Está en la página 1de 31

Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Rector

Vicerrector
Mario E. Lozano
Gustavo Ernesto Lugones
UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES

Bernal, 2009
Esther Levy
Silvia Grinberg
pasado y futuro
y subjetividad:entre
Pedagogía, currículo
Cuadernos Universitarios
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Índice
Colección dirigida por Jorge Flores

Grinberg, Silvia
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y


futuro / Silvia Grinberg y Esther Levy. - 1a ed. - Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Bernal : Universidad Nacional de Quilmes, 2009.
168 p. ; 20x15 cm. - (Cuadernos universitarios)
I. Dispositivos pedagógicos e infancia en la modernidad. . . . . . . . . . 15
ISBN 978-987-558-175-3 1. La noción de dispositivo pedagógico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2. Infancia y formación en la modernidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
1. Pedagogía. I. Levy, Esther II. Título 3. El relato de la formación en la modernidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
CDD 370.15
4. ¿Es posible pensar a la infancia de otro modo?. . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

II. Debates curriculares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53


Coautor: Ismael Rodrigo
1. Acerca de la noción de currículo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
2. Miradas y definiciones acerca del currículo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Edición y diseño de interiores: Rafael Centeno 3. Distribución social y acceso a la cultura: currículo y desigualdad. . . . 76
Realización de ta­pa: Mariana Nemitz 4. Niveles de producción curricular. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82

III. Dispositivos pedagógicos y currículo en el siglo xxi . . . . . . . . . . 89


© Silvia Grinberg, Esther Levy. 2009 Coautor: Ismael Rodrigo
© Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de Quil­mes. 2009
1. El escenario social y el cambio curricular. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Ro­que Sáenz Pe­ña 180 - Ber­nal - (B1876BXD) Pcia. de Bue­nos Ai­res
2. ¿Para qué y a quién forma la escuela hoy?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
(5411) 4365-7100
http://www.un­q.e­du.ar 3. Otras caras de la moneda: la educación en los “nuevos
editorial@unq.edu.ar movimientos sociales”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

ISBN: 978-987-558-175-3 IV. Subjetividad, identidades y currículo: debates y perspectivas. . . 119


Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 1. ¿Qué es ser niño y qué es ser joven en el siglo xxi?. . . . . . . . . . . . . . 120
Im­pre­so en Ar­gen­ti­na 2. Cultura, identidad y desigualdad en la escuela. . . . . . . . . . . . . . . . . 133
3. Los menores, la pobreza y la escuela. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
4. Currículo y transmisión de la cultura en el siglo xxi . . . . . . . . . . . . 151
Esta tirada de 1.000 ejemplares se terminó de imprimir en julio de 2009, en
Ferrograf, Cooperativa de Trabajo Limitada, Boulevard 82 Nº 535, La Plata, Referencias bibliográficas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
Provincia de Buenos Aires
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Introducción
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Todos los días durante nueve meses al año concurren en todo el


mundo occidental miles y miles de niños y jóvenes a la escuela. Con
uniforme diferentes, con guardapolvos de diversos colores, con reco-
rridos y trayectorias distintas, en todas esas escuelas es probable que
nos encontremos que al iniciar el día se iza la bandera de la patria,
que en el primer grado se enseña a leer y a escribir así como que en
todos los años se enseña historia, geografía y matemática. Sin nece-
sidad de ir a todas las escuelas, podemos afirmar con certeza que en
el frente de un salón, especialmente destinado a la enseñaza y al
aprendizaje, se encuentra un adulto que estudió y obtuvo un título
que lo habilita para enseñar. Y podríamos seguir. La cuestión es que,
si hablamos de educación, inmediatamente se nos vienen imágenes
de escuela. Así, la escolarización masiva y obligatoria de la infancia,
la idea y materialización de un currículo producido, normado y
regulado por el Estado nación no solo son de lo más comunes, sino
que se nos han vuelto tan naturales que en aquellos lugares donde
este tipo de escuela no existe, tendemos a pensar que algo está fal-
tando. Sin embargo, aun cuando estas imágenes nos sean muy fami-
liares el hecho es que la forma escolar de la educación es
relativamente nueva en la historia de la humanidad.
Así, se trata de una realidad que se nos presenta como algo
común y natural pero que de hecho no lo es; por ello, y en especial
para poder avanzar en su estudio, es importante que recordemos que
la generalización de la educación pública es un fenómeno que no
tiene más de 200 años y que solo puede entenderse como un proce-
so ocurrido en y a partir del moderno capitalismo.
La urbanización, la industrialización, la racionalización y secula-
rización de la vida social son el telón de fondo sobre el que se con-
figura la pedagogía moderna. La constitución de los sistemas
educativos bajo la total responsabilidad y monopolio del Estado se
10 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 11
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

produjo como resultado de largas luchas y tensas relaciones de fuer- la práctica educativa sea histórica y tenga historicidad. La existencia
za entre diferentes sujetos sociales. Y es recién hacia finales del siglo humana no tiene el punto determinante de su trayectoria fijado en
xix que la acción educativa sobre toda la población joven se volvió la especie […] Hablamos de educación porque al practicarla pode-
cuestión de Estado y problema de gobierno. mos negarla. El uso de la libertad nos lleva a la necesidad de optar y
De esta forma, aun cuando solemos pensar en la realidad escolar ésta a la imposibilidad de ser neutros” (Freire, 1994, p. 86).
como algo natural, que siempre estuvo ahí, se hace central conside- Así, si no es natural y por tanto no hay curso prefijado, estamos
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

rar que ninguno de los procesos, de las configuraciones instituciona- arrojados al debate político, a preguntarnos por el deber ser de la
les, regulaciones estatales, son ahistóricos; esto es, la escuela moderna escolaridad. Ahora, esto es importante en el campo de la educación
y los sistemas educativos nacionales son proceso y producto de y, específicamente del currículo debido a que se trata de una activi-
determinadas relaciones sociales que dieron forma a la educación tal dad que se realiza en el presente pero sus efectos solo pueden avizo-
como hoy la conocemos. rarse en el futuro. Cuando hablamos de educación, nos podemos
Ahora bien, en este trabajo nuestro interés no es realizar una preguntar qué está siendo esa cosa llamada educación en el presente;
historia de los sistemas educativos modernos. Más bien, se trata de pero, también, hay otra pregunta que creemos central hacernos y
comprender los procesos educativos en su historicidad. Esto es, aten- esta es no solo preguntarnos por lo que es sino por aquello que que-
der los procesos ligados con su constitución. Esta mirada no solo nos remos que sea. La acción educativa es necesariamente un tipo de
puede permitir entender aquello que ocurrió, sino, especialmente, se práctica que actúa en el presente pero procurando producir efectos
constituye en una cuestión central para comprender e interrogar hacia el futuro. Por ello no hay ninguna posibilidad de que la pre-
nuestro presente. Dicho en otras palabras, para comprender nuestra gunta educativa no involucre algún tipo de promesa, algún tipo si se
actualidad es central entender que ni lo que hoy está ocurriendo ni quiere de utopía que nos oriente, esto es, nos marque el rumbo de
aquello que ya ocurrió es resultado de ninguna fuerza de la natura- hacia dónde queremos ir. Sin ese relato, sin esa promesa la educación
leza. No siempre hubo escuelas de masas, ni currículo nacional. Ello sencillamente no tiene ningún sentido.
brinda las condiciones necesarias para imaginar alternativas. Si no es Es desde esta perspectiva que nos referimos a la idea del “relato
algo natural, si no siempre fue así, entonces, no es necesario y podría moderno de la formación”; esto es, a los contenidos, principios y
ser de otra manera. Esto se nos presenta, a quienes estamos hoy en misiones que se constituyen en los pilares que orientaron la creación
la historia, como un desafío para pensarnos y por lo tanto, entender- de la escuela moderna. Muchos de estos principios, probablemente,
nos como parte de la lucha histórica. aún hoy estén presentes y muchos están siendo reconfigurados. Así,
Entender la vida social y, por supuesto, educativa como forman- nos detenemos en algunos de los textos constitutivos de la pedagogía
do parte de la historia (y no como algo dado y natural), entonces, es moderna: la Didáctica magna de Comenio, el Emilio de Rousseau, la
condición sine qua non no solo para su estudio, sino también para pedagogía de Kant y los debates políticos/pedagógicos de Condorcet.
intervenir en el debate político que cualquier empresa educativa Los dispositivos pedagógicos, organizados y regulados por el
implica. Si esto no fuera así, estaríamos, como la naturaleza, conde- Estado, expresados en la constitución de los sistemas educativos
nados a repetirnos ad infinitum. Claro está que esta idea es válida nacionales conforman una trama que hacia finales del siglo xx se ha
para la vida social en su totalidad pero en el campo educativo puesto en cuestión. Esas formas de la escolaridad creadas en los
adquiere especial importancia. Ello porque, como supo decir Freire, albores del capitalismo industrial y de la constitución del Estado
“en cuanto práctica social, la práctica educativa, en su riqueza, en su nación se han vuelto, en el siglo xxi, eje de problematización, crisis
complejidad es un fenómeno típico de la existencia y, por eso y reconfiguración. En los últimos años, también las categorías de
mismo, un fenómeno exclusivamente humano. De ahí también que infancia y juventud, indisolublemente ligadas con la escolaridad, se
12 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 13
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

han vuelto objeto de debate tanto en la planificación política de la vinculaciones y de estudiar cómo este conjunto de relaciones se
educación como en el cotidiano escolar. En cierta medida, los pro- imprimen y son tamizadas de manera particular en la experiencia
cesos de reforma implementados en la década de 1990 podrían escolar dando y configurándose con un estatus y lógica específica.
pensarse como crisis de sus categorías constitutivas, entre otras, la Se trata de analizar los componentes y tensiones que atraviesan
infancia y la juventud, pero también de la adultez. al currículo y a la subjetividad en el presente. En este sentido procu-
En este marco, la emergencia de nuevas subjetividades así como ramos imaginar, retomando lo propuesto por Benjamin para la
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

la creación de nuevos dispositivos curriculares es uno de los temas filosofía, una pedagogía venidera que sea capaz de recuperar la auto-
centrales de la actual agenda de debate político pedagógico. ¿Quiénes ridad que supone todo proceso de transmisión de la cultura y la
son nuestros estudiantes?, ¿quiénes somos los adultos que enseña- palabra como aspectos cruciales de la experiencia de la formación.
mos?, ¿qué tenemos que transmitir a los jóvenes?, ¿cuál es la cultura Sobre la base de estos supuestos hemos construido este trabajo.
válida en el siglo xxi?, ¿qué relaciones establecemos o deberíamos Para ello, a través de la noción de dispositivo pedagógico nos detene-
establecer entre jóvenes y adultos?, constituyen algunos de los tantos mos en las formas en que, en la constitución de los sistemas educati-
interrogantes que nos hacemos quienes nos encontramos en la tarea vos modernos, se ha dado respuesta a esa promesa pedagógica.
diaria de educar. Entendemos, también, que esas respuestas son aquellas que entraron
Asistimos, en el presente, a la configuración de un escenario que en crisis hacia fines del siglo xx. En el capítulo ii, nos adentramos en
puede entenderse como la emergencia de una nueva socialidad la noción de currículo, las múltiples tensiones y debates involucrados
que se caracteriza, entre otros aspectos, por: la crisis de la sociedad en esta noción. Para luego centrarnos, en los capítulo iii y iv, en los
salarial y la configuración a la acumulación flexible, la crisis y recon- procesos de reconfiguración de la escolaridad acontecida desde finales
figuración del Estado, la globalización de la economía y la cultura, del siglo xx. Por último, por un lado, procuramos una revisión críti-
la configuración de nuevas identidades y formas de la subjetividad, ca de los procesos de reforma educativa y por el otro, en el último
el afianzamiento de la revolución informática y sus nuevas produc- capítulo, proponemos algunas herramientas para reflexionar acerca
ciones, y como un fracaso el acrecentamiento de la desigualdad de la subjetividad y la práctica curricular en nuestro presente.
social y escolar.
En este marco, el currículo, entendido como la selección, distri- ***
bución y acceso a la cultura (legítima y legitimada), se encuentra No hay libro sin dedicatorias ni agradecimientos y este queremos
tensionado por las lógicas que imprime el presente escenario. Por un dedicarlo a quienes comparten con nosotras la vida y nos acompa-
lado, las controvertidas políticas educativas finiseculares imprimie- ñan en la tarea de hacerla más linda. Aquí algunos de ellos: Silvia
ron nuevas formas de pensar el papel del conocimiento en la socie- Llomovatte, María Ana González, Eduardo Langer, Mauricio Horn,
dad. Por el otro, la desigualdad educativa que actúa como regulador Gabriela Kantarovich; Judith Caprov, Tali Tatar; Soraya Giraldez,
de la desigualdad social. Luisa Izaguirre; Sandra Roldán, Rosana Pirosanto; Miriam Grinberg,
Entendiendo a la teoría y a la práctica más que como dos polos Andrés, Uriel, Eden y Roi Daian; Adriana Imperatore.
que se excluyen mutuamente, como intrínsecamente vinculadas y de A Eugenia. A Hernán, Sofía y Martina. A Gustavo.
significación mutua, abordamos la idea de subjetividad pedagógica
y práctica curricular desde una perspectiva sociopedagógica, procu-
rando construir una mirada que integre los diversos procesos sociales
a los que asistimos. Se trata de ver no solo cómo las relaciones socia-
les moldean a la institución escolar, sino de encontrar sus múltiples
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

I. Dispositivos pedagógicos e infancia


en la modernidad
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

1. La noción de dispositivo pedagógico

La noción de dispositivo pedagógico en los últimos años ha sido


utilizada de muy diversos modos y para dar cuenta de procesos muy
diferentes. Dado que se trata de un concepto que utilizaremos a lo
largo de este libro, en este apartado nos importa presentar, breve-
mente, el sentido con el que usaremos esta noción.
Como primera aproximación, vale la pena recurrir al dicciona-
rio. Allí nos encontraremos con el término dispositivo definido
como: “1) un mecanismo que permite arreglar o distribuir algo; 2) un
aparato, un conjunto de piezas organizadas de tal forma que cum-
plan con una función”.
De manera que un dispositivo refiere a la organización de algo,
la composición de distintas partes, elementos que ensamblados
constituyen, precisamente, un dispositivo. Seguidamente, la noción
de dispositivo involucra un mecanismo o artificio dispuesto de
forma tal que produzca un determinado producto o resultado.
Esto último supone que unos elementos ensamblados, dispuestos de
un modo determinado, tienden a la producción de algo, producen un
efecto. De modo que cuando nos referimos a un dispositivo, habla-
mos de un conjunto de elementos que –aun cuando puedan ser muy
diversos–, articulados y ensamblados de una manera específica tien-
den a producir una determinada acción que genera un determinado
resultado. Una máquina es, en este sentido, un dispositivo. Sus com-
ponentes ensamblados de una cierta manera producen un determina-
do efecto. Si se cambiaran esos componentes, si fueran ensamblados
de distinto modo, o algunos de ellos fueran acoplados con otros ele-
mentos, produciría, claro está, un resultado diferente y, por tanto
estaríamos ante un dispositivo diferente.
16 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 17
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Planteada de este modo, la noción de dispositivo remite, enton- prácticas, cuándo un alumno es considerado un buen estudiante y,
ces, a una maquinaria, a un aparato que puede ser utilizado para así, sucesivamente.
fabricar algo. Ahora bien, intentaremos dilucidar qué consecuencias En el marco de la obra foucaultiana esta noción se encuentra ínti-
y posibilidades tiene utilizar esta noción en el campo de las ciencias mamente ligada con la idea de producción de subjetividad. Esto es, la
sociales, en general, y de la educación, en particular. subjetividad como efecto de la composición y recomposición de fuer-
Aquí importa resaltar ese carácter de articulación, de acople de zas, prácticas, relaciones de poder. Relaciones que siempre están en
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

múltiples y diversos elementos que ensamblados de una determina- proceso de hacerse y rehacerse.
da manera producen unos determinados efectos. Pero, ¿de qué ele- En suma, la noción de dispositivo pedagógico refiere a prácticas
mentos hablamos, qué efectos producen? (discursivas y no discursivas) que suponen el ejercicio del poder,
Para dar respuesta a este interrogante, recuperemos la definición relaciones de lucha, que si bien se materializan y cristalizan en insti-
dada por Foucault, quien señala que la noción de dispositivo remite tuciones ellas siempre pueden ser contestadas, modificadas.
“a un conjunto heterogéneo, que implica discursos, instituciones, Desde esta perspectiva, el poder es entendido como una relación
disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medi- que constantemente puede ser contestada. No ocurre de una vez y
das administrativas, enunciados científicos; proposiciones filosófi- para siempre ya que es una relación de fuerza por lo que siempre está
cas, morales, filantrópicas; en síntesis, tanto lo dicho cuanto lo no “en proceso de…”, siempre está haciéndose y rehaciéndose. En tanto
dicho, he aquí los elementos del dispositivo… es la red que puede es una relación involucra, necesariamente, el acaecimiento de unos
establecerse entre esos elementos… entre dichos elementos –discur- modos de acción pero también la posibilidad de su cuestionamiento.
sivos y no discursivos– existe algo así como un juego, cambios de Seguidamente, esto, también, implica que toda relación social invo-
posición, modificaciones de funciones, que pueden, también ellos lucra una forma del ejercicio del poder. Por lo que no hay forma de
ser muy diferentes” (1983, p. 184). pensar en momentos donde este desaparece o se vuelve más o menos
Siguiendo esta definición, al hablar de dispositivo pedagógico horizontal. Toda relación humana (y desde ya cualquier relación
estaríamos refiriéndonos a una multiplicidad de elementos que pedagógica) supone el ejercicio del poder. Así, más que pensar en
hacen a la realidad educacional en cada momento y escenario socio- relaciones de poder más o menos democráticas, en línea con esta
histórico. Así, por ejemplo, podríamos hablar de las leyes de educa- mirada la pregunta sería cuáles fuerzas están interviniendo, qué ele-
ción a nivel nacional pero, también, de normativas institucionales mentos y componentes están en juego y, especialmente, cuáles son
como los reglamentos de convivencia; a los textos escolares así como los efectos que se producen.
a las actividades de enseñanza en el aula; a las formas de organizar y La noción de dispositivo, asimismo, remite a formaciones histó-
usar el espacio escolar (patios, sum, sala de maestros, aulas), modos ricas. De manera que las formas que asume un dispositivo pedagó-
de distribución de los cuerpos en el espacio, esto es quienes tienen gico sólo pueden comprenderse en el seno de determinadas relaciones
permiso para entrar a cada lugar o cómo se distribuyen los bancos, sociales, históricas. De modo tal que, por ejemplo, la creación de un
quiénes se sientan delante, atrás; la organización de los tiempos, currículo nacional, obligatorio para la formación de todos los jóve-
tanto desde el punto de vista de la distribución de la materias en el nes adquiere sentido y puede entenderse solo en determinado
horario escolar, como respecto de la diferenciación entre tiempo de momento histórico cuando, por ejemplo, la idea de la formación
trabajo y tiempo de ocio; los discursos habilitados y aquellos que no, del ciudadano adquiere especial preeminencia. De hecho, en otras
por ejemplo, qué puede decirse y qué no en clase, qué enunciados sociedades la formación había asumido otras maneras, y si esto vale
son válidos en cada materia o área; la sanción y normas de conducta para el pasado también vale para el presente y, por supuesto, para
consideradas prácticas de enseñanza son entendidas como buenas el futuro.
18 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 19
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Así, a través de la noción de dispositivo pedagógico –incluso este interrogante no puede ser contestado sino a través de la reflexión
como recurso heurístico–, podríamos preguntarnos: ¿qué efectos en acerca de los procesos, formas y relaciones que nos hacen llegar a ser
términos de la formación de los jóvenes produjo y produce el quienes somos y ello implica dar una respuesta que siempre es social
currículo nacional, estatal y obligatorio?, ¿cómo y con cuáles otros e histórica.
componentes se ensamblan?, ¿por qué ante determinada configura- La pregunta cómo llegamos a ser quiénes somos ha recibido
ción histórica la educación adquiere esa determinada forma? En múltiples y diversas formas de respuesta, ya sea en cada sociedad
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

términos históricos se podrían formular los siguientes interrogantes: como en las distintas corrientes teóricas, cada una fundando una
¿qué procesos ocurren hacia los siglos xviii y xix que empieza a escuela de pensamiento. La articulación teórica que aquí realizamos
pensarse, proponerse y defenderse la necesariedad de la educación supone, siguiendo a Rose (1999), identificar los modos en que los
estatal?, ¿qué efectos se procura producir en la población?, ¿cuáles seres humanos somos individualizados y direccionados por medio de
otras fuerzas se encuentran disputando la educación de los jóvenes?, diversas prácticas. Esto refiere directamente a la educación, si por
¿a partir de la identificación de qué problemas se plantea la necesi- ella entendemos las prácticas involucradas en la producción de la
dad de formar a la totalidad de la población infantil al punto de subjetividad.
construir por primera vez en la historia una escuela de masas?, ¿con De manera que la educación podría pensarse como un territorio
cuáles otros fenómenos que no son específicamente educativos se que se configura como un campo de relación de fuerzas, un encuen-
ensambla la escolaridad moderna? Claro está que reformulados estos tro entre sujetos, espacio de producción, de tecnologías de creación
interrogantes también pueden servir para interrogarnos sobre nues- y distribución de unos determinados tipos de saber que prefiguran
tro presente: ¿de qué crisis hablamos cuando referimos a la crisis de unos tipos de subjetividad. Al respecto, importa señalar que toda
la escolaridad?, ¿qué aspectos de la escolaridad configurada en el relación pedagógica supone la acción de unos sobre otros, la direc-
siglo xix entraron en crisis en la actualidad?, ¿qué nuevos compo- ción de las voluntades, si se quiere. Renunciar a esa acción no solo
nentes están articulándose en el presente? no implicaría democratizar la relación pedagógica sino más bien
En este capítulo, nos detenemos, precisamente, a reflexionar en renunciar, directamente, a educar. La educación, necesariamente,
torno del primer conjunto de interrogantes, íntimamente ligados involucra mostrar, disponer un mundo, ingresar al otro al mundo de
con la configuración de la infancia y de la escolaridad moderna. En la cultura; en términos de Freire, esto nos enfrenta a la libertad y a la
primer lugar, lo haremos haciendo eje en las rupturas y configura- decisión. Esto no implica que esos otros actúen como mecanismos
ciones sociales e institucionales que dieron lugar a la configuración que responden bis a bis a nuestras enseñanzas; en otras palabras,
de este dispositivo; seguidamente, nos adentramos en los debates de nuestros estudiantes hacen muy diversas cosas con aquello que les
orden pedagógico que tuvieron lugar en ese mismo período, y por enseñamos, no son ni tábulas rasas, ni recipientes vacíos. Es por eso
último, nos preguntamos por nuevos modos de pensar en torno de que adquiere sentido referir a la educación como relación de poder,
la infancia y la formación. A continuación, y previamente, haremos como encuentro entre voluntades.
una breve referencia a la relación entre dispositivo pedagógico y La educación implica prácticas más o menos deliberadas y, con
subjetividad. ello, organizadas con diferentes niveles de sistematicidad, todas con-
currentes a la producción de subjetividad. Si aceptamos esto, enton-
Dispositivo pedagógico y subjetividad ces, toda práctica social en donde dos voluntades se encuentran
supone una práctica educativa.
Si la noción de dispositivo supone la producción de subjetividad, Asimismo, si bien todo encuentro entre voluntades podría pen-
entonces, cabe preguntarnos qué sujetos hemos devenido. Ahora, sarse como un acto de formación y esto dejaría muy pocos espacios
20 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 21
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

de la vida social fuera de esta consideración, no toda práctica social ni adultos, ni escuelas. Tanto la idea de jóvenes como de niños y/o
fue ni es pensada como educativa. Si pensamos a la educación como de adultos que salen todos los días para ir a trabajar, o, la presencia de
los procesos ligados con la formación y el aprendizaje, podríamos una escuela en la que en su puerta flamea una bandera es algo rela-
pensar en muy diversas situaciones de nuestra cotidianeidad en tivamente novedoso en la historia de la humanidad. Más específica-
donde aprendemos algo. Por ejemplo, podemos aprender mucho mente se remonta al último siglo y medio de nuestra historia y no
resultado de una discusión con un amigo, con un/a novio/a, etc., ocurrió sino luego de años de lucha y puja social.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

pero aun cuando esa situación para nosotros haya resultado profun-
damente formativa en ningún caso esa discusión ocurrió para que La expansión y consolidación de la escuela no se hizo siempre sobre
nosotros aprendiéramos lo que, de hecho, aprendimos. De manera, espacios vacíos. En la mayoría de los casos, la escuela se impuso median-
que al remitir a las prácticas educativas y, por cierto, al currículo, lo te complejas operaciones de negociación y operación con las otras for-
vamos hacer para referir a aquellas prácticas que tienen en su defini- mas educativas presentes. Así, el triunfo de la escuela implicó adopción
ción una intención formativa; independientemente de que esa de pautas de escolarización por ciertas prácticas pedagógicas previas o
intención se realice (uno puede enseñar algo y que el otro no lo contemporáneas –como la catequesis o la formación laboral– y la desa­
aprenda) así como que ocurran aprendizajes que no fueron explíci- parición de otras –como la alfabetización familiar o los ritos de inicia-
tamente definidos (el concepto de currículo oculto que debatiremos ción o transmisión cultural presentes en las zonas coloniales previas a la
en el próximo capítulo va en esta dirección). llegada europea. Mediante esta estrategia, la escuela logró volverse sinó-
Por último, más que procurar una definición acabada acerca de nimo de educación y subordinación al resto de las prácticas educativas
qué es educar, aquí intentaremos abordar una respuesta histórica: qué (Pineau, 2001, p. 31).
es y ha sido considerado en cada momento, en cada sociedad, acto
educativo; qué instituciones se crearon, qué finalidades se definie- Ahora bien, aun cuando podamos decir que la escuela está en crisis
ron, qué sujetos se asumieron y definieron como sujetos de forma- y que los sujetos, no solo nuestros estudiantes, sino también noso-
ción, cuáles enunciados son aquellos que rigen como válidos en los tros los adultos, los docentes, tampoco ya somos quienes solíamos
relatos educativos. Por lo que, más que una cuestión general acerca ser, esa imagen sigue presente en nuestras vidas.
de qué es la educación, nuestra preocupación acerca de las prácticas Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a la crisis de la
curriculares y la subjetividad pedagógica es: cuál es su cometido, qué escuela?, ¿qué infancia es la que ha cambiado? En las próximas pági-
se entiende por educación en el presente, sabiendo que no siempre nas nos detendremos en los procesos y rupturas históricas que dieron
fue así ni lo será. lugar a la creación de esa escuela y de la infancia. Dicho de otro
A continuación nos adentramos en los procesos ligados con la modo, a la creación de una de las categorías constitutivas de la esco-
configuración del dispositivo pedagógico moderno. laridad moderna: la infancia y el relato de su formación. Reflexionar
sobre este proceso constitutivo de la escolaridad nos brinda la posi-
bilidad de: en primer lugar, comprender con qué lógicas, principios,
2. Infancia y formación en la modernidad como resultados de qué luchas se configuraron determinadas insti-
tuciones; en segundo lugar, nos brinda elementos para entender el
La imagen de chicos vestidos con guardapolvo blanco o uniforme proceso de crisis y reconfiguración de la escolaridad que en el pre-
caminando junto con adultos que los llevan a la escuela es una de las sente estamos atravesando; en tercer lugar y quizá el más importan-
más frecuentes a nuestra mirada. Sin embargo, no era tan común ni te, si aceptamos que no siempre ha sido así, que no siempre han
podríamos haberla tenido hace 150 e incluso 100 años. Ni chicos, habido escuelas, infantes, etc., y por tanto, entendemos las lógicas
22 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 23
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

que se imprimieron en su producción, entonces, también vamos a a Dios, obedecer a Dios, hacer regir en la ciudad de los hombres la ley
estar en condiciones de idear e imaginar nuevos caminos para la de Dios, etc. Pero creo que lo sorprendente, y bastante, es que a partir del
educación. siglo xvi y en todo el período que va, a grandes rasgos, de mediados de
ese siglo hasta fines del siglo xviii, vemos el desarrollo y el florecimiento
Escenarios de configuración de la infancia de una serie muy considerable de tratados que ya no se muestran exac-
y de la escuela moderna
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

tamente como consejos al príncipe y tampoco, aún, como ciencia de la


política, se presentan como artes de gobernar. Me parece que, en térmi-
La constitución de los sistemas educativos modernos supuso un nos generales, el problema del “gobierno” estalla en el siglo xvi, de
largo proceso que involucró rupturas y cambios muy profundos en manera simultánea, acerca de muchas cuestiones diferentes y con múlti-
todos los órdenes de la vida social. Como señaláramos, no es nuestra ples aspectos. El problema, por ejemplo, del gobierno de sí mismo. El
intención hacer una historia de la educación, ni de la escolarización. retorno al estoicismo gira, en el siglo xvi, alrededor de esta reactualiza-
Aquí nos importa trazar el escenario de creación de los sistemas ción del problema: como gobernarse a sí mismo. El problema, igual-
educativos nacionales y del sujeto pedagógico moderno, en tanto mente, del gobierno de las almas y loa conducta, que fue, claro está, todo
producción de esa nueva sociedad. Consideremos algunos aspectos el problema de la pastoral católica y protestante. El problema del gobier-
que entendemos centrales. no de los niños, y aquí está la gran problemática de la pedagogía tal
Hacia el siglo xvi comienzan a vislumbrarse no solo los procesos como aparece y se desarrolla en el siglo xvi (Foucault, 2006, p. 110).
de crisis de la vida feudal sino la emergencia de nuevas formas socia-
les motivadas entre otros aspectos por la expulsión de la gente del Es en este contexto que el niño comienza a ser considerado como un
campo, dejándolos sin lugar donde vivir ni de qué vivir. A partir de ser al que hay que civilizar, mientras que en el escenario público se
esos años comienza un largo proceso que suele recordarse como los comienza a pensar en la infancia como una categoría social que hay
años del vagabundeo, de las pestes y epidemias (véase, entre otros, que proteger y disciplinar. Así, escindido el espacio público del pri-
Castel, 1997). Se trata de un proceso con el que comienza la reorga- vado correspondiente a partir de ahora a la nueva vida doméstica
nización de nuestra vida en el mundo y que luego de largas batallas y organizada en torno de las familias, en la educación de los jóvenes se
pujas dará lugar a la organización de nuestra moderna vida urbana. distinguirá la formación temprana en el seno familiar y la instruc-
Es a partir de estos años que comienzan a crearse muchas de las ins- ción pública que pasará a ser obligatoria.
tituciones que hoy conocemos y que junto con la escuela pública nos El desarrollo del modo de producción capitalista supuso la
parecen de lo más naturales, entre otras: hospitales, nosocomios, asi- industrialización de los procesos de trabajo, paralelamente a la con-
los, prisiones. No solo se trata de instituciones nuevas (o que como figuración de la burguesía como clase social dominante, la liberación
la prisión adquieren cada vez más importancia en esos años), sino que de los lazos de servidumbre (que suponía el feudalismo), la raciona-
todas ellas hacia el siglo xix van a depender de un nuevo actor social: lización y secularización de la vida erigiendo, entre otras cuestiones,
el Estado-nación. La escuela no solo no es ajena a esta realidad, sino a la ciencia como el único saber válido y la organización de un poder
que es producto de este largo proceso. En palabras de Foucault: civil que involucraría a partir de aquí a la totalidad de la población.
La configuración de este nuevo espacio urbano involucró la
Desde luego, tanto en la Edad Media como en la Antigüedad grecorro- organización de la vida laboral en las fábricas (la jornada laboral, el
mana nunca faltaron esos tratados que se presentaban como consejos al cumplimiento de horarios), las ideas y los ideales de la Ilustración y
príncipe en cuanto a la manera de conducirse, de ejercer el poder, de la Revolución Francesa basados en las libertades individuales y la
conquistar la aceptación o el respeto de los súbditos; consejos para amar democracia liberal.
24 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 25
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

En paralelo, las ciudades se van desarrollando y aparece la nece- ticos y sociales los que dieron forma a estas piezas que, vinculadas
sidad de control y regulación de la población. En esta tarea se reco- entre sí, derivaron en la emergencia de los sistemas educativos que
noce el papel central que debía cumplir la escolarización. hoy conocemos. Varela y Álvarez Uría (1991) enuncian cinco ruptu-
En este marco, la fuerza de trabajo no educada, como señaló ras y procesos históricos que, ensamblados, dieron lugar a la creación
Johnson (1976, p. 51) no era económicamente viable, de manera tal de la escolaridad moderna, o, más específicamente, a la constitución
que la escolarización cumpliría un papel central en el mantenimien- de los sistemas educativos nacionales: constitución de la infancia;
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

to de la hegemonía cultural de las clases dominantes sacando a los formación del “espacio cerrado” como dispositivo institucional espe-
jóvenes de sus casas y preparándolos para el trabajo y la ciudadanía. cífico destinado a la educación de los niños; formación de un cuerpo
En palabras de Hall: de especialistas (los docentes); destrucción de otros modos de socia-
lización; institucionalización de la obligatoriedad escolar.
[…] una forma había que encontrar para crear, dentro de los grupos de Aquí, nos concentramos en el primer proceso, en tanto nos
las masas industriales urbanas, un forma de adscribirlos a los objetivos ofrecerá una mirada histórica sobre la construcción pedagógica que
de la sociedad, crear un compromiso positivo con el orden social. se hace de la infancia y de la juventud en la modernidad.
Respectivamente, cuidado, sobriedad, autocompromiso eran requeridos, En general, solemos referirnos a la infancia como un estado bio-
para formar un impulso, un “sentimiento formado”, entre las masas para lógico que responde a características psicológicas específicas. Sin
adaptarlas a la lógica y racionalidad del capitalismo industrial. Es ahí que embargo, se podría decir que esta concepción es “muy moderna” y
la educación ocupa su papel […] (Hall, 1977, p. 9). que la infancia no siempre fue considerada de este modo. El concep-
to de infancia es una categoría sociológica de aparición relativamente
La educación escolar, devenida masiva y obligatoria, tendría, así, la reciente que está vinculada, entre otros procesos, con los cambios
doble tarea de formar en los jóvenes un nuevo sentimiento ligado experimentados en el modelo de producción, de organización y divi-
con la pertenencia a un Estado nación y al trabajo industrial. sión del trabajo y en directa relación las prácticas familiares. Phillip
De manera que la emergencia de la categoría de infancia y de la Aries (1993) traza la trayectoria del sentimiento de infancia. Según
escuela como el espacio destinado a la formación de los jóvenes se este autor, este sentimiento no existía en la sociedad medieval, donde
inscribe en ese período caracterizado por la crisis del feudalismo y la los niños vivían mezclados con los adultos y no recibían especial cui-
emergencia del moderno capitalismo que involucró, entre otros pro- dado ni atención. Es a partir del siglo xvii que se consolida ese senti-
cesos, la urbanización, industrialización, racionalización y seculari- miento que comienza a aparecer especialmente referido a los jóvenes
zación de la vida social en íntima relación con la constitución del de la burguesía en ascenso. Es así, que hasta la consolidación de ese
Estado nación. La escuela tendría por función la formación del suje- sentimiento, el niño era un hombre/adulto “en menor escala”. Recién
to, ahora, devenido ciudadano-trabajador. hacia el siglo xviii se empieza a hablar en Occidente de una “esfera
infantil” con espacios propios, juegos y vestimentas que no solo lo
La configuración de la categoría de infancia diferencian del adulto sino del sexo opuesto. No se trataba de alguien
inmaduro que debía volverse objeto y sujeto de la pedagogía.
La educación gratuita y obligatoria es resultado del ensamblaje de Es en esa época que comienza también a desarrollarse la litera-
distintas procesos, saberes y tecnologías que emergieron y se configu- tura infantil y donde la novela refiere a jóvenes en proceso de forma-
raron a partir del siglo xvi. Este proceso de construcción histórica se ción. Son especiales referentes de este proceso textos y autores tan
instituye en la mayor parte de los países occidentales entre mediados diversos como Goethe, Holderlin o Hesse quienes formaron parte
del siglo xix y principios del siglo xx. Fueron diversos procesos polí- del movimiento conocido como la Bildungsroman (novela romántica
26 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 27
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

y/o novela de formación). Esas novelas suelen tener como protago-


nistas un joven que se encuentra en proceso de formación, un joven
en proceso de desarrollo hacia la vida adulta y que atraviesa diversas
desventuras, con distinta suerte también, en el viaje que emprende
hacia la adultez. “El héroe mismo y su carácter llegan a ser una varia-
ble dentro de la fórmula de la novela. La transformación del propio
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

héroe adquiere una importancia para el argumento, y en esta rela-


ción se reevalúa y se reconstruye todo el argumento de la novela. El
tiempo penetra en el interior del hombre, forma parte de su imagen
cambiando considerablemente la importancia de todos los momen- The Holme Family (1628), anónimo
tos de su vida y su destino. Este tipo de novela puede ser denomina-
do, en un sentido muy general, novela de desarrollo del hombre”
(Bajtín, 2003, p. 212).1
Como categoría social, la infancia se vio sometida a procesos de Bubbles (1886), John Everett Millais
“socialización y control” que abarcaron todas las expresiones del
niño determinando las fronteras entre el juego y el trabajo. Si bien
son varios los factores que contribuyen a explicar la construcción de son los niños, y no las niñas, a los primeros que afecta la especialización
la categoría de infancia (factores sociales, políticos, demográficos y en el vestir, del mismo modo que serán los primeros en frecuentar los
educativos, entre otros), ninguno puede explicar por sí solo o dar colegios. Los niños artesanos y campesinos, que campean por calles y
cuenta de la totalidad del proceso de producción de esta nueva cate- plazas se recogen en cocinas y tabernas, se visten hasta entrado el siglo
goría social: el infante moderno. xix igual que sus mayores a los que siguen unidos por el trabajo y las
Para el mundo medieval, el niño no solo no era considerado diversiones (Varela y Álvarez Uría, 1991, p. 24).
como tal, sino que era aceptado en tanto y en cuanto se supiera
comportar como un adulto. Esta etapa era más bien bológica y dura- El espacio doméstico y laboral de la infancia en la Edad Media era
ba desde el destete hasta apenas unos pocos años más, momento en amplio y difuso a la vez. Estaba constituido por la familia patriarcal
que se incorporaba al mundo adulto, comenzando a compartir las (padres, hermanos, abuelos, primos) típica de la economía agraria-
experiencias sociales y laborales de sus mayores (juegos, valores, tra- feudal y artesanal, muy integrada a la comunidad donde convivían
bajo, rituales, conversaciones). Incluso los niños y niñas usaban el con otros. La formación se realizaba en el devenir diario. Así, los
mismo tipo de vestimenta que los adultos de su clase social, situa- jóvenes aprendían a trabajar, trabajando; esto es, trabajaban junto
ción que cambió a partir del siglo xvii (véanse las ilustraciones The con toda la comunidad el campo y en el mismo proceso de trabajar
Holme Family y Bubbles). aprendían a hacerlo. Así, no había un momento ni etapa de la vida
claramente diferenciada destinada al aprendizaje. Enseñar a trabajar
Será a partir del siglo xvii cuando el niño noble o burgués deja de ves- y aprender a trabajar eran dos procesos que ocurrían en el transcur-
tirse como los adultos iniciándose así una moda particular para él, pues so del propio proceso de trabajo.2

1 Para ampliar sobre este tema, véase <http://www.ucm.es/info/especulo/ 2 A diferencia de aquello que las reformas educativas desde fines del siglo

numero30/enrigold.html>, consultado el 28 de junio de 2007. xx se preguntan acerca de cómo acortar la distancia entre la formación y el
28 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 29
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Y así como la constitución de la infancia de calidad aparece estrechamen- escuela se volviera masiva ocurrieron muchos procesos que involu-
te vinculada a la familia, prácticamente desde sus comienzos –hijos de craron: la construcción de los edificios cerrados y especializados, la
familia–, la de la infancia menesterosa ha sido en sus principios el resul- formación de los maestros, la prohibición del trabajo infantil y, para-
tado de un programa de intervención directa del gobierno; en el primer lelamente, la definición de la escolaridad como obligatoria. Y será
caso se produce una delegación de poder en la familia que a su vez actúa recién hacia mediados del siglo xx que se hará posible hablar de
pasividad escolar.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

ayudando a su constitución, mientras que en el segundo el poder político


se aboga todo el derecho insertando a la familia pobre en el terreno de lo Asimismo, en la constitución de la educación moderna, como
público. El sentimiento de infancia –y consiguientemente el sentimiento señalamos, la formación de la ciudadanía fue una de las funciones
de familia– no existirá en las clases populares hasta bien entrado el siglo y preocupaciones prioritarias. En Argentina esta preocupación, sin
xix, siendo la escuela obligatoria uno de sus instrumentos constitutivos y duda, fue expresada por Sarmiento y es durante la primera presi-
propagadores (Varela y Álvarez Uría, 1991, p. 26). dencia de Roca, en el marco del clima político y económico creado
por la llamada generación del 80, que estas ideas se vuelven cues-
Es a partir de fines del siglo xvii que comienzan a definirse espa- tión nacional y dan lugar a la promulgación en 1884 de la Ley de
cios de socialización específicos destinados a la infancia que darán Educación Común. Allí se establece la obligatoriedad de la educa-
lugar a los procesos de educación sistemática. Es a partir de esos ción y la principalidad del Estado en la materia. Respecto a esa
años que los menores dejan de compartir los espacios de manera etapa, Carli señala:
indiferenciada con los adultos, entre otros: la experiencia de apren-
dizaje cotidiano pasa a realizarse en lo que hoy conocemos como La niñez comenzó entonces, a partir del 80, a ser objeto de una institu-
“escolarización”. cionalización estatal y de un proceso de disciplinamiento social. La
Hasta la institucionalización y formalización decimonónica de la escuela pública, situada como bisagra entre la familia y el Estado, tuvo
escolarización existían explícitas y muy diferentes formas de educa- un gradual consenso respecto de su eficacia para garantizar el pasaje de
ción. Puede distinguirse: la educación orientada a la universidad; la la Argentina a un horizonte de modernidad y programa, y en clave
enseñanza realizada por parte de preceptores y maestros particulares; nacional a un horizonte de civilización que debía permitir dejar atrás el
la educación que brindaban las escuelas religiosas –especialmente las lastre colonial y caudillesco. Paralelamente la niñez y la infancia comen-
jesuitas– basadas, especialmente, en la transmisión de pautas de zaron a ser objeto de un saber especializado, la pedagogía, que a la vez
socialización, mérito y competitividad (sería algo así como el espacio que dio lugar a la profesionalización de la enseñanza y dotó de sentidos
de formación de los futuros funcionarios); la formación de oficios técnicos a la identidad del maestro, proveyó de contenidos a la construc-
que ocurría en los gremios, entre otros. Distinto era el destino de los ción de la identidad del alumno, dio forma a un modelo de identifica-
niños sin familia quienes eran encerrados en los, recientemente, ción. [...] la niñez comenzó a ser objeto de políticas públicas,
inventados, orfanatos, albergues, hospitales y hospicios. generacionales, de alto impacto cultural y, en este sentido, productivas,
Obviamente, la escuela hasta el siglo xix, si bien es el anteceden- impacto que no puede ser explicado exclusivamente desde la lógica del
te inmediato de la institución educativa actual, lejos estaba de ser la disciplinamiento infantil, sino atendiendo a las diversas formas de la
escuela de masas tal cual la conocemos hoy. De hecho, para que esa inscripción cultural de las nuevas generaciones promovidas a partir de
la escolarización masiva (2005, p. 42).
trabajo, por ejemplo a través de prácticas laborales como las pasantías, en el
medioevo esto no era un problema: se enseñaba y se aprendía a trabajar en Respecto de la familia, los hábitos y actividades de la vida cotidiana
el mismo proceso y lugar. No había distancias que acortar. comienzan paulatinamente a hacerse privadas, íntimas. Para la bur-
30 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 31
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

guesía cobra fuerte relevancia la preocupación por el futuro por lo Así fue que la escuela y el proceso de escolarización, en general,
que intentarán a través de la educación asegurar su estatus social y adquirieron diversas funciones: económica (formar trabajadores),
material. Los sectores sociales medios y bajos procurarán la movili- disciplina-control (asegurar el orden social), moralizadora (laica o
dad social ascendente a través de la educación. religiosa), alfabetización, promoción individual. Lo coincidente es
La protección de los niños pasa a ser una cuestión de responsabi- que todas ellas, en mayor o menor medida, intentaban convertir al
lidad familiar compartida con el Estado. De hecho, es esto aquello que niño/alumno en un adulto ciudadano y trabajador capaz de auto-
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

puede explicar que el Estado asuma la educación obligatoria de todos conducirse.


los jóvenes y que, todavía en el presente, le reclamemos esta función.
Solo los primeros años de la crianza corresponden al orden de lo El disciplinamiento de la infancia
doméstico, el resto de esa formación corresponde al Estado. Como
veremos a continuación esto no ocurre tan sencillamente y fueron La noción de disciplina es utilizada por Foucault para referir a las
años de discusión y debate acerca de qué correspondía a lo privado y formas que asumió la regulación de la vida social hacia el siglo xviii
qué a la vida social como totalidad y por tanto, como lo proponen y principios del xix. En Vigilar y castigar muestra cómo instituciones
muchos autores, al Estado como expresión de esa totalidad. tales como hospicios, escuelas y prisiones aparecen en estos años y
Así, es importante retener que si bien en el presente hablamos de qué modos las relaciones de poder actúan sobre los cuerpos.
del derecho a la educación, la educación pública antes de ser un Señala que lo central de la disciplina es la normalización, esto es, la
derecho fue una obligación. En la Argentina es, justamente, esta producción de un modelo óptimo de conducta en función de deter-
Ley aquella que establece esa obligatoriedad; esto, al punto que minados resultados que deben adecuarse a una idea de lo normal.
permite que la policía entre a las casas a buscar a los chicos que no La disciplina para Foucault es una forma que asume el ejercicio
asistiesen a la escuela. del poder en la sociedad que supone la distribución jerárquica y fun-
cional de los elementos de forma de generar una determinada moda-
Capítulo 1: Principios generales sobre la enseñanza pública de las escue- lidad de disposición de los cuerpos y sus movimientos. Así, tal como
las primarias: Artículo 1° – La escuela primaria tiene por único objeto lo señala el autor, se trata de una forma de ejercicio del poder que
favorecer y dirigir simultáneamente el desarrollo moral, intelectual y tiende a la producción de unos determinados tipos de conducta:
físico de todo niño de seis a catorce años de edad; Artículo 2° – La ins-
trucción primaria debe ser obligatoria, gratuita, gradual y dada confor- El poder disciplinario, en efecto, es un poder que en lugar de sacar y de
me a los preceptos de la higiene; Artículo 3° – La obligación escolar retirar, tiene como función principal la de “enderezar conductas” [...] No
comprende a todos los padres, tutores o encargados de los niños dentro encadena las fuerzas para reducirlas; lo hace de manera que a la vez
de la edad escolar establecida en el artículo 1°; Artículo 4° – La obliga- pueda multiplicarlas y usarlas. [...] La disciplina “fabrica” individuos, es
ción escolar puede cumplirse en las escuelas públicas, en las escuelas la técnica específica de un poder que se da a los individuos a la vez como
particulares o en el hogar de los niños; puede comprobarse por medio objetos y como instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante
de certificados y exámenes, y exigirse su observancia por medio de amo- que a partir de su propio exceso pueda fiarse de su superpotencia; es un
nestaciones y multas progresivas sin perjuicio de emplear, en caso extre- poder modesto, suspicaz, que funciona según el modelo de una econo-
mo, la fuerza pública para conducir a los niños a la escuela; Artículo 5° mía calculada pero permanente [...] El éxito del poder disciplinario se
– La obligación escolar supone la existencia de la escuela pública gratui- debe sin duda al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica,
ta al alcance de los niños en edad escolar (Ley N° 1.420 de Educación la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento que le
Común, 8 de julio de 1884). es específico: el examen (Foucault, 1976, p. 175).
32 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 33
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

En Vigilar y castigar, Foucault remite a los medios del buen encau- Plano del Panóptico de Jeremy Bentham
zamiento tendientes a enderezar las conductas, multiplicar y usar las
fuerzas tendientes a producir ese cuerpo dócil y normalizar las con-
ductas. Así, señala que el poder disciplinario actúa a través de la
separación, análisis de y descomposición de los procedimientos; es
un poder modesto y suspicaz.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Respecto de la vigilancia jerárquica, señala que se trata de un


observatorio de la multiplicidad humana, del control interior articu-
lado de la conducta, un ojo perfecto que supone un juego ininterrum-
pido de miradas, una cadena de vigilantes vigilados que en última
instancia tiende a la incorporación de la mirada vigilante. Al referir a
la sanción normalizadora, la describe como un tipo de castigo correc-
tivo que actúa de acuerdo con el poder de la norma, obligando a la
homogeneidad, individualizando las desviaciones, procurando su
reen­cauzamiento.3 Como explica Foucault, la imagen de la planta Fuente: tomado de Foucault (1976).
atada a un tutor es quizá la que más permite graficar esta idea. El
examen, dice, es la combinación de la dos anteriores; consiste en una el arte de castigar, en el régimen del poder disciplinario, no tiende ni a
mirada que permite calificar, clasificar y castigar haciendo entrar a la la expiación ni aun exactamente a la represión. [...] trazar el límite que
individualidad en un campo documental. habrá de definir la diferencia respecto de todas las diferencias, la fron-
En palabras de Foucault: tera exterior de lo anormal. La penalidad perfecta que atraviesa todos
los puntos, y controla todos los instantes de las instituciones disciplina-
La vigilancia jerárquica, continua y funcional no es, sin duda, una de las rias, compara, diferencia, jerarquiza, homogeneiza, excluye. En una
grandes invenciones técnicas del siglo xviii, pero su insidiosa extensión palabra, normaliza. [...] el poder de normalización obliga a la homoge-
debe su importancia a las nuevas mecánicas de poder que lleva consigo. neidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los
[...] Se organiza también como un poder múltiple, automático y anónimo; niveles, fijar las especialidades y hacer útiles las diferencias ajustando
porque si es cierto que la vigilancia reposa sobre individuos, su funciona- unas a otras.
miento es el de un sistema de relaciones de arriba abajo, pero también
hasta cierto punto de abajo arriba y lateralmente. [...] Y si es cierto que su Con respecto al tercer medio de encauzamiento de la conducta, el
organización piramidal le da un jefe, es el aparato entero el que produce examen, el autor sostiene que
poder y distribuye los individuos en ese campo permanente y continuo
(Foucault, 1976, pp. 181-182). combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que
normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite
Foucault al referirse a la sanción normalizadora sostiene que calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibili-
dad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona. En él vienen a
unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue
3 Los reforzadores positivos de los que habla un conductista como Skinner de la fuerza y el establecimiento de la verdad (1976, pp. 175-189).
remiten directamente a esa idea de enderezamiento de las conductas.
34 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 35
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

El autor remite al panóptico (centro penitenciario ideal, diseñado Que la perfección del poder tienda a volver inútil la actualidad de su
por el filósofo Jeremy Bentham en 1791), que dada su estructura ejercicio; que este aparato arquitectónico sea una máquina de crear y de
permite constituir una maquinaria perfecta de vigilantes vigilados; sostener una relación de poder independiente de aquel que lo ejerce; en
perfecta en tanto quien se supone observado no puede saber si efec- suma, que los detenidos se hallen insertos en una situación de poder
tivamente lo está siendo, de modo tal que lo que incorpora es la en la que ellos mismos son los portadores. [...] El Panóptico es una
mirada vigilante. Esto es, la idea de que debe autoajustar sus movi-
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

máquina de disociar la pareja ver / ser visto: en el anillo perisférico, se es


mientos, sus conductas constantemente. totalmente visto sin ver jamás; en la torre central, se ve todo, sin ser
jamás visto. Dispositivo importante, ya que automatiza y desindividua-
[...] en la periferia, una construcción en forma de anillo; en el centro, liza el poder. Este tiene su principio menos en una persona que en
una torre, esta con anchas ventanas que se abren en la cara interior del cierta distribución concentrada de los cuerpos, de las superficies, de las
anillo. La construcción perisférica está dividida en celdas, cada una de luces, de las miradas, [...] hay una maquinaria que garantiza la asimetría,
las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos ven- el desequilibrio, la diferencia. Poco importa, por consiguiente, quien
tanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, ejerce el poder (Foucault, 1976, p. 205).
y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una
parte a la otra. Basta entonces situar un vigilante en la torre central y Según Foucault el panoptismo permite la vigilancia individual y
encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obre- continua, el control como castigo pero principalmente como recom-
ro o un escolar. Por el efecto de la contraluz, se pueden percibir desde pensa y corrección. Esta forma puede observarse en las distintas
la torre las pequeñas siluetas cautivas en las celdas de la periferia. Tantos instituciones que se crean por esos años, entre otras, la escuela públi-
pequeños teatros como celdas, en los que cada actor está solo, perfecta- ca. Consideremos el uso y distribución del espacio y del tiempo. La
mente individualizado y constantemente visible. [...] (Foucault, 1976, disposición de los bancos (anatómicamente adaptados a los alumnos
p. 203) diestros, porque, entonces, ser zurdo era rasgo de anormalidad); la
tarima en la que se para el docente que le permitía vigilar así como
Así, continúa Foucault, esta arquitectura invierte el principio del mostrar materialmente la diferencia jerárquica. El panoptismo supo-
calabozo y sus funciones encerrar, privar de luz y ocultar. De ellas ne vigilancia, control y corrección (Foucault, 2000).
solo queda el encierro. A partir de aquí nada se oculta; el encierro Así, esta institución nacida al calor de la modernidad estuvo
produce aislamiento a la vez que permite ser visto. Se es objeto de ligada con la conducción de la conducta, con la producción de suje-
información pero nunca sujeto de una comunicación. Ello porque a tos capaces de autoconducirse. La producción del cuerpo dócil y el
través de las ventanas se tienen una visibilidad axial, pero las celdas encauzamiento de la conducta fueron algunas de las funciones que
separadas impiden la visibilidad lateral. Y esta es garantía del orden. asumió la escuela. Entre otras cosas, esto no solo suponía formar
Este es el eje del panóptico: genera la constante sensación de ser ciudadanos pertenecientes a una nación, sino también formar traba-
visto, la permanente visibilidad que supone el funcionamiento auto- jadores que fueran capaces de permanecer ocho horas seguidas para-
mático del poder. Así, independientemente de quién vigila en la dos realizando la misma, rutinaria y repetitiva tarea.4
torre, de que haya alguien o no en la torre, permanece la sensación
del ser vigilado. El panóptico disocia ver de ser visto; esto lo vuelve 4 En la película Tiempos modernos, Charles Chaplin muestra con mucha
automático en tanto no importa quién vigila sino la sensación de ser claridad e ironía en qué consistía ese trabajo rutinario de la gran industria. Allí
vigilado. Nuevamente en palabras del autor: puede verse qué quiere decir un cuerpo dócil. En el capítulo 3 abordamos más
detalladamente esta cuestión.
36 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 37
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Se trata de la configuración de una red de instituciones, pedagó- zación de la escuela de forma tal que pudiera albergar a muchos jóve-
gicas, médicas, penales, industriales, que supone el control del tiem- nes en espacios relativamente pequeños y de manera simultánea no
po, de los cuerpos, así como la producción de un determinado tipo fue tan sencilla. Una de las cosas que más preocupaba por esos años
de saber que es extraído de los individuos y sus comportamientos. era algo que todavía nos preocupa hoy: la cuestión del orden. Es por
La cuestión gira en cómo volver esos cuerpos productivos, volverlos eso que una las cuestiones centrales del debate giraba en torno de
fuerzas productiva, fuerza de trabajo. Nuevamente siguiendo a cómo organizar la escolarización.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Foucault (2000), el trabajo no es la esencia del hombre, sino que este En rigor, cabe aclarar que la preocupación por el orden no es
se vuelve central, se arraiga en el marco de unas determinadas rela- privativa de la vida escolar, de hecho es una cuestión que aparece con
ciones de producción a través de las operaciones sintéticas que vin- la urbanización de la vida. Es en los incipientes municipios del siglo
culan al hombre de modo esencial al trabajo, haciendo que el tiempo xvii que ya se plantea la cuestión del caos/orden con claridad.
de la vida se transforme en tiempo de trabajo y permitiendo la apa-
rición de frases tales como “el trabajo dignifica”. En suma, la disci- Aún en el siglo xvii y también a principios del siglo xviii, la ciudad se
plina supone un régimen que involucra una suerte de técnicas caracterizaba en esencia por una especificidad jurídica y administrativa
políticas que ligan al hombre al trabajo, que convierten el cuerpo y que la aislaba o la marcaba de una manera muy singular con respecto
el tiempo de los inviduos en tiempo y fuerza de trabajo. a las demás extensiones y espacios del territorio. [...] La ciudad se des-
El cuerpo como blanco detallado del ejercio del poder, la pro- tacaba por el encierro dentro de un espacio amurallado y estrecho, en
ducción de sujetos capaces de autoconducirse y autocorregir sus el cual la función militar distaba de ser la única. [...] Se caracterizaba
conductas, son el eje que asume una forma de disposición de las por una heterogeneidad económica y social muy pronunciada en com-
instituciones, de ejercer el poder. Así, el disciplinamiento de la paración con el campo. Ahora bien, estos elementos suscitaron en los
infancia supone procesos de subjetivación que tienen por principal siglos xvii y xviii toda una masa de problemas ligados al desarrollo de
objetivo la producción de cuerpos dóciles, la prevención de la con- los estados administrativos, para los cuales la especificidad jurídica
ducta desviada, estos es, la normalización de las conductas. de la ciudad representaba una situación dificil de resolver (Foucault,
2006, p. 28).

3. El relato de la formación en la modernidad Esta preocupación, de hecho, está presente en la constitución del
Estado nación y se expresa en algunas banderas con la frase: “orden
Una de las cuestiones más destacables de la educación moderna es, y progreso”, o, en la conocida dicotomía de Sarmiento, civilización
probablemente, que por primera vez hay un todos de la enseñanza. o barbarie.
Esto es, todos los jóvenes son objeto de la educación común. Al A continuación recorremos a través de algunos de los textos clá-
respecto, conviene aclarar que esto no implica que la educación sea sicos de la pedagogía moderna las imágenes acerca de la infancia, la
igual para todos sino que la desigualdad social se vuelve desigualdad formación y las formas que debería asumir la escolaridad. Es decir,
educativa. Nos estamos refiriendo a la obligatoriedad y masividad de intentaremos explicar las características principales del relato de
la enseñanza. Esto es, que todos los jóvenes hasta un determinado inclusión y formación escolar producido en el mundo moderno. Si
momento de sus vidas deben concurrir a un edificio para recibir una bien estos textos guardan interés por muy diversos motivos, quere-
determinada educación. Enfaticemos ese todos. Hasta la modernidad mos resaltar, aquí, que se trata de autores que han escrito cuando aún
habían habido escuelas o instituciones responsables de la educación, el sistema educativo no se había erigido y en algunos casos no era ni
sin embargo, no era común y mucho menos obligatoria. La organi- siquiera un proyecto. Esto es, participaban en el debate acerca de las
38 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 39
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

formas que debía asumir la educación, estableciendo muchos de los aprendizaje constituyó la preocupación central de su obra. Comenio
principios que hoy sostenemos como válidos pero antes de su consti- consideraba que la capacidad de ordenar el caos es una cualidad
tución. Así, hoy los leemos sabiendo el final de la historia. Por ello, específicamente humana que encuadra la existencia.
autores como Comenio, Rousseau, Kant y Condorcet constituyen En el marco de estas preocupaciones, propone la gradualidad de
fuentes centrales para comprender la forma que asume la escolaridad la enseñanza como eje de la educación. Ello porque el devenir
desde finales del siglo xix y para reflexionar acerca de los contenidos secuenciado desde las situaciones simples hacia las complejas lleva al
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

de la crisis educativa actual. conocimiento absoluto de cada parte. Desde esta perspectiva, la
infancia se constituye en un momento óptimo para el aprendizaje ya
Comenio y la enseñanza masiva que los primeros años de vida son el inicio de un largo tránsito de,
según su creencia, la inmadurez a la madurez, y, en este terreno, la
Comenio, en la primera edición de su obra Didáctica Magna (1632) secuenciación y la gradualidad de la actividad pedagógica son cen-
plasmó detallada y minuciosamente su idea acerca de cómo debían trales para que este proceso ocurra ordenadamente. Pero, en este
ser educados los seres humanos.5 Decimos seres humanos y no niños punto hay algo muy importante en la obra de Comenio que es pre-
porque a Comenio no le preocupaba la infancia como objeto de ciso aclarar: para él la gradación no está determinada por la edad
reflexión ni sus características o cualidades intrínsecas. Este tema fue sino por los logros de las personas. Es decir, la infancia está delimi-
objeto de análisis un siglo después, por ejemplo en Rousseau, quien tada por elementos no cronológicos, lo cual marca una clara diferen-
se ocupó de nombrar y normatizar la infancia y de delimitarla como cia con nuestra concepción de las etapas evolutivas. Incluso a
objeto de estudio. Pero este no era el caso de Comenio, quien centró diferencia de Rousseau, quien define como rasgo característico de la
su interés en la importancia del “orden” relacionado con las activida- infancia la dependencia del mundo adulto, para Comenio se trata
des de enseñanza y aprendizaje. solo de una diferencia de grado evolutivo alcanzado que va más allá
La centralidad del método, la sistematización de los procesos de la edad cronológica. El infante de Comenio no necesita ser
educativos y el reconocimiento de las distintas etapas del desarrollo amado ni cuidado, sino conducido y acompañado hacia niveles más
de los alumnos atraviesan la obra de este autor conocido como el altos de conocimiento y desarrollo.
“padre de la didáctica” por su preocupación por establecer y estruc- Comenio se refiere a la necesidad de “enseñar todo a todos”
turar sus principios fundamentales. Uno de los aportes más signifi- –“ideal pansófico”, incluyendo en ese “todos” categorías tales como
cativos de la obra de Comenio es que ya en el siglo xvii utiliza el la edad, el sexo y las clases sociales. Este último punto es interesante
concepto Plan de Estudios para señalar, en sentido amplio, el con- en tanto da cuenta del lugar que el autor otorga a los sectores popu-
junto de temas/contenidos a tratar en la escuela. Procurar el orden lares, en términos de inclusión en la educación pública. En este
natural y racional en los aspectos vinculados con la enseñanza y el sentido, podemos afirmar que Comenio advierte que educar a
“todos” no es compatible con restricciones de acceso a las institucio-
5 Jan Amos Comenius (1592-1670). Comenio nació en Nivnice, Moravia (actual
nes educativas y que, por lo tanto, uno de los fines pedagógicos/
políticos es lo que entendemos hoy como democratización de la
República Checa) el 28 de marzo de 1592. Fue teólogo, filósofo y pedagogo. Estaba
convencido del papel central de la educación en el desarrollo del hombre. Su obra más
escuela pública a través de su universalización.
importante fue Didáctica Magna y se lo considera como uno de los grandes maestros Otro aspecto importante, además de la gradualidad y la inten-
de la pedagogía moderna. Defendió la idea de la escuela para todos, responsabilizando ción de llegar a todos, es aquel ligado con el tránsito de la educación
a los gobiernos de su difusión y organización. Desde su perspectiva, la reforma educa- desde el espacio familiar, privado, doméstico, a la esfera de las insti-
tiva estaba ligada a una renovación moral, política y cristiana de la humanidad. tuciones públicas, es decir hacia el espacio de la escolarización donde
40 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 41
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

el que educa ya no es el padre sino el maestro. Este proceso pedagó- Según el autor, el problema comienza porque desde el nacimien-
gico “institucionalizado” de algún modo apuntaba a tener el “con- to el niño es apartado de la naturaleza impidiendo que esta ejerza su
trol” sobre la infancia y la juventud. Es en este escenario que cobra influencia. Se lo rodea de un ambiente artificial convirtiendo al
sentido la utilidad didáctica de la institucionalización: todos juntos adulto en el modelo para imitar y seguir su ejemplo. Señala que
en un mismo espacio aprenden mejor que separados y por su cuenta. cuanto más se educa al niño más se lo aleja de la naturaleza; enten-
Es decir, los niños y/o jóvenes de la misma etapa escolar, durante las dida esta como la esencia de lo que la persona es al nacer, antes de
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

mismas horas y días comparten las tareas de aprendizaje. Esto garan- saber hablar y de poder percibir el contenido de los intercambios
tiza que todos aprendan lo mismo y que el orden y control garanti- con otras personas. En este sentido, el niño conoce el mundo exte-
cen no caer en el caos. Esto demuestra la fuerte preocupación de rior de un modo natural a través del uso de sus sentidos y no por lo
Comenio acerca de la necesidad de lograr la homogeneización del que le explicarán los libros o las explicaciones verbales de los adul-
proceso de universalización de la escolarización. tos que tienen a su cargo la educación del menor. De modo que la
educación, lejos de separar al niño de la naturaleza, debería respetar-
Rousseau y la preservación de la infancia la; esto es, en el sentido de adecuarse a cada una de las etapas, inte-
reses y motivaciones del niño.
En su Emilio o de la educación, libro publicado en 1762, Rousseau6 Al igual que muchos autores de esa época, estaba preocupado
se preocupa por las características que debe asumir la formación del por el caos y la desarmonía que reinaba en la sociedad en que vivía.
hombre en esta nueva sociedad. Oponiéndose al modelo vigente en De forma tal que su preocupación no dejaba de ser cómo generar las
aquella época, Rousseau define a la infancia como un ser sustancial- condiciones para la creación de una sociedad mejor, que en los tér-
mente distinto al adulto, con características y leyes evolutivas pro- minos del autor suponía orden, consenso y racionalidad. La acción
pias que se traducen en estadios evolutivos sucesivos. Este libro está sobre los jóvenes era central para esto. Rousseau consideraba que el
dividido en cinco partes; cada una hace referencia específica a cada hombre nacía bueno por naturaleza y que la sociedad lo corrompía.
estadio evolutivo. Por ello, una de las cuestiones que más le preocupaba era preservar
A partir de aquí, Rousseau señala la necesidad de revisar los a la infancia del mal social.
métodos de enseñanza de la época que consideran al niño como un
adulto inmaduro y dan por sentado que comparten tanto los intere- Todo está bien al salir de manos del Autor de la naturaleza; todo dege-
ses como las capacidades. Según el autor, esto ha llevado al error de nera en manos del hombre. Fuerza este a una tierra para que le dé las
atribuir a la infancia conocimientos y motivaciones que no posee. producciones de otra; a un árbol para que sustente frutos del tronco
Desconocer la naturaleza del niño es ir contra ella. ajeno; mezcla y confunde los climas, los elementos y las estaciones;
Así, señala la necesidad de separar educación y naturaleza, e mutila su perro, su caballo, su esclavo; todo lo trastorna, todo lo desfi-
identificar unívocamente los intereses del adulto y los del niño, el gura; la deformidad, los monstruos, le agradan; nada le place tal como
verbalismo y la educación libresca. fue formado por la naturaleza [...]. A las plantas las endereza el cultivo,
y al hombre la educación. Si naciera el hombre ya grande y robusto, de
6 Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) nació en Ginebra, Suiza. Su forma- nada le servirían sus fuerzas y estatura hasta que aprendiera a valerse de
ción fue filosófica y sus ideas políticas influyeron en la Revolución Francesa y ellas [...]. Nacemos débiles y necesitamos fuerzas; nacemos desprovistos
en el desarrollo de las teorías liberales. En este sentido, su legado como pensa- de todo y necesitamos asistencia; nacemos sin luces y necesitamos de
dor radical y revolucionario está expresada en una frase contenida en El contra- inteligencia. Todo cuanto nos falta al nacer, y cuanto necesitamos siendo
to social: “El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado”. adultos, se nos da por la educación (Rousseau, 1991, pp. 5-6).
42 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 43
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Esta imagen de preservación a la infancia es muy cercana a la escue- casos la idea de idiotez.7 Por eso, mientras se forma al joven de modo
la. Desde estos siglos –y aún hoy lo creemos–, se pensó a la escuela tal que adquiera el carácter que le permita autoconducirse, este debe
como un templo sagrado de saber que debía estar por fuera y/o por permanecer en un ámbito preservado.
encima de la sociedad. De hecho, la escuela es llamada a mantenerse Ahora, en el presente, cabe preguntarse: ¿hasta qué punto pode-
al margen de la sociedad. Se le pide al adulto/docente que sea alguien mos seguir pensando en la escuela como un templo por encima de
casi mágico que no esté impregnado de los “males” que aquejan a la la sociedad?
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

sociedad. Esta imagen aunque con muchas diferencias comienza a


instalarse por estos años. Kant y la mayoría de edad

[...] considerando la infancia en sí misma ¿hay en el orbe un ser más Kant es, sin duda, uno de los filósofos más importantes de la
débil, más miserable, más a merced de cuánto le rodea que más necesite modernidad.8 Sobre la educación se ocupó muy tangencialmente.
piedad, solicitud y amparo, que un niño? ¿No aparece que si tiene tan Y es en el texto Pedagogía, donde formula las particularidades que
agradable semblante y tan cariñoso ademán, es solo para que todo cuan- debería asumir la educación. Muchas de las cuestiones que allí
to a él se acerque tome parte en su debilidad y anhele socorrerle? [...] La plantea pueden rastrearse hasta el presente. De hecho, ha influen-
obra maestra de una buena educación es formar un hombre racional ciado de muy diversos modos en el pensamiento pedagógico prin-
(Rousseau, 1982, pp. 71-72). cipalmente del siglo xix. Por ejemplo, en La educación moral de
Durkheim pueden encontrarse gran parte de los planteos que Kant
De manera tal que el niño habiendo pasado por la buena educación realiza en ese texto.
dejaría ese estado inicial de desamparo, débil sometido a cuanto le Kant escribe su Pedagogía después de haber leído el Emilio de
rodea para devenir hombre racional y por tanto, volverse capaz de Rousseau. Allí pueden encontrarse tantos los acuerdos que tiene con
enfrentar la vida social. En otras palabras, con las herramientas que la propuesta de Rousseau como los desacuerdos y sus propuestas. En
le permitirían defenderse y autopreservarse de modo de no necesitar ambos casos es importante tener en cuenta que estos autores están
a nadie que lo proteja. De este modo, advierte: escribiendo hacia fines del siglo xviii, esto es, en las vísperas de la
Revolución Francesa, por lo que estaban pensando en cómo gestar
Después de haber sofocado su índole natural con las pasiones que en él
se han sembrado, entregan este ser ficticio en manos de un preceptor que 7 Esta imagen de debilidad no es privativa de la infancia sino también de las mujeres.

acaba de desarrollar los gérmenes artificiales que ya encuentra formados, Se sugiere la lectura de los siguientes textos para ampliar esta perspectiva: G. Lopez Louro
y le instruye en todo menos en conocerse [...] Finalmente cuando este (comp.), O corpo educado. Pedagogias da. Sexualidade, Belo Horizonte, Ed. Autêntica,
niño esclavo y tirano, lleno de ciencia y falto de razón, tan flaco de 2001; G. Morgade, Aprender a ser mujer, aprender a ser varón. Relaciones de género y edu-
cuerpo como espíritu, es lanzado al mundo, descubriendo su ineptitud, cación. Esbozo de un programa de acción, Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas,
2000; Fernández, A. M., La invención de la niña, Buenos Aires, Unicef, 1994. Además de
su soberbia y sus vicios, hace que compadezca la humana miseria y per-
Rousseau, J., Emilio (Selección), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1982.
versidad. Es una equivocación, porque ese es el hombre de nuestros 8 Immanuel Kant (1724-1804). Nació en Prusia. Acuñó la frase “Sapere aude”
desvaríos (Rousseau, 1982, pp. 20-21). (Atreverse a conocer), en su ensayo ¿Qué es la Ilustración? Sus textos plantearon una
revolución en la filosofía cuyos efectos llegan hasta la actualidad. En su pensamiento se
Esta idea de preservación obedece a que se comienza a relacionar a distinguen dos períodos: precrítico, caracterizado por su apego a la metafísica raciona-
la infancia con la imagen que involucra la debilidad no solo corporal lista de Wolff y su interés por la física de Newton, y la crítica de la razón pura, donde
sino también de espíritu, la carencia de pensamiento y en algunos trató de fundamentar el conocimiento humano y fijar, asimismo, sus límites.
44 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 45
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

la nueva sociedad y la educación, al igual que todavía hoy, comenza- Desde aquí, es posible entender que la educación en esos años haya
ba a ser pensada como la acción clave para esa gestación. devenido el camino para que la sociedad (y no solo los individuos)
Kant sostiene que la educación es absolutamente indispensable alcancen esa mayoría de edad. La educación, a través de sus tres
para el desarrollo de la humanidad, en tanto el ser humano no es momentos, es la que debe formar en los jóvenes el entendimiento.
otra cosa que lo que de él hace la educación. Considera que el pro- Así, la formación del sujeto de razón, esto es quien ha alcanzado la
blema de la educación que tiene lugar en el seno de la familia reside mayoría de edad, es el eje de la Ilustración. Esta imagen va unida a
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

en que esta está destinada a la adaptación al mundo vigente. Y, por la idea de la libertad. Esto es: es libre quien es capaz de servirse de
el contrario, considera que la buena educación es aquella que apun- su propio entendimiento, de su capacidad de razonar, sin la direc-
ta a mejorar el mundo, y no a perpetuarlo tal como está. ción de otro. Para ello se necesita de la acción educativa. Así, a partir
Desde este supuesto propuso que la educación es un proceso que de aquí tendremos tres cuestiones que van a ser pensadas como tota-
involucra tres momentos. En primer lugar, los cuidados, entendidos lidad: educación, formación del sujeto de razón y emancipación.
como todas aquellas precauciones que toman los padres para que los
menores no se hagan daño ni se perjudiquen. Es decir, no solo invo- El que no es ilustrado es necio, el que no es disciplinado es salvaje. La
lucra la alimentación y el abrigo, sino evitar los riesgos que puedan falta de disciplina es un mal mayor que la falta de cultura; esta puede
afectar su integridad. En segundo lugar, la disciplina; es decir, aque- adquirirse más tarde, mientras que la barbarie no puede corregirse
llo que convierte la animalidad en humanidad, sujetando al hombre nunca. Es probable que la educación vaya mejorándose constantemente,
para que se encamine hacia su destino. Dice Kant: “la disciplina y que cada generación dé un paso hacia la perfección de la humanidad;
somete al hombre a las leyes de la humanidad y comienza a hacerles pues tras la educación está el gran secreto de la perfección de la natura-
sentir su coacción” (1983, p. 30). La disciplina es la acción educati- leza humana. [...] Encanta imaginarse que la naturaleza humana se
va coactiva que procura borrar la animalidad. La instrucción, tercer desenvolverá cada vez mejor por la educación. [...] La educación es un
momento, es la parte positiva de la educación que le otorga al joven arte, cuya práctica ha de ser perfeccionada por muchas generaciones.
las herramientas que le permitirán convertirse en hombre: la razón. Cada generación, provista de los conocimientos de las anteriores, puede
Según Kant, gracias a la educación adquiere la facultad del realizar constantemente una educación que desenvuelva de un modo
entendimiento, la capacidad de la razón y es en ese momento que proporcional y conforme a un fin, todas las disposiciones naturales de
puede actuar con independencia de juicio, devenir libre y por tanto un hombre, y conducir así a toda la especie humana a su destino (Kant,
responsable por su accionar. Esta es la idea de la mayoría de edad 1983, p. 32).
kantiana, para quien la Ilustración constituye un momento de la
vida del hombre en tanto ser individual, pero también como ser Sin educación el hombre queda en la minoría de edad, en la infancia
social. Para Kant: y dado que no puede razonar, no puede decidir y por tanto, son
otros los que deben decidir por él. De manera que devenir sujeto de
[...] es la salida del hombre de su minoría de edad. Él mismo es culpable de razón es volverse libre, pero también responsable por los propios
ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio actos no solo ante uno mismo, sino también, y especialmente, ante
entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta los otros y el Estado.9
minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendi-
miento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia 9 Véanse de Immanuel Kant, ¿Qué es la ilustración?, en Filosofía de la
de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu Historia, Buenos Aires, Ed. Nova, 1978, <http://www.cibernous.com/autores/
propio entendimiento! He aquí la divisa de la Ilustración (Kant, s/d, p. 1). kant/textos/ilustracion.html>, y Pedagogía, Madrid, Akal, 1983.
46 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 47
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Qué y quién enseña según Condorcet puede ser una instrucción igualmente repartida. Cuando la ley ha
hecho a todos los hombres iguales, la única distinción que los separa
Para Kant la educación permitiría a los menores acceder a la mayoría es la que nace de su educación; no obedece solamente a la diferencia
de edad al despojarlos del accionar instintivo propio de los animales de las luces, sino a la de las opiniones, los gustos y los sentimientos,
y facultándolos con la disciplina de la razón. Para Condorcet, en que es la consecuencia inevitable. El hijo del rico no será de la misma
clara consonancia con esta idea, el acceso a este nuevo estadio está
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

clase que el hijo del pobre si no los acerca alguna instrucción, y la clase
dado por la instrucción. A Condorcet le preocupaban las relaciones que la reciba con mayor cuidado tendrá necesariamente costumbres
de poder entre clases a la vez que apoyaba la idea de progreso histó- más dulces, una probidad más delicada y una honradez más escrupu-
rico defendida por el Iluminismo. Como diputado de la Asamblea losa; sus virtudes serán más puras; sus vicios, por el contrario, serán
francesa posrevolución de 1789, fue uno de los que más defendió la menos repulsivos; su corrupción, menos abyecta, menos bárbara y
centralidad de la instrucción pública –que incluía la enseñanza del menos incurable. Existirá, pues, una distinción real, que no estará al
cálculo y la ciencia. Condorcet, en sus escritos y discursos, sostenía alcance del poder de las leyes el destruir, y que, estableciendo una
que los sujetos ya no debían ser objeto de inculcación y adoctrina- separación verdadera entre los que tienen las luces y los que son priva-
miento religioso, sino de socialización para el ejercicio de los dere- dos de ellas, la convertirá en un instrumento de poder para los unos y
chos de ciudadanía.10 no en un medio de felicidad para todos. El deber de la sociedad, relati-
Condorcet, como también Kant, es exponente de una época en vamente a la obligación de extender de hecho todo lo posible la igual-
la que el poder civil, el Estado, se estaba erigiendo y por tanto, se dad de los derechos, consiste, pues, en procurar a cada hombre la
estaba discutiendo la función educadora con la Iglesia. De hecho, instrucción necesaria para ejercer las funciones comunes del hombre,
esta discusión la podemos rastrear hasta nuestros días, y en de padre de familia y de ciudadano, para sentir y conocer todos los
Condorcet se encuentra presente en la distinción que hace entre deberes (Condorcet, 1922, pp. 2-3).
educación e instrucción. La educación es privada, la instrucción
debe ser pública, común y responsabilidad del Estado civil.11 Para Condorcet la instrucción pública se dividía en tres partes o tres
Condorcet consideraba que la sociedad evolucionaba hacia un pro- especies muy distintas. Primero, la instrucción común, que según el
greso indefinido. Este progreso, que conduciría a una cada vez mayor grado de su capacidad y el tiempo de que pueda disponer, debe
igualdad de derechos, podía y debía ser impulsado mediante la educa- transmitir aquello que es bueno conocer a todos los hombres cuales-
ción. La educación, entonces, adquiere nuevamente un papel central. quiera que sean su profesión o sus gustos. Debe asegurar un medio
de conocer las disposiciones particulares de cada sujeto, a fin de
La desigualdad de la instrucción es una de las fuentes principales de la poder aprovecharlas en ventaja de todos; y preparar a los alumnos
tiranía. [...] Hay todavía otra desigualdad de la que el único remedio para los conocimientos que exige la profesión a que se destinan. La
segunda especie de instrucción tiene por objeto los estudios relativos
10 Jean-Antoine Marie Nicolas Caritat, marqués de Condorcet (1743-
a las diversas profesiones que es útil perfeccionar, sea para la ventaja
común, sea para el bienestar particular de los que a ellas se consa-
1794). Matemático y filósofo francés. Fue el único de los ilustrados que parti-
cipó activamente de la Revolución Francesa; redactó un proyecto de
gran. La tercera, puramente científica, debe formar a aquellos a
Constitución. Preparó planes de estudio bajo la forma de “Cinco memorias quienes la Naturaleza destina a perfeccionar a la especie humana
sobre la instrucción pública”, que fueron implementados luego de su muerte. mediante nuevos descubrimientos, y así, facilitar descubrimientos,
En él confluye el pensamiento de la Ilustración. acelerándolos y multiplicándolos.
11 Véase Condorcet, Escritos pedagógicos. Selección, Madrid, Calpe, 1922. En suma, en este autor podemos observar un primer esbozo de
48 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 49
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

aquello que después serían los niveles del sistema educativo y la males externos no entran se hace muy difícil de sostener, no solo
definición de los contenidos que habían de enseñarse en cada nivel. teóricamente sino también, y especialmente, en el día a día escolar.
¿Podemos imaginar alguna otra imagen acerca de la infancia?
Más que una respuesta acabada a esta cuestión, nos importa trazar
4. ¿Es posible pensar a la infancia de otro modo? algunas ideas que quizá nos ayuden en esa búsqueda.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Como hemos podido ver, el sujeto para la pedagogía moderna va a La educación entre el pasado y el futuro
ser ese infante –en la metáfora de Rousseau, bueno por naturaleza–
inocente e ignorante, que la escuela deberá preservar de la sociedad La educación, en sí misma, implica un proceso muy particular que
para propiciar en él esos estados de conciencia que le permitirán no escapa a las contradicciones y controversias que tienen lugar en
adquirir aquellas capacidades básicas para transformar su existencia; las relaciones entre jóvenes y adultos. En Durkheim se observa esto
transformación que se expresa en el doble juego individual y social con claridad:
a la vez. La palabra alumno refiere a una persona carente de luz (sin
luz). Esta idea adquiere fuerza en el período ilustrado y supone a la [...] la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que aún no
escuela como institución que habría de distribuir las luces, la razón, están maduras para la vida social, tiene por objeto crear en el niño cier-
entre todos los jóvenes. La instrucción común, justamente, es el tos estados físicos, intelectuales y morales que le exige la sociedad polí-
modo de la educación en que se lleva a cabo esta tarea. tica en su conjunto así como el medio social al cual está
Entre otros muchos aspectos, diferentes autores –con su múlti- particularmente destinado (1976, p. 98).
ples desacuerdos– ven en la educación el medio para producir al
sujeto de razón, que posee las herramientas necesarias para incorpo- Esta imagen de la infancia en Durkheim es heredera de aquellas que
rarse a la vida social, a la vida soberana, como para transformarla. recién presentábamos donde esta es definida como inmadura y por
Frente al diagnóstico de una sociedad enferma –que lleva al pacto tanto a través de la educación alcanza el estadio de madurez, razón
o contrato social–, gobernada por la ignorancia que impide distinguir y la libertad.
los ensueños y fantasías, Hobbes, en el siglo xvii, por ejemplo, seña- Sin embargo, existen otras imágenes acerca de la infancia que
la que la misión de las escuelas debería ser justamente producir al nos alejan de las que nos evocan estas lecturas, y es en este sentido
hombre sabio que no cree en ellas, sino cuando la buena razón las que intentaremos plantear algunas ideas que nos pueden orientar en
hace dignas de crédito, “la razón es el paso; el incremento de ciencia otra dirección.
el camino y el beneficio del género humano el fin” (1984, p. 63). Siguiendo a Arendt,12 el nacimiento constituye un inicio, un
Pero Hobbes sabía que ello no era lo que sucedía en las escuelas. comenzar algo nuevo, diferente, y en este sentido la libertad, enten-
La escuela estuvo, así, atravesada por el hoy devenido mito de
preservación de los males externos. De alguna manera esos males 12 Hanna Arendt (Hannover, 1906-Nueva York, 1975). Filósofa alemana.
han funcionado como ficción operativa en torno de lo que la escue-
De ascendencia judía, estudió en las universidades de Marburgo, Friburgo y
la es y se construye. Esto es, la sociedad es mala, el niño es inocente, Heidelberg, y en esta última obtuvo el doctorado en filosofía bajo la dirección
ignorante y maleable, por tanto la escuela debe mantenerse alejada de K. Jaspers. Fue discípula de Heidegger. En 1933 se exilia en París, hasta que
de la realidad para preservarse y preservar al joven hasta que alcance en 1940 se radica en Nueva York. Entre sus obras se destacan Los orígenes del
la autonomía de la razón. Probablemente, la cuestión se complejiza totalitarismo (1951), La condición humana (1958), Eichmann en Jerusalén
en nuestro presente cuando esa imagen de templo de saber donde los (1963), La vida del espíritu (1975).
50 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 51
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

dida más que como mayoría de edad, se expresa en cada acción en generación a generación. Es justamente, desde esas fuerzas (el pasa-
tanto ella es acontecimiento. Es desde aquí que dirá que estamos do, diría Arendt) que los jóvenes pueden reinventar el mundo, su
condenados a la libertad por el hecho de nuestro nacimiento. Por mundo. Esto porque solo a partir de esa memoria, de ese pasado
esta razón es irreductible y no puede ser dada sino que debe ser con- común se puede forjar un futuro distinto. De otro modo, estaríamos
quistada. Así, el comienzo del hombre condenados a empezar siempre de cero. Según Arendt, esto ocurre
en una sociedad de consumidores (como la nuestra) donde no fabri-
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

no es el mismo que el del mundo, no es el comienzo de algo, sino de camos nada que pueda permanecer ya que todo está destinado a
alguien que es un principiante por sí mismo. Con la creación del hom- envanecerse en el mismo momento de su producción. Si esto ocurre
bre, el principio del comienzo entró en el propio mundo, que, claro está, con la cultura (según la autora, así estaría sucediendo) estaríamos
no es más que otra forma de decir que el principio de la libertad se creó frente al culto de lo efímero y por tanto sin nada qué transmitirle a
al crearse el hombre, no antes (Arendt, 1996a, p. 201). nuestros jóvenes. Cabe preguntarnos en qué medida cuando le
reprochamos a nuestros estudiantes que carecen de intereses no se
Arendt ve en el nacimiento el recomienzo de un relato insólito, ries- trata más de un reclamo que los adultos nos estamos haciendo a
goso y promisorio en eterno devenir: nosotros mismos.
Como lo propondremos en el último capítulo, somos nosotros
Sin un mundo en el que los hombres nazcan y mueran, solo existiría la los que ya estamos en el mundo, quienes tenemos una fascinación
inmutable y eterna repetición, la inmortalidad de los humanos y las por la novedad, por el cuerpo joven. Desorientados como estamos,
otras especies animales. Una filosofía de la vida que no llegue a la afir- reclamamos a nuestros estudiantes respuestas a aquellas preguntas
mación de la “eterna repetición” (de Nietzsche) como el más elevado que no estamos preparados para enfrentar. Quizá la educación, la
principio de todo ser, simplemente no sabe de lo que está hablando escuela, los adultos tengamos que asumir el desafío que implica un
(Arendt, 1996b, p. 110). proceso de transmisión que actúa sobre sujetos libres, por el solo
hecho de haber nacido. Por esto, un proceso que, en sí mismo, está
Siguiendo esta imagen, la infancia ya no consistiría en seres malea- destinado a reescribirse en cada acto y con cada sujeto. Ello porque
bles, tontos, tabula rasa a quienes hay que llenar con cosas, sino en el nacimiento supone la promesa de lo nuevo y se convierte en la
sujetos que ya son libres al nacer, y que al llegar al mundo lo rein- “única” posibilidad de que el futuro traiga consigo algo diferente del
ventan. Reinvención que supone necesariamente el encuentro con pasado. Pero, paradojalmente, pareciera que la única posibilidad de
ese mundo, con los que ya estamos en él. Por eso señala que se traza que lo nuevo tenga lugar es a través de la adquisición de un Yo, una
una necesaria diagonal que surge entre las fuerzas del pasado y las del identidad, que se conjuga y solo se hace posible a partir del hilo
futuro; esa diagonal es la del presente. conductor del pasado, de lo que ya está en el mundo al momento de
Es desde esta mirada que podemos pensar a la educación como cada nacimiento (Grinberg, 2008).
la tensión entre esas dos fuerzas: por un lado, las del pasado (quienes Así, tenemos ante nosotros el desafío de construir una imagen
ya están en el mundo) y por el otro, el nacimiento (los que llegan a de la infancia y de la formación como una instancia en la que las
él). Quizá entre ambas fuerzas sea posible encontrar una nueva nuevas generaciones adquieren y se les brinda la oportunidad de
forma de entender a la infancia, ya no como tabula rasa sino como forjar su destino. A diferencia de antaño, ya no estamos obligados a
sujetos que ya son por el solo hecho del nacimiento. tener todas las respuestas. Ya no tenemos el camino prefijado a seguir,
Para ello necesitamos construir un relato pedagógico que pueda ya no tenemos que “llenar” las cabezas de nuestros estudiantes. Pero
garantizar la creación de una memoria colectiva que se transmita de ello puede constituirse en una oportunidad, oportunidad que
52 silvia grinberg, esther levy
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

requiere asumir el desafío de una enseñanza que, si bien no tiene que II. Debates curriculares
transmitir verdades, sí debe formar, crear las condiciones para Coautor: Ismael Rodrigo
que los jóvenes puedan pensar el mundo. El pensamiento es la
única herramienta con la que contamos los seres humanos para
cuestionar el mundo y, por qué no, para transformarlo.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

1. Acerca de la noción de currículo

El currículo es, probablemente, una de las cuestiones más debatidas


en el campo de la educación. Y ello no solo en términos del debate
académico, sino también político, tanto en la esfera de las agencias
oficiales como de las escuelas y las aulas. A lo largo de la historia,
también podríamos rastrear esta discusión. Aun cuando no hayan
utilizado esta noción, cada sociedad se ha dado a sí misma algún tipo
de respuesta a la cuestión de los contenidos que considera debe
transmitirle a los jóvenes.
En muy diversos sentidos el estudio del currículo es también el
estudio de la cultura. Ello porque, de hecho, preguntarse por el currícu-
lo en una sociedad determinada es también preguntarse por la cultu-
ra en esa sociedad; por aquellos saberes que produce y transmite,
aquellos que son considerados valiosos y “dignos” de ser transmitidos.
En otras palabras, las lógicas y particularidades de la producción cul-
tural se expresan en la producción curricular. Esto adquiere especial
valor si, como una primera aproximación, entendemos por currículo
los procesos y prácticas ligados con la transmisión de la cultura. De
tal manera, incluye: el “qué” de la cultura a ser transmitida, quiénes
intervienen en esa selección, y quiénes son aquellos que acceden a
ella. Nos referimos a los procesos y relaciones sociales involucradas en
la producción, legitimación y distribución social de la cultura.
Aquello que hoy llamamos currículo es, en el sentido que lo esta-
mos proponiendo aquí, una cuestión rastreable en cualquier sociedad,
porque remite a la pregunta acerca de qué es considerado cultura en
cada momento histórico y porque, además, nos lleva a preguntarnos
sobre quiénes acceden a eso que es considerado válido en esa forma-
ción histórica. Esto no es una pequeña cuestión si se considera que
quedar fuera del acceso a la cultura considerada válida es muchas veces
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Referencias bibliográficas
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Capítulo I

Arendt, H. (1996a), La condición humana, Buenos Aires-México-Madrid,


Paidós.
—— (1996b), Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión
política, Madrid, Ediciones Península.
Aries, Phillip (1993), El niño y la vida familiar en el antiguo régimen,
Madrid, Taurus.
Bajtín, M. (2003), Estética de la creación verbal, Buenos Aires, Siglo XXI
Editores.
Carli, S. (2005), Niñez, pedagogía y política, Buenos Aires, Miño y
Dávila.
Castel, R. (1997), La metamorfosis de la cuestión social, Buenos Aires-
Barcelona-México, Paidós.
Comenio, J. A. (1986), Didáctica Magna (Selección), Madrid, Akal, Bolsillo
[1ª edición en latín 1657].
Condorcet (1922), Escritos pedagógicos. Selección, Madrid, Calpe.
Durkheim, E. (1976), Educación como socialización, Salamanca, Ediciones
Sígueme, “La educación: su naturaleza y su función”.
Fernández, A. M. (1994), La invención de la niña, Buenos Aires, Unicef.
Fernández Enguita, M. (1990), La cara oculta de la escuela. Educación y
trabajo en el capitalismo, Madrid, Siglo XXI Editores.
Foucault, M. (2006), Seguridad, territorio y población, Buenos Aires, Fondo
de Cultura Económica.
—— (2000), La verdad y las formas jurídicas, Madrid, Gedisa.
—— (1996), Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, México, Siglo XXI
Editores.
Grinberg, S. (2008), Educación y poder en el siglo xxi. Gubernamentalidad
y pedagogía en las sociedades de gerenciamiento, Buenos Aires, Miño y
Dávila.
Hall, S. (1997), “Education and the crisis of the urban school”, en Raynor
160 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 161

y Harris (eds.), Schooling and the city, Glasgow, Ward lock in associa- misrecognition”, British Journal of Sociology of Education, vol. 16, Nº
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

tion with Open University Press. 1, Londres.


Johnson, R. (1976), “Notes on the scholing of the English working class —— (1993), La estructura del discurso pedagógico, Madrid, Morata.
1780-1850”, en Dale, G. Esland y MacDonald (eds.), Schooling and —— (1986), Materiales de sociología crítica, Madrid, Ediciones La Piqueta,
capitalism. A sociological reader, Londres, Routledge. “Una crítica de la educación compensatoria”.
Kant, I. (1983), Filosofía de la Historia, Buenos Aires, Ed. Nova, “¿Qué es —— (1985a), “Clases sociales, lenguaje y socialización”, Revista Colombiana
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

la ilustración?”, [1784]. de Educación, Nº 15, Bogotá.


—— (1983), Pedagogía, Madrid, Akal. —— (1985b), “Poder, educación y conciencia. Sociología de la transmi-
Kohan, W. O. (2003), Infancia entre educación y filosofía, Barcelona, sión cultural”, conferencia realizada en el cide, Santiago, Chile.
Laertes. Bourdieu, P. (2000), Cuestiones de sociología, Madrid, Ediciones Istmo.
Larrosa, J. (2000), Pedagogía profana, Buenos Aires, Novedades Bourdieu, P. y M. de Saint Martin (1998), “Las categorías del juicio pro-
Educativas. fesoral”, Propuesta Educativa, año 9, Nº 19, Buenos Aires, flacso
Lopez Louro, G. (comp.) (2001), O corpo educado. Pedagogias da sexuali- Argentina.
dade, Belo Horizonte, Ed. Autêntica. Bowles, S. y H. Gintis (1986), La instrucción escolar en la América capita-
Morgade, G. (2000), Aprender a ser mujer, aprender a ser varón. Relaciones lista, Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
de género y educación. Esbozo de un programa de acción, Buenos Aires, Braslavsky, C. (1985), La discriminación educativa en Argentina, Buenos
Ediciones Novedades Educativas. Aires, Grupo Editor Latinoamericano.
Pérez Gómez, A. (1992), “Las funciones sociales de la educación”, en Pérez Condorcet (1922), Escritos pedagógicos, Madrid, Calpe.
Gómez, A. y Sacristán, J. G., Comprender y transformar la enseñanza,
Madrid, Ediciones Morata. Daniels, H. (1995), “Pedagogic Practices, Tacit Knowledge and Discursive
Discrimination: Bernstein and post-Vigotskian research”, British
Pineau, P. (2001), “¿Por qué triunfó la escuela?, o la modernidad dijo: ‘Esto Journal of Sociology of Education, vol. 16, Nº 4, Londres.
es educación’, y la escuela dijo: ‘Yo me ocupo’”, en Pineau, P., I. Dussel
y M. Carusso, La escuela como máquina de educar. Tres escritos sobre un Durkheim, E. (1976), Educación como socialización, Salamanca, Ediciones
proyecto de la modernidad, Buenos Aires, Paidós. Sígueme, “La educación: su naturaleza y su función”.
Rose, N. (1999), Powers of Freedom, Cambridge, Cambridge University Eisner, E. W. (1994), The educational imagination, 3ª ed., Nueva York,
Press. MacMillan.
Rousseau, J. (1982), Emilio, Buenos Aires, Centro Editor de América Fernández Enguita, M. (1990), La cara oculta de la escuela. Educación y
Latina. trabajo en el capitalismo, Madrid, Siglo XXI Editores, “Del hogar a la
fábrica pasando por las aulas: la génesis de la escuela de masas”.
Varela, J. y F. Álvarez Uría (1991), Arqueología de la escuela, Madrid, Ed.
de la Piqueta. Foucault, M. (1989), Vigilar y castigar, Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
Freire, P. (1994), La naturaleza política de la educación, Buenos Aires,
Editorial Planeta, “Introducción”.
Freire P, (1987), Educación y cambio, Buenos Aires, Ed. Búsqueda.
Capítulo II
—— (1985), La naturaleza política de la educación, Buenos Aires, Planeta.
Apple, M. (1996), El conocimiento oficial. La educación democrática en una —— (1975), Acción cultural para la libertad, Buenos Aires, Ed. Tierra Nueva.
era conservadora, Madrid, Paidós. —— (1972), Pedagogía del oprimido, Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
Baudelot, C. y R. Establet (1971), La escuela capitalista en Francia, México, Gluz, N., G. Kantarovich y C. Kaplan (2002), “La autoestima que fabrica
Siglo XXI Editores. la escuela”, en C. Kaplan et al., La escuela: una segunda oportunidad
Bernstein, B. (1995), “Code Theory and its Positioning: A case studyin frente a la exclusión, Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas.
162 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 163

Goodson, I. F. (1995), Historia del curriculum. La construcción social de las


Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

disciplinas escolares, Barcelona, Pomares-Corredor.


Capítulo III
Grinberg, S. (2008), Educación y poder en el siglo xxi. Gubernamentalidad Butler, J. (2002), Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discur-
y pedagogía en las sociedades de gerenciamiento, Buenos Aires, Miño y sivos del “sexo”, Buenos Aires, Paidós.
Dávila.
Castel, R. (1997), Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del
—— (2003), El mundo del trabajo en la escuela, Buenos Aires, Baudinho salariado, Buenos Aires, Paidós.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

ediciones.
—— (2004), La inseguridad social. ¿Qué es estar protegido?, Buenos Aires,
—— (2002), “Discurso pedagógico y currículo: una mirada desde Basil Manantial.
Bernstein”, ficha de cátedra, Sociología de la Educación, unsam,
mimeo. Castoriadis, C. (1999), La institución imaginaria de la sociedad. Vol 2. El
imaginario social y la institución, Buenos Aires, Editorial Tusquets.
Gvirtz, S. y M. Palamidessi (1998), El abc de la tarea docente: curriculum y
enseñanza, Buenos Aires, Aique Grupo Editor. Du Gay, P. (2003), “Organización de la identidad: gobierno empresarial y
gestión pública”, en Hall, S. y P. Du Gay (comps.), Cuestiones de iden-
Jackson, P. (1991), La vida en las aulas, Madrid, Morata. tidad cultural, Buenos Aires, Amorrortu editores.
Kaplan, C. (1998), Buenos y malos alumnos. Descripciones que predicen, Eco, U. (1999), Apocalípticos e integrados, Editorial Lumen, Buenos Aires.
Buenos Aires, Editorial Aique.
Ehrenberg, A. (2000), La fatiga de ser uno mismo. Depresión y sociedad,
Kessler, G. (2002), La experiencia escolar fragmentada. Estudiantes y docentes Buenos Aires, Nueva Visión.
en la escuela media en Buenos Aires, Buenos Aires, iipe-Unesco.
Etzioni, A. (2001), La tercera vía hacia una buena sociedad. Propuestas desde
Pérez Gómez, A. (1994), “Las funciones sociales de la escuela: de la repro- el comunitarismo, Madrid, Ediciones Mímina Trotta.
ducción a la reconstrucción critica del conocimiento y la experiencia”,
en Sacristán, J. y A. Pérez Gómez, Comprender y transformar la ense- Feijoo, M. C. (2002), Argentina. Equidad social y educación en los años 90,
ñanza, Madrid, Morata. Buenos Aires, iipe, Unesco.
Perrenoud, P. (1990), La construcción del éxito y del fracaso escolar, Madrid, —— y S. Corbetta (2005), Escuela y pobreza: desafíos educativos en dos
Morata. escenarios del Gran Buenos Aires, Buenos Aires, iipe, Unesco.
Pineau, P., I. Dussel y M. Caruso (2005), La escuela como máquina de Filmus, D. (1996), Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de
educar, Buenos Aires, Paidós. siglo. Proceso y desafíos, Buenos Aires, Troquel.
Rosenthal, R. y L. Jacobson (1971), Pigmalión en el aula. Estudio de las Flora, P. y A. Heidenheimer, (1995), The historical Core and Changing
expectativas del profesor sobre el rendimiento de los alumnos, Marova Boundaires of the Welfare State, Londres-New Brunswick, Transaction.
[original 1968]. Gallart, M. A. y C. Jacinto (1995), “Competencias laborales: un tema clave
Sacristán, G. J. (1995), El curriculum: una reflexión sobre la práctica, 5ª ed., en la articulación Educación-Trabajo”, Boletín de la Red Latinoamericana
Madrid, Morata, 1995. de Educación y Trabajo, año 6, N° 2, Buenos Aires, ciid-cenep.
Stenhouse, L. (1984), Investigación y desarrollo del currículo, Madrid, Gentilli, P. (1997), “Adiós a la escuela pública. El desorden neoliberal, la
Morata. violencia del mercado y el destino de la educación de las mayorías”, en
Gentilli, P. (comp.), Cultura, política y currículo. Ensayos sobre la crisis
Tadeu da Silva, T. (1999), Documentos de Identidad. Una introducción a las de la escuela pública, Buenos Aires, Losada.
teorías del currículo, 2ª ed., Belo Horizonte, Autêntica Editorial.
González, M. A. y E. Langer (2006) “Empresas recuperadas: la Pedagogía
Terigi, F. (1999), Curriculum. Itinerarios para aprehender un territorio, del (en) movimiento”, Revista Otros caminos… Un reencuentro pedagó-
Buenos Aires, Santillana. gico, revista de Pedagogía y Educación, Nº 2, México, julio-septiembre
Varela, J. y F. Álvarez Uría (2004), Arqueología de la escuela, Madrid, Ed. de 2006.
de la Piqueta. Gorz, A. (1997), Miserias del presente, riqueza de lo posible, Buenos Aires,
Williams, R. (1980), Marxismo y literatura, Barcelona, Península, 1980. Paidós, “Últimos avatares del trabajo”.
164 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 165

Grassi, E. (2000), “Procesos político-culturales en torno del trabajo”, Picó, J. (1990), Teorías del Estado de bienestar, México, Siglo XXI
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Revista Sociedad, N° 16, Buenos Aires, fcso/uba. Editores.


Grassi, E., S. Hintze y M. R. Neufel (1994), Políticas sociales. Crisis y ajus- Popkewitz, T. (1996), “El estado y la administración de la libertad a finales
te estructural, Buenos Aires, Espacio Editorial. del siglo xx: descentralización y distinciones Estado/sociedad civil”, en
Grinberg, S. (2008), Educación y poder en el siglo xxi. Gubernamentalidad Pereyra, Garcí Minguez, Beas y Gómez (comps.), Globalización y des-
y pedagogía en las sociedades de gerenciamiento, Buenos Aires, Miño y centralización de los sistemas educativos, Barcelona, Ediciones Pomares.
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

Dávila. Puelles Benítez, M. (1983), “Estado y educación en las sociedades euro-


—— (2003), El mundo del trabajo en la escuela, Buenos Aires, Baudinho peas”, Revista Iberoamericana de Educación, N° 1, Madrid.
Ediciones. Rodrigo, I. (2007), La formación de trabajadores en empresas recuperadas.
Gvirtz, Grinberg y Abregú (2007), El abc de la pedagogía, Buenos Aires, Proyecto político y propuestas pedagógicas, General Roca, cepet.
Aique. Rosanvallon, P. (1995), La nueva cuestión social, Buenos Aires, Manantial.
Habermas, J. (1998), Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, Sverdlick, I. (2006), “Apuntes para debatir sobre la gestión escolar en clave
Buenos Aires, Amorrortu Editores. política. Una mirada por la situación argentina”, REICE, Revista elec-
Harvey, D. (1998), La condición de la posmodernidad, Buenos Aires, trónica iberoamericana sobre calidad, eficacia y cambio en educación, vol.
Amorrortu Editores. 4, número monográfico. Madrid, Red iberoamericana de investiga-
ción sobre cambio y eficacia escolar, pp. 65-84.
Hopenhayn, M. (1994), Ni apologéticos ni integrados. Aventuras de la
modernidad en América Latina, Santiago, Fondo de Cultura Zibechi, R. (2003), “Los movimientos sociales latinoamericanos: tenden-
Económica. cias y desafíos”, OSAL, Observatorio Social de América Latina, Nº 9,
clacso.
Isuani, E. (1991), El Estado benefactor. Un paradigma en crisis, Buenos
Aires, Miño y Dávila/Ciepp.
Lasch, S. (1991), La cultura del narcisismo, Santiago, Editorial Andrés
Bello.
Capítulo IV
Levy, E. y A. Guelman (2003), “La formación de trabajadores: la forma- Agamben, G. (2001), Infancia e historia, Buenos Aires, Adriana Hidalgo
ción profesional y la relación con la formación general”, 6° Congreso editora.
Nacional de Estudios del Trabajo. Los trabajadores y el trabajo en la
crisis, Buenos Aires, aset. Arendt, H. (1996a), La condición humana, Buenos Aires, Paidós.
Lo Vuolo, R. (1994), La nueva oscuridad de la política social. Del Estado —— (1996b), Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión
populista al neoconservador, Buenos Aires, Miño y Dávila. política, Madrid, Ediciones Península.
López, N. (2005), Equidad educativa y desigualdad social. Desafíos de la Bauman, Z. (2006), Vida líquida, Buenos Aires, Paidós.
educación en el nuevo escenario latinoamericano, Buenos Aires, iipe- Baquero, R. (2001), “La educabilidad bajo sospecha”, Cuadernos de
Unesco. Pedagogía, año iv, Nº 9, Rosario.
Lyotard, J. F. (1993), La condición postmoderna, Buenos Aires, Planeta. Benjamin, W. (2007), Primeros trabajos de crítica de la educación y la cultu-
Palomino, H. (2004) “La Argentina hoy. Los movimientos sociales”, ra. Obras, Libro ii, vol. 1, Madrid, Amada editores.
Herramienta, Nº 27, <http://www.herramienta.com.ar/modules.php? Bourdieu, P. (1990), Sociología y cultura, México, Grijalbo.
op=modload&name=News&file=article&sid=277&mode=thread&or —— y J. C. Passeron (1977), La reproducción, Barcelona, Ed. Laia.
der=0&thold=0>, 31/08/2007.
Butler, J. (2002) Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y
Pérez Gómez, A. (1992), Comprender y transformar la enseñanza, Madrid, discursivos del “sexo”. Buenos Aires, Paidós.
Morata, “Las funciones sociales de la escuela: de la reproducción a la
Carli, S. (comp.) (2006), La cuestión de la infancia. Entre la escuela, la calle
reconstrucción crítica del conocimiento y la experiencia”.
y el shoping, Buenos Aires, Paidós.
166 silvia grinberg, esther levy pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro 167

—— (2005), Niñez, pedagogía y política, Buenos Aires, Miño y Dávila. Kessler, G. (2002), La experiencia escolar fragmentada. Estudiantes y docentes
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

—— (2003), “Educación pública. Historia y promesas”, en Feldfeber, M. en la escuela media en Buenos Aires, Buenos Aires, iipe-Unesco.
(comp.), El sentido de lo público. Reflexiones desde el campo educativo. Lamas M., “Género, diferencias de sexo y diferencia sexual”, Debate
¿Existe un espacio público no estatal?, Buenos Aires, Ediciones Novedades Feminista, año 10, vol. 20, México.
Educativas. Levy, E. (2005), “Formación para el trabajo. Mirada crítica sobre las polí-
—— (1999), “La infancia como construcción social”, en Carli, S. (comp.), ticas públicas”, Novedades Educativas, Nº 178, “Los jóvenes y el traba-
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

De la familia a la escuela. Infancia, socialización y subjetividad, Buenos jo: desarrollo de competencias personales y sociales. Promoción de la
Aires, Santillana. salud”, Buenos Aires.
Chimiel, S. (1996), “El milagro de la eterna juventud”, en Margulis, M. y Lopes Louro, G. (comp.) (1999), O corpo educado. Pedagogias da sexualida-
M. Urresti, La juventud es más que una palabra, Buenos Aires, Biblos. de, Belo Horizonte, Ed. Autêntica.
Del Cueto, C. (2006), “Socialización infantil en countries y barrios cerra- Margulis, M. y M. Urresti (1996), La juventud es más que una palabra,
dos”, en Carli (comp.), La cuestión de la infancia. Entre la escuela, la Buenos Aires, Biblos.
calle y el shopping, Buenos Aires, Paidós. Morgade, G. (2000), Aprender a ser mujer, aprender a ser varón. Relaciones
Deleuze, G. (1996), Conversaciones, Madrid, Pre-textos. de género y educación. Esbozo de un programa de acción, Buenos Aires,
Dubet y Martuccelli (1998), En la escuela, sociología de la experiencia esco- Ediciones Novedades Educativas.
lar, Buenos Aires, Losada. Neufeld, M. R. y J. A. Tished (1998), “Los usos de la diversidad cultural
Duchatzky, S. (1999), La escuela como frontera: reflexiones sobre la experien- en la escuela: un balance al fin de tres años”, Buenos Aires, I Congreso
cia escolar de jóvenes de sectores populares, Buenos Aires, Paidós. Virtual de Antropología y Arqueología.
—— y C. Corea (2001), Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en Olson, D. (1988), El mundo sobre papel, El impacto de la escritura y la lec-
el declive de las instituciones, Buenos Aires., Paidós. tura en la estructura del conocimiento, Barcelona, Gedisa.
Dussel, I. (2005), Impactos de los cambios en el contexto social y organizacio- Ong, W. (1987), Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, Fondo de
nal del oficio docente, Buenos Aires, iipe-Unesco. Cultura Económica, México.
—— y M. Southwell (2004), “La escuela y la igualdad: renovar la apuesta”, Palermo, A. (1994) “El aprendizaje de roles sexuales en la escuela prima-
El monitor de la educación, Nº 1, v época, Buenos Aires, mect. ria”, en Palermo y Champs, Autoridad y roles sexuales en la familia y la
familia y la escuela, Buenos Aires, ceal.
Fitoussi y P. Rosanvallon (1997), La nueva era de las desigualdades, Buenos
Aires, Manantial. Ratier, H. (1974), Villeros y villas miserias, Buenos Aires, ceal.
Foucault, M. (1994), Hermenéutica del sujeto, Madrid, Ediciones La piqueta, Redondo, P. (2004), Escuelas y pobreza. Entre el desasosiego y la obstinación,
“La ética del cuidado de uno mismo como práctica de la libertad”. Buenos Aires, Paidós.
Fraser, N. (1997), Iustitia interrupta. Reflexiones críticas desde la posición Rubinelli, M. L. (2006), “Diversidad, interculturalidad y tarea docente”,
postsocialista, Bogotá, Siglo del hombre editores. Novedades Educativas, Nº 186, Buenos Aires.
Giroux, H. (1996), Placeres inquietantes, Madrid, Paidós. Svampa, M. (2001), Los que ganaron. La vida en los countries y barrios pri-
vados, Buenos Aires, Biblos.
Grup F9 (B. Gros, coord.) (2003), “La construcción del conocimiento a
través de los juegos de simulación: una experiencia con los sims”, Tadeus da Silva, T. (2001), Espacios de identidad. Nuevas visiones sobre el
Revista Comunicación y Pedagogía, Nº 191, <http://xtec.cat/~abernat/ currículo, Barcelona, Octaedro.
altres%20articles/sims.pdf>, consulta: septiembre de 2007. —— (1999), Documentos de identidad. Una introducción a las teorías del
Henderson, N. y M. Milstein (2005), Resiliencia en la escuela, Buenos currículo, 2ª ed., Belo Horizonte, Editorial Autêntica, “III. Las teorías
Aires, Paidós. post-críticas”.
Horkheimer, M. y T. Adorno (2004), Dialéctica de la ilustración. Fragmentos Tenti Fanfani, E. (2001), Sociología de la educación, Bernal, Universidad
filosóficos, Madrid, Editorial Trotta. Nacional de Quilmes, Cuadernos Universitarios 1.
Tiramonti, G. (comp.) (2004), La trama de la desigualdad educativa.
Mutaciones recientes en la escuela media, Buenos Aires, Manantial.
Urresti, M. (1999): “Paradigmas de participación juvenil: un balance his-
tórico”, en Balardini (comp.), La participación social y política de los
jóvenes en el horizonte del nuevo siglo, Buenos Aires, clacso.
Valenzuela Arce, J. M. (2005), “El futuro ya fue. Juventud, educación y
cultura”, Anales de la educación común, año 1, N° 1-2, Buenos
Aires.
Varela, J. y F. Álvarez Uría, (1991), Arqueología de la escuela, Madrid, La
Piqueta.
Wacquant, L. (2001), Parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a comien-
zos de milenio, Buenos Aires, Manantial.
—— (2000), Las cárceles de la miseria, Buenos Aires, Manantial.
Wagner, P. (1997), Sociología de la modernidad, Barcelona, Herder.
Wainerman, C. (2005), La vida cotidiana en las nuevas familias. ¿Una revo-
lución estancada?, Buenos Aires, Lumiere.
Zizek, S. y F. Jameson (1998), Estudios culturales. Reflexiones sobre el multi-
culturalismo, Buenos Aires, Paidós.

También podría gustarte