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Los inicios del peregrinar de fe del Sodalicio se remontan a finales de la década de los 60,
un tiempo de crisis, de cuestionamiento de estructuras sociales, de muchos problemas,
pero también de grandes esperanzas. La Iglesia acababa de concluir el Concilio Vaticano II
y junto con las riquezas y la renovación que había traído esta intensa experiencia eclesial,
se presentaron, no a causa del Concilio, las primeras expresiones de una dolorosa crisis en
el Pueblo de Dios.
A la luz de estos y otros acontecimientos, el proceso de los inicios del Sodalicio fue de
búsqueda y respuesta. Partió de la experiencia de inconformidad de un grupo de
jóvenes con la situación del mundo, en especial de los más pobres y necesitados, y con el
anhelo de que esta situación cambie para forjar una sociedad en la que cada ser humano
pudiese vivir en libertad y de acuerdo a su dignidad de persona.
En el desarrollo de la propia respuesta espiritual son muy importantes las influencias del
Beato Guillermo José Chaminade y de la escuela francesa de espiritualidad, así como de
San Ignacio de Loyola, acompañado por la experiencia de otros testigos de la Reforma
Española, a las que se va sumando el rico aporte cisterciense y de los Padres de la Iglesia
en la forja de una espiritualidad Nueva, impregnada por la experiencia del propio caminar
de cara al presente y al futuro.
Bajo el influjo del Espíritu Santo el Sodalicio fue creciendo y madurando siempre bajo la
compañía de sacerdotes y obispos. Así, desde su lugar de origen en el Perú, se fue
extendiendo a diversos países del continente americano y Europa.
En 1994, siendo Arzobispo de Lima el Cardenal Augusto Vargas Alzamora S.J., el Sodalitium
recibió su aprobación como Sociedad de Vida Apostólica de derecho diocesano. Tres años
después, el 8 de julio de 1997, el entonces Papa, San Juan Pablo II, daba su aprobación al
Sodalicio de Vida Cristiana, convirtiéndose así en Sociedad de Vida Apostólica de derecho
pontificio.
ESPIRITUALIDAD
La «vivencia integral de la fe», que es el fundamento de la vida cristiana, como un don que
se proyecta en la acción. Para ello los miembros del Sodalicio se forman en la «fe en la
mente» mediante la lectura, el estudio y la oración, en especial con la meditación de las
Sagradas Escrituras; buscan además acoger la Palabra de Dios, profundizando y rezando
unidos con la Iglesia la Palabra de Dios para llevar la «fe en el corazón»; y siguen el
ejemplo de la bienaventurada Virgen María para vivir el amor a Dios y a los seres humanos
en la «fe en la acción».
El Sodalitium Christianae Vitae es una Sociedad de Vida Apostólica, integrada por laicos y
sacerdotes que llevan vida fraterna en común, entregan su vida plenamente a Dios y
anuncian el Evangelio en las diversas realidades humanas.
Se trata de una comunidad eclesial surgida a fines del siglo XX en el cauce del Concilio
Vaticano II, acogiendo las orientaciones de los grandes documentos de la Iglesia en este
tiempo. El Sodalicio de Vida Cristiana, como también es llamado en español, fue aprobado
definitivamente como sociedad de derecho pontificio por el Beato Papa Juan Pablo II en el
año 1997.
El Sodalicio nació en el Perú y su historia y sus obras tienen un alcance particular en este
país. Se fundó en la ciudad de Lima en 1971, y las primeras iniciativas apostólicas se
realizaron en esta ciudad. El crecimiento de la comunidad, que fue contando con el apoyo
de los Pastores, supuso en 1984 una primera fundación fuera de Lima, en la ciudad de
Arequipa.
Futuras comunidades sodálites se abrirían luego tanto en Lima como en otras ciudades del
país. Actualmente las comunidades del Sodalicio se encuentran en las arquidiócesis de
Lima, Arequipa y Piura; en las diócesis de Callao, Ica, Lurín y Chosica; así como en la
Prelatura de Ayaviri.
El Perú fue la primera Región constituida por el Sodalicio. El Superior Regional es Fernando
Vidal Castellanos, que ejerce el cargo desde el año 2014.