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Estimado y recordado John:

Recibe un fraterno y cariñoso saludo.

Te escribo muy preocupado por el hecho de que en nuestra universidad jesuita de


Georgetown hayan vinculado como docente al Presidente saliente de Colombia, Álvaro
Uribe Vélez. No ceso de recibir mensajes de personas y grupos que sufrieron
enormemente durante su gobierno, que reclaman y cuestionan la actitud de nuestra
Compañía o su falta de discernimiento ético al tomar este tipo de decisiones.

Es posible que las directivas de Georgetown hayan recibido conceptos positivos de


colombianos de altas posiciones económicas o políticas, pero es difícil que ignoren al
menos las profundas controversias éticas que levantó su gobierno y los
cuestionamientos y sanciones que recibió de muchos organismos internacionales que
tratan de proteger la dignidad humana. El sólo hecho de que durante su carrera política,
desde que era Gobernador del Departamento de Antioquia (1995-1997) hubiera fundado
y protegido tantos grupos paramilitares, llamados eufemísticamente “Convivir”, que
asesinaron y desaparecieron a millares de personas y desplazaron multitudes
cometiendo otras muchas atrocidades, ya implica una exigencia de censura ética para
encomendarle cualquier responsabilidad en el futuro. Pero no sólo continuó
patrocinando esos grupos paramilitares sino que los mantuvo y los complementó con un
nuevo modelo de paramilitarismo legalizado, como son las redes de informantes, las
redes de cooperantes y el nuevo tipo de empresas de seguridad privada que involucran a
varios millones de civiles en actividades militares relacionadas con el conflicto armado
interno, mientras le mentía a la comunidad internacional con una falsa desactivación de
los paramilitares.

Además, fue escandalosa durante su gobierno la práctica de los “falsos positivos”


consistente en asesinar civiles, principalmente campesinos, y después de muertos
vestirlos de combatientes para justificar su muerte. Con ello pretendía mostrar victorias
militares falsas sobre los rebeldes y eliminar a los activistas de los movimientos sociales
que buscan justicia.

La corrupción durante su gobierno fue más que escandalosa, no sólo por la presencia de
narcotraficantes en los puestos públicos sino porque el Congreso y muchos cargos de
gobierno fueron ocupados por delincuentes. Hoy hay más de cien congresistas en
procesos criminales, todos ellos del entorno electoral más cercano del Presidente Uribe.
Fue escandalosa la compra de conciencias para manipular los aparatos de justicia, lo
que terminó destruyendo, en niveles muy profundos, la conciencia moral del país.
También fue escandalosa la corrupción con que sus ministros más cercanos manejaron
la política agraria para favorecer a los más ricos con los dineros públicos, mientras
impedía y estigmatizaba los proyectos sociales. La corrupción de sus hijos, para
enriquecerse a costa de ventajas de poder, escandalizó en su momento a toda la nación.
También utilizó el organismo de seguridad que estaba directamente bajo su control (el
Departamento Administrativo de Seguridad) para espiar mediante controles telefónicos
clandestinos, a las Cortes de Justicia, a los políticos de la oposición, a los movimientos
sociales y de derechos humanos.

Fueron en extremo escandalosos los mecanismos corruptos de los cuales se valió para
lograr su reelección a la Presidencia en 2006, lo cual ha llevado a ministros y
colaboradores cercanos suyos ad portas de la cárcel. El manejo que hizo de
coordinación entre el Ejército y los grupos paramilitares llevó a que durante su período
se produjeran 14.000 ejecuciones extrajudiciales. Sus estrategias de impunidad para
quienes desde el Estado o el Paraestado perpetraron crímenes de lesa humanidad,
pasarán a la historia por su atrevimiento.

La decisión de los jesuitas de Georgetown de ofrecerle una cátedra a Álvaro Uribe, no


sólo ofende profundamente a los colombianos que aún conservan principios éticos sino
que pone en alto riesgo la formación ética de los jóvenes que acuden a nuestra
universidad en Washington. ¿Dónde queda la ética de la Compañía de Jesús?

Te escribo estas líneas porque estoy seguro que tú compartes nuestras preocupaciones y
quizás podrás hacerlas llegar a los jesuitas de Georgetown y a otros círculos de opinión
en tu entorno de simpatizantes por la justicia.

Recibe un fuerte abrazo.

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