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La decoración grutesca

Análisis de una forma

José Fernández Arenas

tivos romanos, la decoración grutes-


ca y la renovación formal y temática
EL CONTEXTO SOCIOCULTU- de dioses, semidioses y mitos de la
RAL EN LA ESPAÑA DEL SI- antigüedad con sentido alegórico. Los
GLO XVI tres elementos forman un estilo que
hacen definir a Vasari como «la buo-
La decoración grutesca es algo na maniera moderna* o «il moderno
esencial en la arquitectura española si glorioso» como opuesto al medie-
del siglo xvr. Hasta tal punto llega val, oscuro y bárbaro.
a definir la decoración nuestro arte Los documentos coetáneos espa-
renacentista, que se ha utilizado el ñoles invierten los términos y hablan
término de «Plateresco» para deno- de edificar «a la moderna», para re-
minarla. ferirse a las formas góticas medieva-
El fenómeno no se da únicamente les, o «a la romana», para indicar la
en España; es un hecho que se ex- manera antigua o renacentista.
tiende en los demás países europeos, Esto indica un enfoque distinto en
produciéndose el movimiento rena- la consideración de las formas artís-
centista en cada nación según una ticas: lo que para los italianos rena-
manera propia de interpretar las for- centistas es bárbaro, falso, sin inte-
mas ornamentales italianas. rés, tiene un valor substantivo, ac-
El análisis de la decoración gru- tual y moderno para los hispanos. Es
tesca ha despertado interés entre los cierto que Villalón (1539) al com-
estudiosos durante los últimos años, parar la grandeza de los edificios es-
destacando las aportaciones que es- pañoles, utiliza los nombres de Pra-
tudian el fenómeno bajo dos puntos xíteles y Fidias, pero observemos que
de vista distintos: el primero se pre- los monumentos que le sirven tanto
ocupa del grutesco como fenómeno son los de Bigarni o Siloe como las
histórico surgido en Roma, con mo- nuevas catedrales góticas [ 2 ] . Habrá
tivo de los descubrimientos arqueo-
lógicos de finales del siglo xv, y el
segundo se preocupa de analizar el [l] Entre la bibliografía más reciente des-
grutesco como fenómeno sintomáti- tacamos: D ~ c o sGRIFO,N.: La découverte
co de un momento de crisis hacia el de la Domus Aurea et la formation des gro-
tesques 2 la Renaissance, Warburg Institut,
manierismo [ 11. Leiden. 1969 y PIEL,F.: Die ornament-grot-
Tres son los elementos determi- teske in der Italianischen Renaissance Zu
nantes de las formas renacentistas: ihrer kategorialen Strzlktur und Entstehung,
Berlín, 1972.
5 la utilización de los órdenes construc- [2] VILLAL~N, Cristóbal de: Ingeniosa
que esperar a Pacheco para que la cuyas costumbres se seguían en las 2
consideración de lo medieval sea ne- cortes reales durante el siglo xv.
gativa [33. A este hecho políticocultural se
Son conscientes de la coexistencia unía la actitud religiosa del pueblo,
de una doble forma estilística, de que tal como se manifiesta en el estable-
se ha producido un cambio, y, con- cimiento del tribunal de la Inquisi-
secuentemente, en el mundo artísti- ción. La cultura antigua despierta re-
co, se establecería esa lucha interna celos de paganismo, opuestos a las
que se manifiesta entre los detracto- creencias religiosas medievales. Nues-
res y los aceptadores de lo nuevo. tros humanistas se empeñan en acla-
Cuando el Renacimiento italiano, mo- rar el carácter de personajes históri-
vimiento eminentemente toscano, se cos o puramente fabulosos de los dio-
extiende por el resto de Europa, es ses antiguos (Villena, Tostado), sin
ya un hecho consumado. Los demás conceder, en ningún momento, la po-
países, entre ellos España, aceptan sibilidad de que fueran seres divinos.
este movimiento con retraso e inter- Esta actitud religiosa cristiana de pre-
pretando las formas desde puntos de misas medievales determina la ex-
vista distintos y con presupuestos so- pulsión de los judíos y musulmanes
cioculturales diferentes. A ello se y la persecución de protestantes, eras-
debe que en nuestro país no se dé el mistas e iluminados, la evangeliza-
Renacimiento, tal como se entiende ción de América y las luchas contra
desde la vertiente italiana, sino lo la Reforma protestante.
que viene llamándose «Plateresco». En el aspecto social destaca la lu-
El hecho de que haya prevalecido cha contra extranjerismo que inten-
esta denominación ya es por sí mis- te monopolizar o contaminar el espí-
mo un síntoma [4]. ritu nacional, tal como se manifiesta
Los presupuestos socioculturales en la postura de Cisneros, después
de España son distintos que los de de la muerte de Isabel y, sobre todo,
Italia, como ha esbozado sutilmente en los belicosos levantamientos de las
Azcárate [ 5 ] . Comunidades.
Por un lado, la política unificadora Ante estos presupuestos, es 1ó-
y matri.monia1 de los Reyes Católi- gica la permanencia de formas artís-
cos termina con dos hechos importan- ticas góticas hasta muy avanzado el
tes: la reconquista del suelo patrio, siglo XVI y la tardía y característica
expulsando a los musulmanes del aceptación de las formas renacientes,
último reducto de Granada, y la uni- interpretadas más como ornamenta-
ficación de la Corona, hechos a los ción que como estructura. Por eso la
que hay que añadir el descubrimiento
de América y, más tarde, la Corona
Imperial. La edad media es, por tan- comparación entre lo antiguo y lo presente,
to, la época de formación del gran Ed. Sociedad de Bibliófilos Españoles, Ma-
drid, 1898.
Imperio Español, y los coetáneos vi- [3] Esta gran ficción histórica de despre-
vían esta realidad en el aspecto polí- cio hacia lo medieval permanece hasta el Ro-
manticismo y hasta que se establecen unos
tico y cultural y creían que no había criterios más rigurosos y unos métodos cien-
ninguna razón para renunciar a un tíficos para escribir la historia del arte.
próximo pasado medieval glorioso y [4] Los intentos de cambiar esta deno-
minación por otras como «arte carolino», «ar-
considerado «moderno» para volver ' te imperial», «prerrenacimiento», no han te-
la mirada hacia un imperio cultural nido eco. Incluso se vuelve a justificar tal
romano, que era extraño, aunque en nombre de «plateresco» por BURY, J. B.:
The stylistic Term «Plateresque», en «Jour-
él se hundiera una de las más pro- n d of the Warburg and Courtauld Institu-
fundas raíces de la cultura ibérica. te», XXXIX, 1976, pág. 199.
En el aspecto social y cultural tenía 151 Castilla en el tránsito al Renacimien-
to, en: España era las crisis del arte europeo,
aún más fuerza la influencia árabe, C.S.I.C., Madrid, 1968, págs. 129-135. 6
3 decoración grutesca es el distintivo palacios (Alba, Fonseca, Tavera, Co-
renacentista de la arquitectura espa- bos, Fuenleal, Mendoza).
ñola del siglo XVI, ya que las formas Es en este medio socioeconómico,
estructurales góticas permanecen o que defiende el emperador Carlos V,
coexisten durante mucho tiempo. donde se desenvuelve fundamental-
Las raíces se hallan en tres estra- mente la decoración grotesca españo-
tos sociales que alimentan la creación la, conjuntándose la tradición cons-
artística a principios de siglo. tructiva medieval y las formas orna-
Por un lado, existe lo que pudié- mentales italianas. Los artistas forá-
ramos llamar un arte oficial o corte- neos son sustituidos por los maestros
sano (hispanoflamenco), patrocinado españoles, vizcaínos, castellanos, ara-
por los Reyes Católicos, que se mani- goneses y andaluces (Juan de Alava,
fiesta en la edificación de hospitales Solórzano, Riaño, Covarrubias, Mar-
y catedrales, con la colaboración de tín de Santiago, Rodrigo Gil, Bada-
maestros extranjeros de origen fla- j o ~ ,Hermanos Corral, Vandelvira,
menco y germano (Guas, Egas, Colo- Vallejo, Tudelilla, Gaínza, Hernán
nia). El estilo Cisneros intenta resta- Ruiz) o artistas de origen extranjero
blecer un arte hispanoárabe, que se pero nacidos ya en España (Siloe).
puede interpretar como una reacción Los extranjeros, normalmente tallis-
de raíz nacionalista, contra el extran- tas y decoradores, viven a la sombra
jerismo europeo y el renacentismo de esta gran reacción nacionalista
italiano. (Jamete, Vigarni, Cornelis, Moreto).
Son estos los grandes maestros del
En segundo lugar, hay un reduci- manierismo español, un momento
do número de la alta aristocracia, es- cultural y artístico que, por gracia de
pecialmente los Mendoza, que intro- un literato se llama «Plateresco», y
duce las formas italianas, lombardas que otro escritor, Menéndez y Pela-
y toscanas, buscando los modelos, los yo, calificó como nombre «afortuna-
artistas y aun los materiales en Ita- d'1simo
' D.
lia (Florentín, Indaco, Fancelli, Car- No es el momento de discutir es-
lone). Se empeñan en una misión ita- ta «afortunada» denominación. Ro-
lianizante, cuyos resultados no son senthal ha planteado la revisión del
demasiado fructuosos. nombre desde unos presupuestos con-
Por otro lado está la clase más po- vincentes pero que no han tenido de-
derosa e influyente, la eclesiástica, masiado eco entre los más importan-
que conserva intacta la tradición me- tes tratadistas de conjunto de esta
dieval en el aspecto religioso y cultu- época [ 6 ] . Tal vez, porque la pro-
ral. La restauración de la Escolás- puesta denominación de «Protorre-
tica (el P. Vitoria se incorpora a nacimiento» no responda a la reali-
Salamanca en 1527) dará como fru- dad, ya que el prefijo «proto» tiene
to el predominio teológico español más sentido de preeminencia y supe-
en Trento. Pero estos eclesiásticos, rioridad que de primero o anterior,
al mismo tiempo, se interesan por que se expresaría por «Prerrenaci-
las corrientes humanísticas italianas, miento».
por su necesario contacto con los
medios romanos. Son estos podero-
sos obispos, salidos de los conven-
tos y apoyados por el dinero de los
aristócratas (suelen ser de la mis-
ma familia) quienes confían a artis- [ 6 ] The image of Roman architecture in
Renaissance Spain, en: «Gazette des Beaux-
tas castellanos las más importantes Arts, París, 1958, LII, pág. 329. Tal deno-
obras, como son los monasterios, las minación es defendida también por SEBAS-
TIAN, S.: Arquitectura del protorrenacimien-
iglesias, las capillas funerarias y los to en el mundo Hispánico, Cali, 1969.
va «grotesco», que define una mane- 4
ra identificable con absurdo, contra-
dictorio, irreal, ilógico y risible.
NOMERE Y OKIGEN DEL El nombre grutesco aparece ya el
GRUTESCO año 1502 en el contrato que hace el
cardenal Piccolomini con Pinturic-
Hacia el año 1480 se produce un chio, para decorar la Librería de la
hallazgo arqueológico en Roma que catedral de Siena [ 7 ] . Esto supone
despierta el interés de todos los que ya era habitual la expresión y co-
artistas: el descubrimiento de pin- nocida popularmente para denominar
turas antiguas de la época de los esta clase de ornamentación.
emperadores en la Domus Aurea ne- Despectivamente se llamaban tam-
ronianai. No fue un hecho aislado; bién «monstruos» y el fundamento
pinturas de este tipo ya eran conoci- para esta expresión la encontraban
das y a ellas alude Alberti en su libro los críticos en Vitruvio, cuando recri-
De re aedificatoria. Las llamadas has- mina estas clases de pinturas, que
ta el siglo XVIII «Termas de Tito», aparecieron en la antigüedad roma-
hoy conocidas como Domus Aurea de na: «Es una moda ilógica y en los
Nerón, y después en la Campania, enlucidos se pintan frecuentemente
proporcionaron nuevos motivos que monstruos en vez de imágenes de se-
vienen a enriquecer el repertorio or- res verdaderos (.. .) siendo así que
namental ya utilizado durante las dé- estas cosas ni existen, ni pueden exis-
cadas anteriores: grifos, esfinges, cen- tir, ni han existido nunca. » [ 81. Cel-
tauros, tritones con alas y colas de lini confirma la existencia y uso de
pez, zarcillos y elementos arquitectó- ambas denominaciones : «Estos gru-
nicos a base de columnas delgadas y tescos han adquirido tal nombre de
arquitrabes con cierta labilidad tec- los modernos porque los encuentran
tónica. los estudiosos en ciertas cavernas de
Los nuevos motivos ornamentales la tierra de Roma (. ..) monstruos es
descubiertos en las salas imperiales su verdadero nombre y no grutes-
encuentran un campo preparado y no C 0 S . D [9].
hacen sino acentuar la dedicación, Esta apreciación peyorativa se re-
multiplicar los modelos y aumentar fleja también entre los autores espa-
la tendencia a convertir la decoración ñoles como Felipe de Guevara cuan-
del Quattrocento en verdadera pintu- do se lamenta de que «hay muchos
ra y relieve escultórico. que tienen por mayor felicidad ha-
La más importante contribución de cer bien una máscara y un monstruo
los descubrimientos subterráneos, que una buena figura» [ 101. Esta
aparte de los nuevos repertorios y su impresión se prolonga hasta el siglo
divulgación, es el nombre que pro- XVII cuando Sebastián de Covarru-
porciona a la ornamentación renacen- bias cree que los temas de los grutes-
tista italiana. Las salas donde se ofre-
cían aquellas pinturas de la época
augustea, por estar bajo el suelo, os- [7] Citado por SCHMARSOW, A,: en Der
curas y llenas de humedad, se consi- Eintritt der Grottesken in die Dekoration der
deraron como bodegas o grutas, por Italianischen Renaissance, en: «Jahrbuch der
preusischen Kuntssammlungen, 1881, pági-
lo que se las denominó, con expre- na 133.
sión italiana, GROTTE.De ella se de- [81 VITRUVIO,M. L.: LOS diez libros de
riva el nombre con el que será cono- arquitectura, Libro VII, Cap. V (Ed. Ibe-
ria, Barcelona, 1955).
cida esta forma ornamental en los [91 CELLINI,B.: La vida de los más cé-
distintos idiomas: grotteschi, grutes- lebres maestros, Libro 1, Cap. XXXI (Ed.
que, grotteske, y GRUTESCO. En es- Hispanoamericana, Barcelona).
[lo] GUEVARA, F.: Comentarios de la Pin-
pañol se usa también la forma adjeti- tura (1560), pág. 73 (ed. Madrid, 1888). 8
5 cos se han tomado, no de las pintu- grutescos, esta lucha: «El poeta y el
ras, sino de los animales que viven o pintor siguen los mismos pasos y su
se refugian en las cuevas y los define ardiente deseo tiende hacia e! mis-
como «cierto modo de pintura imi- mo fin, así como aparece expresado
tando lo tosco de las grutas y los en estas láminas, ornamentos dignos
animalejos que suelen criarse en ellas de elogio por su trabajo y su arte.
y sabandijas y aves nocturnas. Este Roma puede ofrecernos un ejemplo.
género de pintura se hace con unos Roma, centro de reunión de todos
compartimientos, listones y follages, los espíritus preclaros, de cuyas gru-
figuras de medio sierpes medio hom- tas, en las que nunca amanece, irradia
bres, cyrenas, sphinges, ninotauros» ahora una luz que reanima este her-
[ 11 l . La expresión perdura en el ba- moso arte.» [ 13 l .
rroco permaneciendo con el nombre Esta disputa se prolonga a lo lar-
de «follajes», «grutescos» o «bru- go de todo el siglo XVI. En el fondo
tescos» en Palomino [12]. se trataba de situar la decoración gru-
Los coetáneos observan y son cons- tesca en un rango de género artístico
cientes del nacimiento de un nuevo que le correspondía por sus especia-
género artístico que tiene sus detrac- les características: decoración y fi-
tores. La polémica se inicia sobre la guración, ornamento e imagen.
base de lo clásico y lo anticlásico, Si creemos a Francisco de Holan-
que es tanto como recrudecer la da, Miguel Angel se inclinaba a ver
disputa platónica de lo representativo como razonable este género de imá-
y lo fantástico, ya que la decoración genes «para la variación y relaja-
grutesca presenta más figuras mons- miento de los sentidos y cuidado de
truosas y de imaginación que reales. los ojos mortales», según expresión
El nacimiento de la decoración gru- que pone en boca del gran artista
tesca es índice de una reacción anti- [14]. Ello no supone la valoración
clásica contra el Renacimiento. del grutesco como imagen, pero in-
Para ambas partes había argumen- dica una aceptación como entreteni-
tos válidos: los unos, porque los ro- miento y juego visual de las formas
manos habían utilizado este tipo de plásticas, porque el grutesco tiene
pintura, tal como se podía ver en las mucho de capricho y lo caprichoso
grutas y estucos, recientemente des- es una de las características del ma-
cubiertos; los otros, porque tenían nierismo.
la autoridad de Vitruvio, que re- Intentando realzar el sentido del
chazaba claramente esta clase de fi- grutesco como arte figurativo y su-
guras. En el fondo, se trataba de sa- perando la discusión de su incorpo-
ber si la libertad de la fantasía era ración en el arte, el arquitecto y tra-
un derecho común a los pintores y a tadista italiano Pirro Ligorio intro-
los poetas, según el verso del escri- duce, avanzado ya el siglo XVI, un
tor latino. No sólo era una reacción término nuevo para definir el gru-
anticlásica, sino la exigencia de una tesco: el simbolismo como valor pre-
retórica común para la pintura, la ferente, quedando el aspecto quimé-
música y la poesía. Será precisamen-
te esta retórica o un modo concep-
tual de expresión de las formas lo
[ l l ] COVARRUBIAS, S. de: Tesoro de la
que define el Manierismo contra el lengua castellana, Madrid, 1911.
Renacimiento. [12] PALOMINO, A.: Museo pictórico y
Un ornamentista anónimo, tal vez escala óptica, pág. 1.153 (Ed. Aguilar, Ma-
drid, 1947).
el pintor Vincitore, colaborador de ~ 1 3 1~á,i,, ,,i,ida por BERL~JER, R.:
Rafael en la decoración grutesca de en Ornamentale Vorlage-Blater des 15 bis
las Logias romanas, ha expresado en 18 Iah~hundevt, Lám. 47, pág. 21, Lei~zig,
1926.
9 versos latinos, sobre un grabado de [ i 4 ] Diálogos de la pintz*ra, Madrid, 1923.
rico en segundo término. Desprecian-
do el elemento monstruoso e híbrido
de la animalística grutesca, se fija Li- DIBUJANTES, PINTORES Y
gorio en el aspecto de la metamor- GRABADORES
fosis, por el cual las figuraciones gru-
tescas vienen a representar el mundo A favorecer esta expansión de la
de los temas mitológicos, con un cier- ornamentación grutesca, contribuye-
to sentido moralizante y valor simbó- ron, de manera especial, los dibujos
lico, 1-10 sólo en las figuras naturales, que tomaron los artistas visitantes de
sino también en los animales mons- las grutas. Como constancia de estas
truosos: «La onde havemo da crede- visitas a la Domus Aurea, nos han
re, che le pitture grottesche dei gen- dejado también los «grafitos», con
tili non siano senza significationes, et sus nombres y algunas fechas, inclu-
ritrovate de qualche bello ingegno so en las paredes y que han sido leí-
philosophico, et poeticamente rep- dos por Dacos.
presentante.» [ 151. La peregrinación de los artistas a
Los filosósofos que cita Ligorio Roma era un deseo normal para ad-
son los pitagóricos y las leyendas ovi- mirar los monumentos de la antigüe-
dianas de la metamorfosis o muta- dad in situ. El conocimiento y des-
ciones de hombres en animales, ve- cripción de estos monumentos, divul-
getales y otros elementos. En el fon- gado por libros como «Mirabilia Ur-
do, se deja ver cierto neoplatonismo bis Romae», no satisfacía suficiente-
ficiniano que viene a inundar la exis- mente la curiosidad de los artistas.
tencia de la ornamentación grutesca. El tratadista español Diego de Sa-
El tratado de Ligoro, escrito ya en la greda hace notar que también es Es-
segunda mitad del siglo xvr, es de paña se hallan monumentos romanos,
gran importancia por su extensión li- sobre todo en Mérida, donde se po-
teraria y porque resume una de las dían ver muchas de las cosas que él
tendencias en boga durante todo el aconsejaba en su libro Medidas del
siglo sobre el grutesco. El mismo Romano.
Vasari elogia las producciones gru- El fruto de estos viajes eran dibu-
tescas de algunos maestros que su- jos, copias y estudios que, en forma
peran en belleza a la de los antiguos de cuadernos, se propagaban de un
decora.dores del tiempo del Imperio. taller en otro y servían de modelos
La decoración grutesca no es, por para grabadores, pintores y arquitec-
tanto, un simple ornato caprichoso, tos. De estos cuadernos conservados,
sino que en él se mezclan temas mi- algunos han tenido influencia en las
tológicos, y fábulas poéticas y, en decoraciones del arte español: Hyp-
ocasiones, hecho normal dentro de la nerotomachia Poliphili, el libro de
concepción neoplatónica, se interca- Francesco de Giorgio, e1 Codex Es-
lan escenas o personajes bíblicos. El curialiensis del taller de Ghirlandaio,
grutesco se asocia a un programa con- 11 libro di Giuliano de Sangallo y el
ceptual, muy complejo a veces del Libro de las Antigüedades, de Fran-
cual forma parte. cisco de Holanda.
Lo cierto es que las pinturas gru- Bajo la aportación de estos dibu-
tescas, bajo el ejemplo de los mode- jos que corren por los talleres o di-
los romanos, se imponen en el am- rectamente tomados de los muros y
biente artístico, llenando un espacio restos de obras escultóricas romanas,
de tiempo comprendido entre 1500 y los repertorios o motivos concretos
1700. de los grutescos aparecen en los cua-
dros de los pintores o murales, du-
[15] Texto publicado íntegramente por rante las dos últimas décadas del si-
D ~ c o sGRIFO,
N., en al obra citada Apén-
dice 1. glo xv. 1o
7 En realidad, son los mismos temas divulgados por la imprenta, se ponen
de las décadas anteriores, a las que a disposición de los artistas en un
se incorporan nuevos motivos toma- comercio que se extiende por Euro-
dos del elenco de las grutas o sus li- pa, tal como ha precisado Berliner.
bres combinaciones imaginarias. Es- Entre estos grabadores destacamos
tos motivos se despliegan horizon- en Italia a Zoan Andrea, formado en
talmente en forma de frisos o verti- el ambiente de Durero y Mantegna,
calmente a modo de pilastras o co- cuyos dibujos fueron utilizados por
lumnas, según fórmula tomada de Nicolás de Vergara; Nicoletto Rosex
la Domus Aurea. En ambos casos se de Módena, que proporciona a los
trata de composiciones a candelieri, grutescos un carácter más ampuloso,
a candelabro, forma compositiva que mezclando triunfos mitológicos y alu-
perdurará largo tiempo y es uno de siones emblemáticas como la «Victo-
los principios estructurales de la de- ria Augusta» reproducida en un pa-
coración grutesca. nel de la Universidad de Salamanca;
Durante estas dos últimas décadas el anónimo grabador de los dibujos
del siglo xv, la decoración renacen- de la «Hypnerotomachia Poliphili»,
tista, que comienza a llamarse gru- algunos de los cuales se han repro-
tesca, se hace subsidiaria de la ar- ducido en el antepecho del patio uni-
quitectura o, mejor dicho, de las ar- versitario de la misma ciudad y en la
quitecturas pintadas en los murales misma fachada.
y cuadros. El grutesco es un tema de De Alemania podemos citar las
segundo orden. Sólo en los primeros hojas de Israhel van Meckenen, de
años del Cinquecento comienza a ad- hojarasca gótica con personajes que
quirir un relieve e importancia como interpretan refranes y danzas popu-
género artístico. lares, algunas tenidas en cuenta en
Vasari considera que las primeras Salamanca. En los Países Bajos, en
decoraciones grutescas fueron utili- muy estrecha relación política y cul-
zadas por el pintor Marto da Fel- tural con España destacan los graba-
tre en las cámaras papales de San- dos de Lucas van Leyden, que si es
tangelo, decoradas por Pinturicchio frío y naturalista en sus temas, mues-
(1492). Pero Pinturicchio utilizaba tra una gran técnica y fuerte imagi-
ya temas de la Domus Aurea, como nación en los motivos ornamentales
las esfinges y los delfines en el pala- de los grutescos, muy cercano for-
cio Bufolini ( 1483). Filippino Lippi malmente a las decoraciones plate-
en Santa María supra Minerva (1488- rescas salmantinas del segundo pe-
1493), Signorelli en la capilla San ríodo.
Bricio de Orvieto ( 1500-1504), Pe-
rugino en la catedral de Cambio
(1499-1500)) y, ante todo, Rafael y
Juan de Udine, son quienes consa- ANTECEDENTES
gran definitivamente el uso del gru- MITOGRAFICOS
tesco en las Logias papales del Va-
ticano. La decoración grutesca gana La consideración de la decoración
su batalla y se desarrolla sobre pi- grutesca como cosa monstruosa y pu-
lastras, frisos, en decoraciones de ramente imaginativa, por parte de los
yeso, en adornos de tumbas y en ilus- tratadistas, ha olvidado el fondo sig-
traciones de libros. nificante que pueden tener estas fi-
Los grabadores proporcionan a los guraciones. Ligorio, en el tratado an-
pintores, escultores y arquitectos los teriormente citado, acude a la mito-
«modelos ornamentales», tal como logía, las fábulas y las metamorfosis
venía sucediendo en períodos ante- ovidianas para explicar el fondo sim-
11 riores. Estos dibujos xilografiados, o bólico y significante de los grutes-
cos. Llega incluso a recoger una re- En lo que se refiere a España co- 8
lación amplia de los diversos temas nocemos el tratado de Enrique de
o mitos que se pueden representar en Villena Los doze trabajos de Hercu-
forma grutesca. Tal vez sea esta la les (1417) y la Philosophia Secreta,
parte menos estudiada de la deco- de Juan Pérez de Moya, publicada
ración grutesca, sin que, por ello, en Madrid en 1585. Sin embargo, no
pensemos que toda ornamentación se ha tenido en cuenta un libro que,
puede tener un valor significante. por su temprana creación y la calidad
En la decoración renacentista, y científica y literario de su autor, es
sobre todo en la española, se mez- la primera también en lengua vul-
clan grutescos de pura fantasía con gar: Sobre los dioses de los Genti-
temas mitológicos y poéticos y se in- les, de Alonso de Madrigal Tosta-
tercalain escenas o personajes bíbli- do [17].
cos en forma de alegoría. Por lo cual, El Tostado debió escribir su trata-
el grutesco adquiere un carácter mo- do cuando era maestrescuela de la
ralizante y religioso en obras como catedral de Salamanca, hacia el año
iglesias y sepulcros y una forma de 1440. Es un estudio enciclopédico de
exaltación triunfal en fachadas. Este los poetas y escritores grecolatinos,
valor significante está dependiendo, con cuyas opiniones intenta el autor
muchas veces, de promotores intelec- esclarecer el origen, nombre y atri-
tuales que ofrecen los programas fi- butos de los distintos dioses y hé-
gurativos, interpretando los tratados roes, así como las transformaciones
sobre los mitos de los héroes y dioses ovidianas. De esta obra, que debió
de la .Antigüedad, al mismo tiempo ser popular en forma manuscrita,
que los temas bíblicos. se hicieron dos ediciones impresas:
La supervivencia de los mitos de una en Salamanca en 1507 y otra en
la Antigüedad en el arte de la Edad Burgos en 1545.
Media es cada vez mejor conocida, Pérez de Moya amplió el estudio
gracias a recientes estudios [ 161. de El Tostado, sin citarle, aunque le
Esta supervivencia se hace más explí- utiliza, a veces literalmente, y preva-
cita en forma y temática durante el leció sobre el escrito del obispo de
Renacimiento, gracias a los nuevos Avila, del cual no volvieron a ha-
tratados de mitología que contribu- cerse más ediciones. Pero hemos de
yen a despertar el interés por los mi- suponer que, dada la fama y autori-
tos antiguos. dad literaria de El Tostado, su libro,
Entre estas obras sobre mitología formando parte de una obra extensa
tienen gran importancia los escritos «Sobre las Edades del Mundo, y del
de Petrarca y, sobre todo, la Genea- hombre y las Virtudes» tendría una
logia Deorum, de Juan Boccaccio gran repercusión entre los mitólogos,
(1373) que tuvo gran influencia du- poetas y decoradores de los siglos xv
rante el Quattrocento y se puede y XVI.
considerar como el libro de texto so-
bre esa materia durante el Renaci-
[ l G ] Entre otros: SEZNEC,J.: La survi-
miento. Le sigue en importancia la vance des Dieux antiques, Londres, 1940
fuente de los emblemas de Horapo- (Warburg Institut) y SELDMAYR, H.: Die
lo, Hierogliphica, descubierto en Wieder-Geburt der Antiken Gotter im Bilde,
Munich, 1954. Pier-Almanach. PANOFSKY,
1422 y editado por primera vez en E.: Renacimiento y renacimientos, en el arte
1505, y la Hypnerotomachia Poli- occidental, Madrid, 1975, Alianza Editorial.
phili, de Francesco Colonna, escrito [17] Es conveniente revalorizar esta obra
que no ha sido tenida en cuenta por los tra-
en 1467 y publicado por Manuzio en tadista~ de estos temas. Puede verse: FER-
1499. Durante el siglo XVI aparecen NÁNDEZ ARENAS, J.: Sobre los dioses de los
los tratados de Gyraldus (1548), Gentiles, de Alonso de Madrigal Tostado,
en: A.E.A., Madrid, 1976, núm. 195, pági-
Conti (1551) y Cartari (1556). na 338. 12
9 Los temas de mitología antigua se ña casi no se puede hablar de gru-
mezclan en diversas producciones li- tesco pintado, salvo contadas excep-
terarias del humanismo español, so- ciones. Sin embargo, la floración de
bre todo la poesía y la novelística, y grutescos en nuestro país sobrepasa
hemos de suponer que este ambiente, a las creaciones italianas. Se desarro-
fomentado por la obra de Villena y lla preferentemente en la ornamen-
el Tostado -uno escribe en catalán tación interior y exterior de la ar-
y el otro en castellano -, se dejará quitectura, en el adorno escultórico
notar también sobre las representa- de los retablos y sepulcros funera-
ciones figurales del arte plástico, al- rios y en las creaciones de forja de
gunas recogidas por Angulo [ 181. hierro en las verjas, sin olvidar los
Basta citar algunos ejemplos de lo grabados y dibujos de las artes grá-
que puede constituir un estudio más ficas.
profundo: Fernando Rojas define las
virtudes de Calixto a Melibea con es- LAS VfAS DE PENETRACION
ta rotunda expresión: «Fuerza y es-
fuerzo, no tuvo Hércules tanta» (Ce- Los grandes temarios de la deco-
lestina, Act. IV). El poeta Juan ración grutesca se introducen en Es-
Agraz compara al conde de Niebla paña por tres importantes vías.
con Hércules. Gómez Manrique re- En primer lugar, la actividad di-
cuerda los trabajos del héroe mítico recta de artistas italianos o franceses
al hablar de Diego Arias de Avila. que trabajan en España o envían
El maestro Fernán Pérez de Oliva, obras realizadas en diversos lugares
rector de Salamanca (1529-1531) y de Italia. Durante el último decenio
que interviene en la programación de del siglo xv y el primero del XVI acu-
su fachada, escribe una obra de tea- den a nuestro país una serie de ar-
tro sobre El nacimiento de Hércules, tistas procedentes, principalmente,
que no es sino una readaptación del de Lombardía que trabajan en im-
Anfitrión de Plauto. Cristóbal de Vi- portantes realizaciones arquitectóni-
Ilalón describe en El Crotalón el pa- cas, emprendidas, sobre todo, por la
lacio del amor y la fama con toda cla- familia de los Mendoza. Al mismo
se de ornamentos y figuras míticas. tiempo se importan obras realizadas
Jorge de Montemayor, en Diana, re- en aquel país, sepulcros preferente-
lata temas míticos. Por fin, León mente, y materiales de mármol que
Hebreo, con las repetidas ediciones en algunos casos vienen trabajados
de sus Diálogos de Amor, intenta Ya.
conciliar Aristóteles con Platón, y a Estas primeras decoraciones que
éstos con Moisés y la Kábala, en un cubren las pilastras, columnas y fri-
esfuerzo paralelo al de Ficino. sos son netamente renacentistas de
A la hora de estudiar la decora- tipo lombardo o toscano, zarcillos,
ción grutesca hay que contar con es- trofeos bélicos, búcaros, hojas de
tos antecedentes mitográficos que co- acanto, Iáureas, guirnaldas, cabezas
labora en la confección de los gran- de querubines y alguna insinuación
des programas figurativos de media- animalística de quimeras y aves en-
dos del siglo xvr. tre vegetación. En algún caso, como
en el castillo de La Calahorra, y Vé-
lez-Blanco se introducen represen-
LA DECORACION GRUTESCA taciones de temas mitológicos, toma-
EN ESPAÑA dos, en el primero de los casos del

Así como en Italia la decoración


grutesca tiene su campo prioritario [U]La Mitología y el arte español del
Renacimiento, en: «Boletín de la Real Aca-
13 en la pintura y el grabado, en Espa- demia de la Historia», CXXX, pág. 106.
Codex Escurialensis, según pudo de- sibilidad de que su desenvolvimiento 10
mostrar Sebastián [19]. No puede pueda estudiarse en períodos que
hablarse de decoración grutesca en muestren características distintas.
el sentido de ser temas de fantasía y Estas características no se producen
creaciones monstruosas. por los maestros más representati-
La segunda vía de penetración se vos, ya que ellos utilizan los servi-
realiza por los mismos maestros es- cios de equipos de tallistas que se
pañoles que viajan a Italia y apren- desplazan de un lugar a otro, y, sal-
den en los talleres las nuevas formas vo excepciones relevantes, estos ta-
decorativas. Entre ellos destaca Die- llista~ permanecen bastante anóni-
go de Siloé, Bartolomé Ordóñez, mos. Tampoco se dan los distinti-
Machuca, P. Berruguete y otros, co- vos por regiones, ya que los gran-
mo Lorenzo Vázquez, la actividad de des maestros suelen desplazarse a
cuyos primeros años desconocemos. puntos bien distintos. En algunos
La tercera vía la constituyen los casos, el material usado puede fa-
dibujos, láminas y grabados que, en vorecer ciertas diferencias en la la-
un comercio muy extendido por Eu- bor-piedra blanda de Salamanca, pie-
ropa, llegan a nuestro suelo. Ya he- dra granítica de Avila, el trabajo en
mos aludido a la influencia, en algu- yeso de los hermanos Corral y los
nos casos, identificada de estos mo- aragoneses. Prescindiendo de todos
delos ornamentales. Grabadores ale- estos caracteres diferenciales, que ve-
manes trabajan en los primeros mo- remos al analizar cada monumento,
mentos del establecimiento de la im- hemos preferido ver el fundamento
prenta en España y aportan porta- para los distintos períodos de la de-
das para libros, letras orladas y di- coración grutesca en el análisis es-
bujos que ilustran los textos. De au- tructural de su composición, en la
tor alemán son las bellas xilograffas que entran tres elementos: los te-
del libro De las mujeres ilustres en mas, su interpretación con respecto
romance, de Boccaccio, editado en al fondo donde nacen y la composi-
Zaragoza el año 1494; Los trabajos ción dentro del programa figurado
de Hércules, de Villena, impreso en en la obra. Es decir, el vocabulario
Zamora! (1483) y en Burgos (1499). ornamental, la morfología y su re-
En este aspecto se debe tener en tórica, expresado de manera lingüís-
cuenta también los relieves de las si- tica.
llerías de los coros que interpretan El primer período ( 1490-1520),
fábulas y cuentos populares y algu- que se puede llamar el momento de
nos tenlas de mitos antiguos [20]. los iniciadores en las distintas regio-
Una sistemática investigación y nes, se protagoniza por los maestros
ordenación de los grabados y dibu- italianos que trabajan en España y los
jos en incunables importados y los artistas españoles o afincados en
impresos en la Península puede pro- nuestro suelo, que continúan las for-
porcionar más conexiones entre la mas constructivas góticas pero se ini-
decoración grutesca utilizada en la cian en la temática ornamental rena-
arquitectura y la escultura del siglo centista. Es éste un período inicial
XVI en España.

PERÍODOS DE LA EXPANSION 1191 Antikisierende Motive der Dekora-


DEL GRUTESCO tion des Schlosses La Calahorra bei Grana-
da, Gorresgeschellschajt, t . 16, pág. 184,
Múster, 1960.
Teniendo en cuenta estos tres ca- [20] Tema cada vez mejor conocido gra-
minos por donde se da a conocer el cias a las aportaciones de MATEOL ~ P E Z1.: ,
Los trabajos de Hércules en las sillerias góti-
vocabulario de la ornamentación gru- cas espaZolas, en: A.E.A.T., XLVIII, núme-
tesca en España, se aprecia ya la po- ro 189, Madrid, 1975 y otras publicaciones. 14
11 que se quiere llamar Protorrenaci- canas tienen finalidad ornamental.
miento, según expresión preferida Este sentido ornamental enraizado en
por los profesores Sebastián y Ro- las formas góticoflamencas y en las
senthal. Que la influencia de los hispanomoriscas, da como resultado
maestros italianos sobre los períodos esta característica ornamentación gru-
posteriores no es muy importante, tesca que se ha llamado «plateresco».
muriendo así el empeño de los Men- El vocabulario en uso es el ante-
doza, puede verse en la reacción pu- rior, pero ampliado con nuevos mo-
ramente castellana que se produce tivos específicamente grutescos: dra-
hacia el año 1520. gones, aves, máscaras, calaveras, har-
El vocabulario ornamental está pías, esfinges, hipocampos, bucrá-
compuesto por guirnaldas, niños ala- neos, grifos y toda clase de animales
dos, parejas de delfines, trofeos béli- monstruosos combinados con la fi-
cos, búcaros, mezclados con zarcillos gura humana. Los bustos y perso-
y formas vegetales, motivos típica- najes históricos entre láureas y meda-
mente del Renacimiento italiano. llones se repiten constantemente en
Esta decoración se desarrolla so- las fachadas, en los patios o las capi-
bre las pilastras, jambas, dinteles, an- llas. Son frecuentes las alusiones mi-
tepechos y marcos de las ventanas, tológicas.
quedando los lienzos del muro va- Los grutescos invaden totalmente
cíos, salvo en el llamado Estilo Cis- la superficie de las zonas ornamenta-
neros, con ascendencia hispanomo- das, cubriendo todas las partes de la
risca, que tiende a cubrir los muros. fachada en verdaderos tapices escul-
El relieve de la decoración es poco pidos. El léxico formado con este vo-
profundo, como excavailo en la pie- cabulario nuevo es más rico, abun-
dra y conservando la línea del plano dante, de mayor bulto escultórico y
sin que unas figuras sobresalgan de movilidad.
otras. Son decoraciones con más ca- La temática se ordena en torno a
rácter pictórico que escultórico, de- un programa conceptual y significan-
mostrando así su dependencia de mo- te de exaltación hacia los mecenas o
delos pintados o grabados. promotores. La decoración grutesca
A finales del segundo decenio del tiende hacia una independencia co-
siglo XVI se produce una serie de mo género artístico que terminará
acontecimientos políticoculturales, ya consiguiendo.
reseñados arriba, que motivan el ini- Desde el año 1540 al 1570 se da
cio de un segundo momento en la de- una manera de interpretar la decora-
coracióri grutesca: Carlos 1 procla- ción grutesca que consideramos co-
mado heredero del trono; la reacción mo distintiva del tercer período. Si
de las Comunidades; las grandes con- señalamos esa fecha inicial es por-
quistas de América; el inicio de la que en torno a ella se producen he-
actividad de Ordóñez en Barcelona, chos importantes entre los que des-
de Siloé en Burgos y un gran des- taca la madurez e inicio de actividad
pliegue de la actividad constructiva de los más importantes maestros que
en torno al emperador Carlos. cultivaron la decoración grutesca. Es
Este segundo período (1520-1540) el gran momento de 10 que pudiéra-
se puede denominar como consoli- mos llamar el Manierismo español o
dación de las escuelas geográficas y de los grandes maestros manieristas,
formación de los grandes maestros porque cada uno tiene su «maniera».
que han de definir el tercer período. La temática es la misma de los pe-
Perdura en este momento el con- ríodos anteriores, pero se acentúan
vencimiento de que las estructuras las preferencias hacia la representa-
constructivas han de ser las tradicio- ción de la figura humana en forma
15 nales, mientras que las labores tos- monstruosa, con rasgos de sufri-
miento en una mezcla de hombre y tea y las pinturas murales de las salas 12
bestia o de hombre y vegetal. Es el descubiertas en Roma. A ello hay
hombre que aúna los distintos nive- que añadir la libertad creativa de los
les de la creación el objeto más re- artistas y grabadores, que desplie-
presentado. gan su fantasía proporcionando seres
El relieve adquiere mayor corpo- monstruosos y complicadas formas
reidad e independencia respecto a la ornamentales.
superficie de donde sobresale en bul- El elemento básico de esta deco-
to. Las figuraciones, aisladas o for- ración es el vegetal y el animal, que
mando grupos, adquieren formas es- se halla como integrante del arte de-
cultóricas, como si quisiaran des- corativo en todas las culturas. Por
prenderse del plano, a donde quedan, eso, 10 importante no son los temas,
no obstante, agarrados como reptiles sino la forma en que esos motivos se
al suelo y en expresión gesticulante. interpretan en los distintos momen-
Desaparece el dibujo pequeño y or- tos.
febrizado, del período anterior. Se . Desde las culturas más primitivas
desarrolla preferentemente en fri- hasta las grandes series de bestia-
sos, capiteles, cresterias y bóvedas, rios y naturalistas de la Edad Me-
volviendo a quedar libres las pilas- dia, el tema vegetal y el animal mons-
tras y columnas que muestran todo truoso adquiere una gran importan-
su caricter tectónico como elementos cia, no sólo en el aspecto decorativo,
constructivos, aunque nada apoyen sino también bajo formas significan-
realmente. tes.
La decoración se transforma en Nos interesa ahora destacar los di-
imagen con sentido significante y ale- versos temas. que intervienen en la
górico, unida a temas mitológicos y decoración grutesca; posteriormente
poéticos que se intercalan con esce- intentaremos analizar su carácter es-
nas o personajes bíblicos. La deco- tructural, visual y significante.
ración grutesca, en su punto álgido Hacer un Corpus de las figuracio-
de capricho, de estupefacción, de nes que intervienen en la decoración
sorpresa y de complicados conceptos grutesca no es tarea fácil: su léxico
filosóficos, consigue su independen- está compuesto por los más diversos
cia como género artístico, indepen- elementos del campo natural e ima-
dencia por la que ha luchado desde ginario, en combinaciones híbridas y
las primeras decoraciones renacen- complejas. Pero intentemos hacer un
tistas. esbozo reduciéndolo a grupos indi-
El nuevo aire de la Contrarrefor- cados por el reino de donde se to-
ma tridentina terminará matando en man.
geometría herreriana o barroca la vi-
talidad de la decoración grutesca. Elementos artificiales de fabrica-
ción humana. Destacan entre todos
ellos los arreos militares (panoplias)
ESBOZO PARA UN «CORPUS» formados por petos, corazas, ~elmos,
DEL GRUTESCO carcaj, picas, escudos. Son elementos
con alusiones nobiliarias y guerreras,
El repertorio temático de la deco- de uso más frecuente en fachadas de
ración grutesca es muy variado. Coe- palacios y tumbas. En el aspecto no-
xisten, en un principio, elementos biliario destaca el frecuente uso de
de la ornamentación vegetal y ani- escudos (heráldica), que en ocasio-
mal del gótico tardío y se añaden nes constituyen el tema central del
otros nuevos 'tomados de la Anti- ornato. Los candelabros y los vasos
güedad romana, imitando los relie- (orfebrería) forman un tema impor-
ves ornamentales de la época augus- tante; su composición simétrica sir- 16
13 ve para señalar la verticalidad y el petido en mezcla humana, animalísti-
eje de simetría del grutesco, hasta tal ca y volátil.
punto que la denominación a cande-
lieri es expresión de una constante Elementos muertos. Es frecuente
estructural y compositiva de la deco- el uso de objetos que pertenecen o
ración grutesca. A estos hemos de aluden a la muerte: calaveras en mén-
añadir elementos artificiales como sulas, columnas o sobre colgaduras;
cintas, eses, anillos, contarios, car- bucráneos adornados con guirnaldas,
telas, que sirven de unión entre los caretas, máscaras y conchas. Éstas
distintos motivos y proporcionan una muy abundantes y en ocasiones como
cierta labilidad, movimiento y ritmo símbolo jacobeo.
a la composición. Papel importante Elementos humanos. Se nota una
corresponde a las partes arquitectó- gran preferencia por la representa-
nicas, columnas, pilastras, frisos, tím- ción de la figura humana en su edad
panos, entablamentos que forman el infantil, en la primera y segunda épo-
marco donde se desenvuelve el gru- ca de la decoración grutesca: niños
tesco. desnudos, niños con alas (ángeles,
querubines, serafines) jugueteando
Elementos naturales y vegetales. entre los tallos vegetales o cabalgando
Los zarcillos y las hojas de acanto sobre diversos animales grotescos. A
formando eses y espirales en compo- veces, sentados sobre un vaso o can-
sición geométrica constituyen un mo- delabro, cogiendo con sus manos los
tivo frecuente y muy antiguo en to- zarcillos.
da ornamentación. Estos zarcillos, En la época final la figura humana
utilizados en su natural forma vege- adquiere modalidades distintas de
tal, en un primer período, se desdo- lucha, con gestos de dolor, terror y
blan en figuras animales o humanas amarga comicidad. Quedan amarra-
en los momentos culminantes del dos por las extremidades, de forma
grutesco. Suelen formar parte de la vegetal, a los capiteles o frisos, o
figura animal o humana, constituyén- bien en forma mixta de hermes, te-
dose en miembros como brazos o lamones y cariátides o tenantes. La
piernas vegetales. figura humana aparece con mucha
Las guirnaldas rodean escudos o frecuencia en medallones como per-
bustos de personajes, siempre con sonajes históricos.
sentido heráldico o triunfal (láureas),
o en forma de colgaduras acompaña- Elementos de fantasta monstruosa.
das de flores y frutos. La flor es de La combinación de vegetales y ani-
uso frecuente en casetones o cara in- males compone representaciones del
terior de piedras. corpus grutesco que es una de las ca-
racterísticas más destacadas. El paso
de una especie a otra se hace con
Elementos animales. Éstos están suavidad, de tal manera que dificul-
tomados de los terrestres entre los ta la identificación de los componen-
que destaca el caballo, en las formas tes, dando por resultado los mons-
de centauro, caballo alado, unicor- truos, que han definido durante mu-
nio; los reptiles, basilisco, sabandi- cho tiempo el grutesco.
jas, dragones, cabras, a veces en for-
ma de faunos. Los marinos, con pre- Elementos alegóricos y poéticos.
dominio del delfín casi siempre en La representación de alegorías, sobre
pareja simétrica, el caballo de mar, todo de las virtudes y los vicios, en
tritones, nereidas, ninfas. Los voláti- forma de damas o animales, es bas-
les, aves en forma de perdiz, de águi- tante normal. A ello hay que añadir
17 la y de murciélago, éste último re- los triunfos, las danzas, las procesio-
a
nes de músicos, los temas mitológi- del Renacimiento italiano - idea 14
cos y las escenas o personajes bíbli- buscada por el autor en su, por otra
cos o del Santoral: núcleo del ele- parte, aguda búsqueda y determina-
mento programático o figurativo de ción estructural del grutesco, según
la decoración grutesca. la metodología del Struktur Analyse
de Sedlmayr. Pero es que la decora-
ción grutesca del Renacimiento es-
pañol, tiene sobre el italiano, y aún
EL CARACTER VISUAL Y el francés, una vertiente más acen-
SIGNIFICANTE DEL tuada de tipo significante y figural,
GRUJI.'ESCO poco tenido en cuenta. El análisis
de algunos programas iconográficos
El abundante repertorio que cons- de las fachadas, nos proporciona ar-
tituye la decoración grutesca, como gumentos que apoyan nuestra afir-
vocabulario de un variado texto or- mación. La desaparición de la de-
namenital, no impide reducir a un coración grutesca lleva consigo la
principio estructural compositivo la muerte de los programas figurativos,
esencia de esta forma decorativa. Es- que vuelven a renacer en el Barroco,
te principio no puede ser único, sino pero con un lenguaje distinto.
que está compuesto por una serie de El análisis de la temática, de la es-
conceptos reducibles a una cualidad tructuración respecto al fondo, el
polivalente: el carácter visual y sig- relieve y la acentuación morfológica
nificante. y plástica de las figuras, nos lleva a
La decoración grutesca, como toda poder señalar algunas características
obra de arte, es al mismo tiempo una de la fisonomía visual del grutesco.
unidad estructurada por distintos La primera característica del gru-
elementos y una totalidad diferen- tesco es la simetría. Todas las formas
ciada y diferenciante. El principio in- grutescas se centran a ambos lados de
tegrador de esa individualidad y esa una línea, a veces puramente óptica,
totalidad ha de ser una cualidad vi- que divide la composición en dos par-
sual, común a las distintas partes que tes geométricamente semejantes. Es
componen la obra, es decir, el carác- lo que se ha llamado composición a
ter visual plástico o la fisonomía vi- candelieri, a candelabro. El eje cen-
sual de la decoración grutesca, prin- tral está formado por la misma verti-
cipio y partida para cualquier válida calidad de la figura en su parte me-
interpretación de la obra artística. dia, por un sutil candelabro en cuyos
La decoración grutesca, pertene- torneados relieves se sitiían las fi-
ciente al campo ornamental, entra guras, por representaciones pareadas
también en el área de la figuración, iguales o por figuras distintas a am-
por lo que necesariamente este ca- bos lados de una máscara, de un la-
rácter visual, constitutivo de su esen- zo, o de una figura central que se-
cia y rango artístico, ha de estar si- ñala el eje.
tuado entre esas dos coordenadas, o Esta simetría, tanto en forma ver-
lo que es lo mismo: el grutesco par- tical como horizontal, no siempre es
ticipa del ornamento tanto como de igualdad formal, lo que se consigue
la imagen figurativa. con roleos, espirales o zarcillos, sino
Este principio ha sido formulado también equivalencia simétrica com-
en forma negativa, lo cual nos pare- positiva a ambos lados de un eje.
ce poco acertado, por PieI, cuando Esta simetría se da también en fri-
afirma que el grutesco «no es orna- sos o grupos escultóricos que des-
mento puro, ni tampoco imagen» arrollan un tema, aunque no sea con
[21]. Expresado así tal vez sirva
para definir la decoración grutesca [21] En la obra citada (ver nota 1). 18
15 formas grutescas o monstruosas. formaciones ovidianas tienen gran
La segunda razón de ser del gru- importancia en el origen de la deco-
tesco es el movimiento. La mayor ración monstruosa, y los pintores y
parte del Corpus decorativo que ana- escultores se arrogan para sí el mis-
lizamos está formado por elementos mo derecho que los poetas. Felipe de
móviles: vegetales, zarcillos, hojas Guevara ironiza sobre las decoracio-
que forman espiral; niños alados ca- nes grutescas diciendo: «Son risa las
balgando, danzando; cintas que se penas de Tántalo, Sísifo y Prometeo
enrollan o anillos que unen; anima- comparadas con las de estas figuras.»
les marinos, delfines, hipocampos, i231.
grifos, harpías, basiliscos, aves; más- La figura monstruosa implica tam-
caras con expresión vociferante y fi- bién una dualidad: lo real se mezcla
guras humanas monstruosas en ges- con lo irreal, lo que es con lo que pa-
tos y actitudes de gran expresión de rece ser, o, en palabras de Vitruvio:
dolor, sufrimiento y patetismo. lo que existe con lo que no existe,
Esta movilidad supone inestabili- ni ha existido, ni existirá. De nuevo
dad, labilidad, inseguridad (la cuali- estamos ante una antinomia: lo real
dad visual de una obra de arte se contra lo irreal, lo que es contra lo
describe con abjetivos), bien patente que no es. Pero al mismo tiempo,
en las decoraciones colgadas del ter- este mundo monstruoso que no per-
cer período. Es una especie de jue- tenece al mundo real, se une al mun-
go óptico en el espacio, de capricho do figurativo de temas mitológicos,
que despierta estupefacción ante la bíblicos y religiosos para formar un
increíble lesión de las leyes tectóni- programa conjunto, por 10 que la
cas. El cardenal Daniel Bárbaro, pre- dualidad, ornamento y figuración se
ocupado por definir la expresión de acentúan.
los grutescos los califica como le- El carácter visual de la decoración
zriores, ligeros y extemporaneus, mo- grutesca, el punto de partida para
mentáneos, con lo que ya apreciaba un método interpretativo, es una
esta movilidad [ 2 2l. antinomia o dualidad múltiple: com-
Esta movilidad del temario gru- posición formal doble: simetría, can-
tesco comporta también una duali- delabro, balanza; simetría contra
dad: el equilibrio formal de la com- movilidad; mundo real, contra mun-
posición simétrica se contrapone al do irreal; ornamento y figuración;
movimiento constante. Esta contra- ornamentalismo contra estructura-
dicción entre el movimiento de los lismo constructivo.
elementos y la quietud de balanza La decoración grutesca, que se
equilibrada de la composición vuel- desarrolla en un momento histórico
ve a ser síntoma de una antinomia: de tipo dialéctico contra el clasicismo
movilidad y simetría. de las proporciones aúreas del Rena-
La tercera característica del gru- cimiento, y en un momento en que
tesco es la monstruosidad. Como tal los géneros artísticos luchan por con-
se definió por mucho tiempo. Lo seguir una independencia, consigue
monstruoso es lo que contradice el el rango artístico que la correspondía
orden natural: al ave se añade tron- por sus especiales características: de-
co humano y cabeza de león; al hom- coración e imagen. Como decoración
bre se mezcla tronco de reptil y entra dentro de este campo artístico,
brazos o piernas de vegetarinas. El
monstruo no tiene vida real, es un
sueño, una imaginación, una ironía, 1221 Texto publicado por D ~ c o sGRIFO
una comicidad, un capricho, una tra- en la obra citada, Apédice 11.
[23] Texto recogido por SANCHEZ CAN-
gedia. T ~ N en:
, Fuentes para el estudio del arte en
19 Las fábulas mitológicas y las trans- España, t. 1, pág. 157.
1 y como imagen es figuración y cabe
dentro del área figurativa como trans-
esencial de lo que cada vez más cla- 16
ramente se viene llamando Mariieris-
l misor de ideas, conceptos o temas, mo.
con lo que se sitúa en los confines del La decoración grutesca es de suyo
l arte figurativo que distingue al ma- anticlásica y fue criticada por Vitru-
l nierismo.
Ornamentalismo contra estructu-
vio como «moda ilógica». Los deco-
radores españoles, sugestionados por
1 ra: ésta es la dualidad y, al mismo las láminas y dibujos procedentes de
tiempo, la lucha en la que se em- Italia, veían en ello un entronque
l peña este movimiento hasta ser su- con las formas antiguas y las utiliza-
plantado por las formas escurialen- ron para cubrir las fachadas, sin una
ses. Es como un paréntesis entre el norma arquitectónica, pero cada vez
Renacimiento italiano, que le da vi- más interesados en el poder orna-
da en lo ornamental, y la seriedad mental y significativo que poseía el
tectónica herrerjana, que ahoga esta género, unido a la temática figura1
vida. Pero un paréntesis amplio, ri- religiosa y mítica.
co, lleno de sugerencias, de imáge- Incluso el que se puede conside-
nes, de símbolos y conceptos, porque rar como tratadista de este momento
el plateresco español no es sólo or- Diego de Sagredo ofrece la posibili-
namentación sino conceptos, y aquí dad de utilizar toda clase de deco-
es donde debe plantearse seriamente ración sin necesidad de tener medi-
el problema del nombre de este mo- da determinada, confiando únicamen-
vimiento artístico. te en la fantasía conceptual del ar-
El plateresco no es sólo una forma tista y, en su tratado, proporciona
decorativa, sino un concepto depen- detalles arquitectónicos, pero no me-
diente de una mente, de unos pro- didas y proporciones, como se ha
motores intelectuales de origen hu- observado con frecuencia. Una vez
manista y medieval, que programan más defiende el ornamentalismo con-
la temática que los artistas interpre- tra la estructura: algo totalmente
tan en piedra, hierro o madera. Lo opuesto al clasicismo del Renaci-
que define a este movimiento, más miento italiano, con sus medidas aú-
que las formas decorativas, que tie- reas. Lo que importa al plateresco
nen su propia vida y desarrollo, son español no es tanto la proporción co-
los significados. Es decir, la nota mo el significado de las formas.

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