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Latorre Suárez I. Psicologia.com. 2012; 16:16.

http://hdl.handle.net/10401/5506

Caso clínico

Intervención cognitiva conductual en un paciente con un


trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y una
depresión mayor recidivante asociados

Isabel Latorre Suárez1*, Marleyn Serrano Ramírez2

Resumen

Este estudio de caso tuvo como fin describir el proceso de intervención de terapia cognitiva-
conductual para verificar la efectividad sobre la comorbilidad de un trastorno depresivo mayor
recidivante y un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. El sujeto de estudio fue un
paciente de consulta psicológica privada de la investigadora, un hombre adulto de 66 años,
extranjero con estudios de doctorado, pensionado y casado hace 30 años. En la evaluación se
utilizaron técnicas e instrumentos que permitieron confirmar los diagnósticos como son:
entrevista clínica, registro de pensamientos disfuncionales, observación conductual directa,
IBD, BAI, EMT, CIE, MCMI-II, IPA, así como los estadígrafos T de Student y Pearson para el
análisis de datos. En los resultados se presenta una descripción detallada de la configuración y
conceptualización de la comorbilidad entre la depresión y el TOCP, el diseño del plan de
intervención basado en los principios del modelo cognitivo-conductual para trabajar la
comorbilidad y el impacto del plan de intervención en la recuperación de los síntomas del
paciente. Se concluye que a lo largo de las sesiones tanto el TOCP como la depresión se
mantuvieron constantes, sin variaciones importantes durante el tratamiento, posibles
explicaciones al respecto se argumentan en los esquemas arraigados que presenta el paciente, la
intermitencia de las sesiones y a la dificultad de intervenir en un factor importante de
mantenimiento de los síntomas, que es el ambiente en que el sujeto vive y se desenvuelve.

Palabras Claves: Depresión, trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, intervención


cognitiva-conductual.

Abstract

This case study was to describe the process of intervention of cognitive-behavioral therapy to
verify the effectiveness on the comorbidity of a recurrent major depressive disorder and
obsessive-compulsive personality disorder. The subject of study was a psychological private
researcher patient, an adult male of 66 years, abroad with doctoral studies, pensioned and
married 30 years ago. The evaluation used techniques and instruments that allowed to confirm
the diagnosis as are: clinical interview, registration of dysfunctional thoughts, direct behavioral
observation, BDI, BAI, EMT, CIE, MCMI-II, IPA, as well as statistics Student's T test and
Pearson for of data analysis. In the results, there are presented a detailed description of the
configuration and conceptualization of comorbidity between depression and the TOCP, the
design of the intervention plan based on the principles of cognitive-behavioral model to work on
the comorbidity and the impact of the intervention plan in the recovery of the patient’s
symptoms. It was concluded that in the course of the session, both the TOCP and depression
Psicologia.com – ISSN: 1137-8492
© 2012 Latorre Suárez I, Serrano Ramírez M. 1
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remained constant, without significant variations during the treatment, possible explanations in
this regard argue in the deep-rooted patterns that the patient presents, the intermittency of the
session and to the difficulty of intervening in an important factor in maintenance of the
symptoms, which is environment in which the patient lives and thrives.

Keywords: Depression, obsessive-compulsive personality disorder, cognitive-behavioral


interventions.

Recibido: 13/03/2012 – Aceptado: 23/06/2012 – Publicado: 30/07/2012

* Correspondencia: isabel-latorre@hotmail.com; serrano.msr@gmail.com


1 Universidad del Magdalena. Especialista en Psicología Clínica, Universidad del Norte. Magíster en
Psicología, Universidad del Norte.
2 Psicóloga, Universidad Konrad Lorenz. Especialista en docencia universitaria Universidad
Metropolitana. Especialista en Psicología Clínica Universidad del Norte. Magíster en Filosofía, Universidad
del Valle, Magíster en Psicología, Universidad del Norte. Doctorando en Psicología, Universidad de
Maimónides Argentina.

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Hay una prevalencia muy alta de enfermedades mentales, una de las más importantes y
discapacitantes es la depresión mayor, que afecta a la población general y trae consigo una gran
carga económica tanto para pacientes y sus familias como para las empresas y los servicios de
salud.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una combinación de


síntomas: tristeza, desinterés por las actividades, disminución de la energía, pérdida de la
confianza y la autoestima, sentimientos injustificados de culpabilidad, ideas de muerte y
suicidio, disminución de la capacidad de concentración y alteraciones en el sueño y la
alimentación, además incluye diversos síntomas somáticos, (informe sobre la salud mundial en
el mundo, OMS, 2001).

Por su parte, en la población colombiana, según datos del último estudio de salud mental, los
trastornos afectivos tienen una prevalencia del 15% en la población general, siendo la depresión
mayor la más frecuente, 8.6% en hombres y 14.9% en mujeres, (Ministerio de protección social,
2003). En tanto que, en otros estudios realizados en el país se encontró una prevalencia del
10% de depresión unipolar en los últimos 12 meses y del 8.5% en el último mes; en el primer
grupo se encontró mayor número de personas deprimidas en edades entre 46 a 60 años,
mientras que en el segundo grupo las personas que más presentaron depresión fueron los
mayores de 61 años, Gómez y cols. (2004).

Generalmente, el trastorno depresivo mayor no se encuentra como único trastorno en un


paciente, sino que suele coexistir con diferentes trastornos del Eje I, ó con trastornos del Eje II,
como los de personalidad, lo que convierte el trastorno en más incapacitante aún, más duro de
llevar para el paciente y más difícil de tratar para el clínico. Sobre los trastornos de la
personalidad, los estudios de prevalencia establecen un intervalo entre el 10.3 y el 15% siendo
muy variables según la población estudiada, el método de evaluación utilizado y el tamaño y
composición de la muestra. (Moreno y Medina, 2006, Lynch y cols. 2008).

Las altas cifras en prevalencia de los trastornos del Eje II indican la alta frecuencia con la que
dichos trastornos tienen lugar en la población general, lo cual hace necesario que en el momento
de evaluar a un paciente se haga énfasis y se de relevancia a la exploración de sus estructuras de
personalidad para determinar si hay o no un trastorno de personalidad de base, sobre todo en
los pacientes que tienen un trastorno de ansiedad o del estado de ánimo de larga duración y con
poca recuperación. Hay que tener en cuenta además, que estos pacientes no acuden al servicio
de psicología porque consideren que algo anda mal con ellos mismos, sino por cualquier otro
problema que se esté presentando en su vida en algunos de los ejes de domino y que no han
podido solucionar, o bien por síntomas asociados a los trastornos del Eje I.

Por su parte, según Sandoval (1999) quien hizo una revisión de varios estudios sobre la
comorbilidad de trastornos afectivos y de personalidad, hay una gran variabilidad en la
comorbilidad de estos dos trastornos que va desde 23 a 90% de los trastornos de personalidad
en los pacientes con depresión mayor.

Mientras que Viinamaky y cols. (2003), citado por Londoño y Ramírez (2005), estudiaron la
relación entre depresión y trastornos de la personalidad, analizando la comorbilidad entre estos
dos trastornos y la recuperación de la depresión, la muestra estuvo compuesta por 90 pacientes
de los cuales 30 tenían depresión mayor y un trastorno de la personalidad del Grupo C y los 60
restantes sólo depresión. Después de 24 meses de seguimiento se concluyó que aquellos
pacientes que presentan comorbilidad entre los dos trastornos estudiados, tuvieron menos
recuperación que el otro grupo.

Igualmente, en la investigación realizada por Prieto y cols. (2007) en el que buscaban identificar
la tripe relación entre trastorno del estado de ánimo, comorbilidad con trastornos de

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personalidad y actitudes cognitivas disfuncionales, encontraron que la mayoría de los pacientes


(86%) presentaban una alta comorbilidad con trastornos de personalidad del grupo A y C,
específicamente en éste último grupo se encontró que el 48.6% de los pacientes depresivos
presentaban trastorno de personalidad por evitación, 48.6% por Dependencia, el 24.3% tenían
el trastorno de personalidad pasivo agresivo y el 27% de los pacientes tenían además de la
depresión el trastorno de personalidad Obsesivo-Compulsivo (TOCP).

En el caso de los pacientes que presentan además de la depresión mayor un trastorno de


personalidad, se hace más compleja la intervención, ya que además de las cogniciones propias
de la depresión, ésta se ve influida y mantenida también por las cogniciones imperantes de las
estructuras de la personalidad lo que hace más rígidas dichas cogniciones y por lo tanto más
difíciles de modificar. Generalmente la personalidad psicopatológica se ha asociado a
respuestas más pobres al tratamiento y a la cronicidad de la depresión, lo que origina que se den
constantemente recaídas o que el paciente se perciba permanentemente enfermo, (Fioroto y
cols., 1990; Lynch, 2004, citados por Moreno, 2006).

En esa misma línea, Londoño y Ramírez (2005) en un estudio que realizaron sobre las creencias
centrales en pacientes diagnosticados con depresión, encontraron que las personas con
diagnóstico depresivo presentan creencias que son específicas a ciertos trastornos de la
personalidad. Lo que mayormente se encontró en los pacientes depresivos fue un estilo
cognitivo de exigencia con grado muy elevado de rigidez y perfección frente a sí mismos y hacia
los demás, siendo estas creencias centrales del TOCP, además determinaron que estas creencias
constituyen uno de los componentes que más alteraba el estado de ánimo de estas personas.

Cuando hay coexistencia de estos dos trastornos las personas son muy proclives a sentirse
abrumadas y desesperanzadas, en gran medida debido a su rigidez, perfeccionismo y fuerte
necesidad de control, Beck (1995), estas características de personalidad también dificulta la
remisión de síntomas depresivos ya que actúan como un fuerte factor de mantenimiento a la
depresión, al igual que las cogniciones propias del TOCP que son significativas para estos
pacientes y nutren el trastorno depresivo.

Por otra parte, debido a los altos índices de prevalencia tanto del trastorno depresivo mayor
como del TOCP, teniendo en cuenta los pocos estudios que se han encontrado sobre la
comorbilidad de estos dos trastornos, especialmente en nuestro contexto y por la escases de
investigaciones encaminadas a proporcionar programas de intervención concretos para este
tipo de pacientes, se encuentra relevante realizar más investigaciones al respecto, encaminadas
por una parte, a establecer correlaciones entre los dos trastornos y a generar discusiones frente a
los mismos para proporcionar mayor comprensión de éstos, y por la otra, que busquen brindar
mayor conocimiento de la interacción de los dos trastornos mencionados que conlleven a
diseñar y fortalecer programas de intervención con enfoque cognitivo-conductual con
estrategias específicas para estos pacientes, ya que es de gran relevancia que exista referencias
investigativas en cuanto a programas de intervención y los resultados de los mismos en esta
población y en nuestro contexto.

Igualmente, se hace necesario conocer las dificultades que se puedan presentar para el avance
de la terapia como tal cuando existe un trastorno adicional en el Eje II, lo cual permitirá llevar
el conocimiento particular de un caso a un contexto general y tener mayor conocimiento del
trastorno con el fin de aportar datos importantes para futuras investigaciones y para establecer
intervenciones más específicas y personalizadas en estos pacientes.

Para contribuir, por lo menos en parte, a lo expuesto anteriormente se realiza una investigación
de tipo estudio de caso único en un paciente que presenta un trastorno depresivo mayor
recidivante y un TOCP asociados, en el cual se diseña un programa de intervención cognitivo-
conductual y se analiza los resultados del mismo, con el fin que sirvan como referentes clínicos

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e investigativos para futuras estudios, ayude a comprender el sustrato de estas enfermedades y


se pueda elaborar y mejorar planes de tratamiento más puntuales para estos pacientes.

Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado, el objetivo general de este estudio fue describir
el proceso de intervención de terapia cognitivo-conductual para verificar la efectividad sobre la
comorbilidad de un trastorno depresivo mayor recidivante y un trastorno obsesivo-compulsivo
de la personalidad. Específicamente en esta investigación se pretendió: 1) describir la
configuración y conceptualización de la comorbilidad entre el trastorno depresivo mayor
recidivante y el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad a la luz del caso de un
paciente, 2) diseñar un plan de intervención basado en los principios del modelo cognitivo-
conductual en donde se priorice los síntomas cognitivos (el esquema) que sostienen la
comorbilidad y 3) evaluar el impacto del plan de intervención mediante los cambios clínicos
generados en el esquema, en la depresión y las ideas de perfeccionismo identificados en el
paciente, teniendo en cuenta las puntuaciones del IBD, del BAI, del inventario de pensamientos
automáticos y del EMT, con los cuales se dio respuesta a las preguntas problemas planteadas
que fueron: ¿Cómo se explica la génesis de la comorbilidad entre los síntomas de un trastorno
depresivo del Eje I con la estructuración de un trastorno obsesivo-compulsivo de la
personalidad? y ¿Cuál es la efectividad del diseño de intervención de terapia cognitiva-
conductual sobre la comorbilidad de la depresión mayor y el trastorno obsesivo-compulsivo de
la personalidad?

Método

Unidad de análisis: la unidad de análisis de la presente investigación es la intervención


cognitiva-conductual en la comorbilidad del trastorno depresivo mayor recidivante y el
trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad.

Diseño: el tipo de diseño utilizado es cuasi experimental de dos medidas pre-test y post-test,
estudio de caso único.

Muestra: hombre adulto, de 66 años de edad, extranjero, profesional en nivel de doctorado,


pensionado y casado hace 30 años

Técnicas e instrumentos de recolección, procesamiento y análisis de datos

Entrevista clínica, Registro de pensamientos automáticos disfuncionales. Observación


conductual directa, IBD, BAI, Cuestionario de esquemas maladaptativos tempranos (EMT),
Cuestionario de Esquemas (CIE), Inventario Clínico Multiaxial de Millón- MCMI-II, Inventario
de Pensamientos Automáticos – IPA. Por su parte, para el procesamiento y el análisis de los
datos obtenidos se utilizó el software SPSS versión 15.0 y los estadígrafos T de Student y
Pearson.

Procedimiento

Se seleccionó intencionalmente al paciente de la práctica privada de la investigadora, cuyo


criterio único de inclusión fue la permanencia y compromiso del sujeto para participar en la
investigación, quien autorizó firmando el consentimiento informado respectivo. Se estableció
que la investigación debía constar de dos fases: la primera fue de pre-test, se llevó a cabo
durante las primeras cinco sesiones, en las cuales se aplicó al paciente los instrumentos

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utilizados en el estudio, con el fin de establecer la línea base con la evaluación de manera
objetiva de los síntomas problemáticos del paciente, así mismo, se realizó la conceptualización
de la comorbilidad encontrada en el paciente.

La segunda fase de la investigación que corresponde a la fase post-test, se aplicaron nuevamente


los instrumentos de evaluación para determinar los cambios terapéuticos a que hubo lugar. Los
datos obtenidos tanto en la fase de pre-test como de pos-test fueron llevados a una base de datos
elaborada con el programa SPSS versión 15.0 y analizados con los estadígrafos Pearson y T de
Student.

Resultados

Como respuesta al primer objetivo específico, se presenta a continuación la conceptualización o


formulación clínica del caso.

Paciente masculino de 66 años (se identificará con el nombre de Carlos), extranjero, vive hace
30 años en el país, Biólogo, casado. Consulta porque se siente muy mal, “tengo una depresión
crónica reactiva, me siento cansado, aburrido, ya no tengo fuerzas”, durante la entrevista se
observó decaído, sin aliento, con tono de voz demasiado bajo, postura inadecuada, hombros
caídos, encorvado en la silla, voz quebradiza, contenía el llanto, expresión facial de tristeza y
entrecejo fruncido, sin embargo su apariencia era adecuada y estaba orientado en espacio y
tiempo.

En Carlos se identificó: 1) alteración del estado de ánimo de tipo depresivo, manifestada por
tristeza, extrema sensibilidad social, pérdida de placer para disfrutar de las cosas que antes
disfrutaba, desánimo, fatiga expresada como falta de energía, baja autoestima, poca
autoconfianza, descuido de su apariencia personal, dificultad para concentrarse, dificultades
para conciliar el sueño de inicio o mantenerlo y problemas fisiológicos como dolor de estómago,
migraña, diarrea, mareo, fatiga, cansancio, gastritis, opresión y dolor en el pecho e insomnio.
2) respuestas ansiosas, evidenciadas por sensaciones fisiológicas, como taquicardia, sudoración,
palpitaciones, agitación, nerviosismo enorme “siento que pierdo el control de mi cabeza”, estrés
por cumplir con sus deberes, además miedo a la soledad, miedo a enfermarse (ante cualquier
dolor piensa que tiene cáncer o un tumor) y miedo a la muerte (por lo que según él, no se
suicida), pesadillas (como una película, implican persecución y algunas veces son sobre las
presiones del día). Y 3) ideas de perfeccionismo, que se muestran en pensamientos recurrentes
sobre la cultura en la que vive, sobre la honestidad, vivir una vida en armonía, en que la gente
haga bien las cosas, en que las personas sean cumplidas, sentimientos de rabia hacia el sistema y
la sociedad, autoexigencia por hacer las cosas rápido, se siente mal cuando no termina las
tareas o proyectos propuestos, presenta impaciencia, ya que se le dificulta esperar, se propone
algo y quiere terminarlo lo más pronto posible, se involucra en varios proyectos al mismo
tiempo. Estas ideas están desde que se vino a vivir a Colombia, ya que tuvo un choque de
cultura con lo que él estaba acostumbrado, por lo que sufre mucho cuando las cosas no
funcionan, cuando se encuentra con personas desleales o deshonestas, por las cuestiones
políticas y la sociedad en general.

Por otro lado, se han identificado algunas cogniciones distorsionadas en el paciente tales
como “soy un fracasado”, “si no hago algo van a hablar mal de mí”, “me faltan muchas cosas por
hacer”, “soy un fracaso social”, “uno no debe ser así tan malo” (refiriéndose a una noticia de
t.v.), “para mí no existe mañana”, “me siento muy mal cuando no he cumplido las tareas”, “estoy
cansado de esta vida”, “si haces algo tienes enemigos”, “no estoy preparado para esta Sociedad”,
“muchos sueños importantes no los he hecho, soy un perdedor”.

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Al indagar sobre su historia, se recuerda como un niño triste, solitario, muy callado y tímido,
sin embargo, era muy curioso de lo que pasaba alrededor y le gustaba explorar, pero protegido
desde su propio aislamiento, le gustaba observar todo, pero que no lo vieran a él, además
gustaba mucho de leer y aprovechaba para entrar a la biblioteca de su casa cuando su padre no
estaba, ya que a éste no le gustaba que Carlos entrara allí. Aún sabiendo el gusto por la lectura
de su hijo sólo le regaló libros en algunas navidades. Su niñez estuvo marcada tanto por
carencias afectivas como económicas, ya que en esta época vivió la pobreza dejada por la
segunda guerra mundial en su país; su padre era un prestigioso juez y el único trato que tenía
hacia Carlos era para descalificarlo y humillarlo, le decía que era un fracasado y que no iba a
servir para nada, el resto del tiempo lo ignoraba; su madre por su parte era poco afectiva
también y no lo defendía, era una ama de casa sumisa, en tanto que su hermano menor enfermó
de meningitis cuando era niño y como consecuencia le produjo una parálisis, la madre volcó
toda su atención hacia éste, dejando más solo al paciente.

Se casó con la única novia que había tenido y tuvieron una hija, la relación no era muy buena, él
pasaba trabajando mucho, y esto era tema de reclamo por parte de su esposa, los problemas se
incrementaron cuando se vienen a vivir temporalmente a Colombia, al regresar a su país las
cosas empeoraron con el tiempo, hasta que ella decide abandonarlo, quedando Carlos solo y
viviendo en un cuarto en la universidad.

Luego acepta un trabajo en Colombia para abrir campo en un área específica en la universidad,
en parte por recomendación del psiquiatra en cuanto a que debía cambiar de ambiente, ya que
había tenido una crisis de estrés. Acá conoce a su actual esposa, se van a vivir juntos y nacen
dos hijos, los cuales en la actualidad tienen 26 y 22 años.

En este sentido, la alteración del estado de ánimo de tipo depresivo del paciente empezó a
constituirse en su infancia, debido a la baja tasa de refuerzo positivo que tenía y la alta tasa de
estímulos aversivos: poca afectividad por parte de la madre y las humillaciones y maltrato
psicológico por parte del padre; además como predisposición ambiental se observa el hecho de
vivir el problema de la guerra y haber vivenciado la destrucción y pobreza de la postguerra,
sumado a factores psicológicos como la baja autoestima, baja tolerancia a la frustración,
sentimientos de inferioridad y sentimientos de culpabilidad.

Por su parte lo que ha mantenido tanto la sintomatología depresiva como su característica de


personalidad obsesiva-compulsiva ha sido, que las cosas no salgan como él quiere, la
idealización que tiene de la sociedad, en la que no entra la colombiana, que no acepta que esta
cultura es diferente a la de él, los pensamientos recurrentes (obsesiones) sobre “el mundo ideal”,
la autoexigencia por cumplir, el ver noticias con contenidos negativos: asesinatos, pobreza,
suicidios, los pensamientos acerca de que no vale nada y de que es un fracasado, involucrarse en
proyectos constantemente y la etapa vital en la que se encuentra.

Así mismo, los problemas identificados en el paciente tienen una reciprocidad tríadica, ya que
tanto la conducta depresogénica como las respuestas ansiosas están sostenidas por sus ideas de
perfeccionismo, tanto hacia la sociedad como hacia él mismo, porque cuando las cosas no van
como él quiere o las ha planeado, o cuando algo se sale de sus parámetros perfeccionistas esto lo
lleva a caer en depresión o en ansiedad. Igualmente, el TOCP con sus ideas de
perfeccionismo, los esquemas y las conductas asociadas a él, como las autoexigencias y
esforzarse al extremo para cumplir con “su deber” son una sobrecompensación de la distorsión
“yo no sirvo para nada” y demás distorsiones asociadas a su trastorno depresivo, lo que a su vez
aumenta también las respuestas ansiosas cuando por el cansancio y malestar físico piensa que
no va a poder terminar las tareas autoimpuestas.

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En ese mismo sentido, la depresión es la génesis de su TOCP, ya que la carencia afectiva que
tuvo el paciente desde pequeño y que se constituyó en uno de sus esquemas depresogénicos
junto con el de vulnerabilidad, así como, las creencias que se fueron gestando de fracaso e
incompetencia llevaron a que Carlos hiciera cosas y empezara a autoexigirse con el fin de
encontrar un poco de atención y afecto de sus padres, como practicar deportes y tener buen
desempeño en los mismos durante la adolescencia, pero nunca logró que su padre lo
reconociera, ni le expresara ninguna frase de elogio ante su desempeño.

Así siguió durante varios años, siempre queriendo demostrarle a su padre que él podía sin la
ayuda de él, fue cuando entró a la universidad y desde el principio se destacó por su buen
rendimiento académico, consiguiendo en este lugar el reconocimiento y el valor que no obtuvo
de su padre, ya que por fin empezó a obtener los frutos de tantos años de lucha por tener algo de
representatividad, lo que ayudó a que su TOCP se solidificara y se constituyeran en él sus
esquemas de estándares inflexibles y las distorsiones asociadas a ésta como “debo demostrar al
mundo que yo sí soy capaz”.

Por último, la conducta depresogénica y sus respuestas ansiosas tienen una interrelación entre
sí, ya que ante diversos eventos que le generan depresión, por ejemplo al darse cuenta que sus
amigos de infancia ya no son como él los idealizaba, empieza a pensar en lo que él se puede
convertir “en un anciano”, “que ya no pueda trabajar y producir más”, y comienza a
experimentar síntomas de ansiedad. De la misma forma cuando cae en ansiedad y siente todos
los síntomas fisiológicos de la misma, piensa que se va a morir, que no quiere quedar
“inservible”, se deprime porque no va a alcanzar a hacer todo lo que tiene pensando y planeado
y dejará de aportar y crear cosas para mejorar el mundo.

Dando cumplimiento al segundo objetivo de la investigación se presenta a continuación el plan


de intervención elaborado y ejecutado en el paciente.

Tabla No. 9. Plan de Intervención

PLAN DE INTERVENCIÓN

ÁREAS A OBJETIVOS TERAPÉUTICOS PLAN DE INTERVENCIÓN


INTERVENIR

1. MEJORAR EL ESTADO DE ÁNIMO DEL PACIENTE

Definición de cogniciones. Autorregistro de


pensamientos. Flecha descendente. Biblioterapia
1. Identificar distorsiones
cognitivas

2. Evaluar las distorsiones Examinar y someter a prueba de realidad las


cognitivas identificadas cogniciones. Cuestionamiento de los
pensamientos irracionales.

3. Modificar distorsiones Diálogo socrático


cognitivas

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Definición de términos: “fracasado”, “perdedor”,


“estoy solo”. Análisis sincero de coste-beneficio.
4. Disminuir el pensamiento Entrenar para ignorar las cogniciones.
disfuncional Interrupción del pensamiento.

Cognitiva
5. Aumento de pensamientos Técnica del continuo cognitivo.
positivos

1. Desarrollar habilidades de Técnica de autocontrol emocional.


autocontrol emocional.

2. Favorecer expresión de Expresión de sentimientos negativos


Afectiva emociones
Entrenamiento en asertividad

1. Participar en actividades de Recurrir al apoyo social que tiene el paciente.


interacción social.
Conductual Programación de actividades sociales agradables.
2. Incrementar actividades de Programación de actividades.
ocio.

1. Disminuir síntomas Control de la respiración. Respiración


fisiológicos diafragmática. Relajación progresiva.
Fisiológica

2. DISMINUIR LAS RESPUESTAS DE ANSIEDAD

Fisiológica 1. Disminuir sintomatología Técnica de control de la respiración


fisiológica de la ansiedad.
Entrenamiento de relajación autógeno

1. Disminuir distorsiones y Diálogo socrático


pensamientos automáticos
asociados. Exploración de los estímulos estresantes que
rodean los síntomas ansiosos.
Cognitiva 2. Influir sobre el aspecto cognitivo
de interpretación errónea de la
ansiedad.

3. MEJORAR LA AUTOESTIMA DEL PACIENTE

1. Mejorar la autoestima del Confrontación de distorsiones cognitivas


paciente asociadas

4. FLEXIBILIZAR LAS CARACTERÍSTICAS PROPIAS DEL TOCP

1. Flexibilizar al paciente en cuanto Técnica del continuo cognitivo.


a: las ideas de perfeccionismo y Cuestionamiento socrático. Resolución de
la dedicación excesiva al trabajo problemas.
con exclusión de actividades de
ocio.

2. Identificar, evaluar y corregir las Cuestionamiento socrático


cogniciones distorsionadas, las

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creencias disfuncionales y los Técnica de distracción del pensamiento


esquemas del paciente.

5. RESOLVER LA COMORBILIDAD ENTRE LA DEPRESIÓN Y EL TOCP

1. Disipar la asociación entre la Técnica del continuo cognitivo


depresión y el TOCP que
presenta el paciente. Cuestionamiento socrático

Prueba de realidad

A continuación se presentan los resultados y su análisis, tanto en la fase de pre-test como en la


de post-test para abordar el tercer objetivo de la investigación.

Gráfico No. 1. Puntuaciones del Inventario de depresión de Beck (IBD) fases pre-test y post-test

Gráfico No. 2. Seguimiento periódico de las puntuaciones del Inventario de depresión de Beck
(IBD)

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A lo largo del trabajo con Carlos le fue aplicado el Inventario de depresión de Beck (IBD) de
forma periódica con el fin de evaluar de forma objetiva su estado de ánimo. Los resultados
obtenidos en el IBD en cada una de las aplicaciones realizadas muestran una tendencia del
paciente a tener un estado de ánimo deprimido en un nivel leve, siendo éste la constante
durante la etapa de pre y post tratamiento así como en las sesiones de seguimiento.

Sin embargo, se observa algunas variaciones, en las aplicaciones No. 2 y 8 donde los resultados
del IBD se ubicaron en el rango más bajo del nivel (10), y la aplicación No. 7 cuyo resultado fue
el más alto obtenido por el paciente.

En las preguntas del inventario donde más se registra fluctuaciones son las No. 1, 2, 4, 6 y 11 que
son los ítems que evalúan tristeza, desánimo, pérdida de placer, culpabilidad e irritabilidad
respectivamente. Sin embargo otros ítems permanecieron constantes, tal es el caso de las
preguntas No. 8, 9, 17 y 20 que evalúan autocrítica, ideación suicida, fatiga y preocupación por
la salud, a las cuales el paciente dio una puntuación de 1.

Igualmente en otras preguntas se presentó ausencia de síntomas en el 50% de las aplicaciones


del inventario, esto es, fueron evaluadas por el paciente con 0 (cero), tales como las No. 3, 10,
12, 14 y 15 que evalúan sensación de fracaso, llanto, pérdida de interés, autoestima y cansancio
respectivamente; sin embargo, estas puntuaciones no pudieron mantenerse en todas las
sesiones, ya que en el otro 50% de las aplicaciones fueron valoradas por el paciente con 1.

Sin embargo, después de analizar las medias y la desviación típica, la significancia calculada fue
de 0.645, lo que indica que el tratamiento no modifica de manera significativa los niveles de
depresión, lo que se ve reflejado en las puntuaciones parejas en casi todas las aplicaciones del
IBD y los reportes del mismo paciente.

Por otro lado, en cuanto a las valoraciones subjetivas del paciente a su estado de ánimo
deprimido, es decir, las evaluadas por él en una escala de 1 a 10 siendo 10 el máximo nivel de
malestar (véase Tabla No. 11), tuvieron un comportamiento significativo, ya que en la mayoría
de las veces resultó estar por encima del valor medio, esto es, valoración de 6 en las sesiones
No. 13 y 15; de 7 en las sesiones No. 2, 5, 14 y 19; de 8 en la sesión No. 7 y la puntuación máxima
otorgada que fue de 9 en la sesión 11.

Gráfico No. 3. Valoraciones subjetivas de depresión

Sin embargo algo que llama la atención, es que las puntuaciones subjetivas de depresión indican

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mayor gravedad del estado de ánimo del paciente con respecto a los resultados obtenidos en el
IBD que siempre resultaban en el nivel leve, es decir, que la percepción de malestar o de
depresión del paciente daba para predecir una depresión de moderada a grave en el IBD; sin
embargo, sí se presentó congruencia entre las dos valoraciones (objetiva y subjetiva), ya que en
los momentos en que el IBD arrojaba puntuaciones más altas dentro del nivel, el paciente
punteaba más alto también subjetivamente y viceversa.

A continuación se presentan los resultados del cuestionario de ansiedad por el cual se evaluó
las respuestas ansiosas presentes en Carlos.

Gráfico No. 4. Seguimiento periódico de las puntuaciones del Inventario de ansiedad de Beck
(BAI) fase de pre-test, post-test y seguimiento.

Por otro lado, los síntomas fisiológicos de la ansiedad fueron valorados de forma objetiva por los
resultados del BAI aplicado al paciente, los cuales muestran en la fase de pre-tratamiento una
ansiedad de nivel leve en las dos primeras aplicaciones (No. 1 y 2) y no ansiedad en la aplicación
No. 3 de la misma fase. Posteriormente en la fase de tratamiento con la aplicación de técnicas
de intervención como la respiración abdominal, relajación autónoma y reestructuración
cognitiva a las distorsiones cognitivas asociadas a la ansiedad, se logró bajar la puntuación
logrando no ansiedad en las aplicaciones No. 4, 6, y 7; sin embargo, en la aplicación No. 5, se
incrementaron los síntomas ansiosos dando como resultado una puntuación de 14 en el BAI, lo
que indica ansiedad leve. Dicho aumento coincide con situaciones estresantes y noticias
desafortunadas para el paciente que sucedieron en esa semana, lo que generó molestia en
Carlos y activaron las cogniciones negativas relacionadas, lo que hizo que se reactivaran también
la sintomatología fisiológica de la ansiedad.

Por su parte, en la segunda fase o post-test los resultados obtenidos en el BAI fueron de 9 y 14
en las aplicaciones No. 8 y 9 respectivamente, el aumento de la ansiedad en la última aplicación
de esta fase concuerda también con situaciones que suceden en el entorno y de las cuales Carlos
no tiene el control, aumentando esto la sintomatología ansiosa.

No obstante, en las fases de seguimiento los síntomas disminuyeron notablemente, lo que


concuerda con la no presentación de eventos estresantes para Carlos en las semanas que

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rodearon las fechas de aplicación, lo que indica que los síntomas ansiosos del paciente no
depende del tratamiento en sí, sino de factores que no se pueden controlar dentro del ambiente
terapéutico como son situaciones externas y en las que el paciente no tiene el control, como las
reacciones de las otras personas, trámites, malas noticias en el entorno, etc.

En cuanto a las ideas de perfeccionismo, éstas fueron evaluadas por el test de personalidad de
Millon, cuyos resultados se muestran a continuación.

Gráfico No. 5. Resultados del Cuestionario de personalidad de Millon (MCMI-II)

Se observa significancia, en la primera fase, en las escalas 1, 3, 5 y 8B, que corresponden a las
escalas esquizoide, dependiente, narcisista y autodestructiva o masoquista cuya puntuación
estuvo sobre la tasa base de 75 que indica la presencia de características de los tipos de
personalidad a que hacen referencia dichas escalas.

Así mismo, en las escalas 7 compulsiva, S esquizotípica, P paranoide, A ansiedad, H


histeriforme, D distimia, SS pensamiento psicótico, CC depresión mayor y PP delirios psicóticos
los resultados estuvieron por encima del punto de corte para el diagnóstico de estos trastornos o
síndromes, es decir las puntuaciones se ubicaron por encima de la tasa base de 84, que es la
indicativa para establecer diagnósticos de los diferentes tipos de personalidad que evalúa la
prueba.

En cuanto a las áreas en las que se divide el cuestionario, en las escalas básicas de personalidad
la puntuación más alta obtenida por Carlos fue en la escala compulsiva con una puntuación de
113, esta escala describe a sujetos forzados a aceptar las condiciones que les imponen los demás;
su conducta prudente, autocontrolada y perfeccionista deriva en un conflicto entre la hostilidad
hacia los demás y el temor a la desaprobación social; resuelven esta ambivalencia suprimiendo
el resentimiento, sobreaceptándose y estableciendo elevadas exigencias sobre sí mismos y los
demás (Winberg Nodal y Vilalta, 2009).

En el área de personalidad patológica, Carlos obtuvo una puntuación por encima de la tasa base
84 en la escala S esquizotipica (98) y P paranoide (100), por su parte, en el área de síndromes
clínicos de gravedad moderada, la escala de ansiedad fue de 100, la escala histeriforme fue de
110 y la escala de distimia fue de 122, siendo ésta la puntuación más alta obtenida en todo el
cuestionario.

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Así mismo, en el área síndromes de gravedad severa compuestos por pensamiento psicótico,
depresión mayor, y delirios psicóticos, las tres escalas estuvieron por encima de 84, pero la más
alta fue la de depresión mayor con una puntuación de 101. Estas puntuaciones (las más altas
obtenidas) en las escalas que evalúan compulsión, distimia y depresión mayor sirven de soporte
para los diagnósticos establecidos en el paciente.

En cuanto a la segunda fase de la investigación se observó una ligera disminución en las


puntuaciones de las variables 1-esquizoide, 3-dependiente, 8B-autodestructiva/mazoquista,
S-esquizotípica, P-paranoide, A-ansisedad, H-somatoforme, D-distimia y CC-depresión mayor,
de las cuales las variaciones más significativas fueron en las escalas que evalúan las
características paranoides, de ansiedad y depresivas con cuatro puntos de diferencia, la escala
dependiente con seis puntos, la escala de distimia con siete puntos y la escala
autodestructiva/masoquista con diez puntos.

En tanto que la escala narcisismo aumentó la puntuación en la segunda aplicación y las otras se
mantuvieron iguales, es decir, la compulsiva, hipomanía y pensamientos y delirios psicóticos, las
cuales no mostraron ningún impacto ante la intervención aplicada al paciente.

Por otro lado, haciendo una correlación entre las variables contenidas en el test de personalidad
de Millon- MCMI-II que mostraron una puntuación por mayor de 74, con las valoraciones
obtenidas en el inventario de depresión de Beck IBD en la fase de post-tratamiento (ver Tabla
No. 14) se obtuvo una correlación positiva entre las variables esquizoide y esquizotípica,
dependiente y autodestructiva, compulsiva e hipomanía, esquizotípica y somatoforme, ansiedad
y distimia, ansiedad y depresión mayor, y, distimia y depresión mayor, dicha correlación indica
que si una variable tiene alguna variación la otra también la tiene, es decir, si una aumenta la
otra aumenta, o, si una disminuye la otra también lo hará. Por su parte se obtuvo una
correlación inversa en la variable compulsiva con los resultados del IBD y la variable de
hipomanía con los resultados del IBD, lo que significa que si las primeras disminuyen los
síntomas depresivos aumentan y si las primeras aumentan los síntomas depresivos disminuyen.

Lo anterior se refleja en el caso de Carlos en la relación de reciprocidad que se observa en la


depresión y en las características obsesivas-compulsivas de su personalidad, ya que la depresión
de él aumenta ante la presentación de cogniciones relacionadas con la culpa y el fracaso cuando
intenta no autoexigirse demasiado en cuanto a la realización de trabajo. Por el contrario
cuando aumentan las características obsesivas (ideas de perfeccionismo, inflexibilidad, etc), esto
actúa como estrategia compensatoria ante su depresión por lo cual ésta disminuye.

Por otra parte, fue evaluada también el área cognitiva de Carlos en cuanto a los pensamientos
automáticos y los esquemas maladaptativos tempranos, con el fin de determinar qué
cogniciones distorsionadas son los más influyentes en él y qué esquemas maladaptativos
constituyen la base de los trastornos diagnosticados. (Véase Tabla No. 14)

Tabla No. 14. Resultados del EMT

VALOR DE PUNTUACIÓN PUNTUACIÓN


DOMINIOS ESQUEMAS REFERENCIA PRE-TTO. POST-TTO.

1. Desconexión y Abandono / pérdida 8.71 – 20.09 22 21


rechazo
Falta de confianza 10.39 – 25-05 30 26

Carencia afectiva 6.11 – 21.75 32 32

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Aislamiento 4.73 – 14.01 18 18

Incapacidad de
2. Vulnerabilidad 50 48
autonomía 18.82 – 40.44

De límites
36 36
3. insuficientes Limites insuficientes 12.56 – 28.74

Sometimiento 21.54 – 43.58 46 44


De orientación hacia
4.
los otros Aceptación
20 19
social/indeseabilidad 6.2 – 17.08

Culpa/castigo 9.69 – 19.75 23 22


De sobrevigilancia e
5.
inhibición
Estándares inflexibles 24.12 – 46-34 58 58

En los resultados encontrados en el EMT, los esquemas cuya puntuación es más alta que el
promedio de la población son el esquema de abandono/pérdida, falta de confianza, carencia
afectiva y aislamiento, esquemas éstos que pertenecen al dominio de desconexión y rechazo
propuesto por Young, de los esquemas inmediatamente nombrados, el que tuvo la puntuación
más alta fue el de carencia afectiva.

Otros esquemas que se salen de la norma con una distancia bastante significativa son los de
vulnerabilidad y estándares inflexibles que hacen parte de los dominios de incapacidad de
autonomía y de sobrevigilancia e inhibición respectivamente. Así mismo, se encontraron los
esquemas de límites insuficientes, sometimiento, aceptación social/indeseabilidad y
culpa/castigo, pertenecientes a los dominios de límites insuficientes, orientación hacia los otros
y de sobrevigilancia e inhibición respectivamente.

En la fase de post-tratamiento se presentó un ligero decremento en los esquemas de


abandono/pérdida, falta de confianza, vulnerabilidad, sometimiento, aceptación/indeseabilidad
y culpa/castigo, y aunque la variación no fue significativa, se considera un logro importante ya
que se logró modificar algunos de los esquemas que presenta el paciente, teniendo en cuenta
que éstos son considerados estables y duraderos y por lo tanto difíciles de cambiar.

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Gráfico No. 7. Resultados del inventario de pensamientos automáticos

Por su parte, las distorsiones que se presentaron en Carlos tanto en la fase de pre-tratamiento
como en la fase de post-tratamiento fueron filtraje, pensamiento polarizado,
sobregeneralización, falacia de control, razonamiento emocional y los debería, de éstas las más
significativas fueron la primera (filtraje) y las dos últimas (razonamiento emocional y los
debería) en la fase de pre-tratamiento o de evaluación. Después de aplicadas las técnicas
cognitivas como el debate socrático, prueba de realidad y continuo cognitivo, se logró un leve
decremento en las distorsiones de filtraje, falacia de control, razonamiento emocional y los
debería, continuando con mayor significancia la primera (filtraje) y la última (los debería).

Finalmente, se consideró necesario evaluar también la autoestima del paciente dado las
cogniciones negativas reiterativas con respecto a su propia valía, por lo cual fue aplicado el
cuestionario CIE. A continuación se presentan los resultados obtenidos en esta escala.

Tabla No. 17. Resultados del CIE

SUBPRUEBA VALORES DE PUNTUACIÓN


REFERENCIA

Autoconcepto 55.2 - 79.8 56

Autoimagen 35.89 – 50.29 30

Autoestima 53.1 – 77.9 48

De acuerdo con los valores obtenidos en la prueba, se observa un bajo puntaje en las
subpruebas que corresponden a la autoimagen y la autoestima, confirmando la disminución de
estas competencias en el paciente, lo que ya se había detectado en la entrevista clínica; sin
embargo, la deficiencia en estos dos aspectos no se consideraron como problemas del paciente,

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sino como síntomas del estado depresivo de Carlos, ya que están relacionados con las
distorsiones cognitivas relacionadas e inherentes a la depresión.

Discusiones y Conclusiones

En el diseño del plan de intervención se tuvo en cuenta técnicas tanto cognitivas como
conductuales encaminadas a abordar y alcanzar los objetivos terapéuticos planteados para
mejorar la problemática del paciente en todas las áreas afectadas. En el área cognitiva se
aplicaron las técnicas de definición de cogniciones del paciente, autorregistros, flecha
descendente, biblioterapia, prueba de realidad, cuestionamiento socrático, interrupción del
pensamiento y técnica del continuo cognitivo para disminuir síntomas cognitivos relacionados
con el estado de ánimo depresivo del paciente, igualmente se hizo confrontación de las
distorsiones cognitivas para mejorar el autoestima de Carlos y diálogo socrático para disminuir
respuestas de ansiedad a nivel cognitivo.

En cuanto a las técnicas abordadas para intervenir sobre el TOCP y la comorbilidad entre éste y
la depresión fueron las técnicas del continuo cognitivo, cuestionamiento socrático, distracción
del pensamiento y prueba de realidad.

Para seguir la intervención sobre el estado de ánimo depresivo del paciente se incluyeron en el
plan de intervención, técnicas para trabajar en el área afectiva, éstas fueron la técnica de
autocontrol emocional y expresión de sentimientos negativos; en el área conductual,
entrenamiento en asertividad, resolución de problemas, programación de actividades sociales
agradables, programación de actividades y apoyo social; en el área fisiológica, técnica de control
de la respiración y relajación progresiva, éstas últimas junto con la técnica de relajación
autógena se incluyeron también para disminuir las respuestas de ansiedad presentes en Carlos.

Las diferentes técnicas utilizadas en el programa de intervención aplicado a Carlos, se


encuentran en distintos protocolos de intervención, como por ejemplo el planteado por Freeman
y cols., (1990), citado por Caballo (2008) para trabajar con pacientes con TOCP, en donde se
tienen en cuenta el entrenamiento en relajación, entrenamiento en solución de problemas,
detención del pensamiento, imaginación de cosas agradables o neutrales, programación de
actividades, registro de pensamientos disfuncionales, entrenamiento en autoinstrucciones,
identificación y sustitución de las suposiciones subyacentes al TOCP, al igual establecen tener en
cuenta procedimientos para aumentar la empatía del paciente.

Por otro lado, respecto al impacto que el plan de intervención diseñado tuvo en Carlos e pudo
concluir que a lo largo de las sesiones tanto el TOCP como la depresión manifestadas en el
paciente se mantuvieron constantes, sin variaciones importantes en el transcurso del
tratamiento. En cuanto a su depresión siempre aducía sentirse mal, manifestando todos los
síntomas depresivos en una intensidad bastante alta, según establecía el mismo Carlos, sin
embargo, al aplicar el IBD, el nivel de depresión era leve, incluso en varias ocasiones este nivel
estaba en el límite inferior, presentándose incongruencia entre la intensidad valorada por el
paciente y los resultados del inventario, no obstante, cuando el paciente manifestaba intensidad
elevada en su estado de ánimo, el IBD arrojaba, dentro de su nivel leve, el puntaje más alto,
evidenciándose concordancia entre las dos valoraciones.

Inicialmente se intervino sobre la depresión que es la génesis de su TOCP y sobre las respuestas
ansiosas, se hizo uso de varias técnicas cognitivas para evaluar y debatir las cogniciones
distorsionadas como “soy un fracasado”, “soy un perdedor”, “estoy solo”, “no valgo nada”,
sometiéndolas a prueba de realidad. Al final Carlos reconoció que sus cogniciones eran erradas
y no correspondían a la realidad, sin embargo, se volvían a presentar ante cualquier evento que

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las activara como cuando trataba de descansar o no podía dedicarse a lo que quería que era
pintar cuadros “más elaborados”, ya que los que había hecho hasta ahora no lo eran, según él.

Así mismo, con técnicas cognitivas como el debate socrático, la prueba de realidad y el
continuo cognitivo, se trabajó en las distorsiones cognitivas y los esquemas identificados en
Carlos, logrando un ligero decremento en algunos de ellos, tales como los esquemas de
abandono/pérdida, falta de confianza, vulnerabilidad, sometimiento, aceptación/indeseabilidad
y culpa/castigo, y en las distorsiones de filtraje, falacia de control, razonamiento emocional y los
debería. Las variaciones logradas en la parte cognitiva tampoco fueron tan marcadas, debido a
que las estructuras cognitivas en el paciente se encuentran bastantes arraigadas y establecidas,
así como lo plantean los teóricos del tema quienes dicen que los esquemas maladaptativos
tempranos son extremadamente estables y permanentes y que además son fortalecidos por el
procesamiento de las experiencias posteriores (Young, 1994, citado por Riso, 2006), es decir que
a mayor edad de la persona más arraigados se encuentran los esquemas y por lo tanto se
presentan menos susceptibles y más difíciles de cambiar.

Esta baja respuesta al plan de intervención basado en el modelo cognitivo-conductual de Carlos,


es posible que se deba a la presencia del TOCP también diagnosticado en él, lo que hace más
difícil el tratamiento, esto se fundamenta en diferentes estudios donde se ha evaluado la eficacia
de la terapia cognitiva en pacientes depresivos con comorbilidad con trastornos de personalidad
como el realizado por Fournier, DeRubeis, Shelton y cols. (2008) en donde se estableció que en
la muestra estudiada cuyos pacientes tenían depresión moderada a severa, únicamente la
terapia cognitiva a corto plazo, sin antidepresivos, es relativamente poco adecuada para las
personas con un trastorno de personalidad comórbido, en esta investigación menos de la mitad
de las personas con trastorno de personalidad respondieron a la terapia cognitiva, sin embargo,
para las personas con depresión que no tenían diagnóstico de patología de la personalidad, la
terapia cognitiva fue particularmente eficaz en la reducción de los síntomas depresivos en
comparación con los antidepresivos.

Igualmente, en un artículo publicado en la revista científica The Brown University


psychopharmacology Update (2008), anotan que en pacientes con depresión y comorbilidad con
un trastorno de la personalidad, resultó ser más beneficioso el tratamiento con antidepresivos
que la terapia cognitiva en la reducción de los síntomas depresivos y que por el contrario, los
pacientes deprimidos sin trastornos de la personalidad tienen mayores beneficios con la terapia
cognitiva.

Por su parte, Viinamäki, Haatainen, Honkalampi y cols., (2006) en un estudio sobre los factores
más importantes en la predicción de no recuperación en pacientes con depresión mayor
establecieron que los desórdenes de personalidad es un factor de riesgo real para la no
recuperación, y referencian un estudio finlandés (Melartin y cols., 2004) con pacientes de
depresión mayor con 18 meses de seguimiento, en el cual se evidenció que los trastornos de
personalidad estaban asociados con el mal pronóstico de la depresión en estos pacientes; sin
embargo, reconocen que aunque los trastornos de personalidad se consideran factores
importantes asociados con la falta de recuperación, los mecanismos causales siguen sin
conocerse y plantean también que es posible que los pacientes con depresión mayor y un
trastorno de personalidad comórbidos no respondan tan rápido al tratamiento como aquellos
con un trastorno de depresión mayor puro.

En los estudios anteriormente referenciados aclaran que mientras que la terapia cognitiva es
muy eficaz en el tratamiento de pacientes con trastornos depresivos, ésta por sí sola no lo es
tanto en pacientes que además de la depresión, presentan un trastorno de personalidad. En el
caso de Carlos, aunque en ocasiones anteriores ya había sido valorado por psiquiatría y ha
estado medicado desde hace muchos años, en el curso del tratamiento fue necesario hacer la

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interconsulta nuevamente, sin embargo, ni antes ni hasta ya avanzada la terapia, ha tenido una
buena adherencia al tratamiento, ya que no cumple a cabalidad con las dosis recomendadas,
suspende los medicamentos cuando él lo cree conveniente y/o en otras ocasiones se automedica,
aduciendo que: “no tengo disciplina cuando se trata de hacer algo para mí”. Igualmente, otro
indicador de la baja respuesta al tratamiento de Carlos, es el tiempo de aplicación de la terapia,
la cual tuvo una duración de 23 sesiones, las cuales no tuvieron continuidad semanal, debido a
las ausencias del paciente en algunos periodos.

Por otra parte, se recomienda que cuando haya coexistencia entre la depresión y los trastornos
de personalidad, el tratamiento cognitivo-conductual sea mucho más largo que cuando solo se
trata de pacientes deprimidos o con otro trastorno del eje I, con los cuales la terapia tiene una
duración de tres meses aproximadamente, ya que para obtener mayores resultados en pacientes
con estos dos trastornos es necesario que la terapia sea más larga, por lo que se requiere de más
tiempo para obtener una mejoría, (Colina y Rodríguez, 2008). Así mismo se por lo que se
considera necesario continuar con la intervención en Carlos por más tiempo para lograr cambios
más significativos.

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Latorre Suárez I. Psicologia.com. 2012; 16:16 - http://hdl.handle.net/10401/5506

Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):

Latorre Suárez I, Serrano Ramírez M. Intervención cognitiva conductual en un paciente con un


trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y una depresión mayor recidivante asociados.
Psicologia.com [Internet]. 2012 [citado 30 Jul 2011];16:16. Disponible en:
http://hdl.handle.net/10401/5506

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