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Lima, 13 de marzo de 2022.

Señores
GRUPO LA REPUBLICA PUBLICACIONES S.A. - SECCIÓN SOCIEDAD DEL
DIARIO LA REPUBLICA
Jr. Camaná No. 320, Cercado de Lima
Presente.-

At. Luis Velásquez – Editor Sección Sociedad


Lucía Isabel Castro Urbizagastegui – Redactora web

Me dirijo a ustedes con relación a las publicaciones realizadas el 24 de febrero del 2022 en sus
plataformas digitales, en donde se da a entender que soy un acosador sexual, y se señala que soy
un profesor denunciado por acoso sexual en una nota sesgada y titulada: “PUCP: estudiantes
podrían ser suspendidas tras visibilizar a docentes denunciados por acoso sexual”

Al respecto debo señalar lo siguiente:

1. NO SOY UN PROFESOR DENUNCIADO POR ACOSO SEXUAL, contra mí no


existe ni queja, ni denuncia, ni procedimiento, ni sanción por acoso sexual, ni en el
plano administrativo de las universidades en las que he enseñado y enseño, ni mucho
menos en el fuero judicial. Me precio de venir precedido de 25 años de trayectoria
intachable en la docencia universitaria.

2. Lo que único que obra contra mí en redes sociales es una publicación anónima y
difamatoria en una página fake denominada “profesores acosadores peruanos”, que
nadie ha reivindicado, ni formalizado, de la que nadie ha realizado denuncia en ningún
lugar, y la que no presenta ninguna prueba, indicio, pantallazo, ni nada que la sustente y
que, por cierto, nadie se ha dignado investigar. De hecho, la página en cuestión se creó
en septiembre de 2020, me difamó en noviembre del mismo año y se desactivó poco
después, ya no existe, de lo que se desprende que su objetivo fue atacarme.

De acuerdo con las leyes peruanas vigentes, lo publicado por dicha página, en las
condiciones que he descrito, califica como difamación i, y no como denuncia; y ustedes,
como Diario La República, están reproduciendo estos contenidos en sus páginas y

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validando una difamación, por consiguiente, me están difamando también y este es un
delito sancionado por nuestro Código Penal.

3. Por otro lado, la señorita Lucía Castro, autora de la nota publicada el 24 de febrero, no
se comunicó conmigo ni de manera telefónica, correo electrónico, WhatsApp, ni de
ninguna otra forma, con lo cual me negó al derecho de defensa y de exponer mi punto
de vista. Me sorprende enormemente que un diario como La República haya cometido
esta arbitrariedad conmigo, que no se condice con su larga trayectoria de buenas
prácticas periodísticas.

Lucía Castro, es ex - Secretaria de Género de la Federación de Estudiantes de la


UNMSM, es decir, homóloga de dos de las seis estudiantes a las que la Secretaría
Técnica de Procedimientos Disciplinarios de la PUCP les inició investigación de oficio
dentro del ámbito de sus competencias: Ingrid Scarlett Huanis Rivera, ex - Secretaria de
género de la Federación de estudiantes de la PUCP, y Adriana Verástegui Peña, ex -
Secretaria de Género del Centro Federado de Estudios Generales Letras de la PUCP.
Siendo esto así, la nota no trata de periodismo, sino de proselitismo realizado por
activistas que enarbolan las mismas banderas políticas, lo que descarta cualquier
atisbo de imparcialidad en el reportaje. Se trata de un cargamontón mediático
entre cuyos objetivos está dañar mi imagen pública a través de la difamación.
Encuentro que estas prácticas están absolutamente reñidas con la línea
periodística tradicional del diario La República, por lo general respetuosa de la
correcta práctica del periodismo.

4. Por otro lado, la referida publicación sostiene que “una alumna condenó lo siguiente
etc” refiriendo supuestos dichos míos ofendiéndola. Al respecto, el diario no puede
afirmar la existencia de una alumna a la que yo haya ofendido de algún modo pues no
existen pruebas ni de la existencia de la susodicha alumna, ni de los dichos que me
adjudica la página fake en cuestión, ni de que yo haya ofendido de algún modo a un
estudiante, ni a persona alguna en mis largos años de trayectoria docente. La fuente
sigue siendo, reitero, la página fake referida, desactivada, anónima, y cuyos contenidos
se mueven en el terreno de la difamación, no de la denuncia. Al respecto, adjunto a la
presente dos documentos expedidos por la PUCP que demuestran que en toda mi
trayectoria docente nunca he ofendido a ningún estudiante de dicha universidad, toda
vez que la nota difamatoria sostiene que se trataría de un estudiante de la PUCP.

5. Para terminar, quiero dejar en claro que en la PUCP no están prohibidos ni el derecho a
la protesta, ni el derecho a la denuncia, que es la narrativa que vienen difundiendo los
colectivos estudiantiles afectados por los procedimientos disciplinarios iniciados por la
referida casa de estudios. Lo condenable es dañar honras y reputaciones de personas
inocentes sin prueba alguna, ni indicio alguno de haber cometido inconductas a través
del bajo recurso de la difamación en redes sociales.

En tiempos de las TICs cualquier enemigo, persona malintencionada etc. puede subir a
la red un contenido con la expresa intención de dañar la honra y la buena reputación de
un individuo a través de la difamación, y no como denuncia, como erróneamente
sostiene la nota publicada en su diario el 24 de febrero. También como difamación se le
califica en los reglamentos disciplinarios de la PUCP y conforme a nuestro
ordenamiento constitucional. De allí el procedimiento contra las referidas estudiantes
que lejos de informar, como hoy aluden, desde hace un año iniciaron una infamante
campaña difamatoria en mi contra presentándome con adjetivos irreproducibles, y
atentando contra mi imagen (rostro) mostrándolo tachado con cruces rojas en sus ojos y
boca. Esto es lo que no dice la nota difamatoria y tendenciosa que ha publicado La
República el 24 de febrero del presente año.

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Por lo expuesto, SOLICITO al Diario la República, a través de su sección Sociedad, cumpla
con lo siguiente:

1. El retiro de la nota titulada “PUCP: estudiantes podrían ser suspendidas tras visibilizar a
docentes denunciados por acoso sexual” de todas sus plataformas en redes sociales
(Facebook, Twitter, etc) y su página web, por los notables sesgos y elementos
difamatorios que contiene, que la vician fundamentalmente como reportaje o nota
periodística.

2. La presentación de unas disculpas en la misma página de la Sección Sociedad por parte


del editor de la sección y de la periodista Lucía Castro, lamentando la difamación de la
que he sido objeto y los daños que se me han ocasionado en el tiempo en que la nota ha
sido publicada. Exijo que el titular de la nota de disculpas explicite las disculpas que
estoy solicitando.

3. En el ejercicio de mi derecho a réplica, les solicito, como mínima reparación por los
daños infligidos en contra de mí persona y mi honor, que publiquen el integro de esta
carta, de manera que pueda leerse claramente, antecedida de las disculpas y el titular
que he señalado en el acápite anterior.

4. La publicación, junto con las disculpas y mi réplica, de los dos documentos que adjunto.

Sin más que agregar, se despide, atentamente

DANIEL PARODI REVOREDO


DNI 08272720
Domicilio Calle Barcelona No. 616, interior, 3b, distrito de San Isidro

Acompaño:

1. La Carta No. 1089/2021-S, emitida por la Secretaría General de la PUCP, que manifiesta que
nunca he estado investigado, ni procesado ni he sido sancionado por casos de hostigamiento
sexual o de cualquier otro tipo.

2. Constancia emitida por la Secretaría de Procedimientos Disciplinarios de la PUCP que da cuenta


que no he sido denunciado por ningún alumno por algún caso de hostigamiento sexual.

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Difamación
Artículo 132.- El que, ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera que pueda difundirse la noticia, atribuye a una
persona, un hecho, una cualidad o una conducta que pueda perjudicar su honor o reputación, será reprimido con pena privativa de
libertad no mayor de dos años y con treinta a ciento veinte días-multa.

Si la difamación se refiere al hecho previsto en el artículo 131, la pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de dos
años y con noventa a ciento veinte días-multa.

Si el delito se comete por medio del libro, la prensa u otro medio de comunicación social, la pena será privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de tres años y de ciento veinte a trescientos sesenticinco días-multa.

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