Está en la página 1de 24

ÉTICA Y EL PROBLEMA DEL SODALICIO

La ética es, con su complejo de problemas, el abogado natural del hombre de la

metafísica. Lo defiende de todo rebajamiento debido a especulaciones de altos vuelos, de la

enajenación de sus derechos especiales en Dios y en el mundo. Lo rehabilita cósmica y

metafísicamente. No precisa, para ello, de ningún medio especulativo. Puede mantenerse

simplemente en sus fenómenos. Se encuentra más cercana a los hechos que la metafísica

general. La metafísica tiene que hacer justicia a la ética, no la ética a la metafísica. Su posición

es la más fuerte.

Pero la tarea fundamental de la ética es la de toda teoría: o sea, explicar, esclarecer o

investigar una realidad dada produciendo los conceptos correspondientes.

Los problemas éticos se caracterizan por su generalidad, y esto los distingue de los

problemas morales de la vida cotidiana, que son los que nos platean las situaciones concretas.

Pero, desde el momento en la que la solución dada a los primeros influye en la moral vivida-

sobre todo cuando se trata no de ética absoluta, apriorística o meramente especulativa-, la ética

puede contribuir a fundamentar o justificar cierta forma de comportamiento moral.

EL PROBLEMA DEL SODALICIO

El Sodalicio de Vida Cristiana (también conocido por su nombre en latín Sodalitium

Christianae Vítae, SCV) es una sociedad de vida apostólica de derecho pontificio, según el

Código de Derecho Canónico1 que rige para la Iglesia católica.

Fue fundado en Lima (Perú) por Luis Fernando Figari el 8 de diciembre de 1971, día en

que la Iglesia católica celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Adquirió su forma canónica actual al ser aprobada definitivamente por el papa Juan Pablo II el 8

de julio de 1997.
El Sodalicio está compuesto por laicos consagrados y sacerdotes que viven en

comunidad, llamados sodálites, quienes viven los consejos evangélicos haciendo compromisos

perpetuos de celibato y obediencia, así como de comunicación de bienes.

Los sodálites reconocen un llamado a la santidad, que consideran un llamado particular

de Dios a una entrega plena. Para ello buscan recorrer un camino espiritual de encuentro y

configuración con la persona de Jesús de Nazaret, que llaman el proceso de amortización. Este

es un recorrido que quieren alcanzar por medio de la piedad filial a Santa María.

Al mismo tiempo que buscan alcanzar la santidad, los sodálites participan de la misión

evangelizadora de la Iglesia, intentando que la Buena Nueva se difunda en las culturas del ser

humano.

Según señala el grupo, el apostolado sodálite es universal, «abierto a una multiplicidad

de campos de evangelización». Sin excluir otros ámbitos promueve tres acentos: la promoción

de la juventud, la evangelización de la cultura, y la ayuda social a los más pobres. También son

ámbitos de importancia la promoción de la familia y la defensa de la vida, y la educación como

espacio de evangelización de la cultura.

Al ser reconocida como sociedad de vida apostólica laical de derecho pontificio, el

Sodalicio depende de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades

de Vida Apostólica de la Santa Sede. Se trata de la primera sociedad de vida apostólica laical en

haber sido reconocida por el derecho pontificio.

El gobierno del Sodalicio recae en un «superior general» que es elegido cada seis años

por una asamblea general. Actualmente el superior general es Alessandro Moroni Llabrés, que le

corresponde gobernar el periodo 2012-2018.

La espiritualidad del Sodalicio es conocida como la espiritualidad sodálite, que

conforma como en la tradición eclesial una familia espiritual, es decir un amplio grupo de

personas que viven su relación con Dios desde una perspectiva particular siempre en comunión
con la gran tradición de la Iglesia. La familia espiritual del Sodalicio es conocida como la

Familia Sodálite, integrada por diversas asociaciones, obras y personas que viven la

espiritualidad sodálite y se ven alentadas en la vivencia de la fe por ella.

HISTORIA

El Sodalicio de Vida Cristiana fue fundado por Luis Fernando Figari el 8 de diciembre

de 1971. Un grupo de jóvenes, que pasaron de la política a la filosofía, decidieron que la

respuesta a las rupturas que experimenta el corazón humano, debía ser religiosa. Se trató «de un

proceso de búsqueda centrado en el afán de descubrir el sentido de la propia vida y de la

sociedad, en la que no hubo duda que detrás de la gran temática del hombre, detrás de la

problemática social, se descubre la temática religiosa».

1971 a 1977: los inicios

En diálogos con el P. Gerald Haby, un sacerdote marianista conocedor de la

espiritualidad mariano-cristocéntrica propuesta por el Beato Guillermo José Chaminade, se fue

gestando un Sodalicio, una asociación de fieles para fomentar el amor filial mariano, camino

que debía llevar a una vida santa y a un apostolado fervoroso en medio del mundo. Surge

también la así la idea de la consagración a María en medio de las ocupaciones de la vida

cotidiana, aspecto que fomentó el Concilio Vaticano II.

El influjo del Concilio Vaticano II, en particular del documento Apostólicam

actuositatem, que explicita el apostolado de los laicos como consecuencia de la gracia

sacramental adquirida en el bautismo, orientándolos a consagrar todo el mundo a Dios en la

vida cotidiana, fue de gran importancia para orientar el apostolado y misión del Sodalicio.

Además, otros documentos conciliares como la Lumen gentium y la Gaudium et spes; la

encíclica Evangelii nuntiandi del papa Pablo VI; y el documento de conclusiones de la II

Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.


En los siguientes años el Sodalicio experimentó un importante crecimiento en su

apostolado juvenil, aspecto que fue una de las opciones preferenciales del documento de la

Conferencia Episcopal de Puebla. La preparación sacramental para la confirmación, las

Jornadas de Meditación Cristiana, los retiros Dios y Naturaleza, los congresos católicos de

jóvenes Convivio y las Agrupaciones Marianas surgieron principalmente en la ciudad de Lima

(Perú), ámbito inicial de su apostolado.

El arzobispo de Lima y primado del Perú, cardenal Juan Landázuri Ricketts, OFM,

quien por muchos años fue también presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, alentó al

Sodalicio de Vida Cristiana desde sus inicios9 y en 1977 aprobó los Estatutos como una

asociación privada de fieles, según el Código de Derecho Canónico de 191710 que entonces

regía a las instituciones eclesiales. Se trataba de un primer paso jurídico-eclesiástico en el

proceso que llevó al Sodalicio hasta su forma actual.

1978 a 1989: la vida comunitaria y los nuevos estatutos

Con las primeras experiencias de vida comunitaria en Lima, recién en 1978, surgen los

primeras pautas para la vida fraterna en común, que recogieron aspectos de la tradición eclesial

de las comunidades religiosas. En una pequeña casa situada en el distrito de Jesús María,

pequeños grupos de sodálites irían haciendo un ensayo de la vida fraterna en común.

En 1978 comenzó Misiones Universitarias, que luego se llamaría Acción Misional, y

hoy forma parte del Movimiento de Vida Cristiana (MVC) con el nombre de Misiones MVC. Se

trata de un servicio apostólico de jóvenes que comparten la fe colaborando espiritual y

materialmente en zonas rurales o urbano-marginales afectadas por la pobreza.12 Dos años

después surgió también un servicio de atención a niños enfermos en el Hospital del Niño en

Lima, conocido hoy como Siloé.


Tras la profesión perpetua del fundador Luis Fernando Figari, siguieron las profesiones

de los primeros sodálites. En 1981 fue ordenado el primer sacerdote del Sodalicio, el P. Jaime

Baertl Gómez, por el arzobispo de Arequipa Mons. Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, SJ.

Al año siguiente el cardenal Juan Landázuri Ricketts, OFM, ordenaría sacerdote a José Antonio

Eguren, actual arzobispo metropolitano de Piura (Perú).

En los primeros meses de 1984 se inaugura el Centro de Formación Nuestra Señora de

Guadalupe ―originalmente situado en el balneario de San Bartolo, al sur de Lima―, que

serviría para los primeros años de formación inicial.

En 1984, el arzobispo de Arequipa, Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, invitó al

Sodalicio a fundar una comunidad en dicha ciudad en el sur del Perú. Se trataba de la primera

comunidad fuera de Lima, su ciudad de origen. Para entonces el Sodalicio ya contaba con varias

comunidades en la ciudad de Lima.

El mismo año Luis Fernando Figari es invitado a dar la «Catequesis sobre el Amor»,13

una de las catequesis en español en el Jubileo de los Jóvenes, en Roma, durante el Año Santo de

la Redención.

En enero de 1985 se realizó en la ciudad de Arequipa el I Congreso Internacional sobre

la Reconciliación, para reflexionar sobre el pensamiento de Juan Pablo II. Un mes antes había

sido publicado la exhortación apostólica postsinodal Reconciliatio et paenitentia, del papa Juan

Pablo II, que fue importante en la temática del congreso. A este congreso le siguieron otros.

Ese mismo año sobre la experiencia de diversas asociaciones e iniciativas apostólicas

existentes se forma el Movimiento de Vida Cristiana. Surge también la asociación Vida y

Espiritualidad, que edita la Revista VE.

A solicitud de los padres de familia del Colegio Santa María, en la ciudad de Chincha al

sur de Lima, el Sodalicio asume la administración del plantel escolar.


En 1986, el cardenal Eugênio de Araújo Sales (arzobispo de Río de Janeiro), invitó al

Sodalicio a iniciar su primera comunidad fuera del Perú, en Brasil. El Sodalicio asumió la

parroquia Nossa Senhora da Guía.En las favelas del territorio parroquial se organiza una labor

solidaria, y surgen entre los parroquianos los primeros grupos de parejas de casados, que hoy

forman parte de la asociación Familia de Nazaret del MVC.

En junio de 1987, en Lima (Perú), se inauguró el primer centro pastoral Santa María de

la Evangelización promovido por el Sodalicio. En ese tiempo surgió también la asociación

Betania para mujeres adultas que buscan formarse y vivir la fe cristiana. En Arequipa se fundó

el Instituto del Sur para la enseñanza de carreras técnicas con una perspectiva de formación

integral humana.

El nuevo Código de Derecho Canónico se había publicado en 1983, tras lo cual el

Sodalicio fue definiendo mejor su figura jurídica en diálogo con el arzobispo de Lima, el

cardenal Juan Landázuri Ricketts, OFM, y tras diversas consultas canónicas modificó sus

Estatutos en 1986, manteniéndose aún como una asociación privada de fieles, pero con una

estructura propia de una sociedad de vida apostólica, que son instituciones dedicadas al

apostolado, con vida fraterna en común, según las propias constituciones. Los nuevos estatutos

fueron aprobados en 1989 y se erige canónicamente, en la arquidiócesis de Lima, el Sodalicio

de Vida Cristiana.

1989 a 1997: hacia la aprobación pontificia

En 1989 se creó en la arquidiócesis de Lima la parroquia Nuestra Señora de la

Reconciliación, la que fue encomendada por el arzobispo de Lima al Sodalicio. El obispo del

Callao, Mons. Ricardo Durand Flórez,SJ, invitó al Sodalicio a fundar una comunidad en la

diócesis vecina a Lima.


A solicitud del arzobispo de Medellín, el cardenal Alfonso López Trujillo, el Sodalicio

llega a Colombia asumiendo una parroquia en 1990. Ese mismo año se funda una segunda

comunidad en Brasil, en la ciudad de Petrópolis, desde la que se colabora con el apostolado

juvenil en el ámbito universitario, la enseñanza escolar y la atención solidaria.

El 25 de marzo de 1991 ―solemnidad de la Anunciación-Encarnación―, Luis

Fernando Figari creó la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, asociación de mujeres

consagradas para el servicio apostólico, que llevan vida en común.

En 1992 el Sodalicio fundó una comunidad en la diócesis de Santo Amaro, en la ciudad

de São Paulo en Brasil, sumando con presencia en tres ciudades del Brasil.

En la fiesta de la cátedra de San Pedro, el 22 de febrero de 1994, el Sodalicio fue

erigido como Sociedad de Vida Apostólica de derecho diocesano, por el arzobispo de Lima el

cardenal Augusto Vargas Alzamora S. J. En el mes de diciembre de 1994 se celebró la I

Asamblea General Ordinaria del Sodalicio, ya como sociedad de vida apostólica, ocasión en la

que se presentaron las Pautas para la vida fraterna.

En 1995 se inauguró en la ciudad de Lima la comunidad Madre de la Fe y Nuestra

Señora del Mar, y al año siguiente la comunidad y el templo parroquial Nuestra Señora de la

Reconciliación. Se realizó también el V Congreso Internacional sobre la Reconciliación.

El Sodalicio por razones administrativas, adaptándose a las nuevas Constituciones,

erigió su primera región en 1996: la Región Perú, que por entonces reunía las comunidades de

las jurisdicciones de Lima, Callao, Chosica, Lurín y Arequipa. Al año siguiente se erigió la

Región Brasil, con comunidades en Río de Janeiro, Santo Amaro (en la ciudad de São Paulo) y

Petrópolis.

En diciembre de 1996, a consecuencia de la creación de la diócesis de Chosica en Lima

(Perú), se erige la Parroquia Nuestra Señora de la Cruz que es encomendada al Sodalicio.


El 8 de julio de 1997, 25 años después de su fundación, el papa Juan Pablo II aprobó el

Sodalicio de Vida Cristiana como Sociedad de Vida Apostólica laical de Derecho Pontificio,20

dependiente de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de

Vida Apostólica. Pocos meses después se erigió la comunidad sodálite Nossa Signora della

Evangelizzazione en la ciudad de Roma. Finalizando el año se fundó en Arequipa la

Universidad Católica San Pablo.

1997 a 2010: concluye una etapa fundacional

En mayo de 1998 ―durante la Solemnidad de Pentecostés― el Sodalicio promovió la

participación del MVC en el Encuentro de Movimientos Eclesiales y las Nuevas Comunidades,

convocado por el papa Juan Pablo II. Diversos miembros de la Familia Sodálite, entre ellos

también sodálites, fueron invitados a participar del Congreso Mundial de los Movimientos

Eclesiales que se realizó en esos días.

El 15 de agosto de 1998 ―solemnidad de la Asunción de la Virgen María―, Luis

Fernando Figari fundó las Siervas del Plan de Dios, una fundación de mujeres consagradas a

Dios mediante la «plena disponibilidad apostólica», que viven en comunidad y realizan un

servicio evangelizador y solidario.

En enero de 1999 el Sodalicio erigió en Santiago de Chile la comunidad Nuestra Señora

del Carmen. El 6 de diciembre de 1999, durante la I Asamblea Plenaria del MVC en Roma, el

papa Juan Pablo II se dirigió a los miembros del Movimiento de Vida Cristiana y del Sodalicio

de Vida Cristiana invitándolos a ser artesanos de reconciliación en el mundo actual.

En diciembre del año 2000 se celebró la II Asamblea General Ordinaria del Sodalicio de

Vida Cristiana en la ciudad de Lima, en la que se eligió nuevamente a Luis Fernando Figari

―fundador del Sodalicio― como superior general.


Al comenzar el año 2001 se creó la Región Colombia ―que comprendía las

jurisdicciones de Medellín, Cali y Bogotá―. Días después la Santa Sede aprueba la

incardinación de los sacerdotes sodálites al Sodalicio, concluyendo así el proceso jurídico como

sociedad de vida apostólica.

El 13 de febrero de 2001 fallece Germán Doig, quien había sido el primer vicario

general y coordinador del Movimiento de Vida Cristiana desde sus inicios.

El año 2002 se estableció en Guayaquil (Ecuador) la comunidad Inmaculado Corazón

de María. El 7 de abril de 2002, el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne ordenó obispo a

monseñor José Antonio Eguren, quien fue nombrado obispo auxiliar de Lima hasta julio del

2006.

Aceptando la invitación del entonces arzobispo de Denver, monseñor Charles Chaput

(OFM), para administrar el Saint Malo Retreat Center, el Sodalicio fundó en 2003 una

comunidad en el estado de Colorado (Estados Unidos).

En 2004, el cardenal Jorge Mario Bergoglio ―arzobispo de esa jurisdicción eclesiástica

y actual papa Francisco― invitó al Sodalicio a Buenos Aires (Argentina). En 2005 se fundó en

Bogotá (Colombia) la comunidad Nuestra Señora de Chiquinquirá; y en San José (Costa Rica)

la comunidad Nuestra Señora de los Ángeles.

El año 2006 es nombrado obispo de Ayaviri Mons. Kay Martín Schmalhausen Panizo.23

Meses después Mons. Jose Antonio Eguren es nombrado arzobispo de Piura. Para acompañar la

pastoral de los obispos el Sodalicio funda en Piura y en Ayaviri comunidades al año siguiente.

La III Asamblea General Ordinaria del Sodalicio de Vida Cristiana se llevó a cabo en

diciembre de 2006 en la que nuevamente se elige como superior general a Luis Fernando Figari,

fundador del Sodalicio.

En 2007 se erigió en Santiago de Chile la segunda comunidad del Sodalicio, con el

nombre de Madre de los Apóstoles.


En el año 2009 se creó el centro de formación Santa María del Lago en la localidad de

Nemi, en las cercanías de la ciudad de Roma, concebida como casa para estudiantes sodálites en

las universidades romanas.

Tras la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (2007)

realizada en Aparecida (Brasil), en 2010 el Sodalicio fundó en ese centro mariano la comunidad

Santa María da Nova Evangelização.

En diciembre de 2010, Luis Fernando Figari renunció a su cargo y se convocó a una

Asamblea General Extraordinaria para la elección de su sucesor. Con ello concluía la fase en la

que la comunidad eclesiástica fue gobernada por su propio fundador.

2011 a hoy: el Sodalicio en la actualidad

En la Asamblea General Extraordinaria de enero de 2011 fue elegido como superior

general Eduardo Regal Villa, quien desde el año 2001 había sido Vicario General y Coordinador

General del Movimiento de Vida Cristiana.

En diciembre de 2012, en la IV Asamblea General Ordinaria, los delegados del

Sodalicio para la asamblea eligieron a Alessandro Moroni Llabrés, peruano, quien desde 1999

era superior en Santiago de Chile.

CARACTERÍSTICAS

1. Vivencia integral de la fe: Es el fundamento de la vida cristiana, como un don

que se proyecta en la acción. Para ello los miembros del Sodalicio se forman en

la «fe en la mente» mediante la lectura, el estudio y la oración, en especial con

la meditación de las Sagradas Escrituras; buscan además acoger la Palabra de

Dios, profundizando y rezando unidos con la Iglesia la Palabra de Dios para

llevar la «fe en el corazón»; y siguen el ejemplo de la bienaventurada Virgen

María para vivir el amor a Dios y a los seres humanos en la «fe en la acción.
2. Centralidad del Misterio Trinitario: Orienta la aspiración a vivir una vida

cristiana plena y perfecta en el Amor; amor al Padre Creador por el Hijo en el

Espíritu Santo, amor filial a Santa María y amor a los seres humanos invitados a

vivir la Comunión Trinitaria de Amor como horizonte de máxima realización

humana.

3. Reconocimiento de la Encarnación del Verbo Eterno: en el seno purísimo de

María Virgen como el acontecimiento central de la historia humana, en la que

Jesús Reconciliador restaura la humanidad caída y revela plenamente la

identidad y vocación de todo ser humano.

4. Amor filial a Santa María: Como camino de configuración con su Hijo Jesús y

de crecimiento en la vida cristiana, a través del proceso de amorización. Ella

que fue la Madre del Señor Jesús, es también para los sodálites su madre

espiritual, lo que está expresado en el lema: «Por Cristo a María y por María

más plenamente al Señor Jesús»

5. Vida comunitaria: dimensión en la que el ser humano descubre la realización

como ser creado para vivir el encuentro y la comunión con los demás. En la

vida comunitaria las personas que viven la espiritualidad sodálite acogen el don

de la fe, profundizándola para compartirla y celebrarla, viviendo en espíritu de

familia la participación en la Comunión Divina de Amor, como los discípulos

en torno a María, la Madre de los Apóstoles. Los integrantes del Sodalicio y su

familia espiritual se reúnen como amigos en el Señor, para compartir la vida de

fe, donde unos a otros sean estímulo de fervor, de humildad, de oración, de

reverencia, de alegría, de trabajo, de apostolado, de solidaridad.

6. Espiritualidad de la vida cotidiana: haciendo de la propia persona y de sus

acciones un «culto agradable a Dios», viviendo las virtudes evangélicas,

ejercitándose en la presencia de Dios, cumpliendo los deberes según la propia


condición y oficio, respondiendo eficazmente a los dones personales para

cumplir los planes de Dios.

7. Adhesión al don de la reconciliación: para vivir en primera persona la propia

conversión, y que con el testimonio de la palabra y la vida, pueda repetir con el

apóstol Pablo: «No soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí».

Así, para la espiritualidad sodálite, se logra el cambio del corazón humano,

cambio interior que es la base de todo cambio social.

CRONOLOGÍA DEL ESCÁNDALO DEL SODALICIO

[18/10/2015]

El periodista Pedro Salinas presenta en el programa “Cuarto poder” su libro “Mitad

monjes, mitad soldados”. El libro reúne testimonios de 30 ex integrantes del Sodalicio de Vida

Cristiana (SVC) que fueron víctimas de abusos físicos, psicológicos y sexuales cometidos por

Luis Figari y otros líderes de la institución católica peruana.

[19/10/2015]

El movimiento Sodalicio de Vida Cristiana envía un comunicado en respuesta a los

testimonios aparecidos en el libro “Mitad monjes, mitad soldados” de Pedro Salinas. El

Sodalicio lamentó “las acciones y omisiones cometidas por miembros de la comunidad”. A ellas

(las víctimas) les pedimos perdón y les ofrecemos nuestra disposición de escucha y ayuda”.

[21/10/2015]
El movimiento Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) emite un segundo comunicado en

respuesta al libro “Mitad monjes, mitad soldados”. En dicho documento, firmado por Superior

General Alessandro Moroni Llabrés, reconocen que el primer comunicado fue “insuficiente”

ante los testimonios de ex sodálites que acusan a Figari de haberlos ultrajado cuando eran

menores de edad y pertenecían a su sociedad religiosa.

El Sodalicio reiteró su condena ante los hechos y admite que el libro presenta

testimonios “verosímiles”. Asimismo, señala que si bien Figari ha negado las denuncias, no

cumple su “obligación moral” de brindar declaraciones públicas.

[22/10/2015]

El Ministerio Público abre investigación de oficio contra Luis Fernando Figari, por

supuestamente haber violado a miembros de la organización. Así lo dijo Pablo Sánchez, fiscal

de la Nación. Las pesquisas durarán cerca de 60 días. El caso está en la Fiscalía Procesal Penal

26, a cargo de la fiscal María Peralta Ramírez.

Pablo Sánchez explicó a este Diario que todos los delitos, incluyendo los de violación

sexual prescriben. Las violaciones sexuales a mayores de 14 años, aprovechando una posición

de autoridad sobre la víctima, cometidas antes de junio del 2004, ya han prescrito. Las que

habrían sucedido después sí pueden procesarse en el fuero penal. Esto es lo que la fiscalía

deberá determinar en las investigaciones iniciadas.

Por lo pronto, Figari no ha recibido ninguna sanción y desde el 2010, aún como

miembro del Sodalicio, vive una vida de retiro en Italia, de acuerdo con el SVC. Sin embargo,

según sus movimientos migratorios, viaja regularmente al Perú.

[23/10/2015]

El Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Lima aclaró cuál es su competencia respecto

a las denuncias contra Luis Fernando Figari, por abusos sexuales contra ex sodálites. A través de

un comunicado, el tribunal precisó que no es su competencia resolver denuncias contra


miembros de instituciones de derecho canónico, como el SVC, pues estas responden a tribunales

del Vaticano.

Sobre la denuncia de “inacción”, el tribunal indicó que parte de sus obligaciones es

actuar con “absoluta reserva”.

[25/10/2015]

Más ex integrantes del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) denunciaron en un reportaje

de “Cuarto poder” los abusos que cometidos en esa organización.

[26/10/2015]

En entrevista a El Comercio el actual superior general Alessandro Moroni, acepta los

maltratos y promete apoyar a las víctimas. Además dijo que mientras la justicia investigue a

Luis Figari, este ha sido aislado en una comunidad específica de Roma y no será separado hasta

probarse los abusos sexuales.

[27/10/2015]

En una misiva difundida por RPP, se pudo conocer que la Iglesia Católica investiga

desde abril de este año las denuncias de violación contra Luis Fernando Figari. Para esto se

nombró al monseñor Fortunato Pablo Urcey, prelado de Chota, como el visitador apostólico

para todas las casas y los miembros del Sodalicio.

[31/10/2015]

El arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, se pronunció sobre los escándalos de abusos

sexuales en el Sodalicio y emplazó a su actual superior general Alessandro Moroni, a separar a

Luis Figari de la institución mientras duren las investigaciones. "No podemos decir expulsión

porque no tenemos la certeza de la culpabilidad, pero sí la separación por el bien de la

institución".
"El superior general de los sodalicios tiene que conminar a Figari a dar la cara y hablar.

No podemos esconderlo, tiene que afrontar esta situación muy grave". Añadió.

[2/11/2015]

La Conferencia Episcopal Peruana expresó su rechazo e indignación por los actos de

abuso sexual y psicológico que se habrían cometido en contra de menores de edad por parte de

algunos miembros del Sodalicio, y de manera particular por su fundador, Luis Fernando Figari.

"Rechazamos cualquier forma de abuso y maltrato, haciendo nuestra la expresión del

Papa Francisco: “no hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos

abusos, y me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie”.

[3/11/2015]

El abogado de Luis Figari, Juan Armando Lengua Balbi, advierte que la fiscalía debe

parar la investigación de oficio que ha iniciado contra Luis Figari, porque los hechos ocurrieron

en los años 90 y que su defendido no debe ser perseguido porque, salvo las denuncias

presentadas ante el Tribunal Eclesiástico –que se ha declarado incompetente en el tema–, no hay

denuncias penales de por medio. Le recomienda a Luis Figari no regresar al Perú.

[5/11/2016]

El Ministerio Público derivó las indagaciones a la Unidad de Secuestros de la Dirección

de Investigación Criminal (Dirincri), que tiene un plazo de 30 días para entregar su primer

informe.

[26/11/2016]

Las autoridades del Sodalicio de Vida Cristiana confirmaron la creación de una

comisión que se dedicará a investigar las denuncias de abusos sexuales en contra del fundador

de esta organización, Luis Fernando Figari, y demás miembros. El objetivo de este grupo de
trabajo será "ofrecer la máxima asistencia posible a las víctimas" y evaluar los casos específicos

para luego determinar si proceden a la justicia civil o canónica.

La comisión tendrá un plazo de 150 días calendarios para trabajar bajo un acuerdo de

confidencialidad.

[27/11/2016]

Un informe de El Comercio, reveló el lugar en donde permanece recluido Luis

Fernando Figari Rodrigo. Una residencia ubicada en una exclusiva zona de Roma, donde los

alquileres cuestan varios miles de euros mensuales a pocos metros de El Vaticano. Se trata de un

lugar con todas las comodidades y lujos.

[29/11/2016]

La 26° Fiscalía Provincial Penal de Lima confirmó las primeras fechas de las citaciones

para obtener los primeros testimonios oficiales en torno a la investigación de los presuntos

abusos sexuales, físicos y sicológicos que se le atribuyen a miembros del Sodalicio de Vida

Cristiana.

[14/01/2016]

Luis Fernando Figari Rodrigo rompió su silencio a través de una carta privada que

distribuyó internamente a sus sodálites y en la cual se declara inocente de las acusaciones. En

ella, calificó de “señalamientos, desinformaciones y maltratos” las imputaciones por abusos

contra ex integrantes menores de edad. No obstante, reconoce que en los 40 años que lideró el

Sodalicio cometió lo que denomina “graves errores, fallas, ligerezas” sin precisar a qué casos

específicos se refiere.

[5/04/2016]

A más de cinco meses de las denuncias de abusos sexuales y físicos perpetrados dentro

del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), el movimiento declaró culpable a su fundador, Luis
Fernando Figari. A través de un video difundido en Youtube, Alessandro Moroni Llabrés,

superior General del SVC, pidió perdón a las víctimas de dichas vejaciones y anunció una

reestructuración del movimiento.

Asimismo, anunció la separación total de Figari, quien desde el año 2010, aún como

miembro del Sodalicio, vive una vida de retiro en Italia. Al respecto, pidió que el Vaticano

finalice su “insostenible retiro espiritual en nuestras instalaciones”.

OBRA DE PEDRO SALINAS: “Mitad monjes, mitad soldados”

Es una amplia investigación realizada por el periodista Pedro Salinas, en colaboración

con Paola Ugaz, en torno al Sodalicio de Vida Cristiana, el movimiento religioso católico de

origen peruano. Como se sabe, el Sodalicio ha estado envuelto, en los últimos 15 años, en una

serie de denuncias y escándalos por diversos abusos (incluidos los sexuales) atribuidos a sus

líderes y fundadores en perjuicio de los jóvenes que “captaban” en los más prestigiosos y

exclusivos colegios limeños. Mediante el testimonio de 30 víctimas de estos abusos, entre ellos

el propio Salinas, Mitad monjes, mitad soldados, sostiene la presunta responsabilidad de los

principales dirigentes de este movimiento.

El libro está dividido en dos secciones claramente diferenciadas. La primera de ellas es

una detallada y documentada historia del Sodalitium Christianae Vitaem (su nombre oficial) y

de sus creadores, especialmente de su fundador, Luis Alberto Figari Rodrigo (Lima, 1947).

Egresado del colegio Santa María, Figari hizo estudios de Derecho (tuvo de compañero de aula

a Alan García) y de Teología, para regresar a su colegio como profesor del curso de Religión; de

ese reencuentro con viejos amigos y ante el interés religioso de los jóvenes escolares, nacería el

Sodalicio, oficialmente el 8 de diciembre de 1971. Pronto surgirían los primeros problemas

entre el Sodalicio y el colegio Santa María, que terminaron con la salida de Figari del colegio

por la fuerte influencia que ejercía el movimiento entre los escolares.


El libro de Salinas describe crueles métodos de adoctrinamiento, los detalles del rápido

crecimiento del Sodalicio, y los “sorpresivos” cambios en su directiva. Pero también cuenta la

“historia no oficial”, los escándalos que han involucrado a los dirigentes del movimiento, desde

que comenzaron las denuncias de los ex sodálites: primero, la de José Enrique Escardó en una

revista local, y después las del propio Salinas, en su libro Mateo Diez (2002). Pero la explosión

se produjo recién en el 2007, cuando Daniel Murguía (un sodálite muy cercano a Figari) fue

encontrado en un hotel, tomándole fotos a un niño desnudo. Desde entonces, los

descubrimientos de este tipo, y que involucran a los más altos dirigentes del movimiento, han

continuado.

La segunda parte del libro está constituida por los testimonios de 30 ex sodálites,

quienes cuentan (la mayoría de manera anónima) los abusos y vejaciones de que fueron objeto

por parte de quienes consideraban sus “maestros espirituales”. Estos abusos van desde golpes e

insultos (“yo viví esa época como quien vive en una escuela militar”, dice uno de ellos) hasta

las más variadas formas del acoso sexual. Incluso se narran violaciones; como en el caso de

“Santiago”, un estudiante de segundo año de secundaria a quien, según el libro, Figari habría

llevado a su propia casa para adiestrarlo en técnicas de yoga, y terminar teniendo relaciones

sexuales. “Lo más extraño es que después de todo eso, me pidió que lo acompañara a misa”,

concluye Santiago. Hay incluso el testimonio de una mujer, integrante de la rama femenina del

Sodalicio, quien dice haber sido víctima de acoso por parte de Germán Doig, otro de los

fundadores del movimiento.

Son diversos los aspectos de interés de este libro, desde los métodos empleados para

“lavarles el cerebro” a las víctimas, hasta los tenebrosos vínculos del Sodalicio con

movimientos similares (como el mexicano Legionarios de Cristo), pasando por el descarnado

retrato de toda una generación de jóvenes de clase alta limeña (“Ellos se fijaban en los

blanquitos, en los que tenían dinero o los que eran líderes”).


EL CRUDO TESTIMONIO DE UN SODÁLITE

Este es solo uno de los 30 testimonios incluidos en el libro.

Santiago: “Lo más extraño es


que mientras iba
penetrándome pedía que me
masturbara”

Santiago cursaba el segundo año de secundaria en el colegio Santa María cuando

conoció al Sodalitium. Sergio Tapia era entonces su profesor en el colegio. Ese fue su primer

contacto. Santiago era un muchacho inquieto, palomilla, travieso, a quien, además de “meter

vicio”, le atraían los temas espirituales, esotéricos. Eso sí, pese a que sus notas en Conducta no

eran de las mejores de la clase, en el resto de cursos le iba muy bien. Era un estudiante aplicado,

digamos.

Eran los tiempos genesíacos del SCV, en los que Figari recién empezaba a extraer a sus

primeros discípulos de las aulas marianistas. Todavía no existían las comunidades. Ni algo que

pudiese llamarse organización. La metodología del reclutamiento era informal. Invitaban a los

chicos a comer helados, al cine, a conversar. Santiago había quedado huérfano de padre cuando

tenía cinco años. “Varios de los que iniciamos el Sodalitium éramos huérfanos de padre”,

recuerda.

A Santiago le gustaban las conversaciones con Sergio Tapia, quien era un tipo ilustrado,

leído, inteligente. Santiago, viendo las cosas en retrospectiva, considera que el Sodalitium fue

muy elitista en sus inicios, pues solo trataba de convocar a adolescentes con apellido, “de buena

familia”, de la clase alta de Lima.


Santiago se enganchó rápido con el discurso de que él había sido elegido por el Señor

para algo grande, para cambiar las cosas, para transformar el mundo desde sus cimientos, y se

convirtió en un militante. “Yo era un entusiasta del Sodalitium”, dice.

Relata también Santiago que, independientemente del grupo que se fue constituyendo

en esos años con Sergio Tapia, en los que se ponía énfasis en la disciplina, el orden y la lectura,

Luis Fernando Figari configuró uno más pequeño, un círculo más selecto, a quienes adiestraba

en técnicas de yoga, en el desarrollo de “la energía mística”, el control mental, y cosas así. “Yo

tenía ganas de aprender y él [Figari] se presentaba como el maestro”, cuenta Santiago.

“Una de las cosas que me llamó la atención en la casa de Luis Fernando fue que, en su

biblioteca, sobre la puerta por la que entrabas, había un retrato de dimensiones importantes de

alguien que no conocía, que no era Cristo, y que después me enteré de que era José Antonio

Primo de Rivera, de quien nunca había escuchado hablar”, refiere.

En aquella época, describe Santiago, el Sodalitium estaba escindido entre la

personalidad de Tapia, quien adhería más a cuestiones doctrinarias, y la de Figari, quien tenía

este halo de “gurú místico” y de formador de una pequeña casta de discípulos interesados en

asuntos esotéricos. “Tú no sabías quiénes más lo conformaban; yo, por ejemplo, me demoré

como un mes en darme cuenta de que Germán [Doig] también era parte de ese círculo”, agrega.

“No es bueno tener enamorada”, soltó Figari un día como una resolución. “Y si ya

tenías enamorada, pues tenías que romper con ella”, evoca Santiago con una media sonrisa

colgada de la comisura, como quien lamenta un error viejo. Bueno. Eso fue lo que hizo

Santiago. Finiquitar la relación con su enamorada. Romper palitos. Porque Luis Fernando así lo

había estipulado.

“Yo quería pertenecer a ese pequeño grupo de élite, porque deseaba potenciar mi

energía, y porque Luis Fernando siempre me decía: ‘Tú tienes mucho poder, y si formas parte

de este grupo especial te voy a enseñar técnicas muy complicadas, con exigencias muy fuertes,
para desarrollar tus dones, pero, eso sí, tendrías que romper con tu enamorada. ¿Estás dispuesto

a ello?’. Y yo le pedí que me dejara pensarlo”, recuerda.

Pasada una semana, Santiago terminó con su novia adolescente, y acto seguido se alistó

para el siguiente paso. Figari había destinado que las reuniones fuesen en su casa en el distrito

de San Isidro, los días domingos. Los encuentros eran individuales, de acuerdo con horarios

previamente establecidos. La primera cita se le quedó grabada en la mente a Santiago, cuando se

trasladó al domicilio de Figari, en La Pinta 130, emplazada en una pequeña cuadra entre la

avenida Conquistadores y el parque El Olivar. “¿Y? ¿Ya decidiste?”, fue lo primero que le dijo

Figari al abrir la puerta. “Sí”, respondió Santiago. Fue entonces cuando Santiago descubrió que

Germán formaba parte también de este selecto círculo, porque se encontraba en un cuarto

contiguo, leyendo, del cual apareció como un fantasma al ser llamado por Luis Fernando.

Figari, de mirada incisiva detrás de sus gafas negras, le pidió a Germán que le pusiera las manos

a Santiago en mitad de su frente, entre los ojos, para ver si era apto, porque supuestamente Doig

tenía “el don de la verdad”, un regalo que dios había dispensado a algunos de sus hijos

predilectos para que al solo tacto del “tercer ojo”, con la palma de la mano, pudiese establecer si

alguien era honesto o mentiroso. “Ahí Luis Fernando me explicó que Germán estaba en un

'grado avanzado', y que con mucho esfuerzo había logrado cosas importantes”.

Años más tarde, cuando Santiago estaba en su último año de secundaria, y luego de

haber pasado por largas etapas de ayunos estrictos, de duchas en agua fría, y otros rigores

propios de los ritos de iniciación que predicaba Figari, y con el pretexto de alcanzar otro estadio

en el camino a la perfección, hablaron de la técnica kundalini.

Santiago había elegido a Figari como un guía, como un gurú frente a sus propias dudas

y frente a su necesidad inexorable de abrazar toda clase de ascenso místico y espiritual. Fue así

que, en una de las innumerables conversaciones-monólogo que mantenía Figari con Santiago,

en las que se desenvolvía como una astuta salamandra, le habló al muchacho de la técnica

kundalini. De acuerdo con esta teoría hindú, la kundalini es una energía invisible que suele ser
representada por una serpiente, que duerme enroscada en el muladhara (el primero de los

chakras, que está ubicado en la zona del perineo; entre el ano y los genitales). La idea es que, a

través de métodos tántricos o del yoga, la kundalini sea despertada, desenroscada, moverla del

hueso sacro donde se encuentra, para luego dirigirla hasta el sahasrara (el chakra superior),

subiendo previamente por la columna vertebral, atravesando todos los chakras. O algo así.

Con ello, según muchos yoguis –y, por cierto, Figari–, el practicante podía obtener

poderes sobrenaturales, o alcanzar la iluminación, o un estado de conciencia pleno. Con la

alquimia, dicen algunos escritos sobre el tema, la energía kundalini puede ascender

verticalmente por la columna gracias al fluido espinal, antes de llegar al corazón y por último al

cerebro o al nudo de Shivá, que está en el entrecejo. Pero ello fue alterado ligeramente por

Figari. Y cambió lo del fluido espinal por otro, muy distinto. “¿Cuál crees que es el líquido más

fuerte para empujar la kundalini?”, le preguntó Luis Fernando. Santiago apenas atinó a menear

la cabeza. “No sé”, respondió Santiago. “El esperma”, dijo Figari. “Lo que voy a hacer es

depositar esperma en tu zona sacra…”, añadió y continuó con una larga explicación sobre la

antigüedad del rito en el que le iba a iniciar.

En realidad, la preparación psicológica y hasta física venía haciéndola Figari desde

muchísimo tiempo atrás, diciéndole al oído al adolescente que la iluminación no la alcanza

cualquiera, que este tipo de prácticas solamente se transmiten a discípulos especiales, que

poseen el don, que son únicos, y que al despertar a la serpiente se armonizan todos los chakras,

con los beneficios que ello conlleva, de unir el cuerpo y el espíritu, estableciendo una nueva

relación con los sentidos, disipando los miedos y los temores. Y así.

Santiago, con la fragilidad que conllevaba su corta edad y su escasa madurez, incapaz

de percatarse de una situación que empezaba a tornarse fuera de control, es así convencido de

que tenía que acatar lo que le decía Figari. Porque confiaba en él. Porque Figari era su maestro.

Su padre. Su amigo.
Anteriormente ya lo había hecho pasar por otras “pruebas”. “Una vez me hizo sentarme

en una de sus piernas como si fuese una montura, estando yo en calzoncillos. Decía que era un

ejercicio para mejorar el equilibrio”. “En otra oportunidad, echado sobre el piso, también en

calzoncillos y los ojos vendados, me echó sobre el cuerpo un líquido, advirtiéndome que era un

ácido corrosivo. Más tarde descubrí que el tal líquido no era sino agua”.

Santiago tiene otras historias similares. Como aquella de San Bartolo, en la casa de

playa de Luis Fernando Figari, quien invitó a Santiago y a otro amigo a pasar un fin de semana.

Durante la noche, les planteó a ambos, a Santiago y al otro amigo, que se desvistiesen y se

pusiesen en posición de flor de loto, en torno a una vela. “Estuvimos buen rato sin movernos,

con los ojos cerrados, meditando”, rememora, hasta que, de pronto, Luis Fernando, como una

libélula agitada, les pidió que se tocaran el uno al otro. “Nos tocamos las caras, el pecho, el

hombro”, pero Luis Fernando quería más. “¡Carajo, no se han tocado las pelotas, el pene; he

dicho que se toquen todo!”, gritó enfurecido.

Pero volvamos a la historia del kundalini y la inyección de semen en la región sacra

para despertar a la serpiente. Cuando Figari supuestamente trató de sodomizar a Santiago por

primera vez, tuvo dificultades en la penetración. En ese momento, con la frialdad de un

cirujano, se detuvo, se dirigió a su mesa de noche, abrió el cajón y sustrajo de ahí un pomo de

vaselina para continuar con su ritual envenenado. “Lo más extraño de todo es que mientras iba

penetrándome pedía que me masturbara. Y algo más extraño todavía: después de todo esto me

pidió que lo acompañara a misa”, detalla Santiago.

No fue la única vez. Santiago no quiere recordar cuántas ocasiones más vinieron luego,

pues estos abusos le han perseguido a lo largo de toda su vida como insondables veladuras a su

alma. Hasta que dijo basta. Hasta aquí nomás.

Un sacerdote que no pertenecía al Sodalitium, a quien se le hizo conocer del

sometimiento que padeció Santiago, expresó algo así como: “El dolor que sintió las veces que lo

penetró equivale al dolor que sufrió en la cruz”. Fuera de ese peculiar comentario, no hizo nada.
Hoy por hoy, a Santiago le cuesta traer a la memoria esas imágenes que llegan a su

cerebro como mareas. “Siempre era en el mismo sitio”, subraya. “En su cuarto. Recuerdo

perfectamente la mesa de noche, la iluminación, cómo estaba organizada la habitación, los

cuadros que había, que al lado estaba la biblioteca. Recuerdo hasta a su mamá caminando por

ahí”.

Santiago ha presentado una denuncia formal ante las instancias eclesiales sobre el

comportamiento impropio y la doble vida del creador del SCV, a quien describe como “un ser

enfermo, inteligente, extremadamente manipulador, que ejerce perversamente el poder”.

La conversación con Santiago tuvimos que interrumpirla en un par de oportunidades.

Evocar estos eventos fue volver a traer la tristeza y el dolor al momento presente. Las lágrimas

no son ajenas al recuerdo. Se trata de lágrimas de rabia. De frustración. De pena. Pero también

de liberación.

También podría gustarte