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Psicología Clínica
Sección 481
26/10 /2019
Hay muchos autores, entre quienes nos encontramos, que recalcan la responsabilidad de los adultos
y de toda la sociedad en la transmisión de la violencia a los/las jóvenes; (Herreros, A; 1999). Esta
autora en particular se centra en la necesidad de practicar la actividad de “escuchar” en cualquier tipo
de intervención ya sea educativa y/o preventiva.
Díaz-Aguado considera que para prevenir la violencia entre adolescentes es preciso no minimizar su
gravedad en ninguna de sus manifestaciones, diferenciando la agresión (física o psicológica) que
puntualmente un o una adolescente suele sufrir o ejercer en un momento determinado, de la repetición
y agravamiento de dichas agresiones dentro de un proceso al que llamamos acoso, término utilizado
como traducción de bullying, y con el que se denomina a un proceso que ella sintetiza así:
Existe una relativamente escasa evidencia empírica del estudio del maltrato en la interacción profesor-
alumno. Los estudios desarrollados para explorar el maltrato del profesor/a hacia el alumno/a reportan
altos índices de maltrato emocional y físico. Existe una investigación desarrollada en Inglaterra cuyos
hallazgos indican que el 10% de los profesores se queja de recibir malos tratos por parte de alumnos
y alumnas de secundaria.
La investigación que realizaron Mendoza y Díaz Aguado (2005) tiene como objetivo identificar a los
adolescentes con mayor vulnerabilidad a la victimización en la interacción alumno-profesor (en
función del género y de su curso escolar). Para lograr este objetivo se realizaron pruebas t y análisis
de varianza de un factor.
Diferencias de género en el acoso en la interacción profesor/a- alumno/a Respecto al acoso que el
alumnado recibe de los profesores/as, se detectó que los chicos se quejan de recibir mayor trato
discriminatorio por parte del profesor que las chicas. Con respecto al acoso que los alumnos/as ejercen
hacia el profesor se detectó que los chicos ejercen más agresión y maltrato emocional hacia sus
profesores/as que las chicas.
Diferencias del acoso en la interacción profesorado-alumnado, en función del curso escolar:
El análisis de varianza señala que los alumnos y alumnas de segundo y tercero reciben trato
discriminatorio, por parte del profesor, así como son más excluidos y más maltratados
emocionalmente por el profesorado que los alumnos/as de otros cursos. Este análisis señala también
que el alumnado de segundo y tercero de ESO siente más antipatía hacia el profesor/a, rechazan más,
agraden, y maltratan más emocionalmente a sus profesores que los de primero y cuarto.
Fernández, I (1996) revisa el marco teórico de conocimiento sobre dicho fenómeno y propone en su
estudio un modelo de intervención basada en tres niveles: sensibilización y toma de conciencia por
parte de la comunidad educativa, introducción curricular y métodos de participación activa del
alumnado, y por último atención directa a los y las agentes en conflicto. Se proponen estrategias
específicas a cada nivel, flexibles y ajustadas al contexto educativo, matizando sus debilidades y
dificultades para su puesta en práctica.
Sin embargo, otros autores destacan la importancia de que para abordar la prevención de la violencia
juvenil, es necesario comenzar por un diagnóstico exacto de lo que estamos hablando para aplicar
medidas de prevención específicas a cada situación concreta. En esta línea de pensamiento cabe
incluir a J. Elzo (1996, 1999). Según él, la primera medida a adoptar cuando de prevención se trata,
será la de diagnosticar, lo más precisamente posible, el alcance, motivaciones, justificaciones,
ramificaciones, actores, etc., de la violencia cuyas manifestaciones se quieren prevenir. Asimismo, la
violencia escolar, aun cuando quepa insertarla dentro del ámbito más genérico de la violencia juvenil,
presenta su singularidad propia.
Por ello el autor reflexiona sobre tres aspectos principalmente: el espacio propio de la escuela, rasgos
específicos de la escuela de hoy (el gran número de alumnos, la lógica utilitarista), y las diferentes
modalidades de violencia en la escuela. Sostiene que en cualquier estudio de la violencia juvenil, hay
que partir de ciertos puntos previos, que serían los siguientes:
La juventud no es una categoría uniforme.
Hay que contextualizar la categoría juventud (el modo de ser joven en una sociedad concreta,
en un momento determinado de su historia).
Hay que tener en cuenta que la violencia juvenil es un fenómeno antiguo.
Hay múltiples modalidades de violencia juvenil (racista, xenófoba, nacionalista,
revolucionaria, antisocial, gratuita):
La violencia racista, xenófoba y nacionalista se incluirían en el grupo de Violencia con
trasfondo político o ideológico, junto con la de carácter étnico, y cualquier violencia que se
ejerza como defensa de una determinada orientación política, sea esta de extrema derecha, de
extrema izquierda, revolucionaria, anti-globalización, etc.
La violencia gratuita: incluye modalidades de violencia que no responden ni a objetivos
estratégicos/ ideológicos, ni aparentemente a situaciones de tensión, exclusión o desarraigo
social. Se podrían incluir en este grupo tanto los actos vandálicos como las peleas, riñas o
ataques que forman parte de determinados estilos de vida juveniles marcados por la búsqueda
de diversión y/o a la búsqueda de identidad, como lo plantearon Bartolomé, R y Rechea, C
(2005).