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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE

“DR. JUAN PUJOL”

PROFESORADO DE NIVEL INICIAL.

MATEMATICA EN EL NIVEL INICIAL. 2º “A”

¿Qué modelo didáctico privilegiamos?

La enseñanza y el aprendizaje son procesos complejos en los cuales intervienen tres elementos: DOCENTE, ALUMNO y
SABER, ubicado dentro de un contexto: TRIADA; interactúan entre sí y asumen diferentes roles.

El docente no utiliza un modelo, sino que hace una elección focalizando un modelo sobre otro. Nos proponemos
centrarnos en el MODELO APROXIMATIVO O APROPIATIVO, basado en el constructivismo y centrado en la construcción
de saberes por parte del alumno.

En este enfoque los procesos de enseñanza y aprendizaje se llevan a cabo por medio de una interacción equilibrada
entre los elementos que componen la triada. Este equilibrio permite interactuar entre los tres de manera dinámica.

El docente tiene un ROL ACTIVO, enseñante. Es quien propone problemas y situaciones con diferentes grados de
dificultad que sean significativas para sus alumnos. En la elección de los problemas tiene en cuenta los saberes de los
niños como de los contenidos que él intencionalmente se propone enseñar.

El alumno también tiene un ROL ACTIVO, que es quien prueba, ensaya, busca camino de resolución, propone
soluciones, confronta ideas y discute entorno a los problemas que se les presenta, los que él propone y los que son
planteados por el docente.

El saber, el contenido, proviene de la disciplina matemática y se selecciona teniendo en cuenta las posibilidades del
sujeto que aprende. Esta triada da lugar a la situación didáctica que es una situación diseñada por el docente con el
objetivo explícito de enseñar algo y de que el alumno construya un saber determinado.

¿Cómo enseñar y aprender por la resolución de problemas?

El aprendizaje matemático está relacionado con la capacidad de resolver problemas.

QUE SE ENTIENDE POR PROBLEMA

Un problema o una situación problemática es una situación que presenta un obstáculo. No puede ser tan fácil que su
solución ya esté fijada de antemano, ni tan difícil que la solución no parezca posible de ser resuelta. El alumno debe
poder construir la solución.

Para resolver dicha situación, el niño debe usar lo que ya sabe, es decir poner en funcionamiento sus conocimientos
previos. Estos le permiten entrar en la situación, pero el desafío de resolver el problema planteado le implica
reestructurar algo de lo que ya sabe, sea para modificarlo, para ampliarlo, para rechazarlo o para invertirlo en una
nueva situación.

Un problema puede ser resuelto de diversos modos, existen diversidad de estrategias posibles, que llevan a una
solución.

¿Qué tipos de problemas pueden resolver los niños del jardín?

Decíamos anteriormente que un problema de la enseñanza de la matemática es como hacer que los conocimientos
que se intenta que los alumnos adquieran tengan sentido para ellos. Douady plantea que es, en principio, haciendo
aparecer las nociones matemáticas como herramientas para resolver problemas que se construirá el sentido de los
conocimientos. A partir de su uso se podrá reflexionar para estudiarlos como objetos, en sí mismos. Si tomamos un
objeto de conocimiento tenemos que pensar cuál es el campo de problemas que los niños pueden resolver con dicho
conocimiento.
Vamos a plantear, por ejemplo, el campo de problemas específicos del número. "Aprender los números" significará,
desde esta perspectiva, aprender a usarlos en problemas y comenzar a sistematizar algunas reflexiones sobre los
mismos.

El maestro, entonces, para poder encarar la enseñanza de los números en el jardín tiene que preguntarse: ¿Para qué
sirven los números? ¿En qué situaciones funciona dicho conocimiento? ¿Qué problemas los números permiten resolver
al niño? Veamos cuales son las funciones del número y esto nos permitirá clasificar los problemas a plantear:
Tipos de problemas según el modelo de actividades

Situaciones rituales: se refieren a aquellos problemas que se pueden plantear acerca de las actividades diarias del
jardín: por ejemplo, problemas en los que hay que calcular a partir del uso del calendario, conteo de compañeros
presentes y ausentes, problemas de distribución de materiales, etc. de vez en cuando se pueden plantear diferentes
problemas.

Ocasionales: problemas que se pueden plantar a partir de algún proyecto o de alguna unidad didáctica. Excursiones,
salidas, etc. son numerosas las situaciones en el jardín que permiten aprovechar diversas actividades para plantearles
problemas a los alumnos.

Diseñadas o propuestas intencionalmente: juegos de cartas, de dados, de tablero, secuencias didácticas. Son
actividades planteadas especialmente por el docente para que se utilice una función del número, para hacer avanzar
los procedimientos de los alumnos, para que los alumnos puedan reflexionar sobre algún aspecto, etc.

Vamos a hacer un apartado especial para el tema de los juegos. El juego tiene, desde hace muchos años, un
lugar muy importante en el Nivel Inicial; sobre el juego se ha escrito desde diferentes corrientes psicológicas y
didácticas. Desde el enfoque del aprendizaje de la matemática a través de la resolución de problemas, nos referimos
principalmente al concepto de juego reglado. Este tipo de juegos presenta situaciones que permiten que el docente -
a través de comandar ciertas variables didácticas - introduzca ciertos conocimientos y posibilite la aparición de
procedimientos diferentes.

Vamos a tomar un ejemplo de un juego reglado, un juego de tablero, para ver la intencionalidad didáctica en él y
analizar qué diversos problemas se pueden plantar según las funciones presentes del número, anteriormente
comentadas. El docente puede adaptar ciertos elementos de acuerdo con las posibilidades de su grupo y con las
intenciones que posee. A estos aspectos que el docente puede comandar, se los denomina: variables didácticas del
problema. En el caso del juego del tablero, algunas variables didácticas pueden ser: la cantidad de jugadores, la cantidad
de dados que hay que tirar para avanzar, si los casilleros tienen números escritos o no, las reglas sobre cómo se avanza,,
etc. cada variante del juego plantea al niño diversos problemas, permite hacer funcionar un aspecto diferente de los
números.

Juego de tablero:

En este juego, los alumnos/as, cada vez que tiran el dado, deben armar una colección de fichas de colores igual a la
cantidad de puntitos que tiene la cara del dado que tiraron. La función del número presente es la memoria de la
cantidad. El maestro introduce este juego en el aula con la intención de que los niños creen una colección equivalente
a otra colección y puedan reflexionar acerca de cómo hacer para saber cuántas fichas tienen que tomar y colocar en el
tablero. Los niños usarán diferentes procedimientos para resolver este problema.

En este juego, los alumnos deben comparar sus dados para saber quién de los dos avanza. La función del
número que se trabaja es el número para comparar. El maestro podrá utilizar este juego con la intención de provocar
en los niños la comparación de cantidades. Los hará posteriormente reflexionar acerca de los procedimientos que
usaron para resolver el problema de saber cuál dado era mayor.
Otra variante de este juego podría ser que los alumnos tengan que avanzar lo que indica la suma de los dos dados. En
este juego, lo que se está trabajando con los alumnos es el número para calcular. El docente incorpora este juego en
el aula con la intención de que los niños resuelvan problemas en los que tengan que reunir dos colecciones y puedan
reflexionar acerca de los procedimientos para resolver dicho problema.

Hasta aquí hemos planteado el análisis de los diversos problemas que presentan cada una de esas variantes de juego
de tablero. Pero no es necesario que siempre los problemas surjan de juegos. Existe una fuerte creencia en el jardín de
que, para plantear problemas, hay que "envolverlos" en un juego. A los niños también les interesa - y pueden hacerlo
- resolver problemas matemáticos en sí mismos.

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