el contexto del


párrafo. Es, como el caso del párrafo anterior, la opinión del oficial de
la Policía Nacional Julio Becerra Camino. Y respecto al alcance que
añade el autor del libro, de que se trataría de un fraude, es porque el
querellante Vidal Herrera, como jefe de la DINCOTE, era el titular del
pliego presupuestario y, por lo tanto, de acuerdo a la legislación
vigente, está impedido de contratar consigo mismo o con familiares
hasta el tercer grado de consanguinidad, como es el caso de su
hermano Waldir Vidal Herrera. Tampoco podría alquilar su viejo
automóvil Toyota, por las mismas normas legales que regulan el uso y
destino del presupuesto público. La palabra fraude, en este caso, se
ha utilizado como sinónimo de delito, de violar un artículo del Código
Penal y otros tantos de las leyes administrativas que regulan el
comportamiento de los funcionarios públicos que administran dinero
de todos.

E.- “Según esos documentos firmados por un notario, Carlos


Iparraguirre Blondet y su esposa terminaron de pagar aquel
terreno en 1990, después de diecinueve años de haberlo
comprado a una inmobiliaria.” Páginas 46 y 47.
“Para Iparraguirre, un jubilado octogenario, el general Vidal y su
hermano Waldir son unos delincuentes. Jura que le han robado
ese terreno. Al principio, me pareció una exageración.”. Pág. 47
“No conozco al señor Iparraguirre. Nunca he conversado con él –dijo
Ketín Vidal en una entrevista televisada–. Lo negó ante las cámaras
de televisión, luego de que en un reportaje el jubilado lo volviera a
llamar ladrón. Pero la verdad es que Vidal sí lo conocía. Años atrás,
en uno de los varios juicios que han enfrentado a los hermanos Vidal
con Carlos Iparraguirre, el general reconoció delante de una fiscal que
se habían reunido dos veces para buscar una solución al problema
que tenían. Pero esa noche en el estudio de televisión, cuando la
conductora que lo entrevistaba se lo recordó, el general Vidal cambió
de tema. –No entiendo las lágrimas del señor –dijo–. No sé por qué
hace todo esto. Se de mí dependiera, si el terreno fuera mío, gustoso
se lo obsequio. Pero es de mi hermano. En esto al menos no mentía.
Para la época de esa entrevista, marzo del 2002, su hermano ya
se había adueñado de los doscientos cincuenta metros
cuadrados del jubilado” Pág. 47
Pero lo que el héroe de la policía evitó declarar esa noche por
televisión fue que la familia Iparraguirre había tardado dos décadas en
pagar ese terreno, y que él y su hermano lo habían invadido para
instalar allí un taller mecánico, cubierto tras un cerco de
arbustos”. Pág. 47
“Un día, Iparraguirre quiso remover el desmonte que creía se estaba
acumulando adentro. Acababa de jubilarse y tenía un dinero con el
que pensaba por fin empezar a construir. Pero ese día se encontró
con una sorpresa: un hombre llamado Waldir Vidal lo recibió con
amabilidad y hasta le ofreció sus disculpas por haber instalado allí
un extraño taller de mecánica” Pág. 48
“Dice que Vidal también le pidió disculpas (el texto se refiera a
Carlos Iparraguirre Blondet, legítimo propietario del terreno) y le
aseguró que encontraría una solución. Pág. 49
“A las semanas, y por insistencia de su hijo, Carlos Iparraguirre
decidió ir a la inmobiliaria que les había vendido el terreno. Quería
estar del todo seguro de que el lote que le habían ofrecido los
hermanos Vidal a cambio del suyo de verdad les pertenecía. Fue
cuando el anciano descubrió la mentira: el general tampoco era
dueño de ese otro terreno.” Pág. 49
“El jubilado recuerda que Vidal fue breve y que les dijo por
segunda vez que él no tenían la menor intención de quedarse con
sus terreno, que no había por qué llegar tan lejos, que él era un
hombre de palabra, que sus abogados encontrarían una solución
justa. Tiempo después comprendería que aquella reunión sólo
había sido parte de una estrategia del general para ganar tiempo”
Pág. 50
“Sin que los Iparraguirrre sospecharan, los hermanos Vidal habían
iniciado una demanda conocida como “prescripción adquisitiva de
dominio”, una figura legal que permite que alguien se apropie de un
terreno con sólo demostrar que lo ha ocupado de manera pacífica por
diez años y sin que nadie lo haya reclamado. Los hermanos Ketín y
Waldir Vidal usaron esta figura en agosto de 1992, es decir, un
mes después de que el anciano iniciara sus reclamos. Todo fue
secreto y de allí el fraude: Iparraguirre jamás fue notificado de
que alguien estaba quitándole su propiedad. Esos expedientes
tienen direcciones falsas, procedimientos omitidos, fechas
imposibles y hasta contradicciones entre los propios hermanos
Ketín y Waldir Vidal. Lo dice el jubilado y lo demuestra con
documentos”.
Aquella mañana calurosa, cuando el general los recibió en su oficina
por segunda vez, ya tenía montada su trama legal para
arrebatarles el terreno sin que ellos se dieran cuenta a tiempo. De
allí en adelante, los juicios que ha debido iniciar y soportar Iparraguirre
durante una década son como un descenso al infierno, sólo que peor”.
Páginas 50 y 51.
“Al final los Vidal lograron su propósito. Un juez los declaró
únicos dueños del terreno del jubilado. Cuando la justicia iba a
confirmar esa sentencia, el general renunció a su parte y dejó que su
hermano se convirtiera en el único propietario”. Pág. 51
Todos estos párrafos, citados de manera incompleta para dar a
entender que son elucubraciones o juicios de valor del autor del libro y
no testimonios, referencias o descripción de documentos judiciales y
hasta declaraciones del mismo querellante Vidal Herrera en medios
periodísticos. Todo no es más que extractos sacados de la serie de
denuncias judiciales y periodísticas que el Sr. Carlos Iparraguirre
Blondet, dueño del terreno en cuestión, hizo contra el querellante Vidal
Herrera y contra su hermano Waldir Vidal Herrera. El autor la recogió
de un diario de circulación nacional donde ya había sido publicada. El
diario Liberación de Lima, edición del miércoles 12 de julio del 2000,
dirigido entonces por el periodista César Hildebrandt Pérez Treviño,
publicó un reportaje al que tituló: “El general Antonio Ketín Vidal nos
debe una explicación”, la periodista que investigó el tema fue la
reportera Rossana Cueva. Tomando como punto de partida este
reportaje de denuncia, hecho por una reportera seria, el autor del libro
indagó más y pudo tener acceso a una denuncia penal que el Sr.
Iparraguirre presentó ante la Duodécima Fiscalía Provincial Penal de
Lima contra los hermanos Antonio y Waldir Vidal Herrera por presunto
delito de usurpación. También ubiqué copia del expediente judicial
tramitado por los hermanos Vidal Herrera ante el Cuarto Juzgado Civil
de Lima (Expediente 191-92) para adueñarse de un terreno ajeno
usando dolosamente la figura de la prescripción adquisitiva de
dominio. Además, hay otro expediente judicial relacionado al tema, el
que tramitaron los esposos Iparraguirre Vásquez ante el decimocuarto
Juzgado Civil de Lima solicitando la regularización del “tracto sucesivo
del terreno en el Registro de Propiedad Inmueble de Lima”. El
expediente es el número 769-92 de dicho juzgado. Y, finalmente, hay
otro expediente judicial que contienen piezas de este caso, es el
número 386-94 del Noveno Juzgado Especializado Civil de Lima
abierto a raíz de una demanda del querellante Vidal Herrera contra los
ancianos Iparraguirre Vásquez pidiéndoles una indemnización
millonaria por supuestos daños a su imagen y reputación pública por
haberlo demandado por el delito de usurpación. Los documentos
contenidos en estos expedientes judiciales demuestran por lo menos
cuatro cosas: 1.- Que el querellante Vidal Herrera mintió
flagrantemente al decir públicamente (en una entrevista en el
programa Panorama de Panamericana Televisión del domingo 10 de
marzo del 2002) que él ni siquiera conocía al Sr. Iparraguirre Blondet.
(Existe, entre varios documentos oficiales, un acta fiscal donde el
querellante reconoce, ante una fiscal, que se ha reunido por lo menos
dos veces con Iparraguirre para “tratar de solucionar le problema que
tenían”, (se refiere al reclamo que hacía el dueño legítimo del terreno).
2.- Que el terreno fue comprado a plazos por los esposos Carlos
Iparraguirre Blondet y su esposa Luz Amada Vásquez. 3.- Que tanto
sabía el querellante Vidal Herrera y su hermano Waldir, que ese
terreno no era de ellos que iniciaron un proceso de “prescripción
adquisitiva de dominio” (que permite hacerse de un terreno, cuyo
dueño no aparezca o que nadie lo reclama si se demuestra que lo
habita de forma pacífica por varios años y que ha cumplido con pagar
los servicios de este. Obviamente esta figura legal sólo se usa cuando
uno no es propietario de un inmueble, como era el caso, sólo que esta
vez se hizo de manera fraudulenta, porque el querellante Vidal Herrera
y su hermano sí sabían positivamente que ese terreno tenía dueños, y
que, además, esos legítimos dueños les estaban reclamando su
devolución (por eso que los recibió hasta en dos oportunidades en sus
oficinas, la primera vez en la DINCOTE y la segunda en la Inspectoría
General de la Policía Nacional), después de descubrir que habían sido
usurpado ilegalmente. 4.- Que el querellante Vidal Herrera, sí tuvo que
ver con los procesos judiciales que, entre otras cosas, terminaron
otorgándole ilegalmente la propiedad de un terreno que no era suyo.
Tanto participó, que en la primera sentencia a su favor se consigna el
nombre de los dos hermanos (Antonio Ketín y Waldir Vidal Herrera)
como demandantes de la figura de prescripción adquisitiva de
dominio. Sólo cuando el agraviado (Carlos Iparraguirre Blondet) apeló
y el expediente subió a la instancia superior, el querellante Vidal,
renunció a sus “derechos” y salió del proceso. (Para ese entonces ya
era el respetado y famoso general Ketín Vidal que había capturado a
Abimael Guzmán) Todo esto forma parte de dos reportajes que el
autor del libro hizo para el programa Panorama de Panamericana
Televisión, que fueron emitidos los domingos 10 y 17 de marzo del
2002.
4.- EL HÉROE GASTA MEDIO MILLON DE DOLARES EN CASAS.
A.-“Luego entendí de qué se trataba: un corredor de bienes
denunciaba al general Ketín Vidal por haber comprado por lo
menos cinco casas valiéndose de testaferros” Páginas 55 -56.
La historia de las casas es, quizá, la única revelación estrictamente
exclusiva de la investigación periodística del autor que tiene ver con la
gestión pública del querellante Vidal Herrera. Como suele pasar con
las grandes historias de corrupción política o del crimen organizado,
un cómplice decidió usar a la prensa como mecanismo de presión
para cobrar un dinero que se le debía por sus comisiones como
corredor de bienes raíces del querellante Vidal Herrera. Este hombre,
Zócimo Venturo Acuña Ramírez, tal vez en su desesperación porque
pensaba que era imposible cobrarle al querellante, acudió a la prensa
(llevó su carta primero al diario La República de Lima y después a
Panamericana Televisión – Canal 5 de Lima), pero no como un
cómplice arrepentido que quería, a través de la prensa, colaborar con
la justicia anticorrupción que, en esos años, pasaba por su mejor
momento en el Perú, sino con la esperanza de que un solo amago
(que los reporteros lo llamen a su respetado deudor) hiciera que el
querellante Vidal Herrera finalmente le pagué los 7 mil dólares que
reclamaba. Antes, le había mandado una carta notarial contundente.
Por una coincidencia de la vida, el reportero con el que se encontró en
el lobby del edificio de Panamericana Televisión fue el autor del libro.
No es la primera vez que se intenta usar a la prensa como un
mecanismo de presión, pero en este caso, tanto el denunciante sin
escrúpulos como el querellante Vidal Herrera, no imaginaron que se
encontrarían con un reportero obsesivo que no iba a parar hasta
descubrir la verdad de los hechos.
B.-“A primera vista, lo que aquel hombre trataba de decirme era
que había sido estafado por un héroe. Le pedí fotocopiar la carta
para investigar por mi cuenta, pero de súbito me la arrancó”. Pág. 56
Desde el primera vez que vi al corredor de bienes raíces Venturo
Acuña Ramírez, su denuncia me causó dudas, no sólo porque no
quiso dejarme la carta notarial que decía haber mandado al
querellante Vidal Herrera, reclamándole el pago de unas comisiones,
sino porque, además, el Perú vivía la época post caída de Fujimori y
Montesinos y las acusaciones, algunas gratuitas, iban y venían de
todos los sectores. Los periodistas teníamos que tener mucho cuidado
con las filtraciones. En el equipo periodístico del programa Panorama,
donde recibimos la denuncia o amago de denuncia de Acuña Ramírez,
decidimos empezar a investigar el tema con dos hipótesis posibles,
ambas de sumo interés público y muy sencillas: 1. Que el general
Ketín Vidal Herrera no era tan honesto y probo como se esforzaba en
hacer creer y que, como suele pasar en las vendettas del crimen
organizado, alguien de los suyos dio un paso sin retorno y lo delató,
quizá obligado por las circunstancias. 2. Que alguien interesado quería
desprestigiar a un honesto ex Ministro y ex Director General de la
Policía y, ese alguien, podría ser el mismo Vladimiro Montesinos,
preso en la cárcel de la Base Naval del Callao porque Vidal Herrera
había ido a traerlo una vez entregado por su cuidador en Caracas.
Conocedores de la antigua relación del general Ketín Vidal y
Montesinos, esta hipótesis periodística se sustentaba porque
Montesinos, ya preso en la Base Naval, podría sentirse traicionado
por un hombre al que ayudó tanto y que no supo corresponder (en su
lógica perversa y corrupta, obviamente). La investigación periodística
se empezó por lo más simple: investigar cuántos inmuebles a su
nombre tenía el general Vidal y, si fueran muchos, preguntarle cómo
hizo para adquirirlos. Si no tuviera casas o departamentos a su
nombre o a nombre de su esposa, indagar dónde vive el general Vidal,
si tiene oficina privada. Si fuera así ésta dónde queda y cómo la
financió. Estas preguntas de sentido común nos abrieron toda una
“caja de Pandora” pues encontramos muchas sorpresas y datos
contundentes que inclinaban el trabajo hacía la primera hipótesis: que
el querellante Vidal Herrera tenía varias cosas que explicar sobre los
inmuebles relacionados a él (donde vivía, donde tenía su oficina o
departamentos que visitaba con regularidad). Nos sorprendió más su
reacción cuando ubicamos al primo pobre que en el papel era dueño
de dos inmuebles (ambos avaluados en más de 350 mil dólares). En
lugar de responder, como lo hace alguien que tiene la conciencia
limpia, fue a extorsionar al gerente de Panamericana Televisión,
Federico Anchorena. Prácticamente diciendo que él tenía información
que comprometía al entonces dueño del canal, Ernesto Schutz
Landázuri, con Montesinos. En el lenguaje cifrado, en el que se suele
manejar, exigía que no publiquemos nada a cambio de su silencio.
Esa fue la pista que nos convenció a seguir en la investigación.
C.- “Me dijo que había sido corredor inmobiliario de Ketín Vidal
desde 1993 y que, utilizando el nombre de su propio hijo, se había
prestado a comprar una casa para que el general se la regalara a
una de sus supuestas amantes. Agregó que Vidal lo había
traicionado: le debía dinero. Pág. 56
La casa está ubicada en el número 1535 de la calle González
Olaechea, en la urbanización Elio, en el cercado de Lima. Según la
partida electrónica número 46505107 del Registro de Propiedad
Inmueble de la Oficina Registral de Lima, ese inmueble fue comprado
en 1999 por Randolph Acuña Pérez, un joven de 19 años sin oficio ni
beneficio que no podría explicar de dónde había sacado los 60 mil
dólares que, según la Escritura Pública respectiva, costó la casa. En
este primer caso, la versión del corredor de bienes inmuebles sin
escrúpulos (Venturo Acuña) estaba corroborada. Incluso hay una
entrevista periodística, que no la hizo el autor del libro, donde el hijo
de Acuña dio detalles de cómo fue esta transacción o negociación
dolosa con el querellante Vidal Herrera (Programa La Revista
Dominical, domingo 17 de marzo del 2002, reportaje del periodista
Miguel Zegarra)
“Casi tres años después, una investigación fiscal reunió pruebas
para acusar al general Ketín Vidal por haber comprado al menos
cuatro casas que no se explican con su sueldo de policía
retirado”. Pág. 57
En realidad la investigación contra el querellante Vidal Herrera por
presunto delito de enriquecimiento ilícito no empezó por la
investigación del programa Panorama, donde en marzo del 2002, el
autor del libro “La caída del héroe” publicó las primeras
investigaciones del caso Vidal Herrera. Fue antes, en septiembre del
2001, cuando la Fiscalía de la Nación recibió de la Oficina de
Inteligencia Financiera del Departamento de Estado norteamericano
un informe que relacionaba al querellante Ketín Vidal Herrera y a
Vladimiro Montesinos en un extraño depósito de doce mil dólares.
Decía, el informe confidencial de los estadounidenses, que la
operación había sido efectuada a través del Minorka Check Cashing el
24 de julio de 1995, cuando Vidal Herrera era Inspector General de la
Policía. La operación fue cifrada con el número 19952296726130.
Cuando trascendió este informe a la prensa, el querellante Vidal
Herrera era el ministro del Interior del gobierno de transición y, por lo
menos en teoría, una de sus principales obligaciones era ubicar y
capturar al prófugo más importante del país en ese momento:
Vladimiro Montesinos Torres, su viejo amigo, abogado y benefactor.
(Hay una columna escrita por el prestigioso periodista Gustavo Gorriti
en la revista Caretas donde explica con datos rigurosos por qué, en
ese momento, el querellante Vidal Herrera no era la persona indicada
para dirigir la búsqueda y captura de Montesinos –sus probados y
estrechos lazos con el prófugo–). En marzo del 2002, cuando el
querellante Vidal Herrera ya no era ministro de Estado y su amigo y
abogado Montesinos estaba preso en la Base Naval del Callao, ésta
investigación estaba a punto de archivarse (no se había podido revelar
los detalles de ese depósito debido a que las autoridades judiciales
de Estados Unidos, donde estaba el banco, exigían un exhorto judicial
para levantar el secreto bancario, cosa que a su vez, sólo se podía
hacer por la vía judicial, es decir, abriendo un proceso penal por el
tema, y para abrir un proceso penal a Vidal Herrera, previamente se
tenía que haber comprobado que realmente había recibido el dinero.
Un verdadero círculo vicioso sin salida, como decían las fiscales que
investigaban el tema). Pero todo cambió la noche de ese domingo 10
de marzo del 2010, una fiscal que investigaba el caso (la Dra. Carmen
Ibáñez) vio el reportaje sobre la casas del querellante Vidal y decidió
reabrir la investigación. Dieciséis meses después, en junio del 2004,
con serios altibajos en la investigación del Ministerio Público (por las
presiones que sacaron del caso a dos fiscales probas), una fiscal
anticorrupción, la Dra. Cristina Huamán García, denunció por presunto
delito de enriquecimiento ilícito a Antonio Ketín Vidal Herrera y otro,
entre ellos, su corredor de bienes raíces Zócimo Venturo Acuña
Ramírez. Así que lo escrito en el párrafo escogido por el querellante
no es opinión del autor del libro, sino una reseña a la investigación de
la fiscalía anticorrupción.
“Venturo me repitió la historia de su carta: durante años le había
vendido casas al general Vidal y éste lo había estafado con más
de siete mil dólares” Pág. 56
“En el mundo real del dinero, esta cifra no significa nada. Apenas un
pasaje de ida en primera clase de Nueva York a Tokio. ¿Por qué un
hombre con la celebridad del general Vidal podía exponerse a un
escándalo por tan poca cosa? Pero la pregunta más evidente era
otra: ¿de dónde había sacado un general de policía medio millón
de dólares para comprar casas? Pág. 58

Después de que la Contraloría General de la República, en un examen


de auditoría especial (el número 010-2002-CG/B392) descubrió que el
gobierno de Fujimori entregó al querellante Vidal Herrera, a través de
partidas secretas y en cheques que sólo él podía cobrar, dos millones
quinientos mil nuevos soles (unos dos millones de dólares con el tipo
de cambio de la fecha) entre 1991 y 1992. Dinero que supuestamente
era para financiar los trabajos de inteligencia contra el terrorismo de
Sendero Luminoso y que, según los oficiales del GEIN, nunca se
gastó para ese propósito. Para la Fiscalía de la Nación, ésta sería una
de las fuentes del enriquecimiento ilícito del querellante Vidal Herrera,
y por eso lo denunciaron penalmente. Las presunciones de las fiscales
anticorrupción que lo investigaron es que, las por lo menos cuatro
casas que compró (usando como intermediario al corredor Venturo
Acuña Ramírez y a diversos testaferros como su primo Efraín Vidal
Dávila o como el joven hijo del corredor Randolph Acuña Pérez) y un
carro BMW de lujo, con placa BIB-784 que estaba a nombre de la
esposa de Vidal Herrera, Gladys Tambini, tienen una explicación en
estos dineros apropiados del erario público.

“Me enteré de que la casa de Tasso donde vivía el general Vidal


tenía dos dueños.Según el municipio del distrito (el autor se refiere a
la Municipalidad de San Borja) le pertenecía a un tal Wilfredo Adolfo
Núñez Reynoso, alguien a quien el general habría de reconocer luego
como su benefactor y primo lejano. Se trata de un empresario
quebrado, como él mismo reconoció, y con deudas por cientos de
miles de dólares a varios bancos peruanos. Pero en los registros
públicos su nombre no asomaba por ningún lado” Pág. 59

Como el sol no se puede tapar con un dedo o, mejor, no hay crimen


perfecto, el querellado Vidal Herrera siempre sostuvo la peregrina
tesis de que el vivía en una residencia de la zona más cara de San
Borja gracias a la generosidad de un primo suyo, Wilfredo Adolfo
Núñez, que está probado no tiene ningún vínculo de parentesco con
Vidal Herrera, tan probado, como que estaba en quiebra total cuando
supuestamente le cedió gratis su casa. Simplemente por sentido
común nadie que está quebrado va ceder su casa para irse a vivir a un
departamento pequeño y alquilado de un distrito menos residencial de
su propia casa. La verdad de las cosas salió a relucir en la
investigación por presunto enriquecimiento ilícito que abrió la Fiscalía
de la Nación. Aunque todos, el supuesto primo millonario y generoso,
el otro primo pobre pero que aparece como el verdadero dueño del
inmueble avaluado en por lo menos 300 mil dólares, etc., dieron una
versión coordinada en el Ministerio Público, pero no calcularon algo.
La ex esposa de uno de los hijos de Wilfredo Núñez, no se prestó al
juego por razones personales pues ya estaba separada de su marido,
y contó la verdad: que la casa siempre fue comprada con dinero del
querellante Vidal Herrera, para que viva él y que su ex suegro le había
pedido de favor que se prestaran a la simulación, incluso contó
detalles cómo fue que el mismo Vidal Herrara había pasado a
recogerlos en el vehículo Volvo que lo trasladaba en esos años, ya
como famoso general jefe de la Dincote que había capturado al
monstruo Abimael Guzmán Reinoso. Esto no lo dice el autor, está en
el expediente judicial Nº 217-2004 del 16 Juzgado Penal de Lima.

“Una noche, en medio de una conversación que decaía, Venturo me


soltó un nombre clave: Fredy Efraín Vidal Dávila, un primo hermano
del general a quien tiempo después hallaría trabajando de guardián en
un terreno baldío. Con el nombre de Vidal Dávila encontré dos
propiedades: una en la calle Tasso y otra en la urbanización Elio, un
barrio residencial cerca de la zona industrial de Lima. Allí vivía una
suboficial de policía, Luz María Grecco Portocarrero. Las pistas
que se le habían escapado al corredor inmobiliario empezaban a
cuadrar mi rompecabezas” Pág. 59
“De ser cierto lo que Acuña había contado la primera vez, esa
mujer debía ser una de las amantes del general Ketín Vidal.
Bingo. Quien compró la casa de la urbanización Elio había sido un
hijo de Venturo Acuña. Así lo decían los archivos de los registros
públicos. Había pagado por esa casa sesenta mil dólares al contado.
Fue en 1998, cuando aquel muchacho acababa de cumplir diecinueve
años”. Pág.59
Ha quedado probado, según la investigación del Ministerio Público,
que la casa donde por cinco años vivió la sub oficial de la Policía
Nacional Luz María Grecco Portocarrero y su hija Catherine Valverde
Grecco, (Calle Gonzáles Olaechea 1553, Urbanización Elio, Cercado
de Lima) fue comprado originalmente por el hijo del corredor, como ya
hemos dicho un joven de 19 años que no tenía de donde sacar
sesenta mil dólares y que, además nunca vivió en ella, ni siquiera la
conoció, pues sólo fue a firmar algo que su padre le pidió. Eso no lo
dice el autor del libro, lo ha dicho el corredor de bienes raíces del
querellante Vidal Herrera, lo ha dicho su el hijo de éste, y lo han
probado con la ficha respectiva de los Registros Públicos de Lima
(Partida Electrónica Nº 46505107). El autor del libro conversó con los
anteriores dueños del inmueble, en entrevista grabada con una
cámara de video, y ellos les contaron cómo habían sido las
negociaciones y transacción con el corredor Venturo Acuña. También
quién vivió posteriormente en esa casa (Luz María Grecco
Portocarrero y su hija) porque más de una vez, según su versión,
fueron a pedirle que les entregue correspondencia que todavía les
llegaba a esa dirección. En marzo del 2002 visité esa casa con el
equipo de cámaras del programa Panorama. En la puerta pregunté por
el supuesto propietario Fredy Efraín Vidal Dávila. Al otro lado del
intercomunicador me contestó la suboficial Grecco, quien me dijo que
allí no conocían a ningún Vidal Dávila. Después nos quedamos
haciendo guardia en las inmediaciones y pudimos grabar cómo
minutos después la misma suboficial Grecco salió por su ventana para
ver si ya nos habíamos ido. Todo eso está grabado en video. Para
entonces, los vecinos del barrio sabían que el general Ketín Vidal
visitaba esa casa. Una vez que la casa fue mostrada por televisión,
Luz María Grecco Portocarrero y su hija Catherine Valverde Grecco se
mudaron. El inmueble permaneció varios meses sin ocupantes y con
un letrero en el segundo piso que decía “se vende”. Volver a insinuar
que esa casa no fue comprada por el querellante con participación de
su corredor de confianza (quien usó a su hijo) y que después ahí vivió
la sub oficial Grecco Portocarrero (a quien se le relacionó
sentimentalmente con el querellante) es volver a mentir
flagrantemente.
“No hay informante sin interés y eso lo sabemos muy bien los
periodistas. El interés de Venturo Acuña era que alguien le pagara
todo el dinero que le debía el general Vidal. Ni yo me había ganado
su confianza ni él tenía la mía. Cada pista que el corredor inmobiliario
dejaba caer con aparente ingenuidad debía verificarla cuanto antes.
Era como un pacto sin firma, la condición para una nueva cita. Acuña
debía pensar que mientras más pruebas podía yo acumular en contra
del general Vidal, más posibilidades tendría él de cobrar su deuda”
Pág. 60
En el equipo de investigación periodística del programa Panorama,
cuando empezamos a trabajar el caso del querellante Vidal Herrera,
tanto el director Eduardo Guzmán Iturbe, como el productor, el autor
del libro, y todo el equipo de reporteros investigadores, teníamos claro
de que no íbamos a pagar un solo dólar al corredor Acuña Ramírez
por ninguna información. Es por eso que nuestra estrategia fue ir
sonsacándole poco a poco información e ir corroborándola por nuestra
cuenta. El proceso duró aproximadamente tres meses y los resultados
fueron claros: tenía razón el hombre que había trabajado para el
querellante Vidal Herrera.
“Otra noche, en una pizzería, Acuña me contó que la oficina que
tenía Vidal en San Isidro –el distrito financiero de Lima– también la
había comprado a su nombre. Pág. 60
“Pero me dijo más: –Vidal tiene una empresa constructora que
incluso ha ganado licitaciones en la Policía cuando él era jefe. Al
día siguiente ubiqué la oficina de esa empresa, que en verdad era
una casa y muy elegante” Pág. 60
“Constructores Andinos. Ésa era la empresa que había pagado
por la casa de cuatrocientos metros cuadrados que sirvió de oficina
a Ketín Vidal. La primera fiscal que habría de investigar el caso
Vidal descubrió que los dueños de esa compañía eran un jubilado
empobrecido y un tipo de unos treinta años que no tenía siquiera
una tarjeta de crédito. Por coincidencia era la misma constructora
que había ganado dos licitaciones para realizar obras para la
Policía y una de ellas en el mismo tiempo en que Vidal había
llegado al cargo de ministro del Interior” Pág. 61
Si, por un criterio básico de sentido común, era difícil creer que un
supuesto primo, que en verdad no era primo y que estaba totalmente
quebrado, le “prestaba” su casa para que el querellante Vidal Herrera
viva a cambio de nada, más difícil era creer que un par de personas
pobres (el anciano Jaime Villarreal Tarazona y el desempleado Omar
Cuadrado Domínguez) sean dueños de una empresa constructora
que, a su vez, era dueña de una casa, de casi cuatrocientos metros
cuadrados en una de las zonas más caras de San Isidro, el centro
financiero de Lima. Esta casa también le fue “cedida” al querellante
Ketín Vidal para que ahí instale su cómoda oficina privada a cambio
de nada, o, como el mismo Vidal dijo, a cambio de “una renta
simbólica’. (Lo dijo en el programa Panorama del 10 de marzo del
2002). Como lo descubrió la fiscalía anticorrupción en su momento, se
trataba de una típica maniobra de testaferraje para ocultar
propiedades que no se pueden justificar con los ingresos lícitos de un
ex funcionario público que ganaba el sueldo de un policía. Pude
conversar con los propietarios originales del inmueble, ubicado en la
calle Las Garzas 288-290, los señores José Curet Velit y Mercedes
Torres. Ellos me atendieron en su nuevo domicilio, un departamento
ubicado en Miraflores, y me explicaron con lujo de detalles que el
intermediario para la compra del terreno fue el mismo corredor
Venturo Acuña Ramírez, quien logró que rebajaran el precio de venta
a ciento cincuenta mil dólares, pero que el comprador fue la empresa
Constructores Andinos Sociedad Anónima, evidentemente una
empresa de fachada. Otra maniobra que advirtió la investigación de la
fiscalía anticorrupción fue que el mismo día que el querellante Vidal
Herrera se enteró de la investigación del programa Panorama (el 7 de
marzo del 2002, tres días antes de que saliera el reportaje al aire, día
en que fue a extorsionar al gerente de Panamericana) la casa de la
calle Las Garzas (su oficina privada) fue “vendida” a los esposos
Arturo Melgarejo Peñaherrera y María Teresa Ruesta Peña. (Quienes,
según indagación de la Fiscalía de la Nación, serían paisanos del
querellante Vidal Herrera). Nuevamente una maniobra burda y
desesperada pretendiendo tapar el sol con un dedo. (Esto no lo dice el
autor del libro, está en la respectiva Partida Electrónica Registral del
inmueble, que en el Registro de Propiedad Inmueble de Lima tiene el
número 41308206).
“Cuando la fiscal quiso levantar el secreto bancario de
Constructores Andinos, un hombre la buscó para ofrecerle
dinero. Una semana después, la cambiaron de puesto”

Esta es la versión de la fiscal adjunta Mónica López Borda, quien


accedió a una entrevista grabada un año después de que la retiraran
de la investigación, motivo por el cual renunció al Ministerio Público.
Cuando fue entrevistada para el libro se desempeñaba como abogada
independiente. (Existe un video que registró esta entrevista).

“Tiempo más tarde, Venturo Acuña me contó que el general solía


mantener reuniones nocturnas con una mujer que vivía en un
apartamento que ella, claramente, no podía pagar. Una noche fui
a estacionarme enfrente. Quedaba en el distrito de San Isidro, en
una zona residencial en la que hasta los años sesenta funcionaba el
aeropuerto de Lima. Gracias a un contrato que me enseñó Venturo
supe que los dueños recibían cuatrocientos dólares de alquiler
mensual, una cifra que en el Perú es tres veces mayor al salario
mínimo de un obrero” Páginas 61 -62
Esta versión del corredor Venturo Acuña Ramírez fue investigada
posteriormente por el reportero Miguel Zegarra del programa
periodístico La Revista Dominical, de América Televisión – Canal 4 de
Lima. En aquella oportunidad el periodista Zegarra y su camarógrafo
indagaron por la suboficial Laura Zavala Chumbiauca en el
departamento 301 del elegante edificio ubicado en el número 395 de
la calle 34 en Córpac, San Isidro. El vigilante privado del inmueble les
confirmó que ahí vivía la señora Zavala Chumbiauca y un menor hijo.
El autor del libro entrevistó a la dueña del departamento, la señora
Zoila Castillo, quien le confirmó que, nuevamente, el intermediario
para ese alquiler había sido el corredor Ventura Acuña Ramírez y que
también había tratado con el general Ketín Vidal Herrera. (En la
Policía todos los oficiales sabían que al querellante Vidal Herrera en
algún momento se le vinculó sentimentalmente con esta subalterna
suya).
“De una de las esquinas apareció un Volvo gris a baja velocidad. Era
el auto que conducía Ketín Vidal, regalado por un grupo de
empresarios como premio por haber capturado al líder de Sendero
Luminoso. Allí, con las dos manos sobre el volante, estaba él.
Solo. No tuvo que bajarse para tocar el timbre ni pedirle al portero
que le abriera el garaje. El portón de rejas se elevó sin más misterio
que un control remoto, probablemente activado desde dentro del
coche. Una vez estacionado, el general Vidal descendió del auto,
saludó al vigilante como un viajo conocido y desapareció por la
escaleras. Se le veía feliz. El general Vidal iba de vez en cuando a
reunirse allí con una suboficial de la policía, Laura Zavala
Chumbiauca, un nombre que a nadie le importaría sino fuera por
los treinta y cuatro mil dólares que la fiscalía halló en una de sus
cuentas cuando le levantó el secreto bancario. No se trata de
inmiscuirse en la vida privada de nadie: una de las amantes de
Montesinos pasó varias temporadas en la cárcel por haberse
gastado el dinero del ex asesor, que en realidad era dinero
robado al Estado. El adulterio no es un delito. Robar y disfrutar
del dinero ajeno, sí”. Pág. 62

Ésta es una de las pocas referencias que el autor del libro hace de
algo que fue testigo, que lo vio con sus propios ojos. Como ya hemos
explicado en la cita anterior, esta descripción coincide con dos
versiones más, la del corredor inmobiliario Venturo Acuña y con la de
que recogió el periodista Miguel Zegarra para el Canal 4 de Televisión.
El trabajo de campo del autor del libro, en todo caso, corroboró lo que
antes le habían informado.

“Entonces Vidal contestó lo mismo que después ha repetido –casi


palabra por palabra– en todas las entrevistas en las que ha querido
explicar su relación con el corredor inmobiliario. Dijo que era un
estafador buscado por la justicia y que fue el propio Venturo Acuña
quien se le acercó para ayudarlo a inscribir su partido político para las
elecciones presidenciales del 2000. Al menos una de esas
respuestas de Vidal no es cierta: Acuña no tiene las quince
requisitorias judiciales que se noche le atribuía el
general. Cuando la fiscal Carmen Ibáñez citó al corredor inmobiliario
para que dijera lo que sabía, ella pensaba que ese mismo día tendría
que enviarlo a la cárcel. Pero no fue así: llamó a la policía, averiguó
sobre su situación legal y le dijeron que el corredor podía irse
tranquilo a su casa.Ésa fue la primera vez que la fiscal tuvo una
prueba rotunda de que el general Vidal estaba mintiendo” Páginas 64
– 65
Una mentira más que el querellante Vidal Herrera ha dicho con
respecto a esta investigación periodística (que terminó en un libro). Y
no es casualidad que actúe así, su formación en la antigua escuela de
espías de la KGB el temible Komitet Gosudarstvennoi
Bexopasnosti (Comité para la Seguridad del Estado) de la ex Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas, hace que el general Ketín Vidal,
cada vez que lo ponen al descubierto, actúe con al manual básico de
sobrevivencia de un espía de la KGB: hacerse a la víctima (y para eso
su voz tenue de cura franciscano de provincia lo ayuda) y descalificar
a su detractor. En este caso, calificó de delincuente al hombre que
hasta hacía muy poco le había hecho todas sus compras inmobiliarias
usando a testaferros. Dijo que había estado preso, que tenía 15
requisitorias a nivel nacional, etc. Nada de eso fue verdad. No lo dice
el autor del libro, lo comprobó, en su momento, la fiscal anticorrupción
Carmen Ibáñez. Lo que hizo con su ex hombre de confianza, el
corredor Acuña Ramírez, intentó hacerlo, en varias ocasiones y por
todos los medios –a veces ayudado por algunas periodistas venales o,
en otros casos no menos sospechosos, por periodistas
esquizofrénicos editorialmente hablando– con el periodista que
cumplió con su función de publicar asuntos de interés público que
contradecían su biografía de supuesto policía intachable, es decir con
el autor del libro “La caída del héroe: la verdadera historia del general
Ketín Vidal”. Para su pesar, en el gremio periodístico nos conocemos
bien, sabemos quién es quién, y nunca ha podido mostrar una sola
prueba de eso que él llamaba “campaña de aniquilamiento moral en
su contra” Y menos, de alguna conducta dudosa o antiética, o
delictiva, del autor del libro. Simplemente porque no la hay. (Ha
gastado mucho dinero, tiempo y paciencia para encontrarla con un
rotundo fracaso). Primero dijo que fue una campaña ordenada por
Ernesto Schutz para impedir la captura de Montesinos, cuando se dio
cuenta de que el primer reportaje que publicó el autor del libro fue el
10 de marzo del 2002 (cuando él ya no era ministro del Interior y hacía
10 meses que Montesinos estaba preso en la Base Naval del Callao),
cambió de argumento, esta vez diciendo que el autor del libro era
“Fujimontesinista”, porque había sido el único reportero que entrevistó
a Fujimori, cuando éste se fugó al Japón, argumento que, después
supe, se lo dio su asesora y defensora periodística, la ex periodista
Cecilia Valenzuela de Hume.
“Una noche, Venturo Acuña me contó cómo había conocido al
general. Me dijo que Vidal lo había ubicado a través de un
aviso que acababa de publicar en un diario.Era 1993, un año después
de la captura de Abimael Guzmán. Vidal estaba interesado en comprar
una casa y quedaron en verse. Acuña es un vendedor persuasivo que
tiene la picardía y la falta de escrúpulos que se necesitan para ciertos
negocios. Es probable que el general haya visto en él, más que a un
comerciante, a un socio confidente, siempre que supiera mantenerlo
satisfecho con lo único que suele importar en estos casos: el dinero”.
Pág. 65
Queda claro que la lealtad que supo guardar el corredor de bienes
raíces Venturo Acuña Ramírez con el querellante Vidal Herrera se
terminó el día que no le quiso pagar lo suyo. Acuña Ramírez no era un
loquito o un improvisado en las lides del corretaje con pocos
escrúpulos, entre sus clientes están algunos testaferros de
Montesinos, como Víctor Alberto Venero Garrido, a quienes ha servido
con la misma fidelidad con la que sirvió al querellante Vidal Herrera,
sólo que los otros sí le pagaron a tiempo y todo lo que le correspondía
por hacer transacciones oscuras con dinero de procedencia ilícita.
Aunque el mismo Acuña dice que Vidal lo contactó a través de un
aviso que puso en el diario El Comercio, de esos que ponen para
alquilar o vender inmuebles, el autor del libro no descarta que en
verdad haya sido presentado por el mismo Montesinos pues Acuña ya
era corredor inmobiliario de confianza de uno de sus testaferros. Pero
como esta versión no la pude confirmar no fue consignada en el libro
materia de esta querella.
“Era la época en que Vidal gozaba del estatus de héroe oficial. La
captura del líder de Sendero Luminoso no sólo le había dado la
celebridad y la gratitud de todos los peruanos, sino también un
premio de cuarenta mil dólares, un Volvo de lujo y cientos de
miles de dólares de un presupuesto para la lucha antiterrorista
que Vidal jamás llegaría a justificar” Pág. 65
En este párrafo, quizá el único que el querellante cita de manera
completa, el autor se refiera al ya comentado Informe Especial de
Control número 010-2002-CG/B392, que la Contraloría General de la
República hizo a todo el sector del Interior para auditar los dineros
públicos gastados entre 1990 y el año 2000. Según el ex Contralor
General, Genaro Matute, el general Ketín Vidal no pudo justificar
documentadamente cómo gastó dos millones y medio de soles de la
época (1991-1992) que cobró personalmente, en partidas secretas,
cuando era jefe de la Dirección Contra el Terrorismo (DINCOTE) de la
Policía Nacional. Esto no lo dice el autor, lo dijo el Contralor Matute en
una entrevista con el periodista César Hildebrandt (Programa A las 11
con Hildebrandt, Canal 4, junio del 2002)
“En la carta notarial que le envió al general Vidal, Venturo Acuña
dice que sus negocios con las casas de Vidal se hicieron
frecuentes a partir de 1995 y que él recibía el 5 por ciento de cada
venta. Hasta que un día Vidal dejó de pagarle. Una de esas casas
fue la de la calle Tasso” Pág. 66
Esto está ampliamente explicado tanto en la carta notarial que le
mandó Venturo Acuña Ramírez al querellante Vidal Herrera, con fecha
22 de septiembre de 2001. Posteriormente el ex hombre de confianza
del querellante Vidal Herrera declaró para el programa televisivo La
Revista Dominical del domingo 17 de marzo del 2002. Días después,
presentó las pruebas de sus dichos ante la fiscal anticorrupción
Carmen Ibáñez.
“Durante a entrevista en directo, el general Vidal soltó otra mentira, y
esta vez todos los reporteros de Panorama fuimos testigos. Dijo que
aquella casa (el autor se refiere a la casa de la calle Tasso,
número 290, en el distrito de San Borja) estaba a nombre de su
primo Efraín Vidal, pero que su auténtico dueño era un
empresario tan generoso que, después de comprarla a nombre de
otra persona, se la había cedido a él a cambio de nada”. Pág. 66
La referencia que hace el autor en este párrafo es simplemente una
reseña de lo que el mismo querellante Vidal Herrera declaró en el
programa Panorama del domingo 10 de marzo del 2002, entrevistado
por la periodista Mónica Delta Parodi. Posteriormente, la fiscalía
anticorrupción, en el caso específico de la casa donde vivió el general
Vidal de la calle Tasso 290, en San Borja (entiendo que ahora vive en
un cómodo departamento ubicado en la exclusiva zona cercana al club
de golf de San Isidro), concluyó que había indicios razonables de que
la casa había sido comprada por Vidal con dinero que tendría que
explicar de dónde lo sacó en una maniobra para ocultar dicha
operación inmobiliaria, esto se hizo con participación relevante del
corredor Venturo Acuña Ramírez.
“Pero acababa de pronunciar la frase ‘Yo no soy propietario de
ninguno de los inmuebles de los que se ha hablado en el reportaje’,
cuando a la conductora le avisaron que había una llamada telefónica
del público. Era una señora de apellido compuesto y voz de directora
de colegio. Dijo haber reconocido a su viejo héroe en televisión.
Supongo que ya para ese entonces le parecía un héroe
mentiroso’. Pág. 67
“Mi mamá era la dueña de la casa de Tasso que le vendió al señor
Ketín Vidal hace diez años –prosiguió la mujer–. Incluso recuerdo
que no quería que le pagaran en efectivo, pero el señor llevó
ciento cuarenta mil dólares. Para ese instante, Vidal ya había
recuperado la compostura y miraba fijamente hacia la pantalla. La
señora continuó: –Incluso el señor pagó tres mil dólares de más,
que al final se lo devolvimos–. ¿Usted declararía lo que acaba de
decir ante un juez? –preguntó la conductora a la señora. Ahora sí a
Vidal se le descompuso el gesto. De pronto miraba a la cámara con la
rigidez de un muerto, como si en vez de un artefacto fuera una
ventana por donde deshacerse de esa mujer que estaba a punto de
estropearle su hasta entonces intacta reputación de superhéroe. –He
llamado porque me da cólera que este señor venga a decir que no
tiene casa –dijo ella¨. Páginas 67 - 68
Los dos párrafos anteriores resumen lo que fue la llamada espontánea
e indignada de la señora Ursula Pardo-Figueroa Flores cuando el
querellante Vidal Herrera era entrevistado en vivo en el
programa Panorama. La señora Pardo-Figueroa, es hija de la dueña
original de la casa de la calle Tasso. Para mayores detalles solicitaré
su comparecencia ante el juzgado como testigo, ya que, como es su
estilo, el querellante Vidal Herrera sostiene que en el
programa Panorama se fraguó el testimonio de esta señora. Solicitaré,
en este mismo escrito, se le tome la declaración testimonial a la
señora Pardo-Figueroa Flores para probar que no se trató de ningún
fraude.
5.- EL HÉROE ENAMORA A LA MUJER DE UN SUBALTERNO.
“Era 1998. Para ese entonces Vidal había llegado a ser director
general de la Policía. A pesar de que era un oficial en retiro, aún lo
envolvía la gloria por habérsele atribuido la captura del líder de
Sendero Luminoso. Valverde, en cambio, mantenía sus tres galones
de eterno capitán. Por primera vez, dice él, Ketín Vidal le pidió
perdón. –Es verdad que nunca hice nada por ti. Dime qué
necesitas ahora. ¿Quieres todavía tu ascenso? –recuerda que le
dijo”. Pág. 76
“Así fue que Vidal lo mandó a buscar con su secretario. –Yo podría
hacer que asciendas a mayor– le ofreció el general” Pág. 77
“Valverde me contó que un emisario de Vidal lo había buscado
para decirle que –ahora sí– el general estaba dispuesto a
ayudarlo. Le ofrecía diez mil dólares por su silencio. Además,
dice que le mandó a decir una frase que a él no le sonaba
extraña: –Tú necesitas ayuda médica. El general también podría
ayudarte con eso–”. Pág. 77
“El capitán parece entender la historia de Vidal con su ex esposa
como una traición a un código de honor que existe entre policías:
nunca se le roba la mujer a un subalterno” Páginas 77 y 78
“–El general ha cometido la más grave de la inmoralidades –
dice“Pág. 78
En estas cinco citas que ha escogido, pertenecen al quinto capítulo del
libro que trata del drama que le tocó vivir a un oficial de la ex PIP (un
subalterno del querellante Vidal Herrera), después que su mujer
iniciara una relación sentimental con el que fuera su jefe en la Policía,
Ketín Vidal. (Según versión del mismo Capitán Valverde Lind). El
criterio periodístico para investigar esta historia no era inmiscuirse en
la vida privada de nadie, ni mucho menos, sino simplemente investigar
si una suboficial de la Policía (funcionaria pública) para saber si
resultaba o no beneficiaria de una casa que, según una investigación
de la fiscalía anticorrupción, había sido comprada con dinero de un
presunto enriquecimiento ilícito. Estas citas corresponden al testimonio
del Capitán PNP en retiro Rafael Valverde Lind, con quien me reuní
unas veinte veces, dos de ellas para entrevistarlo formalmente frente a
una cámara de video o a una grabadora de audio. Además me entregó
una carta muy personal, firmada ante un notario público de Lima con
su huella digital incluida, en la que él relata su verdad. (Esta carta fue
firmada por Valverde el 5 de mayo del 2004 ante el notario Alejandro
Ramírez Carranza y ya fue mostrada en el programa de televisión En
la boca del lobo, de Frecuencia Latina, que detallo líneas más abajo).
Éste, según mis informantes, gente del entorno del querellante Vidal
Herrera, ha sido, quizá, el caso que con mayor ahínco ha querido
evitar que se publique. Para eso no ha escatimado en gastos,
esfuerzos y hasta en chantajes. Esto no lo dice el autor del libro, fue
revelado por dos reportajes de la periodista Elizabeth Rubianes en el
programa En la boca del lobo, de Frecuencia Latina, Canal 2, que
dirigía el periodista César Hildebrandt (ambos emitidos en diciembre
del año 2004) y donde queda claro que el querellante Vidal Herrera
ofreció hasta diez mil dólares americanos al pobre Valverde a cambio
de su silencio. Lo que no sabía Ketín Vidal es que ya era demasiado
tarde. Sin embargo parece que Vidal sí entregó el dinero ofrecido,
antes de que se publique la versión de la revista Etiqueta
Negra (agosto del 2004). A cambio Valverde firmó una carta con su
puño y letra en la que desmentía (supuestamente) su versión anterior
sobre la compra de la casa de la urbanización Elio a su ex esposa Luz
María Grecco Portocarrero. Esta carta se firmó efectivamente el día 21
de julio del 2004 ante el notario Rafael Toledo y, lejos de ser un
certificado de buena conducta como lo presenta el querellante Vidal
Herrera donde puede, es una prueba contundente de otra infracción al
código penal vigente.
II.- FUNDAMENTOS DE DERECHO:
Si bien es cierto, los artículos 130º al 132º del Código Penal instituyen
los delitos de injuria, difamación y calumnia como figuras que protegen
el bien jurídico honor, es igualmente cierto que otra norma importante,
la Constitución Política, en su artículo 2º, numeral 4º, también
reconoce y considera un derecho fundamental común a todas las
personas las libertades de información, opinión, expresión y difusión
del pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por
cualquier medio de comunicación social. Le solicito resuelva la
presente Demanda Privada Querella, siguiendo los criterios legales,
jurisdiccionales y técnicos del “PLENO JURISDICCIONAL DE LAS
SALAS PENALES PERMANENTE Y TRANSITORIAS” de la Corte
Suprema de Justicia de la República. (ACUERDO PLENARIO Nº
3Ç2006/CJ-116, Concordancia Jurisprudencial. Art. 116º
TUOLOPJ) que tienen carácter vinculante para todos los asuntos
referidos a “Delitos contra el honor personal y derecho constitucional a
la libertad de expresión y de información”, como es el caso de la
presente demanda. (ANEXO 1)
PRIMER OTROSI DIGO: En virtud de que el querellante ha invocado
el principio de la excepción de la verdad, en aplicación del artículo
134, numeral 4, del Código Penal; y –como quiera que su despacho
mantiene una desproporcionada medida restrictiva a mi libertad de
tránsito en el Perú, lo que no permite viajar de inmediato al país, pues
como ha quedado demostrado en el expediente, vivo y trabajo en el
extranjero desde enero del año 2007, lo cual impide que pueda
recoger, de una caja de seguridad de un banco local, los documentos,
expedientes judiciales, atestados policiales, informes de Contraloría,
entrevistas, dictámenes periciales casetes de video y audio, etc., etc.,
que sustentan mi trabajo periodístico en este caso– solicito a su
despacho hacer las siguientes diligencias para probar la verdad
que todo lo que se señala en el libro “La caída del héroe: la
verdadera historia del general Ketín Vidal”, corresponde a la
realidad de los hechos del pasado como funcionario público del
querellante Antonio Ketín Vidal Herrera:

I.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe
protege a un narcotraficante” corresponde a la verdad de los hechos,
solicito que su despacho requiera de las instancias correspondientes
los siguientes documentos y/o copias de entrevistas periodísticas o
programas periodísticos:

1.- Solicitar a la instancia respectiva del Poder Judicial del Perú, copia
certificada del expediente judicial número 876-89 del 25 Juzgado
Penal de Lima. Este mismo expediente fue rotulado como el número
876-89 en la Corte Suprema de Justicia. Especialmente copia del
Atestado Ampliatorio número 498-D-DINTID, de la Dirección de
Investigación de Tráfico Ilícito de Drogas de la entonces Policía de
Investigaciones del Perú (PIP), que forma parte de dicho expediente.
También es importante los Folios 7405, 7453, 7653 y siguientes, 7667
y 10147. En estos Folios se podrán leer las declaraciones del
querellante Vidal Herrera como procesado por el famoso caso “Villa
Coca”, su relación con Reynaldo Rodríguez López, las dádivas,
favores o canonjías que recibió, declarado por el mismo querellante.

2.- Solicitar a la Oficialía Mayor del Congreso de la República, copias


en DVD, acompañada de la transcripción oficial respectiva de los
siguientes “vladivideos”: A.- Vladivideo número 1292, rotulado como
“Reunión Doctor-Joy Way-Cucluiza”. B.- Vladivideo número 1809,
rotulado como “Reunión Doctor – Ketín Vidal 2”
3.- Solicitar a Compañía Latinoamericana de Radiodifusión,
Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima, una copia en DVD del
programa Sétimo Día, de abril del 2004, donde se propaló el especial
sobre “El caso Villa Coca y los nexos con el general Ketín Vidal”.
4.- Solicitar a Compañía Peruana de Radiodifusión, América
Televisión, Canal 4 de Lima, una copia en DVD de la entrevista que le
hizo la periodista Rosa María Palacios al general Ketín Vidal Herrera
en el programa Prensa Libre del 4 de julio del 2006.

II.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe
trabaja para Vladimiro Montesinos” corresponde a la verdad de los
hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias
correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas
periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la Dirección de Personal de la Policía Nacional del Perú,


el legajo personal del Teniente General en retiro, Antonio Ketín Vidal
Herrera. Asimismo los detalles del concurso de ascenso del grado de
Coronel al de General de la Policía Nacional del año 1991, para saber
en qué orden de mérito estuvo el querellante Vidal Herrera y, de toda
la lista de postulantes, cuántos ascendieron y quiénes fueron estos
oficiales. (Todos hombres de confianza de Montesinos que después
tuvieron actuaciones degradantes o controvertidas)

2.- Solicitar a Compañía Latinoamericana de Radiodifusión,


Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima, una copia en DVD del
programa Contrapunto del día domingo 18 de agosto de 1996, la
entrevista que el conductor Gonzalo Quijandría le hizo al entonces
Director General de la Policía Nacional, el querellante, Antonio Vidal
Herrera, sobre las acusaciones del narcotraficante Demetrio Limonier
Chávez Peñaherrera al entonces asesor de inteligencia Vladimiro
Montesinos. La dirección de la empresa televisiva es Av. San Felipe
968, Jesús María, Lima 11.
2.- Solicitar a Compañía Peruana de Radiodifusión, América
Televisión, Canal 4 de Lima, una copia en DVD del programa La
Revista Dominical del domingo 18 de agosto de 1996, la entrevista
que el conductor Nicolás Lúcar de la Portilla le hizo a la entonces
Fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán Maguino, sobre las
acusaciones del narcotraficante Demetrio Limonier Chávez
Peñaherrera al entonces asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos.
La dirección de la empresa televisiva es Montero Rosas 1099, Santa
Beatriz, Lima 1.
3.- Solicitar a Panamericana Televisión, Canal 5 de Lima, copia en
DVD del reportaje sobre Vladimiro Montesinos y Ketín Vidal, realizado
por el reportero Alejandro Guerrero y emitido en la edición del
programa Panorama del domingo 8 de setiembre de 1996. La
dirección de la casa televisiva es Av. Arequipa 1110, Santa Beatriz,
Lima 1.

III.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe
roba el terreno a unos jubilados” corresponde a la verdad de los
hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias
correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas
periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la instancia respectiva del Poder Judicial, copia


certificada de los siguientes expedientes: A.- expediente Nº 191-92 del
Cuarto Juzgado Civil de Lima. B.- Expediente Nº 769-92 del
Decimocuarto Juzgado Civil de Lima. C.- Expediente Nº 386-94 del
Noveno Juzgado Especializado Civil de Lima.

2.- Solicitar a Panamericana Televisión, Canal 5 de Lima, copia en


DVD del programa Panorama de los días 10 y 17 de marzo del 2002.

IV.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El
héroe gasta medio millón de dólares en casas” corresponde a la
verdad de los hechos, solicito que su despacho requiera de las
instancias correspondientes los siguientes documentos y/o copias de
entrevistas periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la Contraloría General de la República copia certificada


del Examen de Control Especial número 010-2002-CG/B302.

2.- Solicitar a Compañía Peruana de Radiodifusión, América


Televisión, Canal 4 de Lima, una copia en DVD del programa A las
once con Hildebrandt, del día 7 de junio del 2002, donde el periodista
César Hildebrandt Pérez Treviño entrevista al Contralor General de la
República Genaro Matute.
3.- Solicitar a la instancia respectiva del Poder Judicial, copia
certificada, con todos sus anexos, del expediente judicial Nº 217-2004
del 16 Juzgado Penal de Lima.

V.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe
enamora a la mujer de un subalterno” corresponde a la verdad de los
hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias
correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas
periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la Dirección de Personal de la Policía Nacional del Perú,


el legajo personal de la Sub-Oficial en situación de retiro Luz María
Grecco Portocarrero, para verificar si estuvo asignada como
“seguridad” del general PNP Antonio Ketín Vidal Herrera.

2.- Solicitar a la Dirección de Personal de la Policía Nacional del Perú,


el legajo personal del Capitán PNP en situación de retiro Rafael
Valverde Lind.

3.- Solicitar a Compañía Latinoamericana de Radiodifusión,


Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima, una copia en DVD del
programa En la boca de del lobo, de noviembre del 2004, reportajes
de la periodista Elizabeth Rubianes sobre el caso del Capitán PNP en
retiro Rafael Valverde Lind.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Solicito se tome declaración testimonial a
las siguientes personas, y se me notifique con la debida anticipación
para que mi defensa legal pueda participar en las diligencias de toma
de testimoniales.

1.- A Marco Miyashiro Arashiro, identificado con DNI 22974228, y a


quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Calle 1 de Julio
339, Magdalena del Mar, Lima. El General PNP en retiro Miyashiro
conoce de cerca la actuación del querellante como director de la
DINCOTE.

2.- A Gustavo Gorriti Ellenbogen, identificado con DNI 06148698 y a


quien se le deberá notificar en el siguiente domiciliado: Segundo
Minchan Infantes 140, Dpto. 301, Urbanización La Aurora, Miraflores.
El prestigioso periodista peruano fue el que mejor investigó el caso
Villa Coca y en su momento, como lo hemos señalado líneas arriba,
escribió sobre la relación de este escándalo con el querellante Vidal
Herrera.

3.- A Raúl Chávez Gonzáles, identificado con DNI 09870729, y a quien


se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Av. Velasco Astete S/N,
Santiago de Surco. Este General PIP en retiro encabezó el equipo
especial de la entonces Policía de Investigaciones del Perú que vio el
caso “Villa Coca”, los mismos que elaboraron el Atestado Ampliatorio
número 498-D-DINTID.

4.- A Walter Iparraguirre Vásquez, identificado con DNI 06278465, y a


quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Calle Los
Madrigales 118, 2 piso, Urbanización Santa Felicia, La Molina, Lima.
El señor Iparraguirre Vásquez es hijo de los legítimos dueños del
terreno, ubicado en Pueblo Libre, que terminó adueñándose el
querellante Vidal Herrera y su hermano Waldir. No puedo citar a sus
padres porque uno de ellos, Carlos Iparraguirre Blondet, falleció hace
poco en Nueva Jersey, Estados Unidos, sin poder recuperar el único
patrimonio que pudo comparar en la vida.

5.- A Sergio Cardenal Montesinos, identificado con DNI 07814161, y a


quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Avenida La Paz
434, Dpto. 303, Miraflores, Lima 18. El Dr. Cardenal Montesinos fue
testigo de cómo el querellante Vidal Herrera trabajo como “analista de
inteligencia” en el estudio Montesinos que, por coincidencia, estaba
ubicado en el mismo edificio del estudio de él.

6.- A Zócimo Ventura Acuña Ramírez, identificado con DNI 07577879,


y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Pasaje Tingua
145, Lince, Lima. Es, como hemos explicado ampliamente en este
escrito, el ex corredor inmobiliario del querellante Vidal Herrera.

7.- A Úrsula Lourdes Pardo-Figueroa Flores, identificado con DNI


07750227, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio:
Calle Uno, número 1064, Interior 303, Córpac, San Isidro, Lima. La
señora Pardo-Figuera es hija de la dueña original de la casa de la
calle Tasso 290 en San Borja. Ella llamó al programa Panorama para
contar la verdad de los hechos, el querellante ha dicho, y lo ha
repetido en su querella, materia de esto proceso, que ella nunca llamó,
que todo se trató de un fraude de los periodistas, entre los que incluye
al autor del libro.
8.- A Luz María Grecco Portocarrero, identificado con DNI 43741108, y
a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Calle Lino
Mendoza Mz. V, Lote 12, Urbanización Honor y Lealtad, Santiago de
Surco, Lima. La Sub Oficial de la PNP que vivió en la casa de la
urbanización Elio.

9.- A Vladimiro Ilich Montesinos Torres, a quien se le deberá notificar


en el siguiente domicilio: Base Naval del Callao, en virtud de que
cumple una condena por haber sido sentenciado por la justicia
anticorrupción del Perú. El señor Montesinos deberá responder por
sus gestiones, que lo ha dicho reiteradamente, hizo para ayudar al
querellante Vidal Herrera en varias ocasiones, las que han sido
ampliamente explicadas en el presente escrito.

OTRO SI DIGO TRES: Reitero mi pedido, hecho en el escrito 2 de mi


defensa, que habiendo cumplido con apersonarse y señalar domicilio
legal, solicito se deje sin efecto la Resolución Nº 06, de fecha 23
de Abril del presente año, emitida por su despacho que me
declara REO AUSENTE, suspendiéndose el mandato de ubicación
y traslado compulsivo a su despacho. Medida que considero
desproporcionada y que atenta contra tres de mis derechos
fundamentales: Derecho a la defensa, Derecho al libre tránsito en
territorio nacional y mi Derecho al debido proceso. Por no existir
ninguna causal para tal medida, máxime si con este escrito cumplo
con responder el fondo de la querella motivo de este proceso, señora
Jueza le pido resuelva en consecuencia.
MÁS SI DIGO: El presente escrito se presenta a su despacho bajo el
amparo del Artículo 290 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial.

José Carlos Paredes Rojas

DNI 07619363

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