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15. EL RÍO DE LA PLATA EN EL SIGLO XVI Y COMIENZOS DEL XVII.

A) La exploración, conquista e implantación en el Río de la Plata. Geografía de la cuenca. El


mundo indígena en la región. El Plata en el camino entre España y el Perú, por la ruta
atlántica.

A partir de viajes reservados, eventuales presencias y expediciones es que se dio a conocer el


Río de la Plata. En primera instancia la presencia de Américo Vespucio, el viaje de Solís y su
asesinato en el que Alejo García quedó radicado en estas tierras, luego, el viaje que sería el
primero en comprobar la esfericidad de la tierra al mando de Magallanes y por último las
frustrantes exploraciones de Sebastián Gaboto y Diego García.

Los conocimientos sobre estas tierras no tentaron nunca la codicia de los aventureros, sólo se
evocaban ideas de sangre e infinitas penurias, tierras inhospitarias, duras y desoladas.

El proceso de implantación español en el Río de la Plata tuvo lugar a partir del día 22 de
Febrero de 1536 con la fundación de la ciudad de Buenos Aires, tarea a cargo del primer
adelantado Don Pedro de Mendoza, ubicándose en esta zona ya que los ríos para controlar el
interior desembocaban mejor allí. El adelantazgo del Río de la Plata creado en 1534 y cuyo
gobierno fue confiado a Mendoza, comprendía los territorios de la actual Argentina, Uruguay,
Paraguay, Bolivia y las provincias brasileñas de Río Grande y Santa Catalina

Tuvieron dificultades para alimentar y mantener a una expedición tan numerosa integrada por
más de 1.500. Al comienzo obtuvieron los alimentos necesarios a partir de intercambios que
realizaban con indígenas que habitaban la zona, principalmente Guaraníes. El elevado número
dificultó que se pudiera atender las necesidades y comenzaron las fricciones con los indígenas,
a quienes cada vez exigían con mayor prepotencia los alimentos necesarios para la
subsistencia. Por otra parte, las enfermedades también fueron un obstáculo para el cual no se
encontraban preparados. No había soluciones a corto plazo para estas PENURIAS ya que no
habían venido al Río de la Plata con la intención de ocupar la tierra como agricultores, sino que
la suponían pródiga en metales preciosos, de ahí el propio nombre del río.

España centrada en los hipotéticos reinos de américa es que comienza a explorar e


implantarse en estos territorios. La orientación de la conquista dio un giro ya que el fin no eran
las especias, sino los tesoros de estos reinos. Con este cambio, los comerciantes dejan de
financiar las campañas dando paso a que los adelantados y demás particulares se ocupasen de
ello.

B) Los Adelantados: antecedentes castellanos. Objetivos y finalidad. El fracaso final. Los


principales esfuerzos: Pedro de Mendoza, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Juan Ortiz de Zárate,
y Juan de Torres de Vera y Aragón. La búsqueda de otra vía para asegurar el control y
población de los territorios.

En España se daba el título de adelantado (hombre adelante) al funcionario a cargo de un


adelantazgo o de una comarca situada en las fronteras del reino. Esto nació en la época en que
los hispanos querían avanzar sus territorios en su lucha contra los musulmanes para la
expulsión de éstos con el objetivo de adelantarle tierras al cristianismo. Los adelantados
representaban al rey, y sus funciones eran civiles y militares, ejecutándolas como suprema
autoridad. Este título se les otorgaba a personas de gran valentía, por sus méritos y fortunas,
pues por la alta representación que se les concedía debían costear con su propio dinero las
expediciones conquistadoras.

Los adelantados debían fundar, dentro del territorio que se les confería, tres ciudades por lo
menos. Además tenían que distribuir solares a los soldados y reservar en ellos terrenos para el
cabildo, la iglesia, el hospital y la cárcel. Un adelantazgo era en América una empresa de
colonización. Este cargo fue suprimido en 1594.

Pedro de Mendoza

Proveniente de familia noble, Don Pedro de Mendoza había realizado su fortuna en las guerras
italianas, donde allí contrajo sífilis, motivo por el cual lo llevo a emprender su viaje a América
en busca de alguna solución para su enfermedad.
La corona prestó singular apoyo a la organización de la empresa, pero como no se encontraban
naves y pilotos, la gente reunida comenzó a desertar, lo que forzó al rey a dirigir una cédula a
las autoridades para obligar a los alistados a cumplir con su compromiso. Esta cédula es
interesante porque confirma el carácter militar del interés de la corte: la defensa de la costa
del Plata. La misión fundadora de la empresa determinó que también embarcaran varias
mujeres. Es así que en 1535 parten 1500 personas, 100 caballos y yeguas, más armas y
artillería.
Funda Buenos Aires en 1536. Durante los primeros cuatro meses la población no hizo más que
construir, buscar alimentos y defenderse de los indígenas. Mendoza confió a Juan de Ayolas
adelantar pasos hacia la Sierra del Plata, y es así que por el Río Paraná en la desembocadura
del Río Carcarañá fundó éste el Fuerte de Corpus Christi en el que entabló buenas relaciones
con los chanás-timbús.
Mendoza emprende su regreso a su patria agobiado por la enfermedad y sin haberle
encontrado solución y muriendo en pleno viaje en Junio de 1537. Es así que Juan de Ayolas,
habiendo sido nombrado sucesor, emprende camino por el Paraná y luego el Paraguay
llegando a un puerto que llamó Candelaria. Guiados por un indio que decía haber sido esclavo
de Alejo García hacia la sierra del Plata, consiguen hacerse de un gran botín de oro y plata, el
cual a su regreso fue saqueado por indígenas matando también a sus tripulantes.
Dentro de la misma empresa, Salazar de Espinosa desembarcó en la desembocadura del
Pilcomayo y, cumpliendo una promesa que le había hecho a los guaraníes, inició la
construcción de un fuerte al que llamó “Nuestra Señora de la Asunción” el día 15 de Agosto de
1537 en las cercanías a la “ciudad-fuerte” (Tará Guazú) de los guaraníes.

Alvar Núñez Cabeza de Vaca

La corona española aceptó el ofrecimiento de Cabeza de Vaca y le concedió la capitulación de


adelantado casi en las mismas condiciones al de Mendoza, salvo la condición de que debería
resignar el cargo ante Juan de Ayolas en el caso de que viviese.
La armada partió de Cádiz en Diciembre de 1540 con dos naves y una carabela junto a 46
caballos de guerra, de los cuales perdería casi la mitad en el viaje. Llegaron en Marzo a Santa
Catalina donde fue informado sobre la muerte de Ayolas (lo que le mantenía el cargo), de la
situación de Buenos Aires y de la fundación de Asunción y su gobierno de Irala, quien Salazar
(su fundador) se lo había brindado. Partió entonces hacia el nuevo fortín internándose por el
camino que los guaraníes de la costa atlántica realizaban hacia el Tará Guazú en el río
Paraguay, y que curiosamente, era el camino que el mismo Alejo García realizaba. Al llegar,
Irala entregó sin objeción el mando al nuevo titular, quien lo designó su lugarteniente.
La alianza con los habitantes autóctonos determinaba un estado social en que la poligamia era
la regla, lo que resultaba escandaloso al nuevo líder europeo. Además, éste había adquirido,
mediante la capitulación, compromisos que referían a la abolición de la esclavitud indígena y la
tarea de capacitar a los naturales para su evangelización. Esto provocó choques sucesivos que
desgastaron la relación. Sus más encarnizados enemigos fueron los Guaycurúes por lo que se
decidió enfrentarlos y finalmente venciendo.
Con este ímpetu, Cabeza de Vaca se enfiló hacia la conquista del occidente la cual sería el
comienzo de su fracaso. Muchas enfermedades y muertes le padecieron, por lo que a su vuelta
una rebelión se encontraba esperándolo. Los oficiales lo apresaron durante ocho meses y
luego lo enviaron a España. Fuerte en sus principios el Adelantado no llegó a entender la
situación tan particular en la que se encontraba.

Juan Ortiz de Zárate

Antiguo compañero Fernando Pizarro en la empresa fundacional del Perú y dueño de una gran
fortuna, Juan Ortiz de Zárate fue elegido gobernador en 1569 y allí obtuvo la capitulación del
Adelantazgo del Río de la Plata por dos vidas, siendo éste el quinto en obtener el título.
Tres años más tarde partió de Sanlúcar localidad de Cádiz junto a 500 personas (45 artesanos,
69 agricultores y 58 mujeres). La hueste llegó a tierras americanas en noviembre de 1573
radicándose en un principio en la Isla San Gabriel y pasando luego al territorio de la actual
Colonia para buscar alimentos. En una de sus expediciones un grupo de charrúas los atacaron,
matando a 42 de los 44 integrantes. Por esto, el adelantado prosiguió a evacuar hacia la Isla
Martín García donde fueron rescatados por Juan de Garay. Luego marcharon hacia la
desembocadura del río San Salvador, hoy Soriano, fundando allí la ciudad de San Salvador
estableciendo una elección de alcalde que aquella gobernación habría de llamarse Nueva
Vizcaya, para luego ser abandonada en 1577.
Por lo demás, el gobierno de Juan Ortiz de Zárate fue muy breve y sin trascendencia.

Juan de Torres de Vera y Aragón

Juan Ortiz de Zárate legó el Adelantazgo a su hija Juana condicionada a que se casara con una
persona que pudiese gobernar esas provincias como caballero. Es así que Juana decide casarse
con Juan Torres de Vera y Aragón en 1577. Es así que de Vera y Aragón debía partir hacia la
corte española para oficializar su título de Adelantado, nombrando mientras tanto a Juan de
Garay como gobernador interino. De esta manera Juan de Garay pone en marcha el plan de
establecer un puerto en el Río de la Plata para el comercio. Es para el 11 de Junio de 1580 que
funda la ciudad de Buenos Aires en conjunto al puerto.
Para 1587 Juan Torres de Vera y Aragón pudo hacerse cargo de su gobierno. A él se debe uno
de los principales introductores de ganado en suelo bonaerense el cual se le atribuyen la
entrada de 400 vacunos, 4.000 ovejas, 500 cabras y 500 yeguarizos. Hizo también una
tentativa a de poblar hacia la costa brasileña que, si bien mostraba un lúcido pensamiento
político, le resultó infructuosa por la resistencia de los naturales y el escaso entusiasmo de los
asunceños.
El Adelantado buscaba nuevas tierras fértiles cercanas a los ríos pero con mano de obra
indígena. Esto motivó a la fundación de Vera de las Siete Corrientes en 1588 contando con
Hernando Arias de Saavedra como principal poblador. Dicho prestigio le daría el gobierno años
más tarde.
Juan Torres de Vera y Aragón debió viajar a España para defenderse de nuevas intrigas en su
contra dejando en su lugar a su sobrino, el cual fue depuesto por los pobladores nombrando a
Hernandarias como gobernador. El titular que había partido renunciaría en 1591 a su cargo de
Adelantado.

C) Asunción: centro colonizador y estratégico entre el Atlántico y el Perú. La sociedad


mestiza: la alianza con los guaraníes y los españoles. La “aculturación” y la acción de los
“mancebos de la tierra” y las nuevas fundaciones. Introducción y difusión de la ganadería. El
Gobierno de Martínez de Irala y la implantación del régimen de las encomiendas. Las
diversas formas de resistencia indígena (rebeliones, fugas y retorno a la floresta tropical).

Salazar procedió a fundar un 15 de agosto de 1537 el fuerte de Nuestra Señora de la Asunción,


comenzando así la conquista del Paraguay. En los dos años siguientes se fue poblando
Asunción y simultáneamente despoblando Buenos Aires, así fue que se logró concentrar una
población cercana a las 300 personas de origen español y salvar el impulso conquistador que a
la vez daba comienzo a un singular proceso de convivencia con grupos de guaraníes en el
interior de Sudamérica. Este se fue convirtiendo en un centro colonizador y estratégico debido
a que se encontraba en la confluencia de dos importantes cursos de agua y además era, según
los indígenas, la puerta de entrada hacia la ‘’Sierra del Plata”.
El relacionamiento entre españoles y guaraníes se vio beneficiado por diversos aspectos, la
capacidad productiva de los indígenas que aseguraba el sustento necesario para sostenerse en
esa región, la provisión abundante y generosa de mujeres que dio fruto a los ‘’mancebos de la
tierra’’, mestizos asunceños que representaban el nacimiento de un nuevo tipo de persona en
relación al hábitat y que si bien fueron considerados rebeldes y altaneros, resultaron ser muy
dinámicos y favorables, además de ir predominando demográficamente a lo largo del tiempo.
Esta relación se vio favorecida por la necesidad de mantener una alianza contra los indígenas
chaqueños, en particular, de los guaycurúes, aportando así armas de fuego por parte de los
españoles y la fuerza de número en personas y conocimiento del medio por parte de los
nativos. Las necesidades de los europeos de sobrevivir, sumado a la abundancia de mujeres
indias que les eran ofrecidas generosamente (‘’Paraíso de Mahoma”), llevaron adelante una
política de gestar alianzas y no tratar de imponerse por la fuerza, de la que por otra parte,
carecían.
Finalmente, en 1541 se creó el primer cabildo transformando así al puerto y fuerte de
Asunción en una ciudad.

En Asunción se inició un singular proceso de ‘’aculturación” que consistía en un intercambio


(consiente o no) de pautas culturales o en la modificación de las mismas provocadas por el
contacto permanente de forma directa entre grupos portadores de culturas diferentes, como
lo eran en este caso los españoles procedentes de una Europa que transitaba entre dos épocas
y de los indígenas guaraníes que estaban en franco proceso de expansión territorial. Fue un
proceso de reciprocidad pero no voluntaria, sino condicionada por las necesidades de ambos
grupos. Este intercambio afecto a ambas partes, ya que si bien los españoles eran portadores
de una cultura de mayor tecnología, eran superados demográficamente ampliamente por los
guaraníes. A la par, se fue dando un proceso de homogenización criolla-mestiza con una pauta
de ecología cultural en la nueva unidad regional que consolidó el espacio territorial y
poblacional. El peligro ‘’guaycurú’’ exigía una continua defensa armada.
El gobernador criollo Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) comprendió la nueva
sociedad provincial y pretendió reafirmar la integración de los indígenas mediante la
‘’criollización’’ cultural y religiosa, apoyando su residencia en los ‘’táva” y su actividad agrícola-
ganadera en abierta oposición al trabajo en los yerbales.

El accionar de los ‘’mancebos de la tierra’’ era imprescindible para cualquier emprendimiento


poblacional. Estos eran muy diestros en el manejo de sus cabalgaduras y hábiles en el empleo
de las armas. Orgullosos de su condición eran arrojados en el combate y eran hombres sin
temores y capaces de afrontar trabajos muy duros y exigentes, valientes por excelencia, los
que tornaba en las personas idóneas para afrontar las rigurosas faenas de la conquista y
colonización en la región de la Cuenca del Río de la Plata. Los “mancebos de tierra” o mestizos
estuvieron muy presentes en la fundación de los centros poblados, en noviembre de 1573 se
funda Santa Fe la vieja, a la cual concurrieron 89 hombres, de los cuales 80 eran mestizos.
Los mestizos procuraron acceder a ocupar los cargos más importantes del Cabildo y
Ayuntamiento de Asunción, así como de la gobernación. Para esto apelaron a su gravitación
demográfica que los convertía en esenciales para la mayoría de las decisiones. Varias veces se
impusieron a personas de su simpatía o afinidad (como a Hernandarias o Irala), en otros casos
llegaron a desplazar a las autoridades legítimas, o a apelar al consabido ‘’se acata pero no se
cumple’’. Además tuvieron la posibilidad de irse a cualquier otra región de la Cuenca del Plata
e incorporarse a los nuevos centros poblados, o radicarse en el medio rural, o incluso,
insertarse entre los grupos de vida nómada y errante.
Cuando en la región se contó con una riqueza pecuaria a partir de las introducciones en Santa
Fe, Buenos Aires, Corrientes o en la Banda Oriental del Uruguay, fue mucho más fácil instalarse
en territorios deshabitados y dedicarse a la explotación de la nueva riqueza, sin la necesaria
contrapartida del esfuerzo, sacrificio y trabajo.

En mayo de 1555, salieron de San Vicente, Brasil, los sobrevivientes de la expedición del
extinto adelantado Sanabria. Dentro de estos se distinguen los hermanos Goes (Vicente y
Scipión) que llevaban consigo a Asunción ejemplares de ganado vacuno, que sumados a los
que ya había, constituyeron la base de la riqueza pecuaria asunceña.
Se suele afirmar por las fuentes de la época, que se introdujeron 7 vacas y 1 toro, pero
suponemos que la cifra debió haber sido mayor.
Esas riquezas se incrementaría en 1569 con la introducción de alrededor de 450 vacas
procedentes del Perú, ingresadas por Juan de Garay y Felipe de Cáceres.
Todos estos ganados se dispersaron en la región (Cuenca del Plata) y constituyeron la base de
las estancias de sus localidades, así como de las Misiones Jesuíticas. Asunción no solo fue el
centro de colonización en la región, sino que además fue núcleo desde la que se diseminaron
los rebaños vacunos y equinos que dieron origen a la gran riqueza ganadera de la Cuenca del
Río de la Plata desde el siglo XVI hasta el presente.
Con respecto al gobierno ejercido por Domingo Martínez Irala en Asunción, podemos decir que
este se divide en dos períodos distintos: Durante el primer gobierno (1539) crea el Cabildo,
construye defensas a la ciudad, reparte tierras a los soldados, fomenta la pequeña quinta y la
cría de aves, levanta un templo y organiza una herrería donde se fabricaban con hierro viejo,
útiles de labranza, armas y los anzuelos, cuchillos y cuñas que se usaban como medio de
cambio. Implantó el régimen de encomiendas repartiéndose los indios de la región entre los
conquistadores.
Durante estas medidas de gobierno es que llega a Asunción Alvar Núñez Cabeza de Vaca en
1542. Al ejercer el adelantazgo durante dos años se producen en Asunción grandes disturbios
dividiéndose los colonos en dos bandos: Los leales partidarios del Adelantado, y los
tumultarios partidarios de Irala. Esta situación terminó con la prisión durante ocho meses del
Adelantado, e Irala fue designado nuevamente como gobernador.
En su segundo gobierno introdujo las primeras ovejas y cabras, mientras que del Brasil los
hermanos Goes introdujeron vacas y toros.
En la región del Guayrá fundó la colonia de Ontiveros para impedir las incursiones de los
portugueses.

Este régimen de encomiendas implantado por Irala desde su primer gobierno generó una
respuesta amarga por parte de los nativos, quienes mostraron resistencia desde varias
posturas. Una de las modalidades de resistencia al dominio colonial fue a través de las
rebeliones impulsadas por los chamanes guaraníes y que tomaban el aspecto de una oposición
a la evangelización impulsada por los españoles y los miembro del clero secular (Los Curas,
quienes tenían contacto con la gente), aunque más tarde la repulsa en algunas ocasiones de
dirigió también contra los miembros del clero regular(regidos bajo reglas que generalmente no
tenían contacto con la gente), en particular contra los franciscanos y jesuitas.
Los movimientos se sucedieron durante más de un siglo y no se pueden circunscribir a una
determinada región a algunas ya que comprende las áreas donde se implantaron las
reducciones franciscanas y particularmente en las misiones jesuitas del Tape, del Paraná y del
Uruguay. La mayoría de estos movimientos tuvo lugar donde se habían implantado
reducciones y el momento de las rebeliones se situó dentro de los primeros 11 años de
fundada cada reducción en lo que demostraba el drástico cambio en el modo de ser ante la
presión de los españoles, portugueses y religiosos, en particular jesuitas.
Ante la ausencia de fuerzas españolas (Integrada también por mestizos o “mancebos de la
tierra”) en cada oportunidad en que se registraron alzamientos y rebeliones de los guaraníes
se tuvo que apelar a otros guaraníes para sofocarlos, a excepción de la producida en 1546 en
que se debieron utilizar a Guaycurúes para someterlos.
Algunos de los movimientos de resistencia tomaron claramente un sentido religioso y fueron
dirigidos por los chamanes o sacerdotes de los guaraníes, presentándose como los
representantes de sus divinidades o incluso como las propias deidades.
Estos movimientos muestran que la implantación colonial en el Paraguay y Río de la Plata no
fue tan pacífica y sin generar oposición como se suele creer. La supuesta alianza entre
españoles y guaraníes, fue real, pero tuvo períodos de graves crisis y enfrentamientos por los
alzamientos de los últimos que se resistían a la dominación europea. En efecto las 25
rebeliones que se registraron en poco más de un siglo, habla de una importante resistencia de
los guaraníes y a los religiosos europeos. En general no tuvieron una expresa reacción contra el
cristianismo, sino hacia los españoles e incluso los mestizos. Pero de acuerdo a lo que se
conoce también había un componente religioso contra los sacerdotes. De estos movimientos
tomaron parte indígenas de diversas condiciones desde caciques principales a personas del
común y en algunos casos hasta los propios catequistas que habían sido formados por los
sacerdotes cristianos.
Otra modalidad de resistencia no ya de los guaraníes, sino de los mancebos de tierras, los
criollos y los españoles era “se ataca pero no se cumple” que consistía en una oposición pasiva
por la cual las resoluciones adoptadas por cualquier jerárquico de la corona, se recibían, se
acataban, no había manifestación de oposición ni de rechazo, pero no se cumplía apelando a
diferentes argumentos.

D) “Hernandarias”: sus gobiernos, la obra, las exploraciones y descubrimientos. La


introducción en el sur de la Banda Oriental del Uruguay. Las descripciones de la Banda
Oriental.

Hernando Arias de Saavedra es el primer gobernador “criollo”, nace en Asunción seguramente


en 1564 y muere en Santa Fe en el año 1634

A sus quince años de edad se incorporó al servicio del rey, tomando parte de acciones militares
y también en fundación de pueblos, tanto en la gobernación de Tucumán, como en el Río de la
Plata. Toma parte activa de la fundación de la actual ciudad de Corrientes en Abril de 1588,
llevando allí, entre otras cosas, el ganado, base de la riqueza pecuaria de los pueblos guaraníes
de las reducciones de la Compañía de Jesús ubicadas al occidente y también al oriente del Río
Uruguay. En 1589 debió acudir en defensa de los pobladores, ya que la ciudad había sido
atacada y casi arrasada por los indios. Con el fin de asegurar la protección de la ciudad, dispuso
la construcción de un fuerte que fue decisivo en la defensa de posteriores ataques. Durante su
gestión apoyó la acción emprendida por los sacerdotes de la Orden Franciscana y por los
religiosos de la Compañía de Jesús.

Hernandarias ocupó el cargo de Gobernador en seis períodos, cuatro veces por designación de
los vecinos de Asunción y dos veces más por decisión de los Virreyes del Perú. En 1603
promulgó las Ordenanzas en defensa de los indígenas aprobadas por el Sínodo. Durante su
gobierno también se produjo la división de la Provincia del Río de la Plata y del Paraguay. La
primera quedó conformada por las jurisdicciones de Buenos Aires, Santa Fe, Concepción del río
Bermejo y Corrientes, con capital en la ciudad de Buenos Aires. La segunda fue conocida
inicialmente como del Guayrá, por las jurisdicciones de Guayrá, Villa Rica y del Espíritu Santo,
pero tras la destrucción de las Misiones establecidas en el Guayrá por la bandeira paulista en
1631, pasó a ser conocida con el nombre de Paraguay.

En 1607 comienzan las exploraciones en la Banda Oriental con el propósito de reconocer el


lugar y elegir un sitio apropiado para fundar algunas poblaciones. Con esto se buscaba
principalmente afirmar la presencia española en el territorio casi despoblado, a la vez de
impedir las acciones de los piratas y corsarios que pudiesen establecerse en ella con el fin de
atacar la ciudad de Buenos Aires, de reciente refundación.
Esta expedición parte de Santa Fe, con setenta soldados, indígenas guaraníes que lo
acompañaban y unas veinte carretas donde se llevaban los bastimentos y provisiones
necesarias para las jornadas. Se suele presumir que tras atravesar la actual Provincia de Entre
Ríos, arribaron a la zona de Salto Grande y aprovechando el período de estiaje cruzaron el Río
Uruguay. Hernandarias habría vuelto a Santa Fe y Buenos Aires para reincorporarse en la
misión exploradora, entre la zona de San Juan y la de San Gabriel. Desde allí, bordeando la
costa, arribaron a la desembocadura de un río al que bautizaron como Río Santa Lucía (1607).

Hernandarias quedó impresionado con la generosidad que ofrecía el lugar para instalar una
ciudad y un puerto natural. El 2 de Julio de 1608 Hernandarias en correspondencia con el Rey
de España, Felipe III, describe la costa norte del Río de la Plata, dando su parecer acerca de las
características que ofrecía la misma, considerando haber descubierto uno de los mejores
puertos y de mejor calidad, teniendo en cuenta que podían entrar más navíos que en otros
puertos y que desde la tierra misma se podía saltar a bordo y cargar lo que se quisiese. En
realidad, Hernandarias no llegó hasta la bahía de Montevideo, sino que se detuvo en la
desembocadura del Río Santa Lucía, que reunía las condiciones que estimaba excelente en la
margen opuesta a Buenos Aires. Podía instalarse aquí un puerto con una profundidad de
nueve brazas; tuvo en cuenta además, que la isla que tenía situada en la desembocadura podía
defender el puerto y que no había bancos que pudiesen dificultar la navegación y entrada al
puerto. Ante esta fascinación, decidió no proseguir la expedición sin llegar así a la bahía de
Montevideo, creyó que el sitio en el que se encontraba se trataba del descripto en el viaje de
Magallanes, desde aquí también tenía la vista a Montevideo (o Monte Vidi). Permaneció unos
días en la región y no retornó a Asunción sin antes tener enfrentamientos con indios charrúas
que hostigaban su paso.

Existen dudas, o no se ha llegado a comprobar del todo, la introducción de ganado vacuno y de


cabras por las Islas de Martín García y San Gabriel. En cambio, lo que sí es seguro, es que la
introducción realizada por Hernandarias en la llamada “Tierra firme” de San Gabriel (algunos
ubican este punto en el departamento de Colonia y otros en las proximidades de la
desembocadura del Río Negro) tuvo sus consecuencias, ya que desde ese punto los ganados se
fueron multiplicando y esparciendo por el territorio uruguayo o por lo menos al sur del Río
Negro. Debemos considerar, que si bien la introducción de ganadería de Hernandarias logra
explicar en parte, la difusión del ganado, es evidente, que debieron registrarse otros lugares de
entrada.

Destacamos de Hernandarias la fomentación de la instrucción pública, sus expediciones donde


sometió a varias tribus y la fundación de las misiones jesuíticas en 1609, las que realizaron una
gran obra en la civilización.

E) Los indígenas paraguayos, los guaraníes y otras parcialidades. La encomienda y las


ordenanzas de Juan Ramírez de Velasco y Francisco de Alfaro. Las reacciones de los
encomenderos.

Los pueblos aborígenes del Paraguay pertenecieron a la raza guaraní, y constituían una
sociedad de estado primitivo. Las principales tribus que habitaban la región eran la de los
mocovíes, tobas, payaguaes, chiriguanos , guaycurúes, albayas, abipones, yaperúes, mbayás y
mataguayos. (Revisar en el libro del profe).

La conquista de territorios descubiertos en América se iniciaba siempre con la fundación de


pueblos o con el reparto entre conquistadores de la tierra y los indios que la habitaban. La
cantidad de indios que se le entregaba a cada conquistador se designaba con el nombre de
encomienda. Este régimen fue extendido a toda la América española, resultando dos clases de
encomiendas, los yanaconas para labores agrícolas y los mitayos para el trabajo en minas.

Las encomiendas de yanaconas se adjudicaban en cantidades distintas, no mayores de 300


indios, a los descubridores, conquistadores y sus descendientes. Los encomenderos tenían la
obligación de vestirlos, alimentarlos, ampararlos, doctrinarlos y enseñarles algún arte u oficio
(Leyes de Indias). Estos ejercían la autoridad suprema en su encomienda, administraban la
justicia y percibían el tributo de los indios sometidos a faenas agrícolas.

Los encomenderos tenían a su servicio indio yanaconas de ambos sexos a los cuales no podía
ni alquilar, ni vender ni maltratar. Aun cuando las Leyes de Indias establecían el buen trato
como condición esencial para el otorgamiento y retención de los indios por los encomenderos,
es innegable que los indios fueron sometidos a una dura servidumbre.

En el Río de la Plata, las encomiendas fueron implantadas por Irala, en el Paraguay, durante su
primer gobierno. El rigor con que los encomenderos persistían en tratar a los indios dio lugar a
muchas quejas, que llegaron hasta España.

La cohabitación entre los españoles y guaraníes (carios) en la región de Asunción, se basaba en


el principio del “cudañazgo”, una práctica que utilizaban los guaraníes no solo para concretar
alianzas con fines de conquista, sino también para incorporar a otros grupos a fin de
incrementar el número de las parcialidades.

A mediados del siglo XVI, ante la creciente conciencia de los españoles de que ya no habría
tierras ricas en metales es que comienzan a buscar asegurar su sustento mediante la
explotación agropecuaria, para la cual necesitaban “brazos fuertes” y aptos para la tarea.
Algunos comenzaron a apreciar las potencialidades de la tierra que habitaban y en efecto,
desde 1551, se venía reclamando que se hiciera un reparto de indígenas, para asegurar su
explotación adecuada, ya que no se podía pensar en que los españoles se abocasen a tareas de
agricultores cuando habían cruzado el océano para convertirse en hombres ricos.
Finalmente, en 1553 se procedió al repartimiento de los indios guaraníes, poniendo fin a una
relación relativamente armoniosa y de reciprocidad entre españoles e indios carios o
guaraníes. Este régimen generó una fuerte resistencia, los guaraníes sentían la amenaza a su
“modo de ser” además de pasar de ser “cuñados” a “servidores” de los conquistadores y ser
tratados como tales.
Fue necesario proceder a una reglamentación para atenuar en medida de lo posible, los
aspectos más cuestionables del sistema, a su vez, el ritmo de trabajo había alterado
notablemente a las comunidades indígenas y había agotado de una forma terrible a los
guaraníes.
El primero de Enero de 1594, Don Juan Ramírez de Velasco antes de finalizar su mandato, dio a
conocer sus Ordenanzas de protección a los indígenas encomendados. Sus principales
disposiciones se referían a limitar el uso de la mano de obra indígena a cuatro días de la
semana, de Lunes a Jueves, dejando los días Viernes y Sábado para que pudiesen aplicarse al
cultivo en sus chacras y sementeras con la finalidad de obtener recursos para su alimentación,
vestimenta y cubrir sus necesidades. El domingo estaban exonerados de trabajar y se
dedicarían a atender las necesidades espirituales, mediante la asistencia a Misa y a aprender la
doctrina cristiana.
Dado que la situación de los indígenas no había mejorado y cada vez eran más las voces que se
elevaban y reclamaban una acción más efectiva de la Corona protegiendo a los guaraníes, la
Audiencia de Chacras, resolvió que uno de sus oidores, Don Francisco de Alfaro hiciera una
visita al Paraguay, otorgándole amplias facultades para cumplir con su misión.
Alfaro dio a conocer las nuevas Ordenanzas el 11 de octubre de 1611, estas pretendían poner
fin a la explotación de los indígenas por los encomenderos y, de alguna forma, apoyaban la
acción evangélica que estaban iniciando los miembros de la Compañía de Jesús. Las
Ordenanzas constaban de 86 artículos en los que se pretendía dar solución a la cuestión
indígena. Así, por ejemplo, se prohibieron las encomiendas de servicio personal. También se
impidieron las malocas o partidas de caza para aprehender a indígenas con pretexto de
evangelizarlos y someterlos a esclavitud y luego venderlos. Prohibió que los españoles,
mestizos o negros pudieran permanecer más de una noche en las reducciones. Buscaba
asegurar la permanencia de los indígenas en sus pueblos. Contenía disposiciones que
reglamentaban las contrataciones o “conchabos” de los indígenas para trabajar mediante un
salario al servicio de españoles o criollos o mestizos. Mantenía a los caciques como
autoridades de los pueblos, en tanto que prohibía la existencia de Corregidores que habían
sido una fuente de explotación. Fijaba el tributo de los indígenas entre 18 a 50 años, en cinco
pesos anuales, que podían ser abonados en moneda o mediante el sistema de servicio
personal durante 30 días por año. Vedó la división o partición de las encomiendas que existían
al momento. Sostuvo la necesidad de mantener unidas a las familias. Finalmente, planteo la
unificación de encomiendas que estaban dispersas y limitó el número de 80 a Asunción, 30 en
las ciudades del Guayrá, Santa Fe y Concepción del Río Bermejo, y 12 para corrientes y Buenos
Aires respectivamente.
Apenas se conocieron las Ordenanzas, el 14 de noviembre de 1611 el Cabildo de Asunción
recurrió ante la corona expresando que las mismas significaban un agravio institucional y un
desconocimiento a las competencias de dicha corporación municipal. Sin embargo, las
Ordenanzas se mantuvieron en vigencia, con algunas modificaciones, como duplicar el tiempo
que debían prestar el servicio personal de un mes al año a dos meses, ajustes que fueron
introducidos en 1618 por la Corona.
En 1633 la Corona otorgó el privilegio a los guaraníes que formaban parte de las reducciones
de quedar liberados del sistema de encomienda y pasar a pagar el tributo en forma directa a la
Real Hacienda, con excepción de los habitantes de los pueblos de San Ignacio Guazú, de
Nuestra Señora de Fe y de Santiago de Caaguazú. Sin embargo, a partir de 1661 también los
indios de esos pueblos pasaron a pagar tributo en especie y no mediante el servicio personal
como ocurría con el resto de los indígenas de la región.

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