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William Bowman

Fue un médico, anatomista, histólogo y oftalmólogo británico, considerado uno de los


investigadores que más contribuyeron al avance de la medicina. Sus estudios de los órganos
humanos a través del microscopio aportaron descubrimientos revolucionarios a la ciencia médica
y quirúrgica.

Su trabajo en histología (el estudio de los tejidos visibles solo con la ayuda de un microscopio)
produjo observaciones con la documentación más detallada de la estructura y la función de los
tejidos humano y animal. Bowman trasladó esta investigación a la oftalmología (el estudio del
ojo), le dedicó cada vez más tiempo a la cirugía ocular y finalmente (en 1880) fundó la Sociedad
Oftalmológica, institución que fue el primero en presidir.
Primeros años
La mayor parte de la vida de William Bowman transcurrió en el siglo XIX,2 un período
revolucionario en la historia de la medicina en el que vivieron algunas de las figuras más
conocidas de la nefrología. Bowman, como ya se dijo, nació el 20 de julio 1816 en Nantwich,
Cheshire. Su padre, John Eddowes Bowman, era banquero de profesión pero por vocación
botánico y geólogo, estas últimas actividades vocacionales desarrolladas con capacidad
suficiente como para haber sido elegido miembro de la Sociedad Linneana de Londres (Linnean
Society).

Su madre, Elizabeth Eddowes de Shrewsbury, era dibujante y una pintora reconocida de flores.
Bowman había heredado de su padre el mérito de la observación precisa y el interés por las
ciencias y de su madre la habilidad para el dibujo refinado.Esos intereses adquiridos tan
precozmente fueron fomentados por su temprana educación en la Hazelwood School (cerca de
Birmingham), una institución famosa en ese entonces por su disciplina y la importancia
concedida a la enseñanza de las ciencias naturales.

Su carrera como cirujano


A los dieciséis años Bowman abandonó la Hazelwood School y comenzó sus estudios de
medicina en el Hospital General de Birmingham, donde sería aprendiz de Joseph Hodgson
(1788-1869), un cirujano muy conocido (y miembro de la Royal Society) que más tarde se
convirtiría en presidente de la Real Sociedad de Cirujanos (Real Society of Surgeons). Hodgson
era famoso por su libro On Wounds and Diseases of the Arteries and Veins (Sobre heridas y
enfermedades de las arterias y las venas) (1815), en el que había descrito aneurismas de aorta
de varios tipos. El libro había impresionado tanto a los franceses que a menudo se referían a los
aneurismas de aorta como la "maladie d'Hodgson",5 ahora un epónimo olvidado, a diferencia del
que iba a ser otorgado a la cápsula glomerular en honor a su alumno. Hodgson, que era un
excelente dibujante de estructuras anatómicas, animaba a Bowman a mantener registros de los
casos y dibujos de las patologías;1 en el discurso introductorio de las clases impartidas en 1851
Bowman les decía a sus propios estudiantes que conservaran notas de los casos y que de ser
posible los ilustraran por medio de bocetos y dibujos.
Vida
Nacido en Nantwich , Cheshire, Inglaterra, tercer hijo de un banquero y botánico / geólogo
aficionado, Bowman asistió a Hazelwood School cerca de Birmingham desde 1826. Se supone que un
accidente infantil con pólvora le interesó en medicina, y fue aprendiz de cirujano Joseph
Hodgson en el Hospital General de Birmingham en 1832. Partió de Birmingham en 1837 para
continuar su formación como cirujano y asistió al King's College London , donde se desempeñó
como fiscal en virtud de Robert Bentley Todd , profesor de fisiología .

Su primer trabajo notable fue en la estructura del músculo estriado , por lo que fue elegido miembro
de la Royal Society en 1841. A la temprana edad de 25 años, identificó lo que entonces se conocía
como la cápsula de Bowman , un componente clave de la nefrona .

Presentó sus hallazgos en 1842 en su documento " Sobre la estructura y el uso de los cuerpos
malpighianos del riñón " a la Royal Society y recibió la Medalla Real. Su colaboración con Todd llevó a
la publicación de los cinco volúmenes " Anatomía fisiológica y fisiología del hombre " (1843-1856) y
" Ciclópata de anatomía y fisiología"."(1852), que detallaba su investigación en microscopía
e histología , relacionando observaciones anatómicas minuciosas con funciones fisiológicas. Su uso
extensivo de los microscopios revolucionó el estudio de la anatomía y la fisiología.

Además de la cápsula de Bowman, otras estructuras anatómicas que llevan su nombre incluyen:

 Glándulas de Bowman - en la mucosa olfativa

 La membrana de Bowman - la membrana limitante anterior en la córnea

Después de completar su entrenamiento quirúrgico en 1844, Bowman ejerció como oftalmólogo en


el Royal London Ophthalmic Hospital (más tarde conocido como Moorfields Eye Hospital ). Fue un
usuario temprano del oftalmoscopio inventado por Hermann von Helmholtz en 1851. Entre 1848 y
1855, también enseñó en el King's College. En 1880, fundó la "Sociedad Oftalmológica", que más
tarde se convirtió en el Royal College of Ophthalmologists .

En 1870 encargó al arquitecto de Arts and Crafts Philip Webb la reconstrucción de Joldwynds , la casa
de Bowman en Holmbury St Mary , Surrey. Fue completado en 1874.

En 1884, la reina Victoria lo creó como baronet . Murió en Joldwynds el 29 de marzo de 1892, y está
enterrado en el cementerio vecino de Holmbury St. Mary.
Emil Theodor Kocher

(Berna, 1841 - 1917) Cirujano suizo. En 1909 recibió el Premio Nobel de


Fisiología y Medicina por sus grandes aportaciones sobre la fisiología, la
patología y la cirugía de la glándula tiroides. Estudió en Berna y en otras
ciudades europeas, y fue alumno de Bernhard von Langenbeck en Berlín y del
gran cirujano Theodor Billroth en Viena.

En 1872 obtuvo la Cátedra de Cirugía en la Universidad de su ciudad natal, a


la edad de 31 años. Trabajó durante toda su vida en el hospital de Berna y
fue fundador de una Escuela de Cirugía en la que se formaron grandes
cirujanos. En 1905 fue elegido presidente del Primer Congreso Internacional
de Cirugía.

Kocher ideó un método para reducir la luxación del hombro y realizó estudios
relacionados con malformaciones y fracturas óseas. Introdujo nuevas técnicas
en las operaciones de hernia y de cáncer de estómago, así como en el
tratamiento de las hemorragias internas; para ello elaboró, en 1912, un
preparado que se inyectaba y aumentaba la coagulación de la sangre, con el
que se podía prevenir y tratar las hemorragias internas.
Dio nombre a numerosas técnicas, herramientas quirúrgicas, como las
"pinzas de Kocher", y a fenómenos fisiológicos, como el denominado
"movilización de kocher" del duodeno. También contribuyó al estudio de
algunos fenómenos neurológicos, como la epilepsia. Sin embargo, su mayor
aportación a la ciencia la realizó con el estudio de la glándula tiroides. La
mayoría de sus investigaciones se centraron en dicha glándula y fue el
primero que obtuvo un gran éxito de supervivencia de los pacientes, tras la
extirparción de la glándula como tratamiento del bocio.

La hipertrofia de la glándula tiroides era, por aquel entonces, una patológica


muy extendida en la ciudad de Berna, y la extirpación de la glándula era una
operación muy extendida pero con un alto índice de mortandad, cuando no
transcurría con efectos secundarios muy graves, debido a su difícil acceso y a
los múltiples nervios y vasos que se relacionan con ella. Con su sistema de
operación, Kocher redujo la mortandad del 18% al 0,5%.

Sin embargo, las observaciones realizadas por Jacques Reverdin y por él


mismo sobre el grave cuadro clínico que quedaba en los pacientes tras la
operación provocaron un fuerte sentimiento de culpa en Kocher, el cual dejó
de realizar la extirpación de la glándula. Luego, la relación de dicho cuadro
clínico con las observaciones de Virchow, según el cual la deficiencia de yodo
producía unos síntomas similares, le dieron la pista para perfeccionar la
técnica quirúrgica con gran éxito, de manera que dejaba una pequeña
porción de la glándula sin extirpar, para que la secreción de hormonas no
quedara totalmente anulada y, por tanto, las secuelas no fueran tan
patentes.

Los estudios quirúrgicos de Kocher sobre la glándula tiroides, con cerca de


5.000 escisiones en su haber, le dieron para más de 250 publicaciones, y han
contribuido enormemente a mejorar el tratamiento de enfermedades como el
bocio, el cretinismo, el mixedema y otras alteraciones producidas por
disfunciones de la glándula tiroidea. Ello le valió el Premio Nobel en 1909.
Theodor Billroth (1829-1894)

El espectacular desarrollo de la cirugía actual comenzó en el siglo XIX cuando el


control técnico del dolor, la hemorragia y la infección hizo posible abordar con éxito
las cavidades del cuerpo humano. Junto a las extraordinarias innovaciones técnicas, el
saber quirúrgico había dejado de ser «patología externa» para ocuparse de las
enfermedades internas; la actitud del cirujano fue activa en lugar de conservadora; la
cirugía fundamentalmente exerética iría adoptando una intención deliberadamente
restauradora y funcional, y los procedimientos lentos y seguros acabarían por
imponerse. En el último tercio del siglo XIX, la actividad normal del cirujano se
desarrollaba en la clínica, en la sala de autopsias y en el laboratorio experimental, así
como en los quirófanos y salas de cirugía recién incorporados a los hospitales.

El atuendo y el escenario de trabajo del cirujano actual comenzaron a imponerse en


esta época. También perduran hoy muchos instrumentos, técnicas y operaciones
ideadas y regladas entonces, como es el caso de las gastrectomías que conocemos
como operación de Billroth I y II.
Denominamos también operación de Billroth a un procedimiento de extirpación de la
lengua. Asimismo, la sutura en botón, ideada para evitar desgarros en la piel, lleva
este epónimo.

Pero también nombra partes anatómicas y enfermedades, como son los cordones
esplénicos o cordones de Billroth y el meningocele espurio o enfermedad de Billroth.

En la figura de Theodor Billroth (1829-1894) se unen todas las características


docentes, clínicas, investigadoras y técnicas del cirujano de la época con una calidad
excepcional que ha convertido al médico austriaco en el modelo de la nueva cirugía
científica. Introdujo los métodos histológicos, bacteriológicos, experimentales y
estadísticos en su actividad, cumpliéndose con él de la forma más brillante el proceso
de conversión de la cirugía en ciencia. Inauguró la cirugía abdominal, aunque su
actividad abarcó todos los campos.

Nacido en Rügen, hijo de un pastor protestante, abandonó su vocación musical por


motivos económicos y optó por la medicina. Su formación basada en la histología y
la fisiología experimental se desarrolló junto a Rudolph Wagner en Gotingen y
Johannes Müller en Berlín. La patología experimental la aprendió junto a Romberg y
Traube y de su maestro en cirugía Langenbeck, del que fue asistente en Berlín desde
1853. Tras su habilitación docente con Rudolph Virchow, fue propuesto en 1856 para
la cátedra de anatomía patológica de la facultad de medicina de Berlín.

En Zurich enseñó entre 1860 y 1867 convirtiéndose en un clínico de gran altura. De


esos años procede su magnífico manual de patología quirúrgica general (Berlín,
1863) que tuvo una enorme difusión con numerosas reediciones y traducciones en
toda Europa. Abordó importantes problemas tradicionales de la cirugía como la
cicatrización y el tratamiento de las heridas, la inflamación y la hemorragia, tanto
desde la perspectiva clínica como la anatomopatológica, pero destaca su
contribución a la comprensión del síndrome febril de las heridas.

Su orientación bacteriológica la adoptó en esta época, antes de ocupar en 1867 la


cátedra en la Clínica Quirúrgica II de la Universidad de Viena, donde permanecería
hasta su muerte.
Prueba de su extraordinaria preparación técnica y habilidad como cirujano son las
seis ovariotomías que practicó antes de adoptar la antisepsia, que no utilizó de forma
sistemática hasta 1875. En la clínica vienesa había reunido a sus discípulos Czerny,
Gussenbauer y Winiwarter y organizó el trabajo con el principal objetivo de
familiarizar a los cirujanos con todos los problemas de la cirugía científica, superando
el mero adiestramiento técnico. La enseñanza de Billroth abarcó la cirugía de casi
todos los territorios del cuerpo humano y consiguió crear una escuela duradera que
se difundió por toda Europa convirtiéndose en el principal motor de la cirugía
científica en el último tercio del siglo XIX.

Detalle de un cuadro de Adelbert Seligmann, de 1890, que muestra a Billroth


operando en el Allgemeines Krankenhaus, de Viena. (Österreichisches Galerie,
Belvedere, Viena). Puede apreciarse el uso de anestesia así como el uso de batas
limpias entre los que operan. El escenario quirúrgico pronto cambiaría radicalmente.

La cirugía gástrica es un ámbito en el que todas las cualidades de T. Billroth se


plasmaron plenamente para lograr éxitos indiscutibles. Él y sus discípulos iniciaron
muchos de los métodos actuales. Desde mediado el siglo y hasta la década de 1880,
algunos cirujanos habían practicado ocasionalmente intervenciones sobre el
estómago que fracasaron casi sin excepción resultando en la muerte del enfermo. En
1881 Billroth practicaba la gastrectomía en un paciente con excelente resultado.
Con el habitual objetivo de elaborar operaciones regladas aptas para el aprendizaje,
en la clínica de Billroth venían desarrollándose estudios anatomopatológicos y
experimentales, entre otros, también para aclarar la fisiopatología y la anatomía
patológica tanto de las lesiones gástricas como de la nueva situación creada por
métodos quirúrgicos experimentales, en el cadáver y en los animales.

Esta fue la base científica de Billroth para crear y llevar a la práctica con éxito en 1881
el procedimiento quirúrgico adecuado, eficaz y perfectamente reglado, susceptible
por ello de difundirse inmediatamente: la gastrectomía parcial o subtotal con
anastomosis gastroduodenal que hoy conocemos como «operación de Billroth I». En
1885 creaba la modificación, con anastomosis gastroyeyunal, que denominamos
«operación de Billroth II». Las mismas bases le habían permitido operar el esófago en
1871 y practicar la laringectomía en 1873, con éxito. A la cautela y no al riesgo
debemos sus hazañas quirúrgicas, pues no las ejecutó sin una minuciosa previsión de
todos los detalles científicos y técnicos:

«Se debe operar solamente si se tiene alguna probabilidad de éxito; operar sin esta
esperanza significa prostituir este magnífico arte y ciencia de la cirugía y hacerlo
sospechoso ante los profanos y los colegas. Pero ¿cómo pueden medirse las
probabilidades de éxito? Con un estudio incansable de nuestra ciencia, con la crítica
severa de nuestras observaciones y las ajenas, con la investigación más exacta en
cada caso particular, y la evaluación crítica de nuestros experimentos.»

Por encima de los éxitos valoró la tarea de elaborar métodos sólidos para
operaciones típicas, con el fin de que la cirugía no fuese eficaz solamente en las
manos de unos pocos elegidos. «Lo que me ha causado más alegría en mi vida es el
haber fundado una escuela que prosigue mis afanes, tanto en el sentido científico
como en el humanitario». Cumplió esta aspiración de manera excepcional y
discípulos tan conocidos como Anton Wölfler, Anton von Eiselsberg, J. Mikulicz o M.
Riedel, entre otros, se sumaron a los ya mencionados en la labor de impulsar de la
cirugía moderna en toda Europa.
Friedrich Adolf Trendelenburg

(Eutin, 1802 - Berlín, 1872) Filósofo alemán. Discípulo de Schleiermacher y


de Hegel en Berlín, elaboró una crítica contra la filosofía contemporánea,
principalmente contra la de Hegel. A él se debe en gran medida el ocaso del
hegelianismo a mediados del siglo XIX en la Universidad de Berlín.

Propuso una filosofía que él mismo denominó "concepción orgánica del


mundo" (organische Weltanschauung), que tenía como modelo la filosofía de
Aristóteles. La relación ser-pensamiento está garantizada, según él, por la
correspondencia entre el movimiento del mundo y el "movimiento
constructivo", como el a priori en el pensamiento. En esta concepción orgánica
las categorías son "conceptos fundamentales tanto objetivos como
subjetivos". Al movimiento con sus categorías asocia Trendelenburg la
finalidad del ser. Se trata de una concepción finalista del mundo.
En este contexto la ética y la filosofía del derecho ocupan un lugar
importante, porque veía en el orden moral el coronamiento de la organicidad
unitaria del mundo. Al hombre le corresponde realizar la idea de su propio
ser. Para ello debe dirigir su sensibilidad y sus facultades apetitivas hacia
fines más altos. El Estado se justifica en cuanto proporciona al hombre el
espacio para desarrollar sus potencialidades.

Trendelenburg desarrolló una amplia labor de investigación histórica. Su


actividad como profesor y escritor contribuyó a formar el clima filosófico que
dominó en Alemania durante algunos decenios. Entre sus obras principales
destacan Investigaciones lógicas (1840), Historia de la doctrina de las
categorías (1836), Aclaraciones acerca de los elementos de la lógica aristotélica (1842), La
idea moral del derecho (1849), La metafísica de Herbart (1854-56) y Derecho natural
fundado en la ética (1860).
Paul Broca

Paul Pierre Broca nació en 1824, en Burdeos. Su padre fue un médico al servicio de Napoleón y, su
madre, una mujer muy inteligente. Fue muy hábil desde niño, con varios intereses, en especial en
literatura, matemáticas y física. Se dice que quería ser ingeniero, pero cuando falleció su hermana
mayor cambió de idea y decidió estudiar medicina para curar a la gente. Con 20 años ya se había
graduado de la Escuela de Medicina Hotel Dieu en París, donde se convirtió en el profesor más joven
de Cirugía Patológica y en un notable investigador en muchas áreas, en especial en cáncer y
patología cerebral.

“Librepensador”, frenología y antropología

Broca valoraba mucho la tolerancia y es así que en 1848 fundó una sociedad de “librepensadores”.
Reconocía la importancia de una investigación libre, sin trabas ni fanatismos, factores que
consideraba podían corromper las ideas del mejor de los hombres.

En un inicio, sus investigaciones encajaban en el concepto de la frenología, “ciencia” que ubicaba las
funciones cerebrales en zonas específicas del cerebro con lugares para la bondad, la personalidad, el
amor, entre otros. Esto luego se entendió como charlatanería, a pesar de que algunos detalles de la
frenología resultaron correctos, como la localización del habla, de la visión y de la audición.
En 1859 Broca fue fundador de la Sociedad Antropológica de París. En este campo hizo aportes a la
antropometría craneal desarrollando instrumentos de medición e índices numéricos, creando teorías
curiosas como la relación entre el peso del cerebro y la capacidad intelectual. Broca calculó que el
cerebro masculino es en promedio un 15% mayor que el de las mujeres, y que el de los de raza
blanca es mayor, lo que alimentó algunos conceptos sexistas, machistas o racistas que Broca no
compartía necesariamente. Él no había considerado muchos factores, como la relación entre el peso
cerebral y el volumen corporal. A pesar de esos errores, sí acertó en que el peso cerebral disminuye
con los años, cambio relacionado con procesos degenerativos. Gratiolet, un crítico acérrimo de Broca,
demostró que los cerebros de catedráticos universitarios fallecidos no siempre eran más grandes que
los de obreros, con los que él –Gratiolet- los comparó. Broca contestó que no todos los que llegan a
catedráticos son los más inteligentes y entonces siguió esta casi absurda polémica... Otra polémica
con Gratiolet se basaba en que este postulaba que la función cerebral es global para controlar las
habilidades y acciones, a lo que –con razón– se oponía Broca. Broca mostró interés y adhesión a la
teoría de la evolución y de la selección natural de Darwin, por lo que se le consideró subversivo,
materialista y corruptor de la juventud. A la oposición del gobierno se sumó la del clero que, en 1876,
organizó una gran campaña contra su instituto de antropología.

Descubrimiento del “área de Broca”

En 1861 publicó sus observaciones sobre estudios post mórtem de personas que habían tenido
dificultad de habla o afasia, los que mostraban una lesión en la tercera circunvolución del lóbulo
frontal izquierdo de la corteza cerebral. A esta zona se le denomina en su honor “área de Broca”. Esta
fue la primera prueba anatómica de localización de una función cerebral. Cabe mencionar que, ya en
1823, Bouillaud había publicado un trabajó en el que apoyaba el concepto del Dr. Gall, su maestro y
fundador de la Sociedad Frenológica, según el cual el centro del lenguaje estaba en los lóbulos
anteriores del cerebro, hipótesis que perduró 40 años.

Otros estudios e investigaciones

Broca inventó más de 20 instrumentos para hacer mediciones craneales. Además, hizo mapas de
actividad cerebral y propuso la fabricación de una corona para medir la temperatura de las partes del
cráneo y saber cuáles se activaban. Siempre se interesó mucho en la relación entre la inteligencia y
el cerebro. Otro campo en el que incursionó e hizo contribuciones significativas fue el de la anatomía
comparada, en especial con primates.

Personalidad

Se dice que Broca fue un médico brillante y apasionado, un hombre bueno y caballeroso, generoso,
compasivo, amable, y de fortaleza y honestidad admirables. Era respetado por todos y nunca tuvo
enemigos. Inclusive, cuando su mayor crítico, Gratiolet, necesitaba un trabajo, Broca le abrió las
puertas de la Sociedad de Antropología. Fue un gran trabajador y escritor prolífico. Además, se
preocupó por la salud de los más necesitados y fue una figura importante de la Asistencia Pública. Se
cuenta que en una oportunidad arriesgó su propia vida para sacar, de noche y clandestinamente, una
fortuna en francos escondida en una carreta tirada por caballos.

Legado y comentario

Broca murió relativamente joven, a los 56 años, en forma súbita, de un aneurisma cerebral. Dejó
muchos discípulos y cientos de libros, de los cuales 59 son tratados sobre el cerebro. Obtuvo
reconocimientos y doctorados honorarios en Francia y en el extranjero y fue elegido Senador Vitalicio.
Lo sobrevivieron su esposa (con quien se casó siendo ya un reconocido profesor, a los 34 años) y
dos hijos varones que llegaron a ser profesores distinguidos de medicina y cirugía patológica.

Su nombre se encuentra inscrito en la Torre Eiffel, se le ha dado a un hospital gerontológico de París


y a una de facultad de Medicina en Burdeos.
Referencias
Hale-White, W. (1935) "Sir William Bowman", pp. 177-188; en Grandes doctores del siglo XIX , Edward
Arnold & Monod-Broca P (2006). The other Paul Broca. La Revue du praticien. 56 (8): 923–5.
Finger S (2004). Paul Broca (1824-1880). J Neurol 251(6):769-70.
Co

Carla P. Aguirre. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (Universidad de


Valencia- CSIC). Mayo, 2002.

Carla P. Aguirre Marco, Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (Universidad de


Valencia-CSIC). Abril, 1999. [Actualizado en enero de 2010].

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