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Baal (semítico cananeo: �‫[ �‏�‏‬baʕal],

señor )? era una divinidad de varios pueblos


situados en Asia Menor y su influencia:
fenicios (asociado a Melkart), cartagineses,
caldeos, babilonios, sidonios y filisteos. Su
significado se aproxima al de "amo" o
"señor".

Baal era el “hijo” del dios El. En la


mitología cananea se denominaba así (El) a
la deidad principal, se lo conocía como
«padre de todos los dioses», el dios supremo,
«el creador», «el bondadoso». Por lo
general, El se representa como un toro, con o
sin alas. A su vez su hijo Baal era
representado como un joven guerrero, pero
también como un “toro joven” (becerro).

Durante la época de los hicsos, en Egipto fue identificado con Seth, un dios guerrero;
también fue asociado a Montu. Pero durante la dinastía XVIII su culto en Egipto sería
denigrado. Era el dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad. En la Biblia Baal (‫ בעל‬Ba‘al) es
llamado uno de los falsos dioses, al cual los hebreos rindieron culto en algunas ocasiones
cuando se alejaron de su adoración a Yaveh; (ver Idolatría). Fue adorado por los fenicios
junto al dios Dagón (el más importante de su panteón).

Astarté
Monedas representando a Ishtar.
ashtoret, nótese su traje de estrellas.

Astarté (en fenicio Ashtart) es la


asimilación fenicia de una diosa
mesopotámica que los sumerios conocían
como Inanna, los acadios como Ishtar y los
israelitas Astarot (Asera o Ashêrâh).

Representaba el culto a la madre naturaleza,


a la vida y a la fertilidad, así como la
exaltación del amor y los placeres carnales.
Con el tiempo se tornó en diosa de la guerra
y recibía cultos sanguinarios de sus devotos. Se la solía representar desnuda o apenas
cubierta con velos, de pie sobre un león.
La leyenda fenicia de Elisa - Dido y la fundación de Cartago
Elisa y la fundación de Cartago
Cuenta la leyenda que la princesa fenicia Elisa, conocida también como Dido, salió de Tiro
para fundar la ciudad de Cartago aproximadamente en el año 830 a.C. ¿Qué la impulsó a
realizar tal hazaña? Veamos la historia algunos años atrás.
En la ciudad de Tiro gobernaba el rey Mattán, antes de morir designó como herederos al
trono a sus dos hijos: Pigmalión y Elisa. Al morir Mattán el pueblo eligió a Pigmalión como
su rey, Elisa se casó con el segundo hombre más poderoso del reino: Acerbas el
sacerdote de Melkart, el cual también era su tío y un hombre muy rico. Pigmalión
desconfió de ellos pues pensaba que pretendían quitarle el poder, también codiciaba las
riquezas del sacerdote. Por tal razón Pigmalión ordenó asesinar a quien era su co-regidor,
tio y cuñado: Acerbas. Elisa se sintió amenazada y con el apoyo de personas leales a ella
y contrarias a las acciones del rey, organizaron en secreto la huída de Elisa, embarcaron
grandes tesoros pertenecientes al difunto Acerbas y zarparon hacia nuevas tierras. Elisa
estaba acompañada de marineros, soldados, senadores. Navegaron hasta la isla de
Chipre donde el sacerdote les dio todo su apoyo. En ese lugar se embarcan 80 doncellas
que serían las esposas de los jóvenes que acompañaban a Elisa y ayudarían a poblar la
nueva ciudad.
Pigmalión se entera de la huída de su hermana y se apresta a organizar una expedición
en su contra, pero su madre le implora que se detenga y los adivinos le advierten que
sería castigado por la divinidad si impide la formación de una nueva ciudad que ya ha
obtenido el beneplácito de los dioses. Entonces Pigmalión se contuvo y canceló cualquier
acción contra Elisa.
Arribó el contingente a las costas de África, los lugareños los reciben con beneplácito y
Elisa les pide permiso para comprar y asentarse en un espacio de tierra del tamaño que
pueda ocupar una piel de buey. Aceptado el trato los fenicios cortan en tiras muy delgadas
un cuero de buey y las atan para delimitar el tamaño del territorio que tomarían, de esa
manera alcanzaron más de lo que se pudo haber pensado. Así comienza la construcción
de Cartago a la cual también vinieron a vivir los habitantes de los lugares cercanos.
Cartago se erguía no muy lejos de otra ciudad más antigua que habían fundado, también,
los fenicios: Útica, sus dirigentes apoyaron la construcción de Cartago. Elisa entonces se
convierte en fundadora y reina de la nueva ciudad.
Pasan los años, Cartago deviene rica y poderosa, un rey africano demanda la mano de la
reina Elisa bajo amenaza de guerra. Los sacerdotes consultan a Elisa, a ella no le agrada
la idea y les dice que la tranquilidad y la salud de la patria no se negocian y que es
preferible el sacrificio de la propia vida. Elisa pide al rey africano tres meses para
prepararse como esposa, al terminar el plazo llama a su pueblo, se reúnen a las puertas
de la ciudad, enciende una pira, ofrece sacrificios de animales, ante el asombro de
dirigentes, sacerdotes y pueblo se posa sobre la pira, toma un puñal y le dice a su gente:
"tal como dije, hoy voy a reunirme con mi esposo", invoca el nombre de Acerbas, se
apuñala y cae a la pira.
De esa manera Elisa, llamada familiarmente Dido, salvó a su ciudad de ser gobernada por
un rey extranjero.
Guerras Púnicas
Evolución de las posesiones cartaginesas en el transcurso de las Guerras Púnicas

Las Guerras Púnicas fueron una serie de tres guerras que enfrentaron entre los años
264 a. C. y 146 a. C. a las dos principales potencias del Mediterráneo de la época: Roma y
Cartago.1 Reciben su nombre del etnónimo latino Pūnicī nombre usado por los romanos
para los cartagineses y sus ancestros fenicios (de la formas más antiguas lat. arc. Poenicī <
gr. Phoinicoi). Por su parte los cartagineses llamaron a estos conflictos "guerras romanas".2
Conflicto que se debió de gran manera a la anexión por parte de Roma, a la Magna Grecia,
de tal manera surgieron conflictos sumamente graves entre ambas potencias. Aunque los
romanos lograron crear grandes tropas; sobre todo navales, no le aseguraron el poderío y el
control en las Guerras llevándolos a caer en la confianza. La causa principal del
enfrentamiento entre ambas fue el conflicto de intereses entre las existentes colonias de
Cartago y la expansión de la República de Roma.3 El primer choque se produjo en Sicilia,
parte de la cual se encontraba bajo control cartaginés. Al principio de la Primera Guerra
Púnica, Cartago era el poder dominante en el Mar Mediterráneo, controlando un extenso
imperio marítimo, mientras que Roma era el poder emergente en Italia. Al final de la
Tercera Guerra Púnica, tras la muerte de centenares de miles de soldados en ambos bandos,
Roma conquistó todas las posesiones cartaginesas y arrasó la ciudad de Cartago, con lo que
la facción cartaginesa desapareció de la historia. La victoriosa Roma emergió como el
estado más poderoso del Mediterráneo occidental. Sumado al fin de las Guerras
Macedónicas4 y la derrota del Emperador Seléucida Antíoco III Megas en la Guerra
Romano-Siria5 en el Mediterráneo oriental, Roma quedó como el poder dominante en el
Mediterráneo, y la más poderosa ciudad del mundo clásico. La derrota aplastante de
Cartago supuso un punto de inflexión que provocó que el conocimiento de las antiguas
civilizaciones mediterráneas pasara al mundo moderno a través de Europa en lugar de
África.

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