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Una de las primeras menciones que encontré del termino Colombianización fue en el titulo
de un libro llamado: Infamia : colombianización del narcotráfico en México, escrito por el
investigador mexicano Mario Rafael Ybarra Flores, publicado en 1988 cuando la guerra del
narco en Colombia estaba en su clímax. Desde entonces ya se pensaba que esta manera de
accionar mafioso estaba relacionada con un tipo de cultura originada en un territorio
especifico. El autor hace una amplia reflexión sobre las métodos de violencia especializada
1 Flores, Mario Rafael Ybarra, Infamia, Colombianización del Narcotráfico en México. Edición del Autor, México, 1988, pág. 166.
y corrupción política asociada al narcotráfico que caracterizaban a Colombia desde los años
70 y apunta a que desde entonces estas dinámicas estaban comenzando a ser imitadas por
los cárteles Mexicanos.
Resulta interesante que para esa época ya algunos analistas como Ybarra identificaban en la
Colombianización , sus prácticas y sus violencias, una estrategia de dominación territorial
orquestada desde EEUU, como un mecanismo de presión escondido tras una guerra contra
poderosos cárteles.
Soy colombiano y nunca he sido narco pero me siento parte de la cultura narco. Y es
que desde los famosos años 80 el narco es un estilo de vida que siempre ha estado
presente. Primero lo vimos aparecer en las calles, luego en la política y el fútbol, se
hizo músicas, se manifestó en arquitecturas y terminó siendo la justicia: toda una
manera de habitar la sociedad del capital. Al comienzo era un asunto de pobres feos,
con el tiempo de feos y bellas, finalmente de ricos y famosos. En este contexto, un
colombiano se convierte en experto para leer las huellas, los símbolos, los
significantes de la narco cultura. Y por eso, poco a poco fuimos viendo como México,
Brasil y América Latina se convertían en territorio narco. Y los medios de
comunicación lo llamaron colombianización y los políticos lo negaron hasta que el
fenómeno narco les estalló en medio de la democracia. Y para paradoja latina, el narco
se hizo un modo de narrar telenovelas. Así, llegamos al siglo XXI y nos encontramos
integrados como latinoamericanos vía el narco: sus músicas recorren toda la región,
2 Flores, Mario Rafael Ybarra, Infamia, Colombianización del Narcotráfico en México. Edición del Autor, México, 1988, pág. 172
su estilo de vida es el sueño colectivo del éxito, su moral es la que pega con la
sobrevivencia, sus códigos son contados en literatura, cine y telenovelas, su modo de
ascender es la ley.3
Para el comandante estadounidense del Sur, James T. Hill durante la administración Bush-
Uribe el termino colombianización refiere a una manera de adaptar una política de
intervención norteamericana a las políticas de estado en Colombia. En sus palabras:
En este caso, Colombia como pieza clave en las políticas de Estados Unidos en
Latinoamérica, como punto geoestratégico para sus planes de intervención en el hemisferio
Sur y sus gobiernos siempre complacientes a sus políticas al punto de diseñar versiones
colombianizadas de estas. El Plan Colombia es la colombianización como una estrategia
3
Rincón, Omar, Todos llevamos un narco adentro, Un ensayo sobre narco cultura, telenovela como modo de entrada a la modernidad.
Revista Matriz es. Vol 7 Nº 2. Julio/diciembre 2013 . São Paulo – Brasil
4 Omar Rincón es profesor en la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia) y director del proyecto Fesmedia de la Fundación
Friedrich Ebert.
5
«Habla el Comandante del Sur», Revista Semana, No. 1080, versión digital.
exitosa de control territorial al servicio de los intereses estadounidenses, justificando la
intervención en la lucha contra el narcoterrorismo, lo cual se materializó según las
comunidades afectadas en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones
arbitrarias, torturas por parte del ejercito, desplazamientos masivos, amenazas, la dura
problemática de las fumigaciones, erradicación manual forzada de los cultivos de hoja de
coca que han sometido a comunidades enteras a la pérdida de sus cultivos de arroz, cacao
y caña de azúcar; operativos conjuntos con las fuerzas armadas y de policía y el accionar
paramilitar desarrollado en la región. A este drama humano se agrega la entrada a la región
de innumerables empresas transnacionales que organizan el saqueo indiscriminado de los
recursos naturales de la región, sin ningún control de las autoridades sobre el impacto
ambiental y las condiciones de mayor miseria en que quedan las comunidades.6
6 Audiencia ciudadana por la verdad “La Crisis Humanitaria consecuencia del Plan Colombia”, febrero 10, 11 y 12, Puerto Asís,
Putumayo. https://www.colectivodeabogados.org/?El-Ejercito-mato-mi-piecito
7
Samper Pizano, Ernesto, Colombianización de México. Diario El País, oct 5 de 2010.
No me cabe la menor duda sobre el proceso de colombianización criminal que está
sufriendo México y presumo que allá llegarán también a la situación deplorable de aquí
en que, por ejemplo, “Popeye”, el jefe de sicarios de Pablo Escobar –con más de dos mil
homicidios a cuestas– y su hijo, Juan Pablo Escobar, firman autógrafos por las calles, son
aplaudidos y copan los mejores espacios de la televisión y de las vitrinas de las librerías
con la inaudita comercialización de los delitos monstruosos de su jefe y padre,
respectivamente. Para no hablar de las más altas posiciones que –muy a la colombiana–
con seguridad alcanzarán en la política y el alto gobierno los secuaces y servidores de la
mafia mexicana. Es cuestión de tiempo para que uno de ellos llegue a la Presidencia de
la República ofreciendo, como lo hace Uribe, “salvar al país de la espiral de corrupción
y violencia que se lo comen vivo. Para entonces, se estará recordando que al periodista
mexicano Javier Valdez lo asesinaron en 2017 –muy a la colombiana– y al colombiano
Guillermo Cano lo mataron en 1986 –muy a la mexicana–. ”8.
Para Gonzalo Guillén9 el fenómeno de la colombianización tiene que ver con la manera en
que personajes asociados a la violencia del narcotráfico se convierten en personajes
admirados por la opinión pública, como es el caso de Pablo Escobar, a quién los medios han
convertido en una especie de leyenda, o personajes políticos como el expresidente Uribe en
Colombia, que cargan con infinidad de acusaciones relacionadas con narcotráfico y
paramilitarismo, a quien los medios han convertido en especie de ídolo religioso nacional;
o el sicario Popeye del cartel de Medellín, quien tras pagar 23 años de cárcel, se ha reciclado
en youtuber y gracias a un fuerte soporte mediático funge públicamente como líder de
opinión. Guillén se refiere a estas metodologías de la impunidad como estrategias que
funcionan a lo colombiano, en el caso especifico del silenciamiento de periodistas en México
y Colombia, a propósito del caso del asesinato de Javier Valdez 10 asesinado muy a la
9 Gonzalo Guillén se dedica al periodismo desde 19751 Inició su carrera en El Tiempo, de Bogotá. Fue fundador de la agencia de
noticias Colprensa, investigador del noticiero de televisión TV-HOY, editor general del diario La Prensa, de Bogotá, editor general
del diario El Universo, de Guayaquil (Ecuador), editor general de El País, de Cali y periodista de The Miami Herald y El Nuevo
Herald, de Miami. Fuente: Wikipedia.
10 Periodista mexicano, especializado investigar el fenómeno del narcotráfico y a las organizaciones que lo dominan. Asesinado
el 15 de mayo de 2017 en Culiacán, fundador del diario de Culiacán Río Doce.
colombiana como en 1989 fuera asesinado también el director del periódico El Espectador
Guillermo Cano11. El fuerte contraste entre lo que sucede con los relatos y sus autores en
cada bando, por un lado: investigadores, defensores de DDHH, activistas, periodistas,
quienes se atreven a criticar al régimen son amenazados y en muchos casos asesinados; por
el otro: quienes se vanaglorian de la violencia que ejercen, son celebrados públicamente y
convertidos en héroes de telenovelas y líderes de opinión.
Quizás para 2017 se confunden ya los modos de accionar violentos gracias a que este
fenómeno criminal y sus relatos se han hecho transnacionales, los cárteles mexicanos operan
en Colombia, los sicarios mexicanos son entrenados por Kaibiles guatemaltecos, los policías
colombianos asesoran en seguridad a presidentes mexicanos, las telenovelas sobre narcos son
producidas por transnacionales estadounidenses; escritas por guionistas colombianos,
interpretadas por brasileros, mexicanos, gringos, basándose en la vida de delincuentes
mexicanos y colombianos, que son perseguidos por intachables policías secretos
estadounidenses, para ser vistas en televisión digital por paga en cualquier rincón del mundo
con subtítulos en varias lenguas. En la columna de opinión de Guillén (periodista
colombiano también amenazado de muerte en repetidas ocasiones) escribe sobre el asesinato
impune de un colega periodista mexicano , es el relato de la impotencia y la rabia que genera
ver como funciona todo un aparataje de corrupción criminal frente al que parece que no se
puede hacer nada. Una maquinaria perversa, que se nutre de impunidad, violencia que
caracteriza a ese país suramericano en el que una guerra confusa y sanguinaria exterminó
miles de existencias; práctica sanguinaria que el autor denomina Colombianización.
11 fundador del periódico colombiano El Espectador. Se desempeñó como cronista taurino, deportivo, hípico, cultural y político.
Dirigió El Espectador desde 1952 hasta el día de su muerte. Fue asesinado por sicarios del narcotráfico en 1989.
potencialmente puede ser contagiada, imitada, usada como ejemplo a seguir. Un termino que
no esta oficialmente reconocido, pero que se ha utilizado públicamente para señalar ciertas
características que adquiere un país relacionadas con los estragos que deja la violencia
producida por del tráfico de drogas y las guerras antinarcóticos.
Construcción mediática de una colombianidad relacionada con el “todo vale” para salir de
pobre que contrasta con el desconocimiento en la historia reciente del sistemático genocidio
de la población rural y líderes sociales en manos terrorismo de estado propiciado por las
fuerzas militares, paramilitares, mafias del narcotráfico, latifundistas y la intervención de
EEUU, lo que da como resultado que gracias a la impunidad, estas practicas de exterminio y
silenciamiento sigan vigentes hasta nuestros días.