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Enseñar A Resolver Problemas - Broitman PDF
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INTRODUCCIÓN
Es habitual escuchar a los maestros preocuparse porque sus alumnos no comprenden los
problemas: «los chicos no saben leer los problemas», «no los saben interpretar», «siempre
preguntan cómo se hace», «se olvidan de anotar las respuestas», “preguntan cuál es la
cuenta que los resuelve”, etcétera.
Los alumnos se dejan llevar por las características aparentes del problema, por
aspectos superficiales. Por ejemplo, en un problema como el siguiente: “Andrés
perdió 12 figuritas a la mañana y 6 a la tarde, ¿cuántas figuritas perdió en el
día?”, algunos niños realizan una resta, por que se trata de “perder”.
*
Tomado de Broitman, C. (1998). Revista En la escuela, Núm. 25, año III, Buenos Aires, Novedades
Educativas, pp. 4-9.
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Claudia Broitman es licenciada en Ciencias de la Educación (UBA) y profesora de Enseñanza Primaria.
Miembro del Equipo de Matemática de la Dirección de Currículum del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, docente de cursos y seminarios sobre la enseñanza de la matemática en Nivel Inicial y EGB,
coordinadora del área Matemática de la Red Latinoamericana de Alfabetización y asesora pedagógica del
área de Matemática de la Escuela para el Hombre Nuevo.
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Observamos muchas veces que los niños no suelen evaluar la pertinencia de los
resultados obtenidos. Frente a errores de cálculo frecuentes en las operaciones,
es habitual en las clases escuchar al maestro preguntarles a los alumnos “¿Te
parece que ‘puede dar’ esa cantidad?”
Los problemas tienen los datos justos, es decir no hay datos de más ni de menos.
Los problemas planteados siempre tienen solución.
¿Por qué tradicionalmente los libros han presentado los problemas luego de haber
enseñado la operación y con los datos justos y ordenados? Existe una tendencia a facilitar a
los alumnos la comprensión de los problemas. Se ha intentado durante mucho tiempo
garantizar que a los niños “les salgan bien” los problemas, de ahí la tendencia a simplificar
los enunciados: para evitar ambigüedades y errores.
Una situación problemática es una situación que presenta un obstáculo. No puede ser tan
fácil que su solución ya esté fijada de antemano, ni tan difícil que la solución no parezca
posible de ser obtenida. La solución debe ser construida, pues como un problema puede ser
resuelto de diversos modos, existen diversidad de estrategias posibles que llevan a una
solución, y hay que producir una. Para resolver dicha situación, el niño debe usar lo que ya
sabe, es decir, poner en funcionamiento sus conocimientos previos. Éstos le permiten
“entrar” en la situación, pero el desafío de resolver el problema planteado le implica
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reestructurar algo de lo que ya sabe, sea para modificarlo, para ampliarlo, para rechazarlo o
para reinvertirlo en una nueva situación.
Desde esta concepción, «la noción de problema no tiene demasiado sentido para los
problemas resueltos o, más precisamente, para los problemas a los que el sujeto puede
aplicar un sistema ya establecido de respuestas. La noción de problema comporta la idea de
novedad, de algo nunca hecho, de algo aún no comprendido» (Vergnaud).
Cada vez que un alumno se enfrenta a un problema, debe analizar la información que
posee, evaluar si esa información es suficiente, interpretar las diferentes formas en las que
la información es presentada, poder evaluar la información que precisa pero que no está
disponible, evaluar si la información necesaria es posible de ser recolectada, evaluar la
adecuación de los resultados y organizarlos para presentarlos.
Existen diferentes funciones que pueden tener los problemas según la intencionalidad
del docente:
A continuación desarrollaremos algunos ejes de trabajo posible con ejemplos para los
primeros grados. Los títulos presentados simplemente pretenden ser una orientación para
abordar y planificar actividades en el aula, pero en la mayoría de los ejemplos se abordan
simultáneamente varios aspectos de los mencionados.
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DESARROLLO DE ALGUNOS EJEMPLOS
Se presentan a los niños dibujos que contengan diferentes tipos de información cuantitativa.
Se les pide que, a partir de dichas imágenes:
contesten preguntas planteadas por el docente utilizando los datos de los dibujos;
inventen problemas a partir de la imagen;
evalúen si es posible o no contestar ciertas preguntas con la información que
poseen;
inventen preguntas que se puedan y que no se puedan responder a partir de la
imagen.
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El objetivo de este tipo de problemas es que los niños aprendan a resolver y plantear
problemas presentados de diferentes modos. Se pueden incluir dibujos con historietas en
donde parte de la información esté provista por el dibujo y parte por el texto que lo
acompaña. También los niños podrán distinguir entre la información que directamente se
desprende del texto y las respuestas que surgieron a partir de realizar operaciones con los
datos. Se discutirá luego con los alumnos qué información utilizaron para contestar a cada
pregunta, distinguiendo:
Una posible actividad a realizar con los niños es presentarles datos ya organizados en
listas en donde la información esté clasificada de diversos modos (listas de precios
categorizadas por rubros, o menús con precios clasificados en entradas, platos principales,
postres y bebidas, etc.).
problemas en los que tienen que inventar menús diferentes. Se pueden poner
restricciones tales como el precio, la variedad de comidas, la cantidad de bebidas,
etcétera. Por ejemplo: “Escribir menús diferentes para menos de $10” o “Un menú
para 2 personas con $25”;
problemas en los que tienen que “completar” menús de acuerdo con una cantidad
de dinero. Por ejemplo, “si Juan comió milanesa con papas fritas y una coca, hacé
la lista de todos los postres para los que le alcanza el dinero, si trajo 14 pesos”;
problemas en los que hay que inventar menús que exceden el dinero de una
persona. Por ejemplo, plantearles que una vez un señor llevó 20 pesos y comió
tanto que no le alcanzó la plata para pagar. ¿Qué pudo haber comido?;
proponerles que inventen problemas a partir de este conjunto de datos y que los
resuelvan sus compañeros.
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clasificarla se irán progresivamente haciendo más complejos. Por ejemplo, a esta misma lista
de precios se le puede agregar una columna con precios diferentes para sábados y domingos.
Esto permite ampliar la cantidad de datos y el tipo de preguntas a plantear y a inventar.
estaurant
Guarniciones Postres
Papas fritas ………..........… $ 2 Helado ………………...........…... $ 3
Huevo Frito ……….....…... $ 1 Ensalada de frutas ………..............… $ 2
………………………………......…….. …………………………...........…..……….
Bebidas
Gaseosas …………........... $ 2
Vaso de vino …………...… $ 1
Cerveza ………………....… $ 2
………………………........………
Se trata de plantearles a los niños problemas en los que haya una cantidad variada de
información para ser organizada y analizada. Se pueden confeccionar listas y tablas a partir
de informaciones que los niños tienen que recoger a lo largo de un período de tiempo, a
partir de una pregunta. Por ejemplo, ¿qué día de la semana se suelen hacer más préstamos
en la biblioteca? ¿Cuál es el grado que pide más libros prestados? O bien ¿habrá más días
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En los CBC, en muchos documentos curriculares y libros de texto este tipo de actividades se incluyen dentro
de un bloque de iniciación al tratamiento estadístico de datos.
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de sol en septiembre que en agosto? Se trata de problemas que “por ahora” no tienen
solución, pero sobre los cuales se puede encarar un proceso de recolección de datos.
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Problemas bien variados
Ya son clásicos los problemas en los que se incluyen datos como los siguientes:
Se les puede dar una lista de problemas que incluyen datos de más y pedirles que
“tachen” en cada enunciado la información sobrante.
Otra propuesta es que, en parejas, frente a un problema recibido “con los datos
justos”, les agreguen datos para hacerlo más difícil. Luego, el nuevo problema lo resolverá
otra pareja de niños del grado.
Una propuesta que permite ampliar el tipo de problemas es ofrecerles una lista de
enunciados sobre un mismo contexto, aparentemente similares, pero diferentes en cuanto a
su posibilidad de ser resueltos. Estos problemas no se resuelven necesariamente con
operaciones y las respuestas no son números. El objetivo es que los niños analicen y
comparen los problemas, evaluando en cada caso si es posible o no contestar a la pregunta
planteada.
Por ejemplo:3
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Actividades tomadas del Documento Curricular de la MCBA, “Los niños, los maestros y los números”,
elaborado por I. Saiz y C. Parra.
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Igual que en las otras propuestas, en este caso se trata de provocar, luego del trabajo
individual o por parejas, una fase de trabajo colectivo en donde se discutan las diferentes
respuestas. Se debate acerca de cada problema. Se espera que los niños puedan decir con
respecto al primero: “No podemos saber cuántos tenía, sabemos cuántos comió, pero le
pueden haber quedado muchos” o, con respecto al segundo: “se comió 5, pero no sabemos
cuántos le quedaron”. Este tipo de conclusiones a las que los chicos arriban luego del
trabajo colectivo puede registrarse en los cuadernos.
Luego se les puede preguntar a los niños qué tienen estos problemas en común, o en
qué se diferencian de otros problemas. Se registran las conclusiones por escrito. Los chicos
suelen decir que se trata de “problemas raros” cuando los comparan con los problemas más
clásicos.
También pueden registrar “En estos problemas las respuestas son “NO” o “SÍ”.
Cuando es “NO” es porque hay algo que no sabemos”.
Se les puede proponer a los niños analizar qué habría que agregarle a los que “no se
pueden saber”, para que las preguntas puedan contestarse con “SÍ”. Por ejemplo, al primer
problema, en el que no se puede saber cuántos bombones tenía Lucas, se le puede agregar
“y no le quedó nada” o “y le quedaron 2”, para así poder saber cuántos tenía al principio.
Otro aspecto de los problemas a investigar con los niños es la cantidad de respuestas
que puede tener un problema. Se les pueden plantear a los niños tres problemas en los que
uno no tenga ninguna solución, otro tenga una sola y otro tenga varias soluciones posibles.
OFERTAS EN ROPA
Remera .......................... $ 8
Pantalón .......................... $ 32
Pullover .......................... $ 24
Camisa .......................... $ 16
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El primer problema tiene una solución, el segundo ninguna y el tercero varias
soluciones posibles. Se discutirán con los alumnos las soluciones encontradas y se pondrá
el énfasis en la cantidad de soluciones que tenía el problema.
Se les puede proponer a los niños que modifiquen el problema sin solución para que
tenga al menos una respuesta posible, y que le agreguen al problema que tiene varias
soluciones alguna restricción para que tenga una sola.
Calcular qué compró Felipe si gastó $32 y se compró 4 cosas. (El tercero pasa de
ser un problema con muchas soluciones a un problema con una sola solución
posible).
En realidad todos los problemas pueden resolverse de diferentes modos, pero aquí
intentamos hacer referencia a aquellos problemas para los que los niños no conocen aún el
algoritmo que les permitiría obtener el resultado del problema en forma económica. Cuando
en segundo grado se aborda la multiplicación como contenido específico, se trabaja
simultáneamente la construcción del algoritmo con la construcción del campo de problemas
que se resuelven multiplicando. Pero en primer grado se pueden proponer problemas que
involucran la multiplicación, con el objetivo de que los niños encuentren procedimientos
diversos a un problema para el que no conocen la operación.
A fines de un primer grado, por ejemplo, se les puede plantear a los niños un
problema como el siguiente: “Calcular cuántas figuritas hay en 8 paquetes, si en cada
paquete hay 4 figuritas”.
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Procedimientos en los que los niños
representan gráficamente los paquetes y
las figuritas:
Procedimientos en donde
los niños registran las cantidades
de figuritas por paquetes o cálculos:
El objetivo de plantear un problema como éste a niños que aún no “saben multiplicar”
—que tampoco es objetivo de este momento— es poder generar un intercambio de
procedimientos entre los niños sobre un problema acerca del cual no tienen una estrategia
económica óptima o específica, pero sobre el que pueden, como decíamos anteriormente,
generar una respuesta, inventar una estrategia a partir de lo que sí saben.
Estos mismos aspectos podrán trabajarse con los problemas de partición en primero y
segundo grado. Los chicos aún no saben el algoritmo de la división, pero tienen
herramientas que les permiten resolver de diferentes maneras problemas en los que hay que
partir una colección en subcolecciones iguales.
Se les puede plantear a los niños un enunciado en el que hay diferentes datos. Es un
enunciado que no tiene preguntas, pero sobre el cual se pueden inventar diferentes
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problemas. El objetivo de un trabajo como éste es que los alumnos aprendan a formular
preguntas para un determinado cálculo y a analizar las relaciones entre preguntas e
informaciones necesarias.
La primera actividad para segundo grado es la situación “El parque”. Se plantea a los
alumnos el siguiente enunciado:
“Los chicos de tercer grado están en el parque, son 34. Los acompañan la maestra
y dos mamás. 7 nenas juegan en las hamacas, 11 varones juegan al fútbol y una
mamá es el referí. 9 nenas y 3 varones juegan al voley. Los demás varones están en
el tobogán”.
Se les plantea a los niños una operación. Por ejemplo: 7 + 9. Se les dice que la
escribió un nene para intentar contestar a una pregunta. Los niños, por grupos, deben decir
qué pregunta era la que el nene estaba tratando de contestar y cómo lo supieron.
Posteriormente, los niños en parejas proponen otros cálculos y otro grupo debe
formular la pregunta. La pareja que propuso el cálculo debe evaluar la pertinencia o no de
la pregunta que formuló la otra pareja para su cálculo elegido.
En esta actividad, los niños tienen que inventar preguntas para un cálculo, analizando
el significado de los números en la situación propuesta. Es importante que el enunciado que
el maestro proponga sea fácil de comprender por los niños, pero que a la vez tenga una
gama variada de datos que permita establecer una diversidad de preguntas posibles.
“En la fábrica envasan 10 globos en cada bolsita. Hoy fabricaron 123 y ya llenaron
4 bolsitas. Hicieron 18 azules, 56 rojos, 23 amarillos y los demás verdes”.
Consigna: “Cada equipo va a pensar todas las preguntas que pueda sobre esta
situación. Van a trabajar... minutos. Pero ¡atención! No valen las preguntas cuya respuesta
ya figura en el texto. Por ejemplo, no vale preguntar “¿cuántos globos fabricaron hoy?”
Tampoco valen las preguntas que no se pueden contestar con el texto, por ejemplo “¿Dónde
queda la fábrica?”
Cuando terminen sus preguntas vamos a analizarlas entre todos. Si la pregunta vale y
ningún otro equipo la hizo, ganan 10 puntos. Si la pregunta vale, pero la hicieron dos o más
equipos, ganan 5 puntos.
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Este trabajo con enunciados puede ser realizado en todos los grados. Evidentemente,
será suficiente con adaptar la longitud del texto, la cantidad de información dada, el tipo de
operaciones sobre las que se propone producir la pregunta.
Las situaciones que inventan los niños pueden ser guardadas para ser analizadas en
otro momento. Se puede grupalmente leer y discutir sobre la pertinencia de las preguntas, si
fue correcto incluirlas en la categoría de los que se responden o de los que no. Se pueden
dar a grupos con un cuadro para que lean y analicen los problemas que inventaron sus
compañeros.
Ambos aspectos pueden ser analizados con los alumnos mejorando y completando la
redacción de dichos problemas en forma colectiva.
Una posible actividad a realizar con dicha colección de problemas es constituir un
“banco”, para que los alumnos puedan ir resolviéndolos en otros momentos. El hecho de
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que los niños se enfrenten un cierto tiempo después a sus propias producciones les
permitirá realizar un análisis más fino en cuanto a la pertinencia y suficiencia de los datos,
la forma en que el problema esta escrito, la pertinencia de la pregunta, etcétera. Los niños
podrán realizar un “libro” de problemas en el que se encuentren archivados los comentarios
y respuestas (“no tiene solución porque falta un dato”, “la respuesta es 45”, etc.), de tal
manera que se recupere el registro de lo trabajado colectivamente en el análisis de dichos
problemas.
Abordar pequeños proyectos de trabajo sobre estos aspectos les permitirá a los niños
tomar conciencia de qué están aprendiendo. Los alumnos pueden ir registrando sus
conclusiones en sus cuadernos o en afiches en el aula: “no todos los problemas tienen
solución”, “a veces en los problemas hay datos que no necesitamos”, “cuando inventamos
problemas la respuesta no tiene que estar escrita y hay que hacer una pregunta”, etcétera.
Se trata de ir construyendo colectivamente, en la clase, un saber sobre los problemas.
Los niños irán aprendiendo a resolver problemas progresivamente, con mejores
herramientas y, simultáneamente, también tomando conciencia de aquello que aprenden.
Planteamos anteriormente que la idea que subyacía a los problemas “tipo” era
garantizar el éxito —o al menos la homogeneidad— en la resolución por parte de todos los
niños. Ya se les había “enseñado” una operación y, por lo tanto, en la aplicación en
problemas simples, homogéneos, se pretendía “facilitar” la tarea del alumno. Hoy sabemos
que la resolución de problemas no es un aprendizaje espontáneo y que por eso se puede
constituir en objeto de trabajo. Como a los niños no les resulta fácil resolver problemas, les
enseñaremos entonces a resolverlos. Pero es importante aclarar que en estas propuestas no
esperamos que en la primera situación a todos los niños “los problemas les salgan bien”.
“Algunos de ustedes hicieron esta cuenta y obtuvieron este resultado y a otros chicos
les dio otro resultado porque hicieron esta otra cuenta. ¿Qué piensan ustedes de esto?”
“En este problema no se usaban todos los datos”, “a veces nos confundimos cuando
vemos los números, pero hay que mirar muy bien si sirve o si no sirve”, etcétera.
Una vez realizada una cierta secuencia de clases, recién ahí es esperable, finalmente,
que la mayoría de los alumnos reconozcan los datos necesarios de los innecesarios como
producto del trabajo colectivo realizado durante algunas clases. Luego de asumido un
pequeño objetivo como proyecto de enseñanza, el docente evalúa si los niños finalmente
reconocen o no los datos del problema, o si han avanzado en la distinción entre datos
pertinentes y no pertinentes. Tradicionalmente, la escuela evaluaba estos conocimientos,
pero no los enseñaba. Parecía una responsabilidad del alumno descubrir una cierta
lógica de los problemas. Hoy estamos en condiciones de proponer que sea una
responsabilidad de la escuela. En estas propuestas se trata de establecer un clima de
trabajo favorable para el desarrollo de actitudes de investigación, en donde el alumno
perciba que puede preguntar, en el que se valore la posibilidad de ensayar diferentes modos
de resolver un problema, que puede equivocarse, que debe aprender a escuchar a los otros,
que debe explicar qué hizo y cómo lo pensó.
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matemática” en el aula, y que les permita un mejor vínculo con este campo de
conocimiento.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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1996.
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INRP, Apprentissages a la résolution des problemes au cours élémentaire, Francia, ERMEL, 1986.
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SEP-OEA, Problemas y operaciones de suma y resta, México, D.G.E.E., 1988.
Vergnaud, Gérard, El niño, las matemáticas y la realidad, problema de las matemáticas en la escuela,
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