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CRÓNICA DEL PERÚ DE CIEZA DE LEÓN 1

CRÓNICA DEL PERÚ DE PEDRO CIEZA DE LEON

1 INTRODUCCIÓN DE LA OBRA

Pedro Cieza de León es uno de los cronistas más interesantes y curiosos del siglo
XVI. Su obra no se limita a realizar una mera crónica de los acontecimientos que
veía o vivía, sino que tuvo conciencia de historiador, es decir de narrar una gesta
más o menos épica con un estilo discursivo con la intención de contar verdades.
Casi todos los datos que tenemos de Cieza de León los hemos tomado del erudito
prólogo que escribió el señor Marcos Jiménez dé la Espada, en la parte de las
obras de Cieza de León que se ha publicado en Madrid, en la colección de la
Biblioteca Hispano - ultra marítima.

Pedro Cieza de León era, como casi todos los más famosos conquistadores de
América, extremeño, nacido en Llerena alrededor de 1518, 1521 ò 1522. Pasó a
las Indias siendo muy joven: aproximadamente a los 13 ò 17 años, pero se sabe
que fue en el año 1535 puesto que el primer lugar á donde arribó, fue Cartagena,
y las primeras aventuras propias que menciona fueron en las expediciones á que
acompañó a los Heredias en aquella provincia, de 1535 para adelante.

Sus padres fueron Lope de León y Leonor de Cazalla, ambos vecinos de Llerena.
Se casó con Isabel López hija de Juan de Llerena y de María de Abreu. Cieza fue
soldado del Visitador Vadillo, y militó bajo sus banderas cuando éste emprendió la
jornada por el Atrato hasta llegar al valle del Cauca. Desbandada la expedición de
Vadillo en Cali, Cieza tomó servicio bajo las órdenes de Alonso de Cáceres,
Sebastián de Balcázar, y Juan Robledo al empezar el año de 1539, y habiendo
sido amigo fiel de este último hasta su muerte. Con él ayudó a fundar la villa de
Santa-Ana de los Caballeros (hoy día Anserma), y la de Cartago, en 1540, en
donde parece que permaneció algún tiempo. Fue en Popayán en la ciudad de
Cartago donde se presume empezó a escribir la obra.

Aunque nada se sabe de la familia y posición social de Cieza, sin duda había
recibido buena educación antes de salir de su patria, puesto que estando en
Cartago se le ocurrió escribir la relación de sus viajes y aventuras.

No obstante su trabajo de pluma, Cieza de León nunca descuidaba sus faenas


militares. Acompañó, en calidad de soldado, a Robledo en todas sus expediciones
y descubrimientos. En San-Sebastián de Buena-Vista, Cieza cayó prisionero de
los Heredias con su caudillo pero mientras que Robledo era remitido a Castilla,
nuestro cronista logró que le dejasen partir libremente para el Istmo, llevando
encargo del conquistador de Antioquia de defender su causa ante la cancillería de
Panamá. Una vez cumplido este encargo, Cieza regresó a Popayán por la vía del
Pacifico, y tomó servicio bajo Balcázar; éste le concedió repartimiento en la villa de
Arma y encomiendas de alguna importancia en aquel distrito. Allí volvió á tomar la
pluma y se ocupó hasta 1545 en escribir cuantas noticias tenía de la tierra, de las
costumbres y de cuanto sucedía en el país. Belalcázar le llamó otra vez a la vida
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militar hacia fines de 1545, con el objeto de ir a socorrer al Virrey del Perú, Basco
de Núñez; pero en la vía tuvo noticia Cieza de la aproximación al Valle del Cauca
de su antiguo caudillo y querido amigo Jorge Robledo; nombrado Mariscal en
España, y dejando a Balcázar se devolvió con el fin de irse a juntar con aquél.
Según se deduce de sus Crónicas, Cieza procuró disuadir al Mariscal de sus
ambiciosos planes; pero como no pudiera lograrlo, resolvió correr la misma suerte
que su amigo y se puso bajo sus órdenes. Durante todas aquellas penosas
campañas, él se quedaba levantado hasta tarde, escribiendo el diario de lo que
había sucedido. Sin embargo, nuestro cronista no tuvo el dolor de presenciar la
muerte de Robledo, pues éste le había dejado en Arma con el objeto de que le
enviara todos los recursos posibles al campamento de la Loma del Pozo.

Temeroso Cieza de que Balcázar se vengase de su lealtad al Mariscal, apenas


tuvo noticia de la muerte de su caudillo, abandonó su casa y encomiendas y fue a
buscar asilo en una cercana mina, en donde permaneció hasta que el Gobernador
le mando que compareciese en Cali. Pero vanos habían sido sus temores, porque
en 1547 estaba viviendo en Arma tranquilamente, entregado a sus quehaceres
campestres y de pluma. A mediados de aquel año, habiendo pasado a Cartago,
tuvo Cieza noticia del famoso bando del Presidente La Gasca, en el cual invitaba a
todos los Españoles de Indias a que fuesen a servir en el Perú por lealtad al Rey.
Pasó a Lima, en donde empezó a escribir una Crónica relativa a la historia
peruana. La Gasca leyó y aprobó el escrito de Cieza y le nombró Cronista de las
Indias, ofreciéndole todos los recursos que necesitase en el país y facilitándole los
papeles y documentos reservados que tenía. La Gasca hacía escribir, o escribía
personalmente, todas las noches, un diario de lo que había ocurrido en el día;
diarios que aun se conservan en los archivos de España. Cieza tuvo a la vista
todos los documentos anteriores a la Conquista que pudo reunir, y todos los
papeles oficiales de la Colonia; y viajó por todo el país con el objeto de observar
los monumentos e interrogar a los indios viejos acerca de las antiguas costumbres
de los Incas.

En 1550 nuestro cronista entregaba al Virrey del Perú la primera parte de su


Crónica. Al final del mismo año, se embarcó con sus preciosos manuscritos rumbo
a España. Es entonces que decide editar sus escritos de modo tal que mientras
mandaba a la prensa la primera parte de su obra, escribía dos obras más: "Libro
de las cosas sucedidas en las provincias que confinan con el mar Océano," y una
"Historia de la Nueva España." No se sabe si las concluyó.

Una vez en su patria, Cieza de León vuelve a la oscuridad. Acaso por ser hombre
de guerra y de pluma, y nada de corte, no logró el favor de los grandes y fue
mirado con desdén por el Gobierno. Apenas logró que se publicase en Sevilla la
primera parte de su Crónica (1553); las demás cayeron en el olvido de donde las
exhumó el cronista don Antonio de Herrera para aprovecharse de ellas sin
mencionar el nombre del autor; engalanándose así con plumas ajenas para
cosechar laureles que debieron ser de otro. Cieza de León murió en 1560, pero no
se sabe en qué fecha.
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Dentro del proceso de formación de la obra en si el autor obedece a los


estándares de solicitud de licencia, primero apadrinándose de un funcionario real,
como era la costumbre para los escritores en esa época.

El autor inicia su carta al Príncipe, presentándose como el autor y de las razones


que le llevaron a escribir su obra. Como es normal en este tipo de documentos se
inicia con los documentos legales “cedulas” que sirven para darle legalidad y
mostrar la autorización de su majestad para la impresión del mismo, así como
todas las rectificaciones y correcciones pertinentes al mismo documento. A su vez
justifica una y otra vez su obra de modo que siempre menciona a Dios y los Reyes
de España como si fuesen los principales gestores de la obra.

Cieza divide la obra en cuatro partes, la primera que tiene un carácter socio
geográfico y demográfico, la segunda parte que es una descripción del pueblo
Inca “Ingas Iupnagues” y su influencia en el territorio, y las impresiones causadas
en los españoles, la tercera parte, así como la cuarta son la descripción del
proceso de guerra civil en el territorio del Perú, las distintas disputas, así como sus
protagonistas y las razones que los llevaron a participar en las mismas.

2 HISTORIA DE LA OBRA

2.1 Descripción de los Territorios comprendidos entre Panamá y Chile

La Primera Parte de “Crónica del Perú” de Cieza de León comienza describiendo


toda la ruta que Francisco Pizarro realizó desde Panamá hasta llegar al Callao.
Prosigue con una descripción de todos los ríos y puertos que pueden ser
encontrados desde Lima hasta Santiago de Chile. En dicho trayecto habla desde
la forma en la que los indios se defendían utilizando flechas con veneno extraído
de insectos hasta llegar a describir dónde comenzaba la provincia de Chile,
mencionando en este aspecto que la provincia comenzaba luego de atravesar
Copiapó.

2.2 De Antiocha a Cali

Seguidamente, describe cómo los españoles habían pasado peripecias en sus


afanes de buscar riquezas. Es aquí que describe las muertes por enfermedades,
ataques de indios, y expediciones que implicaban cruzar montañas. Narra por
ejemplo la vida e los indios de Antiocha en la provincia de Popayán, los cuales
eran caníbales – pues se comían a sus hijos – y habla de cómo 39 españoles y 13
caballos derrotaron en batalla a 20 mil indios, apoderándose así de sus riquezas.
Cieza de León habla de cómo los indios del Perú – territorio comprendido desde
Quito hasta Copiapó – son “domésticos” que los de Poyapán debido a la influencia
de los Incas. Después de Antiocha, habla de los indios belicosos de Anzerma, de
los indios de Arma, de los indios de Paucara, los de Pozo, los de Picara los de
Carrapa todos se caracterizan por cortar las cabezas de sus enemigos, tener
esculturas de dioses en forma de demonios o gatos, tienen considerables
cantidades de oro, son caníbales. Cabe recalcar que en el relato se insiste en la
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riqueza minera de las regiones, la fertilidad de la tierra, las distintas lenguas en


cada región y la falta de conocimiento de Dios por parte de los indios. Habitaban
en pequeñas casas algunas construidas sobre los árboles. En general tenían
caciques que tenían en la puerta de sus casas las cabezas de sus enemigos.
Además se practicaba la poligamia, incestos en lo que consta a la relación hombre
mujer. La religión de dichas poblaciones mezclaba sacrificios humanos con ritos
mundanos. Los españoles más mencionados son Sebastián de Belalzázar, el
mariscal Jorge Robledo y el capitán Francisco Hernández de Girón. El relato
prosigue con la descripción de las regiones de Qilbaya, Cartago en las que existe
consumo de miel de abejas, de frutas exóticas como el Caymito, y la caña.
Describe también la fauna en la que destaca animales como la Chucha – podría
decirse que es una especie de canguro por la descripción, el Guadaquinaje –
parecido a una liebre, y menciona la existencia de otras especies.

2.3 De Cali a Quito

A continuación, comienza el relato acerca de la vida en la ciudad de Cali. En este


momento se habla de la variedad de huertas existentes, ya sea de frutas de la
región como la piña y de frutas españolas como el melón. En Cali, los indios son
sirvientes de los españoles. Sus casas son grandes y redondas. Los trofeos de
guerra, es decir cabezas o miembros de enemigos estaban colgados en la casa
principal. La vestimenta es semidesnuda ya que llevan mantas por que cubrían
sus órganos sexuales. En los alrededores habitan otros indios que viven en las
sierras donde habitan tigres. Éstos son pacíficos y reciben con amabilidad a los
españoles. Más al occidente de Calí está la región de Popayán, ya descrita, y se
encuentra junto al Río Santa Marta. Cieza de León relata que la magnitud de
dichos ríos era superior a la de los ríos conocidos en Europa, África y Asia.
Menciona al conquistador Orellana y su expedición a lo largo del Río Amazonas.
Describe entonces al Río Santa Marta como caudaloso, difícil de navegar y lleno
de islas habitadas o no por indios. Luego habla de la región de Pasto, en la que
los indios son sucios, no son caníbales, tienen armas rudimentarias como ser
piedras, no tienen creencias y se podría decir que son pacíficos. Los indios pastos
difieren de los Quillacingas, quienes son belicosos, entierran a sus muertos y
tienen rituales religiosos. Pasando la región de Pasto se observa pequeños
poblados españoles en los que se practica la agricultura. En el valle de Atris
cuentan con un molino de trigo, pues se reemplaza al maíz por el trigo. En dicha
región se produce la sal en grandes cantidades. Pasando el valle de Atris en
dirección oeste se describe la geografía existente entre Pasto y Quito. Se destaca
la laguna Yaguarcocha en la que se cuenta que el Inca Huayna Cápac mando
echar los cuerpos de 20 mil indios tal que la laguna adquirió el color de la sangre.
También se habla sobre los templos del sol de Carangue en los que vivían
doncellas hermosas (Mamaconas) obligadas a guardar castidad.

2.4 De Quito a Lima (Ciudad de los Reyes)

Cieza de León cuenta la historia de Manco Cápac quien puso orden todo el
territorio comprendido entre Pasto y Chile. Así mismo, fue el fundador del Cuzco y
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estableció la descendencia de los Incas. Describe brevemente la grandeza de sus


construcciones y la disciplina que tenían para la guerra y la habilidad diplomática
de los mismos. Después, se describe Quito, que es donde comienza el territorio
Inca, y se menciona la existencia de la papa y de la quinua como principales
alimentos junto al maíz. Se menciona a los Mitimaes como hombres relocalizados
en otras tierras por los Incas con fines de control de provincias conquistadas. La
adoración al sol es una constante a lo largo del camino Quito – Tacunga –
Riobamaba – Tomebamba – Puerto Viejo – Guayaquil – Isla Puná – Loja – San
Miguel, además de la población civilizada a diferencia de las regiones del norte. A
su vez se habla de los conflictos entre españoles - pizarristas contra almagristas –
fruto de los cuales conquistadores como Diego de Alvarado pasaron peripecias en
su afán de buscar tesoros y conquistar tierras para España. Por otra parte, Cieza
de León describe a la gente como buena, habla sobre la conversión de poblados
al Cristianismo, y describe con asombro el lujo de los palacios de Tomebamba
incaicos que según relatos de los indios fueron construidos con piedras traídas del
Cuzco por órdenes del Inca Huayna Cápac y de su padre el Inca Tupac Inca
Yupanqui. Añade que en la región de Cañares había mujeres hermosas con
cabellos largos que se dedicaban a la mayoría de los trabajos debido a que la
mayor parte de hombres, quienes eran seguidores de Huáscar Inca, fueron
ejecutados por órdenes de Atahuallpa. Estas mujeres se ligaban con los
españoles a falta de hombres. En cuanto a Puerto Viejo se relata de cómo los
indios se revelaban a Tupac Inca y éste en represalia ordenaba aniquilarlos o
sacarle los dientes a sus primogénitos. Otro relato interesante es el de Santa
Elena en las costas del Pacífico, en el que los indios relatan de cómo unos
gigantes habían llegado a su región y que por malas acciones fueron quemados
por Dios. Según Cieza de León, es dicha región se encontraron huesos humanos
enormes por lo que da veracidad al relato. Otra peculariedad está en el hecho de
que Cieza relata la importancia que los indios daban al entierro de los muertos en
todas las regiones incas. Después de esto se habla de la fundación de San Miguel
en manos de Francisco Pizarro, primera ciudad cristiana del Perú. Continuando,
relata cómo vivían los Yungas, gente del llano, quienes realizaban banquetes
seguidos, bebían mucha chicha y de cómo las regiones de Yungas habían
quedado desoladas. En cuanto a las sepulturas, se menciona los tesoros que eran
depositados junto al muerto, la creencia inca de que el alma no moría, los llantos
que duraban días, la posición de entierro que variaba por región, y los rituales
como que las mujeres se cortaban el cabello y salían con flautas y tambores a
despedir al muerto. Tradiciones como la astrología y el poner nombre de frutos o
animales a los hijos también se describen. Prosiguiendo, se habla de los caminos
del Inca a lo largo de los Yungas y a lo largo del camino Quito – Trujillo, en el cual
existían templos dedicados al sol. De Trujillo a Lima prosigue un camino lleno de
sierras y valles antiguamente poblados por los incas y en los que se destacan las
numerosas sepulturas existentes.

2.5 De Lima a Cuzco

Pasando Lima se encuentra el valle de Pachacama, sagrado para los incas, y


lugar en el que se encontraba el templo de Pachacama (hacedor del mundo)
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saqueado por Hernando Pizarro tras la captura de Atahuallpa. Más adelante se


encuentra el valle de Chilca, especial por la fertilidad de su tierra pese a que no
llueve. Luego está el valle de Mala en el que comenzó la disputa entre F. Pizarro y
D. de Almagro. El escenario con valles y templos abandonados y destruidos se
repite a lo largo de la provincia de Chichas hasta llegar a Tarapacá (hoy Arica).
Algo interesante es el hecho de que se habla de Nazca y sus ríos secos, es decir
que las líneas de Nazca eran vistas como ríos secos. A partir de este punto, Cieza
retoma la ruta rumbo a Arequipa. Se destacan los siguientes: la encomienda de
indios que viven cerca de Arequipa, los temblores de tierra en la ciudad.
Seguidamente se describe a la ciudad de León de Guánuco, la laguna Bombón, el
valle de Xauxa, la ciudad de Guamanga fundada por españoles para controlar a
los indios y evitar revueltas, y Bilca, región equidistante a Quito y Chile según
relatos de españoles, donde se encuentran diversos templos. En estas regiones
existe un auge de la agricultura, el ganado y se repite constantemente la
disminución del número de indígenas en dichas áreas. Después se entra al valle
de Xaquixaguana donde el capitán general de Atahuallpa, Cahlicuchima fue
quemado a manos de F. Pizarro. Finalmente se llega a Cuzco descrita como
ciudad organizada, con grandes templos, y riquezas que adornaban los templos.

2.6 De Cuzco a Potosí

Saliendo del Cuzco se encuentra la región de Condesuyo que llega hasta la


cordillera de los Andes. Fue Tupac Inca Yupanqui quien cruzó las montañas para
conquistar a los indios que “criaban” la Coca. Según relatos indios se habla de la
existencia de culebras gigantes que impedían el paso de los indios y más adelante
de los españoles. Por atraparte, Cieza describe en todo un capítulo la importancia
de la Coca desde Antiocha hasta el Collao. La región del Collao es descrita como
la más poblada. El alimento principal era la papa que al secarse se llama chuño.
También existe la oca como alimento. A continuación, Cieza relata un mito de los
collas en el que se habla sobre la existencia de un gran diluvio y de que los collas
fueron los primeros pobladores de la región. Siguiendo el trayecto se describe al
lago Titicaca y se llega a Tiwanacu. Cieza describe a los monolitos y a los templos
y se sorprende al cuestionarse la procedencia de las piedras y el tipo de
herramientas que se utilizaron para construir los templos. Más adelante se llega a
Viacha, y se prosigue rumbo a Laxa en donde se fundó La Paz pero por falta de
agua fue trasladada. Luego menciona al pueblo de Oyune donde según los incas
existe un cerro nevado que oculta un templo con riquezas. Para terminar lo que
concierne a la actual Bolivia se habla sobre La Plata, su fundación, las riquezas
del cerro Porco y luego se pasa a Potosí. En Potosí se habla de que la plata del
Cerro Rico era un tesoro sin comparación ya que ningún príncipe obtuvo tantos
provechos como lo obtuvieron los Reyes de España. Prosiguiendo, se habla de la
existencia de carneros, ovejas, guanacos, vizcachas, cóndores y vicuñas a lo largo
de la serranía del Perú. Además se habla del árbol Molle, que es un árbol presente
a lo largo del Perú.
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2.7 Obispados y Monasterios

La Orden de Santo Domingo fue la encargada de los primeros obispados como ser
Cuzco, La Paz, Arequipa, La Plata. En cuanto a monasterios, en Cuzco se
encuentra un monasterio de la Orden de Santo Domingo. En La Plata de los
Franciscanos, en Arequipa y Quito de Dominicos.

3 COMENTARIO

La Crónica de Cieza de León es un aporte histórico notable. Más allá de que para
la época actual, las alabanzas al Cristianismo y a los Reyes de España parecen
absurdas, es interesante notar cómo dichas alabanzas eran necesarias para
alcanzar los objetivos, en este caso el registro de relatos indio y la descripción del
Perú.

El hecho de que se encuentren relatos sorprendentes como el de culebras


gigantes en los Andes, gigantes en el Ecuador y más de una historia de tesoros
ocultos, nos hace comprender la forma en la que quizás los indios se protegían
mediante la estrategia de ahuyentar al español ya sea por que este tenga miedo
de toparse con criaturas mounstrosas o bien para ir en búsqueda de un tesoro.

Otros aspectos interesantes pueden ser los relacionados con mitos vigentes en la
actualidad como en el caso del diluvio universal, Tiwanacu, y el Dorado. Sin lugar
a dudas mas de un relato dejan al lector con ganas de transportarse a esos
tiempos y evitar, por ejemplo, la destrucción de templos y seguramente de otras
reliquias.

Por otra parte, en cuanto a la historia de Bolivia se refiere, se encuentran los


siguientes puntos de interés:
• El relato dice que el territorio del Perú iba desde Quito hasta Copiapó, es decir
que la tesis chilena de que Antofagasta fue territorio ajeno al Alto Perú queda
anulada por lo menos en este documento histórico.
• La forma en la que se describe la riqueza del Cerro Rico de Potosí no hace
mas que reafirmar el hecho de que España y la misma Europa sostuvieron su
economía durante dos siglos a costa de la plata de Potosí.
• La descripción de la importancia de la coca no hace mas que confirmar el
hecho de que la misma se encontraba presente en todo el Perú tal cual se ve
hoy en día.

Por último, “Crónica del Perú” es una obra que recoge la geografía, la
biodiversidad, la economía, la cultura, la historia y los mitos del Perú del siglo XVI,
periodo de mestizaje que podría decirse fue un siglo de transición entre el Imperio
Inca y el establecimiento del Sistema de Colonias.
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4 BIBLIOGRAFÍA

CIEZA DE LEÓN, Pedro, Crónica del Perú Primera Parte, Pontificia Universidad
Católica del Perú, Tercera Edición, 1995, Lima.

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