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SSRL Profesor: HERNÁNDEZ

Escuela de teología Antonio D.


Asignatura: Antropología Alumno: ROJAS
Teológica II. Víctor T.
El Hatillo, 15/ 03/ 2018
Carácter: Informe.
DESARROLLO DE LA DOCTRINA SOBRE EL PECADO ORIGINAL,
SCHOONENBERG
Resumen
Es diferente la noción de Pecado Original y Personal en los Padres Griegos y
Latinos, los primeros alegan que la humanidad es pecadora por expansión, y los
segundos diferencian entre muerte corporal y eterna por participación del pecado de
Adán. Luego, Pelagio argumentará que la gracia facilita el bien posible por la virtud
de la naturaleza humana y que el perdón de los pecados no cambia interiormente al
hombre, puesto que reduce la obra redentora de Cristo al influjo de su doctrina y su
buen ejemplo, ya que el pecado se introduce por un mal ejemplo. Hay una postura
también ante la idea de la presencia del pecado y su transmisión a los neonatos;
inicialmente el sujeto del pecado, Bautismo y Redención se ve en el adulto, pero
progresivamente se implementa el Bautismo en niños contribuyendo a diferenciar
entre Pecado Original y Personal; diversos teólogos argumentan al respecto; s. Ireneo
alude al bautismo infantil en Adversus Haereses; Tertuliano lo ve como un afán;
Cipriano ve mayor premura en bautizar niños que adultos; Orígenes aprecia en todos
el pecado, el cual debe ser lavado; en s. Agustín propone el Pecado de Adán se
transmitió a todos, incluso niños, éste se borra por el Bautismo aunque prevalece la
debilidad, idea que continúan y pulen Tomás de Aquino y Anselmo.
Valoración Crítica
Jesucristo envía a sus discípulos, a que vayan por todo el mundo y bauticen a
todas las gentes, añadiéndoles una fórmula triádica1. Ya avanzado el s. II sólo los
adultos eran admitidos al Bautismo, generándose controversia en torno al Bautismo
infantil, deduciéndose, que en general no se admitía a los niños, salvo Orígenes que lo
consideraba tradición apostólica. A inicios del s. III se difunde con Hipólito el
Bautismo infantil, donde niños y adultos se bautizaban en conjunto2. En s. Ireneo está
otro testimonio de apoyo al Bautismo infantil, así como en el Concilio de Cartago
(250), que condena a quienes consideraban que debía posponerse3. S. Agustín
responde al pelagianismo afirmando primero que la humanidad, por el pecado de
Adán, es una “masa condenada”; luego, que por esto los niños que mueren sin ser
bautizados no van al cielo; después, que el libre albedrío no hace el bien sin la gracia;
y, que la pecaminosidad universal tiene como horizonte la redención universal4.

1
Cf. Mt 28,19.
2
Cf. ÁLVAREZ GÓMEZ, JESÚS. Historia de la Iglesia Antigua I. Edad Antigua (Biblioteca de
Autores Cristianos: Madrid 2001), 139-140.
3
Cf. ÁLVAREZ GÓMEZ, JESÚS. Manual de historia de la Iglesia (Publicaciones Claretianas: Madrid
1987), 45.
4
Cf. RUIZ DE LA PEÑA, JUAN LUIS. El Don de Dios. Antropología teológica especial (Sal Terrae:
Santander 1991), 123.

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